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D A Ñ O C O R P O R A L D A Ñ O C O R P O R A L El innovador programa de tratamiento para quienes se autolesionan K A R E N C O N T E R I O y W E N D Y L A D E R , P H . D . , con Jennifer Kingson Bloom Virgin Ink Press Chicago Este libro representa un conjunto de principios generales y una filosofía; debe ser considerado únicamente como una fuente de referencia y no tiene como fin sustituir al tratamiento individual médico y/o psicológico. No es equivalente, ni tiene la intención de reemplazar a cualquier supervisión profesional. Consulte a su médico antes de adoptar las sugerencias de este libro. Las autoras, S.A.F.E. ALTERNATIVES® y Virgin Ink Press se liberan de cualquier responsabilidad que surja directa o indirectamente del uso de este libro. Los nombres y las características que identifican a los pacientes han sido cambiados, salvo que se haya otorgado un permiso por escrito que permita lo contrario. Copyright © 2008 Karen Conterio, Wendy Lader y Jennifer K. Bloom Traducción realizada por Teneo Linguistics Company L.L.C. S.A.F.E. ALTERNATIVES® es una marca registrada de S.A.F.E. ALTERNATIVES L.L.C. Primera publicación en los Estados Unidos realizada por Hyperion, Nueva York, Nueva York, 10023 Copyright © 1998 Karen Conterio, Wendy Lader y Jennifer Kingson Bloom Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida de ninguna manera sin el permiso escrito de la empresa que lo publica. Impreso en los Estados Unidos de América. Para obtener más información, contáctenos a través de www.selfinjury.com o llame al 800 DON’T-CUT® (800-366-8288). Número de control de la Biblioteca del Congreso: 2008932370 ISBN13: 978-1-933930-05-3 ISBN: 1-933930-05-5 C O N T E N I D O Prefacio UN MENSAJE PARA LOS QUE SE AUTOLESIONAN: NO ESTÁN SOLOS ix Introducción 3 Parte Uno Daño Corporal Capítulo Uno QUé ES LA AUTOAgRESIóN 16 Capítulo Dos CóMO MARCAR LOS LIMITES: QUé ES NORMAL Y QUé NO 35 Capítulo Tres POR QUé LAS PERSONAS DECIDEN AUTOAgREDIRSE 62 Capítulo Cuatro LA RELACIóN CON EL ABUSO EN LA NIñEz Y LA LESIóN TEMPRANA 82 Capítulo Cinco EL CASO DE LA FRAgILIDAD BIOLógICA 96 Capítulo Seis DOLORES DE LA ADOLESCENCIA: EL ADOLESCENTE AUTOLES IONADOR 108 Capítulo Siete IMAgEN CORPORAL Y AUTOLESIóN 121 vi Contenido Capítulo Ocho LA CONEXIóN CON EL TRASTORNO ALIMENTICIO 137 Capítulo Nueve DETRÁS DEL MITO DEL “MACHO”: EL AUTOLESIONADOR MASCULINO 149 Capítulo Diez CARACTERÍSTICAS DEL AUTOLESIONADOR Y SU FAMILIA 158 Capítulo Once LO QUE DEBEN SABER LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA Y SUS ALLEgADOS 180 Capítulo Doce EL LADO MéDICO DE LOS AUTOLES IONADORES : DIAgNóSTICO Y PRESCRIPCIONES 197 Capítulo Trece LO QUE DEBEN SABER LOS TERAPEUTAS 209 Capítulo Catorce CLASIFICACIóN DE LOS AUTOLES IONADORES Y EL PAgO DE LOS TRATAMIENTOS 228 Parte Dos THE S.a.F.E. alTErNaTIVES™ proGraM Capítulo Quince POR QUé LAS VIEJAS CURAS NO FUNCIONAN Y POR QUé LAS NUESTRAS SÍ 243 Capítulo Dieciséis POR QUé Y CóMO DEBO ARRIESgARME AL CAMBIO 264 Capítulo Diecisiete CóMO PARTICIPAR EN S.A.F.E.: LA TRANSFORMACIóN 275 Capítulo Dieciocho LA EXPERIENCIA DE NUESTROS PACIENTES CON S.A.F.E. 329 Capítulo Diecinueve éXITO 332 Conclusión MENSAJE FINAL PARA QUIENES SE AUTOLESIONAN 362 Contenido vii Apéndice Alternativas S.A.F.E. Contrato Sin Daño Para Pacientes Internados 343 Alternativas S.A.F.E. Contrato Sin Daño Para Pacientes Externos 364 Diario De Control De Impulsos De Alternativas S.A.F.E. 347 Recursos 349 Bibliografía 351 Agradecimientos 357 Índice 359 PREFACIO U N M E N S A J E PA R A L O S Q U E S E A U T O L E S I O N A N : N O E S T Á N S O L O S Este libro es para todos aquellos que están preocupados por el fenómeno de la autolesión: familiares, terapeutas, profesionales del ámbito médico y los hacedores de las políticas. Pero es prin cipalmente para usted, el lector que se autolesiona. Tiende a sentirse desesperado y sin esperanzas, como si su problema fuera suyo y de nadie más, algo que nadie comparte con usted, ni lo entiende. Siente como si caminara por allí todos los días con algún secreto vergonzoso demasiado doloroso para discutirlo con alguien más, uno que nunca se irá. Le queremos mostrar que hay un camino diferente, una vida más significativa y productiva, que sí puede alcanzar. Llegar de aquí para allá no será fácil. Tendrá mucho trabajo. El romper con un patrón de conducta profundamente inculcado y altamente consolador podría llegar a ser uno de los retos más grandes de la vida, pero no es más grande que muchos de los otros retos a los que nos enfrentamos conforme entramos en la vida adulta. ¿No sería más fácil si alguien más tomara la responsabilidad, se hiciera cargo de su vida, lo mantuviera a salvo de usted mismo? ¿No sería lindo si alguien lo cuidara, para mostrarle cuanto se preocupa por usted? Desafortunadamente, no es una opción real para un adulto o un adolescente que está madurando. La mayoría de las personas que dejan que otros tomen las riendas en este sentido terminan resentidas por ser tratadas indulgentemente, como si fuesen niños. No existe nadie en la Tierra que pueda, o x Prefacio deba, o desee, salvarlo de usted mismo. Tendrá que hacerlo usted mismo, pero no por usted mismo. Si usted lo permite, existe una gran cantidad de recursos a su disposición y muchas personas que quieren ayudarlo. Recuerde, obtener ayuda no es igual a encontrar un salvador. Significa encontrar gente y recursos, como este libro, que le puede mostrar cómo obtener una forma de vida más saludable. Su trabajo consiste en dejarlos entrar. Rosa g., quien fue nuestra paciente, escribe “Ya no fue posible encontrar a nadie que se hiciera responsable por mí, por eso me acerqué al programa S.A.F.E. Ahora me llevo un nuevo comienzo. Tengo dirección. Tengo una lista de alternativas en lugar de autolesionarme. Tengo el deseo de utilizar estas alternativas. Algunas veces esto de ‘sentir’ es horrible, pero estoy más viva que nunca”. En este momento, lastimarse a usted mismo probablemente sea muy confortante. Algunas veces llamamos a la autolesión “el abrazo hiriente”, porque las personas lo utilizan para lastimarse y reconfortarse a la vez. La hoja de afeitar toma el lugar de un abrazo, un cumplido, el beso de la madre. Algo tan nutritivo y poderoso parece imposible de dejar. Sí puede dejarlo, pero debe estar de acuerdo en trabajar incansablemente y debe desear admitir su secreto a ciertas personas externas: un diario, un terapeuta, un amigo. Deberá confiar. Como lo dijo Rosa, “Confía aunque tus fibras te griten que no”. La línea final es que la autolesión se escoge y uno puede escoger no lastimarse al igual que escoger lastimarse. Nunca más tendrá que marcar su cuerpo con una cicatriz si no quiere. Le hablaremos de las opciones a las que se enfrenta, las emociones que lo invaden y las perspectivas que tiene hacia delante. Nuestros pacientes, aquellos en proceso de recuperación y aquellos que ya han visto una mejor vida después de salir de la autolesión, hablarán con usted. Esperamos demostrarle que lo puede hacer y que la recompensa lo vale. ¿Cómo te enterarás de que estoy sufriendo, si no puedes mi dolor divisar? Abrigarlo sobre mi cuerpo expresa lo que las palabras no pueden explicar. C. Blount D A Ñ O C O R P O R A L I N T R O D U C C I Ó N E n 1985, fundamos el primer tratamiento en el país dirigido específicamente a las personas que se lastiman a sí mismas. Nuestro programa se llama Alternativas S.A.F.E y proviene de la frase “Self Abuse Finally Ends” (Finalmente termina el autoabuso). La sigla en inglés significa “protegido” y ha sido comprobada como tal por cientos de pacientes a quienes hemos tratado. A través de los años hemos visto como se ha ido incrementando alarmantemente el número de personas que se sienten obligadosa manejar las frustraciones de la vida lastimando sus cuerpos. Utilizan para esto hojas de afeitar, fuego, cuchillos y una lista interminable de objetos, por lo general, herramientas caseras que son convertidas en armas. La creatividad que muestran nuestros pacientes al encontrar maneras de lastimar y deformar sus cuerpos es asombrosa, pero mucho más importante es la manera tan conmovedora de cómo todos se parecen: todos luchan con conflictos internos que aparentan ser demasiado inmensos como para que puedan lidiar con ellos. Los años de experiencia que tenemos con esta población poco entendida nos han llevado a desarrollar un amplio programa de ayuda para que las personas que se autolesionan dejen esa conducta y aprendan estrategias más efectivas para enfrentar esta situación. Es este programa, único entre los que conocemos, el que describiremos en este libro. Deseamos develar el misterio que envuelve a los pacientes autolesionadores, sus terapeutas y otras personas de la comunidad médica para que se sientan menos 4 Daño Corporal aterrados y menos amenazados por este comport amiento. Queremos que los autolesionadores, comúnmente llamados automutiladores o incluso idiomáticamente “cortadores”, utilicen este libro como base de su tratamiento y que sus doctores y familiares lo utilicen como apoyo en su recuperación. Nuestro esfuerzo está dirigido a enseñar a todos aquellos quienes están preocupados con este creciente problema, todo el conocimiento que hemos obtenido y la forma de aplicarlo. También queremos dejar un sólido mensaje de esperanza. Una de nosotras comenzó su carrera en el campo de las adicciones y la otra es psicóloga especializada en temas relacionados con la mujer. (Aunque la autolesión no es un tema exclusivo de la mujer, al menos el 90% de los pacientes de S.A.F.E. son mujeres). Cuando comen zamos a trabajar con autolesionadores a principios de la década de 1980, las personas se preguntaban si encontraríamos suficientes pacientes para nuestro programa. Hoy, el problema ha explosionado, ha pasado a ser un problema incluido en los ámbitos centrales y la autolesión se denomina como “la nueva anorexia”. Dentro de la tristeza que nos provoca ver a tantas personas luchar contra este síndrome, celebramos el hecho de que el público está cada vez más consciente y esperamos que la educación pública nos lleve a un entendimiento mayor de esta conducta y no tanto del estigma. También esperamos que las personas vean a la autolesión de la misma manera que nosotros, como una mala estrategia para enfrentarse a la vida que puede ser reemplazada por estrategias más sanas. Así como las drogas, el alcohol y otros hábitos dañinos pueden ser detenidos por personas con coraje y compromiso, de forma similar, la autolesión puede ser superada por personas que obtienen la ayuda terapéutica correcta y aprenden maneras más efectivas de manejar el estrés. Sanar no es fácil; requiere de autoreflexión y autoevaluación continua. Las razones por las que las personas se automutilan son frecuentemente las mismas razones que utilizan las personas que comen desmedidamente, se matan de hambre o toman drogas en exceso: están tristes, deprimidos, enojados, temerosos, aislados o cualquier combinación de estas razones. Como con cualquier compulsión, sobrellevar la autolesión requiere de mucho trabajo y de ahondar dentro de las motivaciones psicológicas de quien está sufriendo. Recomendamos mucho que los autolesionadores que lean este libro reciban el apoyo de un Introducción 5 psicoterapeuta como parte del tratamiento, y les explicaremos cómo encontrar al profesional que les sea de mayor ayuda. Los terapeutas encontrarán en este libro recomendaciones sobre técnicas de intervención que hemos encontrado muy útiles. En el momento inicial cuando los pacientes llegan a nosotros, ellos consideran que su problema es un secreto vergonzoso, el cual haría que cualquier persona retroceda del horror. Al utilizar las herramientas terapéuticas que describiremos, nos enfocamos en mostrarle a quienes sufren que la autolesión es un problema psicológico muy serio, mas no es una imputación criminal sobre la persona que sufre este problema. De la misma forma en la que nosotros mostramos empatía hacia nuestros pacientes y la razón de su sufrimiento, esperamos poder mostrar a los autolesionadores como ellos pueden tener compasión por ellos mismos. Para las personas no familiarizadas con la autolesión, esta conducta les puede parecer muy extraña, molesta o monstruosa como para ser comprendida. Intentaremos probar lo contrario. No podríamos ir al trabajo todos los días e interactuar con docenas de autolesionadores si no supiéramos que ellos pueden mejorar, que sus vidas pueden mejorar radicalmente y que nosotros podemos ser parte de esta recuperación. Los autolesionadores pueden y se recuperan, aunque no a través de los sistemas médicos tradicionales. Si bien los medios y la comunidad médica creen que acaban de descubrir la autolesión, se tiene documentado este fenómeno desde tiempos bíblicos. Marcos 5:5 se refiere a un hombre poseído por el demonio que “día y noche estaba gritando y cortándose a sí mismo con piedras”. Una secta religiosa de la Edad Media conocida como “los flagelantes” vagaron por Europa, azotándose con nueve ramales, para intentar reparar los pecados de la sociedad y acabar con la gran plaga que destruía el continente. Las manifestaciones de autoagresión, como rituales, ritos o para complacer a los dioses, han existido en casi todas las culturas y las épocas. Cuando la preocupación nacional acerca de la delgadez y la adaptabilidad dieron vida a la anorexia y la bulimia a lo largo de dos décadas, también una compleja mezcla de factores sociales y culturales ayudaron a producir esta creciente ola de autolesionadores. Este síndrome se ha mostrado en una forma apabullante durante los últimos años: se ha asentado en escuelas, 6 Daño Corporal universidades, cárceles y otros sectores de la sociedad, en los cuales se solidifica y deja marcas perdurables. En Hollywood, celebridades como Rosseanne y Johnny Depp han expresado en público haber tenido que luchar contra este problema. La princesa Diana de gales, antes de su prematura muerte, dijo en televisión que se había cortado a sí misma deliberadamente varias veces. Una nueva biografía de Alfred Kinsey, investigador sexual, reveló que él también estaba relacionado con actividades autolesionadoras, incluido un intento de circuncidarse a sí mismo. Hace trece años, cuando fundamos S.A.F.E., la autolesión apenas era conocida. En ese entonces nuestros hijos rutinariamente hubieran sido catalogados como suicidas, psicópatas o maníaco- depresivos. Ahora nuestros teléfonos no paran de sonar con personas que están preocupadas acerca de su conducta y no nos es posible admitir ni a la mitad de los pacientes que quieren inscribirse en el programa. La demanda está presente, pero la oferta de tratamientos es terriblemente limitada. ¿Cómo habrá crecido tan rápido esta conducta tan curiosa en un tiempo tan corto? Creemos, claramente, que el contagio jugó un papel importante. La exposición del problema en los medios, aunque estos medios contribuyen de gran manera a que el cuidado necesario llegue a los autolesionadores, tal vez también inadvertidamente hayan introducido en las personas ideas que antes no tenían. Los grupos musicales ahora cantan temas relacionados con la autoagresión y hasta los programas de televisión más populares como Beverly Hills 90210 y Siete en el paraíso han expuesto este problema. Más significativamente, las personas tienden a sugestionarse entre ellas, particularmente los adolescentes que están desesperados por encajar entre sus compañeros , ahora nosotros escuchamos cada vez más y más relatos de autolesionadores que copiaron esta conducta de un compañero de clase, un hermano o de alguna persona que conocen. Sin embargo, debemos agregarque el típico adolescente o adulto bien adaptado no es quien está propenso a encontrarse con alguien que le sirva de modelo de autoagresión. En cambio, es la persona psicológicamente vulnerable quien puede aferrarse a algo que ve como novedoso y como una estrategia para manejar agonías preexistentes. Introducción 7 E L S U R g I M I E N T O D E J ó V E N E S A U T O L E S I O N A D O R E S El ser “rudos” y rebeldes ha sido siempre una característica de la adolescencia; cuando los jóvenes adoptan una tendencia cultural piensan que molestará a sus aburridos padres. Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron acaparadas por los “hippies”, que en su tiempo parecían amenazadores, pero en retrospectiva parece que dejaron un benévolo mensaje de paz y armonía. El uso de las drogas fue su lado malo. La década de 1980 presentó un gran número de diferentes “apariencias”, más notablemente los paradigmas que escalaban la naturaleza sexual de la mujer, como los paradigmas de La Chica del Valle y La Chica Material. Mientras que estos ideales indignaban a los tradicionalistas al enfatizar el lado sensual de las jóvenes, las tendencias le dieron mucho valor al cuidado del cuerpo y a la apariencia. Por cierto, las jóvenes pasaban mucho tiempo escogiendo la ropa, las joyas, el peinado y el maquillaje que mejor les luciera para ir a un concierto de Madonna. La década de 1990 trajo el “grunge” (apariencia descuidada y sucia). Nosotros creemos que una de las razones por las que la autolesión se ha apoderado de tantos adolescentes es la apariencia desarreglada que venera nuestra cultura joven: los pantalones súper grandes, camisetas rotas, cabello desarreglado, tatuajes y aretes por todo el cuerpo que parecieran decir “No me siento bien conmigo mismo”. Cuando los adolescentes empiezan a vestirse de esa forma y a mantener esa “actitud”, parece más fácil que empiecen a autoagredirse. Ya están acostumbrados a usar la apariencia externa para comunicar que su identidad está en conflicto; ciertamente, el cuerpo y sus adornos parecen ser los responsables de todos sus dilemas acerca de la vida y las relaciones. Aquí en S.A.F.E., hemos visto adolescentes que se han grabado en sus cuerpos palabras vulgares o notas denigrantes acerca de ellos mismos y sus cuerpos. Las más comunes son Gordo y Feo. El “grunge” no desaparece cuando las personas dejan la adolescencia. En su lugar, se transmite lo que hemos etiquetado “la cultura del feo”, en donde las personas de veinte años y más deliberadamente se laceran a ellas mismas de una manera que no solo los adultos repelen sino también algunos de sus contem poráneos. Mire las áreas universitarias o comunidades de mujeres normales 8 Daño Corporal y jóvenes, ¿qué es lo que ve? Mujeres que se pintan el cabello de rosa o verde, se visten de negro de pies a cabeza con zapatos con metales, aretes en la nariz y en el ombligo. La ropa colgada disfraza sus cuerpos y sexuali dad; el maquillaje y los accesorios tienen la intensión de causar disgusto, de repeler. Nosotros vemos esta tendencia “del feo” como parte de una ansiedad muy intensa y una reacción en contra de las presiones sexuales que tienen nuestros jóvenes. La publicidad, la televisión, las películas y hasta los comentarios en forma de juego de los adultos parecen empujar a los niños a comportarse sexualmente a una temprana edad. No necesariamente a tener sexo, aunque parece que la pubertad está llegando cada vez más temprano en cada generación, pero para entender la tensión sexual entre los géneros y a comportarse adecuadamente. “El feo”, según nuestro punto de vista, es un esfuerzo inconsciente de los jóvenes para protegerse a sí mismos de la sexualidad prematura. La autolesión es una patología extrema de esto. La tarea del adolescente es dejar la niñez y empezar a lograr su independencia y su identidad adulta. Los rituales de paso ayudan a definir el proceso y a guiar esta metamorfosis. A medida que el número de ritos de paso estructurados de la sociedad disminuye, algunos adolescentes llenan la falta de estos con la autolesión. Este comportamiento se vuelve una característica de independencia y un símbolo de separación. Si la autolesión es un ritual de paso, con seguridad es un ritual que ha sido creado para demandar el máximo de atención. Es una forma de afiliarse a una cultura de personas que se sienten discriminadas y “feas”, y al mismo tiempo, es un jalón manipulador a cualquiera que se supone debiese cuidar de ese joven. Janell Hart, psicóloga de planta en S.A.F.E., generalmente encuentra que los adolescentes se comportan más energúmenamente cuando tratan de comunicarse con sus padres, al elevar cada vez más el comportamiento dañino visible. Algunos de ellos pasan de los desórdenes alimenticios a la autolesión, con el doble objetivo de obtener una respuesta de los adultos y de repeler a las personas con gestos de enojo y desafiantes. La Dra. Hart define la actitud de los adolescentes rebeldes y autolesionadores de la siguiente manera: “¿Ya viste mi pelo rosa?” “¿Qué te parece el arete en el ombligo?” Es una forma de ser ofensivos. Introducción 9 La Dra. Hart comenta que los comportamientos considerados como atroces hace veinte años según los adultos, ahora ya no les provocan ni un gesto y que sus pacientes adolescentes están siempre en busca de algo que provoque horror. Ella dijo: “En la década de 1960, traer el pelo largo y usar ropa holgada provocaba sorpresa. Ahora eso ya no sorprende”. Nuestros pacientes adolescentes siempre se quejan de que prácticamente nada de lo que hagan llega al nivel de provocar la atención de sus padres, entonces ¿qué importa si se autolesionan? Muchos de los autolesionadores adultos tienen los mismos sentimientos acerca de las personas en sus vidas y hasta dónde tienen que llegar para lograr la atención de los otros. M U J E R E S A D U L T A S Como tantas amas de casa que se convirtieron en alcohólicas en la década de 1950 por el aburrimiento que les causaba el permanecer siempre en casa, las mujeres de ahora están cayendo en la autolesión para enfrentar todas las presiones. Primero, está el mito de la súper mujer. La mujer tiene que hacer todo, desde trabajar para ganar dinero hasta atender la casa y los niños. Estudios tras estudios han demostrado que aun después de que miles de mujeres han formado parte de la fuerza laboral, los hombres no están tomando su lugar en la casa. Hasta el “privilegio” de trabajar se ha añadido a las cargas de la mujer en lugar de reemplazar una serie de tareas por otras. Además, las injusticias psíquicas de la mujer trabaja dora son exacerbadas por las primorosas etiquetas de los fenómenos laborales que les impiden avanzar: la carrera maternal (“The Mommy Track”) y la barrera de cristal (“The glass Ceiling”). A veces parece que las mujeres nunca podrán ganar en el medio ambiente de la cultura de hoy. A pesar de los progresos de la liberación femenina y otros factores, todo lo femenino está aún denigrado y es “menos que” lo masculino. A pesar de los cambios sociales y económicos que han dado a la mujer independencia financiera, los cambios emocionales y actitudinales están rezagados. Todavía se espera que las mujeres sean las responsables de las pesadas tareas domésticas, y serán tomadas a menos si no pueden llevarlas a cabo 10 Daño Corporal al mismo tiempo que mantienen un puesto laboral. Los hombres nunca cuestionan este arreglo, desde niños en esta cultura lo han visto como trabajo de la mujer. La crianza de los hijos es vista como una tarea fácil con poca importancia. Esta actitud se demuestra a sí misma en el incremento de los comportamientos autodestructivos de nuestros hijos y entre las mujeres mayores cuyas voces son sofocadas, aunque se espere mucho más de ellas. F U E R z A S C U L T U R A L E S Algunas veces nos preguntamos qué hay en la cultura que fomenta la autolesión y apuntamos hacia algunos fenómenos:La sociedad se vuelve cada vez más desagregada. � La comunidad extendida, abuelos, tíos, tías, vecinos, está raramente disponible para dar apoyo diario a los padres en la crianza de sus hijos. Esto pasa general mente entre caucásicos, de donde estadísticamente surge la mayoría de los autolesionadores. Los parientes pueden llegar a vivir a miles de kilómetros de distancia unos de otros. Las personas se mueven rápidamente haciendo relaciones más transitorias con vecinos y amigos. El colapso de la familia extendida y la creciente soledad de � los individuos le ha dado a las personas, especialmente a Los niños modernos deberán crecer confiando muy poco en palabras, expresiones verbales y en la exploración verbal de sus pensamientos y sentimientos. Ellos dependerán más del “hacer” que del “decir”. La tecnología ha exacerbado esta tendencia, enviándonos a solas por diferentes lugares dentro de nuestros propios caparazones motorizados o sentándonos a solas enfrente de las pantallas de nuestra computadora privada. � Para nosotros hasta la comida rápida es muy lenta y los comerciales de televisión son muy largos. Al extender este concepto, cualquier sentimiento o experiencia incómoda debe ser atendida inmediatamente, debe ser “expresada” a través de cierto tipo Introducción 11 de acción o conducta que ofrezca alivio inmediato y palpable. Cualquier persona que se sienta deprimida o ansiosa toma una píldora de venta libre, toma un trago o come un paquete de papas fritas. � En las últimas dos décadas, las perversiones sexuales, la cleptomanía, los incestos, las compras compulsivas, los juegos de azar y la autolesión están incrementándose según las estadísticas. Cualquier persona que vea en la televisión los programas de panelistas, de verdad creerá que el ser considerado disfuncional tiene algo de glamoroso, y la palabra disfuncional ni siquiera era muy usada hace una década. Vivimos en una implacable cultura enfocada en el cuerpo, � y donde estamos motivados por una cultura imperativa que cosas. Los medios nos han saturado con mensajes de cómo podemos sentirnos mejor con nosotros mismos, modificando la forma, contornos o apariencia de nuestros cuerpos. Estamos llamados a subirnos al tren del “fanatismo por estar en forma”, a hacer dieta, ejercicio vigoroso, a cambiar nuestras caras y estructura de nuestros huesos con cirugía estética; cambiar nuestro color de cabello en el salón de belleza y nuestro color de piel en la cama de bronceado; y a usar una gran variedad de lociones, cremas y ungüentos para resaltar nuestra belleza. Los adornos y las decoraciones para el cuerpo son el principal medio de nuestra cultura para autoexpresarse: si uno entra a un cuarto lleno de mujeres adolescentes escuchará que solo hablan de lo más novedoso en ropa, arte del cuerpo y tatuajes. Persistentes y debilitantes prejuicios de género están llevando � a las mujeres hacia extremos emocionales más severos que nunca. La autolesión es solo un ejemplo de hasta dónde llegan las mujeres por expresar su frustración, miedo y enojo. Así lo hace notar Mary Pipher en su muy popular novela, Revivir a Ofelia, y culpan de estas dificultades a la cultura de “dañar a las niñas”. Dado que un mayor número de padres trabaja fuera de la � casa, se ha convertido en la norma que los niños se queden 12 Daño Corporal solos en casa, después de no recibir más el cuidado de las guarderías diurnas, niñeras y nanas. Son cada vez más los niños criados por perfectos extraños en lugar de que lo hagan miembros de la familia y conforme van entrando en la adolescencia, los niños literalmente se cuidan solos y dirigen sus miradas en busca de la guía de sus pares quienes están tan perdidos como ellos. Estas observaciones no son acusaciones para las madres trabajadoras ni para los que cuidan a los niños. Al contrario, vemos ahora con más frecuencia a autolesionadores cuyas madres no trabajan. El punto aquí es que las familias se están atomizando, cada persona se está valiendo por sí misma y la aceptación y la comprensión de esto están penetrando dentro de nuestra cultura. Las actividades comunitarias y el espíritu del barrio se están reemplazando por comidas de microondas para una sola persona y pasatiempos solitarios como juegos de computadora y la Internet. Las personas que están aisladas ya sea física o mentalmente tienden a mirar hacia su interior. Si estas personas son inicialmente frágiles o han llevado una vida de carencia emocional, la soledad pareciera ser una gran carga insostenible. De esta manera, se hace más fácil entender por qué se sienten atraídos a usar sus cuerpos como tableros de anuncios de sus frustraciones y sentimientos que han sido ignorados. E L S I g N I F I C A D O D E L A P I E L L A S T I M A D A Desde que los seres humanos han existido, han utilizado su piel para comunicar su identidad, estatus y muchas otras cosas más. Muchas culturas, primitivas y modernas, han utilizado marcas de sus tribus para unir su comunidad y obtener un sentimiento de pertenencia. Por ejemplo, las tribus nativas americanas desarrollaron rituales elaborados con decoraciones faciales, marcas y cortes; las mujeres de la India denotan su fe con un lunar rojo en su frente; algunas personas africanas son conocidas por sus tatuajes distintivos, sacrificios y caras pintadas. Hoy en día, en nuestro trabajo vemos este fenómeno en los Estados Unidos, donde los miembros de pandillas de los barrios Introducción 13 bajos de las ciudades muestran su afiliación con tatuajes, ropa distintiva, aretes en el cuerpo y otros medios. Esta cultura se ha extendido entre los hijos de la clase media de los suburbios que tratan de imitar la apariencia de moda de los barrios pobres. Por sobre otros segmentos de la sociedad, el arte en el cuerpo, tatuajes y aretes, pueden difundir cualquier asunto, ya sea desde las inclina ciones políticas que tiene una persona hasta su orientación sexual, de la misma forma que lo hace una calcomanía en el parachoques de un automóvil. Nuestros pacientes generalmente nos dicen que sus cicatrices dicen la historia de sus vidas. Cada cicatriz representa un evento importante en particular que el paciente no quiere olvidar. Uno de nuestros pacientes se lo describió a un reportero del periódico New York Times de la siguiente manera: “Tengo cicatrices físicas… muestran que mi vida no es fácil. Puedo mirar algunas cicatrices y pensar, ‘Se lo que pasó’, tienen una historia. Tengo miedo que desaparezcan”. La determinación y el éxito de nuestros pacientes nos inspiran cada día. Esperamos que se lleve este mismo mensaje. PARTE UNO D A Ñ O C O R P O R A L CAPÍTULO UNO ¿ Q U É E S L A A U T O G R E S I Ó N ? A shley P. tiene dieciséis años. Cuando su padre, un alcohólico crónico, le grita durante una de sus borracheras y su madre solo se para a su lado quieta, se marcha a su habitación y empieza a cortar sus brazos con una hoja de afeitar. Ashley es una exitosa estudiante de preparatoria que llama a la autolesión “el amigo al que puedo recurrir a cualquier hora del día”. Ella dice que es más fácil y confortable ponerse un arete en la piel y sacarse sangre que enfrentar a las personas y a las emo ciones que la angustian. Donna W. tiene cuarenta y seis años. Ella tenía dieciséis años cuando su segundo marido, un oficial de policía, comenzó a tener relaciones extramaritales y decirle a Donna que ella ya no le gustaba porque estaba gorda y se había cortado el pelo. Donna empezó a raspar la piel de sus brazos con las uñas y muy pronto ya estaba utilizando un afilado desarmador. Donna, que tiene un trabajo de mucha responsabilidad como técnica de radiografía, se llama a sí misma “débil e insegura”, y “fea y gorda”. Aunque ha tenido éxito profesional y ha criado a dos hijos, uno de ellos a punto de graduarse de la universidad, se siente muy mal con ella misma y constantemente envidia a las personas quepueden acercarse de forma amigable y abierta. Hace cuatro años empezó a lastimarse más seriamente utilizando instrumentos más afilados y descargando pinchazos en la parte alta de sus caderas. Donna se siente entumecer con el dolor, el cual según lo que ella dice, saca hasta sus más insensibles recuerdos y emociones. “Tengo ¿Qué Es La Autogresión? 17 miedo de dejar este comportamiento, porque de alguna manera me permite permanecer bajo control”, escribe en su diario. Donna y Ashley no son monstruos. Son personas comunes y corrientes como las que usted y yo nos encontramos día a día. Son también representantes de una población explotada, muchas de ellas mujeres, que utilizan la violencia en contra de ellas mismas para manejar las emociones de la vida. Algunos se vuelven alcohólicos, narcodependientes o adictos a otras sustancias destructivas. Sin embargo, para más y más personas el consuelo proviene de hojas de afeitar, cuchillos, tijeras y otras herramientas caseras que utilizan para tallar en su cuerpo expresiones físicas de su angustia. Según la opinión mayoritaria, la autolesión ha desplazado rápidamente a los desórdenes alimenticios y se ha convertido en la enfermedad mental y física más seria que enfrenta nuestra sociedad. ¿Qué es la autolesión? La definimos como la mutilación deliberada del cuerpo o parte del cuerpo, no con el propósito de cometer suicidio pero como una forma de manejar las emociones que parecen ser demasiado dolorosas para ser expresadas con palabras. Esto incluye, cortar la piel o quemarla, o hacerse moretones a través de un accidente premeditado. También incluye, rascar la piel hasta que sangre o interferir en la cicatrización de heridas. En casos más extremos, los autolesionadores se rompen huesos, se amputan sus propios dedos, comen sustancias venenosas o se inyectan toxinas. Si dejamos a un lado los ejemplos más dramáticos, hay aspectos del síndrome que son comunes en las personas “normales” y entre las personas con desórdenes más ligeros. La autolesión engloba una diversidad de conductas, algunas de ellas no muy distantes de las estrategias utilizadas por la población sana para sobreponerse al estrés. ¿A cuántas personas conoces, incluyéndote a ti mismo, que se comen las uñas, se aprietan las espinillas o se rascan las picaduras de mosquitos hasta que sangren? ¿Dónde se cruza la línea entre las cosas inofensivas que las personas hacen a sus cuerpos y aquellas que ameritan recibir atención más seria? 18 Daño Corporal T I P O S D E A U T O A g R E S I ó N Quemarse o cortarse la piel es el tipo de autolesión más común. Algunas personas que se autolesionan, rascan o “dibujan” delicados trazos como telarañas en su piel, para ello utilizan hojas de afeitar, cuchillos, pedazos de vidrio o algún otro instrumento afilado, hasta una tapa de un bolígrafo o las tarjetas de crédito. Los parientes que tratan de ayudar al autolesionador retirando todos los objetos afilados se sorprenden de cuán creativas son estas personas y la forma en la que pueden convertir, en un abrir y cerrar de ojos, cualquier objeto en un arma. Los cortes en la piel que realiza un autolesionador varían en intensidad, desde una picadura superficial hasta un boquete. Algunas personas hacen perforaciones circulares en la piel, ya sea en los senos, el estómago, las caderas y los genitales. Muchos autolesionadores empiezan por cortar partes del cuerpo que las otras personas no pueden ver; posteriormente, llegan al punto donde no pueden controlarse y se cortan en lugares más obvios. Algunas veces se tallan nombres en la piel, como gordo y feo, para proyectar sus sentimientos acerca de ellos mismos al mundo; pinchan la costra y reinsertan el cuchillo cuando la piel debajo de estas heridas empieza a sanar. Visten con mayor frecuencia ropa de manga larga y pantalones largos para camuflar las heridas. Muchas personas pasan de cortarse a quemarse, al darse cuenta de que necesitan lastimarse más severamente para sentir el mismo alivio, la misma “satisfacción” de dolor. Algunas personas utilizan distintos instrumentos cortantes, navajas, cuchillos, vidrio afilado, uñas, y otros confían en una sola herramienta. Cerca del 75 por ciento de los agresores utilizan más de un solo método. Las autolesiones pueden incluir: Cortaduras en la piel � golpes a sí mismos � Extracción excesiva de cabellos � golpes en la cabeza � Raspones en exceso � Morderse a sí mismos � Quemarse � Interferencia durante la cicatrización de las heridas � Rotura de huesos � ¿Qué Es La Autogresión? 19 Morderse los labios, la lengua, las yemas de los dedos � Extracción del núcleo del ojo (extirpación) � Amputación de un miembro, senos, dedos, genitales � Despellejamiento facial � Ingestión de objetos tóxicos o filosos � Muchos agresores desarrollan una rutina o patrón de autolesión que planean y llevan a cabo con regularidad. Otros llevan a cabo sus actividades sin orden, en cuanto un sentimiento difícil los mortifica. Los autolesionadores nos dicen que esconden las hojas de afeitar en sus casilleros de la escuela, en las mesas de noche y en la guantera del coche para no estar “sin ellos” cuando les llegue la urgencia; algunos dicen que a veces deben recurrir a golpear las paredes o sus cabezas con el piso cuando no tienen acceso inmediato a una arma potencial. Hemos visto pacientes cometer los actos más terroríficos en contra de sí mismos. Una mujer metió ganchos para colgar pescados en su vagina y otra se puso un cuchillo en este mismo lugar y lo mantuvo allí, pensando que podía así rechazar una violación. Una paciente, enfermera de profesión, se inyectó el virus del VIH y más tarde murió de SIDA; otro paciente que se había amputado el dedo gordo del pie estaba deseoso de enseñarnos el muñón. Una mujer cuya historia encontrará más adelante en este libro se inyectó orina en sus oídos y untó sus quemaduras y cortaduras con su propio excremento para infectarlas. Otra mujer, también enfermera profesional, come excremento de gato y lo unta en su cara y dentro de su nariz. También ha mojado sus pantalones con gasolina y se ha prendido fuego. Los autolesionadores mantienen una gran variedad de puntos de vista sobre su conducta. Muchos están de acuerdo en que es una conducta dañina, pero se sienten incapaces de pararla debido al consuelo que les proporciona. Algunos están orgullosos de sus “logros” y lo artístico de sus heridas. El mensaje que creen estar enviando es: “Puedo soportar cualquier cosa. Soy la persona más ruda de este lugar”. Lucen sus heridas como campos de batalla y símbolos de la guerra emocional que han estado luchando con el mundo exterior. Las distorsiones en su pensamiento son complejas y multifacéticas; un paciente puede ingresar a nuestro programa con su miembro casi amputado y decirnos: “No soy tan malo como los demás”. Por otro lado, algunos pacientes dicen que están 20 Daño Corporal avergonzados de sus cicatrices y desean poder hacerlas desaparecer mágicamente de sus cuerpos. El comportamiento de los autolesionadores llama la atención del sistema médico y se le ha dado diferentes etiquetas diagnósticas: depresión mayor, psicosis, trastorno de personalidad múltiple, trastorno bipolar (maníaco-depresivo) o trastorno de personalidad límite. Esta última categoría es lejos, el síndrome más frecuentemente diagnosticado. Los “limítrofes” se caracterizan por sus rápidos cambios de estado de ánimo, dificultad para mantener amistades, sensibilidad emocional y problemas impulsivos. Son jugadores compulsivos, rateros o borrachos ya que tienen problemas al regular sus emociones. Estos diagnósticos pueden o no estar correctos, de acuerdo con el autolesionador como individuo. Reflejan la lucha de la comunidad médica y psiquiátrica por entender este comportamiento tan terrorífico y místico al colocarlo en un contexto conceptual más fácil de entender. Pero lo que hemos logrado reconocer es que existe un grupode autolesionadores que nunca ha llamado la atención de la comunidad médica, ni ha tenido intervenciones de salud mental. Ya que estos autolesionadores han sido capaces de vivir una vida normal, han permanecido escondidos por mucho tiempo de la sociedad; cualquier esfuerzo por ayudarlos se ha enfocado básicamente en el tratamiento médico de las heridas y no en el cuidado holístico de la persona y sus problemas psicológicos. Sus síntomas son muy distintos de aquellos autolesionadores con problemas más severos: a pesar de que el autolesionarse consume sus pensamientos, el comportamiento no se ha apoderado por completo de su existencia diaria y las heridas que se hacen no son tan letales ni horrendas. Una de las psicólogas de nuestro personal, Janell Hart, ha identificado a cientos de estos lesionadores al buscar a través de Internet. Mientras que sus problemas parecen ser menos severos que los de aquellos pacientes que tratamos, creemos que estas personas conforman la gran mayoría de quienes conforman la silenciosa “epidemia” de la autolesión. ¿Qué Es La Autogresión? 21 “ U N A C T O D E A U T O A Y U D A ” Mientras que algunos de los autolesionadores provienen de hogares ricos, la gran mayoría creció bajo desgarradoras circunstancias. Muchos de ellos fueron abusados en forma psicológica, sexual o emocional, o tuvieron padres que ignoraron sus necesidades básicas. Muchos son hijos de alcohólicos o de personas con enfermedades mentales que actuaron negligentemente con ellos y los atormentaron. Otros crecieron en familias muy rígidas donde la expresiones emocionales eran sofocadas, o en familias donde imperaban las formas de pensar de estilo religioso o militar en la vida cotidiana, o donde cada movimiento era supervisado o criticado por un tormentoso y entremetido padre. Del otro lado del espectro, algunos autolesionadores crecieron en hogares donde había muy poca o nula guía de los padres o vinculación emocional. Si existiera una persona “típica” que se autolesiona, ésta sería una mujer blanca, de clase media con inteligencia por arriba de lo normal que comenzó a autocortarse en la adolescencia. Ella tiene baja autoestima y puede ser que sufra depresiones. Tiene problemas al relacionarse con los demás y al intentar relaciones formales. A pesar de su inteligencia y educación, tiene dificultad para articular sus pensamientos y sentimientos, y tiene una necesidad insaciable de amor y aceptación. Esto ocurre porque ella no internalizó habilidades de cuidado y protección positivas a través del ejemplo proveniente de sus padres, esta mujer no se cuida a sí misma y siente que es una mala persona que no “merece” comodidades o lujos. Al no haber adquirido habilidades claramente bien adaptadas e internalizadas para poder calmarse a sí misma o para controlar el estrés, la persona que se autolesiona confía en la acción, no en fantasías, pensamientos o palabras, para obtener alivio de cualquier sentimiento o pensamiento no muy cómodo. Irónicamente su meta es terminar con el dolor que siente su cabeza, aunque para ello tenga que atacar a su cuerpo. Sus emociones llegan a un punto máximo; siente que va a “explotar” si no deja salir la tensión; apenas siente la conexión entre su cuerpo y ella misma. La navaja corta su piel y la sangre empieza a brotar, y se lleva consigo todo el veneno, la furia y la autocompasión que quien se lesiona siente dentro de sí. El sentir la incisión y el sentimiento de estupor subsiguiente traen 22 Daño Corporal confort y alivio; esta persona se siente “completa” otra vez, con los pies en la tierra. Aunque parezca muy extraño a quien no se ha iniciado en estas prácticas, la autolesión representa un intento que realiza una persona que tiene pocas habilidades para lidiar con problemas para “proporcionarse cuidados maternales a sí misma”. Al tener que funcionar sin tener un paradigma de cuidado paternal, esta persona se siente sola y aterrada, sin esperanza de que llegue una presencia consoladora para “que todo esté bien”. El cuidado físico se ha transformado en daño físico; la hoja de afeitar se convierte en la persona que proporciona cuidados, un sustituto frío, pero que está a mano, para recibir los abrazos, besos o las caricias de amor que tanto desea. “Habitualmente, la automutilación se debe tomar como un acto que tiene un propósito, aunque malsano, es un acto de autoayuda que permite que el sujeto vuelva a tener contacto con la realidad”, escribe Armando R. Favazza, profesor y director adjunto del departamento de psiquiatría de Columbia de la Escuela de Medicina de la Universidad de Missouri, en la revista especializada “Hospital and Community Psychiatry”. El Dr. Favazza que ha colaborado con nosotros en el ámbito de la investigación y es uno de los principales expertos en autolesión del país, cree que el “acertijo” del por qué se autolesionan los pacientes no está completamente develado aún. ¿ Q U é T A N g R A N D E E S E L P R O B L E M A ? Por razones que son difíciles de precisar, la autolesión se ha infiltrado en los Estados Unidos y todos los indicadores muestran que está creciendo. El síndrome tiene una mayor prevalencia de la que muchas personas imaginan y aún más, este síndrome es mal diagnosticado y la cantidad de casos que son informados es exageradamente baja. Las cifras estimadas más precisas que tanto nosotros como otros expertos hemos logrado configurar, sobre la base de estudios y observaciones clínicas, estiman que 1.400 personas de cada 10.000 de la población en general están implicadas en algún tipo de autolesión. En una encuesta realizada a 245 universitarios se encontró que el 12 por ciento admitió haberse dañado a sí mismo deliberadamente. ¿Qué Es La Autogresión? 23 La autolesión no es un fenómeno nuevo, se ha documentado desde tiempo bíblicos y, virtualmente, en todas las culturas y las épocas, pero sin duda ha marcado cual si fuese una tormenta los últimos años de la década de 1990. Durante estos años, la autolesión se ha consolidado en las escuelas, universidades, cárceles y otros sectores de la sociedad que han dejado marcas perdurables; sin embargo, el número de personas entrenadas o con experiencia en este problema tan amenazador es alarmantemente pequeño. La autolesión no tiene límites geográficos, culturales o sociales. Desde las escuelas preparatorias de los campos de maíz en el corazón de América hasta los pasillos pulidos de las escuelas privadas de la elite de Nueva York, maestros y consejeros han informado un alarmante aumento en el número de estudiantes que llegan a sus clases con cicatrices. Los servicios de salud mental de las universidades están llenos de pacientes que muestran estos síntomas. Los informes médicos sobre autolesión se están elevando. Psiquiatras y doctores a través de todo el país se han visto sorprendidos por el número de pacientes, muchos de ellos adultos altamente funcionales, que han confesado tener este tipo de conducta. Algunos han llegado a lastimarse en secreto, temerosos a confesar algo considerado tan perturbador y denigrante. Mientras que la anorexia, el alcoholismo y otros problemas compulsivos están saliendo a la luz, parece que aún la autolesión es un tema que se mantiene en silencio en la mayoría de los círculos. El Dr. Favazza dijo en una entrevista televisiva que esto se debe al estigma de “tantos individuos que se lastiman a sí mismos y no saben qué hacer al respecto”. “Tienen miedo de avisar a otras a personas lo que les pasa. Tienen miedo de venir y recibir tratamiento”. El Dr. Favazza escribe en “Hospital and Community Pychiatry” lo siguiente: “A pesar de la frecuencia de la automutilación, los intentos para entenderla se han visto impedidos por las actitudes sociales negativas. Las personas comunes generalmente perciben la automutilación como repulsiva y sin propósito, mientras que los profesionales en el ámbito de la salud mental se enfocan con frecuencia ensus propios sentimientos tanto de impotencia ante la situación, como sentimientos de “desgarramiento” o de “chantaje emocional” por parte de los pacientes que se hieren a sí mismos en forma deliberada. Los pacientes con necesidad de atención médica confesarán que realizaron un intento de suicidio porque ya 24 Daño Corporal aprendieron que los médicos y las enfermeras pueden reaccionar con enojo o de forma inapropiada ante la automutilación. Por ejemplo, ellos pueden realizar suturas sin utilizar anestesia”. Existe una fuerte correlación entre la automutilación y otros tipos de comportamiento; un buen número de nuestros pacientes (aunque no todos) abusan del alcohol o de las drogas y un gran número de ellos sufren trastornos alimenticios. Unos pocos terminan sus vidas a través del suicidio, aunque luchan contra este tipo de pensamientos. Casi ninguno ha herido a otras personas más que a sí mismos. El Dr. Favazza a través de una serie de estudios ha llegado a las siguientes conclusiones: Tipo de población porcentaje que también practica la automutilación Bulímicos 40.5 Anoréxicos 35.0 Pacientes con múltiples trastornos de personalidad 34.0 Prisioneros que tienen trastornos de personalidad 24.0 Personas con retraso mental dentro de instituciones 13.6 Nadie sabe exactamente por qué los autolesionadores son una parte de nuestra sociedad que va en aumento. Es muy fácil atribuir esta nueva conducta al incremento de las complejidades sociales y económicas de la vida moderna, pero esta no es la historia completa. El creciente predominio de actividades tales como el tatuarse y el perforarse, que son aceptadas como formas legítimas de autoexpresión, nos lleva a pensar que el cuerpo en esta década es visto como un “lienzo”. L A A D O L E S C E N C I A Un aspecto especialmente alarmante de la creciente ola de autolesión es que esta conducta se está presentando cada vez a una edad más y más temprana durante la niñez y la adolescencia. Primero, la autolesión aparecerá como “accidentes” no dañinos que les ocurren a los niños o adolescentes. Aparentan ser manifestaciones de experimentos realizados por adolescentes como ¿Qué Es La Autogresión? 25 una forma de decoración del cuerpo, tatuajes o la colocación de aretes en el cuerpo. Muchos autolesionadores adolescentes dicen que empezaron después de que accidentalmente se cortaron y se sorprendieron de la forma en la que fueron invadidos por sentimientos de alivio. Otros jóvenes perforan partes de sus cuerpos, orejas, cejas, nariz, ombligo, primero por moda y más tarde por la “satisfacción” que sienten con el pinchazo de la filosa aguja. Otra categoría de jóvenes autolesionadores dicen que la urgencia por hacerse daño a sí mismos ocurre espontáneamente, “solo sucede”, y pronto escala hasta convertirse en un ritual íntimo. El fenómeno conocido como “contagio” está creciendo. Los adolescentes se están enterando de este fenómeno por comentario entre ellos mismos, por la prensa y por la cultura popular, y todo ello, a su vez, les está proporcionando ideas. Algunos de los cantantes y grupos de rock populares, incluidas las “Indigo girls”, retratan la autolesión en las letras de sus canciones y en las portadas de sus discos. Otras figuras consideradas como héroes por los adolescentes, como Kerri Strug, que participó en las Olimpíadas subiéndose a la barra de equilibrio con un tobillo muy lastimado, motivan en forma tácita este tipo de comportamiento. Debido a una mejor nutrición y una variedad de otros factores, los niños están alcanzando la pubertad a una edad más temprana que antes y llegan a la adolescencia tal vez antes de que sus capacidades cognitivas y emocionales hayan tenido la oportunidad de ajustarse. El rápido cambio de sus cuerpos saca a la superficie muchos asuntos de identidad, madurez y responsabilidad. El comienzo de la menstruación, que viene sucediendo cada vez más temprano en las niñas de ahora, generalmente coincide con el comienzo de la autolesión. Mientras más joven sea el autolesionador, mayor es el tiempo que tiene el patrón de autolesión para hacerse cada vez más peligroso e intenso La buena noticia es que los autolesionadores más jóvenes responden muy rápidamente al tratamiento y a la intervención; además, cuanto más pronto se descubra la conducta, más rápidamente se puede superar. 26 Daño Corporal L A B R E C H A D E L g é N E R O La gran mayoría de los autolesionadores son mujeres. En los trece años de trabajo que tiene el programa S.A.F.E. hemos tenido apenas 20 pacientes hombres, comparado con las miles de mujeres. Raramente tenemos más de un paciente hombre a la vez. Últimamente, parece que han llegado más pacientes hombres, nos están contactando más frecuentemente los hombres autolesionadores, lo que tal vez refleje el crecimiento general del problema de la autolesión en la sociedad. Existen varias razones para esta diferencia numérica entre géneros. Las mujeres buscan con mayor frecuencia tratamientos psiquiátricos y se internan como pacientes en instituciones de salud mental. Hay mayor probabilidad de que los hombres externalicen sus emociones y muchos de ellos que tienen tendencias violentas acaban en las cárceles. Es más común que los hombres se droguen y se emborrachen para hacer desaparecer pensamientos y emociones indeseables. Históricamente, estudios académicos acerca de los autolesionadores han hecho una distinción entre la “la autolesión superficial” que parece caracterizar a las mujeres autolesionadoras, esto es, las heridas están hechas con cuidado para no tocar una arteria o vena vital, y el tipo de autolesión tan dramática que exhiben los hombres, llamada clínicamente “mayor.” Esta categoría tomó forma en la década de 1930, cuando Karl Menninger realizó su trabajo pionero acerca de la autolesión en América y lo llamó “suicido focal”. En ese tiempo, los autolesionadores que se conocían eran en su mayoría hombres, debido a que los estudios que se realizaban solo veían de casos de autolesión que terminaban en las áreas de urgencias de los hospitales. La autolesión era probablemente muy rara en aquel entonces, ya que la sociedad era muy distinta y las presiones que tenían las personas no eran las mismas que las que se tienen hoy en día. Hemos encontrado las formas de autolesión “mayor” y “superficial” en ambos géneros y tendemos a no generalizar acerca de cuáles heridas son más severas. Uno de nuestros pacientes, Luke C., se vació ácido clorhídrico en las manos, se disparó en un pie y purgó su sistema en forma continua por semanas. él era un claro ejemplo de autolesión “mayor”. Sin embargo, muchas de las mujeres que tratamos han mostrado síntomas igualmente serios, comúnmente ¿Qué Es La Autogresión? 27 se hacen cortadas que necesitan más de cien puntos o se causan deformaciones permanentes. Deseamos enfatizar que vemos diferentes matices entre las condiciones de los autolesionadores hombres o mujeres. Pero lo que sí es más notorio es la similitud entre los problemas con los que lidian los autolesionadores hombres y aquellos que tienen las mujeres que tratamos: traumas infantiles, dificultades y tensiones en el manejo de las confusiones de identidad y sexualidad, problemas en la construcción y mantenimiento de relaciones. (En el capítulo 9 encontrará más detalles sobre los autolesionadores hombres). Debido a que la mayoría de los autolesionadores son predominantemente mujeres, en este libro nos centraremos mayormente en los casos de niñas y mujeres, y nos referiremos a quienes se autolesionan con el pronombre “ellas”. ¿ A D I C C I ó N , E N F E R M E D A D O E L E C C I ó N ? Una de las preguntas que nos hacen con más frecuencia al equipo S.A.F.E. es si la autolesión es una adicción o una enfermedad. Creemos que no es ninguna de las dos. La autolesión comparte ciertas características con la adicción. La persona afectada experimenta la necesidad de realizar dichaconducta en una forma incontrolable y necesita realizar dicha conducta cada vez con mayor intensidad para lograr el efecto deseado. Este com portamiento comparte algunas características con sustancias adictivas en cuanto a que alivian la tensión. Este fenómeno analgésico y calmante es probablemente el resultado de las heridas que más comúnmente se ha documentado. Realmente, el autolesionador experimenta al menos el mismo nivel de urgencia que tiene el fumador empedernido de fumar un cigarrillo tras otro. Victoria R., que es a su vez una fumadora que dejó el hábito y una autolesionadora ya recuperada, afirmó que “la necesidad por la nicotina es menos fuerte que la necesidad por autoagredirse”. Ella dice: “Yo era adicta a diferentes drogas y era alcohólica. La autolesión era más poderosa que el beber y el usar drogas. Era también un asunto más importante, porque había tal estigma y todo eso, entre mis amigas no era un estigma 28 Daño Corporal el emborracharse. La autolesión me dio mayor alivio porque era un asunto más importante”. Otra de nuestras pacientes, Donna W., describe una conversación con un novio que era adicto a las drogas. Ella dijo: “Estábamos hablando de nuestras adicciones, la de él a la cocaína y la mía a la autolesión, y comparamos los sentimientos que ambos experimentamos cuando teníamos esa conducta”. “él relató cómo se sentía cuando se inyectaba la droga y la descripción de sus sentimientos coincide exactamente con los sentimientos que yo tengo cuando me autolesiono”. Algunas investigaciones, particularmente el trabajo llevado a cabo por la psiquiatra de Nueva Inglaterra Bessel van der Kolk sugieren que el acto de autolesión puede descargar químicos del celebro que son similares a los de los narcóticos adictivos. Esta puede ser una razón por la cual los pacientes no pueden dejar dicho comportamiento una vez que empezaron. Hasta las personas que se rascan la piel para aliviar una comezón pueden experimentar esta descarga de endorfinas que cesan la molestia y pueden dar una sensación de alivio generalizado. Otros científicos están trabajando para tratar de establecer lazos más concretos entre la autolesión y los diferentes tipos de actividades del cerebro. Mientras aplaudimos los trabajos que aclaran el tema de la autolesión, nuestra experiencia nos dice que este comportamiento está enraizado en causas emocionales. A pesar de que estudios recientes nos indican que las adicciones como el alcoholismo pueden estar ligadas con rasgos genéticos, no creemos que haya tal cosa como el “gen de la autolesión” o el cromosoma. Reconocemos que pudiese existir una predisposición hereditaria para la baja tolerancia a la frustración o al poco control del impulso, pero de igual manera hay mucho aprendizaje y experiencias de vida que se inician con el nacimiento y continúan hacia adelante. Esta es una distinción importante porque siempre intentamos llegar a quienes se autolesionan con el mensaje de que sus conductas son un asunto de elección y no son parte innata de su constitución física. Existe claramente un fenómeno psicológico identificable que comienza como conexión con la autolesión, cambios en la función del cerebro y en los niveles químicos, pero para la mayoría la autolesión ocurre como consecuencia de la conducta, no es motivada por ella. Por esta razón nos referimos a la autolesión como un comportamiento “parecido a la adicción” más que una adicción en ¿Qué Es La Autogresión? 29 sí. Otra manera de decirlo es que la autolesión es una “solución adictiva” para la angustia emocional. Por el hecho de que la persona que lo sufre puede experimentar el síndrome como adictivo, nuestro programa de recuperación enfatiza nuestra creencia de que la autolesión es impulsada por la propia voluntad y las personas que se involucran en este comportamiento pueden aprender a realizar una elección diferente. Desde la perspectiva de quien sufre esta conducta, es muy reconfortante y de mucha ayuda saber que no es etiquetado. Al denominar a la autolesión como una “elección” indicamos nuestra firme creencia de que la autolesión se puede superar. Este comportamiento no necesariamente tiene que ser una parte permanente de tu identidad o autoconcepto. La clasificación de la autolesión es más que un tema de semántica. Las compañías de seguros y las organizaciones de mantenimiento de salud tienen que comprender que los autolesionadores pueden mejorar y que efectivamente sí mejoran, que ellos no son necesariamente pacientes crónicos ni intratables. Si la autolesión es clasificada en forma errónea se puede menguar el derecho que tiene el paciente a recibir tratamiento médico y reducir los montos de gastos que terceros estén dispuestos a reembolsar. Debido a la postura que nosotros tenemos con relación a la autolesión, no creemos que el modelo de tratamiento y recuperación “Los doce pasos” sea de utilidad para esta población. Estamos de acuerdo con el enfoque del programa “Los doce pasos” para tratar problemas que son verdaderamente adictivos y motivamos a quienes se autolesionan, y que además abusan del alcohol y de las drogas, a que asistan a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos. Sin embargo, no creemos que el mensaje del programa “Los doce pasos” acerca de las sustancias adictivas, “una vez alcohólico, por siempre alcohólico”, pueda ser considerado como cierto para la autolesión. El modelo de Alternativas S.A.F.E. parte del principio de que no todas las personas tienen que ser autolesionadoras por siempre, de que ellas no se encuentran sin fuerza como para controlar su comportamiento. La postura que tomamos, que afirma que esto sí es tratable, constituye una diferencia significativa en el enfoque y en los resultados de la intervención psiquiátrica. 30 Daño Corporal ¿ H A Y E S P E R A N z A P A R A L O S Q U E S E A U T O L E S I O N A N ? Hemos visto como los autolesionadores dejan este comportamiento para siempre. Aún personas que se lastimaban más de una vez al día y que sus vidas estuvieron en peligro han cruzado nuestras puertas de salida, hacia una vida en la que nunca más volverán a lastimarse. Así como muchos otros patrones arraigados que se utilizan para enfrentarse a situaciones de una manera malsana, la autolesión es un comportamiento aprendido que puede ser olvidado. Hemos visto a tantas personas con síntomas extre madamente severos recuperarse por completo y hemos tenido un índice de éxito alto especialmente con los adolescentes. La autolesión es un comportamiento en el cual las personas se apoyan para aliviarse o distraerse cuando tienen sentimientos difíciles o para comunicar emociones que no pueden expresar con palabras. Una vez que las personas empiezan a comunicarse de otras formas, ya sea en forma escrita o verbal, este impulso declina. Los sentimientos problemáticos no se van, pero los mecanismos para enfrentar las situaciones son sanos. Hemos aprendido que la estructura apropiada de tratamiento, en forma conjunta con la creencia en la capacidad de recuperación del espíritu humano, puede hacer maravillas en una población a la cual muchos profesionales médicos, si no casi todos, consideran básicamente como intratable. ¿ P U E D E M I D O C T O R A Y U D A R ? Desafortunadamente muchos profesionales médicos están tan mal informados como lo están las personas comunes en general acerca de la autolesión y como tratarla. A pesar de que tu médico general te pueda referir a un psicoterapeuta o recomendar hospitalización si tus síntomas son muy severos, él o ella probablemente no tienen el conocimiento o los recursos para ayudar a tu recuperación. Tu médico general puede curar tus heridas, suturar tu piel y prescribirte antidepresivos o algún otro medicamento. Pero pocos doctores, o en este caso psiquiatras, tienen experiencia para tratar ¿Qué Es La Autogresión? 31 pacientes que se autolesionan. Aquellos que nunca antes han vistoun caso, posiblemente realicen un mal diagnostico o, peor aún, expresen su desagrado con el problema. Estas reacciones pueden reforzar los sentimientos de los pacientes acerca de que nadie los entiende, de que las personas los repudian y de que nadie puede ayudarlos. Hasta los doctores que ya han visto este comportamiento, casi siempre sienten que no pueden ayudar cuando se enfrentan a el. Ciertamente tu doctor debe saber de tu condición, se le debe consultar acerca de tus heridas y debe estar al tanto de tu progreso. Pero para terminar con el comportamiento y entender las razones detrás de el, necesitas trabajar con un psicoterapeuta con mente abierta y que no emita juicios. La segunda sección de este libro “El Programa de Alternativas S.A.F.E” ofrece sugerencias para encontrar a alguien adecuado y explica cómo utilizar el programa de tratamiento S.A.F.E. junto con la psicoterapia. Algunos autolesionadores van de un psicoterapeuta a otro sin mejorar y sin enfrentar el problema con resolución. Una razón puede ser que las personas que se autolesionan tienen problemas al hacer conexiones personales con otras personas. Otra razón puede recaer, según lo que cuentan los pacientes, en las respuestas ingenuas, sin empatía y despreciativas que recibieron de profesionales médicos. Amanda B., maestra de primaria de treinta y tres años de edad originaria de Kansas, nos relata la compleja aventura que pasó en la búsqueda de ayuda: “La mayoría de los terapeutas me ignoraban y algunos me decían que no podían ayudarme”, dijo ella. “Un terapeuta me dijo que tomara un marcador rojo y que dibujara en mis brazos. Eso ayudó a sentirme un poco mejor, pero no me ayudó a entender que me estaba pasando o por qué me sentía atraída a hacer esto. Finalmente, encontré un terapeuta que me dio la primera explicación para ello, una que nunca había escuchado. El dijo que la autolesión segregaba endorfinas y dopamina del cerebro. Fue la primera persona que admitió que lo que yo hacía tenía sentido, pero me dijo que esa no era la mejor estrategia para enfrentarlo. Me ayudó a obtener asistencia por discapacidad y a encontrar al programa S.A.F.E.”. Cuando los doctores, amigos o parientes descubren que alguien se está autolesionando, naturalmente, se alarman y se atemorizan. Algunos profesionales médicos imponen medidas contraproducentes como colocar a los pacientes restrictores de movimiento de brazos 32 Daño Corporal u ordenar su internación con supervisión constante en hospitales mentales. Algunos doctores ordenan que los pacientes no internados reciban cuidados de vigilancia de asistentes de salud en sus domicilios de día y noche, que cuestan mucho dinero a las compañías de seguros pero no puede parar a alguien que está empeñado en lastimarse. Los amigos y familiares generalmente adoptan tácticas de “rescate” similares, como quedarse despiertos toda la noche junto al autolesionador, emitir un ultimátum o deshacerse de todos los objetos potencialmente peligrosos. Por razones que veremos más adelante, estas desesperadas acciones heroicas están condenadas al fracaso; solo sirven para inyectar a las relaciones conflictos adicionales y melodramas. ¿ S O N L O S A U T O L E S I O N A D O R E S P E L I g R O S O S P A R A O T R A S P E R S O N A S ? Raramente vemos autolesionadores con conductas violentas hacia otras personas. La agresión es una de las emociones más difíciles de enfrentar para los autolesionadores, es por esto que la enmascaran y la trabajan a través de actos de autolesión. Pero ciertamente los autolesionadores pueden atemorizar a otras personas. Cuando abrimos Alternativas S.A.F.E. por primera vez como una unidad de área en un hospital de la ciudad de Chicago, el personal de apoyo estaba aterrado de acercarse a nuestra área. Sabían de los problemas que tenían nuestros pacientes y temían que alguien les pudiera hacer daño a ellos. El personal del hospital pronto se dio cuenta y catalogó a nuestros pacientes entre los menos peligrosos y amenazantes. Los autolesionadores luchan contra sentimientos y pensamientos que los torturan, contra recuerdos de ellos mismos, de sus vidas y contra las personas que los han dañado en el pasado. Toman venganza contra ellos mismos por las cosas malas que les han hecho a ellos y por sus propias fallas. Un porcentaje relativamente pequeño de autolesionadores tiene dificultad para manejar la rabia y llegan a dañar físicamente a otros o a destruir pertenencias. Sin embargo, en los más de diez años de trabajo con esta población, hemos visto que el blanco principal de su agresión física ha sido sus propios cuerpos. ¿Qué Es La Autogresión? 33 A U T O L E S I ó N v s . S U I C I D I O La autolesión es una actividad totalmente distinta al intento de suicidio, pero los límites no están aún bien definidos y en muchas ocasiones los autolesionadores ciertamente tienen pensamientos suicidas o han cometido actos dirigidos a poner fin a sus vidas. En muy raras ocasiones los autolesionadores llevan sus acciones hasta causarse la muerte. Paradójicamente, la autolesión es comúnmente un acto para preservar la vida. Un mecanismo para manejar el estrés, aliviar sentimientos inexplicables y obtener atención. Muchos de los que sufren este comportamiento dicen que este es un mecanismo para alejarse del suicidio y de otras formas de desorganización emocional; es un “protector de vida” y no una estrategia para llegar al fin. Evidentemente, en muchos casos el tipo de heridas superficiales y quemaduras que los pacientes se hacen no es el tipo de comportamiento generalmente asociado con personas que se matan a ellas mismas. Mas sin duda, también existe un pequeño porcentaje de autolesionadores que terminan con sus propias vidas, ya sea a propósito o como efecto no planeado de un episodio extremo de autolesión. Algunos pacientes nos han dicho que han estado al borde de la muerte tantas veces que han llegado a creer que nunca morirán. A otros les atrae el macabro juego de la ruleta rusa, probando al destino para ver si van a morir o vivir. En nuestra experiencia, muchas de las personas que han cometido suicidio son aquellos que también sufrían de una larga y profunda depresión, acompañada de sentimientos de desesperanza. Si los autolesionadores fueran suicidas no podríamos ayudarlos hasta el grado en que lo hemos logrado y no estaríamos tan confiados en el progreso de su recuperación. En términos de peligrosidad, la autolesión se puede comparar con la anorexia, la bulimia o el abuso de drogas y alcohol. Todos ellos son problemas potencialmente letales cuando son llevados al extremo. Pero las personas muy pocas veces piensan que los anoréxicos o alcohólicos pueden ser suicidas; las personas los ven como personas que están pasando por momentos difíciles que podrán sobrellevar con tratamiento y perseverancia. Nosotros vemos la autolesión de la misma manera. 34 Daño Corporal Ya que creemos que los intentos de suicidio son un problema separado de la autolesión, tendemos a posponer la admisión al programa S.A.F.E. de aquellas personas que dicen que tienen un plan suicida. Tratamos de distinguir entre pacientes que en verdad quieren mejorar y aquellos que quieren terminar con todo. La mayoría de los autolesionadores se enojan mucho cuando el personal de los hospitales o los asesores de las líneas telefónicas de ayuda los llaman suicidas. Los que sufren, ven su comportamiento como un gesto genuino y sincero, un gesto que expresa su necesidad de una vida mejor. Ya que los autolesionadores tienen serios problemas para articular sus pensamientos y sentimientos, y para hacerse oír, es muy frustrante para ellos cuando la acción que están empleando para comunicarse es mal interpretada. Muchos autolesionadores adolescentes tienen puntos de vista emocionalmente inmaduros, soñadores y desorientados acerca de la muerte y del morir. Tienen fantasías acerca de quién iría a su funeral,cuantas personas mostrarían cuan importantes son para ellos. Nosotros tratamos de ayudarles a entender lo permanente de la muerte y el impacto que tienen en las otras personas, así como también, que esta opción no ofrece ninguna esperanza de obtener beneficios provenientes de estas relaciones. La mitad de la batalla del tratamiento, tanto con adolescentes como con personas adultas, es lograr que los pacientes vean que la autolesión no es un acto solitario, es un acto que afecta a otras personas profundamente. Muchos adolescentes están tan enganchados en lo que es “buena onda” y en la rebelión contra sus padres que les es muy difícil dar un paso atrás y reconocer las cosas verdaderamente importantes de sus vidas. Algunas veces la presencia de un autolesionador puede llevar a todos en la familia a reflexionar sobre su comportamiento y valores. En los casos más felices, el autolesionador se recupera y la introspección de la familia los lleva a relaciones con más sentido y más armoniosas. Esta es la experiencia de Alexis g. y su familia cuya historia presentamos en el siguiente capítulo. CAPÍTULO DOS C Ó M O M A R C A R L O S L Í M I T E S : Q U É E S N O R M A L Y Q U É N O P ara Alexis g. de dieciséis años, todo empezó cuando ella decidió que quería perforar su ombligo. Cuando estaba estudiando el segundo año de preparatoria en Colorado, Alexis amaba la “apariencia” de un arete en el ombligo y pegaba fotos de modelos profesionales que los usaban en las paredes de su cuarto. Unas cuantas de las muchachas más populares de la escuela habían obtenido permiso para ponerse estos aretes en el centro comercial y Alexis quería ser parte de este grupo. Cuando su madre le dijo que “de ninguna manera” se iba a poner un arete en el ombligo, Alexis se enojó mucho y se deprimió. Tenía ya tiempo de sentirse mal consigo misma por su apariencia y pensó que con un arete en el ombligo mejoraría. Además, las cosas con las clases no iban bien, había reprobado matemáticas y de repente sintió que el orificio en el ombligo era lo único que haría que su vida valiera la pena. Aun así su madre no cedió y un día Alexis decidió tomar las cosas por sus propias manos. Compró un arete de oro en el centro comercial, lo esterilizó, lo afiló y lo hundió a través de un estrecho doblez de piel en la parte superior del ombligo. Ella no había anticipado la sangre que salpicó y manchó la colcha de su cama, o el alivio instantáneo de sus sentimientos de depresión y autodesprecio. “Cuando terminé me hizo sentir muchísimo mejor”, recuerda Alexis. “Dolió, pero en ese momento todo estaba bien, yo tenía el control”. Alexis escondió la perforación de su madre que generalmente sabía todo lo que pasaba con Alexis y su hermano 36 Daño Corporal menor. Aunque Alexis describía a su familia como “lo más promedio posible”, la madre tendía a entrometerse en la vida de sus hijos de maneras muy opresivas: leía su correo y grababa sus conversaciones telefónicas. Alexis nunca antes había desafiado a su madre, pero de repente con la autolesión sintió como si hubiera encontrado algo que era útil. Alexis, una adolescente alta y atractiva con cabello castaño rizado en forma de tirabuzones y una sonrisa alegre, empezó a cortarse a sí misma a propósito. Al principio comenzó a punzar sus tobillos y su estómago, donde pensó que nadie podría ver sus cicatrices y luego pasó a sus antebrazos. “Utilizaba cuchillos o navajas, o la punta de los alfileres de seguridad”, dijo ella. “Me meto al baño o a mi cuarto para hacerlo, donde haya una puerta cerrada”. Su hábito fue escalando en frecuencia desde una vez por semana a más de una vez al día. “Siempre que tenía ganas”, dijo Alexis. Con el tiempo tuvo que hacer cortaduras más profundas para tener el mismo grado de alivio. Mientras más se cortaba, más controlada se sentía por el comportamiento y le temía. Tenía tanto miedo que no podía decirles a sus padres y le preocupaba cual sería la represalia. Un día, después de otra mala nota en un examen de matemáticas, Alexis se cortó en el baño de la escuela y no paraba de sangrar. Entró en pánico. “Fue como si la realidad me llegara de golpe, este era un gran problema”, dijo. Le contó en confidencia a un maestro que insistió en decirles a sus padres. Primero Alexis buscó ayuda en un hospital local, donde sus síntomas empeoraron; más tarde llegó a S.A.F.E. La mamá de Alexis estaba azorada por todo lo que había pasado. “Cuando supe que Alexis se estaba cortando a sí misma lo vi como un com portamiento manipulador y no iba a sucumbir a él”, ella dijo. “No me daba cuenta del peligro en el que ella estaba”. Para los padres, puede ser especialmente difícil distinguir qué es lo “normal” cuando los adolescentes experimentan con modificaciones a su cuerpo, como un arete en la nariz o en el ombligo, o un tatuaje, y qué comportamiento se encuentra en una categoría diferente, cuyo propósito principal es el manejo de las terribles ansiedades de los jóvenes. En el caso de Alexis una actividad la llevó sigilosamente hacia la otra. En otros casos, encontramos que los intereses de los adolescentes se satisfacen cuando logran lo que quieren, tal vez un arete de forma extraña en la ceja o un tatuaje en forma de flor en Cómo Marcar Los Límites: Qué Es Normal Y Qué No 37 su tobillo. Aunque a la madre de la muchacha no le guste lo que ella hizo con su cuerpo, el hecho de que la hija no continúe con este comportamiento, y que no obtenga sustento emocional como resultado de la perforación de la piel, indica que ella simplemente se está expresando. Para una persona inexperta puede ser muy difícil distinguir entre un síndrome patológico y lo que es la rebelión juvenil. Ya que nuestra cultura permite las actividades que antes se consideraban tabúes, ¿fomentará también un medio ambiente en el cual los niños sienten que pueden tener intereses pasajeros en otras formas del ambiguamente denominado “arte corporal”? “Hemos tenido unas cuantas estudiantes que sabemos que han empezado a cortarse a sí mismas”, dijo el director de una escuela privada del ciclo intermedio para señoritas de la ciudad de Nueva York. “Pero tenemos sospechas de que muchas más han estado experimentando...” Algunas situaciones están muy claras. Si alguna persona está cortando o quemando su piel de forma habitual, entonces es una persona que se autolesiona. Los casos más comunes o “clásicos” involucran personas que utilizan cuchillos, navajas, tijeras, cigarros o encendedores en contra de ellas mismas. Otras situaciones pueden ser ambiguas. Muchos tipos de comportamiento pueden ser por algunas personas como autoagresivos a pesar del hecho de que no lo son para otras personas. Por ejemplo, muchas personas, mujeres y hombres, se perforan las orejas. Hasta tres o cuatro agujeros en cada oreja se pueden considerar “normales”. Pero cuando una persona comienza a planear su vida alrededor de perforarse más y más agujeros en su oreja o anticipar el alivio que obtendrá cuando la aguja perfore su cuerpo, algo está yendo mal. En S.A.F.E., continuamente recibimos llamadas de personas que nos dicen: “Mi hija ha perforado sus orejas y otras partes del cuerpo veinte veces, ¿es esto autoagresión?” O preguntan: “He estado pinchando mi piel repetidamente, ¿tengo algún problema?” O, “Me he estado mordiendo mis uñas hasta que sangren y no puedo parar”. Todas estas actividades pueden causar daño corporal, pero pueden ser básicamente inofensivas cuando ocurren en diversas circunstancias. En casos que parecen estar en el límite es importante que usted decida, , estas actividades 38 Daño Corporal constituyen un patrón de autoagresión. Hágase usted misma las siguientes preguntas: ¿Se siente compulsivamente atraída a realizar este � comportamiento? ¿Está obteniendo “satisfacción” por cómo se siente � físicamente esta actividad o está tratando de expresarse artísticamente con su cuerpo? ¿Este comportamiento consume
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