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Karen Conterio y Wendy Lader - Daño corporal El innovador programa de tratamiento para quienes se autolesionan

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D A Ñ O C O R P O R A L
D A Ñ O C O R P O R A L
El innovador programa de tratamiento para quienes se 
autolesionan 
K A R E N C O N T E R I O y
W E N D Y L A D E R , P H . D . ,
con Jennifer Kingson Bloom
Virgin Ink Press
Chicago
Este libro representa un conjunto de principios generales y una filosofía; 
debe ser considerado únicamente como una fuente de referencia y no 
tiene como fin sustituir al tratamiento individual médico y/o psicológico. 
No es equivalente, ni tiene la intención de reemplazar a cualquier 
supervisión profesional. Consulte a su médico antes de adoptar las 
sugerencias de este libro. Las autoras, S.A.F.E. ALTERNATIVES® y 
Virgin Ink Press se liberan de cualquier responsabilidad que surja 
directa o indirectamente del uso de este libro. 
Los nombres y las características que identifican a los pacientes han 
sido cambiados, salvo que se haya otorgado un permiso por escrito que 
permita lo contrario.
Copyright © 2008 Karen Conterio, Wendy Lader y
Jennifer K. Bloom
Traducción realizada por Teneo Linguistics Company L.L.C.
S.A.F.E. ALTERNATIVES® es una marca registrada de S.A.F.E. 
ALTERNATIVES L.L.C.
Primera publicación en los Estados Unidos realizada por Hyperion, Nueva 
York, Nueva York, 10023
Copyright © 1998 Karen Conterio, Wendy Lader y Jennifer Kingson Bloom
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser 
utilizada o reproducida de ninguna manera sin el permiso escrito de la 
empresa que lo publica. Impreso en los Estados Unidos de América. Para 
obtener más información, contáctenos a través de www.selfinjury.com o 
llame al 800 DON’T-CUT® (800-366-8288).
Número de control de la Biblioteca del Congreso: 2008932370
ISBN13: 978-1-933930-05-3
ISBN: 1-933930-05-5
C O N T E N I D O
Prefacio UN MENSAJE PARA LOS QUE SE 
AUTOLESIONAN: NO ESTÁN SOLOS ix
Introducción 3
Parte Uno Daño Corporal
Capítulo Uno QUé ES LA AUTOAgRESIóN 16
Capítulo Dos CóMO MARCAR LOS LIMITES: QUé ES 
NORMAL Y QUé NO 35
Capítulo Tres POR QUé LAS PERSONAS DECIDEN 
AUTOAgREDIRSE 62
Capítulo Cuatro LA RELACIóN CON EL ABUSO EN LA 
NIñEz Y LA LESIóN TEMPRANA 82
Capítulo Cinco EL CASO DE LA FRAgILIDAD BIOLógICA 
96
Capítulo Seis DOLORES DE LA ADOLESCENCIA: EL 
ADOLESCENTE AUTOLES IONADOR 
108
Capítulo Siete IMAgEN CORPORAL Y AUTOLESIóN 
121
vi Contenido
Capítulo Ocho LA CONEXIóN CON EL 
TRASTORNO ALIMENTICIO 137
Capítulo Nueve DETRÁS DEL MITO DEL “MACHO”: 
EL AUTOLESIONADOR MASCULINO 
149
Capítulo Diez CARACTERÍSTICAS DEL 
AUTOLESIONADOR Y SU FAMILIA 158
Capítulo Once LO QUE DEBEN SABER LOS MIEMBROS 
DE LA FAMILIA Y SUS ALLEgADOS 180
Capítulo Doce EL LADO MéDICO DE LOS 
AUTOLES IONADORES : DIAgNóSTICO 
Y PRESCRIPCIONES 197
Capítulo Trece LO QUE DEBEN SABER LOS TERAPEUTAS 
209
Capítulo Catorce CLASIFICACIóN DE LOS 
AUTOLES IONADORES Y EL PAgO DE 
LOS TRATAMIENTOS 228
Parte Dos THE S.a.F.E.
alTErNaTIVES™ proGraM
Capítulo Quince POR QUé LAS VIEJAS CURAS NO 
FUNCIONAN Y POR QUé LAS NUESTRAS 
SÍ 243
Capítulo Dieciséis POR QUé Y CóMO DEBO ARRIESgARME 
AL CAMBIO 264
Capítulo Diecisiete CóMO PARTICIPAR EN S.A.F.E.: LA 
 TRANSFORMACIóN 275
Capítulo Dieciocho LA EXPERIENCIA DE NUESTROS 
PACIENTES CON S.A.F.E. 329
Capítulo Diecinueve éXITO 332
Conclusión MENSAJE FINAL PARA QUIENES SE 
AUTOLESIONAN 362
 Contenido vii
Apéndice 
 Alternativas S.A.F.E. Contrato Sin Daño Para Pacientes Internados 
343
 Alternativas S.A.F.E. Contrato Sin Daño Para Pacientes Externos 
364
 Diario De Control De Impulsos De Alternativas S.A.F.E. 347
Recursos 349
Bibliografía 351
Agradecimientos 357
Índice 359
PREFACIO
U N M E N S A J E PA R A L O S Q U E S E 
A U T O L E S I O N A N : N O E S T Á N S O L O S
Este libro es para todos aquellos que están preocupados por el fenómeno de la autolesión: familiares, terapeutas, profesionales del ámbito médico y los hacedores de las 
políticas. Pero es prin cipalmente para usted, el lector que se 
autolesiona. 
Tiende a sentirse desesperado y sin esperanzas, como si su 
problema fuera suyo y de nadie más, algo que nadie comparte con 
usted, ni lo entiende. Siente como si caminara por allí todos los días 
con algún secreto vergonzoso demasiado doloroso para discutirlo 
con alguien más, uno que nunca se irá. Le queremos mostrar que 
hay un camino diferente, una vida más significativa y productiva, 
que sí puede alcanzar.
Llegar de aquí para allá no será fácil. Tendrá mucho trabajo. 
El romper con un patrón de conducta profundamente inculcado 
y altamente consolador podría llegar a ser uno de los retos más 
grandes de la vida, pero no es más grande que muchos de los otros 
retos a los que nos enfrentamos conforme entramos en la vida 
adulta. 
¿No sería más fácil si alguien más tomara la responsabilidad, se 
hiciera cargo de su vida, lo mantuviera a salvo de usted mismo? 
¿No sería lindo si alguien lo cuidara, para mostrarle cuanto se 
preocupa por usted? Desafortunadamente, no es una opción real 
para un adulto o un adolescente que está madurando. La mayoría 
de las personas que dejan que otros tomen las riendas en este 
sentido terminan resentidas por ser tratadas indulgentemente, 
como si fuesen niños. No existe nadie en la Tierra que pueda, o 
x Prefacio
deba, o desee, salvarlo de usted mismo. Tendrá que hacerlo usted 
mismo, pero no por usted mismo. Si usted lo permite, existe una 
gran cantidad de recursos a su disposición y muchas personas que 
quieren ayudarlo. 
Recuerde, obtener ayuda no es igual a encontrar un salvador. 
Significa encontrar gente y recursos, como este libro, que le puede 
mostrar cómo obtener una forma de vida más saludable. Su trabajo 
consiste en dejarlos entrar.
Rosa g., quien fue nuestra paciente, escribe “Ya no fue posible 
encontrar a nadie que se hiciera responsable por mí, por eso me 
acerqué al programa S.A.F.E. Ahora me llevo un nuevo comienzo. 
Tengo dirección. Tengo una lista de alternativas en lugar de 
autolesionarme. Tengo el deseo de utilizar estas alternativas. 
Algunas veces esto de ‘sentir’ es horrible, pero estoy más viva que 
nunca”.
En este momento, lastimarse a usted mismo probablemente 
sea muy confortante. Algunas veces llamamos a la autolesión “el 
abrazo hiriente”, porque las personas lo utilizan para lastimarse y 
reconfortarse a la vez. La hoja de afeitar toma el lugar de un abrazo, 
un cumplido, el beso de la madre. Algo tan nutritivo y poderoso 
parece imposible de dejar.
Sí puede dejarlo, pero debe estar de acuerdo en trabajar 
incansablemente y debe desear admitir su secreto a ciertas personas 
externas: un diario, un terapeuta, un amigo. Deberá confiar. Como lo 
dijo Rosa, “Confía aunque tus fibras te griten que no”. La línea final 
es que la autolesión se escoge y uno puede escoger no lastimarse 
al igual que escoger lastimarse. Nunca más tendrá que marcar su 
cuerpo con una cicatriz si no quiere.
Le hablaremos de las opciones a las que se enfrenta, las emociones 
que lo invaden y las perspectivas que tiene hacia delante. Nuestros 
pacientes, aquellos en proceso de recuperación y aquellos que ya 
han visto una mejor vida después de salir de la autolesión, hablarán 
con usted. Esperamos demostrarle que lo puede hacer y que la 
recompensa lo vale.
¿Cómo te enterarás de que estoy sufriendo,
si no puedes mi dolor divisar?
Abrigarlo sobre mi cuerpo
expresa lo que las palabras no pueden explicar.
C. Blount
D A Ñ O C O R P O R A L
I N T R O D U C C I Ó N
E n 1985, fundamos el primer tratamiento en el país dirigido específicamente a las personas que se lastiman a sí mismas. Nuestro programa se llama Alternativas S.A.F.E y 
proviene de la frase “Self Abuse Finally Ends” (Finalmente termina 
el autoabuso). La sigla en inglés significa “protegido” y ha sido 
comprobada como tal por cientos de pacientes a quienes hemos 
tratado.
A través de los años hemos visto como se ha ido incrementando 
alarmantemente el número de personas que se sienten obligadosa manejar las frustraciones de la vida lastimando sus cuerpos. 
Utilizan para esto hojas de afeitar, fuego, cuchillos y una lista 
interminable de objetos, por lo general, herramientas caseras que 
son convertidas en armas. La creatividad que muestran nuestros 
pacientes al encontrar maneras de lastimar y deformar sus cuerpos 
es asombrosa, pero mucho más importante es la manera tan 
conmovedora de cómo todos se parecen: todos luchan con conflictos 
internos que aparentan ser demasiado inmensos como para que 
puedan lidiar con ellos. 
Los años de experiencia que tenemos con esta población poco 
entendida nos han llevado a desarrollar un amplio programa 
de ayuda para que las personas que se autolesionan dejen esa 
conducta y aprendan estrategias más efectivas para enfrentar 
esta situación. Es este programa, único entre los que conocemos, 
el que describiremos en este libro. Deseamos develar el misterio 
que envuelve a los pacientes autolesionadores, sus terapeutas y 
otras personas de la comunidad médica para que se sientan menos 
4 Daño Corporal
aterrados y menos amenazados por este comport amiento. Queremos 
que los autolesionadores, comúnmente llamados automutiladores 
o incluso idiomáticamente “cortadores”, utilicen este libro como 
base de su tratamiento y que sus doctores y familiares lo utilicen 
como apoyo en su recuperación. Nuestro esfuerzo está dirigido 
a enseñar a todos aquellos quienes están preocupados con este 
creciente problema, todo el conocimiento que hemos obtenido y la 
forma de aplicarlo. También queremos dejar un sólido mensaje de 
esperanza.
Una de nosotras comenzó su carrera en el campo de las adicciones 
y la otra es psicóloga especializada en temas relacionados con la 
mujer. (Aunque la autolesión no es un tema exclusivo de la mujer, 
al menos el 90% de los pacientes de S.A.F.E. son mujeres). Cuando 
comen zamos a trabajar con autolesionadores a principios de la 
década de 1980, las personas se preguntaban si encontraríamos 
suficientes pacientes para nuestro programa. Hoy, el problema ha 
explosionado, ha pasado a ser un problema incluido en los ámbitos 
centrales y la autolesión se denomina como “la nueva anorexia”. 
Dentro de la tristeza que nos provoca ver a tantas personas luchar 
contra este síndrome, celebramos el hecho de que el público está 
cada vez más consciente y esperamos que la educación pública nos 
lleve a un entendimiento mayor de esta conducta y no tanto del 
estigma. También esperamos que las personas vean a la autolesión 
de la misma manera que nosotros, como una mala estrategia para 
enfrentarse a la vida que puede ser reemplazada por estrategias 
más sanas. Así como las drogas, el alcohol y otros hábitos dañinos 
pueden ser detenidos por personas con coraje y compromiso, de 
forma similar, la autolesión puede ser superada por personas que 
obtienen la ayuda terapéutica correcta y aprenden maneras más 
efectivas de manejar el estrés.
Sanar no es fácil; requiere de autoreflexión y autoevaluación 
continua. Las razones por las que las personas se automutilan son 
frecuentemente las mismas razones que utilizan las personas que 
comen desmedidamente, se matan de hambre o toman drogas en 
exceso: están tristes, deprimidos, enojados, temerosos, aislados o 
cualquier combinación de estas razones. 
Como con cualquier compulsión, sobrellevar la autolesión 
requiere de mucho trabajo y de ahondar dentro de las motivaciones 
psicológicas de quien está sufriendo. Recomendamos mucho que 
los autolesionadores que lean este libro reciban el apoyo de un 
 Introducción 5
psicoterapeuta como parte del tratamiento, y les explicaremos 
cómo encontrar al profesional que les sea de mayor ayuda. Los 
terapeutas encontrarán en este libro recomendaciones sobre 
técnicas de intervención que hemos encontrado muy útiles.
En el momento inicial cuando los pacientes llegan a nosotros, 
ellos consideran que su problema es un secreto vergonzoso, el 
cual haría que cualquier persona retroceda del horror. Al utilizar 
las herramientas terapéuticas que describiremos, nos enfocamos 
en mostrarle a quienes sufren que la autolesión es un problema 
psicológico muy serio, mas no es una imputación criminal sobre 
la persona que sufre este problema. De la misma forma en la que 
nosotros mostramos empatía hacia nuestros pacientes y la razón 
de su sufrimiento, esperamos poder mostrar a los autolesionadores 
como ellos pueden tener compasión por ellos mismos. 
Para las personas no familiarizadas con la autolesión, esta 
conducta les puede parecer muy extraña, molesta o monstruosa 
como para ser comprendida. Intentaremos probar lo contrario. No 
podríamos ir al trabajo todos los días e interactuar con docenas de 
autolesionadores si no supiéramos que ellos pueden mejorar, que 
sus vidas pueden mejorar radicalmente y que nosotros podemos 
ser parte de esta recuperación. Los autolesionadores pueden 
y se recuperan, aunque no a través de los sistemas médicos 
tradicionales.
Si bien los medios y la comunidad médica creen que acaban 
de descubrir la autolesión, se tiene documentado este fenómeno 
desde tiempos bíblicos. Marcos 5:5 se refiere a un hombre poseído 
por el demonio que “día y noche estaba gritando y cortándose a sí 
mismo con piedras”. Una secta religiosa de la Edad Media conocida 
como “los flagelantes” vagaron por Europa, azotándose con nueve 
ramales, para intentar reparar los pecados de la sociedad y acabar 
con la gran plaga que destruía el continente. Las manifestaciones 
de autoagresión, como rituales, ritos o para complacer a los dioses, 
han existido en casi todas las culturas y las épocas.
Cuando la preocupación nacional acerca de la delgadez y 
la adaptabilidad dieron vida a la anorexia y la bulimia a lo 
largo de dos décadas, también una compleja mezcla de factores 
sociales y culturales ayudaron a producir esta creciente ola de 
autolesionadores. Este síndrome se ha mostrado en una forma 
apabullante durante los últimos años: se ha asentado en escuelas, 
6 Daño Corporal
universidades, cárceles y otros sectores de la sociedad, en los cuales 
se solidifica y deja marcas perdurables. 
En Hollywood, celebridades como Rosseanne y Johnny Depp han 
expresado en público haber tenido que luchar contra este problema. 
La princesa Diana de gales, antes de su prematura muerte, dijo 
en televisión que se había cortado a sí misma deliberadamente 
varias veces. Una nueva biografía de Alfred Kinsey, investigador 
sexual, reveló que él también estaba relacionado con actividades 
autolesionadoras, incluido un intento de circuncidarse a sí 
mismo. 
Hace trece años, cuando fundamos S.A.F.E., la autolesión apenas 
era conocida. En ese entonces nuestros hijos rutinariamente 
hubieran sido catalogados como suicidas, psicópatas o maníaco-
depresivos. Ahora nuestros teléfonos no paran de sonar con personas 
que están preocupadas acerca de su conducta y no nos es posible 
admitir ni a la mitad de los pacientes que quieren inscribirse en el 
programa. La demanda está presente, pero la oferta de tratamientos 
es terriblemente limitada.
¿Cómo habrá crecido tan rápido esta conducta tan curiosa en un 
tiempo tan corto? Creemos, claramente, que el contagio jugó un papel 
importante. La exposición del problema en los medios, aunque estos 
medios contribuyen de gran manera a que el cuidado necesario llegue 
a los autolesionadores, tal vez también inadvertidamente hayan 
introducido en las personas ideas que antes no tenían. Los grupos 
musicales ahora cantan temas relacionados con la autoagresión 
y hasta los programas de televisión más populares como Beverly 
Hills 90210 y Siete en el paraíso han expuesto este problema. Más 
significativamente, las personas tienden a sugestionarse entre 
ellas, particularmente los adolescentes que están desesperados 
por encajar entre sus compañeros , ahora nosotros escuchamos 
cada vez más y más relatos de autolesionadores que copiaron esta 
conducta de un compañero de clase, un hermano o de alguna 
persona que conocen. Sin embargo, debemos agregarque el típico 
adolescente o adulto bien adaptado no es quien está propenso a 
encontrarse con alguien que le sirva de modelo de autoagresión. 
En cambio, es la persona psicológicamente vulnerable quien puede 
aferrarse a algo que ve como novedoso y como una estrategia para 
manejar agonías preexistentes.
 Introducción 7
E L S U R g I M I E N T O D E J ó V E N E S 
A U T O L E S I O N A D O R E S
El ser “rudos” y rebeldes ha sido siempre una característica de la 
adolescencia; cuando los jóvenes adoptan una tendencia cultural 
piensan que molestará a sus aburridos padres. Las décadas de 
1960 y 1970 estuvieron acaparadas por los “hippies”, que en su 
tiempo parecían amenazadores, pero en retrospectiva parece que 
dejaron un benévolo mensaje de paz y armonía. El uso de las drogas 
fue su lado malo. La década de 1980 presentó un gran número 
de diferentes “apariencias”, más notablemente los paradigmas que 
escalaban la naturaleza sexual de la mujer, como los paradigmas de 
La Chica del Valle y La Chica Material. Mientras que estos ideales 
indignaban a los tradicionalistas al enfatizar el lado sensual de las 
jóvenes, las tendencias le dieron mucho valor al cuidado del cuerpo 
y a la apariencia. Por cierto, las jóvenes pasaban mucho tiempo 
escogiendo la ropa, las joyas, el peinado y el maquillaje que mejor 
les luciera para ir a un concierto de Madonna. 
La década de 1990 trajo el “grunge” (apariencia descuidada y 
sucia). Nosotros creemos que una de las razones por las que la 
autolesión se ha apoderado de tantos adolescentes es la apariencia 
desarreglada que venera nuestra cultura joven: los pantalones 
súper grandes, camisetas rotas, cabello desarreglado, tatuajes y 
aretes por todo el cuerpo que parecieran decir “No me siento bien 
conmigo mismo”.
Cuando los adolescentes empiezan a vestirse de esa forma 
y a mantener esa “actitud”, parece más fácil que empiecen a 
autoagredirse. Ya están acostumbrados a usar la apariencia externa 
para comunicar que su identidad está en conflicto; ciertamente, el 
cuerpo y sus adornos parecen ser los responsables de todos sus 
dilemas acerca de la vida y las relaciones. Aquí en S.A.F.E., hemos 
visto adolescentes que se han grabado en sus cuerpos palabras 
vulgares o notas denigrantes acerca de ellos mismos y sus cuerpos. 
Las más comunes son Gordo y Feo.
El “grunge” no desaparece cuando las personas dejan la 
adolescencia. En su lugar, se transmite lo que hemos etiquetado 
“la cultura del feo”, en donde las personas de veinte años y más 
deliberadamente se laceran a ellas mismas de una manera que no solo 
los adultos repelen sino también algunos de sus contem poráneos. 
Mire las áreas universitarias o comunidades de mujeres normales 
8 Daño Corporal
y jóvenes, ¿qué es lo que ve? Mujeres que se pintan el cabello de 
rosa o verde, se visten de negro de pies a cabeza con zapatos con 
metales, aretes en la nariz y en el ombligo. La ropa colgada disfraza 
sus cuerpos y sexuali dad; el maquillaje y los accesorios tienen 
la intensión de causar disgusto, de repeler. Nosotros vemos esta 
tendencia “del feo” como parte de una ansiedad muy intensa y una 
reacción en contra de las presiones sexuales que tienen nuestros 
jóvenes.
La publicidad, la televisión, las películas y hasta los comentarios 
en forma de juego de los adultos parecen empujar a los niños a 
comportarse sexualmente a una temprana edad. No necesariamente 
a tener sexo, aunque parece que la pubertad está llegando cada vez 
más temprano en cada generación, pero para entender la tensión 
sexual entre los géneros y a comportarse adecuadamente. “El feo”, 
según nuestro punto de vista, es un esfuerzo inconsciente de los 
jóvenes para protegerse a sí mismos de la sexualidad prematura. 
La autolesión es una patología extrema de esto.
La tarea del adolescente es dejar la niñez y empezar a lograr su 
independencia y su identidad adulta. Los rituales de paso ayudan 
a definir el proceso y a guiar esta metamorfosis. A medida que el 
número de ritos de paso estructurados de la sociedad disminuye, 
algunos adolescentes llenan la falta de estos con la autolesión. Este 
comportamiento se vuelve una característica de independencia y 
un símbolo de separación. 
Si la autolesión es un ritual de paso, con seguridad es un ritual 
que ha sido creado para demandar el máximo de atención. Es 
una forma de afiliarse a una cultura de personas que se sienten 
discriminadas y “feas”, y al mismo tiempo, es un jalón manipulador 
a cualquiera que se supone debiese cuidar de ese joven. 
Janell Hart, psicóloga de planta en S.A.F.E., generalmente 
encuentra que los adolescentes se comportan más energúmenamente 
cuando tratan de comunicarse con sus padres, al elevar cada vez 
más el comportamiento dañino visible. Algunos de ellos pasan de 
los desórdenes alimenticios a la autolesión, con el doble objetivo de 
obtener una respuesta de los adultos y de repeler a las personas con 
gestos de enojo y desafiantes. La Dra. Hart define la actitud de los 
adolescentes rebeldes y autolesionadores de la siguiente manera: 
“¿Ya viste mi pelo rosa?” “¿Qué te parece el arete en el ombligo?” Es 
una forma de ser ofensivos. 
 Introducción 9
La Dra. Hart comenta que los comportamientos considerados 
como atroces hace veinte años según los adultos, ahora ya no 
les provocan ni un gesto y que sus pacientes adolescentes están 
siempre en busca de algo que provoque horror. Ella dijo: “En la 
década de 1960, traer el pelo largo y usar ropa holgada provocaba 
sorpresa. Ahora eso ya no sorprende”.
Nuestros pacientes adolescentes siempre se quejan de que 
prácticamente nada de lo que hagan llega al nivel de provocar la 
atención de sus padres, entonces ¿qué importa si se autolesionan? 
Muchos de los autolesionadores adultos tienen los mismos 
sentimientos acerca de las personas en sus vidas y hasta dónde 
tienen que llegar para lograr la atención de los otros. 
M U J E R E S A D U L T A S
Como tantas amas de casa que se convirtieron en alcohólicas en la 
década de 1950 por el aburrimiento que les causaba el permanecer 
siempre en casa, las mujeres de ahora están cayendo en la autolesión 
para enfrentar todas las presiones. 
Primero, está el mito de la súper mujer. La mujer tiene que hacer 
todo, desde trabajar para ganar dinero hasta atender la casa y los 
niños. Estudios tras estudios han demostrado que aun después de 
que miles de mujeres han formado parte de la fuerza laboral, los 
hombres no están tomando su lugar en la casa. Hasta el “privilegio” 
de trabajar se ha añadido a las cargas de la mujer en lugar de 
reemplazar una serie de tareas por otras. Además, las injusticias 
psíquicas de la mujer trabaja dora son exacerbadas por las 
primorosas etiquetas de los fenómenos laborales que les impiden 
avanzar: la carrera maternal (“The Mommy Track”) y la barrera de 
cristal (“The glass Ceiling”). 
A veces parece que las mujeres nunca podrán ganar en el medio 
ambiente de la cultura de hoy. A pesar de los progresos de la liberación 
femenina y otros factores, todo lo femenino está aún denigrado y 
es “menos que” lo masculino. A pesar de los cambios sociales y 
económicos que han dado a la mujer independencia financiera, los 
cambios emocionales y actitudinales están rezagados. Todavía se 
espera que las mujeres sean las responsables de las pesadas tareas 
domésticas, y serán tomadas a menos si no pueden llevarlas a cabo 
10 Daño Corporal
al mismo tiempo que mantienen un puesto laboral. Los hombres 
nunca cuestionan este arreglo, desde niños en esta cultura lo han 
visto como trabajo de la mujer. La crianza de los hijos es vista como 
una tarea fácil con poca importancia. Esta actitud se demuestra a sí 
misma en el incremento de los comportamientos autodestructivos 
de nuestros hijos y entre las mujeres mayores cuyas voces son 
sofocadas, aunque se espere mucho más de ellas.
F U E R z A S C U L T U R A L E S
Algunas veces nos preguntamos qué hay en la cultura que fomenta 
la autolesión y apuntamos hacia algunos fenómenos:La sociedad se vuelve cada vez más desagregada. � La 
comunidad extendida, abuelos, tíos, tías, vecinos, está 
raramente disponible para dar apoyo diario a los padres 
en la crianza de sus hijos. Esto pasa general mente entre 
caucásicos, de donde estadísticamente surge la mayoría de 
los autolesionadores. Los parientes pueden llegar a vivir a 
miles de kilómetros de distancia unos de otros. Las personas 
se mueven rápidamente haciendo relaciones más transitorias 
con vecinos y amigos. 
El colapso de la familia extendida y la creciente soledad de �
los individuos le ha dado a las personas, especialmente a 
Los niños modernos deberán crecer confiando muy poco en 
palabras, expresiones verbales y en la exploración verbal 
de sus pensamientos y sentimientos. Ellos dependerán más 
del “hacer” que del “decir”. La tecnología ha exacerbado esta 
tendencia, enviándonos a solas por diferentes lugares dentro 
de nuestros propios caparazones motorizados o sentándonos 
a solas enfrente de las pantallas de nuestra computadora 
privada.
 �
 Para nosotros hasta la 
comida rápida es muy lenta y los comerciales de televisión 
son muy largos. Al extender este concepto, cualquier 
sentimiento o experiencia incómoda debe ser atendida 
inmediatamente, debe ser “expresada” a través de cierto tipo 
 Introducción 11
de acción o conducta que ofrezca alivio inmediato y palpable. 
Cualquier persona que se sienta deprimida o ansiosa toma 
una píldora de venta libre, toma un trago o come un paquete 
de papas fritas. 
 �
En las últimas dos décadas, las perversiones sexuales, la 
cleptomanía, los incestos, las compras compulsivas, los 
juegos de azar y la autolesión están incrementándose según 
las estadísticas. Cualquier persona que vea en la televisión 
los programas de panelistas, de verdad creerá que el ser 
considerado disfuncional tiene algo de glamoroso, y la 
palabra disfuncional ni siquiera era muy usada hace una 
década. 
Vivimos en una implacable cultura enfocada en el cuerpo, �
y donde estamos motivados por una cultura imperativa que 
cosas. Los medios nos han saturado con mensajes de cómo 
podemos sentirnos mejor con nosotros mismos, modificando 
la forma, contornos o apariencia de nuestros cuerpos. 
Estamos llamados a subirnos al tren del “fanatismo por 
estar en forma”, a hacer dieta, ejercicio vigoroso, a cambiar 
nuestras caras y estructura de nuestros huesos con cirugía 
estética; cambiar nuestro color de cabello en el salón de 
belleza y nuestro color de piel en la cama de bronceado; y 
a usar una gran variedad de lociones, cremas y ungüentos 
para resaltar nuestra belleza. Los adornos y las decoraciones 
para el cuerpo son el principal medio de nuestra cultura para 
autoexpresarse: si uno entra a un cuarto lleno de mujeres 
adolescentes escuchará que solo hablan de lo más novedoso 
en ropa, arte del cuerpo y tatuajes.
Persistentes y debilitantes prejuicios de género están llevando �
a las mujeres hacia extremos emocionales más severos que 
nunca. La autolesión es solo un ejemplo de hasta dónde 
llegan las mujeres por expresar su frustración, miedo y enojo. 
Así lo hace notar Mary Pipher en su muy popular novela, 
Revivir a Ofelia, y culpan de estas dificultades a la cultura de 
“dañar a las niñas”. 
Dado que un mayor número de padres trabaja fuera de la �
casa, se ha convertido en la norma que los niños se queden 
12 Daño Corporal
solos en casa, después de no recibir más el cuidado de las 
guarderías diurnas, niñeras y nanas. Son cada vez más 
los niños criados por perfectos extraños en lugar de que lo 
hagan miembros de la familia y conforme van entrando en la 
adolescencia, los niños literalmente se cuidan solos y dirigen 
sus miradas en busca de la guía de sus pares quienes están 
tan perdidos como ellos.
Estas observaciones no son acusaciones para las madres 
trabajadoras ni para los que cuidan a los niños. Al contrario, vemos 
ahora con más frecuencia a autolesionadores cuyas madres no 
trabajan. El punto aquí es que las familias se están atomizando, 
cada persona se está valiendo por sí misma y la aceptación y la 
comprensión de esto están penetrando dentro de nuestra cultura. 
Las actividades comunitarias y el espíritu del barrio se están 
reemplazando por comidas de microondas para una sola persona y 
pasatiempos solitarios como juegos de computadora y la Internet.
Las personas que están aisladas ya sea física o mentalmente 
tienden a mirar hacia su interior. Si estas personas son inicialmente 
frágiles o han llevado una vida de carencia emocional, la soledad 
pareciera ser una gran carga insostenible. De esta manera, se hace 
más fácil entender por qué se sienten atraídos a usar sus cuerpos 
como tableros de anuncios de sus frustraciones y sentimientos que 
han sido ignorados.
E L S I g N I F I C A D O D E L A P I E L 
L A S T I M A D A
Desde que los seres humanos han existido, han utilizado su piel 
para comunicar su identidad, estatus y muchas otras cosas más. 
Muchas culturas, primitivas y modernas, han utilizado marcas 
de sus tribus para unir su comunidad y obtener un sentimiento 
de pertenencia. Por ejemplo, las tribus nativas americanas 
desarrollaron rituales elaborados con decoraciones faciales, marcas 
y cortes; las mujeres de la India denotan su fe con un lunar rojo 
en su frente; algunas personas africanas son conocidas por sus 
tatuajes distintivos, sacrificios y caras pintadas.
Hoy en día, en nuestro trabajo vemos este fenómeno en los 
Estados Unidos, donde los miembros de pandillas de los barrios 
 Introducción 13
bajos de las ciudades muestran su afiliación con tatuajes, ropa 
distintiva, aretes en el cuerpo y otros medios. Esta cultura se ha 
extendido entre los hijos de la clase media de los suburbios que 
tratan de imitar la apariencia de moda de los barrios pobres. 
Por sobre otros segmentos de la sociedad, el arte en el cuerpo, 
tatuajes y aretes, pueden difundir cualquier asunto, ya sea desde las 
inclina ciones políticas que tiene una persona hasta su orientación 
sexual, de la misma forma que lo hace una calcomanía en el 
parachoques de un automóvil. Nuestros pacientes generalmente nos 
dicen que sus cicatrices dicen la historia de sus vidas. Cada cicatriz 
representa un evento importante en particular que el paciente no 
quiere olvidar. Uno de nuestros pacientes se lo describió a un 
reportero del periódico New York Times de la siguiente manera: 
“Tengo cicatrices físicas… muestran que mi vida no es fácil. Puedo 
mirar algunas cicatrices y pensar, ‘Se lo que pasó’, tienen una 
historia. Tengo miedo que desaparezcan”. 
La determinación y el éxito de nuestros pacientes nos inspiran 
cada día. Esperamos que se lleve este mismo mensaje.
PARTE UNO
D A Ñ O C O R P O R A L
CAPÍTULO UNO
¿ Q U É E S L A A U T O G R E S I Ó N ?
A shley P. tiene dieciséis años. Cuando su padre, un alcohólico crónico, le grita durante una de sus borracheras y su madre solo se para a su lado quieta, se marcha a su habitación 
y empieza a cortar sus brazos con una hoja de afeitar. Ashley es 
una exitosa estudiante de preparatoria que llama a la autolesión 
“el amigo al que puedo recurrir a cualquier hora del día”. Ella 
dice que es más fácil y confortable ponerse un arete en la piel y 
sacarse sangre que enfrentar a las personas y a las emo ciones que 
la angustian.
Donna W. tiene cuarenta y seis años. Ella tenía dieciséis años 
cuando su segundo marido, un oficial de policía, comenzó a tener 
relaciones extramaritales y decirle a Donna que ella ya no le gustaba 
porque estaba gorda y se había cortado el pelo. Donna empezó a 
raspar la piel de sus brazos con las uñas y muy pronto ya estaba 
utilizando un afilado desarmador.
Donna, que tiene un trabajo de mucha responsabilidad como 
técnica de radiografía, se llama a sí misma “débil e insegura”, y “fea 
y gorda”. Aunque ha tenido éxito profesional y ha criado a dos hijos, 
uno de ellos a punto de graduarse de la universidad, se siente muy 
mal con ella misma y constantemente envidia a las personas quepueden acercarse de forma amigable y abierta. Hace cuatro años 
empezó a lastimarse más seriamente utilizando instrumentos más 
afilados y descargando pinchazos en la parte alta de sus caderas. 
Donna se siente entumecer con el dolor, el cual según lo que ella 
dice, saca hasta sus más insensibles recuerdos y emociones. “Tengo 
 ¿Qué Es La Autogresión? 17
miedo de dejar este comportamiento, porque de alguna manera me 
permite permanecer bajo control”, escribe en su diario.
Donna y Ashley no son monstruos. Son personas comunes y 
corrientes como las que usted y yo nos encontramos día a día. Son 
también representantes de una población explotada, muchas de 
ellas mujeres, que utilizan la violencia en contra de ellas mismas 
para manejar las emociones de la vida.
Algunos se vuelven alcohólicos, narcodependientes o adictos 
a otras sustancias destructivas. Sin embargo, para más y más 
personas el consuelo proviene de hojas de afeitar, cuchillos, tijeras 
y otras herramientas caseras que utilizan para tallar en su cuerpo 
expresiones físicas de su angustia. Según la opinión mayoritaria, la 
autolesión ha desplazado rápidamente a los desórdenes alimenticios 
y se ha convertido en la enfermedad mental y física más seria que 
enfrenta nuestra sociedad. 
¿Qué es la autolesión? La definimos como la mutilación deliberada 
del cuerpo o parte del cuerpo, no con el propósito de cometer suicidio 
pero como una forma de manejar las emociones que parecen ser 
demasiado dolorosas para ser expresadas con palabras. Esto 
incluye, cortar la piel o quemarla, o hacerse moretones a través de 
un accidente premeditado. También incluye, rascar la piel hasta 
que sangre o interferir en la cicatrización de heridas. En casos más 
extremos, los autolesionadores se rompen huesos, se amputan sus 
propios dedos, comen sustancias venenosas o se inyectan toxinas.
Si dejamos a un lado los ejemplos más dramáticos, hay aspectos 
del síndrome que son comunes en las personas “normales” y entre 
las personas con desórdenes más ligeros. La autolesión engloba 
una diversidad de conductas, algunas de ellas no muy distantes de 
las estrategias utilizadas por la población sana para sobreponerse 
al estrés. ¿A cuántas personas conoces, incluyéndote a ti mismo, 
que se comen las uñas, se aprietan las espinillas o se rascan las 
picaduras de mosquitos hasta que sangren? ¿Dónde se cruza la 
línea entre las cosas inofensivas que las personas hacen a sus 
cuerpos y aquellas que ameritan recibir atención más seria?
18 Daño Corporal
T I P O S D E A U T O A g R E S I ó N
Quemarse o cortarse la piel es el tipo de autolesión más común. 
Algunas personas que se autolesionan, rascan o “dibujan” delicados 
trazos como telarañas en su piel, para ello utilizan hojas de afeitar, 
cuchillos, pedazos de vidrio o algún otro instrumento afilado, hasta 
una tapa de un bolígrafo o las tarjetas de crédito. Los parientes 
que tratan de ayudar al autolesionador retirando todos los objetos 
afilados se sorprenden de cuán creativas son estas personas y la 
forma en la que pueden convertir, en un abrir y cerrar de ojos, 
cualquier objeto en un arma. 
 Los cortes en la piel que realiza un autolesionador varían en 
intensidad, desde una picadura superficial hasta un boquete. 
Algunas personas hacen perforaciones circulares en la piel, ya 
sea en los senos, el estómago, las caderas y los genitales. Muchos 
autolesionadores empiezan por cortar partes del cuerpo que las 
otras personas no pueden ver; posteriormente, llegan al punto 
donde no pueden controlarse y se cortan en lugares más obvios. 
Algunas veces se tallan nombres en la piel, como gordo y feo, para 
proyectar sus sentimientos acerca de ellos mismos al mundo; 
pinchan la costra y reinsertan el cuchillo cuando la piel debajo de 
estas heridas empieza a sanar. Visten con mayor frecuencia ropa de 
manga larga y pantalones largos para camuflar las heridas.
Muchas personas pasan de cortarse a quemarse, al darse cuenta 
de que necesitan lastimarse más severamente para sentir el mismo 
alivio, la misma “satisfacción” de dolor. Algunas personas utilizan 
distintos instrumentos cortantes, navajas, cuchillos, vidrio afilado, 
uñas, y otros confían en una sola herramienta. Cerca del 75 
por ciento de los agresores utilizan más de un solo método. Las 
autolesiones pueden incluir:
Cortaduras en la piel �
golpes a sí mismos �
Extracción excesiva de cabellos �
golpes en la cabeza �
Raspones en exceso �
Morderse a sí mismos �
Quemarse �
Interferencia durante la cicatrización de las heridas �
Rotura de huesos �
 ¿Qué Es La Autogresión? 19
Morderse los labios, la lengua, las yemas de los dedos �
Extracción del núcleo del ojo (extirpación) �
Amputación de un miembro, senos, dedos, genitales �
Despellejamiento facial �
Ingestión de objetos tóxicos o filosos �
Muchos agresores desarrollan una rutina o patrón de autolesión 
que planean y llevan a cabo con regularidad. Otros llevan a cabo 
sus actividades sin orden, en cuanto un sentimiento difícil los 
mortifica. Los autolesionadores nos dicen que esconden las hojas 
de afeitar en sus casilleros de la escuela, en las mesas de noche y 
en la guantera del coche para no estar “sin ellos” cuando les llegue 
la urgencia; algunos dicen que a veces deben recurrir a golpear 
las paredes o sus cabezas con el piso cuando no tienen acceso 
inmediato a una arma potencial.
Hemos visto pacientes cometer los actos más terroríficos en 
contra de sí mismos. Una mujer metió ganchos para colgar pescados 
en su vagina y otra se puso un cuchillo en este mismo lugar y lo 
mantuvo allí, pensando que podía así rechazar una violación. Una 
paciente, enfermera de profesión, se inyectó el virus del VIH y más 
tarde murió de SIDA; otro paciente que se había amputado el dedo 
gordo del pie estaba deseoso de enseñarnos el muñón. Una mujer 
cuya historia encontrará más adelante en este libro se inyectó 
orina en sus oídos y untó sus quemaduras y cortaduras con su 
propio excremento para infectarlas. Otra mujer, también enfermera 
profesional, come excremento de gato y lo unta en su cara y dentro 
de su nariz. También ha mojado sus pantalones con gasolina y se 
ha prendido fuego.
Los autolesionadores mantienen una gran variedad de puntos 
de vista sobre su conducta. Muchos están de acuerdo en que es 
una conducta dañina, pero se sienten incapaces de pararla debido 
al consuelo que les proporciona. Algunos están orgullosos de sus 
“logros” y lo artístico de sus heridas. El mensaje que creen estar 
enviando es: “Puedo soportar cualquier cosa. Soy la persona más 
ruda de este lugar”. Lucen sus heridas como campos de batalla y 
símbolos de la guerra emocional que han estado luchando con el 
mundo exterior. Las distorsiones en su pensamiento son complejas 
y multifacéticas; un paciente puede ingresar a nuestro programa 
con su miembro casi amputado y decirnos: “No soy tan malo 
como los demás”. Por otro lado, algunos pacientes dicen que están 
20 Daño Corporal
avergonzados de sus cicatrices y desean poder hacerlas desaparecer 
mágicamente de sus cuerpos. 
El comportamiento de los autolesionadores llama la atención del 
sistema médico y se le ha dado diferentes etiquetas diagnósticas: 
depresión mayor, psicosis, trastorno de personalidad múltiple, 
trastorno bipolar (maníaco-depresivo) o trastorno de personalidad 
límite. Esta última categoría es lejos, el síndrome más frecuentemente 
diagnosticado. Los “limítrofes” se caracterizan por sus rápidos 
cambios de estado de ánimo, dificultad para mantener amistades, 
sensibilidad emocional y problemas impulsivos. Son jugadores 
compulsivos, rateros o borrachos ya que tienen problemas al 
regular sus emociones. 
Estos diagnósticos pueden o no estar correctos, de acuerdo con el 
autolesionador como individuo. Reflejan la lucha de la comunidad 
médica y psiquiátrica por entender este comportamiento tan 
terrorífico y místico al colocarlo en un contexto conceptual más 
fácil de entender. Pero lo que hemos logrado reconocer es que existe 
un grupode autolesionadores que nunca ha llamado la atención 
de la comunidad médica, ni ha tenido intervenciones de salud 
mental. Ya que estos autolesionadores han sido capaces de vivir 
una vida normal, han permanecido escondidos por mucho tiempo 
de la sociedad; cualquier esfuerzo por ayudarlos se ha enfocado 
básicamente en el tratamiento médico de las heridas y no en el 
cuidado holístico de la persona y sus problemas psicológicos. Sus 
síntomas son muy distintos de aquellos autolesionadores con 
problemas más severos: a pesar de que el autolesionarse consume 
sus pensamientos, el comportamiento no se ha apoderado por 
completo de su existencia diaria y las heridas que se hacen no son 
tan letales ni horrendas. Una de las psicólogas de nuestro personal, 
Janell Hart, ha identificado a cientos de estos lesionadores al 
buscar a través de Internet. Mientras que sus problemas parecen 
ser menos severos que los de aquellos pacientes que tratamos, 
creemos que estas personas conforman la gran mayoría de quienes 
conforman la silenciosa “epidemia” de la autolesión.
 ¿Qué Es La Autogresión? 21
“ U N A C T O D E A U T O A Y U D A ”
Mientras que algunos de los autolesionadores provienen de hogares 
ricos, la gran mayoría creció bajo desgarradoras circunstancias. 
Muchos de ellos fueron abusados en forma psicológica, sexual 
o emocional, o tuvieron padres que ignoraron sus necesidades 
básicas. Muchos son hijos de alcohólicos o de personas con 
enfermedades mentales que actuaron negligentemente con ellos y 
los atormentaron. Otros crecieron en familias muy rígidas donde 
la expresiones emocionales eran sofocadas, o en familias donde 
imperaban las formas de pensar de estilo religioso o militar en la 
vida cotidiana, o donde cada movimiento era supervisado o criticado 
por un tormentoso y entremetido padre. Del otro lado del espectro, 
algunos autolesionadores crecieron en hogares donde había muy 
poca o nula guía de los padres o vinculación emocional.
Si existiera una persona “típica” que se autolesiona, ésta sería 
una mujer blanca, de clase media con inteligencia por arriba de lo 
normal que comenzó a autocortarse en la adolescencia. Ella tiene 
baja autoestima y puede ser que sufra depresiones. Tiene problemas 
al relacionarse con los demás y al intentar relaciones formales. A 
pesar de su inteligencia y educación, tiene dificultad para articular 
sus pensamientos y sentimientos, y tiene una necesidad insaciable 
de amor y aceptación. Esto ocurre porque ella no internalizó 
habilidades de cuidado y protección positivas a través del ejemplo 
proveniente de sus padres, esta mujer no se cuida a sí misma y 
siente que es una mala persona que no “merece” comodidades o 
lujos.
Al no haber adquirido habilidades claramente bien adaptadas 
e internalizadas para poder calmarse a sí misma o para controlar 
el estrés, la persona que se autolesiona confía en la acción, no en 
fantasías, pensamientos o palabras, para obtener alivio de cualquier 
sentimiento o pensamiento no muy cómodo. Irónicamente su meta 
es terminar con el dolor que siente su cabeza, aunque para ello 
tenga que atacar a su cuerpo. Sus emociones llegan a un punto 
máximo; siente que va a “explotar” si no deja salir la tensión; apenas 
siente la conexión entre su cuerpo y ella misma. La navaja corta su 
piel y la sangre empieza a brotar, y se lleva consigo todo el veneno, 
la furia y la autocompasión que quien se lesiona siente dentro de sí. 
El sentir la incisión y el sentimiento de estupor subsiguiente traen 
22 Daño Corporal
confort y alivio; esta persona se siente “completa” otra vez, con los 
pies en la tierra.
Aunque parezca muy extraño a quien no se ha iniciado en estas 
prácticas, la autolesión representa un intento que realiza una 
persona que tiene pocas habilidades para lidiar con problemas 
para “proporcionarse cuidados maternales a sí misma”. Al tener 
que funcionar sin tener un paradigma de cuidado paternal, esta 
persona se siente sola y aterrada, sin esperanza de que llegue una 
presencia consoladora para “que todo esté bien”. El cuidado físico 
se ha transformado en daño físico; la hoja de afeitar se convierte en 
la persona que proporciona cuidados, un sustituto frío, pero que 
está a mano, para recibir los abrazos, besos o las caricias de amor 
que tanto desea. 
“Habitualmente, la automutilación se debe tomar como un acto 
que tiene un propósito, aunque malsano, es un acto de autoayuda 
que permite que el sujeto vuelva a tener contacto con la realidad”, 
escribe Armando R. Favazza, profesor y director adjunto del 
departamento de psiquiatría de Columbia de la Escuela de Medicina 
de la Universidad de Missouri, en la revista especializada “Hospital 
and Community Psychiatry”. El Dr. Favazza que ha colaborado con 
nosotros en el ámbito de la investigación y es uno de los principales 
expertos en autolesión del país, cree que el “acertijo” del por qué se 
autolesionan los pacientes no está completamente develado aún. 
¿ Q U é T A N g R A N D E E S E L 
P R O B L E M A ?
Por razones que son difíciles de precisar, la autolesión se ha 
infiltrado en los Estados Unidos y todos los indicadores muestran 
que está creciendo. El síndrome tiene una mayor prevalencia de 
la que muchas personas imaginan y aún más, este síndrome es 
mal diagnosticado y la cantidad de casos que son informados 
es exageradamente baja. Las cifras estimadas más precisas que 
tanto nosotros como otros expertos hemos logrado configurar, 
sobre la base de estudios y observaciones clínicas, estiman que 
1.400 personas de cada 10.000 de la población en general están 
implicadas en algún tipo de autolesión. En una encuesta realizada a 
245 universitarios se encontró que el 12 por ciento admitió haberse 
dañado a sí mismo deliberadamente.
 ¿Qué Es La Autogresión? 23
La autolesión no es un fenómeno nuevo, se ha documentado desde 
tiempo bíblicos y, virtualmente, en todas las culturas y las épocas, 
pero sin duda ha marcado cual si fuese una tormenta los últimos 
años de la década de 1990. Durante estos años, la autolesión se 
ha consolidado en las escuelas, universidades, cárceles y otros 
sectores de la sociedad que han dejado marcas perdurables; sin 
embargo, el número de personas entrenadas o con experiencia en 
este problema tan amenazador es alarmantemente pequeño. 
La autolesión no tiene límites geográficos, culturales o sociales. 
Desde las escuelas preparatorias de los campos de maíz en el 
corazón de América hasta los pasillos pulidos de las escuelas 
privadas de la elite de Nueva York, maestros y consejeros han 
informado un alarmante aumento en el número de estudiantes que 
llegan a sus clases con cicatrices. Los servicios de salud mental 
de las universidades están llenos de pacientes que muestran estos 
síntomas.
Los informes médicos sobre autolesión se están elevando. 
Psiquiatras y doctores a través de todo el país se han visto 
sorprendidos por el número de pacientes, muchos de ellos adultos 
altamente funcionales, que han confesado tener este tipo de 
conducta. Algunos han llegado a lastimarse en secreto, temerosos 
a confesar algo considerado tan perturbador y denigrante. Mientras 
que la anorexia, el alcoholismo y otros problemas compulsivos están 
saliendo a la luz, parece que aún la autolesión es un tema que se 
mantiene en silencio en la mayoría de los círculos. El Dr. Favazza 
dijo en una entrevista televisiva que esto se debe al estigma de 
“tantos individuos que se lastiman a sí mismos y no saben qué 
hacer al respecto”. “Tienen miedo de avisar a otras a personas lo 
que les pasa. Tienen miedo de venir y recibir tratamiento”.
El Dr. Favazza escribe en “Hospital and Community Pychiatry” 
lo siguiente: “A pesar de la frecuencia de la automutilación, los 
intentos para entenderla se han visto impedidos por las actitudes 
sociales negativas. Las personas comunes generalmente perciben 
la automutilación como repulsiva y sin propósito, mientras que 
los profesionales en el ámbito de la salud mental se enfocan con 
frecuencia ensus propios sentimientos tanto de impotencia ante la 
situación, como sentimientos de “desgarramiento” o de “chantaje 
emocional” por parte de los pacientes que se hieren a sí mismos 
en forma deliberada. Los pacientes con necesidad de atención 
médica confesarán que realizaron un intento de suicidio porque ya 
24 Daño Corporal
aprendieron que los médicos y las enfermeras pueden reaccionar 
con enojo o de forma inapropiada ante la automutilación. Por 
ejemplo, ellos pueden realizar suturas sin utilizar anestesia”.
Existe una fuerte correlación entre la automutilación y otros 
tipos de comportamiento; un buen número de nuestros pacientes 
(aunque no todos) abusan del alcohol o de las drogas y un gran 
número de ellos sufren trastornos alimenticios. Unos pocos terminan 
sus vidas a través del suicidio, aunque luchan contra este tipo de 
pensamientos. Casi ninguno ha herido a otras personas más que 
a sí mismos. El Dr. Favazza a través de una serie de estudios ha 
llegado a las siguientes conclusiones:
Tipo de población porcentaje que también 
 practica la automutilación
Bulímicos 40.5
Anoréxicos 35.0
Pacientes con múltiples trastornos de personalidad 34.0
Prisioneros que tienen trastornos de personalidad 24.0
Personas con retraso mental 
dentro de instituciones 13.6
Nadie sabe exactamente por qué los autolesionadores son una 
parte de nuestra sociedad que va en aumento. Es muy fácil atribuir 
esta nueva conducta al incremento de las complejidades sociales 
y económicas de la vida moderna, pero esta no es la historia 
completa. El creciente predominio de actividades tales como el 
tatuarse y el perforarse, que son aceptadas como formas legítimas 
de autoexpresión, nos lleva a pensar que el cuerpo en esta década 
es visto como un “lienzo”. 
L A A D O L E S C E N C I A
Un aspecto especialmente alarmante de la creciente ola de autolesión 
es que esta conducta se está presentando cada vez a una edad más 
y más temprana durante la niñez y la adolescencia.
Primero, la autolesión aparecerá como “accidentes” no dañinos 
que les ocurren a los niños o adolescentes. Aparentan ser 
manifestaciones de experimentos realizados por adolescentes como 
 ¿Qué Es La Autogresión? 25
una forma de decoración del cuerpo, tatuajes o la colocación de 
aretes en el cuerpo. Muchos autolesionadores adolescentes dicen 
que empezaron después de que accidentalmente se cortaron 
y se sorprendieron de la forma en la que fueron invadidos por 
sentimientos de alivio. Otros jóvenes perforan partes de sus cuerpos, 
orejas, cejas, nariz, ombligo, primero por moda y más tarde por la 
“satisfacción” que sienten con el pinchazo de la filosa aguja. Otra 
categoría de jóvenes autolesionadores dicen que la urgencia por 
hacerse daño a sí mismos ocurre espontáneamente, “solo sucede”, 
y pronto escala hasta convertirse en un ritual íntimo. 
El fenómeno conocido como “contagio” está creciendo. Los 
adolescentes se están enterando de este fenómeno por comentario 
entre ellos mismos, por la prensa y por la cultura popular, y todo ello, 
a su vez, les está proporcionando ideas. Algunos de los cantantes 
y grupos de rock populares, incluidas las “Indigo girls”, retratan la 
autolesión en las letras de sus canciones y en las portadas de sus 
discos. Otras figuras consideradas como héroes por los adolescentes, 
como Kerri Strug, que participó en las Olimpíadas subiéndose a la 
barra de equilibrio con un tobillo muy lastimado, motivan en forma 
tácita este tipo de comportamiento.
Debido a una mejor nutrición y una variedad de otros factores, los 
niños están alcanzando la pubertad a una edad más temprana que 
antes y llegan a la adolescencia tal vez antes de que sus capacidades 
cognitivas y emocionales hayan tenido la oportunidad de ajustarse. 
El rápido cambio de sus cuerpos saca a la superficie muchos 
asuntos de identidad, madurez y responsabilidad. El comienzo de 
la menstruación, que viene sucediendo cada vez más temprano en 
las niñas de ahora, generalmente coincide con el comienzo de la 
autolesión. 
Mientras más joven sea el autolesionador, mayor es el tiempo 
que tiene el patrón de autolesión para hacerse cada vez más 
peligroso e intenso La buena noticia es que los autolesionadores 
más jóvenes responden muy rápidamente al tratamiento y a la 
intervención; además, cuanto más pronto se descubra la conducta, 
más rápidamente se puede superar.
26 Daño Corporal
L A B R E C H A D E L g é N E R O
La gran mayoría de los autolesionadores son mujeres. En los 
trece años de trabajo que tiene el programa S.A.F.E. hemos 
tenido apenas 20 pacientes hombres, comparado con las miles 
de mujeres. Raramente tenemos más de un paciente hombre 
a la vez. Últimamente, parece que han llegado más pacientes 
hombres, nos están contactando más frecuentemente los hombres 
autolesionadores, lo que tal vez refleje el crecimiento general del 
problema de la autolesión en la sociedad.
Existen varias razones para esta diferencia numérica entre 
géneros. Las mujeres buscan con mayor frecuencia tratamientos 
psiquiátricos y se internan como pacientes en instituciones de salud 
mental. Hay mayor probabilidad de que los hombres externalicen 
sus emociones y muchos de ellos que tienen tendencias violentas 
acaban en las cárceles. Es más común que los hombres se droguen y 
se emborrachen para hacer desaparecer pensamientos y emociones 
indeseables.
Históricamente, estudios académicos acerca de los 
autolesionadores han hecho una distinción entre la “la autolesión 
superficial” que parece caracterizar a las mujeres autolesionadoras, 
esto es, las heridas están hechas con cuidado para no tocar una 
arteria o vena vital, y el tipo de autolesión tan dramática que exhiben 
los hombres, llamada clínicamente “mayor.” Esta categoría tomó 
forma en la década de 1930, cuando Karl Menninger realizó su 
trabajo pionero acerca de la autolesión en América y lo llamó “suicido 
focal”. En ese tiempo, los autolesionadores que se conocían eran en 
su mayoría hombres, debido a que los estudios que se realizaban 
solo veían de casos de autolesión que terminaban en las áreas de 
urgencias de los hospitales. La autolesión era probablemente muy 
rara en aquel entonces, ya que la sociedad era muy distinta y las 
presiones que tenían las personas no eran las mismas que las que 
se tienen hoy en día. 
Hemos encontrado las formas de autolesión “mayor” y “superficial” 
en ambos géneros y tendemos a no generalizar acerca de cuáles 
heridas son más severas. Uno de nuestros pacientes, Luke C., se 
vació ácido clorhídrico en las manos, se disparó en un pie y purgó 
su sistema en forma continua por semanas. él era un claro ejemplo 
de autolesión “mayor”. Sin embargo, muchas de las mujeres que 
tratamos han mostrado síntomas igualmente serios, comúnmente 
 ¿Qué Es La Autogresión? 27
se hacen cortadas que necesitan más de cien puntos o se causan 
deformaciones permanentes.
Deseamos enfatizar que vemos diferentes matices entre las 
condiciones de los autolesionadores hombres o mujeres. Pero lo 
que sí es más notorio es la similitud entre los problemas con los 
que lidian los autolesionadores hombres y aquellos que tienen las 
mujeres que tratamos: traumas infantiles, dificultades y tensiones 
en el manejo de las confusiones de identidad y sexualidad, problemas 
en la construcción y mantenimiento de relaciones. (En el capítulo 9 
encontrará más detalles sobre los autolesionadores hombres).
Debido a que la mayoría de los autolesionadores son 
predominantemente mujeres, en este libro nos centraremos 
mayormente en los casos de niñas y mujeres, y nos referiremos a 
quienes se autolesionan con el pronombre “ellas”.
¿ A D I C C I ó N , E N F E R M E D A D O 
E L E C C I ó N ?
Una de las preguntas que nos hacen con más frecuencia al equipo 
S.A.F.E. es si la autolesión es una adicción o una enfermedad. 
Creemos que no es ninguna de las dos. La autolesión comparte 
ciertas características con la adicción. 
La persona afectada experimenta la necesidad de realizar dichaconducta en una forma incontrolable y necesita realizar dicha 
conducta cada vez con mayor intensidad para lograr el efecto 
deseado. Este com portamiento comparte algunas características 
con sustancias adictivas en cuanto a que alivian la tensión. Este 
fenómeno analgésico y calmante es probablemente el resultado de 
las heridas que más comúnmente se ha documentado. 
Realmente, el autolesionador experimenta al menos el mismo 
nivel de urgencia que tiene el fumador empedernido de fumar un 
cigarrillo tras otro. Victoria R., que es a su vez una fumadora que 
dejó el hábito y una autolesionadora ya recuperada, afirmó que 
“la necesidad por la nicotina es menos fuerte que la necesidad 
por autoagredirse”. Ella dice: “Yo era adicta a diferentes drogas 
y era alcohólica. La autolesión era más poderosa que el beber y 
el usar drogas. Era también un asunto más importante, porque 
había tal estigma y todo eso, entre mis amigas no era un estigma 
28 Daño Corporal
el emborracharse. La autolesión me dio mayor alivio porque era un 
asunto más importante”.
Otra de nuestras pacientes, Donna W., describe una conversación 
con un novio que era adicto a las drogas. Ella dijo: “Estábamos 
hablando de nuestras adicciones, la de él a la cocaína y la mía 
a la autolesión, y comparamos los sentimientos que ambos 
experimentamos cuando teníamos esa conducta”. “él relató cómo 
se sentía cuando se inyectaba la droga y la descripción de sus 
sentimientos coincide exactamente con los sentimientos que yo 
tengo cuando me autolesiono”. 
Algunas investigaciones, particularmente el trabajo llevado a 
cabo por la psiquiatra de Nueva Inglaterra Bessel van der Kolk 
sugieren que el acto de autolesión puede descargar químicos del 
celebro que son similares a los de los narcóticos adictivos. Esta 
puede ser una razón por la cual los pacientes no pueden dejar dicho 
comportamiento una vez que empezaron. Hasta las personas que se 
rascan la piel para aliviar una comezón pueden experimentar esta 
descarga de endorfinas que cesan la molestia y pueden dar una 
sensación de alivio generalizado. Otros científicos están trabajando 
para tratar de establecer lazos más concretos entre la autolesión y 
los diferentes tipos de actividades del cerebro.
Mientras aplaudimos los trabajos que aclaran el tema de la 
autolesión, nuestra experiencia nos dice que este comportamiento 
está enraizado en causas emocionales. A pesar de que estudios 
recientes nos indican que las adicciones como el alcoholismo 
pueden estar ligadas con rasgos genéticos, no creemos que haya tal 
cosa como el “gen de la autolesión” o el cromosoma. Reconocemos 
que pudiese existir una predisposición hereditaria para la baja 
tolerancia a la frustración o al poco control del impulso, pero de 
igual manera hay mucho aprendizaje y experiencias de vida que se 
inician con el nacimiento y continúan hacia adelante. Esta es una 
distinción importante porque siempre intentamos llegar a quienes 
se autolesionan con el mensaje de que sus conductas son un asunto 
de elección y no son parte innata de su constitución física. Existe 
claramente un fenómeno psicológico identificable que comienza 
como conexión con la autolesión, cambios en la función del cerebro 
y en los niveles químicos, pero para la mayoría la autolesión ocurre 
como consecuencia de la conducta, no es motivada por ella.
Por esta razón nos referimos a la autolesión como un 
comportamiento “parecido a la adicción” más que una adicción en 
 ¿Qué Es La Autogresión? 29
sí. Otra manera de decirlo es que la autolesión es una “solución 
adictiva” para la angustia emocional. Por el hecho de que la persona 
que lo sufre puede experimentar el síndrome como adictivo, nuestro 
programa de recuperación enfatiza nuestra creencia de que la 
autolesión es impulsada por la propia voluntad y las personas que 
se involucran en este comportamiento pueden aprender a realizar 
una elección diferente.
Desde la perspectiva de quien sufre esta conducta, es muy 
reconfortante y de mucha ayuda saber que no es etiquetado. 
Al denominar a la autolesión como una “elección” indicamos 
nuestra firme creencia de que la autolesión se puede superar. 
Este comportamiento no necesariamente tiene que ser una parte 
permanente de tu identidad o autoconcepto. 
La clasificación de la autolesión es más que un tema de semántica. 
Las compañías de seguros y las organizaciones de mantenimiento 
de salud tienen que comprender que los autolesionadores 
pueden mejorar y que efectivamente sí mejoran, que ellos no son 
necesariamente pacientes crónicos ni intratables. Si la autolesión 
es clasificada en forma errónea se puede menguar el derecho que 
tiene el paciente a recibir tratamiento médico y reducir los montos 
de gastos que terceros estén dispuestos a reembolsar. 
Debido a la postura que nosotros tenemos con relación a la 
autolesión, no creemos que el modelo de tratamiento y recuperación 
“Los doce pasos” sea de utilidad para esta población. Estamos 
de acuerdo con el enfoque del programa “Los doce pasos” para 
tratar problemas que son verdaderamente adictivos y motivamos 
a quienes se autolesionan, y que además abusan del alcohol y de 
las drogas, a que asistan a las reuniones de Alcohólicos Anónimos 
y Narcóticos Anónimos. Sin embargo, no creemos que el mensaje 
del programa “Los doce pasos” acerca de las sustancias adictivas, 
“una vez alcohólico, por siempre alcohólico”, pueda ser considerado 
como cierto para la autolesión. El modelo de Alternativas S.A.F.E. 
parte del principio de que no todas las personas tienen que ser 
autolesionadoras por siempre, de que ellas no se encuentran sin 
fuerza como para controlar su comportamiento. La postura que 
tomamos, que afirma que esto sí es tratable, constituye una 
diferencia significativa en el enfoque y en los resultados de la 
intervención psiquiátrica.
30 Daño Corporal
¿ H A Y E S P E R A N z A P A R A L O S Q U E 
S E A U T O L E S I O N A N ?
Hemos visto como los autolesionadores dejan este comportamiento 
para siempre. Aún personas que se lastimaban más de una vez al 
día y que sus vidas estuvieron en peligro han cruzado nuestras 
puertas de salida, hacia una vida en la que nunca más volverán 
a lastimarse. Así como muchos otros patrones arraigados que se 
utilizan para enfrentarse a situaciones de una manera malsana, la 
autolesión es un comportamiento aprendido que puede ser olvidado. 
Hemos visto a tantas personas con síntomas extre madamente 
severos recuperarse por completo y hemos tenido un índice de éxito 
alto especialmente con los adolescentes.
La autolesión es un comportamiento en el cual las personas 
se apoyan para aliviarse o distraerse cuando tienen sentimientos 
difíciles o para comunicar emociones que no pueden expresar con 
palabras. Una vez que las personas empiezan a comunicarse de 
otras formas, ya sea en forma escrita o verbal, este impulso declina. 
Los sentimientos problemáticos no se van, pero los mecanismos 
para enfrentar las situaciones son sanos.
Hemos aprendido que la estructura apropiada de tratamiento, 
en forma conjunta con la creencia en la capacidad de recuperación 
del espíritu humano, puede hacer maravillas en una población a 
la cual muchos profesionales médicos, si no casi todos, consideran 
básicamente como intratable.
¿ P U E D E M I D O C T O R A Y U D A R ?
Desafortunadamente muchos profesionales médicos están tan mal 
informados como lo están las personas comunes en general acerca 
de la autolesión y como tratarla. A pesar de que tu médico general 
te pueda referir a un psicoterapeuta o recomendar hospitalización 
si tus síntomas son muy severos, él o ella probablemente no tienen 
el conocimiento o los recursos para ayudar a tu recuperación.
Tu médico general puede curar tus heridas, suturar tu piel y 
prescribirte antidepresivos o algún otro medicamento. Pero pocos 
doctores, o en este caso psiquiatras, tienen experiencia para tratar 
 ¿Qué Es La Autogresión? 31
pacientes que se autolesionan. Aquellos que nunca antes han vistoun caso, posiblemente realicen un mal diagnostico o, peor aún, 
expresen su desagrado con el problema. Estas reacciones pueden 
reforzar los sentimientos de los pacientes acerca de que nadie los 
entiende, de que las personas los repudian y de que nadie puede 
ayudarlos. Hasta los doctores que ya han visto este comportamiento, 
casi siempre sienten que no pueden ayudar cuando se enfrentan 
a el.
Ciertamente tu doctor debe saber de tu condición, se le debe 
consultar acerca de tus heridas y debe estar al tanto de tu progreso. 
Pero para terminar con el comportamiento y entender las razones 
detrás de el, necesitas trabajar con un psicoterapeuta con mente 
abierta y que no emita juicios. La segunda sección de este libro 
“El Programa de Alternativas S.A.F.E” ofrece sugerencias para 
encontrar a alguien adecuado y explica cómo utilizar el programa 
de tratamiento S.A.F.E. junto con la psicoterapia.
Algunos autolesionadores van de un psicoterapeuta a otro sin 
mejorar y sin enfrentar el problema con resolución. Una razón puede 
ser que las personas que se autolesionan tienen problemas al hacer 
conexiones personales con otras personas. Otra razón puede recaer, 
según lo que cuentan los pacientes, en las respuestas ingenuas, sin 
empatía y despreciativas que recibieron de profesionales médicos. 
Amanda B., maestra de primaria de treinta y tres años de edad 
originaria de Kansas, nos relata la compleja aventura que pasó en 
la búsqueda de ayuda: “La mayoría de los terapeutas me ignoraban 
y algunos me decían que no podían ayudarme”, dijo ella. “Un 
terapeuta me dijo que tomara un marcador rojo y que dibujara en 
mis brazos. Eso ayudó a sentirme un poco mejor, pero no me ayudó 
a entender que me estaba pasando o por qué me sentía atraída a 
hacer esto. Finalmente, encontré un terapeuta que me dio la primera 
explicación para ello, una que nunca había escuchado. El dijo que 
la autolesión segregaba endorfinas y dopamina del cerebro. Fue 
la primera persona que admitió que lo que yo hacía tenía sentido, 
pero me dijo que esa no era la mejor estrategia para enfrentarlo. 
Me ayudó a obtener asistencia por discapacidad y a encontrar al 
programa S.A.F.E.”.
Cuando los doctores, amigos o parientes descubren que alguien 
se está autolesionando, naturalmente, se alarman y se atemorizan. 
Algunos profesionales médicos imponen medidas contraproducentes 
como colocar a los pacientes restrictores de movimiento de brazos 
32 Daño Corporal
u ordenar su internación con supervisión constante en hospitales 
mentales. Algunos doctores ordenan que los pacientes no 
internados reciban cuidados de vigilancia de asistentes de salud 
en sus domicilios de día y noche, que cuestan mucho dinero a 
las compañías de seguros pero no puede parar a alguien que está 
empeñado en lastimarse. Los amigos y familiares generalmente 
adoptan tácticas de “rescate” similares, como quedarse despiertos 
toda la noche junto al autolesionador, emitir un ultimátum o 
deshacerse de todos los objetos potencialmente peligrosos. Por 
razones que veremos más adelante, estas desesperadas acciones 
heroicas están condenadas al fracaso; solo sirven para inyectar a 
las relaciones conflictos adicionales y melodramas.
¿ S O N L O S A U T O L E S I O N A D O R E S 
P E L I g R O S O S P A R A O T R A S 
P E R S O N A S ? 
Raramente vemos autolesionadores con conductas violentas hacia 
otras personas. La agresión es una de las emociones más difíciles de 
enfrentar para los autolesionadores, es por esto que la enmascaran 
y la trabajan a través de actos de autolesión.
Pero ciertamente los autolesionadores pueden atemorizar a otras 
personas. Cuando abrimos Alternativas S.A.F.E. por primera vez 
como una unidad de área en un hospital de la ciudad de Chicago, 
el personal de apoyo estaba aterrado de acercarse a nuestra área. 
Sabían de los problemas que tenían nuestros pacientes y temían 
que alguien les pudiera hacer daño a ellos.
El personal del hospital pronto se dio cuenta y catalogó a 
nuestros pacientes entre los menos peligrosos y amenazantes. Los 
autolesionadores luchan contra sentimientos y pensamientos que 
los torturan, contra recuerdos de ellos mismos, de sus vidas y contra 
las personas que los han dañado en el pasado. Toman venganza 
contra ellos mismos por las cosas malas que les han hecho a ellos 
y por sus propias fallas. Un porcentaje relativamente pequeño de 
autolesionadores tiene dificultad para manejar la rabia y llegan a 
dañar físicamente a otros o a destruir pertenencias. Sin embargo, 
en los más de diez años de trabajo con esta población, hemos visto 
que el blanco principal de su agresión física ha sido sus propios 
cuerpos. 
 ¿Qué Es La Autogresión? 33
A U T O L E S I ó N v s . S U I C I D I O
La autolesión es una actividad totalmente distinta al intento de 
suicidio, pero los límites no están aún bien definidos y en muchas 
ocasiones los autolesionadores ciertamente tienen pensamientos 
suicidas o han cometido actos dirigidos a poner fin a sus vidas. 
En muy raras ocasiones los autolesionadores llevan sus acciones 
hasta causarse la muerte. 
Paradójicamente, la autolesión es comúnmente un acto para 
preservar la vida. Un mecanismo para manejar el estrés, aliviar 
sentimientos inexplicables y obtener atención. Muchos de los 
que sufren este comportamiento dicen que este es un mecanismo 
para alejarse del suicidio y de otras formas de desorganización 
emocional; es un “protector de vida” y no una estrategia para 
llegar al fin. Evidentemente, en muchos casos el tipo de heridas 
superficiales y quemaduras que los pacientes se hacen no es el 
tipo de comportamiento generalmente asociado con personas que 
se matan a ellas mismas. 
Mas sin duda, también existe un pequeño porcentaje de 
autolesionadores que terminan con sus propias vidas, ya sea a 
propósito o como efecto no planeado de un episodio extremo de 
autolesión. Algunos pacientes nos han dicho que han estado al 
borde de la muerte tantas veces que han llegado a creer que nunca 
morirán. A otros les atrae el macabro juego de la ruleta rusa, 
probando al destino para ver si van a morir o vivir.
En nuestra experiencia, muchas de las personas que han cometido 
suicidio son aquellos que también sufrían de una larga y profunda 
depresión, acompañada de sentimientos de desesperanza. Si los 
autolesionadores fueran suicidas no podríamos ayudarlos hasta el 
grado en que lo hemos logrado y no estaríamos tan confiados en el 
progreso de su recuperación. 
En términos de peligrosidad, la autolesión se puede comparar 
con la anorexia, la bulimia o el abuso de drogas y alcohol. Todos 
ellos son problemas potencialmente letales cuando son llevados 
al extremo. Pero las personas muy pocas veces piensan que los 
anoréxicos o alcohólicos pueden ser suicidas; las personas los 
ven como personas que están pasando por momentos difíciles 
que podrán sobrellevar con tratamiento y perseverancia. Nosotros 
vemos la autolesión de la misma manera.
34 Daño Corporal
Ya que creemos que los intentos de suicidio son un problema 
separado de la autolesión, tendemos a posponer la admisión al 
programa S.A.F.E. de aquellas personas que dicen que tienen un 
plan suicida. Tratamos de distinguir entre pacientes que en verdad 
quieren mejorar y aquellos que quieren terminar con todo.
La mayoría de los autolesionadores se enojan mucho cuando el 
personal de los hospitales o los asesores de las líneas telefónicas de 
ayuda los llaman suicidas. Los que sufren, ven su comportamiento 
como un gesto genuino y sincero, un gesto que expresa su 
necesidad de una vida mejor. Ya que los autolesionadores tienen 
serios problemas para articular sus pensamientos y sentimientos, 
y para hacerse oír, es muy frustrante para ellos cuando la acción 
que están empleando para comunicarse es mal interpretada.
Muchos autolesionadores adolescentes tienen puntos de vista 
emocionalmente inmaduros, soñadores y desorientados acerca de 
la muerte y del morir. Tienen fantasías acerca de quién iría a su 
funeral,cuantas personas mostrarían cuan importantes son para 
ellos. Nosotros tratamos de ayudarles a entender lo permanente de 
la muerte y el impacto que tienen en las otras personas, así como 
también, que esta opción no ofrece ninguna esperanza de obtener 
beneficios provenientes de estas relaciones. La mitad de la batalla 
del tratamiento, tanto con adolescentes como con personas adultas, 
es lograr que los pacientes vean que la autolesión no es un acto 
solitario, es un acto que afecta a otras personas profundamente.
Muchos adolescentes están tan enganchados en lo que es “buena 
onda” y en la rebelión contra sus padres que les es muy difícil dar 
un paso atrás y reconocer las cosas verdaderamente importantes de 
sus vidas. Algunas veces la presencia de un autolesionador puede 
llevar a todos en la familia a reflexionar sobre su comportamiento 
y valores. En los casos más felices, el autolesionador se recupera y 
la introspección de la familia los lleva a relaciones con más sentido 
y más armoniosas. Esta es la experiencia de Alexis g. y su familia 
cuya historia presentamos en el siguiente capítulo.
CAPÍTULO DOS
C Ó M O M A R C A R L O S L Í M I T E S : 
Q U É E S N O R M A L Y Q U É N O
P ara Alexis g. de dieciséis años, todo empezó cuando ella decidió que quería perforar su ombligo. Cuando estaba estudiando el segundo año de preparatoria en Colorado, 
Alexis amaba la “apariencia” de un arete en el ombligo y pegaba 
fotos de modelos profesionales que los usaban en las paredes de 
su cuarto. Unas cuantas de las muchachas más populares de la 
escuela habían obtenido permiso para ponerse estos aretes en el 
centro comercial y Alexis quería ser parte de este grupo.
Cuando su madre le dijo que “de ninguna manera” se iba a poner 
un arete en el ombligo, Alexis se enojó mucho y se deprimió. Tenía 
ya tiempo de sentirse mal consigo misma por su apariencia y pensó 
que con un arete en el ombligo mejoraría. Además, las cosas con 
las clases no iban bien, había reprobado matemáticas y de repente 
sintió que el orificio en el ombligo era lo único que haría que su vida 
valiera la pena.
Aun así su madre no cedió y un día Alexis decidió tomar las 
cosas por sus propias manos. Compró un arete de oro en el 
centro comercial, lo esterilizó, lo afiló y lo hundió a través de un 
estrecho doblez de piel en la parte superior del ombligo. Ella no 
había anticipado la sangre que salpicó y manchó la colcha de su 
cama, o el alivio instantáneo de sus sentimientos de depresión y 
autodesprecio. 
“Cuando terminé me hizo sentir muchísimo mejor”, recuerda 
Alexis. “Dolió, pero en ese momento todo estaba bien, yo tenía 
el control”. Alexis escondió la perforación de su madre que 
generalmente sabía todo lo que pasaba con Alexis y su hermano 
36 Daño Corporal
menor. Aunque Alexis describía a su familia como “lo más promedio 
posible”, la madre tendía a entrometerse en la vida de sus hijos de 
maneras muy opresivas: leía su correo y grababa sus conversaciones 
telefónicas. Alexis nunca antes había desafiado a su madre, pero de 
repente con la autolesión sintió como si hubiera encontrado algo 
que era útil.
Alexis, una adolescente alta y atractiva con cabello castaño rizado 
en forma de tirabuzones y una sonrisa alegre, empezó a cortarse a 
sí misma a propósito. Al principio comenzó a punzar sus tobillos 
y su estómago, donde pensó que nadie podría ver sus cicatrices y 
luego pasó a sus antebrazos. “Utilizaba cuchillos o navajas, o la 
punta de los alfileres de seguridad”, dijo ella. “Me meto al baño o a 
mi cuarto para hacerlo, donde haya una puerta cerrada”.
Su hábito fue escalando en frecuencia desde una vez por semana 
a más de una vez al día. “Siempre que tenía ganas”, dijo Alexis. Con 
el tiempo tuvo que hacer cortaduras más profundas para tener el 
mismo grado de alivio. Mientras más se cortaba, más controlada 
se sentía por el comportamiento y le temía. Tenía tanto miedo 
que no podía decirles a sus padres y le preocupaba cual sería la 
represalia.
Un día, después de otra mala nota en un examen de matemáticas, 
Alexis se cortó en el baño de la escuela y no paraba de sangrar. 
Entró en pánico. “Fue como si la realidad me llegara de golpe, este 
era un gran problema”, dijo. Le contó en confidencia a un maestro 
que insistió en decirles a sus padres. Primero Alexis buscó ayuda 
en un hospital local, donde sus síntomas empeoraron; más tarde 
llegó a S.A.F.E.
La mamá de Alexis estaba azorada por todo lo que había pasado. 
“Cuando supe que Alexis se estaba cortando a sí misma lo vi como 
un com portamiento manipulador y no iba a sucumbir a él”, ella 
dijo. “No me daba cuenta del peligro en el que ella estaba”.
Para los padres, puede ser especialmente difícil distinguir qué es lo 
“normal” cuando los adolescentes experimentan con modificaciones 
a su cuerpo, como un arete en la nariz o en el ombligo, o un tatuaje, 
y qué comportamiento se encuentra en una categoría diferente, 
cuyo propósito principal es el manejo de las terribles ansiedades de 
los jóvenes. En el caso de Alexis una actividad la llevó sigilosamente 
hacia la otra. En otros casos, encontramos que los intereses de los 
adolescentes se satisfacen cuando logran lo que quieren, tal vez un 
arete de forma extraña en la ceja o un tatuaje en forma de flor en 
 Cómo Marcar Los Límites: Qué Es Normal Y Qué No 37
su tobillo. Aunque a la madre de la muchacha no le guste lo que 
ella hizo con su cuerpo, el hecho de que la hija no continúe con 
este comportamiento, y que no obtenga sustento emocional como 
resultado de la perforación de la piel, indica que ella simplemente 
se está expresando.
Para una persona inexperta puede ser muy difícil distinguir 
entre un síndrome patológico y lo que es la rebelión juvenil. Ya que 
nuestra cultura permite las actividades que antes se consideraban 
tabúes, ¿fomentará también un medio ambiente en el cual los niños 
sienten que pueden tener intereses pasajeros en otras formas del 
ambiguamente denominado “arte corporal”? “Hemos tenido unas 
cuantas estudiantes que sabemos que han empezado a cortarse a sí 
mismas”, dijo el director de una escuela privada del ciclo intermedio 
para señoritas de la ciudad de Nueva York. “Pero tenemos sospechas 
de que muchas más han estado experimentando...”
Algunas situaciones están muy claras. Si alguna persona está 
cortando o quemando su piel de forma habitual, entonces es una 
persona que se autolesiona. Los casos más comunes o “clásicos” 
involucran personas que utilizan cuchillos, navajas, tijeras, cigarros 
o encendedores en contra de ellas mismas. 
Otras situaciones pueden ser ambiguas. Muchos tipos de 
comportamiento pueden ser por algunas personas 
como autoagresivos a pesar del hecho de que no lo son para otras 
personas. Por ejemplo, muchas personas, mujeres y hombres, se 
perforan las orejas. Hasta tres o cuatro agujeros en cada oreja se 
pueden considerar “normales”. Pero cuando una persona comienza 
a planear su vida alrededor de perforarse más y más agujeros en 
su oreja o anticipar el alivio que obtendrá cuando la aguja perfore 
su cuerpo, algo está yendo mal. 
En S.A.F.E., continuamente recibimos llamadas de personas 
que nos dicen: “Mi hija ha perforado sus orejas y otras partes del 
cuerpo veinte veces, ¿es esto autoagresión?” O preguntan: “He 
estado pinchando mi piel repetidamente, ¿tengo algún problema?” 
O, “Me he estado mordiendo mis uñas hasta que sangren y no 
puedo parar”.
Todas estas actividades pueden causar daño corporal, pero 
pueden ser básicamente inofensivas cuando ocurren en diversas 
circunstancias. En casos que parecen estar en el límite es importante 
que usted decida, , estas actividades 
38 Daño Corporal
constituyen un patrón de autoagresión. Hágase usted misma las 
siguientes preguntas:
¿Se siente compulsivamente atraída a realizar este �
comportamiento?
¿Está obteniendo “satisfacción” por cómo se siente �
físicamente esta actividad o está tratando de expresarse 
artísticamente con su cuerpo?
¿Este comportamiento consume

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