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Adenoma de hipofisis (8)

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838 Medicine. 2016;12(15):838-49
Concepto
Los adenomas hipofisarios son neoplasias benignas de la 
hipófisis. Constituyen el 10% de todas las neoplasias intra-
craneales. Se clasifican según su tamaño en microadenomas 
(menores de 1 cm de diámetro) o macroadenomas (diáme-
tro igual o superior a 1 cm). En función de su secreción 
hormonal se clasifican en adenomas no funcionantes y ade-
nomas funcionantes. Estos últimos producen distintas ma-
nifestaciones clínicas en relación con la hormona de la ade-
nohipófisis segregada en exceso: hormona de crecimiento 
(GH), prolactina (PRL), hormona corticotropa (ACTH), 
hormona tirotropa (TSH) y hormona folículo-estimulante 
(FSH) y luteinizante (LH). Los más frecuentes son los ade-
nomas secretores de PRL (40%) seguidos de la GH (30%).
Adenomas funcionantes de la hipófisis
C. Blanco Carrera*, C. Fernández-Fernández y P. Escribano Taioli
Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares. Madrid. España.
Resumen
Epidemiología. Los adenomas hipofisarios constituyen el 10% de todas las neoplasias intracraneales. 
Entre los funcionantes los más frecuentes son los tumores secretores de hormona de crecimiento (GH) 
que causan la acromegalia, los tumores productores de prolactina (PRL) y los tumores productores de 
hormona corticotropa (ACTH) que causan la enfermedad de Cushing.
Etiopatogenia. Los adenomas hipofisarios son tumores benignos de la adenohipófisis de presentación 
esporádica generalmente, aunque pueden aparecer asociados a síndromes hereditarios.
Manifestaciones clínicas. Los adenomas funcionantes producen síntomas derivados de la hormona de 
la adenohipófisis segregada en exceso. Además producen síntomas derivados del efecto masa y del hi-
popituitarismo asociado.
Diagnóstico. El diagnóstico se basa en las determinaciones hormonales y en las pruebas radiológicas.
Tratamiento. La cirugía, el tratamiento farmacológico y la radioterapia constituyen la base del tratamiento. 
Abstract
Functioning pituitary adenomas
Epidemiology. Pituitary adenomas account for up to 10 % of all intracranial neoplasms. The most 
common functioning tumors are those secreting growth hormone ( GH ) that cause acromegaly, prolactin 
( PRL) and adrenocorticotropic hormone ( ACTH ) that cause Cushing's disease.
Etiopathogeny. Pituitary adenomas are benign tumors of the anterior pituitary. Most of them present as 
sporadic but they may be associated to hereditary syndromes.
Clinical manifestations. Pituitary adenomas produce symptoms related to the pituitary hormone secreted 
in excess. They also produce symptoms due to mass effect and secondary hypopituitarism.
Diagnosis. The diagnosis is based on hormonal tests and radiological imaging.
Treatment. Surgery, drug therapy and radiotherapy are the mainstay of treatment.
Palabras Clave:
- Acromegalia
- Prolactinomas
- Enfermedad de Cushing
Keywords:
- Acromegaly
- Prolactinoma
- Cushing disease
ACTUALIZACIÓN
*Correspondencia 
Correo electrónico: cblanco.hupa@salud.madrid.org
Medicine. 2016;12(15):838-49 839
ADENOMAS FUNCIONANTES DE LA HIPÓFISIS
Adenomas hipofisarios secretores de 
hormona de crecimiento: acromegalia
La acromegalia es el síndrome clínico producido por la se-
creción excesiva y persistente de GH, generalmente por un 
adenoma hipofisario. Su incidencia anual es de seis casos por 
millón1. Se suele diagnosticar entre la cuarta y la quinta dé-
cada de la vida.
Etiopatogenia
La GH se produce en las células somatotropas hipofisarias 
en respuesta a factores estimulantes como la GHRH (hor-
mona liberadora de GH) e inhibidores como la somatostati-
na. La GH es liberada a la circulación y en el hígado estimu-
la la secreción de IGF-1 (factor de crecimiento similar a la 
insulina tipo 1), el cual media gran parte de los efectos meta-
bólicos y somáticos de la GH. 
Más del 95% de los pacientes diagnosticados de acrome-
galia tienen un adenoma hipofisario benigno secretor de GH2. 
Son tumores de origen monoclonal. Desde el punto de vista 
histológico, se clasifican en adenomas escasamente granula-
dos, los cuales se presentan en pacientes jóvenes y son más 
agresivos, y adenomas densamente granulados, de crecimien-
to más lento y presentación más tardía. Un 25% de los ade-
nomas secretores de GH segregan también PRL. En este 
grupo se incluyen los adenomas mixtos (contienen células 
productoras de GH y PRL), los adenomas mamosomatotro-
pos y los adenomas de células acidófilas más primitivas que 
producen más PRL que GH y son invasivos.
En menos del 5% de los casos, la causa del exceso de GH 
es un tumor hipotalámico secretor de GHRH o producción 
ectópica de GHRH o GH por un tumor neuroendocrino. El 
carcinoma hipofisario productor de GH es muy poco fre-
cuente y se diagnostica en presencia de metástasis3.
La acromegalia generalmente se presenta de forma espo-
rádica, pero puede aparecer de forma familiar asociada a mu-
taciones germinales en el gen AIP, o asociada a síndromes 
hereditarios como MEN1 (neoplasia endocrina múltiple tipo 1), 
complejo de Carney y síndrome de McCune Albright.
Manifestaciones clínicas
Las características clínicas de la acromegalia se deben a la 
presencia de niveles elevados de GH e IGF1, los cuales indu-
cen cambios metabólicos (estimulan la lipolisis e inducen 
resistencia a la insulina) y somáticos (estimulan el crecimien-
to del tejido conectivo, cartílago y vísceras).
La progresión de la acromegalia es lenta y los síntomas 
aparecen de forma insidiosa, de manera que el intervalo me-
dio entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico es de 
12 años4. Por este motivo, en el momento del diagnóstico, el 
75% de los pacientes han desarrollado un macroadenoma y 
pueden tener síntomas compresivos, como cefalea (60%) o 
alteraciones visuales (10%). La compresión de la hipófisis 
normal por el adenoma hipofisario puede producir hipopi-
tuitarismo5. El hipogonadismo es la manifestación más fre-
cuente, ya sea por déficit de gonadotropinas o secundario a 
cosecreción de PRL.
Las manifestaciones más características de la acromegalia 
son los cambios en la fisonomía debido al crecimiento acro y de 
los tejidos blandos y al depósito de mucopolisacáridos en la piel. 
Los pacientes tienen prognatismo, arcos supraciliares promi-
nentes, maloclusión dentaria y diastema, piel gruesa así como 
aumento en el tamaño de las manos y los pies (fig. 1). La macro-
glosia y el crecimiento de la laringe y la faringe favorecen el 
síndrome de apnea obstructiva del sueño (50%). Cuando el ex-
ceso de GH se produce en la infancia o la adolescencia, antes de 
la fusión de los cartílagos de crecimiento, da lugar al gigantismo. 
Independientemente de la edad, el crecimiento del tejido sino-
vial induce artropatía y dolor ar ticular y la compresión del ner-
vio mediano puede producir síndrome del túnel del carpo.
La acromegalia se asocia a resistencia a la insulina y dia-
betes en el 10-15% de los casos e hipertensión arterial (HTA) 
en el 40%. La HTA y el exceso de GH pueden inducir car-
diomiopatía con hipertrofia del ventrículo izquierdo, disfun-
ción diastólica y arritmias. La enfermedad cardiovascular es 
la principal causa de muerte en la acromegalia6.
El exceso crónico de GH produce bocio difuso o nodular 
hasta en un 50% de los casos. El riesgo de cáncer de colon 
está aumentado más de 4 veces en pacientes acromegálicos.
Diagnóstico
Ante un paciente con clínica sospechosa de acromegalia está 
recomendado medir los niveles de IGF-1 en plasma en pri-
mer lugar (1 +++)7 (fig. 2).
Fig. 1. Fenotipo característico del paciente acromegálico.
840 Medicine. 2016;12(15):838-49
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
Los niveles de IGF-1 han de ser interpretados según los 
niveles normales del inmunoanálisis para su edad y sexo. Es 
el mejor método de detección, ya que sus niveles guardan 
una relación lineal con los niveles de GH8. Un nivel normal 
de IGF-1 excluye el diagnóstico de acromegalia.Puede ha-
ber falsos positivos en la adolescencia y durante el embarazo. 
Otras situaciones, como la insuficiencia renal o hepática, el 
hipotiroidismo, la desnutrición, la diabetes tipo 1 mal con-
trolada y el uso de estrógenos orales pueden asociarse con 
niveles menores de IGF-1.
Los niveles de IGF-1 se utilizan también en el segui-
miento como parámetro de respuesta al tratamiento.
En pacientes con niveles elevados de IGF-1 se recomien-
da confirmar el diagnóstico mediante la determinación de 
GH tras la sobrecarga oral de glucosa (1 +++). Se considera 
patológico un valor de GH mayor de 1 ng/ml en las dos 
horas siguientes a la administración de 75 g de glucosa por 
vía oral. Si se emplean métodos de determinación de GH 
ultrasensibles, se ha propuesto como criterio de supresión 
valores de GH iguales o menores a 0,4 ng/ml. 
La determinación de GH en plasma no tiene valor diag-
nóstico, ya que la secreción de GH es pulsátil y aumenta en 
situaciones de estrés. Las guías recomiendan no usar la me-
dición de niveles basales de GH para el diagnóstico de acro-
megalia (1 +++). Sin embargo, sí es útil en el seguimiento 
junto a los valores de IGF-1.
Además de la evaluación del eje somatotropo, es preciso 
evaluar el resto de la función hipofisaria para descartar hipo-
pituitarismo, mediante la medición de ACTH, cortisol, TSH, 
T4L, FSH, LH, estradiol y testosterona, así como cosecre-
ción de PRL.
Una vez alcanzado el diagnóstico 
bioquímico de acromegalia, es preci-
so realizar una prueba de imagen 
para evaluar la hipófisis, dado que 
la causa más frecuente de acromega-
lia es la existencia de un adenoma 
hipofisario. La resonancia magnéti- 
ca (RM) es la técnica de elección 
(1 ++++), ya que permite evaluar el 
tamaño tumoral y la invasión de teji-
dos adyacentes. Los adenomas hipo-
fisarios hipointensos en T2 tienen 
mejor respuesta terapéutica a análo-
gos de somatostatina. En caso de que 
la RM esté contraindicada se realiza-
rá un tomografía computadorizada 
(TC).
Ante la presencia de un macro- 
adenoma hipofisario, especialmente 
si impronta la vía óptica, es preciso 
evaluar el campo visual, ya que la 
presencia de una afectación campi-
métrica determina la rapidez en ini-
ciar el tratamiento. 
Por último, es preciso evaluar la 
existencia de comorbilidades como 
la HTA, la diabetes, la enfermedad 
cardiovascular, el bocio nodular, la 
apnea del sueño y la neoplasia de colon. La asociación de 
hipercalcemia e hipofosfatemia sugiere un posible hiperpara-
tiroidismo primario en el contexto de una neoplasia endocri-
na múltiple tipo 1, especialmente si hay antecedentes familia-
res (2++). 
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son el control de la masa tu-
moral, así como la normalización bioquímica. La consecu-
ción de niveles de IGF-1 normales para la edad y el sexo, así 
como niveles de GH inferiores a 1 ng/ml se relacionan con 
una reducción en el riesgo de mortalidad9.
Cirugía
En la mayoría de los pacientes, la cirugía es el tratamiento 
de elección (1 +++) (fig. 2).
La vía de abordaje más empleada es la transesfenoidal 
(microscópica o endoscópica). Si la intervención es realizada 
por un cirujano experto, la tasa de curación es del 80% en el 
caso de microadenomas y del 40% en caso de macroadeno-
mas. Las complicaciones más frecuentes son la diabetes insí-
pida (transitoria en el 95% de los casos) y el hipopituitaris-
mo. Otras complicaciones menos frecuentes son las fístulas 
del líquido cefalorraquídeo, la meningitis y el sangrado. La 
mortalidad perioperatoria es inferior al 1%.
La cirugía permite la exéresis de todo o parte del tumor, 
mejorando los síntomas compresivos y la respuesta al trata-
miento médico en el caso de que la resección del tumor no 
haya sido completa. 
Fig. 2. Manejo diagnóstico y terapéutico del paciente con acromegalia. GH: hormona del crecimiento; RNM: 
resonancia nuclear magnética; SOG: sobrecarga oral de glucosa.
Sospecha de acromegalia
IGF-1 elevada para edad y sexo
RNM: tumor hipofisario
Cirugía transesfenoidal
Medicación
Radioterapia esterotáxica fraccionada
No candidato a cirugía
Persistencia de acromegaliaRemisión
GH > 1 ng/ml tras SOG
Seguimiento anual: 
IGF-1 y GH
Análogos de 
somatostatina
Agonistas 
dopaminérgicos
Respuesta bioquímica incompleta con dosis máxima: 
combinación
Pegvisomant
RNM si recurrencia
Medicine. 2016;12(15):838-49 841
ADENOMAS FUNCIONANTES DE LA HIPÓFISIS
Tras la cirugía se recomienda reevaluar al paciente a las 
12 semanas mediante la determinación de IGF-1 y GH en 
plasma y la realización de RM de la hipófisis. En el caso de 
que previamente a la cirugía hubiese afectación visual, es re-
comendable evaluar los campos visuales tras la misma. Se 
considera remisión si los niveles de IGF-1 son normales para 
su edad y sexo y la GH es inferior a 1 ng/ml y no hay restos 
tumorales en la RM. La posibilidad de recurrencia de la 
acromegalia en pacientes curados tras la cirugía es del 3-10% 
en los años siguientes, por lo que precisan seguimiento a lar-
go plazo.
Tratamiento médico
En el caso de persistencia de acromegalia activa tras la ciru-
gía o si esta está contraindicada, se empleará tratamiento 
farmacológico (1+++). Los fármacos utilizados son los análo-
gos de somatostatina y los agonistas dopaminérgicos (AD) 
que inhiben la secreción de GH y pegvisomant que inhibe su 
acción.
Análogos de somatostatina. Octreótido y lanreótido son 
análogos de somatostatina que se unen a receptores específi-
cos de los adenomas somatotropos ejerciendo una actividad 
antiproliferativa y antisecretora. Los tumores con más recep-
tores tipo 2 de somatostatina, los que en la histología son 
densamente granulados y los que en la RM son hipointensos 
en T2 responden mejor a estos fármacos. Otros factores que 
determinan la respuesta al tratamiento son los menores nive-
les basales de IGF-1, así como el menor tamaño del tumor o 
resto tumoral. Por ello, la resección parcial del tumor, aun-
que no consiga la curación, mejora la respuesta a estos fár-
macos10. En función de estos factores, el tratamiento con 
análogos de somatostatina produce la normalización de los 
niveles de IGF-1 en el 40-75% de los pacientes. El volumen 
tumoral se reduce más de un 50% en el 59% de los casos11. 
Se dispone de dos formulaciones de liberación retardada 
y administración mensual igualmente efectivas: octreótido 
LAR y lanreótido autogel. El octreótido LAR se administra 
por vía intramuscular con una dosis inicial de 20 mg/mes. El 
lanreótido autogel se administra por vía subcutánea profun-
da con una dosis inicial de 90 mg/mes. La dosis se ajustará en 
función de los niveles de IGF-1 medidos después de al me-
nos 12 semanas del inicio del tratamiento. 
Pasireótido es un nuevo análogo de somatostatina con 
mayor afinidad por el receptor 5. Normaliza los niveles de 
IGF-1 en el 35% de los casos. 
Lo efectos secundarios más frecuentes son los calambres 
abdominales, la diarrea y la flatulencia, los cuales mejoran 
tras los primeros meses de tratamiento. Un 25% de los casos 
desarrollan cálculos biliares con tratamiento crónico. Pasi-
reótido induce hiperglucemia en el 57% de los casos.
Los análogos de somatostatina son los fármacos de pri-
mera elección tras la cirugía en la mayoría de los casos en que 
no se produce la curación. También están indicados como 
fármacos de primera elección en aquellos casos en que la ci-
rugía está contraindicada (2++).
Agonistas dopaminérgicos. Los AD, especialmente caber-
golina, pueden reducir la secreción de GH normalizando los 
niveles de IGF-1 hasta en un 30% de los pacientes. Sin em-
bargo, su eficacia disminuye con el tiempo y no tienen efecto 
sobre el volumen tumoral. 
Los AD se utilizan en la acromegalia cuando la elevación 
de IGF-1 es modesta o hay hiperprolactinemia concomitan-
te. También se usan en combinación con análogos de soma-
tostatina o pegvisomant cuando el empleo de estos fármacos 
de forma aislada no consigue la normalización de IGF-112 
(2++).
La dosis decabergolina varía entre 0,5 y 2 mg/semana 
administrada en una o varias tomas. Con estas dosis no se 
han observado anomalías valvulares como ocurre en la enfer-
medad de Parkinson, en la que se utilizan altas dosis de ca-
bergolina, pero sí pueden aparecer efectos secundarios gas-
trointestinales, cefalea y ortostatismo.
Pegvisomant. Es un antagonista del receptor de la GH que 
compite con la GH endógena bloqueando la producción he-
pática de IGF-1. Consigue la normalización de IGF-1 en el 
95% de los casos con la dosis adecuada13. El tratamiento 
se inicia con 10 mg diarios vía subcutánea, y se va aumentan-
do progresivamente hasta conseguir el control de IGF-1 
(10-40 mg/día). 
No tiene efecto sobre los niveles de GH, por lo que estos 
no se deben medir para monitorizar el tratamiento. Tampoco 
tiene efecto reductor sobre la masa tumoral. En un 3-5% de 
los pacientes el tumor crece. Esto podría ser debido tanto a 
las características del propio tumor como a la reducción de 
IGF-1 y la pérdida de la retroalimentación negativa. Por ello, 
se recomienda realizar una RM de hipófisis entre 6 y 12 me-
ses desde el inicio del tratamiento y posteriormente de forma 
anual. Otros posibles efectos secundarios son la aparición de 
reacción local en el punto de inyección (2%), así como la 
elevación de las transaminasas (9%) que suele ser moderada 
y transitoria.
El tratamiento con pegvisomant está indicado en pacien-
tes con resistencia a los análogos de somatostatina. También 
se puede usar asociado a análogos de somatostatina en aque-
llos pacientes en los que con estos no se consigue normalizar 
los niveles de IGF-114 (2++). 
Radioterapia
La radioterapia reduce el tamaño tumoral y la secreción de 
GH pero tarda años, por lo que el paciente precisa trata-
miento farmacológico hasta que la radioterapia hace efecto. 
En la actualidad, se considera un tratamiento de tercera línea 
y está indicado en pacientes con persistencia de restos tumo-
rales tras cirugía y no controlados con tratamiento farmaco-
lógico. También está indicada en áreas geográficas donde el 
tratamiento con análogos de somatostatina o pegvisomant 
no está disponible (2++). 
La radioterapia esterotáxica fraccionada tiene mayor efi-
cacia que la radioterapia convencional y menos efectos se-
cundarios. Se puede administrar en una única dosis (gamma 
knife) o en dosis fraccionadas.
El 55-70% de los pacientes normalizan los niveles de 
IGF-1 a los 10 años de la radioterapia15. Por otra parte, más 
del 50% de los pacientes desarrollan hipopituitarismo al 
cabo de 5-10 años de seguimiento. Otros riesgos más fre-
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ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
cuentes con la radioterapia convencional son la enfermedad 
cerebrovascular, el deterioro cognitivo, la radionecrosis y los 
tumores secundarios.
Adenomas hipofisarios secretores 
de prolactina: prolactinomas
Los prolactinomas son adenomas hipofisarios que secretan 
PRL. Son los tumores hipofisarios más frecuentes (represen-
tan el 40% de todos los tumores de la hipófisis) y se diagnos-
tican con más frecuencia en mujeres (ratio 10:1)16.
Según su tamaño se clasifican en microprolactinomas 
(menores de 1 cm) y macroprolactinomas (iguales o superio-
res a 1 cm). El 90% son intraselares. Los macroprolactino-
mas son más prevalentes en varones, ya que se diagnostican 
más tardíamente cuando aparecen síntomas compresivos.
Habitualmente son esporádicos, pero hasta en un 30% pue-
den asociarse a síndromes hereditarios como la neoplasia endo-
crina múltiple tipo 1. Los prolactinomas malignos son excep-
cionales. Se reconocen porque presentan metástasis a distancia.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas se deben tanto a la hiperprolac-
tinemia como al efecto masa, especialmente en los macro-
prolactinomas.
La hiperprolactinemia altera la pulsatilidad de GnRH 
(hormona liberadora de gonadotropinas) e inhibe la secre-
ción de LH y FSH causando hipogonadismo hipogonado-
tropo y por tanto amenorrea en mujeres, disfunción eréctil 
en varones e infertilidad en ambos. El hipogonadismo se 
asocia a una disminución de la masa ósea, si bien no se ha 
descrito un aumento en la incidencia de fracturas. En el 70% 
de las mujeres hay galactorrea (secreción de leche por el pe-
zón fuera del período posparto)17. 
Por otra parte, los síntomas derivados del efecto de masa 
incluyen la cefalea y las alteraciones visuales por compresión 
del quiasma óptico. La compresión de la adenohipófisis nor-
mal puede producir hipopituitarismo.
En las mujeres premenopáusicas, es más frecuente el 
diagnóstico de microadenomas, ya que la aparición de oli-
goamenorrea y galactorrea hacen que consulten más precoz-
mente. En varones, el 80% de los prolactinomas se diagnos-
tican por síntomas derivados de la compresión de estructuras 
vecinas y/o afectación de otros ejes hipofisarios, cuando los 
pacientes han desarrollado un macroadenoma. 
Los prolactinomas son poco frecuentes en niños y ado-
lescentes y cursan con retraso puberal y/o clínica por efecto 
de masa.
Diagnóstico 
El diagnóstico del prolactinoma se basa en la evaluación de 
la hiperprolactinemia, la exclusión de otras causas de hiper-
prolactinemia (diagnóstico diferencial) y la realización de 
estudios de imagen18 (fig. 3).
Evaluación de hiperprolactinemia 
Se entiende por hiperprolactinemia un nivel de PRL superior 
a 25 μg/l en mujeres y 20 μg/l en varones. Es una hormona de 
estrés, por lo que la extracción de sangre debe realizarse 20 
minutos después de haber efectuado la punción venosa. 
En algunos casos, la PRL puede encontrarse anormal-
mente elevada sin que exista un aumento de su secreción, y 
esto se debe a una situación que se conoce como macropro-
lactinemia, en la que los métodos de laboratorio cuantifican 
una PRL de alto peso molecular (macroprolactina) como un 
exceso de la misma. El diagnóstico se confirma con la deter-
minación de la hormona tras la precipitación con polieti-
lenglicol y debe excluirse en todo paciente con hiperprolac-
tinemia asintomática (2 ++)19. 
Generalmente, los niveles de PRL se correlacionan con 
el tamaño tumoral, de modo que cifras superiores a 250 μg/l 
son muy sugerentes de macroprolactinoma. Si las cifras de 
PRL son muy elevadas pueden saturar los métodos de análi-
sis, dando lugar a resultados falsamente bajos, lo cual se co-
noce como efecto gancho, que es un fenómeno que se puede 
eliminar diluyendo la muestra. Se recomienda la exclusión 
del efecto gancho en aquellos pacientes que presenten gran-
des macroprolactinomas y valores normales o levemente ele-
vados de PRL (1 ++++).
Diagnóstico diferencial de la hiperprolactinemia 
Ante el hallazgo de hiperprolactinemia, deben excluirse cau-
sas fisiológicas, farmacológicas y patológicas de elevación 
de la misma (tabla 1). Así, se recomienda realizar pruebas de 
función hepática, renal y función tiroidea en todos los pa-
cientes con hiperprolactinemia, y descartar el embarazo en 
mujeres en edad fértil (1 ++++)20.
Realización de estudios de imagen y/u otras pruebas 
complementarias
Tras la confirmación de hiperprolactinemia se debe descartar 
la presencia de patología en el área hipotálamo-hipofisaria. 
La técnica de elección que permite una mejor caracterización 
de la masa y de su relación con estructuras vecinas es la RM21.
Fig. 3. Algoritmo diagnóstico y terapéutico del prolactinoma. RM: resonancia 
magnética.
Hiperprolactinemia
RM de hipófisis
Estudio neuroftálmico
Excluir causas secundarias Hiperprolactinemia
confirmada
Normal
Microprolactinoma 
< 10 mm
Hiperprolactinemia 
idiopática
Macroprolactinoma 
> 10 mm
Medicine. 2016;12(15):838-49 843
ADENOMAS FUNCIONANTES DE LA HIPÓFISIS
En los macroadenomas que presenten contacto con el 
quiasma óptico se debe realizar una evaluación neurooftál-
mica que incluya campimetría, motilidad ocular extrínseca, 
fondo de ojo y OCT (tomografía de coherencia óptica). La 
OCT permite evaluar la reversibilidad de la alteración de la 
víaóptica. Asimismo, deberá solicitarse una densitometría 
ósea en aquellos casos en los que exista una historia prolon-
gada de hipogonadismo en el momento del diagnóstico17.
Tratamiento 
Los objetivos del tratamiento son22: a) disminuir las concen-
traciones de PRL y revertir la clínica; b) reducir el tamaño 
tumoral; c) restaurar la función gonadal y otros déficits hor-
monales hipofisarios y d) prevenir la recurrencia y progre-
sión tumoral.
El tratamiento está indicado en todos los macroprolacti-
nomas y en los microprolactinomas que cursan con síntomas 
derivados de la hiperprolactinemia o deseo de embarazo 
(1 ++++). Los síntomas que constituyen indicaciones de tra-
tamiento son: hipogonadismo, galactorrea, infertilidad y dis-
minución de la densidad mineral ósea. Los casos de mi-
croadenoma con síntomas de hipogonadismo que no deseen 
embarazo pueden ser tratados con anticonceptivos orales 
(2 +). Por otra parte, dado que el crecimiento tumoral clíni-
camente significativo en pacientes con microadenomas no 
tratados es raro, los microprolactinomas asintomáticos no 
requieren tratamiento (2 +)18.
El tratamiento médico con AD es la primera opción te-
rapéutica, seguida ocasionalmente del tratamiento quirúrgi-
co (cirugía transesfenoidal). Solo de forma excepcional se 
emplea radioterapia (fig. 4).
Tratamiento médico con agonistas dopaminérgicos
Los AD son los fármacos de primera elección en los prolac-
tinomas en los que está indicado el tratamiento (1 ++++), 
tanto microprolactinomas como macroprolactinomas, inclu-
so en aquellos casos en los que exista déficit campimétrico. 
Las características de los principales AD se resumen en la 
tabla 2.
Cabergolina es el agonista dopaminérgico de primera 
elección tanto por su mayor eficacia, normalización de nive-
les de PRL y reducción del tamaño tumoral (1++++), como 
por su mejor tolerabilidad. Al igual que el resto de los AD, 
conviene introducirla progresivamente para evitar la apari-
ción de efectos secundarios. Si la respuesta es insuficiente, se 
debe aumentar la dosis hasta la máxima tolerada (1 ++++) y si 
a pesar de ello la PRL permanece elevada se puede sustituir 
por bromocriptina23.
Se han evidenciado algunos casos de valvulopatía en pa-
cientes con enfermedad de Parkinson tratados con altas dosis 
de AD. Las dosis de AD empleadas en pacientes con prolac-
tinoma son mucho menores. No obstante, se recomienda 
realizar un ecocardiograma al inicio del tratamiento y perió-
dicamente, especialmente en los casos en que se utilicen altas 
dosis y de forma prolongada24.
El tratamiento médico debe mantenerse hasta la norma-
lización de las concentraciones de PRL (respuesta bioquími-
TABLA 1
Causas de hiperprolactinemia
Causas fisiológicas
Embarazo
Lactancia
Estímulo del pezón
Estrés físico o psicológico
Ejercicio físico
Causas farmacológicas
Antipsicóticos o neurolépticos
Antidepresivos
Antihipertensivos
Antieméticos
Opiáceos
Otros: estrógenos, marihuana
Causas patológicas
Enfermedades hipotalámicas
Craneofaringioma, meningioma, linfoma
Sarcoidosis, histiocitosis X
Sección del tallo
Irradiación
Lesiones vasculares
Traumatismo craneoencefálico
Enfermedades hipofisarias
Prolactinoma
Tumores mixtos (GH/PRL)
Adenomas no funcionantes
Silla turca vacía
Hipófisitis linfocítica
Patología endocrinológica
Síndrome de ovario poliquístico
Hipotiroidismo primario
Otras
Insuficiencia renal
Cirrosis hepática
Lesión en pared torácica
Lesión medular
GH: hormona del crecimiento; PRL: prolactina.
Fig. 4. Algoritmo terapéutico del prolactinoma. AD: agonista dopaminérgico.
Agonista dopominérgico
Prolactinoma
Respuesta No respuesta
No respuesta
No respuesta
Seguimiento Cambiar a otro AD
Radioterapia
Cirugía
844 Medicine. 2016;12(15):838-49
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
ca) y la reducción del tamaño tumoral. Podría valorarse su 
suspensión en aquellos pacientes que presenten durante al 
menos dos años concentraciones persistentemente normales 
de PRL y ausencia de tumor remanente visible en RM o 
disminución notable de su tamaño inicial (2 +)25. La recu-
rrencia es frecuente, aunque menor en pacientes tratados 
durante al menos dos años26 (fig. 5).
Tratamiento quirúrgico 
La cirugía, habitualmente mediante abordaje transesfenoi-
dal, está indicada en los microadenomas sin respuesta al tra-
tamiento farmacológico y con manifestaciones clínicas per-
sistentes (2 +) y en los macroadenomas que presentan 
resistencia al tratamiento con AD17. 
La tasa de recidiva es elevada (50% a los 5 años) y en los 
macroprolactinomas rara vez es curativa.
Radioterapia
El empleo de radioterapia en los prolactinomas es excepcional 
y solo estaría indicado en aquellos con crecimiento persistente 
del tumor después de la cirugía o el tratamiento médico (2 +) 
y en los que presentan un comportamiento agresivo.
Tratamiento en el embarazo
El tratamiento con AD es preciso antes del embarazo, ya que 
la hiperprolactinemia inhibe la ovulación. Además es reco-
mendable reducir el tamaño tumoral a menos de 1 cm para 
evitar síntomas compresivos en caso de crecimiento del ade-
noma durante el embarazo (1 +). 
Si la mujer expresa deseo gestacional, se debe suspender 
el tratamiento con cabergolina e iniciarlo con bromocripti-
na, ya que la experiencia con este fármaco en el embarazo es 
mayor. El empleo de bromocriptina en más de 2.500 emba-
razos no se ha asociado a un incremento del riesgo de mal-
formaciones fetales27. El riesgo de crecimiento tumoral de 
los microprolactinomas es bajo durante el embarazo, por ello 
se recomienda suspender la administración de bromocriptina 
coincidiendo con el diagnóstico de gestación. Sin embargo, 
hasta el 31% de los macroprolactinomas pueden aumentar 
su tamaño, por lo que se aconseja mantener el tratamiento, 
TABLA 2
Características de los agonistas dopaminérgicos
Fármaco Características Dosis Eficacia Resistencia Embarazo Efectos adversos
Bromocriptina Ergótico
Agonista D2
Antagonista D1
Inicio: 0,62-1,25 mg/día
Media: 5-15 mg/día
Máxima: 30 mg/día
Microadenoma: 80-90%
Macroadenoma: 70%
25-30% Más experiencia 10-25%
Náuseas, vómitos, cefalea, hipotensión 
postural, somnolencia, vértigo, congestión 
nasal
Abandono del tratamiento: 12%
Cabergolina Ergótico
Agonista D2
Inicio: 0,25-0,5 mg/sem
Media: 0,5-1 mg/sem
Máxima:
4,5-7 mg/sem
Microadenoma: 80-100%
Macroadenoma: 50-85%
5-10% Menos experiencia
Parece seguro
5% 
Náuseas, vómitos, cefalea, hipotensión 
postural, somnolencia
Abandono del tratamiento: 3%
Quinagolida No ergótico
Agonista D2
1º-3º día: 25 μg/día
3º-7º día: 50 μg/día
> 7º día: 75 μg/día
Máxima: 300 μg/día
Similar a BC. 50% de 
los pacientes resistentes 
a BC responden a 
quinagolida
< 5% No recomendado 5-10% 
Náuseas, vómitos, cefalea, hipotensión 
postural, vértigo, congestión nasal, diarrea, 
estreñimiento
Abandono del tratamiento: < 5%
Fig. 5. Prolactinoma antes y después de 3 meses de tratamiento con agonistas dopaminéricos.
Medicine. 2016;12(15):838-49 845
ADENOMAS FUNCIONANTES DE LA HIPÓFISIS
especialmente en macroadenomas invasivos o próximos al 
quiasma óptico. Si aparecen síntomas neurológicos o altera-
ciones visuales, se recomienda realizar un estudio oftalmoló-
gico y morfológico con RM sin gadolinio, tanto en gestantes 
con micro como macroprolactinomas (1 ++). Si se produce 
un aumento sintomático del tamaño tumoral, se recomienda 
reiniciar el tratamiento con bromocriptina (1 ++)17.
Adenomas hipofisarios secretores 
de ACTH: enfermedad de Cushing
El síndrome de Cushing (SC) se produce por la exposición cró-
nica a niveles elevados de glucocorticoides. La causa más fre-
cuente es la administración exógena de corticoides. El SC en-
dógeno es mucho menos común (incidencia 10-15/1.000.000)28. 
La causa más frecuente es la liberación excesiva de ACTH 
por un adenoma hipofisario (enfermedad de Cushing).
Etiopatogenia
En condiciones normales, la hormona liberadora de cortico-
tropina (CRH) y la vasopresina,producidas ambas en el hi-
potálamo, estimulan la secreción de ACTH por la hipófisis y 
esta estimula la liberación de cortisol por la glándula supra-
rrenal. El exceso de cortisol inhibe la secreción de CRH y 
ACTH. En personas sanas, el cortisol se segrega con un rit-
mo circadiano, siendo su secreción máxima entorno a las 
7:00 horas y su secreción mínima a medianoche.
El SC endógeno puede ser ACTH dependiente (hiperse-
creción patológica de ACTH) o ACTH independiente (hi-
persecreción patológica de cortisol por la glándula suprarre-
nal que suprime la secreción de ACTH y CRH) (tabla 3).
El 85% de los casos de SC ACTH dependiente se deben 
a la enfermedad de Cushing, producida por un adenoma hi-
pofisario secretor de ACTH (90% microadenoma y 10% 
macroadenomas). El 15% restante se debe a la producción 
ectópica de ACTH o CRH por tumores no hipofisarios 
(60% localizados en pulmón).
Manifestaciones clínicas
Los pacientes con enfermedad de Cushing presentan obesidad 
(95%) con depósito de grasa a nivel visceral (obesidad troncu-
lar) y subcutáneo en cara (cara de luna llena) y cuello (giba de 
búfalo). La disminución del tejido subcutáneo y la atrofia cu-
tánea favorecen la aparición de equimosis ante mínimos trau-
matismos y plétora facial. La presencia de estrías violáceas en 
el abdomen y la raíz de los miembros, así como la atrofia y la 
debilidad muscular proximal son muy características. El 80% 
de las mujeres presentan oligoamenorrea y pueden tener hir-
sutismo y acné. La osteoporosis es frecuente y puede producir 
fracturas patológicas y aplastamientos vertebrales. La mayoría 
de los pacientes tienen síntomas neuropsiquiátricos. Aproxi-
madamente el 80% de los pacientes tienen hipertensión arte-
rial y un 60% intolerancia a la glucosa o diabetes.
La intensidad de los síntomas depende del grado y dura-
ción del hipercortisolismo, así como de la causa. En los tu-
mores secretores de ACTH ectópica la progresión es más 
rápida y se asocia a hiperpigmentación e hipopotasemia. En 
el carcinoma suprarrenal son más llamativos los signos de 
hiperandrogenismo. Sin embargo, en la enfermedad de Cus-
hing y en algunos tumores secretores de ACTH ectópica, 
como los carcinoides bronquiales, los síntomas se desarrollan 
de manera lenta y progresiva y son diagnosticados después 
de largo tiempo de evolución. La asociación de varios sínto-
mas aumenta la sospecha de hipercortisolismo29 
En la tabla 4 se presentan los signos y síntomas con ma-
yor especificidad.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de Cushing requiere, en pri-
mer lugar, la demostración de hipercortisolismo endógeno y, 
en segundo lugar, el diagnóstico diferencial entre las distintas 
causas de síndrome de Cushing30,31. En la mayoría de los casos 
es necesario realizar varias pruebas para llegar al diagnóstico.
Diagnóstico de hipercortisolismo endógeno
Las pruebas más empleadas en el diagnóstico son la supre-
sión con dosis bajas de dexametasona, la determinación de 
TABLA 3
Etiología del síndrome de Cushing
ACTH dependiente: 85%
1. Enfermedad de Cushing: 70%
2. Síndrome de secreción ectópica de ACTH o CRH: 15%
ACTH independiente: 15%
1. Adenoma suprarrenal: 10%
2. Carcinoma suprarrenal: 4%
3. Hiperplasia macronodular adrenal bilateral: < 1%
4. Hiperplasia micronodular: < 1%
5. Síndrome de McCune Albright: < 1%
ACTH: hormona corticotropa; CRH: hormona liberadora de corticotropina.
TABLA 4
Síntomas y signos sugestivos de síndrome de Cushing
Más sugestivos de síndrome de Cushing (mayor especificidad)
Plétora facial 90%
Atrofia cutánea 85%
Hematomas fáciles 65%
Debilidad muscular proximal 60%
Estrías rojizas 60%
Disminución de la velocidad de crecimiento en niños 100%
Menos sugestivos de síndrome de Cushing (menor especificidad)
Obesidad o ganancia de peso 95%
Disminución de la libido 90%
Alteraciones menstruales 80%
Hipertensión 75%
Hirsutismo 75%
Depresión/labilidad emocional 70%
Intolerancia a la glucosa 60%
Fractura previa u osteopenia 50%
Nefrolitiasis 50%
846 Medicine. 2016;12(15):838-49
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
cortisol libre urinario (CLU) y la determinación de cortisol 
nocturno en plasma o saliva.
Supresión con dosis bajas de dexametasona. En los pacien-
tes con SC, la administración de dexametasona no suprime la 
secreción de ACTH y cortisol endógenos. Se administra 1 mg 
de dexametasona entre las 23:00-24:00 horas del día anterior 
a la extracción. Niveles de cortisol a las 8:00-9:00 horas meno-
res de 1,8 μg/dl (50 nmol/l) excluyen el SC (sensibilidad 95%). 
Sin embargo, este punto de corte muestra una baja especifici-
dad, pues individuos sanos pueden tener niveles entre 1,8 y 
3 μg/dl. Las concentraciones superiores a 5 μg/dl deben con-
siderarse muy sugestivas de SC (especificidad 97%). El uso de 
fármacos que aumentan la concentración de proteínas plasmá-
ticas pueden aumentar las concentraciones de cortisol y pro-
ducir falsos positivos. La administración de 0,5 mg de dexame-
tasona cada 6 horas durante 48 horas y la posterior medición 
de cortisol en plasma a las 6 horas de la última toma no pre-
senta ventajas respecto al test de supresión nocturna.
Cortisol libre urinario. La determinación de CLU en 
24 horas es una prueba útil que refleja la secreción diaria de 
cortisol. Valores elevados más de 3 o 4 veces por encima del 
rango normal son diagnósticos de SC.
Un único resultado en rango normal no excluye el diag-
nóstico, especialmente en aquellos pacientes con hipercorti-
solismo intermitente (Cushing cíclico). Por esta razón, se 
recomienda realizar al menos dos determinaciones.
Cortisol nocturno (plasma y saliva). En personas sanas el 
cortisol se segrega siguiendo un ritmo circadiano, con va-
lores máximos a las 9:00 horas y mínimos a medianoche. 
Un valor de cortisol plasmático a las 23 horas superior a 
7,5 mcg/dl o en saliva superior a 3 nmol/l es sugestivo de SC.
Diagnóstico etiológico
Una vez confirmado el diagnóstico de hipercortisolismo, la 
determinación plasmática de ACTH es el primer paso en el 
diagnóstico etiológico, ya que permite distinguir entre SC 
ACTH dependiente e independiente. En el caso de SC ACTH 
dependiente, otras pruebas (prueba de supresión fuerte, CRH 
y el cateterismo de senos petrosos) nos permitirán distinguir 
entre el origen hipofisario y ectópico de ACTH.
Determinación de ACTH. Niveles de ACTH normales o 
altos (mayores de 15 pg/ml) indican un SC ACTH depen-
diente mientras que si son bajos (inferiores a 5 pg/ml) indi-
can un SC ACTH independiente. Valores de ACTH entre 5 
y 15 pg/ml pueden requerir una prueba de estímulo con 
CRH para alcanzar el diagnóstico. La ausencia de respuesta 
de ACTH indica SC adrenal.
Prueba de supresión fuerte con dexametasona. Los adeno-
mas hipofisarios productores de ACTH conservan mayor 
grado de supresión con altas dosis de dexametasona que los 
tumores ectópicos. La administración de 2 mg cada 6 horas 
durante 48 horas u 8 mg en dosis única nocturna consigue una 
supresión del cortisol en plasma superior al 50% en la mayoría 
de los adenomas hipofisarios, aunque algunos tumores pro-
ductores de ACTH ectópica pueden tener una respuesta simi-
lar. Sin embargo, una reducción del cortisol superior al 90% 
sobre el valor basal sugiere microadenoma hipofisario.
Prueba de CRH. Los adenomas hipofisarios productores de 
ACTH conservan cierto grado de respuesta al estímulo con 
CRH, que rara vez se observa en los casos de secreción ectó-
pica. Una elevación superior a un 50% en los niveles de 
ACTH y/o superior a un 20% en los niveles de cortisol, tras 
la administración intravenosa de 100 μg de CRH, es muy 
sugestiva de enfermedad de Cushing.
Cateterismo de senos petrosos inferiores. El cateterismo 
de los senos petrosos es un método invasivo que permite dife-
renciar entre el origen hipofisario (enfermedad de Cushing) o 
periférico o ectópico de la secreción ACTH en el SC ACTH 
dependiente. Los senos petrosos recogen el drenaje venoso 
de la hipófisis. Mediante estemétodo se miden los niveles de 
ACTH en ambos senos petrosos y en una vena periférica, tan-
to en condiciones basales como tras estímulo con CRH.
Una relación entre las concentraciones de ACTH central 
y periférica superior a 2 en condiciones basales o a 3 tras 
estímulo con CRH indica un origen hipofisario de la secre-
ción de ACTH (valor predictivo positivo 100%). 
Un gradiente interpetroso superior a 1,4 puede ser útil 
para el diagnóstico de lateralización del microadenoma, pero 
solo el 60% de los casos son localizados correctamente con 
este método.
Diagnóstico por imagen
En todo paciente con SC ACTH-dependiente debe realizar-
se una RM hipofisaria. No obstante, la base del diagnóstico 
etiológico debe ser bioquímica y no radiológica, ya que en el 
40% de los pacientes con enfermedad de Cushing no se ve 
el microadenoma en la RM y hasta el 10% de la población 
presenta incidentalomas hipofisarios32.
Tratamiento
La cirugía es el tratamiento de elección en pacientes con en-
fermedad de Cushing, ya que es potencialmente curativa y 
corrige el hipercortisolismo en el 80% de los microadeno-
mas y en el 50% de los macroadenomas33-35 (1+++) (fig. 6). La 
tasa de recurrencia a los 10 años es del 25%. El hipercortiso-
lismo crónico inhibe la función de las corticotropas norma-
les, por lo que tras la extirpación del adenoma puede haber 
insuficiencia suprarrenal transitoria. 
La radioterapia36se considera la segunda línea de trata-
miento en aquellos pacientes que no se han curado tras la 
cirugía (2++). Normaliza los niveles de CLU en el 80% de 
los casos, generalmente en los dos años siguientes a la radio-
terapia. Los pacientes precisan tratamiento farmacológico 
mientras hace efecto la radioterapia para mantener los nive-
les de CLU dentro del rango normal. Una de las complica-
ciones más frecuentes es el desarrollo de hipopituitarismo.
El tratamiento médico está indicado para tratar las manifes-
taciones de SC en aquellos casos no candidatos a la cirugía, pre-
viamente a la cirugía en pacientes con sintomatología severa y 
Medicine. 2016;12(15):838-49 847
ADENOMAS FUNCIONANTES DE LA HIPÓFISIS
tras la cirugía, en aquellos pacientes que presentan persistencia 
o recidiva del SC hasta que haga efecto la radioterapia (1++)37.
Los fármacos más utilizados son los inhibidores de la es-
teroidogénesis adrenal, ya que son más eficaces en reducir los 
niveles de cortisol que los fármacos que inhiben la secreción 
de ACTH. Ocasionalmente se emplean bloqueadores del re-
ceptor de cortisol (tabla 5).
Inhibidores de la esteroidogénesis adrenal
El más utilizado es ketoconazol, que inhibe varias enzimas 
implicadas en la esteroidogénesis. Normaliza el cortisol en la 
gran mayoría de los pacientes con SC38. También disminuye 
la síntesis de andrógenos, por lo que puede producir disfun-
ción sexual en los varones. En un 5-15% de los casos hay 
elevación moderada y reversible de las enzimas hepáticas, 
siendo excepcional la hepatotoxicidad grave. 
Metirapona inhibe la 11 B-hi-
droxilasa y disminuye los niveles de 
cortisol rápidamente39.
En altas dosis puede producir hi-
pertensión e hipocalemia secundaria a 
la elevación de 11-deoxicorticoste-
rona. El LCI699 es un inhibidor no 
selectivo de la 11β-hidroxilasa y la al-
dosterona sintetasa, aún no comercia-
lizada. Tiene una potencia inhibitoria 
mayor que metirapona, y al inhibir la 
síntesis de aldosterona no produce 
hipertensión arterial e hipopotasemia.
Mitotane inhibe múltiples pasos 
de la esteroidogénesis y tiene activi-
dad adrenolítica cuando se usa en 
altas dosis durante tiempo prolonga-
do. Su comienzo de acción es lento, 
por lo que debe asociarse inicialmen-
te a otros inhibidores de la esteroi-
dogénesis. Se usa principalmente en 
pacientes con carcinoma suprarre-
nal40 
Etomidato inhibe la 11β-hidroxilasa y la 17,20 hidroxila-
sa. Se utiliza por vía intravenosa para un control rápido de la 
hipercortisolemia en pacientes hospitalizados.
Fármacos que inhiben la secreción de ACTH
Cabergolina. Más del 80% de los tumores corticotropos po-
seen receptores D2 de dopamina. Cabergolina en altas dosis 
normaliza los niveles de CLU en el 30-40% de los pacien-
tes41. A largo plazo, la eficacia es menor, ya que algunos pre-
sentan fenómeno de escape.
Pasireotide. Los adenomas corticotropos expresan recepto-
res de somatostatina, fundamentalmente SSTR2 y SSTR5. 
Pasireotide es un análogo de la somastotatina que se une a 
múltiples receptores de somatostatina, con mayor afinidad 
por el SSTR1 y SSTR5. Normaliza los niveles de CLU en el 
15-26%de los casos con dosis de 600-900 μg/12 horas sub-
cutáneos tras 6 meses de tratamiento42.
Antagonistas del receptor de cortisol
Mifepristona es un antagonista del receptor de progesterona 
que en dosis altas bloquea el receptor del cortisol. Ocasional-
mente se ha utilizado para el tratamiento del SC. Aumenta 
los niveles circulantes de ACTH y cortisol, por lo que estos 
no son útiles para monitorizar el tratamiento43.
En algunos pacientes el uso combinado de varios fárma-
cos con mecanismos de acción diferentes puede contribuir a 
un mejor control del hipercortisolismo con menos efectos 
secundarios44,45.
La adrenalectomía bilateral46 puede ser considerada en 
pacientes con enfermedad de Cushing en los que persiste el 
hipercortisolismo tras cirugía y radioterapia y no se controla 
adecuadamente con tratamiento médico. Controla el SC 
rápidamente pero produce insuficiencia suprarrenal que re-
quiere tratamiento con gluco y mineralocorticoides de por 
TABLA 5
Fármacos utilizados en la enfermedad de Cushing
Tratamiento médico para la enfermedad de Cushing
Dosis Efectos secundarios
Inhibidores de ACTH
Cabergolina 1-7 mg/semana oral Astenia, náuseas
Pasireotide 600-900 mcg/12 h sc Gastrointestinales, hiperglucemia
Inhibidores de la esteroidogénesis adrenal
Ketoconazol 400-1.600 mg/día oral Hepatotoxicidad
Disfunción sexual varón
Metirapona Oral Hirsutismo, HTA, hipopotasemia
LC 1699 3.000 mg/día oral Hirsutismo
Mitotane 250-1.500 mg/d oral Gastrointestinales y neurológicos
Etomidato 0,03 mg/kg/h iv Sedación
Antagonistas del receptor de cortisol
Mifepristona 300-1.200 mg/d oral Insuficiencia adrenal
Engrosamiento endometrial
ACTH: hormona corticotropa; HTA: hipertensión arterial; sc: subcutáneo; iv: intravenoso.
Fig. 6. Algoritmo para el tratamiento de la enfermedad de Cushing.
Enfermedad de Cushing confirmada
Cirugía transesfenoidal
Enfermedad persistente
Considerar segunda cirugía (particularmente si la 
inicial no fue realizada por un cirujano experto)
Enfermedad persistente
• Radioterapia
• Terapia médica
• Adrenalectomía bilateral
Pacientes 
no candidatos 
a cirugía Remisión
Vigilar 
recurrencia
848 Medicine. 2016;12(15):838-49
ENFERMEDADES ENDOCRINOLÓGICAS Y METABÓLICAS (III)
vida. La pérdida de la función inhibidora del cortisol fa-
vorece el aumento de ACTH y el crecimiento tumoral (sín-
drome de Nelson) en un 20-25% de los casos. 
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran 
que para esta investigación no se han realizado experimentos 
en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en 
este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. 
Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos 
de pacientes.
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