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CARACTERISTICAS FEMINICIDA

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CARACTERÍSTICAS DE UN FEMINICIDA
Entre los múltiples estudios de investigación y en términos de un crimen, se encuentran la criminal y forense, ambas juegan papeles imprescindibles en el cumplimiento de la ley, el sistema judicial y la criminología. Sin embargo, la primera se usa principalmente para determinar los motivos psicológicos por los que se comete un delito y la forense analiza el efecto del delito sobre las víctimas y la condición mental del victimario.
A tiempo de determinar los rasgos de un feminicida, se puede definir que este no tiene un patrón de conducta, cada caso es distinto; pero el común denominador suele ser que se trata de personas con fuertes carencias afectivas, incapaces de sentir empatía por los demás, sin sentimientos de culpa y con un profundo odio al sexo femenino.
Los siguientes factores forman parte de esos rasgos:
Celos: La seguridad de que lo van a traicionar o le serán infiel.
Posesividad: Reflejada a través de frases dichas a su pareja como “eres mía” “mi mujer” “si me dejas te mato” “no sé qué haría sin ti”.
Impulsividad: No se controlan y se enojan si se les quiere poner límites. En estos casos, desde el lado de la víctima suelen reflejarse respuestas como “por eso le hago caso, para que no se enoje”.
Consumo frecuente de alcohol y/o drogas
No asume responsabilidades: Echa la culpa a su pareja de todo lo negativo que ocurre o hace. “Yo no te trataría así, si tu hicieras las cosas como yo quiero”.
Es más frecuente conocer casos de hombres que agreden únicamente a sus parejas, pero que su entorno asegura que son perfectamente capaces de relacionarse de manera pacífica con el resto de las personas.
Sin duda, es importante el análisis desde el ángulo opuesto y la definición de algunos rasgos de personalidad en común de mujeres víctimas de violencia. Aspectos como la baja autoestima o haber crecido en un ambiente machista, podrían ser preponderantes.
Existen actitudes como la aceptación, por parte de algunas mujeres, de las reglas de la pareja o el no ser capaces de poner ciertos límites a la misma. Además, también se denota que existe un temor a la soledad y a la pérdida de su pareja.
Por otro lado, se puede ver que en muchos casos existe una permisividad al consumo del alcohol y las drogas e incluso la “normalización de la violencia”, probablemente debido a los antecedentes familiares o de crianza de cada persona.  
No obstante, es importante aclarar que la violencia no tiene justificación posible basada en actitudes o conductas por parte de las víctimas.
El feminicida no tiene un patrón de conducta, cada caso es diferente; pero el punto de coincidencia es que se trata de individuos con fuertes carencias afectivas, incapaces de sentir empatía por el semejante, sin sentimientos feminicidas es un asunto muy complejo en el que podríamos remontarnos hasta la época precolombina, para revalorar cómo es qué se ha ido configurando lo femenino al paso del tiempo tos de culpa y con un profundo odio a lo femenino.
Las mujeres están en desventaja simbólica, son vistas con menosprecio, por posición, por cultura, por costumbre e incluso, por cómo se trasfiguran las mujeres a sí mismas a través de las enseñanzas culturales y sociales
Realmente, el feminicida no está pensando. Este tipo de violencia ocurre cuando llega a tal grado la destrucción del amor y el dolor afectivo en alguien que está fracturado, atormentado, deprimido, porque otro camino para ellos sería el suicidio
El 97% de los feminicidas no registraba antecedentes penales ni tuvo un comportamiento antisocial en su adolescencia que le hubiera ocasionado detenciones o ingresos a un centro juvenil. Cuando cometieron el crimen, la mayoría tampoco enfrentaba algún factor de estrés laboral o por falta de dinero. De hecho, nueve de cada diez asesinos de mujeres dijo que tenía un empleo y que se llevaba bien con sus compañeros de trabajo.
Entonces, llamarlos “monstruos” es un error, calificarlos de esta manera hace que los asesinos sean vistos como enfermos, anormales, locos. Y así el problema de la violencia de género se reduce a un grupo de “hombres malos”.
Así trabaja la lógica de un feminicida cuando una mujer se aparta de los parámetros que según él debería cumplir, “hay que corregirla, se está yendo por mal camino”, estas correcciones son progresivas y acumulativas, empiezan por un insulto, una orden, una prohibición, hasta convertirse en un golpe, una violación, el aislamiento en la propia casa y el uso excesivo de la fuerza, suficiente como para acabar con la vida de esa mujer “no ideal”, intencional o inintencionalmente.
Está claro que un feminicida atenta contra la vida de una mujer por ser de dicho género, esto puede ser resultado de una crianza machista, por una cultura patriarcal, por vivenciar algunos sucesos de violencia en su infancia y adolescencia o simplemente por creerse superior a la mujer y, por ende, cree que puede tomar decisiones sobre ella, y hacer de ella lo que le plazca.
Un hombre no nace siendo un feminicida, la sociedad misma se encarga de moldearlo de acuerdo con sus experiencias de vida, su entorno familiar, sus amistades, relaciones, traumas, etc.,
MOTIVACIÓN DE UN FEMINICIDA
La desigualdad y la violencia de género son recurrentes en la historia de las sociedades. Con el avance de los movimientos feministas estas cuestiones han adquirido una visibilidad mucho mayor de la que tenían hace pocas décadas en gran parte del mundo. En este artículo definiremos los distintos tipos de feminicidio, la consecuencia más extrema de la violencia de género, y analizaremos cuáles son sus causas desde una perspectiva psicosocial.
La motivación para el crimen es una de las peculiaridades principales del feminicidio en relación a otros tipos de homicidio. Según Diana Russell, a quien se atribuye la popularización de la palabra “feminicidio” (“femicide” en inglés”), algunas de las motivaciones principales para estos asesinatos son la ira, el odio, los celos y la búsqueda de placer. Otras variables que Russell considera relevantes son la misoginia, el sentido de superioridad de género y la concepción de las mujeres como posesión. Estas variables se transmiten culturalmente y favorecen la violencia de los hombres hacia las mujeres. Por otro lado, los asesinatos de mujeres en el ámbito de la pareja también están ligados, estadísticamente, al consumo de alcohol o de otras drogas por parte del homicida, si bien estas acciones no pueden ser atribuidas solamente a un fenómeno puramente bioquímico.
El asesinato por honor es un tipo especial de feminicidio que se comete contra mujeres de las que se dice que han deshonrado a la familia. Entre los motivos más habituales de “deshonra” se incluyen ser víctima de violación y ser acusada de adulterio.
Si bien desde distintas orientaciones teóricas se podría explicar la violencia de género y el feminicidio de modos muy distintos, nos centraremos en dos ejemplos: el interaccionismo si
El feminicidio, el asesinato de mujeres por el mero hecho de ser mujeres, arroja cifras cada vez más escalofriantes. Este tipo de violencia no conoce fronteras y afecta a mujeres y niñas de todas las edades, de todos los estratos económicos, de todas las razas y de todos los credos y culturas. Desde las zonas de conflicto hasta los espacios urbanos y los campus universitarios, se trata de violencia que nos obliga a todas y todos a actuar como agentes preventivos de esta pandemia y a tomar medidas ahora
Las investigaciones comienzan a contribuir a aclarar los factores que aumentan el riesgo de las mujeres de ser asesinadas, especialmente por sus parejas, y los factores asociados con un mayor riesgo de que los hombres cometan un femicidio. La mayoría de los estudios se relacionan con el femicidio íntimo y, por consiguiente, no se pueden aplicar a otras formas de asesinato, como los cometidos en nombre del “honor”. El modelo más utilizado para entender cualquier forma de violencia es el modelo ecológico, según el cual la violencia está influenciada por factores que operan en cuatroniveles: individual, relacional o familiar, comunitario, y social o estructural (referente a las leyes, las políticas y las influencias sociales más generales). 
Fortalecer la vigilancia y la detección del femicidio y de la violencia por parte de la pareja 
Es preciso intensificar la recopilación y el análisis de datos sobre mortalidad, desglosar esos datos por sexo y, en el caso de los asesinatos, garantizar la documentación de la relación entre la víctima y el perpetrador. Estos datos pueden ser complementados con información de otras fuentes (por ejemplo, la policía, las morgues, los tribunales y los médicos forenses). En los países donde se dispone de escasos datos sobre el femicidio, la sensibilización y la promoción de la causa podrían fomentar la cooperación entre la policía, el personal médico y otros organismos pertinentes para recoger datos e informar sobre la relación entre la víctima y el perpetrador y la motivación para cometer el femicidio. También se deben tomar medidas para elaborar y fortalecer métodos de investigación que mejoren el conocimiento del contexto social del femicidio, incluidas las desigualdades por razón de género.
 La víctima tiene lesiones o mutilaciones, por ejemplo, si se le encuentran marcas de tortura, ahorcamiento, hay cortaduras en alguna parte de su cuerpo o signos de abuso sexual.
• Si antes la víctima mencionó que sufría amenazas, golpes, humillaciones, gritos o acoso por parte de algún individuo.
• Si se comprueba que el presunto culpable tuvo una relación sentimental, de noviazgo, era su esposo, un chico con el que salía o amigo muy cercano.
• Si el cuerpo de la víctima fue encontrado y expuesto en un lugar público; esto porque en varias ocasiones son halladas desnudas en lotes, ríos o parques; aunque también han sido encontradas en sus propias casas o sitios privados.
Este tipo de feminicidio suele darse cuando un varón mata a mujeres de forma repetida para obtener placer sexual sádico. En general estos asesinatos se producen por trauma o por asfixia. Las víctimas de feminicidios en serie, como el resto de feminicidios no íntimos, son más frecuentemente mujeres que trabajan como camareras o como prostitutas. En ocasiones se atribuye el feminicidio en serie a la pornografía, en especial a aquella que erotiza la violencia. Desde una perspectiva de género, esto puede deberse a la normalización de la violencia que se produce en estas piezas de ficción. No obstante, esta relación no ha sido demostrada por el momento. Es probable que el uso de estos materiales no sea un factor que predisponga a la realización de los crímenes, sino que forme parte del proceso de preparación a través del acto de fantasear con violaciones y asesinatos.

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