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105 Orientación MIR Tema fundamental de la asignatura, de obligado estudio en profundidad. Se debe conocer el diagnóstico y tratamiento del síndrome coronario crónico y de los síndromes coronarios agudos, con y sin elevación del ST, así como la farmacología y las complicaciones del infarto. Es necesario además saber identificar los cambios isquémicos en el ECG, así como su correlación con la anatomía coronaria. 13.1. Fisiopatología de la aterosclerosis y de la isquemia miocárdica Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en todo el mundo. En España estas enfermedades también son la causa más frecuente de muerte (45%), manifestándose clínicamente como cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular y arteriopatía periférica. Recuerdo anatómico El miocardio recibe sangre arterial a través de dos arterias coronarias que salen de la aorta poco después de su nacimiento (Figura 13.1, Figura 13.2, y Figura 13.3): Aorta Arteria coronaria derecha Arteria coronaria izquierda Arteria circunfleja Arteria descendente anterior Cara inferior ventrículo derecho Cara anterior, septo y cara lateral Has de His Cara posterior, lateral e inferior 55% 90% Nodo sinusal Nodo AV 45% 10% Figura 13.1. Vascularización cardíaca • Tronco coronario izquierdo (TCI). Nace del seno de Valsalva izquierdo y se bifurca en dos ramas: - Descendente anterior (DA). Recorre el surco interventricular anterior, rodeando la punta del corazón. Ramas que emite: › Septales, que irrigan el septo anterior. › Diagonales, que se dirigen a la cara lateral del ventrículo izquierdo (VI). Figura 13.2. Proyección AP caudal que muestra tronco coronario izquierdo, DA y Cx sin lesiones - Circunfleja (Cx). Recorre el surco auriculoventricular izquierdo. Ramas que emite: › Marginales obtusas, que van a la pared lateral y posterior del VI. • Coronaria derecha (CD). Irriga el ventrículo derecho (ramas margina- les agudas) y, en función de la dominancia coronaria, la cara inferior, posterior (incluyendo la porción posterior del tabique) y lateral del VI (rama descendente o interventricular posterior y ramas posterolate- rales). Concepto de dominancia: - Dominancia derecha (85% de la población): la CD origina la descendente posterior y al menos una rama posterolateral. - Dominancia izquierda (7%): la Cx origina la descendente poste- rior y todas las posterolaterales. - Codominancia (8%): la descendente posterior es rama de la CD y todas las posterolaterales de la Cx. Enfermedad coronaria 13 106 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición El drenaje venoso del miocardio se lleva a cabo a través de las venas coro- narias, que están distribuidas en dos sistemas: • Seno coronario. Situado en el surco auriculoventricular posterior izquierdo y que desemboca en la AD baja, cerca del anillo tricúspide, recoge la mayor parte del drenaje venoso del lado izquierdo. • Orificios independientes del seno coronario. Recogen sangre del VD, desembocando directamente en la AD (venas de Tebesio). Figura 13.3. Proyección AP craneal que muestra la coronaria derecha sin lesiones Definición de cardiopatía isquémica El concepto de cardiopatía isquémica incluye las alteraciones que tienen lugar en el miocardio debido a un desequilibrio entre el aporte de oxígeno y la demanda del mismo. Puede manifestarse de diversas formas según se muestra en la Tabla 13.1. Cardiopatía isquémica Enfermedad coronaria estable crónica Angina crónica estable Angina microvascular (síndrome X) Isquemia silente Síndromes coronarios agudos Con ascenso persistente del ST: infarto agudo de miocardio transmural Sin ascenso persistente del ST: • Infarto sin elevación del segmento ST • Angina inestable • Angina de Prinzmetal Tabla 13.1. Formas clínicas de presentación de la cardiopatía isquémica Etiología • Aterosclerosis de las arterias epicárdicas: es la causa más frecuente. • Otras causas: - Alteraciones de la microcirculación coronaria (angina microvas- cular o síndrome X), disfunción endotelial. - Espasmo coronario (angina variante, vasoespástica o de Prinz- metal): generalmente ocurre en zonas cercanas a pequeñas pla- cas de ateroma, pero también puede producirse por cocaína, ergotamina u otros vasoconstrictores. - Embolias coronarias, aneurismas de la aorta ascendente cuando se disecan proximalmente o alteraciones congénitas de la ana- tomía coronaria. - Aumento de las demandas por hipertrofia miocárdica: cardiopa- tía hipertensiva, estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica o por taquicardias. - Disminución del aporte de oxígeno por anemia o elevaciones importantes de la carboxihemoglobinemia, entre otros. En la enfermedad coronaria crónica estable, las placas de ateroma crecen progresivamente a lo largo de muchos años. Cuando las placas estables, frecuentemente de paredes gruesas y duras (Figura 13.4) llegan a limitar la luz arterial en un 70% se produce isquemia en situaciones de mayor demanda (por ejemplo con el esfuerzo, con el frío o con el estrés emocio- nal) pero no en reposo. En general, se considera que una estenosis coro- naria es angiográficamente significativa si supera el 70% de la luz (50% si se trata del TCI). Cuando la estenosis supera el 80-90% (grave o “severa”) puede aparecer isquemia en reposo. Placa vulnerable Placa estable Inflamación: Macrófagos activados y actividad proteolítica cápsula fibrosa fina abundante núcleo lipídico Luz Media Luz Media Cubierta fibrosa Abundante celularidad: Fibroblastos, células musculares lisas y células espumosas Remodelado arterial tamaño > 70% Figura 13.4. Fisiopatología de la Placa de Ateroma (MIR 16-17, 42) 107 13. Enfermedad coronaria. CD La fisiopatología de los síndromes coronarios agudos (SCA) es distinta a la de la enfermedad coronaria estable. En estos, se produce una rotura de una placa de ateroma vulnerable, frecuentemente de pared fina (Figura 13.4), que pone en contacto la sangre de la luz vascular con el subendotelio. Esto inicia la for- mación de un trombo intracoronario que ocluye la luz total o parcialmente ocasionando una disminución brusca del flujo y desencadena el SCA. Factores de riesgo y prevención cardiovascular La prevención cardiovascular se basa en el control adecuado de los fac- tores de riesgo que influyen en el desarrollo de la enfermedad ateroscle- rótica. Se recomienda una evaluación global del riesgo cardiovascular en todas las personas con riesgo aumentado: presencia de algún factor de riesgo cardiovascular mayor (fumador, HTA, DM o dislipidemia) o historia familiar de enfermedad cardiovascular precoz. Se puede realizar también en hombres mayores de 40 años y mujeres mayores de 50 o posmenopáu- sicas, aunque no presenten factores de riesgo cardiovascular. Para su evaluación se recomienda el uso de tablas o escalas de riesgo (validadas para cada país) para estimar el riesgo cardiovascular total de un paciente. Basándose en los factores de riesgo de un individuo se obtiene una estimación global del riesgo en función de la probabilidad de mortalidad car- diovascular en los siguientes 10 años, de manera que se estratifique como: • Riesgo bajo: < 1%. • Riesgo moderado: 1-5%. • Riesgo alto: 5-10%. • Riesgo muy alto: > 10%, diabetes con daño establecido de órgano diana (retinopatía, proteinuria, vasculopatía…), enfermedad renal cró- nica con filtrado < 30ml/min/1,73 m2, hipercolesterolemia familiar con otro factor de riesgo mayor o enfermedad cardiovascular establecida (evento coronario previo, historia de ictus, estenosis carotídea, clau- dicación intermitente…). El tratamiento debe ser acorde con el riesgo de cada individuo, de manera que los objetivos a alcanzar en el control de los factores de riesgo depen- den del riesgo global: se será más estricto en los pacientes de mayor riesgo y en la prevención secundaria (pacientes concardiopatía isquémica o enfermedad vascular documentada) (MIR 14-15, 89; MIR 16-17, 206). En la Tabla 13.2 se resumen las recomendaciones generales para la pre- vención cardiovascular. Prevención cardiovascular Dieta: baja en grasas saturadas (<10%), aumentar consumo de fruta, verdura y pescado. Disminuir sal (<5g/día) Actividad física: ejercicio aeróbico moderado (150-300 mins/semana) o vigoroso (75-150 mins/semana) de forma periódica Abstención de tabaco Peso: índice de masa corporal 20-25 kg/m2. Perímetro abdominal < 94 cm en hombres o < 80 cm en mujeres Presión Arterial: • Objetivo general < 140/90 mmHg • Pacientes de alto riesgo (especialmente DM) considerar < 130/80 mmHg • Ancianos y pacientes frágiles < 150/90 mmHg (evitar riesgo de hipotensión) Lípidos: • Riesgo muy alto y enfermedad cardiovascular establecida: LDL < 55 mg/dl (o reducción >50% de los valores basales) • Riesgo alto: LDL < 70 mg/dl • Riesgo moderado: LDL < 100 mg/dl • Riesgo bajo: LDL < 115 mg/dl Diabetes: • Hb glucosilada < 7% • AAS en prevención primaria desaconsejada Tabla 13.2. Recomendaciones para la prevención cardiovascular A. Edad y sexo masculino Son marcadores de riesgo y, por tanto, factores no modificables. El principal marcador de riesgo para las enfermedades cardiovasculares es la edad, por lo que el aumento de la esperanza de vida es uno de los elementos que más ha influido en el incremento de la incidencia y prevalencia de la cardiopatía isquémica. B. Tabaquismo Es el factor de riesgo modificable más importante por su prevalencia y por- que, cuando se reduce o elimina, disminuye claramente el riesgo de desa- rrollo de aterosclerosis. La prevalencia del tabaquismo está disminuyendo globalmente en nuestro medio, pero sigue siendo elevada y está aumen- tando en mujeres, adolescentes y clases sociales bajas. El tabaco es responsable de más del 20% de las muertes por cardiopatía isquémica. Existe un riesgo de cardiopatía isquémica tres o cuatro veces mayor en un varón que fuma un paquete de cigarrillos al día con respecto al que no fuma, hallándose una clara relación dosis-respuesta (sin límite inferior: fumar un cigarrillo es peor que no fumar). El tabaquismo pasivo también aumenta el riesgo. Tras dejar de fumar, el riesgo disminuye pro- gresivamente, acercándose al de los no fumadores en los siguientes 10-15 años, aunque se considera que nunca llega a igualarse y siempre tendrán un riesgo algo superior al de una persona que nunca ha fumado. El dejar de fumar es la estrategia más eficaz en prevención secundaria. Para el cese del hábito tabáquico y la prevención de recaídas existen estrategias tanto farmacológicas (tratamiento sustitutivo con nicotina, bupropión y vareni- clina) como no farmacológicas (como la terapia conductual). C. Dislipidemia Las alteraciones en el perfil lipídico juegan un papel clave en el desarrollo de aterosclerosis: • LDL-colesterol. Principal determinante de riesgo. Los niveles plasmá- ticos elevados son causa de aterosclerosis, con una asociación progre- siva: cuanto más alto, más riesgo. Su reducción disminuye los eventos cardiovasculares, sin haber encontrado un nivel por debajo del cual no se obtenga beneficio: cuanto más bajo, menos riesgo. El tratamiento de la dislipidemia se basa en los niveles de LDL, que en pacientes con enfermedad coronaria debe estar por debajo de 55mg/dL (aunque con discrepancias entre guías europeas y estadounidenses) (MIR 14-15, 89). Para su manejo se tienen las recomendaciones de estilo de vida y fármacos: estatinas como tratamiento de elección, ezetimiba como coadyuvante si no se alcanzan objetivos o alternativa si existe con- traindicación o intolerancia a estatinas, y anti-PCSK9 que ofrece una reducción muy marcada de LDL y se recomendaría en pacientes de alto riesgo o hipercolesterolemia familiar que no alcancen objetivos con estatinas, ya que han demostrado disminuir los eventos cardiovas- culares. Los objetivos se han comentado anteriormente (Tabla 13.2). • HDL-colesterol. Se asocia inversamente al desarrollo de ateroscle- rosis (MIR 14-15, 89). Factores que elevan el colesterol HDL son el ejercicio físico, la dieta hipolipemiante, las hormonas sexuales feme- ninas y los ácidos monoinsaturados y poliinsaturados, mientras que lo disminuyen la obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo. Los niveles bajos de HDL aumentan el riesgo cardiovascular, pero las estrategias y fármacos utilizados para elevar sus niveles no han demostrado dis- minuir el riesgo cardiovascular. 108 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición • Triglicéridos. Aumentan el riesgo cardiovascular, pero su asociación es más débil. Los niveles > 150 mg/dl se consideran un marcador de riesgo. Su control se basa en medidas dietéticas (incluyendo abstinen- cia de alcohol) y se pueden emplear fármacos como fibratos y niacina. • Otros. Lipoproteína (a) o apolipoproteína B se han asociado a un aumento de riesgo cardiovascular, pero actualmente no se recomiendan como parte rutinaria del cribado cardiovascular ni como objetivo terapéutico. D. Diabetes mellitus El riesgo de cardiopatía isquémica aumenta tanto en los diabéticos insuli- nodependientes como en los no insulinodependientes. Asimismo, la morta- lidad por cardiopatía isquémica es más elevada en los pacientes diabéticos y el tratamiento en ocasiones se ve modificado (mejores resultados con cirugía en enfermedad multivaso). Remitimos a los alumnos al Manual de Endocrinología, metabolismo y nutri- ción para el estudio de la DM. E. Hipertensión arterial Este tema se desarrolla en profundidad en el Tema 14 del manual. F. Otros factores de riesgo • Antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular. Fami- liares de primer grado, en hombres menores de 55 años o mujeres menores de 65 años. • Estilo de vida. Hábitos dietéticos, sedentarismo, estrés. • Obesidad. Tanto valorada por índice de masa corporal > 25 kg/m2 (peso ajustado por superficie corporal), como un perímetro de cintura abdomi- nal superior a 94/102 cm en varones y 80/88 cm en mujeres. Aumenta el riesgo cardiovascular por sí misma y por su asociación con otros factores (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, diabetes e hipertensión). • Comorbilidades. La presencia de ciertas enfermedades se asocia a un aumento de riesgo de enfermedad cardiovascular: enfermedad renal cró- nica, enfermedades autoinmunitarias (sobre todo la Artritis Reumatoide), cáncer tratado con quimioterapia o radioterapia, síndrome de apnea obs- tructiva del sueño, enfermedad periodontal y disfunción eréctil. • Síndrome metabólico. Se define por una asociación de factores de riesgo con los criterios que aparecen en la Tabla 13.3. Su base fisio- patológica parece estar relacionada con la insulinorresistencia produ- cida por la obesidad abdominal. Obesidad central (perímetro abdominal ≥ 94/102 cm en hombres y ≥ 80/88 en mujeres) y dos de los siguientes Triglicéridos ≥ 150 mg/dl HDL < 40 en hombres o < 50 en mujeres PAS > 130 o PAD > 85 Glucemia en ayunas > 100 mg/dl o DM tipo 2 previamente diagnosticada Tabla 13.3. Componentes del síndrome metabólico • Marcadores de riesgo: Tanto inflamatorios (PCR, fibrinógeno) como trombóticos ( homocisteina; lipoproteínas). • Estrógenos. En las mujeres en edad fértil parece ejercer un papel protector. Sin embargo, en las mujeres posmenopáusicas el trata- miento hormonal sustitutivo no reduce los eventos cardiovasculares (se ha sugerido incluso que los aumenta; en menor medida asocia- dos a progestágenos). Los estrógenos mejoran el perfil del colesterol (aunque aumentan los TG), la función endotelial y la resistencia a la insulina, aunque tienen un claro efecto protrombótico. • Alcohol. A nivel cardiovascular el alcohol es una causa importante de morbimortalidad y los pacientes cardiópatas con consumo abusivo de alcohol tienen peor pronóstico, por lo que no hay un nivelseguro de consumo de alcohol y no puede recomendarse su consumo. A nivel coronario se ha sugerido un posible efecto en “J”, donde consumos moderados (máximo 2/1 vasos diarios en hombres/mujeres) podrían ser protectores (se sospecha que, en parte, el beneficio es mediado por antioxidantes naturales que existen en el vino) (MIR 08-09, 71). • Contaminación ambiental. Efectos de la isquemia miocárdica A. Cascada isquémica Cuando de forma experimental se infla un balón de angioplastia en una arteria coronaria se producen una sucesión de acontecimientos resumidos en la Figura 13.5. Los fenómenos metabólicos y la disfunción diastólica tiene lugar en pocos . Los cambios ECG aparecen en unos 20 segundos y la angina aparece a los 25 a 30 segundos. ATP1.º 2.º 3.º 4.º 6.º Relajación Alteración diástole Contracción Alteración sístole Alteraciones en el ECG Arritmias ventriculares y muerte súbita 5.º Dolor anginoso Figura 13.5. “Cascada isquémica”: efectos de la isquemia miocárdica B. Alteración de la función miocárdica Como se ha visto en caso de isquemia primero se compromete la capaci- dad del miocardio para relajarse (la función diastólica) que es más sensible a la isquemia que la sistólica; para posteriormente afectase la contractili- dad (función sistólica). Si la isquemia afecta a los músculos papilares se puede producir insuficiencia mitral. Las repercusiones sobre el miocardio dependen de la duración e intensidad de la isquemia, así como de otros factores (presencia de flujo por colatera- les), y se clasifican en: • Miocardio no viable. Necrosis. Producido por una oclusión com- pleta de suficiente duración y sin flujo colateral. El miocardio dege- nera en un tejido cicatricial, adelgazado, sin capacidad contráctil y sin posibilidades de recuperación denominado “escara isquémica”. • Miocardio viable. La isquemia ha producido una alteración en la contractilidad (acinesia o hipocinesia), pero sigue siendo miocardio vivo (viable), de modo que la reperfusión-revascularización (mediante angioplastia o bypass) permitirá su recuperación contráctil. Esto se puede producir en dos situaciones: 1. Miocardio hibernado. En algunos pacientes con estenosis coronarias graves crónicas, el miocardio dependiente de esa arteria no se necrosa, pero deja de contraerse para consumir la menor cantidad posible de oxígeno. 109 13. Enfermedad coronaria. CD 2. Miocardio aturdido. Se produce cuando la arteria coronaria que lo irriga se ocluye de forma aguda, y tras estar un tiempo ocluida (habitualmente pocas horas), se recanaliza. Si esta arte- ria continúa permeable, el miocardio aturdido también recupera su contractilidad en el plazo de unos días o semanas. La técnica de elección para el estudio de la viabilidad miocárdica es la reso- nancia magnética. La escara isquémica se muestra adelgazada, acinética y capta contraste (gadolinio) de forma transmural. Las pruebas de detección de isquemia (eco de estrés, técnicas de isótopos y RM de estrés) pueden evaluar la repercusión isquémica sobre la función miocárdica mediante la provocación con ejercicio o fármacos, y valorar la viabilidad en función de la reversibilidad de dichas alteraciones (Figura 13.6). Necrosis Miocardio hibernado Miocardio aturdido Miocardio sano Recuperable (sí hay reperfusión) No recuperable Isquemia aguda Isquemia crónica Ejercicio (dobutamina dipiridamol...) No defectos Reposo SPECT Gammagrafía (Tc, TI) Eco de estrés Defectos reversibles Defectos irreversibles Figura 13.6. Efectos de la isquemia miocárdica C. Síntomas El diagnóstico de la angina es clínico. El dolor anginoso típico debe cumplir tres criterios, considerándose dolor atípico si cumple dos de los tres: • Características típicas: opresivo, centrotorácico retroesternal, irradia- ción a hombros, brazos, cuello y mandíbula. Frecuente asociación con cortejo vegetativo. • Provocado por ejercicio o estrés emocional. • Alivia en minutos con el reposo o nitratos. Los pacientes con angina de esfuerzo estable presentan dolor el ejercicio de una determinada intensidad, durando los episodios generalmente menos de 10 minutos y comenzando con el mismo umbral. Los pacientes con un síndrome coronario agudo (SCA) presentan típicamente episodios de angina súbita de reposo, que pueden persistir o remitir en función de si la arteria se ocluye completamente o no. Es necesario hacer un diagnóstico diferencial con otras causas de dolor torácico (Tabla 13.4). La disnea puede también ser un equivalente anginoso (característico en pacientes ancianos o diabéticos) D. Alteraciones electrocardiográficas Durante los episodios isquémicos se producen alteraciones electrocardio- gráficas características que afectan a la repolarización (segmento ST y onda T). La zona más sensible a la isquemia es la subendocárdica (más alejada de las coronarias epicárdicas). Cuando la afectación es subepicárdica es lo mismo que decir que es transmural (afecta a todo el espesor miocárdico). En función de la duración de la oclusión coronaria aparecen sucesivamente isquemia (cambios en onda T), corriente de lesión (segmento ST) y, final- mente, necrosis (aparición de onda Q). Los cambios ECG se recogen en la Tabla 13.5 (MIR 15-16, 57; MIR 13-14, 66; MIR 09-10, 7). Isquemia (onda T) Lesión (segmento ST) Necrosis (onda Q) Subendocárdica T picuda Descenso ST Subepicárdica T negativa Ascenso ST Tabla 13.5. Cambios ECG derivados de la isquemia coronaria Disección aórtica El dolor es brusco, persistente y especialmente intenso (transfixiante, desgarro) desde el comienzo. Es de características migratorias, dirigiéndose hacia donde se extienda la disección. Reducción asimétrica de pulsos arteriales. Soplo de insuficiencia aórtica. Ensanchamiento mediastínico en radiografía de tórax Pericarditis aguda Puede ser similar en carácter y localización al coronario, pero es prolongado, muchas veces pleurítico, y se modifica con los cambios posturales (se alivia con la flexión del tronco). Roce pericárdico. Ascenso cóncavo y difuso del segmento ST. Alivio con antiinflamatorios y no con nitroglicerina Estenosis aórtica Angina de esfuerzo. Síncope de esfuerzo. Disnea. Soplo sistólico aórtico irradiado a carótidas Prolapso mitral Dolor habitualmente de características atípicas, de duración muy variable y sin factores precipitantes claros, que no se alivia con nitroglicerina. Auscultación de un click mesosistólico o telesistólico Hipertensión pulmonar Se origina por isquemia ventricular derecha. Puede ser muy similar al de la angina y aparece en relación con embolia aguda de pulmón o hipertensión pulmonar crónica Espasmo esofágico Dolor epigástrico y retroesternal. Suele relacionarse con la ingesta de alimentos, especialmente muy fríos o calientes. Al igual que la angina, puede aliviarse con nitroglicerina. Puede asociar disfagia Reflujo gastroesofágico Dolor urente epigástrico y retroesternal que aparece especialmente al acostarse después de las comidas. Presencia de acidez en la boca. Alivio rápido con alcalinos Úlcera péptica Dolor epigástrico. Se agudiza con el ayuno y se calma con la ingesta y antiácidos Enfermedad biliar Se localiza en hipocondrio derecho aunque puede irradiarse a hemitórax derecho y epigástrico. Prolongado y con características cólicas (“va y viene”) y responde a analgésicos-antiespasmódicos Pancreatitis Dolor epigástrico intenso que irradia a la espalda en cinturón. Disminuye al inclinarse hacia delante Osteomuscular Dolor superficial en la pared torácica que se reproduce a la palpación mecánica y se exacerba con los movimientos o la tos Psicógeno Dolor precordial sordo y persistente con crisis de dolor punzante de breves segundos. Se desencadena con ansiedad y problemas familiares, económicos o de insatisfacción personal. Sin relación con los esfuerzos. Suele asociar disnea, hiperventilación, palpitaciones, suspiros, parestesias ydebilidad general. Puede disminuir con acciones muy diversas: reposo, ejercicio, tranquilizantes, analgésicos o placebo Tabla 13.4. Diagnóstico diferencial del dolor torácico 110 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición 13.2. Test no invasivos funcionales y anatómicos y coronariografía El estudio de la enfermedad coronaria se puede hacer de manera invasiva (mediante un cateterismo/coronariografía) o de manera no invasiva, bien uti- lizando test de detección de isquemia funcionales, o test anatómicos (TAC). A continuación detallaremos las características de ambos tipos de test. Por norma general, aquellos pacientes con datos de mal pronóstico en los test no invasivos son sometidos a cateterismo para posterior revascularización. A. Ecocardiograma en reposo Es una prueba básica que se debe realizar en todos los pacientes para: • Estratificar el riesgo: valorar la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y la contractilidad segmentaria de cada segmento de la pared miocárdica; normoquinético, hipoquinético, aquinético. • Descartar causas alternativas de dolor torácico, como la estenosis aórtica severa o la miocardiopatía hipertrófica B. Ergometría o prueba de esfuerzo Es la prueba de detección de isquemia coronaria más accesible y amplia- mente utilizada. Su objetivo es provocar una isquemia miocárdica aumentando la demanda de oxígeno con el esfuerzo físico progresivo y evaluar la respuesta clínica (aparición de síntomas), ECG (cambios isquémicos) y de presión arterial. En la interpretación de la prueba habrá que tener en cuenta: • Clínica. Si el paciente presenta angina → clínicamente positiva. • ECG. Si el paciente presenta alteraciones en el ST en el ECG → eléc- tricamente positiva. Las alteraciones en el ECG que se consideran diagnósticas son la depresión o la elevación del segmento ST (las alteraciones de la onda T no tienen valor diagnóstico). Se considera positivo un descenso mayor de 1 mm, medido a 80 ms del punto “J”. Las derivaciones más sensibles son V4-V5. La extensión (número de derivaciones afecta- das), magnitud (mm), y el tiempo de aparición y desaparición de los cambios ECG se relaciona con el pronóstico. Existen alteraciones del ECG que impiden la correcta valoración de las alteraciones eléctricas, como bloqueo de rama izquierda, estimu- lación ventricular con marcapasos, preexcitación, hipertrofia ventri- cular o cubeta digitálica. Son pruebas eléctricamente indeterminadas. • Presión arterial. Lo esperable es un aumento progresivo durante la prueba. Una disminución con el ejercicio indica un alto riesgo. Una elevación desproporcionada se relaciona con mal control de la hiper- tensión arterial. • Frecuencia cardíaca. Se espera un aumento progresivo. Una incapa- cidad para aumentar adecuadamente puede indicar incompetencia cronotropa por bradiarritmias o por tratamiento con b-bloqueante o calcioantagonistas no dihidropiridínicos. Para que una prueba se con- sidere concluyente se debe alcanzar un 85% de la frecuencia cardíaca máxima teórica (220 menos la edad del paciente). Por debajo de ese umbral, se considera que la prueba no es concluyente o diagnóstica, ya que el nivel de ejercicio alcanzado es inadecuado para valorar la reserva cardíaca e inducir isquemia. La sensibilidad global de la prueba de esfuerzo varía entre un 56-81% y la especificidad entre un 72-96%, conforme lo hace la sintomatología y la gra- vedad de las lesiones, de tal modo que se alcanzan valores muy altos en la enfermedad del tronco coronario izquierdo y multivaso (entre el 73-100%), en contraposición con la sensibilidad de un 25-60% en enfermedad de un vaso (Figura 13.7). El número de resultados falsos positivos o falsos nega- tivos representa un 15%, y esto depende de la probabilidad pretest de la persona de tener la enfermedad. Figura 13.7. Trazado de ergometría de alto riesgo en el momento de detenerse por angina. Se evidencia descenso del ST difuso (con ascenso en aVR) máximo de 9 mm en V4 en un paciente con enfermedad de tronco Las contraindicaciones de la ergometría se recogen en la Tabla 13.6. Asi- mismo los criterios de mal pronóstico que identifican a sujetos de alto riesgo vienen recogidos en la Tabla 13.7. Algunos índices, como la escala de Duke, intentan cuantificar el riesgo de mortalidad de acuerdo con los resultados obtenidos en la ergometría. Contraindicaciones de la ergometría Incapacidad física o psíquica para realizarla Infarto de miocardio reciente (menos de 3-4 días) Angina inestable no estabilizada con medicación. En el síndrome coronario agudo sin elevación del ST puede indicarse tras 12 horas del cuadro inicial en casos de bajo riesgo o tras 48 horas en casos de riesgo intermedio Estenosis aórtica grave sintomática Arritmias cardíacas incontroladas que causan deterioro hemodinámico Insuficiencia cardíaca no estabilizada Embolia pulmonar Pericarditis o miocarditis aguda Disección aórtica En general, cualquier comorbilidad grave que limite de forma importante la expectativa de vida o la posibilidad de revascularización Tabla 13.6. Contraindicaciones para realizar una ergometría C. Pruebas de detección de isquemia con imagen Son pruebas más precisas y completas para la detección de isquemia (pero menos accesibles) que la ergometría. Tienen un valor adicional puesto que, además de la información clínica y eléctrica, evalúan la aparición de defectos de la contracción segmentaria o de perfusión según qué técnica se utilice. Están indicadas como primera opción en todos los pacientes, aunque aportan especialmente mayor beneficio respecto a la ergometría convencional en las siguientes situaciones: • Contraindicaciones para ergometría o imposibilidad para realizarla (incapacidad física) o para interpretarla (alteraciones ECG basales). • Ergometría con resultado no concluyente por FC o dudoso. 111 13. Enfermedad coronaria. CD • Necesidad de obtener información adicional a la que ofrece la ergo- metría (viabilidad, localización del territorio miocárdico afectado, etc.) La provocación de isquemia se realiza mediante: • Ejercicio (similar a ergometría). Método de elección, ya que al ser fisiológico es el que aporta más información e induce una mayor carga de esfuerzo. • Fármacos. En aquellos pacientes que no puedan realizar un esfuerzo suficiente. Las opciones disponibles son: - Dobutamina: inotrópico positivo. Al aumentar la demanda mio- cárdica de oxígeno produce isquemia en aquellas zonas que tie- nen comprometido el aporte sanguíneo. - Dipiridamol, adenosina o regadenoson: producen vasodilatación en las arterias coronarias sanas a costa de disminuir el flujo a través de las que tienen éste comprometido por estenosis (robo coronario). Las contraindicaciones para la administración de dipiridamol o adenosina son la hiperreactividad bronquial y las alteraciones graves de la conducción AV, antagonizándose sus efectos secundarios con aminofilina. Las contrain- dicaciones relativas de la dobutamina incluyen arritmias auriculares y ven- triculares, hipertensión grave no controlada y obstrucción significativa en el tracto de salida del VI. La evaluación de la isquemia (diagnóstico y extensión) se puede realizar mediante distintas técnicas, todas ellas con alta sensibilidad y especifici- dad. La elección entre ellas se basará en las características del paciente y la experiencia del centro. La Tabla 13.7 resume las principales características y datos de alto riesgo/mal pronóstico. • Ecocardiografía de estrés. Se evalúa la aparición de alteraciones de la contractilidad segmentaria que previamente no existían en reposo. Si aparece hipocinesia (contractilidad disminuida) o acinesia (ausencia de contractilidad), traduciéndose isquemia por compromiso del flujo coronario en ese territorio, la prueba será ecocardiográficamente posi- tiva. Permite diagnosticar isquemia, localizar los segmentos afectadosy cuantificarla (número de segmentos afectados). Su sensibilidad y especificidad ronda el 80-85. La estimación del riesgo del paciente se realizará en función de la extensión de la isquemia (alto riesgo si 3 o más segmentos). La ECO-DBT permite además valorar viabilidad por la capacidad de reclutar miocitos hibernados a dosis bajas. • Técnicas de cardiología nuclear. Técnicas basadas en la captación de isótopos por el miocardio. La prueba más empleada en la actualidad es la gammagrafía de perfusión con SPECT (tomogammagrafía computarizada por emisión monofotónica), que consiste en inyectar radiofármacos (talio-201 o com- puestos derivados del tecnecio-99m) por vía venosa, que se captarán por las célu- las miocárdicas de manera proporcional al flujo coronario que reciban. Se comparan las imágenes tras estrés con las obtenidas en reposo: la respuesta normal consistirá en una perfusión homogénea de todos los segmentos miocárdicos tanto con estrés, como en reposo. En presencia de isque- mia las regiones perfundidas por un vaso normal captarán más isótopo que las irri- gadas por arterias enfermas, apareciendo heterogeneidad en la captación. En caso de detectarse un defecto de perfusión miocárdico en el postesfuerzo que “reperfunde” o normaliza, total o parcialmente, en el estudio de reposo, indica isquemia en dicho territorio. Si, por el contrario, el defecto de perfusión es irreversible, es decir, que no se modifica en el estudio de reposo, señala un miocar- dio necrótico (Figura 13.8). Así pues, son técnicas que pueden detectar tanto isquemia como viabilidad. Se considerará alto riesgo la presencia de un área de isquemia mayor del 10% del miocardio. La SPECT tiene un gran sensibilidad (85-90%) y especificidad (80-90%). Es posible la aplicación de tecnologías (gated-SPECT) para obtener imáge- nes del corazón en sístole y en diástole, lo que permite detectar el engrosa- miento sistólico regional y estimar la fracción de eyección. Defecto de perfusión Captación normal Captación anormal Infarto fijo Isquemia reversible Normal Estudio de ESFUERZO Estudio en REPOSO Figura 13.8. Pruebas de cardiología nuclear; gammagrafía de perfusión con SPECT • Resonancia magnética cardíaca (cardio-RM). La isquemia se puede inducir únicamente con fármacos. Tras la provocación y la adminis- tración de contraste (gadolinio) se valora la perfusión (mediante la obtención de secuencias de cardio-RM que permitan cuantificarla de forma cualitativa o cuantitativa) y la contractilidad. Los segmen- tos isquémicos presentarán una menor perfusión y acinesia o hipo- cinesia. Presenta una alta especificidad y sensibilidad, comparable a las otras técnicas de imagen. Ofrece además información más pre- Técnica Indicación Provocación de isquemia Detección de isquemia Alto riesgo Ergometría Primera elección si es posible realizar esfuerzo e interpretar el ECG Esfuerzo Clínica ECG Positividad precoz, extensa o duradera. Hipotensión arterial. Ascenso de ST. Arritmias ventriculares. Ecografía de estrés De elección Contraindicación o imposibilidad para ergometría Ergometría no concluyente Necesidad de más información Esfuerzo Fármacos Clínica ECG Contractilidad segmentaria ≥ 3/16 segmentos Isótopos Esfuerzo Fármacos Clínica ECG Captación de isótopo > 10% del miocardio Cardio-RM Fármacos Contractilidad Perfusión de contraste Contractilidad ≥ 3/16 segmentos. Perfusión ≥ 2/16 segmentos. Tabla 13.7. Pruebas no invasivas de detección de isquemia 112 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición cisa sobre los volúmenes ventriculares, fracción de eyección y via- bilidad. Se considera alto riesgo los defectos de perfusión en dos o más segmentos y los de contractilidad en 3 o más segmentos. D. Angiotomografía computarizada coronaria (TAC de coronarias) La TC multicorte permite valorar la anatomía coronaria sin necesidad de cate- terismo cardíaco. La presencia de alta carga de ateromatosis y, principalmente, la calcificación coronaria global (evaluada mediante el score de Agatston), se correlaciona de forma muy importante con la probabilidad de enfer- medad coronaria significativa y el riesgo cardiovascular en el seguimiento. Es una técnica con alto valor predictivo negativo dada su gran sensibilidad que se utiliza principalmente en los pacientes con dolor torácico a estu- dio y probabilidad baja-media pretest de cardiopatía isquémica, puesto que si es normal se descarta origen coronario de la clínica del paciente. Otra indicación atractiva son los estudios coronarios pre-cirugía cardiaca o el estudio de pacientes con alta sospecha de miocardiopatía dilatada. Es una técnica que radia y utiliza contraste, y tiene limitaciones técnicas para la correcta cuantificación de las lesiones como son la calcificación parietal coronaria (identifica un perfil de riesgo pero impide valorar las lesiones subya- centes), un ritmo cardiaco rápido e irregular que impide una correcta sincro- nización (FA), la obesidad o la incapacidad de aguantar la apnea. Por todo, y porque en caso de necesitar la revascularización hay que realizar un catete- rismo (sometiendo al paciente al doble de radiación y de contraste) la coronario- grafía continúa siendo el gold standard para la valoración anatómica coronaria. E. Coronariografía Consiste en la visualización radiográfica de las arterias coronarias al inyectar un medio de contraste radiopaco (potencialmente nefrotóxico). Es la técnica de referencia para el diagnóstico y la valoración del grado de severidad anatómica de la enfermedad coronaria. A pesar de ser una exploración invasiva, el riesgo de complicaciones es bajo en la actuali- dad (mortalidad del 0,11% y complicaciones importantes inferiores al 2%). Las indicaciones generales para su realización se enumeran en la Tabla 13.8. Angina estable si presenta: • Mala clase funcional pese a tratamiento médico óptimo • Datos de mal pronóstico en las pruebas de diagnóstico • FEVI deprimida Síndrome coronario agudo sin elevación del ST: • Riesgo medio o alto • Riesgo bajo si hay positividad en pruebas de detección de isquemia Síndrome coronario agudo con elevación del ST: • ACTP primaria • Trombólisis fallida (ACTP de rescate) • Trombosis eficaz (en las primeras 24 horas) Supervivientes de muerte súbita, salvo que exista diagnóstico seguro diferente al de cardiopatía isquémica (QT largo, síndrome de Brugada, etc.) Preoperatorio de valvulopatías: cuando exista riesgo de enfermedad coronaria* Evaluación de la miocardiopatía dilatada para excluir causa isquémica* Pacientes con dolor torácico en los que es necesario establecer un diagnóstico con seguridad (pilotos, conductores profesionales, etc.) * Tabla 13.8. Indicaciones generales de coronariografía *Considerar angio-TC como alternativa Globalmente se considera angiográficamente significativa una lesión coronaria cuando la estenosis es mayor del 70% de la luz, menos en el tronco de la coronaria izquierda en que basta con una estenosis igual o mayor del 50%. Una de las principales limitaciones es que la valoración de esta severidad es 100% anatómica y visual. Para reducir el impacto de la variabilidad inter-observador del “ojo humano” se han desarrollado técnicas de imagen intracoronaria como el IVUS (imagen por ultrasoni- dos; gran penetración tisular pero menor resolución) o la tomografía óptica de coherencia/OCT (imagen por infrarrojos; menor penetración pero mayor resolución). Para mitigar el componente anatómico se han desarrollado asimismo técnicas funcionales, que se calculan midiendo la caída de presión a través de una estenosis coronaria en hiperemia máxima (reserva fraccional de flujo: FFR), o sin hiperemia (iFR). Asu- miendo que una arteria sana tiene un FFR/iFR de 1, se consideran lesio- nes funcionalmente significativas aquellas con un FFR≤80 o un iFR≤0,89, beneficiándose estas estenosis de una revascularizaciónpor ser poten- cialmente causales de angina. Los hallazgos en la coronariografía tienen implicación pronóstica: cuantos más vasos estén afectados, peor pronóstico. La afectación del tronco coro- nario izquierdo es de mal pronóstico. Cuando únicamente está afectado un vaso, el de peor pronóstico es la afectación de la descendente anterior proximal. 13.3. Revascularización Miocárdica El objetivo de la revascularización es llevar sangre a aquellas zonas de mio- cardio viables, bien para mejorar clínicamente a los pacientes con angina (beneficio sintomático), bien para mejorar el pronóstico a medio-largo plazo, evitando arritmias ventriculares, infarto de miocardio y disfunción ventricular secundaria y mortalidad (beneficio pronóstico). A día de hoy hay dos grandes métodos de revasculariación miocárdica que detallamos, el intervencionismo coronario percutáneo (ICP) o angioplastia percutánea (ACTP) y la cirugía de derivación coronaria. Angioplastia Percutánea o ICP La angioplastia coronaria transluminal percutánea (ACTP) consiste en realizar una coronariografía (por arteria radial de elección, femoral como alternativa) para posteriormente introducir por su luz una guía sobre la que avanza un globo cilíndrico de diferentes calibres y longitudes (“balón”) por el interior de las arterias coronarias. Una vez alcanzada la estenosis se infla el “balón”, con lo que se rompe y dilata la placa de ateroma, desapare- ciendo o disminuyendo la obstrucción. Este procedimiento se denomina ACTP con balón, en desuso salvo en arterias de muy fino calibre por altas tasas de re-estenosis. Por norma general, tras la rotura de la placa con el balón se implanta uno o varios stents intracoronarios (prótesis gene- ralmente metálicas cilíndricas a modo de malla) (Figura 13.9). Los stents recomendados en la actualidad como primera elección son los liberado- res de fármaco antiproliferativo (recubiertos o farmacoactivos). Tras el implante de un stent (independientemente del tipo) se recomienda doble antiagregación (DAG) durante 6 meses en el síndrome coronario crónico y un año en el síndrome coronario agudo. Si el paciente presenta un alto riesgo hemorrágico, se puede valorar acortar la duración de la DAG. En caso de pacientes que han tolerado la DAG durante los 6-12 meses habituales y tengan bajo riesgo hemorrágico pero alto riesgo trombótico, puede consi- derarse incluso prolongarla (hasta 12-30 meses). 113 13. Enfermedad coronaria. CD Coronariografía pre-ACTP Placa Catéter-balón Stent Inflado de balón Guía Coronariografía post-ACTP Figura 13.9. Angioplastia coronaria transluminal percutánea con implante de stent El índice de éxitos primarios, es decir, la dilatación adecuada con desaparición de la angina, se logra en más del 90% de los casos. En cuanto a las complica- ciones, presenta una mortalidad inferior al 1%. Son frecuentes los problemas en el sitio de punción y la nefrotoxicidad por contraste (más en pacientes con IRC; puede minimizarse con una hidratación correcta y suspendiendo fármacos nefrotóxicos peri-procedimiento). Son más frecuentes en el sexo femenino, en pacientes con disfunción ventricular, enfermedades extracardíacas graves o valvulopatías, así como en casos anatómicamente complejos con estenosis coronarias graves, largas, irregulares, excéntricas y calcificadas. De manera específica el implante de stents se puede asociar en el segui- miento a dos problemas: • Reestenosis. Se produce por un fenómeno de hiperproliferación local de músculo liso y endotelio en la zona sometida a la ACTP que acaba estenosando la luz del vaso nuevamente. Es más frecuente en las personas diabéticas, en las estenosis coronarias complejas o en el caso de una técnica inadecuada. Generalmente su desarrollo es pro- gresivo y se presenta como un cuadro de reaparición de la isquemia y/o la angina, generalmente entre los 3-6 meses posteriores al pro- cedimiento. Ninguna medida farmacológica sistémica ha probado ser eficaz en la prevención de su aparición. En la actualidad, los stents liberadores de fármacos (stents recubiertos) que liberan localmente un fármaco antiproliferativo (siendo los más empleados la rapamicina (sirolimus) y sus derivados everolimus, biolimus o zotarolimus) han logrado disminuir llamativamente la tasa de reestenosis a < 5%, por lo que su empleo se ha generalizado y son la primera opción terapéu- tica. Para tratar la reestenosis o la progresión de la enfermedad se puede repetir el ICP con índices de éxito y riesgo similares, aunque la incidencia de reestenosis aumenta con intervenciones posteriores. Otras alternativas son la cirugía de revascularización o la ACTP con balón farmacoactivo (es una ACTP simple pero el balón está cubierto de paclitaxel, un antiproliferativo). Recuerda ➔ El principal inconveniente de la ACTP percutánea es la reestenosis. Su aparición es precoz (3-6 meses). Con los stents recubiertos/farma- coactivos ha disminuido mucho su incidencia. • Trombosis. Es secundaria al daño endotelial que produce la ACTP y se extiende en el tiempo el riesgo de aparición si se dificulta la proli- feración normal de endotelio (que tapiza la lesión tratada e impide la exposición del material subendotelial al torrente sanguíneo que ori- gina el cuadro) como ocurre al colocar un stent, y más si es liberador de fármacos antiproliferativos. Se presenta de forma brusca como un síndrome coronario agudo (angina inestable o infarto) en un paciente sometido a una ACTP. Para reducir su incidencia debe emplearse anti- coagulación intravenosa durante el procedimiento y posteriormente DAG, cuya duración puede prolongarse o recortarse en función del balance de riesgo trombótico/hemorrágico de cada paciente. Recuerda ➔ En la angina estable sólo está indicada la DAG (AAS + clopidogrel) si se implanta un stent, con una duración de 6 meses. En el síndrome coronario agudo se pauta DAG (AAS + ticagrelor o prasugrel) durante 12 meses independientemente del tipo de revascularización. En ambos casos, tras suspender la doble antiagregación, se mantendrá AAS de forma indefinida. Cirugía de derivación coronaria Para revascularizar el miocardio isquémico se deriva la circulación arterial hasta una zona distal a la obstrucción coronaria mediante injertos arteria- les (fundamentalmente la arteria mamaria interna izquierda pediculada) o injertos venosos (sobre todo de vena safena interna) (Figura 13.10). Safena Arteria mamaria interna Figura 13.10. Revascularización miocárdica con injerto de arteria mamaria interna a descendente anterior y aortocoronario con vena safena a coronaria derecha Los injertos de vena safena presentan tasas de oclusión del 10-15% en el primer año, y a los 10 años el 40% están ocluidos. Por el contrario, la per- meabilidad a largo plazo de los injertos de arteria mamaria interna es del 85% a los 10-20 años, ya que se trata de una arteria especialmente “inmune” a la aterosclerosis. Por este motivo se debe plantear, siempre que sea téc- nicamente posible, la revascularización de la arteria descendente anterior 114 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición con la mamaria interna izquierda, ya que los resultados serán mejores, y del resto de vasos con injertos de safena o arteriales (arteria radial, mamaria derecha contralateral) (MIR 16-17, 59; MIR 12-13, 90). La vía clásica de abordaje ha sido la esternotomía media con el corazón parado en diástole con solución cardiopléjica y circulación extracorpó- rea. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado técnicas de revascularización a través de toracotomía lateral y sin entrada en bomba extra-corpórea. El beneficio de la “cirugía sin bomba” es controvertido. Las complicaciones agudas son mayores que en el abordaje percutáneo, con una tasa de mortalidad del 1-4% (aumenta con la presencia de dis- función ventricular, con la edad, la comorbilidad y la menorexperiencia del equipo quirúrgico), infarto perioperatorio (5-10%), infecciones (ester- notomía, mediastinitis…), ictus, taponamiento pericárdico, sangrado, etc. 13.4. Síndromes Coronarios Crónicos: Angina Estable y Revascularización Actualmente se prefiere hablar de Síndromes Coronarios Crónicos (SCC), que engloban los 5 contextos de enfermedad coronaria estable que pueden presentar los pacientes: 1. Pacientes con angina de esfuerzo estable no revascularizados. 2. Pacientes con IC con FEVI reducida de causa isquémica sin angina. 3. Pacientes estables tras un síndrome coronario aguda revascularizado. 4. Pacientes con angina y disfunción microvascular o vasoespástica 5. Pacientes asintomáticos con diagnóstico casual de enfermedad coro- naria. El paradigma de los SCC es la angina de esfuerzo estable, cuyo diagnóstico y tratamiento detallaremos a continuación. Clínica y Exploración Física El diagnóstico de la angina estable es clínico tal y como se ha detallado previamente. Lo más característico de la angina estable es que ésta apa- rece siempre con esfuerzos de intensidad parecida en cada paciente. La clasificación de la Canadian Cardiovascular Society (CCS) se emplea para determinar dicho nivel de esfuerzo (Tabla 13.9). La duración de los episo- dios no suele exceder los 10 minutos. I La angina sólo ocurre ante esfuerzos extenuantes. No limita la vida normal II Limitación ligera de la actividad física. La angina aparece al andar rápido o subir escaleras o cuestas. Se puede andar más de una o dos manzanas o subir un piso de escaleras III Limitación marcada de la actividad física. La angina aparece al andar una o dos manzanas o al subir un piso de escaleras IV Incapacidad para realizar ninguna actividad sin angina. Este síntoma puede aparecer en reposo Tabla 13.9. Gravedad clínica de la angina. Clasificación de la Canadian Cardiovascular Society La exploración física de pacientes con angina estable suele ser muy anodina, sin existir ningún hallazgo específico. Durante un episodio de dolor torácico puede existir tercer o cuarto ruido, un soplo de insuficiencia mitral o crepitan- tes a la auscultación pulmonar que desaparecen al ceder el dolor. Se debe bus- car manifestaciones de enfermedad arterioesclerótica en otras localizaciones. Diagnóstico y Tratamiento El algoritmo de actuación general del paciente con SCC/angina estable se expone en la Figura 13.11. Como norma general el tratamiento de elección es farmacológico, tanto con fines pronósticos como sintomáticos. Única- mente en aquellos pacientes en los que el tratamiento médico fracasa, o en los que los test no invasivos indican alto riesgo, se realiza un cateterismo con el fin último de la revascularización. A. Pruebas de laboratorio/Radiografía de tórax Suele haber alteraciones debidas a la presencia de factores de riesgo de la aterosclerosis. En la evaluación inicial de un paciente con angina de esfuerzo se recomienda realizar perfil lipídico, glucemia en ayunas (ambos deben realizarse periódicamente), hemograma completo y creatinina sérica. Si se sospecha inestabilidad, deben determinarse los marcadores de necro- sis (troponinas). La Rx de tórax se indicará cuando haya sospecha de insu- ficiencia cardíaca o ante la presencia de signos de enfermedad pulmonar. B. Electrocardiograma En todos los pacientes con sospecha de cardiopatía isquémica debe reali- zarse un ECG estándar de 12 derivaciones en reposo, ya que, tras la anam- nesis del dolor torácico, ocupa el segundo lugar en el orden de pruebas diagnósticas a realizar. Al analizarlo debe tenerse en cuenta que: • Un ECG normal no excluye el diagnóstico de enfermedad coronaria, pues resulta normal en el 50% de los pacientes anginosos fuera de las crisis de dolor, incluso en pacientes con angina grave y enfermedad coronaria extensa. • Un ECG patológico no indica necesariamente la existencia de enfer- medad coronaria, pues alteraciones de la repolarización pueden aparecer en situaciones diferentes como en pericarditis, hipertrofia ventricular izquierda, preexcitación, anomalías electrolíticas, fárma- cos como la digoxina y antiarrítmicos, hiperventilación... C. Tratamiento médico El tratamiento de la cardiopatía isquémica crónica tiene dos objetivos prin- cipales: aumentar la supervivencia y el control de los síntomas con la consiguiente mejoría en la calidad de vida. En la Tabla 13.10 se recogen las principales estrategias: Mejoría pronóstica demostrada Mejoría sintomática (antianginosos) AAS (o clopidogrel) Estatinas IECA si existe enfermedad cardiovascular confirmada, diabéticos, HTA o disfunción ventricular b-bloqueantes si hay antecedente de IAM o disfunción ventricular Revascularización coronaria (TCI, DA proximal, FEVI deprimida, alto riesgo en pruebas funcionales no invasivas) b-bloqueantes (elección) Calcioantagonistas (1ª línea) Nitratos (episodios agudos) Ivabradina (2ª línea) Nicorandil (2ª línea) Ranolazina (2ª línea) Molsidomina (2ª línea) Terapia del dolor (2ª línea) Revascularización coronaria Tabla 13.10. Tratamiento de la angina estable (AAS: ácido acetil salicílico; IAM: infarto agudo de miocardio; IECA: inhibidores de la enzima conversora de angiotensina: TCI: tronco coronario izquierdo; DA: descendente anterior) 115 13. Enfermedad coronaria. CD Recuerda ➔ El manejo de los síndromes coronarios crónicos es farmacológi- co de elección. Algunos fármacos tienen beneficio pronóstico y otros sintomático. Los pacientes con mal control clínico de la angina o con datos de mal pronóstico en test no invasivos son sometidos a revascu- larización dependiendo de los hallazgos en el cateterismo. Dentro del manejo es fundamental fomentar un estilo de vida saludable y un estricto control de los factores de riesgo cardiovascular de acuerdo a las recomendaciones previamente mencionadas. El tratamiento farmacológico incluye: • Antiagregación. Reducen la mortalidad. El AAS o aspirina, en dosis de 75-150 mg/día, disminuye la incidencia de síndromes coronarios agudos en pacientes con angina estable. El clopidogrel, en dosis de 75 mg/día, es de elección en pacientes en los que está contraindi- cada el AAS o no lo toleran. La asociación de inhibidores de la bomba de protones ha demostrado ser eficaz para disminuir las hemorra- gias digestivas por úlcera péptica. Deben evitarse los inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) por aumentar los episodios de trombosis coronaria, y si se emplean antiinflamatorios no esteroideos (AINE) clá- sicos, se utilizará preferiblemente naproxeno. • Estatinas. Reducen el riesgo de infarto y la mortalidad, incluso con concentraciones normales de colesterol (debido a efectos antiinfla- matorios y antitrombóticos), por lo que han de indicarse a todos los pacientes, de alta potencia y en dosis máximas toleradas. El objetivo de colesterol LDL es < 55 mg/dl. • IECA. Deben emplearse en los pacientes con angina estable que ade- más padecen diabetes, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, disfunción ventricular asintomática o si hay antecedente de infarto de miocardio, pues han demostrado mejorar el pronóstico. En ausencia de estos factores, si bien el beneficio pronóstico no está tan estable- cido, la mayoría de los autores proponen su empleo. Sus propiedades antianginosas son escasas o nulas. • ß-bloqueantes. En pacientes con angina y antecedente de infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca han demostrado mejorar la super- vivencia. En ausencia de estos dos factores no se ha probado benefi- cio pronóstico, pero sí una gran eficacia para prevenir la angina y los episodios de isquemia, lo que unido al eventual beneficio pronóstico en pacientes de alto riesgo, les convierte en los fármacos antiangino- sos de elección. • Calcioantagonistas. Verapamilo y diltiazem tienen sobre todo efecto cardioinhibidor (más acusado en verapamilo), por lo no deben emplearsecon b-bloqueantes. Las dihidropiridi- nas producen sobre todo vasodilatación con casi nulo efecto en la contractilidad cardíaca, por lo que pueden usarse junto con b-bloqueantes. De hecho, nifedipino produce taquicardia refleja y puede empeorar el control de la angina, por lo que no se reco- mienda en general su utilización como monoterapia. Los calcioan- tagonistas constituyen el tratamiento de elección de la angina de Prinzmetal y son junto con los BB fármacos de primera línea en el manejo de la angina estable. • Nitratos. La nitroglicerina sublingual es el fármaco de elección para el alivio inmediato de los síntomas de la angina. El paciente debe solici- tar asistencia en caso de persistir el dolor más de 10-20 minutos tras la nitroglicerina y conviene que no permanezca de pie tras su empleo por riesgo de hipotensión ortostática. No se ha demostrado benefi- cio pronóstico con los nitratos de acción prolongada tras el infarto de miocardio, y su eficacia antianginosa no resulta mayor que la de otros fármacos, por lo que son fármacos de segunda línea. Conviene recordar la contraindicación para utilizar inhibidores de la fosfodies- terasa-5 (sildenafilo, tadalafilo, vardanafilo) por riesgo de hipotensión potencialmente grave si se emplearon nitratos en las 24 horas previas (MIR 18-19, 7). • Ivabradina. De segunda línea. Es un inhibidor selectivo de los canales If del nodo sinusal y actúa disminuyendo la frecuen- cia de descarga del nodo sinusal. Se ha aceptado para el trata- miento sintomático de los pacientes con angina crónica estable en ritmo sinusal a > 70 lpm, especialmente si presentan insuficien- cia cardíaca o disfunción ventricular o tienen contraindicación o intolerancia a los b-bloqueantes. A diferencia de b-bloqueantes y calcioantagonistas, la ivabradina no modifica la presión arterial ni la contractilidad. • Ranolazina. De segunda línea. Bloqueante de canales Na+. Ejerce acciones antianginosas y aumenta la capacidad funcional. Indicada para el tratamiento sintomático de pacientes con angina de pecho Percutáneo: Enfermedad de uno o dos vasos Cirugía: Enfermedad de TCI o tres vasos * Preferible en diabéticos multivaso y disfunción ventricular * Puede considerarse en 2 vasos si involucra DA proximal 1: DIAGNÓSTICO CLÍNICO E INICIAR TRATAMIENTO MÉDICO 2: ESTRATIFICACIÓN PRONÓSTICA 3: MANEJO INVASIVO: CORONARIOGRAFÍA y REVASCULARIZACION No cumple ninguno: Paciente de bajo riesgo, continuar manejo médico. ANGINA TÍPICA · ECG y ecocardiograma basales · Estudio funcional no invasivo: Imagen de elección · Estilo de vida y control de FRCV · AAS (o clopidogrel si alergia) · Estatinas (LDL<55mg/dL) · Anti-antiginosos (BB y Ca++Antagonistas de elección) · IECA/ARA-II (de elección si HTA; DM; IC; FEVI↓) · Si FEVI deprimida: tratamiento pronóstico · Estudio no invasivo de alto riesgo o mal pronóstico. · Angina refractaria a tratamiento médico. · Disfunción ventricular. Figura 13.11. Tratamiento general del paciente con angina estable 116 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición estable que no se controlan adecuadamente con la primera línea de terapia o no toleran los b-bloqueantes y los antagonistas del calcio. D. Revascularización coronaria Existen dos indicaciones generales para considerar la revascularización coronaria: • Parámetros de alto riesgo en las pruebas no invasivas que impliquen mejor pronóstico con la revascularización que con la terapia médica. • Empeoramiento o persistencia de los síntomas pese a tratamiento médico óptimo (MIR 11-12, 54). Elección de la técnica de revascularización La Tabla 13.11 resume las indicaciones de ACTP y cirugía con bypass en función de la anatomía coronaria. En general, para optar por una u otra técnica (stent o cirugía) hay que valorar: • Extensión y características de la enfermedad coronaria: - Cuanto mayor extensión (número de vasos afectados) más favo- rable a cirugía. - Cuanto más compleja sea una lesión (nº de estenosis, longitud, oclusión crónica, calcificación) más favorable a cirugía (que es ajena a la lesión en sí al bypasearla). - El calibre de los lechos distales (segmentos sobre los que se injertan los bypass). En caso de enfermedad difusa o pequeño calibre puede no ser candidato a bypass. • Factores clínicos: - Los pacientes con disfunción ventricular o diabetes se benefi- cian más de la revascularización quirúrgica (especialmente si enfermedad multivaso) (MIR 12-13, 90). - El riesgo quirúrgico individual. La edad y la comorbilidad pueden hacer que un paciente anatómicamente quirúrgico sea some- tido a ACTP (MIR 12-13, 90). Existen scores de riesgo como el Euroscore que ayudan a la toma de decisiones. La cirugía ha demostrado mejorar la supervivencia frente al tratamiento médico en caso de estenosis de tronco izquierdo, estenosis proximal de los tres vasos principales o de dos de ellos si uno es la DA. En pacientes de bajo riesgo el beneficio pronóstico no se ha probado. Asimismo ha demos- trado mejorar la supervivencia frente a la ACTP con stents farmacoactivos en pacientes diabéticos con enfermedad multivaso. El alivio sintomático de la angina se puede obtener en más del 90% de los pacientes tras una revascularización completa (MIR 12-13, 90) tanto quirúrgica como percu- tánea. Ambas estrategias tienen buenos resultados en manos expertas. El trata- miento percutáneo posee el gran atractivo de ser menos traumático (por vía radial es de facto un procedimiento ambulatorio), asociando menos compli- caciones iniciales. Por el contrario en pacientes con enfermedad extensa es menos “definitiva” que la cirugía, tiene el problema de la reestenosis y asocia un mayor número de reintervenciones coronarias. La cirugía por su parte tiene la desventaja de ser más traumática, con una recuperación más compleja y presentar mayor tasa de ictus y sangrados. Es recomendable que la decisión se base en protocolos, y en casos com- plejos se consensue por un equipo cardiovascular o Heart Team formado al menos por un cardiólogo clínico, un cardiólogo intervencionista y un ciru- jano cardíaco. Perfil clínico y anatomía coronaria Técnica Enfermedad de 1 o 2 vasos sin afectar DA proximal (MIR 13-14, 70) ACTP Enfermedad de dos vasos con afectación de DA proximal ACTP o cirugía Enfermedad de TCI Cirugía (o ACTP*) Diabetes con multivaso (MIR 12-13, 90) Cirugía (o ACTP*) Enfermedad de 3 vasos (MIR 11-12, 54) Cirugía (ACTP*) Estenosis en injertos (bypass) coronarios ACTP Tabla 13.11. Técnica de revascularización preferida en función de la anatomía coronaria. *Sólo en casos seleccionados con alto riesgo QX Recuerda ➔ Actualmente, debido al constante desarrollo de la ACTP, se han am- pliado sus indicaciones, siendo accesibles al tratamiento percutáneo la mayor parte de las lesiones. La cirugía de revascularización coronaria debe plantearse en pacientes con enfermedad de tronco y/o 3 vasos, especialmente con elevada complejidad anatómica, diabéticos o con disfunción ventricular. Isquemia silente y síndrome X La isquemia silente hace referencia a la demostración en el Holter de cambios electrocardiográficos sugerentes de isquemia miocárdica, pero que no se acompañan de dolor ni de otros síntomas. Estos episodios son frecuentes en los pacientes que padecen angina de pecho, en los que es un factor de mal pronóstico, pero también pueden producirse en individuos asintomáticos que nunca han tenido angina. El síndrome X identifica a un grupo de pacientes con angina de esfuerzo (habitualmente de comportamiento estable, aunque no son raros los epi- sodios de dolor en reposo) e isquemia demostrable en las pruebas de provocación, pero con arterias coronarias epicárdicas sin obstruccio- nes significativas. La presencia de disfunción endotelial microvascular (“angina microvascular”) juega un papel fundamental en la etiopatogenia de este síndrome en muchos pacientes.La cardiopatía hipertensiva con hipertrofia ventricular, fibrosis intersticial, disfunción diastólica y endo- telial con pérdida de la reserva de flujo coronario suele estar presente. La identificación de la disfunción endotelial (cambios en el diámetro de las arterias coronarias durante la infusión de acetilcolina o ergonovina, útil también para descartar vasoespasmo coronario) puede identificar un grupo de pacientes con riesgo de desarrollar aterosclerosis y, por tanto, peor pronóstico. En general, el síndrome X tiene buen pronóstico. En su tratamiento se suele emplear nitratos de acción prolongada, a los que se añade calcioantagonistas o b-bloqueantes si los síntomas persisten. Los fármacos que mejoran la función endotelial en presencia de dislipidemia (estatinas) o hipertensión (IECA) son muy apropiados para reducir los epi- sodios de angina. 13.5. Síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST Etiología Los SCA comparten una fisiopatología común, un fenómeno de rotura con trombosis subsiguiente en una placa de ateroma, a la que se pueden aña- dir fenómenos de espasmo coronario y embolización distal de fragmentos 117 13. Enfermedad coronaria. CD trombóticos. Las placas más proclives a estos fenómenos se denominan “placas vulnerables”, que se caracterizan por un gran contenido lipídico contenido por una cápsula fibrosa fina (MIR 16-17, 42). Dependiendo del grado de oclusión de la luz del vaso (Figura 13.12), se posible encontrar: • Síndrome coronario agudo con elevación persistente (> 20 minutos) del segmento ST (SCACEST). Habitualmente oclusión completa, con abundante fibrina y que evoluciona hacia el infarto transmural. • Síndrome coronario agudo sin elevación persistente del seg- mento ST (SCASEST). Habitualmente oclusión subtotal o total inter- mitente con embolización distal de fragmentos de trombo rico en plaquetas. Dentro de esta entidad se engloban: - Angina inestable (con troponina normal) (MIR 12-13, 13). - Infarto sin elevación de ST o subendocárdico (si hay elevación de troponina). El diagnóstico del síndrome coronario agudo es eminentemente clínico y se realiza cuando el paciente con angina satisface alguno de los criterios de inestabilidad. Tanto es así, que una angina inestable puede diagnosticarse en presencia de ECG, troponina y ecocardiograma rigurosamente normales. Es crucial realizar en <10mins un ECG para diferenciar un SCACEST de un SCASEST, con tratamientos muy distintos. Epidemiología La incidencia del SCASEST es algo mayor que la del SCACEST. La mortalidad hospitalaria de este segundo es mayor (7%) que la del SCASEST (5%), pero tras unos meses se iguala para ambos (en torno al 12% a los 6 meses). A largo plazo parece ser superior en el SCASEST, probablemente porque éste afecta más a pacientes de mayor edad y comorbilidad y con frecuencia mayor carga de enfermedad coronaria. Clínica, ECG y Analítica Sanguínea El punto de partida para llegar al diagnóstico de un SCASEST es la sospecha clínica ante la presencia de angina con datos de inestabilidad (Tabla 13.12). En fundamental identificar datos de IC al ingreso por su valor pronóstico Angina de reposo Angina que empieza en reposo. Es el modo de presentación más frecuente. Traduce una estenosis coronaria muy severa Angina de reciente comienzo Angina de reciente comienzo (< 2 meses) de al menos clase III de la CCS Angina acelerada Incremento, en las 4 semanas previas, del número, intensidad, duración o disminución del umbral de aparición en un paciente con angina de esfuerzo estable Angina postinfarto Angina que aparece en los días siguientes a un infarto de miocardio Tabla 13.12. Clasificación de la angina inestable (CCS: Canadian Cardiovascular Society) El ECG de reposo (MIR 18-19, 207; MIR 11-12, 130) debe realizarse en los primeros 10 minutos. La elevación persistente del segmento ST requiere un manejo diferente en el que el objetivo prioritario es la reperfusión urgente (véase más adelante el Apartado 13.6). Si persiste la angina sin elevación del segmento ST hay que realizar derivaciones posteriores (V7-9) y dere- chas (V3R y V4R). Los cambios dinámicos en el segmento ST (descenso, ascenso transitorio) y en la onda T son sugerentes de isquemia. Es de gran utilidad compararlo con un ECG antiguo del paciente si está disponible. Asimismo, se deben realizar ECG seriados y cada vez que reaparezca el dolor para compararlo con el inicial. Los pacientes que tienen un ECG normal al ingreso tie- nen mejor pronóstico. Asimismo a mayor número de derivaciones con descenso del ST y a mayor magnitud del descenso, peor será el pronóstico. Indica mal pro- nóstico el ascenso transitorio del ST. Los cambios en la onda T (negativización, aspecto picudo) tienen mejor pronóstico salvo la inversión profunda de la onda T en todas las precordiales, que se asocia a enfermedad de la descendente anterior (síndrome o patrón de Wellens). El descenso difuso del ST (en +6 derivacio- nes) con ascenso especular en aVR es sugestivo de estenosis de tronco coronario. En cualquier caso úni- camente la elevación del segmento ST localiza real- mente la isquemia (MIR 09-10, 7, MIR 09-10, 8). En cuanto a los marcadores bioquímicos, la determinación de los marcadores de daño mio- cárdico es un aspecto clave en la actuación ante un SCASEST. La elevación de los mismos implica necrosis celular y es necesaria para el diagnós- tico definitivo de infarto. Una mayor elevación de estos biomarcadores implica peor pronóstico. En la actualidad es de elección la determinación de Síndrome coronario agudo ECG: < 10 min Agregación plaquetaria Trombo no oclusivo Trombo oclusivo Rotura de placa SCASEST SCACEST Angina inestable Infarto SIN elevación del ST Infarto CON elevación del ST Troponina elevada Troponina normal 100% troponina elevada Figura 13.12. Fisiopatología del síndrome coronario agudo y tipos 118 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición troponina cardioespecífica ultrasensible, que debe realizarse a la lle- gada del paciente y, si es negativa, repetirse a la hora o las 3 horas. En aquellos pacientes con dolor de reposo que haya durado más de 15-20 minutos una seriación de troponina negativa prácticamente descarta la presencia de un origen coronario del cuadro. Definición y clasificación del infarto agudo de miocardio De acuerdo a la definición universal vigente de infarto de miocardio, se requiere la presencia de estos dos criterios: • Evidencia de necrosis miocárdica: elevación y posterior caída de los niveles de marcadores de necrosis (troponinas: valor superior al per- centil 99 de la normalidad). • Cuadro clínico de isquemia: Al menos uno de los siguientes: - Síntomas compatibles con isquemia. - Cambios en el ECG compatibles con isquemia aguda (cambios en el ST u onda T o bloqueo de rama izquierda de nueva apa- rición). - Desarrollo de nuevas ondas Q patológicas. - Aparición de nuevas anomalías en la contractilidad segmentaria o pérdida de tejido viable en las pruebas de imagen. • Muerte súbita de origen cardíaco, habitualmente precedida de sínto- mas compatibles con infarto, asociada a cambios en el ECG o de ima- gen de un trombo reciente en la coronariografía o la autopsia. (MIR 17-18, 38). Actualmente se distinguen los siguientes tipos de infarto: • Tipo 1: infarto de miocardio espontáneo. Es el “infarto clásico” producido por la rotura de una placa de ateroma y la formación de un trombo intracoronario. Es al que nos referimos en los subtemas 13.5 y 13.6. • Tipo 2: infarto secundario a disbalance isquémico. El produ- cido en situaciones en las que causas diferentes a la enfermedad coronaria contribuyen al desequilibrio entre ofertas y demandas de oxígeno: anemia, taquiarritmias, crisis hipertensiva… (MIR 16-17, 7). Por ejemplo, un paciente con enfermedad coronaria multivaso estable puede tenerangina “hemodinámica” y eleva- ción de troponina en contexto de un sangrado grave o una fibri- lación auricular rápida sin que ello implique progresión de su cardiopatía isquémica de base ni la necesidad de revasculariza- ción. • Tipo 3: muerte cardíaca con síntomas o cambios ECG que sugie- ren un origen isquémico pero con troponinas no disponibles por no extraerse o analizarse a tiempo. • Tipo 4: infarto asociado a un intervencionismo coronario percu- táneo (ICP). • Tipo 5: infarto asociado a cirugía de derivación coronaria (CABG). Además, no todos los pacientes con elevación de troponina tienen un infarto de miocardio. Se considera “daño miocárdico” el hecho de que se eleven las troponinas sin cuadro clínico de isquemia acompañante (angina, cambios ecocardiográficos o eléctricos…) y en el contexto de una enfermedad sistémica grave que lo produce (ictus, sepsis, sangrado…). El daño miocárdico en cualquier caso traduce mayor gravedad de la enfermedad de base pero no amerita tratamiento cardiológico específico (Tabla 13.13). Entidades distintas del infarto agudo de miocardio de tipo 1 asociadas con la elevación de troponinas cardíacas Taquiarritmias Insuficiencia cardíaca Urgencias hipertensivas Enfermedades críticas (shock, sepsis, quemaduras) Miocarditis Miocardiopatía de Tako-Tsubo Cardiopatía estructural (estenosis aórtica) Disección aórtica Embolia o hipertensión pulmonar Disfunción renal y cardiopatías asociadas Espasmo coronario Evento neurológico agudo (ictus, hemorragia subaracnoidea) Contusión cardíaca o procedimientos cardíacos (revascularización quirúrgica, o percutánea, ablación, marcapasos, cardioversión, biopsia endomiocárdica) Hipotiroidismo e hipertiroidismo Enfermedades infiltrativas (amiloidosis, hemocromatosis, sarcoidosis, esclerodermia) Toxicidad farmacológica (doxorubicina, 5-fluorouracilo, herceptina) o por veneno de serpiente Esfuerzo físico extremo - rabdomiolisis Rabdomiólisis Tabla 13.13. Entidades distintas del infarto agudo de miocardio de tipo 1 asociadas con la elevación de troponinas cardíacas Estimación del riesgo Se recomienda hacer una estimación del riesgo global (de mortali- dad intrahospitalaria y a largo plazo) empleando alguna de las esca- las disponibles que recogen variables clínicas con implicaciones pro- nósticas (edad, frecuencia cardíaca, presión arterial, clase Killip, diabetes y antecedentes coronarios), electrocardiográficas, bioquímicas y de ima- gen (deterioro de FEVI, alteraciones de la contracción segmentaria…). Estos parámetros se pueden evaluar individualmente o de forma global mediante escalas cuantitativas, siendo la más utilizada la escala GRACE. El paciente puede considerarse de riesgo bajo, intermedio-alto o muy alto y la actuación terapéu- tica debe ajustarse a dicho riesgo (Tabla 13.14) (MIR 12-13, 13). Criterios de riesgo muy alto Inestabilidad hemodinámica, shock cardiogénico o IC aguda Dolor torácico recurrente o persistente refractario a tratamiento médico Arritmias con riesgo vital o parada cardíaca Complicaciones mecánicas del infarto de miocardio Descensos difusos del ST (> 6 derivaciones) con ascenso en aVR Criterios de riesgo alto Elevación de troponina: IAMSEST Cambios dinámicos de las ondas ST o T (sintomáticas o silentes) Puntuación GRACE > 140 Criterios de riesgo intermedio Diabetes mellitus Insuficiencia renal (TFGe < 60 ml/min/1,73 m2) FEVI < 40% o insuficiencia cardíaca congestiva Angina precoz tras infarto ICP previa CABG previa Puntuación GRACE > 109 y < 140 Criterios de riesgo bajo Cualquier característica no mencionada anteriormente Tabla 13.14. Criterios de riesgo que indican la necesidad de una estrategia invasiva en los SCASEST (CABG: derivación aortocoronaria por injerto, del inglés coronary artery bypass grafting) 119 13. Enfermedad coronaria. CD El algoritmo terapéutico del SCASEST viene resumido en la Figura 13.13. Se basa en los siguientes pilares: • Ingreso hospitalario, monitorización y reposo. • DAG (Tabla 13.15). Ha demostrado mejorar la supervivencia. Incluye: • Ácido acetilsalicílico. Con dosis de carga inicial de 150-300 mg precoz. • Segundo antiagregante plaquetario (inhibidores P2Y12). Se administra siempre dosis de carga inicial (60 mg prasugrel, 180 mg ticagrelor y 300-600 mg clopidogrel) y posteriormente la dosis de mantenimiento (10mg/24h prasugrel, 90mg/12h ticagrelor y 75 mg/24h clopidogrel). Ticagrelor y prasugrel son de elección salvo riesgo de sangrado ele- vado, contexto en el que se usaría clopidogrel. Prasugrel se inicia en pacientes que van a ser sometidos a ICP una vez conocida la ana- tomía coronaria (se administra en la sala de hemodinámica) y está contraindicado en pacientes con ictus previo. Asimismo debe usarse con cautela en >75 años y con bajo peso (<60Kg). Ambos no están indicados en pacientes anticoagulados crónicamente, en pacientes sometidos a fibrinolisis (por SCACEST) o con antecedente de ictus hemorrágico. Algunos estudios recientes sugieren una posible supe- rioridad del prasugrel sobre el ticagrelor. Si se va a realizar cirugía de revascularización (bypass), se recomienda suspender el 2º antiagregante: clopidogrel y el ticagrelor 5 días antes, prasugrel 7, para evitar un exceso de riesgo de sangrado. Recuerda ➔ Tras un SCA es preciso tomar dos antiagregantes durante 12 meses independientemente del manejo. • Inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa (abciximab, tirofibán y eptifiba- tida). Potentes antiagregantes intravenosos. Añadidos a la DAG, no aportan un mayor beneficio y sí un mayor riesgo de sangrado por lo que están contraindicados de rutina. Técnica Angina estable SCA 1 antiagregante AAS (clopidogrel) Todos los pacientes Duración: indefinida AAS (clopidogrel) Todos los pacientes Duración: indefinida Doble antiagregación AAS + clopidogrel Sólo si implante de stent Duración: 6 mesesa AAS + ticagrelor / prasugrelb (clopidogrel si alto riesgo sangrado) Todos los pacientes Duración: 12 mesesc Anti IIb/IIIa No indicado Uso muy seleccionado sólo durante implante de stent si hay alto contenido de trombo (rescate) Anticoagulación No indicado (únicamente bolo de heparina si se implanta stent) Durante la fase aguda (hasta coronariografía o alta): • Fondaparinux • Enoxaparina • Heparina • Bivalirudina a Duración ajustable: 1-3 meses si alto riesgo hemorrágico; 12-30 meses si alto riesgo trombótico b Sólo se puede emplear prasugrel si se conoce la anatomía coronaria y se va a implantar un stent c Duración ajustable: 6 meses si alto riesgo hemorrágico; > 12 meses si alto riesgo trombótico Tabla 13.15. Terapia antiagregante y anticoagulante en cardiopatía isquémica • Anticoagulación parenteral. Está indi- cada en todos los pacientes con SCASEST durante la fase aguda. En la actualidad se puede emplear: - Fondaparinux (inhibidor del factor X activado subcutáneo). Fármaco con el perfil de eficacia y seguridad más alto por lo que probablemente es el anticoagulante de elección antes del cateterismo. Se debe asociar bolo de heparina si se realiza ICP para disminuir el riesgo de trombo- sis. - Enoxaparina subcutánea (heparina de bajo peso molecular ajustada al peso). Recomendado cuando no esté disponi- ble fondaparinux. - Heparina no fraccionada intrave- nosa (manteniendo un TTPa entre 1,5-2,5 veces el valor del control). Anticoagulante de elección durante el ICP. - Bivalirudina (inhibidor directo de la trombina intravenoso). Cada vez menos utilizada. El anticoagulante elegido se mantiene hasta el procedimiento de ACTP. Si se trata al paciente de forma conservadora, suele mantenerse hasta el alta hospitalaria. Manejo Sospecha de SCASEST · Anamnesis · ECG < 10 minutos SCACEST Diagnósticoalternativo Pruebas y tratamiento apropiados No elevación de ST · Monitorización clínica · ECG: monitorización
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