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58 Afectación renal en las enfermedades sistémicas Orientación MIR Junto con el capítulo anterior, es otro de los temas más rentables y preguntados en el examen. Es fundamental conocer el tipo de daño glomerular más frecuente en cada una de las enfermedades sistémicas, prestando especial atención a la clínica típica de las vasculitis ANCA, la histología de la enfermedad de Goodpasture, las formas de daño renal en el mieloma múltiple y a las clases de nefropatía lúpica. 8.1. Introducción En este capítulo se incluye la patología renal más relevante de algunas enfermedades sistémicas. Otras enfermedades sistémicas se describen en temas específicos (nefropatía diabética, microangiopatías trombóticas, poliquistosis hepatorrenal, etc.). En la Tabla 8.1 se puede ver un resumen de los depósitos encontrados en cada una de las enfermedades sistémicas. El síndrome renopulmonar o síndrome de Goodpasture es la asociación de hemorragia pulmonar (Figura 8.1) y una glomerulonefritis. Existen varias causas de síndrome renopulmonar, entre las que destacan la enfermedad por anticuerpos antimembrana basal glomerular (o enfermedad de Goo- dpasture), las vasculitis asociadas a ANCA, el LES o la crioglobulinemia. El patrón más habitual de daño glomerular es la proliferación extracapilar con semilunas con afectación rápidamente progresiva (GNRP) y la clínica más frecuente en el brote es el síndrome nefrítico. Tradicionalmente las GN proliferativas extracapilares o GNRP se han clasi- ficado en tipo I (depósito lineal de Ig, en la enfermedad por anti-MBG), tipo II (depósito de inmunocomplejos circulantes) o tipo III (sin depósitos, en las vasculitis pauciinmunes) según los hallazgos de la inmunofluorescencia. Todas ellas pueden ser causa de síndrome renopulmonar. Figura 8.1. Hemorragia pulmonar en radiografía de tórax y TC, en el contexto de síndrome renopulmonar Patología Depósitos Microangiopatías trombóticas Ausencia Vasculitis de pequeño vaso ANCA Vasculitis c-ANCA, p-ANCA (Ausencia de Inmunoglobulinas o complemento) IgA (Schönlein-Henoch) IgA Policlonales + C3 Enfermedad por anti-MBG (enfermedad de Goodpasture) IgG LINEAL ± C3 Nefropatía lúpica IgG, IgA, IgM C3, C1q, C4 Crioglobulinemia III IgM + IgG policlonales C3, C1q, C4 II IgM monoclonal + IgG policlonal I IgM monoclonal Gammapatías monoclonales y mieloma múltiple Cadenas ligeras Cadenas pesadas Inmunoglobulinas Monoclonal ± C3, C1q Amiloidosis AL AA Fibras (8-10 nm) Cadena ligera Monoclonal ± C3 SAA GN fibrilar Fibras (16-24 nm) IgG Policlonal ± C3 GN inmunotactoide Microtúbulos (30- 50 nm) Ig Monoclonal ± C3 Glomerulopatía C3 (EDD y GNC3) Ausencia de Igs C3 Enfermedad de Fabry Gb3 (globotriaosilceramida) Síndrome de Alport Ausencia Tabla 8.1. Depósitos presentes en la biopsia renal de las diferentes enfermedades sistémicas (leyenda rosa: monoclonal; leyenda verde: policlonal) MBG: membrana basal glomerular; GN: glomerulonefritis; EDD: enfermedad por depósitos densos; SAA: Proteina amiloide sérica. 08 59 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF Recuerda ➔ Hemorragia alveolar + FRA + Hematuria glomerular = síndrome re- nopulmonar 8.2. Vasculitis. Generalidades Las vasculitis se caracterizan por la presencia de leucocitos inflamatorios en las paredes de los vasos con daño en las estructuras murales, que da lugar a la pérdida de la integridad del vaso con hemorragias locales y al compromiso de la luz con isquemia distal y necrosis. Ver tabla de clasifica- ción de las vasculitis en el Manual de Reumatología. Pueden afectar a un único órgano o condicionar una patología sistémica con afectación multiorgánica con síntomas generales como síndrome constitucional, febrícula, artralgias, mononeuritis múltiple, etc. 8.3. Vasculitis asociadas a ANCA Generalidades Son vasculitis de pequeño y mediano vaso, sin depósito de inmunocom- plejos, y frecuentemente asociadas a la presencia de anticuerpos antici- toplasma de neutrófilos (ANCA) específicos anti-mieloperoxida (MPO) con patrón perinuclear en la inmunofluorescencia (p-ANCA) o anti-proteinasa 3 (PR3), con patrón citoplásmico (c-ANCA). Existen tres variantes clinicopatológicas principales: poliangeítis microscó- pica (PAM), granulomatosis con poliangeítis (GPA, antigua granulomatosis de Wegener) y granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (GEPA, previa- mente síndrome de Churg-Strauss), y existen afectaciones aisladas de un órgano, especialmente limitadas al riñón. Su patogenia es compleja y parecen estar implicadas células T, células endoteliales, neutrófilos y monocitos, y la vía alterna del complemento con participación directa del complejo de ataque a la membrana en el daño endotelial aunque sin depósito de inmunoglobulinas ni com- plemento en el glomérulo. La GEPA se distingue fácilmente del resto por la presencia de eosinofilia, pero la PAM y la GPA se solapan en las manifestaciones clínicas y a veces son difíciles de diferenciar. Además de clasificarse en PAM, GPA o GEPA las vasculitis asociadas a ANCA se clasifican en ANCA-PR3, ANCA-MPO o ANCA negativas dependiendo de la serología; y la clínica y el pronóstico dependen más de este tipo de ANCA (anti-PR3 o anti-MPO) que del tipo de vasculitis (más graves las anti-MPO). La afectación renal en todas ellas suele ser una GN pauciinmune (sin depósitos) con necrosis focal y proliferación extracapilar con semilunas (GNRP III) (MIR 11-12, 21), aunque existen patrones atípicos como la nefritis intersticial. Excepto en la PAM pueden existir granulomas en dis- tintas localizaciones, pero son infrecuentes en la biopsia renal. La micros- copía óptica se utiliza para el diagnóstico, pero además tiene utilidad pronóstica al establecer el número de glomérulos afectados, el tipo de semilunas (celulares, fibrocelulares o fibrosas; Figura 8.2) y la esclerosis glomerular. Semiluna epitelial (celular) Semiluna �brocelular Semiluna �brosa Figura 8.2. Proliferación extracapilar en biopsia renal. Diferentes tipos de semilunas (cortesía de Dr. Díaz Crespo) Epidemiología En general, las vasculitis por ANCA son más frecuentes en la raza caucá- sica. PAM y GPA son muchos más habituales que GEPA, que sólo supone el 10% de las vasculitis. PAM es más común que GPA en el Sur de Europa y en Asia, mientras que GPA predomina en el Norte de Europa y EEUU (países anglosajones). La GPA y la GEPA suelen aparecer en la 4ª-5ª década y la PAM es más fre- cuente en pacientes mayores de 65 años. Manifestaciones clínicas Algunos síntomas que pueden aparecer y son comunes en las vasculitis pauciinmunes incluyen: malestar general, fiebre, tos, anorexia, pérdida de peso, artralgias, púrpura cutánea. Estos síntomas prodrómicos, que simulan un cuadro constitucional o pseudogripal, pueden durar semanas o meses antes de que se alcance el diagnóstico. La afectación renal puede ir desde alteraciones asintomáticas en el sedi- mento (hematuria, proteinuria) a GNRP. La GNRP es la afectación típica del brote de vasculitis ANCA con semilunas en la biopsia renal e IFD negativa (ausencia de depósito significativo de Ig o complemento). El complejo de ataque a la membrana podría jugar un papel clave en el daño endotelial en estas entidades. Es más frecuente en PAM y GPA que en GEPA (80% vs. 25%). La aparición de síndrome renopulmonar también puede aparecer en las tres entidades. Otras manifestaciones son más típicas (no necesaria- mente exclusivas) de cada una de las vasculitis. 60 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición • PAM. Es una vasculitis necrotizante de pequeño vaso típica del paciente añoso, que se manifiesta con síntomas generales, GNRP y/o hemorragia pulmonar. Dos tercios de los pacientes presentan mono- neuritis múltiple. No hay granulomas y casi el 90% tiene ANCA, la mayoría anti-MPO. • GPA. Es una vasculitis necrotizante de vaso pequeño y mediano con formación de granulomas a diversos niveles.Son más típicas las mani- festaciones a nivel ORL (rinitis, sinusitis, úlceras nasales, nariz “en silla de montar”) y respiratorias (en forma de granulomas e infiltrados pul- monares que suelen estar cavitados). Más del 80% tiene ANCA, típi- camente anti-PR3. A excepción de la aparición de granulomas, el resto de síntomas de PAM y GPA pueden cursar en ambas entidades, haciendo que sea difí- cil distinguirlas. Por ello, algunos autores abogan por dar más impor- tancia a los anticuerpos, llamándolas vasculitis asociada a ANCA tipo PR3 o tipo MPO independientemente de la clínica. • GEPA. Es una vasculitis, aunque a veces no aparece desde el inicio. La clínica respiratoria aparece en el 90% de los pacientes, y puede incluir rinitis alérgica, asma bronquial, neumonía eosinofílica, hemo- rragia alveolar y aparición de infiltrados pulmonares migratorios o evanescentes. La eosinofilia en sangre periférica es característica, y puede acompañarse de elevación de IgE. Puede haber clínica cutá- nea (65%), cardiovascular, gastrointestinal o neurológica (tanto cen- tral como neuropatía periférica). Histológicamente, los granulomas se acompañan de vasculitis eosinofílica. Sólo el 50% tienen ANCA, que suelen ser anti-MPO. • Otras vasculitis. La vasculitis ANCA limitada al riñón es histológica- mente similar a la PAM, la mayoría con ANCA que en un 80% son anti-MPO. El diagnóstico suele ser más tardío por no existir manifes- taciones extrarrenales. También se han reportado casos de vasculi- tis por fármacos, que suelen ser ANCA positivas tipo anti-MPO. Los fármacos más asociados son la hidralazina, el propiltiouracilo y otros antitiroideos, y la minociclina. Diagnóstico El diagnóstico de sospecha se basa en la clínica acompañada de positividad de ANCA, pero el diagnóstico de confirmación es histológico, generalmente por biopsia cutánea o renal. Es importante recalcar que el título de ANCA no se correlaciona necesariamente con la gravedad del brote. El diagnóstico de presunción permite iniciar tratamiento de forma precoz, imprescindible en estas patologías, pero se debe obtener una biopsia lo antes posible para confirmarlo y evaluar el pronóstico. Tratamiento • En cualquier brote grave de GPA, PAM o GEPA con afectación renal el tratamiento inmunosupresor inicial se basa en la combinación de corticoides con ciclofosfamida o corticoides con rituximab (se pre- fiere rituximab en pacientes en edad fértil con deseos de descen- dencia, alopecia o toxicidad previa por ciclofosfamida) (MIR 19-20, 161). Recientes estudios han demostrado que el tratamiento con inhi- bidores del receptor del C5a (avacopan) podría resultar beneficioso en el tratamiento de inducción de estas entidades. El tratamiento de mantenimiento tras la remisión es con corticoides a dosis bajas y aza- tioprina o rituximab. Este tratamiento se mantiene 1-2 años, vigilando la aparición de posibles recaídas. El pronóstico sin tratamiento es muy malo, especialmente en la GPA, con una mortalidad del 90% en los 2 primeros años. • En la GEPA sin afectación renal el tratamiento con corticoides sistémi- cos en monoterapia generalmente tiene buena respuesta. • En todas las vasculitis ANCA se recomienda asociar plasmaféresis en aquellos pacientes con rápido deterioro de función renal o daño renal grave (Cr > 4 mg/dl o que requieren diálisis), hemorragia pulmonar o presencia concomitante de anti-MBG. Recuerda ➔ La plasmaféresis es clave en el tratamiento de la enfermedad de Goodpasture y el brote de crioglobulinemia. En las vasculitis ANCA se asocia en casos de deterioro grave de FG o hemorragia pulmonar. 8.4. Enfermedad por anticuerpos anti-MBG (enfermedad de Goodpasture) Es un trastorno en el que existen anticuerpos contra el colágeno IV de la membrana basal glomerular resultando en una GN rápidamente progresiva con proliferación extracapilar. Es una enfermedad infrecuente (< 5% de las biopsias renales) y supone menos del 20% de GNRP. Etiopatogenia y clínica La mayoría de los casos son idiopáticos, pero existen algunos factores rela- cionados: • En ocasiones se puede identificar un daño previo, a nivel pulmonar (tabaco, infecciones respiratorias, inhalación de cocaína o hidro- carburos, MIR 10-11, 217) o de la MBG (uropatía obstructiva, litotri- cia). Se piensa que este daño expone un epítopo que desencadena la respuesta inmunitaria y la producción de anticuerpos contra el mismo. • Algunas veces se asocia a vasculitis ANCA: 10-40% de los casos posi- tividad ANCA combinada con anti-MBG positivo. • Ocurre en algunos pacientes trasplantados con nefritis hereditaria o síndrome de Alport (con anormalidades en las cadenas alfa del colá- geno IV) al recibir un riñón de un donante con el antígeno normal del colágeno IV. • Existe susceptibilidad genética en pacientes con HLA DR4 y DR15, mientras que los pacientes con DR1 y DR7 están protegidos. Los anticuerpos generalmente son IgG1 e IgG3 frente al dominio NC1 de la cadena alfa-3 del colágeno IV de la membrana basal, aunque también puede haber anticuerpos frente la cadena alfa-4 y alfa-5. El daño está limi- tado al alveolo y al glomérulo por la distribución de las cadenas alfa. Las cadenas alfa-3, alfa-4 y alfa-5 se expresan sobre todo en MB glomerular y MB alveolar, débilmente en MB tubular, y se detecta en la cóclea, el ojo y el plexo coroideo. La presentación clínica en la mayoría de los casos es una insuficiencia renal rápidamente progresiva con síndrome nefrítico completo en el brote. En el 50% de los pacientes existe además hemorragia alveolar con disnea, tos, hemoptisis, infiltrados pulmonares en la radiología y un DLCO aumentado 61 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF por la presencia de hemoglobina en los alveolos. La afectación pulmonar aislada es excepcional. Puede existir anemia por el sangrado pulmonar prolongado, y es típica la ausencia de síntomas generales (como fiebre, pérdida de peso o artralgias que normalmente sugieren vasculitis ANCA). La presentación en jóvenes menores de 30 años suele ser un síndrome renopulmonar completo con hemorragia pulmonar, mientras que en los pacientes mayores es más fre- cuente la presencia de GN aislada. Diagnóstico Debe sospecharse en todo paciente con GN aguda o GNRP, particularmente si se acompaña de hemorragia pulmonar. El diagnóstico requiere demostrar la presencia de anticuerpos anti-MBG en sangre o en el riñón. La biopsia renal debería hacerse en cualquier caso (salvo contraindicaciones) para confirmar el diagnóstico (la sensibilidad de los anti-MBG en suero es varia- ble) y evaluar el pronóstico (actividad/cronicidad). Biopsia renal. En la MO se observa una GN proliferativa extracapilar con semilunas (GNRP I) y la inmunofluorescencia muestra depósito lineal intenso de IgG+++ (raramente IgM o IgA) a lo largo de los capilares glo- merulares, y ocasionalmente en los túbulos distales (asociado a nefritis intersticial y fibrosis) (Figura 8.3) (MIR 11-12, 22). Se debe hacer el diagnóstico diferencial con la nefropatía diabética donde también se puede ver depósito lineal de IgG pero en caso de aparecer será débil e inespecífico. Figura 8.3. Inmunofluorescencia: Depósito lineal IgG en enfermedad de Goodpasture (cortesía de Dr. Díaz Crespo) Tratamiento y pronóstico El pronóstico sin tratamiento es muy malo, con rápida progresión a enfer- medad renal terminal y una elevada mortalidad. La respuesta al tratamiento depende de la precocidad del diagnóstico y del grado de afectación renal, siendo infrecuente la recuperación de la función renal si requieren diálisis al inicio de la enfermedad o si existe afectación de todos los glomérulos. El tratamiento es la plasmaféresis (elimina los anticuerpos circulantes y otros mediadores inflamatorios; MIR 13-14, 132), combinada con corticoi- des y ciclofosfamida (disminuyen la producción de anticuerpos), pues la enfermedadpuede ser grave y existe un alto riesgo de daño renal irreversi- ble. Los pacientes que no toleran o rechazan ciclofosfamida pueden recibir rituximab. Los anticuerpos anti-MBG pueden utilizarse para monitorizar la respuesta al tratamiento. El trasplante renal tiene buenos resultados con baja tasa de recurrencia de la enfermedad. La enfermedad por anticuerpos anti-MBG se ha incluido dentro de las vas- culitis de pequeño vaso por inmunocomplejos (clasificación de Chapel-Hill), con la peculiaridad de que los inmunocomplejos se forman in situ al unirse los anti-MBG al colágeno IV, y los vasos afectados son únicamente los capi- lares glomerulares y alveolares secundariamente al daño de la membrana basal. 8.5. Vasculitis por IgA (púrpura de Schönlein-Henoch) Es una vasculitis leucocitoclástica sistémica de pequeño vaso asociada al depósito de inmunocomplejos de IgA-1, que se caracteriza por la presencia de púrpura, artralgias, dolor abdominal y enfermedad renal. Es la vasculi- tis más frecuente en niños, pues ocurre generalmente en la infancia (3-15 años, media de 7 años), y a diferencia del resto de vasculitis, la mayoría son autolimitadas. Clínica y etiopatogenia (MIR 10-11, 105) La afectación renal y la patogenia son similares a la nefropatía por IgA. Existe púrpura palpable por vasculitis leucocitoclástica cutánea (sin trom- bopenia ni coagulopatía; Figura 8.4), artritis o artralgias en más del 80% de los casos, el 50% presenta dolor abdominal (20-30% con sangrado gastroin- testinal) y la enfermedad renal ocurre en el 20-54% (más habitual y más grave en adultos). La clínica renal más frecuente es la hematuria glomerular con o sin proteinuria, pero puede existir síndrome nefrótico, HTA o insufi- ciencia renal llegando a progresar a ERCT (más común en adultos). Figura 8.4. Púrpura cutánea Diagnóstico En casos de presentación típica el diagnóstico se basa en la clínica sin necesidad de confirmación histológica, pero en caso de presentación atí- pica o dudas con el diagnóstico diferencial realizaremos biopsia cutánea o renal en casos de deterioro de FG importante. 62 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición La IgA sérica se encuentra elevada en el 50-70% de los casos. Puede haber anemia por sangrado gastrointestinal, aumento de reactantes de fase aguda y muy raramente hipocomplementemia (15%). La biopsia cutánea suele ser suficiente para el diagnóstico y muestra una vasculitis de las vénulas poscapilares de la dermis papilar con depósito de IgA y C3. La histología renal es idéntica a la de la nefropatía por IgA (gene- ralmente proliferación mesangial con o sin proliferación extracapilar) y la inmunofluorescencia muestra IgA+++, C3+ . Tratamiento La gran mayoría de vasculitis IgA tienen una evolución benigna y pueden manejarse con un tratamiento sintomático (hidratación, reposo y analgesia para las artralgias y el dolor abdominal). El tratamiento con corticoides a altas dosis puede ser útil en casos de sangrado y dolor abdominal grave, si existe enfermedad renal grave, o incluso en algunos casos de artritis poliarticular severa, pero no se recomienda de forma generalizada. El uso de otros inmunosupresores está limitado a casos refractarios, con escasa evidencia. 8.6. Nefropatía lúpica Generalidades El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune que puede afectar a cualquier órgano. Es más prevalente en mujeres (9:1), con una incidencia máxima entre los 25-30 años. La prevalencia de LES y la probabilidad de desarrollar nefropatía lúpica varía considerablemente entre diferentes regiones. La raza afroamericana tiene una presentación más temprana y peor pronóstico. En su etiopatogenia parecen influir factores genéticos, infecciosos, hor- monales y otros factores medioambientales. Todos ellos relacionados con defectos en la apoptosis y el procesamiento de detritus celulares del núcleo, contra los que se forman autoanticuerpos. Hay afectación renal en gran parte de los pacientes en algún momento de su evolución (50%), siendo la nefropatía lúpica el mayor factor de riesgo de morbimortalidad global en el LES. El LES secundario a fármacos no suele afectar al riñón. El daño renal se produce por depósito de complejos inmu- nes, tanto inmunocomplejos circulantes como inmunocomplejos in situ. Estos inmunocomplejos contienen diferentes antígenos (ADN, histonas, restos de núcleos celulares, incluso componentes de la membrana basal glomerular). Se localizan en mesangio, subendotelio y subepitelio. Anatomía patológica y clínica (MIR 14-15, 104) La afectación glomerular es muy variable, por lo que tanto la clínica como la histología, difieren ampliamente entre pacientes. Lo más frecuente es la presencia de HTA, proteinuria en rango variable, microhematuria y dete- rioro de función renal. La nefropatía lúpica se debe clasificar según los resultados de la biopsia renal. La clasificación tiene como objetivo la orientación en cuanto a pro- nóstico y tratamiento. En la clasificación actual de la International Society of Nephrology/Renal Pathology Society (ISN/RPS) se diferencian seis clases. Una misma paciente puede evolucionar en el tiempo de una clase a otra de nefritis lúpica, de forma espontánea o en respuesta al tratamiento. • Clase I. Nefritis lúpica mesangial mínima. Es la forma más leve de nefropatía lúpica. La microscopía óptica es normal, pero se observan depósitos mesangiales en la inmunofluorescencia. La función renal está habitualmente conservada con sedimento nor- mal o alteraciones leves del sedimento (hematuria/proteinuria). • Clase II. Nefritis lúpica proliferativa mesangial. Hipercelularidad mesangial y expansión de la matriz mesangial en la microscopía óptica, con depósitos inmunes mesangiales. Suele cursar con hematu- ria y proteinuria moderada (rara vez produce SN) con FG conservado. • Clase III. Nefritis proliferativa focal lúpica. Afectación de menos del 50% de los glomérulos que puede ser segmentaria o global y con eventual proliferación extracapilar asociada al daño endocapilar. Típi- camente los depósitos inmunes son subendoteliales y mesangiales en gran cantidad asociados a menor cantidad de depósitos subepi- teliales. Clínicamente suelen cursar con proteinuria (hasta 1/3 con síndrome nefrótico), hematuria e insuficiencia renal. Es frecuente su evolución a nefritis lúpica difusa (clase IV). • Clase IV. Nefritis proliferativa difusa lúpica. Afectación de más del 50% de los glomérulos que puede ser segmentaria o global y con fre- cuente proliferación extracapilar asociada al daño endocapilar. Típica- mente con depósitos inmunes subendoteliales y mesangiales difusos, con depósitos subepiteliales en muchos casos. Además, pueden apa- recer zonas de necrosis fibrinoide, cuerpos hematoxinófilos y asas de alambre. Es la forma más grave y la más frecuente en las pacientes biopsiadas en el contexto de un brote. Clínicamente suelen presentar proteinuria importante, hematuria, HTA e insuficiencia renal en el momento del diagnóstico. El pronóstico es malo, con evolución a enfermedad renal crónica ter- minal en el 20% de los pacientes a pesar de tratamiento. • Clase V. Nefritis lúpica membranosa. Engrosamiento de la pared capilar glomerular por depósitos inmunes electrodensos subepite- liales, con o sin alteraciones mesangiales. En muchos casos pueden observarse spikes de forma similar a la nefropatía membranosa. La mayoría de los pacientes presentan proteinuria en rango nefrótico. La función renal depende del momento de la evolución de la enferme- dad renal (suele ser normal al diagnóstico y sufre deterioro progresivo a lo largo de los años). • Clase VI. Nefritis lúpica esclerosante avanzada. 90% de gloméru- los globalmente esclerosados sin actividad residual. Es el estadio final de la nefropatía lúpica. Es posible que coexistan varias clases de nefropatía lúpica (p. ej., III + V). Además,se diferencian subtipos en función de la presencia/ausencia de lesiones activas o crónicas (“A” frente a “C”). La presencia de lesiones cró- nicas irreversibles empeora el pronóstico (p. ej., peor pronóstico si hay semilunas fibrosas que si se encuentra semilunas epiteliales). También se debe diferenciar la lesión segmentaria de parte del glomérulo con lesiones globales con afectación de todo el ovillo (“S” frente a “G”). En la inmunofluorescencia hay tinción para IgG en más del 90% de casos e IgA e IgM en el 60-70%. Se acompañan de C3 y C1q en el 80% de casos. C4 es algo menos común y su tinción más débil. La presencia de las tres inmunoglobulinas con C3 y C1q es conocida como patrón full house, carac- terístico de la nefropatía lúpica (Figura 8.5). 63 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF IgG C3 C1q C4 Lambda IgA IgM Figura 8.5. Inmunofluorescencia: Patrón de full house (cortesía de Dr. Cannata y Dr. Barat) En la Tabla 8.3 se puede ver resumida la histología y clínica de las clases de nefropatía lúpica. Diagnóstico Ante datos analíticos de nefropatía lúpica se debe realizar biopsia renal. La información histológica, además de dar un diagnóstico de certeza, per- mitirá ajustar el tratamiento en función de los hallazgos y determinar el pronóstico. Generalmente, la biopsia renal está indicada en pacientes con: • Proteinuria > 500 mg/día. • Sedimento urinario activo con hematuria y cilindros celulares. • Aumento de creatinina sérica no claramente atribuible a otro meca- nismo. Además, se verá hipocomplementemia por la vía clásica (C3 y C4 bajos) y positividad de distintos autoanticuerpos antinucleares. Los títulos de anti- cuerpos anti-ADN y la hipocomplementemia de C3 y C4 ayudan a monitori- zar la actividad del lupus (MIR 20-21, 121-RM). Tratamiento En todos los pacientes con LES sin contraindicaciones se recomienda el tratamiento con hidroxicloroquina. El tratamiento ante la sospecha clínica y analítica se debe iniciar en cuanto sea posible y se debe hacer biopsia renal para realizar el ajuste del mismo y la valoración del pronóstico. Es muy frecuente que una paciente con nefropatía lúpica requiera varias biopsias renales a lo largo de su vida. En líneas generales, el tratamiento del brote grave de nefritis lúpica se basa en bolos de corticoides e inmunosupresores (ciclofosfamida o micofenolato), y en el tratamiento de mantenimiento se usan corticoi- des a dosis bajas asociados a inmunosupresores en pauta descendente (micofenolato o azatioprina). En casos de nefritis lúpica refractaria puede ser útil el uso de rituximab. Pronóstico Entre los factores de mal pronóstico se encuentran la presencia de sín- drome nefrótico, la insuficiencia renal en el momento del diagnóstico y falta de respuesta al tratamiento. El 10% de pacientes con nefropatía lúpica desarrolla ERCT. Cuando el paciente inicia tratamiento renal sustitutivo suele disminuir la actividad autoinmunitaria y es raro encontrar brotes lúpi- cos en pacientes en diálisis. 8.7. Crioglobulinemia Las crioglobulinas son inmunoglobulinas (habitualmente del tipo IgM, con actividad anti-IgG) y componentes del complemento que precipitan con el frío, y suelen consumir complemento por la vía clásica. El síndrome inflamatorio clínico asociado a presencia en suero de crioglo- bulinas se define como crioglobulinemia. Clasificación Según el tipo de inmunoglobulina implicada se clasifica en: • Crioglobulinemia tipo I (5-25%). Inmunoglobulinas de carácter monoclonal. Se asocian con frecuencia al mieloma o macroglobuline- mia de Waldenström. • Crioglobulinemia tipo II (crioglobulinemia mixta esencial) (40- 60%). Tienen un componente policlonal (por lo general IgG) y otro monoclonal (por lo general IgM). El 80-95% de los casos se asocian a VHC, y menos frecuentemente al VHB, virus de Epstein-Barr o VIH. • Crioglobulinemia tipo III (40-50%). Ambos componentes (IgG e IgM) son de carácter policlonal. Aunque también se asocian a VHC suelen relacionarse principalmente con enfermedades del tejido Clase I Clase II Clase III Clase IV Clase V Clase VI MO Normal Proliferación mesangial Proliferación mesangial y subendotelial Semilunas ocasionales Proliferación mesangial y subendotelial Semilunas frecuentes Engrosamiento difuso de la MBG Presencia de spikes (tinción de plata) Esclerosis de más del 90% de los glomérulos IFD (full house IgA, IgM, IgG, C3, C4, C1q) Mínimo depósito mesangial Depósito granular mesangial Depósito en todas las localizaciones del glomérulo, en < 50% de los glomérulos Depósito en todas las localizaciones de glomérulo, en > 50% de los glomérulos Depósitos subepiteliales Depósito no valorable por esclerosis Clínica Asintomática Alteraciones del sedimento con FG normal Alteraciones del sedimento y deterioro de función renal HTA, hematuria, proteinuria importante y deterioro grave de FG Proteinuria en rango nefrótico. FG conservado al inicio, pero deterioro posterior ERCT En la biopsia: según evolución: A (lesiones agudas) o C (lesiones crónicas); y según extensión: S (segmentaria) o G (global) Tabla 8.3. Clases de nefropatía lúpica (MIR 14-15, 104) 64 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición conjuntivo, síndromes linfoproliferativos e infecciones crónicas (osteomielitis). Manifestaciones clínicas Las manifestaciones renales varían según el tipo de crioglobulinemia. Las distintas causas subyacentes explican la alta variabilidad clínica. La proteinuria o la hematuria aisladas son más frecuentes que el síndrome nefrótico, el síndrome nefrítico o el fracaso renal agudo, pero en pacien- tes hospitalizados la presentación más frecuente es el síndrome nefrótico impuro con deterioro de FG, hematuria e hipocomplementemia por la vía clásica. • Crioglobulinemia tipo I. Produce signos relacionados con hiperviscosidad dando lugar a fenómenos trombóti- cos y/o vasculitis por depó- sito de inmunocomplejos. Clínicamente produce fenó- meno de Raynaud, isquemia digital, púrpura o síntomas neurológicos. • Las crioglobulinemias tipo II y tipo III cursan con sín- drome constitucional, artral- gias, neuropatía periférica y púrpura trombopénica y necrotizante (Figura 8.6). El fenómeno de Raynaud es menos frecuente. Se carac- terizan por hipocomplemen- temia por la vía clásica. Diagnóstico La biopsia renal suele mostrar un patrón de glomerulonefritis mesangioca- pilar con depósito de IgG, IgM, C3 y C4 en mesangio y subendotelio. Puede haber trombos capilares intraluminales, engrosamiento de la membrana basal glomerular (dobles contornos), depósito de inmunoglobulinas en asas capilares y depósitos subendoteliales en “huella dactilar” en el micros- copio electrónico. Puede haber con frecuencia proliferación extracapilar (GNRP tipo II). Tratamiento El tratamiento de las crioglobulinemias secundarias es el de la enfermedad de base. Los casos graves o con afectación renal importante se tratan con corticosteroides asociados a ciclofosfamida o rituximab, y plasmaféresis. En la Tabla 8.4 se puede observar un resumen de los tratamientos de las principales vasculitis de pequeño vaso). Pronóstico El pronóstico generalmente se relaciona con la enfermedad de base o el desarrollo de complicaciones. La media de supervivencia es de aproxi- mada- mente el 50% a los 10 años desde el diagnóstico. Las principales causas de muerte son la infección y la causa cardiovascular. Enf. GP ANCA LES CRIO Corticoides + + + + Ciclofosfamida (CF) + + + + Micofenolato (alternativa a CF) - - + - Rituximab (alternativa a CF) - + En casos refractarios + Plasmaféresis + Si IR grave o hemorragia pulmonar Si anemia hemolítica o hemorragia pulmonar + Tabla 8.4. Resumen del tratamiento del brote de diferentes vasculitis de pequeño vaso (MIR 19-20, 161) 8.8. Poliarteritis nodosa Es una vasculitis necrotizante sistémica de arteriasmusculares de tamaño mediano que puede afectar a la arteria renal o sus ramas principales con inflamación mural del vaso y formación de aneurismas en las bifurcaciones. La mayoría de los casos son idiopáticos, pero existe asociación con la infec- ción por VHB (30%), VHC o tricoleucemia. Suele presentarse en adultos y es más frecuente en varones (x 1,5). La afectación renal aparece como HTA vasculorrenal (35%), infartos renales (30%) y en ocasiones insuficiencia renal (nefropatía isquémica). También puede haber hematomas perirrenales por rotura de microaneurismas. El tratamiento incluye corticoides asociados a otros inmunosupresores en función de la gravedad (ciclofosfamida, azatioprina o metotrexato si la fun- ción renal está conservada) y bloqueantes del SRAA para el tratamiento de la HTA. 8.9. Otras patologías autoinmunitarias Artritis reumatoide El daño renal en la artritis reumatoide puede ser consecuencia directa de la enfermedad o mucho más frecuentemente por la toxicidad de fármacos como los AINE (nefrotoxicidad, nefritis intersticial aguda y crónica, necrosis de papila, etc.). En algunos pacientes existe síndrome nefrótico que puede ser secundario a una amiloidosis secundaria (en pacientes con artritis reumatoide de largo tiempo de evolución) o a una nefropatía membranosa (tradicionalmente asociada al tratamiento con sales de oro y D-penicilamina). Otros tipos de daño menos frecuente son la GN Mesangiocapilar por inmunocomplejos circulantes o la vasculitis reumatoide. (MIR 20-21, 113-RM). Síndrome de Sjögren El síndrome de Sjögren se asocia típicamente a un infiltrado linfoplasmocí- tico en glándulas salivales y lacrimales que conduce a síndrome seco, pero puede afectar al riñón hasta en 2/3 de los pacientes en forma de nefritis intersticial y defectos de función tubular. Figura 8.6. Púrpura necrotizante. Crioglobulinemia (cortesía de Dra. Panizo) 65 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF La nefritis tubulointersticial crónica es la manifestación renal más fre- cuente, caracterizada en la histología por un infiltrado tubulointersticial, a veces con granulomas, y en fases avanzadas fibrosis y atrofia tubular. Se manifiesta con insuficiencia renal, leves alteraciones del sedimento y defectos de función tubular (ATR tipo 1 hasta en el 25% de los pacientes, síndrome de Fanconi, diabetes insípida nefrogénica e hipopotasemia), pero puede llegar a evolucionar a ERCT. Se trata con esteroides y azatioprina con resultados variables. La enfermedad glomerular es mucho menos fre- cuente, generalmente GNMC o NM por inmunocomplejos, y se trata con corticoides más ciclofosfamida o rituximab. El diagnóstico es clínico y serológico: los anticuerpos anti-Ro (SSA) y anti-La (SSB) son relativamente específicos del síndrome de Sjögren. El diagnós- tico diferencial incluye otras patologías sistémicas que asocian nefropa- tía tubulointersticial: la enfermedad relacionada con IgG4, la enfermedad tubular autosómica dominante, la nefritis intersticial con uveítis (TINU) o la sarcoidosis. Enfermedad relacionada con IgG4 Trastorno sistémico autoinmunitario de etiopatogenia desconocida carac- terizada por un aumento de IgG4 (subclase 4 de la IgG) en suero y tejidos afectados. La mayoría se asocia a lesiones esclerosantes sistémicas con sialoadenitis, pancreatitis autoinmunitaria, fibrosis retroperitoneal y linfa- denopatías. La manifestación renal más frecuente es la nefritis tubulointersticial con un infiltrado inflamatorio con células plasmáticas, fibrosis intersticial y depó- sitos de IgG4 en la membrana basal tubular. En ocasiones se acompaña de nefropatía membranosa por IgG4. Generalmente existe un aumento de IgG total e IgG4, y puede asociar aumento de IgE, hipocomplementemia por la vía clásica y eosinofilia. El tratamiento con corticoides suele ser eficaz, y en casos refractarios puede ser útil rituximab. Síndrome antifosfolípido (SAF) Tanto en el SAF primario como secundario lo más habitual suele ser la oclusión de los vasos renales con cambios isquémicos e infartos renales (hematuria y dolor lumbar) o microangiopatía trombótica con afectación glomerular e HTA grave. En los casos de SAF secundario (LES, otras enfer- medades autoinmunitarias, fármacos, infecciones…) además puede haber daño glomerular por depósito de inmunocomplejos. La hipercoagulabilidad del SAF se mantiene en los pacientes con enfermedad renal terminal (p. ej., más trombosis del acceso vascular en hemodiálisis). Los pacientes con microangiopatía trombótica (MAT) o trombosis deben tratarse con anticoagulación, pero el tratamiento con corticoides o plasma- féresis no está bien establecido 8.10. Glomerulonefritis relacionadas con infecciones Las infecciones en general son responsables de múltiples patologías glo- merulares por distintos mecanismos, entre los que destacan la formación de inmunocomplejos circulantes o in situ, daño directo por el microorga- nismo o también pueden actuar como desencadenantes de otras patolo- gías subyacentes (Figura 8.7). Respecto a las llamadas GN relacionadas con la infección: • La GN aguda postestreptocócica se entiende como una entidad aparte por una característica diferencial que es el periodo de latencia desde que ocurre la infección estreptocócica hasta que se desarrolla el proceso inflamatorio del glomérulo. • El resto de GN relacionadas con la infección ocurren por depósito de ICC mientras la infección está activa (no son postinfecciosas sino coinfecciosas). En la Tabla 8.5 aparece el diagnóstico diferencial entre la GNPE y otras GN asociadas a la infección. GN postestreptocócica GN relacionadas con otras infecciones Faringoamigdalitis Impétigo-erisipela Endocarditis Infecciones por S. aureus (piel y partes blandas en diabéticos, neumonías asociadas a VM) Osteomielitis… Infancia Adultos de edad avanzada Latencia (14-21 días) No latencia (infección ACTIVA) Hipocomplementemia C3 (vía alterna) Variable Síndrome nefrítico Variable (Síndrome nefrítico/nefrótico/ alteraciones del sedimento) Diferentes patrones según el momento y la agresividad: • Patrón endocapilar (aguda) ± Proliferación extracapilar • Patrón mesangiocapilar (subaguda/crónica) ± Proliferación extracapilar IgG y + C3 Variable En S. aureus: depósitos predominantes de IgA e IgG (IgA dominante o codominante con IgG) + C3 Autolimitada. Tratamiento sintomático Mejora al TRATAR LA INFECCIÓN Tabla 8.5. Diferencias entre GNPE y otras GN asociadas a la infección 8.11. Mieloma múltiple y gammapatías monoclonales Toda proliferación de células plasmáticas o células B productoras de inmu- noglobulinas puede ser responsable de nefropatías relacionadas con el daño por inmunoglobulinas monoclonales o sus componentes, pero ade- más puede existir daño renal secundario a secreción de citoquinas, por infiltración tumoral, por el tratamiento de la enfermedad, etc. Aunque esta entidad se estudiará de forma más detallada en la Sección de Hematología, no se debe olvidar el cuadro clínico típico del paciente con mieloma múltiple y afectación renal. Ante un paciente que acude a urgen- cia con dolor óseo generalizado, que presenta en la analítica anemia grave (déficit de eritropoyetina + invasión tumoral en la médula ósea), aumento de proteínas totales, deterioro de función renal e hipercalcemia, la sospecha es clara (recuérdese que la insuficiencia renal se suele acompañar de hipo y no de hipercalcemia). Ante un cuadro de estas características se deberá solici- tar inmunoelectroforesis en sangre y en orina y, en función de los hallazgos, realizar el diagnóstico de confirmación mediante biopsia de médula ósea. 66 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición Lo más frecuente es que el mieloma sea productor de una inmunoglobulina monoclonal y, además, sintetice un exceso de cadenas ligeras, que serán las causantes del daño glomerular. Lo más habituales que el pico monoclo- nal sea de tipo IgG, con menor frecuencia de IgA o IgM y menos del 10% de los mielomas presentan producción de cadenas ligeras sin producción de inmunoglobulina, en estos casos se hablará de mieloma de cadenas ligeras o mieloma de Bence Jones y se acompañará de hipogammaglobulinemia (MIR 13-14, 103). Recuerda ➔ Anemia severa + hipercalcemia + dolores óseos + insuficiencia re- nal → mieloma múltiple. Daño por inmunoglobulinas en el túbulo • Las cadenas ligeras lambda o kappa, pueden pasar la barrera de filtra- ción glomerular. La presencia de cadenas ligeras en orina se denomina proteinuria de Bence-Jones y es la afectación renal más frecuente en el mieloma, con grado variable de daño a nivel tubular. Es importante tener en cuenta que en estos pacientes la tira reactiva de orina puede ser negativa, pues la tira detecta fundamentalmente albúmina y, en estos casos, la albuminuria es despreciable ya que la proteinuria se compone de cadenas ligeras en orina (MIR 18-19, 138). (Depósitos de C3) Infección como desencadenante de daño glomerular Formación de inmunocomplejos Disregulación de la vía alterna Daño directo sobre la célula epitelial Daño directo sobre la célula endotelial Circulantes Glomerulopatías C3 Activación de C5-C9 “Gn relacionadas con la infección” GNMP (VHC) NlgA GNPE GNM EDD GNC3 SHU atípico Depósito de inmunoglobulinas y complemento Sin depósitos Alteración linfocitos T Toxicidad directa ANCA vasculitis MAT (PTT/SHU, HTA maligna) ECM GEFS (VIH, parásitos) Enf. de Goodpasture IgA-IgG codominancia (Staph aureus) In situ Sin depósitos Depósito de inmunoglobulinas y complemento Depósitos de C3 Figura 8.7. Infecciones y glomerulonefritis • La toxicidad de las cadenas ligeras a nivel del túbulo proximal puede dar lugar a acidosis tubular tipo II o síndrome de Fanconi completo. • La proteinuria de Bence Jones aumenta la susceptibilidad a fármacos nefrotóxicos y la administración de contraste yodado puede desenca- denar un cuadro de FRA oligúrico. • Cuando se produce pérdida masiva de cadenas ligeras por orina, éstas pueden llegar a precipitar dando lugar a un cuadro de FRA oligúrico llamado riñón de mieloma que puede precisar hemodiálisis urgente (Figura 8.8). Figura 8.8. Microscopio óptico: tinción de tricrómico. Cadenas ligeras ocupando la luz tubular: Riñón de mieloma. (cortesía de Dr. Cannata y Dr. Barat) (MIR 18-19, 138; MIR 17-18, 11) 67 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF Daño por inmunoglobulinas en el glomérulo En el mieloma también es posible ver depósito glomerular de cadenas ligeras o más raramente cadenas pesadas. Es frecuente que en estos casos la proteinuria sea fundamen- talmente a expensas de albúmina, llegando con frecuen- cia a alcanzar rango nefrótico, pero sin cadenas ligeras en orina. En estos casos la tira reactiva si será positiva. • La amiloidosis primaria o AL ocurre por depósitos fibrilares de fragmentos de cadenas ligeras mal plegadas, generalmente cadenas lambda (son más amiloidogénicas que las kappa, aunque excepcio- nalmente el depósito puede ser de kappa). Ocurre en el 7-10% de los mielomas. • La enfermedad por depósito de cadenas ligeras (EDCL) es similar, pero los fragmentos de cadenas ligeras no son de material amiloide (son “depósitos monoclonales”) y la mayoría son cadenas kappa. La EDCL se caracteriza por presentar depósitos tam- bién en la membrana basal tubular y de la cápsula de Bowman. • La enfermedad por depósito de cadenas pesadas (EDCP) es muy poco frecuente, se caracteriza por depósito de cade- nas pesadas que puede coexistir con depósito de cadenas ligeras kappa (“enfermedades por depósito monoclonal”). Otras formas de daño renal en el mieloma Aunque la mayoría de los pacientes tienen daño tubular por cadenas lige- ras, la insuficiencia renal en un paciente con mieloma múltiple suele ser de etiología multifactorial (MIR 10-11, 104) • Con mucha menor frecuencia es posible ver invasión renal por células plasmáticas (2% de los mielomas), a diferencia de la infiltración linfoci- taria, que suele ser difusa, en el mieloma ocurre predominantemente en el seno del hilio renal. • FRA por hipercalcemia secundaria a resorción ósea inducida por el factor activador de osteoclastos (IL-1), por hiperuricemia o por acido- sis tubular renal. • Síndrome de hiperviscosidad, más habitual en los mielomas IgM (0,3% de los mielomas) y en la macroglobulinemia de Waldenström. • Mayor predisposición para las infecciones, pudiendo aparecer incluso microabscesos intrarrenales. En la Figura 8.9 y en la Tabla 8.6 se resumen los tipos de afectación renal del mieloma. El tratamiento del mieloma múltiple se detallará en la Sección de Hemato- logía (candidatos frente a no candidatos a trasplante de médula ósea), pero cabe destacar que gracias a la aparición de nuevos fármacos quimioterápi- cos como lenalidomida o bortezomid la supervivencia de estos pacientes ha aumentado de forma significativa en la última década. La hemodiálisis se debe realizar como parte del tratamiento de forma aguda o crónica cuando exista indicación (hipercalcemia, sobrecarga de volumen, FG < 10 ml/min), asociando en algunos casos diálisis largas con filtros de alta permeabilidad para poder eliminar cadenas ligeras durante la técnica depurativa. Cabe señalar que las Gammapatías monoclonales de significado incierto ocasionalmente pueden producir cadenas ligeras que dañen al riñón de forma similar al mieloma múltiple. En estos casos hablaremos de gam- mapatía monoclonal de significado renal (GMSR) y el tratamiento debe ser tan agresivo como si fuese un mieloma. C ad en as li ge ra s Orina (proteinuria de Bence-Jones) Daño de células tubulares Síndrome de Fanconi Pr ot ei nu ri a C on C LMayor sensibilidad a nefrotóxicos (p. ej., contraste yodado) Depósito en túbulo Riñón de mieloma (cilindros de cadenas ligeras, FRA) Depósito glomerular Lambda → amiloidosis de tipo AL Si n C L Kappa → enfermedad de cadenas ligeras C P Enfermedad de cadeznas pesadas Tabla 8.6. Tipos de daño renal en el mieloma múltiple 8.12. Enfermedades por depósitos fibrilares Algunas glomerulopatías son secundarias al depósito de estructuras fibri- lares en mesangio y/o capilares. Tradicionalmente se han clasificado en función de la tinción con rojo Congo en depósitos amiloides y no amiloi- des, pero los hallazgos distintivos de cada una son ultraestructurales en la microscopía electrónica. Amiloidosis Es un grupo de enfermedades caracterizadas por el depósito extracelular de fibrillas insolubles derivadas de proteínas séricas normales mal plegadas que adoptan una configuración en lámina beta. Los depósitos de amiloide Depósito glomerular de cadenas ligeras Kappa Enfermedad de cadenas ligeras Depósitos glomerulares de cadenas pesadas Enfermedad de cadenas pesadas Cadenas ligeras precipitadas en la luz tubular Riñón de mieloma Pérdida de cadenas ligeras en orina (κ o λ) Proteinuria Bence-Jones Toxicidad túbulo proximal Síndrome de Fanconi Aumento de sensibilidad a nefrotóxicos Depósito glomerular de cadenas lambda Amiloidosis AL Figura 8.9. Formas de daño renal en el mieloma múltiple asociadas a cadenas ligeras, depositadas en el glomérulo o filtradas en los túbulos 68 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición se identifican por su apariencia característica en el microscopio electrónico (fibras de 8-10 nm de diámetro dispuestas al azar) y su capacidad para teñirse con rojo Congo (da lugar a una birrefringencia verde manzana con luz polarizada) y tioflavina T (amarillo-verdoso intenso). Las fibrillas amiloi- des además tienen la capacidad de unir una proteína circulante llamada SAP o componente amiloide P sérico Existen más de 30 proteínas capaces de formar amiloide: cadenas ligeras de Igs (AL) y cadenas pesadas (AH), amiloide Asérico (AA), beta-2-micro- globulina (Aβ2M) en diálisis, proteína beta amiloide (Ab) en Alzheimer y sín- drome de Down, factor quimiotáctico de leucocitos 2 (ALECT2), etc. Algunas amiloidosis son hereditarias como las de prealbúmina/transtiretina (ATTR), AApoAI (Apo-AI), AApoAII (Apo-AII), AGel (gelsolina), ALys (lisozima) o AFib (cadena alfa de fibrinógeno A). Las dos formas principales de amiloidosis son la primaria y la secundaria: • La amiloidosis primaria o AL (cadenas ligeras) es la más frecuente en países desarrollados y ocurre en gammapatías monoclonales (el 10% de amiloidosis AL tienen un mieloma múltiple). • La amiloidosis secundaria, reactiva o AA, es la más frecuente en paí- ses en desarrollo y complica enfermedades inflamatorias (artritis reu- matoide [40% de amiloidosis AA], espondiloartropatías, enfermedad inflamatoria intestinal…), infecciones crónicas (osteomielitis, tuber- culosis) o síndromes febriles periódicos (fiebre mediterránea familiar, tumores…). La clínica varía dependiendo de la localización de los depósitos, de la cantidad, y del tipo de amiloide. Típicamente veremos macroglosia, insu- ficiencia cardíaca, trastornos de la conducción, síndrome nefrótico, hepa- toesplenomegalia, neuropatía periférica y autonómica o alteraciones de la coagulación. La presentación más frecuente de la amiloidosis renal es la proteinuria grave (a veces > 20 g/día y con albuminuria muy importante), general- mente con síndrome nefrótico, todo debido al depósito glomerular de amiloide. El diagnóstico de confirmación requiere una biopsia tisular que demuestre la presencia de amiloide. Se sugiere la biopsia por aspiración de la grasa subcutánea por ser menos invasiva y tener menos complicaciones que las biopsias de órganos (MIR 12-13, 122). Debido a su menor sensibilidad, en ocasiones se requiere biopsia de otros tejidos (recto, riñón, etc.). En la biopsia renal, la amiloidosis AL presenta depósito de cadenas ligeras, rojo Congo +, birrefringencia verde manzana con luz polarizada (Figura 10). La tinción rojo Congo positiva con birrefringencia verde manzana permite hacer el diagnóstico diferencial con otras glomerulopatías nodulares (véase Figura 10): nefropatía de Kimmelstiel-Wilson en la diabetes, glomerulonefri- tis por otros depósitos fibrilares, entre otras. El diagnóstico específico del subtipo de amiloidosis con técnicas de inmunohistoquímica (AL, AA, otros) es imprescindible de cara al tratamiento y el pronóstico. El tratamiento depende del tipo de amiloidosis y consiste en el tratamiento de la enfermedad de base (trasplante de progenitores hematopoyéticos [TPH], melfalán-corticoides o bortezomib en las primarias; en algunas gené- ticas puede ser útil el trasplante hepático). En general, las amiloidosis sis- témicas tienen mal pronóstico: conducen a disfunción orgánica progresiva (cardíaca, hepática, renal) y la principal causa de muerte es infecciosa. A B Figura 8.10. Depósito amiloide. (A) Tinción de rojo Congo; (B) Birrefringencia verde manzana (cortesía de Dr. Cannata y Dr. Barat) Glomerulonefritis fibrilar y glomerulopatía (GP) inmunotactoide La GN fibrilar (85-90%) y la GP inmunotactoide (< 15%) son enfermedades infrecuentes, que se caracterizan por depósitos fibrilares (fibras 16-24 nm o microtúbulos 30-50 nm, respectivamente) no amiloides que derivan de las inmunoglobulinas. Ambas se asocian a malignidad, gammapatías, enferme- dades autoinmunitarias o infecciones (VHC) y se presentan generalmente con proteinuria y síndrome nefrótico. En la Tabla 8.1 se pueden repasar sus características de depósito principales. El tratamiento consiste en bloqueantes del SRAA en casos leves, el trata- miento de la enfermedad de base, o inmunosupresión, y ambas pueden recurrir en el trasplante. 8.13. Enfermedad de Fabry (Ver manual de pediatría) La enfermedad de Anderson-Fabry es el segundo trastorno más frecuente del almacenamiento de los lisosomas (después de la enfermedad de Gau- cher). Es un error congénito del metabolismo de glucoesfingolípidos carac- terizado por una deficiencia de alfa-galactosidasa A ligada al cromosoma X (Xq22.1), que resulta en la acumulación de globotriaosilceramida (Gb3) en los lisosomas. Gb3 se acumula particularmente en el endotelio, células musculares lisas de los vasos y pericitos, dando lugar a oclusión vascular, isquemia e infar- tos. También existe acumulación de Gb3 en ganglios dorsales y autonómi- cos, cardiomiocitos, válvulas cardíacas y fibras del sistema de conducción, y en glomérulo, túbulo e intersticio. Se manifiesta en la infancia o adolescencia con hiposudoración, dolor neuropático, telangiectasias y angioqueratomas. En los adultos existe afectación cardíaca y cerebral progresiva, con eventos cardiovasculares tempranos (MIR 16-17, 92). La enfermedad renal ocurre en el 50% de los varones y el 20% de mujeres a los 35 años, y la incidencia aumenta con la edad (hasta más del 80%). En general se manifiesta con proteinuria (a veces en rango nefrótico) e insufi- ciencia renal progresiva, y puede existir poliuria y polidipsia o quistes rena- les sinusales en la ecografía. Sin tratamiento, una elevada proporción de pacientes desarrollan progresivamente ERCT. Se debe sospechar en pacientes con síntomas típicos o en jóvenes con HVI, infartos, ictus, síndrome nefrótico o enfermedad renal sin otras cau- sas que lo justifiquen, y siempre que exista historia familiar. El diagnóstico 69 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF puede hacerse por niveles bajos de alfa-galactosidasa o por análisis de mutaciones. La biopsia renal puede ayudar al diagnóstico, pero no suele ser necesaria (a veces es un diagnóstico accidental en biopsias por proteinu- ria o insuficiencia renal). En la microscopía óptica se aprecia vacuolización de podocitos y células epiteliales del túbulo distal, y puede derivar en un patrón de esclerosis focal y segmentaria, con intensa fibrosis tubulointers- ticial. En la microscopía electrónica los depósitos aparecen como lisosomas aumentados de tamaño con estructuras lamelares concéntricas “en capas de cebolla” en su interior (Figura 8.11). Figura 8.11. Microscopía electrónica. Depósitos lisosomales de Gb3. Enfermedad de Fabry (cortesía de Dr. Díaz Crespo) El tratamiento se basa en la terapia enzimática de reposición con alfa-ga- lactosidasa A recombinante (agalsidasa alfa o beta) y ha demostrado fre- nar la progresión del daño de órganos vitales. Además, se recomiendan los BSRAA para el control de la proteinuria y el resto de medidas comunes a pacientes con enfermedad renal y cardiovascular. 8.14. Nefropatías relacionadas con el colágeno IV Aunque clásicamente se han distinguido como entidades diferentes, hoy en día existe consenso en que la hematuria familiar benigna y el síndrome de Alport son fenotipos de diferente gravedad de un mismo proceso patogé- nico (la disrupción de la membrana basal por errores en el colágeno tipo IV). Síndrome de Alport o nefritis hereditaria Es una glomerulopatía hereditaria progresiva que se acompaña de sordera neurosensorial y alteraciones oculares. Se debe a un trastorno primario de la membrana basal por mutaciones en genes que codifican las cadenas alfa-3, alfa-4 o alfa-5 del colágeno IV, con una herencia variable. La mayoría están ligadas al cromosoma X (COL4A5), pero existe herencia autosómica recesiva en el 15% y autosómica dominante en el 20-30% (COL4A3 o A4). La enfermedad renal suele presentarse con microhematuria persistente en la infancia, pero pueden existir episodios de hematuria macroscópica y con el tiempo se desarrolla proteinuria, HTA e insuficiencia renal progresiva (más grave en los casos ligados al X o AR, que requieren tratamiento renal sustitutivo a los 15-35 años). La pérdida de audición neurosensorial bilateral generalmente empieza en frecuencias altas y progresa de forma paralela a la enfermedadrenal. Las manifestaciones oculares pueden incluir altera- ciones del cristalino (20-30% tienen lenticono anterior, que es característico de la enfermedad), catataras subcapsulares, alteraciones corneales y de la retina. Los casos ligados al X pueden tener leiomiomas. El diagnóstico de sospecha suele ser por historia familiar de enfermedad renal y sordera, y se confirma con biopsia renal (a veces cutánea en ligados al X) o diagnóstico genético. El diagnóstico diferencial debe hacerse con otras causas de hematuria glomerular como la nefropatía por IgA (general- mente sin historia familiar) o la enfermedad de membranas basales finas (con historia familiar de hematuria, sin sordera ni insuficiencia renal). Los cambios ultraestructurales (microscopía electrónica) en la biopsia renal varían según el momento. Al inicio sólo existe un adelgazamiento de la MBG (similar en la enfermedad de MB finas) y con el tiempo la MB se va sepa- rando de forma longitudinal y adopta una apariencia laminada (“en hojas de hojaldre”, o afeuilleté) (Figura 8.12), que es más frecuente con la edad (30% a los 10 años y 90% a los 30 años) y es diagnóstica de la enfermedad. Figura 8.12. Microscopía electrónica. Membrana basal “en capas de hojaldre”. Síndrome de Alport (cortesía de Dr. Díaz Crespo) En la microscopía óptica los cambios son inespecíficos (hipercelularidad glomerular, glomeruloesclerosis y un infiltrado intersticial con células espu- mosas). Cuando no se observan los cambios característicos en el microsco- pio electrónico (los pacientes más jóvenes), la inmunohistoquímica puede ser útil para el diagnóstico al demostrar la ausencia de cadenas alfa-3, alfa-4 o alfa-5 del colágeno IV. No existe un tratamiento específico y se recomienda el control de los fac- tores de progresión, como la proteinuria con BSRAA y otras medidas gene- rales. El trasplante renal es curativo al recibir un injerto con colágeno IV normal, y la enfermedad no recurre. Sin embargo, puede existir una enfer- medad por anti-MBG de novo en el trasplante (3-5%). Nefropatía de membrana basal fina Es un trastorno bastante frecuente (1% de la población, aunque se cree que está infraestimado por su presentación y curso benigno) que se debe a defectos parciales del colágeno IV de la membrana basal. El 40-50% tiene mutaciones heterocigotas en COL4A3 o COL4A4 (son portadores del 70 Manual CTO de Medicina y Cirugía, 12.ª edición síndrome de Alport recesivo) y existe historia familiar de hematuria en el 30-50% de casos. La manifestación característica es la microhematuria asintomática inter- mitente (Se denominó inicialmente Hematuria Familiar Benigna), y lo más habitual es que no haya proteinuria ni HTA y que la función renal sea normal. El diagnóstico generalmente es clínico por la microhematuria con historia familiar de hematuria sin enfermedad renal ni sordera, y la mayoría de los pacientes tienen muy buen pronóstico. En general no se hace biopsia renal. 8.15. Neoplasias y daño renal Los tumores pueden asociarse a diferentes tipos de daño renal. En la Tabla 8.7 se pueden ver los diferentes tipos de daño renal que se pueden encon- trar asociados a tumores. Preguntas MIR ➔ MIR 20-21, 113-RM, 121-RM ➔ MIR 19-20, 161 ➔ MIR 18-19, 138 ➔ MIR 17-18, 11 ➔ MIR 16-17, 92 ➔ MIR 14-15, 104 ➔ MIR 13-14, 103, 132 ➔ MIR 12-13, 122 ➔ MIR 11-12, 21, 22 ➔ MIR 10-11, 104, 105, 217 Patología tumoral → puede existir cualquier tipo de afectación renal FRA prerrenal Diarrea y vómitos por quimioterapia, hipercalcemia tumoral, síndrome hepatorrenal post-TPH, AINE… En fe rm ed ad r en al in tr ín se ca Glomerular Nefropatía membranosa Tumores sólidos (mama, pulmón, colon), LLC, post-TPH, virus… Cambios mínimos Enf. Hodgkin y SLP (linfoproliferativos) GN membranoproliferativa ± proliferación extracapilar Mieloma múltiple, gammapatías monoclonales, síndromes linfroproliferativos de células B (SLPB)Amiloidosis AL (o AH/AHL) EDC Ligeras (o EDCP/LCHDD) Amiloidosis AA Adenocarcinoma renal, LLC, Enf. Hodgkin GEFS colapsante Bifosfonatos (pamidronato) MAT Paraneoplásica por fármacos post-TPH Adenocarcinoma gástrico, páncreas… Citotóxicos, anti-VEGF… Tumores hematológicos Tubulointersticial NTA Sepsis, nefrotóxicos (zoledronato) NIIA Cualquier fármaco FRA y daño tubular (acidosis, hipopotasemia, diabetes insípida) Cisplatino, ifosfamida Daño tubular por cadenas ligeras Mieloma y gammapatías, contrastes Daño intersticial por lisozima LAM o LMMC Síndrome de lisis tumoral Linfomas de alto grado y leucemias (alta carga tumoral) Infiltración tumoral (raro) Leucemias, linfomas, mieloma Pa to lo gí a ob st ru ct iv a Intratubular Úrico y fosfatos (lisis tumoral) Linfomas de alto grado y leucemias (alta carga tumoral) Cadenas ligeras (nefropatía por cilindros) Mieloma y gammapatías Extrarrenal UPO Afectación tumoral del tracto urinario, fibrosis retroperitoneal… A lte ra ci on es hi dr oe le ct ro lít ic as Hipercalcemia tumoral FRA (hipovolemia y vasoconstricción) (Osteólisis) mieloma, linfoma, metástasis, óseos (PTHrp) Ca. epidermoides (pulmón), adenocarcinoma renal, etc. (Calcitriol] linfomas Hiponatremia SIADH paraneoplásico Ca. microcítico (pulmón), SNC… Hipernatremia Diabetes insípida Tumores SNC, nefrotoxicidad… Tabla 8.7. Tipos de daño renal asociados a tumores o al tratamiento de los mismos 71 08. Afectación renal en las enfermedades sistémicas. NF Mujer de 33 años de edad con antecedentes de rash cutáneo con la exposición al sol y episodios ocasionales de artritis poliarticular con- sulta por empeoramiento de su clínica habitual, esta vez acompañada de aparición de edemas maleolares. Analíticamente presenta deterio- ro de función renal con Cr 2,2 mg/dl, urea 84 mg/dl, con C3 24 mg/dl y C4 7 mg/dl. En la analítica de orina destaca la presencia de proteinuria de 2 g/d con microhematuria en el sedimento. En este contexto se decide iniciar tratamiento empírico con bolos de metilprednisolona i.v. y micofenolato v.o. A los 2 días del ingreso se realiza biopsia renal. ¿Cuál de los siguientes hallazgos le extrañaría encontrar en la anato- mía patológica de esta paciente? 1) Semilunas epiteliales en más del 70% de los glomérulos. 2) Depósitos en asa de alambre. 3) Depósito aislado de IgA en mesangio, con negatividad para el resto de Ig y fracciones del complemento. 4) Patrón de full house con positividad en la IFD para IgA, IgG, IgM, C3, C4 y C1q. RC: 3 Mujer de 73 años que acude a urgencias por lumbalgia de 2 meses de evolución. El análisis de sangre muestra Hb 9,7 g/dl, VCM 98 fl, plaquetas 135.000, leucocitos 5.500 (fórmula normal), Cr 1,6 mg/dl, Na 139 mEq/l, K 3,1 mEq/l, HCO3- 19 mEq/l, Ca++ 11,2 mg/dl. El estudio mediante inmunoelectroforesis muestra un pico monoclonal de IgG lambda y la biopsia de médula ósea un 18% de células plasmáticas. ¿Cuál de las siguientes alteraciones no sería esperable? 1) Síndrome nefrótico. 2) Insuficiencia renal aguda. 3) Glucosuria e hiperfosfaturia. 4) Brotes de hematuria macroscópica. RC: 4 Casos Clínicos ✔ La afectación renal de la púrpura de Schönlein-Henoch es indistinguible de la nefropatía por IgA. ✔ En el síndrome renopulmonar, siempre que exista hemorragia alveolar, el tratamiento debe incluir plasmaféresis, además de corticoides y ci- clofosfamida o rituximab. ✔ En la enfermedad por anticuerpos anti-MBG existe un depósito de IgG lineal a lo largo de la membrana basal glomerular y alveolar, dando lugar a una GNRP y hemorragia pulmonar. ✔ En la nefropatía lúpica existe depósito de todas las clases de Ig (IgG, IgA,IgM) y factores del complemento de la vía clásica (C1q, C3, C4…). ✔ Los contrastes yodados y la deshidratación pueden precipitar FRA por obs- trucción intratubular por cilindros de cadenas ligeras (riñón de mieloma). ✔ La GMSI en la que se demuestra afectación renal pasa a denominarse gammapatía monoclonal de significadorenal y conlleva tratamiento tan agresivo como si de mieloma completo se tratase. ✔ La causa más frecuente de síndrome nefrótico en el mieloma múl- tiple en ausencia de proteinuria de Bence-Jones es la amiloidosis primaria, y la afectación renal más frecuente de la amiloidosis es la proteinuria. ✔ La amiloidosis primaria se distingue de enfermedad por depósito de cadenas ligeras (o pesadas) por teñirse con rojo Congo (birrefringencia verde manzana con luz polarizada) y tioflavina T. ✔ La infección por VHC es la causa más frecuente de crioglobulinemia mixta y provoca una GN membranoproliferativa por inmunocomplejos con o sin proliferación extracapilar. ✔ Las GN relacionadas con la infección no tienen periodo de latencia (no son postinfecciosas) y mejoran al tratar la infección. ✔ En el síndrome de Alport existen alteraciones oculares (lenticono an- terior), sordera neurosensorial y afectación renal con hematuria, pro- teinuria e insuficiencia renal progresiva. No recidiva en el trasplante renal. Conceptos Clave Recursos de la asignatura
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