Logo Studenta

v51n5p450

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS: ESTADO 
ACTUAL DEL PROBLEMA* 
DR. TULIO PIZZI P. 
Profesor Exlraordinario de Parasitologia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile 
En los últimos años se han realizado 
considerables progresos en el conocimiento 
de los mecanismos inmunológicos de la 
enfermedad de Chagns. Sin embargo, per- 
sisten aún numerosas incógnitas respecto 
a la importancia de los fenómenos de in- 
munidad en el det,erminismo de las mani- 
festaciones clínicas y, en especial, en la 
patogenia de la miocardiopatia de las fases 
aguda y crónica de la enfermedad. Igual- 
mente, se desconoce la participación exacta 
de los factores humorales en el mecanismo 
defensivo. 
En algunas publicaciones anteriores he- 
mos revisado los aspectos experimentales 
de la inmunología de la enfermedad de 
Chagas (l-7). Otros autores han efectuado 
excelentes revisiones de los aspectos sero- 
lógicos aplicados al diagnóst,ico (8-11). En 
la presente comunicación ~610 hemos inten- 
tado realizar una breve reseña-que no 
pretende ser exhaustiva-del estado actual 
de los conocimientos sobre la inmunidad 
en las infecciones por Trypanosoma eruzi, e 
insistir sobre algunos aspectos que juzgamos 
de interés general. 
FACTORES QUE REGULAN LA INTENSIDAD DE 
LA INFECCION POR T. CRUZI 
1. Factores dependientes del huésped. In- 
munidad natural 
Diversos factores, independientes del con- 
tacto previo conocido del huésped con T. 
cruzi 0 con sus antígenos, influyen en la 
gravedad de la enfermedad de Chagas y en 
la susceptibilidad del huésped a la infección. 
Es probable que algunos de estos factores 
permitan explicar en parte las variaciones 
regionales de la frecuencia e intensidad de 
la enfermedad, pero por desgracia nuestros 
* Manuscrito recibido en marzo de 1961. 
conocimientos al respecto son aún impre- 
cisos. Discutiremos brevemente algunos de 
los factores de inmunidad natural cuya 
acción se ha demostrado experimentalmente. 
a) Susceptibilidad de especie. En condicio- 
nes de laboratorio, numerosas especies de 
mamíferos resultan ser altamente suscepti- 
bles a la infección por formas tripanosómicas 
de T. cruzi. Ent,re los animales más recepti- 
vos se puede citar a los ratones, a los cricetos 
(hámsters), perros y gatos. Un grado algo 
mayor dc resistencia lo presentan las ratas, 
los cobayos y conejos. Algunas de estas es- 
pecies constituyen reservorios naturales de 
la infección. Diversos ot’ros animales silves- 
tres pueden actuar en el mismo sentido 
(ratones silvestres, murciélagos, marsupia- 
les, edentados, carnívoros, monos, etc.), 
pero se carece de datos experimentales pre- 
cisos sobre su grado de inmunidad natural. 
Algunas especies de porcinos, caprinos, ove- 
junos y vacunos (12, 13) han sido infectados 
experimentalmente, pero su papel de reser- 
vorios parece ser de poca importancia (13). 
Es evidente que la eficiencia de una deter- 
minada especie para actuar como reservorio 
natural de la infección depende de numerosos 
otros mecanismos además de los puramente 
inmunológicos. 
La mayoría de los autores concuerdan en 
que los vertebrados de sangre fría son re- 
fractarios al T. cruxi. No obstante, las 
observaciones iniciales de Niño (14), que 
indican la susceptibilidad de los sapos, los 
autores que posteriormente se ocuparon del 
problema no consiguieron infectar especies 
de batracios ni de reptiles (15-20). En 1954, 
Ryckman (21) informó haber conseguido 
infectar una especie de lagarto. Más recien- 
temente, Rubio (22) ha confirmado la re- 
sistencia de ciertos batracios a las infeccio- 
nes por T. cruxi, pero pudo evidenciar 
450 
Noviembre 19611 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 451 
tripanosomas en la sangre y en los tejidos 
durante algunos días, antes que perecieran, 
observación que tal vez explique los resul- 
tados obtenidos por Niño y por Ryckman. 
El mecanismo defensivo en los reptiles y 
batracios se explica por una eficiente fago- 
citosis, combinada en ciertas circunstancias 
con la lisis de las formas inoculadas (19, 22). 
Las aves son igualmente refractarias a las 
infecciones por T. cruzi (23, 24). El meca- 
nismo de la resistencia de las gallinas ha 
sido estudiado por Rubio (25) y por Warren 
y Borsos (26). Sus trabajos concuerdan en 
demostrar una intensa actividad lítica del 
suero sobre las formas critidias del parásito, 
fenómeno que, por lo demás, ha sido señalado 
por diversos autores como una propiedad del 
suero de numerosas especies animales recep- 
tivas al T. cruzi (25, 27, 28). Rubio (25), 
ha señalado, además, cierta actividad lítica 
del suero de aves sobre formas tripanosómi- 
cas de T. cruzi, hallazgo que parece sig- 
nificativo porque indica la posibilidad de 
que la destrucción por factores humorales 
de la forma infectante del parásito, sea 
uno de los posibles mecanismos de la in- 
munidad natural en estos animales. Esta 
observación no ha sido confirmada, sin 
embargo, por Warren (29). La actividad 
lítica del suero normal de aves contra las 
formas critidias, parece explicarse por la 
existencia en aquél de un anticuerpo natural 
tal vez inducido por un antígeno heterólogo 
(26). Se desconoce, en cambio, la natura- 
leza del factor de la lisis de las formas tri- 
panosómicas (25). Por desgracia, no se han 
hecho estudios encaminados a verificar la 
posible intervención de la fagocitosis como 
mecanismo defensivo en la inmunidad natu- 
ral de las aves. 
b) Injhenciu de la constitución genética del 
huésped. La importancia de la constitu- 
ción genética en la resistencia a la infec- 
ción por T. cruxi ha sido demostrada experi- 
mentalmente. En efecto, algunas razas de 
ratones, son altamente susceptibles a la 
infección, y todos los animales inoculados 
presentan curvas de parasitemia escarpa- 
*das y mortilidad precoz; mientras que otras 
razas, en condiciones experimentales idénti- 
cas, desarrollan infecciones atenuadas (7, 
30, 31). La utilización de ratones de la 
misma constitución genética es de gran 
utilidad en los estudios experimentales y per- 
mite mantener cepas de T. cruzi de virulen- 
cia estabilizada (7, 32, 33). 
c) InJzuencia de la edad y del sexo. Se ha 
verificado por medios experimentales que 
los animales jóvenes son más susceptibles 
a las infecciones por T. cruzi (7). También 
las observaciones clíícas y epidemio- 
lógicas señalan una mayor frecuencia y 
gravedad clínica de la fase aguda de la 
enfermedad entre niños de zonas endémi- 
cas (34-36), fenómeno que, en parte, puede 
explicarse por el factor inmunológico antes 
indicado. 
Algunos autores han señalado diferencias 
en la susceptibilidad a la infección experi- 
mental de acuerdo con el sexo de los animales 
(37-39). Sin embargo, no existe evidencia 
de que este factor intervenga en la infección 
humana. 
d) Otros factores de inmunidad natural. El 
estado nutritivo del huésped parece influir 
en el curso de las infecciones por T. cruzi. 
Recientemente Yaeger y Miller (4042) han 
observado una mayor gravedad de la infec- 
ción en ratas mantenidas con dietas de 
hambre y en especial en los animales caren- 
tes de tiamina, de ácido pantoténico y 
de piridoxina. No se observó influencia 
desfavorable en animales carentes de ribofla- 
vina (43). Ofman (44) y Pizzi (45), indi- 
caron, en cambio, que 10s cobayos escorbú- 
ticos son menos susceptibles a la infección 
por T. cruzi. Es posible que esto pueda 
explicarse por el requerimiento de ácido 
ascórbico de este tripanosoma (46). 
Se ha señalado que el descenso de la 
temperatura ambiente agrava el curso de 
la enfermedad experimental de las ratas y 
ratones (32, 47, 48), lo que explica que 
exista una fluctuación estacional de la grave- 
dad de Ia infección en estos animales. En 
condiciones naturales, sin embargo, la 
temperatura podría influir de manera di- 
452 BOLETIiY DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA 
versa de acuerdo con la biología del vector 
y su ciclo evolutivo en el huésped invcrtr- 
brado (49). 
e) Mecanismos que intervienen en la i,n- 
munidadnatural. En la actualidad se des- 
conocen, en gran parte, los mecanismos que 
explican el mayor o menor grado de la 
inmunidad natural al T. cruzi. La resisten- 
cia de algunas especies de batracios y aves, 
como se ha indicado ya, puede explicarse, 
por lo menos en parte, por la intervención 
de factores humorales. En cambio la resis- 
tencia observada en ratones y ratas a la 
inoculación de critidias se explica por la 
intensa fagocitosis de éstas en el punto de 
inoculación, lo que en las rat,as y posible- 
mente en otras especies, puede ser favore- 
cida por la intervención de fact,oreshumorales 
(3, 6, 7). Las ratas adultas primoinfecta- 
das son capaces incluso de fagocitar algunas 
formas tripanosómicas o leishmaniformes 
en la zona de inoculación aun antes de que 
haya evidencia de la intervención de un 
mecanismo de inmunidad adquirida. Es 
interesante scñalar que, en las ratas jóvenes, 
debido a que sus macrófagos ‘poseen escasa 
actividad fagocitaria para las formas leish- 
maniformes, numerosos parásitos consiguen 
desarrollarse en la zona de inoculación; en 
cambio, en las rat,as adultas, la actividad 
fagocitaria en dicha zona es muy intensa y 
~610 escasos parásitos consiguen invadir el 
resto del organismo (7). 
Acaso intervengan como mecanismos de 
inmunidad natural numerosos otros factores 
inespecíficos. Mayores estudios experimen- 
tales en este sent,ido serían nltament,r desra- 
bles. 
2. Factores dependientes del parásito 
La intensidad de la infección por T. cruzi 
depende, no solo del grado de resiskncia del 
huésped, sino también de condiciones 
inherentes al parásito. Discutiremos brrve- 
mente algunas de éstas. 
a) Virulencia de cepas. La virulencia de 
las formas infestantes recientemente aisla- 
das de especies de triatomídeos es muy va- 
riable (50, 51). En general, dicha virulencia 
puede srr inicialmente aumentada y luego 
estabilizada mediante pases por ratones de 
constitución genética uniforme, siempre que 
se mantengan condiciones experimentales 
constantes y se empleen dosis de inoculación 
similares (32, 3.3, 52). Cuando no se cum- 
plen estos requisitos, se obtienen resultados 
contradictorios y difíciles de interpretar 
(53, 54). 
b) Atenuación de la virulencia de T. cruxi. 
Diversos factores permiten disminuir la 
virulencia de cepas de T. cruxi. Así por ejem- 
plo, Collier (55) consiguió atenuar la viru- 
lencia mediante tratamiento con acrifla- 
vina. También se ha observado la atenuación 
dc la virulencia de cepas mantenidas por 
largo tiempo exclusivamrnte por pases 
seriados en medios de cultivo (7, 56). En 
ocasiones, sin embargo, la virulencia se 
mnnt,iene a pesar de prolongada permancn- 
cia rn cultivos artificiales (57). La atenua- 
ción de la virulencia por pases en cultivo 
está posiblemente en rclacion con el número 
menor de formas tripanoscimicas observadas 
después de numerosos traspasos y cl aumento 
porccnt~ual de las formas critidias no infec- 
tantes. 
La virulencia de algunas cepas, inicial- 
mente intensificada por pases en el huésped 
vertebrado puede ser aminorada por el 
cambio de especie o por traspaso a triato- 
mídeos (19, 53, 58, 59). Los tripanosomw 
obtenidos de infecciones de larga evolución 
exhiben menor virulencia que los aislados 
de infecciones recientes (60). 
Una línea promrtcdora de invcstigacibn 
consiste en estudiar las modificaciones de la 
patogenicidad que SC producen por infección 
concomitante con la de otras especies para- 
sitarias. En este sent,ido, son interesant,es las 
observaciones de Galliard (61) sobre ate- 
nuacion de la virulencia de T. cruzi y de 
otras especies de tripanosomas por infección 
combinada con Borrelia. 
Emmctt (62) observó que la irradiación de 
formas de rultivo de T. cruxi con rayos X 
hace disminuir su virulencia. 
Noviembre 19613 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 453 
c) Histiotropismo de cepas. Se ha señalado 
la existencia de cepas de T. cruzi con defini- 
das tendencias histiotrópicas. Se han descrito 
cepas de tendencia neurotrópica aisladas 
principalmente de armadillos naturalmente 
infectados (63-66). Otras cepas muestran 
características esencialmente reticulotrópi- 
cas, por invadir, intensa y precozmente, 
diversas células macrofágicas del tejido 
conectivo laxo y reticular (5, 7, 32, 52, 67). 
Dos de estas cepas reticulotrópicas han sido 
extensamente empleadas en estudios experi- 
mentales, y son la cepa WBH (Wellcome- 
Brasil-Hamburgo), procedente de un caso 
humano de Brasil, en 1926, y mantenida 
desde entonces en ratones, y la cepa “Tula- 
buen”, aislada en 1945 de ejemplares de 
Triatoma infestans capturados en una locali- 
dad del Norte de Chile y mantenida desde 
1949 en ratones de la raza C3H. Estas cepas 
reticulotrópicas se caracterizan por su alta 
virulencia, pues producen la muerte de rato- 
nes en un plazo de una a dos semanas. Man- 
tenidas en la forma indicada, han conser- 
vado sus características, si bien es interesante 
señalar que recientemente Yaeger y Miller 
(40), observaron tendencia miotrópica en 
una subestirpe de la cepa ‘LTuIahuen”. 
Las cepas con tropismo “normal” son, en 
general, menos virulentas que las reticulo- 
trópicas, y la gravedad de la infección de- 
pende bastante de la cuantía de parásitos 
inoculados (7, 33, 50, 52, 60, 68-70). 
d) Influencia de la dosis y vZa de inocu- 
lación. En las cepas altamente virulentas la 
correlación entre la dosis de tripanosomas 
inoculada y la intensidad de la infección 
conseguida es poco definida, y los animales 
mueren en plazos más 0 menos constantes 
tras dosis de inoculación que varían entre 
límites muy amplios (7, 52). 
Respecto de la influencia de la vía de 
inoculación, los resultados son dispares. 
Algunos investigadores consideran como 
más eficaz la vía perit,oneal (71), pero la 
mayoría dan cuenta de resultados similares 
con cualquiera de las vías habitualmente 
empleadas (7, 19). 
INMUNIDAD ADQUIRIDA 
1. Condiciones en’ que se or$ina inmunidad 
adquirida activamente _ ) 
Desde las primeras observaciones cllnicas, 
se ha comprobado la tendencia a la regresión 
espontánea de la fase aguda de la knferme- 
dad de Chagas, con reducción progresiva del 
número de parásitos circulantes, atenuación 
de los síntomas y evolución hacia una fase 
crónica o hacia la latencia clínica. Estos 
hechos sugieren el desarrollo de inmunidad 
adquirida durante el curso de la infección 
aguda. 
Análogas observaciones se han hecho 
experimentalmente. Una evolución muy 
característica puede ser observada en ratas 
de la raza AxC, inoculadas con formas tri- 
panosómicas virulentas (2, 4, 7). Después de 
un corto período prepatente, el número de 
parásitos en la sangre periférica aumenta 
con rápidez hasta alrededor del octavo día, 
fecha en que se produce un brusco descenso 
de la parasitemia. Después se observa un 
nuevo ascenso, seguido de una correspon- 
diente crisis parasitaria, que se produce 
alrededor del vigésimo día. A partir de 
entonces, los animales se recuperan del 
todo, y se observa sólo en algunos de ellos, 
y solo en ocasiones, escasos parásitos en 
circulación. Las crisis parasitarias y la 
recuperación posterior traducen sin duda el 
desarrollo de una eficaz inmunidad adquirida 
en estos animales. Esta evolución presenta 
un marcado contraste con lo observado en 
animales muy receptivos e incapaces de 
desarrollar una inmunidad adquirida eficaz 
(ratones C3H, por ejemplo) en los que el 
rápido ascenso inicial de la parasitemia va 
seguido de la muerte precoz de todos los 
animales (5, 7). 
Blanchard en 1912 (72) y Brumpt en 1913 
(58) fueron, al parecer, los primeros en 
demostrar que un ataque inicial del parásito 
confería una fuerte inmunidad a nuevas 
infecciones en los animales sobrevivientes. 
Análoga observación hicieron en ratas Mayer 
y Rocha Lima, en 1914 (73). En 1931, Co- 
454 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA 
llier (55) pudo comprobar, en ratones recu- 
perados de una primoinoculación, que la 
resistencia a la sobreinfección est’abaligada 
a la persistencia de la infección inicial, y 
que se trataba, por lo tanto, de un caso de 
premunición. Numerosos otros autores han 
corroborado en fecha posterior la existencia 
de inmunidad adquirida en animales experi- 
mentalmente infectados, utilizando diversas 
especies de huéspedes y distinto material de 
inoculación (7). Es interesante señalar que 
la inmunidad adquirida no es específica de 
una determinada cepa de parásito, sino que, 
por el contrario, se puede obtener protec- 
ción cruzada con cepas heterólogas (74, 75). 
Análoga ausencia de especificidad se observa 
en los antígenos utilizados en reacciones 
serológicas. 
2. Inducción de inmunidad adquirida activa 
Pizzi y Prager (1) y Pizzi et al (4, 7) 
consiguieron inmunizar activamente a ra- 
tones mediante dos procedimientos diferen- 
tes. Uno de ellos consisle simplemente en 
utilizar cultivos de virulencia atenuada por 
pases en la forma descrita ant’eriormente 
(V. pág. 452). Todos los animales sobreviven 
a la inoculación, sin que se observen tri- 
panosomas en la sangre periférica. Los ani- 
males así tratados presentan, al cabo de 
dos o tres semanas, un intenso grado de 
inmunidad que les permite resistir dosis 
habitualmente letales de formas tripano- 
sómicas virulentas. Es de hacer notar que 
la inyección de formas muertas o de antí- 
genos de T. cruzi ha fracasado sistemática- 
mente en inducir inmunidad. 
El segundo método de inmunización con- 
siste en inocular tripanosomas virulentos y 
tratar al mismo tiempo a los ratones con un 
medicamento supresor de la infección. La 
droga empleada ha sido la primaquina (S- 
4-amino-l-metilbutil- amino -6- metoxiquino - 
leína) en dosis de 0,25 mg. diarios, durante 
una semana. Por este procedimiento se 
produce una infección atenuada que permite 
la recuperación de los animales, los que 
presentan después una fuerte inmunidad a 
nuevas infecciones. 
La fuerte inmunidad adquirida por los 
individuos que han sobrevivido a una pri- 
moinfección, posiblemente explique la ra- 
reza de la repetición de cuadros agudos en 
habitantes de zonas endémicas. 
3. Aspectos serológicos 
Se ha publicado una gran cantidad de 
trabajos respecto al estudio de los anti- 
cuerpos en el curso de la enfermedad de 
Chagas, en especial en lo que atañe a su 
utilidad diagnóstica. S610 nos referiremos 
brevemente a este aspecto del problema. 
a) Procedimientos serológicos de diagnóstico. 
En 1913, Guerreiro y Machado (76) utili- 
zaron por primera vez la reacción de fijación 
del complemento en el diagnóstico de la 
enfermedad de Chagas, empleando como 
antígenos extractos de órganos de animales 
infectados. Posteriormente se ha mejorado 
la calidad de los antígenos utilizando formas 
de cult,ivo preparadas de acuerdo con diver- 
sas técnicas, a saber: antígenos solubles en 
agua y glicerina (77); antígenos solubles en 
alcohol (78); antígenos solubles en agua a 
los que se añade mertiolato (79); empleo de 
fracciones antigénicas muy purificadas (80) 
y antígenos gelatinizados por cloroformo y 
extraídos con benceno, en los cuales se 
reduce en grado considerable la capacidad 
anticomplementaria y se consigue un alto 
grado de estabilidad y de capacidad fijadora 
específica. Los últimos antígenos menciona- 
dos fueron preparados por primera vez por 
Freitas y Almeida (81) y son los más utiliza- 
dos en la actualidad. Estos mismos autores 
aplican la técnica del 50 % de hemólisis, 
según Wadsworth (82), lo que confiere a 
estas reacciones una mayor sensibilidad. 
Algunas modificaciones en la preparación 
de este antígeno han sido hechas por Maekelt 
(ll), y Knierim (83, 84) ha simplificado la 
técnica, pract’icando la reacción según el 
procedimiento de Bozicevich et al (85). En 
el estado actual de nuestros conocimientos 
no es aventurado afirmar que la reacción de 
fijación del complemento, practicada con 
técnicas apropiadas, es un m6todo diag- 
Noviembre 1961] INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 455 
nóstico de gran seguridad en las formas 
crónicas de la enfermedad de Chagas. 
En las fases agudas de la enfermedad, 
Muñiz, en 1947 (86), demostró la gran utili- 
dad de la reacción de precipitinas empleando 
como antígeno fracciones polisacáridas de 
T. cruzi y la técnica llamada “del anillo”. 
La alta sensibilidad y especificidad de esta 
reacción, juntamente con la sencillez de su 
técnica, la convierten en un elemento de 
gran utilidad diagnóstica en las fases ini- 
ciales de la infección. 
La presencia de aglutininas se puede de- 
mostrar fácilmente en el curso de infecciones 
por T. cruW (87-91). Sin embargo, su apli- 
cación en el diagnóstico es limitada debido 
a la tendencia a la aglutinación espontánea 
de algunos antígenos, a las dificultades de la 
lectura de los resultados y a cierto grado de 
inespecificidad. 
Se han ensayado otras diversas técnicas 
serológicas como procedimientos de diag- 
nóstico, a saber: hemólisis condicionada 
(92, 93), técnica de Coombs para investiga- 
ción de antiglobulinas (94), investigación 
de hemoaglutininas heterófilas (95) y prueba 
de coloración de Sabin y Feldman (96). 
La experiencia con estas diversas reacciones 
es todavía demasiado limitada para juzgar 
su eficacia. 
La intensa respuesta humoral que se 
oberva en los casos humanos de enfermedad 
de Chagas revela una marcada reacción a 
estímulos antigénicos y es de gran utilidad 
diagnóstica, si bien se desconoce en la 
actualidad su significado defensivo. Es 
probable, como se discutirá más adelante 
(V. pág. 457), que los anticuerpos actúen 
coadyuvando con el mecanismo fagocitario. 
b) Litinas en infecciones por T. cruzi. 
Una consideración especial merece la dis- 
cusión sobre la existencia de tripanolisinas 
en el curso de las infecciones por T. cruzi. 
Como es sabido, en las tripanosomiasis 
hemáticas la inmunidad es esencialmente 
humoral y se basa en la destrucción de los 
tripanosomas por anticuerpos líticos (7). 
En relación con la enfermedad de Chagas, 
algunos autores han observado tripanolisinas 
activas in vitro contra las formas de critidia 
de cultivos (74, 97, 98). Por extensión, se ha 
pensado que estas lisinas pudieran actuar 
también in vivo destruyendo los tripanoso- 
mas circulantes o las formas leishmani- 
formes, y actuando en esta forma como un 
mecanismo defensivo. Sin embargo, hasta el 
presente no existe evidencia alguna de lisis 
in vivo como mecanismo de inmunidad ad- 
quirida en la enfermedad de Chagas. Una 
posible excepción son las observaciones de 
Rubio en hámsters (99), las cuales requieren 
confirmación, ya que, si bien se observaron 
imágenes que sugieren Ia destrucción de 
tripanosomas por un proceso lítico, no se 
llevaron a cabo experimentos que probasen 
la existencia de tripanolisinas en el suero de 
los animales. 
La facilidad con que es posible provocar 
Ia lisis de formas de cultivo con el suero de 
animales inmunes y la imposibilidad de con- 
seguirla utilizando las formas tripanosómicas 
sanguíneas, constituyen hechos inmuno- 
lógicos de interés y deben tenerse muy en 
cuenta en la interpretación de los mecanis- 
mos de inmunidad adquirida. Conviene 
insistir en que no es posible extrapolar, sin 
un análisis crítico, las observaciones obteni- 
das con material de cultivo a las formas que 
se hallan en los huéspedes vertebrados. En 
todo caso, la ausencia de tripanolisinas acti- 
vas in vivo separa claramente los mecanismos 
inmunológicos observados en la enfermedad 
de Chagas de los observados en otras tri- 
panosomiasis. 
c) Evolución serológica de animales de 
laboratorio. La evolución serológica de ani- 
males de laboratorio es, en general, paralela 
a la observada en infecciones humanas 
(100-102). Los conejos son especialmente 
útiles para conseguir rápidamente elevados 
títulos de anticuerpos (102). Es interesante 
señalar que en hámsters, Rubio y Knierim 
(103) no han conseguido hallar precipitinas 
durante el curso de la infección aguda, las 
que aparecen, en cambio, rápidamente en 
otras especies de animales y en elhombre. 
456 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA 
d) Composición antiggénica de T. cruzi. 
Diversos investigadores han obtenido frac- 
ciones antigénicas de T. cruxi de un grado de 
pureza mayor 0 menor (80, 104, 105). Las 
fracciones proteicas ext,rnídas por procedi- 
mientos que evitan su alterarión parecerían 
ser muy adecuadas para estudios serológicos, 
de acuerdo con recientes investigariones 
(80) * 
Se ha señalado la presencia de compo- 
nentes heterófilos en la estructura antigénica 
de T. cruzi (93, 95). 
Desde un punto de vista patogénico, es 
probable que algunas manifestaciones pat,o- 
lógicas dc la enfermedad de Chagas sean 
debidas a productos tcixicos del parásit,o. 
Sin embargo, no ha sido posible identificar 
toxinas típicas en T. cruxi. Los extractos a 
los cuales se atribuye acción cancerolítica 
(106) y que han sido denominados “endo- 
toxinas”, no tienen el caráct,er de tales. 
Igualmente, carece rn la actualidad de sufi- 
ciente base experimental la hipótesis de 
una “neurotoxina”, propuesta para cxplirar 
las alteraciones estructurales encontradas 
en elementos del sistema nervioso autónomo, 
en algunos casos de megaformacioncs oh- 
servadas en individuos infect’ados con T. 
cruzi. 
4. Análisis de los mecanismos de inmunidad 
adquirida 
Lna larga serie de investigaciones, ini- 
ciaddb por nosotros en el año 1949 (7) ha 
llevado a concluir que en el mecanismo de- 
fensivo de la enfermedad de Chagas, se 
destacan tres hechos fundamentales: 1) la 
ausencia de lisinas típicas, como las compro- 
badas en otras tripanosomiasis; 2) la destruc- 
ción de los parásitos durante su ciclo de 
vida en los tejidos, y no en la sangre y 3) el 
importante papel de la fagocitosis como 
mecanismo inmunológico. 
La destrucción del T. cruzi por fagocitosis, 
durant,c el desarrollo de inmunidad adqui- 
rida, se ha comprobado en numerosos EX- 
periment,os utilizando diversas especies 
animales. Los primeros investigadores que 
estudiaron la rnfermedad de Chagas experi- 
mental, impresionados por la tendenria que 
tiene el T. cruxi a multiplicarse en macrhfa- 
gos, desest,imaron la posibilidad de que la 
defensa contra este parásito SC ejerciera por 
la actividad fagockaria dp dichas células 
(19, 107, 108). Algunos investigadores habían 
descrit,o, sin embargo, imágenes claras de 
fagocitosis. Así, por ejemplo, Blanchard (72) 
las observi> en cobayos; Mazza y Jörg 
(109, 110) señalaron la presrncia de formas 
leishmaniformes alteradas en focos infla- 
matorios del hígado; Mazan y ot,ros (111) 
describieron imágenes análogas en los 
ganglios linfáticos, y Romaña, en 1948 (112)) 
en un int’erwante trabajo, señaló claramente 
la intervención de la fagocitosis Corno meca- 
nismo defensivo. 
La participación de la fagocitosis como 
mecanismo inmunol<igico en la enfermedad 
de Chagas SC purde demostrar en diversas 
especies animales cuando se efectúan ob- 
servaciones histológicas con técnicas apro- 
piadas y a intervalos freruent,es. Las investi- 
gaciones más exknsas se han walizado rn 
ratones inmunizados previament)e e inocula- 
dos luego con dosis letales de tripanosomas 
virulentas (7), y en ratas de raza AxC, 
inoculadas con formas virulentas (2). En el 
primer caso, la mayoría de los parásitos 
inoculados son destruidos localmente, en 
pocos días, por fagocitosis activa de células 
polibl&skas y macrófagos de infiltrados 
inflamatorios, contrastando con la casi nula 
fagocitosis observada en los t,est)igos no 
inmunes. En ratas AxC, la fagocitosis se 
produce en rl tejido conectivo dr diversos 
órganos, sobre t,odo a partir de una semana 
después de la inoculación. 
La ausencia de lisinas típicas y la act)iva 
participación de la fagocitosis en el meca- 
nismo defensivo, hacen muy srmejantes los 
mecanismos inmunológicos de la malaria y 
de la enfermedad de Chagas, si hicn difieren 
en cuanto al sitio donde orurre la destruc- 
ción de parásitos, que rn la malaria es sobre 
todo rl bazo, mientras qur en las infrrcionrs 
por T. cruxi time lugar cn focos inflama- 
Noviembre 19611 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 457 
t’oiios del tejido conectivo de diversos órga- 
nos. 
5. Participación de los anticuerpos en la 
inmunidad 
No se dispone en la actualidad de sufi- 
cientes elementos de juicio para precisar 
hasta qué punto la producción de anticuer- 
pos interviene en la inmunidad adquirida 
en las infecciones por T. cruzi. Desde luego, 
hay numerosas observaciones que indican 
que los anticuerpos no intervienen directa- 
mente en la destrucción de las formas circu- 
lantes del parãsito. Son las siguientes las 
más relevantes: 1) En ratones inmunizados 
con formas de cultivo de virulencia atenuada, 
se alcanzan, al cabo de tres semanas, altos 
t,ítulos de ant,icuerpos circulantes (100). Si 
en este momento los animales reciben una 
dosis de prueba de formas sanguíneas viru- 
lentas, se observan durante varios días 
tripanosomas de aspecto normal en la 
sangre periférica y sólo más tarde ocurre su 
desaparición gradual. Es evidente, por lo 
tanto, que, a pesar de la existencia de ele- 
vados títulos de anticuerpos en el suero, los 
tripanosomas no son destruidos en cantidad 
significativa en la sangre circulante mien- 
tras permanecen expuestos a la acción de 
dichos anticuerpos. 2) El suero de los ani- 
males inmunes, si bien es activo contra las 
formas de cuItivo, no manifiesta in z@ko 
ninguna acción cuando se le mezcla con 
formas tripanosómicas sanguíneas y éstas 
conservan su virulencia cuando después de 
expuestas a la acción del suero se les inocula 
en animales no inmunes. 3) La administra- 
ción preventiva o terapéutica de sueros 
hiperinmunes a animales no inmunes no los 
protege en contra de formas sanguíneas 
virulentas inoculadas. 4) La esplenectomía, 
si bien reduce en medida apreciable el t,ítulo 
de anticuerpos producidos por los animales 
inmunizados, no modifica de la misma ma- 
nera el ‘grado de inmunidad de estos ani- 
males a la infección con formas sanguíneas 
virulentas. 5) En recién nacidos de madres 
con enfermedad de Chagas crónica suelen 
presentarse títulos elevados de anticuerpos 
transmitidos por la placenta; sin embargo, 
se puedEn desarrollar en ellos cuadros agudos 
graves de la enfermedad, con abundant,es 
parásitos en la circulación. 
Este conjunto de hechos indica, a nuestro 
juicio, que la inmunidad no puede expli- 
carse por la acción tripanolítica de los anti- 
cuerpos. No se puede excluir, sin embargo, 
la probable participación de anticuerpos 
como coadyuvantes de la fagocitosis. Apoya 
esta posibilidad la observación de imágenes 
de parásitos alterados antes de que sean 
captados por los macrófagos. La investi- 
gación de los factores humorales que podrían 
facilitar o conceder especificidad a la fago- 
citosis, constituye uno de los puntos básicos 
que queda por esclarecer en los mecanismos 
inmunológicos de la enfermedad de Chagas. 
INMUNIDAD PASIVA 
No obstante haber observado Culbertson 
y Kolodny (113) un ligero grado de pro- 
tección, con la administración profiláctica de 
sueros inmunes en ratas infectadas con T. 
cruxi, estos experimentos, reiteradamente 
repetidos por diversos investigadores (7, 19) 
han dado resultados negativos. También 
se acepta por unanimidad la ineficacia tera- 
péutica de sueros inmunes. 
Ciertas observaciones señalan la posibili- 
dad de transmisión de anticuerpos por la 
placenta (114, 115), o por medio del calostro 
y la leche (115), pero no hay evidencia de 
que dichos anticuerpos confieran un grado 
eficaz de protección a 10s recién nacidos. 
INTERVENCION DE FENOMENOS DE HIPER- 
SENSIBILIDAD EN EL CURSO DE IXFEC- 
CIONES POR T. CRUZI 
Existe abundante evidencia circunstancial 
para pensar que los fenómenos de hipersensi- 
bilidad desempeñan un papel importante 
en la patogenia de la enfermedad de Chagas 
(7). Torres, en 1929 (llG), había ant’ici- 
pado ya la idea de que la inflamación mio- 
cárdica de la fase aguda de la enfermedad 
de Chagas era de índole esencialmente 
hiperérgica.Posteriormente, la intervención experimentos de bloqueo, es t,ambién posible 
de fenómenos alérgicos en la pat,ogenia de obtener disminución del t,ítulo de anti- 
la enfermedad fue ampliamente aceptada y cuerpos sin modificaciones apreciables de la 
documentada por Mazza y su escuela en gravedad de la infección (97, 98). Reciente- 
numerosas publicaciones (117), no sólo en mente Goble y Boyd (122, 123) comunicaron 
relación con la miocarditis aguda, sino que haber obtenido una mayor intensidad de la 
también con los fenómenos inflamatorios infección en animales bloqueados con dióxido 
que ocurren en diversos órganos y tejidos. de torio coloidal. 
Muniz y Azevedo (ll@, demostraron que Numerosas investigaciones han señalado 
es posible reproducir experimentalmente que la cortisona inhibe el desarrollo de la 
fenómenos inflamatorios con las característi- inmunidad en infecciones por T. cruzi (5, 7, 
cas encontradas en la enfermedad de Cha- 122, 124-136). Estudios de Pizzi y Chemke 
gas, induciendo un estado de hipersensibili- (136) en ratas, y de Rubio (134) en ratones, 
dad mediante cultivos de T. cruzi. parecen indicar que los mecanismos esencia- 
El estudio histopstológico de la reacción les que explican la agravación, están repre- 
inflamatoria en animales inmunes presenta sentados por una importante inhibición de 
características hiperérgicas, en contraposi- la reacción inflamatoria, lo que trae como 
ción con el carácter esencialmente normér- consecuencia un menor número de macró- 
gico de la inflamación en los animales no fagos disponibles para la defensa, y una 
inmunizados (6, 7). Finalmente, es posible disminución de su capacidad fagocitaria. 
provocar una reacción cutánea, con los Cabe señalar, en consecuencia, que la 
atributos de una prueba de sensibilización, cortisona interviene sobre todo por inter- 
mediante la inyección int,radérmica de for- ferencia con el conjunto de cambios celulares 
mas de cultivo. Desgraciadamente, y tal producidos durante el desarrollo de la in- 
vez por la calidad de los antígenos empleados, munidad adquirida, incluyendo en especial 
esta prueba ha suministrado resultados irre- la formación de nuevos macrófagos y su 
gulares desde el punto de vista diagnóstico capacidad funcional. Se explica, por lo tanto, 
@) ’ que ya establecida la inmunidad, los efectos 
dañinos que produce la cortisona son mucho 
FACTORES QUE DISMII’XJYEN LA INMUNIDAD menores. 
Numerosas investigaciones indican que la Otros compuestos hormonales ensayados 
esplenectomía no altera el curso de la in- (122) no parecen interferir en forma signi- 
fección experimental por T. cruzi (7, 19, 44, ficativa con la inmunidad. 
119-122), no obstante que disminuye apre- Algunos antibióticos parecen ser capaces, 
ciablemente los títulos de anticuerpos (7, en ciertas circunstancias, de agravar la en- 
100). Esto no es sorprendente si se considera fermedad de Chagas, tant,o desde un punto 
que el bazo no es el sitio donde se produce de vista experimental como clínico (133, 
de preferencia la destrucción de parásitos, 137). Como se comprende, el esclarecimiento 
sino la que tiene lugar en el tejido intersticial de este aspecto reviste gran importancia 
de diversos órganos. práctica. 
Teóricamente, el bloqueo del sistema Recientement’e, ha sido posible agravar 
macrofágico debiera ocasionar una dis- en medida considerable la enfermedad ex- 
minución de la capacidad defensiva contra la perimental de la rata, mediante irradiación 
infección por T. cruzi. Sin embargo, la total con rayos X (138). 
comprobación experimental de este fenó- Hay que insistir en la conveniencia de 
meno tiene muchas limitaciones de orden investigar más a fondo los factores capaces 
técnico, lo que explica que los resultados de disminuir la eficacia de los mecanismos 
sean poco concluyentes (7, 19, 122). En inmunológicos de la enfermedad de Chagas, 
458 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA 
Noviembre 19611 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 459 
lo cual no sólo tendrfa obvia trascendencia esclarecimiento de los mecanismos inmuno- 
práctica, sino que también contribuiría al lógicos de la enfermedad. 
REFERENCIAS 
(1) Pizzi, T., y Prager, R.: Inmunidad a la 
sobreinfección inducida mediante cultivos 
de Trypanosoma cruzi de virulencia 
atenuada, Bol. Inf. Parasit. Chil., 7:20-21, 
1952. 
(2) Piazi, T. ; Rubio, M., y Knierim, F. : Contri- 
bución al conocimiento de los mecanismos 
inmunitarios en la enfermedad de Chagas 
experimental de la rata, Bol. Inf. Para&. 
Chil. > 8 :1X-72, 1953. 
(3) Pizzi, T.; Rubio, M., y Knierim, F.: Inmu- 
nología de la enfermedad de Chagas, Bol. 
Chil. Parasitol., 9:3547, 1954. 
(4) Pizsi, T.; Rubio, M., y Knierim, F.: Immu- 
nology of Chagas’ disease, Riv. di Parassi- 
tal., 15:577-592, 1954. 
(5) Taliaferro, W. H., y Pizzi, T.: Connective 
tissue reactions in normal and immunized 
mice to a reticulotropic strain of Trypano- 
soma cruzi, Jour. Znfect. Dis., 9G:199-226, 
1955. 
(6) Pizzi, T., y Rubio, M. : Aspectos celulares de 
la inmunidad en la enfermedad de Chagas, 
Bol. Chil. Parasitol., 10:5-g, 1955. 
(7) Pizai, T.: Inmunologia de la enfermedad de 
Chagas. Monografías Biológicas, Universi- 
dad de Chile, Imp. Stanley, Santiago, 
Chile, 1957. 
(8) Freitas, J. L. P. de : Contribuicão para o 
Estudo do Diagnóstico da moléslia de 
Chagas por Processos de Laboratorio. 
Tesis, Fac. Medicina U. de São Paulo, 
Sao Paulo, 1947. 
(9) Freitas, J. L. P. de: Reacáo de fixacão de 
complemento para diagnóstico da molestia 
de Chagas pela técnica quantitativa, 
Arq. Hig. e Saúde Púb., 16:53-94, 1951. 
(10) Freitas, J. L. P. de: 0 diagnóstico de labora- 
torio da molestia de Chagas, Folia Clin. 
Biol., 21:219-228, 1954. 
(ll) Maekelt, G. A.: Die Komplementbindungs- 
reaktion der Chagas Krankheit, Zeitsch. 
f. Tropenmed. u. Parasitol., 11:152-186, 
1960. 
(12) Diamond, L. S., y Rubin, R.: Susceptibility 
of domestic animals to infection with 
T rypanosoma cruzi from the racoon, 
Jour. Parasitol. 42 (suppl.) :21, 1956. 
(13) Diamond, L. S., y Rubin, R.: Experimental 
infection of certain farm mammals with a 
North Ameritan strain of Trypanosoma 
cruzi from the racoon, Exper. Parasitol., 
7:383-390, 1958. 
(14) Niño, F.: Ensayos de infección experimental 
del Bufo marinus (sapo) con Schizotrypa- 
num cruzi, Prensa Med. Arg., 11:1154, 
1925. 
(15) Bruni, N.: Observations et recherches sur 
Trypanosoma lewisi et Schizotrypanum 
eruzi, Bull. Soc. Path. Exot., 19:791-794, 
1926. 
(16) Brumpt, E.: Eclectisme alimentaire des 
réduvidés vecteurs du Trypanosoma cruzi, 
Presse Méd., 35:1181, 1927. 
(17) Dios, R. L.; Werngren, E. T., y Pérez, P.: 
Sensibilité du crapaud a l’infection expéri- 
mentale par Trypanosoma cruzi, C. R. 
Soc. Biol., 102:1100-1101, 1929. 
(18) Dias, E.: Inmunité naturelle des animaux a 
sang froid vis-a-vis de l’infection par le 
Trypanosoma cruzi, C. R. Soc. Biol., 112: 
1474-1475, 1933. 
(19) Dias, E.: Estudos sobre o Schkotrypanum 
cruzi, Mem. Inst. Oswaldo Cruz, 28:1-110, 
1934. 
(20) Dios, R. L., y Bonacci, H.: Sensibilidad de 
los sapos (Bufo arenarum) a la inoculación 
experimental del Trypanosoma cruzi, Rev. 
Inst. Bact. Carlos Malbrán (Buenos Aires), 
12:27-36, 1943. 
(21) Ryckman, R. E.: Lizards: a laboratory host 
for triatominae and Trypanosoma cruzi 
Chagas (Hemiptera: Reduvidae Protomona- 
nida: Trypanosomidae), Tr. Am. Micro- 
scopical Soc., 73 :215-218, 1954. 
(22) Rubio, M.: Estudio de la enfermedad de 
Chagas experimental del batracio. 1. 
Factores que intervienen en la inmunidad 
natural, Bol. Chil. Parasitol., ll :62-69, 
195G. 
(23) Brumpt, E.: Le xenodiagnostic. Application 
au diagnostic de quelques infections 
parasitaires et en particulier a la trypano- 
somose de Chagas, Bull. Soc. Path. Exot., 
7:706-710, 1914. 
(24) Dias, E.: Náo receptividade do pombo 
doméstico à infeccáo por Schizotrypanum. 
Mem. Inst. Oswaldo Cruz, 40:191-193,1944. 
(25) Rubio, M.: Actividad lítica de sueros nor- 
males sobre formas de cultivo y sanguíneas 
deTrypanosoma cruzi, Bol. Chil. Parasitol. 
11:62-69, 1956. 
(26) Warren, L. G., y Borsos, T.: Studies on im- 
mune factors occurring in sera of chickens 
against the crithidia stage of Trypanosoma 
cruzi, Jour. Zmmunol., 82:585-590, 1959. 
460 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PAXAMERICANA 
(27) Muniz, J., y Borriello, A.: Estudo,sobre a 
a@o litica de diferentes soros sobre as 
formas de cultura e sanguícolas do’Schizo- 
trypanum cruzi, Rev. Rrasil. Biol., 5:563- 
576, 1945. 
(28) Silva, 1. 1.: Acerca de la acción tripanolitica 
de las sanires sobre los cultivos de Trypano- 
soma(S.)cruzi y observaciones sobre el 
desarrollo del mismo en un nuevo medio de 
cultivo. Universidad Nacional de Tucu- 
mán. Instituto de Medicina Regional Pu- 
blicación No. 706, 1955. 
(29) Warren, L. G.: Biochemical studies on 
chicken macrophages infected in vitro with 
Trypanosoma cruzi, Exper. Parasitol., 7: 
82-91, 1958. 
(30) Piazi, T.; Agosin, M.; Christen, R.; Hoecker, 
G., y Neghme, A.: Influencia de la consti- 
tución genetica en la resistencia de la 
laucha a la infección experimental por 
Trypanosoma cruzi, Biológica, 8-9:93-104, 
1948-1949. 
(31) Pizzi, T.; Agosin, M.; Christen, R.; Hoecker, 
G., y Neghme, 8.: Estudios sobre inmuno- 
biología de las enfermedades parasitarias. 
1. Influencia de la constitucion genética 
en la resistencia de las lauchas a la infec- 
ción experimental por Trypanosoma cruri, 
Rev. Soc. Mex. Hist. Nat., 10:113-119, 1949. 
(32) Hauschka, T. : Persistence of strain-specific 
behavior in two strains of Trypanosoma 
cruzi after prolonged transfer through in- 
bred mice, Jour. Parasitol., 35:593-599, 
1949. 
(33) Pizzi, T., y Prager, R.: Estabilización de la 
virulencia de una cepa de Trypanosoma 
cruzi por pasaje seriado en ratones de 
constitución genética uniforme: analisis 
cuantitativo del curso de la infección, 
Biológica, 16-17:3-12, 1952. 
(34) Talice, R. V.: Enfermedades parasitarias del 
hombre, Tomo 1, Editorial Científica, 
Montevideo, 1944. 
(35) Pellegrino, J., y Rezende, C. L. de: A doenca 
de Chagas na infancia, Mem. Inst. Oswaldo 
Cruz, 51:545-610, 1953. 
(36) Neghme, A., y Schenone, H.: Resumen de 
veinte años de investigación sobre la 
enfermedad de Chagas en Chile, Rev. Med. 
Chile, 88 :82-93, 1960. 
(37) Hauschka, T.: Sex of host as a factor in 
Chagas’ disease, Jour. Parasitol., 33:399- 
404, 1947. 
(38) Goble, F.: Observations on experimental 
Chagas’ disease in dogs, Am. Jour. Trop. 
Med. Hyg., 1:189-204, 1950. 
(39) Streber, F.: Influencia del sexo en infec- 
ciones experimentales por Xchizotrypanum 
cruzi Chagas 1909, Rev. Palud. y Med. 
‘Trop., 2:73-78, 1950. 
(40) Yaeger, G., y Miller, 0. N.: Effect of mal- 
nutrition on susceptibility of rats to 
Trypanosoma cruzi. 1. Thiamine deficiency, 
Exper. Parasitol., 92X-222, 1960. 
(41) Yaeger, G., y Miller, 0. N.: Effect of mal- 
nutrition on susceptibility of rats to 
Trypanosoma cruzi. III. Pantothenate de- 
ficiency, Exper. Parasitol., 10:232-237, 
1960. 
(42) Yaeger, G., y Miller, 0. N.: Effect of mal- 
nutrition on susceptibility of rats to 
Trypanosoma cruzi. IV. Pyridoxine de- 
ficiency, Exper. Parasitol., 10~238-244, 
1960. 
(43) Yaeger, G., y Miller, 0. N.: Effect of mal- 
nutrition on susceptibility of rats to 
Trypanosoma cruzi. Riboflavin deficiency, 
Exper. Parasitol., 10:227-231, 1960. 
(44) Ofman, J.: “Contribuciones al estudio 
experimental de la enfermedad de Chagas. 
1. Acción de la esplenectomía y vitamina 
C sobre la virulencia del Trypanosoma 
cruzi en el cuy.” Tesis, Facultad de 
Medicina, Universidad de Chile, 1944. 
(45) Pizzi, T.: ‘Contribuciones al estudio ex- 
perimental de la enfermedad de Chagas. 
II. Estudio histopatológico en el cuy.” 
Tesis, Facultad de Medicina, Universidad 
de Chile, 1944. 
(46) Lwoff, M.: L’hématine et l’acide ascorbique, 
facteurs de croissance pour le flagellé 
Schizotrypanum cruzi, 6. R. Atad. Sci., 
206 :540-542, 1938. 
(47) Kolodny, M. H.: Seasonal variations in the 
intensity of experimental infection with 
Trypanosoma cruzi in young rats, Am. 
Jour. Hyg. (Sect. C.), 29:131-133, 1939. 
(48) Kolodny, M. H.: The effect of environmental 
temperature upon experimental trypano- 
somiasis (T. cruzi) of rats, Am. Jour. Hyg., 
32 :21-23 > 1940. 
(49) Wood, S. F.: Environmental temperature as 
a factor in development of Trypanosoma 
cruzi in Triatoma protracta, Exper. Para- 
sitol., 3:227-233, 1954. 
(50) Mazzotti, L.: Variations in virulence for 
mice and guinea pigs in strains of 
Trypanosoma cruzi Chagas from diff erent 
species of bugs (Triatomidae) from dif- 
ferent localities in Mexico, Am. Jour. 
Hyg. (Sect. C), 31:67-85, 1940. 
(51) Benavides, R. M. : “Estudio comparativo de 
tres cepas de Schizotrypanum cruzi Chagas 
1909”. Tesis, Instituto Politécnico Na- 
cional, México, 1953. 
Noviembre 19611 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CEIAGAS 461 
(52) Phillips, N. R. : Experimental studies on the 
quantitative transmission of Trypanasoma 
cruzi: considerations regarding the stand- 
ardization of materials, Ann. Trop. iMe& 
Parasitol., 54:60-70, 1960. 
(53) Wood, F. D.: Natural and experimental in- 
fection of Triatoma protructa Uhler and 
mammals in California with Ameritan 
human trypanosomiasis, Am. Jour. Trop. 
Med., 14:197-517,1934. 
(54) Galliard, H.: Recherches sur le cycle 
évolutif de Trypanosoma cruzi Chagas a 
propos de l’infestation péritonéale exclu- 
sive chez la souris, Ann. Paras& Hum. 
Comp., 27:63-85, 1952. 
(55) Collier, W. A.: über immunitat bei der 
Chagas Krankheit der Weissen Maus, 
Ztschr. Hyg. u. Infekl. Krankh., 11288-92, 
1931. 
(56) Pizzi, T., y Prager, R.: Inmunidad a la 
sobreinfección inducida mediante cultivos 
de Trypanosoma cruzi de virulencia 
atenuada, Bol. Tnf. Para&. Chil., 7 :20-21, 
1952. 
(57) Packchanian, A., y Sweets, H. H.: Infec- 
tivity of Trypanosoma cruzi after cultiva- 
tion for 13 years in vitre without animal 
passage, Proc. Soc. Exper. Biol. and filed., 
64:169, 1947. 
(58) Brumpt, E.: Immunité partielle dans les 
infections a Trypanosoma cruzi, trans- 
mission de ce trypanosome par Cimex 
rotundatus. Role regulateur des hôtes 
intermédiaires. Passage a travers la peau, 
Bull. Soc. Path. Exot., 6:172-176, 1913. 
(59) Reichenow, E.: Beiträge zur kentnis der 
Chagaskrankheit, Arch. f. Schiffs. u. 
Tropenhyg, 38:459-518, 1934. 
(60) Ghelelovitch, S., y Chassignet, R.: Evolu- 
tion de la parasitémie chez les souris in- 
fectées de Trypanosoma cruzi. Role de 
l’inoculat, Bull. Soc. Path. Exot., 50:135- 
143, 1957. 
(61) Galliard, H.; Lapierre, J., y Rousset, J. J.: 
Attenuation de l’infection a Trypanosoma 
cruzi ches la souris blanche par différents 
souches de Borrelia, Bull. Soc. Path. Exot., 
52 :272-276, 1959. 
(62) Emmett, J.: Effect of X-radiation on 
Trypanosoma cruzi, Jour. Parasitol., 36: 
45-47, 1950. 
(63) Villela, E.: Paralysie expérimentale chez le 
chien par le Trypanosoma cruzi, C. R. Soc. 
Biol., 31:979-983, 1924. 
(64) Campos, E. de S. : Sur la paraplégie des ani- 
maux infectes expérimentalement par le 
Trypanosoma cruzi (Chagas 1909), C. R. 
Soc. Biol., 984-985, 1924. 
(65) Villela, E., y Torres, C. M.: Estudo histo- 
pathologico do systema nervoso central 
em paralysia experimental determinada 
pelo Schizotrypanum cruzi, Mem. In@. 
Oswaldo Cruz, 19:175-198, 1926. 
(66) Villela, E., y Villela, E.: Elementos do sis- 
tema nervoso central parasitados ,pelo 
Trypanosoma cruzi, Mem.~ In&. Oswaldo 
Cruz, 26:77-81, 1932. 
(67) Badínez, 0.: Contribución a la anatomía 
patológica de la enfermedad de Chagas 
experimental, Biológica, 3 :3-52, 1945. 
(68) Mazzotti, L.: Effects of inoculating small 
and large numbers of Trypanosoma cruzi 
into mice, Am. Jour. Hyg. (Sect. C), 31: 
86-91, 1940. 
(69) Romaña, C., y Terracini, E.: Comporta- 
miento de las infecciones de lauchas por 
S. cruzi, según la concentración de parási- 
tos inoculados (infecciones crónicas ini- 
ciales), An. Inst. Med. Reg., 1:141-164, 
1945. 
(70) Silva, L. H. P. da, y Nussenzweig, V.: Sobreuna cepa de Trypanosoma cruzi altamente 
virulenta para o camundongo branco, 
Folia Clin. et. Biol., 20:191-207, 1953. 
(71) Nattan-Larrier, L.: Infections a Trypano- 
somes et voies de penétration des virus, 
Bull. Soc. Path. Exot., 14 :537-542, 1921. 
(72) Blanchard, M.: Marche de l’infection a 
Schizotrypanum cruzi chez le cobaye et la 
souris, Bull. Soc. Path. Exot., 5:598-599, 
1912. 
(73) Mayer, M., y Rocha Lima, H.: Zum Ver- 
halten von Schizotrypanum cruzi in 
Warmblütern und Arthropoden, Arch. f. 
Schiflr-u. Tropenhyg., 18:101-136, 1914. 
(74) Hauschka, T., Goodwin, M. B., Palmyuist, 
J., y Brown, E.: Immunological relation- 
ship between seven strains of Trypano- 
soma cruzi and its application in the diag- 
nosis of Chagas’ disease, Am. Jour. Trop. 
Med., 30:1-16, 1950. 
(75) Norman, L., y Kagan, 1.: Immunologic 
studies on Trypanosoma cruzi. II. Ac- 
quired immunity in mice infected with 
avirulent American strains of T. cruzi, 
Jour. Infect. Dis., 107:168-174, 1960. 
(76) Guerreiro, C., y Machado, A.: Da reacáo de 
Bordet et Gengou na molestia de Carlos 
Chagas como elemento diagnóstico. Brasil 
Med., 27:225-226, 1913. 
(77) Kelser, R. A.: A complement fixation test 
for Chagas’ disease employing an artificial 
culture antigen, Am. Jour. Trop. Med. & 
Hyg., 16:405416, 1936. 
(78) Romaña, C., y Dias, E.: Reacáo de fixacáo 
do complemento na doenca de Chagas com 
antigeno alcoólico de Schizotrypanum cao e de fixqáo do complemento, Mem. 
cruzi, Mem. Znst. Oswaldo Cruz, 37:1-10, Znst. Oswaldo Cruz,: 40:303333.1944. 
1942. (91) Muniz, M., y Freitas G. de: Estudos sobre a 
(79) Davis, D. J. : An improved antigen for com- imunidade humoral na doenca de Chagas, 
plement fixation in Amcrican trypanoso- Brasil Med., 60:337341, 1946. 
miasis, Pub. Health ZÍ?ep., 58:775-777, 1943. (92) Muniz, J.: Comportamento de hemátias 
(SO) Fife, E. H., y Kent, J. F.: Protein and car- sensibilizadas com a fracáo polissacarídeo 
bohydrate complement fixing antigens of do Schizotrypanum crusi quando em pre- 
Trypanosoma cruzi, Am. Jour. Trop. Med. senca de soros específicos. Hemolise condi- 
& Hyg., 9:515-517, 1960. cionada, un caso particular dentro das 
(81) Freitas, J. L. P., de, y Almeida, J. 0.: Nova rea@es de imunidade, Hospital, 37:199- 
tecnica de fixacão do complemento para 205, 1950. 
molestia de Chagas (Rea@0 quantitativa (93) Muniz, J., y Santos, M. C. F. dos: Technic 
com antigeno gelificado de culturas de of “conditioned hemolysis” applied in the 
Trypanosoma cruzi, Hospital, 35:787-800, diagnosis of Ameritan trypanosomiasis, 
1949. Hospital, 38:185-188, 1950. 
(82) Wadsworth, A. B.: Standard methods of the (94) Nussenzweig, V., y Faria, R.: Prova de anti- 
Division of Laboratories and Research oj glohulina no diagnositco da doenca de 
New York State Department oj Health, Chagas na fase crónica, Hospital, 47: 
Williams and Wilkins Co., Chapter XxX, 81-92, 1955. 
1947. (95) rieto, V. A., y Silva, L. H. da: Anticorpos 
(83) Knierim, F.: Técnica de la reacción de heterofilos na doen$a de Chagas. Resulta- 
fijación del complemento según el método dos ohtidos em casos agudos e crónicos, 
del 50% de hemólisis de Bozicevich apli- Hospital, 45:39-51, 1954. 
cada al diagnóstico de la enfermedad de (96) Scorza, J. V.; Alvarez, A.; Ramos, 1.; 
Chagas, Bol. Chil. Parasitol., 13:75-78, Dagert, C.; Díaz Vásquez, A., y Torrealba 
1958. J. F.: Nuevo metodo rápido para el diag- 
(84) Knierim, F.: Resultados obtenidos con la nóstico de la enfermedad de Chagas en su 
reacción de fijación del complemento se- fase crónica, Arch. Benez. Patol. Trop. 
gún el 50% de hemólisis en el diagnóstico Parasitol., 3:121-135, 1959. 
de la enfermedad de Chagas, Bol. Chil. (97) Denison, x.: Experimental studies on Tryp- 
Parasitol., 14:5-6, 1959. anosoma cruzi infection and reticuloendo- 
(85) Bozicevich, J.; Hoyem, H., y Walston, V. M. thelial hlockade in rats, Am. Jour. Ryg., 
A.: A method of conducting the 50$& he- 38:178-184, 1943. 
molysis end point complement-fixation for (98) Denison, N. : Immunologic studies in experi- 
parasitic diseases, Pub. Health nep., 61: mental Trypanosoma eruzi infections. I. 
529-534, 1946. Lysins in blood of infected rats, Proc. Soc. 
(86) Muniz, J. : Do valor da reacao de precipitina Exper. Biol. Med., 52:26-27, 1943. 
no diagnóstico das formas agudas e suha- (99) Rubio, M. : Natural and acquired immunity 
gudas de doenca de Chagas (Trypanoso- against Trypanosoma cruzi in the hamster 
miasis americana), Mem. Znst. Oswaldo (Cricetus auratus), BioUgica, 27-28 :95- 
Cruz, 45 :537-549, 1947. 114, 1959. 
(87) Packchanian, A.: Agglutination and pre- (100) Pizzi, T., y Knierim, F.: Modificaciones del 
cipitation tests for the diagnosis of hazo en relacion con la tasa de anticuerpos 
Trypanosoma cruzi (Chagas’ disease) , circulantes en ratones experimentalmente 
Jour Zmmunol . ,29 :84-85,1935. infectados con Trypanosoma cruzi, Bol. 
(88) Packchanian, A. : Experimental production ChiZ. Parasitol., 10:42-49, 1955. 
of agglutinins for Trypanosoma cruzi, (101) Muniz, J., y Freitas, J. L.: Estudos sobre a 
Pub. Health Rep., 55:2216-2124, 1940. imunidade humoral na doenca de Chagas, 
(89) Senekjie, H. A.: Immunologic studies in ex- Brasil Med., 60:337-341, 1946. 
perimental Trypanosoma cruzi infections. (102) Packchanian, A.: Experimental production 
2. Slide agglutination and intradermal of agglutinins for Trypanosoma cruzi, Pub. 
tests, Proc. Soc. Exper. Biol. Med , 52: Health Rep., 55:2116-2124, 1940. 
5%59, 1943 (103) Rubio, M., y Knierim, F.: Estudio serológico 
(90) Muniz, J., y Freitas, G. de: Contribuicáo en hámsters o cricetos (Cricetus auralus) 
para o diagnóstico da doenca de Chagas inoculados con cultivos de Trypanosoma 
pelas reacóes de imunidade. 1. Estudo cruzi Biológica, 29:30-37, 1960. 
comparativo entre as reacóes de aglutina- (104) Muniz, J., y Freitas, G. de: Contribuicáo 
482 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIB PANAMERICANA 
Nowiembre 19611 INMUNOLOGIA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS 463 
para o diagnóstico da doenca de Chagas 
pelas reacões de imunidade. II. Isolamento 
de polissacarídeos de Schizotrypanum cruzi 
e de outros tripanosomídeos, seu compor- 
tamento nas reacões de precipitacáo, de 
fixa&o de complemento e de hipersensibi- 
lidade. Os testes de floculacáo (sublimado 
e formol. gel), Rev. Brasil. Biol., 4:421438, 
1944. 
(105) Freitas, G. de: Contribuicão a imunoquímica 
dos tripanosomídeos, An. Fac. Flum. Med., 
5 :133-141, 1957. 
(106) Pizzi, T.: Trypanosoma cruzi y tumores: Re- 
visión crítica. Bol. Inf. Parasil. Chil., 5: 
10-12, 1950. 
(107) Linton, R. W.: Reticulo-endothelial system 
in protozoa infections, Arch. Path., 8:488- 
501, 1929. 
(108) Dias, E.: Le Trypanosoma cruzi et ses rap- 
ports avec le systeme reticuloendotelial, 
Compt. Reno!. Soc. Biol., 110:206-210,1932. 
(109) Mazza, S., y Jörg, M. E.: Infección natural 
mortal por S. cruzi en cachorro de perro 
“Pila” de Jujuy, Soc. Argent. Patol. Reg. 1: 
365411, 1936. 
(110) Mazza, S., y Jörg,M. E.: Parasitismo experi- 
mental de roedores del género Ctenomys 
por Schizotrypanum cruzi. Pub. Misión 
Est. Pat. Reg. Argentina, No. 65, 1943. 
(111) Mazza, S.; Basso, G., y Basso, R.: Enferme- 
dad de Chagas en primer período diag- 
nosticada exclusivamente por biopsia de 
ganglio linfático con hallazgo de parásitos 
leishmaniformes, Pub. Misión Est. Pat. 
Reg. Argentina, No. 63,1942. 
(112) Romaña, C.: Contribuicão as conhecimento 
da patogenia de Tripanosomose americana 
(Periodo inicial da infeccão), Mem. Inst. 
Oswaldo Cruz. 39 :253-264, 1943. 
(113) Culbertson, J. T., y Kolodny, M. H.: Ac- 
quired immunity in rats against Trypano- 
soma cruzi, Jour. Parasitol., 24:83-90,193s. 
(114) Maekelt, G. A.: Contribución para el estudio 
de la enfermedad de Chagas en Venezuela. 
Investigaciones serológicas de la enferme- 
dad de Chagas mediante la reacción de 
fijación del complemento. Arch. Venezol. 
ived. Trop. y Parasitol. Med., 3~252-271, 
1959. 
(115) Kolodny, M. H.: The transmission of im-munity in experimental trypanosomiasis 
(Trypanosoma cruzi) from mother rats to 
their offspring, Am. Jour. Hyg. (Sect. C), 
29:131-133, 1939. 
(116) Torres, C. M.: Patogenia de la miocarditis 
crónica en la enfermedad de Chagas, Soc. 
Arg. Pat. Reg. (VReunión) 2:902-916,1929. 
(117) Mazza, S.: “Chagas’ Disease”, en:Gradwohl, 
R. B. H., Benítez Soto, L. y Fenselfeld, 0. 
(editores). Clinical Tropical Medicine, C. 
V. Mosby Co., St. Louis, 1951. 
(118) Muniz, J., y Acevedo, A. P. de: Novo con- 
ceito da patogenia da doenca de Cha- 
gas, Hospital, 32:165-183, 1947. 
(119) Galliard, H. : Infections a Trypanosoma cruzi 
chez les animaux splenectomisés, Bull. 
Soc. Path. Exot., 23:188-192, 1930. 
(120) Regendanz, P.: Der Verlauf der Infektion 
mit Schizotrypanum cruzi (Chagas) bei 
jungen Ratten iiber die Unempfänglich- 
keit erwachsener Ratten fur Schizotrypa- 
num, Zbl. Bakteriol., 116:256-264, 1930. 
(121) Nieschulz, O., y Wawo-Rontoe, F. K.: Ueber 
den Einfluss der Milzexstirpation bei In- 
fektionen mit Trypanosoma gambiense 
und Schizotrypanum eruzi, Z. Immun. 
Forsch, u. exper. Therap., 65:312-317,193O. 
(122) Goble, F. C., y Singer, 1.: The reticulo-endo- 
thelial system in experimental Malaria 
and Trypanosomiasis, Ann. h’ew York 
Atad. Sc., 88:149-171, 1960. 
(123) Goble, F. C., y Singer, 1.: Reticulo-endothe- 
lia1 blockade in experimental Chagas’ dis- 
ease, Jour. Parasitol., 46 (suppl.) : 44,196O. 
(124) Wolf, A.; Kabat, E. A.; Bezer, A. E., y Fon- 
seca, J. R. C. : Activation of trypanosomia- 
sis in Rhesus monkeys by Cortisone, Fed. 
Proe., 10:375, 1951. 
(125) Wolf, A. ; Kabat, E. 8.; Bezer, A. E., y Fon- 
seca, J. R. C. : The effect of Cortisone in ac- 
tivating latenl Irypanosomiasis in Rhesus 
monke ys, en Shwartzman, G. (editor): 
The eflect of ACTH and Cortisone upon in- 
fection and resistance, Columbia Univ. 
Press, New York, 1953. 
(126) Jarpa, A.; Agosin, M.; Christen, R., y Atías, 
A. V. : Ensayos de quimioterapia de la en- 
fermedad de Chagas experimental. VII. 
Cortisona y fosfato de pentaquina, Bol. 
Inf. Parasit. Chil., 6:25-27, 1951. 
(127) Neghme, A.; Agosin, M.; Christen, R.; 
Jarpa, A., y Atías, A. V. : Ensayos de qui- 
mioterapia de la enfermedad de Chagas 
experimental. VII. Acción de la cortisona 
sola y asociada al fosfato de pentaquina o 
al compuesto de sulfato de quinina-fosfato 
de pentaquina. Estudio histopatológico. 
Bol. Inf. Paras& Chil., 6:36-37, 1951. 
(128) Agosin, M.; Christen, R., Jarpa, A., y Atías, 
A.: Cortisona y enfermedad de Chagas 
experimental, Biológica, 1&15:29-54,1951. 
(129) Agosin, M.; Christen, R.; Jarpa, A.; Atías, 
A., y Neghme, A. : Cortisona y enfermedad 
de Chagas experimental, Rev. Med. Chile, 
80 :34-38, 1952. 
(130) Pizzi, T.: Cortisona en las enfermedades 
464 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA 
protozoarias, Bol. Inf. Parasit. Chil., 7: 
25-27, 1952. 
(131) Pizzi, T.; Ruhio, M.; Prager, R., y Silva, R.: 
Acción de la cortisona en la infección ex- 
perimental por Trypanosoma cruzi, Rol. 
Inf, Para&. Chil., 7:22-20, 1952. 
(132) Seneca, H., y Rockenhach, J.: Fatal Trypa- 
nosoma cruzi infection in white rat, Science 
116:14-15, 1952. 
(133) Thiermann, E., y Christen, R.: Influencia 
del acetato de cortisona y de la aureomi- 
cina como agente agravador de la infec- 
ción chagásica atenuada. Bol. In-f. Parasit. 
Chil., 7:53-55, 1952. 
(134) Rubio, M.: Estudio de los factores que inter- 
vienen en la virulencia de una cepa de 
Trypanosoma cruzi. Acción de la cortisona 
en la capacidad de invasión y multiplica- 
ción del parásito, Biológica, 20:89-126, 
1954. 
(135) Rubio, M.: Influencia del aceteto de corti- 
sona sobre la virulencia y localizaciún ti- 
sular de una nueva cepa de Trypanosoma 
cruzi. Estudio de la persistencia de los 
cambios observados, Biológica, 21:75-89, 
1955. 
(136) Pizzi, T., y Chemke, J.: Acción de la corti- 
sona sobre la infección experimental de la 
rata por Tr ypanosoma CT&, Biológica, 
21:31-58, 1955. 
(137) Jarpa, A.: “Contribución al estudio de la en- 
fermedad de Chagas. X. Quimioterapia 
de la enfermedad de Chagas experimen- 
tal.” Tesis Facultad de Medicina, Uni- 
versidad de Chile, 1950. 
(138) Pizzi, T.: Trabajos inéditos.

Continuar navegando

Materiales relacionados

58 pag.
TGT-943

Vicente Riva Palacio

User badge image

marcos

19 pag.
14 pag.
Enfermedad de Chagas

SIN SIGLA

User badge image

Kerem Priscilla S. Quintana