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¿Qué hacemos con las pilas? Por Isabel Martínez Pita. EFE-REPORTAJES. Móviles, transistores, juguetes, electrodomésticos y un largo etc., etc., pueblan nuestros hogares y funcionan gracias a esas cápsulas que, una vez que se agotan, no sabemos qué hacer con ellas, yendo a parar muchas veces a la basura doméstica. Pero lo que estamos tirando al cubo de la basura no es simplemente eso, es un potente contaminante con el que perjudicamos nuestro entorno y nuestra salud. Cuando una pila se arroja con el resto de la basura doméstica, va a parar a los basureros, a cielo abierto o a rellenos sanitarios, cuando no terminan en terrenos baldíos, acequias o cursos de agua. Cuando se produce el derrame de los electrolitos internos de las pilas, los metales pesados son arrastrados y, en contacto con la tierra o el agua, provocan la contaminación. UN LARGO VIAJE QUE VA SEMBRANDO VENENO. Los metales pesados que contienen las pilas, algunos como el mercurio, el cadmio o el plomo son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente. Dejados en la naturaleza incontroladamente, estos metales pueden ser arrastrados por la lluvia hacia el suelo y cursos de agua subterránea, desde los cuales terminan su viaje en ríos y los mares donde se acumulan. En la basura doméstica, las pilas son causantes del 93% del mercurio, el 47% del zinc, 48% del cadmio y del 22% del níquel acumulado. La mayor parte de los metales pesados son bioacumilativos y se transmiten de un organismo a otro a través de la cadena alimenticia, por ello se consideran residuos especiales que han de estar sometidos a un especial tratamiento para su eliminación. Hay varios tipos de pilas, cada uno de las cuales tiene un mayor o menor poder contaminante según los metales que contenga: Pilas botón, que se caracterizan por su pequeño tamaño, generalmente con forma de botón y sus componentes son el mercurio o el litio. A pesar de sus pequeñas dimensiones son las más contaminantes por la cantidad de metales pesados que contienen. Las pilas bastón, como las pilas alcalinas o salinas, y las pilas de petaca se caracterizan por sus grandes dimensiones para uso en aparatos más voluminosos. A pesar de que contienen menos metales pesados, sin embargo, su producción es mucho mayor, con lo que favorecen su acumulación. Finalmente las baterías de móvil, recargables y de larga duración, están compuestas por níquel-cadmio. El mercurio, además de ser un componente que contamina el medioambiente, perjudica a la salud con afecciones diversas, dependiendo del grado de exposición al que la persona se vea sometida. Algunas de estas dolencias son físicas como dermatitis, insuficiencia renal, diarreas, pérdida de peso, anorexia o insomnio. Otras son de carácter mental como depresiones, psicosis, insomnio, temblores musculares suaves y sacudidas repentinas. MEDIDAS PARA PREVENIR LOS DAÑOS. Existen una serie de medidas preventivas para hacer un uso más seguro y menos perjudicial de las pilas. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es saber qué pila vamos a comprar cuando nos dirigimos a la tienda. Saber elegir aquellas que generen menos impacto ambiental una vez agotadas o, bien elegir las que puedan ser recicladas. Una vez que se ha consumido, la pila se debe depositar en los contenedores dispuestos para su reciclado. Tras su recogida, comienza el proceso de tratamiento. Las pilas convencionales son sometidas a un proceso con diferentes etapas de trituración y lavado. Se separan los metales férreos y no férreos, plástico, papel y polvo de pilas. Este último es el que se utiliza para, tras distintos procesos químicos, extraer materiales que pasarán a su almacenamiento y venta. Las pilas botón tienen un procesamiento aparte. Se introducen en un cuarto de destilación donde se procede a separar los casquetes metálicos y se extrae el mercurio que contienen, para almacenarlo y dirigirlo a su venta. También hay otra serie de medidas que se deberían adoptar, que se encuadran dentro de la educación medioambiental y que afectan a las costumbres de los ciudadanos en general y a cada uno de nosotros. Elegir aquellos aparatos que se puedan conectar a la red eléctrica y, en aquellos que se haya de utilizar pilas, comprar preferentemente pilas recargables, de esta manera se reduce considerablemente el volumen de este tipo de basura, u optar por pilas alcalinas que contienen menos mercurio. En la actualidad, existen aparatos cuya fuente de energía es solar, como calculadoras y otros. Hay que mantener las pilas, sobre todo las pequeñas, fuera del alcance de los niños, pues la ingestión de una pila puede conllevar serios problemas para la salud. Pero también es responsabilidad de los distintos Estados legislar y adoptar medidas para hacer que el reciclaje de las pilas sea una realidad y facilitar al ciudadano la posibilidad de deshacerse de ellas mediante la educación ambiental y la creación de contenedores especiales en los cascos urbanos. Así, entre todos, podremos colaborar para no seguir perjudicando a la naturaleza. Por Isabel Martínez Pita. EFE-REPORTAJES.
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