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UNIDAD 4 
GARCIA CANCLINI: Políticas culturales en América Latina 
Política y cultura son dos campos que han sido considerados como adversarios para muchos pero esta relación se está 
modificando al reconocerse el papel de la cultura en las transformaciones sociales. 
-En este libro se da cuenta del papel de las políticas culturales en la crisis del desarrollo y la lucha por la democratización en 
América Latina. 
 
Las políticas culturales constituyen un espacio de existencia dudosa: causas: 
-falta de coordinación explicita que de coherencia a las acciones estatales, 
- aparece como un espacio no estructurado en el que coexisten instituciones y agentes muy heterogéneos 
-falta de interés por parte de los estados. 
En las dos últimas décadas las cuestiones que la fórmula política cultural abarca han cambiado su aspecto y su lugar. 
Comenzaron a crearse en AL ministerios de cultura, se formularon planes nacionales para este campo y los estados realizaron 
una construcción institucional del área cultural. 
 
Desde que comenzó a trabajarse en el campo de la cultura se realizaron movimientos: 
• De las descripciones burocráticas a la conceptualización crítica: el conjunto más extenso sobre políticas culturales es 
la colección de textos de la UNESCO aunque estos se limitan a describir el organigrama burocrático de los Estados. El 
mismo problema se encuentra en los documentos de las conferencias intergubernamentales sobre políticas 
culturales (UNESCO). Lo valioso de estas conferencias es que contribuyeron a formar un sentido común 
internacional acerca de que el crecimiento de los países no puede reducirse a la evaluación de índices económicos. 
Otro mérito es el de haber instalado temas claves como la transnacionalización de la cultura, el control imperialista, 
etc. Sin embargo, estas conferencias reiteran los límites de las reuniones intergubernamentales, cuestiones 
complejas como la tecnología, la lengua y el arte son tratadas sólo por políticos profesionales. Sólo en los últimos 10 
años comenzaron a producirse análisis que trascienden el catálogo burocrático, que incluyen a políticos, científicos 
sociales, artistas para examinar las bases conceptuales de las políticas culturales. 
• De las cronologías y discursos a la investigación empírica: los textos referidos a políticas culturales han sido textos 
declarativos elaborados por organismos o funcionarios luego de un período de acción gubernamental. Pero, para 
descubrir el sentido global de las políticas se necesita la reflexión de los protagonistas, la investigación empírica que 
evalúe la manera en que las acciones públicas se vinculan con las necesidades sociales. 
• De las políticas gubernamentales a los movimientos sociales: la tendencia a concentrar en los Estados el ejercicio de 
la política (económica, cultural, sanitaria) ha hecho que la mayor parte de la bibliografía reduzca el tratamiento de 
este tema a lo que hacen los gobiernos. Sin embargo, la presencia de otras instituciones y organismos en el campo 
cultural ha mostrado la necesidad de extender la problemática al conjunto de las acciones desarrolladas por los 
grupos e instituciones que intervienen en el área. 
• De los análisis nacionales a la investigación internacional: las conferencias regionales y mundiales de la UNESCO 
dieron espacio para un intercambio más amplio aunque siempre restringido a las esferas gubernamentales. En 
algunos coloquios y estudios académicos internacionales se trascienden los enfoques locales y comienzan a 
construirse parámetros teóricos para analizar políticas transnacionales. 
• De la documentación sobre el pasado a la investigación crítica y la planificación: documentar las políticas culturales 
resulta indispensable pero, para que el registro alcance cierta objetividad y valor explicativo, necesita ser hecho no 
sólo por los protagonistas o los poderes responsables sino mediante un trabajo de investigación que evalúe las 
políticas en relación con sus resultados, con la recepción y refuncionalización al llegar a sus destinatarios 
 
¿Por qué estos cambios? 
-Incapacidad de las soluciones meramente económicas o políticas para controlar las contradicciones sociales 
-aceptación de la idea que plantea al desarrollo como una cuestión que no se refiere sólo a patrones materiales sino también 
al significado del trabajo y la recreación y al sentido que se construye en las sociedades. 
-creciente atención al papel de las diversidades culturales en el crecimiento económico, a la solidaridad étnica o religiosa 
como recurso de cohesión social y a las técnicas de producción y hábitos de consumo tradicionales como base de formas 
alternativas de desarrollo. 
 
Redefinición del concepto de cultura: ya no como el rincón de los libros y las bellas artes sino como el conjunto de procesos 
donde se elabora la significación de las estructuras sociales, se la reproduce y transforma mediante operaciones simbólicas. 
Es posible verla como parte de la socialización de clases y grupos en la formación de las concepciones políticas y en el estilo 
que la sociedad adopta en diferentes líneas de desarrollo. 
 
Los cambios producidos en la concepción acerca de la cultura y el nuevo lugar que ésta adopta son acentuados por la actual 
crisis socioeconómica. Si se piensa que el trabajo cultural es necesario para enfrentar democráticamente las contradicciones 
del desarrollo, la crisis de la cultura debe tratarse junto con la que se vive en la economía y la política. 
 
Políticas culturales: el conjunto de intervenciones realizadas por el Estado, las instituciones civiles y os grupos comunitarios 
organizados a fin de orientar el desarrollo simbólico, satisfacer las necesidades culturales y obtener consenso para un tipo de 
transformación social. 
 
Paradigmas políticos de la acción cultural: 
• Mecenazgo liberal: en AL la debilidad del mercado artístico sigue dejando espacio a muchas fundaciones culturales 
promovidas por una persona o familia que sostienen actividades más costosas o con menor capacidad de 
autofinanciamiento. La acción mecenas superpone o se mezcla con el mercado artístico pero perduran rasgos 
clásicos del mecenazgo. Una familia poderosa dona periódicamente altas sumas de dinero para la creación artística 
basada en gustos y criterios de selección personales. El desarrollo cultural no se ve como una cuestión colectiva sino 
como el resultado de relaciones individuales. La promoción del arte no pasa por responder a las demandas sociales 
sino, más bien para reubicar la acción mecenas en la dimensión masiva de la cultura. En general las acciones 
persiguen un rédito publicitario para quienes las financian. Aunque no se organiza en relación con las necesidades 
colectivas, se considera al mecenazgo como una forma de política cultural porque ha servido para normar las 
relaciones en el campo de la cultura y distribuir fondos y establecer líneas de crecimiento. 
• Tradicionalismo patrimonialista: se busca preservar en el plano simbólico la identificación de los intereses 
nacionales con los de los partidos y grandes familias. Se olvidan de los conflictos en medio de los cuales se formaron 
las tradiciones nacionales o se los narra legendariamente. Si bien la oligarquía aristocrática ha sido la principal 
portadora de este tradicionalismo, muchos de sus rasgos fueron reasumidos por corrientes populistas, su política 
cultural consiste en la preservación del patrimonio folclórico. Coinciden en pretender encontrar la cultura nacional 
en algún origen quimérico, en la tierra, en la sangre, etc. No toman en cuenta así las manifestaciones culturales 
subalternas ya que se apartan de ese origen idealizado. Muestran una incapacidad de incluir las nuevas prácticas 
con las que los sectores populares intentan modificar su dependencia de la cultura hegemónica. Se busca usar el 
patrimonio tradicional como espacio no conflictivo para la identificación de todas las clases.• Estatismo populista: para esta concepción la identidad está contenida en el Estado que es el lugar donde se 
condensaron los valores nacionales. Lo nacional reside en el Estado y no en el pueblo. Como no se interesa por la 
intervención transformadora del pueblo para redefinir el proyecto nacional, no se auspicia la experimentación 
artística ni la crítica intelectual. La relación entre política y cultura tiene que ver con la distribución de los bienes 
culturales de élite y la reivindicación de la cultura popular bajo el control del Estado. 
• Privatización neoconservadora: el objetivo clave es el de fundar nuevas relaciones ideológicas entre las clases y un 
nuevo consenso que ocupe el espacio semivacío que produjo la crisis de los proyectos oligárquicos, de los proyectos 
populistas y de los proyectos socialistas. Para lograrlo la principal tarea es la de transferir a las empresas privadas la 
iniciativa cultural, disminuir el rol del Estado y controlar la iniciativa de los sectores populares. Buscan así 
reorganizar la cultura bajo las leyes del mercado y buscar el consenso a través de la participación individual en el 
consumo. 
• Democratización cultural: concibe a la política cultural como un programa de distribución y popularización del arte, 
el conocimiento científico y las demás formas de alta cultura. Su hipótesis es que una mejor difusión corregirá las 
desigualdades en el acceso a los bienes simbólicos. Se sugiere descentralizar los servicios culturales, emplear los 
medios de comunicación para difundir el arte y usar recursos didácticos y de animación a fin de interesar a nuevos 
públicos. Dos críticas a este paradigma: la democratización, cuando consiste sólo en divulgar la alta cultura, implica 
una definición elitista del patrimonio simbólico. Además, el distribucionismo cultural ataca los efectos de la 
desigualdad entre las clases pero no cambia las formas de producción y consumo de bienes simbólicos. 
• La democracia participativa: apunta a la promoción de la participación popular y la organización autogestiva de las 
actividades culturales y políticas. Tiene como objetivo para el desarrollo cultural un desarrollo plural de las culturas 
de todos los grupos en relación con sus propias necesidades. Se intenta que los propios sujetos produzcan el arte y 
la cultura necesarios para resolver sus problemas y afirmar o renovar su identidad. 
 
Cuestiones pendientes: 
Problemas no tratados que resultan claves para construir políticas populares en la cultura: 
• La investigación de la vida cotidiana y las necesidades populares: las políticas culturales son a menudo 
diseñadas sin tomar en cuenta las necesidades efectivas de las clases populares, se despreocupan por conocer 
sus demandas y sus procesos de recepción. Se excluye a estas clases al valorizar el patrimonio cultural de los 
grupos dominantes. No se sabe casi nada de los usos que las clases hacen de los mensajes, de cómo renuevan 
sus prácticas o de la manera de emplear los objetos producidos por los sectores dominantes. 
• La reorganización de la cultura bajo el desarrollo industrial y tecnológico: los nuevos medios masivos son 
producidos y controlados por la iniciativa privada. La posibilidad de democratización pasará por saber si los 
países dependientes quedaremos presos en la reestructuración de las redes informáticas o lograremos crear 
circuitos horizontales de comunicación que desafíen la programación unidireccional de los comportamientos 
promoviendo relaciones descentralizadas entre los productores de información y cultura. 
• Política cultural y creatividad social: si se relaciona a la política cultural con las perspectivas de los creadores y 
los receptores mantendremos viva en ella las experiencias básicas que siempre acompañan y hacen necesaria la 
producción simbólica. 
RUBENS BAYARDO: Políticas culturales en la Argentina 
Se aborda la cuestión de las políticas culturales en la Argentina en lo que refiere a una instancia jurisdiccional, el nivel del 
Estado nacional o federal. 
Definición de políticas culturales (UNESCO): conjunto de operaciones, principios, prácticas y procedimientos de gestión 
administrativa y presupuestaria, que sirven como base para la acción cultural de un gobierno. 
Se trata de intervenciones estratégicas sometidas a monitoreo, evaluación y seguimiento, lo que permite redefinir metas y 
modificar los cursos de acción en el marco de políticas de Estado. 
Retoma la definición de García Canclini (texto anterior) 
 
Argentina y los argentinos: 
-Argentina: país federal, forma de gobierno democrático representativa y republicana donde se reconocen tres niveles en el 
Estado, el nacional o federal, el provincial y el municipal. 
-A pesar de ser federal, debe señalarse la primacía de centro en cualquier dimensión que se considere. 
-A su vez, la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) muestra un ostensible sesgo presidencialista que se reitera 
en las gobernaciones provinciales 
 
Breve reseña histórica y principales momento de las políticas culturales en el país 
-El interés por lo cultural viene desde los primeros gobiernos patrios a partir de la Revolución de Mayo de 1810 cuando se 
crearon nuevas instituciones, se nacionalizaron otras creadas en ámbitos provinciales y se redefinieron las que provenían del 
período colonial con el acento puesto en Buenos Aires. 
-Con la independencia y la constitución del Estado Nacional se pueden señalar acciones que sentaron bases de la 
institucionalidad cultural. Numerosas bibliotecas, museos, archivos, escuelas, universidades dan cuenta de este movimiento 
que fue orientado por una concepción de la cultura ilustrada, elitista y euro céntrica. 
-Una vez aprobada la primera Constitución Nacional (1853)se avanzó con la unificación del país. La cultura entendida como 
bellas artes y conocimientos fue el factor de interés y difusión; la clave de este período fue combatir el salvajismo y la 
ignorancia mediante la educación: muestras de esta iniciativa: Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares 
(CONABIP) y la Ley de Educación común, laica y obligatoria. 
-Con los gobiernos radicales (1916-1930) se produjo un cuestionamiento al dilema “civilización o barbarie” que tendió a 
recuperar desde el nacionalismo la figura del gaucho, manteniendo una visión de la cultura como bellas artes y patrimonio. 
Los desarrollos comerciales y populares del teatro, la música, el radioteatro, el cine no fueron acompañados por políticas 
desde el Estado. Si lo hicieron los gobiernos conservadores y nacionalistas (1930-1943) que en tiempos de dictadura 
establecieron los delitos de imprenta y dictaron el Reglamento de Radiocomunicación (1933) con un fuerte control central. 
-Los gobiernos peronistas (1943-1955) produjeron grandes cambios relacionados con su orientación nacionalista, católica y 
popular. La nueva Constitución (1949) establecido los derechos de la educación y la cultura, entendidos como un bien común 
orientado al pueblo, al que deben acceder las mayorías gratuitamente para alcanzar la justicia social. 
-Con la Revolución Libertadora (1955) y el desarrollismo se produjo una internacionalización en las artes y de creación de 
instituciones culturales. Asimismo hubo procesos de privatización y orientación comercial de los medios acompañados por la 
censura impuesta por los golpes de Estado del 62,66 y 76. 
-El retorno a la democracia vino acompañado por una fuerte apelación a la cultura considerad como fundamento de 
recuperación de la sociabilidad y el espacio público, las libertades y derechos humanos. Se estimuló el diseño y la 
implementación de políticas culturales orientadoras de acciones. 
-En los 90, con el gobierno de Menem, se entronizó una visión esencialista de la cultura como sustrato preexistente a la vez 
que como fundamento de identidad, federalismo y unidad nacional. Esta noción convivió con la práctica de la cultura comoun negocio con criterios de marketing. Con la promoción de la actividad privada se destruyeron numerosas empresas 
culturales que pasaron a engrosar conglomerados transnacionales multimedia. 
 
La organización del área encargada de las políticas culturales nacionales y sus principales instituciones 
- Comisión Nacional de Cultura (1935) dependiente del Poder Ejecutivo fue la primera organización centralizada del área y 
además se constituyó en antecedente de la Subsecretaría de Cultura de la Nación (1948) 
-Durante la presidencia de Alfonsín (1983-1989) fue incluida en el organigrama de la Administración Pública Nacional como 
Secretaría de Cultura dependiente del Ministerio de Educación y Justicia. Pero, desde 1991 bajó al rango de Subsecretaría 
dependiente del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. 
-Con los cambios resueltos en 1996 (nueva presidencia de Menem), el área de cultura se separó del nuevo Ministerio de 
Educación y pasó a ser una Secretaría dependiente directamente de la Presidencia de la Nación. Se elevó su jerarquía al 
rango de Secretaría de Estado. 
-Bajo el gobierno de Fernando De la Rua (1999-2001) la Secretaría fue en un período de Cultura y Medios de Comunicación y, 
en otro de Cultura y Comunicación. Luego regresó a ocuparse exclusivamente de Cultura. 
-Actual estructura de la Secretaria de Cultura de la Nación (desde 2002): incluye cuatro direcciones Dirección Nacional de 
Patrimonio y Museos, de Artes, de Acción Federal e Industrias Culturales y de Política Cultural y Cooperación Internacional. 
También existen organismos desconcentrados: CONABIP, Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos e 
Institutos Nacionales (Belgraniano, Eva Perón, Sanmartiniano, etc.)- Organismos descentralizados: Fondo Nacional de las 
Artes, Biblioteca Nacional, Teatro Cervantes, Instituto Nacional del Teatro (INT), INCAA, etc. 
-Aunque por la tendencia centralista la SCN tiene particular presencia en la Ciudad de Buenos Aires, sus acciones llegan a 
todo el país. 
 
Principales documentos de políticas culturales nacionales 
-Con el retorno a la democracia y la noción de que la cultura tenía un papel importante en la conformación d la ciudadanía, 
los principales documentos de políticas culturales nacionales se concentraron en las dos últimas décadas del siglo XX. 
-En 1984 y en 1990,1992 y 1994 se formularon Planes de Cultura de alcance nacional que establecían objetivos a alcanzar, 
iniciativas legales, organizativas y de acción cultural. 
 -Plan Nacional de Cultura 1984-1989: (gobierno radical) se prestó atención al retorno a la vida democrática y el 
 papel de la cultura en la recuperación del espacio público. 
 -Plan Federal de Cultura: 1990 (gobierno peronista) enfatizó el carácter protagónico de las provincias. Tres 
 propuestas centrales: unidad nacional, revolución productiva e integración latinoamericana. 
 -Plan Nacional de Cultura: 1992 no elaboró definiciones acerca de la problemática cultural. Enfatizó el necesario 
 protagonismo de los destinatarios de la acción cultural- entendidos como una comunidad que debe fortalecer su 
 identidad y la unidad nacional. 
 -Plan nacional de Cultura: 1994 el nuevo plan se orientó hacia la preservación y conservación del patrimonio cultural 
 de la Nación, la elevación del nivel cultural del pueblo y la proyección de la cultura argentina al mundo. 
 -Plan Quinquenal para una Revolución Cultural en la Argentina: 2004 se trataba de un folleto firmado por el 
 Secretario (Torcuato Di Tella) como una propuesta personalizada. Se enfatizó la necesidad de multiplicar el 
 presupuesto del sector, se señalaron como campos primordiales de acción el rol social del arte, la descentralización, 
 el fortalecimiento de la identidad nacional, la difusión de la cultura en los medios, captación de fondos adicionales. 
Posteriormente, durante la gestión de José Nun (Secretario) se realizó el Primer Congreso Argentino de Cultura: “Hacia 
políticas Culturales de Estado: Inclusión Social y Democracia” cuyo resultado fue la Declaración de Mar del Plata (2006): se 
afirmaron los derechos culturales como fundamento de las políticas públicas, el carácter multicultural del país y el respecto 
por las identidades de los pueblos originarios e inmigrantes, la responsabilidad del Estado en el acceso a bienes y servicios 
culturales, el estimulo de las artes, la protección del patrimonio, el desarrollo de una economía cultural acorde a los 
principios de la diversidad cultural de la UNESCO. Asimismo, se convocó a la elaboración de un Plan estratégico Nacional de 
Cultura y la construcción de un “Sistema Nacional de Información Cultural” 
 
Principales legislaciones existentes: 
En los distintos niveles del estado existe una abundante legislación cultural que incluye constituciones, leyes, resoluciones, 
decretos y ordenanzas; si bien se intentó hacer una compilación y edición de los mismos, las iniciativas no llegaron a 
completarse. Se aborda aquí sólo la legislación nacional. 
-Constitución Nacional y Tratados Internacionales: enmarcan tópicos fundamentales de las políticas culturales: libertades 
individuales, de expresión y de prensa, derecho a participar en la vida cultural, libre autodeterminación cultural, etc. 
-El estado se obliga a “dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre circulación de las obras de autor, el 
patrimonio artístico y los espacios audiovisuales. (Art. 41). El Art. 75 reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos 
indígenas argentinos. 
-patrimonio cultural: protegido por la Ley que creo la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, la ley 
de Bibliotecas Populares, la ley de Registro Nacional de Bienes Culturales, la ley de Protección del Patrimonio Arqueológico y 
Paleontológico, la ley de Preservación de Bienes y Patrimonios Culturales. 
-derechos autorales: ley del Régimen Legal de la Propiedad Intelectual de obras científicas, artísticas y literarias, Convenio de 
Berna para la Protección de Obras Literarias y Artísticas, Tratados de la OMPI 
-artes: contempladas en la Ley Nacional del Teatro, en la norma de Fomento de la Actividad Teatral 
-industrias culturales: la ley de Cine, ley de Fomento del Libro y la Lectura, Ley de Preservación del Bienes y Patrimonios 
Culturales, Ley de Radiodifusión 
-financiamiento de la cultura: creación del Fondo Nacional de las Artes, el Fondo de Fomento Cinematográfico, el Fondo 
Especial para Bibliotecas Populares y el de Fomento del Libro y la Lectura. 
 
Principales políticas para financiar la cultura: 
-El financiamiento público de la cultura proviene, en buena medida, de los montos que fija anualmente la Ley Nacional de 
Presupuesto a partir de fondo de las Rentas Nacionales. A esto se le agregan las cuentas especiales con fondos específicos 
asignados por ley como el Fondo Nacional de las Artes, el Instituto del Teatro, el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales. 
-Desde los noventa, para equilibrar la falta de inversión pública en cultura se dio la tendencia de fomentar la participación 
privada en el sector. También se intentó la promulgación legislativa de incentivos fiscales a las personas benefactoras de la 
cultura que aún no se ha aprobado. 
 
Proyectos culturales existentes 
Programas y acciones como: La Cultura Argentina Hoy que es un ciclo de debates de expertos sobre temas como el teatro, el 
cine, la TV, la radio, etc.; Temas Argentinos un ciclo de análisis críticos sobre la vida cotidiana y las costumbres; Argentina 
Punto a Punto un programa conjunto con las áreas provinciales para promover la integración a través de la música, el teatro, 
la danza, etc.; programa Café Cultura que articula las áreas municipales, provinciales y nacionales a fin de promover espacios 
de encuentros y reflexión para promover espacios de encuentro y reflexión; Chocolate Cultura dirigido a promover en niños 
valores comola solidaridad, la diversidad y la identidad mediante el juego y la recreación, Cultura Solidaria articula iniciativas 
con componentes solidarios en beneficio de entidades de bien público mediante la publicación de libros; La Memoria que 
está dirigido a construir la memoria colectiva del país en muestras y actividades con artistas, músicos; Pueblos Originarios 
responde al reconocimiento de los pueblo indígenas mediante actividades teatrales, publicaciones otorgando subsidios para 
proyectos orientados a difundir y rescatar el patrimonio indígena. 
 
Dificultades y desafíos de las políticas culturales nacionales 
Las mayores dificultades de las políticas culturales nacionales residen en factores históricamente arraigados y altamente 
complejos: la existencia de una institucionalidad inadecuada, la falta de precisiones respecto a las jurisdicciones, la falta de 
territorio propio de la SCN, falta de federalismo reflejado en los malentendidos, las ausencias, los conflictos, etc. 
La institucionalidad cultural presenta estructuras e instituciones que perpetúan una noción decimonónica de cultura. La 
apertura a nuevos públicos y expresiones es dificultosa ya que las instituciones continúan siendo templos laicos y excluyentes 
por el peso de la tradición y el mundo de la cultura de elite. 
La descentralización ha devenido en desconcentración y la plena participación de la sociedad sigue siendo un desafío. 
Se destaca el peso de corporaciones y sindicatos que complican y paralizan la gestión de los organismos público. 
El presupuesto nacional para la cultura está por debajo de los estándares recomendados por UNESCO y el 85% del mismo 
cubre salarios y costos de funcionamiento, lo que deja poco margen para gastos operativos. 
La legislación cultural del último compendio iniciado en el 2005 necesita conformar un cuerpo completo, sobre el cual 
realizar tareas de sistematización, análisis y estudios comparativos, armonización, reglamentación de leyes, actualización y 
elaboración de proyectos en áreas específicas. 
El panorama mundial de alta concentración en conglomerados internacionales pone en peligro la diversidad de las 
expresiones culturales de elite y populares, tanto masivas como segmentadas. 
 
 
RUBENS BAYARDO: La maldición del centralismo 
-No basta con ser centro, también hay que ser reconocido en ese lugar. Si Buenos Aires es nuestra gran capital cultural habrá 
que ver qué lugar le asignan las provincias a la cultura. 
-Para la antropología, lo cultural es una dimensión en la que las sociedades elaboran sus procesos simbólicos y materiales, 
más amplia que aquella administrada y administrable por el Estado. Pero, el centralismo cultural tiene que ver con la 
edificación de la Nación en término políticos y de identidad, según principios que buscan producir uniformidad entre los 
habitantes. A la par que se concentra poder y las jerarquías administrativas, se conforman espacios de reconocimiento, de 
legitimación y de transmisión de gusto, de lo normal, lo valioso y lo deseable supuestamente para todos. 
-El centralismo es un problema en la medida en que no establezca canales de visibilidad, reconocimiento, respeto y 
protección de la diversidad cultural. 
 
La trama múltiple 
En Argentina el Estado ha cumplido un papel muy relevante en lo cultural pero la cultura del país no puede pensarse sin 
reconocer los papeles fundamentales que juegan lo privado y el mercado. 
La SCN inició en 2003 un estudio de todo el país que contribuyó a conformar en el 2006 el incipiente Sistema Nacional de 
Información Cultural. 
A la poca información en el área se le suma la resistencia o negativa a facilitar datos tanto del sector público como del 
privado. Aún cuando resulten provisorias las informaciones obtenidas, es necesario apoyarse en ellas. 
-SCN: primera responsable a nivel del Estado Federal. Como organismo nacional carece de un territorio propio. Las acciones 
de la SCN alcanzan a todo el país pero tienen presencia muy fuerte en la Ciudad de BA, donde por el resabio centralista 
residen las infraestructuras y cuerpos artísticos nacionales más importantes. El vínculo Nación-provincias reside ahora en 
programas y acciones que, al ser convenidos entre ambas instancias, reducen la dimensión centralista. 
 
Responsabilidades compartidas: 
-Todas las provincias tienen sus propios responsables en Cultura aunque el nivel y la jerarquía de los mismos varían 
considerablemente. En cinco casos las dependencias remiten directamente al Ejecutivo al más alto nivel: Bs. As, Ciudad de Bs. 
As, Neuquén, Córdoba y Tucumán. En otros la Cultura es repartición de otro ministerio con rango de Secretaría (Chubut, 
Salta, San Luis, Santa Fe y Tierra del Fuego) o con rango de agencia (La Rioja). En otros casos estas áreas se incluyen en 
niveles aún más bajos, con rango de subsecretaría (Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Mendoza, 
Misiones, San Juan, Sta. Cruz, Santiago del Estero) o con rango de agencia (Río Negro) o dirección (Jujuy). En general, esta 
variación tiene que ver con la dimensión de su estructura y dependencias, con la existencia de infraestructura y cuerpos 
artísticos propios. 
-Financiamiento público: proviene de leyes nacionales y provinciales que asignan recursos de las Rentas nacionales a las 
reparticiones, pero también asignaciones de otros recursos a fondos específicos. Ej: a nivel nacional: Fondo Nacional de las 
Artes, de Fomento Cinematográfico, Especial para Bibliotecas Populares, etc. 
Para el 2006 el presupuesto de la SCN implicó el 0.26% del total del presupuesto nacional; cifra muy inferior a la 
recomendada por la UNESCO (1%) 
-Los niveles de estructuras organizativas y presupuestos dan señales claras de lo poco jerarquizado que está el sector cultural 
en relación a otros. En ámbitos públicos como privados preocupa más el centralismo en la producción agroindustrial, la salud 
o la educación que en la cultura. 
 
El centro no se hace solo: 
La constitución de un centro no depende de la mera pretensión centralista es, además una respuesta a las tensiones dentro 
de toda la unidad que con éste se funda. No basta con pretender ser centro, hay que ser reconocido como tal. 
El centralismo criticado a Buenos Aires se parece mucho al que desde el interior provincial se atribuye a sus propias capitales 
 
El problema del mercado 
-¿Es posible seguir escribiendo con mayúsculas Estado en un contexto donde sus competencias y capacidades de 
intervención son muy limitadas, ante regulaciones que son ejercidas por la mano invisible del mercado, desde la cual suelen 
provenir poderosos autoritarismos, sobre los que poco se habla? 
-En el juego de los conglomerados transnacionales de comunicación y entretenimiento rige el sistema de las estrellas, que, 
aunque requiere diversidad cultural para surtirse, impone frenos a la difusión y comercialización de la creación competidora. 
Invertir en pocos productos exitosos con oferta y propaganda amplias, minimiza riesgos e incrementa ventas y ganancias. 
-Centralismo: fenómeno político y económico donde se imbrican el Estado y un mercado que ejerce poderes cuya potencia 
se acrecienta al tratarse de mecanismos menos evidentes, naturalizados y cerrados al debate. Aparecen y se desarrollan 
iniciativas descentralizadoras, pero el mercado tiende al centralismo con una pujanza desproporcionada, poco superable 
desde fuerzas menores. La libertad de mercado que en el mismo movimiento ofrece el acceso a múltiples expresiones 
culturales, disminuye y hasta impide la visión de muchas otras; ocupada en negocios particulares que distan del bien general 
y el pluralismo. 
Surge la necesidad de desarrollar iniciativas que desarticulen el centralismo mediante políticas descentralizadas y pluralistas 
que permitan dar a conocer y reconocerse a individuos y sociedades con diversos hábitos culturales. Se tratará de establecer 
regulaciones y controlesatentos al mercado, que por el momento parece sólo inquietarse por los costos y beneficios 
económicos, sin considerar los sociales y culturales. 
 
SAÚL SOSNOVSKI: Apuestas culturales al desarrollo integral de América Latina 
Si se acepta que el desarrollo no es sólo medible en términos de crecimiento económico, la fragmentación individual y social 
registrada en AL exige un análisis más amplio que reconozca las funciones de la cultura. 
Mediante diversas estrategias se trata de capitalizar la capacidad creativa de la población así como la fuerza inventiva que 
engendra calidades de ser inesperadas. Esta calidad de ser, instalada en una percepción solidaria del mundo, generará 
resultados que se anticipan tras la aún incalculable ecuación de cultura-desarrollo. 
Cultura: es la dimensión que se comparte: apunta a la sociabilidad, a reconocerse en valores y aspiraciones, a un sistema de 
creencias y saberes y a gustos que saborean otros miembros de la comunidad. Esta sociabilidad implica no sólo el 
reconocimiento de quien es similar sino que impone la tolerancia y el derecho de los otros a ser diferentes. 
-El desfase entre la euforia neoliberal, la reducción del estado a favor del régimen de privatizaciones y los acotados 
beneficios para la mayoría de la población, contribuyó a que hoy sea un lugar común decir que el desarrollo no debe 
permanecer circunscripto a la esfera propiamente económica. 
Se estima obligatorio considerar las relaciones de cultura y desarrollo en función del futuro democrático de la región y la 
legitimidad de la democracia. 
Como evidencia de este cambio de actitud el autor señala las carpetas de la conferencia copatrocinada por el Banco Mundial 
y la UNESCO sobre Culture ID Sustainable Development donde el presidente el banco mundial hace declaraciones indicando 
la necesidad de promoción de la cultura en todas sus formas. Solidaridad, autoestima, integración, son componentes de una 
ecuación que trata de llevar a la cultura de los márgenes hacia el centro de toda decisión financiera. 
-La diversidad cultural está dejando de ser considerada como un obstáculo para adquirir un valor como factor decisivo en la 
constitución de todo proyecto socio-económico. 
-Hay que tener presente que “desarrollo” es en sí un concepto cultural que exige el abandono de su perfil monolítico, el 
ejercicio de fórmulas hechas para solucionar carencias básicas. Una cultura diferenciada no es lo que debe ser superado en 
aras de la imposición de normas económicas, sino la dimensión que condiciona y define la adopción de pautas para impulsar 
mecanismos de desarrollo social. 
-Las dificultades en la formulación de una política cultural estriban en que no se debe diseñar una estrategia dirigista cuando 
sus receptores distan de ser homogéneos y cuando estos no son pasivos sino participantes activos en la implementación de 
toda política. 
-Las estrategias que tienen mejores posibilidades de éxito son justamente las pensadas en función de la heterogeneidad 
americana, las que recuperan la diversidad, las que hablan de cultura y democracia. 
-En cuanto al Estado, aun teniendo en cuenta la restricción de sus funciones, sigue siendo de su competencia proteger la 
diversidad étnica y las culturas regionales, así como generar incentivos para mayor participación en la vida nacional y 
regional, sin por ello tener que renunciar a la diferenciación de identidades. Le corresponde asumir su responsabilidad en el 
área de las industrias culturales normativizando el espacio audiovisual con alternativas a su comercialización, aportar 
opciones creativas y competitivas sin interferir en el mercado. 
-al ser la cultura una mediadora simbólica que ordena y disciplina el cuerpo social y al constituir un instrumento de cohesión, 
la reflexión en torno a sus funciones en la red de interacciones sociales debe ser el punto de partida de todo análisis que 
pretenda obtener de ella un uso político o económico. 
-Cultura: no debe ser entendida como restringida al conjunto de bienes conocidos como de alta cultura ni como un área de 
interés privilegiada para selectas minorías sino como elemento de formación social, como herramienta para el aprendizaje de 
nuevos hábitos sociales que incluyen valores de participación y solidaridad 
-Al pensar en qué propuestas se podrían realizar para cambiar las condiciones actuales y para situar la cultura en el centro de 
la problemática del desarrollo es necesario prestar atención a las observaciones hechas por estudiosos de la cultura en 
relación al fracaso de las políticas en materia cultural: 
 -Es imprescindible revisar las necesidades y prioridades de la gente para evitar nuevos fracasos antes de tomar 
cualquier iniciativa. Un estudio de los modos de recepción y comportamientos culturales es indispensable para evitar 
suponer intereses que el público no posee. 
 -proponer una nueva versión de las funciones de la cultura en la que no falten los componentes prácticos y lúdicos. 
 
-Es necesario además tener en cuenta que en AL coexisten modos de vida y estadios de desarrollo muy distintos y que éstos 
requieren de tratamientos y propuestas idóneas. Una respuesta ajustada deberá atender, al menos, a las dos realidades más 
importantes de la organización social en términos geográficos y culturales: el mundo urbano y el rural. 
-Otra cuestión a tener en cuenta es la exclusión generada por el espacio audiovisual y cibernético entre quienes poseen 
acceso a Internet, entre quienes prefieren recluirse al aparato de TV, etc. 
-Crear hábitos sociales duraderos es uno de los desafíos a los que se enfrentan las políticas culturales actuales. 
 
En la medida en que toda política de desarrollo considera las necesidades de la población, es necesario que incorpore las 
políticas culturales en ese mismo sentido. El desarrollo económico debe estimular la acción colectiva, la creación popular, 
impulsar a los sujetos a producir arte y la cultura que requieren para resolver sus propios problemas y afirmar su identidad. 
 
Como no hay pueblo homogéneo y tampoco cultura homogénea no podrá haber una sola política cultural para un país. La 
variedad de oferta cultural indica la necesidad de que existan variantes homólogas en el diseño de políticas culturales. Eso, a 
su vez exige la necesidad de una reforma democrática del sector cultural e implica promover legislaciones de incentivos a la 
cultura que democraticen desde ese polo el espacio público. 
 
 
SUSANA VELLEGGIA Entre la alta costura y los mamíferos inferiores 
-Propuestas acerca de políticas culturales atentas al rol de las industrias culturales y a la massmediatización, políticas 
culturales al servicio de la construcción de sentidos y proyectos comunes, al servicio de la integración social, entendiendo 
que el empobrecimiento y el hambre están lejos de constituir un problema meramente material. 
 
-Se circunscribe el término cultura a la producción artística e intelectual y el patrimonio, con énfasis en bienes tangibles 
monumentales que representan los poderes hegemónicos del pasado. El legado de las culturas populares, que da cuenta de 
las luchas y la memoria de los sectores que lo construyeron no es incluido en el campo de la cultura. Primero, porque los 
materiales con los que están hechas sus obras tangibles son perecederos y, además porque su mayor riqueza se encuentra 
dispersa en los bienes intangibles: mitos, leyendas, tradición oral. 
-No obstante, del patrimonio intangible de las culturas populares se han nutrido a lo largo de la historia, tanto la cultura 
erudita como la a cultura de masas. 
-El reduccionismo conceptual engendra una gestión que oscila entre las funciones de administración edilicia (hacer q los 
museos y teatros funcionen), las conservacionistas (preservar el patrimonio, acotado a los bienes materiales monumentales), 
el mecenazgo público de las artes y los artistas y las juglarescas de cara al pueblo (sesupone que hay que llevarle la cultura al 
pueblo ya que carecería de ella y de la facultad de producirla). Esta función asume la forma del espectáculo popular desde 
que la ambición de educar al soberano fue sustituida por la más módica del entretenimiento. 
 
-A nadie se le ocurre poner en duda que la cultura la producen los pueblos, ni concebir al desarrollo como proceso 
exclusivamente económico, despojado de la dimensión simbólica 
-Algunos representantes de la ciencia económica, al interrogarse sobre los fracasos de los planes económicos para AL, vienen 
a descubrir que el desarrollo económico conlleva una dimensión simbólica cultural. 
-Esto ya había sido anticipado por Weber, quien planteó cómo el ethos predominante en una sociedad lejos de ser 
subproducto de los modos de producción imperantes en ella incide en la modelación de los mismos. El ethos, que remite a 
los valores morales, ideas, imaginarios y códigos que orientan las prácticas humanas y las relaciones, alude a una concepción 
integral de la cultura que está ahora en plena vigencia. 
-Estamos ante un campo de gran complejidad que, si bien contiene las artes, la literatura, el pensamiento, la ciencia, el 
espectáculo y las industrias culturales, va mucho más allá. 
-El ethos social ha merecido hasta el momento nula atención por parte de la acción cultural pública. 
-La construcción de sentido, como rasgo inherente de la condición humana, está sometida a la dinámica de la circulación de 
los bienes culturales y a la vez articulada a las distintas esferas de la vida social. La omnipresencia de lo simbólico en ésta se 
acrecienta al ritmo de la convergencia tecnológica, empresarial y se mercados que signa el proceso de la globalización. 
 
-Es sabido que la creatividad no es privativa del arte y los artistas, sino que constituye un recurso social aplicable a la 
resolución de infinidad de problemas. Acrecentarla y orientarla constituye una prioridad insoslayable de las políticas 
culturales en la Argentina. 
-Circunscribir la superación de la pobreza y la inequidad social a una cuestión material da cuenta de los estragos causado por 
el pensamiento único. Si bien las políticas económicas que apunten a una distribución equitativa de la riqueza material 
constituyen una condición necesaria, son insuficientes para lograr la inclusión social de los desposeídos. 
 
La misión de las políticas y la gestión cultural públicas es impulsar el desarrollo cultural de la sociedad 
Lo necesario es reconstruir la legitimidad del campo de la cultura que significa que la cultura ha de ser experimentada por la 
sociedad como una de sus aspiraciones más genuinas y el capital simbólico vinculado a la capacidad de dar respuesta a sus 
necesidades 
Si la cultura es, en primer lugar, construcción de sentido y el desarrollo cultural implica la presencia de sentidos que 
dignifican la condición humana, mejoran la convivencia social, proporcionan marcos identitarios para el reconocimiento 
colectivo, aportan a la producción de sujetos autónomos, críticos y creativos, así como prácticas que enriquecen la trama 
social e incrementan el capital social, la institucionalidad cultural en su calidad de servicio público es la llamada a impulsar el 
ethos social compatible con estos objetivos. 
El fin último de la gestión cultural no es conservar el patrimonio, aumentar la producción de las industrias culturales o 
programar salas de exposiciones, sino que estas actividades son instrumentos para llevar a cabo su misión. 
 
No se conoce ningún país “serio” del mundo que no haya hecho de su desarrollo cultural una política de estado prioritaria. 
Máxime en la actualidad, cuando la principal batalla por la autonomía de las naciones tiene lugar en el campo del poder 
simbólico. 
 
Mientras que una mayor riqueza cultural implica la existencia de prácticas humanas más ricas, el empobrecimiento cultural 
significa un empobrecimiento de las mismas. Este se visualiza en el descenso de la calidad de la convivencia, el deterioro de 
las instituciones que la regulan y en la impotencia frente a la pobreza y la expropiación material, siempre antecedida y 
acompañada de la simbólica. 
 
TULIO HERNANDEZ La investigación y la gestión cultural de las ciudades 
En una reunión de autoridades culturales de diversos gobiernos de ciudades latinoamericanas y españolas se incluyó una 
mesa para debatir exclusivamente sobre las relaciones entre investigación social y gestión cultural. Esta inclusión parece dar 
cuenta de cambios sustanciales en las preocupaciones y los hábitos de gestión cultural que sin duda están ocurriendo tanto 
en España como en AL 
 
Entre lo tangible y lo intangible 
-No se puede intervenir sobre un determinado campo si no se dispone de un conocimiento de sus características, para poder 
decidir con propiedad dónde se colocan las acciones correctivas y dónde se refuerzan tendencias, servicios o prácticas. En el 
caso de las políticas públicas en cultura esta condición no siempre se cumple. La reciente incorporación del área como campo 
específico de la gestión pública, el hecho de que lo cultural no sea un aparato (como lo son lo educativo, lo mediático) y el 
hecho de que no haya generado sistemas confiables de seguimiento estadístico de sus realidades, son factores que hacen 
creer que la gestión de cultura no requiere los mismos insumos de realidad que otras esferas. 
-Es cierto que cada vez más se desarrollan instrumentos formales para medir grados de desarrollo y que con mayor 
frecuencia se hace énfasis en los aspectos tangibles y el aporte concreto de la cultura. Aún así mucho subestiman en la 
gestión cultural los instrumentos propiamente gerenciales, de desarrollo organizacional o de investigación empírica. 
-La preocupación por los aspectos tangibles de la gestión cultural no debe significar abandonar su naturaleza simbólica 
porque es en esa naturaleza intangible donde se encuentra su máximo valor. La cultura funciona como cemento ideológico 
pero también como la enzima que cohesiona y da consistencia a la sociedad y además moviliza generando innovaciones y 
rupturas; por esta razón lo cultural tiende a diluirse en la trama social. 
 
Modos de conocer, modos de decidir 
-Sistema cultural: es la cultura real y concreta de una sociedad (no se reduce a las intervenciones del E o instituciones) y se 
conforma a la manera de un ecosistema en donde se entrecruzan, conviven y se recrean productos, mensajes y prácticas 
culturales diversas. 
-Políticas culturales: son intervenciones, concientes, intencionadas, formales, racionales y estratégicas realizadas desde el 
Estado o desde la iniciativa privada para tratar de incidir sobre un determinado sistema cultural, apuntando a corregir sus 
fallas, compensar sus carencias o reforzar sus potencialidades. 
-No siempre resulta fácil decidir cuáles componentes de un sistema cultural deben ser prioritarios en la atención pública y 
cuales pueden dejarse a su libre discurrir. Tampoco es obvio que sólo conociendo a fondo la cultura de un colectivo se pueda 
saber qué es lo que necesitan, cuáles son sus carencias y amenazas a sus equilibrios culturales 
-El mecanismo más democrático y a la vez efectivo es el de diseñar políticas culturales a través de un diálogo con sus 
destinatarios, una investigación de la realidad y la adecuación a, por una parte, una visión compartida de futuro del país, la 
región, el municipio o la localidad y, por la otra, al sentido de continuidad de las mejores experiencias institucionales en el 
contexto de una tradición y una situación específica. La investigación, la consulta permanente, el pensamiento y el 
conocimiento del sistema cultural son instrumentos indispensables para lograrlo. 
 
Los retos de una política cultural urbana y municipal 
-No siempre las políticas culturales de los gobiernos locales se basan en un conocimiento real, a veces ni siquiera 
aproximado, del sistema culturalni en una aplicación práctica de los avances del pensamiento político y cultural. 
-La situación de los gobiernos locales o de las ciudades es compleja porque la gestión cultural municipal o local exige 
establecer una cierta diferenciación de competencias y áreas de intervención con las responsabilidades del gobierno central 
(Ministerio de Cultura, Consejo Nacional, etc.) y con las instituciones nacionales especializadas. Además, pensar 
culturalmente una ciudad exige mezclar la visión de conjunto, nacional y global con las percepciones de la ciudad como 
proyecto autónomo, como espacio de administración y como confederación de espacios micro. 
-Para diseñar políticas culturales urbanas es necesario investigar, conocer sobre: 
 -Las dimensiones del desafió: características de los municipios, las parroquias, los barrios, los servicios públicos 
 -La realidad institucional y de mercado: infraestructura cultural y servicios existentes, concentración, oferta cultural 
 dominante 
 -Los sistemas de representación: relaciones perceptivas e imágenes compartidas del ciudadano sobre la ciudad y las 
 visiones de necesidades de conjunto 
 -Los subsistemas: micromundos, tribus 
 -Las conexiones operativas entre los Planes Culturales nacionales y los locales y, entre la vocación que la ciudad 
 definió y sus condiciones o posibilidades culturales dentro del Plan Cultural 
 
-Lo cultural en las ciudades contemporáneas requiere: 
• Vocación económica: comprensión entre las políticas culturales y el marketing de la ciudad 
• Vocación democrática: comprensión entre políticas culturales y equidad 
• Vocación lúdica y del entretenimiento: comprensión entre políticas cult y servicios, oferta artística y del espectáculo 
• Vocación civilizatoria: comprensión entre políticas culturales y las anomalías sociales, el racismo, la violencia, etc. 
• Vocación ciudadana: comprensión entre políticas culturales, la ciudad y la organización local 
 
Investigación y políticas culturales de las ciudades: experiencias y tendencias 
• Conocimientos básicos de infraestructura, equipamiento y consumo cultural desde el punto de vista de la ciudad y 
sus ofertas locales: se trata de investigaciones que ayudan a definir aspectos cuantitativos, operativos y de 
infraestructura que pueden mostrar una radiografía, una cartografía o un atlas que muestre la realidad instrumental 
del espacio geopolítico sobre el que se quiere actuar. Esto es lo que se hizo en los 80 en Cataluña con el Atlas 
Cultural de Barcelona en el que se mostraba incluso gráficamente la infraestructura y los servicios culturales de la 
ciudad, sus características y posibilidades de uso. 
• Estudios comparativos o específicos de experiencias concretas de gestión cultural de ciudades: se trata de estudios 
donde el tema no es la ciudad ni su sistema cultural, sino la evaluación de las políticas culturales locales, sus 
estrategias, principios y metas. Es el caso de un estudio Las políticas culturales en 7 ciudades de Europa de 
INTERARTS (observatorio cultural catalán), realizado entre 1999-2001 que tuvo como objetivo comprar las políticas 
culturales de diversas ciudades en el marco de sus políticas urbanas. Los puntos de comparación fueron las 
competencias culturales prioritarias de cada ciudad, las políticas culturales definidas y la manera de ponerlas en 
escena, las relaciones entre educación y cultura, entre otras. Primero se obtuvieron como resultados, cuadros 
comparativos y datos estadísticos y, luego, se realizó un análisis cualitativo que logró reconstruir los perfiles 
individuales de las políticas culturales desarrolladas en cada una de ellas. 
• Estudios de representaciones simbólicas e imaginaros urbanos como manera de acercarse a los modos como el 
ciudadano percibe y usa la ciudad: son enfoques que apuntan a identificar la manera como cada ciudadano se 
representa, hace uso o visualiza y valora su ciudad. Se utilizan instrumentos del psicoanálisis, la etnografía. Un 
ejemplo es el trabajo de investigación coordinado por Armando Silva Téllez llamado Culturas Urbanas en AL y 
España donde se buscan ubicar los grandes imaginarios urbanos de cada ciudad (13 ciudades a ambos lados del 
Atlántico) y de organizar lo que podría ser una primer enciclopedia multimedia de las culturas urbanas de la región. 
Ya no se busca identificar a la ciudad a través de hechos facticos, verificables sino de indagar cómo los ciudadanos 
elaboran de manera colectiva ciertas maneras de entender la cuidad subjetiva, la ciudad imaginada 
• Estudios de la dinámica cultural interna de los grupos e instituciones que operan la vida cultural de la ciudad: ya no 
se trata de evaluaciones de las políticas sino de maneras de identificar lógicas de funcionamiento de organizaciones 
independientes u oficiales que son las responsables de la prestación de servicios culturales. Un ejemplo lo 
constituye el trabajo de investigación de Sandra Rapten, Pasión por la cultura que es una investigación sobre la 
gestión, el financiamiento y la problemática de las organizaciones culturales de Montevideo en el que estudia las 
formas de financiamiento de los grupos culturales de la ciudad identificando, entre otras cosas, las constantes, 
carencias y reglas esenciales de la relación entre el financiamiento público, subvención estatal y otras formas de 
autofinanciamiento. 
• Las prácticas de investigación para la participación académicamente no convencionales: en Caracas entre 1993-
1996, a través de FUNDARTE se realizaron prácticas de capacitación de emergencia de activistas de diversas 
comunidades de la ciudad para que pudieran realizar catastros de infraestructuras y servicios locales, inventarios de 
festividades y grupos y diagnósticos de tradiciones, necesidades y expectativas, que funcionarían como insumo de lo 
que se conoció como el Programa de parroquialización cultural. Basado en la investigación de campo, la Junta 
Directiva de FUNDARTE (institución encargada de la política cultural del Municipio Libertador) asignaba un volumen 
determinado de recursos para el desarrollo de programas locales. 
 
A modo de conclusión. Hacia un integración entre visiones estratégicas, investigación empírica, pensamiento cultural y 
proyecto democrático 
-La relación entre investigación social y diseño y aplicación de políticas culturales no es una panacea. Puede operar como un 
antídoto a ciertas tentaciones como el elitismo, el populismo, el clientelismo. Puede usarse como un instrumento que 
contribuya a liberar la gestión del pragmatismo y la simplificación o la urgencia política. Y puede ser de máxima utilidad para 
saber la diferencia entre el tamaño de las necesidades y la restricción de los recursos disponibles. Pero no debe convertirse 
en un criterio único, digamos que tecnocrático, de diseño y ejecución de apolíticas 
-Lo importante es la posibilidad de que desde las unidades responsables del área cultural se asegure una práctica a la vez 
promotora y vigilante de la importancia decisiva del carácter cultural de la ciudad y el municipio y, la necesidad de 
conocimiento riguroso de ese componente. 
-Lo más cultural de las ciudades deriva, no de un grupo de teatro o de una editorial, sino del uso mismo de la ciudad, de la 
apropiación colectiva del espacio público, del autorreconocimiento y el reconocimiento mutuo entre ciudadanos, memoria 
colectiva, etc. 
-En las megalópolis y las grandes ciudades latinoamericanas, la preocupación por la cultura urbana, la necesidad de generar 
pensamiento propio sobre nuestras ciudades, e imaginar futuros realizables sobre su destino es una prioridad. 
 
PAUL TOLILA Estadísticas, economía e indicadores culturales 
-La creación del Ministerio de Cultura el Francia suele ser descripta como fruto de una tradición específicamente francesa de 
intervención del Estado en los ámbitos culturales. 
-Una política pública significa muchas cosas. En primer lugar, que el E reconozcala importancia de los ámbitos culturales, de 
las artes y la relación estética en el mundo. Después, que estime que los fenómenos culturales pueden depender de las 
únicas relaciones de fuerza en la obra dentro de la sociedad. Y, por último, que una parte de su presupuesto sea afectada en 
el mantenimiento y desarrollo de las actividades culturales y que del uso de este dinero y los resultados de su política deba 
rendir cuentas a los ciudadanos. 
-Para dirigir, establecer, hacer evolucionar y tomar en cuenta una política de la cultura en Francia, el E y el Ministerio 
sintieron de manera temprana la necesidad de datos evaluados que permitieran proceder con un mínimo de puntos de 
referencia y pensar en el establecimiento de prioridades. Para lograrlo se creo el Departamento de los estudios y la 
prospectiva DEP. Su labor es la d e recolectar, tratar, estructurar y retransmitir los datos socioeconómicos que interesan a la 
cultura en Francia. Y su misión es la de servir como punto de apoyo a las políticas públicas, difundir sus informaciones y 
promover todas las investigaciones necesarias 
-Surgió así en Francia un gran movimiento de conocimientos cualitativos y cuantitativos, estadísticos también. 
-Se impulsó naturalmente un vigoroso desarrollo de las ciencias sociales alrededor de los fenómenos culturales observables y 
de vastos debates en todos los sectores de la sociedad 
-Siempre se ha reconocido que las cifras resultantes de los estudios y las encuestas son el aspecto cuantificable de los 
fenómenos simples, perfectamente definidos con respecto a las necesidades políticas públicas (prácticas culturales, 
financiamientos, empleo cultural, relaciones precio-frecuentaciones) las cifras no pretenden rendir cuenta de la cultura. 
-las políticas culturales se han fijado objetivos modestos y sin embargo muy ambiciosos. Entre ellos, favorecer la creación, 
preservar el patrimonio, desarrollas las industrias culturales, democratizar el acceso, promover la diversidad. 
-Las políticas participan a su manera con mantener y acrecentar las capacidades creadoras de la sociedad, con permitir a un 
gran número de entrar en la dimensión del placer estético, de comprender mejor las dimensiones de los otros. 
 
Estadísticas culturales y cultura de cifra 
- El DEP se estructuró en 4 polos para responder al conjunto de sus misiones: 
• Estudios e investigación: se llevan a cabo todos los trabajos en socio economía de la cultura 
• Estadísticas: impulsa trabajos de este tipo, construye series grandes y las administra conforme a bases de datos 
• Publicaciones: a cargo de la puesta en forma difusible de los trabajos del departamento 
• Documentación: constituye una de las más ricas bibliotecas del Ministerio de la Cultura y la Comunicación. 
-La colaboración entre los cuatros polos es constante. 
-Las competencias que el departamento ha adquirido y su capitalización sirven antes que nada a cada nuevo proyecto que 
lance pero se difunde igualmente a través de conferencias, actividades de especialización y de participación a los grupos de 
trabajo en Francia y Europa 
-Centro de estudios, centro de investigación, el DEP es todo esto por y más allá del Ministerio 
-Para llevar adelante sus actividades el DEP estructuró sus actividades en grandes programas de trabajo. Ej. “economía de la 
cultura”, “prácticos y públicos”, “ambiente internacional”. 
-Esta organización le permite administrar a la vez grandes encuestas recurrentes y trabajos más puntuales pero 
temáticamente integrados. Dispone así de una encuesta decenal sobre las prácticas culturales, cuyas cifras evoluciones 
pueden ser seguidas por cuarenta años. Dispone además de una encuesta trienal acerca de financiamientos públicos de la 
cultura y de otras sobre los gastos y los tipos de consumos culturales. Publica cada año un volumen de cifras claves de las 
estadísticas culturales que cubren todos los ámbitos hoy conocidos. 
Las cifras hablan, no solo por sí mismas, sino al interior de series largas y a partir de criterios de interpretación claramente 
explícitos. 
Es sobre la base de los saber-hacer capitalizados de este núcleo duro de conocimiento cualitativos y cuantitativos donde 
hipótesis y cifras circulan libremente y se fecundan, que el DEP puede abrir nuevos horizontes de estudio. 
 
Un ejemplo de cooperación. Las estadísticas culturales europeas 
-El DEP organizó una reunión de expertos en el cuadro de la presidencia francesa de la Unión Europea en 1995 
-Dos años más tarde se creó un grupo piloto, LEG, con el apoyo de Eurostat, y se encargó de un programa de tres años. El 
objetivo general fue el de describir y elaborar las condiciones de un sistema de estadísticas culturales armonizadas y 
comparables a nivel europeo. 
-Esto implicó la evaluación de los datos existentes y la elaboración de una serie de indicadores claves que permitiera describir 
la diversidad de las culturas en Europa. 
-En noviembre de 1999 el LEG entrego su informe a Erostat levantando el acta de un balance ampliamente positivo. 
Evidentemente, todos los problemas no estaban tan lejos de ser resueltos teniendo en cuanta la heterogeneidad de las 
fuentes nacionales existentes. Pero, más allá de la interrupción de los trabajos del grupo piloto, una dinámica de diálogo y 
comprensión que todos los participantes decidieron prolongar fue puesta en marcha. 
-En conjunto de trabajos del LEG fue juzgado tan fructífero por las instancias europeas que se decidió por unanimidad crear 
un grupo de trabajo sobre las estadísticas culturales al nivel de Eurostat. Estos nuevos trabajos debutaron en 2000 
 
Indicadores culturales: las herramientas difíciles pero indispensables en la cooperación 
Indicadores culturales: doble naturaleza: 
• Es un signo que remite a un ámbito preciso, a la observación de ese ámbito y a los diferentes agregados que le 
componen como indicador. 
• Es una herramienta de diálogo entre aquellos que fabrican el indicador y los responsables a cargo de administrar las 
herramientas públicas. El indicador mejor construido será absolutamente inútil si no es integrado en un diálogo con 
los responsables, en particular con los que tienen el poder financiero de dar o retirar de la cultura los medios que 
necesitas. 
 -Dos tipos de indicadores resultan indispensables para que el desarrollo cultural pueda mantener o incrementar sus 
 recursos: el primero concierne a la eficacia del gasto público en la cultura que puede dar lugar también a indicadores 
 económicos e indicadores sociológicos o aún indicadores mixtos. 
 -Económicos: impacto de la inversión patrimonial sobre el turismo, ayudas a la creación y nro de 
 producciones, devolución de impuestos a partir del consumo cultural sobre el presupuesto del E, etc. 
 -Mixtos y sociológicos: relación entre la fijación de tarifas culturales y frecuentación, relación entre el nro 
 de bibliotecas y la evolución de las practicas de lectura 
 
 -El segundo tipo de indicadores concierne al sector cultural concebido como un verdadero sector económico en sí 
 mismo: indicador global de la asistencia pública cultural y parte de las diferentes colectividades, parte del empleo 
 cultural sobre el conjunto de la población activa, parte del consumo cultural frente a otros consumos 
 
La mayor parte de los indicadores son las relaciones entre al menos dos términos 
Es necesaria una política pública de la cultura que facilite los medios humanos y financieros que permitan elaborar los 
indicadores culturales indispensables en el diálogo con los otros responsables 
Todos los problemas se redoblan cuando se coloca la problemática de los indicadores culturales en el plano internacional. La 
función de diálogo y de coordinación de los indicadores encuentra aquí su punto de aplicación, el más agudo y difícil. 
 
Conclusión 
La experiencia francesa demuestra que la cultura y las cifras están lejos de ser los terribles enemigos que nosotrosdescribimos frecuentemente. No existen entre ellos oposiciones esenciales. 
La cultura y las cifras pueden ser extraordinarios terrenos de diálogo si nos tomamos el tiempo y trabajo para construirlos y 
comprendemos de una mejor manera la cultura y sus posturas.

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