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Teoría Clásica de la Administración La teoría clásica de la administración fue desarrollada por Henri Fayol a principios del siglo XX y se basa en principios generales de administración que se aplican a cualquier tipo de organización. Fayol identificó cinco funciones principales de la administración: planificación, organización, dirección, coordinación y control. Según la teoría clásica, la administración debe ser una disciplina separada de la técnica y debe basarse en principios generales que puedan aplicarse en cualquier situación. Fayol identificó catorce principios de administración, que incluyen la división del trabajo, la autoridad y la responsabilidad, la disciplina, la unidad de mando, la subordinación de los intereses individuales a los intereses generales y la remuneración justa. Uno de los conceptos clave de la teoría clásica es la idea de la estructura organizativa, que se refiere a la forma en que se dividen, organizan y coordinan las actividades de una organización. Fayol identificó seis elementos de la estructura organizativa: la especialización, la autoridad, la responsabilidad, la unidad de mando, la amplitud de control y la centralización. La teoría clásica de la administración ha sido criticada por su enfoque en la estructura y la jerarquía organizativa en detrimento de las personas que trabajan en la organización. Se ha argumentado que la teoría clásica tiende a tratar a los empleados como simples recursos que deben ser controlados y coordinados en lugar de como seres humanos con necesidades y motivaciones propias. A pesar de sus críticas, la teoría clásica de la administración ha tenido una influencia duradera en la teoría y práctica de la administración. Muchos de sus principios y conceptos, como la división del trabajo, la autoridad y la responsabilidad, siguen siendo relevantes en la actualidad y han sido adoptados por muchas organizaciones para mejorar su eficiencia y efectividad.
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