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INTRODUCCION 
 
Del CEREBRO HUMANO procede todo sentimiento, pensamiento, emoción, 
recuerdo, deseo, lenguaje o capacidad de aprender, de razonar y de 
investigar . Desde este órgano se gesta la creatividad y la imaginación, él y 
los órganos sensor iales son el puente ent re el mundo f ísico de los objetos y el 
mundo de la Ideas o Representaciones del hombre; que a t ravés del 
conocimiento de los fenómenos logra entender las leyes que gobiernan en la 
Natur aleza y en la Sociedad. Y es así, que con la ayuda de la ciencia y la 
tecnología el hombre, puede t ransformar los recursos que se encuent ran en el 
medio ambiente en benef icio de la Humanidad.1 
 
 El ser humano debe ser visto y estudiado como una total idad, como un todo. 
Ya que el ser humano no es un accidente cósmico, sino una fase culminante 
de todo el orden natural, con la función pecu liar e importante que real izar. 
Sólo él puede i luminar a la naturaleza con la luz del entendimiento y d ir igir 
conscientemente su vida y sus act ividades dent ro de una armonía voluntar ia 
con este orden, pues solamente él, de todos los seres visibles, posee la 
facu ltad de comprensión racional, por débi l y f rági l que sea, de esa armonía 
cósmica2. 
Visión antropológica de Sócrates. 
 
 
 ANTECEDENTES HISTORICOS 
 
Al analizar los orígenes históricos de una gran diversidad de discipl inas 
cient íf icas, técnicas, sociales y art íst icas, se establece que éstas tuvieron una 
práct ica rudimentaria desde que apareció el hombre sobre la Tierra. 
 
 
Lo m ismo sucede con el origen de la CIENCIA, puesto que se af irm a que los 
Actos del pensar son universales y tan ant iguos como el hombre; y que 
debido a sus l im itaciones f ísicas, los hombres prehistór icos tuvieron la 
necesidad de agr uparse y cooperar entre sí para poder alcanzar, de 
manera conj unta, determinados objetivos con mayor eficiencia y 
economía de acción y recursos. 
 
 
 
1 Ruiz Ramón. Ingeniero Civil y Doctorante en Educación, Mexico 2006. 
2 
Pág. 138. Rodríguez P. Patiño. Curso de Filosofía. Ed. Addison Wesley Longman, Mexico 1998. 
clopez3@gmail.com
Texto tecleado
Historia y evolución del pensamiento científico
Las act ividades del hombre prehistór ico tenían como primordial objetivo el 
satisfacer sus necesidades relacionadas con la Supervivencia en un medio 
de peligros, tensiones, incomodidades, et c. Mient ras un hombre se dedicaba a 
lograr sus f ines por sí m ismo, real izaba Actos de pensamiento intuitivo; 
cuando actuaba en conjunto, dent ro del grupo se daban aspectos 
rudimentarios de pensamientos intuitivos en conjunto, apoyamos en la 
experiencia de act ividades anteriores. 
 
 
La caza de animales para aprovechar su carne como al im ento y la piel como 
vest ido, fue de las act ividades principales que durante mucho t iempo 
realizaron los hombres prehistór icos y que sirve como indicio innegable de 
una forma de Or ganización Primitiva y de la transmisión experiencias en 
los gr upos. Realizar tal act ividad en grupo requería un Plan de Acción para 
logar el objet ivo con mayor faci l idad y menores riesgos para la seguridad de 
los individuos, puesto que cazar animales salvajes era una peligrosa 
aventura. 
 
 
En principio el Plan de Acción consist ía en asustar a los animales 
arrojándoles piedras, em it iendo gri tos, etc., para di r igir los hacia un 
precipicio o t rampas previamente const ruidas para la consecución del 
objet ivo. 
 
 
Los métodos fueron evolucionando en la medida en que ut i l izaban su 
Inteligencia para inventar armas (mazo, lanza, y posteriormente el arco y la 
f lecha), como instrumentos para mejorar las formas de realizar sus 
act ividades de caza, estaban sustentados en la observación y la necesidades 
de su entorno; pero esto se logró gracias a la experiencia y al razonamiento 
humano. 
 
 
Todo lo anterior requería de la Cooperación Humana , donde podemos 
ident if icar un objetivo común de gr upo, una división rudimentar ia del 
trabajo, y por deducción lógica, a ciertas personas que ejercían el l iderazgo 
sobre ot ras.3 
 
 
1.1.- ORIGENES DEL CONOCIMIENTO 
 
 
 
Desde t iempos remotos, el hombre ya se preocupaba por las cuest iones 
fundamentales de la real idad que afectaban de modo especial a su existencia: 
el or igen, la naturaleza, la histor ia y la finalidad de los seres y, entre éstos, 
del hombre mismo. 
 
 
Como respuesta que se esforzaba por dar a esos interrogantes no era de 
orden racional –como lo hará más tarde la f i losof ía-, sino de naturaleza 
mágica y mítico-religiosa , const ruyó un saber anterior a la f i losof ía al cual 
los f i lósofos suelen l lamar “saber prefilosófico”. 
 
El saber prefilosófico comprende, entonces, los planteam ientos más 
profundos y universales del hombre, planteam ientos que mucho después 
(propiamente en el siglo VI a.C.) la f i losof ía retoma y t rata de contestar de 
forma racional y sistemát ica. 
 
 
Como se ha señalado, el saber prefilosófico se preocupa, en consecuencia, 
por conocer y explicar , de forma mágica y m ít ico-rel igiosa, el origen, la 
naturaleza, la historia y la f inal idad de los seres. 
 
 
De forma mágica porque en épocas del saber pref i losóf ico el hombre se sirve 
de la magia para conocer, dominar y explicar la realidad parcial o total de 
los fenómenos que acontecen en la naturaleza. 
 
 
Con el term ino magia –del griego Magike Tecne: el arte de la magia -, se 
designaba originalmente “el arte adivinatorio de los sacerdotes mazdeos” del 
zoroast rismo, en Persia. 
 
 
 
 
 
3 Pág. 23. Jorge Barajas Medina. Curso introductorio a la Administración. Edit. Trillas. Mexico 2000 . 
La magia es de origen oriental y se difundió en Occidente durante el periodo 
grecorromano, perduró de forma más o menos oculta a lo largo de la Edad 
Media para retornar a la luz con el Renacim iento, época en que se le concibió 
como parte de la f i losof ía que “perm ite al hombre obrar la naturaleza y 
dom inarla”. Y fue así, como de esta manera los magos, t r ibu meda o casta 
sacerdotal persa, se dedicaban a la ast ronomía y a la ast rología; por esto, se 
les tenía “como administradores de las fuerzas sobrenaturales”. 
 
 
La magia entonces era y ha seguido siendo un modo de conocim iento y 
dom inio de la real idad total. 
 
 
El mito –del griego m itos: palabra, discurso público, historia-, f iel a su 
sent ido original , significa todo relato referente a un hecho real 
perteneciente a los or ígenes, y repetido en el culto o en la histor ia del 
mundo y del hombre. El hecho se hace presente en las palabras del narrador 
ya que, en ot ras palabras, “el mito es una histor ia de los tiempo pr imitivos, 
tenida por verdadera, que explica y fundamenta los fenómenos del medio 
ambiente, de la histor ia, de la sociedad y de la vida humana”. 
 
 
Ahora bien, el m ito vive y revive su fuerza en la rel igión poli teísta, que en sus 
ceremonias rel igiosas t rae los acontecim ientos pasados al presente en las 
palabras del que narra, del que canta los acontecim ientos pasados como 
explicación de la real idad presente. 
 
 
De esta manera, t ambién el mito y la religión son una forma de 
conocimiento, puesto que nos da a conocer la realidad completa, mundo, 
hombre, histor ia y a la misma divinidad, a quien presentan en la historia de 
ambos, como ocurrió en el caso de Mexico, Mesopotam ia, Egipto y Grecia.4 
 
El m ito, entonces, conoce en su nivel y explica, a su modo, la real idad que 
hace constantem ente presente en las palabras del narrador. 
 
 
 
4 Pág. 13-15. Rodríguez P., Patiño. Curso de Filosofía. Ed. Addison Wesley Longman, Mexico 1998. 
1.2.- El Pensamiento y sus Factores 
 
 
 
¿Qué significa pensar? 
 
Pensar es una act ividad que realizamos de manera natural y espontánea, 
cada instante, cada día, todos los seres humanos de todoel mundo durante 
nuest ra estancia ef ímera y pasajera en este planeta t ier ra. 
 
 
Quizás algunos se pregunten “¿Qué es pensar?”, o bien, “¿Por qué 
pensamos?”, nos parece saberlo perfectamente; pero si estamos obligados a 
responder nos sent imos confundidos, t i tubeantes, y acabamos por confesar 
nuest ra ignorancia. 
 
 
Factores del pensam iento 
 
 
 
 Sujeto pensante. 
 
 Proceso psíquico del pensar. 
 
 Objeto Pensado 
 
 Expresión de lo pensado.5 
 
 
 
1.3.- Los procesos del Pensamiento Humano 
 
 
 
 
El pensamiento se def ine como la derivación mental de elementos mentales 
(pensam iento) a part i r de las percepciones y como la manipulación y la 
combinación de estos pensam ientos. Al pensam iento en general se le 
denom ina algunas veces cognición. A los procesos del pensam iento se les 
l lama, a veces, procesos cognoscitivos, y a los pensam ientos se les l lama 
cogniciones (del lat ín cogito, que signif ica “pienso”; de donde proviene 
también “cogitar”). 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 Pág. 12. Troncoso de Bravo Ernestina. Metodología de la Ciencia I. Edit. Publicaciones cultural, S.A. de c.v., Mexico 1989. 
El térm ino “pensar” abarca actividades mentales ordenadas y desordenadas, y 
describe las cogniciones que t ienen lugar durante el j uicio, la elección, la 
resolución de problemas, la original idad, la creat ividad, la fantasía y los 
sueños. 
 
 
Son los procesos cognoscit ivos los que dist inguen de manera más evidente al 
hombre de los animales; el pensamiento superior dota al hombre de 
ventajas para la supervivencia que t ienen paralelo, pues resolver problemas 
con mucha antelación y salvar abismos (con el pensam iento) mucho antes de 
l legar a el los. El f i lósofo f rancés Blas Pascal l legó a la conclusión de que la 
cognición era el don divino del Creador de que la dignidad eterna del hombre 
se basaba únicamente en su capacidad de pesar. Pascal escribió que: “El 
hombre no es más que una caña que piensa, la caña de naturaleza más 
frágil. Muere de un simple regocijo, de una simple gota de agua. Pero 
aunque el universo conspirara para aplastar lo, el hombre seguir ía siendo 
más noble que lo que lo hace caer, pues sabe que muere y el universo no 
sabe nada de la victor ia que obtiene sobre el hombre”. 
 
 
1.3.1. Los psicólogos se interesan en el pensamiento por varias 
razones: 
 
 
 
 Las reglas del pensam iento “sin errores”, perm ite comprender las 
perturbaciones mot ivacionales y emocionales de la cognición. 
 Los experimentos acerca del pensam iento buscan técnicas para la 
resolución de problemas y, muchas veces, descubren mejores métodos. 
 La lógica esclarece el método cient íf ico. 
 
 Las invest igaciones cont inuas acerca del pensam iento estudian, ese 
proceso cognoscitivo que reconoce tan poco y que fundamenta cada 
progreso importante de las artes y las ciencias. La invest igación t rata 
de descubrir el talento creativo latente. 
 El pensam iento va acompañado por fenómenos neurofisiológicos que 
revelan propiedades preem inentes del sistema nervioso. 
 El pensam iento humano se compara con el “pensam iento” animal, lo 
cual perm ite sacar conclusiones insospechadas acerca del desarrol lo y 
la evolución del hombre y los animales. 
 Las computadoras han simulado al pensam iento. La invest igación del 
pensam iento perm ite hacer diseños f inos de computadoras. 
 El pensam iento es fundamental para la intel igencia, y la invest igación 
del pensam iento favorece el mejoram iento de los tests de intel igencia. 
 El pensam iento y, en especial , la fantasía son el fundamento de los test 
proyectivos que evalúan la personalidad. 
 La desviación cognoscit iva dist ingue a las personalidades patológicas 
de las norm ales. 
 
 
Es este material denom inado histor ia y evolución del pensamiento 
científico se estudia las ideas y los conceptos, la asociación de los elementos 
del pensam iento, la lógica induct iva y deduct iva, el pensam iento product ivo 
(el j uicio, la comparación y la resolución de problem as), el pensam iento 
novedoso (la original idad y la creat ividad), el pensam iento quimérico (la 
fantasía y los sueños), la act ividad neuromuscular y la cort ical que 
acompañan al pensamiento, el desarrol lo de los procesos del pensam iento en 
el individuo, y la cognición aparente de los animales y las máquinas. 
 
 
1.3.2. Elementos y funcionamiento del pensamiento 
 
 
 
A cont inuación se estudiara las ideas simples, como unidades de 
pensam iento. James Mil l escribió que las percepciones que tenemos por 
medio de los sent idos, existen solamente por la presencia del objeto, y 
desaparecen cuando no está presente. Se sabe que forma de nuest ra 
const itución el hecho de que, cuando nuest ras percepciones desaparecen, 
por la ausencia de sus objetos, hay algo que permanece… Designamos a esta 
huella, a esta copia de la sensación, que permanece después de que 
desaparece la percepción (sensopercepción), con el nombre de idea 
(representación mental que genera el cerebro humano, en el individuo). La 
palabra “Idea o representación” no expresa nada más que el hecho simple, 
que es indiscut ible… 
 
 
Así, tenemos dos clases de fenómenos mentales: uno, el que existe cuando el 
objeto del sentido está presente; ot ro, el que existe después de que el objeto 
del sentido ha dejado de estar presente. La primera clase de fenómenos la 
l lamó “Percepciones”; la ot ra “Idea o Representación mental”. 
 
 
En el siglo XIX se presentaron al escrut inio percepciones anter iores. Las Ideas 
pueden designar a las percepciones de cualquier sent ido; incluso las visuales 
(piensen en la nieve blanca con los oj os cerrados), las audit ivas (piensen en el 
t rueno est repitoso m ient ras t ienen puestos unos tapones en los oídos) y las 
gustat ivas (piensen en el arenque salado con la boca vacía). Por esta 
producción mental de ideas, hace t iempo que el lenguaje ha asim ilado la 
palabra ideación y su adjet ivo ideat ivo, que propuso James Mil l . 
 
 
Las ideas pueden ser imágenes mentales (casi copias de las percepciones) o 
símbolos mentales (sust itutos sin imágenes de las percepciones). 
 
 
Las personas poseen facultades claramente diferentes para evocar imágenes 
mentales; algunas pueden conjurar imágenes vividas o símbolos; ot ras, 
imágenes moderadas o símbolos, y ot ras más no pueden conjurar ninguna 
imagen, sino solamente símbolos. 
 
 
Este fue el descubrim iento sorprendente de si r Francis Galton, un 
ant ropólogo ingles del siglo pasado. Galton, en uno de los pr imeros estudios 
estadíst icos psicof ísicos, exam inó las ideas empleadas por los cient íf icos y 
los colegiales. 
 
 
Galton les di j o: “Piensen en la mesa de su desayuno, com o estaba cuando se 
sentaron a el la esta mañana. ¿Es la imagen oscura o bastante clara? ¿Es su 
bri l lantez comparable a la escena real? ¿Están todos los objetos realmente 
def inidos al m ismo t iempo, o hay algún momento en que el lugar más 
claramente def inido sea más reducido que en la escena verdadera? ¿Son muy 
precisos y naturales los colores de la porcelana, las tostadas, el mendrugo de 
pan, la mostaza, la carne, el perej i l o cualquier ot ra cosa que haya estado en 
la mesa? 
 
 
Para descubri r la amplia gama de la imaginación mental, Galton ordenó las 
respuestas de cien adultos varones interrogados, y estas son las citas 
comunes en orden descendente: 
 
 
1. Bri l lante, dist into, nunca borroso. 
 
2. Tan bri l lante como en la escena real. 
 
3. Al pensar en la mesa del desayuno de esta mañana, todos los objetos 
de m i imagen mental son tan bri l lantes como en la escena real . 
4. Con el oj o de m i mente puedo ver la mesa de m i desayuno o una cosa 
igualmente conocida, tan bien en todos sus detal les como l a veo sila 
real idad está ante m í. 
5. Bastante clara y con una i lum inación comparable a la de la escena real, 
especialmente cuando la evoco por primera vez. Dada a volverse tenue 
cuando no se le presta atención especial. 
6. La imagen de la mesa de mi desayuno es bastante clara, bien def inida; 
también la parte donde me siento y sus alrededores están bien 
def inidos. 
7. Puedo evocar cualquier objeto solo o cualquier grupo de objetos, pero 
no toda la mesa a la vez. Generalmente, las cosas están bien def inidas. 
Nuest ra m esa es larga; en m i mente puedo pasear la m irada por la 
mesa; pero no toda la mesa a la vez. 
8. Oscura e indist inta, de cualquier modo, puedo hacer una relación de la 
mesa del desayuno de esta mañana; arenques rebanados, pol los 
asados, tocino, bol los, mermelada de color bastante claro, platos de 
color verde tenue con f lores rosa subido, los vest idos de las 
muchachas, etc. También puedo decir dónde estaban todos los platos y 
dónde se sentaron las personas. 
Galton pasó su vida buscando individuos que tuvieran una imaginación 
ext raordinariamente vívida; uno, por ejemplo, evocaba im ágenes de peines y 
contaba sus dientes. Sin embargo, el tesoro más caro de Galton fue Fl inders 
Pet rie, un arqueólogo cuyos t rabajos técnicos acerca de Egipto siguen siendo 
clásicos; Pet rie hacia cálculos matemát icos rut inarios con una regla de 
cálculo imaginaria, preparaba la regla y leía las respuestas mentalmente. 
 
 
Por lo tanto, podemos decir que, las invest igaciones conf irman que la 
productividad cognoscitiva no depende necesariamente de las imágenes 
mentales; muchas veces em inencias intelectuales usan símbolos 
exclusivamente. 
 
 
Durante más de 60 años, los psicólogos han estudiado a los niños eidét icos 
(del griego eidét icos, que signif ica “relat ivo a las imágenes”), quienes poseen 
imágenes eidét icas persistentes que se presentan inmediatamente después 
de los est ímulos visuales y permanecen mucho más t iempo que las 
posimágenes, posit ivas o negat ivas comunes. Las invest igaciones recientes 
revelan que alrededor del 8% de los niños son eidét icos; este don desaparece 
al iniciarse la adolescencia. 
 
 
Los eidét icos describen con detal le ext raordinario, como se puede notar en 
este ext racto tom ado de un protocolo t ípico: “Veo la mujer con la sombri l la 
en su mano. Hay un t ipo que corre en su coche, su pie derecho está en el 
aire… El hombre de la derecha ha perdido su puro, que ha caído al suelo 
cerca de él…” 
 
 
Ralph Norman Haber y sus colegas informan los hallazgos siguientes en sus 
invest igaciones con niños eidét icos nor teamericanos. 
 
 
 Los niños eidéticos se presentan con igual f recuencia en todas las 
edades ent re los siete y los t rece años (más o m enos). Los eidét icos 
varones y mujeres se presentan con igual f recuencia. 
 La imaginación eidética no está relacionada con la intel igencia. 
 Los eidét icos conservan su capacidad de tener imágenes eidét icas 
durante toda la inf ancia. 
 La atención indebida que se presta durante el escudriñam iento 
perturba a las imágenes eidét icas; por ejemplo, los eidét icos atentos 
que verbal izan el contenido del cuadro est ímulo durante la exposición, 
no pueden formar imágenes eidét icas. Esta observación experimental 
es lo cont rario de lo que se espera, y no se comprende. 
 Los eidét icos t ienen poco cont rol sobre las imágenes eidét icas. No 
pueden cambiar el tamaño de la imagen ni ret i rarla de la superf icie 
donde apareció el cuadro est ímulo (un niño di j o que “se caía). 
 
 
1.3.3. Conceptos (ideas der ivativas) 
 
 
 
En el siglo XVIII, Leonhard Euler , matemát ico suizo que vivía en Alemania, 
descubrió paciente y del iberadamente, una capacidad pavorosa de la mente 
humana; escribió lo siguiente: “Los sentidos representan objetos que existen 
externamente y todas las ideas simples se ref ieren a ellos. Pero con estas ideas 
simples, la mente forma muchas otras ideas que ya no representan a los 
objetos que existen realmente”. 
 
 
Por ejemplo, cuando miro la Luna l lena, formo la idea de redondez; pero no 
puedo af i rmar que la redondez existe por sí m isma. La Luna es redonda, pero 
la redondez no existe separada de la Luna… aquí la mente ejerce una nueva 
facultad, que se l lama poder de abstracción; esto sucede cuando la mente 
presta su atención solamente a una cualidad o cantidad, como si ya no 
estuviera unidad al objeto. Estas ideas que se adquieren por abst racción, se 
denom inan nociones, para dist ingui r las de las ideas simples que representan 
a los objetos que existen verdaderamente… hay un t ipo de nociones 
adicionales que se forman igualmente por medio de la abst racción, y que 
proporcionan a la mente el material más importante. 
 
 
Cuando pienso en un peral, un cerezo, un manzano, un roble, un abeto, etc., 
todas estas ideas simples son diferentes. Sin embargo, noto que hay varias 
cosas que t ienen en común, como, por ejemplo, el t ronco, las ramas y las 
raíces. Al símbolo en el que se concent ran todas estas cual idades lo l lamo 
árbol . De manera que la idea de árbol, que he formado así, es una noción 
genérica y comprende las semejanzas del peral, el cerezo y, en general , de 
todos los árboles que existen o exist irán.6 
 
 
El conocimiento intelectual.- Es la apropiación de los objetos que no pueden 
sernos presentados por los sent idos, a los cuales no pueden est imular. Estos 
objetos son los modos de ser de las cosas y sus relaciones, qué son, qué 
valen, por qué y para qué son, etc., etc. 
 
 
Los conocim ientos logrados y que pueden servi rnos para adquirir nuevos 
conocim ientos, const ituyen nuest ro saber, el cual es, por tanto, la posesión o 
incorporación de nuest ra vida de conocim ientos dispuestos a ser 
actualizados. Suele ser l lamado saber potencial, para diferenciar lo de la 
ut i l ización efect iva de esos conocim ientos que se denom inan saber actual. 
Asim ismo recibe también el nombre de saber la terminación del proceso 
psíquico en que se conoce algo. 
 
 
Los conocimientos y, por tanto, el saber , se logran mediante la producción 
de ciertas vivencias, cuyo conjunto recibe el nombre de pensar. Este se nos 
revela como un acontecim iento psíquico de naturaleza peculiar: versa sobre 
objetos, los cuales t rata de aprehender total o parcialmente, se ref iere a el los, 
los m ienta. Recordemos lo que en nosot ros acaece, cuando oímos una 
palabra o una f rase que entendemos; les damos un sent ido: este dar sent ido 
y este sent ido son actos de pensar . Los son también la expresión de nuest ras 
palabras, lo que mentamos como el las y nuest ro mentar. Por él nos sent imos 
especialmente act ivos, es un i r hacia aquí y hacia al lá, un esforzarnos, 
siempre con un punto de m ira, un cont inuo apuntar , ora en esta dirección, 
ora en la ot ra.7 
 
 
 
6 
PAG. 9-13. Cohen Jozef. Procesos del pensamiento (temas de psicología). Editorial Trillas. Mexico 1977. 
7 
Págs. 167-168. D. Soria Teodoro. Psicología. Editorial Esfinge, S.A., Mexico 1978. 
Según Aristóteles (384-322 a. de C.), todos los seres vivos también t ienen la 
capacidad de sentir (perciben y t ienen emociones) el mundo de su entorno y 
de moverse en la naturaleza. Pero más sin embargo, los seres humanos 
t ienen además de la capacidad de pensar o razonar , o, en ot ras palabras, de 
ordenar sus sensaciones en varios grupos y clases. El ser humano t iene 
sentimientos, emociones, y la capacidad de moverse com o los animales, pero 
además una capacidad, que solamente la t iene el ser humano, y es la de 
pensar racionalmente y emocionalmente; de estar o adquirir un nivel o 
estado de conciencia. Lo cual le perm ita y ayude a entender de manera 
consciente todos los procesos a lo cuales se ve somet ido durante su 
interacciónen la sociedad y en el mundo.8 
 
 
1.4.- Algunos problemas del Conocimiento 
 
 
 
¿Qué es el conocimiento? 
 
 
 
Es un proceso en que están vinculados est rechamente las operaciones y 
procedimientos mentales, subjetivos, con las operaciones y formas de 
actividades objetivas, prácticas, aplicadas a los objetos. El conocim iento 
que surge como producto de este proceso, l leva la impronta (huel la) de los 
aspectos interrelacionados.9 
 
 
Es la apropiación de objetos presentes a nuest ra conciencia. Esta apropiación 
peculiarìsima nos perm ite actuar sobre el mundo, di r igi r nuest ra conducta y 
dar un sent ido a nuest ra vida. La posesión del conocimiento logrado 
constituye nuestro saber , el cual constantemente nuest ro esfuerzo para 
adquirir nuevos conocim ientos y sirve de t rama en que se van tej iendo las 
nuevas adquisiciones. 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 Pág. 139. Gaarder, Jostein. El mundo de Sofía, Editorial Grupo Patria Cultural, S.A. de C.V., Mexico 2004. 
9 Pág. 42. Raúl Rojas Soriano. el Proceso de la Investigación Científica. Editorial Trillas, Mexico 2004. 
1.5. LOS PROBLEMAS FILOSOFICOS Y SUS CARACTERISTICAS 
 
 
 
La f i losof ía ha surgido gracias a la curiosidad humana, como un pr incipio del 
conocimiento para descr ibir , analizar y explicar los fenómenos y enigmas que 
se presentan en la naturaleza, en el individuo y en la sociedad . 
 
Trata de buscar y exponer la respuesta a preguntas inquietantes acerca de la 
verdad, el ser , la existencia autentica, el Absoluto, la trascendencia del 
espír itu, el bien y el mal, es hacer filosofía . La tendencia a invest igar, a 
conocer el sent ido últ imo de las cosas, ha exist ido en el hombre a lo largo de 
toda la historia. En el mundo occidental, dicha tendencia ha descol lado a 
part i r del siglo VI a. C., en Grecia. La historia de la f i losof ía es la huella que 
ha dejado esa tendencia invest igadora del hombre, es la serie de aspectos y 
soluciones que han descubierto los f i lósofos, en sus invest igaciones acerca 
de la real idad. 
 
 
1.5.1. Los problemas referentes al conocimiento 
 
 
 
Se t rata de determ inar la val idez del conocim iento. ¿En qué condiciones es 
verdadero? ¿Cuándo alcanzamos efectivamente la verdad? ¿Hasta dónde 
alcanzan y se limitan nuestras facultades cognoscitivas? 
 
 
La importancia de este problema resulta desde el momento en que se of recen 
varias soluciones a una m isma pregunta. El hecho de que cada uno tenga su 
propia respuesta, y, en ocasiones, completamente opuesta a la de ot ros, no 
deja de ser inquietante (recuérdese la ley dialéctica de la unidad y lucha de los 
contrar ios), para el que pretende profundizar en la real idad. 
 
 
¿Por qué no hay una respuesta única a los problemas del alma, la l ibertad, 
Dios, el bien y el mal? La m isma Histor ia de la Fi losof ía, con su cadena de 
sistemas y soluciones, es mot ivo de inquietud para el espíritu f i losóf ico. 
Ha habido cinco soluciones al problema del conocim iento: el escepticismo, el 
empir ismo, el racionalismo, el idealismo, el realismo. El escepticismo niega 
validez a todo conocim iento; lo mejor es dudar. El Empir ismo sólo concede 
capacidad cognosci t iva a las facultades sensibles; o mejor dicho, un 
conocim iento es vál ido solamente cuando está apoyado en alguna exper iencia 
sensible. El racionalismo, por el cont rario, pretende que los sent idos 
engañan, y que la necesidad y la universal idad del conocim iento cient íf ico 
sólo se consiguen por medio de las facult ades intelectuales. El Idealismo, por 
su parte, niega que podamos l legar a conocer a las cosas independientes del 
sujeto, por últ imo, sost iene que sí tenemos conocim ientos vál idos, 
alcanzados por los sent idos y la intel igencia, y que alcanzan a la m isma 
realidad, la cual es independiente del suj eto que conoce. 
 
 
1.5.2. TENDENCIAS DE INVESTIGACION 
 
 
 
Con el ánimo de entender la cont roversia que en relación con la comprensión 
de las ciencias sociales se ha generado; se ha adaptado la taxomonía de 
Burel l y Morgan (en De Cock 1997). Según estos autores, las principales 
corrientes de pensam iento en las ciencias sociales pueden estudiarse 
haciendo un mapa de cualquier teoría o invest igación coherente a lo largo de 
dos dimensiones: la dimensión Objetivo/ Subjetiva y la dimensión 
Reguladora/ Revolucionaria . 
 
 
Dimensión Objetivo/ Subjetiva 
 
 
 
Para efectos de nuest ra invest igación, asum imos que la primera dimensión se 
ref iere a la constante oposición ent re dos tendencias radicales, las 
objetivistas y subjetivistas. 
 
 
Las objetivistas, que buscan la explicación de los fenómenos dando a los 
datos objet ividad excesiva. Su interés se cent ra en la generación de leyes 
universales mediante la búsqueda de causas y efectos; estas tendencias, se 
han denom inado tendencias positivistas, toda vez que sólo vale el dato 
positivo (aquel que se puede demostrar ). Para estas, el mundo no depende de 
los sujetos, pues al estar regido por leyes se puede cont rolar el fenómeno 
sociocultural . 
 
 
Las subjetivistas pretenden una comprensión del fenómeno social, 
concediendo a lo subjet ivo la principal f uente de los datos; antes que generar 
leyes universales, buscan la descr ipción y algunas la comprensión de 
escenarios part iculares. 
 
 
El mundo social depende de los sujetos y son el los quienes lo const ruyen y 
lo vivencian; por tanto, para conocerlo, no basta con generar explicaciones 
objet ivas sobre él ; no es posible considerar que el mundo social esté regido 
por leyes universales, puesto que las real idades son para los sujetos en tanto 
cada grupo puede vivir una realidad dif erente. En este sent ido una realidad 
social no puede cuadricularse en un plano cartesiano y t abla porcentual, 
puesto que la sociedad es una maraña dinám ica de signif icantes y 
signif icados que const ituyen dicha realidad. 
 
 
La pugna que se vive ent re estas dos tendencias, es expresada por Mardones, 
al considerar que las dos t radiciones en la f i losof ía del m étodo cient íf ico son 
la tradición ar istotélica y la tradición galileana . La pr imera, preocupada 
por la comprensión; el cómo, y su explicación teleológica a partir de la 
esencia de “dar razón a los hechos”. La segunda, preocupada por el por qué 
y el para qué, deviene de las ideas de Galileo, Platón y Bacon, e intenta la 
explicación desde las causas y consecuencias de los fenómenos. Dado que 
su interés es la ley general que rige el fenómeno, se torna, según el autor, en 
mecanicista y funcionalista. 
 
 
Hammersley y Atk inson, reconocen así m ismo, que han exist ido dos 
paradigmas en conf l icto en las ciencias sociales, por un lado el positivismo 
(dimensión Objet ivista) que privi legia los métodos cuantitativos propios de 
la ciencia natural ; y por ot ro lado el naturalismo (dim ensión Subjet ivista), 
que defiende la descripción objetiva del fenómeno desde un medio natural. 
 
Ref ir iéndose a esta m isma cont roversia, Taylor y Bogdan, reconocen dos 
perspect ivas teóricas principales en las ciencias sociales: el posit ivismo, el 
cual af i rma que el cient íf ico social debe considerar los hechos o fenómenos 
sociales como cosas que ejercen una inf luencia externa sobre las personas; y 
la Fenomenología , la cual quiere entender los fenómenos sociales desde la 
ot ra perspect iva del actor. Así m ismo, De la Cuesta, asum e esta cont roversia 
desde la consideración de métodos cualitativos y cuantitativos de 
investigación social. 
 
 
Esta pugna ent re el objet ivismo y el subjet ivismo se ha fundamentado desde 
las consideraciones paradigmát icas de la f i losof ía consideradas por Briones, 
como empir ismo, racionalismo, idealismo, mater ialismo y existencialismo. 
 
 
El empir ismo, que considera el conocim iento como producto de las 
experiencias sensiblesy t iene su consolidación en el experimento. La 
expresión contem poránea del empirismo está en el positivismo lógico. 
 
 
El racionalismo, para quienes el conocim iento es producto de la razón, 
inf ir iendo por consiguiente la deducción a part i r del descubrim iento de las 
causas de los fenómenos. Todo efecto, t iene su causa; por tanto, al 
encont rar la, es posible dominar su efecto. La expresión deductiva del 
racionalismo está en la búsqueda de leyes y su generalización , y es 
asum ida por el posit ivismo, como una expresión contemporánea. 
 
 
El idealismo, que def ine todo conocim iento como producto de las ideas; para 
sus impulsores, el mundo no existe fuera de la mente, pues lo que existe es 
una representación subjet iva de él. Este paradigma ha evolucionado desde las 
posiciones mas or todoxas como el subjet ivismo idealista, hasta las 
posiciones que reconocen la existencia del mundo expresado a t ravés de 
categorías subjet ivas, las cuales, son independientes a toda experiencia 
sensorial , caso del idealismo t rascendental . Se considera que la máxima 
expresión contem poránea del idealismo es la Fenomenología . 
El mater ialismo, para este paradigma, t odo lo que existe es o depende de la 
materia, las ideas, por ejemplo, son solamente una consecuencia de la 
organización de la materia. Sus expresiones se han logrado desde las 
tendencias funcionalistas y estr ucturalistas. 
 
 
Para los funcionalistas, el conocim iento no t iene que orientarse a los hechos 
o consecuencias, sino a la función orgánica que implica ser indivisible en sus 
unidades, y debe ser estudiada mediante métodos objetivos y 
procedimientos probabilísticos. Una causa no puede verse independiente de 
la consecuencia, pues corresponde a una est ructura de función; el est imulo, 
por ejemplo, no puede verse independiente de la respuesta, decía Dewey 
(citado por Abbagnano). 
 
 
Las tendencias estructuralistas, se apoyan en las teorías de la gestal , o 
teorías conf iguracionistas de la forma. Estas tendencias, surgen como una 
respuesta al atom ismo de las teor ías asociacionistas, asumiendo que la 
realidad no se compone por la suma de las partes, sino por la forma total 
o estr uctural. Sus impulsores antes que hablar de hechos, hablan de 
configuración, formas y campos tomados como estr uctura total. Koler y 
Kof fka fueron sus fundadores. 
 
 
Son diversas las expresiones del mater ial ismo; ent re el las, se consideran el 
material ism o dialéct ico, el material ismo histórico, en material ismo cient íf ico 
y el material ismo f ísico y f isical ismo. 
El realismo, considera la existencia del mundo y los fenómenos 
independientes de la mente. Según sus impulsores el m undo existe así no 
haya sido pensado. En este paradigma se han presentado diferentes 
tendencias; desde aquellas que asumen el conocim iento como una 
representación exacta del mundo exterior (real ismo ingenuo), hasta aquellas 
que piensan que esa realidad hay que someterla a revisión (Realismo crít ico). 
 
 
La segunda dim ensión, reguladora/ revolucionaria , expresa la constante 
tensión ent re el total radical ismo de las tendencias objet ivas y subjet ivas y la 
posibi l idad de estas m ismas tendencias de i r logrando posiciones más 
f lexibles. 
 
 
Tendencia Objetivista: 
 
 
 
Una constante tensión ent re lo radical y lo regulador . 
 
 
 
El positivismo clásico. 
 
 
 
En esta dimensión, reconocida como posit ivista por todos los autores 
consultados, se ubican aquellas invest igaciones que presentan las siguientes 
característ icas: (Ver Hammersley y Atkinson, Mardones y Briones). 
 
 
1. La ciencia natural es concebida en térm inos de la lógica del 
experimento. Se ha const ituido en base de las ciencias naturales y se 
apoya fundamentalmente en el empirismo. 
2. La búsqueda de leyes universales apoyadas en el m étodo deduct ivo y la 
ut i l ización de las encuestas como inst rumentos para general izar , a 
part i r de la visión racionalista del mundo. 
3. Ut i l iza el lenguaje de la observación neut ral , donde busca la 
estandarización de técnicas de observación, para otorgar la val idez de 
la información, según perspect ivas asumidas desde el real ismo. 
4. Dado que su característ ica es estar sujeto a la comprobación y 
falsación de hipótesis, su objet ivo es comprobar la teoría con los 
hechos em píricos. Por lo anterior , los inst rumentos ut i l izados son 
preestablecidos y rígidos, val idados mediante acciones previas, que 
garant icen su ut i l ización universal . 
5. Ut i l iza la explicación causal o “Erklaren” como característ ica de la 
explicación cient íf ica racionalista. 
6. Su interés se cent ra en el dom inio del conocim iento posit ivista, que 
desde A. Comte, coloca el énfasis en la predicción de los fenómenos. 
El positivismo, ha sido reconocido por grandes teóricos, logrando sus 
mayores desarrol los desde el siglo XVI hasta las primeras décadas de XX. 
Ent re los primeros impulsores se puede considerar a Copérnico, Francisco 
Bacon en 1600, August Comte en 1840, quien int roduce el térm ino de 
posit ivismo y Emile Durkheim en 1938, quienes fueron sus primeros 
representantes. Los positivistas buscan los hechos o causas de los 
fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los 
individuos. (Ver Taylor y Bogdan y Mardones). 
 
 
El positivismo, desde un punto de vista social, fue asum ido, según Sandoval , 
Taylor y Bogdan, y Rest repo, por Em ile Durkheim al proponer, en su l ibro 
sobre las reglas del método sociológico que: El científico social debe 
considerar los hechos o fenómenos sociales como cosas que ejercen una 
inf luencia externa sobre las personas, y pretender con el lo int roduci r los 
requerim ientos del racionalismo técnico y la experiencia sensible del 
empirismo a los estudios sociales. Por t anto, Durkheim int rodujo el método 
experimental ut i l izado en las ciencias naturales, el cual busca encont rar las 
causas de los problemas para ejercer su dom inio sobre el fenómeno. Este 
enfoque se apoya básicamente en la t raducción del com portam iento de un 
fenómeno u objeto en cuadrantes cartesianos y escalas m atemát icas. 
 
 
Dado que el positivismo clásico es la expresión de los paradigmas 
empir istas, racionalistas y realistas de la f i losof ía, desconoce la inf luencia 
del idealismo en el conocim iento, pues lo considera com o especulación. (Ver 
Briones 1996b, 27-47). 
 
 
 
 
La dimensión reguladora del objetivismo. 
 
 
 
En el siglo XX, las intervenciones de la lógica int roducidas al posit ivismo, 
generaron el l lamado positivismo lógico, como una de las formas de 
manifestación del neopositivismo. Es nueva versión del posit ivismo, fue 
impulsada por Russel, Wit tgestein I, y Schlick, Carnal , Neurath, Frank, ent re 
ot ros, como grandes representantes del ci rculo de Viena (ver Mardones, 
 
1991, 33; Rosental, 1997, 371, y Briones, 1996b, 39)10. 
 
 
 
1.5.3. La existencia auténtica del hombre 
 
 
 
En la actualidad ha tomado auge el Existencialismo (Sören Kierkergaard), 
cuyo tema cent ral es la elucidación de las caracter ísticas de la existencia 
autentica del hombre. Se t rata del problema más humano que pueda afectar 
a cada uno; de su resolución depende la t ónica de la vida a seguir . 
 
 
¿Es la liber tad lo esencial en la vida humana? ¿Son, acaso, los valores 
morales (ética) lo más importante? ¿En qué consiste la autenticidad? 
¿Cómo debe llevarse a cabo la interrelación y comunicación humana? 
 
¿Cómo se degrada el nivel humano de existencia autentica? 
 
 
 
Tales son las principales cuest iones que se pretende resolver en dicha 
corriente f i losóf ica, y esto es solo una muestra de una parcela del 
conocimiento científ ico. La cual t iene su base en el humanismo, yaque a 
través del conocimiento científ ico, trata de encontrar una solución, y poner la a 
disposición de la humanidad, para el mejor benef icio del desar rollo emociona l 
e intelectual del individuo y de la sociedad.11 
 
 
 
 
1.5.4. El problema de la constitución y evolución del Universo 
 
 
 
El problema del t iempo y del espacio, de la evolución y de la esencia de la 
materia, const ituyen uno de los temas cent rales en las obras e 
invest igaciones de los f ísico modernos. Generalmente son los cient íf icos los 
que se han dedicado a penet rar f i losóf icamente en dichos asuntos. Lo 
 
 
 
10 
Pág. 43 -5 4. Mur cia P. Napoleón y J ar amillo E. L. Guiller mo. Invest igación cualitat iva (una guía par a abor dar estudios sociales). Edit. Kinesis, 
Colombia 2 000. 
11 
Ruiz L. Ramón. Ingenier o Civil y Doctor ant e en Educación. Mexico 2 006. 
importante es aclarar que, en el momento en que una persona trata de 
fundamentar los conocimientos en cuanto tales, en su propio ramo, en ese 
momento está haciendo Filosofía. La Cosmología es la rama f i losóf ica que 
t rata dichos asuntos, y fue una de las primeras que se cult ivaron ent re los 
griegos. 
 
 
1.5.5. Los problemas de la Lógica, la Ética y la Estética . 
 
 
 
El tema t ípico de la Lógica es el orden de los conceptos. A el la corresponde 
dictam inar acerca de las est ructuras mentales, los procesos correctos en el 
raciocinio, las leyes de todo pensam iento bien est ructurado, como el de las 
def iniciones, las divisiones, las categorizaciones, la conversión de propósitos, 
etc. 
 
 
A la Ética le corresponde t ratar las cuest iones acerca del bien y del mal. Su 
importancia deriva del papel rector que dicha ciencia adquiere en la mente 
de quien la escudriña y l lega a soluciones fundamentadas. Junto con ese 
problema se conectan el de la obl igación en armonía con la l ibertad, el de las 
categorías de valores, el de las vi rtudes, el de la autonomía en correlación 
con la heteronim ia, etc. 
 
 
La filosofía es un saber plenamente humano, en el sent ido de que penet ra 
j ustamente en los temas y cuest iones que afectan ínt imamente la vida 
personal de cada hombre. Así por ejemplo, la Filosofía es la que t rata los 
temas existenciales, tales como la libertad, el amor, las relaciones 
interpersonales, la fidelidad, la obligación, el bien, el mal, el fin supremo y 
la felicidad. De este modo, al m ismo t iempo que l lena los requisitos de una 
ciencia en cuanto al r igor y orden que de el la se exige, así también l lena los 
temas propios de un estudio propiamente humaníst ico. La filosofía es, pues, 
una síntesis equilibrada del saber humano. 
1.5.6. Caracter ísticas de los problemas filosóficos, en cuanto a 
su resolución: 
 
 
a) La Fi losof ía, en cuanto a la resolución de sus problemas, sigue un 
método em inentemente racional. Lo cual no signif ica que se desechen 
los datos empíricos, pues, al cont rario, éstos const ituyen, 
precisamente, el material sobre el cual la intel igencia profundiza y 
encuent ra su causa o razón. El método filosófico es, pues, un uso 
equil ibrado de exper iencia sensible y razón, es experimental-racional. 
b) Y por f in, la Fi losof ía es desinteresada, en cuanto que el propio 
conocim iento de sus tesis, problemas y soluciones proporcionan, por 
sí m ismo, una plena sat isfacción al intelecto que los contempla. La 
Fi losof ía const ituye, por sí m isma, un objeto val ioso, al cual t iende la 
intel igencia como f inal idad plena. Obtenerla, contemplar la y saciarse 
en el la es una m isma cosa. Lo cual no es obstáculo para que, 
posteriorm ente, en una act itud pract ica, sea posible obtener 
apl icaciones, ut i l izaciones y derivaciones, sea para fundamentar ot ras 
ciencias, sea para regir y ordenar la propia vida.12 
 
 
1.5.7. DIFERENCIAS ENTRE FILOSOFIAY CIENCIAS 
 
 
 
Con el concepto de Fi losof ía ya explicado anteriormente, podemos dar ahora 
una idea más clara de el la si la comparamos con el saber científico tal como 
actualmente se ent iende, es decir con las ciencias experimentales o 
part iculares. Una vez dist inguida la Filosof ía con respecto a las ciencias 
experimentales, haremos una comparación de las soluciones que dan ambos 
niveles del saber f rente a un m ismo tema a elucidar, por ejemplo, f rente al 
hombre, al mundo, al número, a la conducta humana, o f rente a la bel leza o a 
la fel icidad. 
 
 
 
 
 
 
12 Págs. 11-16. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 
1.5.8. Diferencia entre causas próximas y causas últimas 
 
 
 
La filosofía estudia las causas últimas (o supremas), mientras que las 
ciencias experimentales estudian causas próximas. Por ejemplo, al estudiar 
el movim iento, la Física capta el tema por medio de las fuerzas, roces, pesos 
y equil ibrios, que afectan a los cuerpos. Éstas son las cusas próximas, y se 
dist inguen porque permanecen siempre en el plano de lo sensible y de lo 
experimentable. En cambio, la Filosofía examina los dos pr incipios que 
explican todo devenir en su forma esencial, a saber, el acto y la potencia . 
Éstas son causas supremas, y ya no permanecen en el nivel sensible; sólo se 
captan en el nivel intel igible. 
 
 
En ot ras palabras, el filósofo trata de llegar hasta la esencia del objeto 
estudiado, y su explicación es en sentido vertical, pues abandona el nivel 
sensible y experimental. En cambio, el cient íf ico elabora explicaciones en 
sent ido horizontal , dent ro de un nivel experimental. La diferencia 
fundamental de ambos t ipos de saber reside, pues en su diferente objeto 
formal.13 
 
 
1.5.8.1. La totalidad y la parcialidad del objeto material 
 
 
 
Solamente la Filosofía pretende abarcar la totalidad de las cosas; su objeto 
material es el m ás amplio que pueda darse. En cambio, las demás ciencias 
son particulares, es decir , estudian una parte o sector determ inado, ent re 
todos los entes. 
 
 
1.5.8.2. Método Experimental y Método Racional 
 
 
Las ciencias experimentales subrayan la necesidad de la experiencia 
sensible, y así es en efecto, pues las leyes de la naturaleza no se deducen de 
 
 
 
 
13 Págs. 17. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 
ciertos principios, sino que t ienen que observarse de un modo sensible, aun 
ut i l izando la experimentación. 
 
 
Por su par te la Fi losof ía, aún cuando no pueda prescindi r de la experiencia 
sensible, insiste en el Método Racional y en el uso del entendimiento, 
gracias al cual es posible captar las esencias, los primeros principios y las 
causas supremas que fundamentan al Universo. 
 
 
1.5.9. Diferencia entre Epísteme y Sofía 
 
 
 
Otro modo de captar la diferencia ent re los dos t ipos de saber, está en lo que 
 
Aristóteles l lamó Epísteme y Sofía. 
 
 
 
Epísteme es la ciencia, pero entendida, no como un conjunto de verdades, 
sino como un hábito intelectual demost rat ivo. El sujeto que posee esta 
cualidad t iene faci l idad para demost rar con rigor y exact i t ud sus asertos, 
puede fundamentar sus tesis, o sea, da las causas de los que sost iene.14 
 
 
Por su parte, Sofía es la sabidur ía que ama el filosofo (f i los: que ama; Sof ía: 
sabiduría), y consiste en una conjunción de epísteme y nous. La Fi losof ía, por 
lo tanto, incluye también la epísteme o hábito demostrat ivo, pero añade algo 
más: el nous. 
 
 
Nous es el hábito intuit ivo de los primeros principios; es la cualidad mental 
(vi rtud intelectual, dice Aristóteles) por la cual un sujeto tiene facilidad 
para remontarse de un modo intuitivo hasta los pr imeros pr incipios que 
sirven de base a toda demostración. 
Por lo tanto, Sofía, en cuanto cont iene epísteme, part icipa del r igor cient íf ico, 
y en cuanto cont iene nous, profundiza hastalos principios. He aquí la 
semejanza y la di ferencia ent re ciencia y Filosofía . El f i lósofo es, pues, un 
cient íf ico que profundiza hasta las causas y primeros principios. 
 
 
 
14 Págs. 18. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 
1.5.10. Los grados de abstracción 
 
 
 
Aristóteles (384-322 a.C.) y Santo Tomas de Aquino (1224-1274) explicaron la 
t r iple graduación de la abst racción formal. 
 
 
En primer grado, que corresponde a la Física, se prescinde de la materia 
individual , y se estudia al ente móvil . 
En segundo grado se prescinde de la materia sensible, y se estudia al ente 
quantum (la cant idad). En este nivel está la Matemát ica. 
 
 
Por f in, en el tercer grado se prescinde de toda materia, y se estudia al ente 
en cuanto tal, en el más amplio horizonte posible, que se l lama 
t rascendental , y que abarca a todo cuanto existe. Este tercer grado de 
abst racción form al es el que corresponde a la Metaf ísica, núcleo de toda la 
Fi losof ía. 
 
 
En consecuencia las ciencias particulares pertenecen a un nivel categorial 
(part icularizado), y solamente ahora sentar que la Fi losof ía, desde el 
momento en que va hasta los primeros principios, es una ciencia rectora; 
esto por dos razones: 
 
 
La Filosofía r ige a todas las demás ciencias, porque fundamenta los 
principios de el las. En el momento en que un cient íf ico analiza los principios 
de su propia ciencia, ipso facto está haciendo labor f i losóf ica. 
 
 
Por ejemplo: las Matemát icas se ocupan de las relaciones ent re cant idades; 
pero en el mom ento en que un matemát ico revisa y crit ica las bases de su 
certeza y los principios que le sirven para fundamentar sus raciocinios, 
t raspasa el l ím ite de su campo y toca el de la Lógica o de la Teoría del 
Conocimiento, que son ramas t ípicas de la Fi losof ía. Justamente es lo que ha 
sucedido en los siglos XIX y XX, cuando los matemát icos lograron aclarar 
tesis que ahora se cont ienen en la rama l lamada Lógica matemát ica, y que 
debe entenderse como una ampliación de la Lógica aristotél ica. 
 
Por ot ro lado, la Filosofía también es una ciencia rectora , porque da 
normas que rigen la conducta humana, basándose en el análisis de la 
naturaleza del hombre y de sus exigencias, con lo cual deriva las l íneas 
generales de una existencia autént icamente humana. 
 
 
1.5.11. Otras ciencias paralelas 
 
 
 
Por últ imo, se puede mencionar ot ras ramas de la Fi losof ía que t ienen su 
correspondiente paralel ismo en alguna ciencia exper imental. Por ejemplo: la 
Filosofía de las Matemáticas estudia la esencia de las cant idades, los 
fundamentos de su certeza, etc., m ient ras que la Matemática estudia las 
relaciones ent re cant idades.15 
 
 
1.5.11.1. La psicología Racional y la Psicología Experimental 
 
 
 
La primera es una ciencia f i losóf ica, y estudia el tem a del alma, de sus 
facultades (intel igencia y voluntad), la inmortal idad, la espir i tual idad, la 
l ibertad, la persona. En cambio, la Psicología exper imental estudia 
preferentemente los fenómenos observables y sus explicaciones, en sent ido 
horizontal; por ejemplo, el est imulo y la reacción correspondiente. Ut i l iza 
“test”, estadíst icas, experimentos hechos en gran número de personas. Así es 
como han surgido leyes, como la de Weber (que relaciona la sensación y el 
est imulo), y tam bién el interesante estudio sobre el inconsciente, a part ir de 
la teoría del psicoanálisis de Freud. 
 
 
La Estética filosófica t rata del tema de la esencia del arte y de la bel leza. Su 
método es racional. En cambio, una Estét ica cient íf ico-experimental t rataría 
los m ismos tem as, pero en el plano de lo experimentable; sus métodos 
 
 
 
 
 
 
 
15 Págs. 19. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990 
estarían hechos a base de “tests”, estadíst icas, observaciones en la historia y 
en la civi l ización actual.16 
 
 
Heráclito, el f i lósofo del deveni r , y de la tensión de los cont rarios dent ro de 
la unidad. “Todo cambia” (panta rei), es la f rase que se le at r ibuye, como 
símbolo de sus tesis, según la cual no hay nada en reposo. Nadie se mete dos 
veces en el m ism o río17. Lo que quiere decir es que todo esta en constante 
cambio o movimiento continuo, de la cantidad a la calidad, todo muere y se 
renueva, todo es causa y efecto, y después todo lo que es efecto pasa a ser 
causa, todas las formas de movimiento de la mater ia están en constante 
cambio. Por tanto, en la naturaleza y en la sociedad se realizan procesos 
dinámicos.18 
 
 
1.5.12. EL MOVIMIENTO DE LA MATERIA Y LOS ORGANOS SENSORIALES 
 
 
 
¿Pero existe el movimiento de la mater ia o solo es una ilusión de los 
sentidos? 
 
 
Parménides, crit ica a Herácl ito, y se opone radicalmente a sus tesis sobre el 
deveni r. Y af irm a que, el movimiento es cal i f icado como una i lusión de los 
sent idos. 
 
 
Zenón de Elea es d iscípulo de Parménides y se ha hecho celebre por sus 
aporías o argum entos cont ra el movim iento. La más famosa de sus aporías es 
la de Aquiles y la Tortuga : 
 
 
 
 
Los dos compiten en una carrera, y Aquiles cede una ventaja en distancia a la 
tortuga; a par t ir de cier t o instante, los dos empiezan a correr , y cuando Aquiles l lega 
al lugar A, donde estaba la tor tuga, ésta ya avanzó ot ro poco, hasta el punto B; 
cuando, nuevamente, Aquiles l legue al punto B, la tor tuga avanzó, en este mismo 
 
 
16 Págs. 21-22. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 
17 Pág. 31. Ibíd. 
18 
Ruiz L. Ramón. Ingeniero Civil y Doctorante en Educación. Mexico 2006. 
lapso de t iempo, ot ra distancia, por pequeña que sea, y l legó al punto C; y así 
sucesivamente, la tor tuga nunca sería alcanzada por Aqui les; luego el movimiento no 
existe. 
 
 
El propósito de Zenón, con argumentaciones de este est i lo, es hacer ver que, 
racionalmente, el movimiento no puede ser explicado, sino que conduce a 
conclusiones paradójicas. De esta manera adhiere a la tesis del ser inmóvil , 
de su maest ro Parménides. 
 
 
Sin embargo, aun en el plano racional, el defecto de una argumentación tal 
consiste en dividi r los espacios, tanto en distancia como en t iempo, de 
acuerdo con una proporción decreciente. Si los lapsos de t iempo 
considerados fueran iguales, no habr ía lugar para esa conclusión tan 
absurda.19 
 
 
Hoy en día, sabemos que, El movimiento es el modo de existencia de la 
mater ia. Los m aterial istas ingleses y f ranceses exponían ya esta idea, 
considerando el movim iento como una propiedad interna de la materia. Pero 
los material istas del pasado carecían de una concepción dialéct ica completa 
del movim iento cuya diversidad cuali tat iva reducían a menudo a procesos 
mecánicos (teoría mecanicista). Para Hegel (1770-1831), que reconocía el 
movim iento universal en el mundo, la sustancia en movim iento resulta ser, 
en f in de cuentas, el principio absoluto, ideal, y no la propia materia. 
 
 
Los fundadores del material ismo dialéct ico (K. Marx y F. Engels), basándose 
en los adelantos de la ciencia de su t iempo, most raron que la materia es 
act iva y que la fuente de su act ividad, de su movim iento, está en el la m isma. 
Most raron que la materia y el movim iento son inseparables, que ningún t ipo 
de materia puede exist ir sin encont rarse en movim iento. Por t anto, el 
movimiento es el modo de existencia de la mater ia . La mater ia es la base de 
 
 
 
 
 
 
 
19 
Págs. 21-22. Gutiérrez S. Raúl. Histor ia de las Doctr inas Filosóficas. Editor ial Esf inge S.A., Mexico 1990. 
toda la pluralidad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad porque 
está vinculada or gánicamente al movimiento. 20 
Por lo tanto,sin el movim iento, el mundo no podría exist i r en general. 
 
 
 
Los mater ialistas mecanicistas consideraban el movim iento como un simple 
desplazam iento de los cuerpos en el espacio y el t iempo, lo que l levaba a 
comprender la m ateria como una suma mecánica de part ículas de sustancia – 
átomos, etc.,- idént icas, de la m isma calidad e indivisibles. Para el los, la 
variedad de formas y clases del movim iento de la materia se reducía al 
desplazam iento mecánico de los cuerpos f ísicos. 
 
 
A diferencia de los material istas mecanicistas, Marx y Engels revelaron la 
variedad de form as de movim iento de la materia. El movimiento no es sólo 
un cambio de lugar; es también el movim iento calórico-m olecular y la luz, la 
tensión eléct r ica y magnét ica, la disgregación y la combinación quím ica, la 
vida biológica y, por últ imo, la forma más compleja y variada del 
movim iento: la vida social. 
 
 
Por tanto, el concepto de movim iento, desde el punto de vista del 
material ismo dialéct ico, comprende todos los cambios que se producen en 
la naturaleza y en la sociedad. “El movimiento, aplicado a la mater ia, es 
cambio en general”. 
 
 
El movimiento abarca todos los cambios que se producen en el mundo 
objetivo. Su concepto es universal en el material ismo dialéct ico y t iene, por 
el lo, gran importancia de principio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 Pág. 68. Kursanov G. Materialismo Dialéctico. Editorial Ediciones de Cultura Popular. Argentina 1973 . 
El concepto de cambio es más amplio que el de desarrol lo. El cambio 
comprende, adem ás del desarrol lo progresivo, el movim iento regresivo y el 
simple desplazam iento en el espacio, en el cual puede no haber progreso ni 
regreso.21 
 
 
1.5.13. El conocimiento presenta dos aspectos: 
 
 
 
1. El de la act ividad en ejercicio (el conocer). 
 
2. El de resultado de esta act ividad, que forma el contenido de nuest ro 
saber (conocim iento). Unas veces se produce tan pronto como el objeto 
está presente; ot ras exige un t rabajo más o menos largo y complicado 
y la posición de actos de carácter muy diverso: he aquí por qué puede 
hablarse de funciones o hechos de conocim iento. 
 
 
Clases de conocim iento.- Tradicionalmente se han dist inguido en el estudio 
del conocim iento dos esferas: la del conocimiento sensible y la del 
conocimiento intelectual. 
 
 
El conocimiento sensible.- Se caracteriza por su aspecto puramente 
aprehensivo, por la individualidad concreta de sus objetos y por su 
condicionam iento f isiológico necesario. Los objetos pueden estar presentes a 
la conciencia por sí m ismos (aprehensión inm ediata) o por medio de 
representante (aprehensión mediata). 
 
 
Por ot ra parte, los objetos, situados todos en el medio en que vivimos, 
pueden pertenecer al medio f ísico o al medio psíquico (social) const ituyendo 
su aprehensión nuest ra experiencia externa, o pueden ser los m ismos 
acontecim ientos de nuest ra vida (medio subjet ivo), nuest ras vivencias, cuya 
apropiación form a la experiencia interna. 
 
 
 
 
 
 
 
21 Pág. 68-69. Kursanov G. Materialismo Dialéctico. Editorial Ediciones de Cultura Popular. Argentina 1973. 
1.5.13.1. Formas del Conocimiento Sensible 
 
 
 
Las principales formas del conocim iento sensible son: la sensación, la 
percepción, así propia como de los objetos sensibles y del prój imo, la 
imaginación y el recuerdo. En todas el las cabe dist ingui r los aspectos de 
función y contenido. 
 
 
La percepción.- Es la aprehensión inmediata de algo, en cuya realidad 
creemos. 
 
 
Por la m anera de hacerse presentes los objetos a la conciencia y por la 
diversidad de éstos, la percepción puede ser sensible, interna y del prój imo. 
 
 
La percepción sensible.- Es la forma de conciencia cognoscit iva de los 
objetos a el la presentes con intervención de los sent idos. Es una función 
ext remadamente compleja, con la cual respondemos a la actuación sobre 
nuest ro cuerpo de los seres del medio f ísico. No obstante, en el análisis de la 
función percept iva, como explicación de su complej idad, se adm ite un acto 
más elemental y ya i r reducible a ot ro más sencil lo: la sensación, cuyo 
contenido sirve de base al percibi r. 
 
 
¿Qué es la sensación? 
 
 
 
Es la conciencia pura y simple de algo, producida en nosot ros al obrar sobre 
nuest ro cuerpo los seres f ísicos. Forma la base de todas nuest ras 
percepciones sensibles, y va acompañada y como envuelta o penet rada por 
múlt iples actos. 
 
 
Sus aspectos.- Los aspectos de la sensación son dos: el de ser un acto de 
conciencia y el de contenido de ese acto. En la sensación de sonido, una 
cosa es el sent ir el sonido y ot ra el sonido sent ido. 
Lo característ ico del primer aspecto (sensat io) es el ser conciencia elemental, 
pura y simple: la pura aprehensión del sujeto f rente al puro color , al puro 
sonido que le est imula. 
 
 
El segundo aspecto (sensatum) se dist ingue por ser: 
 
 
 
a) El efecto correspondiente a la actuación del objeto que le ocasiona y la 
respuesta del sujeto a la actuación; 
b) Algo elem ental, concreto, relat ivamente independiente, intuit ivo y 
consistente. Es deci r , que el “verde”, contenido de m i sensación, no es 
algo m ío ni del obj eto que le ha ocasionado, sino la resultante de 
ambos factores; no está unido inseparablemente con tal acto mío ni ha 
de ir necesariamente acompañado de determ inados contenidos; es, 
precisamente, este “verde” que ahora siento, que no se puede 
confundi r con ningún ot ro; presenta cier to modo de ser plást ico, vivo, 
y tal consistencia que perm ite el que pueda reaparecer ante la 
conciencia en conclusiones diferentes, como en la representación. 
 
 
Las condiciones de la sensación.- Un ser del mundo f ísico (una casa, un 
reloj , un caramelo) actúa sobre una parte del cuerpo hum ano. Tal actuación 
produce una excitación en los nervios sensit ivos, que, l legada a un cent ro 
nervioso (determ inada región del cerebro), origina el hecho consciente de la 
sensación, como respuesta del sujeto. 
 
 
Siendo, pues, t res los elementos que en la sensación intervienen (un ser 
físico, el organismo del sujeto y su compleja vida psíquica ), la sensación se 
halla somet ida a un t r iple condicionam iento; físico, fisiológico y psíquico. 
Como la sensación surge al f inal del proceso f isiológico y merced a él, las 
condiciones determ inadas por los dos primeros elementos son condiciones 
previas. 
 
 
Las condiciones f ísicas: los est ímulos.- Los seres del medio f ísico, en cuanto 
 
son causas de la sensación, se l laman estímulos, y pueden def ini rse como 
“aquellos hechos que producen en el organismo una excitación nerviosa 
que irá acompañada de conciencia”. 
 
 
Con relación al organismo se pueden dividir los estímulos en externos o 
internos, según que sean exteriores o interiore a él. No obstante, el est imulo 
externo debe t ransformarse en interno, para que pueda originar la sensación. 
 
 
Los estímulos externos pueden ser quím icos (en las sensaciones olfat ivas) y 
f ísicos; estos, a su vez, mecánicos (movim ientos), ópt icos, acúst icos, térm icos 
y eléct r icos. Los internos son o per ifér icos o centrales. 
 
 
Las condiciones fisiológicas.- Aparte de las disposiciones momentáneas e 
individuales, debidas a la total economía corporal , inf luyen poderosa y 
decisivamente en la sensación no sólo la est ructura de las partes orgánicas 
puestas en juego, sino también sus cambios funcionales. El organismo 
interviene en la sensación con los sentidos, los nervios y los centros 
nerviosos. 
 
 
¿Cómo o desde dónde se decide lo que siente y piensa el 
individuo? 
 
 
 
Según Hume, no es la razón la que decide lo que decimos o lo que hacemos; 
son nuest ros sent imientos. El pensam iento racionalista había opinado que es 
inherente a la razón del hombre el saber dist inguirent re el bien y el mal. 
 
 
Por ejemplo, si alguien decide ayudar a alguien necesitado de ayuda, son sus 
sent im ientos (deseo, interés, intención, condescendencia, compasión, 
altruismo, etc.22), y no es la razón, la que pone en marcha. Ya que si no le da 
ganas de ayudar (esto es la acción-voluntad, la fuerza f inal que impulsa al 
individuo a lograr su meta u objetivo, la cual se convier te en un proceso)23. 
 
 
 
22 
Ruiz L. Ramón. Ingeniero Civi l y Doctorante en Educación. Mexico 2006. 
23 
Ibíd. 
También en ese caso son sus sent im ientos los que deciden. No es ni sensato 
ni insensato no ayudar a alguien que necesita ayuda, pero puede ser vi l . 
 
 
Agrega Hume que, todo el mundo t iene cierto sentimiento hacia el bien de 
los demás. Tenemos la capacidad de most rar compasión. Pero todo esto no 
t iene nada que ver con la razón humana.24 
 
 
Por tanto, no podemos probar con la razón cómo debemos actuar . Actuar 
responsablemente no equivale a agudizar la razón, sino a agudizar los 
sent im ientos que uno t iene hacia los demás. No va en cont ra de la razón el 
preferi r la dest rucción del mundo entero a tener un rasguño en un dedo, di j o 
Hume.25 
 
 
Los sentidos u órganos sensoriales son determ inadas parte de nuest ro 
cuerpo, sobre las cuales actúan los est ímulos. Algunos (el ojo, el oído) suelen 
presentar una part icular est ructura; y t odos alojan elem entos de un tej ido 
peculiar impresionable; el tej ido nervioso. 
 
 
Los nervios.- El sistema nervioso t iene, como últ imo elemento, la neurona , 
verdadera unidad anatóm ica. Esta es una célula que consta de un núcleo, de 
varias prolongaciones ram if icadas que irradian de aquel, l lamadas dendritas, 
y de una ram if icación larga, que es el l lamado axòn o cilindro-eje. La unión 
de los axones de varias células que forman las fibras nerviosas que, 
at ravesando todo el cuerpo, se reúnen en la medula y en el cerebro, 
formando manojos y haces. Una vía nerviosa consta de ordinario de muchas 
neuronas cont iguas que se suceden. La excitación producida, ya en la 
periferia del organismo, ya en un cent ro nervioso, se t ransm ite de neurona 
en neurona, originando la corriente nerviosa, que o suscita una sensación 
(corr iente nerviosa aferente) o produce una cont racción muscular en los 
m iembros (corr iente nerviosa eferente). 
 
 
 
 
24 
Pág. 336. Gaarder Jostein. El mundo de Sofía. Edit . Patr ia/ Siruela. Mexico 2004. 
25 
Pág. 338. Gaarder Jostein. El mundo de Sofía. Edit . Patr ia/ Siruela. Mexico 2004. 
Los centros nerviosos.- Los elementos que recogen en determ inadas regiones 
interiores del organismo, formando los centros nerviosos. Su f inal idad es ser 
térm ino y principio de corrientes nerviosas y lugar de su t ransformación. 
Están const ituìdos por asociación de innumerables neuronas.26 
 
 
¿Quién quiere conocer? ¿Cómo puede ser conocido? ¿Qué puede ser 
conocido? 
 
 
Resulta bastante ext raño que la mayoría de las personas, aun aquellas que 
nunca han oído hablar del Método Cient íf ico (o si lo han oído, poco podría 
importar les) quieran entender el mundo que les rodea. Realmente, esta 
necesidad por conocer está presente también en los animales; un mono, o 
aun una rata, a veces pasarán por múlt iples problemas tan sólo para explorar 
una parte de su alrededor. 
 
 
En las personas, la necesidad es fuer te, aun cuando altamente diversif icada. 
Algunos estudia a los pájaros, ot ros disf rutan la lectura de not icias 
necrológicas. Y además de ot ros intereses, a la mayor parte de las personas 
les gusta comprender a ot ras personas (t ales como a sí m ismas). 
 
 
Por lo tanto, el estudio cient íf ico del hombre puede parecer relacionado con 
lo obvio, en tanto que nos dice lo que todo mundo ya sabe, o que nos of rece 
ideas ext remas o erróneas. Pero debemos de reconocer y recordar que no 
todo el conocim iento val ioso acerca de la gente es obvio y que, 
ent rañablemente, mucho del conocim iento “obvio” a m enudo es falso o 
t r ivial. Pero deben establecerse primero dos problemas prel im inares, a saber: 
las cuestiones de la existencia del universo y la adquisición del 
conocimiento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26 
Págs. 67-72. D. Soria Teodoro. Psicología. Editorial Esfinge, S.A., Mexico 1978. 
1.5.14. Tipos de problemas del Conocimiento 
 
 
 
Antes de exam inar las formas en que adquir imos el conocimiento y sus 
fuentes, es quizás út i l determ inar si es razonable aceptar que obtenemos 
alguna clase de conocim iento de alguna manera, y cuál podría ser el valor de 
tal conocim iento, en el caso de que fuera aceptado que tal conocim iento 
puede lograrse. 
 
 
El problema ontológico o metafísico, o “¿Qué existe? La suposición básica 
conocida de Rene Descartes (1596-1650): “<<Cogito, ergo sum>> pienso, 
luego existo” se or iginó de un problema largo t iempo recalcado por la 
teología de la Iglesia Crist iana. ¿Cómo puede la “mente” conocer la 
“materia”? o en ot ras palabras, ¿Cómo podemos l legar a conocer algo acerca 
del mundo? ¡Quizá es solamente una f icción de nuest ra imaginación!... La 
respuesta de Descar tes fue ingeniosa y persuasiva; cont inúa inquietando a 
los f i lósofos y cient íf icos de hoy en día. Perm ítaseme suponer, di j o 
Descartes, que nada existe en lo absoluto acerca del universo, excepto, el 
hecho indiscut ible de que estoy pensando, aquí y ahora, y que, debido a que 
estoy pensando, debe exist ir una ent idad que realiza el pensar, est o es, Yo. 
Más aún, debe haber una parte de m í que conoce y una parte (más básica) 
que es como todo lo demás, un objeto de conocimiento. Pero 
inmediatamente, Descartes se vio ante un problema ulterior : ¿Qué sucede si 
sólo yo existo, y el resto del universo existe solamente en los procesos de m i 
pensam iento? Descartes estaba profundamente preocupado con esta 
posibi l idad (que posteriormente fue l lamada solipsismo), porque para un 
f i lósofo rel igioso que no podía dudar de la existencia de Dios, el dudar de la 
existencia del universo implicaba que Dios podría estar j ugando un sucio 
t ruco de representación falsa. Es importante darse cuenta que el paso de 
“pienso, luego existo” a “el universo existe” no se da lógicamente, se da 
solamente si se aceptan las prem isas adicionales: “Dios existe y es 
inf initamente bueno y honrado” y “Dios me da las percepciones del mundo”. 
El sof ista Gorgias resolvió el di lema hace algunos 2500 años: “Nada existe. Si 
algo exist iera no podría ser conocido. Si algo pudiera ser conocido no podría 
ser comunicado”. El no estaba interesado part icularmente en los di lemas 
lógicos y teológicos, y la preocupación del hombre por lo espi r i tual relegó el 
problema hasta el siglo XVII. 
 
 
Aún entonces, la conclusión lógica f inal de que nada existe, excepto la mente 
del que percibe, f ue evitada por Descar tes, Leibnitz y Berkeley. Para el los, 
Dios viene al rescate: si parece que el mundo está ahí, así debe ser ; 
paraf raseando a Descartes: Dios no es un embustero de conf ianza. El 
solipsismo, al negar la existencia del universo, es por tanto ateísta y a la 
inversa; el teísm o t radicional necesita de la consideración de que el universo 
es real . (Se podría argüir que el sol ipsismo es una forma de teísmo que 
podríamos l lamar “autoteísmo”, lo que signif ica “yo soy el Dios de m i propio 
universo”. Pero esta variante dif íci lmente podría ser considerada 
“t radicional”). Hoy en día, las ciencias exactas has exorcizado en alto grado la 
duda últ ima acerca de la existencia del mundo como un problema metaf ísico 
insoluble. Ninguna respuesta puede ser aprobada o rechazada. 
 
 
El problema epistemológico: “¿Cómo obtenemos el conocim iento?” Una 
objeción mas permanente, realmente de bastante actualidad, surge de las 
af irmaciones segunda y tercerade Gorgias: ¿Cómo, de ser posible, puede ago 
ser conocido y comunicado? El primero de estos dos problemas const ituye la 
base del sistema de Immanuel Kant (1724-1804). Nosot ros podemos conocer, 
argumentó, solamente las impresiones de las cosas, pero no las cosas 
m ismas, más aún, estas impresiones son percibidas sólo vir tualmente al ser 
ordenadas a categorizaciones de acuerdo a ciertos cri terios innatos de la 
mente perceptora. Cualquier intento por utilizar métodos empír icos a fin 
de llega más allá de las “simples” apariencias, a las “cosas mismas”, sólo 
podrá terminar en una especulación sin fin y esotér ica. Aunque Kant 
quería proporcionar di rect r ices r igurosas para la adquisición de 
conocim iento, realmente proporcionó una opción para el cient íf ico y una 
excusa para el m etaf ísico. El científico tuvo que abandonar su esfuerzo por 
conocer el mundo o replantear sus dudas para admitir que nunca podría 
sino conocer más que apariencias. 
Por ot ra parte, el metaf ísico y el teólogo pudieron ignorar cómodamente las 
relaciones establecidas empíricamente al aceptar que estas relaciones 
realmente nada dicen acerca de las cosas m ismas, tan sólo de sus 
proyecciones. Aun sin dudar de la existencia del mundo, se puede ver cómo 
la dist inción de Kant de los fenómenos percibidos opuestos a las cosas 
“reales” tuvo que l levar al siguiente paso lógico: las percepciones y las 
observaciones son eventos íntimos personales, que por definición no 
pueden ser compartidos directamente. (La percepción de alguien más, por 
tanto, se convierte en una proyección que puede ser conocida por m í, 
únicamente com o una proyección de “segundo orden”). Ciertos problemas 
lógicos, por ej emplo, donde la propia mente de uno es observadora u 
observada, o am bas, no debe preocuparnos aquí. 
 
 
Examinaremos en cambio, el argumento, dado que no podemos conocer nada 
de lo que está “ahí”, de que todo lo que podemos saber es aprendido al 
observar y analizar nuest ras propias percepciones o aquellas ideas innatas 
que pueden exist ir en nosot ros. 
 
 
Suponiendo que nada sabemos acerca del mundo “real”, sólo lo que 
observamos dent ro de nosot ros, es no obstante indiscut ible que la mayoría 
de nosot ros, la m ayor parte del t iempo, actuamos como si esperáramos que 
estas percepciones y observaciones ocurrieran en una forma bastante 
ordenada, o más aún, para usar los t érm inos inquietantes pero precisos, 
como si nuest ras percepciones dieran al f inal la i lusión de causalidad y 
determ inismo. Cuando nos equivocamos al derivar las consecuencias de esta 
“alusión”, una percepción muy desagradable puede resultar tal como la que 
es causada por la percepción de un supuesto y no necesariamente existente, 
camión que pasa sobre nosot ros. Desde luego que el hecho de que las 
percepciones ocurren en esta forma ordenada no prueba la existencia “real” 
del cam ión. También podemos en sit uaciones excepcionales, escoger el 
cult ivar las percepciones independientemente de su ordenam iento, como 
sucede en un del i r io o bajo la inf luencia de una droga psicodélica. 
Pero es precisam ente la diferencia ent re estas últ imas experiencias y las que 
se dan ordenadas en nuest ra vida en vigi l ia lo que nos l leva a tomar una 
decisión. Nunca podemos saber si nuestras percepciones pr ivadas son 
enteramente el producto de un conj urador engañoso y sobrenatural o si es 
que existe alguna relación consistente entre lo que está afuera y lo que 
está en nuestro cerebro. Nuest ras alternat ivas consisten en actuar como si 
fuera posible conocer, o resignarnos a lo que es, en efecto, solipsismo. Si 
aceptamos lo últ imo, el siguiente paso obvio sería imponer nuest ra elección 
sobre nuest ras percepciones y percibir nuest ro universo confeccionado por 
nosot ros m ismos, de acuerdo a nuest ros deseos. Muy pocos de nosot ros 
somos capaces de hacerlo así, y aquellos que lo hacen no son vistos por los 
demás con ecuanim idad. Se t iene a verlos como si experim entaran i lusiones. 
 
 
No obstante, sin hacer un salto muy temerario, podría ser razonable, o al 
menos conveniente, aceptar que el universo existe, que t iene, al menos en 
cierto grado, orden, y que puede, al menos en cierto grado, ser conocido. 
 
 
1.5.15. Fuentes del Conocimiento 
 
 
 
Se puede deci r que, el comportam iento orientado a la búsqueda del 
conocim iento, es una característ ica del aborigen prim it ivo tanto como del 
ref inado citadino (de hecho, de ninguna forma está l im itado para el hombre). 
Los mot ivos para la búsqueda del conocim iento, no necesitan ser los m ismos; 
pueden variar desde las necesidades f ísicas básicas hasta la sat isfacción 
sensación del dom inio. Algunas de las formas en que el conocim iento ha sido 
buscado por el hombre nos parecen divert idas hoy en día; las ent rañas de los 
animales ya no son un método generalmente aceptado para predecir el 
futuro (no obstante, la lectura del café y del tarot aún es m uy popular). 
 
 
Pero la magia, como un medio de adquiri r el conocim iento, no necesita ser 
siempre espectacular en sus procedim ientos, ni puede decirse con certeza 
que tal conocim iento sea necesariamente erróneo siempre. 
La característ ica que lo def ine, y que lo dist ingue de los procedim ientos 
cient íf icos, consiste en que acepta la existencia de una relación ent re los 
eventos, que es puramente especulat iva y no sujeta a la ver if icación crit ica. 
También la form a en que se acepte que un evento afecta a ot ro no t iene base 
en las leyes naturales; forma en que digamos, se supone que las est rel las 
afectan al dest ino humano, no especif ica. 
 
 
No debemos caer en el error de ridicul izar los intentos de algunas culturas 
en sus etapas tempranas de desarrol lo para adquiri r el dom inio de su 
ambiente mediante el uso ocasional de la magia. Algunos aspectos de la 
m isma ciencia se desarrol laron a part i r de la magia, y cualesquiera que sean 
las diferencias, comparte con la magia la necesidad de conocer el mundo 
f ísico (en oposición a la metaf ísica) y la creencia de que el hombre puede ser 
mas que una cosa pasiva, imposibi l i tada para comprender, que forma parte 
de tal mundo. Una inf luencia bastante más perniciosa es la ejercida por 
aquellos que pregonan que han venido a conocer la naturaleza del universo 
al ponerse a pensar en él intensamente, o a t ravés de la inspiración de un 
agente sobrenatural. El cient íf ico no necesariamente sost iene que el único 
conocim iento val ioso es el empírico; puede ser con f recuencia una persona 
profundamente preocupada por los valores espi r i tuales. Pero cuando busca 
descubri r el funcionam iento del mundo real , tangible, debe, sobre todo, estar 
l isto para observar ese mundo, y sus inferencias deber ser consistentes con 
dicha observación. 
 
 
Finalmente, los argumentos se presentan a veces diciéndonos que es absurdo 
o pecam inoso estudiar la naturaleza del hombre. Hay solamente dos posibles 
refutaciones a estos dos puntos de vista. El científico debe, pr imero que 
nada mostrar que sus métodos acrecientan nuestro conocimiento del 
hombre y debe demostrar que el conocimiento es prefer ible a la 
ignorancia .27 
 
 
 
 
 
 
27 Pág. 13-19. Kaufmann Harry. Introducción al estudio del comportamiento humano. Ed. El manual moderno. Mexico 1975. 
1.5.16. El acto de la Percepción 
 
 
¿Qué es la percepción? 
 
 
 
La percepción es, simplemente un acto. De acuerdo con un viejo e ingenuo 
concepto, los nervios conducen las imágenes o propiedades del objeto al 
cerebro donde dist intas máquinas regist ran los est ímulos procedentes del 
exterior. 
 
 
La percepción es el acto físico de recibir impresiones o sensoriales (a 
través de los órganos de los sentidos), es decir , de regist rar la ref lexión de la

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