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INTRODUCCION Del CEREBRO HUMANO procede todo sentimiento, pensamiento, emoción, recuerdo, deseo, lenguaje o capacidad de aprender, de razonar y de investigar . Desde este órgano se gesta la creatividad y la imaginación, él y los órganos sensor iales son el puente ent re el mundo f ísico de los objetos y el mundo de la Ideas o Representaciones del hombre; que a t ravés del conocimiento de los fenómenos logra entender las leyes que gobiernan en la Natur aleza y en la Sociedad. Y es así, que con la ayuda de la ciencia y la tecnología el hombre, puede t ransformar los recursos que se encuent ran en el medio ambiente en benef icio de la Humanidad.1 El ser humano debe ser visto y estudiado como una total idad, como un todo. Ya que el ser humano no es un accidente cósmico, sino una fase culminante de todo el orden natural, con la función pecu liar e importante que real izar. Sólo él puede i luminar a la naturaleza con la luz del entendimiento y d ir igir conscientemente su vida y sus act ividades dent ro de una armonía voluntar ia con este orden, pues solamente él, de todos los seres visibles, posee la facu ltad de comprensión racional, por débi l y f rági l que sea, de esa armonía cósmica2. Visión antropológica de Sócrates. ANTECEDENTES HISTORICOS Al analizar los orígenes históricos de una gran diversidad de discipl inas cient íf icas, técnicas, sociales y art íst icas, se establece que éstas tuvieron una práct ica rudimentaria desde que apareció el hombre sobre la Tierra. Lo m ismo sucede con el origen de la CIENCIA, puesto que se af irm a que los Actos del pensar son universales y tan ant iguos como el hombre; y que debido a sus l im itaciones f ísicas, los hombres prehistór icos tuvieron la necesidad de agr uparse y cooperar entre sí para poder alcanzar, de manera conj unta, determinados objetivos con mayor eficiencia y economía de acción y recursos. 1 Ruiz Ramón. Ingeniero Civil y Doctorante en Educación, Mexico 2006. 2 Pág. 138. Rodríguez P. Patiño. Curso de Filosofía. Ed. Addison Wesley Longman, Mexico 1998. clopez3@gmail.com Texto tecleado Historia y evolución del pensamiento científico Las act ividades del hombre prehistór ico tenían como primordial objetivo el satisfacer sus necesidades relacionadas con la Supervivencia en un medio de peligros, tensiones, incomodidades, et c. Mient ras un hombre se dedicaba a lograr sus f ines por sí m ismo, real izaba Actos de pensamiento intuitivo; cuando actuaba en conjunto, dent ro del grupo se daban aspectos rudimentarios de pensamientos intuitivos en conjunto, apoyamos en la experiencia de act ividades anteriores. La caza de animales para aprovechar su carne como al im ento y la piel como vest ido, fue de las act ividades principales que durante mucho t iempo realizaron los hombres prehistór icos y que sirve como indicio innegable de una forma de Or ganización Primitiva y de la transmisión experiencias en los gr upos. Realizar tal act ividad en grupo requería un Plan de Acción para logar el objet ivo con mayor faci l idad y menores riesgos para la seguridad de los individuos, puesto que cazar animales salvajes era una peligrosa aventura. En principio el Plan de Acción consist ía en asustar a los animales arrojándoles piedras, em it iendo gri tos, etc., para di r igir los hacia un precipicio o t rampas previamente const ruidas para la consecución del objet ivo. Los métodos fueron evolucionando en la medida en que ut i l izaban su Inteligencia para inventar armas (mazo, lanza, y posteriormente el arco y la f lecha), como instrumentos para mejorar las formas de realizar sus act ividades de caza, estaban sustentados en la observación y la necesidades de su entorno; pero esto se logró gracias a la experiencia y al razonamiento humano. Todo lo anterior requería de la Cooperación Humana , donde podemos ident if icar un objetivo común de gr upo, una división rudimentar ia del trabajo, y por deducción lógica, a ciertas personas que ejercían el l iderazgo sobre ot ras.3 1.1.- ORIGENES DEL CONOCIMIENTO Desde t iempos remotos, el hombre ya se preocupaba por las cuest iones fundamentales de la real idad que afectaban de modo especial a su existencia: el or igen, la naturaleza, la histor ia y la finalidad de los seres y, entre éstos, del hombre mismo. Como respuesta que se esforzaba por dar a esos interrogantes no era de orden racional –como lo hará más tarde la f i losof ía-, sino de naturaleza mágica y mítico-religiosa , const ruyó un saber anterior a la f i losof ía al cual los f i lósofos suelen l lamar “saber prefilosófico”. El saber prefilosófico comprende, entonces, los planteam ientos más profundos y universales del hombre, planteam ientos que mucho después (propiamente en el siglo VI a.C.) la f i losof ía retoma y t rata de contestar de forma racional y sistemát ica. Como se ha señalado, el saber prefilosófico se preocupa, en consecuencia, por conocer y explicar , de forma mágica y m ít ico-rel igiosa, el origen, la naturaleza, la historia y la f inal idad de los seres. De forma mágica porque en épocas del saber pref i losóf ico el hombre se sirve de la magia para conocer, dominar y explicar la realidad parcial o total de los fenómenos que acontecen en la naturaleza. Con el term ino magia –del griego Magike Tecne: el arte de la magia -, se designaba originalmente “el arte adivinatorio de los sacerdotes mazdeos” del zoroast rismo, en Persia. 3 Pág. 23. Jorge Barajas Medina. Curso introductorio a la Administración. Edit. Trillas. Mexico 2000 . La magia es de origen oriental y se difundió en Occidente durante el periodo grecorromano, perduró de forma más o menos oculta a lo largo de la Edad Media para retornar a la luz con el Renacim iento, época en que se le concibió como parte de la f i losof ía que “perm ite al hombre obrar la naturaleza y dom inarla”. Y fue así, como de esta manera los magos, t r ibu meda o casta sacerdotal persa, se dedicaban a la ast ronomía y a la ast rología; por esto, se les tenía “como administradores de las fuerzas sobrenaturales”. La magia entonces era y ha seguido siendo un modo de conocim iento y dom inio de la real idad total. El mito –del griego m itos: palabra, discurso público, historia-, f iel a su sent ido original , significa todo relato referente a un hecho real perteneciente a los or ígenes, y repetido en el culto o en la histor ia del mundo y del hombre. El hecho se hace presente en las palabras del narrador ya que, en ot ras palabras, “el mito es una histor ia de los tiempo pr imitivos, tenida por verdadera, que explica y fundamenta los fenómenos del medio ambiente, de la histor ia, de la sociedad y de la vida humana”. Ahora bien, el m ito vive y revive su fuerza en la rel igión poli teísta, que en sus ceremonias rel igiosas t rae los acontecim ientos pasados al presente en las palabras del que narra, del que canta los acontecim ientos pasados como explicación de la real idad presente. De esta manera, t ambién el mito y la religión son una forma de conocimiento, puesto que nos da a conocer la realidad completa, mundo, hombre, histor ia y a la misma divinidad, a quien presentan en la historia de ambos, como ocurrió en el caso de Mexico, Mesopotam ia, Egipto y Grecia.4 El m ito, entonces, conoce en su nivel y explica, a su modo, la real idad que hace constantem ente presente en las palabras del narrador. 4 Pág. 13-15. Rodríguez P., Patiño. Curso de Filosofía. Ed. Addison Wesley Longman, Mexico 1998. 1.2.- El Pensamiento y sus Factores ¿Qué significa pensar? Pensar es una act ividad que realizamos de manera natural y espontánea, cada instante, cada día, todos los seres humanos de todoel mundo durante nuest ra estancia ef ímera y pasajera en este planeta t ier ra. Quizás algunos se pregunten “¿Qué es pensar?”, o bien, “¿Por qué pensamos?”, nos parece saberlo perfectamente; pero si estamos obligados a responder nos sent imos confundidos, t i tubeantes, y acabamos por confesar nuest ra ignorancia. Factores del pensam iento Sujeto pensante. Proceso psíquico del pensar. Objeto Pensado Expresión de lo pensado.5 1.3.- Los procesos del Pensamiento Humano El pensamiento se def ine como la derivación mental de elementos mentales (pensam iento) a part i r de las percepciones y como la manipulación y la combinación de estos pensam ientos. Al pensam iento en general se le denom ina algunas veces cognición. A los procesos del pensam iento se les l lama, a veces, procesos cognoscitivos, y a los pensam ientos se les l lama cogniciones (del lat ín cogito, que signif ica “pienso”; de donde proviene también “cogitar”). 5 Pág. 12. Troncoso de Bravo Ernestina. Metodología de la Ciencia I. Edit. Publicaciones cultural, S.A. de c.v., Mexico 1989. El térm ino “pensar” abarca actividades mentales ordenadas y desordenadas, y describe las cogniciones que t ienen lugar durante el j uicio, la elección, la resolución de problemas, la original idad, la creat ividad, la fantasía y los sueños. Son los procesos cognoscit ivos los que dist inguen de manera más evidente al hombre de los animales; el pensamiento superior dota al hombre de ventajas para la supervivencia que t ienen paralelo, pues resolver problemas con mucha antelación y salvar abismos (con el pensam iento) mucho antes de l legar a el los. El f i lósofo f rancés Blas Pascal l legó a la conclusión de que la cognición era el don divino del Creador de que la dignidad eterna del hombre se basaba únicamente en su capacidad de pesar. Pascal escribió que: “El hombre no es más que una caña que piensa, la caña de naturaleza más frágil. Muere de un simple regocijo, de una simple gota de agua. Pero aunque el universo conspirara para aplastar lo, el hombre seguir ía siendo más noble que lo que lo hace caer, pues sabe que muere y el universo no sabe nada de la victor ia que obtiene sobre el hombre”. 1.3.1. Los psicólogos se interesan en el pensamiento por varias razones: Las reglas del pensam iento “sin errores”, perm ite comprender las perturbaciones mot ivacionales y emocionales de la cognición. Los experimentos acerca del pensam iento buscan técnicas para la resolución de problemas y, muchas veces, descubren mejores métodos. La lógica esclarece el método cient íf ico. Las invest igaciones cont inuas acerca del pensam iento estudian, ese proceso cognoscitivo que reconoce tan poco y que fundamenta cada progreso importante de las artes y las ciencias. La invest igación t rata de descubrir el talento creativo latente. El pensam iento va acompañado por fenómenos neurofisiológicos que revelan propiedades preem inentes del sistema nervioso. El pensam iento humano se compara con el “pensam iento” animal, lo cual perm ite sacar conclusiones insospechadas acerca del desarrol lo y la evolución del hombre y los animales. Las computadoras han simulado al pensam iento. La invest igación del pensam iento perm ite hacer diseños f inos de computadoras. El pensam iento es fundamental para la intel igencia, y la invest igación del pensam iento favorece el mejoram iento de los tests de intel igencia. El pensam iento y, en especial , la fantasía son el fundamento de los test proyectivos que evalúan la personalidad. La desviación cognoscit iva dist ingue a las personalidades patológicas de las norm ales. Es este material denom inado histor ia y evolución del pensamiento científico se estudia las ideas y los conceptos, la asociación de los elementos del pensam iento, la lógica induct iva y deduct iva, el pensam iento product ivo (el j uicio, la comparación y la resolución de problem as), el pensam iento novedoso (la original idad y la creat ividad), el pensam iento quimérico (la fantasía y los sueños), la act ividad neuromuscular y la cort ical que acompañan al pensamiento, el desarrol lo de los procesos del pensam iento en el individuo, y la cognición aparente de los animales y las máquinas. 1.3.2. Elementos y funcionamiento del pensamiento A cont inuación se estudiara las ideas simples, como unidades de pensam iento. James Mil l escribió que las percepciones que tenemos por medio de los sent idos, existen solamente por la presencia del objeto, y desaparecen cuando no está presente. Se sabe que forma de nuest ra const itución el hecho de que, cuando nuest ras percepciones desaparecen, por la ausencia de sus objetos, hay algo que permanece… Designamos a esta huella, a esta copia de la sensación, que permanece después de que desaparece la percepción (sensopercepción), con el nombre de idea (representación mental que genera el cerebro humano, en el individuo). La palabra “Idea o representación” no expresa nada más que el hecho simple, que es indiscut ible… Así, tenemos dos clases de fenómenos mentales: uno, el que existe cuando el objeto del sentido está presente; ot ro, el que existe después de que el objeto del sentido ha dejado de estar presente. La primera clase de fenómenos la l lamó “Percepciones”; la ot ra “Idea o Representación mental”. En el siglo XIX se presentaron al escrut inio percepciones anter iores. Las Ideas pueden designar a las percepciones de cualquier sent ido; incluso las visuales (piensen en la nieve blanca con los oj os cerrados), las audit ivas (piensen en el t rueno est repitoso m ient ras t ienen puestos unos tapones en los oídos) y las gustat ivas (piensen en el arenque salado con la boca vacía). Por esta producción mental de ideas, hace t iempo que el lenguaje ha asim ilado la palabra ideación y su adjet ivo ideat ivo, que propuso James Mil l . Las ideas pueden ser imágenes mentales (casi copias de las percepciones) o símbolos mentales (sust itutos sin imágenes de las percepciones). Las personas poseen facultades claramente diferentes para evocar imágenes mentales; algunas pueden conjurar imágenes vividas o símbolos; ot ras, imágenes moderadas o símbolos, y ot ras más no pueden conjurar ninguna imagen, sino solamente símbolos. Este fue el descubrim iento sorprendente de si r Francis Galton, un ant ropólogo ingles del siglo pasado. Galton, en uno de los pr imeros estudios estadíst icos psicof ísicos, exam inó las ideas empleadas por los cient íf icos y los colegiales. Galton les di j o: “Piensen en la mesa de su desayuno, com o estaba cuando se sentaron a el la esta mañana. ¿Es la imagen oscura o bastante clara? ¿Es su bri l lantez comparable a la escena real? ¿Están todos los objetos realmente def inidos al m ismo t iempo, o hay algún momento en que el lugar más claramente def inido sea más reducido que en la escena verdadera? ¿Son muy precisos y naturales los colores de la porcelana, las tostadas, el mendrugo de pan, la mostaza, la carne, el perej i l o cualquier ot ra cosa que haya estado en la mesa? Para descubri r la amplia gama de la imaginación mental, Galton ordenó las respuestas de cien adultos varones interrogados, y estas son las citas comunes en orden descendente: 1. Bri l lante, dist into, nunca borroso. 2. Tan bri l lante como en la escena real. 3. Al pensar en la mesa del desayuno de esta mañana, todos los objetos de m i imagen mental son tan bri l lantes como en la escena real . 4. Con el oj o de m i mente puedo ver la mesa de m i desayuno o una cosa igualmente conocida, tan bien en todos sus detal les como l a veo sila real idad está ante m í. 5. Bastante clara y con una i lum inación comparable a la de la escena real, especialmente cuando la evoco por primera vez. Dada a volverse tenue cuando no se le presta atención especial. 6. La imagen de la mesa de mi desayuno es bastante clara, bien def inida; también la parte donde me siento y sus alrededores están bien def inidos. 7. Puedo evocar cualquier objeto solo o cualquier grupo de objetos, pero no toda la mesa a la vez. Generalmente, las cosas están bien def inidas. Nuest ra m esa es larga; en m i mente puedo pasear la m irada por la mesa; pero no toda la mesa a la vez. 8. Oscura e indist inta, de cualquier modo, puedo hacer una relación de la mesa del desayuno de esta mañana; arenques rebanados, pol los asados, tocino, bol los, mermelada de color bastante claro, platos de color verde tenue con f lores rosa subido, los vest idos de las muchachas, etc. También puedo decir dónde estaban todos los platos y dónde se sentaron las personas. Galton pasó su vida buscando individuos que tuvieran una imaginación ext raordinariamente vívida; uno, por ejemplo, evocaba im ágenes de peines y contaba sus dientes. Sin embargo, el tesoro más caro de Galton fue Fl inders Pet rie, un arqueólogo cuyos t rabajos técnicos acerca de Egipto siguen siendo clásicos; Pet rie hacia cálculos matemát icos rut inarios con una regla de cálculo imaginaria, preparaba la regla y leía las respuestas mentalmente. Por lo tanto, podemos decir que, las invest igaciones conf irman que la productividad cognoscitiva no depende necesariamente de las imágenes mentales; muchas veces em inencias intelectuales usan símbolos exclusivamente. Durante más de 60 años, los psicólogos han estudiado a los niños eidét icos (del griego eidét icos, que signif ica “relat ivo a las imágenes”), quienes poseen imágenes eidét icas persistentes que se presentan inmediatamente después de los est ímulos visuales y permanecen mucho más t iempo que las posimágenes, posit ivas o negat ivas comunes. Las invest igaciones recientes revelan que alrededor del 8% de los niños son eidét icos; este don desaparece al iniciarse la adolescencia. Los eidét icos describen con detal le ext raordinario, como se puede notar en este ext racto tom ado de un protocolo t ípico: “Veo la mujer con la sombri l la en su mano. Hay un t ipo que corre en su coche, su pie derecho está en el aire… El hombre de la derecha ha perdido su puro, que ha caído al suelo cerca de él…” Ralph Norman Haber y sus colegas informan los hallazgos siguientes en sus invest igaciones con niños eidét icos nor teamericanos. Los niños eidéticos se presentan con igual f recuencia en todas las edades ent re los siete y los t rece años (más o m enos). Los eidét icos varones y mujeres se presentan con igual f recuencia. La imaginación eidética no está relacionada con la intel igencia. Los eidét icos conservan su capacidad de tener imágenes eidét icas durante toda la inf ancia. La atención indebida que se presta durante el escudriñam iento perturba a las imágenes eidét icas; por ejemplo, los eidét icos atentos que verbal izan el contenido del cuadro est ímulo durante la exposición, no pueden formar imágenes eidét icas. Esta observación experimental es lo cont rario de lo que se espera, y no se comprende. Los eidét icos t ienen poco cont rol sobre las imágenes eidét icas. No pueden cambiar el tamaño de la imagen ni ret i rarla de la superf icie donde apareció el cuadro est ímulo (un niño di j o que “se caía). 1.3.3. Conceptos (ideas der ivativas) En el siglo XVIII, Leonhard Euler , matemát ico suizo que vivía en Alemania, descubrió paciente y del iberadamente, una capacidad pavorosa de la mente humana; escribió lo siguiente: “Los sentidos representan objetos que existen externamente y todas las ideas simples se ref ieren a ellos. Pero con estas ideas simples, la mente forma muchas otras ideas que ya no representan a los objetos que existen realmente”. Por ejemplo, cuando miro la Luna l lena, formo la idea de redondez; pero no puedo af i rmar que la redondez existe por sí m isma. La Luna es redonda, pero la redondez no existe separada de la Luna… aquí la mente ejerce una nueva facultad, que se l lama poder de abstracción; esto sucede cuando la mente presta su atención solamente a una cualidad o cantidad, como si ya no estuviera unidad al objeto. Estas ideas que se adquieren por abst racción, se denom inan nociones, para dist ingui r las de las ideas simples que representan a los objetos que existen verdaderamente… hay un t ipo de nociones adicionales que se forman igualmente por medio de la abst racción, y que proporcionan a la mente el material más importante. Cuando pienso en un peral, un cerezo, un manzano, un roble, un abeto, etc., todas estas ideas simples son diferentes. Sin embargo, noto que hay varias cosas que t ienen en común, como, por ejemplo, el t ronco, las ramas y las raíces. Al símbolo en el que se concent ran todas estas cual idades lo l lamo árbol . De manera que la idea de árbol, que he formado así, es una noción genérica y comprende las semejanzas del peral, el cerezo y, en general , de todos los árboles que existen o exist irán.6 El conocimiento intelectual.- Es la apropiación de los objetos que no pueden sernos presentados por los sent idos, a los cuales no pueden est imular. Estos objetos son los modos de ser de las cosas y sus relaciones, qué son, qué valen, por qué y para qué son, etc., etc. Los conocim ientos logrados y que pueden servi rnos para adquirir nuevos conocim ientos, const ituyen nuest ro saber, el cual es, por tanto, la posesión o incorporación de nuest ra vida de conocim ientos dispuestos a ser actualizados. Suele ser l lamado saber potencial, para diferenciar lo de la ut i l ización efect iva de esos conocim ientos que se denom inan saber actual. Asim ismo recibe también el nombre de saber la terminación del proceso psíquico en que se conoce algo. Los conocimientos y, por tanto, el saber , se logran mediante la producción de ciertas vivencias, cuyo conjunto recibe el nombre de pensar. Este se nos revela como un acontecim iento psíquico de naturaleza peculiar: versa sobre objetos, los cuales t rata de aprehender total o parcialmente, se ref iere a el los, los m ienta. Recordemos lo que en nosot ros acaece, cuando oímos una palabra o una f rase que entendemos; les damos un sent ido: este dar sent ido y este sent ido son actos de pensar . Los son también la expresión de nuest ras palabras, lo que mentamos como el las y nuest ro mentar. Por él nos sent imos especialmente act ivos, es un i r hacia aquí y hacia al lá, un esforzarnos, siempre con un punto de m ira, un cont inuo apuntar , ora en esta dirección, ora en la ot ra.7 6 PAG. 9-13. Cohen Jozef. Procesos del pensamiento (temas de psicología). Editorial Trillas. Mexico 1977. 7 Págs. 167-168. D. Soria Teodoro. Psicología. Editorial Esfinge, S.A., Mexico 1978. Según Aristóteles (384-322 a. de C.), todos los seres vivos también t ienen la capacidad de sentir (perciben y t ienen emociones) el mundo de su entorno y de moverse en la naturaleza. Pero más sin embargo, los seres humanos t ienen además de la capacidad de pensar o razonar , o, en ot ras palabras, de ordenar sus sensaciones en varios grupos y clases. El ser humano t iene sentimientos, emociones, y la capacidad de moverse com o los animales, pero además una capacidad, que solamente la t iene el ser humano, y es la de pensar racionalmente y emocionalmente; de estar o adquirir un nivel o estado de conciencia. Lo cual le perm ita y ayude a entender de manera consciente todos los procesos a lo cuales se ve somet ido durante su interacciónen la sociedad y en el mundo.8 1.4.- Algunos problemas del Conocimiento ¿Qué es el conocimiento? Es un proceso en que están vinculados est rechamente las operaciones y procedimientos mentales, subjetivos, con las operaciones y formas de actividades objetivas, prácticas, aplicadas a los objetos. El conocim iento que surge como producto de este proceso, l leva la impronta (huel la) de los aspectos interrelacionados.9 Es la apropiación de objetos presentes a nuest ra conciencia. Esta apropiación peculiarìsima nos perm ite actuar sobre el mundo, di r igi r nuest ra conducta y dar un sent ido a nuest ra vida. La posesión del conocimiento logrado constituye nuestro saber , el cual constantemente nuest ro esfuerzo para adquirir nuevos conocim ientos y sirve de t rama en que se van tej iendo las nuevas adquisiciones. 8 Pág. 139. Gaarder, Jostein. El mundo de Sofía, Editorial Grupo Patria Cultural, S.A. de C.V., Mexico 2004. 9 Pág. 42. Raúl Rojas Soriano. el Proceso de la Investigación Científica. Editorial Trillas, Mexico 2004. 1.5. LOS PROBLEMAS FILOSOFICOS Y SUS CARACTERISTICAS La f i losof ía ha surgido gracias a la curiosidad humana, como un pr incipio del conocimiento para descr ibir , analizar y explicar los fenómenos y enigmas que se presentan en la naturaleza, en el individuo y en la sociedad . Trata de buscar y exponer la respuesta a preguntas inquietantes acerca de la verdad, el ser , la existencia autentica, el Absoluto, la trascendencia del espír itu, el bien y el mal, es hacer filosofía . La tendencia a invest igar, a conocer el sent ido últ imo de las cosas, ha exist ido en el hombre a lo largo de toda la historia. En el mundo occidental, dicha tendencia ha descol lado a part i r del siglo VI a. C., en Grecia. La historia de la f i losof ía es la huella que ha dejado esa tendencia invest igadora del hombre, es la serie de aspectos y soluciones que han descubierto los f i lósofos, en sus invest igaciones acerca de la real idad. 1.5.1. Los problemas referentes al conocimiento Se t rata de determ inar la val idez del conocim iento. ¿En qué condiciones es verdadero? ¿Cuándo alcanzamos efectivamente la verdad? ¿Hasta dónde alcanzan y se limitan nuestras facultades cognoscitivas? La importancia de este problema resulta desde el momento en que se of recen varias soluciones a una m isma pregunta. El hecho de que cada uno tenga su propia respuesta, y, en ocasiones, completamente opuesta a la de ot ros, no deja de ser inquietante (recuérdese la ley dialéctica de la unidad y lucha de los contrar ios), para el que pretende profundizar en la real idad. ¿Por qué no hay una respuesta única a los problemas del alma, la l ibertad, Dios, el bien y el mal? La m isma Histor ia de la Fi losof ía, con su cadena de sistemas y soluciones, es mot ivo de inquietud para el espíritu f i losóf ico. Ha habido cinco soluciones al problema del conocim iento: el escepticismo, el empir ismo, el racionalismo, el idealismo, el realismo. El escepticismo niega validez a todo conocim iento; lo mejor es dudar. El Empir ismo sólo concede capacidad cognosci t iva a las facultades sensibles; o mejor dicho, un conocim iento es vál ido solamente cuando está apoyado en alguna exper iencia sensible. El racionalismo, por el cont rario, pretende que los sent idos engañan, y que la necesidad y la universal idad del conocim iento cient íf ico sólo se consiguen por medio de las facult ades intelectuales. El Idealismo, por su parte, niega que podamos l legar a conocer a las cosas independientes del sujeto, por últ imo, sost iene que sí tenemos conocim ientos vál idos, alcanzados por los sent idos y la intel igencia, y que alcanzan a la m isma realidad, la cual es independiente del suj eto que conoce. 1.5.2. TENDENCIAS DE INVESTIGACION Con el ánimo de entender la cont roversia que en relación con la comprensión de las ciencias sociales se ha generado; se ha adaptado la taxomonía de Burel l y Morgan (en De Cock 1997). Según estos autores, las principales corrientes de pensam iento en las ciencias sociales pueden estudiarse haciendo un mapa de cualquier teoría o invest igación coherente a lo largo de dos dimensiones: la dimensión Objetivo/ Subjetiva y la dimensión Reguladora/ Revolucionaria . Dimensión Objetivo/ Subjetiva Para efectos de nuest ra invest igación, asum imos que la primera dimensión se ref iere a la constante oposición ent re dos tendencias radicales, las objetivistas y subjetivistas. Las objetivistas, que buscan la explicación de los fenómenos dando a los datos objet ividad excesiva. Su interés se cent ra en la generación de leyes universales mediante la búsqueda de causas y efectos; estas tendencias, se han denom inado tendencias positivistas, toda vez que sólo vale el dato positivo (aquel que se puede demostrar ). Para estas, el mundo no depende de los sujetos, pues al estar regido por leyes se puede cont rolar el fenómeno sociocultural . Las subjetivistas pretenden una comprensión del fenómeno social, concediendo a lo subjet ivo la principal f uente de los datos; antes que generar leyes universales, buscan la descr ipción y algunas la comprensión de escenarios part iculares. El mundo social depende de los sujetos y son el los quienes lo const ruyen y lo vivencian; por tanto, para conocerlo, no basta con generar explicaciones objet ivas sobre él ; no es posible considerar que el mundo social esté regido por leyes universales, puesto que las real idades son para los sujetos en tanto cada grupo puede vivir una realidad dif erente. En este sent ido una realidad social no puede cuadricularse en un plano cartesiano y t abla porcentual, puesto que la sociedad es una maraña dinám ica de signif icantes y signif icados que const ituyen dicha realidad. La pugna que se vive ent re estas dos tendencias, es expresada por Mardones, al considerar que las dos t radiciones en la f i losof ía del m étodo cient íf ico son la tradición ar istotélica y la tradición galileana . La pr imera, preocupada por la comprensión; el cómo, y su explicación teleológica a partir de la esencia de “dar razón a los hechos”. La segunda, preocupada por el por qué y el para qué, deviene de las ideas de Galileo, Platón y Bacon, e intenta la explicación desde las causas y consecuencias de los fenómenos. Dado que su interés es la ley general que rige el fenómeno, se torna, según el autor, en mecanicista y funcionalista. Hammersley y Atk inson, reconocen así m ismo, que han exist ido dos paradigmas en conf l icto en las ciencias sociales, por un lado el positivismo (dimensión Objet ivista) que privi legia los métodos cuantitativos propios de la ciencia natural ; y por ot ro lado el naturalismo (dim ensión Subjet ivista), que defiende la descripción objetiva del fenómeno desde un medio natural. Ref ir iéndose a esta m isma cont roversia, Taylor y Bogdan, reconocen dos perspect ivas teóricas principales en las ciencias sociales: el posit ivismo, el cual af i rma que el cient íf ico social debe considerar los hechos o fenómenos sociales como cosas que ejercen una inf luencia externa sobre las personas; y la Fenomenología , la cual quiere entender los fenómenos sociales desde la ot ra perspect iva del actor. Así m ismo, De la Cuesta, asum e esta cont roversia desde la consideración de métodos cualitativos y cuantitativos de investigación social. Esta pugna ent re el objet ivismo y el subjet ivismo se ha fundamentado desde las consideraciones paradigmát icas de la f i losof ía consideradas por Briones, como empir ismo, racionalismo, idealismo, mater ialismo y existencialismo. El empir ismo, que considera el conocim iento como producto de las experiencias sensiblesy t iene su consolidación en el experimento. La expresión contem poránea del empirismo está en el positivismo lógico. El racionalismo, para quienes el conocim iento es producto de la razón, inf ir iendo por consiguiente la deducción a part i r del descubrim iento de las causas de los fenómenos. Todo efecto, t iene su causa; por tanto, al encont rar la, es posible dominar su efecto. La expresión deductiva del racionalismo está en la búsqueda de leyes y su generalización , y es asum ida por el posit ivismo, como una expresión contemporánea. El idealismo, que def ine todo conocim iento como producto de las ideas; para sus impulsores, el mundo no existe fuera de la mente, pues lo que existe es una representación subjet iva de él. Este paradigma ha evolucionado desde las posiciones mas or todoxas como el subjet ivismo idealista, hasta las posiciones que reconocen la existencia del mundo expresado a t ravés de categorías subjet ivas, las cuales, son independientes a toda experiencia sensorial , caso del idealismo t rascendental . Se considera que la máxima expresión contem poránea del idealismo es la Fenomenología . El mater ialismo, para este paradigma, t odo lo que existe es o depende de la materia, las ideas, por ejemplo, son solamente una consecuencia de la organización de la materia. Sus expresiones se han logrado desde las tendencias funcionalistas y estr ucturalistas. Para los funcionalistas, el conocim iento no t iene que orientarse a los hechos o consecuencias, sino a la función orgánica que implica ser indivisible en sus unidades, y debe ser estudiada mediante métodos objetivos y procedimientos probabilísticos. Una causa no puede verse independiente de la consecuencia, pues corresponde a una est ructura de función; el est imulo, por ejemplo, no puede verse independiente de la respuesta, decía Dewey (citado por Abbagnano). Las tendencias estructuralistas, se apoyan en las teorías de la gestal , o teorías conf iguracionistas de la forma. Estas tendencias, surgen como una respuesta al atom ismo de las teor ías asociacionistas, asumiendo que la realidad no se compone por la suma de las partes, sino por la forma total o estr uctural. Sus impulsores antes que hablar de hechos, hablan de configuración, formas y campos tomados como estr uctura total. Koler y Kof fka fueron sus fundadores. Son diversas las expresiones del mater ial ismo; ent re el las, se consideran el material ism o dialéct ico, el material ismo histórico, en material ismo cient íf ico y el material ismo f ísico y f isical ismo. El realismo, considera la existencia del mundo y los fenómenos independientes de la mente. Según sus impulsores el m undo existe así no haya sido pensado. En este paradigma se han presentado diferentes tendencias; desde aquellas que asumen el conocim iento como una representación exacta del mundo exterior (real ismo ingenuo), hasta aquellas que piensan que esa realidad hay que someterla a revisión (Realismo crít ico). La segunda dim ensión, reguladora/ revolucionaria , expresa la constante tensión ent re el total radical ismo de las tendencias objet ivas y subjet ivas y la posibi l idad de estas m ismas tendencias de i r logrando posiciones más f lexibles. Tendencia Objetivista: Una constante tensión ent re lo radical y lo regulador . El positivismo clásico. En esta dimensión, reconocida como posit ivista por todos los autores consultados, se ubican aquellas invest igaciones que presentan las siguientes característ icas: (Ver Hammersley y Atkinson, Mardones y Briones). 1. La ciencia natural es concebida en térm inos de la lógica del experimento. Se ha const ituido en base de las ciencias naturales y se apoya fundamentalmente en el empirismo. 2. La búsqueda de leyes universales apoyadas en el m étodo deduct ivo y la ut i l ización de las encuestas como inst rumentos para general izar , a part i r de la visión racionalista del mundo. 3. Ut i l iza el lenguaje de la observación neut ral , donde busca la estandarización de técnicas de observación, para otorgar la val idez de la información, según perspect ivas asumidas desde el real ismo. 4. Dado que su característ ica es estar sujeto a la comprobación y falsación de hipótesis, su objet ivo es comprobar la teoría con los hechos em píricos. Por lo anterior , los inst rumentos ut i l izados son preestablecidos y rígidos, val idados mediante acciones previas, que garant icen su ut i l ización universal . 5. Ut i l iza la explicación causal o “Erklaren” como característ ica de la explicación cient íf ica racionalista. 6. Su interés se cent ra en el dom inio del conocim iento posit ivista, que desde A. Comte, coloca el énfasis en la predicción de los fenómenos. El positivismo, ha sido reconocido por grandes teóricos, logrando sus mayores desarrol los desde el siglo XVI hasta las primeras décadas de XX. Ent re los primeros impulsores se puede considerar a Copérnico, Francisco Bacon en 1600, August Comte en 1840, quien int roduce el térm ino de posit ivismo y Emile Durkheim en 1938, quienes fueron sus primeros representantes. Los positivistas buscan los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos. (Ver Taylor y Bogdan y Mardones). El positivismo, desde un punto de vista social, fue asum ido, según Sandoval , Taylor y Bogdan, y Rest repo, por Em ile Durkheim al proponer, en su l ibro sobre las reglas del método sociológico que: El científico social debe considerar los hechos o fenómenos sociales como cosas que ejercen una inf luencia externa sobre las personas, y pretender con el lo int roduci r los requerim ientos del racionalismo técnico y la experiencia sensible del empirismo a los estudios sociales. Por t anto, Durkheim int rodujo el método experimental ut i l izado en las ciencias naturales, el cual busca encont rar las causas de los problemas para ejercer su dom inio sobre el fenómeno. Este enfoque se apoya básicamente en la t raducción del com portam iento de un fenómeno u objeto en cuadrantes cartesianos y escalas m atemát icas. Dado que el positivismo clásico es la expresión de los paradigmas empir istas, racionalistas y realistas de la f i losof ía, desconoce la inf luencia del idealismo en el conocim iento, pues lo considera com o especulación. (Ver Briones 1996b, 27-47). La dimensión reguladora del objetivismo. En el siglo XX, las intervenciones de la lógica int roducidas al posit ivismo, generaron el l lamado positivismo lógico, como una de las formas de manifestación del neopositivismo. Es nueva versión del posit ivismo, fue impulsada por Russel, Wit tgestein I, y Schlick, Carnal , Neurath, Frank, ent re ot ros, como grandes representantes del ci rculo de Viena (ver Mardones, 1991, 33; Rosental, 1997, 371, y Briones, 1996b, 39)10. 1.5.3. La existencia auténtica del hombre En la actualidad ha tomado auge el Existencialismo (Sören Kierkergaard), cuyo tema cent ral es la elucidación de las caracter ísticas de la existencia autentica del hombre. Se t rata del problema más humano que pueda afectar a cada uno; de su resolución depende la t ónica de la vida a seguir . ¿Es la liber tad lo esencial en la vida humana? ¿Son, acaso, los valores morales (ética) lo más importante? ¿En qué consiste la autenticidad? ¿Cómo debe llevarse a cabo la interrelación y comunicación humana? ¿Cómo se degrada el nivel humano de existencia autentica? Tales son las principales cuest iones que se pretende resolver en dicha corriente f i losóf ica, y esto es solo una muestra de una parcela del conocimiento científ ico. La cual t iene su base en el humanismo, yaque a través del conocimiento científ ico, trata de encontrar una solución, y poner la a disposición de la humanidad, para el mejor benef icio del desar rollo emociona l e intelectual del individuo y de la sociedad.11 1.5.4. El problema de la constitución y evolución del Universo El problema del t iempo y del espacio, de la evolución y de la esencia de la materia, const ituyen uno de los temas cent rales en las obras e invest igaciones de los f ísico modernos. Generalmente son los cient íf icos los que se han dedicado a penet rar f i losóf icamente en dichos asuntos. Lo 10 Pág. 43 -5 4. Mur cia P. Napoleón y J ar amillo E. L. Guiller mo. Invest igación cualitat iva (una guía par a abor dar estudios sociales). Edit. Kinesis, Colombia 2 000. 11 Ruiz L. Ramón. Ingenier o Civil y Doctor ant e en Educación. Mexico 2 006. importante es aclarar que, en el momento en que una persona trata de fundamentar los conocimientos en cuanto tales, en su propio ramo, en ese momento está haciendo Filosofía. La Cosmología es la rama f i losóf ica que t rata dichos asuntos, y fue una de las primeras que se cult ivaron ent re los griegos. 1.5.5. Los problemas de la Lógica, la Ética y la Estética . El tema t ípico de la Lógica es el orden de los conceptos. A el la corresponde dictam inar acerca de las est ructuras mentales, los procesos correctos en el raciocinio, las leyes de todo pensam iento bien est ructurado, como el de las def iniciones, las divisiones, las categorizaciones, la conversión de propósitos, etc. A la Ética le corresponde t ratar las cuest iones acerca del bien y del mal. Su importancia deriva del papel rector que dicha ciencia adquiere en la mente de quien la escudriña y l lega a soluciones fundamentadas. Junto con ese problema se conectan el de la obl igación en armonía con la l ibertad, el de las categorías de valores, el de las vi rtudes, el de la autonomía en correlación con la heteronim ia, etc. La filosofía es un saber plenamente humano, en el sent ido de que penet ra j ustamente en los temas y cuest iones que afectan ínt imamente la vida personal de cada hombre. Así por ejemplo, la Filosofía es la que t rata los temas existenciales, tales como la libertad, el amor, las relaciones interpersonales, la fidelidad, la obligación, el bien, el mal, el fin supremo y la felicidad. De este modo, al m ismo t iempo que l lena los requisitos de una ciencia en cuanto al r igor y orden que de el la se exige, así también l lena los temas propios de un estudio propiamente humaníst ico. La filosofía es, pues, una síntesis equilibrada del saber humano. 1.5.6. Caracter ísticas de los problemas filosóficos, en cuanto a su resolución: a) La Fi losof ía, en cuanto a la resolución de sus problemas, sigue un método em inentemente racional. Lo cual no signif ica que se desechen los datos empíricos, pues, al cont rario, éstos const ituyen, precisamente, el material sobre el cual la intel igencia profundiza y encuent ra su causa o razón. El método filosófico es, pues, un uso equil ibrado de exper iencia sensible y razón, es experimental-racional. b) Y por f in, la Fi losof ía es desinteresada, en cuanto que el propio conocim iento de sus tesis, problemas y soluciones proporcionan, por sí m ismo, una plena sat isfacción al intelecto que los contempla. La Fi losof ía const ituye, por sí m isma, un objeto val ioso, al cual t iende la intel igencia como f inal idad plena. Obtenerla, contemplar la y saciarse en el la es una m isma cosa. Lo cual no es obstáculo para que, posteriorm ente, en una act itud pract ica, sea posible obtener apl icaciones, ut i l izaciones y derivaciones, sea para fundamentar ot ras ciencias, sea para regir y ordenar la propia vida.12 1.5.7. DIFERENCIAS ENTRE FILOSOFIAY CIENCIAS Con el concepto de Fi losof ía ya explicado anteriormente, podemos dar ahora una idea más clara de el la si la comparamos con el saber científico tal como actualmente se ent iende, es decir con las ciencias experimentales o part iculares. Una vez dist inguida la Filosof ía con respecto a las ciencias experimentales, haremos una comparación de las soluciones que dan ambos niveles del saber f rente a un m ismo tema a elucidar, por ejemplo, f rente al hombre, al mundo, al número, a la conducta humana, o f rente a la bel leza o a la fel icidad. 12 Págs. 11-16. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 1.5.8. Diferencia entre causas próximas y causas últimas La filosofía estudia las causas últimas (o supremas), mientras que las ciencias experimentales estudian causas próximas. Por ejemplo, al estudiar el movim iento, la Física capta el tema por medio de las fuerzas, roces, pesos y equil ibrios, que afectan a los cuerpos. Éstas son las cusas próximas, y se dist inguen porque permanecen siempre en el plano de lo sensible y de lo experimentable. En cambio, la Filosofía examina los dos pr incipios que explican todo devenir en su forma esencial, a saber, el acto y la potencia . Éstas son causas supremas, y ya no permanecen en el nivel sensible; sólo se captan en el nivel intel igible. En ot ras palabras, el filósofo trata de llegar hasta la esencia del objeto estudiado, y su explicación es en sentido vertical, pues abandona el nivel sensible y experimental. En cambio, el cient íf ico elabora explicaciones en sent ido horizontal , dent ro de un nivel experimental. La diferencia fundamental de ambos t ipos de saber reside, pues en su diferente objeto formal.13 1.5.8.1. La totalidad y la parcialidad del objeto material Solamente la Filosofía pretende abarcar la totalidad de las cosas; su objeto material es el m ás amplio que pueda darse. En cambio, las demás ciencias son particulares, es decir , estudian una parte o sector determ inado, ent re todos los entes. 1.5.8.2. Método Experimental y Método Racional Las ciencias experimentales subrayan la necesidad de la experiencia sensible, y así es en efecto, pues las leyes de la naturaleza no se deducen de 13 Págs. 17. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. ciertos principios, sino que t ienen que observarse de un modo sensible, aun ut i l izando la experimentación. Por su par te la Fi losof ía, aún cuando no pueda prescindi r de la experiencia sensible, insiste en el Método Racional y en el uso del entendimiento, gracias al cual es posible captar las esencias, los primeros principios y las causas supremas que fundamentan al Universo. 1.5.9. Diferencia entre Epísteme y Sofía Otro modo de captar la diferencia ent re los dos t ipos de saber, está en lo que Aristóteles l lamó Epísteme y Sofía. Epísteme es la ciencia, pero entendida, no como un conjunto de verdades, sino como un hábito intelectual demost rat ivo. El sujeto que posee esta cualidad t iene faci l idad para demost rar con rigor y exact i t ud sus asertos, puede fundamentar sus tesis, o sea, da las causas de los que sost iene.14 Por su parte, Sofía es la sabidur ía que ama el filosofo (f i los: que ama; Sof ía: sabiduría), y consiste en una conjunción de epísteme y nous. La Fi losof ía, por lo tanto, incluye también la epísteme o hábito demostrat ivo, pero añade algo más: el nous. Nous es el hábito intuit ivo de los primeros principios; es la cualidad mental (vi rtud intelectual, dice Aristóteles) por la cual un sujeto tiene facilidad para remontarse de un modo intuitivo hasta los pr imeros pr incipios que sirven de base a toda demostración. Por lo tanto, Sofía, en cuanto cont iene epísteme, part icipa del r igor cient íf ico, y en cuanto cont iene nous, profundiza hastalos principios. He aquí la semejanza y la di ferencia ent re ciencia y Filosofía . El f i lósofo es, pues, un cient íf ico que profundiza hasta las causas y primeros principios. 14 Págs. 18. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 1.5.10. Los grados de abstracción Aristóteles (384-322 a.C.) y Santo Tomas de Aquino (1224-1274) explicaron la t r iple graduación de la abst racción formal. En primer grado, que corresponde a la Física, se prescinde de la materia individual , y se estudia al ente móvil . En segundo grado se prescinde de la materia sensible, y se estudia al ente quantum (la cant idad). En este nivel está la Matemát ica. Por f in, en el tercer grado se prescinde de toda materia, y se estudia al ente en cuanto tal, en el más amplio horizonte posible, que se l lama t rascendental , y que abarca a todo cuanto existe. Este tercer grado de abst racción form al es el que corresponde a la Metaf ísica, núcleo de toda la Fi losof ía. En consecuencia las ciencias particulares pertenecen a un nivel categorial (part icularizado), y solamente ahora sentar que la Fi losof ía, desde el momento en que va hasta los primeros principios, es una ciencia rectora; esto por dos razones: La Filosofía r ige a todas las demás ciencias, porque fundamenta los principios de el las. En el momento en que un cient íf ico analiza los principios de su propia ciencia, ipso facto está haciendo labor f i losóf ica. Por ejemplo: las Matemát icas se ocupan de las relaciones ent re cant idades; pero en el mom ento en que un matemát ico revisa y crit ica las bases de su certeza y los principios que le sirven para fundamentar sus raciocinios, t raspasa el l ím ite de su campo y toca el de la Lógica o de la Teoría del Conocimiento, que son ramas t ípicas de la Fi losof ía. Justamente es lo que ha sucedido en los siglos XIX y XX, cuando los matemát icos lograron aclarar tesis que ahora se cont ienen en la rama l lamada Lógica matemát ica, y que debe entenderse como una ampliación de la Lógica aristotél ica. Por ot ro lado, la Filosofía también es una ciencia rectora , porque da normas que rigen la conducta humana, basándose en el análisis de la naturaleza del hombre y de sus exigencias, con lo cual deriva las l íneas generales de una existencia autént icamente humana. 1.5.11. Otras ciencias paralelas Por últ imo, se puede mencionar ot ras ramas de la Fi losof ía que t ienen su correspondiente paralel ismo en alguna ciencia exper imental. Por ejemplo: la Filosofía de las Matemáticas estudia la esencia de las cant idades, los fundamentos de su certeza, etc., m ient ras que la Matemática estudia las relaciones ent re cant idades.15 1.5.11.1. La psicología Racional y la Psicología Experimental La primera es una ciencia f i losóf ica, y estudia el tem a del alma, de sus facultades (intel igencia y voluntad), la inmortal idad, la espir i tual idad, la l ibertad, la persona. En cambio, la Psicología exper imental estudia preferentemente los fenómenos observables y sus explicaciones, en sent ido horizontal; por ejemplo, el est imulo y la reacción correspondiente. Ut i l iza “test”, estadíst icas, experimentos hechos en gran número de personas. Así es como han surgido leyes, como la de Weber (que relaciona la sensación y el est imulo), y tam bién el interesante estudio sobre el inconsciente, a part ir de la teoría del psicoanálisis de Freud. La Estética filosófica t rata del tema de la esencia del arte y de la bel leza. Su método es racional. En cambio, una Estét ica cient íf ico-experimental t rataría los m ismos tem as, pero en el plano de lo experimentable; sus métodos 15 Págs. 19. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990 estarían hechos a base de “tests”, estadíst icas, observaciones en la historia y en la civi l ización actual.16 Heráclito, el f i lósofo del deveni r , y de la tensión de los cont rarios dent ro de la unidad. “Todo cambia” (panta rei), es la f rase que se le at r ibuye, como símbolo de sus tesis, según la cual no hay nada en reposo. Nadie se mete dos veces en el m ism o río17. Lo que quiere decir es que todo esta en constante cambio o movimiento continuo, de la cantidad a la calidad, todo muere y se renueva, todo es causa y efecto, y después todo lo que es efecto pasa a ser causa, todas las formas de movimiento de la mater ia están en constante cambio. Por tanto, en la naturaleza y en la sociedad se realizan procesos dinámicos.18 1.5.12. EL MOVIMIENTO DE LA MATERIA Y LOS ORGANOS SENSORIALES ¿Pero existe el movimiento de la mater ia o solo es una ilusión de los sentidos? Parménides, crit ica a Herácl ito, y se opone radicalmente a sus tesis sobre el deveni r. Y af irm a que, el movimiento es cal i f icado como una i lusión de los sent idos. Zenón de Elea es d iscípulo de Parménides y se ha hecho celebre por sus aporías o argum entos cont ra el movim iento. La más famosa de sus aporías es la de Aquiles y la Tortuga : Los dos compiten en una carrera, y Aquiles cede una ventaja en distancia a la tortuga; a par t ir de cier t o instante, los dos empiezan a correr , y cuando Aquiles l lega al lugar A, donde estaba la tor tuga, ésta ya avanzó ot ro poco, hasta el punto B; cuando, nuevamente, Aquiles l legue al punto B, la tor tuga avanzó, en este mismo 16 Págs. 21-22. Gutiérrez S. Raúl. Historia de las Doctrinas Filosóficas. Editorial Esfinge S.A., Mexico 1990. 17 Pág. 31. Ibíd. 18 Ruiz L. Ramón. Ingeniero Civil y Doctorante en Educación. Mexico 2006. lapso de t iempo, ot ra distancia, por pequeña que sea, y l legó al punto C; y así sucesivamente, la tor tuga nunca sería alcanzada por Aqui les; luego el movimiento no existe. El propósito de Zenón, con argumentaciones de este est i lo, es hacer ver que, racionalmente, el movimiento no puede ser explicado, sino que conduce a conclusiones paradójicas. De esta manera adhiere a la tesis del ser inmóvil , de su maest ro Parménides. Sin embargo, aun en el plano racional, el defecto de una argumentación tal consiste en dividi r los espacios, tanto en distancia como en t iempo, de acuerdo con una proporción decreciente. Si los lapsos de t iempo considerados fueran iguales, no habr ía lugar para esa conclusión tan absurda.19 Hoy en día, sabemos que, El movimiento es el modo de existencia de la mater ia. Los m aterial istas ingleses y f ranceses exponían ya esta idea, considerando el movim iento como una propiedad interna de la materia. Pero los material istas del pasado carecían de una concepción dialéct ica completa del movim iento cuya diversidad cuali tat iva reducían a menudo a procesos mecánicos (teoría mecanicista). Para Hegel (1770-1831), que reconocía el movim iento universal en el mundo, la sustancia en movim iento resulta ser, en f in de cuentas, el principio absoluto, ideal, y no la propia materia. Los fundadores del material ismo dialéct ico (K. Marx y F. Engels), basándose en los adelantos de la ciencia de su t iempo, most raron que la materia es act iva y que la fuente de su act ividad, de su movim iento, está en el la m isma. Most raron que la materia y el movim iento son inseparables, que ningún t ipo de materia puede exist ir sin encont rarse en movim iento. Por t anto, el movimiento es el modo de existencia de la mater ia . La mater ia es la base de 19 Págs. 21-22. Gutiérrez S. Raúl. Histor ia de las Doctr inas Filosóficas. Editor ial Esf inge S.A., Mexico 1990. toda la pluralidad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad porque está vinculada or gánicamente al movimiento. 20 Por lo tanto,sin el movim iento, el mundo no podría exist i r en general. Los mater ialistas mecanicistas consideraban el movim iento como un simple desplazam iento de los cuerpos en el espacio y el t iempo, lo que l levaba a comprender la m ateria como una suma mecánica de part ículas de sustancia – átomos, etc.,- idént icas, de la m isma calidad e indivisibles. Para el los, la variedad de formas y clases del movim iento de la materia se reducía al desplazam iento mecánico de los cuerpos f ísicos. A diferencia de los material istas mecanicistas, Marx y Engels revelaron la variedad de form as de movim iento de la materia. El movimiento no es sólo un cambio de lugar; es también el movim iento calórico-m olecular y la luz, la tensión eléct r ica y magnét ica, la disgregación y la combinación quím ica, la vida biológica y, por últ imo, la forma más compleja y variada del movim iento: la vida social. Por tanto, el concepto de movim iento, desde el punto de vista del material ismo dialéct ico, comprende todos los cambios que se producen en la naturaleza y en la sociedad. “El movimiento, aplicado a la mater ia, es cambio en general”. El movimiento abarca todos los cambios que se producen en el mundo objetivo. Su concepto es universal en el material ismo dialéct ico y t iene, por el lo, gran importancia de principio. 20 Pág. 68. Kursanov G. Materialismo Dialéctico. Editorial Ediciones de Cultura Popular. Argentina 1973 . El concepto de cambio es más amplio que el de desarrol lo. El cambio comprende, adem ás del desarrol lo progresivo, el movim iento regresivo y el simple desplazam iento en el espacio, en el cual puede no haber progreso ni regreso.21 1.5.13. El conocimiento presenta dos aspectos: 1. El de la act ividad en ejercicio (el conocer). 2. El de resultado de esta act ividad, que forma el contenido de nuest ro saber (conocim iento). Unas veces se produce tan pronto como el objeto está presente; ot ras exige un t rabajo más o menos largo y complicado y la posición de actos de carácter muy diverso: he aquí por qué puede hablarse de funciones o hechos de conocim iento. Clases de conocim iento.- Tradicionalmente se han dist inguido en el estudio del conocim iento dos esferas: la del conocimiento sensible y la del conocimiento intelectual. El conocimiento sensible.- Se caracteriza por su aspecto puramente aprehensivo, por la individualidad concreta de sus objetos y por su condicionam iento f isiológico necesario. Los objetos pueden estar presentes a la conciencia por sí m ismos (aprehensión inm ediata) o por medio de representante (aprehensión mediata). Por ot ra parte, los objetos, situados todos en el medio en que vivimos, pueden pertenecer al medio f ísico o al medio psíquico (social) const ituyendo su aprehensión nuest ra experiencia externa, o pueden ser los m ismos acontecim ientos de nuest ra vida (medio subjet ivo), nuest ras vivencias, cuya apropiación form a la experiencia interna. 21 Pág. 68-69. Kursanov G. Materialismo Dialéctico. Editorial Ediciones de Cultura Popular. Argentina 1973. 1.5.13.1. Formas del Conocimiento Sensible Las principales formas del conocim iento sensible son: la sensación, la percepción, así propia como de los objetos sensibles y del prój imo, la imaginación y el recuerdo. En todas el las cabe dist ingui r los aspectos de función y contenido. La percepción.- Es la aprehensión inmediata de algo, en cuya realidad creemos. Por la m anera de hacerse presentes los objetos a la conciencia y por la diversidad de éstos, la percepción puede ser sensible, interna y del prój imo. La percepción sensible.- Es la forma de conciencia cognoscit iva de los objetos a el la presentes con intervención de los sent idos. Es una función ext remadamente compleja, con la cual respondemos a la actuación sobre nuest ro cuerpo de los seres del medio f ísico. No obstante, en el análisis de la función percept iva, como explicación de su complej idad, se adm ite un acto más elemental y ya i r reducible a ot ro más sencil lo: la sensación, cuyo contenido sirve de base al percibi r. ¿Qué es la sensación? Es la conciencia pura y simple de algo, producida en nosot ros al obrar sobre nuest ro cuerpo los seres f ísicos. Forma la base de todas nuest ras percepciones sensibles, y va acompañada y como envuelta o penet rada por múlt iples actos. Sus aspectos.- Los aspectos de la sensación son dos: el de ser un acto de conciencia y el de contenido de ese acto. En la sensación de sonido, una cosa es el sent ir el sonido y ot ra el sonido sent ido. Lo característ ico del primer aspecto (sensat io) es el ser conciencia elemental, pura y simple: la pura aprehensión del sujeto f rente al puro color , al puro sonido que le est imula. El segundo aspecto (sensatum) se dist ingue por ser: a) El efecto correspondiente a la actuación del objeto que le ocasiona y la respuesta del sujeto a la actuación; b) Algo elem ental, concreto, relat ivamente independiente, intuit ivo y consistente. Es deci r , que el “verde”, contenido de m i sensación, no es algo m ío ni del obj eto que le ha ocasionado, sino la resultante de ambos factores; no está unido inseparablemente con tal acto mío ni ha de ir necesariamente acompañado de determ inados contenidos; es, precisamente, este “verde” que ahora siento, que no se puede confundi r con ningún ot ro; presenta cier to modo de ser plást ico, vivo, y tal consistencia que perm ite el que pueda reaparecer ante la conciencia en conclusiones diferentes, como en la representación. Las condiciones de la sensación.- Un ser del mundo f ísico (una casa, un reloj , un caramelo) actúa sobre una parte del cuerpo hum ano. Tal actuación produce una excitación en los nervios sensit ivos, que, l legada a un cent ro nervioso (determ inada región del cerebro), origina el hecho consciente de la sensación, como respuesta del sujeto. Siendo, pues, t res los elementos que en la sensación intervienen (un ser físico, el organismo del sujeto y su compleja vida psíquica ), la sensación se halla somet ida a un t r iple condicionam iento; físico, fisiológico y psíquico. Como la sensación surge al f inal del proceso f isiológico y merced a él, las condiciones determ inadas por los dos primeros elementos son condiciones previas. Las condiciones f ísicas: los est ímulos.- Los seres del medio f ísico, en cuanto son causas de la sensación, se l laman estímulos, y pueden def ini rse como “aquellos hechos que producen en el organismo una excitación nerviosa que irá acompañada de conciencia”. Con relación al organismo se pueden dividir los estímulos en externos o internos, según que sean exteriores o interiore a él. No obstante, el est imulo externo debe t ransformarse en interno, para que pueda originar la sensación. Los estímulos externos pueden ser quím icos (en las sensaciones olfat ivas) y f ísicos; estos, a su vez, mecánicos (movim ientos), ópt icos, acúst icos, térm icos y eléct r icos. Los internos son o per ifér icos o centrales. Las condiciones fisiológicas.- Aparte de las disposiciones momentáneas e individuales, debidas a la total economía corporal , inf luyen poderosa y decisivamente en la sensación no sólo la est ructura de las partes orgánicas puestas en juego, sino también sus cambios funcionales. El organismo interviene en la sensación con los sentidos, los nervios y los centros nerviosos. ¿Cómo o desde dónde se decide lo que siente y piensa el individuo? Según Hume, no es la razón la que decide lo que decimos o lo que hacemos; son nuest ros sent imientos. El pensam iento racionalista había opinado que es inherente a la razón del hombre el saber dist inguirent re el bien y el mal. Por ejemplo, si alguien decide ayudar a alguien necesitado de ayuda, son sus sent im ientos (deseo, interés, intención, condescendencia, compasión, altruismo, etc.22), y no es la razón, la que pone en marcha. Ya que si no le da ganas de ayudar (esto es la acción-voluntad, la fuerza f inal que impulsa al individuo a lograr su meta u objetivo, la cual se convier te en un proceso)23. 22 Ruiz L. Ramón. Ingeniero Civi l y Doctorante en Educación. Mexico 2006. 23 Ibíd. También en ese caso son sus sent im ientos los que deciden. No es ni sensato ni insensato no ayudar a alguien que necesita ayuda, pero puede ser vi l . Agrega Hume que, todo el mundo t iene cierto sentimiento hacia el bien de los demás. Tenemos la capacidad de most rar compasión. Pero todo esto no t iene nada que ver con la razón humana.24 Por tanto, no podemos probar con la razón cómo debemos actuar . Actuar responsablemente no equivale a agudizar la razón, sino a agudizar los sent im ientos que uno t iene hacia los demás. No va en cont ra de la razón el preferi r la dest rucción del mundo entero a tener un rasguño en un dedo, di j o Hume.25 Los sentidos u órganos sensoriales son determ inadas parte de nuest ro cuerpo, sobre las cuales actúan los est ímulos. Algunos (el ojo, el oído) suelen presentar una part icular est ructura; y t odos alojan elem entos de un tej ido peculiar impresionable; el tej ido nervioso. Los nervios.- El sistema nervioso t iene, como últ imo elemento, la neurona , verdadera unidad anatóm ica. Esta es una célula que consta de un núcleo, de varias prolongaciones ram if icadas que irradian de aquel, l lamadas dendritas, y de una ram if icación larga, que es el l lamado axòn o cilindro-eje. La unión de los axones de varias células que forman las fibras nerviosas que, at ravesando todo el cuerpo, se reúnen en la medula y en el cerebro, formando manojos y haces. Una vía nerviosa consta de ordinario de muchas neuronas cont iguas que se suceden. La excitación producida, ya en la periferia del organismo, ya en un cent ro nervioso, se t ransm ite de neurona en neurona, originando la corriente nerviosa, que o suscita una sensación (corr iente nerviosa aferente) o produce una cont racción muscular en los m iembros (corr iente nerviosa eferente). 24 Pág. 336. Gaarder Jostein. El mundo de Sofía. Edit . Patr ia/ Siruela. Mexico 2004. 25 Pág. 338. Gaarder Jostein. El mundo de Sofía. Edit . Patr ia/ Siruela. Mexico 2004. Los centros nerviosos.- Los elementos que recogen en determ inadas regiones interiores del organismo, formando los centros nerviosos. Su f inal idad es ser térm ino y principio de corrientes nerviosas y lugar de su t ransformación. Están const ituìdos por asociación de innumerables neuronas.26 ¿Quién quiere conocer? ¿Cómo puede ser conocido? ¿Qué puede ser conocido? Resulta bastante ext raño que la mayoría de las personas, aun aquellas que nunca han oído hablar del Método Cient íf ico (o si lo han oído, poco podría importar les) quieran entender el mundo que les rodea. Realmente, esta necesidad por conocer está presente también en los animales; un mono, o aun una rata, a veces pasarán por múlt iples problemas tan sólo para explorar una parte de su alrededor. En las personas, la necesidad es fuer te, aun cuando altamente diversif icada. Algunos estudia a los pájaros, ot ros disf rutan la lectura de not icias necrológicas. Y además de ot ros intereses, a la mayor parte de las personas les gusta comprender a ot ras personas (t ales como a sí m ismas). Por lo tanto, el estudio cient íf ico del hombre puede parecer relacionado con lo obvio, en tanto que nos dice lo que todo mundo ya sabe, o que nos of rece ideas ext remas o erróneas. Pero debemos de reconocer y recordar que no todo el conocim iento val ioso acerca de la gente es obvio y que, ent rañablemente, mucho del conocim iento “obvio” a m enudo es falso o t r ivial. Pero deben establecerse primero dos problemas prel im inares, a saber: las cuestiones de la existencia del universo y la adquisición del conocimiento. 26 Págs. 67-72. D. Soria Teodoro. Psicología. Editorial Esfinge, S.A., Mexico 1978. 1.5.14. Tipos de problemas del Conocimiento Antes de exam inar las formas en que adquir imos el conocimiento y sus fuentes, es quizás út i l determ inar si es razonable aceptar que obtenemos alguna clase de conocim iento de alguna manera, y cuál podría ser el valor de tal conocim iento, en el caso de que fuera aceptado que tal conocim iento puede lograrse. El problema ontológico o metafísico, o “¿Qué existe? La suposición básica conocida de Rene Descartes (1596-1650): “<<Cogito, ergo sum>> pienso, luego existo” se or iginó de un problema largo t iempo recalcado por la teología de la Iglesia Crist iana. ¿Cómo puede la “mente” conocer la “materia”? o en ot ras palabras, ¿Cómo podemos l legar a conocer algo acerca del mundo? ¡Quizá es solamente una f icción de nuest ra imaginación!... La respuesta de Descar tes fue ingeniosa y persuasiva; cont inúa inquietando a los f i lósofos y cient íf icos de hoy en día. Perm ítaseme suponer, di j o Descartes, que nada existe en lo absoluto acerca del universo, excepto, el hecho indiscut ible de que estoy pensando, aquí y ahora, y que, debido a que estoy pensando, debe exist ir una ent idad que realiza el pensar, est o es, Yo. Más aún, debe haber una parte de m í que conoce y una parte (más básica) que es como todo lo demás, un objeto de conocimiento. Pero inmediatamente, Descartes se vio ante un problema ulterior : ¿Qué sucede si sólo yo existo, y el resto del universo existe solamente en los procesos de m i pensam iento? Descartes estaba profundamente preocupado con esta posibi l idad (que posteriormente fue l lamada solipsismo), porque para un f i lósofo rel igioso que no podía dudar de la existencia de Dios, el dudar de la existencia del universo implicaba que Dios podría estar j ugando un sucio t ruco de representación falsa. Es importante darse cuenta que el paso de “pienso, luego existo” a “el universo existe” no se da lógicamente, se da solamente si se aceptan las prem isas adicionales: “Dios existe y es inf initamente bueno y honrado” y “Dios me da las percepciones del mundo”. El sof ista Gorgias resolvió el di lema hace algunos 2500 años: “Nada existe. Si algo exist iera no podría ser conocido. Si algo pudiera ser conocido no podría ser comunicado”. El no estaba interesado part icularmente en los di lemas lógicos y teológicos, y la preocupación del hombre por lo espi r i tual relegó el problema hasta el siglo XVII. Aún entonces, la conclusión lógica f inal de que nada existe, excepto la mente del que percibe, f ue evitada por Descar tes, Leibnitz y Berkeley. Para el los, Dios viene al rescate: si parece que el mundo está ahí, así debe ser ; paraf raseando a Descartes: Dios no es un embustero de conf ianza. El solipsismo, al negar la existencia del universo, es por tanto ateísta y a la inversa; el teísm o t radicional necesita de la consideración de que el universo es real . (Se podría argüir que el sol ipsismo es una forma de teísmo que podríamos l lamar “autoteísmo”, lo que signif ica “yo soy el Dios de m i propio universo”. Pero esta variante dif íci lmente podría ser considerada “t radicional”). Hoy en día, las ciencias exactas has exorcizado en alto grado la duda últ ima acerca de la existencia del mundo como un problema metaf ísico insoluble. Ninguna respuesta puede ser aprobada o rechazada. El problema epistemológico: “¿Cómo obtenemos el conocim iento?” Una objeción mas permanente, realmente de bastante actualidad, surge de las af irmaciones segunda y tercerade Gorgias: ¿Cómo, de ser posible, puede ago ser conocido y comunicado? El primero de estos dos problemas const ituye la base del sistema de Immanuel Kant (1724-1804). Nosot ros podemos conocer, argumentó, solamente las impresiones de las cosas, pero no las cosas m ismas, más aún, estas impresiones son percibidas sólo vir tualmente al ser ordenadas a categorizaciones de acuerdo a ciertos cri terios innatos de la mente perceptora. Cualquier intento por utilizar métodos empír icos a fin de llega más allá de las “simples” apariencias, a las “cosas mismas”, sólo podrá terminar en una especulación sin fin y esotér ica. Aunque Kant quería proporcionar di rect r ices r igurosas para la adquisición de conocim iento, realmente proporcionó una opción para el cient íf ico y una excusa para el m etaf ísico. El científico tuvo que abandonar su esfuerzo por conocer el mundo o replantear sus dudas para admitir que nunca podría sino conocer más que apariencias. Por ot ra parte, el metaf ísico y el teólogo pudieron ignorar cómodamente las relaciones establecidas empíricamente al aceptar que estas relaciones realmente nada dicen acerca de las cosas m ismas, tan sólo de sus proyecciones. Aun sin dudar de la existencia del mundo, se puede ver cómo la dist inción de Kant de los fenómenos percibidos opuestos a las cosas “reales” tuvo que l levar al siguiente paso lógico: las percepciones y las observaciones son eventos íntimos personales, que por definición no pueden ser compartidos directamente. (La percepción de alguien más, por tanto, se convierte en una proyección que puede ser conocida por m í, únicamente com o una proyección de “segundo orden”). Ciertos problemas lógicos, por ej emplo, donde la propia mente de uno es observadora u observada, o am bas, no debe preocuparnos aquí. Examinaremos en cambio, el argumento, dado que no podemos conocer nada de lo que está “ahí”, de que todo lo que podemos saber es aprendido al observar y analizar nuest ras propias percepciones o aquellas ideas innatas que pueden exist ir en nosot ros. Suponiendo que nada sabemos acerca del mundo “real”, sólo lo que observamos dent ro de nosot ros, es no obstante indiscut ible que la mayoría de nosot ros, la m ayor parte del t iempo, actuamos como si esperáramos que estas percepciones y observaciones ocurrieran en una forma bastante ordenada, o más aún, para usar los t érm inos inquietantes pero precisos, como si nuest ras percepciones dieran al f inal la i lusión de causalidad y determ inismo. Cuando nos equivocamos al derivar las consecuencias de esta “alusión”, una percepción muy desagradable puede resultar tal como la que es causada por la percepción de un supuesto y no necesariamente existente, camión que pasa sobre nosot ros. Desde luego que el hecho de que las percepciones ocurren en esta forma ordenada no prueba la existencia “real” del cam ión. También podemos en sit uaciones excepcionales, escoger el cult ivar las percepciones independientemente de su ordenam iento, como sucede en un del i r io o bajo la inf luencia de una droga psicodélica. Pero es precisam ente la diferencia ent re estas últ imas experiencias y las que se dan ordenadas en nuest ra vida en vigi l ia lo que nos l leva a tomar una decisión. Nunca podemos saber si nuestras percepciones pr ivadas son enteramente el producto de un conj urador engañoso y sobrenatural o si es que existe alguna relación consistente entre lo que está afuera y lo que está en nuestro cerebro. Nuest ras alternat ivas consisten en actuar como si fuera posible conocer, o resignarnos a lo que es, en efecto, solipsismo. Si aceptamos lo últ imo, el siguiente paso obvio sería imponer nuest ra elección sobre nuest ras percepciones y percibir nuest ro universo confeccionado por nosot ros m ismos, de acuerdo a nuest ros deseos. Muy pocos de nosot ros somos capaces de hacerlo así, y aquellos que lo hacen no son vistos por los demás con ecuanim idad. Se t iene a verlos como si experim entaran i lusiones. No obstante, sin hacer un salto muy temerario, podría ser razonable, o al menos conveniente, aceptar que el universo existe, que t iene, al menos en cierto grado, orden, y que puede, al menos en cierto grado, ser conocido. 1.5.15. Fuentes del Conocimiento Se puede deci r que, el comportam iento orientado a la búsqueda del conocim iento, es una característ ica del aborigen prim it ivo tanto como del ref inado citadino (de hecho, de ninguna forma está l im itado para el hombre). Los mot ivos para la búsqueda del conocim iento, no necesitan ser los m ismos; pueden variar desde las necesidades f ísicas básicas hasta la sat isfacción sensación del dom inio. Algunas de las formas en que el conocim iento ha sido buscado por el hombre nos parecen divert idas hoy en día; las ent rañas de los animales ya no son un método generalmente aceptado para predecir el futuro (no obstante, la lectura del café y del tarot aún es m uy popular). Pero la magia, como un medio de adquiri r el conocim iento, no necesita ser siempre espectacular en sus procedim ientos, ni puede decirse con certeza que tal conocim iento sea necesariamente erróneo siempre. La característ ica que lo def ine, y que lo dist ingue de los procedim ientos cient íf icos, consiste en que acepta la existencia de una relación ent re los eventos, que es puramente especulat iva y no sujeta a la ver if icación crit ica. También la form a en que se acepte que un evento afecta a ot ro no t iene base en las leyes naturales; forma en que digamos, se supone que las est rel las afectan al dest ino humano, no especif ica. No debemos caer en el error de ridicul izar los intentos de algunas culturas en sus etapas tempranas de desarrol lo para adquiri r el dom inio de su ambiente mediante el uso ocasional de la magia. Algunos aspectos de la m isma ciencia se desarrol laron a part i r de la magia, y cualesquiera que sean las diferencias, comparte con la magia la necesidad de conocer el mundo f ísico (en oposición a la metaf ísica) y la creencia de que el hombre puede ser mas que una cosa pasiva, imposibi l i tada para comprender, que forma parte de tal mundo. Una inf luencia bastante más perniciosa es la ejercida por aquellos que pregonan que han venido a conocer la naturaleza del universo al ponerse a pensar en él intensamente, o a t ravés de la inspiración de un agente sobrenatural. El cient íf ico no necesariamente sost iene que el único conocim iento val ioso es el empírico; puede ser con f recuencia una persona profundamente preocupada por los valores espi r i tuales. Pero cuando busca descubri r el funcionam iento del mundo real , tangible, debe, sobre todo, estar l isto para observar ese mundo, y sus inferencias deber ser consistentes con dicha observación. Finalmente, los argumentos se presentan a veces diciéndonos que es absurdo o pecam inoso estudiar la naturaleza del hombre. Hay solamente dos posibles refutaciones a estos dos puntos de vista. El científico debe, pr imero que nada mostrar que sus métodos acrecientan nuestro conocimiento del hombre y debe demostrar que el conocimiento es prefer ible a la ignorancia .27 27 Pág. 13-19. Kaufmann Harry. Introducción al estudio del comportamiento humano. Ed. El manual moderno. Mexico 1975. 1.5.16. El acto de la Percepción ¿Qué es la percepción? La percepción es, simplemente un acto. De acuerdo con un viejo e ingenuo concepto, los nervios conducen las imágenes o propiedades del objeto al cerebro donde dist intas máquinas regist ran los est ímulos procedentes del exterior. La percepción es el acto físico de recibir impresiones o sensoriales (a través de los órganos de los sentidos), es decir , de regist rar la ref lexión de la
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