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42 MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 I.S.S.N.: 1576-3080 L a obesidad básicamente es el resultado deun desequilibrio entre las calorías ingeridas ylas gastadas. Si se ingiere más energía de la que realmente se necesita, el organismo la con- vierte en grasa de depósito, aumentando así el peso corporal. Siguiendo este punto de vista F. Grande Covián definió la obesidad como: acúmulo de ener- gía sobrante. El método que se prescribe más ampliamente para reducir peso es una dieta equilibrada con ener- gía controlada. El nivel de energía varía con la talla y las actividades de la persona, pero como regla gene- ral no debe ser menor de 800 Kcal., ni mayor de 1.500 Kcal., o entre 12 y 20 Kcal/Kg/día. Para que una die- ta restrictiva sea eficaz debe rebajar en la dieta diaria al menos 500 Kilocalorías. Las determinaciones del gasto energético basal, medidas por calorimetría indi- recta, nos informan que ningún adulto normal utiliza menos de 1.000 calorías/día. Por tanto, la mayoría de los adultos pueden reducir de peso con una ingestión de 1.000 a 1.300 Kcal/día. La dieta debe ser nutricionalmente adecuada excepto por la energía que se disminuye hasta el pun- to en que deban utilizarse los depósitos de grasa para satisfacer las necesidades energéticas diarias. Y debe ser aceptada por el paciente; es eviden- te que la dieta que prefiere el obeso es aquella que le generó sobrepeso. Será necesario, por tanto, modificar progresivamente sus hábitos alimentarios. Por lo cual, se debe diseñar una dieta que sea aceptada y tolera- da. Para ello es importante realizar una adecuada encuesta y no solamente interrogando por el aspecto nutricional. Como ya se ha señalado, la prescripción de una dieta hipocalórica es el primer paso que se debe seguir en el tratamiento de la obesidad. A continua- ción se describirán los dos tipos de dietas aceptadas por la comunidad científica: las dietas bajas en calo- Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad Concha Edo Albácar Dietista. Postgrado en Medicina Naturista RESUMEN: La obesidad básicamente es el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las gastadas. La prescripción de una dieta hipocalórica es el primer paso que se debe seguir en el tratamiento de la obesidad. A continuación vamos a describir los dos tipos de dietas aceptadas por la comunidad científica: las dietas bajas en calorías, se utilizan en la mayo- ría de los casos, y las dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), que se utilizan sólo en casos muy concretos y con las precauciones correspondientes. También hablaremos del ayuno terapéutico. Palabras clave: Obesidad, medicina naturista, dieta hipocalórica, dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), ayuno terapéutico. Different kinds of restrictive diets to treat obesity ABSTRACT: Basically, obesity is the result of an un-balance between the ingested calories and the wasted calories. A slimming diet prescription is the first step to follow on an obesity treatment. In this article we are going to describe the two kinds of diets accepted by the scientific community: the low caloric diets, which are used in most of the cases, and the very low caloric diets (VLCD), used only in very specific cases with the necessary preventive measures. We will also speak about fasting cure. Key words: Obesity, Natural medicine, slimming diet, very low caloric diets (VLCD), fasting cure. 96 D I E T É T I C A MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 97 CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 43 rías, que se utilizan en la mayoría de los casos, y las dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), que se utilizan sólo en casos muy concretos y con las precauciones correspondientes. También se hablará del ayuno terapéutico utilizado por muchos médicos naturistas para paliar la obesidad entre otras enfer- medades. DIETAS BAJAS EN CALORÍAS Una dieta hipocalórica, debe aportar menos calo- rías de las que necesita el individuo para mantener su peso, o lo que es lo mismo, debe generar un balan- ce energético negativo entre el gasto energético de la persona y su consumo de calorías. El gasto energético depende: • del gasto energético basal (en función de la edad, sexo, peso y talla, y factores genéti- cos), • de la acción dinámico-específica de los alimentos o termogénesis obligatoria (aproximadamente el 10 % del total) y la termogénesis facultativa, dependiente de la cantidad y calidad de la inges- ta, puede ser también el 10% del aporte energético total. • de la actividad física voluntaria y no voluntaria. El gasto energé- tico asociado a la actividad física se puede valorar empleando las tablas de consumo calórico asociado al ejerci- cio. Aunque resulta más sencillo clasificar a los individuos según su actividad física en: sedenta- rio, actividad moderada, o intensa. HOMBRES: MB x 1’55 (ACTIVIDAD LIGERA) MB x 1’78 (ACTIVIDAD MEDIA) MB x 2’1 (ACTIVIDAD INTENSA) MUJERES: MB x 1’56 (ACTIVIDAD LIGERA) MB x 1’64 (ACTIVIDAD MEDIA) MB x 1’82 (ACTIVIDAD INTENSA) Para calcular el gasto energético basal, podemos emplear diferentes fórmulas. Aunque la más utiliza- da es la de HARRIS-BENEDICT1(ver tabla 1): MB mujeres: 655 + (9’6 x P) + (1’8 x A) - (4’7 x E) MB hombres: 66 + (13’7 x P) + (5 x A) - (6’8 x E) P: Peso en Kg. A: Altura en cm. E: Edad en años MB: Metabolismo basal. Según Garrow la velocidad de pérdida de peso acon- sejable en el tratamiento de la obesidad oscila entre 0’5 y 1 Kg/semana. Pérdidas superiores a esta cantidad se asocian a numerosos efectos secundarios, entre los que destacan hipovolemia, hipotensión ortostática y desequilibrios electrolíticos. Pérdidas infe- riores pueden desmoralizar al paciente y hacer que éste abandone el tratamiento. Para conseguir este objetivo es necesario que la dieta que se prescriba aporte entre 500 y 1.000 calorías menos que el gasto energético total del individuo. Macronutrientes Numerosos estudios apuntan a que no es igual que las calorías provengan de carbohi- dratos, grasas o proteínas. En el ser huma- no es necesario consumir una cantidad muy importante de carbohidratos antes de que parte de estos se conviertan en grasas. La ingesta de carbohi- dratos estimula su almacenamiento en forma de glucó- 1 El principal problema que nos encontramos en su aplicación práctica es que esta fórmula, la de Harris-Benedict, fue diseñada para personas con una composición normal; por este motivo sobreestima el gasto energético en individuos obesos, con un exceso de grasa corporal metabólicamente menos activa, e infraestima el gasto en individuos delgados. Se han descrito otras fórmulas para su aplicación en el paciente obeso. La calorimetría indirecta es una técnica no invasiva que permite medir el gasto energético en reposo. “La obesidad es el acúmulo de energía sobrante” F. Grande Covián CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 98 MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 44 geno y estimula la oxida- ción de la glucosa, a la vez que suprime la oxidación grasa. La capacidad de almacenar carbohidratos es limitada (el almacena- miento corporal en forma de glucógeno se estima en 500-1.000 g). Por otro lado, su conversión a grasas no ocurre en cantidad significativa en condiciones normales. Por este motivo, cuando se incrementa la ingesta de carbohidratos, el organismo estimula su oxidación hasta que se alcanza un nuevo equilibrio. Los depósitos corporales de proteínas están también finamente regulados y no aumentan en res- puesta a una ingesta excesiva de proteínas. Por el contrario, los depósitos de grasa son mucho más extensos y, lo que es más importante, el incre- mento en la ingesta de grasas no estimula su oxidación. Por este motivo, cuando se incrementa la ingesta caló- rica a expensas de alimentos grasos es más probable que se produzca obesidad que cuando este incremen- to calórico se realiza a expensas de carbohidratos. A la vista de lo anteriormente expuesto se deduceque la dieta para prevenir o tratar la obesidad debe ser necesariamente pobre en grasas. La cantidad óptima de grasa que se debe recomendar es un tema controverti- do. La American Heart Association recomienda el 30% de las calorías totales o menos. Otros apuntan que un 20% de las calorías totales (Atkinson, 1996). Este por- centaje resulta difícil de conseguir en la práctica por ello se recomienda entre 20 y 30% de las calorías totales. Se recomienda un mínimo de 100 g de carbohi- dratos para prevenir la cetosis y los cambios bruscos del balance hídrico. En cuanto al aporte proteico, se recomienda entre 0,8 y 1,2 g/Kg de peso ideal por día (Ver gráfico 1). GRÁFICO 1. DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LOS MACRONUTRIENTES Fibra Se recomienda incluir fibra adicional tanto soluble como insoluble en la dieta; los efectos beneficiosos de la fibra dietética en el tratamiento del paciente obeso son numerosos: Efectos sobre la pérdida de peso • Dilución calórica de los alimentos • Mayor tiempo de masticación • Aumento de la salivación • Mayor sensación de plenitud gástrica • Retraso del vaciamiento gástrico • Mayor saciedad • Menor consumo energético • Disminución en la absorción de nutrientes Efectos metabólicos • Mejoría de la tolerancia a la glucosa TABLA 1. ECUACIONES DE LA OMS/FAO Edad en niños HOMBRES MUJERES < 3 MB = 0,24 x P-0,217 MB= 0,244 x P-0,130 3-10 MB= 0,095 x P-0,095 MB= 0,085 x P-2,033 10-18 MB= 0,074 x P-2,754 MB= 0,056 x P-2,898 18-30 MB= 0,063 x P-2,896 MB= 0,062 x P-2,036 30-60 MB= 0,048 x P-3,653 MB= 0,034 x P-3,538 > 60 MB= 0,049 x P-2,459 MB= 0,038 x P-2,755 P: peso en Kg; E: edad en años; A: altura en cm; MB: metabolismo basal (megajulios/24 h) Transformación en calorías/24 horas: multiplicar por 239,2. Las ventajas de una dieta que respeta esta proporción ópti- ma entre las calorías procedentes de los hidratos de carbo- no, de las grasas y de las proteínas, son las siguientes: • No produce alteraciones metabólicas como las dietas en las que se evitan, por ejemplo, los hidratos de carbono. • Puede seguirse sin efectos indeseables durante largos períodos de tiempo. • Sus efectos son más duraderos a largo plazo. Grasas 15-30% Proteínas 10-15% Hidratos de carbono 55-75% MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 99 CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 45 • Disminución de la hiperinsulinemia • Efecto favorable sobre el patrón lipídico • Efecto hipotensor Otros efectos • Acción sobre el estreñimiento • Disminución de la presión colónica y abdominal • Protección frente al cáncer de colon Micronutrientes El aporte de micronutrientes deberá cubrir las recomendaciones actuales. Por debajo de 1.000- 1.200 Kcal., la mayoría de los autores consideran que la dieta resulta insuficiente en niacina, tiamina, hierro y calcio, por lo que se deberá añadir un complejo poli- vitamínico-mineral. Alcohol Es importante limitar la ingesta de alcohol; se han denominado calorías vacías a las que provienen de las bebidas alcohólicas, ya que aparte de calorías aportan muy pocos nutrientes. Agua y sal Es fundamental asegurar una ingesta de líqui- dos de al menos dos litros al día, en forma de bebi- das no calóricas. Esto es especialmente importante en la etapa de pérdida mayor de peso, en la que puede ocurrir diuresis osmótica. Edulcorantes artificiales De forma clásica se aconseja que se empleen en sustitución del azúcar la sacarina y el aspartame. Se ha escrito sobre el posible efecto cancerígeno de la sacarina, aunque no se ha probado, por lo que se recomienda su uso mode- rado y que no se utilice por embaraza- das. En el caso del aspartano está con- traindicado en casos de fenilcetonuria. Distribución de los alimentos a lo largo del día En todas las dietas hipocalóricas se intenta que el paciente realice unas 5 tomas al día. De este modo se evita que permanezca en ayunas durante un tiempo prolongado, que podría aumentar la sensa- ción de hambre. Por otro lado, la acumulación de las calorías ingeri- das en pocas tomas produce un mayor depósito graso. DIETAS DE MUY BAJO CONTENIDO CALÓRICO (VLCD) Son aquellas que aportan menos de 600-800 Kcal/día, o 10-12 Kcal/kg/día. También han recibido el nombre de ayuno modificado (aunque muchos autores consideran ayuno modificado por debajo de las 300 calo- rías/día) o dietas de ahorro proteico, intentan conseguir una pérdida de peso comparable a la que se obtiene con las dietas de ayuno, pero minimizando los efectos secun- darios, que derivan principalmente de la pérdida de pro- teínas corporales (MARTÍNEZ y cols., 1989) Este tipo de dietas aporta una cantidad considera- ble de proteínas de alto valor biológico, aproximada- mente 1,2-1,5 g/Kg/día, y además deben contener las cantidades recomendadas de electrolitos, minerales, vitaminas, oligoelementos y ácidos grasos esenciales. Se recomienda ingerir una cantidad de líquido suficien- te (aproximadamente 2 litros al día) para evitar la des- hidratación que se podría producir como consecuencia de una diuresis osmótica excesiva. La cantidad de car- bohidratos es variable, pero se recomienda un aporte de unos 50-100 g para prevenir la aparición de cetosis. El aporte de sodio deberá ser de aproximadamente 100 mg/día para prevenir la aparición de hipotensión postu- ral sintomática o hiponatremia. Criterios para una correcta utilización de las dietas VLCD Si bien las dietas muy bajas en calorías (VLCD) promueven una reduc- ción rápida de peso y pueden ser útiles para algunas personas, tienen riesgos para la salud y sólo debe utilizarse con la supervisión de un grupo de la salud multidisciplinario, vigilancia médica y ase- soría sobre nutrición por un dietólogo reco- nocido (American Dietetic Association, 1990). Las VLCD sólo son parte de un programa de reducción de peso y para que sean más eficaces deben combinarse con educación sobre la nutri- ción, asesoría psicológica, ejercicio y terapéutica conductual. CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 100 MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 46 En la elección de candidatos para un programa de VLCD deben utilizarse los siguientes criterios: 1. Cuando menos 30% de sobrepeso con Índice de Masa Corporal (IMC) mínimo de 32. También per- sonas que han de someterse a cirugía, o bien pue- de servir de empujón inicial para personas que ya han realizado muchas dietas con malos resulta- dos y así animarles a continuar con el tratamiento. 2. Ausencia de situaciones fisiológicas o patológicas, que las contraindiquen: embarazo o lactancia, cáncer activo, hepatopatía, insuficiencia renal, dis- función cardiaca activa o alteraciones psicológicas graves. 3. Compromiso para establecer nuevas conductas de alimentación y estilos de vida que ayudarán a conservar la pérdida de peso. 4. Compromiso para tomarse el tiempo suficiente a fin de completar los componentes de tratamiento y conservación de un programa. Este tipo de programa suele incluir cuatro fases (National Task Force, 1993; Waden, 1993): 1. La VLCD debe ir precedida por dos a cuatro semanas de una dieta de 1.200 Kcal bien equili- brada que permita tiempo suficiente para que el cuerpo se ajuste a la supresión calórica y promo- ver una diuresis gradual. 2. La VLCD debe limitarse a un periodo de 12 a 16 semanas, empleando habitualmente preparados comerciales, para reducir el peligro de complica- ciones adversas relacionadas con las pérdidas de proteínas corporales, en particular problemas car- diacos. Debe vigilarse muy de cerca a quienes realizan la dieta. 3. La VLCD debe ir seguida de un periodo de reali- mentación gradual de dos a cuatro semanas duran- te el cual se introducen nuevamente alimentos, en especial azúcares simples, con lentitud para evitar un aumento rápido de peso por líquidos. 4. Quienes se sometan a la dieta deben continuar con un programa de vigilancia o sostén cuando menos durante 12 meses, o hasta que demuestre una restricción voluntaria de la alimentación en particulardurante épocas de estrés, un patrón de alimentación normal y una sensación de bienestar. Las VLCD se deben emplear en el contexto de un programa bien estructurado que incluya ejercicio físi- co controlado, y pautas de modificación de conducta, programa que se mantendrá desde la primera a la última fase. Efectos secundarios La utilización correcta de las dietas de más bajo contenido calórico no suele producir efectos adversos graves (Wadden, 1990). Aunque algunos pacientes pueden presentar debilidad, mareos, estreñimiento, piel seca, intolerancia al frío, alteraciones menstruales, hambre, halitosis, dificultad de concentración, cefalea, náuseas, vómitos, diarrea, litiasis biliar, hipotensión, arritmias, gota..., pero suelen mejorar sin tratamiento y sin necesidad de dejar la dieta. El uso indiscriminado e irresponsable de estas dietas sí se asocia a riesgos importantes para la salud (Wadden, 1990). Es necesaria una adecuada supervi- sión de la fase de realimentación, ya que la ingesta de grandes cantidades de alimentos (especialmente los que son fuentes de carbohidratos) después de una dieta hipocalórica se asocia a complicaciones, como la aparición de hipomagnesemia, hipofosfatemia, arrit- mias, colelitiasis, pancreatitis e incluso muerte súbita. Contraindicaciones y precauciones La adecuada selección del paciente es esencial para que el tratamiento con las dietas de muy bajo contenido calórico sea seguro y eficaz. 1) Contraindicaciones absolutas a) Cardiopatías: arritmias severas, angina inestable, infarto de miocardio reciente b) Accidente cerebrovascular reciente c) Enfermedad psiquiátrica grave, bulimia o anore- xia, alcoholismo d) Infecciones, enfermedades sistémicas o trata- mientos que ocasionan pérdida de proteínas (lupus eritematoso, Cushing, tratamiento con este- roides, etc.) e) Enfermedad neoplásica f) Diabetes mellitus con tendencia a la cetosis g) IMC menor de 25-27 h) Embarazo y lactancia “La dieta para prevenir o tratar la obesidad debe ser necesariamente pobre en grasas” 2) Contraindicaciones relativas a) Antecedentes de incumplimiento de tratamiento anterior b) Insuficiencia cardiaca congestiva c) Tratamiento con fármacos que producen pérdida de potasio d) IMC menor de 30 e) Niños y adolescentes f) Mayores de 65 años 3) Precauciones a) Angina o antecedentes de cardiopatía b) Presencia de enfermedad sistémica c) Tratamiento farmacológico crónico: antihipertensi- vos... d) Diabetes mellitus o insulinodependencia e) Gota f) Colelitiasis g) Trastornos emocionales Resultados Se consigue una pérdida de peso de 1,5-2 kg/ se- mana en mujeres (unos 20 Kg en un tratamiento de 12- 16 semanas) y 2-2,5 Kg/ semana en varones (unos 25 Kg) como media (Wadden, 1993). Por tanto, estas die- tas inducen una perdida de peso aproximadamente 2-3 veces mayor que las dietas con restricción calórica moderada. Globalmente la mayor parte de los enfermos recu- pera el peso perdido en un plazo de 5 años. Pero hay un subgrupo de enfermos que sí consigue resultados satisfactorios, si se comple- tan con pautas de modifica- ción de conducta y ejercicio físico. AYUNO Rara vez se prescribe el ayuno como tratamiento de la obesidad, aunque parece ser un medio terapéutico efi- caz para combatir no sólo la obesidad sino también la hipertensión arterial, hiperlipidemias (Hostmark At. 1993), hiperglucemia (Friedman, 1982), poliglobulia, hiperurice- mia (Büchinger, 1988), alteraciones cardiacas (Fahrner, 1985) —en problemas cardiacos se indica especialmen- te no dar proteínas durante el ayuno ni durante la reali- mentación los primeros días (Brow y cols, 1978)—, alte- raciones reumáticas, infecciones, neoplasias (Gernez, A., 1974), traumatismos; pero la indicación más precisa del ayuno, será el exceso de peso y sobre este aspec- to hay bastantes estudios: Sörbris R., 1985; Nilson, 1985; Grande Covián, 1976; Büchinger, 1987 y 1988; Hantzs- chel, 1989; Vermeulen A., 1990, entre otros autores. Normalmente los ayunos terapéuticos se realizan en clínicas especializadas, aunque pueden realizarse de manera ambulatoria con la debida supervisión médica. Pueden durar de 1 a 40 días. Durante el ayuno no se toma nada sólido; sólo se beben líquidos, procurando que el aporte total no sobrepase las 300 calorías diarias. Ayunar no es un estado de inedia aguda, pues este estado no es vivir de las reservas, sino vivir sin reservas y por tanto se corre peligro de morir. No tienen por qué producirse carencias de elementos esenciales, ya que nuestro cuerpo los tiene en reserva; quizás lo único que se produce es la movilización de estas reservas para gastarlas y que sean sustituidas por otras en el momen- to de la realimentación (Saz, P., 1995). En el caso de la obesidad se aconseja el ayuno modificado (no más de 300 Kcal/día), en el que se toman zumos de fruta o caldos de verdura e infusiones. Desayuno: Zumo de naranja o limón e infusión (romero, menta, canela) con miel. A mediodía: Caldo de verduras: ajo, cebolla, pue- rro, apio, acelga, espinaca, laurel, alcachofa, achico- ria, pimiento, etc. A la tarde: Infusión o caldo de verduras. Durante el día tomar agua mineral. MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 101 CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 47 “La adecuada selección del paciente es esencial para que el tratamiento con las dietas de muy bajo contenido calórico sea seguro y eficaz” “El ayuno se considera un modo muy eficaz de reeducar hábitos alimentarios” CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad 102 MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102 48 Se aconsejan medidas higiénicas, y se pasan dia- riamente controles médicos, se practica ejercicio físico y se trabaja el apoyo psicológico para el cambio de hábitos alimentarios. El ayuno está contraindicado en alteraciones hepáticas, y es importante controlar que la pérdida de peso corporal no sobrepase los 500 g/día (Saz, P., 1995). Existe experiencia clínica (Fradin, J., 1992) según la cual, cuando se sobrepasa la pérdida de 500 g de grasa al día o se llega a 1 ó 2 Kg, las posibilidades del metabolismo hepático se ven desbordadas. Para prevenir estas alteraciones es importante: no perder más de 300 g de grasa diarios, tomar zumo o vitamina C, al menos un vaso al día, tomar algo de miel o zumo dulce, con pocas calorías y natural, mantener un buen funcionamiento de los emuntorios, riñón, piel, intestino, etc, y no tomar herbicidas, pesticidas, productos del calentamiento de aceites, medicamentos, barbitúricos, y todo tipo de tóxicos, no fumar. Es muy importante, como ya se indicó en las VLCD, que el retorno a la alimentación sea con ali- mentos crudos y preparada en el momento de comer- la, masticando bien, un ejemplo sería: Desayuno: Infusión matinal, müesli con frutas e higos secos; a media mañana: fruta; a mediodía: ensalada variada; a media tarde: manzana, almen- dras, avellanas, nueces, con moderación, y como cena: zumo de fruta dulce, sopa de cereales integra- les, flan de avena con pasas. Ir poco a poco, a partir del tercer día, introduciendo yogur, requesón, evitar comer grandes cantidades especialmente de car- bohidratos refinados y proteínas. El ayuno se con- sidera un modo muy eficaz de reeducar hábitos alimentarios. 1. Brown y cols. Complicaciones cardiacas tras cura de adelgazamiento mediante ayuno modificado con aporte protéi- co. JAMA (en español), julio 1978, vol. 4, n.º 7. 2. Büchinger, M. Ayunar, camino hacia la curación y la salud. Ed. Alas, 1987. 3. Büchinger, O., La cura por el ayuno. Ed. Lidium. 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