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Dialnet-TiposDeDietasRestrictivasParaElTratamientoDeLaObes-202444

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MEDICINA NATURISTA, 2000; N.º 2: 96-102
I.S.S.N.: 1576-3080
L a obesidad básicamente es el resultado deun desequilibrio entre las calorías ingeridas ylas gastadas. Si se ingiere más energía de
la que realmente se necesita, el organismo la con-
vierte en grasa de depósito, aumentando así el peso
corporal. Siguiendo este punto de vista F. Grande
Covián definió la obesidad como: acúmulo de ener-
gía sobrante.
El método que se prescribe más ampliamente
para reducir peso es una dieta equilibrada con ener-
gía controlada. El nivel de energía varía con la talla y
las actividades de la persona, pero como regla gene-
ral no debe ser menor de 800 Kcal., ni mayor de 1.500
Kcal., o entre 12 y 20 Kcal/Kg/día. Para que una die-
ta restrictiva sea eficaz debe rebajar en la dieta diaria
al menos 500 Kilocalorías. Las determinaciones del
gasto energético basal, medidas por calorimetría indi-
recta, nos informan que ningún adulto normal utiliza
menos de 1.000 calorías/día. Por tanto, la mayoría de
los adultos pueden reducir de peso con una ingestión
de 1.000 a 1.300 Kcal/día.
La dieta debe ser nutricionalmente adecuada
excepto por la energía que se disminuye hasta el pun-
to en que deban utilizarse los depósitos de grasa para
satisfacer las necesidades energéticas diarias. 
Y debe ser aceptada por el paciente; es eviden-
te que la dieta que prefiere el obeso es aquella que le
generó sobrepeso. Será necesario, por tanto, modificar
progresivamente sus hábitos alimentarios. Por lo cual,
se debe diseñar una dieta que sea aceptada y tolera-
da. Para ello es importante realizar una adecuada
encuesta y no solamente interrogando por el aspecto
nutricional.
Como ya se ha señalado, la prescripción de una
dieta hipocalórica es el primer paso que se debe
seguir en el tratamiento de la obesidad. A continua-
ción se describirán los dos tipos de dietas aceptadas
por la comunidad científica: las dietas bajas en calo-
Tipos de dietas restrictivas
para el tratamiento de la obesidad
Concha Edo Albácar
Dietista. Postgrado en Medicina Naturista
RESUMEN:
La obesidad básicamente es el resultado de un desequilibrio entre las calorías ingeridas y las gastadas. La prescripción
de una dieta hipocalórica es el primer paso que se debe seguir en el tratamiento de la obesidad. A continuación vamos a
describir los dos tipos de dietas aceptadas por la comunidad científica: las dietas bajas en calorías, se utilizan en la mayo-
ría de los casos, y las dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), que se utilizan sólo en casos muy concretos y con
las precauciones correspondientes. También hablaremos del ayuno terapéutico.
Palabras clave: Obesidad, medicina naturista, dieta hipocalórica, dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), ayuno terapéutico.
Different kinds of restrictive diets to treat obesity
ABSTRACT:
Basically, obesity is the result of an un-balance between the ingested calories and the wasted calories. A slimming
diet prescription is the first step to follow on an obesity treatment. In this article we are going to describe the two
kinds of diets accepted by the scientific community: the low caloric diets, which are used in most of the cases,
and the very low caloric diets (VLCD), used only in very specific cases with the necessary preventive measures.
We will also speak about fasting cure.
Key words: Obesity, Natural medicine, slimming diet, very low caloric diets (VLCD), fasting cure.
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rías, que se utilizan en la mayoría de los casos, y las
dietas de muy bajo contenido calórico (VLCD), que
se utilizan sólo en casos muy concretos y con las
precauciones correspondientes. También se hablará
del ayuno terapéutico utilizado por muchos médicos
naturistas para paliar la obesidad entre otras enfer-
medades.
DIETAS BAJAS EN CALORÍAS
Una dieta hipocalórica, debe aportar menos calo-
rías de las que necesita el individuo para mantener
su peso, o lo que es lo mismo, debe generar un balan-
ce energético negativo entre el gasto energético de la
persona y su consumo de calorías. 
El gasto energético depende:
• del gasto energético basal (en función de la
edad, sexo, peso y talla, y factores genéti-
cos), 
• de la acción dinámico-específica de los
alimentos o termogénesis obligatoria
(aproximadamente el 10 % del total) y la
termogénesis facultativa, dependiente
de la cantidad y calidad de la inges-
ta, puede ser también el 10% del
aporte energético total.
• de la actividad física voluntaria
y no voluntaria. El gasto energé-
tico asociado a la actividad física se
puede valorar empleando las tablas
de consumo calórico asociado al ejerci-
cio. Aunque resulta más sencillo clasificar a los
individuos según su actividad física en: sedenta-
rio, actividad moderada, o intensa. 
HOMBRES: 
MB x 1’55 (ACTIVIDAD LIGERA)
MB x 1’78 (ACTIVIDAD MEDIA)
MB x 2’1 (ACTIVIDAD INTENSA)
MUJERES:
MB x 1’56 (ACTIVIDAD LIGERA)
MB x 1’64 (ACTIVIDAD MEDIA)
MB x 1’82 (ACTIVIDAD INTENSA)
Para calcular el gasto energético basal, podemos
emplear diferentes fórmulas. Aunque la más utiliza-
da es la de HARRIS-BENEDICT1(ver tabla 1):
MB mujeres: 655 + (9’6 x P) + (1’8 x A) - (4’7 x E)
MB hombres: 66 + (13’7 x P) + (5 x A) - (6’8 x E) 
P: Peso en Kg.
A: Altura en cm.
E: Edad en años
MB: Metabolismo basal.
Según Garrow la velocidad de pérdida de peso acon-
sejable en el tratamiento de la obesidad oscila entre 0’5
y 1 Kg/semana. Pérdidas superiores a esta cantidad se
asocian a numerosos efectos secundarios, entre los
que destacan hipovolemia, hipotensión ortostática y
desequilibrios electrolíticos. Pérdidas infe-
riores pueden desmoralizar al paciente y
hacer que éste abandone el tratamiento.
Para conseguir este objetivo es necesario
que la dieta que se prescriba aporte entre
500 y 1.000 calorías menos que el gasto
energético total del individuo.
Macronutrientes
Numerosos estudios apuntan a que no es
igual que las calorías provengan de carbohi-
dratos, grasas o proteínas. En el ser huma-
no es necesario consumir una cantidad muy
importante de carbohidratos antes de que parte de
estos se conviertan en grasas. La ingesta de carbohi-
dratos estimula su almacenamiento en forma de glucó-
1 El principal problema que nos encontramos en su aplicación práctica es que esta fórmula, la de Harris-Benedict, fue diseñada para
personas con una composición normal; por este motivo sobreestima el gasto energético en individuos obesos, con un exceso de grasa
corporal metabólicamente menos activa, e infraestima el gasto en individuos delgados. Se han descrito otras fórmulas para su aplicación
en el paciente obeso. La calorimetría indirecta es una técnica no invasiva que permite medir el gasto energético en reposo.
“La obesidad es el acúmulo
de energía sobrante”
F. Grande Covián
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geno y estimula la oxida-
ción de la glucosa, a la vez
que suprime la oxidación
grasa. La capacidad de
almacenar carbohidratos
es limitada (el almacena-
miento corporal en forma de
glucógeno se estima en 500-1.000 g). Por otro lado, su
conversión a grasas no ocurre en cantidad significativa
en condiciones normales. Por este motivo, cuando se
incrementa la ingesta de carbohidratos, el organismo
estimula su oxidación hasta que se alcanza un nuevo
equilibrio. Los depósitos corporales de proteínas están
también finamente regulados y no aumentan en res-
puesta a una ingesta excesiva de proteínas.
Por el contrario, los depósitos de grasa son mucho
más extensos y, lo que es más importante, el incre-
mento en la ingesta de grasas no estimula su oxidación.
Por este motivo, cuando se incrementa la ingesta caló-
rica a expensas de alimentos grasos es más probable
que se produzca obesidad que cuando este incremen-
to calórico se realiza a expensas de carbohidratos. 
A la vista de lo anteriormente expuesto se deduceque la dieta para prevenir o tratar la obesidad debe ser
necesariamente pobre en grasas. La cantidad óptima de
grasa que se debe recomendar es un tema controverti-
do. La American Heart Association recomienda el 30%
de las calorías totales o menos. Otros apuntan que un
20% de las calorías totales (Atkinson, 1996). Este por-
centaje resulta difícil de conseguir en la práctica por ello
se recomienda entre 20 y 30% de las calorías totales. 
Se recomienda un mínimo de 100 g de carbohi-
dratos para prevenir la cetosis y los cambios bruscos
del balance hídrico. En cuanto al aporte proteico, se
recomienda entre 0,8 y 1,2 g/Kg de peso ideal por día
(Ver gráfico 1).
GRÁFICO 1. DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL
DE LOS MACRONUTRIENTES
Fibra
Se recomienda incluir fibra adicional tanto soluble
como insoluble en la dieta; los efectos beneficiosos de
la fibra dietética en el tratamiento del paciente obeso
son numerosos:
Efectos sobre la pérdida de peso
• Dilución calórica de los alimentos 
• Mayor tiempo de masticación
• Aumento de la salivación
• Mayor sensación de plenitud gástrica
• Retraso del vaciamiento gástrico
• Mayor saciedad
• Menor consumo energético
• Disminución en la absorción de nutrientes
Efectos metabólicos 
• Mejoría de la tolerancia a la glucosa
TABLA 1. ECUACIONES DE LA OMS/FAO
Edad en niños HOMBRES MUJERES
< 3 MB = 0,24 x P-0,217 MB= 0,244 x P-0,130
3-10 MB= 0,095 x P-0,095 MB= 0,085 x P-2,033
10-18 MB= 0,074 x P-2,754 MB= 0,056 x P-2,898
18-30 MB= 0,063 x P-2,896 MB= 0,062 x P-2,036
30-60 MB= 0,048 x P-3,653 MB= 0,034 x P-3,538
> 60 MB= 0,049 x P-2,459 MB= 0,038 x P-2,755
P: peso en Kg; E: edad en años; A: altura en cm; MB: metabolismo basal (megajulios/24 h)
Transformación en calorías/24 horas: multiplicar por 239,2.
Las ventajas de una dieta que respeta esta proporción ópti-
ma entre las calorías procedentes de los hidratos de carbo-
no, de las grasas y de las proteínas, son las siguientes:
• No produce alteraciones metabólicas como las dietas en
las que se evitan, por ejemplo, los hidratos de carbono.
• Puede seguirse sin efectos indeseables durante largos
períodos de tiempo.
• Sus efectos son más duraderos a largo plazo.
Grasas 15-30%
Proteínas 10-15%
Hidratos de carbono 55-75%
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• Disminución de la hiperinsulinemia
• Efecto favorable sobre el patrón lipídico
• Efecto hipotensor
Otros efectos
• Acción sobre el estreñimiento
• Disminución de la presión colónica y abdominal
• Protección frente al cáncer de colon
Micronutrientes
El aporte de micronutrientes deberá cubrir las
recomendaciones actuales. Por debajo de 1.000-
1.200 Kcal., la mayoría de los autores consideran que
la dieta resulta insuficiente en niacina, tiamina, hierro
y calcio, por lo que se deberá añadir un complejo poli-
vitamínico-mineral.
Alcohol
Es importante limitar la ingesta de alcohol; se han
denominado calorías vacías a las que provienen de las
bebidas alcohólicas, ya que aparte de calorías aportan
muy pocos nutrientes.
Agua y sal
Es fundamental asegurar una ingesta de líqui-
dos de al menos dos litros al día, en forma de bebi-
das no calóricas. Esto es especialmente importante
en la etapa de pérdida mayor de peso, en la que
puede ocurrir diuresis osmótica.
Edulcorantes artificiales
De forma clásica se aconseja que
se empleen en sustitución del azúcar la
sacarina y el aspartame. Se ha escrito
sobre el posible efecto cancerígeno de
la sacarina, aunque no se ha probado,
por lo que se recomienda su uso mode-
rado y que no se utilice por embaraza-
das. En el caso del aspartano está con-
traindicado en casos de fenilcetonuria.
Distribución de los alimentos a lo largo
del día
En todas las dietas hipocalóricas se intenta que el
paciente realice unas 5 tomas al día. De este modo se
evita que permanezca en ayunas
durante un tiempo prolongado,
que podría aumentar la sensa-
ción de hambre. Por otro lado, la
acumulación de las calorías ingeri-
das en pocas tomas produce un mayor depósito graso. 
DIETAS DE MUY BAJO CONTENIDO
CALÓRICO (VLCD)
Son aquellas que aportan menos de 600-800
Kcal/día, o 10-12 Kcal/kg/día. También han recibido el
nombre de ayuno modificado (aunque muchos autores
consideran ayuno modificado por debajo de las 300 calo-
rías/día) o dietas de ahorro proteico, intentan conseguir
una pérdida de peso comparable a la que se obtiene con
las dietas de ayuno, pero minimizando los efectos secun-
darios, que derivan principalmente de la pérdida de pro-
teínas corporales (MARTÍNEZ y cols., 1989)
Este tipo de dietas aporta una cantidad considera-
ble de proteínas de alto valor biológico, aproximada-
mente 1,2-1,5 g/Kg/día, y además deben contener las
cantidades recomendadas de electrolitos, minerales,
vitaminas, oligoelementos y ácidos grasos esenciales.
Se recomienda ingerir una cantidad de líquido suficien-
te (aproximadamente 2 litros al día) para evitar la des-
hidratación que se podría producir como consecuencia
de una diuresis osmótica excesiva. La cantidad de car-
bohidratos es variable, pero se recomienda un aporte
de unos 50-100 g para prevenir la aparición de cetosis.
El aporte de sodio deberá ser de aproximadamente 100
mg/día para prevenir la aparición de hipotensión postu-
ral sintomática o hiponatremia.
Criterios para una correcta
utilización de las dietas VLCD
Si bien las dietas muy bajas en
calorías (VLCD) promueven una reduc-
ción rápida de peso y pueden ser útiles
para algunas personas, tienen riesgos
para la salud y sólo debe utilizarse con
la supervisión de un grupo de la salud
multidisciplinario, vigilancia médica y ase-
soría sobre nutrición por un dietólogo reco-
nocido (American Dietetic Association, 1990).
Las VLCD sólo son parte de un programa de
reducción de peso y para que sean más eficaces
deben combinarse con educación sobre la nutri-
ción, asesoría psicológica, ejercicio y terapéutica
conductual.
CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad
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En la elección de candidatos para un programa
de VLCD deben utilizarse los siguientes criterios:
1. Cuando menos 30% de sobrepeso con Índice de
Masa Corporal (IMC) mínimo de 32. También per-
sonas que han de someterse a cirugía, o bien pue-
de servir de empujón inicial para personas que ya
han realizado muchas dietas con malos resulta-
dos y así animarles a continuar con el tratamiento.
2. Ausencia de situaciones fisiológicas o patológicas,
que las contraindiquen: embarazo o lactancia,
cáncer activo, hepatopatía, insuficiencia renal, dis-
función cardiaca activa o alteraciones psicológicas
graves.
3. Compromiso para establecer nuevas conductas
de alimentación y estilos de vida que ayudarán a
conservar la pérdida de peso.
4. Compromiso para tomarse el tiempo suficiente a
fin de completar los componentes de tratamiento y
conservación de un programa.
Este tipo de programa suele incluir cuatro
fases (National Task Force, 1993; Waden, 1993):
1. La VLCD debe ir precedida por dos a cuatro
semanas de una dieta de 1.200 Kcal bien equili-
brada que permita tiempo suficiente para que el
cuerpo se ajuste a la supresión calórica y promo-
ver una diuresis gradual.
2. La VLCD debe limitarse a un periodo de 12 a 16
semanas, empleando habitualmente preparados
comerciales, para reducir el peligro de complica-
ciones adversas relacionadas con las pérdidas de
proteínas corporales, en particular problemas car-
diacos. Debe vigilarse muy de cerca a quienes
realizan la dieta.
3. La VLCD debe ir seguida de un periodo de reali-
mentación gradual de dos a cuatro semanas duran-
te el cual se introducen nuevamente alimentos, en
especial azúcares simples, con lentitud para evitar
un aumento rápido de peso por líquidos.
4. Quienes se sometan a la dieta deben continuar
con un programa de vigilancia o sostén cuando
menos durante 12 meses, o hasta que demuestre
una restricción voluntaria de la alimentación en
particulardurante épocas de estrés, un patrón de
alimentación normal y una sensación de bienestar.
Las VLCD se deben emplear en el contexto de un
programa bien estructurado que incluya ejercicio físi-
co controlado, y pautas de modificación de conducta,
programa que se mantendrá desde la primera a la
última fase. 
Efectos secundarios
La utilización correcta de las dietas de más bajo
contenido calórico no suele producir efectos adversos
graves (Wadden, 1990). Aunque algunos pacientes
pueden presentar debilidad, mareos, estreñimiento,
piel seca, intolerancia al frío, alteraciones menstruales,
hambre, halitosis, dificultad de concentración, cefalea,
náuseas, vómitos, diarrea, litiasis biliar, hipotensión,
arritmias, gota..., pero suelen mejorar sin tratamiento y
sin necesidad de dejar la dieta. 
El uso indiscriminado e irresponsable de estas
dietas sí se asocia a riesgos importantes para la salud
(Wadden, 1990). Es necesaria una adecuada supervi-
sión de la fase de realimentación, ya que la ingesta de
grandes cantidades de alimentos (especialmente los
que son fuentes de carbohidratos) después de una
dieta hipocalórica se asocia a complicaciones, como la
aparición de hipomagnesemia, hipofosfatemia, arrit-
mias, colelitiasis, pancreatitis e incluso muerte súbita.
Contraindicaciones y precauciones
La adecuada selección del paciente es esencial
para que el tratamiento con las dietas de muy bajo
contenido calórico sea seguro y eficaz.
1) Contraindicaciones absolutas
a) Cardiopatías: arritmias severas, angina inestable,
infarto de miocardio reciente
b) Accidente cerebrovascular reciente
c) Enfermedad psiquiátrica grave, bulimia o anore-
xia, alcoholismo
d) Infecciones, enfermedades sistémicas o trata-
mientos que ocasionan pérdida de proteínas
(lupus eritematoso, Cushing, tratamiento con este-
roides, etc.)
e) Enfermedad neoplásica
f) Diabetes mellitus con tendencia a la cetosis
g) IMC menor de 25-27
h) Embarazo y lactancia
“La dieta para prevenir o
tratar la obesidad debe ser
necesariamente pobre
en grasas”
2) Contraindicaciones relativas
a) Antecedentes de incumplimiento de tratamiento
anterior
b) Insuficiencia cardiaca congestiva
c) Tratamiento con fármacos que producen pérdida
de potasio
d) IMC menor de 30
e) Niños y adolescentes
f) Mayores de 65 años
3) Precauciones
a) Angina o antecedentes de cardiopatía
b) Presencia de enfermedad sistémica
c) Tratamiento farmacológico crónico: antihipertensi-
vos...
d) Diabetes mellitus o insulinodependencia
e) Gota
f) Colelitiasis 
g) Trastornos emocionales
Resultados
Se consigue una pérdida de peso de 1,5-2 kg/ se-
mana en mujeres (unos 20 Kg en un tratamiento de 12-
16 semanas) y 2-2,5 Kg/ semana en varones (unos 25
Kg) como media (Wadden, 1993). Por tanto, estas die-
tas inducen una perdida de peso aproximadamente
2-3 veces mayor que las
dietas con restricción
calórica moderada. 
Globalmente la mayor
parte de los enfermos recu-
pera el peso perdido en un
plazo de 5 años. Pero hay
un subgrupo de enfermos
que sí consigue resultados
satisfactorios, si se comple-
tan con pautas de modifica-
ción de conducta y ejercicio
físico.
AYUNO
Rara vez se prescribe el ayuno como tratamiento de
la obesidad, aunque parece ser un medio terapéutico efi-
caz para combatir no sólo la obesidad sino también la
hipertensión arterial, hiperlipidemias (Hostmark At. 1993),
hiperglucemia (Friedman, 1982), poliglobulia, hiperurice-
mia (Büchinger, 1988), alteraciones cardiacas (Fahrner,
1985) —en problemas cardiacos se indica especialmen-
te no dar proteínas durante el ayuno ni durante la reali-
mentación los primeros días (Brow y cols, 1978)—, alte-
raciones reumáticas, infecciones, neoplasias (Gernez, A.,
1974), traumatismos; pero la indicación más precisa
del ayuno, será el exceso de peso y sobre este aspec-
to hay bastantes estudios: Sörbris R., 1985; Nilson, 1985;
Grande Covián, 1976; Büchinger, 1987 y 1988; Hantzs-
chel, 1989; Vermeulen A., 1990, entre otros autores.
Normalmente los ayunos terapéuticos se realizan en
clínicas especializadas, aunque pueden realizarse de
manera ambulatoria con la debida supervisión médica.
Pueden durar de 1 a 40 días. Durante el ayuno no se
toma nada sólido; sólo se beben líquidos, procurando que
el aporte total no sobrepase las 300 calorías diarias.
Ayunar no es un estado de inedia aguda, pues este
estado no es vivir de las reservas, sino vivir sin reservas
y por tanto se corre peligro de morir. No tienen por qué
producirse carencias de elementos esenciales, ya que
nuestro cuerpo los tiene en reserva; quizás lo único que
se produce es la movilización de estas reservas para
gastarlas y que sean sustituidas por otras en el momen-
to de la realimentación (Saz, P., 1995).
En el caso de la obesidad se aconseja el ayuno
modificado (no más de 300 Kcal/día), en el que se
toman zumos de fruta o caldos de verdura e infusiones.
Desayuno: Zumo de naranja o limón e infusión
(romero, menta, canela) con miel.
A mediodía: Caldo de verduras: ajo, cebolla, pue-
rro, apio, acelga, espinaca, laurel, alcachofa, achico-
ria, pimiento, etc.
A la tarde: Infusión o caldo de verduras.
Durante el día tomar agua mineral.
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“La adecuada selección
del paciente es esencial para que
el tratamiento con las dietas de muy bajo
contenido calórico sea seguro
y eficaz”
“El ayuno se considera
un modo muy eficaz de reeducar
hábitos alimentarios”
CONCHA EDO ALBÁCAR, Tipos de dietas restrictivas para el tratamiento de la obesidad
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Se aconsejan medidas higiénicas, y se pasan dia-
riamente controles médicos, se practica ejercicio físico
y se trabaja el apoyo psicológico para el cambio de
hábitos alimentarios.
El ayuno está contraindicado en alteraciones
hepáticas, y es importante controlar que la pérdida de
peso corporal no sobrepase los 500 g/día (Saz, P.,
1995). Existe experiencia clínica (Fradin, J., 1992)
según la cual, cuando se sobrepasa la pérdida de 500
g de grasa al día o se llega a 1 ó 2 Kg, las posibilidades
del metabolismo hepático se ven desbordadas. Para
prevenir estas alteraciones es importante: no perder
más de 300 g de grasa diarios, tomar zumo o vitamina
C, al menos un vaso al día, tomar algo de miel o zumo
dulce, con pocas calorías y natural, mantener un buen
funcionamiento de los emuntorios, riñón, piel, intestino,
etc, y no tomar herbicidas, pesticidas, productos del
calentamiento de aceites, medicamentos, barbitúricos,
y todo tipo de tóxicos, no fumar. 
Es muy importante, como ya se indicó en las
VLCD, que el retorno a la alimentación sea con ali-
mentos crudos y preparada en el momento de comer-
la, masticando bien, un ejemplo sería:
Desayuno: Infusión matinal, müesli con frutas e
higos secos; a media mañana: fruta; a mediodía:
ensalada variada; a media tarde: manzana, almen-
dras, avellanas, nueces, con moderación, y como
cena: zumo de fruta dulce, sopa de cereales integra-
les, flan de avena con pasas. Ir poco a poco, a partir
del tercer día, introduciendo yogur, requesón, evitar
comer grandes cantidades especialmente de car-
bohidratos refinados y proteínas. El ayuno se con-
sidera un modo muy eficaz de reeducar hábitos
alimentarios.
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BIBLIOGRAFÍA

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