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Historia de la Filosofía | 2º Bachillerato LA FILOSOFÍA MEDIEVAL 2 EL CRISTIANISMO El Cristianismo tuvo su origen en Judea (Palestina) que, en aquel momento, era una provincia romana. La expansión del Cristianismo corrió desde entonces paralela a las vicisitudes del Imperio Romano. A pesar de los modestos orígenes de lo que inicialmente era una secta judía, sus doctrinas se extendieron, desde el siglo I hasta comienzos del II de nuestra era, por todo el Imperio Romano. Lo hizo a través de la predicación de los apóstoles, especialmente de Pablo de Tarso, que actuó en el corazón del mundo griego: Asia Menor, Atenas, Corinto, Éfeso, Macedonia, etc. Esta religión defendía la idea de un único Dios verdadero y trascendente, lo cual provocó entre los romanos reacciones, que acabaron en persecuciones, al considerar a los cristianos como impíos, por rechazar los dioses tradicionales y la divinidad del emperador. Durante los tres primeros siglos de nuestra era, el Cristianismo adquirió un gran desarrollo, especialmente en las provincias orientales. El hecho de ser el Oriente una pieza clave para el Imperio Romano, facilitó que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial del Imperio. A partir del Edicto de Galerio, en 311, finalizaron las persecuciones y, sobre todo, cuando el emperador Constantino, en el año 313, promulgó el Edicto de Milán y dotó a la religión cristiana de los mismos derechos que a todas las demás, fue cuando la religión cristiana se fortaleció dentro del Imperio. El Cristianismo pasó, de ser un elemento marginal y perseguido, a ser una religión legal y protegida por el Imperio. Sin embargo, los cristianos, convencidos de estar defendiendo la única religión verdadera, se convirtieron en perseguidores de todos aquellos a los que consideraban paganos. POLÍTICA, CULTURA Y SOCIEDAD MEDIEVALES El Imperio Romano de Oriente sobreviviría mil años más, pero el Imperio Romano de Occidente sucumbió en el siglo V a causa de las invasiones bárbaras que, partiendo del norte, iban poco a poco infiltrándose a través de los limes del Imperio. Francos. godos, vándalos, suevos y alanos eran algunos de los invasores bárbaros que arremetieron contra el Imperio y precipitaron su desaparición. Estos pueblos comenzaron a formar reinos independientes, aunque con cierta afinidad cultural al sintetizar su cultura con la cultura latina (el latín como lengua culta, el derecho, costumbres…) y con el cristianismo como religión mayoritaria. Se ensayaron formas de recuperar cierta unidad en Europa, como bajo el emperador Carlomagno o, con más éxito, por Otón I que constituyó el Sacro Imperio Romano Germánico. Así en Occidente, el ideal político-religioso al que se tiende es el de Cristiandad: una única comunidad con una sola religión, con dos autoridades supremas, una temporal, el Emperador, y otra espiritual, el Papa. Se trata de restituir el Imperio Romano, ahora como Imperio 3 Cristiano. Esta precaria unidad tenía su punto más fuerte en la defensa de la fe común, el cristianismo, por ejemplo frente al pujante Islam (es la época de las sucesivas “Cruzadas” para recuperar “Tierra Santa”). En el campo político, la cristiandad contemplaba dos grandes poderes: el del Emperador y el del Papa, cuyos ámbitos de actuación no estaban claramente delimitados. En el siglo XIII, el Papa Inocencio III mantuvo la teocracia, según la cual el poder religioso se consideraba superior al político. La desvalorización del cargo de Emperador llegó al extremo en el siglo XIV, en el que era prácticamente de carácter honorífico. Frente a la caída del Imperio y del Papado, las monarquías hereditarias cobraron auge, dando lugar, a la larga, a la idea de nación. Así ocurrió en Castilla, Aragón, Inglaterra, Francia, etc. Surgieron también las bases de las asambleas parlamentarias, en las que participaban todos los grupos sociales. Tras unos siglos de escasez material y de rigidez social, conocidos como Alta Edad Media, hasta el siglo XI, Europa se considera más fuerte y potente, con períodos de expansión (siglos XI al XIII) y de retroceso (siglos XIV y XV). La expansión de los primeros siglos de la Baja Edad Media (desde el s. XI) tuvo su motor en el progreso habido en la agricultura, fuente básica de la economía medieval. El arado de ruedas, el molino hidráulico y la rotación en los cultivos, entre otros factores, permitieron incrementar el rendimiento de los campos. Como consecuencia, mejoró el régimen alimenticio y aumentó la población. La crisis surgió, sin embargo, en las últimas décadas del siglo XIII, cuando fueron apareciendo las tres grandes calamidades de aquel tiempo: el hambre, la peste y la guerra. La sociedad, la economía, la política y hasta la Iglesia estaban organizadas en la Edad Media con una estructura feudal. Entre los grupos que conformaban la sociedad se establecía una relación piramidal de dependencia mediante el vasallaje, una relación de poder mediante la que se juraba fidelidad y obediencia al inmediatamente superior. Los puestos simbólicamente más importantes los ocupaban el Papa y el Emperador. Estaban luego los reyes, con sus nobles, y cada uno de ellos con sus correspondientes vasallos, hasta llegar a los campesinos que, si eran libres, se llamaban villanos, y si no lo eran, siervos. 4 El reparto poco equitativo de las riquezas y del poder hizo que en este período fueran frecuentes los conflictos sociales, menos importantes antes del siglo XIII y más agudos y violentos después. Fueron importantes las revueltas campesinas, las comunas urbanas y otras formaciones en las que se mezclaban móviles políticos, económicos y religiosos, especialmente contra los judíos, actitud que se mantuvo a lo largo de toda la Edad Media. Quizá la característica más importante de la Baja Edad Media fue la reaparición de la vida urbana a partir del siglo XI, tras unos siglos de preponderancia de lo rural. Surgen nuevas ciudades al calor de los comerciantes que se instalan cerca de los enclaves fortificados, dando lugar a los burgos. Sus habitantes, los burgueses, se dedicaban básicamente al comercio, intercambiando los excedentes agrícolas y los productos artesanales. La afluencia de emigrantes en busca de trabajo, de diversiones y de mayor libertad hizo que algunas ciudades crecieran grandemente, sobre todo en el norte de Italia. Milán, Florencia, París, Londres, Colonia o Brujas eran las mayores de la época. A pesar de todo, la sociedad medieval seguía siendo un océano rural en el que flotaban como islas las ciudades. En la Edad Media, la Iglesia y el cristianismo inundaban todo el pensamiento europeo. La vida del ciudadano estaba impregnada del cristianismo en todas sus facetas, hasta el punto de que el que disentía de ese pensamiento era sometido a la persecución. Dentro de la Iglesia surgieron nuevas formas de vivir la religión. Aparecen así los monasterios, en los que se fomentaba la austeridad, el trabajo manual y el retiro del mundo. A partir del siglo XI, las antiguas escuelas monacales, que habían surgido en el siglo IX como consecuencia del renacimiento carolingio y que se dedicaban a conservar y difundir la cultura, fueron sustituidas por las Universidades, situadas en las ciudades, que satisfacían la curiosidad y el deseo de saber de numerosos ciudadanos. Al principio del siglo XIII se fundó la de París, que llegaría a ser uno de los mayores focos culturales de la época, protegida tanto por el rey de Francia como por el Papa. Desde mediados del siglo XII y frente al románico agrario, feudal y monástico, aparece el gótico, que era un arte urbano. El espacio de las iglesias tuvo que agrandarse para acoger un mayor número de fieles, surgiendo así, en vez de monasterios o pequeñas iglesias, las catedrales. Aparece una nueva sensibilidad,que valora positivamente el mundo natural: San Francisco de Asís compone el Cántico de las criaturas al mismo tiempo que el naturalismo del gótico sustituye al simbolismo del románico. Algo se renueva, también, dentro de la Iglesia: las órdenes mendicantes (franciscanos y dominicos) plantean el ideal evangélico de pobreza frente a unas estructuras eclesiásticas excesivamente ricas y poderosas. 5 LA FILOSOFÍA MEDIEVAL En cuanto a la llamada filosofía cristiana podemos decir que es el resultado de un proceso largo de formación a partir de una fase inicial, entre los siglos II y V, que tiene diversas etapas. En un primer momento, los escritos, conocidos con el nombre de Nuevo Testamento, eran de carácter interno y estaban destinados a dar a conocer la vida de Jesús y los hechos de los apóstoles a los fieles. A partir del siglo II aparecen las Apologías. Surgen en momentos de persecuciones y en ellos los escritos apologéticos son usados para defender la nueva religión. Cuando ésta fue considera oficial, surgió la Patrística, un tercer tipo de escritos que van apareciendo desde el siglo III al VIII. La Patrística llevó a cabo una labor de acuñación de los conceptos filosóficos cristianos a partir de los usados entre los griegos, sobre todo, los relacionados con el platonismo: "mundo sensible", "inmortalidad del alma", etc. eran fácilmente asimilables por el cristianismo. El hecho de que la corriente platónica, impulsada por el neoplatonismo, fuera la más importante y, además, ofreciera muchas similitudes con la doctrina cristiana, favoreció que el cristianismo construyera su doctrina fundamentalmente con conceptos platónicos. San Agustín en uno de los máximos representantes de esta corriente. Fue durante muchos siglos de la Edad Media el verdadero maestro de pensamiento y el artífice de la cultura medieval en el Occidente cristiano. De la filosofía griega habían llegado a la filosofía cristiana algunos escritos de corte platónico, hasta que en el siglo XII, a través de los árabes, se conocieron las obras de Aristóteles, Hipócrates y Euclides, entre otros. La labor de asimilación de la filosofía aristotélica por el cristianismo se llevó a cabo en las nuevas universidades y en las escuelas de traductores (como la de Toledo). Al pensamiento desarrollado, primero en las escuelas cardenalíceas, y depués en las universidades se le denomina Escolástica. Ahora los escritos de Aristóteles, antes ignorados, se recuperan a través de los árabes, y junto a estos escritos llegan los "comentarios" de Averroes, que en algunos aspectos (teoría de la doble verdad, negación de la inmortalidad personal) se oponen al pensamiento cristiano. El debate entre el pensamiento tradicional, agustiniano, y el aristotelismo recién llegado es especialmente virulento, y está salpicado de condenas eclesiásticas contra los aristotélicos. El averroísmo es declarado herético, pero el aristotelismo moderado (representado por la tríada de santos: San Alberto Magno, San Buenaventura y Santo Tomás, principalmente el último) se acaba imponiendo y convirtiéndose desde entonces en el pensamiento oficial de la Iglesia. 6 Los problemas sobre los que versaba la Escolástica eran básicamente teológicos, pero éstos generaban otros problemas de índole filosófica que pretendían sobre todo comprender racionalmente el contenido del dogma. Las relaciones entre la fe y la razón serán de los más tratados: para los escolásticos ambos tienen su propio campo de aplicación (las Escrituras y la naturaleza), son relativamente independientes pues, aunque en el fondo apuntan a la misma realidad: Dios y su creación. La filosofía sigue subordinada a la teología, aunque irá cobrando cada vez más autonomía al final del periodo medieval (este será el origen del pensamiento moderno). A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc. al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna. http://www.webdianoia.com/filosofia/medieval.htm
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