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Microbiología del vermicompost (version final)

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Universidad de los Andes 
 
 
 
 
 
 
 
Documento entregado como requisito de grado de pregrado 
 
 
 
 
 
 
 
 
Programa de Microbiología 
 
 
 
 
 
 
 
 
Salomón Parra 
 
 
 
 
 
 
 
Directora 
Adriana Bernal 
PhD en Fitopatología 
Departamento de Ciencias Biológicas 
 
 
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Microbiología del vermicompost 
Salomón Parra 
Resumen 
 
La búsqueda de herramientas de cultivo en agricultura se ha enfocado principalmente en opciones 
con un menor impacto ambiental que cumplan con los estándares esperados de producción. El alto 
costo de los fertilizantes convencionales, la erosión y la contaminación que se genera por su uso 
exagerado ha llevado a los cultivadores a buscar alternativas en la agricultura orgánica para reducir 
inversión y mejorar la calidad del suelo. El vermicompostaje es una de las alternativas preferidas para 
lograr la adecuación de sustratos y el aumento en la producción. Una de las características más 
importantes del vermicompost son los microorganismos que posee. Las comunidades microbianas 
varían dependiendo del momento del ciclo de preparación del vermicompost, siendo más abundantes 
en las primeras tres semanas las bacterias del filo Spirochaetota. Cuando el vermicompost está 
maduro (pasados tres meses) son más abundantes los filos, Bacterioidetes, Proteobacterias y 
Firmicutes. Algunas bacterias están directamente relacionadas con la producción de hormonas 
promotoras del crecimiento vegetal, como el ácido indol-3-acético. En cuanto a los géneros 
reportados de hongos, los más comunes son Penicillium, Aspergillus, Phoma, y Piriformospora. La 
presente monografía se enfoca en investigar sobre lo reportado en cuanto a la biodiversidad de 
bacterias y hongos asociados al vermicompost y su importancia en la agricultura; además, se analizan 
los beneficios puntuales que su uso provee. 
Palabras clave: vermicompostaje, materia orgánica, microorganismos, lombrices de tierra. 
 
Introducción 
 
La agricultura es esencial en la vida humana, ha acompañado la historia del hombre desde hace 
más de doce mil años y ha sido el pilar en la producción de alimentos a partir de los recursos naturales 
disponibles. Este es uno de los renglones de la economía con mayor importancia ya que puede ayudar, 
no solo a disminuir el hambre entre los grupos más pobres en el mundo, sino que ayuda a reducir la 
pobreza misma. De acuerdo con el Banco Mundial (2022) el desarrollo agrícola es una de las 
estrategias más transcendentales que buscan disminuir la pobreza y, con ello, garantizar la seguridad 
alimentarias de una población mundial que se espera llegue a 9700 millones de habitantes en 2050. 
Esa explosión demográfica tuvo su mayor aceleración en los dos últimos siglos, pasando de dos 
mil millones de personas en el siglo XIX a siete mil millones en el XX, y se proyecta que sean cerca 
diez mil millones a mediados del siglo XXI. Este crecimiento demográfico obedece a varias causas, 
http://datatopics.worldbank.org/hnp/popestimates
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entre ellas los avances en la medicina y otros aspectos de bienestar humano y, desde luego, el 
desarrollo de la agricultura. Así, la intensificación de la actividad agrícola implica el empleo de 
insumos a fin de que los cultivos sean más productivos en menor tiempo. 
El empleo de dichos insumos se realiza cuando los suelos tienen una alta explotación, lo que 
genera el desgaste de nutrientes y la proliferación de fitopatógenos y, en consecuencia, una baja 
productividad. Llegados a este punto, los agricultores se ven obligados a refertilizar los suelos y usar 
insecticidas y fungicidas; el uso desmedido de este tipo de insumos ocasiona efectos desfavorables al 
suelo, al aire y a fuentes de agua (Savci, 2012). 
Desde esa perspectiva, las investigaciones en torno a métodos y procesos de fertilización 
empleados en agricultura, están enfocados en la mejora y conservación de la calidad del suelo. En 
términos generales, los factores que intervienen en la obtención de resultados favorables en cualquier 
producción agrícola son la calidad del suelo, tanto física como química, la topografía, pluviosidad, 
buenas prácticas de manejo y la incidencia de patógenos o plagas. Así, con el fin de asegurar 
resultados positivos, se emplean múltiples sustancias orgánicas y agroquímicas. No obstante, la 
Corporación Financiera Internacional (2007) señala que la producción de fertilizantes nitrogenados 
con base en “amoniaco, (NH3), urea, ácido nítrico (HNO3), nitrato amónico, nitrato de amonio 
cálcico (CAN), sulfato amónico y fertilizantes nitrogenados compuestos, como fertilizantes líquidos 
de urea-sulfato amónico (UAS) y de urea nitrato amónico (UAN)” (p.1) ocasionan la formación de 
residuos contaminantes para el suelo. 
Lo efectos contaminantes de estos químicos no son inmediatos en virtud del poder amortiguador 
de los componentes de los suelos. Sin embargo, a mediano y largo plazo, de acuerdo con Savci (2012) 
La contaminación, el deterioro de la fertilidad y las reacciones de degradación del suelo 
conducen al deterioro del equilibrio del elemento actual. Además, las sustancias tóxicas se 
acumulan dentro de los vegetales y causan efectos negativos en humanos y animales que se 
alimentan (…) El nivel particularmente alto de fertilizantes que contienen sodio y potasio 
tiene un impacto negativo en el suelo. (p. 209) 
El uso indiscriminado de fertilizantes nitrogenados disminuye el pH del suelo, lo que incide la 
calidad de los cultivos. Estudios realizados por Babcock (1992, citado en Paulson & Babcock, 2010) 
mencionan que la incertidumbre de entrada por parte del agricultor le puede llevar una aplicación 
excesiva de fertilizantes nitrogenados, con el criterio de que, dado el precio y la respuesta del 
nitrógeno en la fertilización del suelo, el uso de una mayor cantidad, garantizaría una buena 
producción (p. 370). 
Por otra parte, el aumento de residuos producto de la fabricación y uso de fertilizantes está 
impactando diversas fuentes de acuíferos llegando a zonas remotas alejadas de las costas. Guzmán & 
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Jiménez (1992) referencian datos de diferentes autores, por ejemplo, Fournier & Chavarrfa, (1989, 
citados en Guzmán et al., 1992), sostienen que en los últimos 20 años se han arrojado cientos de 
toneladas de productos de químicos al medio ambiente por cuenta del uso intensivo de fertilizantes. 
Los residuos de nitrógeno llegan a las fuentes de agua a través de drenaje, lixiviación y flujo. El 
drenaje, es decir, la penetración del agua superficial a capas inferiores, se hace de manera artificial 
cuando hay un riego inadecuado o excesivo, el cual suele generar saturación y salinización que 
contamina las aguas subterráneas. La lixiviación se relaciona con proceso de fertilización de terrenos 
poco aptos, áridos o semiáridos que demandan mayor cantidad de nitratos, los cuales se lixivian 
llegando a suelos más profundos. Aquí es importante mencionar los porcentajes de aprovechamiento 
de los fertilizantes nitrogenados. De acuerdo con Savci (2012) en un alto porcentaje los fertilizantes 
nitrogenados no son absorbidos y terminan contaminando aguas subterráneas y superficiales. 
condiciones ideales, las plantas utilizan el 50 % de los fertilizantes nitrogenados aplicados al 
suelo, el 2-20 % se pierde por evaporación, el 15-25 % reacciona con compuestos orgánicos 
en el suelo arcilloso y el 2-10% restante interfiere con las aguas superficiales y subterráneas. 
(p.289) 
Por otra parte, según las Guías sobre medio ambiente de la Corporación Financiera Internacional 
(2007), la sola fabricación de fertilizantes de nitrógeno ocasiona emisiones atmosféricas y aguas 
residuales que conllevan graves consecuencias ambientales; un ejemplo de ello son las emanaciones 
de hidrógeno (H2), anhídrido carbónico (CO2), amoniaco (NH3) monóxido de carbono (CO) y sulfuro 
de hidrógeno (H2S) que se generan durante la producción deamoniaco, de urea, ácido nítrico, nitrato 
amónico y de nitrato de amonio cálcico, entre otros. A ello se debe sumar que en diferentes momentos 
han ocurrido tragedias relacionadas con la fabricación de fertilizantes y plaguicidas. En la ciudad de 
Bhopal, India, por ejemplo, se generó una fuga de isocianato de metilo, exponiendo a los habitantes 
de varios pueblos aledaños, donde murieron al menos 3800 personas (Broughton, 2005). 
Por las razones anteriores, es imperante hallar alternativas que permitan mejorar la calidad en los 
productos agrícolas con un menor impacto ambiental a fin de lograr una agricultura sostenible y 
amigable con el medio ambiente y rentable. Entre las alternativas que se están estudiando se 
encuentran los fertilizantes orgánicos cuyos elementos nutritivos yacen en el humus, residuos de 
cosechas y materia orgánica, elementos portadores de nitrógeno, potasio y fósforo (Salazar, Trejo et 
al., 2007). En este caso, los procesos de mineralización de los agentes nutritivos, se realiza gracias a 
microorganismos del suelo, a través, por ejemplo, de carbón mineral. De acuerdo con El Titi, (2003, 
Salazar, Trejo et al., 2007) “Cuando los materiales orgánicos son incorporados en el suelo, el contacto 
de las partículas del suelo con los residuos incrementa adicionalmente la temperatura y la humedad 
del suelo” (p. 345). 
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Otra opción en el espectro de fertilizantes orgánicos es el vermicompost y es en que se centra la 
presente monografía. Se trata de un conjunto de desechos orgánicos que se producen a partir de la 
interacción entre las lombrices y los microorganismos. Al extracto acuoso de este elemento se le 
denomina té de vermicompost, es de fácil manejo y aplicación (Edwards et al., 2006; Wang et al., 
2014, citados en Hernández, Lara, et al, 2017). Dichos autores sostienen, además, que “el té de 
vermicompost elimina algunos patógenos, incluyendo nemátodos” (p. 417). Son muchas las ventajas 
de este lombricompuesto, entre las que se puede señalar que regula la bioestabilidad del suelo, es de 
fácil y rápida absorción y asimilación, además, del alto contenido de nitrógeno, potasio y fósforo 
frente a otros compuestos también orgánicos. 
El vermicompost de lombriz es granulado y de color negruzco. La lombriz recicla en su aparato 
digestivo toda la materia orgánica y, aunque ese humus posee una alta proporción de ácidos húmicos 
y fúlvicos, éstos no se producen por el proceso digestivo de la lombriz sino durante el reposo dentro 
del lecho, producto de la actividad microbiana. Cabe mencionar que la dieta de la lombriz se basa 
principalmente en los microorganismos y detritus presentes en la materia orgánica y carbohidratos; 
en ese orden de ideas, podría describirse la digestión de la lombriz como un proceso de reciclaje de 
nutrientes muy eficiente donde las lombrices se convierten en biorreactores naturales, para la 
descomposición de la materia orgánica. 
Blouin, Hodson, et al, (2013) sostienen que las lombrices de tierra aceleran la degradación de 
materia orgánica y moléculas. Una vez realizada la digestión se liberan nutrientes minerales como 
nitrógeno, compuestos orgánicos, útiles para las plantas. A su vez, la mineralización del nitrógeno 
aumenta en presencia de lombrices, ya sea directamente a través de la liberación de N por sus 
productos metabólicos (heces, orina y moco, que contiene NH4 +, urea, alantoína y ácido 
úrico) y tejidos muertos, o indirectamente a través de cambios en propiedades físicas del suelo 
y la fragmentación del material orgánico, y a través de interacciones con otros organismos 
del suelo. (Lee, 1985; Bityutskii et al., 2002, citados en Blouin, et al., 2013, p. 6) 
Aquí es importante subrayar que la presencia de lombrices en el suelo no favorece únicamente 
aspectos fertilizantes; también favorece la calidad física y humedad del suelo. Por ejemplo, la 
densidad aparente del suelo hace referencia a su compactación o, dicho de otra forma, es la relación 
entre sólidos y espacio poroso (Keller & Håkansson, 2010, citados en Rojas, 2012), lo cual es 
importante pues incide en las posibilidades de elongación de las raíces y en la fertilización de los 
cultivos. En igual sentido, la calidad física del suelo determina “el ingreso y almacenamiento óptimo 
del agua necesaria para el crecimiento de las plantas (Taboada & Álvarez, 2008, citados en Rojas, 
2012, p. 1). 
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De acuerdo con Blouin, et al., (2013), la incidencia de las lombrices en el tema de la retención o 
drenaje de agua, obedece a la modificación en la porosidad del suelo que ocasionan a partir de la 
construcción de sus madrigueras. “Las formas y tamaños de los poros dependen de los diversos 
comportamientos y tamaños de especies y las etapas de desarrollo dentro de ellas, lo cual hace que el 
suelo pueda transferir o almacenar agua” (p. 6). 
Ahora bien, el microbioma del vermicompost varía significativamente dependiendo de la etapa 
del compostaje que pueden ser mesófila y termófila, y de maduración. Los factores que inciden en el 
proceso exitoso de descomposición son 
la relación C/N, la humedad, la temperatura, el tamaño de las partículas del sustrato, el pH, 
el contenido de oxígeno y los microorganismos. Microorganismos como bacterias, hongos, y 
los actinomicetos actúan como descomponedores químicos en el proceso de descomposición 
de la materia orgánica en dióxido de carbono, calor, agua, humus y un producto orgánico 
final relativamente estable: el compost. (Nemet, Perić, &Lončarić, 2021, p. 1). 
Dichos microorganismos contribuyen a la solubilización de fosfato. De acuerdo con Rubio (2002, 
citado en Beltrán, 2014) el fósforo es uno de los elementos más importantes en la fertilidad de los 
suelos y la producción agrícola, después del nitrógeno, pero también uno de los más escasos, lo cual 
ocasiona el empleo reiterado de fertilizantes fosforados. El exceso de aplicación de fosfatos altera el 
potencial de escorrentía superficial, por lo que los cuerpos de agua tienden a la eutroficación. Los 
microorganismos solubilizadores de fosfato, entonces, son fundamentales en el ciclo edáfico de este 
nutriente (Fankem et al., 2006, citados en Beltrán, 2014). En otras palabras, dichos microorganismos 
tienen una enorme influencia en el crecimiento de las plantas. 
Por otra parte, la deficiencia de hierro en los suelos puede ser inconveniente de importancia que 
también se puede resolver con la inoculación de microorganismos; estos aumentan y regulan la 
disponibilidad de hierro en la rizosfera y están involucrados en la nutrición de hierro de las plantas y 
en la producción de clorofila y la síntesis de ADN (Jurkevitch et al. 1988, citados en Jadhav, Thaker, 
& Desai, 1994). Los compuestos acumuladores de hierro son producidos por las bacterias 
Pseudomonas o Rhizobium, presentes en el vermicompost. Beltrán (2009) caracterizó 
microorganismos solubilizadores de fosfato de calcio aluminio y hierro; y “encontró los géneros 
Penicillum sp., Mucor sp., y el género bacteriano Micrococcus sp., como principales solubilizadores” 
(citada en Beltrán, 2014, p. 110). 
Otro aspecto, paralelo a la fertilización química de las plantas para estimular su crecimiento y 
productividad es la inhibición de patógenos. Esto se puede lograr mediante la inducción de resistencia, 
incitando a la planta a producir barreras estructurales o metabolitos secundarios que disminuyan la 
infección o la tasa de reproducción de bacterias o virus (Hammerschmidt, 1999, p. 81). Así mismo, 
7 
 
la inhibición de patógenos se puede conseguir a través del antagonismo contra los patógenos a partir 
de la producción de enzimas como las quitinasas que degradan la pared fúngica. El vermicompostaje, 
al ser un proceso no termófilo posee una gran variedad de bacterias antagónicas que actuan como 
controles biológicos, compitiendo contra hongos fitopatógenos en el suelo (Pathma & Sakthivel, 
2013). 
Para entender el flujo denutrientes en el suelo, es de gran importancia saber que los 
microorganismos desempeñan un rol fundamental en la interacción entre la planta y el suelo. Por un 
lado, los microorganismos son los gestores del flujo de nutrientes y, por otro, son los principales 
agentes patógenos (Gupta, Gupta & Singh, 2016). De acuerdo con Domínguez, Aira, Kolbe, et al., 
(2019) “El vermicompostaje es el proceso mediante el cual los desechos orgánicos se descomponen 
a través de las acciones sinérgicas de las lombrices de tierra y las comunidades de microorganismos”, 
(p. 1) generando fertilizantes de alta calidad. Si bien se ha avanzado en estudios sobre el 
vermicompost, se requieren estudios de mayor profundidad con el fin de industrializar su producción 
como alternativa a los agroquímicos convencionales. Con base en ello, la presente monografía busca 
conocer la biodiversidad de bacterias y hongos asociados al vermicompost y su importancia en la 
agricultura. 
 
Generalidades del vermicompost 
 
El vermicompostaje es un proceso de oxidación biológica no termófila que sucede a partir de las 
interacciones entre lombrices de tierra, microorganismos, materia orgánica y agua con lo que la 
materia orgánica se convierte en biofertilizante (Pathma & Sakthivel, 2012). Esta mezcla es similar 
estructuralmente a la tierra o turba de bosque y se caracteriza por una alta aireación, porosidad, 
capacidad de drenaje y, sobre todo, una alta actividad microbiana. Cabe mencionar que la actividad 
intestinal de las lombrices de tierra es mediada por mucosidades y enzimas microbianas, las cuales 
tienen un papel importante en la degradación de macromoléculas y micromoléculas orgánicas 
(Edwards y Fletcher, 1988). 
La obtención de un vermicompost maduro rico en nutrientes y microbiota está atravesada por el 
empleo de lombrices normalmente del género Eisenia foetida y Eisenia andrei. Las lombrices se 
alimentan de material orgánico, en el proceso digestivo se realiza la descomposición de dicho material 
convirtiéndolo en material rico en nutrientes para el suelo. El proceso de vermicompostaje se realiza 
con la adición regular de capas delgadas de materia orgánica fresca como desechos vegetales de 
cáscaras u hojas, preferiblemente maceradas, como alimento nuevo para las lombrices. Como se 
mencionó antes, dentro de los beneficios que ofrece el vermicompost está la obtención de nutrientes, 
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la aireación y drenaje del suelo, lo cual facilita el desarrollo radicular y, además, promueve la 
aparición de microorganismos simbióticos que inhiben la proliferación de patógenos. Es por ello que 
el vermicompost se convierte en una alternativa rentable y químicamente saludable de fertilización 
de suelos. 
 
Producción del vermicompost 
 
Como ya se ha mencionado el vermicompostaje es un proceso de biooxidación realizado por la 
lombriz de tierra. Este proceso se lleva a cabo durante la digestión y se realiza en dos etapas; la 
primera es un proceso físico-mecánico que consiste en la aireación, mezcla y molido de la materia 
orgánica y, un segundo momento de tipo bioquímico, donde azúcares, aminoácidos, lípidos y celulosa 
son descompuestos por bacterias (Del Águila, Lugo, & Vaca, 2011). Además, el productor de 
vermicompost debe considerar aspectos como la escala de producción, la frecuencia de riego y la 
materia orgánica (MO) empleada como alimento. Las lombrices que consumen MO se sirven de 
protozoos, rotíferos, nemátodos, bacterias y hongos para adquirir sus nutrientes. Cabe mencionar que 
“el material comido por el gusano se distribuye entre 5-10 % para crecimiento y actividades 
metabólicas; el otro el 85 % se excreta como vermicompost que contiene orina (como amoníaco) y 
mucoproteínas (Blair et al., 1997, citados en Del Águila, et al, 2011, p. 951). 
Cuando se trata de una producción casera o de pequeña escala se debe contar con tres recipientes 
del mismo tamaño, profundos y con agujeros pequeños en el fondo, de manera que el exceso de 
líquido se pueda drenar. En el fondo del recipiente debe agregarse una mezcla de tierra de la región 
y arena para que las lombrices no se salgan de la lombricompostera. Una vez armado el sistema, se 
inocula la lombriz usando un pie de cría, (las lombrices nunca se inoculan solas, siempre se debe 
hacer con las madrigueras). Luego de inocular la lombriz, se aplica el alimento (materia orgánica) 
preferiblemente triturada, para aumentar el área volumen y así agilizar el proceso de compostaje. La 
cantidad de comida depende del tamaño de las lombrices, se deben alimentar una vez por semana y 
regar tres veces por semana (Ver Figura 1). 
 
 
 
 
 
 
 
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Figura 1. Sistema básico de lombricompostera casera 
 
Fuente: Adaptado de: Lombricompostera Pro. Amazon.es 
 
Si la producción se realiza a una escala mayor, el vermicompost se puede preparar en diferentes 
espacios físicos, ya sea directamente en el suelo o en cajones, utilizando el mismo sistema; la escala 
dependerá de la disposición del espacio. Criar directamente en el suelo tiene la limitación de no poder 
recolectar el humus líquido, pero, a diferencia de los cajones, se puede producir mayor cantidad de 
vermicompost sólido en menor tiempo y por menor costo (Ver Fotografías 1 y 2). 
 
Fotografía 1. Cría de lombriz a gran escala en cajones 
 
Fuente: Portalfruticola.com (2019). 
 
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Fotografía 2. Cría de lombriz a gran escala directa en suelo (b). 
 
Fuente: Portalfruticola.com (2019). 
 
Té de vermicompost 
 
El té de vermicompost, como su nombre lo indica, es la parte líquida que se obtiene a partir del 
vermicompostaje realizado por microorganismos. De acuerdo con Yatoo, Niamat, et al, (2021) hay 
dos tipos de té, aireado y no aireado, “ambos métodos para producir té de vermicomposta (aireado y 
no aireado) implican preparar compost maduro en agua durante un período de tiempo determinado y 
necesitan filtración antes de aplicarlo a las plantas” (p. 7). La National Organic Standards Board 
(2006) establece que para lograr una buena calidad de té se ha de usar un vermicompost de calidad, 
precalentado a 131°F por 3 días a fin de eliminar organismos patógenos. “El determinante crítico con 
respecto al crecimiento de patógenos en los tés y extractos de compost es la adición del carbono 
fuentes como azúcares, melazas o extractos de levadura o malta durante la fase de “elaboración” (p. 
8). Por otro lado, National Organic Standards Board (2004, citado en Yatoo, et al, 2021) establece 
que el remojo se debe hacer en agua sin cloro, pues de ese modo se favorece el crecimiento y 
multiplicación de microorganismos. 
La principal variación entre tipos de té radica en que pase por un proceso de aireado o no-aireado. 
En el primer caso, se remoja en agua por entre 12 y 24 horas, lo cual, además, se puede complementar 
con nutrientes, inoculantes microbianos y oxígeno para mejorar su actividad biológica (Ingham 2005; 
Naidu et al. 2010, citados en Yatoo, et al., 2021). En el segundo caso, se sumerge una bolsa de 
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compost en agua a fin de extraer los nutrientes y microorganismos anaeróbicos, que luego se emplean 
como fertilizante (Naidu et al., 2010, citados en Yatoo, et al, 2021). Finalmente, la National Organic 
Standards Board (2006) recomienda que el té de vermicompost se emplee, al menos, 120 días antes 
de la cosecha si este tiene un contacto directo con las plantas. 
Son muchas las ventajas que brinda el vermicompost frente a otros tipos de compostaje 
mencionadas en: los suelos adquieren aireación, porosidad y estructura (Zhu et al., 2017, citados en 
Yatoo, et al, 2021); mejora la calidad de nutrientes, el crecimiento y rendimiento de los cultivos (Lim 
et al., 2015, citados en Yatoo, et al, 2021); aumenta la presencia de bacterias fijadoras de nitrógeno y 
solubilizadoras de fósforo (Yatoo et al., 2020, citados en Yatoo, et al, 2021), controla la aparición de 
plagas, nemátodos parásitos y enfermedades(Singh et al., 2008; Basco et al., 2017, citados en Yatoo, 
et al, 2021); disminución en costos de manos de obra(Mahmud et al., 2018, citados en Yatoo, et al, 
2021). 
Por otro lado, el vermicompost reduce significativamente la propagación de patógenos pues estos 
mueren al pasar por el tracto digestivo de la lombriz (Pattnaik & Reddy, 2010). También es importante 
señalar que la presencia de metales pesados en los suelos, producto del uso fertilizantes químicos y 
otras sustancias tóxicas provenientes de diferentes fuentes, limitan la producción agrícola se pueden 
disminuir o eliminar a partir de uso de vermicompostaje (Mohee & Soobhany, 2014). Según estudios 
de Morgan y Morgan (1999, citados en Mohee & Soobhany, 2014) 
las lombrices de tierra ingieren gran cantidad de sustratos y, por lo tanto, están expuestas a metales 
(…) Estas concentran en su cuerpo dichos metales, por esta razón, el vermicompostaje se puede 
utilizar en la eliminación de metales tóxicos y la descomposición de productos químicos complejos 
en formas no tóxicas. (Jain et al., 2004, p. 210) 
 
Nutrientes en el vermicompost 
 
El humus de lombriz o vermicompost presenta unas características químicas y de 
microorganismos que lo hacen tener una riqueza nutricional para el suelo bastante particular. De 
acuerdo con Adhikary (2012) contiene 5 veces el nitrógeno, 7 veces la potasa y 1,5 veces más calcio 
que una tierra para cultivar de buena calidad (Ver Tabla 1); además, dichos nutrientes tienen una vida 
útil 6 veces más prolongada que otros nutrientes. La aportación de las lombrices en el suelo no se 
limita a los nutrientes, también aumenta la porosidad por las madrigueras o macroporos grandes y 
alargados que construyen, lo cual aumenta la retención de agua. En relación con el fósforo, su 
ausencia o contenido limitado en el suelo puede atrofiar el crecimiento de las plantas, por ello, 
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR270
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR142
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR262
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR230
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR33
https://link.springer.com/article/10.1007/s13593-020-00657-w#ref-CR148
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cualquier proceso que aumente significativamente la disponibilidad de fósforo a través de plantas y 
materia orgánica será muy importante para la agricultura. 
 
Tabla 1. Comparación de las propiedades químicas y microbiológicas del suelo, vermicompost y 
estiércol. 
 
Fuente: tomado de Adhikary (2012) 
 
Varios estudios han evidenciado que el vermicompost aporta todos los nutrientes en forma 
disponible y mejora su absorción. De acuerdo con Zahedifard, Sharafzadeh & Zolfibavariani (2014). 
el nitrógeno disponible en el suelo aumenta significativamente con el uso de vermicompost, esto 
debido a que es uno de los principales compontes de las moléculas de proteínas y ácidos nucleicos y 
forma parte de las moléculas de clorofila (p. 54). (Ver tabla 2) 
 
 
 
 
 
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Tabla 2. Porcentaje de nutrientes en vermicompost y compost de jardín. 
 
Fuente: tomado de Adhikary (2012) 
 
En cuanto a la actividad enzimática, esta se produce a partir de la interacción entre diferentes 
agentes, vivos y muertos como raíces, residuos orgánicos y animales, lo que se va acumulándose en 
el suelo, formando la materia orgánica o humus (Martínez & Ortega, 2023). Estos autores sostienen 
que entre el 40 y 60 % de la actividad enzimática puede provenir de actividad microbiana. De acuerdo 
con Antunes, Castilhos, et al, (2015) es importante señalar que la materia orgánica húmica presenta 
tres categorías según las fracciones húmicas 
humina (H), que representa la materia orgánica íntimamente ligada a la fracción mineral del suelo 
y, por tanto, insoluble; ácidos fúlvicos (FA), que tienen gran cantidad de grupos funcionales 
oxigenados y son solubles tanto en medios ácidos como básicos, y ácidos húmicos (HA), 
insolubles en medios fuertemente ácidos, Canellas et al., 2001, citados en Antunes, Castilhos, et 
al, 2015, p.700) 
Por tanto, sostienen Senesi; Miano; Bruneti, (1996, citados en Antunes, Castilhos, et al, 2015) “las 
transformaciones de HS respecto a la cantidad de AH y AF durante el vermicompostaje permiten 
inferir sobre el grado de estabilidad y madurez de la materia orgánica presente en los productos 
finales” (p.700). 
Ahora bien, para el adecuado crecimiento y desarrollo de las plantas se requiere el funcionamiento 
químico de los mecanismos de regulación. Aquí menciona Fichet (2017) a la hormona vegetal 
denominada fitohormona; se trata de una sustancia orgánica que se produce en los mismos tejitos de 
la planta. De estas hormonas se han identificado grupos “auxinas, giberelinas (GA), citoquininas 
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(CK), brasinosteroides (BR), estrigolactonas (SL), etileno, ácido abscísico (ABA), jasmonatos (JA) 
y ácido salicílico (SA)” (p. 2), que inciden en el crecimiento de las plantas. Esto se ha evidenciado en 
experimentos donde las plantas mostraron patrones de crecimiento con la adición de auxinas, GA y 
CK exógenas a través del suelo. Adicionalmente, se ha establecido que los abonos orgánicos, en 
particular el vermicompost, mejoran la estructura del suelo, lo cual está en consonancia con la 
fertilidad y, en consecuencia, con la productividad, especialmente de aquellos suelos que se someten 
a labor intensa y a presión intensa, por ejemplo, por pastoreo de ganado. 
 
Lombrices de tierra 
 
Las lombrices de tierra son anélidos oligoquetos celomados; aportan de manera importante 
propiedades físicas, químicas y biológicas a los suelos en muchos ecosistemas y aceleran la 
descomposición de la materia orgánica (Domínguez, Aira, Gómez, 2009) (Ver Figura 1). De acuerdo 
con estos autores existen más de 8000 especies de lombrices de tierra, sin embargo, los estudios no 
han ahondado en sus aspectos biológicos ni ecológicos. En relación con su clasificación es importante 
mencionar que 
Las distintas especies de lombrices tienen estrategias vitales diferentes, ocupan nichos 
ecológicos distintos y se han clasificado, sobre la base de su alimentación y de la zona del 
suelo en la que viven, en tres categorías ecológicas: epigeas, anécicas y endogéas. (Bouché 
1977, citado en Domínguez et al., 2009, p. 20) (Ver Figura 2). 
 
Figura 2. Esquema de habitad de lombrices epígeas endogéas y anécicas. 
 
Fuente: Agroquímicos Arca S.A 
 
https://www.facebook.com/pages/category/agricultural-cooperatives/Agroqu%C3%ADmicos-Arca-SA-de-CV-1064814503718810/
https://www.facebook.com/pages/category/agricultural-cooperatives/Agroqu%C3%ADmicos-Arca-SA-de-CV-1064814503718810/
15 
 
 
Lombrices categoría epigeas 
 
El habitad de estas lombrices se ubica en la capa superficial de la tierra, en la hojarasca; por lo 
tanto, su alimentación consiste en partículas grandes de material orgánico sin descomponer (López, 
(s.f)); esta especie vive en madrigueras pasajeras, pues migran frecuentemente con el fin de encontrar 
lugares con mayores cantidades de materia orgánica. Su cuerpo es de tamaño pequeño con una 
pigmentación homogénea; poseen adaptabilidad al cambio de condiciones ambientales. Estas 
lombrices tienen la capacidad de regular sus procesos reproductivos dependiendo de la disponibilidad 
de alimentos. Es decir, si cuentan con cantidades generosas de alimento se reproducen rápidamente; 
pero si, por el contrario, es una temporada donde escasea la comida o cambian las condiciones de 
temperatura ambiente, su reproducción baja a los mínimos necesarios, llegando incluso a detenerse 
(Sánchez, 2017). 
Se adapta fácilmente a diferentes rangos de pH, temperatura y humedad de los sustratos en los que 
se desarrolla (Edwards,1998, citado en Sánchez, 2017). La especie de los géneros Eisenia spp., la 
Eisenia foetida y la Eisenia andrei, son lasmás utilizadas en la producción de vermicompost dada su 
fácil crianza y porque sus características reproductivas y metabólicas ayudan a que el proceso de 
fabricación del vermicompost sea más rápido y sencillo; esta especie se caracteriza, así mismo, por 
sus procesos digestivos eficientes, lo que le permite el consumo y procesamiento rápido de altas 
cantidades de materia orgánica (Domínguez & Gómez, 2010). 
 
Lombrices categoría endogéas 
 
Las especies de lombrices endogéas viven más profundo que las epigeas, en el perfil del suelo. Su 
alimentación, dado que contribuyen en los procesos de formación del suelo, incluye raíces y hojarasca 
en descomposición y mezcla de suelo (Domínguez & Gómez, 2010). Su cuerpo es más grande que 
las lombrices epígeas y su pigmentación es más tenue y tiende a coloraciones grises, azules o 
verdosas; al habitar capas más profundas, construyen sistemas ramificados horizontales de galerías 
cuyas paredes se encuentran tapizadas de yeso, producto de sus propias deyecciones. Cabe mencionar 
que estas lombrices, al participar en procesos de formación del suelo, facilitan la entrada de oxígeno 
a la tierra a partir de la construcción de sus túneles o galerías. En comparación con las epigeas, tienen 
tasas más bajas de reproducción y ciclos de vida más largos y, de acuerdo con Lakhani & Satchell 
1970, citados en Domínguez & Gómez, 2010), presentan mayor resistencia a periodos largos sin 
alimento. “A este grupo pertenecen especies como Aporrectodea caliginosa, Aporrectodea rosea, 
16 
 
Octolasium cyaneum, Octolasion tyrtaeum, Polypheretima elongata y Pontoscolex corethruru” 
(Domínguez & Gómez, 2010, p. 310). 
 
Lombrices categoría Anécicas 
 
Las especies de lombrices anécicas viven en madrigueras verticales entre sistemas que pueden 
extenderse varios metros en el perfil del suelo. Las madrigueras permanentes de las lombrices 
anécicas crean un gradiente microclimático que se puede encontrar en la superficie o a cierta 
profundidad, dependiendo de las condiciones predominantes del suelo y de la disponibilidad de 
alimento. En el día suelen esconderse en perfiles más profundos y emergen por la noche para 
alimentarse principalmente de desechos encontrados en la superficie, estiércol y otra materia orgánica 
descompuesta que arrastran hacia sus madrigueras. Suelen depositar sus excrementos en la superficie. 
Estas lombrices son de gran tamaño cuando son adultas; anterior y dorsalmente son de color marrón 
oscuro. Sus tasas metabólicas y de reproducción son relativamente bajos (Satchell 1980 y Lavelle 
1983, citados en Domínguez & Gómez, 2010). “. Algunas de las especies incluidas en este grupo son 
Lumbricus terrestris, Lumbricus friendii, Aporrectodea trapezoides, Aporrectodea longa y Octodrilus 
complanatus” (Domínguez & Gómez, 2010, p. 311). 
Ahora bien, en relación con la habilidad de estos organismos de transformar la materia orgánica 
del suelo en compuestos fértiles, es relevante resaltar que las lombrices realizan transformaciones 
físicas y químicas. Si se hace referencia a los cambios físicos, las lombrices de tierra generan una 
zona denominada “drilósfera”, se trata de las galerías que construyen, a través de las cuales van 
deyectando heces ricas en nutrientes orgánicos y minerales que, a su vez, estimulan la actividad 
microbiana (Ciencia Regional, 2017). 
En lo que corresponde a los cambios en propiedades químicas, las lombrices juegan un papel 
crucial en el ciclo del carbono al consumir celulosa y excretar compuestos de carbono y nutrientes 
aprovechables para otros organismos. La lombriz Eisenia fétida, a partir de su microbiota intestinal, 
digiere la celulosa directamente y, además, con la actividad y la biomasa microbiana conducen a un 
cambio en el equilibrio entre hongos y bacterias (Savigny 1826, citado en Shipitalo & Le Bayon, 
2004). 
Los efectos de las lombrices sobre la infiltración también se han investigado en laboratorio 
utilizando columnas de suelo intactas o reempacadas con lombrices residentes o inoculadas. Aunque 
estos estudios han proporcionado información sobre los mecanismos que afectan la infiltración, una 
preocupación, particularmente con las columnas de suelo inoculadas es que las madrigueras formadas 
17 
 
no fueron representativas frente de aquellas construidas bajo condiciones más naturales (Springett y 
Gray 1998, citado en Shipitalo & Le Bayon, 2004). 
En relación con la función de los macroporos, estos están asociados a la filtración del agua. A 
partir de estudios en los que se utilizan macroporos construidos artificialmente se encontró que las 
madrigueras artificiales carecen del revestimiento rico en materia orgánica o drilosfera, compuesta 
por excrementos de lombrices, secreciones mucosas y restos de plantas, que pueden afectar el 
movimiento de agua y químicos (Stehouwer et al. 1993, 1994, citados en Shipitalo & Le Bayon, 
2004). Por otra parte, los macroporos construidos por las lombrices pueden aumentar las tasas de 
infiltración de 2 a 15 veces, lo que reduce la escorrentía (Ehlers 1975; Joschko et al., 1989; Edwards 
et al., 1990; Kladivko & Timmenga 1990; Bouché & Al-Addan 1997; Willoughby et al. 1997, citados 
en Shipitalo & Le Bayon, 2004, p. 190) y, al tiempo, reducen de la pérdida de suelo. 
 
Sistema digestivo 
 
El sistema digestivo de las lombrices de tierra es relativamente simple y consiste en boca, faringe, 
esófago, buche y molleja, llamada zona de recepción, seguida del intestino anterior, donde se secretan 
enzimas. La cavidad bucal tiene una musculatura que le permite ejercer una succión al tomar material 
orgánico o microorganismos y pasarlos de la faringe al esófago, que tiene glándulas calcíferas que 
secretan calcio (Edwards & Fletcher, 1988). Dicho material pasa al buche, que es grande y termina 
en una molleja trituradora; detrás de la molleja se encuentra el intestino que es un tubo cilíndrico 
simple, revestido con un epitelio de células columnares (Edwards & Fletcher, 1988). El intestino 
consta de cuatro áreas, una parte anterior contráctil que secreta moco y proteínas, seguida de una 
región del intestino medio que está ciliada; sigue la parte del intestino revestido por una membrana 
peritrófica que termina en el ano (Edwards, 2004, p. 5). (Ver Figura 4) 
 
Figura 4. Esquema del sistema digestivo, lombrices de tierra. 
 
Fuente: Brainly.lat. (2017). 
 
18 
 
Durante el proceso digestivo, la materia orgánica ingerida se adhiere al moco extruido por el 
epitelio bucal. En lo que puede describirse como un proceso de succión, la presión sobre la pared de 
la cavidad bucal es liberada, con lo cual se introduce el alimento. En una acción similar, la faringe 
ejerce una succión para que entre la comida, desencadenando movimientos peristálticos esofágicos y 
empujando el bolo hacia la molleja (Arthur, 1965, citado en Edwards & Fletcher, 1988). 
El peristaltismo continúa a lo largo del sistema por acción ciliar en el esófago; este junto con la 
molleja transportan el alimento hasta el intestino. Una serie de pliegues del buche regulan la velocidad 
peristáltica para mesclar los alimentos. Las dilataciones en forma de saco del intestino anterior sufren 
expansiones y contracciones rítmica. En este proceso interviene también la locomoción, la cual ayuda 
en el paso de los materiales por el intestino (Edwards & Lofty, 1977, citados en Edwards & Fletcher, 
1988). 
 
Diversidad taxonómica de bacterias asociadas al vermicompost 
 
Dentro del primer grupo de microorganismos se encuentran las bacterias promotoras del 
crecimiento vegetal. “La expresión Plant Growth Promoting Rhizobacteria (PGPR) fue acuñada por 
Kloepper, J y Schroth M en 1978, para describir las bacterias que habitan la rizosfera y que afectan 
positivamente el desarrollo de las plantas” (Moreno et al., 2018, p. 8) y lo pueden hacer a través de 
mecanismos directos, indirectos o combinados. Son directos cuando las bacteriassintetizan 
metabolitos que facilitan a las plantas la obtención de elementos nutritivos, por ejemplo, fijación de 
nitrógeno, síntesis de fitohormonas solubilización de fósforo, incremento en la permeabilidad de la 
raíz, entre otros (Esquivel, Gavilanes, et al., 2013, citados en Moreno et al., 2018). Son mecanismos 
indirectos aquellos que inhiben la aparición de fitopatógenos a partir de sustancias antimicrobianas o 
de antibióticos, de enzimas; por competencia elementos nutritivos, por un espacio en el nicho 
ecológico, por biocontrol, entre otros (Esquivel, Gavilanes, et al., 2013, citados en Moreno et al., 
2018). 
Desde esa perspectiva, las lombrices pueden aumentar la población de rizobacterias en el suelo, 
estas bacterias mejoran las tasas de crecimiento de ciertas plantas al ayudar a solubilizar nutrientes 
en el suelo. Las bacterias sintetizan fitohormonas y vitaminas y estimular la germinación de semillas. 
Con la adaptabilidad fisiológica, las bacterias en las zonas de la rizósfera generan variedad de 
metabolitos, además, aumentan los minerales y nutrientes disponibles, se realiza una mayor fijación, 
del nitrógeno; las plantas se hacen más resistentes a las heladas y se realiza un control de patógenos 
y enfermedades (Sturz & Christie, 2003, citados en Cano, 2011). 
19 
 
Otra forma en la que las bacterias hacen del vermicompost un material de gran interés agrícola es 
la actividad antagónica que estas pueden tener contra diferentes fitopatógenos. La actividad 
antagónica de los vermicompost se le atribuye mayormente a la naturaleza de los microorganismos 
autóctonos de la lombriz. Bacterias inherentes producen enzima solubilizante de fosfato e 
indirectamente por la producción de una amplia gama de metabolitos antifúngicos, enzimas 
hidrolíticas y sideróforos (Gandhi, Narayanan, Ravindra & Sakthivel, 2009). 
Miembros de los géneros Pseudomonas, producen AIA, sideróforos y cianuro de hidrógeno. 
Bacillus, produce AIA, solubiliza el fósforo y tiene actividad antifúngica; Azospirillum, produce AIA 
y tiene actividad nitrogenasa; Azotobacter, produce AIA, amoníaco y giberelinas Burkholderia, que 
produce ACC deaminasa y solubiliza metales pesados; Chryseobacterium suprime algunos 
fitopatógenos, conocidos por su potencial de promoción del crecimiento de las plantas, y están 
incluidos dentro del aumento de diversidad y riqueza de microorganismos producto del vermicompost 
y la subsecuente generación de microambientes ideales, resultado de la actividad de las lombrices 
(Ahemad & Kibret, citados en Moreno et al., 2018). 
En la Tabla 3 se muestra el género de las bacterias presentes en los tres tipos de compostaje. El 
estudio de Vivas, Moreno, García y Benítez (2009) muestra la mayor densidad poblacional de 
bacterias existente en el vermicompost finalizado que en los otros tipos de compostaje. Todas las 
secuenciaciones hechas en este estudio con base en la función de “coincidencia de secuencias” fueron 
exitosas al tener una puntuación S_ab mayor a 0,7 (Maidak et al, 2001, citados en de Vivas, Moreno, 
García y Benít, et al., 2009) (Ver Tabla 3). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
Tabla 3. Identificación de coincidencia más cercana de secuencias del gen 16S rRNA bacteriano 
aisladas de la mezcla inicial de residuos de aceitunas y estiércol de oveja (8:1) (OW), compost (COW) 
y vermicomposta (VOTO) 
 
Fuente: Tomado de (Vivas et al., 2009). 
 
Diversidad taxonómica de hongos asociados al vermicompost 
 
La comunidad microbiana residente es la activa mediadora de la biodegradación y conversión 
implicada en la elaboración de compost (Pradas, 2020). Dentro de esta comunidad, los hongos son de 
máxima importancia debido a su capacidad para utilizar fuentes de carbón; de acuerdo con la 
temperatura que emplean, los hongos se pueden clasificar en psicrófilos, mesófilos y termófilos y las 
características de la temperatura puede estar dada en términos de máximos, óptimos y mínimos. 
Los hongos son mesófilos, crecen entre 5° y 37°C, algunos pueden crecer por encima de los 45 ° 
C y pueden ser termófilos y termotolerantes. El primero tiene una temperatura máxima de crecimiento 
de 50 °C o más, y una mínima igual o superior a 20 °C (Cooney y Emerson 1964, citado en Shekhar, 
1989). El hongo termotolerante puede crecer a cerca de 50 °C y también puede crecer por debajo de 
20 °C. 
En el compostaje termogénico convencional de dos fases los hongos se recuperan principalmente 
cuando la temperatura cae por debajo de 50-40 °C después del calentamiento máximo (a menudo 
alrededor de 70/80 °C). Estos son responsables de la degradación de la mayoría de los polímeros 
recalcitrantes (Diácono, 1997). El vermicompostaje es un proceso esencialmente no-termófilo, 
21 
 
durante el cual las lombrices de tierra interactúan con el microbiota y estabilizan los residuos 
orgánicos (Sainz et al.1998). Las lombrices influyen en los hongos a partir de la alteración del estado 
físico y químico que generan en el suelo (Jones et al., 1997 citaos en Alexei, T., & Stefan Scheu). 
El hecho de que un proceso sea termofílico y el otro mesófilo significa que la composición de la 
comunidad de hongos en compost y vermicompost es diferente (Beffa et al., 1998). Además, las 
diferencias surgen porque la materia prima de los vermicompost puede contener un mayor porcentaje 
de desechos animales, como las heces de herbívoros. Esta interacción influye sobre la germinación y 
dispersión de las esporas y crean micrositios que pueden ser favorables o desfavorables para 
desarrollo de hongos (Brown, 1995; Tiunov & Scheu, 2000, citados en Anastasi, et al., 2005). 
Entre los hongos, aquellos que se caracterizan por promover el crecimiento de las plantas y no son 
fitopatógenos sino saprofitos o endófitos se denominan PGPF por sus siglas en inglés (Plant Growth 
Promoting Fungi). La gran mayoría de PGPF están dentro del filo Ascomycota, de los cuales la 
microbiota del vermicompost suele tener mayor diversidad en comparación con el compost termófilo 
(Hossain, Sultana & Islam, 2017). Entre los géneros de PGPF reportados con más frecuencia están 
Penicillium, que tiene actividad bactericida, además de aumentar la tasa de germinación; Aspergillus, 
que aumenta el crecimiento del tallo; Fusarium, que induce resistencia en la planta y reduce 
propagación de patógenos; Phoma, que ayuda a romper la dormancia de las semillas y produce 
compuestos orgánicos volátiles que aumentan el crecimiento del tallo; y Piriformospora, que actúa 
como inductor del sistema de resistencia a patógenos (Nassimi & Taheri,, 2017). 
El género más común del vermicompost es Penicillium spp., pero cabe aclarar que el 
vermicompost no se caracteriza necesariamente por tener una mayor abundancia de hongos 
específicos, sino por tener una mayor riqueza y diversidad de estos, lo cual, facilita la supresión de 
fitopatógenos por competencia y diversifica la producción de diferentes enzimas que pueden 
funcionar como promotores de crecimiento (Anastasi, Varese & Filipello, 2005) (Ver Tabla 4). 
Vale resaltar que el vermicompost tiene una mayor diversidad de hongos que el compost, sobre 
todo en especies del género Chrysosporium, Myceliophthora y Scopulariopsis (Anastasi et al., 2004). 
Tanto los ascomicetos como los basidiomicetos son más abundantes en el vermicompost que en el 
compost, esto podría deberse a su diferente composición (Anastasi et al., 2004). Una explicación 
alternativa es la alimentación preferencial de las lombrices sobre hongos de rápido crecimiento 
(Moody et al. 1992, citados en Anastasi et al., 2004). Otro punto de interés es el bajo potencial 
fitopatógeno del vermicompost con una carga de Fusarium. La amplia aplicación del vermicompost 
como fertilizante es muy recomendado por su baja incidencia en patógenos fúngicos (Anastasi et al., 
2004). 
 
22 
 
Tabla 4. Carga máxima de diferentes especies de hongos aislados a partir de compostajetermófilo 
(C) y vermicompostaje (VC) 
 
 
Fuente: Anastasi, et al., 2005 
23 
 
Métodos de caracterización microbiológica 
 
El control microbiológico requiere mucha precisión dadas las repercusiones que puede tener en 
ámbitos de la salud, la industria alimentaria y el medio ambiente. Es por ello que los diferentes 
métodos empleados se acogen a criterios técnicos de alta fiabilidad. Para la caracterización de 
microorganismos se suelen emplear herramientas tanto moleculares como no moleculares. Las 
herramientas no moleculares están enfocadas al crecimiento en medios de cultivo; se basan en la 
descripción de las características fenotípicas y/o metabólicas del microorganismo aislado para luego 
identificarlo mediante el uso de claves taxonómicas (Cocolin, Dolci, & Rantsiou, 2010). 
Existen también las herramientas no moleculares basadas en el enriquecimiento de una muestra 
para su visualización. Estas herramientas se dividen en dos, las que se detectan directamente con la 
descripción de las colonias y microscopía y, las que se detectan con evidencias metabólicas (pruebas 
bioquímicas). La visualización directa de las colonias necesita el crecimiento del microorganismo en 
un medio indicado para seleccionarlo y proveerle los nutrientes que requiera. Una vez se tiene al 
microorganismo aislado y con su correspondiente descripción morfológica, en el caso de los hongos, 
se utilizan guías taxonómicas que pueden basarse en características tanto macroscópicas (como el 
color o la apariencia de la colonia) como microscópica (como color y características del micelio, 
forma y características de los propágulos asexuales y sexuales que se puedan observar por 
microscopía). Dependiendo de las características morfológicas del individuo se puede identificar al 
microorganismo. 
Las pruebas bioquímicas permiten confirmar la producción de moléculas y/o enzimas y, por tanto, 
tener una noción fisiológica de los microorganismos. Una limitante en los métodos de cultivo es la 
dificultad de recrear en laboratorio las condiciones naturales de algunos microorganismos. Por su 
parte, las estrategias moleculares están basadas, en su mayoría, en la secuenciación del genoma de 
los microorganismos o en la secuenciación de un gen marcador que se comparta en todos los 
microorganismos que se desean identificar. 
En las bacterias se amplifica y secuencia típicamente la región V1 y V3 del 16S rRNA (gen 
marcador), “la comparación de las secuencias de los ARNr 16S permite establecer las relaciones 
filogenéticas entre los organismos procariotas. “Esto ha incidido en la taxonomía bacteriana, dando 
lugar al sistema de clasificación vigente y permitiendo la identificación rápida y precisa de las 
bacterias” (Rodicio & Mendoza, 2004, p. 1). En el caso de los hongos se usa la región ITS o 18S 
rDNA “la región espaciadora interna transcrita, ITS (Internal Transcribed Spacer), se encuentra entre 
los genes del 18S rRNA, 5.8S rRNA y 28S, de hongos y otros eucariontes; esta es ampliamente 
utilizada para analizar la diversidad genética e identificación taxonómica” (UGA LANGEBIO, 2022). 
https://www.elsevier.es/es-revista-enfermedades-infecciosas-microbiologia-clinica-28-articulo-identificacion-bacteriana-mediante-secuenciacion-del-13059055#affa
http://labsergen.langebio.cinvestav.mx/genomics/
24 
 
Con tal información genética podemos encontrar índices de diversidad y riqueza. Es importante 
señalar que en la actualidad se emplean con mayor recurrencia las herramientas moleculares pues la 
identificación y cuantificación con técnicas moleculares ofrecen mayor precisión. 
 
Ecología microbiana en el proceso de formación del vermicompost 
 
Los microorganismos asociados con el sustrato y la lombriz de tierra juegan un papel clave en el 
vermicompostaje (Domínguez & Pérez, 2011). No solo ayudan en la biooxidación durante el 
vermicompostaje, sino también en la maduración del vermicompost (Aira, Monroy & Domínguez 
2007). Las lombrices en su proceso de alimentación prefieren orgánicos que estén semicompostados, 
esto significa que el alimento debe tener un grado de oxidación donde podamos evidenciar la 
presencia de microorganismos aerobios. Por ejemplo, en un experimento se encontró que cuando de 
la comida de las lombrices fue sustituida la “bacteria Pseudomonas aeruginosa por dos especies de 
hongos, Mucorhiemalis y PeniciUium sp., estas consumieron más discos de papel de filtro con hongos 
que sin ellos” (Cooke y Luxton, 1980, citados en Edwards & Fletcher, 1988, p. 11). Los alimentos 
frescos pueden llegar a generar un proceso de compostación en donde se aumenta la temperatura del 
medio, causando la muerte de las lombrices en su medio de cultivo (Domínguez, Aira, Kolbe, Gómez 
& Pérez, 2019). 
Al comienzo de la vermicompostacion las lombrices tienen una dieta basada en proteobacterias y 
Bacterioidetes, una vez estas se alimentan, migran en búsqueda de nuevo alimento dejando a su paso 
sus excretas con Acidobacterias, Actinobacterias y Bacterioidetes cambiando las composiciones 
fisicoquímicas en el medio, por esta razón, es de gran importancia saber que el vermicompostaje tiene 
diferentes etapas de maduración (Domínguez, et al., 2019). 
En la fase bioxidativa, la materia orgánica pierde volumen como consecuencia de la 
mineralización y pérdida de carbono y, en la fase de maduración se presenta más síntesis de 
compuestos húmicos que mineralización. “La actividad respiratoria, que se puede establecer a partir 
de la medición del dióxido de carbono producido o el oxígeno consumido por los microorganismos 
heterótrofos aerobios o la determinación del calor liberado, son indicadores de la evolución de la 
actividad biológica” (Villar, 2017, p. 16). En este momento se encuentra nitrógeno orgánico 
disponible en las formas proteínicas, peptídicas o en forma de aminoácidos libres. 
Ocurre también que, dada la resistencia de las “moléculas de quitina y lignina al ataque 
microbiano, la pequeña cantidad de nitrógeno en ellas se libera lentamente” (Díaz et al., 2002, citados 
en Villar, 2017, p. 16). Así mismo pH y temperatura alta generan volatilización de amoniaco; la 
presencia de amonio/nitrato se puede interpretar como indicador de madurez. 
25 
 
En relación con pH alto, este favorece el crecimiento de Actinobacterias y Bacteriodetes mientras 
que un pH bajo favorece el crecimiento de Proteobacterias. Esto indica que en las diferentes fases de 
vermicompostacion y compostación la actividad microbiana cambia sus características físicas y 
químicas (Ver Figura 5). 
 
Figura 5. composición de la comunidad bacteriana 
 
Fuente: tomado Domínguez et al., 2019. 
 
El vermicompostaje se considera maduro después de 3 meses, en donde la población y el peso del 
sustrato de cultivo se duplica (Durán & Henríquez, 2007). Hay que tener en cuenta que la 
alimentación debe ser cada 15 días. Si la lombriz se alimenta muy frecuentemente no digerirá los 
orgánicos suministrados dejando trazas de vermicompost inmaduros, lo que altera la calidad del 
producto (Zapata et al., 2017). De acuerdo con Ferruzi (1986) y Martínez (1996, citados en Durán & 
Henríquez, 2007) las características fisicoquímicas y microbiológicas determinan dicha calidad, y en 
ello tienen un papel determinante los tiempos y tipos de alimentación para evitar que el vermicompost 
sea un posible vector de patógenos para las plantas (Ver Figura 6). 
26 
 
Así, si la alimentación de las lombrices se hace con heces animales, se debe tener en cuenta que 
estas no se pueden suministrar frescas, en primer lugar, por las altas temperaturas a las que puede 
llegar y, por otro lado, pueden ser una fuente de microorganismos patógenos para humanos. Es 
importante señal que “muchos parásitos animales son transmitidos de huésped a huésped por las 
lombrices, que pueden ser huéspedes intermedios esenciales o simplemente huéspedes reservorios de 
los parásitos, transmitiéndolos sinninguna influencia directa en los ciclos de vida de los parásitos” 
(Edwards & Aracon, 2022). Por tanto, para brindar una dieta con heces animales hay que realizar un 
proceso de precomposteado con el fin de reducir la temperatura, la acidez y los parásitos. Cabe señalar 
que las comunidades microbianas varían dependiendo del sustrato que se use en las camas de cría de 
lombriz (Gopal & Murali, et al., 2017). 
 
Figura 6. Cambio de la comunidad de bacterias asociado con cada estado de vermicompostaje 
 
Fuente: tomado de Gopal, et al., 2017 
 
La cría de lombriz o lombricultura es una biotecnología muchas veces complemento de una 
actividad agrícola y que consiste en la transformación de materia orgánica. La procedencia de dicha 
materia orgánica puede ser de granjas animales, cría de cerdos, por ejemplo, (por su pH alto, no se 
recomienda estiércol de aves) o concretamente de la industria ganadera; puede tratarse de heces de 
los animales de crianza o desperdicios orgánicos como pastos, residuos de talas y otros restos 
vegetales que se encuentren en descomposición; pero su fin último es convertirse en abono orgánico 
compost o vermicompost. Dependiendo entonces del tipo de materia orgánica que se emplee para la 
27 
 
alimentación de las lombrices se producirán comunidades bacterianas y fúngicas diferentes, en la 
medida en que los microorganismos presentes en los diferentes desechos orgánicos vegetales son 
diferentes a los desechos orgánicos asociados con heces. 
 
Actividad metabólica a partir de microorganismos en el vermicompost 
 
Ácido indolacético 
 
El ácido indol-3-acético (AIA) es una auxina importante para la realización de los procesos 
fisiológicos como la división y elongación celular en las plantas. Así mismo, incide en funciones 
vitales como la respuesta a la luz, la gravedad y la presión atmosférica (Vega, Canchignia, et al, 2016). 
Otro aspecto que se debe considerar son las llamadas rutas biosintéticas de AIA de las bacterias, se 
trata de procesos metabólicas que dependen del triptófano; la ruta IPA actúa sobre bacterias que 
inciden en el crecimiento de las plantas (PGPB) y la vía IAM hace parte de las bacterias fitopatógenas 
(Vega, et al., 2016). 
Ahora bien, en el vermicompost podemos encontrar bacterias capaces de establecer rutas 
metabólicas que producen este tipo de auxinas. Entre las bacterias presentes en el vermicompost 
capaces de producir AIA están Pseudomonas aeruginosa, Pseudomonas monteilii, Pseudomonas 
fluorescens, Bacilus pumilus Bacilus subtilis, Bacilus flexus, Actinobacter calcoaceticus, 
Actinobacter baumannii, Actinobacter junii, Chryseobacterium sp, Enterobacter cloacae (Pathma & 
Sakthivel, 2013). 
 
Desaminación del Ácido 1-aminociclopropano-1-carboxílico 
 
La enzima desaminasa del ácido 1-aminociclopropano-1-carboxílico (ACC) es una vía metabólica 
que utilizan algunas PGPB para promover el crecimiento de plantas influenciadas por el estrés 
ambiental. Esta actividad enzimática provee dos ventajas fundamentales: reducir el etileno en la 
planta e incrementar la disponibilidad de amonio en la rizosfera, ayudando a la nutrición vegetal y la 
resistencia a factores de estrés (Esquivel, Gavilanes et al., 2013). Dentro de las bacterias que podemos 
encontrar en el vermicompost capaces de intervenir en el ciclo de la ACC está la Pseudomonas 
aeruginosa, Pseudomonas monteilii, Pseudomonas Fluorescens, Bacilus pumilis Bacilus subtilis, 
Bacilus flexus, Bacillus megatherium, Bacillus thuringiensis, Bacillus tequilensis, Bacillus 
licheniformis, Bacillus aryabhattai, Bacillus aquimaris, Microbacterium takaoensis, Acinetobacter 
genomosp., Acinetobacter calcoaceticus, Acinetobacter baumannii, Chryseobacterium sp., 
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Paenibacillus sp., Rhodococcus ruber, Enterobacter cloacae, Rheinheimera sp, Cellulomonas sp 
(Pathma & Sakthivel, 2013). 
 
Solubilización de fosfatos 
 
Para que la planta pueda llevar un desarrollo óptimo el suelo debe contener fósforo soluble. De tal 
manera es más disponible para asimilarse. El fosfato es un macronutriente que interviene en 
metabolismo energético celular; está implicado con la formación y desarrollo de la raíz y el grano; 
actúa en la fotosíntesis, en el crecimiento y la floración, en la glucólisis, y en procesos como la 
respiración y la síntesis de ácidos grasos. El fosfato, además, contribuye en la formación de 
fosfolípidos de las membranas celulares (Corrales, Arévalo & Moreno 2014). 
 
El fósforo se encuentra en baja disponibilidad en la corteza terrestre debido a que la movilidad en 
el suelo es restringida, de tal forma que la planta absorbe el elemento de su entorno específico en 
mínimas cantidades, esta condición natural ha generado interés por encontrar alternativas que faciliten 
la absorción de éste por las raíces de las plantas y así incrementar la concentración disponible en la 
rizosfera (Corrales, et al., 2014). En la naturaleza las reservas de fósforo se encuentran en las rocas 
unido al oxígeno formando fosfatos, estos se disuelven gracias a la acción de microorganismos en el 
suelo facilitando el movimiento a través de las raíces (Zabala, Velásquez, Cardona, et al, 2009). 
2009). 
Las bacterias que podemos encontrar en el vermicompost capaces de solubilizar fósforo son 
Pseudomonas aeruginosa, Pseudomonas monteilii, Pseudomonas Fluorescens, Bacillus 
thuringiensis, Bacillus altitudinis, Bacillus horneckiae, Bacillus mareisflavi, Bacillus pumilis, 
Bacillus cereus, Microbacterium schleiferi, Microbacterium schleiferi, Acinetobacter genomosp, 
Acinetobacter calcoaceticus, Acinetobacter baumannii, Rhodococcus sp, Enterobacter cloacae 
(Pathma & Sakthivel, 2013). 
 
Producción de sideróforos 
 
El hierro (Fe) en las plantas es esencial para su desarrollo, pues interviene en la síntesis de 
clorofila, además, de ayudar con la síntesis de ADN, respiración y detoxificación de radicales libres. 
En la naturaleza lo podemos encontrar en forma de Fe3+en sales e hidróxidos de baja solubilidad, 
formas químicas que imposibilitan su uso por algunos seres vivos. Al ser su solubilidad tan baja es 
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indispensable la acción de sistemas bióticos que ayuden a generar compuestos quelantes (Aguado, 
Moreno, Jiménez, et al, 2012, p. 1). 
Cuando la tasa de oxígeno es baja, el hierro se encuentra en estado de oxidación +2 (ferroso) y soluble; 
cuando el oxígeno aumenta se encuentra en valencia +3 (férrico), formando parte de diferentes 
minerales insolubles. Para capturar el hierro presente en minerales del entorno, las células producen 
moléculas llamadas sideróforos que transportan el hierro al interior de la célula. Los sideróforos 
pueden ser derivados del ácido hidroxámico, que se comporta como un quelante férrico (Química.es. 
(s.f.)). 
Los sideróforos bacterianos contribuyen enormemente para el control biológico de hongos y 
bacterias fitopatógenas, además, contribuyen al crecimiento en rizobacterias, las cuales, a su vez, 
intervienen en el crecimiento vegetal. En las plantas los equivalentes a estas moléculas son los 
fitosideróforos, que tienen un papel fundamental en la nutrición del hierro en las plantas (Aguado, et 
al, 2012). 
Dentro de las bacterias capaces de solubilizar hierro en forma de sideróforos son: Pseudomonas 
aeruginosa, Pseudomonas monteilii, Pseudomonas Fluorescens, Bacillus thuringiensis, Bacillus 
altitudinis, Bacillus horneckiae, Bacillus mareisflavi, Bacillus pumilis, Bacillus cereus y 
Chryseobacterium sp (Pathma & Sakthivel, 2013). 
 
Producción de proteasa 
 
Uno de los grupos más destacados en el mercado de enzimas industriales son las proteasas 
microbianas por su fácil obtención en términos económicos y de estabilidad. Las proteasas son 
enzimas capaces de romper enlaces peptídicos e intervienen en procesos muy importantes de los 
organismos (Paredes, Flores & Zavaleta, 2017). Por otro lado, existen los inhibidores de proteasas 
vegetales, cuya funciónprincipal “es de defensa y de regulación de las proteinasas endógenas, pero 
también pueden funcionar como proteínas de almacenamiento” (Birk, 2003; Mosolov et al., 2001; 
Shewry, 2003, citados en Martín, 2013, p.12). 
Así mismo, dichos inhibidores forman “complejos estables con las proteasas blanco en el tracto 
digestivo reduciendo así la habilidad del agente invasor a usar sus proteínas” (Bode et al., 1992; en 
Martín, 2013, p.12), y reducen el ataque del patógeno. Con dicho mecanismo muchas plantas 
producen compuestos patógenos, pero los péptidos antimicrobianos las protegen. 
 
Importancia en la agricultura 
 
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Biofertilizantes 
 
A diferencia de los fertilizantes, los biofertilizantes utilizan agentes biológicos que facilitan 
reacciones químicas para la optimización de minerales presentes en el suelo; con los fertilizantes 
presentan una carga química de un compuesto soluble para las plantas sin el uso de un agente biótico 
(Afanador, 2017). 
Los biofertilizantes en su totalidad son orgánicos y son producto de microorganismos benéficos 
del suelo que se han ido alimentando de las proteínas presentes en la materia orgánica. Es habitual 
que los agricultores inviertan grandes cantidades de dinero en la fertilización del suelo con productos 
sintéticos que, a largo plazo, contaminan la tierra, el agua y el aire, deterioran las condiciones 
naturales del suelo, incluso para su defensa de patógenos. Por ello, el vermicompost, como 
biofertilizante, representa una serie de ventajas frente al uso de fertilizante tradicionales, por ejemplo, 
posee las proporciones de nitrógeno, fósforo, potasio y micronutrientes óptimas; tiene una carga 
microbiana capaz de ser utilizada para biorremediación y rehabilitación de terrenos. 
La revolución verde fue un momento histórico a mediados de siglo XX donde se empezó a 
mecanizar la forma de producción agrícola con el incremento de usos de herbicidas, fungicidas, 
insecticidas y fertilizantes, de origen sintético, sin pensar en los efectos adversos que esto iba a traer 
en la humanidad. Uno de los problemas fue que los alimentos empezaron a producir menores 
cantidades de proteína y aumentaron los hidratos de carbono generando enfermedades en los humanos 
alrededor del mundo y, por supuesto, el desgaste al suelo (Huerta y Martínez, 2018). Es por esto que 
es de gran importancia empezar a implementar soluciones orgánicas a los problemas que podemos 
encontrar en un cultivo y de esta manera brindar productos de calidad. 
 
Degradación de celulosa 
 
Las celulasas están directamente relacionadas con el ciclo del carbono en el suelo, descomponen 
los desechos vegetales, que están compuestos principalmente de celulasa, por tanto, es muy abundante 
en los ecosistemas terrestres y es una fuerte fundamental de energía para los microorganismos. En la 
naturaleza la celulólisis, la descomposición de celulosa en monómeros de glucosa (azucares simples) 
se produce como resultado de la acción combinada de hongos y bacterias con diferentes restricciones 
de acción; dependiendo el sustrato y de las condiciones ambientales existe la celulólisis no 
complejada o aeróbica que se lleva a cabo en presencia de oxígeno y, la celulólisis complejada, que 
se realiza sin oxígeno. En condiciones aeróbicas la celulólisis es realizada, principalmente, por 
31 
 
hongos, actinomicetos y bacterias, y bajo condiciones anaeróbicas, la llevan a cabo, casi 
exclusivamente, bacterias. 
En cuanto a microorganismos productores de celulasas están los hongos aeróbicos como 
Trichoderma viride, Trichoderma reesei, Penicillium pinophilum, Sporotrichum pulverulentum, 
Fusarium solani, Talaromyces emersonii y Trichoderma koningii (Ljungdahl & Eriksson 1985; 
Marsden & Gray 1986; Bhat & Bhat 1997; Dongowski et al. 2002, citados en Ovando & Waliszewski, 
2005, p. 112); y las bacterias aeróbicas mesofílicas y termofílicas Cellulomonas sp., Cellvibrio sp., 
Microbispora bispora y Thermomonospora sp., y las bacterias anaeróbicas mesofílicas y termofílicas 
Acetivibrio cellulolyticus, Bacteroides succinogenes, Ruminococcus albus, Ruminococcus 
flavefaciens y Clostridium thermocellum (Forsberg & Groleau 1982; Beguin & Aubert 1993, citados 
en Ovando & Waliszewski, 2005, p. 113). 
Las celulasas también son producidas por metazoarios como las termitas, los caracoles y las 
lombrices de tierra (Bignell, Roisin & Nathan, 2011; Watanabe, Noda, Tokuda & Nathan, 1998 
Watanabe, & Tokuda, 2001, citados en Proyectos Wikimedia, 2022); estas últimas representan una 
parte importante de la biomasa de invertebrados del suelo, por lo que son organismos clave en la 
rápida descomposición de materia orgánica de origen vegetal. Esto, de acuerdo con Gómez, Lazcano, 
et al., (2010) les da enorme relevancia como facilitadores en la transformación de materia orgánica 
y, por tanto, como alternativa para elaboración de vermicompostaje. En la etapa de maduración del 
vermicompost las lombrices se “dirigen hacia capas nuevas de residuo fresco y, por la actuación de 
poblaciones microbianas más especializadas, responsables de la degradación de polímeros complejos 
como la lignina” (Domínguez 2004, citado en Gómez, et al., 2010 p. 398) 
En relación con la importancia de las lombrices en la biomasa, Aira, Monroy & Domínguez, 
(2006) establecieron en su estudio, al muestrear los vermireactores después de 36 semanas, que estas 
tienen unas altas tasas de reproducción; “encontramos una población media de 2800 lombrices por 
reactor en presencia de lombrices, es decir, un aumento de más de cinco veces en la población inicial 
de 500 lombrices de tierra maduras” (p. 741); además evidenciaron que hay una pérdida de celulosa 
en la descomposición de purín de cerdo, en la medida en que aumenta la edad de las lombrices (Aira, 
et al, 2006) (Ver Figura 3). 
 
 
 
 
 
32 
 
Figura 3. Pérdida de celulosa (a) y cambio en el contenido de hemicelulosa (b) en camas donde hay 
lombrices (cuadros negros) y sin lombrices (cuadros blancos) 
 
Fuente: Aira, Monroy, & Domínguez (2006). 
 
Fungicidas 
 
Existe una relación denominada convivencia simbiótica entre hongos y plantas. Se trata de 
relación simbiótica donde “el hongo encuentra un lugar donde vivir y obtiene carbohidratos, mientras 
la planta obtiene mayor capacidad de recibir elementos nutritivos del suelo y agua” (Alvarado, 2013). 
Estas relaciones, también llamadas micorrízicas representan beneficios para la agricultura y para el 
ámbito forestal. Una de las más empleadas en la agricultura alimenticia es la micorriza arbuscular, un 
ejemplo de ello son los cuatro géneros Glomus, Acaulospora, Entrophospora y Gigaspora que 
coexisten en cultivos de café en Colombia. 
Sin embargo, existen muchas enfermedades ocasionadas por hongos que pueden generar grandes 
pérdidas en el rendimiento y calidad de los cultivos. A estos hongos que afectan las plantas se les 
llama fitopatógenos, los cultivos que en más afectados a nivel mundial son arroz, trigo, maíz, papa y 
soya, y, entre otros, los géneros de hongos que atacan a estos cultivos son Fusarium, Giberella, 
Rhizoctonia, Verticillium, Alternaria y Botrytis, de acuerdo con Carreras, Hernández & Sánchez 
33 
 
(2013). Cabe mencionar que los cultivos afectados por hongos o bacterias, por lo general, tienen un 
historial de usos inadecuados por empleo intensivo, pastoreo y abuso de agroquímicos que deterioran 
el crecimiento de microorganismos benéficos y, por el contrario, desfavorecen la proliferación de 
agentes patógenos. 
En ese orden de ideas, controlar los patógenos fúngicos es fundamental para proteger los cultivos. 
Lo más habitual, para dicho control, es el uso de fungicidas. Dentro de estos elementos están los 
protectores, llamados de contacto que se aplican antes de la aparición de las esporas de los hongos y 
se deben aplicar en la totalidad de la planta; y los erradicadores, que se aplican cuando la planta ya 
hasido afectada y son absorbidos a través del follaje o de las raíces. 
No obstante, los fungicidas son altamente tóxicos; son fabricados a partir de químicos como 
metam-sodio, ziram y ferbam, que causan afectaciones en la salud humana de tipo dermatológico, 
alteraciones visuales y pulmonares; otro compuesto es el polisulfuro de calcio, el cual produce el 
sulfuro de hidrógeno, que afecta la respiración, afecta proteínas y forma quelatos con metales pesados 
en la célula fúngica, ocasionando daño ambiental por acumulación de metales pesados en el suelo y 
el agua (Zuccarelli, 2019). 
Ahora bien, en la actualidad existen diversas soluciones con enfoque ecológico. Sobre ello, lo 
primero que hay que decir es que son precisamente los suelos pobres en actividad microbiana los más 
propensos a ser atacados por fitopatógenos y, por tanto, uno de los mecanismos de origen biótico de 
supresión de patógenos y plagas es el vermicompost. La actividad de microrganismos como bacterias 
y hongos generada por las lombrices tiene fuertes efectos inhibidores (Pradas, 2020); las bacterias de 
la especie Bacillus subtilis son utilizadas como fungicidas para controlar hongos tales como 
Fusarium, Pythium, Phytophthora, Rhizoctonia solani, Sclerotinia, Verticillium dahliae, Botrytis 
cinerea, Alternaría y Erwinia. Además, hay diferentes bacterias que producen su propia quitinasa, 
(Ver Tabla 5). Las especies Bacillus subtilis y Thichoderma harzianum están presentes en el 
vermicompost y tienen la capacidad de controlar hongos patógenos. En relación con los hongos las 
especies de hongos Trichoderma asperellum, Thrichoderma atroviride, Thichoderma harzianum y 
Paecilomycetes lilacinus funcionan como competidores de hongos patógenos en el suelo (Pradas, 
2020). 
Finalmente, Yasir, Aslam et al, (2009) evaluaron la acción antifúngica de varias cepas de 
Streptomyces aisladas de vermicompost actuando como agentes de biocontrol al minimizar el 
crecimiento de los fitopatógenos Fusarium oxysporum f. sp. Ciceri y Macrophomina phaseolina. 
Igualmente, verificaron que estas cepas tienen un comportamiento antagónico a Rhizoctonia 
bataticola (Yasir et al., 2009) (Ver Tabla 4). 
 
34 
 
 
Tabla 4. La actividad antifúngica estimada midiendo el diámetro de la zona del halo Símbolos: sin 
actividad; +, indicar actividad (+, 9-12 mm; ++, 13-18 mm; +++, por encima de 18 mm de diámetro 
de la zona del halo). 
 
Fuente: Tomado de Yasir et al., 2009 
 
Conclusiones y perspectivas 
 
El vermicompost es una alternativa altamente viable como fertilizante agrícola. El objetivo de la 
presente monografía era referenciar las características positivas del vermicompost y su enorme 
potencial en la recuperación de suelos desgastados, pues uno de los primeros y más reconocidos 
beneficios es la carga química de nitrógeno, fósforo, sodio y potasio, la estabilización del pH, carbono 
orgánico total. Así mismo, diversos estudios han corroborado las ventajas del uso del vermicompost 
como insecticida y fungicida biológico contra patógenos vegetales. Por otra parte, la presencia de 
lombrices no solo es útil en la elaboración del vermicompost, sino que su presencia ayuda a mantener 
la aireación y porosidad del suelo, gracias a sus madrigueras, lo cual facilita además la elongación de 
las raíces de las plantas; estas características también ayudan con la retención o drenaje de agua del 
suelo. 
Desde otra perspectiva, es importante reiterar que algunos cuidados que se deben tener, a fin de 
garantizar la calidad del vermicompost, es el control de la temperatura y el aire; esto garantiza que se 
conserven las condiciones óptimas para la lombriz y, por tanto, la calidad del producto. En esa línea, 
el material orgánico usado como alimento tiene una gran repercusión la calidad de los nutrientes que 
35 
 
estarán disponibles para las plantas, por lo cual, si se emplea heces de algunos animales, se debe 
realiza un precompostaje para estabilizar el pH y, no usar excrementos de aves, pues estos presentan 
un pH muy alto y su estabilización demanda mucho más tiempo. 
Por todo lo anterior, es importante ahondar en estudios que permitan mejorar el conocimiento en 
torno a la preparación y aprovechamiento del vermicompost y el cuidado de las lombrices que lo 
producen. 
 
 
36 
 
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