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Capítulo 48
La resucitación cardíaca
Dr. Nicasio Pérez Castellano
Médico especialista en Cardiología, Arritmias y Electrofisiología Cardíaca. Instituto Cardiovascular 
del Hospital Clínico San Carlos, Madrid
Parada cardiorrespiratoria
Se denomina parada cardiorrespiratoria a toda situación 
que cursa con la interrupción brusca, inesperada y poten-
cialmente reversible de la respiración y la circulación 
espontánea. Esta situación, de no ser revertida, llevará 
en pocos minutos al fallo multiorgánico debido al cese 
de suministro de oxígeno a los tejidos y a la muerte del 
paciente.
La parada cardiorrespiratoria puede ocurrir como 
resultado de una fibrilación ventricular o de una taqui-
cardia ventricular muy rápida, de una disociación elec-
tromecánica o de una asistolia. Las maniobras básicas de 
resucitación cardíaca son comunes a los tres mecanismos 
citados, mientras que las avanzadas difieren según sea el 
ritmo subyacente del paciente.
El diagnóstico de parada cardiorrespiratoria es 
siempre clínico, es decir, basado en el examen del paciente, 
y debe efectuarse en presencia de tres datos fundamenta-
les: inconsciencia, falta de respiración espontánea y ausen-
cia de pulso en una arteria de gran calibre como la carótida 
o la femoral.
Concepto de resucitación cardiopulmonar
La resucitación cardiopulmonar es el conjunto de manio-
bras encaminadas a revertir una parada cardiorrespiratoria, 
devolviendo al paciente un ritmo cardíaco eficaz al tiempo 
que se le proporciona una ventilación adecuada.
Se estima que el 30% de las víctimas de una parada 
cardiorrespiratoria en las que se practica una resucitación 
cardiopulmonar sobrevive. Sin embargo, sólo un 10% de 
los supervivientes (el 3% de las víctimas de una parada car-
diorrespiratoria) puede retornar a su modo de vida ante-
rior. La consecuencia más temida en los supervivientes de 
un paro cardíaco es la incapacidad de recobrar un modo 
de vida independiente, producto de las lesiones cerebrales 
irreversibles que se originan cuando cesa el suministro de 
oxígeno al cerebro durante la parada circulatoria.
La parada cardiorrespiratoria es la situación más 
urgente en medicina. Al minuto de haber tenido lugar, 
ya pueden producirse alteraciones neurológicas meno-
res, aunque una recuperación satisfactoria es la regla. En 
cambio, una rehabilitación completa del paciente después 
de 10 minutos de parada circulatoria es excepcional. Entre 
ambos extremos existe una ventana de tiempo en la que 
no es posible predecir con certeza la situación en que 
quedará el paciente si sobrevive a la parada cardíaca. Los 
mejores resultados se obtienen cuando cualquier persona 
que presencia la parada inicia las maniobras básicas de 
reanimación cardiopulmonar antes de los primeros cuatro 
minutos de parada, y se continúa con técnicas de reani-
mación avanzadas pocos minutos después efectuadas por 
personal sanitario cualificado.
toda persona que trabaje en el ámbito sanitario 
asistencial debería ser capaz de poner en práctica una 
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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resucitación cardiopulmonar básica. Esperar a que acuda 
un médico para comenzar la resucitación supone perder un 
tiempo precioso que puede repercutir en la recuperación 
del paciente. El equipo de enfermería, principalmente el 
de unidades especiales (unidades de cuidados intensi-
vos, unidades coronarias, plantas de cardiología, etc.), 
también debería estar entrenado en ciertos aspectos 
de resucitación cardiopulmonar avanzada, como el uso 
correcto del desfibrilador eléctrico. En Estados unidos 
se hacen campañas de educación a la población gene-
ral sobre la práctica de la resucitación cardiopulmonar 
básica.
Indicaciones para iniciar una resucitación 
cardiopulmonar
Hay que comenzar las maniobras de reanimación cardio-
pulmonar en todo paciente inconsciente, que no respire 
espontáneamente y que no tenga pulso carotídeo o femo-
ral palpable, excepto en los siguientes casos:
• La parada cardiorrespiratoria es la consecuencia 
final de una enfermedad irreversible.
• El sujeto presenta signos inequívocos de muerte 
biológica (frialdad, rigidez, livideces, etc.).
• El sujeto lleva indudablemente más de 10 minu-
tos en parada cardiorrespiratoria sin que se hayan 
iniciado maniobras de reanimación, excepto en 
casos de hipotermia, ahogamiento o intoxicación 
por barbitúricos.
En estos tres primeros supuestos, la tolerancia del 
cerebro a la isquemia puede ser mayor.
• Existe una orden explícita de no reanimar en caso 
de parada cardiorrespiratoria dictada por el médico 
responsable del paciente debido al pésimo pro-
nóstico de éste en virtud de sus enfermedades y 
su situación biológica.
Hay que reseñar que en el escenario de una parada 
cardiorrespiratoria puede ser muy difícil evaluar la pre-
sencia de pulso, especialmente cuando los reanimadores 
no son expertos. Por ello, la última revisión de las guías 
de práctica clínica del Colegio Americano de Cardiología 
y de la Sociedad Americana del Corazón, del año 2005, 
recomienda no retrasar el inicio de las maniobras de reani-
mación ni interrumpir excesivamente su continuidad 
intentando certificar la ausencia de pulso. Si en un período 
de 10 segundos no se aprecia pulso palpable, habrá que 
actuar como si no lo hubiera.
Protocolo de resucitación cardiopulmonar
El protocolo de resucitación cardiopulmonar está per-
fectamente establecido y sistematizado. Existen dos 
niveles de maniobras de reanimación. Las básicas inclu-
yen todas aquellas medidas que en teoría puede poner 
en práctica un ciudadano sin formación médica y sin 
ninguna dotación particular. El protocolo de reanima-
ción cardiopulmonar básica se representa en la figura 1. 
Comienza con una serie de pasos que conducen al 
diagnóstico de parada cardiorrespiratoria y, en ausen-
cia de los supuestos previamente mencionados que 
FIGURA 1. Protocolo de reanimación 
cardiopulmonar básica
Evaluar los movimientos
Si el sujeto no muestra movimientos espontáneos 
ni responde a estímulos, pedir ayuda
Evaluar el pulso
Si no se palpa, asumir que no hay
Desfibrilación 
inmediata
si FV o TV
(1 choque de máxima energía)
y continuar masaje cardiaco
Desfibrilación 
inmediata
si FV o TV
(1 choque de máxima energía)
y continuar masaje cardíaco
Continuar
masaje cardíaco 
y ventilación
durante 2 min
Continuar
masaje cardíaco 
y ventilación
durante 2 min
Evaluar ritmo,
necesidad de desfibrilación,
y pulso cada 2 min
Parada presenciada o de 
duración menor de 4-5 min 
y desfibrilador disponible
Parada no presenciada o de 
duración mayor de 4-5 min 
o desfibrilador no disponible
Si no hay pulso:
iniciar masaje 
cardíaco
100 compresiones/min
30 compresiones / 2 ventilaciones
Si hay pulso:
ventilar
1 ventilación / 5-6 s
Evaluar el pulso
cada 2 min
 
• Elevar la mandíbula
• Si no respira, ventilar dos veces en dos segundos
Evaluar la respiración
FV: fibrilación ventricular; tV: taquicardia ventricular.
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LA rESuCItACIóN CArDÍACA
contraindican la reanimación, al inicio de las propias 
maniobras básicas de reanimación. En el presente capí-
tulo no se van a detallar los protocolos de reanimación 
cardiopulmonar avanzada, porque su puesta en práctica 
debe estar reservada a personal sanitario especialmente 
entrenado en estos aspectos.
En previas ediciones de las guías de práctica clí-
nica sobre resucitación cardiopulmonar se incluía el uso 
del desfibrilador entre las maniobras avanzadas de reani-
mación. Sin embargo, la última edición incluye el posible 
uso del desfibrilador en las maniobras básicas debido a un 
motivo fundamental: la precocidad en la desfibrilación es el 
factor pronóstico más importante en las paradas cardíacas 
debidas a fibrilación ventricular o taquicardia ventricular 
rápida. Por ello, muchos organismos insisten en la necesi-
dad de que haya desfibriladores disponibles y accesibles a 
cualquier ciudadano de profesión no sanitaria que pudiera 
presenciar o ser el primero en atender una parada cardíacay, simultáneamente, de formar a la población general en la 
aplicación del protocolo de reanimación básica y del uso 
del desfibrilador.
Posición del paciente
La víctima debe colocarse sobre una superficie dura, acos-
tada boca arriba. Si se trata de un paciente politraumati-
zado, como víctimas de accidentes de vehículos de motor, 
caídas y otros traumatismos violentos, se debe mantener 
en todo momento su cabeza, cuello y tronco alineados, 
movilizándolos como si fueran un solo bloque, y nunca 
hiperextender el cuello.
Apertura de la vía aérea
Antes de comenzar las maniobras de reanimación es prio-
ritario retirar de la cavidad bucal cualquier cuerpo extraño, 
prótesis dentales, etc. La reducción del tono muscular en 
pacientes inconscientes hace que la base de la lengua 
caiga hacia atrás, ocupe la faringe y obstruya la vía aérea. 
Los intentos de ventilación en estas circunstancias pueden 
ser totalmente ineficaces si no se procede previamente a 
abrir la vía aérea.
Masaje cardíaco
Es el elemento más importante de la resucitación cardio-
pulmonar. Consiste en hacer compresiones sucesivas en 
el centro del tórax a una frecuencia de 100 compresiones 
por minuto, rápidas y con suficiente fuerza como para 
deprimir el pecho aproximadamente 4 cm, dejando entre 
compresión y compresión que el tórax retome su volumen 
original. La interrupción del masaje cardíaco, independien-
temente de su duración, produce reducciones importantes 
en la circulación coronaria y empeora el pronóstico.
Algunos estudios han demostrado no sólo que la 
parte principal de la resucitación es el masaje cardíaco, 
sino que el pronóstico de los pacientes a los que única-
mente se les hace masaje cardíaco es igual, o incluso mejor, 
que el de aquellos en los que se combinan masaje cardíaco 
y ventilación. Sin embargo, aún no se ha recomendado 
oficialmente prescindir de la ventilación en la resucitación 
cardiopulmonar, en gran medida porque se cree que la 
ventilación puede ser un elemento importante de las para-
das cardíacas secundarias a hipoxia, como las que ocurren 
en bebés, en niños, en sobredosis de drogas y fármacos, y 
en las paradas prolongadas de cualquier origen.
Ventilación
Durante los primeros minutos de parada cardiorrespi-
ratoria, el corazón y los pulmones contienen suficiente 
sangre oxigenada como para satisfacer temporalmente 
Posición idónea para la realización del masaje cardíaco.
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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unas demandas mínimas del organismo que posibiliten 
la reanimación. En esta fase, la importancia del masaje 
cardíaco supera con creces la de la ventilación. Conforme 
avanza el tiempo sin recuperarse un ritmo cardíaco 
efectivo, la relevancia de la ventilación aumenta, pues 
el contenido de oxígeno de la sangre ya es insuficiente. 
Sin embargo, aún en este momento, los reanimadores 
deben asegurarse de que la ventilación no entorpezca 
la cadencia, la continuidad y la calidad del masaje 
cardíaco.
Las recomendaciones más recientes proponen 
eludir la ventilación en casos en los que sólo haya un 
reanimador, para que éste se pueda dedicar por com-
pleto a conseguir un masaje cardíaco correcto e inin-
terrumpido. Cuando hay dos o más reanimadores, se 
aconseja hacer dos ventilaciones cada 30 compresiones 
torácicas en el paciente no intubado (cada 15 en bebés 
y niños). Si el paciente está intubado, se recomienda 
ventilar entre 8-10 veces por minuto de forma no sincro-
nizada con el masaje cardíaco, que debe seguir siendo 
prioritario. Cada embolada de aire debe darse en el 
tiempo más corto posible, sin exceder un segundo por 
respiración. La cantidad de aire que insuflar en cada 
ventilación debe ser suficiente como para producir una 
expansión del tórax del enfermo, pero hay que tener 
cuidado de no hiperventilarlo (no dar una frecuencia 
excesiva de emboladas de aire ni insuflar un excesivo 
volumen de aire en cada respiración), pues la hiper-
ventilación puede ser nociva, afectar a la circulación y 
empeorar el pronóstico.
La desfibrilación eléctrica
La eficacia de la desfibrilación eléctrica está fuera de toda 
duda, incluso cuando es realizada en el ámbito extrahospi-
talario y por personal no sanitario.
Es excepcional que una fibrilación ventricular 
revierta espontáneamente o con fármacos antiarrítmicos. 
El único tratamiento efectivo para terminar una fibrilación 
ventricular es la desfibrilación mediante un choque eléc-
trico aplicado entre dos palas que se colocan sobre el tórax 
del paciente: una sobre el esternón y otra en la región sub-
mamaria izquierda. En ediciones anteriores de las guías de 
práctica clínica, la energía recomendada inicialmente para 
desfibrilar a un paciente era de 200 julios para los desfibri-
ladores monofásicos, y 150 julios para los desfibriladores 
bifásicos. Las últimas recomendaciones proponen desfibri-
lar siempre con la mayor energía que dé el desfibrilador, 
excepto en niños, en quienes se aplicarán 2 julios/kg de 
peso para el primer choque, y 4 julios/kg de peso para los 
sucesivos.
La eficacia de la desfibrilación depende funda-
mentalmente del tiempo que lleve el paciente en fibri-
lación ventricular. Cuando la duración de ésta es inferior 
a un minuto, la desfibrilación tiene una tasa de conver-
sión a ritmo sinusal muy elevada. Conforme pasan los 
minutos, la amplitud de las ondas de fibrilación se va 
reduciendo, así como las posibilidades de revertir la 
arritmia. Después de cuatro minutos en fibrilación ven-
tricular comienzan a producirse lesiones irreversibles en 
el cerebro y otros órganos, con lo que las probabilida-
des de supervivencia cada vez son menores, incluso en 
el caso de que se consiga restablecer un ritmo normal. 
En este período, la probabilidad de supervivencia se 
reduce un 10% por cada minuto que pasa sin que se res-
tablezca un ritmo cardíaco efectivo. En cualquier caso, la 
falta de un desfibrilador no debe retrasar el inicio de las 
maniobras básicas de resucitación. Varios estudios han 
demostrado el beneficio de comenzar inmediatamente 
con éstas hasta que el desfibrilador esté disponible. De Desfibrilación eléctrica.
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LA rESuCItACIóN CArDÍACA
hecho, en paradas cardíacas por fibrilación ventricular de 
más de 4-5 minutos de duración, se ha demostrado que 
un período inicial de masaje cardíaco de dos minutos 
antes de intentar la primera desfibrilación aumenta las 
probabilidades de restablecer un ritmo normal y mejora 
la supervivencia.
Los desfibriladores convencionales que se encuen-
tran en los hospitales y que llevan los equipos médicos 
de emergencias extrahospitalarias son los desfibriladores 
externos manuales. Con ellos, los profesionales sanitarios 
pueden monitorizar el ritmo cardíaco de un paciente y, 
en caso necesario, aplicar un choque eléctrico de energía 
variable entre 5-360 julios mediante las palas de desfibri-
lación apoyadas sobre el tórax del paciente. Algunos de 
estos desfibriladores permiten monitorizar la oxigenación 
de la sangre del paciente e incluso pueden utilizarse como 
un marcapasos externo.
La importancia y la eficacia de la desfibrilación pre-
coz propulsaron el desarrollo de desfibriladores externos 
semiautomáticos. Estos aparatos están diseñados para 
registrar e interpretar automáticamente el ritmo cardíaco 
de un paciente y darle un choque eléctrico previa autoriza-
ción de la persona que está atendiendo al paciente, sea un 
profesional sanitario o no. 
La utilización del desfibrilador es muy sencilla por-
que la intención es que puedan ser usados por personas 
sin formación médica ni sanitaria, y el propio aparato va 
guiando al operador por las fases de encendido del sis-
tema, conexión de placas adhesivas para monitorización 
y desfibrilación, y registro e interpretación automática 
del ritmo cardíaco del paciente. En función del resultado 
de esta interpretación, el desfibrilador formulará la reco-
mendación de administrar o no un choque eléctrico al 
paciente. 
La ubicación ideal de los desfibriladores semiau-
tomáticos son sitioscon mucha afluencia de personas y 
cierta probabilidad de tener que atender a un paciente 
con una parada cardíaca, como centros médicos, centros 
comerciales, estadios y polideportivos, establecimientos y 
zonas de recreo, casinos, aeropuertos, estaciones centrales 
de tren y autobús, empresas y grandes oficinas, edificios de 
la Administración, aviones, etc.
El Colegio Americano de Cardiología y la Asociación 
Americana del Corazón hicieron pública en el año 2004 la 
recomendación de que toda persona trabajadora en orga-
nismos y empresas que prestan asistencia inmediata ante 
llamadas de auxilio (como policía, bomberos, servicios de 
emergencias médicas, empresas de seguridad, azafatas, etc.), 
así como personas que conviven con pacientes que tienen 
un riesgo significativo de sufrir una parada cardíaca (como 
aquellos que han sufrido un infarto de miocardio), deben 
estar entrenados en el uso de desfibriladores externos 
semiautomáticos.
un potencial inconveniente del uso de desfibri-
ladores semiautomáticos por la población sin formación 
sanitaria es que puede interferir significativamente en la 
calidad y la duración de las maniobras básicas de resuci-
tación cardiopulmonar, debido a la atención que se presta 
al dispositivo y a los períodos de análisis del ritmo en que 
el desfibrilador recomienda parar el masaje cardíaco para 
evitar interferencias. Hay que procurar que la disponibili-
dad y el uso de un desfibrilador externo semiautomático 
interfieran lo menos posible con las maniobras básicas de 
reanimación, que siguen siendo de importancia crucial en 
toda parada cardiorrespiratoria.
Comprobación periódica del pulso
Al igual que ocurre con la ventilación, los retrasos en ini-
ciar el masaje cardíaco y las interrupciones posteriores de 
éste por los intentos de evaluación de la presencia o no de 
pulso palpable son muy deletéreos.
Por ello, las últimas guías recomiendan que salvo 
que el reanimador sea un experto, se renuncie a compro-
bar la ausencia de pulso y se comience inmediatamente 
con el masaje cardíaco en todo paciente inconsciente que 
no respire ni haga esfuerzos ventilatorios. En el caso de 
reanimadores expertos, éstos no deben interrumpir más 
de 10 segundos el masaje cardíaco para evaluar la presen-
cia o no de pulso. Igualmente, se recomienda que tras una 
desfibrilación se continúe con masaje cardíaco durante dos 
minutos con independencia del ritmo resultante. Algunos 
Desfibrilador externo manual.
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
432
estudios han mostrado que el corazón no presenta una 
contractilidad eficaz tras una desfibrilación, y que la con-
tinuación del masaje cardíaco puede mejorar la perfusión 
cardíaca y acelerar la recuperación de una contracción car-
díaca efectiva.
Cese de las maniobras de resucitación
una vez iniciadas las maniobras de resucitación cardiopul-
monar, éstas deben interrumpirse en los siguientes casos:
• Si se logra recuperar un ritmo cardíaco con pulso 
eficaz palpable. En este momento se debe inte-
rrumpir el masaje cardíaco, pero el cuidado 
de la vía aérea y la ventilación deben mante-
nerse, así como otros cuidados intensivos tras la 
resucitación.
• Si han transcurrido más de 30 minutos de reani-
mación y el paciente no ha presentado ninguna 
actividad eléctrica cardíaca (es decir, ha estado en 
asistolia) durante los últimos 10 minutos, dictami-
nándose una situación de parada cardiorrespira-
toria irreversible.
• Si se ha recibido información exacta sobre la irre-
cuperabilidad del paciente por una enfermedad 
incurable de base o por un tiempo de parada muy 
prolongado.
Consultas más frecuentes
¿Cómo se reconoce que un paciente ha sufrido una parada 
cardiorrespiratoria?
El diagnóstico de parada cardiorrespiratoria es siempre clínico, 
es decir, basado en el examen del paciente, y debe efectuarse en 
presencia de tres datos fundamentales: inconsciencia, ausencia 
de respiración espontánea y falta de pulso en una arteria de gran 
calibre como la carótida o la femoral.
¿Qué es la resucitación cardiopulmonar?
La resucitación cardiopulmonar es el conjunto de maniobras 
encaminadas a revertir una parada cardiorrespiratoria, devol-
viendo al paciente un ritmo cardíaco eficaz al tiempo que se le 
proporciona una ventilación adecuada. La parada cardiorrespira-
toria es la situación más urgente en medicina. Se estima que por 
cada minuto de retraso en recuperar un ritmo cardíaco eficaz, se 
reducen un 10% las posibilidades de supervivencia.
¿En qué sujetos hay que comenzar una resucitación cardio-
pulmonar?
Hay que iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar 
en todo paciente inconsciente, que no respire espontáneamente 
y que no tenga pulso carotídeo o femoral palpable, excepto 
cuando la parada cardiorrespiratoria sea la consecuencia final de 
una enfermedad irreversible, cuando el sujeto presente signos 
inequívocos de muerte biológica, cuando el sujeto lleve induda-
blemente más de 10 minutos en parada cardiorrespiratoria sin 
que se hayan iniciado maniobras de reanimación (excepto en 
casos de hipotermia, ahogamiento o intoxicación por barbitúri-
cos), o cuando exista una orden explícita de no reanimar en caso 
de parada cardiorrespiratoria dictada por el médico responsable 
del paciente debido a su pésimo pronóstico en virtud de sus 
enfermedades y su situación biológica.
¿Cómo se practica una resucitación cardiopulmonar?
La figura 1 muestra el protocolo correcto de actuación ante 
un paciente inconsciente. Su conocimiento y su aplicación no 
deben estar limitados a los profesionales sanitarios. Es impor-
tante su estudio y su difusión por toda la población. quien más 
puede hacer por una persona que sufre una parada cardíaca es 
aquel que la presencia o que llega primero al lugar del evento, 
y éste, en la mayor parte de los casos, no es un médico ni un 
profesional sanitario.
Glosario
Asistolia: ausencia de cualquier forma de actividad eléctrica car-
díaca, apreciable en un electrocardiograma como una línea plana.
Desfibrilador automático implantable: dispositivo parecido 
a un marcapasos. Se implanta en la zona pectoral y posee unos 
pequeños cables que se introducen hasta el corazón a través de 
una vena próxima a la clavícula. Es capaz de detectar arritmias 
graves y tratarlas mediante choques eléctricos. 
Disociación electromecánica: situación en la que se aprecia acti-
vidad eléctrica cardíaca, que puede ser incluso un ritmo sinusal, 
sin que se produzca una contracción cardíaca mecánicamente 
efectiva, por lo que no hay pulso arterial.
Fibrilación ventricular: arritmia cardíaca fatal que se caracteriza 
por contracciones descoordinadas, rápidas e ineficaces de las 
fibras musculares cardíacas. Desde el punto de vista mecánico 
de bombeo de la sangre, la fibrilación ventricular equivale a una 
parada cardíaca. 
Hipoxia: déficit de oxígeno. 
Bibliografía
aMerican Heart association. «guidelines for Cardiopulmonary 
resuscitation and Emergency Cardiovascular Care». Circulation 
112, supl. 1 (2005): IV-1-IV-203.
ziPes, D. P., P. libby, r. o. bonoW, y E. braunWald. Braunwald’s Heart 
Disease. 7.ª ed. Filadelfia: W. B. Saunders, 2004.
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LA rESuCItACIóN CArDÍACA
• La resucitación cardiopulmonar es el conjunto de 
maniobras encaminadas a revertir una parada car-
diorrespiratoria, devolviendo al paciente un ritmo 
cardíaco eficaz al tiempo que se le proporciona una 
ventilación adecuada.
• La parada cardiorrespiratoria es la situación más 
urgente en medicina. Se estima que por cada minuto de 
retraso en recuperar un ritmo cardíaco eficaz se reducen 
un 10% las posibilidades de supervivencia.
• En este capítulo se muestra en qué sujetos es necesa-
rio practicar una resucitación cardiopulmonar y cómo 
hacer correctamente las maniobras básicas. Su conoci-
miento y su aplicación no deben estar limitados a los 
profesionales sanitarios, sino que debe difundirse por 
toda la población.
• Quien más puede hacer por una persona que sufre una 
parada cardíaca es aquel que la presencia o quellega 
primero al lugar del evento, y éste, en la mayor parte de 
los casos, no es un médico ni un profesional sanitario.
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