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Manual_para_la_exploración_neurológica_y_las_funciones_cerebrales

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Manual para la exploración neurológica y 
las funciones cerebrales superiores
EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA
AMIGO LECTOR:
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ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empe-
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es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura.
Para mayor información comuníquese con nosotros:
Manual para la exploración neurológica y 
las funciones cerebrales superiores
Dr. Carlos Mendoza Murillo
Cuarta ediciónCuarta edición
NOÉ CONTRERAS GONZÁLEZ
Médico Cirujano.
Maestro y Doctor en Neuropsicología
Profesor de Carrera Titular “A” de Tiempo Completo.
Adscrito al Área de Ciencias Clínicas.
Carrera de Médico Cirujano, FES Zaragoza, UNAM.
JOSÉ ANTONIO TREJO LÓPEZ
Médico Internista y de Terapia Intensiva.
Profesor de Medicina Interna del Hospital Regional 
“Gral. I. Zaragoza”, ISSSTE.
Adscrito al Área de Ciencias Clínicas.
Carrera de Médico Cirujano, FES Zaragoza, UNAM.
 Editora asociada:
 LCC. Tania Uriza Gómez
 Portada:
DG. Eunice Tena Jiménez
es marca registrada de 
Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V.
D.R. © 2013 Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán,
CP. 04510, México, D.F.
Facultad de Estudios Superiores, Zaragoza
Av. Guelatao Núm. 66
Col. Ejército de Oriente
C.P. 09230, México, D.F.
ISBN: 978-607-02-4216-8 Versión impresa
Fecha de edición: 30 de mayo de 2013.
En coedición con:
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
ISBN: 978-607-448-326-0
ISBN: 978-607-448-325-3 Versión electrónica
Miembro de la Cámara Nacional
de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de
esta publicación puede ser reproducida, almacenada
en sistema alguno o transmitida por otro medio
—electrónico, mecánico, fotocopiador, etcétera—
sin permiso previo por escrito de la Editorial.
Esta obra fue aprobada por el Comité Editorial de la
FES Zaragoza, UNAM. Su contenido es un auxiliar para 
la enseñanza y es responsabilidad de sus autores.
Manual para la exploración neurológica y 
las funciones cerebrales superiores, 4a edición 
Director editorial y de producción:
Dr. José Luis Morales Saavedra
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.,
Av. Sonora núm. 206,
Col. Hipódromo,
Deleg. Cuauhtémoc,
06100 México, D.F.
quejas@manualmoderno.com
(52-55)52-65-11-00
info@manualmoderno.com@
Nos interesa su opinión,
comuníquese con nosotros:
IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO/PRINTED IN MEXICO
Contreras González, Noé 
 Manual para la exploración neurológica y las funciones cerebrales
superiores / Noé Contreras González, José Antonio Trejo López. –- 4ª
 edición. –- México : UNAM, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza : 
 Editorial El Manual Moderno, 2013.
 xviii, 158 páginas : ilustraciones ; 23 cm.
 Incluye índice
 Bibliografía: página 151
 1. Examen neurológico – Manuales, etc. 2. Cerebro – Localización
 de funciones. 3. Cerebro – Enfermedades - Diagnóstico. I. Trejo López,
 José Antonio. I. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de
 Estudios Superiores Zaragoza. III. título.
616.8scdd21 Biblioteca Nacional de México 
ISBN 978-607-02-4216-8 (versión impresa UNAM)
ISBN 978-607-448-326-0 (versión impresa MM)
ISBN 978-607-448-325-3 (versión electrónica MM)
V
Prefacio..................................................................................................VI
Introducción........................................................................................VIII
Esquema general de la obra.................................................................XIII
Consideraciones generales...................................................................XV
1. Somatometría.…….......................................................................1
2. Signos vitales.................................................................................2
3. Inspección general........................................................................3
4. Pares craneales..............................................................................5
5. Sensibilidad del resto del cuerpo.................................................43
6. Movilidad voluntaria del resto del cuerpo...................................51
7. Coordinación muscular...............................................................59
8. Reflejos, tono muscular, trofismo,
estación de pie, ambulación, control 
de esfínteres y funciones sexuales.............................................. 63
9. Funciones cerebrales superiores..................................................75
10. Exploración neurológica en un servicio de urgencias.................105
11. Síndromes neurológicos más frecuentes....................................107
12. Casos clínicos integradores para discusión...............................116
13. Glosario de manifestaciones clínicas.....................……………..139
Referencias..........................................................................................151
Índice...................................................................................................153
Contenido
VI
Prefacio
En las dos últimas décadas hemos asistido a la explosión de nueva infor-
mación y última tecnología para la valoración en las neurociencias. Sin
embargo, la exploración neurológica mantiene su vigencia y es la base del
diagnóstico sindromático y anatomo-topográfico temprano en la neurolo-
gía, por lo cual resulta fundamental para la solicitud orientada de estudios
complementarios de laboratorio y gabinete.
El doctor José Nava Segura fue un gran hombre, quien dedicó su vida,
como un apóstol, a la medicina. Él preparó a muchas generaciones de
médicos tanto en la clínica neurológica como en diversos aspectos de su
interés relacionados con la cultura y la música. En 1954 formó un grupo
médico, el cual permanece activo hasta la fecha, al cual le insistió prose-
guir sus enseñanzas entre las nuevas generaciones. Los doctores Noé
Contreras González y José Antonio Trejo López, dos de sus más grandes
seguidores, fueron quienes se dedicaron a plasmar cada uno de los pasos a
seguir en la clínica neurológica, inspirados en la labor docente del Maestro
José Nava Segura frente al enfermo encamado y en las sesiones anatomo-
clínicas del aula, quien en vida aprobó el manuscrito.
Los autores de este manual realizan un esquema actualizado de una
manera sencilla, de tal manera que pueda ser comprensible tanto por estu-
diantes de medicina, enfermería, psicología, odontología como por todo
profesional interesado en este campo del conocimiento. 
Sinceramente
Dr. Roberto Mendoza Lomelí.
Dr. Oliver Gutiérrez Jiménez.
Primavera 2013
Prefacio VII
Maestro Don José Nava Segura 1926 – 1998. In memoriam.
VIII
Introducción
Para las cosas grandes y arduas se necesitan 
combinación sosegada de voluntad decidida, 
acción vigorosa, cabeza de hielo, corazón de fuego y 
mano de hierro.
Jaime Balmes.
La clínica médica se ocupa del conocimiento y comprensión del ser huma-
no con problemas de salud, con la finalidad de identificarlos y contribuir
a su solución. Para ello, utiliza el método clínico, el cual tiene como base
el método científico por ser un conjunto de principios, procedimientos de
investigación y actividades prácticas,organizados de manera lógica para ser
aplicados a una persona con problemas de salud, con la finalidad de iden-
tificarlos y contribuir a su solución.
El método clínico consta de los siguientes pasos (figura I-1):
Estructuración de un marco teórico en relación con el problema de
salud del paciente. Dado que la clínica médica es una ciencia integradora
y aplicada, su marco teórico se conforma con los conocimientos aportados
por las diversas ramas de la ciencia médica, como son: la epidemiología, la
morfo-fisiopatología, la farmacología, la sociología, psicología, semiología,
propedéutica y la terapéutica médicas, entre otras.
Planteamiento del problema de salud del paciente. Mediante la elabo-
ración de preguntas como las siguientes: ¿Quién es el paciente? ¿Cuáles
son las manifestaciones clínicas principales de su padecimiento? ¿A qué
factores de riesgo estuvo expuesto para enfermar? ¿En qué consiste su
padecimiento y cuál es la causa de éste?
Recolección de la información acerca del problema de salud del
paciente, mediante la entrevista clínica, la exploración física y los estudios
paraclínicos útiles y necesarios, a la luz del marco teórico.
Elaboración de una hipótesis diagnóstica. Representa la explicación o
respuesta tentativa al problema de salud del paciente; esta hipótesis se
puede elaborar a diversos niveles: anatomo-topográfico, sindromático,
etiológico, nosológico o integral, al organizar de manera lógica los datos
obtenidos, con base en el marco teórico.
Verificación de la hipótesis diagnóstica. Consiste en establecer una
correlación correcta entre el pensamiento del médico y el padecimiento del
enfermo; esto se logra mediante el análisis e interpretación de los datos reco-
lectados por los estudios clínicos y paraclínicos, a la luz del marco teórico.
Conclusiones y aplicaciones prácticas del nuevo conocimiento. Una
vez identificadas las características del padecimiento del enfermo, se esta-
blece un plan de acción para contribuir a su solución y para prevenir las
complicaciones que se puedan presentar, a la luz del marco teórico.
Introducción IX
M a r c o t e ó r i c o
 Planteamiento del problema
 ¿Quién es el paciente?
¿Cuál es su padecimiento y a qué se debe?
 Recolección de la información 
 Entrevista Clínica y Exploración Física
Elaboración de la hipótesis diagnóstica 
 Diagnóstico anatomo-topográfico 
 Diagnóstico sindromático
 Diagnóstico etiológico
 Diagnóstico nosológico
 Verificación de la hipótesis diagnóstica 
Estudios clínico y paraclínico evolución 
 del padecimiento
 Plan para el manejo terapéutico 
 Recomendaciones generales
Medicamentos y/o procedimientos quirúrgicos
 Información sobre el padecimiento
 Citas para seguimiento y control
 Resultado
no satisfactorio
 Resultado
 satisfactorio
Falta de
apoyo
Falta de
apoyo
Figura I-1. Método clínico.
La exploración neurológica forma parte del método clínico y compren-
de la realización de una serie de pruebas clínicas objetivas que sirven para
evaluar el estado anatómico y funcional del sistema nervioso, desde los
receptores, las vías aferentes, los centros de integración y las vías eferentes
hasta los músculos.
Al estudiar a un paciente con algún problema neurológico se debe comen-
zar con una pregunta como la siguiente: ¿qué parte del sistema nervioso es la
que da origen a sus manifestaciones? Las primeras pistas (síntomas) para iden-
tificar el problema neurológico de un paciente se recolectan mediante la entre-
vista clínicas. Es conveniente realizar la exploración neurológica y de las fun-
ciones cerebrales superiores del paciente ante cualesquiera de las siguientes
manifestaciones: cefalalgia persistente, visión borrosa, crisis epilépticas, altera-
ciones en la movilidad ocular, alteraciones sensitivas, motoras de cualquier
parte del cuerpo o del equilibrio, los reflejos y la ambulación; así como cam-
bios en la atención, la memoria, el lenguaje, el cálculo numérico, el pensamiento
correcto y las habilidades. La exploración neurológica permite complementar
los signos clínicos recolectados. A partir de aquí, se formula una lista corta de
diagnósticos sindromáticos mediante los razonamientos inductivo, deductivo,
condicional y por analogía, de manera principal.
Si bien es cierto que en las dos últimas décadas hemos asistido a la
explosión de nuevas tecnologías e información para el diagnóstico en las
neurociencias, la exploración neurológica mantiene su vigencia y es la base
del diagnóstico sindromático y anatomo-topográfico temprano en la neu-
rología, por lo cual es fundamental para la solicitud orientada de estudios
complementarios de laboratorio y gabinete. Éste es nuestro principal inte-
rés por propiciar su aprendizaje en los estudiantes de medicina.
Este material de apoyo tiene su base en el algoritmo para la exploración
del sistema nervioso que nos enseñó en la segunda mitad del Siglo XX el
maestro neurólogo Dr. José Nava Segura, en la Unidad de Neurología y
Neurocirugía del Hospital General de la Ciudad de México de la Secretaría
de Salud, que parte de la sensibilidad a las funciones cerebrales superiores,
además de considerar la movilidad y la coordinación muscular.
El presente Manual para la exploración neurológica y las funciones
cerebrales superiores se organiza de igual manera de lo general a lo particular
y de lo sencillo a lo complejo; consta de los siguientes capítulos:
• Somatometría.
• Signos vitales.
• Inspección general.
X Introducción
• Pares craneales.
• Sensibilidad del resto del cuerpo.
• Movilidad voluntaria del resto del cuerpo.
• Coordinación muscular.
• Reflejos, tono muscular, trofismo, estación de pie, ambulación, control
de esfínteres y funciones sexuales.
• Funciones cerebrales superiores.
• Exploración neurológica en un servicio de urgencias.
• Síndromes neurológicos más frecuentes.
• Casos clínicos integradores para discusión.
• Glosario de manifestaciones clínicas.
Los objetivos de este manual son los siguientes:
1. Facilitar al alumno el aprendizaje de la exploración neurológica y de las
funciones cerebrales superiores.
2. Proporcionar al alumno la información necesaria sobre las bases morfo-
fisiopatológicas de la exploración del sistema nervioso.
3. Orientar al alumno sobre la técnica para realizar la exploración física de
un enfermo del sistema nervioso, en sus diversos capítulos.
4. Orientar al alumno para que identifique la normalidad en la exploración
del sistema nervioso humano.
5. Orientar al alumno para que identifique las manifestaciones clínicas de
los síndromes neurológicos más frecuentes, que se recolectan mediante
la exploración física de un enfermo del sistema nervioso.
6. Propiciar que el alumno integre conjuntos de manifestaciones clínicas
para conformar los síndromes más frecuentes del sistema nervioso.
7. Propiciar que el alumno, ante casos clínicos simulados, integre los aspec-
tos etiológicos, morfofisiopatológicos, clínicos y terapéuticos.
Para lograr lo anterior, de cada uno de los capítulos de la exploración del
sistema nervioso, se desarrollan los siguientes aspectos:
a)Definición
b)Fundamento morfofisiológico
c)Técnica exploratoria
d)Normalidad
e)Principales alteraciones y padecimientos
Introducción XI
Para trabajar con este material de apoyo, es necesario que el alumno ya
maneje los datos del interrogatorio de un enfermo del sistema nervioso; es
decir, la terminología y la semiología de las manifestaciones clínicas y los
antecedentes de importancia para el diagnóstico de los padecimientos del
sistema nervioso.
Asimismo, es deseable que en el momento de trabajar este material de
apoyo, el alumno cuente ya con las bases epidemiológicas, etiológicas, y
morfofisiopatológicas sobre los padecimientos más frecuentes del sistema
nervioso, lo cual facilitará la comprensión de los aspectos clínicos.
Esta obra no pretende agotar los diversos aspectos del tema tratado,tampoco busca sustituir al docente, ni circunscribir el conocimiento del
alumno por lo que, para ampliar esta información, se debe consultar la
bibliografía que se encuentra al final del trabajo.
XII Introducción
XIII
Esquema general 
de la obra
No hay viento favorable para el hombre que no sabe hacia dónde va.
Schopenhauer.
El presente texto es un manual para docentes y alumnos de la carrera de Medicina, en
el cual se desarrollan los principales aspectos a tomar en cuenta al realizar la explora-
ción del sistema nervioso. La temática se aborda de lo general a lo específico. Asimismo,
se describen la definición, el fundamento morfofisiológico, la técnica exploratoria, la
normalidad, las principales alteraciones y los padecimientos más frecuentes en que se
presentan.
En el cuadro de la página siguiente, los lectores podrán explorar:
• Los nervios craneales para valorar la parte basal del cerebro, el tallo cerebral y la cor-
teza cerebral.
• La sensibilidad del resto del cuerpo y su importancia en los fascículos ascendentes y 
la integración cerebral. En tanto que conocer la movilidad de éste permite hacer una
revisión del centroencéfalo, la corteza cerebral y de los fascículos descendentes hasta
los músculos efectores.
La coordinación muscular para entender la participación del cerebelo en la función motora.
• Mediante la exploración de las funciones cerebrales superiores se valora lo que el cere-
bro humano realiza con la información que recibe, fundamento de planes y acciones,
de acuerdo a los valores y compromisos del sujeto, para transformar su entorno y su
propia persona.
• Un capítulo misceláneo complementa este estudio del sistema nervioso, a la vez que
se presenta cómo se debe realizar una revisión neurológica en el área de urgencias, los
síndromes neurológicos más frecuentes, una serie de casos clínicos integradores para
discusión útiles para la evaluación del aprendizaje del alumno y un glosario de mani-
festaciones clínicas.
La exploración del sistema nervioso es un tema interesante, necesario y útil en la prácti-
ca médica general. Estamos seguros de que este manual será de utilidad para la enseñan-
za y el aprendizaje de aquellos que tienen el ineludible compromiso de la atención de
quienes padecen algún trastorno del sistema nervioso.
XIV Esquema general de la obra
Capítulo
Nervios craneales
Sensibilidad del resto del
cuerpo
Movilidad voluntaria del
resto del cuerpo
Coordinación muscular
Reflejos, tono muscular 
trofismo, estación de pie,
ambulación, control de 
esfínteres y funciones 
sexuales
Funciones cerebrales
superiores
Estructuras que explora
Nervios craneales 
Tallo cerebral centroencéfalo
Corteza Cerebral
Nervios periféricos aferentes
Médula espinal, tallo cerebral
centroencéfalo
Corteza cerebral sensorial
Núcleos basales 
Corteza cerebral motora 
Tallo cerebral
Médula espinal
Nervios periféricos aferentes
Vías aferentes
Estructuras cerebelosas 
Vías eferentes
Vías aferentes
Médula espinal
Tallo cerebral
Cerebelo
Cerebro
Vías eferentes
Centroencéfalo
Corteza cerebral
Funciones que explora
Sensibilidad y movilidad de los
órganos de la cabeza
Sensibilidad vital
Sensibilidad gnóstica
Movilidad voluntaria
Coordinación de los 
movimientos voluntarios
Reflejos 
Tono muscular 
Trofismo, estación de pie,
ambulación 
Control de esfínteres
Funciones sexuales
Ritmo vigilia-sueño
Atención 
Agresividad-pasividad 
Vida afectiva
Gnósias
Memoria
Lenguaje
Esquema corporal
Orientación espacial
Pensamiento correcto 
Cálculo numérico 
Conducta voluntaria 
Práxias
Aprendizaje 
Creatividad
Conciencia
Cuadro general: exploración del sistema nervioso
XV
Consideraciones 
generales
El ser humano posee un sistema complejo integrado por las estructuras y
funciones del sistema nervioso (figuras: I-2 y 6-3) que le permite sentir,
expresar y percibir estados de ánimo, comprender, conocer, pensar y actuar
sobre lo existente para transformarlo.
El sistema nervioso, junto con el sistema endocrino, se encarga de inte-
grar, regular y coordinar funciones de los diferentes aparatos y sistemas del
organismo.
Los procesos patológicos que afectan al sistema nervioso se expresan a
través de un conjunto de manifestaciones clínicas que deben integrarse
desde el punto de vista morfo-fisiopatológico haciendo posible la cons-
trucción de uno o varios síndromes.
La exploración neurológica constituye un pilar importante en el diag-
nóstico sindromático de una afección del sistema nervioso; para obtener
mayor provecho de la exploración, es necesario realizarla de manera orde-
nada, congruente y orientada por los principales datos de la enfermedad
que manifiesten tanto el paciente como sus familiares durante la entrevis-
ta clínica. La exploración debe, en todo momento, ser completa y acorde
con las necesidades de estudio de cada enfermo.
Para realizar la exploración de un enfermo del sistema nervioso, es
necesario cumplir con los siguientes requisitos:
• Establecer una relación médico-paciente donde predominen respeto,
comunicación y colaboración.
• Informar con anterioridad al paciente sobre los objetivos y finalidad de
la exploración.
• Explicar al paciente de manera sencilla las maniobras a realizar así como
las respuestas que de él se esperan.
• Expresar preguntas e indicaciones al paciente de manera neutra sin
sugerir o anticipar respuestas.
• Procurar un entorno ambiental con iluminación suficiente y adecuada. 
• Disponer de tiempo y paciencia suficientes.
XVI Consideraciones generales
Lóbulo
occipital
Lóbulo
occipital
Lóbulo
parietal
Lóbulo
parietal
Lóbulo
temporal
Lóbulo
temporal
Lóbulo
frontal
Corteza
cerebral
Tálamo
óptico
Hipotálamo
Cerebelo
Bulbo
raquídeo
Médula
espinal
Nervios
periféricos
Protuberancia
Mesencéfalo
Cuerpo
estriado
Figura I-2. El sistema nervioso.
• Al explorar al paciente se debe asegurar una posición cómoda para el
médico y para el paciente.
• Exponer completamente la región a explorar.
• Mantener una temperatura adecuada en las manos del médico y en el
entorno de exploración. 
• Disponer del material e instrumental mínimo para realizar la exploración:
- Estuche de diagnóstico (rinoscopio, oftalmoscopio y otoscopio).
- Sustancias aromáticas (perfumes, frutas, etc.).
- Tablas de Senllen.
- Optotipos.
- Lámina de colores.
- Lámpara de bolsillo.
- Motas de algodón.
- Martillo de reflejos.
- Soluciones de sabores (dulce, salado, agrio y amargo).
- Agua potable.
- Nistagmómetro.
- Diapasón de 128 Hz.
- Abatelenguas.
- Objetos de forma y tamaño semejantes (monedas, llaves, pilas, etc.).
- Flexómetro.
- Reloj.
- Cuaderno.
- Bolígrafo.
• Profesor y alumnos deben tener claridad en los aspectos morfofisiopatológi-
cos del sistema nervioso a fin de diferenciar lo normal de lo alterado.
• Considerar edad, escolaridad y contexto sociocultural del paciente al
interpretar la información obtenida.
Consideraciones generales XVII
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1
Somatometría
La libertad es el derecho de escoger a las personas 
que tendrán la obligación de limitárnosla.
Harry Truman.
El peso y la estatura son manifestaciones del crecimiento y desarrollo del individuo;
dependen de factores genéticos, de la edad, del funcionamiento del sistema neuroen-
docrino, del estado nutricional, del estado de salud y de padecimientos sufridos.
El peso y la estatura están disminuidos en niños desnutridos, pacientes con hiporexia
por diversas causas, así como en quienes presentan secuelas de poliomielitis y parálisis
cerebral infantil. El peso puede estar disminuido en enfermos de meningoencefalitis,
enfermedad por virus de inmunodeficiencia humana, tumores intracraneales o padeci-
mientos crónicos que causen hipotrofia muscular, como la distrofia muscular progresiva,
la esclerosis lateral amiotrófica y secuelas de padecimientos cerebrales que afectan el sis-
tema motor. El peso está aumentado en niños con hidrocefalia yen pacientes obesos.
En la actualidad, una de las formas más sencillas de evaluar el estado nutricio es a tra-
vés del cálculo del índice de masa corporal (IMC), éste considera la relación de la masa
del individuo (peso) y el cuadro de su estatura: 
IMC = masa o peso (kg)/estatura (mts)2
Para adultos de 20 a 60 años, la determinación del IMC es independiente a la edad y géne-
ro, de esta forma, el estado nutricional puede clasificarse en uno de los siguientes grupos:
< 18.5 Peso bajo
18.5 > 24.9 Peso normal
25.0 – 29.9 Preobesidad
30.0 – 34.9 Obesidad clase I
35.0 – 39.9 Obesidad clase II
> 40 Obesidad clase III
Fuente: Organización Mundial de la Salud. A healthy lifestyle. Body Mass Index [Internet] [Acceso: 11 de Febrero de
2013] Disponible en http://www.euro.who.int/en/what-we-do/health-topics/disease-prevention/nutrition/a-healthy-lifesty-
le/body-mass-index-bmi 
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2
Signos vitales
El amor es como el fuego, si no se comunica, se apaga.
Anónimo.
El registro e interpretación de los signos vitales como la frecuencia cardiaca, el pulso arte-
rial, la tensión arterial, la frecuencia ventilatoria y la temperatura corporal nos dan cuenta
de la regulación nerviosa del funcionamiento cardio-ventilatorio, el metabolismo corpo-
ral y el estado de salud general de individuo.
Los signos vitales aumentan en padecimientos infecciosos o neoplásicos que afectan
al hipotálamo y al bulbo raquídeo, por lo que causan síndrome febril.
Los signos vitales aumentan con el efecto de los fármacos estimulantes del sistema
nervioso central, en la fase de excitación de la rabia y el tétanos, así como en las crisis con-
vulsivas generalizadas. Por otra parte, los signos vitales, disminuyen en los padecimientos
depresivos, en el estado de coma y con el efecto de fármacos depresores.
Edad Tensión arterial Pulso (lpm*) Temperatura (ºC) Respiración (rpm+)
Nacimiento 70/50 130-140 30 a 40
1 año 70/50 130-140 26 a 30
2 años 90/50 100-120 25
3 años De 2 a 10 años: 90-100 25
Sistólica = Edad 36.6 a 37.8
en años x 2 + 80
4 a 8 años 86-90 20 a 25
Diastólica = mitad 
de sistólica + 10
De 10 a 14 años:
Sistólica = Edad 
en años + 100
8 a 15 años 80-86 36.6 a 37 18 a 20
Diastólica = mitad 
de sistólica + 10
Adulto 110/70 ± 10 72-80 36.6 16 a 20
* lpm. Latidos por minuto. 
+ rpm. Respiraciones por minuto.
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3
Inspección general
El cerebro no es un vaso por llenar, 
sino una lámpara por encender 
Plutarco.
La observación de aspectos como la edad aparente, el color de la piel y las mucosas, la
actitud postural, el vestido, la higiene corporal, olores que emane y la cooperación del
paciente para su estudio, nos ofrecen un panorama general de la repercusión del padeci-
miento sobre el enfermo.
La edad aparente es menor a la cronológica en enfermos con padecimientos nutriciona-
les, meningoencefalitis y sus secuelas, así como en parálisis cerebral infantil; la edad aparente
es mayor a la cronológica en neoplasias malignas del encéfalo y en la progeria.
En relación con color de la piel, el paciente con angiomatosis encéfalo-facial o enfer-
medad de Sturge-Weber presenta un nevo vascular o mancha roja flamígera en un lado
de la cara en el área del trigémino. El paciente que en el momento de la exploración pre-
senta crisis convulsivas generalizadas o estado epiléptico manifiesta cianosis en la piel y
las mucosas. El paciente con enfermedad de Von Recklinghausen presenta manchas color
café con leche.
El examen de la actitud postural que de manera espontánea adopta el enfermo del
sistema nervioso suministra datos valiosos para el diagnóstico. Veamos algunos ejemplos.
El paciente afectado por el tétanos presenta contractura de los músculos del dorso, toma
la forma de un arco de concavidad posterior, lo que se llama opistótonos, debido a la irri-
tación de las meninges del piso posterior de la base del cráneo. La actitud postural del
paciente con meningitis es característica, existe contractura de los músculos de la nuca,
de los músculos del dorso, de los flexores de las extremidades y de los músculos de la
pared abdominal, por lo que tiende a flexionar sus extremidades y a dorsiflexionar la
cabeza. Un paciente que sufre hemorragia cerebral, con frecuencia presenta coma pro-
fundo y hemiplejia, yace en la cama en actitud postural flácida y laxa, con desviación con-
jugada de la cabeza y lo ojos hacia un lado, el sujeto mira hacia el lado en que radica la
lesión encefálica, o sea, que si la hemiplejia es derecha dirige la cabeza y la mirada hacia
la izquierda, y a la inversa en caso contrario. El paciente que presenta rigidez de desce-
rebración se encuentra en estado de coma, con hiperextensión del cuello, tronco y extre-
midades; debido a una lesión del mesencéfalo que desconecta el cerebro del tallo cere-
bral. El paciente con síndrome de Parkinson presenta una actitud postural que tiende a
la flexión anterior del tronco y a la flexión de las cuatro extremidades lo que le da un
aspecto “encogido”; el sujeto mira los objetos que le rodean con pasividad y expresión
indiferente, sin mover el cuerpo, ni la cabeza ni siquiera parpadear. Los pacientes con neo-
plasias del cerebelo presentan flexión lateral de la cabeza sobre el lado afectado y rota-
ción hacia el opuesto; esto origina una desviación del occipucio hacia el lado de la lesión,
y en fase avanzada del padecimiento la estación de pie se altera, el enfermo guarda una
rigidez estatuaria al mismo tiempo que separa los pies y ensancha su base de sustenta-
ción, el tronco se inclina hacia adelante a causa de la hipotonía de los músculos vertebra-
les y al juntar los pies se presentan amplias oscilaciones de derecha a izquierda o de ade-
lante hacia atrás; esta actitud postural por alteración del cerebelo también se presenta en
el enfermo alcoholizado. Un paciente con tortícolis espasmódico presenta rotación
espasmódica de la cabeza, tónica o tonicoclónica que desaparece con el sueño para rea-
parecer con la vigilia y la actividad muscular; puede deberse a alteración extrapiramidal,
miositis inflamatoria o malformación de las vértebras cervicales que afecta sobre todo a los
músculos esternocleidomastoideo y trapecio. La postura normal de pie también puede
variar si hay desviación de la columna vertebral, como en la escoliosis, o bien si ésta pre-
senta angulación anormal, como en la xifosis, cambios que pueden ser debidos a variacio-
nes estructurales de las vértebras o pueden ser reflejo de diferencias de tamaño de las
extremidades inferiores que se presentan en un paciente con secuelas de poliomielitis. El
paciente con ciática radicular por hernia discal presenta actitud antálgica o escoliosis ciá-
tica que consiste en una desviación del tronco hacia adelante o hacia el lado o ambos. En
un paciente que presenta lesión del nervio radial el antebrazo y la mano adoptan una
actitud característica: existe imposibilidad para extender y levantar el antebrazo y la
mano, la cual cuelga doblada sobre el antebrazo, lo que se llama “muñeca caída”, los dedos
están semiflexionados hacia la palma.
El vestido, la higiene corporal y los olores que emane el paciente nos orientan hacia
algunos padecimientos del sistema nervioso. El paciente deprimido descuida su vestimen-
ta e higiene personal; el daño se encuentra en el tálamo óptico y la corteza cerebral de la
parte anterior del lóbulo frontal. El paciente alcohólico descuida su vestido, su higiene
personal y despide un olor característico; en este caso existe una depresión generalizada
de las funciones del sistema nervioso. El paciente que presenta estado de coma por daño
metabólico al sistema nervioso, ya sea por cetoacidemia diabética o insuficiencia renal o
hepática, despide un aliento característico.
La cooperación del paciente para su estudio se encuentralimitada en el estado de
coma, en la somnolencia por el efecto de fármacos depresores, en los ancianos con
demencia senil, en pacientes con rabia, tétanos o bajo efectos de fármacos estimulantes.
Con la finalidad de evitar repeticiones innecesarias, otros apartados de la inspección
general como el estado de vigilia, la expresión facial, los movimientos involuntarios anor-
males y la ambulación se desglosan en otros capítulos de este manual.
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Pares craneales
Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la vista. 
Cuando el oído no está bloqueado, el resultado es poder escuchar.
Y cuando la mente no está bloqueada, el resultado es la verdad.
Anónimo.
Se denomina pares craneales a los doce troncos nerviosos pares que en apariencia emer-
gen de la base del cráneo. Sin embargo, cada uno de estos nervios se deriva de estructu-
ras intracraneales denominadas núcleos que van a determinar, según su origen embriona-
rio y sus componentes neuronales, el carácter de un nervio dado. Forman así a los nervios
sensitivos (aferentes) que tienen su origen fuera del encéfalo; nervios motores (eferentes)
que se originan de grupos neuronales que se encuentran en la profundidad del encéfalo
y nervios mixtos (figura 4-1).
Así pues, los pares craneales recogen la sensibilidad de los órganos de los sentidos
especiales e inervan las estructuras especializadas para efectos de la alimentación, la ven-
tilación y la fonación. Los dos primeros, en realidad son prolongaciones del cerebro hacia
el exterior para captar los impulsos sensitivos. Su nomenclatura convencional obedece,
por un lado, al lugar ordinal que ocupa cada nervio al salir del cráneo en sentido facial-
nucal, y por otro, a la función que realiza (cuadro 4-1). A continuación se describe cada
uno de éstos.
I PAR: NERVIO CRANEAL OLFATORIO
Si quieres aprender, enseña.
Cicerón.
DEFINICIÓN
El nervio craneal olfativo es un nervio aferente o sensitivo; forma parte de la vía olfatoria.
FUNDAMENTO MORFOFISIOLÓGICO
La vía olfatoria se inicia en los receptores de la cavidad nasal y lleva los impulsos olfatorios a
través del nervio, el bulbo y las cintillas olfatorias hasta el lóbulo temporal (zona 38 de
Brodmann) y el tálamo óptico (figuras 4-2 y 9-4).
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Lóbulo frontal
Bulbo olfatorio
Nervio óptico
Nervios
oculomotores
Nervio trigémino
Nervio facial
Nervio estato-acustico
Nervio neumogástico
Nervio espinal
Nervio hipogloso
Bulbo raquídeo
Lóbulo temporal
Protuberancia
Nervio
glosofaríngeo
Cerebelo
Figura 4-1. Vista basal del encéfalo mostrando los nervios craneales.
Cuadro 4-1. Los nervios craneales
1. Par: Olfativo
2. Par: Óptico
3. Par: Motor Ocular Común
4. Par: Patético o Troclear
5. Par: Trigémino
6. Par: Motor Ocular Lateral
7. Par: Facial
8. Par: Vestíbulo-coclear
9. Par: Glosofaríngeo
10. Par: Neumogástrico o Vago
11. Par: Espinal o Accesorio
12. Par: Hipogloso
Los impulsos olfatorios se clasifican en agradables y desagradables, en penetrantes y
ligeros, en aromáticos y nauseabundos y otros que dependen de sustancias particulares,
que se clasifican como olores sui generis.
TÉCNICA EXPLORATORIA
Asegúrese de que las cavidades nasales estén permeables y sin inflamación de la mucosa
mediante una inspección con el rinoscopio.
Pida al paciente que cierre los ojos y dígale que le va a dar a oler algunas sustan-
cias. Examine cada orificio nasal por separado, ocluya el lado contrario y preséntele
diversos aromas, los cuales pueden ser reconocidos, tales como esencias de naranja,
limón, café, vainilla, perfume, crema dental, entre otras. Invite al paciente a inhalar
de manera profunda. Pregúntele si huele algo y, en caso afirmativo, pídale que iden-
tifique las sustancias ofrecidas o cuando menos las clasifique en agradables y desagra-
dables.
NORMALIDAD
La persona percibe e identifica las substancias aromáticas ofrecidas o, por lo menos, las
clasifica en agradables y desagradables; esto significa que los receptores, la vía aferente y
los centros de integración del olfato funcionan de manera correcta.
PRINCIPALES ALTERACIONES Y PADECIMIENTOS
• Anosmia. Es la pérdida del sentido del olfato: puede ser unilateral o bilateral. La lesión
puede estar a nivel del piso anterior de la base del cráneo, en la parte anterior del lóbu-
lo temporal. Puede estar dada por un traumatismo craneoencefálico, un meningioma
que cubre el ala menor del esfenoides; un astrocitoma del polo anterior del lóbulo
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Bulbo
olfatorio
Cintilla
olfatoria
Lóbulo
temporal
Figura 4-2. Vía olfatoria. 
temporal o de la parte inferior de los lóbulos frontales, así como la presencia de un cra-
neofaringeoma. La anosmia puede depender también de causas locales como obstruc-
ción nasal, rinitis y sinusitis.
• Hiposmia. Es la disminución de la sensibilidad olfatoria; se presenta en diabetes melli-
tus y anemia perniciosa.
• Hiperosmia. Es la agudización de la sensibilidad olfatoria, es muy rara; pero se puede
encontrar durante el periodo inicial de la intoxicación por cocaína en el farmacode-
pendiente.
• Parosmia. Es la percepción de olores distintos de los reales.
• Cacosmia. Es la percepción continua de malos olores.
Con frecuencia la parosmia y la cacosmia se asocian y se presentan en la rinitis atrófica;
pueden ser también alucinaciones de origen cortical que se presentan en enfermos men-
tales y epilepsia del lóbulo temporal.
II PAR: NERVIO CRANEAL ÓPTICO
Si sostienes un espejo frente al rostro de los demás, 
asegúrate de que refleje de ambos lados.
Daniel Seeberger.
DEFINICIÓN
El nervio craneal óptico es de tipo aferente o sensitivo. Forma parte de la vía visual que
lleva los impulsos luminosos de la retina a la corteza cerebral situada a nivel de la cisura
calcarina del lóbulo occipital.
FUNDAMENTO MORFOFISIOLÓGICO
Los conos y los bastones de la retina son los receptores de la vía visual. Estos últimos están
relacionados con la visión en penumbra y la percepción del movimiento, se localizan en la
periferia de la retina, en tanto que los primeros están relacionados con la visión de los colo-
res y de la luz; la mayor concentración de conos está situada en la mácula lútea (figura 4-3).
Los receptores visuales están constituidos por los cuerpos neuronales de los bastones y
conos y envían el impulso visual a las células bipolares que, a su vez, transmiten a las célu-
las ganglionares de la retina. La retina nasal del ojo recoge los impulsos visuales del campo
temporal del mismo lado. Asimismo, la retina temporal del ojo recoge los impulsos visuales
del campo nasal del mismo lado. Este fenómeno se debe a que el cristalino es una lente
biconvexa, ésta provoca una modificación en la trayectoria de los rayos luminosos que lo
cruzan por lo cual se proyectan a la inversa de cómo llegaron a la lente. El axón de las célu-
las ganglionares atraviesa la zona cribosa del polo posterior del globo ocular para constituir
el nervio óptico que termina en el ángulo anterolateral del quiasma óptico. En éste, las fibras
provenientes de la retina nasal, se entrecruzan en la línea media con las del lado opuesto y
van a ocupar la cintilla óptica contralateral (figura 4-4).
Las fibras ópticas se originan en la parte inferior de la retina nasal y antes de cruzarse en
el quiasma óptico forman una curva en la parte más interna del nervio óptico del lado opues-
to; en tanto, las fibras dela retina temporal recorren de adelante hacia atrás la parte más late-
ral del quiasma óptico para proseguir su camino en la cintilla óptica del mismo lado.
Así, la cintilla óptica contiene las fibras originadas en la retina nasal del ojo del lado
opuesto y las fibras originadas en la retina temporal del ojo homolateral y termina en el
cuerpo geniculado lateral que forma parte del tálamo óptico.
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El cuerpo geniculado lateral origina fibras nerviosas las cuales se dirigen hacia atrás,
por fuera de la prolongación occipital del ventrículo lateral y van a terminar en la cara
medial del lóbulo occipital, en el labio de la cisura calcarina, zona 17 de Brodmann (figu-
ra 9-4). Estas fibras reciben el nombre de genículo-calcarinas. Algunas de éstas, después
de originarse en el cuerpo geniculado lateral, se dirigen hacia adelante, para rodear el
extremo anterior de la prolongación temporal del ventrículo lateral y formar el asa de
Meyer. Conducen impulsos visuales provenientes del cuadrante inferior de la retina tem-
poral del mismo lado y del cuadrante inferior de la retina nasal del ojo del lado opuesto
y terminan en la cisura calcarina.
En el labio superior de la cisura calcarina terminan las fibras originadas en los cua-
drantes superiores de la retina; al labio inferior llegan los impulsos visuales provenientes
de los cuadrantes inferiores.
Las fibras ópticas que se originan en los conos de la mácula lútea, se sitúan al princi-
pio de su camino en la parte inferolateral del nervio óptico, pasan el quiasma óptico, reco-
rren la cintilla óptica homolateral y terminan por efectuar sinapsis en las neuronas del
cuerpo geniculado lateral, de donde se originan nuevas fibras que van a terminar en la
parte posterior de la cisura calcarina.
TÉCNICA EXPLORATORIA
Al nervio óptico, como parte de la vía visual, se le exploran tres aspectos fundamentales:
el fondo de ojo, el campo visual y las funciones visuales.
Examen del fondo del ojo mediante un oftalmoscopio de luz
• Apague la luz del consultorio.
• Si usted usa anteojos, permanezca con ellos durante el examen. Si el paciente los usa
deberá quitárselos para el estudio.
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Cornea
Humor acuoso
Cristalino
Retina
Nervio optico
Macula lutea
Humor
vitreo
Figura 4-3. Globo ocular derecho.
• Encienda el oftalmoscopio y dele vuelta al disco de la lente a 0 dioptrías1 (lente que
ni converge ni diverge los rayos de luz).
• Mantenga el dedo índice sobre el disco de la lente de manera que pueda enfocar el
oftalmoscopio durante la exploración.
• Use su mano y ojo derechos para observar el ojo derecho del paciente, para examinar
el otro ojo, realice la misma operación utilizando su lado izquierdo.
• Indique al paciente que fije su mirada, sin parpadear, en un punto lejano y específico
en la pared con dirección a la oreja del observador, correspondiente al ojo que examina.
• Tome el oftalmoscopio y asegúrelo con firmeza contra su cara, con el ojo detrás del
orificio visual.
• Coloque su pulgar contrario sobre la ceja del ojo del paciente y eleve el párpado supe-
rior para que el paciente no cierre el ojo.
• Dirija la luz hacia la pupila del ojo del paciente desde una distancia aproximada de
35cm y a unos 15° afuera de su línea media visual.
• Observe la incandescencia rojo-anaranjada reflejada en la pupila, la cual significa que los
medios transparentes del globo ocular son permeables a la luz que se refleja en la retina.
• Conserve los ojos relajados y abiertos, como si fijara la vista en la distancia.
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Globo ocular
Nervio optico
Asa de Meyer
Quiasma
 optico
 Cuerpo 
geniculado
 lateral
Cintilla optica
Lóbulo occipital Fibras
geniculo-calcarinas
Figura 4-4. Vías visuales.
1La dioptría es la unidad que mide el poder de refracción de una lente para converger o divergir la luz.
• Mantenga el rayo de luz enfocado en la incandescencia refleja y acérquese hasta que el
oftalmoscopio esté 2 a 3cm de la pupila del paciente.
• Ajuste con su dedo índice el disco de la lente para que la imagen esté enfocada. 
Cuando examine a un paciente miope, cuyo globo ocular es un poco más largo de lo nor-
mal, necesitará una lente con foco más largo; para ello gire el disco de la lente en sentido
antihorario, hacia los anteojos con los números rojos que sirven para ver más lejos.
Al examinar un paciente hipermétrope, cuyo globo ocular es un poco más corto de lo nor-
mal, necesitará una lente con el foco más reducido; para ello gire el disco de la lente en senti-
do horario, hacia los anteojos marcados con los números negros, que sirven para ver más cerca.
Una vez enfocado el fondo de ojo, examine sus diferentes partes con el orden siguien-
te: la papila óptica, los vasos sanguíneos retinianos, la retina y la mácula lútea.
La papila óptica se localiza al enfocar a unos 15° fuera de la línea de visión central del
paciente. Tiene forma redondeada, de color blanco-amarillento-rosado, más pálido y brillan-
te que el resto del fondo de ojo y está separada de las partes adyacentes por un borde bien
preciso. El centro de la papila presenta una depresión en forma de embudo llamada exca-
vación fisiológica, formada por la separación de las fibras nerviosas ópticas.
La arteria central del nervio óptico emerge del centro de la papila y una vena central se
introduce en ella. Las arterias retinianas se diferencian de las venas porque su calibre es
menor, su color es menos oscuro, su trayecto es más rectilíneo, presentan un reflejo brillan-
te en su curso y tienen pulso.
La retina es de por sí transparente. El color rojo-amarillento del fondo del ojo se debe
a los vasos coroideos y es modificado por la capa de epitelio pigmentoso de la retina y por
el pigmento coroideo. Este aspecto es normal y más aparente mientras más melanina con-
tenga la capa pigmentada.
La mácula lútea está situada en dirección temporal, a dos diámetros de la papila óptica.
Se reconoce por tener un color más oscuro que el resto del fondo y por estar desprovista de
vasos sanguíneos; se encuentra en el centro de la retina rodeada por un halo resplandeciente. 
Si se sospechan opacidades en el vítreo o el cristalino, observe estas estructuras, las
cuales por lo regular son transparentes, al girar de manera progresiva el disco de la lente
hasta cerca de la dioptría +10 o +12. Repita las mismas maniobras para el otro ojo.
Examen del campo visual por confrontación 
El espacio o campo visual está constituido por las partes del plano frontal que abarca una per-
sona con la mirada; más claro, al ver al frente, imagine una sábana blanca situada a 30cm de
distancia de sus ojos, lo que se alcanza a ver hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo sin mover
los ojos que miran con exactitud hacia el frente, al centro de la sábana; ése es el campo visual.
Una manera práctica de examinarlo es mediante la campimetría por confrontación,
que consiste en comparar el campo visual del paciente con el del médico, como se des-
cribe a continuación.
Colóquese frente a frente con el paciente a una distancia de 50 a 70cm. Solicítele cubrir
su ojo izquierdo con la palma de la mano de ese mismo lado, sin hacer presión sobre él, en
tanto usted cierra los párpados de su ojo derecho. Ordénele que con su ojo derecho mire de
manera fija el ojo izquierdo suyo y acto seguido usted hace penetrar desde la periferia y en un
plano equidistante de forma sucesiva en los meridianos horizontal y vertical y en medio de
cada una de los cuatro cuadrantes, un objeto cualquierao sus dedos en movimiento. Pida al
paciente le indique en qué momento percibe movimiento, qué objeto es, qué color y forma
tiene y, por último, que lo tome con su mano. Repita las mismas maniobras con el otro ojo.
Si el paciente no coopera, se puede recurrir al método de la amenaza: el examinador
aproxima su mano con rapidez desde la periferia del campo visual del paciente hacia el
ojo para provocar la oclusión palpebral refleja.
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Pares craneales 11
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Examen de las funciones visuales
Las funciones visuales nos permiten captar las características de los objetos que estimu-
lan la retina. Además del campo visual, tenemos la visión de: el grado de luminosidad, la
agudeza visual, los colores, la forma o figura de los objetos, el tamaño de los objetos, del
movimiento, así como de profundidad a la que están situados los objetos y la lectura.
El grado de luminosidad se refiere a la cantidad de luz que existe en el espacio visual.
Mientras mayor sea ésta hasta un límite dado, habrá una mejor visión de lo objetos que
van a mostrarse en el campo visual. Para explorar esta función, interrogue al paciente ¿En
qué parte de este consultorio hay más luz? Compare su apreciación con la de usted.
Por agudeza visual entendemos la capacidad discriminatoria que tiene la corteza
cerebral visual para diferenciar los estímulos que recibe la retina. Para explorarla, ordene
al paciente que cubra con la palma de su mano uno de sus ojos; muestre dedos a diferen-
tes distancias e indíquele que los cuente en voz alta ¿Cuantos dedos le muestro?
Pregúntele ¿Se ven bien, claros o están borrosos? Luego examine el otro ojo. La agudeza
visual también se puede explorar con los cuadros de Snellen y con optotipos.
Los colores son una propiedad de los objetos. La visión de éstos depende de la captación
por los conos de la retina y la interpretación por la corteza cerebral del lóbulo occipital. Para
examinar la visión de los colores muéstrele al paciente tarjetas u objetos que contengan blan-
co, rojo, azul, amarillo, verde, anaranjado, violeta y negro en la tonalidad brillante así como
varios tonos de un mismo color y dígale que los identifique. Para que la persona examinada
responda de manera adecuada, debe conocer el nombre de esos colores.
El sentido de la vista es capaz de captar la figura o forma de los objetos, tanto en dos
como en tres dimensiones. Para explorar la visión de la forma de los objetos, asegúrese de que
existe una buena iluminación en el consultorio; muestre al paciente dibujos en blanco y negro
correspondientes a una casa, un árbol, el rostro de un persona; en seguida muéstrele figuras,
dibujos en movimiento: un perro detrás de una liebre, un niño en su columpio, un avión en
pleno vuelo; y luego utilice objetos con tres dimensiones, una naranja, un peine, un cuaderno,
un dado, una pila, entre otros y pregúntele ¿qué es esto?, ¿qué forma tiene?, ¿la ve nítida?
El tamaño de los objetos es captado por la visión y por el tacto. Para este examen y con
fines de comparación se utiliza como medida el tamaño de la mano y de los dedos del pacien-
te. Muéstrele un lápiz, un cuaderno, una moneda de un peso, una naranja, entre otros. Pídale
que indique las dimensiones de largo, ancho y espesor de los objetos mostrados.
La retina capta el movimiento de los objetos y lo envía a la corteza cerebral del lóbu-
lo occipital donde se registra, integra e interpreta. Para explorar esta función visual mueva
delante del paciente un objeto hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, aléjelo, acérque-
lo y haga un círculo en el aire. Pida al paciente le indique hacia dónde se movió el obje-
to o hacia dónde lo hizo, además de que imite dicho movimiento.
La visión de la profundidad o distancia a la que están situados varios objetos depen-
de sobre todo de la visión binocular, lo cual resulta en la especie humana de la situación
de los ojos que miran al frente. Para explorar esta función visual, colóquese frente al
paciente; sitúe sus manos con el dedo índice extendido en sentido vertical y muévalos en
el eje antero-posterior para después dejarlos quietos y pregunte al paciente: ¿Cuál de mis
dedos está más cerca de usted? Repita la maniobra y deje por último los dedos en distan-
cias diferentes y pregunte ¿cuál de mis dedos está más cerca de usted? Repita la manio-
bra, deje los dedos en distancias diferentes y pregunte ¿Cuál de mis dedos está más lejos
de usted? Ahora, cuelgue un anillo de un cordel y sitúelo delante del paciente con los ori-
ficios del anillo hacia la derecha y hacia la izquierda. Indique al paciente que introduzca
un lápiz en el anillo. Estas maniobras se realizan con facilidad si funcionan con normali-
dad las vías visuales de ambos ojos. En seguida indique al paciente que se cubra un ojo
con la palma de su mano, repita todas las maniobras. Observará que éste no puede hacer-
las y falla, pues no lleva a cabo la visión binocular.
12 Manual de exploración neurológica y funciones cerebrales superiores
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Para explorar la lectura, pida al paciente que lea algún fragmento escrito y exprese su
significado. Repita la operación para cada ojo por separado.
NORMALIDAD
Significa que los receptores, la vía visual y sus centros de integración se encuentran intactos.
• Fondo del ojo. Los componentes del globo ocular son transparentes a la luz; la papila
óptica se encuentra bien delimitada, de color amarillento; las arterias retinianas son
más delgadas, brillantes y rectas que las venas; la superficie retiniana es de color rojo-
amarillento homogéneo.
• Campimetría. La persona percibe un objeto mostrado en los diversos cuadrantes del
campo visual.
• Funciones visuales. La persona percibe grados diferenciados de luminosidad, cuenta
dedos a 5m de distancia, percibe y diferencia los colores, capta la forma y tamaño de
los objetos, el movimiento y lo describe, así como las diversas distancias a que están
situados los objetos; asimismo puede leer.
PRINCIPALES ALTERACIONES Y PADECIMIENTOS 
• Fondo de ojo. La ausencia de la incandescencia refleja sugiere opacidad del cristalino
que se presenta en la catarata, o bien, la presencia de un cisticerco en el humor vítreo. 
El edema papilar se reconoce porque se borran los bordes de la papila, desaparece la
excavación central, hinchazón e hiperemia de aquélla; se acompaña de tortuosidad
venosa, hemorragias y exudados discretos alrededor de la papila; constituye un signo
de hipertensión endocraneana y se presenta en traumatismo craneoencefálico, neopla-
sias (meningiomas, astrocitomas, macroadenoma hipofisiario, entre otras), hematomas
y cisticercosis cerebrales. 
La atrofia óptica se caracteriza por cambio de color de la papila, tornándose blanco-naca-
rado; desaparecen los vasos sanguíneos de la papila. Se presenta a consecuencia del edema
papilar crónico, neuritis óptica y tumores del nervio óptico de mucho tiempo de evolución. 
En la retinopatía por arterioesclerosis existen cambios vasculares y retinianos. Los
vasos sanguíneos son tortuosos; las arterias ofrecen el aspecto de hilos de “cobre” o
“hilos de plata”, existen cruces arteriovenosos, se aprecian hemorragias retinianas en
forma de “flama” y exudados en la periferia y zona macular. Este tipo de retinopatía es
frecuente en el paciente diabético e hipertenso arterial.
• Campimetría. Los escotomas son espacios ciegos o lagunas en el campo visual; la
lesión está localizada en la retina pudiendo ser de origen vascular o inflamatorio.
Ceguera o amaurosis de un ojo. Se origina por la lesión total del nervio óptico debida
a neuritis óptica, traumatismo craneoencefálico, neoplasias del piso anterior de la base
del cráneo, entre otras.
Ceguera de un ojo y la hemianopsia del campo temporal de otro. Su etiología es una
lesión del nervio óptico a nivel de su terminación en elquiasma, debido a traumatis-
mo cráneo encefálico, macroadenoma hipofisiario o cisticercosis subaracnoidea de la
base del cráneo.
Hemianopsia bitemporal. Se caracteriza porque el enfermo pierde la visión de los
campos temporales y sólo puede ver hacia el centro del frente. La lesión está situada
en el quiasma óptico y puede ser producida por neoplasias como el craneofaringeoma,
macroadenoma hipofisiario o cisticercosis subaracnoidea en la base del cráneo.
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Hemianopsia homónima lateral con ataque a la visión central. Pérdida de la visión de
la mitad del campo visual; ya sea a la derecha o la izquierda; la lesión se localiza en la
cintilla óptica del lado opuesto. Se presenta en neoplasias y cisticercosis del lóbulo
temporal.
Cuadrantopsia homónima superior sin ataque a la visión central. Se caracteriza por-
que el paciente pierde la visión en los cuadrantes superiores del mismo lado; la lesión
se localiza en las fibras genículo- calcarinas que forman el asa de Meyer del lado opues-
to al defecto visual. Se presenta en traumatismos encefálicos o neoplasias que destru-
yen el extremo anterior del lóbulo temporal.
Cuadrantopsia inferior izquierda. El paciente pierde la visión abajo y a la izquierda con 
ambos ojos, la lesión está localizada en el labio superior de la cisura calcarina del lado derecho.
Hemianopsia homónima con respeto de la visión central. Se debe a la lesión total de
los labios de la cisura calcarina del lado opuesto; se presenta en neoplasias o padeci-
mientos vasculares del lóbulo occipital.
Ceguera o amaurosis bilateral. Puede deberse a lesión de ambos lóbulos occipitales, debi-
do a neoplasias extensas o traumatismo craneoencefálico.
• Funciones visuales. En la visión borrosa o la ceguera, el paciente tiene dificultad o
imposibilidad para realizar las funciones visuales; la lesión puede estar situada tanto en
los medios transparentes del globo ocular como en la catarata; en el diámetro antero-
posterior del globo ocular como en la miopía o en la presbicia; en la retina como en la
retinopatía arterioesclerótica del hipertenso o el diabético; en las vías visuales o el
lóbulo occipital, debido a traumatismos craneoencefálicos, neoplasias encefálicas,
padecimientos vasculares u otras causas.
Incapacidad para la visión de los colores. Se presenta en lesiones amplias de los lóbulos
occipitales y se presenta en sobrevivientes de intoxicación por monóxido de carbono.
Los pacientes ciegos de un ojo no pueden realizar la visión binocular por lo que no
realizan de manera adecuada la visión de la profundidad o distancia a la que están
situados varios objetos.
PARES CRANEALES OCULOMOTORES
III PAR: NERVIO MOTOR OCULAR COMÚN
IV PAR: NERVIO PATÉTICO O TROCLEAR
VI PAR: NERVIO MOTOR OCULAR EXTERNO O ABDUCTOR
Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, 
no procuran la transmisión de esos conocimientos.
Miguel de Unamuno.
DEFINICIÓN
Estos pares craneales son de tipo eferente o motor. Reciben el nombre de nervios oculo-
motores ya que son responsables de la movilidad intrínseca y extrínseca del ojo; por tal
motivo se estudian juntos. La primera, permite a la pupila y al cristalino adaptarse para
enfocar lo que se desea ver, mientras que con la segunda los globos oculares pueden ser
rotados dentro de las órbitas para dirigir la mirada hacia el frente, hacia arriba, abajo, a los
lados y en forma diagonal para ubicar el objeto que se desea ver.
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FUNDAMENTO MORFOFISIOLÓGICO
El núcleo del III par craneal está situado en el casquete del mesencéfalo, ventral y lateral
al acueducto cerebral, en la cara dorsal del fascículo longitudinal medio y a nivel de un
corte transversal que pasa por los tubérculos cuadrigéminos superiores.
El núcleo del III par craneal posee dos tipos de células nerviosas: 
• Las neuronas motoras somáticas constituyen la mayor parte del núcleo. Se agrupan en
los subnúcleos lateral y central; del primero depende la inervación de los músculos
extrínsecos del globo ocular: el elevador del párpado superior, recto superior, recto
medial, oblicuo inferior y recto inferior. El segundo, central o de Perlia, es único y está
situado entre los dos laterales; se denomina también núcleo de la convergencia, recibe
sus estímulos de la vía piramidal, envía impulsos nerviosos de manera simétrica y
armónica a los subnúcleos que inervan los músculos rectos médiales, por lo que hace
converger los ojos hacia la línea media.
• Neuronas motoras vegetativas parasimpáticas. Se agrupan y constituyen los subnúcleos de
Edinger-Westphal y anteromediano; ambos reciben impulsos del hipotálamo e inervan a
través del ganglio oftálmico; el primero hacia el músculo acomodador del cristalino, mien-
tras que el segundo lo hace en dirección del esfínter o constrictor de la pupila (figura 4-5).
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Figura 4-5. Nervios oculomotores. 
M. constrictor de la pupila
M. acomodador del cristalino
M. elevador del párpado
M. recto superior
M. oblicuo superior
III par
Mesencefalo
IV par
VI par
Protuberancia
M. recto lateral
M. recto inferiorM. oblicuo inferior
Por otra parte, la inervación simpática del músculo acomodador del cristalino y del mús-
culo constrictor de la pupila depende del hipotálamo, a través del fascículo hipotálamo-
espinal, proviene del asta lateral de la médula espinal en los segmentos cervical 8o. y dor-
sales 1o. y 2o. a través del ganglio cervical superior.
La estimulación parasimpática sobre la pupila provoca miosis o pupila pequeña, en
tanto la simpática produce midriasis o dilatación pupilar.
El núcleo del IV par craneal o patético, está situado en el casquete del mesencéfalo,
ventral y lateral al acueducto cerebral, con nivel de un corte transversal que pasa a la altu-
ra de los tubérculos cuadrigéminos inferiores, en la extremidad caudal del núcleo del III
par y descansa en el fascículo longitudinal medio. Está constituido por neuronas motoras
somáticas, que envían sus axones hacia la cara dorsal del tallo cerebral y se cruzan para
emerger como los pares craneales de menor calibre. El nervio patético inerva al músculo
oblicuo superior del globo ocular; en la visión binocular tiene por función dirigir el globo
ocular hacia abajo y adentro (figura 4-5).
El núcleo del VI par craneal está situado en la protuberancia, a los lados de la línea
media en el piso del IV ventrículo. Este nervio craneal inerva al músculo recto lateral o
abductor y lleva el globo ocular de manera lateral (figura 4-5).
Por delante y por fuera del núcleo del VI par se encuentra situado el núcleo Van
Gehuchten, también llamado paraabducens o accesorio del VI par. Es activado por fibras pro-
venientes de la vía piramidal y desvía la mirada hacia los lados sobre el plano horizontal. El
derecho dirige el eje de la mirada hacia ese lado y a su vez el núcleo izquierdo hacia esa direc-
ción; lleva a cabo dicha función a través de las fibras nerviosas que envía al núcleo del VI par
del mismo lado y al núcleo del III par del lado opuesto a través del fascículo longitudinal
medio. Las fibras del fascículo piramidal que termina en el núcleo de Van Gehuchten se
denominan fibras oculógiras y nacen en el extremo posterior de la 2a. circunvolución fron-
tal del lado opuesto (zona 8 de Brodmann en la figura 9-4). De este modo, la 2a. circunvo-
lución frontal izquierda rige al núcleo parabducens del lado derecho, que al ser activado des-
vía los ojos hacia este lado; asimismo, la 2a. circunvolución frontal derecha, al activarlo del
lado izquierdo, desvía el eje de la mirada hacia esa posición (figura4-6).
El núcleo del VI par establece conexiones intimas con los núcleos del IV y del III
pares a través del fascículo longitudinal medio, conexión indispensable para la ejecución
de los movimientos binoculares armónicos.
Cuando se desvían los ojos hacia la derecha, ya sea de manera voluntaria o refleja, el
núcleo del VI par derecho y el del III par izquierdo son activados y, a su vez, el núcleo
del VI par izquierdo y el del III par derecho son asiento de fenómeno inhibitorios, sin los
cuales sería imposible la desviación binocular (figura 4-7).
Los núcleos de los nervios oculomotores están sometidos a los controles reflejo, ins-
tintivo y voluntario, de manera respectiva.
• Reflejos oculares. Los reflejos a la luz, el consensual, a la convergencia y a la acomo-
dación ocular van a actuar sobre las pupilas y el músculo acomodador del cristalino.
El reflejo a la luz tiene como una rama aferente o sensitiva al nervio óptico, que es estimu-
lado al iluminar la retina con una luz potente, los impulsos sensitivos viajan por las vía
visual hasta el núcleo pretectal situado en el dorso del mesencéfalo donde hacen su pri-
mera sinapsis; de aquí parte una nueva fibra que va al subnúcleo anteromediano del III
par craneal del mismo lado y del lado opuesto; del núcleo del mismo lado parten fibras
motoras vegetativas parasimpáticas que caminan con el III par hacia el ganglio oftálmico
donde hacen relevo y de aquí parten nuevas fibras que a través de los nervios ciliares cor-
tos posteriores terminan en el esfínter de la pupila, la contraen y provocan miosis.
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El reflejo consensual posee la misma rama aferente que el reflejo a la luz, pero la
rama eferente nace en el subnúcleo anteromediano del III par del lado opuesto; por lo
tanto en este reflejo la miosis se presenta en la pupila que no se iluminó.
En el reflejo a la convergencia de los globos oculares, la rama aferente nace en el
espesor de los músculos rectos mediales del globo ocular que envían sus impulsos a tra-
vés del V par a su núcleo mesencéfalico situado al lado del acueducto cerebral.
Este núcleo envía sus fibras a los subnúcleos anteromediano y de Edinger-Westphal,
que al descargar sus impulsos a través del III par originan miosis bilateral y mayor conve-
xidad de ambos cristalinos.
El reflejo a la acomodación del cristalino posee como rama aferente las fibras visua-
les que corren a través del nervio óptico, el quiasma y la cintilla óptica que termina en el
cuerpo geniculado lateral, de donde parten nuevas fibras a la cara medial del lóbulo occi-
pital del cerebro, zona 17 de Brodmann (figuras 4-4 y 9-4), para que nazcan nuevas fibras
que van a la cara lateral de este lóbulo, zonas 18 y 19 de Brodmann, ahí desciende la res-
puesta por fibras que terminan en el subnúcleo de Edinger-Westphal, y parten fibras
vegetativas parasimpáticas que a través del III par pasan al ganglio oftálmico, de éste par-
ten fibras posganglionares al músculo acomodador del cristalino y producen mayor con-
vexidad, así como al músculo esfínter de la pupila, por lo cual produce miosis.
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Figura 4-6. Interrelación de los oculomotores. 
Nucleo de Cajal
Área oculógira
Area
visual
Nucleo III par
Fasciculo
longitudinal
medial
III par
IV par
Nucleo
IV par
Nucleo VI par
Nucleos
vestibulares
VI par
Nucleo accesorio VI par
TÉCNICA EXPLORATORIA
Para valorar el funcionamiento de los pares craneales oculomotores se exploran los
siguientes aspectos: las aberturas palpebrales de los ojos, las pupilas con los reflejos ocu-
lares y la movilidad de los globos oculares.
Colóquese frente al paciente, coloque una lámpara frente a él y pídale que la mire.
Observe las aberturas palpebrales y el tamaño de las órbitas oculares. Ordénele cerrar y
abrir los párpados, revise la simetría y amplitud de las aberturas palpebrales. Ahora, obser-
ve la ubicación, la forma, el tamaño y la simetría de las pupilas del paciente.
Para explorar el reflejo a la luz o fotomotor o luminoso directo, ordene al paciente
que vea al frente y con una lámpara de luz brillante ilumine, por separado, la pupila de
cada ojo y cheque la respuesta pupilar.
Para explorar el reflejo consensual o luminoso indirecto, ilumine la pupila de un ojo,
procure que la luz no llegue al lado contrario y observe la respuesta en la pupila del lado
opuesto. Realice las mismas maniobras en el otro ojo.
Para explorar el reflejo a la convergencia de los globos oculares, coloque su dedo índice
a un metro de distancia del paciente. Pídale que vea la punta de éste mientras usted observa
la posición de sus globos oculares y el tamaño del las pupilas. Ahora acerque el dedo de
manera lenta hacia la nariz del paciente, ordénele que lo siga sin dejar de verlo y observe que
los globos oculares convergen hacia la línea media y las pupilas se hacen pequeñas.
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Figura 4-7. Movilidad binocular armónica. 
Tuberculo cuadrigemino superior 
Impulsos oculogiros
del lado izquierdo
Núcleo III par
Mesencéfalo
Protuberancia
III par
AducciónAbducción
M. recto
lateral
M. recto
medial
VI par
Núcleo VI par
Núcleo accesorio 
 VI par
Fasciculo longitudinal 
 medio
Para explorar el reflejo a la acomodación de los globos oculares o motor, solicite al
paciente que vea un objeto situado al frente a varios metros de distancia como una casa, un
árbol, entre otros. Revise la posición de sus globos oculares y el tamaño de las pupilas. Ahora,
coloque usted su dedo índice a unos centímetros frente al paciente y ordénele que lo mire.
Observe que los globos oculares se acomodan y el tamaño pupilar disminuye.
Para explorar la movilidad voluntaria de los globos oculares, coloque una lámpara encen-
dida con poca intensidad a 50cm del paciente. Pídale que la mire y que, sin mover la cabe-
za, siga con su mirada la luz de la lámpara y diga si en algún momento la ve doble. Ahora
lleve la lámpara en el eje vertical, hacia arriba y hacia abajo; en el eje horizontal, a la derecha
y a la izquierda para terminar hacia abajo y afuera de un lado y del otro. Observe los movi-
mientos conjugados o paralelos de los globos oculares, su relación con las aberturas palpebra-
les y la amplitud del movimiento de un globo ocular en relación con el otro.
NORMALIDAD
Significa que las vías aferentes a los núcleos oculomotores y estos mismos, así como el fas-
cículo longitudinal medio, los nervios eferentes, los músculos intrínsecos y extrínsecos
oculomotores están intactos.
Las aberturas palpebrales y el tamaño de las órbitas oculares son simétricas. Las pupi-
las son centrales, redondeadas, aparecen del mismo tamaño (isocóricas). En el reflejo foto-
motor aparece miosis en la pupila iluminada; en el consensual se presenta en la pupila del
lado opuesto al mismo tiempo que en la pupila iluminada; en el reflejo a la convergencia
de los globos oculares, éstos convergen y se produce miosis bilateral; por último, en el
reflejo a la acomodación hay un ajuste de la posición de los globos oculares y además se
presenta midriasis con la mirada a lo lejos y miosis con la mirada a lo cerca. En la movi-
lidad ocular, se realizan movimientos conjugados y simétricos de los globos oculares hacia
arriba, hacia abajo, a la derecha, a la izquierda, hacia abajo y afuera.
PRINCIPALES ALTERACIONES Y PADECIMIENTOS
Parálisis ocular u oftalmoplejia. Se debe a la lesión de los pares craneales oculomotores
ya sea en la zona de sus núcleos o en el trayecto de su tronco nervioso, lo que produce
incapacidad de losmúsculos extrínsecos e intrínsecos del globo ocular; en este caso el
paciente no puede mover el ojo en ninguna dirección.
Oftalmoplejia externa. Se presenta cuando sólo están afectados los músculos extrínse-
cos del globo ocular. Si ésta se debe a lesión del III par, el paciente presenta caída de pár-
pado o ptosis palpebral del ojo afectado, el globo ocular está desviado de manera lateral, no
puede llevar el globo ocular hacia arriba, hacia abajo ni en forma medial, tampoco puede
realizar la convergencia de ese globo ocular, aunque puede llevarlo hacia abajo y afuera o
de forma lateral, el IV y VI pares están respetados. Cuando la oftalmoplejia externa se debe
a lesión del IV par existe incapacidad de llevar el globo ocular hacia abajo y adentro; ade-
más, el paciente presenta diplopía y vértigo al bajar escaleras. Cuando la etiología es lesión
del VI par, el globo ocular está desviado en medial y existe incapacidad para desviar ese
globo ocular a los lados.
Estrabismo. Es la desviación anormal de los globos oculares. Cuando alguno se desvía en
forma anormal hacia la línea media se habla de estrabismo convergente y se debe a lesión del
VI par. Si el globo ocular presenta una desviación anormal en forma lateral se habla de estra-
bismo divergente y se debe a lesión del III par. Cuando el paciente tiene estrabismo pierde
la visión binocular y al mostrarle un objeto lo ve doble, alteración denominada diplopia.
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Oftalmoplejia interna. Se manifiesta por la dilatación o midriasis pupilar, así como
pérdida de los reflejos pupilares. Se debe a una lesión de los subnúcleos de Edinger-
Westphal y anteromediano o de sus fibras, de los que depende la inervación parasimpáti-
ca que viaja por el III par a la musculatura intrínseca de los ojos.
Las oftalmoplejias pueden estar aisladas, acompañadas de manifestaciones de lesión de
otros pares craneales, o bien, acompañadas de trastornos paralíticos de las extremidades del
lado opuesto, de acuerdo con el tipo y extensión de los padecimientos que les da origen.
Con el nombre de crisis oculogiras se designa la desviación conjugada de ambos ojos
hacia el lado derecho o izquierdo pero en especial hacia arriba, esto se debe a lesión de
la corteza cerebral de la 2a. circunvolución frontal o sus fibras oculogiras que descienden
por la vía piramidal al núcleo paraabducens del lado opuesto al de las crisis oculogiras; en
este caso “el enfermo mira al lado de la lesión”.
Los padecimientos neurológicos que afectan con mayor frecuencia a los pares crane-
ales oculomotores son las meningovasculitis y las meningoencefalitis de diversa etiología,
los traumatismos craneoencefálicos, las neoplasias de la hipófisis, los craneofaringiomas,
los meningiomas, neoplasias de la glándula pineal, la cisticercosis cerebral, los trastornos
vasculares del encéfalo, la farmacodependencia y la miastenia grave.
V PAR: NERVIO CRANEAL TRIGÉMINO
Si el alumno no supera al maestro:
ni es bueno el alumno, ni es bueno el maestro.
Proverbio chino
DEFINICIÓN
Este nervio craneal es de tipo mixto; es decir, tiene una porción aferente o sensitiva y otra
eferente o motora; es el más voluminoso de los pares craneales. La porción aferente reco-
ge la sensibilidad de la cara y sus cavidades, la lleva al tallo cerebral, de donde parten nue-
vas fibras cruzadas que se unen al fascículo espino-tálamo-cortical, yendo hacia el tálamo
óptico del lado opuesto y por último, de aquí hacia el área somestésica de la corteza cere-
bral del lóbulo parietal (figuras 4-8, 4-9 y zonas 3, 1 y 2 de Brodmann en la figura 9-4).
La porción eferente se origina en el núcleo motor del trigémino situado con nivel a la pro-
tuberancia e inerva a los músculos masticadores, al músculo del martillo, al periestafilino
externo, al vientre anterior del digástrico y al milohioideo (figura 4-10).
FUNDAMENTO MORFOFISIOLÓGICO
En la mitad anterior del cráneo, la cara y sus cavidades se encuentran receptores sensitivos al
tacto, a la temperatura, al dolor, al estiramiento muscular, al sentido de posición de los múscu-
los masticadores y de los músculos extrínsecos del globo ocular, y a la presión de los alvéolos
dentarios. Los impulsos sensitivos que aquí se originan llegan al tallo cerebral a través del ner-
vio trigémino en su porción sensitiva, la cual se organiza en tres ramas: la oftálmica conduce
los impulsos sensitivos que provienen de la mitad anterior del cráneo, la frente, las cavidades
orbitarias y el globo ocular, las sienes, el dorso de la nariz, parte de la mucosa nasal, los senos
frontales y parte de las meninges. La maxilar superior conduce los impulsos sensitivos origi-
nados en el labio superior, la zona infraorbitaria, los carrillos, los dientes de la arcada supe-
rior, el paladar óseo, los senos maxilares y parte de la mucosa nasal. 
En tanto la rama maxilar inferior o mandibular conduce los impulsos sensitivos de la
mandíbula, el labio inferior, la mucosa bucal, dos tercios anteriores de la lengua, los dien-
tes de la arcada inferior, el conducto auditivo externo y parte de las meninges. Las tres
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Figura 4-8. Territorio del nervio trigémino. 
Rama oftálmica
Rama maxilar
Rama mandibular
Ganglio de Gasser
Figura 4-9. Vía del dolor y la temperatura de la cara.
Tálamo
Formación reticular
Núcleo sensitivo
 del trigémino
Subnúcleo caudal
Ramas del trigémino
Ganglio de Gasser
Fascículo espino-
 talamo-cortical
Área somestésica
 para la cara
ramas convergen en el ganglio de Gasser de donde se dirigen por un solo tronco para
penetrar al tallo cerebral por la parte ventral de la protuberancia, para distribuirse en el
núcleo sensitivo del trigémino (figura 4-8).
El núcleo sensitivo del trigémino comprende tres porciones, que en sentido caudocefá-
lico son: una porción llamada bulbar, se sitúa en el bulbo raquídeo y hasta el primer segmen-
to cervical de la médula espinal; una porción protuberancial llamada núcleo sensitivo princi-
pal del trigémino, situado en el casquete de la protuberancia; y una porción nesencefálica lla-
mada núcleo propioceptivo del trigémino, situado a los lados del acueducto cerebral.
La porción bulbar del núcleo sensitivo del trigémino, a su vez, se subdivide en tres
subnúcleos que son: El caudal, el interpolar y el oral. El primero se extiende desde la
parte superior de la médula espinal hasta el ángulo inferior del IV ventrículo; recibe las
fibras sensitivas provenientes de la cara y sus cavidades con impulsos dolorosos, calor y
frío extremos (figura 4-9). El interpolar se extiende desde el límite superior del subnú-
cleo caudal hasta el tercio superior de la oliva bulbar; recibe la sensibilidad táctil gruesa
y la sensibilidad térmica intermedia. El subnúcleo oral va desde el extremo superior del
subnúcleo interpolar hasta el casquete de la protuberancia, donde se continúa con el
núcleo sensitivo principal del trigémino; tanto éste como el subnúcleo oral reciben la sen-
sibilidad táctil fina o discriminativa.
El núcleo mesencefálico o propioceptivo del trigémino recibe las fibras sensitivas que
transmiten el sentido de posición de los músculos masticadores y de los extrínsecos del
globo ocular, así como la sensibilidad a la presión originada en los alvéolos dentarios
durante la masticación.
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Figura 4-10. Vía motora para la masticación. 
Corteza motora
para la cabeza
Núcleo

Otros materiales