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Bullying, ciberbulling, grooming_9789878321059

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BULLYING,	CIBERBULLYING,	GROOMING	Y
SEXTING
GUÍA	DE	PREVENCIÓN
María	Cecilia	López
María	Beatriz	Müller
Bullying,	ciberbullying,	grooming	y	sexting.	Guía	de	prevención
María	Cecilia	López;	María	Beatriz	Müller
ISBN:	978-987-8321-05-9
Arte	de	tapa:	Facundo	Belgradi
Diagramación:	Mariana	Cravenna
Corrección:	Silvina	Crosetti
López,	María	Cecilia
Bullying,	ciberbullying,	grooming	y	sexting	:	guía	de	prevención	/	María	Cecilia	López	;	María	Beatriz	Müller.	-	1a	ed	.	-	Ituzaingó
:	Maipue,	2019.
Libro	digital,	EPUB	-	(Niñez	y	adolescencia)
Archivo	Digital:	descarga
ISBN	978-987-8321-05-9
1.	Bullying.	I.	Müller,	María	Beatriz.	II.	Título.
CDD	302.343
©	Editorial	Maipue,	2019
Tel/Fax:	54	(011)	4624-9370	/	4458-0259	/	4623-6226
Zufriategui	1153	(1714)	–	Ituzaingó
Pcia.	de	Buenos	Aires	–	República	Argentina
Contacto:	promocion@maipue.com.ar	/	ventas@maipue.com.ar
www.maipue.com.ar
Facebook:	Editorial	Maipue
Queda	hecho	el	depósito	que	establece	la	Ley	11.723.
Libro	de	edición	argentina.
No	se	permite	la	reproducción	parcial	o	total,	el	almacenamiento,	el	alquiler,	la	transmisión	o	la	transformación	de	este	libro,	en	cualquier	forma	o	por	otro	cualquier	medio,	sea	electrónico	o
mecánico,	mediante	fotocopias,	digitalización	u	otros	métodos,	sin	el	consentimiento	previo	y	escrito	del	editor.	Su	infracción	está	penada	por	las	leyes	11.723	y	25.446.
Índice
Prólogo	I
Prólogo	II
Introducción
PRIMERA	PARTE
Guía	teórica
Capítulo	1.	Bullying
Etimología
Definición
Diferencia	entre	el	bullying	y	la	violencia	escolar
Mitos
Características
Fases
Clasificación
Otras	definiciones
Participantes
Lugares	donde	ocurre
Aula
Patio
Campo	de	deportes
Fiestas
Causas	del	bullying
Entorno	escolar
Familia
Medios	de	comunicación
Entorno	social
Capítulo	2.	Ciberbullying
Definición
Etimología
Características
Fases
Contacto	físico
Contacto	tecnológico
Clasificación
Participantes
Indicadores	psicológicos
Lugares
Capítulo	3.	Grooming
Etimología
Definición
Diferencia	con	el	ciberbullying
Diferencia	con	la	pederastia
Características
Fases
Participantes
Lugares
Capítulo	4.	Sexting
Definición
Etimología
Fases
Participantes
Pedofilia	-	pederastia
Pornografía	infantil
Lugares
Los	UPD
Colegio
Casa
SEGUNDA	PARTE
Guía	práctica	de	prevención
Capítulo	1.	Prevención
Definición
Prevención	primaria
Prevención	secundaria
Prevención	terciaria
Prevención	cuaternaria
Factores	de	riesgo
Protocolo	antibulling
Capítulo	2.	La	prevención	desde	la	familia
Lo	que	no	hay	que	hacer
Lo	que	hay	que	hacer
Taller	para	padres
Actividades	para	reflexionar
Actividades	para	reflexionar
Capítulo	3.	La	prevención	desde	el	colegio
Lo	que	los	chicos	deben	saber
Cómo	deben	actuar	los	docentes
Talleres	para	el	aula
Taller	sobre	la	amistad
Taller	sobre	el	trabajo	en	equipo
Taller	sobre	la	comunicación
Taller	de	prevención	del	bullying	en	el	aula
Taller	de	prevención	del	ciberbullying	en	el	aula
Taller	de	prevención	del	grooming	en	el	aula
Taller	de	prevención	del	sexting	en	el	aula
Capítulo	4.	La	prevención	desde	la	psicoterapia
Trabajar	sobre	las	habilidades	conductuales
Trabajar	sobre	las	habilidades	emocionales
Conclusiones
Anexo	1.	Ayuda	informática
Control	parental
Anexo	2.	Leyes
Normativa	internacional
Legislación	nacional
Legislación	de	las	provincias	argentinas
Buenos	Aires
Ciudad	Autónoma	de	Buenos	Aires
Catamarca
Chaco
Chubut
Córdoba
Corrientes
Formosa
Entre	Ríos
Jujuy
La	Pampa
La	Rioja
Mendoza
Misiones
Neuquén
Río	Negro
Salta
San	Juan
San	Luis
Santa	Cruz
Santa	Fe
Santiago	del	Estero
Tucumán
Tierra	del	Fuego
Legislación	en	Latinoamérica
Características	por	país
Anexo	3.	Contactos	de	interés
Organismos	nacionales
Ministerio	de	Educación	de	la	Nación
Denuncias	de	grooming	en	todo	el	país
Denuncias	de	sexting
Poder	Judicial	de	la	Nación
Procuración	General	de	la	Nación.	Ministerio	Público	Fiscal
Ministerio	de	Desarrollo	Social	de	la	Nación
Ministerio	de	Justicia	y	Derechos	Humanos	de	la	Nación
Ministerio	de	Seguridad	de	la	Nación
Organismos	del	Gobierno	de	la	Ciudad	Autónoma	de	Buenos	Aires
Subsecretaría	de	Derechos	Humanos
Procuración	del	Gobierno	de	la	Ciudad	de	Buenos	Aires
Poder	Judicial	de	la	Ciudad	de	Buenos	Aires
Ministerio	de	Desarrollo	Social	del	Gobierno	de	CABA
Consejo	de	los	Derechos	de	Niños,	Niñas	y	Adolescentes
Organismos	del	gobierno	de	la	Provincia	de	Buenos	Aires
Ministerio	de	Seguridad	de	la	Provincia	de	Buenos	Aires
Dirección	General	de	Coordinación	de	Políticas	de	Género
Ministerio	de	Justicia	de	la	Provincia	de	Buenos	Aires
Subsecretaría	de	Acceso	a	la	Justicia
Secretaría	de	Derechos	Humanos	de	la	Provincia	de	Buenos	Aires
Poder	Judicial	de	la	Provincia	de	Buenos	Aires
Recursos	legales	no	gubernamentales
Colegio	Público	de	Abogados	de	la	Ciudad	Autónoma	de	Buenos	Aires
Asociación	de	Abogados	de	Buenos	Aires
Patrocinio	jurídico	de	la	Facultad	de	Derecho	de	la	Universidad	de	Belgrano
Fundación	Sur
Asociación	Civil	Amanecer
Recursos	psicológicos	no	gubernamentales
Asociación	de	Psicólogos	de	Buenos	Aires
Centro	Integral	Especializado	en	Niñez	y	Adolescencia	CIENA,	“Feliciano	Manuela”
Fundación	Alicia	Moreau	de	Justo
La	Casa	del	Encuentro
SALUD	ACTIVA	Asociación	Civil
Organizaciones	de	la	sociedad	civil	que	brindan	orientación
Bibliografía
Prólogo	I
¿Hace	 cuánto	 olvidamos	 los	 preciosos	 trabajos	 con	 punzones	 y	 el	 correr	 libre	 jugando	 manchas	 y
escondidas?	En	nuestra	actualidad	se	han	multiplicado	por	decenas	las	escuelas	en	las	que	los	chicos	son
obligados	a	permanecer	sentados	e	inmóviles,	no	solo	en	las	aulas;	también,	en	los	recreos.	Así	son	algunas
de	 las	 nuevas	 normas	 para	 los	 alumnos	 del	 siglo	 XXI,	 al	menos	 en	Buenos	Aires.	 Es	 que,	 si	 juegan	 a	 la
pelota,	saltan	o	sostienen	piedras	de	payana	parecería	que	ya	no	pueden	dejar	de	agredirse.	No	es	que	los
chicos	de	hoy	sean	terribles,	ellos	son	una	nueva	generación	de	“guerreros”,	distinta	a	la	nuestra:	el	mundo
los	desafía	con	millones	de	estímulos,	mercancías	e	inestabilidades	y	lo	único	que	pretenden	es	jugar	a	ser
fuertes,	 evitar	 sufrir	 cualquier	 tipo	 de	 desamparo.	 Ensayando	 roles	 de	 líderes,	 tiranos,	 jueces,	 fiscales,
abogados	defensores	de	pobres	víctimas	y	hasta	de	testigos	mudos	de	las	peores	injusticias,	en	cada	recreo,
los	patios	de	las	escuelas	suelen,	convertirse	en	un	campo	de	batalla,	en	donde	parecerían	cohabitar	una
infinidad	 entremezclada	 de	 grupitos	 sectarios,	 risas	 y	 amistades	 con	 revanchismos,	malestares,	 acosos	 y
todo	 tipo	 de	 violencias;	 sobrevalorando	 el	 poder	 por	 sobre	 el	 altruismo;	 exigiendo,	 protestando	 a	 sus
maestras	 tratados	 de	 paz,	 transformándose	 sin	 proponérselo	 en	 espejos	 de	 aquello	 que	 a	 diario	 les
reflejamos,	de	 todo	 lo	que	 intuyen	 la	 vida	 les	propondrá.	Porque,	 a	pesar	de	que	en	nuestra	 época	haya
habido	 un	 gran	 avance	 en	 cuestiones	 de	 igualdad	 de	 derechos	 humanos,	 desde	 la	 prohibición	 de	 los
punzones,	las	guerras	entre	los	chicos	que	siempre	existieron,	poco	a	poco,	parecerían	haber	ido	mutando
hasta	haber	terminado	por	caracterizarse	como	una	clase	de	guerras	más	frías,	más	del	tipo	psicológicas,
desarrolladas	 mediante	 el	 uso	 de	 acosos	 y	 estrategias,	 guerras	 de	 miradas	 asesinas	 que,	 como	misiles,
prejuzgan	 apuntando	 a	 todo	 aquel	 compañero	 que	 ose	 ser	 diferente.	 Efectivamente,	 en	 los	 ámbitos	 del
aprendizaje	aún	existe	una	superpoblación	de	chicos	con	un	alto	índice	de	discriminación;	y,	aunque	hace
rato	esté	prohibido	burlarse	de	 los	morochos,	 los	no	 tan	 inteligentes,	 los	 altos	 o	gordos,	 las	burlas	 y	 los
desprecios	 están	 a	 la	 orden	 del	 día:	 si	 algún	 chico	 es	 demasiado	 blanco,	 lindo,	 educado,	 estudioso	 o
abanderado	es	muy	probable	que	deba	padecer	persecuciones	a	diario.	Para	mal	de	peores,	a	las	víctimas
les	 suele	 resultar	 muy	 difícil	 romper	 el	 silencio:	 cada	 vez	 que	 logran	 juntar	 valor	 para	 buscar	 ayuda,
quienes	pretendemos	 ayudarlos,	 generalmente,	 insistimos	 en	 convencerlos	 de	que,	 en	 realidad,	 nadie	 ha
estado	haciéndoles	absolutamente	nada,	que	se	lo	han	imaginadotodo,	que	son	demasiado	sensibles	y	que,
lejos	de	ser	odiados,	en	el	fondo	son	los	más	admirados	por	quienes	suelen	hostigarlos.	Minimizar	el	dolor
de	los	chicos	como	un	método	para	apaciguarlos	jamás	ha	dado	buenos	resultados;	a	la	larga	o	a	la	corta,
hace	 que	 terminen	 sintiéndose	 traicionados,	 buscando	 refugiarse	 tras	 los	 muros	 de	 sus	 iPads,	 tablets	 y
teléfonos	 celulares,	 panaceas	 modernas	 para	 calmar	 sus	 malestares,	 método	 efectivo	 si	 los	 hay	 para
pretender	 vengarse	 contra	 aquellos	 que	 supieron	 herirlos.	 No	 es	 casualidad	 que	 en	 la	 actualidad	 nos
encontremos	 frente	 a	 un	 ejército	 de	 niños/as	 y	 adolescentes	 atrincherados	 detrás	 de	 internet	 en	 cada
almuerzo,	en	cada	cena,	en	cada	reunión	familiar,	debajo	de	cada	banco	en	las	escuelas.	Especialmente,	los
adolescentes	pueden	llegar	a	ser	los	más	impulsivos	en	este	aspecto:	amparados	tras	la	omnipotencia	del
anonimato,	muchas	veces,	utilizan	las	redes	de	comunicación	para	comunicar	la	ira	que	les	produce	la	falta
de	comunicación…	y	así	terminan	despachándose	a	mansalva	cada	vez	que	se	disponen	a	acosar,	difamar,
descuartizar	virtualmente	a	alguno	de	sus	compañeros	por	Facebook,	Twitter,	Snapchat…	Antes	íbamos	al
club	o	a	la	plaza	del	barrio	para	arreglar	nuestras	cuentas;	hoy,	en	cambio,	las	generaciones	más	jóvenes	se
las	agarran	a	las	piñas	verbales	(hasta	llegar,	incluso,	a	inducir	la	muerte	de	los	más	débiles),	quizás,	como
un	manotazo	de	ahogado	para	quitarse	de	encima	 tanta	 resaca	de	odio,	 de	 sentimientos	de	 inferioridad,
envidia	y	fracaso.	Paradójicamente,	cuando	analizamos	infancias	y	adolescencias	evitando	condenas	exprés,
en	el	horizonte	de	los	chicos	victimarios	–los	supuestos	“malos”	de	la	película–,	de	repente	descubrimos	que
algunas	de	sus	conductas	tienen	su	origen	más	allá	del	puro	y	simple	placer	por	hacer	daño;	sino	que	más
bien	 se	 originan	 en	 una	 oculta	 identificación	 con	 su	 víctima;	 víctima	 sobre	 la	 cual,	 dicho	 sea	 de	 paso,
también,	 suelen	 proyectar	 lo	 más	 temido	 de	 sí	 mismos:	 su	 propio	 e	 insoportable	 sentimiento	 de
vulnerabilidad.	¡Vaya	uno	a	saber	por	qué	todo	lo	negativo	que	las	personas	se	niegan	a	aceptar	de	sí	suelen
reprochárselo	a	los	demás!	El	día	en	que	lleguemos	a	entender	este	tipo	de	mecanismos,	la	cultura	de	las
penitencias	 y	 los	 castigos	 quedará	 obsoleta	 y	 dará	 paso	 a	 una	 educación	 que	 gire	 en	 torno	 a	 la
conversación,	 la	reflexión,	 la	construcción	de	 lazos	y	abrazos	que	ayuden	a	sanar,	a	valorarse;	porque,	 la
premisa	 fundamental	para	construir	 los	cimientos	de	 la	paz	con	 los	demás	y	con	el	 resto	del	mundo	solo
puede	encontrarse	en	el	entendimiento,	en	 la	valorización	y	en	el	respeto,	primero,	antes	que	nada,	para
con	uno	mismo.	El	 insultar,	agredir	o	desparramar	chismes	entre	compañeros	de	clase	por	 internet,	es	el
puro	reflejo	del	malestar	de	nuestra	cultura,	una	cultura	en	plena	agonía	de	valores,	una	cultura	que	hace
rato	dejó	de	aceptarse,	una	cultura	que	está	cambiando	tan	rápido	como	nunca	en	toda	la	historia	humana.
En	 los	últimos	 tiempos,	parecería	que	 frente	a	 los	extremos	del	“todo	vale”	y	 la	caída	de	 los	paradigmas
imperantes	 durante	 siglos	 como	 el	 patriarcado	 –en	 los	 cuales	 la	 infancia	 de	 hoy	 se	 está	 criando,	 en	 los
cuales	 todos,	 a	 diario,	 tratamos	 de	 hacer	 equilibrio–,	 los	 chicos	 pretenden	 jugar	 a	 ser	 adultos	 porque
necesitan	creer	que	caminan	sobre	bases	sólidas;	especialmente,	cuando	no	encuentran	a	su	alrededor	la
suficiente	 contención.	En	 los	últimos	 tiempos	una	de	 las	 actividades	 recreativas	más	populares	entre	 los
adolescentes	ha	venido	siendo	 la	colección	de	fotos	sexis,	eróticas,	mediante	 la	exhibición	de	sus	propios
genitales	 en	 cualquier	 lugar,	 incluso,	 en	 los	 baños	 de	 las	 escuelas.	 Si	 antiguamente	 los	 chicos	 debían
recurrir	 a	 la	 compra	 de	 películas	 prohibidas	 para	menores	 de	 18	 años	 o	 juntaban	 semanalmente	 dinero
para	 comprar	 revistas	 con	 señoritas	 y	 señores	 desnudos,	 hoy	 en	 día,	 directamente,	 las	 obtienen	 de	 sí
mismos;	pero	no	solo	eso,	las	intercambian	a	modo	de	figuritas	por	WhatsApp	cada	vez	que	alguno	de	sus
profesores	se	da	la	media	vuelta	para	escribir	en	el	pizarrón.	Si	bien	hoy	el	sexo	se	ha	desacralizado,	se	ha
tornado	más	 narcisista,	 y	 las	 nuevas	 generaciones	 preferirían	 inclinarse	 por	 lo	 efímero,	 la	 brevedad,	 lo
público	y	lo	visual	más	que	por	lo	privado	y	por	la	profundidad	del	encuentro	en	cada	compromiso.	El	deseo
ha	quedado	más	focalizado	en	el	aspecto	numérico	de	las	relaciones,	en	la	acumulación	de	experiencias	y
ya	 no	 tanto	 en	 el	 contenido,	 en	 el	 espíritu	 de	 la	 relación.	 El	más	 antiguo	 remedio	 contra	 la	 apatía	 y	 el
desgano,	el	misterio,	ha	sido	derribado	en	nuestra	época,	en	la	cual,	quien	no	ha	tenido	su	primera	vez	a	los
15	años	ya	es	considerado	un	viejo	en	sus	grupos	de	pares	y,	de	una	u	otra	manera,	inconscientemente,	se
siente	 socialmente	 presionado	 a	 emborracharse	 para	 debutar	 sexualmente	 a	 modo	 de	 ritual	 con	 quien
encuentra	más	a	mano	en	una	previa,	un	rato	antes	de	ir	a	bailar.	Los	chicos	de	hoy	se	están	criando	en	una
sociedad	 hipergenitalizada,	 donde	 la	 mirada	 machista	 aún	 permanece	 impregnada,	 traspasando	 sus
cuerpos,	 abusando,	 colonizando	 sus	 sistemas	de	 creencias.	Especialmente	 en	el	mundo	de	 las	 chicas,	 de
nuestras	 alumnas,	 a	 quienes	 es	 casi	 imposible	 reconocer	 fuera	 del	 ámbito	 académico	 cuando	posan	 casi
desnudas	 en	 selfis	 que	 a	 diario	 suben	 a	 las	 redes	 sociales	 en	 una	 agotadora	 competencia	 de	 likes	 para
saciar	una	necesidad	de	aprobación	y	valorización	de	miradas	masculinas.	Muchas	de	ellas,	en	esta	voraz
carrera	 por	 intentar	 levantar	 una	 autoestima	 –generalmente	 perdida	 en	 infancias	 de	 abusos,	 maltratos,
abandonos	 e	 indiferencias–,	 incluso	 acceden	 a	 filmarse	 manteniendo	 relaciones	 sexuales	 sin	 tabúes	 ni
pudores;	 pero	 también	 sin	 prever	 que	 más	 tarde	 podrán	 ser	 víctimas	 de	 múltiples	 extorsiones	 con
imborrables	 huellas	 para	 el	 resto	 de	 sus	 vidas	 por	 parte	 de	 esos	 mismos	 varones	 que	 las	 alentaron	 a
filmarse.	Por	algo	los	chicos	de	hoy	exigen	claves	en	sus	celulares.	Cuando	deben	navegar	por	abismos	de
angustias	que	ni	siquiera	podemos	 imaginar	en	nuestra	vorágine	diaria,	ellos	se	dedican	a	 investigar	por
cientos	 de	 páginas	 web	 en	 donde	 seres	 anónimos	 les	 aconsejan	 todo	 tipo	 de	 métodos	 para	 ahorcarse,
métodos	 para	 adelgazar	 vomitando	 sin	 que	 su	 familia	 se	 dé	 cuenta	 o	 métodos	 para	 quitar	 las	 gillettes
(cuchillas)	de	los	sacapuntas	y	así	proceder	a	realizarse	en	sus	cuerpos	los	más	diversos	cortes	(tatuajes	de
las	 heridas	 de	 su	 alma).	 Sin	 embargo,	 cuando	 no	 los	 juzgamos	 y	 les	 damos	 la	 oportunidad	 de	 hablar	 –e
insistimos	 en	 que	 nos	 cuenten–,	 para	 nuestra	 sorpresa,	 ellos	 terminan	 por	 relatarnos	 con	 gran	 alivio	 –
también,	con	entusiasmo	y	fervor–	sus	dramas	y	penurias.	Con	lo	oculto	de	sus	actos	nos	están	desafiando	a
reflexionar	acerca	de	la	ausencia	de	nuestras	propias	miradas;	con	sus	gritos	e	insultos	nos	están	exigiendo
límites	mediante	explicaciones	 tan	coherentes	 como	convincentes.	 ¿Tanto	cuesta	entender	que	nos	están
pidiendo	 auxilio?	 ¡Esta	 sociedad	 sin	 otra	 alternativa	 que	 el	 éxito	 o	 el	 fracaso	 para	 ser	 o	 no	 ser	 está
conduciendo	a	 los	chicos	directo	hacia	 la	ética	del	“todo	vale”!	Año	tras	año,	más	y	más	chicos	terminan
abandonando	la	escuela,	unidos	a	pandillas,	adictos	a	todo	tipo	de	drogas;	incluso,	a	la	pornografía,	que	ha
terminado	 por	 convertirse	 en	 una	 herramienta	 mediocre	 para	 apaciguar	 nervios,	 curiosidades.	 No	 es
casualidad	que	sean	cada	vez	más	los	alumnos	que,	literalmente,	se	queden	dormidos	en	clase…	Encontrar
chivos	 expiatorios	 en	 delincuentes	 y	 degenerados	 (reales	 o	 virtuales)	 para	 todos	 los	 males	 de	 nuestra
infancia	 y	 adolescencia	 quizás	 pueda	 llegar	 a	 tranquilizarnos;pero,	 la	 verdad	 es	 que	 representan	 un
síntoma	 de	 nuestra	 ingenuidad,	 de	 nuestra	 pasividad.	 Como	 educadores	 del	 siglo	 XXI	 debemos	 ser
conscientes	más	que	nunca	de	la	responsabilidad	que	tenemos	en	nuestras	manos	para	prevenir,	inclusive,
los	peores	abusos	y	flagelos	de	nuestra	sociedad.	No	es	tan	difícil	si	entre	todos	nos	unimos	y	nos	ponemos
manos	a	 la	obra;	tan	solo	debemos	comprometernos	a	despertar	entusiasmo	en	nuestros	alumnos	e	hijos,
estimularlos	 a	 emanciparse	ante	 cualquiera	quien	 intente	dormirlos,	 subestimarlos,	 aplastarlos;	 debemos
transmitirles	 valor	 para	 no	 rendirse,	 para	 trascender	 sus	 propias	 guerras	 internas.	 Los	 chicos
constantemente	nos	están	desafiando	a	 seducirlos	 con	nuevos	conocimientos,	 a	 transformar	cada	una	de
sus	 frustraciones,	 de	 sus	 iras,	 de	 sus	 rebeldías	 en	 llaves	 repletas	 de	 posibilidades.	 Estará	 en	 nosotros
abrirles	 puertas	 para	 que	 puedan	 salir	 a	 jugar	 nuevos	 futuros,	 en	 donde	 puedan	 convertirse	 no	 solo	 en
sujetos	racionales;	sino,	además,	por	sobre	todo,	en	seres	humanos	sensibles	y	verdaderamente	libres.
Licenciada	María	Cecilia	López
Prólogo	II
El	hecho	de	que	el	abuso	sexual	en	la	infancia	es	un	problema	de	salud	pública	ha	sido	reconocido	por	la
sociedad	 entera.	 Creo	 que	 la	 presión	 social	 ha	 empujado	 para	 que	 las	 políticas	 públicas	 comiencen	 a
dirigirse,	aún	tibiamente,	hacia	la	discusión	del	tema,	a	ponerlo	en	la	agenda.	También	sabemos	que	es	el
espacio	de	la	escuela	un	lugar	privilegiado	para	detectar	a	niños,	niñas	o	adolescentes	que	estén	o	hayan
estado	 atrapados	 en	 una	 situación	 de	 abuso	 sexual.	 Al	 mismo	 tiempo	 sabemos,	 porque	 así	 nos	 lo	 han
manifestado,	las	dificultades	que	se	les	presentan	a	los	docentes,	que	van	desde	falta	de	capacitación,	falta
de	acompañamiento	 institucional,	 falta	de	recursos	 interdisciplinarios,	y	ser	ellos	quienes	están	ahí	en	 la
primera	 línea	 en	 contacto	 con	 los	 niños,	 las	 niñas	 y	 los	 adolescentes	 siendo	 los	 receptores	 de	 sus
problemas,	sus	angustias	y	sus	relatos	de	abusos	sexuales	sufridos.
En	los	últimos	años,	se	ha	complejizado	mucho	más	la	problemática	al	incluirse	la	utilización	que	hacen	los
chicos	 y	 chicas	 del	 espacio	 virtual,	 de	 la	 navegación	 por	 internet,	 del	 uso	 de	 las	 redes	 sociales	 y	 de	 la
comunicación	celular.	Cada	vez	más	pequeños	los	niños	y	las	niñas	tienen	acceso,	muchas	veces	sin	control,
al	 mundo	 virtual,	 que	 si	 bien	 no	 cabe	 duda	 de	 lo	 maravillosa	 que	 es	 su	 utilización,	 también	 abre	 una
ventana	 al	 mundo	 que	 no	 pueden	 ni	 saben	 manejar.	 La	 exposición	 que	 la	 virtualidad	 nos	 provee	 no	 es
dimensionada	por	los	niños,	niñas	y	adolescentes	y	es	un	caldo	de	cultivo	de	situaciones	que	pueden	salirse
de	control	sin	la	supervisión	de	adultos	responsables.
El	bullying	virtual,	el	grooming,	el	sexting	y	el	uso	que	hacen	las	redes	de	pedofilia	de	las	imágenes	que
los	 niños,	 niñas	 y	 adolescentes	 suben	 a	 internet	 van	 creciendo	 día	 a	 día.	 Por	 otra	 parte,	 cuesta	 que	 las
familias	comprendan	el	riesgo	que	 implica	subir	 indiscriminadamente	fotos	familiares	que	aparentemente
son	inocentes	o	ingenuas,	pero	que	para	los	fines	de	las	redes	de	pedofilia	son	material	de	consumo.
Es	fundamental	que	sean	los	adultos	los	que	tomen	conciencia	de	lo	importante	que	es	cuidar	a	nuestros
niños	y	niñas.	No	los	dejamos	salir	solos	a	la	calle,	les	damos	la	mano	para	cruzar,	los	llevamos	y	traemos	de
la	casa	de	los	amigos	o	de	la	escuela,	pero	luego	les	permitimos	que	se	manejen	en	el	campo	de	lo	virtual	en
soledad,	 sin	 comprender	 que	 es	 un	 mundo	 abierto	 en	 el	 que	 pueden	 acecharlos,	 dañarlos,	 engañarlos.
Debemos	 estar	muy	 atentos	 y	 por	 sobre	 todas	 las	 cosas	 debemos	 hablar	 con	 nuestros	 hijos,	 explicarles,
alertarlos,	enseñarles	a	cuidarse	en	esa	virtualidad	que	crece	cada	día.
Licenciada	María	Beatriz	Müller
Introducción
La	idea	de	hacer	una	guía	acerca	de	la	prevención	del	bullying,	el	ciberbullying,	el	grooming	y	el	sexting
ha	surgido	a	partir	de	las	necesidades	y	urgencias	que	los	propios	docentes	nos	han	transmitido	tienen	con
sus	 alumnos	 de	 todos	 los	 niveles	 en	 las	 escuelas.	 Tras	 tantas	 horas	 diarias	 de	 convivencia	 y	 un	 lugar
privilegiado	a	la	hora	de	detectar	sus	problemáticas,	sin	proponérselo,	ellos	suelen	terminar	convirtiéndose
en	el	principal	factor	de	prevención	primaria	y	secundaria	de	muchos	de	sus	males;	así	como	también,	en	el
blanco	de	 todo	 tipo	de	 consultas	 por	 parte	 de	 sus	 familiares,	 e	 incluso	hasta	 del	 sistema	 judicial,	 en	 los
casos	más	extremos.
Todos	aquellos	que	trabajamos	en	un	mano	a	mano	con	niñas,	niños	y	adolescentes,	hoy	más	que	nunca
sabemos	 la	 difícil	 tarea	 a	 la	 que	 nos	 desafían	 los	 tiempos	 modernos	 en	 los	 que	 todo	 parecería	 estar
permitido,	cuando	ya	no	se	puede	retar	ni	reprobar	a	nadie	porque	esa	metodología	ha	quedado	obsoleta
con	las	nuevas	generaciones,	cuando	los	paradigmas	de	la	educación	están	cambiando	a	pasos	agigantados,
al	 igual	 que	 muchos	 de	 los	 paradigmas	 sociales	 y	 culturales	 sobre	 los	 cuales,	 hasta	 hace	 poco,	 solían
apoyarse	patrones	conductuales	vinculados	con	las	sexualidades,	las	violencias,	la	concentración	y	con	las
modalidades	de	comunicación	imperantes	en	nuestras	infancias	y	adolescencias.	No	es	casualidad	que	en
cada	una	de	nuestras	capacitaciones	y	charlas	en	los	colegios,	profesores	y	maestras	suelan	manifestarnos
sus	 inquietudes	e	 interrogantes	 respecto	de	 cómo	 responder	ante	 las	demandas	y	 complejidades	que	 les
plantean	sus	alumnos.
Efectivamente,	 ser	 docente	 en	 los	 tiempos	 que	 corren	 ha	 comenzado	 a	 adquirir	 un	 grado	 de
responsabilidad	 ética	 tan	 grande	 como	 nunca	 antes	 en	 la	 historia.	 Ya	 nadie	 puede	 hacer	 la	 vista	 gorda
frente	a	la	sospecha	de	un	chico	víctima	de	abusos	sexuales	o	de	castigos	corporales,	frente	a	adolescentes
que	hostigan	o	humillan	a	otros,	frente	a	alumnos	que	amenazan	con	suicidarse…
El	objetivo	de	este	libro	es	garantizar	un	bagaje	de	conocimientos	y	recursos	necesarios	respecto	de	estas
nuevas	problemáticas	que	hemos	mencionado,	las	cuales	han	cobrado	más	fuerza	que	nunca	en	los	últimos
cinco	años.	Nuestro	propósito	no	será	tan	solo	definirlas	o	mencionarlas,	sino	también	brindar	herramientas
que	ayuden	a	dar	respuestas	para	prevenirlas	en	todas	sus	consecuencias;	porque,	nada	peor	que	sentirnos
impotentes	y	paralizados	frente	a	un	chico	que	nos	está	pidiendo	ayuda	mediante	palabras	o	conductas.
Por	todos	estos	motivos,	esta	guía	que	hemos	diseñado	especialmente	para	la	comunidad	docente	estará
dividida	en	dos	partes:
La	primera	es	una	guía	teórica	que	puede	ser	leída	por	cualquier	persona	que	trabaje	o	esté	en	contacto
con	niñas,	niños	y	adolescentes.	Se	divide	en	cuatro	capítulos	que	tratan	los	siguientes	temas	en	este	orden
de	 aparición:	 bullying,	 ciberbullying,	 grooming	 y	 sexting.	 Vale	 destacar	 que	 no	 solo	 se	 proporcionarán
definiciones	y	descripciones	conceptuales,	como	pueden	encontrarse	en	 la	mayoría	de	 los	 libros	con	este
tipo	de	temáticas,	sino	que	además	compartiremos	nuestra	experiencia	a	través	de	ejemplos	prácticos.
La	segunda	parte,	en	cambio,	es	una	guía	práctica	que	brinda	herramientas	eficaces	para	que	los	docentes
de	 los	distintos	niveles	escolares	 (inicial,	primario	y	 secundario)	puedan	capacitarse	en	 la	prevención	de
este	tipo	de	problemáticas.	Se	divide	en	cuatro	capítulos:	el	primero	aborda	el	tema	de	la	prevención	desde
una	 perspectiva	 general;	 el	 segundo,	 desde	 una	 perspectiva	 familiar;	 el	 tercero	 está	 orientado	 a	 la
prevención	en	los	colegios	y	brinda	herramientas	de	prevención	a	través	del	diseño	de	decenas	de	talleres
prácticos	 para	 realizar	 en	 el	 aula	 con	 los	 alumnos;	 y	 finalmente,	 el	 cuarto	 capítulo	 está	 focalizado	 en
objetivos	de	intervención	desde	la	psicoterapia.
Completan	este	libro	tres	anexos:	en	el	primero	ofrecemos	la	ayuda	informáticaque	facilitará	a	los	padres,
madres	 y/o	 tutores	 encargados	 de	 la	 educación	 de	 los	 niños	 y	 niñas	 aquellos	 dispositivos	 de	 bloqueo	 a
páginas	y	sitios	con	contenido	adulto	con	 los	que	no	deberían	 tener	contacto	si	queremos	protegerlos	de
ciertos	ciberdelitos;	en	el	segundo	anexo	abordamos	un	marco	legal	completo	por	provincias	argentinas	y
países	 de	 Latinoamérica	 que	 será	 de	 gran	 ayuda	 orientativa;	 y	 por	 último,	 en	 el	 tercer	 anexo
proporcionamos	 una	 lista	 de	 contactos	 con	 direcciones	 a	 las	 cuales	 nos	 podemos	 dirigir	 o	 llamar	 por
teléfono	para	buscar	ayuda.
Antes	de	comenzar,	es	necesario	que	hagamos	algunas	aclaraciones	respecto	a	la	gramática	del	 libro	en
relación	con	la	cuestión	de	género	y	el	tipo	de	lenguaje	utilizado.
Si	bien	consideramos	que	el	uso	de	 la	 letra	“e”	puede	ser	una	manera	 inclusiva	y	que	se	está	abriendo
camino,	 pensamos	 que	 en	 algunos	 casos	 puede	 dificultar	 la	 lectura,	 por	 lo	 que	 continuaremos	 con	 la
modalidad	que	hemos	adoptado	para	 todos	nuestros	 libros,	dejando	en	claro	nuestra	posición	 inclusiva	y
respetuosa	de	la	diversidad	de	géneros	y	de	la	libre	elección.
Hacemos	nuestras	unas	reflexiones	de	Paulo	Freire:
Siempre	digo	hombres	y	mujeres	porque	aprendí	hace	muchos	años	 trabajando	con	mujeres,	que	decir
solamente	hombres	es	 inmoral.	 ¡Lo	que	es	 la	 ideología!	De	niño	aprendí	en	 la	escuela	otra	cosa:	aprendí
que	 cuando	 se	 dice	 hombre	 se	 incluye	 también	 a	 la	 mujer.	 Aprendí	 que	 en	 gramática	 el	 machismo
prevalece.	Es	decir	que	si	todas	las	personas	aquí	reunidas	fueran	mujeres	pero	apareciera	un	solo	hombre,
yo	debería	decir	“todos”	ustedes	y	no	“todas”	ustedes.	Esto	que	parece	cuestión	de	gramática,	obviamente
no	lo	es.	Es	ideología	(…)
PRIMERA	PARTE
Guía	teórica
Capítulo	1
Bullying
Bullying	 es	un	 vocablo	 inglés	que	 se	 refiere	 al	 acoso	escolar	 y	 a	un	 tipo	de	 violencia	que	 suele	 ocurrir
entre	 los	 chicos	 y	 chicas	 de	 una	 escuela.	 Los	 sufrimientos	 que	 produce	 tienen	 variadas	 consecuencias
negativas	no	solo	en	la	víctima	sino,	muchas	veces,	en	el	rendimiento	y	la	concentración	general	de	todo	un
grupo;	especialmente,	cuando	los	maestros,	docentes	y	autoridades	no	llegan	a	detectarlo	a	tiempo.
Etimología
Bullying	proviene	del	término	holandés	boel,	que	significa	“acoso”.	También	tiene	su	origen	en	la	palabra
inglesa	bull,	 que	 significa	 “toro”,	 de	 la	 cual	 se	 deriva	 otra:	 bully,	 que	 podría	 traducirse	 por	 los	 verbos
“intimidar”	 y	 “acosar”,	 o	 por	 sustantivos	 como	 “matón”,	 “bravucón”	 o	 “acosador”.	 En	 conclusión,	 en	 su
traducción	al	español,	esta	palabra	anglosajona	trata	de	describir	a	aquella	persona	que	gusta	de	buscar
peleas	constantemente.
Definición
El	bullying	o	acoso	escolar	es	toda	forma	de	maltrato	físico,	verbal	o	psicológico	sufrido	por	niñas,	niños	y
adolescentes	escolares,	que	son	sometidos	con	premeditación	a	actos	de	crueldad	por	compañeros,	pares
de	su	edad,	de	forma	reiterada	y	persistente	a	lo	largo	del	tiempo	con	el	principal	objetivo	de	asustarlos	y
someterlos	 para	 lograr	 obtener	 una	 ventaja	 de	 algún	 tipo.	 Está	 directamente	 vinculado	 al	 ejercicio	 del
poder.
Diferencia	entre	el	bullying	y	la	violencia	escolar
Frecuentemente,	se	confunde	el	bullying	con	la	violencia	escolar;	sin	embargo,	no	son	lo	mismo.
El	 bullying	 se	 caracteriza	 por	 la	 persistencia	 y	 recurrencia	 de	 los	 hechos	 violentos	 dirigidos	 contra	 la
misma	persona,	y	se	distingue	por	un	desequilibrio	de	poder	entre	la	víctima	y	el	agresor.	En	general,	si	son
compañeros	de	clase,	la	víctima	es	burlada,	inferiorizada	o	discriminada	con	saña	por	el	agresor,	quien	se
siente	en	condiciones	superiores.
Los	hechos	de	violencia	en	la	escuela,	en	cambio,	se	dan	más	bien	como	hechos	puntuales	aislados	y	no
son	 sostenidos	 y	 persistentes	 en	 el	 tiempo,	 como	en	 el	 caso	del	 bullying.	 La	 víctima	 y	 el	 agresor	 suelen
tener	fuerzas	físicas	y/o	mentales	similares;	por	ejemplo,	cuando	dos	amigos	se	pelean	por	una	novia	por
algún	mal	 entendido.	 Según	 la	 OMS	 (Organización	Mundial	 de	 la	 Salud),	 podríamos	 definir	 la	 violencia
escolar	como:
(…)	el	uso	deliberado	de	 la	 fuerza	 física	o	el	poder,	ya	sea	en	grado	de	amenaza	o	efectivo,	contra	uno
mismo,	 otra	 persona	 o	 un	 grupo	 o	 comunidad,	 que	 cause	 o	 tenga	 muchas	 probabilidades	 de	 causar
lesiones,	muerte,	daños	psicológicos,	trastornos	del	desarrollo	o	privaciones.1
Según	la	Unesco	(Organización	de	las	Naciones	Unidas	para	la	Educación,	la	Ciencia	y	la	Cultura),2	dentro
del	contexto	escolar,	frecuentemente,	podemos	identificar	las	siguientes	conductas	violentas:
	Acoso
	Riñas
	Acciones	de	amedrentamiento
	Discriminación
	Destrucción	de	la	propiedad
	Venta,	posesión	y	uso	de	drogas	y	alcohol
	Portación	de	armas
	Abuso	sexual
	Maltrato	físico,	emocional	o	mental
Vale	 destacar	 que	 estas	 conductas,	 si	 bien	 pueden	 enmarcarse	 conceptualmente	 como	 “violentas”,	 en
ciertas	oportunidades,	cuando	dejan	de	manifestarse	como	hechos	meramente	reactivos	y	aislados	y	suelen
dirigirse	de	manera	sostenida	hacia	una	víctima	en	particular,	pasarían	a	integrar	el	 listado	de	conductas
que	bien	podrían	definir	al	bullying	o	acoso	escolar.
	Lo	que	no	es	el	bullying:
-	Una	pelea	entre	compañeros.
-	Un	acto	vandálico.
-	Conductas	de	alboroto	en	el	aula.
-	Una	conducta	que	se	produce	de	manera	excepcional.
-	Agresiones	eventuales	contra	un	par	o	contra	un	adulto,	aunque	sea	tan	grave	como	la	utilización	de
armas.
-	No	aceptar	a	alguien	como	amigo.
-	Sentir	o	decir	que	alguien	no	te	resulta	simpático.
-	Tomar	revancha	por	alguna	agresión	previa.
-	No	invitar	a	algún	compañero	a	una	fiesta	o	actividad	social.
-	Tener	discusiones	por	un	partido	de	fútbol	o	porque	te	guste	una	chica	o	un	chico.
-	Relacionarse	con	pocos	dentro	de	un	grupo	grande.
-	Eliminar	un	contacto	de	las	redes	sociales	o	no	aceptar	a	alguien	como	amigo.
-	Un	niño/a	o	adolescente	con	conductas	violentas.
-	Una	discusión	entre	pares	que	se	fastidian	de	manera	mutua.
Las	situaciones	de	violencia	extrema,	como	las	masacres	sucedidas	en	instituciones	educativas,	no	están
incluidas	en	el	cuadro	de	bullying,	aunque	sí	pueden	ser	una	consecuencia	en	alguien	que	ha	sufrido	este
tipo	 de	 acoso,	 como	 sucedió	 en	 el	 resonado	 caso	 de	 Carmen	 de	 Patagones,	 que	 tuvo	 como	 resultado	 la
muerte	de	cinco	adolescentes.
El	bullying	en	general	no	se	presenta	como	algo	extremadamente	agresivo,	sino	que	es	mucho	más	sutil	y
silencioso,	y	no	por	ello	deja	de	ser	sumamente	dañoso.
Mitos
Existen	 una	 serie	 de	 creencias	 erróneas	 acerca	 de	 lo	 que	 se	 considera	 bullying.	 A	 continuación,
enumeramos	algunas:
	Mito	 1:	 “el	 bullying	 es	 nada	más	 un	 juego	 entre	 compañeros	 o	 unas	 bromas	 entre	 niños/as.	 No
debemos	magnificarlo”.
Esta	 idea	 lo	 único	 que	 logra	 es	 quitarle	 importancia	 a	 la	 magnitud	 del	 problema	 del	 bullying	 y
paralelamente	justifica	las	acciones	de	violencia	entre	pares.
	Mito	2:	“los	hechos	de	violencia	en	la	escuela	son	normales	y	hacen	que	el	niño/a	madure;	forman
parte	del	crecimiento	y	el	desarrollo”.
Es	 cierto	 que	 superar	 problemas	 y	 dificultades	 puede	 ayudarnos	 a	 crecer	 y	 a	 fortalecer	 la	 capacidad
resiliente,	que	es	 la	capacidad	de	afrontamiento	frente	a	 las	dificultades,	aprendiendo	de	cada	escollo	y
dándole	un	valor	positivo	por	el	crecimiento	personal	que	implica.	Pero	si	analizamos	el	contexto	y	la	edad
madurativa	 en	 la	 que	 se	 dan	 estas	 agresiones,	 que	 generalmente	 son	 extremas,	 y	 que	 conllevan	 una
repercusión	tal	que	provocan	graves	secuelas	psicológicas	llegando	incluso	hasta	el	suicidio	o	a	terribles
atentados	hacia	los	agresores,	nada	tienen	que	ver	con	superar	pruebas	de	vida.
	Mito	3:	“en	realidad,	el	bullying	no	existe,	es	solo	un	mito”.
Nada	 más	 lejos	 de	 la	 realidad,	 el	 fenómeno	 se	 extiende	 en	 todas	 las	 instituciones	 educativas,	 tanto
públicas	como	privadas,	y	por	su	gravedad	debemos	estar	muy	atentosa	las	señales	que	nos	dan	nuestros
hijos	o	nuestros	alumnos,	para	intervenir	adecuadamente.
	Mito	4:	“siempre	se	han	producido	episodios	de	bullying;	aunque	antiguamente	no	se	lo	llamara	así
era	lo	mismo;	por	lo	tanto,	es	imposible	que	esta	realidad	cambie”.
Es	real	que	esta	clase	de	episodios	vienen	ocurriendo	desde	siempre,	pero	lo	que	no	se	puede	permitir	es
difundir	la	creencia	de	que	no	se	puede	cambiar	esta	realidad.	Se	deben	detectar	tempranamente,	esta	es
la	forma	de	prevenir	males	mayores;	y	se	debe	intervenir	con	las	herramientas	adecuadas	para	el	caso.
	Mito	5:	“el	bullying	es	una	enfermedad”.
De	 ninguna	 manera	 el	 bullying	 se	 incluye	 en	 una	 categoría	 de	 enfermedad;	 se	 trata	 de	 conductas
aprendidas	inadecuadas,	pero	no	hay	ninguna	patología	de	base	para	que	se	produzca.
	Mito	6:	 “los	agresores	son	niños/as	o	adolescentes	que	 tienen	problemas	 familiares	muy	graves	y
viven	en	barrios	marginales”.
Este	mito	se	desarma	con	solo	recorrer	o	escuchar	a	los	docentes,	no	hay	clase	social	o	tipo	de	institución
educativa	 que	 quede	 exenta	 de	 la	 posibilidad	 de	 que	 ocurran	 episodios	 de	 bullying.	 Cualquier	 persona
puede	ser	acosadora	o	acosada,	son	otras	las	variables	que	se	conjugan	para	que	se	produzca	el	acoso	y
existen	varias	características	que	conforman	los	perfiles	de	acosador	y	acosado.
	Mito	7:	“el	posicionamiento	en	el	rol	de	agresor	o	de	agredido	perduran	para	siempre	en	el	tiempo”.
Esto	es	 falso	 también,	porque	 los	roles	pueden	 intercambiar.	Un	agredido	puede	hacer	activo	 lo	que	ha
vivido	 pasivamente	 y	 agredir	 a	 alguien	más	 vulnerable	 que	 él	 o	 puede	 agredir	 a	 su	 agresor	 como	 una
manera	de	defenderse	y	evitar	seguir	recibiendo	la	violencia,	y/o	hacerlo	de	manera	vengativa,	retaliativa.
	Mito	8:	“no	existe	mejor	defensa	que	un	buen	ataque”.
A	menudo	cuando	el	niño/a	comenta	que	está	siendo	molestado	por	otro	compañero,	algunas	personas	le
sugieren	que	haga	lo	mismo	que	le	hacen.	Este	tipo	de	actitud	promueve	la	violencia,	la	naturaliza	y	logra
que	se	excusen	las	futuras	agresiones	del	agresor.
	Mito	9:	“solamente	el	sexo	masculino	lleva	a	cabo	el	bullying”.
El	maltrato	escolar	no	es	solo	cometido	por	los	varones,	es	un	conflicto	que	se	da	en	ambos	sexos.	Puede
que	la	diferencia	esté	en	que	los	varones	se	inclinen	más	por	el	maltrato	físico,	mientras	que	las	mujeres
por	conductas	violentas	emocionales	o	verbales,	pero	no	es	una	regla.
	Mito	10:	“el	maltrato	físico	no	es	practicado	por	las	niñas	hacia	sus	compañeros”.
Tal	 como	 mencionamos	 en	 el	 anterior	 mito,	 el	 maltrato	 se	 produce	 en	 ambos	 sexos;	 y	 no	 debemos
olvidarnos	 de	 los	 géneros	 diversos,	 que	 muchas	 veces	 son	 objeto	 de	 este	 maltrato;	 las	 niñas	 también
pueden	ejercer	maltrato	físico.
	Mito	11:	“el	maltrato	sucede	cuando	se	ejerce	agresión	física”.
Tal	como	venimos	explicando,	el	maltrato	puede	se	verbal,	psicológico,	social,	emocional;	todas	estas	son
violencias	 que	 no	 necesariamente	 involucran	 el	 aspecto	 físico,	 aunque	 también	 puede	 estar	 presente;
cualquiera	de	ellas	pueden	ser	altamente	dañinas	para	la	víctima.
	Mito	12:	“el	acosador	actúa	de	forma	espontánea”.
Cuando	 un	 niño/a	 o	 adolescente	 tiene	 estas	 conductas	 violentas	 debemos	 indagar	 las	 razones	 que	 lo
mueven.	Si	realizamos	una	evaluación	profunda,	nos	encontraremos	con	algunas	cuestiones	tales	como:
-	Falta	de	empatía:	dificultad	para	ponerse	en	el	lugar	del	otro	y	percibir	su	sufrimiento.
-	 Dificultades	 en	 las	 habilidades	 sociales:	 en	 realidad	 se	 trata	 de	 niños/as	 a	 los	 que	 les	 cuesta	mucho
entablar	 una	 amistad	 o	 insertarse	 en	 un	 grupo	 si	 no	 es	 mediante	 el	 ejercicio	 de	 la	 dominación	 o
inspirando	temor.
-	 Dificultades	 para	 acatar	 los	 límites	 o	 normas:	 son	 niños/as	 que	 tienen	 una	 muy	 baja	 tolerancia	 a	 la
frustración	y	por	ello	no	pueden	soportar	los	límites.
-	Deficiencia	en	las	habilidades	asertivas:	no	saben	decir	no,	pero	tampoco	pueden	respetar	la	opinión	del
otro	o	sus	derechos.
-	Pueden	presentar	distintos	trastornos	psicológicos.
-	Pueden	estar	inmersos	en	situaciones	de	violencia	intrafamiliar,	como	víctimas	directas	o	como	testigos
de	la	violencia	de	género.
-	Pueden	estar	padeciendo	situaciones	de	abuso	sexual	por	parte	de	adultos	de	su	entorno.
Todas	estas	posibles	situaciones,	que	planteamos	como	ejemplos	de	aquello	que	pueden	estar	padeciendo
los	agresores,	siempre	deben	ser	abordadas	terapéuticamente.
	Mito	13:	 “es	más	 frecuente	que	 los	niños/as	agresores	 sean	de	 sectores	 socioeconómicos	bajos	o
marginales”.
La	 realidad	 es	 que	 este	 tipo	 de	 problemáticas	 atraviesa	 todas	 las	 clases	 sociales	 e	 incluso	 es	 más
frecuente	en	las	clases	medias,	medias	altas	y/o	altas.
	Mito	14:	“si	algo	así	le	estuviese	pasando	a	mi	hijo,	me	lo	diría”.
Generalmente	a	los	niños/as	les	cuesta	contar	lo	que	les	está	ocurriendo	cuando	son	víctimas	de	bullying,
aunque	los	padres	consideren	que	están	dadas	las	condiciones	para	que	hablen.	Muchas	veces	la	culpa	y
la	 vergüenza	 los	 inhiben	 y	 aunque	 en	 la	 familia	 haya	 un	 buen	 clima	 de	 confianza,	 no	 lo	 pueden	 hacer.
También	debemos	comprender	el	temor	a	las	consecuencias	o	represalias	que	suele	estar	presente	en	este
tipo	de	situaciones.
	Mito	15:	“frente	a	una	situación	de	acoso	en	la	escuela,	lo	mejor	es	no	hacer	nada”.
Según	 este	 mito	 el	 hecho	 de	 intervenir,	 defender	 a	 la	 víctima	 o	 decirle	 a	 algún	 adulto	 lo	 que	 ocurre,
convierte	automáticamente	a	los	testigos	en	futuros	objetivos	del	agresor.	Debemos	enseñarles	a	nuestros
hijos	que	se	debe	respetar	a	los	demás;	y	que	si	son	testigos	de	alguna	situación	de	acoso,	no	denunciarla
los	convierte	en	cómplices.
	Mito	16:	“como	el	agresor	es	un	niño/a	o	adolescente,	no	debemos	responsabilizarlo	por	los	sucesos
que	produce”.
En	realidad,	los	niños/as	y/o	adolescentes	saben	muy	bien	lo	que	están	haciendo,	contra	quién,	los	cómo,
los	dónde	y	los	porqué;	y	también	los	para	qué;	por	lo	tanto	deben	responder	por	sus	acciones	y	debemos
hacerlos	actuar	en	consecuencia.
	Mito	17:	“para	no	dañar	la	imagen	de	la	institución	educativa	lo	mejor	es	ocultar	la	existencia	del
bullying”.
En	algunos	colegios	ocultan	la	existencia	de	agresiones	entre	pares	solamente	con	el	objetivo	de	mantener
el	prestigio	educativo,	pero	lo	que	se	obtiene	es	el	resultado	opuesto:	pésima	educación.	En	cambio	en	las
instituciones	que	previenen,	detectan	e	intervienen	en	los	casos	de	bullying,	la	imagen	que	proyectan	es
de	 centro	 educativo	 comprometido	 con	 el	 bienestar	 de	 sus	 alumnos,	 completando	 de	 esta	manera	 una
educación	de	excelencia	que	tiene	en	cuenta	el	desarrollo	integral	de	las	personas.
	Mito	18:	“todos	los	docentes	están	preparados	para	detectar	e	intervenir	en	el	acoso	escolar”.
Algunos	creen	que	durante	la	formación	docente	se	los	prepara	para	saber	qué	hacer	frente	al	acoso	entre
pares,	pero	 la	realidad	es	que	no	suele	ser	así.	Puede	ser	que	algunos	docentes	 interesados	en	el	 tema
busquen	 capacitarse,	 pero	 tendría	 que	 ser	 obligatorio	 para	 todos	 los	 docentes,	 que	 inevitablemente	 se
enfrentarán	a	esta	problemática	y	deberán	saber	cómo	hacerlo	de	manera	adecuada.
	Mito	19:	“los	docentes	no	saben	o	no	se	dan	cuenta	de	la	existencia	del	bullying”.
A	pesar	de	que	los	hechos	de	agresión	se	suelen	producir	fuera	de	la	vista	de	los	docentes,	ellos	conocen	a
sus	alumnos	y	cómo	funciona	el	grupo,	por	lo	que	pueden	intuir	cuando	algo	está	ocurriendo,	aunque	en
algunos	lugares	intenten	minimizarlo	u	ocultarlo	o	bien	carezcan	de	recursos	adecuados	para	intervenir.
	Mito	20:	“el	acoso	escolar	siempre	termina	en	el	suicidio	o	abandono	de	la	escuela”.
Es	 cierto	 que	 ha	 habido	 muchas	 víctimas	 de	 bullying	 que	 recurrieron	 al	 suicidio	 como	 última	 salida.
También	algunas	 familias	consideran	que	cambiar	al	niño	o	 la	niña	de	escuela	es	 la	 forma	de	evitar	 las
agresiones.	 Debemos	 comprender	 que	 estas	 no	 son	 las	 únicas	 maneras	 de	 resolver	 elproblema,	 en
realidad	la	verdadera	salida	es	la	prevención,	la	detección	y	la	intervención	adecuada.
Características
Existen	 una	 serie	 de	 características	 en	 el	 proceso	 del	 bullying	 que	 pueden	 nominarse	 de	 la	 siguiente
forma:
a)	Posición	de	indefensión	de	la	víctima:	la	víctima	se	siente	indefensa	y	acorralada	por	las	conductas
llevadas	adelante	por	el	acosador;	ya	sea	porque	se	siente	en	inferioridad	de	condiciones	por	pasividad,
por	miedo,	o	inclusive	por	ser	de	contextura	física	más	pequeña.
b)	La	 víctima	 nada	 hace	 para	 ser	 victimizada:	 es	 un	 eje	 de	 análisis	 fundamental,	 la	 víctima	 no	 es
culpable	 del	 acoso.	No	 provoca	 al	 agresor,	 ni	 hace	 nada	 en	 su	 contra.	 Tampoco	 se	 detectan	 conflictos
previos	al	inicio	del	acoso	que	pudieran	desencadenarlo.
c)	Diferencia	 de	 poder	 entre	 victimario	 y	 víctima:	 la	 víctima	 es	más	 débil	 que	 su	 victimario	 y	 esto
puede	ser	por:
-	Diferencia	física:	ya	sea	por	mayor	fuerza	o	edad	entre	ambos.
-	Diferencia	psicológica:	el	agresor	logra	infundir	miedo	y	profundizar	un	sentimiento	de	inferioridad	en	la
víctima.
-	Diferencia	social:	el	agresor	aumenta	su	popularidad	en	desmedro	de	la	víctima.
d)	Entorno	cómplice,	pasivo	 y/o	 ignorante	de	 los	 sucesos:	 estas	 situaciones	 se	 dan	porque:	 los	 que
rodean	 al	 victimario	 apoyan	 y	 aprueban	 lo	 que	 hace	 el	 agresor;	 tienen	 miedo	 a	 las	 represalias;	 o	 no
advierten	la	existencia	del	acoso	(porque	desconocen	de	qué	se	trata	o	no	saben	detectarlo	o	reconocer
los	criterios	que	determinan	una	situación	de	bullying).
e)	Continuidad	 y	 sostenimiento	 en	 el	 tiempo:	 el	 acoso	 escolar	 y	 todo	 lo	 que	 este	 implica	 se	 lleva
adelante	de	una	manera	sistemática	y	reiterada	agravando	el	malestar	de	la	víctima,	la	que	tiene	muy	en
claro	 que	 este	 acoso	 se	 repetirá	 una	 y	 otra	 vez.	 Las	 secuelas	 se	 van	 profundizando	 en	 los	 aspectos
emocionales,	sociales,	académicos	y	también	familiares.
Fases
De	acuerdo	a	nuestra	experiencia	 la	 idea	de	delimitar	fases	en	el	proceso	del	bullying	es	útil	a	 los	fines
explicativos,	 porque	 en	 realidad	 no	 se	 dan	 de	 manera	 puntual	 ni	 en	 todos	 los	 casos	 se	 cumplen	 todas,
muchas	 veces	 incluso	 se	 superponen.	 Nos	 resultan	 útiles	 para	 identificar	 aproximadamente	 en	 qué
momento	se	encuentra	la	víctima	y	cómo	deberíamos	actuar	para	prevenir	el	advenimiento	de	las	conductas
de	las	siguientes	fases.
a)	Primera	fase:	sobrenombres	o	motes	inocentes	(camino	a	la	estigmatización).
Este	 es	 el	 inicio	 del	 acoso.	 Al	 principio	 funciona	 como	 si	 fuera	 un	 juego,	 incluso	 para	 la	 víctima.	 No
siempre	desemboca	en	bullying,	pero	debemos	estar	muy	atentos	a	cómo	sigue	y	qué	ha	pasado	antes	de
iniciarse.
A	modo	de	ejemplo,	podemos	señalar	posibles	acontecimientos:
	Haberse	destacado	o	todo	lo	contrario	en	una	materia.
	Que	haya	obtenido	una	buena	nota	en	una	prueba	o	examen.
	Que	haya	cometido	un	error	cuando	lo	que	esperaban	sus	compañeros	era	su	éxito.
	Errar	un	gol.
	Pertenecer	a	una	comunidad	de	inmigrantes.
	Tener	incontinencia	urinaria.
	Tener	alguna	característica	física	diferente,	alguna	capacidad	diferente,	etcétera.
b)	Segunda	fase:	conductas	que	producen	confusión,	acoso	propiamente	dicho	y	avasallamiento.
Esta	es	la	fase	en	la	que	se	produce	el	mayor	nivel	de	agresión	hacia	el	acosado.	El	agresor	ha	elegido	a	su
víctima	y	comienza	a	realizar	el	daño	sistemático	a	través	de	bromas,	humillaciones,	amenazas,	rechazos,
abusos,	agresiones	físicas,	insultos,	etcétera.
Este	es	el	momento	en	el	que	se	determina	el	tipo	de	bullying;	si	será	verbal,	físico,	social	o	psicológico,	lo
que	 estará	 determinado	 por	 las	 conductas	 que	 ejerza	 el	 victimario	 sobre	 su	 víctima.	 Ésta	 se	 sentirá
culpable	 y	 responsable,	 no	 comprenderá	 por	 qué	 le	 está	 sucediendo	 todo	 esto,	 incluso	 creerá	 que	 lo
merece.	La	 impotencia	y	 la	soledad	del	niño/a	o	adolescente	dominan	 la	escena.	En	esta	 fase	todavía	 la
víctima	puede	estar	en	el	aula	con	su	agresor.
c)	Tercera	fase:	presencia	de	daños	psicológicos	graves.
Aquí,	los	daños	psicológicos	se	ven	reflejados	en	una	serie	de	síntomas	físicos,	psicológicos	y	sociales	(que
van	desde	trastornos	gastrointestinales	hasta	miedo	de	concurrir	al	colegio	o,	 incluso,	hasta	el	suicidio)
los	cuales	procederemos	a	describir	más	adelante.
d)	Cuarta	fase:	conclusión	final.
Es	 el	 momento	 en	 el	 que	 la	 víctima	 ya	 no	 soporta	 más	 la	 situación	 que	 le	 ha	 tocado	 vivir	 y	 puede
responder	de	diversas	formas:
	Dañar	o	atacar	a	su	agresor:	la	víctima	enfrenta	a	su	agresor	sin	medir	las	consecuencias,	es	como	el
final	 de	 la	 lucha,	 se	 juega	 a	 ganar	 o	 perder.	 Suele	 tener	 pensamientos	 recurrentes	 de	 lastimar	 a	 su
agresor,	incluso	fantasea	con	el	uso	de	armas	o	puede	llegar	a	llevarlo	a	cabo	en	la	realidad.
	 Autoinflingirse	 daños:	 la	 víctima	 se	 lastima	 a	 sí	 misma	 en	 vez	 de	 lastimar	 a	 su	 agresor.	 Puede
realizarse	cortes	en	los	brazos,	muñecas	u	otras	partes	del	cuerpo,	golpearse	contra	una	pared,	etcétera.
	Suicidio:	en	los	casos	extremos	de	bullying	las	víctimas	sienten	que	esta	es	única	salida	que	les	queda
para	terminar	con	esa	tortura.	El	niño,	niña	o	adolescente	se	siente	incapaz	de	sobrellevar	la	situación	de
maltrato	que	padece	y	que	lo	empuja	a	intentar	o	a	terminar	con	su	vida.
Existen	 datos	muy	 preocupantes	 sobre	 la	 cantidad	 de	 víctimas	 de	 bullying	 que	 se	 han	 suicidado	 o	 han
intentado	hacerlo.
El	suicidio	es	el	resultado	de	un	insoportable	malestar	emocional,	las	personas	se	encuentran	en	un	pozo,
deprimidas,	 no	 puede	 comprender	 que	 del	 suicidio	 no	 se	 vuelve	 y	 que	 los	 problemas	 son	 siempre
solucionables.
En	algunos	casos	el	intento	de	suicidio	se	utiliza	como	un	llamado	de	atención	o	un	pedido	de	auxilio	o	una
manera	de	manifestar	lo	que	se	está	sintiendo,	pero	siempre	debemos	prestarle	la	mayor	de	las	atenciones
porque	es	un	hecho	de	la	más	extrema	gravedad.
Clasificación
El	acoso	escolar	es	un	tema	complejo	cuando	nos	adentramos	en	él	y	lo	intentamos	analizar	a	fondo.	No
todos	los	tipos	de	maltratos,	acosos	y	violencias	son	iguales.	Por	tal	motivo,	saber	distinguir	el	fenómeno	del
bullying	desde	sus	diferentes	perspectivas	o	puntos	de	vista	 (psicológico,	verbal,	social,	 físico,	y	desde	el
abuso	sexual)	nos	permitirá	poder	detectarlo	y	prevenirlo	mucho	más	fácilmente:
a)	Bullying	psicológico:	desde	el	punto	de	vista	psicológico	el	bullying	o	acoso	escolar	sucede	cuando	el
agresor	ataca	la	autoestima	de	su	víctima	e	intenta	producir	de	modo	sostenido	y	persistente	un	temor	en
ella	con	el	objetivo	de	llegar	a	manipularla.
-	Manipulación:	el	objetivo	final	del	niño/a	agresor	es	manipular	psicológicamente	al	otro	niño/a	víctima
para	 que	 realice	 alguna	 acción	 en	 su	 nombre	 (por	 ejemplo,	 que	 le	 haga	 las	 tareas	 escolares,	 que	 le
cargue	 la	mochila,	que	 le	dé	dinero,	que	pueda	dar	datos	 falsos	en	su	nombre,	etc.).	Para	 lograr	esto,
primero	necesitará	implementar	una	serie	de	conductas	previas:
	Seducir:	capacidad	de	lograr	que	una	persona	realice	acciones	o	comportamientos	inducidos.	Se	pone
en	juego	también	la	persuación,	sin	perder	de	vista	el	objetivo	principal,	que	es	provocar	la	atracción	de
forma	consciente.	Los	agresores	utilizan	artilugios	y	trucos	para	hacer	caer	a	las	víctimas.
	Hostigar:	utilizar	la	estrategia	de	enviar	y/o	difundir	mensajes	cargados	de	contenido	ofensivo,	vulgar
y/o	malvado.
	Opacar:	realizar	acciones	para	superar	a	la	víctima	en	algún	aspecto.	Se	trata	de	oscurecerlo,	dejarlo
en	inferioridad	de	condiciones.
	Amedrentar:	 emplear	 un	 discurso	 que	 produzca	 miedo	 para	 que	 la	 víctima	 se	 sienta	 amenazada,
atemorizada.
	Denigrar:	difundir	rumores,	mentiras.	Utilizar	un	lenguaje	humillante	usando	apodos	despectivos	que
nombren	a	la	víctima	por	alguna	característica	o	aspecto	físico.
	 Coaccionar:	 realizar	 acciones	 para	 boicotear,	 coartar	 o	 chantajear,	 presionar.	 También,	 ejercer
violencia	físicao	psicológica	obligando	a	la	víctima	a	decir	o	hacer	cosas	en	contra	de	su	voluntad.
	Mirar	fijo:	usar	la	mirada	como	medica	coercitiva,	intimidante	y/o	amenazante.
	Someter:	 imponer	por	 la	 fuerza	o	por	 las	armas	a	 la	víctima	 la	voluntad	o	autoridad	del	victimario.
Obligar	 a	 responder	por	 la	 fuerza	 a	 la	 autoridad	de	una	persona.	Se	 relaciona	 con	 la	 dominación,	 la
exposición	y	la	dependencia.
	 Intimar:	 advertir,	 exigir,	 notificar	mediante	 el	 uso	 de	 la	 fuerza	 o	 de	 algún	 otro	medio	 para	 hacer
cumplir	ciertos	mandatos;	implica	explicitar	una	amenaza	si	se	desobedece.
	 Amenazar:	 actuar	 de	 manera	 que	 la	 víctima	 se	 percate	 de	 que	 el	 victimario	 tiene	 intención	 de
causarle	algún	daño	o	mal.	También	se	puede	 identificar	como	una	advertencia	de	peligro	 inminente.
Tiene	la	función	de	aviso	y	permite	organizar	estrategias	para	abordar	el	riesgo,	pero	también	genera
miedo,	ansiedad	y	estado	de	hipervigilancia;	se	cataloga	como	maltrato	psicológico.
	Riñas:	 son	 enfrentamientos,	 discusiones	 que	 pueden	 llegar	 a	 la	 agresión	 física,	 y	 que	 tienen	 como
objetivo	resolver	el	conflicto.	También	se	trata	de	situaciones	donde	varias	personas	pelean	a	golpes	e
incluso	con	objetos	o	armas.	Para	que	sea	una	riña	ambas	partes	deben	atacar	y	defenderse,	si	uno	es
pasivo	 no	 es	 riña.	 Pueden	 ser	 ocasionales	 o	 premeditadas	 u	 organizadas.	 Pueden	 tener	 graves
resultados	y/o	consecuencias.
b)	Bullying	verbal:	desde	una	perspectiva	verbal	el	bullying	o	acoso	escolar	suele	manifestarse	a	 través
de:
-	Apodos:	uso	de	sobrenombres	despectivos	que	hacen	referencia	a	defectos,	cualidades	o	características
particulares.	En	estos	casos	el	objetivo	es	ridiculizar,	despreciar,	agredir.
-	Burlas:	 por	medio	 de	 palabras	 o	 frases	 que	 permiten	 describir	 características	 (conductuales,	 físicas,
rasgos,	etnia,	etc.)	que	puedan	servir	como	una	manera	de	agredir	de	manera	burlona	a	la	víctima,	como
si	se	tratase	de	una	broma.
-	Insultos:	utilización	de	palabras	agresivas	y	degradantes	con	el	objetivo	de	maltratar	a	la	víctima.
-	Hablar	mal	de	otros:	hacer	comentarios	y	dar	opiniones	negativas	y	degradantes	de	otras	personas	sin
que	las	mismas	se	encuentren	presentes.
-	 Comentarios	 ofensivos:	 realizar	 comentarios	 que	 se	 refieran	 a	 defectos	 físicos,	 psicológicos	 o	 de
cualquier	otro	orden	que	tengan	como	objetivo	dañar.
-	Descalificaciones:	desacreditar	o	quitar	autoridad	a	una	persona	determinada.	Se	utiliza	en	contextos
de	agresividad	verbal.
-	Bromas:	 acciones	 o	 decires	 que	 tienen	 como	 finalidad	 divertir	 o	 simplemente	 hacer	 reír.	 Pueden	 ser
utilizadas	para	ridiculizar,	engañar	o	victimizar	al	otro,	haciendo	del	humor	un	arma.	Muchas	veces	las
bromas	están	cargadas	de	crueldad	por	lo	que	resulta	muy	difícil	diferenciarlas	del	acoso,	del	sadismo	o
del	vandalismo.
c)	Bullying	social:	el	chico/a	que	acosa	a	otro	en	la	escuela	lo	hace	para	apartarlo	y	exiliarlo	del	resto	de
sus	compañeros	y	del	grupo.	Desde	una	perspectiva	social,	podríamos	decir	que	el	bullying	se	expresa	a
través	de:
-	Bloqueo	social:	 las	 víctimas	 se	 sienten	 aisladas,	 separadas	 del	 entorno	 social	 por	 el	 acoso.	 Por	 otra
parte,	el	agresor	se	ocupa	de	acrecentar	ese	bloqueo	diseminando	rumores.
-	Exclusión	 social:	 el	 accionar	 del	 victimario	 logra	 la	 exclusión	 social	 de	 la	 víctima,	 producto	 de	 la
campaña	 discriminatoria	 que	 lleva	 adelante	 y	 del	 bloqueo	 social	 que	 se	 produce	 y	 que	 alimenta	 la
exclusión.
-	Ignorar:	 en	 la	misma	 línea	de	 la	 exclusión	 social	 y	 del	 bloqueo	 social,	 tiene	que	 ver	 con	desconocer,
desatender,	a	la	persona	que	se	está	discriminando,	como	si	no	existiera	o	no	estuviera	presente.
-	No	dejar	participar:	manipulación	del	derecho	a	participar	de	cualquier	actividad	académica	o	lúdica,
aislando	a	la	víctima	de	esta	posibilidad.
-	Marginar:	 el	 objetivo	 es	 apartar	 o	 prescindir	 de	 la	 víctima,	 dejarla	 al	 margen,	 en	 una	 situación	 de
inferioridad	o	aislamiento	respecto	al	grupo	al	que	pertenece	para	perjudicarla	en	algún	sentido.
-	Desprestigiar	 o	 difamar:	 expresión	 de	 opiniones	 negativas	 y	 faltando	 a	 la	 verdad	 sobre	 la	 víctima;
también	si	se	envían	notas	con	contenidos	desagradables	respecto	a	rasgos,	características	o	habilidades
de	la	misma.	Se	vincula	con	distribuir	comentarios	maliciosos	o	negativos	sobre	la	víctima	en	los	grupos
de	amigos.
d)	Bullying	 físico:	 el	 bullying	 o	 acoso	 escolar	 a	 veces	 pasa	 de	 la	 palabra	 al	 acto.	 De	 esta	 manera,	 el
agresor	comienza	a	acosar	a	su	víctima	mediante	patadas,	golpes,	empujones,	etcétera.
-	Agresiones	físicas:
	Amenazar	con	armas:	mostrar	armas	a	 la	víctima,	a	veces	acompañada	de	 intimidaciones	verbales
para	lograr	un	objetivo	determinado.
	Robar:	quitarle	dinero	o	pertenencias	a	la	víctima	para	generar	situaciones	de	confusión.
	Esconder	objetos:	ocultar	las	pertenencias	de	la	víctima	en	un	lugar	desconocido	para	ella.
	Romper	cosas:	destrozar	o	dañar	las	pertenencias	de	la	víctima	de	forma	consciente.
	Empujar:	impulsar	o	mover	de	manera	violenta	el	cuerpo	de	la	víctima	a	través	de	cualquier	parte	del
cuerpo	del	agresor	(empujones,	embestidas,	etcétera).
	Pellizcar:	apretar	fuertemente	con	la	mano	o	los	dedos	parte	el	cuerpo	de	la	víctima.
	Escupir:	arrojar	saliva	al	cuerpo	o	las	pertenencias	de	la	víctima.
	Golpear:	generar	un	impacto	físico	sobre	la	víctima	haciendo	uso	del	propio	cuerpo	o	alguna	parte	del
mismo.	 Implica	 el	 uso	 de	 la	 violencia,	 porque	 el	 objetivo	 es	 lastimar	 provocando	 lesiones,	 heridas	 o
traumatismos.
e)	Abuso	 sexual:	 ocasionalmente,	 el	 bullying	 o	 acoso	 escolar	 se	 caracteriza	 por	 el	 acoso	 sexual	 a	 un
compañero.
-	Sin	contacto	físico:	mediante	el	exhibicionismo,	mostrar	los	genitales	u	obligarlo	a	mostrarlos.	Obligar
a	ver	pornografía	gráfica	o	en	video.	Mediante	el	uso	de	lenguaje	obsceno	y/o	sexual.
-	Con	 contacto	 físico:	 tocar,	manosear,	 introducir	 objetos,	 dedo	 o	 genital	 en	 genital	 o	 ano.	 Obligar	 a
tener	contacto	sexual	con	otro.	Violación.
Otras	definiciones
Existen	 también	definiciones	de	bullying	 vinculadas	 a	modelos	 sociales	 o	 culturales	 diferentes,	 basados
obviamente	en	la	intolerancia	y	la	discriminación:
a)	 Bullying	 homofóbico:	 los	 agresores	 centran	 toda	 su	 hostilidad	 y	 humillación	 contra	 los
comportamientos,	reales	o	supuestos,	de	quienes	optan	por	una	opción	sexual	distinta.
b)	Bullying	étnico:	son	objeto	de	burla	y	agresiones	aquellos	que	son	considerados	como	pertenecientes	a
una	clase	social	o	una	etnia	determinada	que	los	agresores	juzgan	inferior.
c)	Bullying	de	género:	agresiones	de	los	varones	hacia	las	mujeres	por	el	solo	hecho	de	ser	mujeres.
Participantes
Existen	dos	tipos	de	participantes:	el	agresor,	que	es	quien	inicia	el	proceso,	y	luego	sus	seguidores,	que	si
bien	 son	 los	 acompañantes,	 participan	 de	 manera	 activa	 en	 las	 distintas	 acciones	 de	 bullying	 que	 se
planean.
a)	Agresores
-	Clasificación:
	Agresor	proactivo:	realiza	la	acción	de	agredir.
	 Agresor	 reactivo:	 desempeña	 ambos	 roles,	 tanto	 de	 víctima	 como	 de	 agresor,	 y	 la	 agresión	 es
justamente	reactiva	al	hecho	de	ser	agredido	previamente	(hacer	activo	lo	vivido	pasivamente).
-	Metas:
	Búsqueda	de	validación	social:	con	estas	acciones	busca	la	aprobación	del	grupo.	Necesita	ser	visto
como	el	mejor,	ocupar	un	lugar	de	líder	en	la	escuela.
	Dominar:	 imponerse	mediante	el	poder,	 la	autoridad	o	 la	 fuerza	sobre	otro,	sometiendo	y	haciendo
uso	de	la	coacción	y	el	control.
	Liderar:	 dirigir	 o	 estar	 al	 frente	 de	 un	 grupo	 o	movimiento,	 en	 este	 caso	 al	 frente	 del	 grupo	 que
hostiga	a	los	demás	compañeros	elegidos	como	víctimas.
El	 líder	 es	 el	 responsable	de	 todas	 las	 acciones	que	el	 grupo	 realiza,	 ya	que	 sus	actos	motivan	a	 los
demás	integrantes.
A	diferencia	de	lo	que	sucede	con	un	liderazgo	positivo,	que	se	traduce	en	una	influencia	desprovista	de
manipulación,	 implica	 rodearsede	 gente	 capaz	 y	 honesta,	 identificar	 el	 perfil	 o	 la	 capacidad	 de	 los
integrantes	del	grupo	y	cuidar	de	ellos	apuntando	a	su	crecimiento,	en	este	tipo	de	liderazgo	negativo,
el	líder	no	puede	aceptar	otras	opiniones	o	puntos	de	vista;	siempre	está	juzgando	y	descalificando	las
razones	de	la	opinión	del	otro,	sin	lograr	argumentar	el	porqué	de	su	desacuerdo.	En	realidad,	lo	que
posee	 el	 líder	 negativo	 es	 una	 gran	 inseguridad,	 por	 lo	 que	 debe	marcar	 su	 territorio	 y	mostrar	 su
poder.	Otra	característica	que	posee	es	el	humor	cambiante,	que	genera	desconfianza,	miedo,	y	afecta
negativamente.
	Búsqueda	de	reconocimiento:	con	sus	acciones	busca	 llamar	 la	atención	y	ser	reconocido	por	 los
demás,	ya	que	ni	en	su	casa	ni	en	la	escuela	logra	ese	objetivo.
	Aumentar	su	autoestima:	al	llamar	la	atención	de	los	demás	y	lograr	su	reconocimiento	siente	que
su	autoestima	se	eleva	por	encima	de	lo	habitual.
	Someter	emocionalmente	a	otro:	el	bullying	tiene	como	eje	central	el	sometimiento	emocional	de	la
víctima.
	Descargar	su	ira:	el	agresor	descarga	 toda	 la	bronca	o	 la	violencia	que	pueda	tener	contenida	o	a
punto	de	manifestarse.
	 Divertirse:	 dentro	 de	 las	 características	 y/o	 manifestaciones	 de	 los	 agresores	 se	 encuentra	 su
necesidad	 o	 deseo	 de	 “divertirse”,	 sin	 tener	 en	 cuenta	 el	 daño	 que	 le	 generan	 a	 la	 víctima,	 y
minimizando	sus	acciones.
-	Características	de	personalidad:
	Autoestima	alta/baja:	 la	autoestima	es	 la	manera	en	que	nos	percibimos,	cómo	somos,	 tanto	 física
como	 anímicamente.	 Esa	 percepción	 está	 constituida	 por	 pensamientos,	 emociones,	 sentimientos,
evaluaciones	 de	 nuestra	 conducta	 y	 comportamientos,	 los	 rasgos	 de	 nuestro	 carácter	 y	 de	 nuestro
cuerpo.	Obviamente	esta	autoestima	tendrá	 la	connotación	que	nosotros	 le	demos.	Es	decir,	podemos
sentirnos	seres	despreciables	y	sin	valor,	 lo	que	equivale	a	una	baja	autoestima	o	podemos	sentir	una
gran	confianza	en	nosotros	mismos,	lo	que	equivale	a	una	alta	autoestima.
Esta	imagen	se	va	construyendo	desde	nuestra	infancia	mediante	los	vínculos	que	vamos	estableciendo
y	las	experiencias	que	vamos	acumulando.	El	agresor	suele	tener	baja	autoestima,	de	ahí	que	necesita
reafirmarla	manipulando	a	otros	para	sentirse	importante.
	Baja	tolerancia	a	la	frustración:	es	una	persona	con	intolerancia	hacia	todo	aquello	que	le	resulte
desagradable	o	le	genere	molestia	o	demora	para	poder	cumplir	sus	deseos.	Suele	manifestar	ansiedad,
tristeza	y/o	agitación.	Tiende	a	culpar	a	los	demás	y	victimizarse.	Durante	la	niñez	cree	que	todos	sus
pedidos	 deben	 ser	 satisfechos	 inmediatamente.	 Cualquier	 demora,	 dificultad	 o	 fracaso	 le	 resulta
insoportable.	No	distingue	sus	deseos	de	sus	necesidades.
	Reactividad	 e	 impulsividad:	 el	 agresor	 sufre	 este	 trastorno	 de	 conducta,	 que	 genera	 reacciones
desmesuradas	y	sin	control	de	los	impulsos.
	Baja	aceptación	 social:	 sus	 comportamientos	 disruptivos	 y	 sus	 conductas	 descontroladas	generan
rechazo	en	la	comunidad	educativa.
	 Percepción	 de	 situaciones	 neutras	 como	 agresivas:	 tiene	 una	 percepción	 distorsionada	 de	 la
realidad,	 considera	 cualquier	 hecho	 como	 una	 agresión	 directa,	 está	 constantemente	 buscando
conflictos,	que	siempre	atribuye	a	otros.
	Contextos	 familiares	 agresivos	 o	 difíciles:	 la	 pertenencia	 a	 un	 contexto	 familiar	 violento	 o	muy
conflictivo	 lo	 lleva	 a	 una	 naturalización	 de	 las	 agresiones,	 las	 considera	 un	 modo	 normal	 de
comunicarse.
	Sobreprotección:	sus	conductas	suelen	ser	validadas	y	apañadas	por	sus	padres	y	madres.
b)	Participantes:	 como	 ya	 hemos	mencionado,	 el	 bullying	 es	 un	 tipo	 de	 agresión	 que	 no	 se	 realiza	 en
soledad,	 siempre	 se	 hace	 de	manera	 grupal,	 el	 agresor	 necesita	 del	 grupo	 para	 que	 cumplan	 distintos
roles:
-	Seguidor	o	secuaz:	participa	de	manera	activa	inmediatamente	después	que	el	agresor	inicia	su	ataque
a	la	víctima
-	Acosador	pasivo:	apoya	el	comportamiento	del	agresor;	si	bien	no	actúa,	lo	valida	y	refuerza	alentando
su	accionar.
-	Seguidor	pasivo:	no	se	involucra	en	el	acoso,	pero	de	alguna	manera	es	también	un	probable	acosador;
si	tuviera	la	oportunidad,	podría	ser	un	acosador,	un	secuaz	o	un	acosador	pasivo.
-	Testigo	no	implicado:	observa	todo	el	proceso	y	no	se	involucra	de	ninguna	manera,	ni	para	un	lado,	ni
para	el	otro.
-	Posible	defensor:	no	está	de	acuerdo	con	el	acoso,	siente	y	cree	que	debería	hacer	algo	al	respecto	y
ayudar	a	la	víctima,	pero	no	obstante	no	lo	hace.
-	Defensor:	trata	de	ayudar	a	la	víctima.
c)	Víctimas:	alumnos	que	serán	el	objetivo	de	los	comportamientos	agresivos	de	uno	o	más	agresores	en	el
proceso	que	denominamos	bullying.
-	Clasificación:	 personas	 que	 reciben	 el	 daño,	 en	 este	 caso	 nos	 estamos	 refiriendo	 a	 las	 víctimas	 de
bullying	 o	 acoso	 escolar,	 que	 tienen	 sus	 características	 particulares	 y	 que	 se	 diferencian	 por	 algunos
aspectos	específicos:
	 Víctimas	 pasivas:	 aquellos	 que	 por	 su	 modo	 de	 ser	 son	 callados	 en	 el	 aula	 y	 tienen	 un
comportamiento	más	tranquilo	que	los	demás;	aquellos	considerados	súper	estudiosos,	a	los	que	llaman
nerds	o	tragas.
	 Víctimas	 reactivas:	 este	 grupo	 de	 víctimas	 tiene	 otras	 características,	 pueden	 ser	 alumnos
competitivos,	que	 tengan	algún	diagnóstico	de	 las	patologías	actualmente	adjudicadas	a	 la	 infancia	y
que	 se	medican,	 como	 TDH	 (Trastorno	 por	 Déficit	 de	 Atención	 e	Hiperactividad)	 o	 TGD	 (Trastornos
Generalizados	 de	 Desarrollo)	 o	 bien	 niños/as	 que	 han	 atravesado	 situaciones	 traumáticas	 (abusos
sexuales,	violencia	intrafamiliar,	abandonos,	negligencias).
-	Consecuencias:	la	historia	personal	de	cada	quien,	condiciona	el	lugar	de	la	víctima	y	provoca	también
una	serie	de	consecuencias	que	podemos	observar	de	manera	generalizada	en	las	situaciones	de	bullying
o	acoso	escolar.
	 Repetición	 inconsciente	 de	 situaciones	 traumáticas:	 cuando	 una	 situación	 traumática	 no	 es
adecuadamente	elaborada	en	el	espacio	terapéutico	indicado,	se	continúa	repitiendo	en	el	tiempo.	Existe
una	frase	en	psicoanálisis	que	dice	que	“lo	que	no	se	elabora,	se	repite”	y	el	daño	que	eso	le	hace	a	la
vida	del	niño	o	niña	puede	ser	muy	grande.
	Llamar	 la	 atención:	 muchas	 veces	 de	manera	 inconsciente	 las	 víctimas	 tratan	 de	 hacerse	 notar	 y
llamar	la	atención	de	su	entorno,	obviamente	para	ser	asistidos.
	Buscar	ayuda:	en	este	mismo	sentido,	también	inconscientemente	las	víctimas	buscan	ayuda,	muchas
veces	a	través	de	los	dibujos,	del	juego,	de	las	conductas,	cuando	no	pueden	poner	en	palabras	lo	que	les
sucede.
-	Características	de	personalidad:	la	palabra	“personalidad”	proviene	del	latín,	“persona”	es	el	nombre
que	se	le	daban	a	las	máscaras	que	usaban	los	actores	en	las	presentaciones.	Posteriormente,	el	vocablo
“persona”	sirvió	para	denominar	a	un	individuo	y	“personalidad”	se	utilizó	para	nominar	sus	singulares
características	psíquicas.	A	la	personalidad	se	la	identifica	con	las	características	singulares	psíquicas	de
cada	persona.	Existen	varias	definiciones	de	personalidad,	pero	en	general	podemos	decir	que	se	trata	de
una	 serie	 de	 sentimientos,	 emociones	 y	 pensamientos	 que	 se	 presentan	 en	 cada	 individuo,
manteniéndose	a	lo	largo	del	tiempo	y	constituyendo	su	identidad.
-	Respecto	al	 tema	que	nos	ocupa	existen	algunas	características	que	se	repiten	en	 las	víctimas	de	este
tipo	de	delito:
	Sumisión:	con	tendencia	al	sometimiento,	a	la	pasividad.
	Baja	autoestima:	tienen	poca	valoración	de	sí	mismas.
	Inseguridad:	son	temerosas,	inseguras,	debido	a	la	baja	autoestima	y	a	la	pasividad.
	Ansiedad:	 se	 manifiestan	 con	 una	 gran	 inquietud,	 excitación	 e	 inseguridad	 ante	 estímulos	 que	 se
perciben	como	amenazantes	o	peligrosos.	Esta	suele	ser	una	respuesta	habitual	en	 las	situaciones	de
estrés.	Se	presentan	 con	 síntomas	 físicos	 como	dolor	 de	 cabeza,	 náuseas,	 vómitos,	 tensión	muscular,
dolor	de	panza,	diarrea,problemas	con	la	sexualidad,	etc.	Los	síntomas	psicológicos	y	conductuales	se
manifiestan	 como	 preocupación	 extrema,	 temores	 a	 perder	 el	 control	 o	 a	 volverse	 loco,	 irritabilidad,
desasosiego,	obsesiones	o	compulsiones.
	Escasas	habilidades	sociales:	tienen	dificultad	para	relacionarse	con	otros	niños	y	niñas.
	Dificultades	para	expresarse:	les	cuesta	mucho	decir	lo	que	sienten	o	piensan.
	Tendencia	a	aislarse:	 se	apartan	de	 los	demás,	se	abstraen,	establecen	poca	comunicación	con	 los
otros.
	Rasgos	 físicos	 o	 culturales	 diferentes:	 se	 suele	 presentar	 con	 los	 inmigrantes	 tanto	 extranjeros
como	de	otras	provincias,	comunidades,	barrios,	etcétera.
	Trastornos	leves	del	estado	del	ánimo:	somnolencia,	depresión,	secuelas	del	rechazo	social,	ideas
suicidas,	adicciones.
	 Bajos	 niveles	 de	 autoeficacia:	 se	 percibe	 como	 en	 inferioridad	 de	 condiciones	 en	 cuanto	 al
rendimiento	escolar.
-	 Indicadores	 psicológicos:	 como	 en	 toda	 situación	 de	 violencia,	 se	 ingresa	 en	 una	 espiral	 que	 va
aumentando	en	intensidad,	pero	pasa	desapercibida	porque	las	agresiones	generalmente	se	producen	en
privado.	Esto	provoca	en	 las	víctimas	una	serie	de	 indicadores	que	nos	permiten	detectar	que	algo	 les
está	ocurriendo:
	Se	sienten	 intimidadas:	 perciben	 una	 amenaza	 constante	 y	 se	 ven	 compelidas	 a	 hacer	 lo	 que	 los
otros	 quieren	 que	 hagan	 mediante	 el	 miedo	 que	 sienten.	 Esta	 intimidación	 puede	 producirse	 como
amenaza	 física,	 con	miradas,	manipulación	 emocional,	 agresiones	 verbales,	 agresiones	 humillantes	 o
directamente	maltrato	físico.
	Se	sienten	excluidas:	son	dejadas	de	lado,	no	las	admiten	en	los	grupos,	las	echan,	son	descartadas,
incluso	explícitamente	como	parte	de	las	agresiones.
	 Se	 sienten	 desprotegidas:	 tienen	 una	 sensación	 de	 abandono,	 de	 descuido,	 están	 en	 constante
riesgo;	sin	ningún	tipo	de	protección	ni	psicológica,	ni	física,	ni	emocional,	ni	legal.
	Les	parece	algo	normal:	cuando	el	bullying	es	crónico	se	llega	a	la	naturalización	de	la	situación,	se
transforma	en	una	especie	de	acostumbramiento.
	Perciben	al	agresor	como	más	fuerte:	 la	víctima	presupone	que	su	agresor	es	mucho	más	fuerte
que	ella,	en	todo	sentido;	por	eso	ni	siquiera	intenta	actuar	para	defenderse.
	Vergüenza:	es	un	sentimiento	que	surge	de	la	humillación	que	padecen	las	víctimas	y	de	la	sensación
de	que	son	merecedoras	de	esa	violencia,	por	alguna	cosa	que	pudieron	haber	hecho	o	dicho.	También
la	vergüenza	suele	aparecer	por	el	temor	a	hacer	el	ridículo.
	Deseo	de	venganza:	en	algunas	ocasiones,	puede	manifestarse	la	necesidad	de	llevar	adelante	alguna
represalia	por	el	daño	sufrido.
	Enojo:	 se	 manifiesta	 como	 rabia,	 furia,	 resentimiento.	 A	 veces	 es	 parte	 de	 la	 respuesta	 frente	 al
ataque	o	para	huir	de	una	amenaza.
	Miedo:	es	parte	de	 la	dinámica	del	bullying,	el	miedo	es	 lo	que	paraliza	y	deja	a	 la	víctima	en	una
posición	pasiva.
	Estrés:	como	estímulos	externos	que	desestabilizan	el	equilibrio	emocional,	las	agresiones	constantes
provocan	un	alto	nivel	estrés.
	 Depresión:	 estado	 de	 tristeza,	 abatimiento,	 baja	 autoestima,	 pérdida	 del	 interés.	 Presentan
sentimientos	de	infelicidad,	incapacidad	para	disfrutar.
	Baja	 en	 el	 rendimiento	 escolar:	 presentan	 cambios	 en	 el	 rendimiento	 del	 nivel	 educativo,	 notas
bajas,	inhibiciones	frente	a	los	docentes.
	Negación	a	ir	a	clases:	comienzan	a	intentar	faltar	al	colegio,	ya	sea	de	manera	directa	o	mediante	la
presentación	de	algún	síntoma	que	les	impida	asistir.
	Sentimiento	de	culpabilidad	e	inseguridad:	el	proceso	es	tan	brutal	e	injustificado	que	lleva	a	las
víctimas	 a	 creer	 que	 son	 responsables,	 que	 algo	 hacen	 para	merecer	 las	 agresiones.	 Esto	 está	muy
vinculado	a	la	inseguridad	de	base	que	padecen.
	Disminución	de	autoconcepto:	las	víctimas	poseen	un	autoconcepto	de	sí	mismas	muy	disvalioso	y
distorsionado,	que	se	basa	también	en	la	inseguridad.
	Disminución	de	la	autoestima:	las	víctimas	tienen	una	escasa	valoración	de	sí	mismas.
-	Indicadores	físicos:
	 Sudoraciones:	 se	 producen	 transpiraciones	 independientemente	 del	 clima,	 muchas	 veces	 les
transpiran	las	manos	constantemente	o	tienen	súbitos	momentos	de	sudoración	fría.
	Llanto	frecuente:	tienden	a	llorar	en	los	rincones,	en	el	baño,	por	las	noches.
	Sensación	de	ahogo:	ataques	similares	a	los	broncoespasmos,	en	los	que	se	quedan	sin	capacidad	de
entrada	del	aire,	lo	que	se	refleja	en	una	sensación	de	ahogo	importante.
	Opresión	en	 el	 pecho:	sensación	 de	 aplastamiento	 que	 provoca	 lo	 anteriormente	 descripto,	 como
falta	de	aire.
	Trastornos	gastrointestinales:	vómitos,	diarreas	o	estreñimiento.
	Pérdida	de	peso:	el	niño,	niña	o	adolescente	comienza	a	bajar	de	peso	de	manera	alarmante.
	 Trastornos	 alimentarios:	 se	 pueden	 presentar	 como	 obesidad,	 bulimia	 o	 anorexia.	 También,	 de
manera	más	leve,	pérdida	del	apetito	o	atracones.
	Trastornos	en	el	sueño:	se	pueden	presentar	como	insomnio,	dormir	inquieto,	pesadillas,	etcétera.
	 Síntomas	 psicosomáticos:	 se	 pueden	 dar	 de	 diversa	 manera:	 cefaleas,	 trastornos	 respiratorios,
trastornos	digestivos,	ataques	de	pánico,	desvanecimientos,	etcétera.
-	Indicadores	sociales:
	Aislamiento	y	retraimiento	social:	comienzan	a	dejar	de	participar	en	las	actividades	sociales	que
habitualmente	desarrollaban.
	Bajo	interés	en	el	establecimiento	de	relaciones:	súbitamente	dejan	de	tener	amigos	o	comienzan
a	evitarlos	con	todo	tipo	de	excusas.
	Desinterés	 o	 resistencia	 a	 salir	 de	 casa:	 apatía	 y	 conductas	 evitativas,	 utilizan	 todo	 tipo	 de
justificaciones	para	no	salir.
	Ausencia	de	 amigos	 o	de	personas	de	 confianza:	 se	 produce	 un	 estado	 de	 soledad	 creciente	 y
preocupante
	Déficit	en	habilidades	sociales:	van	perdiendo	la	capacidad	de	entablar	amistades,	de	mantenerlas,
de	llevar	adelante	un	vínculo	amistoso.
Lugares	donde	ocurre
El	acoso	escolar	puede	producirse	en	diversos	lugares;	generalmente	ocurre	en	el	interior	del	edificio	de
la	escuela,	pero	también	puede	extenderse	a	otros	ámbitos	en	los	que	participan	tanto	los	agresores	como
la	víctima.
Aula
El	aula	puede	ser	un	lugar	ideal	para	las	agresiones,	sobre	todo	en	las	horas	libres	o	durante	los	recreos,
donde	se	busca	el	momento	propicio	para	llevar	adelante	el	acto	agresivo.
Tiempo	atrás,	nos	consultaron	una	mamá	y	un	papá	muy	preocupados	por	su	hijo	Augusto	de	siete	años,
quien	el	día	anterior	había	manifestado	querer	tirarse	por	el	balcón	de	su	casa.	Sus	compañeros	de	segundo
grado	lo	venían	hostigando	con	apodos	desde	el	año	anterior.	Todos	los	días	lo	cargaban	diciéndole	cosas
tales	 como:	 “Blanco,	 fantasma,	 transparente,	 muerto…”.	 Luego	 de	 evaluar	 al	 niño	 a	 través	 de	 un
psicodiagnóstico,	 pudo	 detectarse	 que	 sus	 padres	 no	 estaban	 exagerando;	 efectivamente,	 estaba
atravesando	 un	 cuadro	 de	 depresión.	 Uno	 de	 los	 dibujos	 que	 solía	 realizar	 a	 repetición	 eran	 escuelas
pintadas	de	color	marrón;	él	decía	que	se	trataba	de	“Escuelas	de	caca,	con	alumnos	de	caca,	pupitres	de
caca…”.	 Sucedía	 que	 para	 este	 niño	 asistir	 a	 la	 escuela	 se	 estaba	 transformando	 en	 una	 tortura;
especialmente,	porque	cada	vez	que	hacía	el	 intento	de	pedirle	ayuda	a	 su	maestra,	ella	desestimaba	su
sufrimiento	y	minimizaba	las	cargadas	de	sus	compañeros,	ya	que	casi	nunca	las	escuchaba	porque	solían
ocurrir	en	un	contexto	fuera	de	su	alcance	visual	y/o	auditivo,	o	cuando	se	ausentaba	por	unos	minutos	del
aula.	En	este	caso,	se	procedió	a	cambiar	a	Augusto	del	aula	A	al	aula	B,	y	en	el	nuevo	grupo	muy	pronto
pudo	 integrar	 nuevos	 amigos	 a	 su	 vida	 escolar.	 También	 se	 trabajó	 con	 sus	 padres	 para	 que	 invitasen	 a
estos	compañeros	a	su	casa	a	jugar	y	para	que	llevasen	a	pasear	a	su	hijo	más	seguido	los	fines	de	semana,
ya	que,	en	verdad,	solían	ser	padres	un	tanto	ausentes	por	motivos	laborales.
Frecuentemente,	puede	llegar	a	observarse	que	no	es	casualidad	que	un	niño/a	sea	hostigadocon	un	tema
en	 particular	 –como	 en	 este	 caso,	 diciéndole	 “fantasma”,	 “invisible”–;	 es	 como	 si	 desde	 el	 entorno	 se
captara	 de	 alguna	 manera	 su	 sufrimiento	 más	 profundo.	 En	 el	 caso	 de	 Augusto,	 era	 que	 él	 se	 sentía
invisible	para	sus	papás.
Es	por	esta	razón	que	consideramos	que	la	problemática	del	bullying	y	el	acoso	en	la	escuela	no	solo	es
una	 problemática	 escolar	 y	 social	 que	 debe	 abordarse	 a	 nivel	 institucional,	 sino	 que	 también	 creemos
imprescindible	su	abordaje	psicológico	terapéutico	conjunto	y	en	equipo.
Patio
El	patio	puede	tener	rincones	que	queden	fuera	de	la	vista	de	quien	está	supervisando	el	recreo	y	permite
que	 se	 lleven	 adelante	 las	 agresiones	 sin	 que	 el	 resto	 del	 alumnado	 lo	 perciba,	 dentro	 de	 los	 roles	 que
hemos	mencionado	anteriormente.
En	una	oportunidad,	una	mamá	nos	consultó	porque	su	hijo	de	nueve	años	era	puesto	constantemente	en
penitencia	por	golpear	a	sus	compañeros	en	el	 recreo.	Ella	estaba	preocupada,	ya	que	aseguraba	que	su
hijo	no	era	agresivo,	sino	todo	lo	contrario;	tiempo	atrás	había	sido	víctima	de	abuso	sexual	por	parte	de	un
tío,	 justamente	 por	 no	 saber	 defenderse…	 Sin	 embargo,	 cuando	 el	 niño	 comenzó	 una	 psicoterapia,	muy
pronto	pudo	detectarse	el	origen	del	problema:	muy	inocente,	le	había	confesado	el	secreto	de	cómo	había
sido	violado	a	su	mejor	amiguito	con	la	promesa	de	que	nunca	le	develaría	el	secreto	a	nadie;	su	amiguito
no	pudo	mantener	esta	promesa	y	se	lo	contó	a	medio	colegio.	Conclusión,	en	los	recreos	nuestra	víctima	de
bullying	tenía	filas	de	niños/as	haciéndole	preguntas	tales	como:	“¿Qué	sentiste	cuando	te	la	metieron	por
el	trasero?”	“¿Te	gusta	ser	gay?”	“¿Es	verdad	que	te	violaron?”	“¿Te	dolió	mucho	que	te	violen?”.	Para	dejar
de	hacerle	semejantes	preguntas	no	les	alcanzaba	con	ver	llorar	al	niño,	también	le	exigían	como	pago	el
alfajor	 o	 el	 sándwich	 que	 estaba	 comiendo	 en	 ese	momento.	Hasta	 que	 un	 día,	 cuando	 entre	 un	 par	 de
chicos	 lo	arrinconaron	contra	una	pared	para	 tocarle	 su	área	anal,	 él	explotó	y	de	víctima	pasiva	pasó	a
defenderse	propinando	duros	golpes	sin	piedad	a	quien	de	ahí	en	adelante	pretendiera	burlarse	de	él.
En	este	caso,	las	maestras	del	curso	junto	con	las	autoridades	de	la	escuela	debieron	realizar	una	reunión
de	padres	para	calmar	 las	quejas	 respecto	del	 supuesto	“niño	problema	que	 le	estaba	pegando	a	 todo	el
mundo”	 y	 explicar	 la	 verdad	 de	 lo	 que	 estaba	 sucediendo;	 sumado	 a	 esto,	 se	 procedió	 a	 dar	 una	 charla
informativa	sobre	el	abuso	sexual	y	la	mejor	manera	de	prevenirlo	y	comunicarlo	a	los	niños	y	niñas.
Campo	de	deportes
Cuando	 la	 institución	 educativa	 posee	 un	 campo	 de	 deportes	 en	 otro	 sitio	 y	 es	 compartido	 con	 otras
instituciones	 como	 muchas	 veces	 ocurre,	 se	 presta	 muy	 bien	 como	 escenario	 de	 la	 violencia	 hacia	 la
víctima,	porque	puede	incluso	quedar	disimulada	dentro	del	propio	juego	o	deporte	que	se	practica.
En	 otra	 ocasión,	 nos	 consultaron	 por	 un	 Pedro,	 de	 ocho	 años	 que	 un	 día,	muy	misterioso,	 le	 dijo	 a	 su
abuelo:	“Me	quiero	suicidar	ahogado	en	un	río”.	Cuando	trajeron	al	niño	a	ser	evaluado	por	una	psicóloga
de	nuestro	equipo,	pudo	detectarse	que	estaba	sufriendo	acoso	escolar	desde	que	tenía	seis	años.	Aquel	día
en	 que	 se	 animó	 a	 pedirle	 ayuda	 a	 su	 abuelo	 diciendo	 aquella	 frase	 alarmante	 fue	 porque	 ya	 no	 pudo
soportar	más	las	humillaciones	disfrazadas	de	bromas	pesadas	de	sus	compañeros.	Al	parecer,	luego	de	que
terminara	un	partido	de	 fútbol	en	el	cual	como	siempre	no	 lo	dejaban	participar	por	no	saber	correr	 tan
rápido	 como	 se	 suponía	 debía	 correr,	 cinco	 de	 sus	 compañeros	 le	 habían	 atado	 los	 cordones	 de	 sus
zapatillas	al	arco	de	fútbol	y	le	habían	comenzado	a	pegar	pelotazos	para	que	los	atajara	hasta	que	uno	de
los	profesores	lo	pudo	rescatar.
Este	niño,	como	tantas	otras	víctimas	de	bullying,	tenía	un	antecedente	de	maltrato	en	su	historia	familiar:
su	madre	había	sido	víctima	de	violencia	física	y	golpes	por	parte	de	su	progenitor	hasta	hacía	un	año	atrás,
cuando	había	tomado	la	determinación	de	divorciarse	y	realizar	una	denuncia	judicial.
En	la	escuela,	las	maestras	argumentaban	que	Pedro	era	mucho	más	grandote	y	corpulento	que	el	resto	de
sus	 compañeros,	 quienes	 se	 suponía	 lo	 acosaban;	 decían	 que	 él	 bien	 podía	 defenderse	 si	 así	 lo	 hubiera
querido,	y	creían	que	a	él	le	gustaba	jugar	el	papel	de	víctima;	por	esta	razón	habían	decidido	no	intervenir
retando	a	 los	hostigadores.	Es	más,	estaban	convencidas	de	que	Pedro	provocaba	a	sus	compañeros	para
replicar	o	reeditar	la	situación	de	violencia	familiar.
En	este	caso,	se	trabajó	esta	creencia	con	los	docentes	y	directivos	de	la	escuela,	la	cual,	si	bien	en	parte
era	cierta,	no	había	sido	bien	interpretada.	Fue	así	que	se	explicó	la	necesidad	de	protección	de	los	niños/as
frente	a	 las	 situaciones	de	violencia	y	 la	 transmisión	de	valores	de	 justicia,	de	comunicación	saludable	y
paz.	Además,	también	se	habló	sobre	la	necesidad	de	derivación	a	ayuda	psicológica	especializada	cada	vez
que	 se	 observaran	 situaciones	 de	 repetición	 de	 conductas	 por	 violencia	 activa	 o	 pasiva	 de	 traumas
familiares,	para	colaborar	junto	con	la	institución	a	desactivar	estas	conductas.
Fiestas
Las	fiestas	o	boliches	pueden	perfectamente	ser	un	espacio	ideal	para	dar	rienda	suelta	a	la	violencia	que
estamos	describiendo.	Sin	supervisión	desde	la	escuela	es	mucho	más	sencillo	complotarse	para	agredir	en
banda.
Ornella	era	una	chica	de	15	años	que,	además	de	ser	la	mejor	alumna	de	su	clase,	se	destacaba	como	una
habilidosa	 dibujante	 de	 personajes	 de	 historietas	 japonesas	 de	 estilo	 manga.	 También	 era	 muy	 buena
deportista	 (competía	 a	 nivel	 nacional),	 excelente	 jugadora	 de	 ajedrez	 y	 amaba	 leer	 novelas	 y	 libros	 de
ficción	 de	 muchísimas	 páginas.	 Sin	 embargo,	 a	 la	 hora	 de	 sociabilizar,	 estas	 habilidades	 le	 jugaban	 en
contra.	Sus	compañeros	de	clase,	especialmente	las	mujeres,	se	burlaban	de	ella	y	solían	dejarla	de	lado	en
los	 recreos.	 Casi	 nunca	 la	 invitaban	 a	 las	 fiestas	 de	 cumpleaños	 y	 cuando	 lo	 hacían	 ella	 no	 solía	 asistir
porque	 no	 se	 sentía	 cómoda;	 al	 igual	 que	 cuando	 iban	 a	 bailar	 a	 algún	 lugar,	 entre	 las	 demás	 chicas
acostumbraban	 apartarla,	 cuchichear	mirándola,	 y	 reírse	 de	 ella	 de	 forma	 sutil.	 Llegó	 un	 punto	 en	 que
Ornella	comenzó	a	producirse	pequeños	raspones	clavándose	las	uñas	en	las	muñecas	y	en	los	brazos	hasta
que,	después	de	un	tiempo,	empezó	a	realizarse	cortes	en	la	zona	de	debajo	de	la	ropa	interior	para	que	ni
su	madre	ni	nadie	pudiese	descubrir	lo	que	estaba	haciendo.	Un	día,	ella	decidió	asistir	a	una	fiesta	y	para
integrarse	al	resto	del	grupo	en	una	previa	se	alcoholizó	hasta	perder	la	memoria.	Ese	día	tuvo	su	primera
relación	sexual	detrás	de	una	de	las	palmeras	del	boliche	con	dos	chicos	desconocidos	de	más	de	18	años
de	los	cuales	nunca	pudo	recordar	su	identidad.	Por	suerte,	a	esas	alturas	ella	ya	se	encontraba	haciendo
terapia	psicológica	y	su	psicóloga	pudo	convencerla	de	asistir	a	un	servicio	de	ginecología	para	realizarse
los	correspondientes	exámenes	de	embarazo	y	HIV.	Si	bien	no	estaba	embarazada,	 luego	de	unos	meses,
cuando	volvió	a	repetir	el	examen	de	HIV,	este	le	dio	positivo	y	debió	someterse	a	tratamiento.
Causas	del	bullying
Debemos	 comprender	 que	 existen	una	multiplicidad	de	 causas	 para	 que	 el	 bullying	 se	manifieste,	 tal	 y
como	 venimos	 desarrollando	 desde	 el	 inicio	 de	 este	 capítulo.	 La	 conjunción	 de	 víctima	 y	 victimarios
obedece	a	una	serie	de	factores.	Vamos	a	señalar	alguno	de	ellos.
Entorno	escolar
El	tipo	de	institución	educativa	es	fundamental	para	que	se	desarrollen	o	no	situaciones	de	bullying.	Si	la
escuela	actúa	correctamente	este	tipo	de	episodios	se	pueden	desarticular	fácilmente.	Para	esto	debemos
tener	una	escuela	comprometida	con	el	problema	y	muy	atenta	al	bienestar	de

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