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Neurocirugía Juan Ortega-Barnett, Aaron Mohanty, Sohum K. Desai, Joel T. Patterson Í N D I C E Dinámica intracraneal Trastornos cerebrovasculares Tumores del sistema nervioso central Tumores cerebrales primarios Lesiones cerebrales traumáticas Trastornos degenerativos de la columna vertebral Neurocirugía funcional y estereotáctica Hidrocefalia Neurocirugía pediátrica Infecciones del sistema nervioso central La neurocirugía es la cirugía del encéfalo, la médula espinal, los ner- vios periféricos y sus estructuras de soporte, incluidos la irrigación sanguínea, los elementos de protección, los espacios del líquido cefalo- rraquídeo, el cráneo óseo y la columna vertebral. Este capítulo está dirigido a los no neurocirujanos que desean adquirir más conoci- mientos y experiencia en este campo. Esperamos que también ayude al personal del servicio de urgencias de los hospitales comunitarios o a los estudiantes de medicina que están en este departamento por primera vez a comunicar los problemas del paciente de forma eficaz a los neurocirujanos. En la primera parte del capítulo se ofrece una visión general de los principios subyacentes de la neurocirugía, prestando atención especial a la dinámica intracraneal. En las secciones restantes se analizan los trastornos cerebrovasculares, que comprenden la hemo- rragia subaracnoidea, la hemorragia intracerebral, el aneurisma y la malformación arteriovenosa (MAV); los tumores del sistema nervioso central (SNC), que comprenden las neoplasias del encéfalo, la base del cráneo, los pares craneales, la médula espinal, las meninges y los nervios periféricos; las lesiones cerebrales traumáticas; los trastornos degenerati- vos de la columna vertebral; la neurocirugía funcional, que comprende la radiocirugía estereotáctica (RCE) y la cirugía de la epilepsia, para el tratamiento del dolor y de los trastornos del movimiento; la hidrocefa- lia; la neurocirugía pediátrica, y el tratamiento neuroquirúrgico de las infecciones del SNC. El campo de la neurocirugía es demasiado amplio para hacer una descripción enciclopédica detallada realista, pero una introducción sobre estas cuestiones será útil para el lector. DINÁMICA INTRACRANEAL Es esencial comprender primero algunos principios básicos de la diná- mica intracraneal, el líquido cefalorraquídeo (LCR), el flujo sanguíneo cerebral (FSC) y la presión intracraneal (PIC), que se resumen aquí para una revisión rápida. Algunos de estos principios son evidentes, mientras que otros podrían considerarse contradictorios. El primer principio es obvio. La cavidad craneal tiene un volumen fijo compuesto por el tejido cerebral (parénquima), el LCR, y los vasos sanguíneos y la sangre intravascular. Según la doctrina de Monro- Kellie, la suma de estos componentes dentro del volumen fijo de la cavidad craneal implica que un aumento de uno de los componentes debe estar acompañado de una disminución igual y opuesta de uno o los dos componentes restantes.1 Si esto no ocurre, aumenta la PIC, y el incremento de la presión por unidad de aumento del volumen se vuelve asintótico en algún momento, y se acerca a los valores de la presión arterial sistémica, lo que origina un patrón de flujo sanguíneo reverberante sin flujo neto. Como consecuencia, si aumenta el volu- men de cualquiera de los compartimentos, se produce una fase de compensación en la que puede disminuir el volumen de uno o más de los otros compartimentos para evitar el aumento de la PIC. En la tabla 67-1 se resumen y se simplifican algunos de los síndromes de exceso de volumen y el tratamiento específico para cada uno de ellos. El segundo principio no es evidente y puede parecer contradictorio. El líquido cefalorraquídeo se produce a una velocidad constante (≈15 a 20 ml/h), por un proceso fisicoquímico dependiente de energía, princi- palmente en el plexo coroideo de los ventrículos. Es esencial entender que la contrapresión intracraneal afecta poco a la producción del LCR, que no disminuye ni siquiera en los aumentos letales de la PIC. Dado que la producción es casi siempre constante, se deduce que en la alteración de la dinámica del LCR casi siempre participa algún aspecto que impide su absorción debido a una obstrucción a lo largo de las rutas del LCR en el interior del encéfalo, los espacios subaracnoideos en las cisternas basales o la convexidad cerebral, o las granulaciones aracnoideas (donde se produce la mayor parte de la absorción). En el análisis que se ofrece a continuación sobre los tumores, las infecciones, la hemorragia intracra- neal y los traumatismos hay muchos ejemplos sobre cómo la alteración de la absorción de LCR contribuye a los trastornos patológicos. Las únicas excepciones a la producción casi constante de LCR son el exceso de producción asociado al papiloma del plexo coroideo, que es infrecuente, y la disminución ocasional de la producción de LCR, que se observa en algunas meningitis bacterianas gramnegativas con ventriculitis. El tercer principio básico es que el FSC normalmente varía en un amplio rango (de 30 a 100 ml/100 g de tejido encefálico/min), dependiendo de la demanda metabólica de la actividad neuronal dentro de un área particular del encéfalo. Generalmente, el flujo sanguíneo en cualquier zona del encéfalo es abundante, superior a la demanda por un amplio margen, por lo que las tasas de extracción de oxígeno suelen ser bajas. La vasculatura del encéfalo ajusta el flujo sanguíneo a la demanda metabólica del tejido y, a pesar de las amplias variaciones de la presión arterial sistémica, el FSC generalmente proporciona lo que se necesita debido al fenómeno conocido como autorregulación. Factores como el aumento o la disminución de la Pco2 arterial desplazan la curva según Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1901 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. esté indicado. Cuando se produce una lesión encefálica traumática, la curva se vuelve más pronunciada (es decir, cambios más pequeños en la presión arterial o la Pco2) y afecta mucho al FSC (fig. 67-1). Si la demanda tisular supera la autorregulación, o si el FSC disminuye por razones patológicas, la primera defensa es el aumento de la extracción de oxígeno (es decir, la diferencia arteriovenosa de oxígeno). El tejido comienza a experimentar disfunción cuando los valores son inferiores a 0,25 ml/g de tejido encefálico/min. Cuando los valores están entre 0,15 y 0,2, puede producirse isquemia reversible del tejido encefálico, pero cuando son de 0,1-0,15 se produce un infarto cerebral (fig. 67-2). El consumo metabólico de oxígeno en el encéfalo disminuye des- pués de una lesión traumática a valores de entre 0,6 y 1,2 µmol/mg/ min. La pérdida completa del flujo sanguíneo en cualquier área del encéfalo produce un infarto (daño irreversible) en unos pocos minutos. La inflamación del tejido infartado tarda días en alcanzar su punto máximo y semanas en resolverse.2 Una consecuencia importante es que, si se produce disfunción cerebral clínica porque se han superado los mecanismos de compen- sación (p. ej., la autorregulación que cambia la resistencia vascular, la capacidad para aumentar la presión arterial sistémica media, la capacidad para aumentar la extracción de oxígeno), la tolerancia para una disminución mayor del flujo sanguíneo es baja y hay una grave amenaza de lesión tisular. Puede ser necesario el tratamiento urgente para aumentar la presión arterial o disminuir la PIC. Cuando el tiempo lo permite porque la disfunción fluctúa de forma crónica, puede ser apropiado medir las proporciones de la extracción de oxígeno como un índice de la adecuación general del FSC. Si el FSC es bajo, laextracción de oxígeno aumenta con una Po2 venosa menor. Se considera que las variaciones de la relación entre el FSC y la extracción relacionadas con la actividad neuronal son la base de la utilidad de las imágenes obteni- das en la resonancia magnética (RM) funcional, una técnica que tiene muchas aplicaciones en la neurociencia clínica. Un cuarto principio deriva de los otros tres y del hecho de que el tejido dañado se inflama, lo que hace evidente la posibilidad de una lesión en cascada por un mecanismo de círculo vicioso (fig. 67-3). Si se supera la fase de compensación (v. anteriormente), incluso con tratamiento, y la PIC aumenta lo suficiente por cualquier mecanismo de modo que la presión de perfusión cerebral (PPC) disminuye, el FSC puede disminuir hasta alcanzar valores que causan lesión tisular. PPC presión arterial media (PAM) PIC= − El edema cerebral (hinchazón) dentro del cráneo cerrado produce nuevos aumentos de la PIC incluso con una mayor disminución de la PPC=presión arte- rial media(PAM)−PIC TABLA 67-1 Síndromes de exceso de volumen intracraneal y tratamiento COMPONENTE SÍNDROME DE EXCESO DE VOLUMEN TRATAMIENTO ESPECÍFICO Tejido encefálico Edema: citotóxico, vasógeno, perineoplásico, inflamatorio Diuréticos: manitol, furosemida, suero salino hipertónico; esteroides para el edema vasógeno inflamatorio y perineoplásico Vascular Aumento de la Pco2: estado de hiperperfusión con pérdida de la autorregulación, como en la hipertensión grave, después de un traumatismo o tras la eliminación de una MAV; obstrucción venosa relativa Aumentar la ventilación; diuréticos (en el estado de hiperperfusión debe evitarse el manitol), barbitúricos; limpiar la obstrucción venosa; levantar la cabecera de la cama (para reducir el volumen venoso) Líquido cefalorraquídeo Alteración de la absorción con hidrocefalia congénita, posthemorrágica o postinfecciosa, comunicante u obstructiva; loculaciones; quistes aracnoideos o periventriculares; aumento de la producción de LCR con papiloma del plexo coroideo (infrecuente) Drenaje ventricular externo (o drenaje lumbar solo si no hay amenaza de herniación) o derivación; en la floculación o en algunos tipos de hidrocefalia obstructiva puede ser posible la fenestración endoscópica o la ventriculostomía del tercer ventrículo; la acetazolamida y los esteroides pueden disminuir temporalmente la producción de LCR Lesión de masa Tumores, quistes, abscesos, hematomas, necrosis por radiación o necrosis por infarto cerebral Eliminación, fenestración, aspiración de la lesión (a menudo con guía estereotáctica); con menor frecuencia, podría ser útil ampliar el volumen intracraneal por descompresión FIGURA 67-1 Flujo sanguíneo cerebral (FSC) en función de la presión arterial media (PAM). Obsérvense los cambios ascendentes y descendentes con hipercapnia e hipocapnia, respectivamente. En la lesión encefálica traumática, la curva es más pronunciada, se producen grandes cambios del FSC con pequeños cambios de la presión. (Adaptado de Rangel-Castilla L, Gasco J, Nauta HJ, et al: Cerebral pressure autoregulation in traumatic brain injury. Neurosurg Focus 25:E7, 2008.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1902 PPC en una fase de descompensación. Cuando se supera o se altera la capacidad de autorregulación de forma que ya no puede desempeñar su función, el FSC se relaciona directamente con la PPC. En el tratamiento de los trastornos intracraneales, la PIC y la PPC pueden medirse fácilmente de forma continua y así pueden utilizarse como sustitutos muy prácticos del FSC, que, aunque es más signifi- cativo, es mucho más difícil de medir. Sin embargo, estos parámetros no son equivalentes, y hay que recordar sus limitaciones para guiar el tratamiento. Independientemente de la causa, cuando surgen dudas sobre la posibilidad de que se produzcan lesiones en cascada hay que hacer todo lo posible para mantener la PPC cerca de 60 mmHg (rango, 50 a 70 mmHg) y la PIC por debajo de 20 mmHg, si es posible. El uso habitual de presores y la expansión del volumen para mantener una PPC superior a 70 mmHg no puede admitirse debido a las com- plicaciones sistémicas.3 El quinto principio se refiere al efecto de masa local y a su pro- gresión con respecto a la compleja anatomía de la cavidad craneal. La cavidad craneal no es solo un espacio esférico hueco, sino que contiene varias proyecciones casi como cuchillos de la duramadre plegada, la hoz y la tienda del cerebelo, que dividen la cavidad en los compartimentos supratentoriales izquierdo y derecho, e infratentorial, la fosa posterior. El ala esfenoidal es una cresta principalmente ósea, prominente, que separa la fosa anterior, que contiene el lóbulo frontal, de la fosa media, que contiene el lóbulo temporal. La incisura es una abertura estrecha bordeada por la tienda del cerebelo que rodea el mesencéfalo, y es el único paso entre los compartimentos supratentoriales e infratentorial. Aparte de los pequeños agujeros de los pares craneales y las arterias, el agujero magno es la única abertura de tamaño considerable del conjunto de la cavidad craneal. El trastorno que ilustra clásicamente la lesión de masa en expansión es el hematoma epidural agudo, que se observa después de un trauma- tismo con fractura craneal. Sin embargo, la progresión puede ser similar independientemente del origen, y se ha denominado decaimiento ros- trocaudal para reflejar las fases tempranas y tardías, que se enumeran en orden aquí: • Solo distorsión local. • Borramiento de las circunvoluciones y los surcos. • Compresión del ventrículo lateral (u otros). • Desplazamiento de la línea media. • Hernia subfalcial. • Hernia tentorial del lóbulo temporal: • Compresión del tercer par craneal (dilatación pupilar unilateral). • Obliteración de las cisternas basales. • Compresión del mesencéfalo. • Infarto del mesencéfalo, hemorragias de Duret (dilatación de ambas pupilas, con lesión irreversible del mesencéfalo). • Compresión mayor del tronco del encéfalo: • Pérdida de reflejos del tronco del encéfalo: progresión de la pos- tura flexora a extensora; reflejos vestibuloocular y oculocefálico; reflejos corneales. • Síndrome de compresión medular: reflejos respiratorios; reflejos vasomotores, reflejo de Cushing con aumento de la presión arterial sistólica, ampliación de la presión del pulso, bradicardia. • Herniación del agujero magno. En las fases posteriores a la hernia tentorial, los efectos de masa foca- les suelen ir acompañados de un aumento general de la PIC. El punto en el que el efecto de masa focal evoluciona para producir un aumento global de la PIC depende en gran medida de la distensibilidad dentro de la cavidad craneal. En los pacientes jóvenes con los llamados encéfalos apretados, incluso las masas de volumen relativamente pequeño que producen solamente borramiento de las circunvoluciones corticales pueden causar aumento de la PIC. Por otra parte, los pacientes con atrofia cerebral avanzada pueden tolerar, por ejemplo, grandes hema- tomas intracerebrales frontales o hematomas subdurales crónicos con compresión del ventrículo lateral y desplazamiento de la línea media, mientras mantienen una PIC tolerable y un grado sorprendente de la función neurológica intacta. La PIC normal varía en un rango amplio, y generalmente se aceptan valores entre 0 y 20 mmHg. El aumento difuso de la PIC, en la forma pura plenamente desarrollada, produce un cuadro clínico que puede comprender síntomas de cefalea, náuseas y vómitos, visión doble y oscurecimiento de la visión. Los signos clínicos que lo acompañan pueden consistir en papiledema y parálisis del sexto par cranealcon debilidad del músculo recto lateral y diplopía de lado a lado, que al principio afecta más a la visión de lejos o cuando se dirige la mirada FIGURA 67-3 Relación entre el aumento de la presión intracraneal (PIC), la disminución de la presión de perfusión cerebral (PPC), el desarrollo de isquemia e infarto, y el edema cerebral. FIGURA 67-2 Relación entre el flujo cerebral, el metabolismo y la extracción de oxígeno en condiciones normales y patológicas. DAVO2, di- ferencia arteriovenosa de oxígeno; FSC, flujo sanguíneo cerebral; TMCO2, tasa metabólica cerebral de consumo de oxígeno. (Tomado de Rangel-Castilla L, Gasco J, Nauta HJ, et al: Cerebral pressure autoregu- lation in traumatic brain injury. Neurosurg Focus 25:E7, 2008.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1903 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. hacia el lado de la parálisis. El papiledema es un fenómeno principal- mente crónico y no se observa de forma aguda. La parálisis del sexto par por el aumento de la PIC puede producirse independientemente de la causa y no implica la participación directa de una lesión de masa, grande o pequeña, en el sexto par. En esta situación, la parálisis es un signo falso de localización. El aumento de la PIC también puede causar oscurecimientos de la visión, y los pacientes informan de que su visión se desvanece o se apaga temporalmente y de que sufren cefalea. Una vez más, estos oscurecimientos están causados por el efecto del aumento difuso de la PIC sobre los nervios ópticos sensi- bles, y no implican la presencia de una lesión de masa focal que afecte directamente a los nervios o las rutas ópticos. Intuitivamente, parece que, si el proceso que aumenta la PIC se desarrolla lentamente, la presión también podría aumentar despacio y de forma uniforme, al ritmo del proceso en evolución. Sin embargo, como observó Lundberg por primera vez en 1960,4 las fases intermedias de la descompensación se caracterizan por elevaciones transitorias pronunciadas de la PIC (hasta 60 mmHg), con una meseta característica de hasta de 45 min y después un ciclo transitorio con una disminución de nuevo hacia un rango más normal. TRASTORNOS CEREBROVASCULARES Los trastornos cerebrovasculares abarcan una serie de alteraciones congénitas, adquiridas e idiopáticas (cuadro 67-1). Malformaciones arteriovenosas Una MAV es una acumulación anormal de vasos sanguíneos donde la sangre arterial desemboca directamente en las venas de drenaje sin interposición de los lechos capilares normales. Las MAV son lesiones congénitas que pueden ir aumentando con la edad y afectar a un nuevo riego vascular, y suelen progresar de lesiones de bajo flujo en el momento del nacimiento a lesiones de alto flujo en los adultos. Se presentan con hemorragia, isquemia del parénquima cerebral alrededor de la lesión debido a un fenómeno de «robo» vascular o convulsiones. Su prevalencia es de 15-18/100.000 y por lo general se manifiestan antes de los 40 años de edad. La tasa de riesgo de hemorragia es de hasta el 4% al año,5 y una vez que sangran pueden ser incluso más propensas a la hemorragia. Generalmente, están formadas por una o más arterias nutricias; un nido de tamaño, forma y compacidad varia- bles, compuesto de vasos anormales, y las venas de drenaje. A veces se asocian a aneurismas relacionados con el flujo alto de las arterias nutricias. Los pacientes suelen presentar cefalea, déficit neurológico, convul- siones o diferentes combinaciones de los tres. Las pruebas diagnósticas generalmente comprenden la tomografía computarizada (TC) y la RM, que muestran la lesión (fig. 67-4). Después se realiza la angiografía con catéter para definir la anatomía vascular de la lesión y planificar el tratamiento. CUADRO 67-1 Trastornos vasculares cerebrales Congénitos Malformación y fístula arteriovenosas Malformación cavernosa Telangiectasia Anomalía venosa (angioma) Adquiridos Traumáticos Algunas fístulas arteriovenosas (fístula carotidocavernosa de tipo 1) Aneurisma traumático Degenerativos Enfermedad ateroesclerótica oclusiva La mayoría de los aneurismas cerebrales (en baya) Algunas disecciones arteriales Hemorragia intracerebral espontánea Infecciosos Aneurismas micóticos Idiopáticos Moyamoya Algunas fístulas arteriovenosas: fístulas carotidocavernosas de tipo 2 o simi- lares a MAV durales FIGURA 67-4 Angiografía por TC con reconstrucción tridimensional (A), RM (B) y angiografía convencional (C) de una MAV grande con irrigación desde las arterias cerebrales media y posterior, y un nido poco definido. Hay un drenaje venoso superficial y profundo complejo. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1904 Las opciones de tratamiento comprenden la craneotomía con resec- ción quirúrgica de la lesión, la embolización y la RCE, y suele utilizarse más de una modalidad. La RCE se reserva para las lesiones compactas de menos de 2,5 cm de diámetro. Pueden pasar hasta 3 años hasta que se cierren las MAV radiadas después de la RCE. El sistema de clasificación de Spetzler-Martin se desarrolló hace 30 años y se sigue utilizando para ayudar a tomar decisiones sobre el tratamiento (tabla 67-2).6 Malformaciones cavernosas Una malformación cavernosa es una lesión vascular benigna, bien circunscrita, que consta de conductos vasculares sinusoidales de paredes finas, irregulares, que se localizan dentro del encéfalo, pero carecen de parénquima nervioso interpuesto, arterias nutricias grandes o venas de drenaje grandes. Estas lesiones, descritas por primera vez por McCormick en una serie de autopsias,7 tienen una prevalencia de aproximadamente el 0,5%. Existen tres formas familiares. Debido a que son lesiones de baja presión y bajo flujo, la hemorragia no suele ser catastrófica a no ser que se produzca en una zona muy elocuente del encéfalo. Generalmente, los pacientes se presentan con hemorragia o cefalea con o sin antecedentes de convulsiones de nueva aparición. Aunque suele ser evidente en la TC, la RM es la técnica de imagen de elección y muestra un anillo de hemosiderina oscuro característico. El tratamiento para las lesiones sintomáticas consiste en el control de las convulsiones y la escisión quirúrgica. No se ha demostrado que la radiocirugía modifique significativamente la evolución natural de estas lesiones. Telangiectasia capilar Estas lesiones están formadas por conductos vasculares con las pare- des extremadamente finas similares a las de los capilares dilatados. Generalmente, forman pequeños grupos con tejido cerebral interpues- to prominente. Suelen ser clínicamente silentes y por lo general no aparecen en los estudios de imagen. No son evidentes en la angiografía con catéter convencional a menos que sean grandes, y solo en la fase venosa capilar. Se diferencian claramente de las MAV en que el flujo a través de la lesión no es lo suficientemente rápido para que se observen las arterias y las venas en la misma imagen angiográfica convencional. Habitualmente estas lesiones no se tratan con cirugía. Anomalías del desarrollo venoso: angioma venoso Estas lesiones están formadas por un sistema de drenaje venoso con una configuración anómala que converge en un solo conducto de salida venoso dilatado. El aspecto típico es el de una hidra, con venas que convergen radialmente. Un rasgo característico de esta lesión es que el lechovenoso anómalo está poco colateralizado. Este drenaje venoso puede ser suficiente o no para las necesidades del tejido cerebral irrigado. Pueden producirse cambios degenerativos de evolución lenta en el tejido cerebral irrigado, pero, por desgracia, no se conoce ninguna intervención que pueda evitarlo. Sin embargo, aunque sea inadecuada, la anomalía venosa representa el único drenaje venoso disponible para esa área del encéfalo, por lo que no se recomienda su eliminación, porque podría producirse un infarto venoso con inflamación y hemo- rragia, cuyas consecuencias son especialmente peligrosas en la fosa posterior. Fístula traumática Tanto la arteria carótida interna como la arteria vertebral entran en la cavidad craneal inmediatamente después de pasar a través de una red venosa. La arteria carótida interna atraviesa el seno cavernoso, que se comunica con la vena oftálmica superior, el seno petroso y el seno esfenoparietal. La arteria vertebral atraviesa un plexo venoso en el espacio epidural occipital-C1, que se comunica con la vena yugular, el plexo venoso epidural y el plexo venoso paravertebral. Los traumatismos que producen un desgarro de las arterias carótida o vertebral en su punto de fijación cuando pasan a través de la base del cráneo pueden causar una fístula con el plexo venoso circundante. Las consecuencias pueden variar en cuanto a la gravedad y la rapidez con que aparecen, pero por lo general comprenden inflamación periorbitaria, con proptosis y edema escleral en el caso de la fístula carotidocavernosa (FCC), y ruido pulsátil prominente en el caso de la fístula vertebral-yugular. La medición de la presión intraocular mediante tonometría puede guiar la urgencia del tratamiento de la FCC. En la exploración radiológica es característica la dilatación de la vena oftálmica superior (fig. 67-5). Estas lesiones suelen tratarse con técnicas endovasculares. Se introduce un catéter a través del desgarro de la arteria y se hace avanzar hacia el lado venoso de la fístula. El alto flujo y un conducto fistuloso grande facilitan este proceso. Después se utiliza material embólico, una espiral o un balón desmontable para ocluir el lado venoso de la fístula. Cuando las vías transvenosas convencionales fracasan, puede ser necesario un abordaje directo a través de una punción transorbitaria para proporcionar tratamiento endovascular.8 Aneurismas Un aneurisma es una dilatación localizada y excesiva de un vaso causada por el debilitamiento y el defecto posterior de la pared de una arteria. La prevalencia en los adultos es del 2% (varía según el estudio), con una incidencia anual de hemorragia subaracnoidea aneurismática de 6 a 8/100.000 con el valor máximo a la edad de 50 años. Los factores de riesgo modificables de la hemorragia subaracnoidea comprenden la hipertensión, el consumo de tabaco y el consumo excesivo de alcohol. Los aneurismas pueden dividirse en saculares, fusiformes, de disección, infecciosos y traumáticos. Aneurismas saculares Como su nombre indica, estos aneurismas, también conocidos como aneurismas en baya, generalmente tienen forma sacular y se producen en la pared del vaso o en una bifurcación. Muchos se descubren de forma casual, dada la frecuencia de las pruebas de imagen neurológicas, pero muchos se presentan con hemorragia.9 La manifestación clásica de la hemorragia subaracnoidea causada por un aneurisma cerebral es la aparición repentina de cefalea, que el paciente describe como «el peor dolor de cabeza de mi vida». Generalmente, el estudio diagnóstico comprende una TC, que demuestra una distribución típica de la sangre (fig. 67-6). Entre el 10 y el 15% de las hemorragias subaracnoideas causadas por aneurismas saculares producen la muerte antes de la llegada al hospital. De las personas que llegan a un centro médico, un tercio no sobrevive (por lo general debido a hemorragias repetidas), un tercio sobrevive con diferentes grados de discapacidad neurológica y el resto recupera su nivel basal. Las complicaciones principales de la hemorragia subaracnoidea comprenden la repetición de las hemorragias, hidrocefalia (en alrede- dor del 15 al 20% de los casos), acontecimientos cardíacos en alrededor del 50% de los pacientes, vasoespasmo, hiponatremia y convulsiones. La repetición de las hemorragias es una de las principales causas de TABLA 67-2 Sistema de clasificación de Spetzler-Martin CARACTERÍSTICA PUNTOS Tamaño del nido (cm) Pequeño (< 3) 1 Mediano (3-6) 2 Grande (> 6) 3 Elocuencia del encéfalo adyacente No elocuente 0 Elocuente (sensitivomotor, lenguaje, visual, tálamo, hipotálamo, cápsula interna, tronco del encéfalo, pedúnculos cerebelosos, núcleos cerebelosos profundos) 1 Patrón del drenaje venoso Solo superficial 0 Profundo 1 Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1905 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. muerte en los pacientes que llegan a un centro médico después de un episodio inicial de hemorragia. La hidrocefalia se produce debido a la interrupción de la función de las granulaciones aracnoideas y se trata con un drenaje ventricular externo. El vasoespasmo es un estrechamiento de las arterias cerebrales que se cree que está causado por la disfunción del músculo liso relacionada con los productos de degradación de la sangre en el líquido cefalorraquídeo. Puede contribuir a la isquemia significativa del encéfalo y, por lo tanto, ser una causa importante de morbilidad. Generalmente, el tratamiento del vasoes- pasmo sintomático es multimodalidad y consiste en hipervolemia e hipertensión inducida, intervenciones endovasculares, y una variedad de fármacos (cuadro 67-2).10-12 En un estudio clásico de los aneurismas cerebrales y su tratamiento se documentó el riesgo de rotura según el tamaño y la localización, como se muestra en la tabla 67-3.13 Las escalas de clasificación clínica FIGURA 67-5 Fístula carótida interna derecha-seno cavernoso (A, flecha) con dilatación del drenaje oftálmico superior (B, punta de flecha), un hallazgo típico de este proceso patológico en las pruebas de imagen. FIGURA 67-6 A. TC del encéfalo en la que se observa sangre subaracnoidea en las cisternas basales. Las astas temporales dilatadas (flecha) indican la presencia de hidrocefalia. B. Angiograma cerebral que muestra dos aneurismas localizados en la unión de los segmentos A1 y A2 de la arteria cerebral anterior (círculo). C. Angiografía por TC con reconstrucción tridimensional que muestra la relación de los aneurismas (círculo) con la base del cráneo. CUADRO 67-2 Tratamiento del vasoespasmo Prevención del estrechamiento arterial Eliminación de la sangre subaracnoidea Prevención de la deshidratación y la hipotensión Bloqueadores de los canales del calcio (nimodipino) Inversión del estrechamiento arterial Bloqueadores de los canales del calcio intraarteriales Angioplastia transluminal con balón Prevención e inversión del déficit neurológico isquémico Hipertensión, hipervolemia, hemodilución Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1906 de Hunt y Hess14 y de la World Federation of Neurological Surgeons15 se desarrollaron como una forma de predecir el vasoespasmo posible y los resultados generales (tablas 67-4 y 67-5). Fisher et al.16 describieron otro método de clasificación de la hemorragia subaracnoidea basado en las imágenes de la TC (tabla67-6). El tratamiento de los aneurismas saculares consiste en la colocación de una espiral, la colocación de una espiral a través de una endoprótesis (stent) o el clipaje quirúrgico (figs. 67-7 y 67-8), y el tratamiento pos- terior del vasoespasmo y las comorbilidades potenciales en la unidad de cuidados intensivos. Aunque una vez fue el tratamiento de referencia de los aneurismas cerebrales, la craneotomía abierta y el clipaje ahora se reservan para las lesiones que no se consideran adecuadas para las técnicas endovasculares.13,17,18 En general, se cree que es mejor realizar el tratamiento de los aneurismas rotos tan pronto como sea posible después de la hemorragia inicial. Hemorragia intracerebral espontánea Las hemorragias intracerebrales espontáneas en el parénquima encefá- lico son frecuentes, representan aproximadamente el 10% de todos los accidentes cerebrovasculares. Por lo general, se producen en pacientes de edad avanzada debido a los cambios degenerativos de los vasos cere- brales que suelen asociarse a la hipertensión crónica (cuadro 67-3). En los pacientes más jóvenes es más probable que estén relacionados con el consumo de drogas o una malformación vascular. Pueden ocurrir en cualquier parte de la circulación cerebral o del tronco del encéfalo, pero clásicamente se han descrito asociadas a pequeños aneurismas degenerativos (microaneurismas, también conocidos como aneuris- mas de Charcot-Bouchard) en las uniones de los vasos perforantes y los vasos más grandes en la base del cráneo. Suelen encontrarse en las uniones de la arteria cerebral media con los vasos lenticuloestriados perforantes pequeños, y causan hemorragia en el putamen. La presen- tación clínica sigue un patrón de accidente cerebrovascular, con signos y síntomas neurológicos de aparición repentina que dependen del área del encéfalo afectada. Es más probable que los síntomas consistan en cefalea que en accidente cerebrovascular isquémico. El diagnóstico se hace con la TC, que generalmente se realiza en el servicio de urgencias. El tamaño y la localización del hematoma agudo se visualizan bien en la TC, así como cualquier cambio cerebral o la hidrocefalia asociados (fig. 67-9A; v. fig. 67-10). En los pacientes de edad avanzada con antecedentes conocidos de hipertensión y un aspecto clásico en la TC de un hematoma en el putamen, el tálamo, el cerebelo o el puente no suelen estar indicados otros estudios de diagnóstico. Es poco probable que se repita la hemorragia en este contexto. Sin embargo, puede ser recomendable realizar más pruebas si la localización o el aspecto del hematoma son atípicos, especialmente si hay algún componente de sangre subaracnoidea. También suele recomendarse una investigación más completa en los pacientes más jóvenes sin hipertensión conoci- da y en los que puede haber una causa subyacente de la hemorragia (p. ej., antecedentes de neoplasia, discrasias sanguíneas, endocarditis bacteriana). La investigación adicional se hace generalmente con la RM de contraste o la angiografía con resonancia magnética. Si hay cualquier indicio de aneurisma o MAV, debe realizarse después la angiografía con catéter convencional. En los pacientes de edad avanzada con ante- cedentes de demencia precoz y múltiples episodios de hematomas intracerebrales localizados más en la periferia, hay que considerar el diagnóstico de angiopatía amiloide. La mayoría de los casos de hemorragia intracerebral espontánea no requieren una intervención quirúrgica. Muchas hemorragias son lo suficientemente pequeñas para tolerarse bien y no necesitan cirugía. Otras son tan grandes desde el principio que la cirugía tiene poca utilidad. Generalmente, se ofrece aliviar la hidrocefalia obstructiva mediante drenaje ventricular, excepto en los casos más imposibles. Los pacientes que obedecen instrucciones y pueden vigilarse por si se producen cambios en su exploración neurológica pueden, habi- tualmente, tratarse de forma conservadora mediante observación hospitalaria durante por lo menos 5-7 días. Es más probable que la TABLA 67-3 Riesgo de rotura durante 5 años (%) según el International Study of Unruptured Intracranial Aneurysms TIPO DE ANEURISMA < 7 MM Y SIN HSA PREVIA < 7 MM Y CON HSA PREVIA 7-12 MM 13-24 MM > 24 MM Carotidocavernoso 0 0 0 3 6,4 Circulación anterior 0 1,5 2,6 14,5 40 Circulación posterior 2,5 3,4 14,5 18,4 50 HSA, hemorragia subaracnoidea. TABLA 67-4 Escala de clasificación clínica de Hunt y Hess DESCRIPCIÓN GRADO BUEN RESULTADO Asintomático o cefalea mínima y ligera rigidez de la nuca 1 ≈70 Cefalea de moderada a intensa, rigidez de la nuca, ± solo parálisis del par craneal 2 ≈70 Somnolencia, confusión o déficit focal leve 3 ≈15 Estupor, hemiparesia de moderada a grave, posible rigidez de descerebración temprana 4 ≈15 Coma profundo, rigidez de descerebración, aspecto moribundo 5 ≈0 TABLA 67-5 Escala de clasificación clínica de la World Federation of Neurological Surgeons GRADO PUNTUACIÓN DE LA GCS DÉFICIT MOTOR I 15 No II 13-14 No III 13-14 Sí IV 7-12 Sí o no V 3-6 Sí o no GCS, escala del coma de Glasgow. TABLA 67-6 Clasificación de Fisher según el aspecto de la HSA en la tomografía computarizada GRADO HALLAZGOS EN LA TC I Sin hemorragia evidente II HSA difusa con capas verticales < 1 mm de grosor III Coágulos localizados y/o capas verticales de HSA > 1 mm de grosor IV HSA difusa o sin HSA, pero con hemorragia intracerebral o intraventricular HSA, hemorragia subaracnoidea. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1907 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. inflamación máxima y la descompensación se produzcan dentro de ese marco de tiempo. La cirugía para evacuar el hematoma puede ser apropiada en un pequeño grupo de pacientes con hemorragias de tamaño intermedio en lugares accesibles, que parecen tolerar el hematoma inicialmente, pero luego sufren un deterioro retardado con edema a pesar del tratamiento médico. Los esteroides no han mostrado ningún beneficio. Los intentos de predecir en qué casos se producirá un deterioro únicamente sobre la base del volumen del hematoma se han visto frustrados por el amplio espectro de distensibilidad intracraneal que muestran los distintos pacientes. En general, los pacientes más jóvenes con ventrículos más pequeños y pequeños espacios subaracnoideos tienen una menor distensibilidad y menos tolerancia que los pacientes de edad avanzada con atrofia cerebral, y ventrículos y espacios subaracnoideos generosos. En el Surgical Trial in Intracerebral Hemorrhage no se observaron diferencias en el resultado clínico cuando se comparó la cirugía tem- prana con el tratamiento conservador.19 Si está indicada, la evacuación quirúrgica se realiza mediante craneotomía sobre la parte más accesible del hematoma (fig. 67-9B). La ecografía intraoperatoria suele ser útil para buscar los hematomas que no llegan a la superficie cortical y para el seguimiento del progreso de la evacuación. El objetivo de la cirugía es la descompresión, más que la eliminación completa, pero generalmente se realiza si es seguro. La pared de la cavidad del hematoma se inspec- ciona buscando cualquier causa subyacente y se toma una muestra de biopsia, si está indicado. La hemorragia del putamen puede evacuarse a veces con un mínimo daño quirúrgico del encéfalo circundante con un abordaje transfisura de Silvio-transinsular. Se están desarrollando FIGURA 67-8 A. Angiografía vertebral por sustracción que muestra un aneurisma sacular basilar. B. Angiografía vertebral por sustracción, después de la colocación de una espiral, en la que se observa la excelente obliteración del aneurismay la conservación de los vasos adyacentes. FIGURA 67-7 A. Angiografía carotídea por sustracción que muestra un aneurisma en baya de 4 × 6 mm (flecha) que se origina en la arteria carótida interna distal. B. Angiografía carotídea postoperatoria que muestra la colocación del clip (flecha), con la obliteración total del aneurisma. CUADRO 67-3 Causas de hemorragia intracerebral espontánea Hipertensión Anomalía vascular Aneurisma cerebral Malformación arteriovenosa Malformación cavernosa Transformación de un infarto cerebral (accidente cerebrovascular) Angiopatía amiloide cerebral Coagulopatía Tumores Consumo de drogas Otros Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1908 métodos con sustancias fibrinolíticas y la aspiración estereotáctica, y pueden considerarse en los pacientes con hematomas en lugares profundos de difícil acceso. Hay que tener en cuenta la situación especial de los pacientes con hemorragia cerebelosa (fig. 67-10). En estos casos, la cirugía se ofrece antes debido al peligro de deterioro repentino causado por la compresión del tronco del encéfalo y porque el paciente puede sobrevivir con un buen resultado funcional incluso con una lesión extensa del propio cerebelo. En ocasiones, los pacientes con obstrucción del cuarto ventrículo e hidrocefalia por la hemorragia cerebelosa pueden tratarse con drenaje ventricular solo, pero gene- ralmente se ofrece la evacuación quirúrgica del hematoma mediante craneotomía suboccipital debido al riesgo de compresión del tronco del encéfalo. Aneurismas micóticos Estos aneurismas se asocian a una infección sistémica capaz de dise- minar pequeñas partículas de material infectado con bacterias en el lecho vascular cerebral. Pueden producirse en la endocarditis bacte- riana subaguda y algunas infecciones pulmonares. Una característica distintiva de estos aneurismas es que generalmente se encuentran más distales en el lecho vascular cerebral, en comparación con los aneurismas saculares, que suelen encontrarse en vasos más grandes cerca del círculo de Willis. Puede haber muchos de ellos. Cuando los émbolos bacterianos se alojan en las ramas arteriales cerebrales dis- tales, pueden erosionar la pared de estos vasos más pequeños y causar una hemorragia contenida por el tejido perivascular. El tratamiento antibiótico máximo es esencial desde el principio. La presencia de un hematoma intracerebral puede forzar la craneotomía inmediata para la evacuación. La cirugía del aneurisma en esta primera fase suele revelar un componente de hemorragia subaracnoidea y una reacción inflamatoria temprana en el espacio subaracnoideo, y solo una colección de sangre que cubre el defecto de la erosión en la pared de la arteria pequeña. Los intentos de disecar y definir un cuello fracasan por la falta de tejido fibroso desarrollado, y la hemorragia intraoperatoria es entonces frecuente. Generalmente, el segmento arterial dañado debe ocluirse y resecarse cuando se opera en esta fase temprana. Hay que prever la necesidad de derivación arterial para mantener el flujo sanguíneo en las áreas cerebrales críticas, pero no siempre es posible. Si los aneurismas micóticos se descubren o se tratan en una fase posterior, puede haber habido tiempo para el desarrollo de una pared fibrosa y podría ser posible el clipaje. Sin embargo, el cirujano tiene FIGURA 67-10 TC sin contraste del encéfalo que muestra un hematoma intracerebeloso grande, hipertenso, con obstrucción del cuarto ventrículo y dilatación de las astas temporales, lo que indica hidrocefalia obstructiva. FIGURA 67-9 TC sin contraste de la cabeza. A. Hematoma intracerebral hipertenso espontáneo en los gan- glios basales derechos, con extensión a los lóbulos frontal y temporal. B. TC postoperatoria inmediata en la que se observa la eliminación casi total del hematoma intracerebral. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1909 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. que ser consciente de la dificultad para encontrar el aneurisma en una localización distal, a menudo enterrado profundamente en un surco cerebral engrosado con tejido cicatricial fibroso reactivo. Enfermedad de moyamoya La enfermedad de moyamoya es un trastorno cerebrovascular que se caracteriza por un estrechamiento no ateroesclerótico idiopático u oclusión de los vasos sanguíneos intracraneales principales, con el desarrollo de una red de vasos colaterales compensatorios visibles que permite mantener la perfusión cerebral alrededor del segmento ocluido o muy estrechado. El trastorno suele ser bilateral, aunque no siempre es exactamente simétrico. Es infrecuente, afecta más a las personas de ascendencia asiática y se reconoció por primera vez en Japón a partir de casos estudiados con angiografía antes del desarrollo de la TC y la RM. El término moyamoya procede de la palabra japonesa que significa «bocanada de humo» o neblina. La enfermedad real se confunde a veces con las redes vasculares colaterales menos visibles que se observan alrededor de un estre- chamiento grave de origen ateroesclerótico, frecuente en personas de origen occidental. En la forma juvenil, la enfermedad de moya- moya normalmente se manifiesta como deterioro cognitivo con dis- minución del rendimiento escolar y evidencia de múltiples infartos. En la angiografía se observa estrechamiento grave u oclusión de la arteria carótida interna, la arteria cerebral media proximal o la arteria cerebral anterior proximal y, en general, varios grupos de vasos colaterales finos. En los adultos, la presentación más frecuente es la hemorragia subaracnoidea o en los ganglios basales causada por la red de vasos. Generalmente, la hemorragia puede tratarse de forma conservadora. Suele intentarse alguna forma de derivación extracraneal a intracraneal para aligerar la carga de la red vascular colateral. En los pacientes más jóvenes, los resultados son buenos, con un injerto de interposición de arteria temporal superficial cosido a la duramadre tras una craneotomía de banda. Una característica de la enfermedad es el vigor con que se forman colaterales a partir de los vasos injertados. En la forma adulta puede ser preferible una anastomosis microvascular con la arteria temporal superficial o un vaso injertado. Malformaciones arteriovenosas de la duramadre Las MAV de la duramadre (la FCC de tipo II es un subtipo) no son frecuentes en los pacientes más jóvenes. Las lesiones parecen afectar solo a los adultos y es probable que sean lesiones adquiridas que se producen después de una trombosis de un seno dural, por lo general del seno cavernoso o de la zona de unión de los senos sigmoideo y transverso. Debido a la cicatrización posterior, el segmento trombosado desencadena una respuesta neovascular que evoluciona a una configuración de MAV con canales fistulosos que se puede dilatar de forma gradual. Por lo general, se asocia a estenosis del segmento dural afectado, que indica trombosis anterior. Las lesiones generalmente no son peligrosas a no ser que produzcan drenaje venoso retrógrado en la circulación cerebral. El riesgo de hemorragia intracraneal es entonces bastante alto; cuando esto ocurre, es importante al menos separar el drenaje de la MAV dural de la circulación cerebral. En el caso de la MAV dural del seno transverso-sigmoideo, el paciente suele quejarse de un ruido,y la embolización o la resección son opcionales, dependiendo de la tolerancia de los síntomas. En los casos de FCC de tipo II, el pro- blema suele ser la hipertensión venosa intraocular e intraorbitaria, con proptosis, quemosis y, a veces, alteración de la visión (cuyo alcance puede determinarse con la ayuda de la tonometría). El tratamiento de la FCC de tipo II consiste en la embolización endo- vascular de los vasos nutricios principales, seguida por la oclusión del seno venoso dural afectado. Si el drenaje de la MAV dural se separa de la circulación cerebral, la oclusión del drenaje venoso afectado es segura y curativa. El segmento del seno transverso- sigmoideo estenótico afectado puede alcanzarse mediante técnicas endovasculares a través de la vena yugular. El seno cavernoso puede alcanzarse por el seno petroso o, con asistencia neuroquirúrgica, a través de la vena orbitaria superior. TUMORES DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Tumores intracraneales Los tumores intracraneales pueden clasificarse en primarios o secun- darios, pediátricos o del adulto, por la célula de origen o por la loca- lización en el sistema nervioso. Los tumores primarios se originan en los tejidos del sistema nervioso, mientras que los tumores secundarios proceden de otros tejidos y se metastatizan de forma secundaria en el encéfalo. Pueden representar extensiones locales de tumores regionales, como el cordoma o el cáncer del cuero cabelludo, pero por lo general alcanzan el sistema nervioso por vía hematógena. En general, la incidencia de los tumores cerebrales primarios es mayor en las personas blancas que en las personas de color, y la mor- talidad es mayor en los hombres que en las mujeres. Según el Central Brain Tumor Registry of the United States (CBTRUS), la incidencia general de los tumores cerebrales primarios fue de 14,8/100.000 personas al año entre 1998 y 2002 (informe estadístico del CBTRUS, 2005-2006). Por otra parte, los tumores secundarios superan en núme- ro a los tumores cerebrales primarios en una proporción de 10:1 y se producen en el 20 al 40% de los pacientes con cáncer.20 Puesto que no hay un registro nacional del cáncer que documente las metástasis cerebrales, no se conoce su incidencia exacta, pero se ha estimado que se diagnostican entre 98.000 y 170.000 nuevos casos al año en EE. UU.21 Manifestaciones clínicas Las manifestaciones clínicas de los diversos tumores cerebrales pueden dividirse en las causadas por la compresión y la irritación focales por el propio tumor, y en las que se atribuyen a consecuencias secundarias, es decir, aumento de la PIC, edema peritumoral e hidrocefalia. Por lo general, los síntomas están causados por una combinación de estos factores. Las manifestaciones clínicas no dependen mucho de la histología del tumor, sino más bien su velocidad de crecimiento y su localización contribuyen a las características clínicas. Un meningioma situado en la periferia en una zona relativamente silente del encéfalo, con una velocidad de crecimiento baja, puede aumentar hasta un tama- ño significativo en un paciente neurológicamente intacto, porque el encéfalo puede acomodarse a una lesión de crecimiento lento. Por otra parte, una pequeña lesión metastásica en el agujero de Monro o en el haz sensitivomotor puede causar hidrocefalia aguda o convulsiones, respectivamente. El 50-60% de los tumores cerebrales primarios y el 35-50% de los tumores metastásicos producen cefalea. Se describe clásicamente como peor por la mañana, probablemente debido a la hipoventila- ción durante el sueño, con el aumento consiguiente de la Pco2 y la dilatación cerebrovascular. La cefalea se asocia a náuseas y vómitos en el 40% de los pacientes, y los vómitos pueden aliviarla tempo- ralmente debido a la hiperventilación. Las convulsiones pueden ser el primer síntoma de un tumor cerebral. En los pacientes de más de 20 años que se presentan con convulsiones de nueva aparición debe realizarse una investigación intensiva por si existiera un tumor cerebral. Las lesiones infratentoriales pueden manifestarse con cefalea, náuseas y vómitos; trastornos de la marcha y ataxia; vértigo; dis- función de los pares craneales que produce diplopía (nervio abdu- cens), entumecimiento facial y dolor (nervio trigémino), déficit auditivo unilateral y acúfenos (nervio vestibulococlear), debilidad facial (nervio facial), disfagia (nervios glosofaríngeo y vago), y obs- trucción de LCR que causa hidrocefalia y papiledema. Las lesiones supratentoriales pueden manifestarse con síntomas diferentes, dependiendo de la localización. Las lesiones del lóbulo frontal causan Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1910 cambios de la personalidad, demencia, hemiparesia o disfasia. Las lesiones del lóbulo temporal pueden manifestarse con alteraciones de la memoria, alucinaciones auditivas u olfativas, o cuadrantanopsia contralateral. Los pacientes con lesiones del lóbulo parietal pueden desarrollar alteraciones motoras o sensitivas contralaterales, apraxia e hemianopsia homónima, mientras que los que tienen lesiones en el lóbulo occipital pueden mostrar déficit del campo visual con- tralateral y alexia. Pruebas de imagen Generalmente, en el estudio inicial se utiliza una herramienta de diagnóstico relativamente barata, la TC cerebral, que es una forma rápida de evaluar los cambios de la densidad del encéfalo, como calcificaciones, hemorragias hiperagudas (< 24 h) y lesiones del cráneo. Sin embargo, la RM cerebral es la prueba de referencia para el diagnóstico, la planificación prequirúrgica y el seguimiento posterapéutico de los tumores cerebrales. El uso de gadolinio como medio de contraste en la RM aumenta la sensibilidad para poder observar los defectos de la barrera hematoencefálica y la localiza- ción de las metástasis pequeñas (hasta 5 mm). Se puede usar en pacientes alérgicos al yodo y en los que tienen insuficiencia renal. Los avances en las técnicas de RM han evolucionado desde las imágenes basadas estrictamente en la morfología a una modalidad que abarca la función, la fisiología y la anatomía. Las imágenes potenciadas con difusión pueden ayudar a distinguir los gliomas de los abscesos, y con las imágenes potenciadas con perfusión puede predecirse la respuesta a la radioterapia en los gliomas de bajo grado. La RM funcional puede utilizarse en la planificación de la cirugía de los tumores en áreas elocuentes del encéfalo para poder realizar la resección radical con menos morbilidad. Las imágenes de difusión tensor pueden mostrar el efecto de un tumor en los haces de la sustancia blanca. La angiografía por resonancia magnética suele utilizarse como una modalidad no invasiva para evaluar la vascularización de un tumor o su relación anatómica con la vas- culatura cerebral normal.22 Cirugía La dexametasona se recomienda para el tratamiento de los tumores cerebrales debido a su capacidad para reducir el edema peritumoral al estabilizar la membrana celular. También se recomienda un fármaco antiepiléptico para los tumores cercanos al haz sensitivomotor. Suele administrarse manitol antes de la apertura de la duramadre y la resec- ción quirúrgica. Los avances técnicos han aumentado la seguridad y la eficacia de la cirugía. La microscopia intraoperatoria proporciona una ilu- minación y una ampliación mejores, lo que permite al cirujano extirpar tumores de áreas críticas a través de pequeñas aberturas craneales. El aspirador quirúrgico ecográfico de cavidades rompe y succiona de forma simultánea los tumores firmes a la vez que protege los nervios vitales y las estructuras vasculares. La ecografía intraoperatoria proporciona imágenes en tiemporeal de los tumores y quistes en las áreas subcorticales y profundas del encéfalo. La TC y la RM intraoperatorias son una práctica habitual en algunos centros y permiten obtener imágenes en la mesa del quirófano de la extensión de la resección (fig. 67-11A). También permiten visua- lizar en tiempo real la aguja de biopsia dentro de un objetivo. La navegación quirúrgica sin marco guiada por imagen (TC o RM) permite la localización inmediata y precisa de la punta de una sonda durante una craneotomía, mostrando ese punto en una TC o RM preoperatoria (fig. 67-11B). Los objetivos principales de la cirugía son el diagnóstico histológico y la reducción del efecto de masa eliminando tanto tumor como sea posible sin peligro para la función neurológica. La decisión entre una biopsia con aguja y la resección quirúrgica más radical depende de la localización y el tamaño del tumor, su sensibilidad a la radiación o la quimioterapia, la puntuación de Karnofsky del rendimiento preoperatorio del paciente, y el estado sistémico del cáncer primario en el caso de los tumores cerebrales metastásicos. TUMORES CEREBRALES PRIMARIOS Los tumores primarios del encéfalo se dividen en intraaxiales (se origi- nan en el interior del parénquima cerebral) y extraaxiales (se originan fuera del parénquima cerebral). Tumores cerebrales intraaxiales Los tumores cerebrales intraaxiales se desarrollan a partir de la glía, o estructura de apoyo de las neuronas, y en conjunto se deno- minan gliomas. La resección quirúrgica total de los gliomas es extremadamente infrecuente debido a su capacidad para infiltrarse ampliamente a lo largo de los haces de la sustancia blanca y atravesar el cuerpo calloso hacia el hemisferio contralateral. Las opciones de la radioterapia y la quimioterapia varían según la histología del tumor. La terapia combinada que consiste en implantar quirúrgicamente un polímero impregnado con carmustina y administrar radioterapia postoperatoria tiene una función en el tratamiento de los gliomas de alto grado tanto nuevos como en las recidivas. Actualmente se están evaluando las terapias biológicas en pacientes con tumores cerebrales, y comprenden la vacunación con células dendríticas, los inhibidores del receptor de tirosina cinasa, los inhibidores de la farnesiltransferasa, la terapia génica basada en virus y los virus oncolíticos. La terapia ideal debe dirigirse a las células del glioma malignas de crecimiento rápido y a las células tumorales infiltrantes, FIGURA 67-11 Avances tecnológicos en el quirófano. A. TC intraope- ratoria. B. Navegación quirúrgica guiada por ordenador que muestra la colocación en tiempo real de una punta de la sonda quirúrgica en la RM preoperatoria durante la resección de un cordoma de clivus. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1911 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. con toxicidad mínima para las células normales. Esto requiere que el vehículo terapéutico de elección tenga acceso a todas las células del encéfalo y pueda diferenciar las células tumorales invasivas o quies- centes de las células sanas.23 La clasificación histopatológica de los tumores cerebrales ha sido actualizada recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS).24 La OMS clasifica los tumores cerebrales intraaxiales por el tipo celular y les asigna un valor de una escala de I a IV según las características de la microscopia óptica, que comprenden el grado de celularidad, el pleomorfismo, las figuras mitóticas, la proliferación endotelial y la necrosis. Cuanto mayor sea el grado, más agresivo y maligno es el tumor. Una revisión exhaustiva de la neurooncología se saldría del alcance de este capítulo. A continuación se ofrece un resumen de los tumores únicos más frecuentes de los sistemas nerviosos central y periférico. Astrocitomas Glioblastoma multiforme. Es un tumor de grado IV según la OMS, y es el tumor cerebral primario que se encuentra con más frecuencia en los adultos. Puede manifestarse con cefalea, convulsiones, déficits focales y cambios de personalidad. Las pruebas de imagen por lo general muestran una lesión resaltada en anillo con edema circundante y efecto de masa (fig. 67-12). El tratamiento de las lesiones accesibles consiste en intentar la resección total, y en radioterapia y quimioterapia post- operatorias. La temozolomida es el fármaco de elección actual, y se ha demostrado que mejora la supervivencia y la calidad de vida. Las recidivas son frecuentes y suele considerarse razonable repetir la resec- ción quirúrgica. Astrocitoma anaplásico. Es un tumor de grado III según la OMS, se parece mucho al glioblastoma multiforme, con un tratamiento similar, pero un pronóstico ligeramente mejor a largo plazo (fig. 67-13). Astrocitoma pilocítico. Los astrocitomas pilocíticos se clasifican normalmente como gliomas de grado I según la OMS. Cuando se FIGURA 67-12 RM e imágenes intraoperatorias de un paciente con glio- blastoma multiforme. Las RM con gadolinio axial (A) y frontal (B) mues- tran un gran tumor con realce en anillo que produce un deslizamiento de las estructuras de la línea media de 1 cm por debajo de la hoz. Las imágenes intraoperatorias muestran el tumor amarillento rodeado de circunvoluciones cerebrales normales (C) y el campo quirúrgico después de la resección del tumor (D). FIGURA 67-13 Imágenes radiológicas e intraoperatoria de un paciente con un astrocitoma anaplásico temporal izquierdo. A. En esta RM sagital con gadolinio se observa un tumor con realce parcial en el lóbu- lo temporal izquierdo. B. Secuencia de recuperación de la inversión con atenuación de líquido (FLAIR) en una RM axial que muestra la extensión del tumor. Las RM postoperatorias con gadolinio sagital (C) y axial (D) muestran la resección casi total del tumor. E. Imagen intraoperatoria del campo quirúrgico después de la resección del tumor. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1912 originan en la fosa posterior, pueden causar hidrocefalia obstructiva y signos cerebelosos en la exploración. La resección quirúrgica es el tratamiento de elección para estas lesiones de la fosa posterior. Sin embargo, en las lesiones del hipotálamo o del tracto óptico deben considerarse la biopsia y la quimioterapia o la radioterapia. Oligodendroglioma Estos tumores se originan a partir de células oligodendrogliales y representan el 25% de todos los tumores gliales; predominan en los hombres con una proporción 3:2 y se observan a una edad promedio de 40 años. Suelen manifestarse clínicamente con convulsiones o hemorragias y efecto de masa inespecífico. La supervivencia a los 5 años es del 40 al 70%, dependiendo del grado, con una supervivencia media global de 3 años. Otra forma conocida como oligoastrocitoma se comporta como el oligodendroglioma, y ambos tienen formas anaplásicas agresivas. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica seguida de qui- mioterapia. Los tumores que muestran pérdidas alélicas en los cro- mosomas 1p y 19q se asocian a una tasa de respuesta particularmente favorable. En los tumores con transformación anaplásica se considera la radioterapia. Ependimoma Estos tumores constituyen alrededor del 5% de todos los gliomas intracraneales en todas las edades. En la población pediátrica, pueden constituir hasta el 70% de todos los gliomas intracraneales;la edad pico de presentación es entre los 10 y los 15 años. En los niños, los ependimomas suelen encontrarse en el suelo del cuarto ventrículo. El subependimoma es una variante infrecuente que generalmente se descubre de forma casual en los pacientes de edad avanzada y no suele requerir la extirpación quirúrgica. Los ependimomas suelen manifestarse como una masa de creci- miento lento en la fosa posterior que puede causar obstrucción del flujo del LCR, lo que produce hidrocefalia y síntomas de aumento de la PIC con náuseas, vómitos y cefalea intensa. La supervivencia a los 5 años es de hasta el 80% en los pacientes jóvenes tratados, pero en la variedad anaplásica la presentación es mucho más agresiva y el resultado es malo. El tratamiento consiste en la resección máxima posible, porque su extensión afecta a la supervivencia, seguida de radiación fraccionada. Se recomienda realizar una RM vertebral y una punción lumbar para descartar metástasis en gotas, porque si estas pruebas son positivas debe radiarse la columna vertebral. Los ependimomas de la médula espinal y la cauda equina también son infrecuentes. Las lesiones de la cauda equina son de la variante mixopapilar. Papiloma y carcinoma del plexo coroideo Estos tumores intraventriculares representan el 1% de todos los tumo- res intracraneales, y hasta el 70% se observan en niños de 2 años de edad o menos. La mayoría son papilomas benignos. Por lo general se manifiestan con hidrocefalia. La tasa de supervivencia a los 5 años es de alrededor del 85% si las lesiones son benignas; sin embargo, solo el 40% de los pacientes con carcinoma del plexo coroideo sobreviven 5 años o más. La variante del papiloma atípico tiene un pronóstico intermedio. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica total y la qui- mioterapia adyuvante en el caso de las lesiones benignas. Si hay un carcinoma, debe administrarse radioterapia, además de la resección total. Gliomas del tronco del encéfalo pediátricos Estos tumores representan alrededor del 10-20% de todos los tumores cerebrales pediátricos; la edad promedio de presentación es de 7 años. Las tasas de supervivencia de los gliomas del mesencéfalo (tectales y tegmentarios) suelen ser mejores que las de los gliomas pontinos. Los gliomas tectales normalmente se manifiestan con hidrocefalia, pero la supervivencia libre de progresión a los 5 años es hasta del 80%. Los tumores del mesencéfalo tegmentarios focales pueden manifes- tarse con hemiparesia que progresa lentamente. El glioma pontino difuso suele presentarse con parálisis de varios pares craneales, ataxia y aumento de la PIC, y la supervivencia global media es de menos de 1 año. El tratamiento de los gliomas tectales requiere seguimiento vigi- lante y derivación o desviación frecuente del LCR. Los tumores del mesencéfalo tegmentarios focales pueden extirparse quirúrgicamente y, cuando se producen recidivas, son necesarias la quimioterapia y la radioterapia adyuvantes. En el caso de los gliomas difusos pontinos, el tratamiento consiste en radiación con o sin quimioterapia experimental o cuidados paliativos. Tumores neuronales y neurogliales mixtos Ganglioglioma y gangliocitoma Representan menos del 12% de todos los tumores intracraneales; gene- ralmente, se presentan antes de la edad de 30 años, con un máximo a los 11 años. Por lo general se manifiestan con convulsiones y son benignos y de crecimiento lento. Con tratamiento, la supervivencia entre los 5 y los 10 años es del 80 al 90%. El tratamiento debe incluir la resección completa cuando sea posible, y debe considerarse la radioterapia para los gangliogliomas anaplásicos infrecuentes. Neurocitoma central Estos tumores son infrecuentes, representan alrededor del 10% de todos los tumores intraventriculares y no suelen encontrarse fuera de los ven- trículos. La mayoría de los casos, en torno al 75%, se encuentran entre los 20 y los 40 años de edad y típicamente se presentan con hidrocefalia, aumento de la PIC y convulsiones. Generalmente, son de crecimiento lento y benignos, y muy pocas veces hay hemorragia; la supervivencia es de más del 80%. El tratamiento con resección completa generalmente es curativo, y solo es necesaria la RCE o la quimioterapia cuando se produce una recidiva, lo que es infrecuente. Tumor neuroepitelial disembrioplásico Por lo general, los tumores neuroepiteliales disembrioplásicos repre- sentan menos del 1% de todos los tumores cerebrales primarios, y afectan principalmente a niños y adultos jóvenes de menos de 20 años. Los pacientes se presentan típicamente con antecedentes de convulsiones, y estos tumores suelen ser benignos, de crecimiento muy lento o incluso sin ningún crecimiento. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica del tumor y los posibles focos epileptógenos vecinos. Paraganglioma Este tumor se manifiesta como una masa de crecimiento lento con características sistémicas de la liberación de catecolaminas y el síndrome de tipo carcinoide con parálisis de los pares craneales relacionada con su localización. Generalmente, estos tumores crecen despacio y son benignos, con una supervivencia a los 5 años de alrededor del 90%; no suelen sangrar. Los paragangliomas se nombran según su localización. Cuando el paraganglioma se encuentra en la bifurcación de la carótida, se denomina tumor del cuerpo carotídeo; en el ganglio vagal superior, tumor glómico yugular; en la rama auricular del nervio vago, gló- mico timpánico; en el ganglio vagal inferior, glómico intravagal, y en la médula suprarrenal y la cadena simpática, feocromocitoma. El tratamiento consiste en farmacoterapia para prevenir la labilidad de la presión arterial y las arritmias con α- y β-bloqueantes. Se prefiere la resección quirúrgica, y la embolización antes de la resección a veces puede reducir la hemorragia intraoperatoria. Cuando la cirugía no es posible, se utiliza la radioterapia. Otros tumores neuronales y neurogliales mixtos son el ganglio- citoma displásico cerebeloso (también conocido como enfermedad Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 67 Neurocirugía 1913 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. de Lhermitte-Duclos), el ganglioglioma desmoplásico infantil, el liponeurocitoma cerebeloso, el tumor glioneuronal papilar y el tumor glioneuronal formador de rosetas del cuarto ventrículo. Tumores de la región pineal Pineocitoma Representa menos del 1% de todos los tumores cerebrales primarios; se observa principalmente en niños y adultos jóvenes, con una incidencia máxima entre los 10 y los 20 años de edad. Cuando los tumores se agrandan, suelen presentarse con hidrocefalia, aumento de la PIC y síndrome de Parinaud (una alteración de la mirada vertical supranuclear causada por la compresión de la placa tectal). Generalmente, los pineo- citomas son estables y de crecimiento lento, con una supervivencia a los 5 años de alrededor del 90%, y no suelen causar hemorragia. Cuando son sintomáticos o grandes, el tratamiento es quirúrgico. Muchos consideran que la biopsia estereotáctica es de alto riesgo debido a la vasculatura venosa circundante. Pineoblastoma Este tumor también representa menos del 1% de todos los tumores cerebrales. Todos los pineocitomas, los pineoblastomas y los tumo- res intermedios entre ambos (que tienen características de los dos) representan el 15% de los tumores de la región pineal. La mayoría se observan en los niños, con una incidencia máxima a los 3 años, y predominan en las niñas, con una proporción de 2:1. Como los pineocitomas, los pineoblastomas se presentan con aumento de la PIC, hidrocefalia y el síndrome de Parinaud. Hasta el 50% se diseminan através del LCR, y en estos casos la supervivencia media es de 2 años desde el momento del diagnóstico. El tratamiento debe consistir en la resección quirúrgica más radiación de la bóveda craneal y todo el eje vertebral. Si el paciente tiene más de 3 años, también debe considerarse la quimioterapia. Tumor papilar de la región pineal Es un tumor poco frecuente de los niños y los adultos jóvenes. Normal- mente, se manifiesta con hidrocefalia y se comporta como un tumor de grado II o de grado III según la clasificación de la OMS. Pueden producirse recidivas que requieren la resección quirúrgica seguida por radiación focal. Tumores neuroectodérmicos primitivos Los meduloblastomas constituyen del 15 al 20% de todas las masas cerebrales y hasta un tercio de todos los tumores de la fosa posterior en la población pediátrica. Son muy infrecuentes en los adultos, la mayoría se diagnostican a la edad de 5 años, con una proporción entre niños y niñas de 3:1. Suelen manifestarse rápidamente con hidroce- falia, aumento de la PIC y signos cerebelosos. Estos tumores tienden a diseminarse a través del LCR y afectan al espacio subaracnoideo vertebral en un número considerable de pacientes en el momento del diagnóstico. El tratamiento consiste en intentar la resección total seguida de quimioterapia adyuvante y radioterapia si el niño es mayor de 3 años. Tumores de los nervios craneales y raquídeos Schwannoma Los schwannomas representan el 8% de todos los tumores intra- craneales. Cuando se localizan dentro de la región del parénquima, se manifiestan clínicamente con convulsiones o déficit focal antes de la edad de 30 años. Los schwannomas vestibulares por lo general producen pérdida auditiva neurosensorial con acúfenos y mareos, y suelen presentarse a una edad superior a 30 años. Son de crecimiento lento, con un promedio del 10% de recidivas después de la resección total. Cuando los schwannomas vestibulares están presentes de forma bilateral, debe descartarse el diagnóstico de neurofibromatosis de tipo 2. El tratamiento consiste en la audiometría para determinar el estado basal. Las lesiones de menos de 3 cm pueden tratarse con observación mediante exploraciones clínicas, valoración de los síntomas, evalua- ciones radiológicas y audiometrías cada 6 meses. Algunos autores recomiendan la RCE para los tumores en crecimiento de menos de 3 cm de diámetro; es posible controlar hasta el 90% del tumor, las parálisis faciales son infrecuentes, y se consigue conservar hasta del 50 al 90% de la audición. Cuando la resección quirúrgica se realiza en tumores de menos de 3 cm, se suman los beneficios de la extirpación del tumor, una conservación del nervio facial normal o casi normal del 80% y la conservación de la audición de entre el 40 y el 80%, en función de la bibliografía consultada. Cuando los tumores tienen más de 3 cm, siempre se recomienda la resección quirúrgica, pero por lo general se acompaña de la pérdida total de la audición y un mayor riesgo de parálisis facial. Neurofibroma Los neurofibromas no suelen encontrarse intracranealmente y pueden estar asociados a neurofibromatosis de tipo 1. Cuando se localizan en la cabeza, pueden encontrarse como neurofibromas plexiformes que suelen estar en la órbita del VI par craneal, el cuero cabelludo o la parótida (VII par craneal). Pueden desarrollarse a lo largo del conducto medular como masas con forma de pesa cuando salen de los agujeros nerviosos o a veces como grandes tumores de las vainas nerviosas periféricas. Generalmente se manifiestan como una masa indolora de crecimiento lento que es histológicamente benigna, pero entre el 2 y el 12% pueden degenerar en un tumor maligno de la vaina nerviosa periférica con una alta tasa de recidivas. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica; sin embargo, la mayoría de los neurofibromas abarcan las fibras nerviosas, y la resección total supone el sacrificio del nervio, mientras que la resección de un schwannoma suele conseguirse sin sacrificar el nervio. Tumores de las meninges Meningiomas Los meningiomas representan entre el 15 y el 20% de todos los tumores intracraneales primarios, solo superados por el glioblastoma multifor- me. Afectan más a las mujeres (2:1) y son infrecuentes en los niños, a no ser que se asocien a neurofibromatosis de tipo 1. Se descubren de forma casual hasta en el 50% de los casos; por lo general son de crecimiento lento y la supervivencia global a los 5 años es superior al 90%.25 Los meningiomas pueden recidivar, dependiendo de la resección conse- guida en la cirugía, como se describe en el sistema de clasificación de Simpson para la resección del meningioma (tabla 67-7), así como de la histología atípica. En general, menos del 1% tienen histología maligna. La resección quirúrgica es el tratamiento de elección si el paciente tiene síntomas neurológicos. Muchos tumores pequeños y asintomáticos pueden mantenerse en observación. TABLA 67-7 Sistema de clasificación de Simpson de la resección del meningioma GRADO EXTENSIÓN DE LA RESECCIÓN TASA DE RECIDIVAS* I Completa, incluidas las fijaciones de la duramadre y el hueso anormal 10% II Completa con cauterización de las fijaciones de la duramadre 15% III Completa sin las fijaciones de la duramadre 30% IV Resección incompleta Hasta el 85% V Biopsia 100% *La duración del seguimiento varía alrededor de 5 años; los números pueden aumentar si el seguimiento es más largo. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en octubre 06, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org XIII Especialidades en cirugía general1914 Hemangioblastoma Los hemangioblastomas representan del 1 al 2% de todos los tumores intracraneales primarios; entre el 25 y el 40% se asocian al síndrome de von Hippel-Lindau (VHL) y, en estos casos, afectan a adultos jóvenes con un ligero predominio masculino. Sin embargo, en general, los hemangioblastomas constituyen alrededor del 10% de los tumores de la fosa posterior; cuando no están asociados al síndrome de VHL, tienen un pico esporádico a la edad de 50 años. Tienden a manifestarse con un efecto de masa debido a la expansión del quiste y suelen ser de crecimiento lento e histológicamente benignos. La supervivencia a los 10 años después de la resección es del 85%, con una tasa de recidivas del 15%. Linfomas y tumores hematopoyéticos Linfoma primario del sistema nervioso central La incidencia de los linfomas primarios del SNC ha aumentado hasta el 10% de todos los tumores intracraneales primarios, y se observan en del 2 al 6% de los pacientes con sida. La edad promedio en el momento de la presentación es de 60 años en pacientes inmunocompetentes y de 35 años en pacientes con inmunodeficiencia adquirida, con un ligero predominio masculino. Pueden manifestarse con síntomas causados por el efecto de masa y, dependiendo de la localización, a veces con cambios neuropsiquiátricos. La supervivencia media es de 1 a 4 meses sin tratamiento, de 1 a 4 años cuando el paciente se trata, y de 2 a 6 meses en los pacientes con sida. Hay una respuesta espectacular, pero de corta duración, a los esteroides. El tratamiento consiste en la biopsia estereotáctica seguida de radioterapia y quimioterapia debido a su quimiosensibilidad al metotrexato. Generalmente, se recomienda metotrexato intratecal en los pacientes jóvenes. Plasmocitoma Generalmente, los plasmocitomas afectan al cráneo cuando se encuen- tran dentro de él. Suelen imitar al meningioma y se consideran de alto riesgo para el desarrollo de mieloma múltiple en los 10 años siguientes al diagnóstico. El tratamiento consiste en descartar el mieloma múltiple sistémico con análisis de proteínas en la orina y electroforesis de las proteínas séricas. Después de la escisión quirúrgica completa
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