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763 Psicología social aplicada • Encontrar las coordenadas históricas en el desarrollo de la Psicología social que evidencian la necesidad de la aplicación en el área. • Resaltar la relación entre lo básico y lo aplicado como dos tendencias en una misma disciplina. • Revisar las principales aportaciones teóricas que se han realizado en el ámbito aplicado. • Definir la Psicología social aplicada a través de las distintas aportaciones de los investiga- dores en su evolución. • Destacar el papel de la Psicología social aplicada en la resolución de los problemas sociales y en el aumento de la calidad de vida. • Revisar algunos de los numerosos campos de aplicación de la Psicología social. Objetivos Introducción Todos los capítulos anteriores muestran los conocimientos que la Psicología social ha acu- mulado durante sus años de trabajo como fruto de la investigación. Este capítulo da un paso más y plantea de qué manera estos hallazgos nos ayudan a resolver los problemas sociales que se plantean y vivimos en la actualidad. No es necesario más que abrir el periódico para darse cuenta de los problemas que ocurren en el ajuste entre las personas y la sociedad en la que se desarrollan. Los conflictos bélicos, el ataque a los derechos humanos, la demanda de nuevos derechos sociales, el aumento de la delincuencia, el acoso o los problemas de salud en los centros escolares, las faltas de atención y violación de los derechos en los centros de salud y hospitales, entre otros muchos, son ejemplos de las situaciones que se abordan desde la perspectiva psicosocial. La Psicología social aplicada se aproxima al estudio de estos aspectos para aportar, además de una explicación, una intervención que nos ayude a conseguir calidad de vida y bienestar. La Psicología social aplicada emplea los hallazgos y los métodos de la Psicología social para afrontar los problemas que les surgen a las personas en su relación con la sociedad, con el fin de favorecer el entendimiento, el desarrollo y el bienestar social. De una manera activa y dinámica, la disciplina que nos ocupa intenta dar respuesta a los problemas sociales replan- teándolos desde su perspectiva psicosocial e introduciéndose en los contextos en los que se producen. Con una historia reciente, como revisaremos brevemente a continuación, se adapta a los cambios sociales, cuyo estudio le aportan actualidad y relevancia. Según Sadava (1997, p. 9), aunque pudiera haber algo de ingenuidad en el optimismo de los pioneros, “por otro lado, la Psicología social ha hecho contribuciones importantes para la mejora de las sociedades y de la condición humana”. En este capítulo introduciremos unas líneas generales sobre las aplicaciones de la Psicología social. Se destacan, para ello, los aspectos fundamentales sobre los que se ha ido desarrollando la aplicación psicosocial. Abordaremos la definición de la Psicología social aplicada dentro de la Psicología social, y plantearemos algunas cuestiones fundamentales que están presentes en la mayoría de las reflexiones sobre esta área. Finalmente, introduciremos unas líneas bási- cas sobre la intervención psicosocial y sus campos de aplicación. La relación entre lo básico y lo aplicado en Psicología social La Psicología social está constituida tanto por sus teorías y metodología como por sus apli- caciones. Por ello, podemos afirmar que se está haciendo Psicología social tanto si se trabaja desde una perspectiva básica como si se hace desde una perspectiva aplicada. Sin embargo, la relación entre ambas aproximaciones ha sido objeto de un amplio debate. Sin entrar de lleno en él, ya que excede los objetivos de este capítulo, plantearemos someramente algunas de sus coordenadas esenciales. Sí nos parece necesario revisar brevemente algunos acontecimientos en el desarrollo de las aplicaciones de la Psicología social que, precisamente, resaltan esos periodos en los que ambas tendencias se aproximan y llegan a convivir juntas, y otros en los que se produce una separación entre ellas. Una breve historia Es difícil señalar el momento concreto en el que puede situarse el surgimiento de la Psicología social aplicada. Algunos autores lo remontan a los años treinta, asociándolo a los trabajos de Kurt Lewin (Schneider, Gruman y Coutts, 2005). Otros lo sitúan bastante más tarde debido a la llamada “crisis” de la Psicología social. En realidad, es lícito pensar que la aplicación en Psicología social surgió en el mismo momento que la disciplina, ya que la aplicación es con- sustancial a su desarrollo teórico y metodológico. Si bien esta afirmación no está ausente de polémica, en nuestra exposición partimos de la consideración de una única Psicología social, independientemente de que su aportación sea básica o aplicada. El desarrollo de la aplicación en Psicología social ha estado condicionado tanto por los acontecimientos sociales (p. e. las dos guerras mundiales), como por las circunstancias que han caracterizado la evolución de la propia disciplina (p. e. la “crisis” entre los años 1965 y 1980), a los que se asocian momentos de desarrollo o de depresión. Asimismo, cabe destacar la influencia de algunos psicólogos sociales relevantes, en este caso fundamentalmente de Kurt Lewin. El legado de este autor en esta área fue, como señalan Schneider, Gruman y Coutts (2005), hacer hincapié en la integración de la teoría, la investigación y la práctica. En general, se produce una expansión de la aplicación psicosocial en situaciones en las que emergen gran cantidad de problemas sociales, a los que la Psicología social se plantea responder. En este sentido, uno de los momentos brillantes de la aplicación de la Psicolo- gía social se vivió en los años cuarenta a raíz de la II Guerra Mundial. La situación bélica hace relevantes determinados problemas, como la influencia de la propaganda, la escasez de productos de primera necesidad, las características de los soldados y su adecuación a la situación de combate, el estrés, o la fatiga y la moral en esta misma situación. Esto produce un importante incremento en los trabajos aplicados y un desarrollo metodológico paralelo al teórico. Aparece, como la califica Deutsch (1975), una Psicología social socialmente útil. Una Psicología social moderna que, como señala el mismo autor, “nace preocupada por el desarrollo del conocimiento que tenga una relevancia social inmediata” (p. 1). Como modelo de esta Psicología se proponen los trabajos de Lewin y colaboradores (1939) sobre el liderazgo autoritario y democrático, y los de Sherif (1966) sobre la solución de conflictos (véase, Schneider, Gruman y Coutts, 2005). Sin embargo, la corriente aplicacionista encontró resistencia en los sectores que defendían en mayor medida los aspectos teóricos de la disciplina y la investigación experimental. Se produce entonces un retroceso en el desarrollo conjunto de las dos vertientes de la Psicología social (básica y aplicada) y su consecuente escisión. El mismo Lewin llegó a afirmar que la propia expresión Psicología aplicada se veía como algo oscuro, como un procedimiento poco científico, aunque demostrase tener un valor práctico. Merece la pena detenerse a destacar las causas de este estado de cosas, según el análisis que hace Deutsch (1975). Este autor agrupa los factores en: • Internos a la propia disciplina: la necesidad de los psicólogos sociales de asegurar la correc- ción científica de sus trabajos les lleva a centrarse en la metodología experimental, bajo el supuesto de que el ingenio experimental puede lograr llevar al laboratorio los fenómenos psicosociales de relevancia. • Relacionados con las medidas adoptadas por las universidades: la Universidad refuerza la realización de trabajos experimentales, puesto que los trabajos aplicados requieren mayor diversidad teórica, el conocimiento del contexto concreto en el que se realiza la investi- gación y, generalmente, implican una mayor inversión de tiempo y de recursos que los trabajos de laboratorio.• Factores que reflejan influencias sociales: las condiciones políticas y la situación vital del psicólogo social hacen que el acceso a los recursos para los trabajos aplicados en contextos naturales sea más bien difícil y, por tanto, escasas la probabilidades de llevarlos a cabo. Las diferencias metodológicas entre las aportaciones básicas y las aplicadas, en un pe- riodo de auge del experimentalismo, explica la separación de estas dos tendencias (entre los años cincuenta y finales de los sesenta). Sánchez Vidal (2002) señala que la separación de los seguidores de Lewin es un factor de importancia en esta escisión. Los experimentalistas se reunieron en el Centro para la Investigación de la Dinámica Grupal y los aplicacionistas en los Laboratorios Nacionales de Adiestramiento. Es una etapa de desarrollo de importantes cuestiones de la Psicología Social, como la percepción de grupo, las actitudes, la persuasión, el comportamiento colectivo y la conducta prosocial. Por otra parte, durante los años sesenta van surgiendo críticas a la validez de los hallazgos realizados en el Laboratorio, a su escasa relevancia social y a la falta de utilidad para afrontar los problemas de la sociedad. Todo ello produjo la llamada “crisis” de la Psicología social, en general, aceptada por unos y rechazada por otros. Pero, indiscutiblemente, esta situación estimula el planteamiento y la producción de los trabajos aplicados, para poner la Psicología social al servicio de la sociedad. De manera que la Psicología social aplicada aparece como una respuesta a las demandas sociales, a la falta de relevancia de los trabajos de la Psicología Social dominante y a la puesta en duda sobre la validez de la metodología experimental. En la actualidad, se reconoce ampliamente en Psicología social la necesidad de estudiar los fenómenos socialmente relevantes y de actuar sobre los problemas que surjan en la sociedad. Junto a la metodología experimental, que no siempre es la más adecuada, se introducen nuevos métodos que permiten hacer estudios de los fenómenos psicosociales en los contextos naturales tal y como suceden. La tendencia aplicacionista en la disciplina se asocia con la constitución de la Psicología social aplicada, localizada en los primeros años ochenta (Sánchez Vidal, 2002). La dicotomía básico-aplicado Una vez que conocemos la forma en que surge la aplicación de la Psicología social, cabe pre- guntarse sobre el tipo de relación que se establece entre lo llamado básico y lo denominado aplicado en Psicología social. En la actualidad es difícil pensar en la existencia de una separación entre lo básico y lo aplicado. Según algunos autores, esta oposición “no cumple ni siquiera una función heurística”, e incluso se llega a afirmar que “mucho menos la (función) de servir de base para el paso desde un supuesto corpus acumulado de conocimientos teóricos a la resolución de los problemas reales de la sociedad” (Morales, 1984, p. 702). Otros autores defienden posiciones contrarias. Así, Bickman (1980, 1981) resalta las diferencias entre la orientación básica y la aplicada en Psi- cología social y subordina la segunda a la primera. En esta misma línea, Deutsch (1975, 1980) acepta esta distinción, si bien suaviza las diferencias hablando de una orientación dirigida a la teoría, y de otra orientación dirigida hacia la práctica. Desde una posición integradora, Blanco (1985) propone que la Psicología social aplicada se puede definir por su comparación con la básica, considerándolas los extremos opuestos de un continuo que, en su totalidad, constituyen la Psicología social. Para ello, compara las dos tendencias en función de sus fines y propósitos, métodos, contexto y estilo, tal y como esquematizamos a continuación. Cuadro: Propuesta integradora de la Psicología social básica y aplicada. Psicología Social Básica Psicología Social Aplicada 1. Fines y propósitos Descripción y relación entre variables Relaciones significativas de carácter prác- tico con resultados socialmente relevantes 2. Metodología Validez interna Constructo de causa Único nivel de análisis Único método Método experimental Alta precisión Método conductual Validez externa Constructo de efecto Diferentes niveles de análisis Múltiples métodos Método cuasiexperimental Baja precisión Autoinforme Continúa Psicología Social Básica Psicología Social Aplicada 3. Contexto Universidad Laboratorio Despreocupación por el tiempo Corta duración Iniciativa propia Poca conciencia de costos Flexible Estable Unidisciplinaria Autónoma Calle, organizaciones, servicios Campo Tiempo real Larga duración Cliente, patrocinador Alta conciencia de costos Poco flexible Poco estable Multidisciplinaria Dependiente 4. El investigador Especialista Trabaja en solitario Orientación hacia los colegas Compensación media Alto prestigio Evaluación por publicaciones Habilidades sociales medias Técnico general Trabaja en equipo Orientación hacia los clientes Alta compensación Prestigio medio Evaluación por la experiencia Habilidades sociales altas Varela (1978) va más allá y convierte la aplicación en una tecnología social. Se centra en la distinción entre investigación y aplicación y entre ciencia pura y tecnología. Como veremos más adelante, este autor considera que “el proceso mental que se sigue en las ciencias sociales no es demasiado diferente del que se requiere para resolver problemas de ingeniería” (p. 158). Desde este punto de vista, el psicólogo social aplicado se nutriría de las teorías básicas para aplicar en cada caso la que mejor convenga para la solución de un problema concreto. Otras posturas menos extremas reconocen una diferencia, aunque sea mínima, entre lo básico y lo aplicado. Aquí cabe citar a autores como Hollander (1978), Saxe y Fine (1980) y Kidd y Saks (1980) (véanse Morales, 1984; Sánchez Vidal, 2002). Parece que, aunque por ra- zones distintas, estos autores consideran que los estudios básicos y los aplicados tienen pocas diferencias y que deben desarrollarse juntos. Hollander (1978) resalta las situaciones en las que el trabajo básico puede dar lugar a aplicaciones y concluye que no es necesario elegir entre lo básico y lo aplicado, ya que los dos pueden ayudarse mutuamente. De forma similar, Saxe y Fane (1980) consideran que, con la incorporación de nuevos métodos de investigación en Psicología social, no tiene cabida la distinción clásica entre lo básico y lo aplicado. También Kidd y Saks (1980) sólo aceptan que puede haber diferencias mínimas en función del contexto (véase Morales, 1984). Una postura más radical, en cuanto a la negación de la existencia de diferencias entre lo bá- sico y lo aplicado es la de Proshansky (1981) y la de Gergen y Basseches (1980) (véanse Morales, 1984; Sánchez Vidal, 2002). En general, estos autores consideran que la distinción básico-apli- cado no tiene sentido, aunque aluden a razones distintas para rechazarla. Proshansky (1981) niega la existencia de una Teoría psicosocial básica formada por leyes psicosociales básicas, en gran medida porque cree que la metodología experimental no es adecuada para estudiar los fenómenos sociales. Por su parte, Gergen y Basseches (1980) creen que la interacción psicoso- cial ocurre siempre en un determinado momento histórico del que no se puede aislar. Por ello, es arriesgado hablar de conocimiento básico en abstracto. Independientemente de las perspectivas sobre la dicotomía básico-aplicado, parece pre- ferible inclinarse por aceptar la relación entre ambas opciones en lugar de centrarse en sus diferencias. Como señala Sánchez Vidal (2002), los dos enfoques se pueden considerar in- terdependientes. Lo contrario llevaría al absurdo de que, sin orientación básica, la Psicología Social se convertiría en una tecnología que no aportaría nada o muy poco al desarrollo social o, al absurdo contrario, es decir, sin una perspectiva aplicada en Psicología Social, la disciplina caería en la esterilidad y la ineficacia. Se plantea,en consecuencia, la necesidad de una Teoría de la intervención psicosocial, que proporcione un modelo de práctica y de rol interventivo a la Psicología social. Sobre estas consideraciones, aunque poco formalizados, se han elaborado unos modelos que enmarcan la aplicación en Psicología social. Para comprenderlos adecuadamente, por un lado, y como base teórica e impulsora del trabajo aplicado en Psicología social, por otro, es necesario trazar las coordenadas fundamentales de la investigación-acción propuesta por Lewin (1946, 1948, 1978). Es igualmente interesante el enfoque de Fisher (1982), que relaciona la teoría, la investigación y la práctica sobre las mismas bases. La investigación-acción Lewin (1946, 1948, 1978) aporta, si no un modelo estructurado, sí la idea fundamental sobre la que se han inspirado parte de los planteamientos conceptuales en los que se ha basado la aplicación de la Psicología social en busca de la relevancia social. La investigación-acción, como concepción del ejercicio del psicólogo social, se adelanta a su tiempo y añade a la investigación básica la investigación práctica, ambas interdependientes entre sí. Lewin, por tanto, rechazaba la separación entre la investigación básica y la investigación aplicada en la Psicología social. Así lo demuestra el conocido párrafo que reproducimos a continuación. “Sería muy desafortunado si la tendencia hacia la Psicología teórica se debilitara por la necesidad de tratar con grupos naturales al estudiar ciertos problemas de Psicología social. No se debe ser insensible, sin embargo, al hecho de que este desarrollo ofrece grandes oportunidades tanto como amenazas a la Psicología teórica. La desventaja más grande de la Ppsicología aplicada ha sido el hecho de que, sin auxilio teórico adecuado, tuvo que seguir el costoso, ineficaz y limitado método de ensayo y error. Muchos psicólogos que hoy trabajan en un campo aplicado son agudamente conscientes de la necesidad de una estrecha colaboración entre la Psicología teórica y la aplicada. Esto puede conseguirse en Psicología, como en la Física, si el teórico no mira hacia los problemas aplicados con aversión erudita o con temor de los problemas sociales, y si el psicólogo aplicado comprende que no hay nada tan práctico como una buena teoría” . Fuente: Lewin, 1978, p. 161. Lewin establece una diferencia entre ambas perspectivas (teórica y práctica) en la Psicología social, pero advierte claramente de los riesgos de que ambas se desarrollen de forma indepen- diente. Es decir, que el teórico no aborde los problemas sociales ni persiga el cambio social, y que el práctico no fundamente su actividad en los conocimientos teóricos. Considera, además, que las promesas de la Psicología social se alcanzan con mayor facilidad si existe una colabora- ción entre la investigación orientada a la teoría y la investigación orientada al problema. Lewin asocia la investigación al cambio social y busca un conocimiento que pueda ser útil para producirlo. La investigación-acción es la que se hace en contextos problemáticos, y tiene una utilidad social y teórica (Rodin, 1985). Es una investigación realizada de forma activa. Se investiga la acción social que, a su vez, genera más acción, según un esquema similar al que se presenta a continuación: • La observación de un problema socialmente relevante. • Genera un intento posterior de modificarlo, por medio de la utilización de conocimien- tos teóricos, con los que se puede lograr el cambio social, de forma que, a través de esta sucesión de pasos, los resultados obtenidos permiten aprender, tanto de los experimentos realizados, como de los fenómenos observados. Todo ello tiene lugar dentro de ciclos recurrentes de planificación, actuación y evaluación. Se consigue así, de forma simultánea, resolver los problemas y aportar conocimientos nuevos. Los psicólogos sociales aplicados, según este proceso, deben investigar con rigor científico los efectos de las intervenciones prácticas que realicen para resolver los problemas sociales. Y, en el mismo sentido, los psicólogos sociales que se centren en el trabajo teórico no deben alejarse de la realidad, sino ser capaces de observar y encontrar los problemas sociales a los que aplicar sus conocimientos. La investigación-acción también tiene una orientación participativa que introdujo Lewin a partir de su trabajo con grupos (López-Cánabas y Chacón, 1997). La investigación-acción fue una alternativa a la investigación tradicional que se realizaba hasta la II Guerra Mundial. Fue, sin duda, una gran aportación que proporcionó el marco de rigor que necesita la orientación aplicada o práctica y la acción social que requiere la orienta- ción básica o de investigación. Sin embargo, no ha estado exenta de críticas por su ambigüedad y falta de viabilidad (Sánchez Vidal, 2002). Cerca de la investigación-acción, la investigación participativa, de tradición hispanoame- ricana, va algo más allá (Cancian, 1998; Freire, 1970; Maguire, 1987). Hace hincapié en el trabajo e intervención con las personas a las que va dirigida la acción. Los receptores tienen mayor implicación y participan en las diferentes etapas de la investigación desde el grupo o la comunidad. Tanto la investigación-acción como la investigación participativa constituyen formas de aplicar e implicar a la Psicología social en los problemas sociales para actuar sobre ellos. Comparten valores y creencias críticas respecto a la Psicología social dominante, pero, a la vez, se diferencian claramente en algunas de sus características (Brown y Tadon, 1983). La investigación participativa toma como punto de partida la desigualdad de poder entre los grupos sociales. Considera esa desigualdad como origen del conflicto y la necesidad de una transformación o cambio de esta situación a base de proporcionar poder a los que carezcan de él. Desde este punto de vista, se trata de un enfoque en el que se trabaja en el dominio societal, mientras que la investigación-acción se centra en procesos de naturaleza individual, interper- sonal y grupal. Además, el enfoque participativo requiere la participación fundamental de las personas a las que va dirigida la acción y deja más abierto el proceso de trabajo realizado en el contexto natural, mientras que la investigación-acción marca un proceso cíclico de interven- ción, evaluación y reorientación del plan de acción (Senn, 2005), tal y como se esquematiza en la Figura 28.1. Figura : Proceso de investigación-acción (Lewin, 1947), adaptado de Schmeider y cols. (2005). Teoría, investigación y práctica Fisher (1982), en su libro Social Psychology: An applied approach, introduce una forma de inte- grar la teoría, la investigación y la práctica en Psicología social que, sin constituir un modelo formal, representa una aportación importante al área y reúne los aspectos fundamentales del enfoque de la investigación-acción de Lewin (Blanco, Fernández-Dols, Huici y Morales,1985; Sánchez Vidal, 2002). Desde esta perspectiva, apoya el desarrollo de la Psicología social aplica- da a través de trabajos de investigación y acción en contextos reales. Para Fisher, la teoría, la práctica y la investigación se relacionan y retroalimentan dentro de un mismo campo. Esta relación la explica gráficamente (véase la Figura 28.2) dentro de un diagrama en el que la parte derecha representa la dinámica fundamental del proceso de la Psicología social aplicada, y la parte izquierda la de la Psicología teórica de corte experimental. A grandes rasgos, el gráfico enmarca todo el proceso de desarrollo de ambas tendencias en un bucle externo que relaciona la teoría, la práctica y la investigación: • En el interior se ubica el desarrollo de teorías e hipótesis. Estos constituyen el corazón del proceso y el nexo entre ambas perspectivas. De él parten y en él desembocan los diferentes elementos de cada una de ellas: • Para la Psicología social aplicada, la práctica se asocia a la investigación social, a lainvestigación-acción, a la investigación evaluativa y al desarrollo de programas. Todo ello basado en las teorías y el desarrollo de hipótesis, a las que de nuevo incorporan los hallazgos de las aplicaciones en contextos reales. • En la Psicología social de tipo teórico-experimental (que ocupa la parte izquierda del diagrama) la investigación se realiza en el laboratorio y en el campo, y su base, al igual que sucedía con la Psicología social aplicada, es la teoría y el desarrollo de hipótesis a las que también incorpora los resultados de la investigación (véase la Figura 28.2). Figura : Ciclo teoría, investigación y práctica. Fuente: Fisher (1982; tomado de Blanco, Fernández-Dols, Huici y Morales, 1985). En definitiva, las relaciones dinámicas que presenta Fisher constituyen una aportación im- portante para esclarecer la relación entre la tendencia teórica y la práctica en Psicología social, dentro de una perspectiva claramente influida por Lewin, que permite integrar la teoría, la investigación y la práctica. Aproximaciones teóricas A partir del modo en que se combinan lo básico y lo aplicado surge la necesidad de integrar ambas formas de conocimiento. Con objeto de responder a esta necesidad, se plantean unos modelos de aplicación que intentan mostrar cómo pueden utilizarse los conocimientos de la Psicología social desde esta perspectiva. No es difícil deducir las alternativas. Así lo hacen Kidd y Saks (1980; véase Sánchez Vidal, 2002), que sugieren tres posibilidades admisibles: • La Psicología Social Aplicada como una derivación directa de la investigación básica en Psicología Social. • La Psicología Social Aplicada como disciplina autónoma y, por tanto, con un corpus de conocimientos y metodología propios. • La Psicología Social como Ingeniería social que seguiría los planteamientos de Varela, ex- puestos anteriormente. Estas sugerencias de Kidd y Saks (1980) coexisten con una serie de modelos que permiten seguir abriendo camino entre lo básico y lo aplicado: • En primer lugar, se encuentra la posición de la Tecnología social, como un enfoque centrado en la práctica y la resolución de problemas, sin planteamientos teóricos. • En segundo lugar, cabe mencionar la propuesta de Cialdini en su Modelo del ciclo completo, que resalta el seguimiento de una rigurosa metodología. • Finalmente, conviene destacar el Modelo de la teoría-praxis y el Modelo comprensivo de la Psicología social aplicable, que parten del rechazo de la separación básico-aplicado en Psicología social. Tecnología social Varela (1975) parte, como ya hemos señalado, de las diferencias entre la investigación y la apli- cación, entre la ciencia pura y la tecnología. Propone una forma en la que puedan utilizarse los conocimientos de la Psicología social para solucionar una variedad de problemas cotidianos en las relaciones sociales y de grupo. Como ya hemos precisado, su formación como ingeniero le lleva a afirmar que “los procesos mentales que se emplean en la aplicación de la ciencia social no son demasiado diferentes de los que se requieren para resolver un problema de ingeniería” (p. 158). De hecho, manifiesta que su preparación como ingeniero fue determinante para que pudiera captar, en toda su amplitud, los conocimientos de Psicología social y combinarlos con la ingeniería en lo que denominó tecnología social. Desde su doble formación, Varela define la tecnología social como “la actividad que permi- te diseñar soluciones a los problemas sociales combinando hallazgos derivados de diferentes áreas de las ciencias sociales”. En su libro Psychological Solutions to Social Problems: An Intro- duction to Social Technology incluye el proceso y la solución a diferentes problemas sociales definidos como “los que surgen de la fricción entre personas, grupos o entre grupos” (Varela, 1971, p. 162). La forma en la que se solucionan los problemas sociales, desde este modelo, puede resumirse en sus características, que se presentan en el Cuadro 28.2: Cuadro : Principales características de la Tecnología social”de Varela. Características • Objetivo: aportar soluciones globales a un problema • Utilización de conocimientos de otras ciencias, en la medida en que les sea necesario • Consideración de las teorías como representaciones ideales de variables, es decir, no interesadas en la resolución de problemas concretos • Actuación por síntesis, es decir, se recurre a varias teorías • Combinación de las teorías seleccionadas en función del problema a resolver, que es su centro de atención • Desatención al desarrollo teórico, bajo el supuesto de que dicho desarrollo no es el objetivo de la Tecnología social • Adopción de una perspectiva idiográfica, es decir, adaptada al problema concreto, independiente y único • Desarrollo gradual de la actuación del tecnólogo social, por fases, tras responder a una serie de preguntas críticas sobre: • La existencia del problema. • El deseo de darle una solución. • La disposición para emplear el tiempo. • El esfuerzo necesario para resolverlo. • Las soluciones alternativas a las habituales. Fuente: según Sánchez Vidal (2002). A la vista de cómo se desarrolla el trabajo aplicado desde este modelo tecnológico, llaman la atención sus carencias esenciales (Morales 1984; Sánchez Vidal, 2002), que tienen que ver con su arbitraria utilización de los aspectos teóricos básicos en los que se apoya la aplicación y su ausencia de elementos valorativos o éticos. Las teorías psicosociales, en este caso, se emplean de forma utilitarista, supeditadas a la tecnología, y, por tanto, de forma arbitraria. Las consi- deraciones éticas, además, quedan excluidas. El tecnólogo social acepta los planteamientos del cliente sin considerar las personas a las que afecta. El Ciclo completo Cialdini (1980) se centra en la metodología para elaborar un modelo basado en la combinación de la experimentación con el trabajo de campo. Aplica el conocimiento psicosocial fundamen- talmente para ponerlo a prueba en contextos reales y avanzar en dicho conocimiento. Para ello emplea la observación como forma de orientación, y la experimentación para la obtención de datos que posteriormente se contrastan con nuevos procedimientos experimentales o cuasiexperimentales en contextos naturales. De esta manera, los resultados últimos sirven para sumar conocimientos y de nuevo avanzar en los planteamientos teóricos. Robert Cialdini. Universidad de Arizona Esta forma de aplicar la Psicología Social permite avanzar en el conocimiento psicosocial. A la vez, incorpora una buena estrategia así como calidad metodológica. Suscita, sin embargo, la duda de si lo que se está haciendo, aunque de forma impecable y con beneficios para el área, no será más bien investigación aplicada, lo que implicaría dejar de lado la intervención, que, por regla general, busca el bienestar social. Teoría-praxis Gergen y Basseches (1980) construyen su modelo de aplicación psicosocial sobre tres pilares: • El rechazo a la distinción entre teoría (o Psicología social básica) y práctica (o Psicología social aplicada). • La toma en consideración de los valores en todo el proceso de práctica. • La división de la actividad humana en el nivel fisiológico, psicológico y cultural. Estos autores señalan que no se puede distinguir entre lo básico y lo aplicado en Psicolo- gía social por su implicación histórica, y sustituyen estos términos por los de teoría y praxis. Ambos aspectos influyen en el nivel psicológico, que es en el que actúa el psicólogo, de manera que la teoría organiza su construcción conceptual y la praxis lo ejecuta directamente sobre las personas en el marco comunitario, de las consultorías o sanitario (Morales, 1984). La Psicología social aplicable El modelo que plantean Mayo y La France (1980) se considera la aportación más estructurada y operativa para la Psicología social aplicada. Se ha comparado con la concepción de Fisher sobre la dinámica entre la teoría, la investigación y la práctica, revisadaanteriormente (Sán- chez Vidal, 2002). Como describiremos a continuación, estas autoras añaden al análisis básico de la teoría y la práctica un tercer elemento: la calidad de vida. También se piensa que este modelo puede ser complementario al planteamiento de la teoría-praxis de Gergen y Basseches (Morales, 1984). En él las autoras incorporan la denominación de aplicable para la Psicología Social, en vez de aplicada, al considerar que este término tiene un carácter más dinámico y unificador que el anterior. De ello se desprende claramente su rechazo a la dicotomía básico-aplicado en la Psicología social. El modelo se representa de forma cíclica compuesto por tres elemen- tos: la calidad de vida, el desarrollo del conocimiento y la utilización e intervención (véase la Figura 28.3). • La calidad de vida: recoge la inquietud de Lewin en cuanto a la necesidad de que los psicó- logos sociales se impliquen en los problemas sociales. Sin embargo, como ha ocurrido en el campo de la salud, del que incorporan el término, estas autoras dan un giro positivo al concepto y, en vez de hablar de problemas sociales, tratan de la calidad de vida. De igual manera que sucede con la salud, esta concepción positiva del objetivo de la Psicología so- cial aplicable permite una reorientación de la intervención psicosocial hacia la prevención y la promoción y no solamente a la solución de un problema social cuando éste ya está establecido (como la curación cuando ya existe una enfermedad). Al mismo tiempo le otorga un valor distinto, al advertir la posibilidad de mejoras o alternativas a la situación. • El desarrollo del conocimiento: se dirige hacia la predicción sobre la explicación. Las autoras consideran que el psicólogo social, además de explicar, debe predecir cómo ocurren los acontecimientos psicosociales. Se centran en los efectos más que en las causas, de modo que dan una importancia especial, en la Psicología social aplicable, al reconocimiento de los factores antecedentes de los acontecimientos, tal y como ocurren en su contexto natural. Hacen hincapié en la necesidad de ampliar el estudio de las variables de carácter individual e interpersonal a los sistemas sociales. Por lo que se centran en las variables macro, en vez de en las micro, al contrario de lo que venía siendo la línea dominante en Psicología social. • Por último, la utilización e intervención: saca a la luz una serie de cuestiones que aún continúan sin resolver los psicólogos sociales (véase Morales, 1984). Es el aspecto menos desarrollado de los tres elementos que constituyen el modelo. Parece que la intervención es la última parte del trabajo que queda demasiadas veces pendiente. Aunque la intervención, como se verá más adelante, es uno de los objetivos hacia los que se dirige la Psicología social y que cada vez ocupa un lugar más destacado en los textos y trabajos aplicados. Los tres elementos o nudos (mejora de la calidad de vida, construcción del conocimiento y utilización e intervención) forman un proceso en el que la mejora de la calidad de vida lleva a