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ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA INTERNACIONAL* F. BRUCE RICE, B.D.S. Jefe del Servicio de Hz’gz’ene Dental, Organilzacih Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza EVOLUCION DE LA ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA Siempre se ha considerado a los dentistas como individualistas obstinados, y tal vez por serlo, en general, se sientan poco atraídos por la odontología de salud pública. Dada la importancia que los educadores dentales han venido dando a la preparación del estudiante de odontología para el ejercicio privado de la profesión, es fácil de compren- der por qué los dentistas que ingresaban en los servicios de salud pública eran consi- derados por sus colegas como seres inferiores, que no reunían condiciones para dedicarse al agitado ejercicio privado de la profesión, o bien como filántropos desorientados que desdeñaban los beneficios de dicho ejercicio privado de la profesión para consagrarse al ideal mítico de ayudar a sus semejantes, en mayor escala. La remuneración ofrecida por los servicios de odontología de salud pública solía ser lamentablemente insufkiente y no podía atraer a los elementos más pro- gresistas de la profesión; la obligada subor- dinación del individuo a una organización burocrática tentaba poco a esos consecuentes individualistas; muchas veces, los servicios de odontología de salud pública estaban bajo el dominio absoluto de los directores médicos, que no sentían un verdadero interés por los problemas dentales; además, resultaba difícil disponer de fondos y de personal, y en los casos en que se obtenían eran, por lo general, inadecuados. Al cabo de los años y tras mucho esfuerzo y no pocas frustraciones, todo eso va cam- biando, debido en gran parte a la actividad y apoyo de la profesión en general, más la demanda, que va siendo cada vez mayor y más persistente, de cuidados dentales por parte de los grupos de población de ingresos * Publicado en inglés en Public Health Dentis- try, Val. 21, No. 1-2, 1961. más reducidos. Actualmente, la odontología de salud pública es una carrera de espe- cialización y ha alcanzado una importancia (a la par que el odontólogo de salud pública una condición social) que hace apenas unos años, en los tiempos de la pasada generación, hubiera parecido imposible. Hoy el departa- mento dental tiene en muchos pafses su propio director-que es un odontólogo-, y es prácticamente un departamento autó- nomo, aunque establecido como una unidad administrativa dentro de la estructura orgánica de los servicios de salud; dispone de sus propias partidas presupuestarias, y el sueldo del personal está a la altura del correspondiente a otros departamentos del servicio de salud pública. En los países donde no se ha llegado aún a esta situación, la profesión odontológica no debe desmayar en sus esfuerzos hasta conseguirla. Es significativo que en todos los seminarios de la Organización Mundial de la Salud sobre higiene dental se haya hecho hincapié en este punto, alegando que no habrá verdadero progreso de los servicios dentales de un país mientras no los organicen y controlen los propios dentistas. Importancia de la prevención Otro importante cambio experimentado en la odontología de salud pública es el interés especial que se dedica actualmente a la prevención. El viejo concepto curativo está dejando paso rápidamente a los servi- cios y medidas de prevención, a la concen- tración de esfuerzos para incrementar la atención de los grupos jóvenes de la pobla- ción y a ciertas medidas como la fluoración del agua de los abastecimientos públicos y la aplicación tópica de soluciones de fluoruro. Es posible que la mejor apreciación y com- prensión de la odontología se derive, en parte, de la publicidad de los buenos re- 23 24 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA sultados obtenidos con estas medidas pre- ventivas. El aspecto politice Se va comprendiendo cada vez más la necesidad de disponer de servicios de higiene dental y de la oportuna ampliación de los ya existentes, y de las instalaciones donde prestarlos. Desde hace muchos años, se viene dando cierta atención dental gratuita a las personas indigentes, y sc dejan en manos de los dentistas particulares los cuidados dentales del resto de la población. Este sistema afecta desfavorablemente a las personas de ingresos modestos, para las que resulta difícil, cuando no imposible, sufragar la debida atención dental, tanto propia como de sus familiares. Se ha afirmado a menudo que las guerras no traen nada bueno. Así ocurre, indudable- mente, por lo que hace a muchos respectos, pero las dos últimas han servido para poner de relieve la necesidad de que, en todos los aspectos, los pueblos estén preparados, sanos, incluyendo en esa necesidad la de un buen servicio dental. La prestación de servicios dentales gratuitos al personal de las fuerzas armadas durante estas guerras, y, posteriormente, la demanda de estos servicios por parte de la población civil, han constituido indudablemente un estfmulo para que se aprecien los programas de atención dental. En Nueva Zelandia (país de origen del autor del presente trabajo), el mal estado dental de los reclutas en la primera guerra mundial contribuyó, sin duda, a que los políticos comprendieran la importancia de los problemas dentales, y dio lugar a que se crease el Cuerpo de Odon- tología. Este fue también el motivo prin- cipal de que se decidiera establecer un servicio dental escolar tan pronto como terminó la guerra. Kuntson (l), al referirse a los progresos realizados entre 1943 y 1953, en materia de odontología de salud pública en Estados Unidos, informa de una situación similar en este país durant’e la segunda guerra mundial, de la que habla en estos términos: “De los primeros dos millones de hombres examinados llamados a filas, fueron rechazados más por no reunir los requisitos dentales que por cualquier otro defecto físico. Aproximadamente un hombre de cada 12 fue rechazado por defectos dentales. Entonces nos dimos cuenta de que a los niños de la nación se destinaba menos de la cuarta parte de los servicios dentales que re- querían . . .” A t’ítulo de ilustración del cambio de actit,ud general experimentado ante la odontología, citaremos las palabras del Mariscal de Campo Lord Montgomery (2) : “Nunca olvidaré la indignación de Churchill al enterarse de que estaban desembarcando varios sillones de dentista en las playas de Normandfa. Sin embargo, desde la guerra de 1914-18 hemos aprendido que, con la atención dental del soldado, se lo mentiene en el campo de batalla.” John E. Fogarty (3) resume el punto de vista de los políticos de la siguiente manera: “Si se acepta que la higiene dental es parte integrante de la salud general-y creo que no cabe duda a este respecto-, la atención dental debe formar parte de todo programa de atención médica. Sin embargo, hasta la fecha, no hemos avanzado mucho en cuanto a prestar servicios dentales completos a la población. . . . La salud es nuestro mayor recurso nacional. A juicio de algunos, no se esta en condiciones de mejorar mucho más nuestro estado de salud porque cuesta demasiado. Pero, a nuestro entender, lo que no se puede hacer es dejar de mejorarlo. . . . El gran objetivo de las profesiones dental y médica debería consistir en asumir la dirección de la labor encaminada a ofrecer a la población del país el goce de la máxima salud.” Otras muchas observaciones de índole similar podrían citarse, pero basta lo dicho para indicar que el público comprende cada vez mejor los problemas de la mala salud dental. Por consiguiente, aprove- chando las circunstancias favorables, la profesión de odontología debe estar pre- parada para emprender, en el momento más propicio, programas de sentido realista encaminados a la proteccibn y fomento de la higiene dental. Los dirigentes de la Julio í96] ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA INTERNACIONAL 25 profesiónnos están advirtiendo constante- mente que si ésta no logra tomar la inicia- tiva, la tomarán los políticos con el apoyo del público. LOS PROBLEMAS DE LA ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA Todos conocemos los principales proble- mas con que se enfrenta la profesión: la caries dental, las enfermedades periodon- tales y las anormalidades que incapacitan, tales como la maloclusión grave y la ura- nosquisis. Sin embargo, el odontólogo de salud pública se enfrenta con otros proble- mas que hay que resolver antes de abordar los relativos a la higiene dental; y son los problemas financieros, de personal y de suministros. Todos estamos convencidos de que, si se dispone de estos tres elementos esenciales, se puede proceder, a su debido tiempo y con una buena planiíkación, a prestar los servicios curativos y preventivos necesarios de la población. Recursos jinancieros Es axiomático que no se puede tener un servicio sin pagarlo. Así ocurre con los servicios dentales, que la población paga de alguna de estas formas: 1) Individualmente, si el paciente abona los honorarios del dentista, directamente o mediante un sistema de pagos por adelan- tado o con posterioridad a la prestación del servicio. 2) Colectivamente, por grupos cuyos miembros figuran en un plan de seguros, reciben servicios dentales como derecho inherente a su empleo, etc. 3) Colectivamente, toda la población, mediante impuestos. El pago de los servicios dentales puede ser voluntario, como en los casos compren- didos en el párrafo 1) y en ciertos planes, como los citados en el 2), u obligatorio, como ocurre en el sistema mencionado en el 3) y en ciertas clases de servicios ofrecidos mediante los sistemas del párrafo 2). Cuando se trata de un sistema de pago obligatorio, queda garantizada la máxima demanda de estos servicios. Cuando el sistema es de carácter voluntario, la de- manda de servicios aumenta sólo en la medida en que pueda persuadirse al indi- viduo de que necesita tratamiento, ya sea con regularidad o de manera esporádica. En los sistemas de pago obligatorio (y ciertas clases de sistemas voluntarios) se interpone una tercera instancia en la rela- ción dentista-paciente, y el derecho del paciente de elegir a su dentista puede quedar restringido. Por eso, los dentistas que se dedican al ejercicio privado de la profesión no suelen ser partidiarios de estos sistemas, que inevitablemente gozan de la preferen- cia del odontólogo de salud pública, ins- pirado en el ideal de una higiene dental que abarque a toda la población. Personal de odontoìogia En la mayoría de los pafses no hay den- tistas suficientes para atender las necesi- dades de tratamiento, y son muy pocas las naciones donde recibe la debida atención el grupo de población que requiere prioridad (los niños). La creación de nuevas escuelas de odontología para obtener un mayor número de graduados tal vez compensará, hasta cierto punto, las exigencias del crecimiento de la población, pero no cabe esperar que con ello queden atendidas eficazmente las necesidades del grupo pre- ferencial si se proyecta abarcar a toda la población. Esta es la situación que se ob- serva en Europa y en las Américas; en Africa y Asia es mucho peor, ya que la razón del número de dentistas respecto al número de habitantes es mucho menor, e incluso en algunos de esos países no existe todavía una enseñanza oficial de odonto- logía. La falta de fondos para el estableci- miento de escuelas de odontología en estos países obliga a contratar dentistas extranjeros y a adjudicar becas a personal local para estudiar odontología fuera del país. Ambos sistemas resultan caros y no es probable que mejoren materialmente la actual deficiencia de personal de odont)o- logia. En Europa y en las Américas, por lo ge- neral, el atraer estudiantes a la profesión de odontología es un problema continuo, ya que esta profesión no goza de la popularidad de algunas otras. En muchos países de Africa y de Asia son muy pocos los estudiantes que poseen la formación necesaria para seguir los estudios de odontología, de medicina o de otras carreras. Para extender el tratamiento dental a un sector más amplio de la población, los odont6logos deben seguir la orientación de los médicos, delegando una parte más considerable de la labor en personal auxiliar, debidamente preparado (por ejemplo, hi- gienistas dentales y enfermeras de odon- tología escolar) y al mismo tiempo seguir utilizando en la mayor escala posible los servicios de ayudantes dentales, recep- cionistas y técnicos de laboratorio. En un trabajo anterior (4), el autor examinó la cuestión del personal auxiliar y, por consiguiente, no vuelve aquí sobre el tema, salvo para afirmar que la utiliza- ción de ese personal constituye la solución más aceptable del problema de falta de personal de odontología, si se tiene presente que el número de auxiliares y la amplitud de sus funciones se fijarán después de un minucioso estudio de las necesidades de cada país. Suministros dentales Una vez que se cuente con el primero y segundo elementos esenciales-o sea re- cursos económicos y humanos-, será fácil hallar solución al problema de obtener equipo y suministros dentales. Se atribuye a Napoleón el dicho según el cual “el estómago es lo que hace marchar a los soldados”. También puede decirse de un servicio dental que su eficacia depende de su sistema de suministros. En los países que se encuentran alejados de las fuentes de suministros es indispensable hacer los pedidos de equipo y suministros dentales con la debida anticipación, tener almacenes 26 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA con aire acondicionado para guardar ciertos artículos, contar con un sistema rápido y eficiente para atender los pedidos de las clínicas dentales, así como con un servicio de reparación y conservación de equipo. Siempre cs necesaria cierta estandarización de los artículos en depósito, sobre todo de los más esenciales. Este problema de su- ministros puede ser uno de los más difíciles de resolver en los paises menos desarrollados, sobre todo si hay limitaciones financieras, de personal y de instalaciones de almacena- miento. Planijkación estatal El trat’amiento dental es caro en t’odos los países y muchas personas no pueden pagarlo. En cambio, muchas otras per- sonas, en especial en los países occidentales, prefieren gastar el dinero en cosas que, a su juicio, son más importantes, como el tabaco y el alcohol. Por ejemplo, en Es- tados Unidos, se gastaron casi dos mil millones de dólares en cuidados dentales, en 1959; lo que es una cantidad considerable. Pero dicho país consumió en el mismo año tabaco y alcohol (5) por valor de 16.600 millones dc dólares. Habría que estudiar la posibilidad de intercambiar estas cifras mediante una propaganda comparable a la de los que explotan el tabaco y el alcohol y financiada a expensas de impuestos especiales sobre estos productos. La demanda pública de atención dental se refleja en la política por una tendencia creciente de los gobiernos a interesarse en planificar, subvencionar y ejecutar pro- gramas de cuidados dentales. En la Gran Bretaña, por ejemplo, viene funcionando desde hace años un servicio nacional de salud que comprende el trata- miento dental, y está a punto de empezar el adiestramiento de auxiliares dentales. En 1959, los honorarios autorizados para los dentist,as incluidos en este plan ascen- dieron a 347.491.302 (aproximadamente 142 millones de dólares) (6). En los países escandinavos y en Nueva Zelandia. la educación dental y los servicios Julio 196S] ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA INTERNACIONAL 27 dentales infantiles están sostenidos en gran parte con fondos públicos. En el último país mencionado, el gobierno, estimulado por la Asociación Dental de Nueva Zelandia y ante el deplorable estado dental de los reclutas de la primera guerra mundial,instituyó un servicio dental en 1921. No se disponía entonces de un número sufi- ciente de dentistas para atenderlo, ni cabía prever que lo hubiera en un futuro próximo, pues el número de estudiantes de odon- tología era sumamente pequeño en ese momento. Sir Thomas Hunter, odontólogo particular a quien se le había encargado la planificación de un servicio de higiene dental escolar, aprovechó una sugerencia formu- lada años atrás por un colega suyo, optó por adiestrar personal auxiliar (enfermeras de odontologia escolar) para empastar y ex- traer dientes a los niños. La Asociación Dental apoyó oficialmente la propuesta, y hoy se siente orgullosa de que todos los escolares de Nueva Zelandia y casi la mitad de los preescolares (a partir de los dos años y medio de edad) sean con regu- laridad objeto de atención dental. Con fondos procedentes de la recaudación de impuestos, el Gobierno financia el costo de este servicio, así como el de observación dental consecutiva de los adolescentes, que está a cargo de dentistas particulares que cobran honorarios fijos. En la mayoría de los paises de Europa oriental, el ejercicio privado de la profesión de dentista ha dejado de existir, práctica- mente, y ahora está controlada y organi- zada por el Estado. Esto simplifica la tarea de hacer frente a problemas tales como el de atender la población rural, preparar personal, y obtener equipo y materiales, ya que el servicio forma parte de un plan general más amplio de desarrollo económico, social y cultural. En otros países, el Estado puede imponer restricciones parciales al ejercicio de la profesión. Por ejemplo, en Indonesia, el nuevo graduado ha de dedicar cierto tiempo al servicio oficial, generalmente en zonas rurales, antes de ejercer la profesión pri- vada. En Egipto, con el objeto de ayudar también a la población rural, algunas de las principales ciudades se han declarado “cerra- das” a los nuevos profesionales particulares. Son muchas y muy diversas las medidas que el Estado puede adoptar para dis- tribuir equitativamente los servicios de atención dental. En Africa y en Asia, se dispone de buenos planes en muchos lugares, pero los recursos económicos son escasos y, por consiguiente, el plan general consistirá, en primer lugar, en establecer clínicas dentales en los prin- cipales centros de población y después, a medida que tales recursos lo permitan, en extender estos servicios a centros menos importantes. En las fases iniciales, la aten- ción dental se dedicará principalmente a aliviar el dolor. A medida que se vaya dispo- niendo de más recursos económicos y humanos se pasará poco a poco al trata- miento de conservación y de prevención, en especial de la población infantil. La mayoría de estos países necesitan cierta clase de personal auxiliar de odontología- técnicos dentales, higienistas dentales y enfermeras de higiene dental escolar-, y ya se han establecido planes de adiestra- miento en Malaya (técnicos dentales y enfermeras de higiene dental escolar), Nigeria (técnicos dentales e higienistas dentales), Ceilán, Tailandia e Indonesia (enfermeras de higiene dental escolar). En general, estos países se prestan más a la adopción de soluciones no ortodoxas de sus problemas dentales que los países euro- peos. Sus problemas dentales son numerosos, particularmente los de periodoncia. El personal de odontología es muy escaso; son ejemplos elocuentes Nigeria, con una población de 35 millones de habitantes, donde no hay más que 26 dentistas, y la India que, con una población de 400 mi- llones de habitantes, sólo tiene 5.000 den- tistas y solo mil de ellos han recibido forma- ción profesional. Los planes en estos países van avanzando poco a poco y eficientemente, pero no es posible dar una pronta solución a sus respectivos problemas. De momento, lo 28 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA más que cabe esperar es la prestación de servicios de tratamiento dental de urgencia a una proporción razonable de la población, y concentrar en la población infantil las medidas preventivas. LA FUNCION DE LA ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD La Organización Mundial de la Salud considera que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser hu- mano”, y que “la salud de todos los pueblos es una condición fundamental para lograr la paz y la seguridad” (7). Para alcanzar estos objetivos es indispensable contar con la cooperación de los Estados y de los individuos. En el campo de la medicina se han realizado ya notables progresos en el control de enfermedades tan mortíferas como la malaria, la viruela, el c6lera y la peste, con espectaculares repercusiones en la economía de las naciones. En materia de higiene dental, el progreso es más lento y menos ostensible, como corresponde a la índole de las enfermedades dentales. Por otra parte, la unidad administrativa que se ocupa de la higiene dental en la Organiza- ción Mundial de la Salud, ~610 tiene cinco años de vida y, en consecuencia, es de proporciones reducidas. El principio general es que la labor de la OMS tienda sobre todo a organizar y coordinar actividades y a obtener los conocimientos necesarios para hacer frente a los problemas de salud y a aplicarlos en la esfera de su competencia. La forma más sencilla de aplicar este sistema consiste en buscar una persona que posea los conoci- mientos y experiencia necesarios y desti- narla al país que ha solicitado asistencia. Los problemas para los cuales no se dis- ponga de soluciones bien definidas, pueden someterse a grupos de estudio o a comités de expertos a fin de que éstos proporcionen orientación al respecto. La OMS no suele llevar a cabo investigaciones, pero con- tribuye a reunir las personas apropiadas para llevar a la práctica los resultados de las investigaciones. Sólo actúa en los paísra que lo soliciten y a condición dc que el gobierno interesado esté dispuesto a ejecu- tar el proyecto como parte de su programa nacional de salud pública (8). Las principales formas de interesar a los gobiernos y de estimular las solicitudes de colaboración son cuatro: utilizar la inter- vención de ciertas personas y organizaciones del pafs, organizar visitas de miembros del personal de la OMS, celebrar seminarios int’erpaíses y presentar informes de grupos de estudio y comités de expertos. A con- t,inuación se examina cada uno de estos aspectos con particular referencia a la higiene dental. Personas y organizaciones de un psis Si la profesión dental emprende una campaña enérgica puede conkibuir consi- derablemente a despertar el interés de las autoridades de salud pública y de los polf- t’icos por la higiene dental presentando debidamente hechos y cifras “alarmantes” sobre la mala salud dental e insistiendo en los medios de remediar la situación. Ya se ha hecho mención de las repercusiones favorables que tuvo en Xueva Zelandia la revelación, al comienzo de la primera guerra mundial, de que “una tercera parte de los reclutas aptos por lo demás, tuvieron que ser rechazados por causas dentales”, y son las declaraciones de esta naturaleza las que causan mayor impresión. Como ejemplos recientes se pueden citar los siguientes hechos: “Los dientes de los iroqueses pudieron conser- varse en el lodo durante 400 años sin sufrir mayor daño, en cambio los dientes modernos no pueden durar más dc dos o tres años en la boca de un niño de Toronto.” (9) (Comentario sobre un descubrimiento arqueológico.) En 1957, la industria británica perdió 527.600 días-hombre por causa de enfer- medades dentales que obligaron a ausen- cias dc más de tres días, y se calcula que otro 1.000.000 de días-hombre se perdió Julio 196.21 ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA INTERNACIONAL 29 también a causa de ausencias de menor duración (10). El primer objetivo de la profesión dental de un país debe ser añadir a la estructuradel departamento de salud pública una sección dental dirigida por un odontólogo competente. Si la profesión no tiene, por decirlo así, un “representante en el t’ribu- nal”, le será difícil defender su causa. Así pues, la próxima medida será apoyar a este odontólogo de salud pública en la planifi- cación y ejecución de un programa dental basado en un criterio realista y práctico. Muchos programas se han quedado en simples planes por ser demasiado ambi- ciosos. Un programa de esta naturaleza debe ajustarse al ambiente político y social, y ha de resultar económicamente factible. El país que necesite colaboración en la planificación de programas, puede obtenerla de la OMS, que le facilitará los servicios de un consultor debidamente preparado procedente de otra nación. A veces, los servicios de este consultor se limitarán a poner de relieve una idea ya existente; otras veces, servirán para aportar un nuevo criterio, pero su informe tendrá siempre más fuerza por el hecho de estar patro- cinado por una organización internacional. También se contratan los servicios de consultores para que asesoren sobre proble- mas concretos, tales como la fluoración del agua. los servicios dentales para los niños, la educación dental, el adiestra- miento de personal auxiliar, etc. En el caso de países que carezcan de especialistas en varios campos-salud pú- blica, odontología infantil, educación den- tal, investigaciones de odontología-las becas otorgadas por la OMS para posgra- duados ayudará a vencer estas dificultades. También pueden concederse becas a altos funcionarios de los servicios de odontología de salud pública y al profesorado de las escuelas de odontología para que estudien los adelantos realizados en otros países. Sigue rigiendo el principio de que las solicitudes deben ser hechas por un gobierno; sin embargo, nadie está más autorizado para juzgar las necesidades de odontología de salud pública que los propios dentistas, en particular los que se dedican a los aspec- tos para los que se solicita la colaboración. Si presentan el caso al gobierno, con el apoyo de la profesión y de su represen- tante en los servicios de salud pública, algo se conseguirá. De todos modos, no se puede hacer nada mientras no haya quien actúe dentro del país. Visitas de miembros del personal de la OMS Estas visitas tienen una doble finalidad: por una parte, determinar los problemas o progresos dentales de un país y sugerir medios de solucionar tales problemas o de intensificar el progreso, respectivamente, y, por otra, estimular, alentar y establecer un enlace con les miembros locales de la pro- fesi6n de odontología. El conocimiento de los problemas de cada país es indispensable para planificar desde la sede, para asesorar a las oficinas regionales y para juzgar con conocimiento de causa las solicitudes formu- ladas. Los informes sobre cada país se en- vían a las oficinas regionales interesadas para la acción u orientación pertinente, y se archivan en la sede, donde constituyen una valiosa fuente de referencia para los funcionarios de odontología presentes y futuros. No se puede negar el efecto estimulante de una visita de un funcionario de la OMS. Sabemos por experiencia que estas visitas no ~610 son bien acogidas, sino que, a me- nudo, sirven de puente entre el deseo de obtener colaboración y la falta de conoci- mientos sobre la manera de proceder para lograrla; además, contribuyen decidida- mente a que las autoridades nacionales de salud coloquen la higiene dental “en el mapa”. Reuniones interpaises Los seminarios sobre higiene dental se celebran en determinadas regiones, pero no se limitan necesariamente a los países de esas regiones. La Organización facilita los servicios de consultores o de asesores para 30 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA que informen de manera autorizada sobre problemas dentales específicos, y los gastos de transporte y de instalación de los con- sultores y de los representantes nacionales corren por cuenta de la Organización. Desde el punto de vista de su financiamiento y organización, los seminarios constituyen una importante empresa. Hasta la fecha se han celebrado tres seminarios sobre higiene dental: en Wellington, Nueva Zelandia (1954), en Adelaide, Australia (1959), y en Göteborg, Suecia (1960). Los seminarios suelen organizarse a base de la participaci6n de sus integrantes; se celebra una serie de sesiones plenarias, y entre una y otra se reúnen grupos de dis- cusi6n. Estos seminarios ofrecen una valiosa ocasión de intercambio de opiniones y de estudio de los problemas y de los métodos de resolverlos en los diversos países. Igual- mente contribuyen a dar un mayor cono- cimiento de los problemas dentales y a crear un criterio internacionalmente más amplío, además de los valiosos contactos profesionales y de amistad que se estable- cen. Los participantes utilizan los informes de los seminarios para hacer reformas y aportar nuevas ideas cuando regresan a sus respectivos países. Informes de grupos de estudio y comités de expertos Como ya se indicó anteriormente, reunio- nes de esta clase se celebran cuando los métodos de abordar un problema no están perfectamente definidos. En 1958 se reunió en Bruselas un grupo de estudio para acla- rar la cuestión de los servicios de higiene dental infantil en la Región de Europa. En Ginebra también se han reunido tres comítés de expertos para tratar de los temas de la fluoración del agua (1957) (1 l), personal dental auxiliar (1958) (12) y enfermedades periodónticas (1960) (13). Los informes de estas reuniones se en- vían a los gobiernos y están también a la disposición del público, ya sea directamente en la Organización o a través de los agentes que hay en casi t’odos los pafses. Por con- siguiente, estos documentos constituyen un excelent,e medio para difundir conoci- mientos y estimular la presentación de solicitudes de asistencia. CBMPOS DE PARTICULAR INTERES PARA LA OMS Todos los aspectos de la salud son de interés para la OMS, pero teniendo pre- sente el amplio objetivo del “grado máximo de salud que se pueda lograr”, los aspectos preventivo y de salud pública ofrecen, de por sí, mayor interés. En materia de higiene dental, la mayor atención se dedica a la prevención utilizando todas las medidas conocidas y estimulando el establecimiento de servicios dentales infantiles basados en la educación de higiene dental y en los cuidados dentales sistemáticos (cada vez más amplios) a partir de una tierna edad. La colaboración de la OMS en los campos de la enseñanza, adiestramiento c investi- gación dentales tiene por objeto elevar la enseñanza de la odont’ología a un nivel universitario, fomentar el adiestramiento y mayor utilización de personal dental auxiliar, facilitar servicios de especialistas c investi- gadores en eI campo de la odontología de salud pública y permitir al personal prin- cipal de todos estos aspectos el estudio de los progresos alcanzados en otros países. Desde que se inició el programa de la OMS, a fines de 1959, se han adjudicado 86 becas en higiene dental, y se han proporcionado servicios de consultores a los países en ll ocasiones. Nuestro programa ofrece un vasto campo de desarrollo si se hacen solicitudes, pero, como ya se señal6 anteriormente, la propia profesión de odontología debe desempeñar un papel principal en lo que se refiere a estimular la presentación de rst,as solicí- tudes. La Federaricín Dent,al Internacional ha desplegado una gran actividad cn favor del programa dental dc la OMS, a la vez que ha invkado a sus asociaciones micmhros a act,uar tamhién cn cst)e sentido. Muchas Julio 19621 ODONTOLOGIA DE SALUD PUBLICA INTERSACIONAL 31 de estas asociaciones, aunque se componen en gran parte de dentistas particulares, muestran sincero interés por los problemas de odontología de salud pública en cuanto afectana sus propios países, pero no han logrado considerarlos todavía desde un “punto de vista internacional”. Los odon- tólogos de salud pública podrían conkibuir a que se estableciera un criterio en este sentido dentro de la profesión, procurando que todos los informes y publicaciones per- tinentes de la OMS fuesen objeto de estudio en las reuniones de las sociedades dent,ales. Para que la Organización Mundial de la Salud pueda alcanzar sus altos fines, nece- sita mucho más apoyo por part,e de la pro- fesión y una mayor publicidad de esta ín- dole. REFERENCIAS (1) Knutson, John W.: Dent.al public health ac- complishments and predictions, Am. Jour. Pub. Health, mzo. 3, 1954. (2) Montgomery, B. L.: Memo&. World Pub- lishing Co., London, 1958, pág. 321. (3) “Dentistry’s expanding horizons and in- creasing responsibilities.” US representa- tive John E. Fogarty, Jour. Am. Dent. Assn., 59:286-289 (agto.) 1959. (4) “Utilization of auxiliary dental personnel.” Documento presentado en la Conferencia Internacional de Salud Pública Dental. Nueva York, septiembre 1959. (5) Estados Unidos, Departamento de Comercio: Survey of Current Business, jul. 1960. (6) Great Britain: Report of the Ministry of Health, 1959. (7) Constitución de la Organización Mundial de la Salud. (Documentos Básicos, loa. ed., (8) Basic facts about the World Health Organiza- tion, 2a. ed., 1960. (9) Grainger, R. M.: “Dental health conditions in Metropolitan Toronto.” (10) Great Britain: Report of the Ministry of Health, 1957. (11) Organización Mundial de la Salud. 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