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Historia Mínima del Pensamiento Económico 
-Del Antiguo Testamento a la Nueva Economía Clásica- 
Alejandro Toledo Patiño 
! 
Licenciatura de Economía 
Departamento de Economía 
División de Ciencias Sociales y Humanidades 
Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa 
2016 
 1
Contenido 
Primera Parte 
La Economía Política 
Unidad 1 El surgimiento de la economía: mercantilismo y fisiocracia …………….…….. 
1. Antecedentes 
2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado 
1.3 Mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior 
1.4 La Fisiocracia y el primer modelo económico 
Anexo: Gabriel Biel y la acuñación de moneda 
Unidad 2 La Economía Política Clásica: Adam Smith ………………………………….. 
2.1 Contexto 
2.2 La “Riqueza de las Naciones” 
2.3 División del trabajo y productividad 
2.4 El mercado: la mano invisible 
2.5 Teorías del valor 
2.6 Precio de mercado: oferta y demanda 
2.7 Acumulación y crecimiento 
Unidad 3 La Economía Política Clásica: David Ricardo ………...……………………… 
3.1 Las Corn Laws y los Principios de Ricardo 
3.2 Teoría del valor 
3.3 Renta diferencial 
 2
3.4 Acumulación y distribución a largo plazo 
3.5 La Ley de Say y la imposibilidad de las crisis 
3.6 El salario 
3.7 La ventaja comparativa y el comercio internacional 
3.8 Papel moneda e inflación 
Unidad 4 La crítica marxista de la Economía Política ………………………………….. 
4.1 Antecedentes: historia, socialismo y proletariado 
4.2 Mercancía, trabajo y valor 
4.3 El plusvalor 
4.4 Acumulación, salarios, cambio técnico y desempleo 
4.5 Tasa de ganancia y crisis 
Anexo 4.1: ¿Por qué existe el dinero? 
Segunda Parte 
La Escuela Neoclásica 
Unidad 5 El enfoque marginalista ……………………………………………………….. 
5.1 La visión microeconómica 42 
5.2 La teoría subjetiva del valor 45 
5.3 Utilidad marginal 48 
5.4 La productividad marginal 50 
5.5 Costo de oportunidad 53 
Unidad 6 Alfred Marshall y la síntesis neoclásica …………….………………………… 
6.1 Economics 
6.2 El excedente del consumidor 
6.3 La “teoría de las tijeras” 
 3
6.4 La teoría de la distribución 
6.5 Elasticidades de la demanda 
6.6 Equilibrio Parcial y General 
6.7 Competencias dinámica e imperfecta 
Unidad 7 Institucionalismo y evolucionismo ……………...……………………...……… 
7.1 Dos enfoques heterodoxos 
7.2 La crítica de Veblen 
7.3 La perspectiva schumpeteriana 
Tercera Parte 
La Macroeconomía moderna 
Unidad 8 El Paradigma keynesiano …………………………………...…………………. 
8.1 La crisis de 1929 y la “General Theory” 
8.2 Demanda y Propensión al consumo 
8.3 La Eficacia Marginal del Capital 
8.4 Interés y Preferencia por la Liquidez 
8.5 El multiplicador de la inversión 
8.6 Empleo, salarios y precios 
8.7 Políticas anti cíclicas 
8.8 El modelo IS-LM 
Unidad 9 La Escuela de Chicago …………………………………..…………………….. 
9.1 La crisis de los años setenta y el agotamiento keynesiano 
9.2 Milton Friedman y el monetarismo 
9.3 “El dinero importa” 
9.4 La Curva vertical de Phillips 
9.5 Lucas y la Nueva Economía Clásica 
 4
Conclusiones ……………………………………………………………………………151 
Introducción 
I 
Este libro es una breve historia de la evolución del pensamiento económico. Comprende 
desde sus antecedentes judeocristianos y aristotélicos hasta la nueva economía clásica del 
siglo XX. Es un texto eminentemente introductor en lo que se refiere a su contenido y de 
divulgación y docencia en cuanto a sus propósitos y alcances. 
Al escribir este libro se ha tenido en mente hacer una exposición didáctica y “amigable”, 
pretendiendo que los temas abordados sean comprensibles para quien desee contar con una 
guía inicial, lo más clara y sencilla posible, sobre la trayectoria seguida por el pensamiento 
occidental sobre la economía. Cada capítulo, a excepción del último dedicado a las 
conclusiones, expone lo esencial de cada escuela o corriente teórica y es acompañado de 
temas de reflexión. En algunos capítulos se presentan anexos que profundizan determinados 
aspectos. Quienes son ya iniciados en esta disciplina -estudiantes de licenciatura y de 
maestría en economía, así como de otras ciencias sociales, conocedores de algunas 
temáticas aquí expuestas- este libro les será de utilidad para entender, recordar y quizá 
visualizar de una manera diferente lo aprendido. Sus páginas tienen la intención de 
proporcionar una perspectiva lo más articulada posible de temas que usualmente se estudian 
en libros y salones de clase de una manera aislada e inconexa, al margen por completo de lo 
que son sus antecedentes y de lo que fueron sus contextos intelectuales e históricos, 
 5
enseñadas las más de las veces como dogmas y verdades incuestionables de uno u otro 
signo teórico, sin ser cuestionadas con la más mínima referencia crítica. 
En tan solo nueve capítulos se ponen de relieve las aportaciones y fundamentos de las 
teorías, se destacan algunos de los límites y puntos débiles de cada escuela o autor, al 
tiempo que a cada una/o se le presenta de la manera más imparcial y objetiva posible, sin 
tomar partido por ninguna, ni tampoco con la intención de sembrar prejuicios en contra o a 
favor de alguna o algunas de ellas. Como se muestra a lo largo de los capítulos siguientes, 
las formulaciones y planteamientos de las diferentes escuelas y corrientes han estado 
decisivamente inspirados por los hechos y acontecimientos económicos más relevantes de 
su momento, así como por la atmósfera intelectual prevaleciente, el denominado “espíritu 
de la época”. Este libro pretende ser así una pequeña muestra de la pluralidad de enfoques 
de las teorías que forman las principales ramas o vertientes del pensamiento económico. 
Sus capítulos ofrecen una visión representativa –aunque por supuesto incompleta- del 
amplio e incluso contradictorio abanico de corrientes que conforman dicho pensamiento. Al 
escribir este libro se ha tenido en mente el propósito de que al considerar la trayectoria 
general seguida por el pensamiento económico el/la lector/a pueda apreciar que los rasgos 
teóricos de cada escuela, la singularidad de los argumentos y de los enfoques utilizados, lo 
mismo que las particulares ideas de cada autor, adquieren un significado más profundo, 
tanto en sus alcances como en sus limitaciones, al ser vistas como parte de un todo más 
amplio. Corresponde al lector/a sacar sus propias conclusiones y opiniones respecto a cada 
una de ella así como profundizar en los temas que le resulten de mayor interés. 
II 
En los planes de estudio de licenciatura y maestría en economía las materias dedicadas a la 
historia del pensamiento económico han ocupado en el transcurso de las últimas décadas un 
espacio marginal y parecen estar en proceso de extinción. En la formación profesional de 
 6
las actuales generaciones de estudiantes de economía el conocimiento de la evolución de la 
disciplina constituye algo muy ajeno a las preocupaciones intelectuales y muy alejado del 
tronco central del contenido curricular; es un conocimiento que se relega en el mejor de los 
casos a materias optativas. Esto es resultado de una orientación tecnocráta e ingenuamente 
pretensiosa de la economía frente a otras ciencias sociales; orientación que va en contra de 
una visión histórica de la misma -y por lo mismo más modesta- así como del propio 
reconocimiento, que debería ser obvio, de que la economía es ante todo una disciplina 
social, aunque mantenga orgullosamente el atributo de ser “la más dura de las ciencias 
blandas”. El contenido de este libro, por supuesto, busca promover una visión menos rígida 
y más interdisciplinaria de laeconomía, una que abra los horizontes del lector y del 
estudiante a las dimensiones filosóficas, psicológicas, éticas, religiosas, políticas e 
ideológicas que impregnan desde su origen hasta la actualidad al pensamiento económico. 
III 
El libro se divide en tres partes. 
La primera -que comprende de los capítulos 1 al 4- aborda el surgimiento de la Economía. 
Lo hace desde sus primeros antecedentes éticos y filosóficos en el pensamiento de la 
antigua Palestina y de la Grecia Clásica, hasta su relación con el surgimiento las economías 
de mercado y el capitalismo. En esta parte se aborda centralmente la escuela de la 
Economía Política, siglos XVII-XIX, desde la corriente del mercantilismo hasta los 
planteamientos de Karl Marx, pasando por el liberalismo clásico de Adam Smith y David 
Ricardo. 
La segunda parte abarca, en los capítulos 5 y 6, el pensamiento económico del último tercio 
del siglo XIX en el que asciende el nuevo paradigma del marginalismo representado por 
Jevons, Menger y Walras, así como el de la llamada síntesis neoclásica de Marshall, 
constituida desde entonces como la corriente principal, ortodoxa o dominante del 
pensamiento económico (main stream); adicionalmente en el capítulo 7, esta parte 
considera las contra propuestas heterodoxas del institucionalismo y del evolucionismo 
 7
tecnológico, formuladas grosso modo durante el transcurso de la primera mitad del siglo 
XX en oposición a ese neoclasicismo. 
La tercera parte -capítulos 8 y 9- aborda la etapa moderna de la economía, es decir la que 
tiene lugar durante el siglo XX y que se expresa fundamentalmente en el pensamiento 
Keynesiano y en la Escuela de Chicago o monetarista. 
Un décimo capítulo destinado a la exposición de las conclusiones intenta presentar al lector 
un paquete de reflexiones sobre aspectos relevantes de la cientificidad, la historicidad, las 
rupturas paradigmáticas, los alcances y límites de las teorías que conforman el pensamiento 
económico. 
 8
Primera Parte 
La Economía Política 
! 
I. El surgimiento de la Economía: Mercantilismo y Fisiocracia 
II.La Escuela Clásica: Adam Smith 
III.La Escuela Clásica: David Ricardo 
IV.La crítica marxista de la Economía Política 
 9
Capítulo 1 
El surgimiento de la economía: mercantilismo y fisiocracia 
1. Antecedentes. 2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado. 3. El mercantilismo: 
riqueza, dinero y comercio exterior. 4. La fisiocracia: el producto neto y el 
primer modelo económico. 
1.1.Antecedentes 
Los más antiguos escritos en torno a aspectos y temas de lo que se denomina hoy en día 
´economía´, se remontan en el mundo occidental a religiosos judíos y a filósofos griegos. 
Sus reflexiones están fundadas en preceptos de contenido religioso y ético. 
En el Antiguo Testamento, escrito entre los siglos a.c., se hace una condena de la 
práctica de préstamo de dinero y el consiguiente pago de intereses desde el punto de vista 
de sus implicaciones éticas y de mayor diferenciación social al interior de la comunidad 
étnico religiosa judía (Johnson: ). Esta visión del crédito (“usura”) “como una forma de 
extorsión que los más afortunados infligían a los infortunados, necios o empobrecidos, 
urgidos por necesidad y obligaciones superiores a sus medios” (Galbraith, : 39) formará 
parte del cuerpo de doctrina del cristianismo y estará vigente hasta la Edad Media. 
Los pensadores griegos, en las obras de Hesiodo (Teogonía) –siglo VII a.c.- y de Jenofonte 
(Los Trabajos y los Días) -siglo V a.c.- abordan la cuestión de la eficiencia en las labores 
agrícolas de la comunidad; este último autor escribe Oeconomicus –origen de la palabra 
economía- para referirse a la gestión del hogar. En los escritos de Demócrito –el filósofo 
atomista- existen las primeras reflexiones sobre la propiedad privada y su capacidad para 
incentivar la actividad económica, mientras que en La República de Platón -siglo V a.c- 
aparecen las primeras explicaciones sobre la división del trabajo en el origen y razón de ser 
de la polis (ciudad-estado). La existencia misma de la ciudad (y por extensión de la 
civilización) es un resultado de la división del trabajo, entendida como la conjunción entre 
 10
las diversas capacidades y las diferentes necesidades humanas. “El origen de la ciudad se 
encuentra en el hecho de que nosotros no satisfacemos nuestras propias necesidades, por lo 
cual carecemos de muchas cosas”; de ahí la necesidad, argumenta, de congregar a las 
personas en un lugar y así “entre un hombre y otro hay un intercambio de dar, y si eso 
sucede, de tomar cada quien, porque cada uno supone que eso es lo mejor para si mismo” 
“… Al interior de la ciudad los hombres “comparten los productos de su trabajo…
obviamente comprando y vendiendo” “Un mercado (“market place”), entonces, y el dinero 
como símbolo con el propósito del intercambio. (Plato, 1937: 148-149 y 155). 
Estos pasajes constituyen un remoto antecedente del análisis del mercado desde la 
perspectiva de la confluencia de ofertas y demandas de bienes y servicios por las personas, 
así como del dinero como medio de circulación. Sin embargo Platón no establece una 
relación entre el tamaño del mercado y el grado de desarrollo de la división del trabajo, en 
este caso el tamaño de la polis, como lo esbozaría posteriormente su discípulo Aristóteles y 
como lo haría claramente Adam Smith más de dos mil años después. Un rasgo distintivo de 
la ciudad ideal esbozada en La República es la existencia de una propiedad comunista entre 
la clase gobernante de los filósofos, condición precautoria a fin de evitar la corrupción en la 
élite intelectual dirigente. 
En la obra de Aristóteles ( ) -siglo V a.c.- en cambio, se encuentra una defensa de la 
propiedad privada frente a la propiedad comunitaria, basada en los argumentos de los 
incentivos o estímulos que aquella promueve entre los individuos. También existen las 
primeras reflexiones sobre la ´economía´, entendida como la administración de la unidad 
doméstica, diferente de la actividad del “arte del aprovisionamiento”, es decir el comercio. 
La administración de la casa es valorada como una actividad natural mientras que el 
comercio se considera antinatural. Ambas actividades son comprendidas dentro del estudio 
de la conducta humana, tanto en lo que se refiere a nivel del individuo (ética) como en lo 
relativo a la comunidad (política). De este modo, por ejemplo, la acumulación de riquezas 
se considera una falsa fuente de felicidad para el individuo; a su vez, conforme a la virtud 
 11
de la justicia – la que poseía mayor valoración en la polis griega- Aristóteles resalta la 
importancia de la distribución justa de los bienes y las ganancias (Reale y Antiseri:). 
En Aristóteles se encuentra un primer antecedente de la distinción entre valor de uso 
(utilidad) y valor de un bien, al decir que las cosas sirven para dos cosas: para usarlas de 
acuerdo a lo que son (su uso propio) y para intercambiarlas unas por otras (uso impropio); 
existe también un primer intento por discernir qué es lo que hace comparables a bienes 
diferentes y en qué proporción debe ser su intercambio de acuerdo al trabajo, costo de 
elaboración y necesidades humanas. Existe también un primer análisis del dinero, 
destacando tres de sus funciones: medio de circulación (una función natural), medio para 
acrecentarse a sí mismo (una función antinatural dado que el dinero es en si mismo algo 
“estéril”) y, por último, una unidad contable (Roll, 1942: 36-38). 
El imperio romano no aportó gran cosa a las ideas económicas provenientes de Palestina y 
Atenas y, en general, “fue incapaz de producir grandes pensadores sociales” destacando por 
“la parquedad de la especulación filosófica” (Roll: 39). En todo caso habría que recordar, 
como a una de las más ilustres excepciones, a Plinio, gran observador y estudioso de la 
naturaleza, quien expusiera enel siglo I de nuestra era, las razones del por qué el oro es el 
metal que cumple con una serie de características que lo hacen ser el medio de circulación 
privilegiado. Por su parte, la legislación romana se nutrió de las experiencias comerciales 
del imperio y estableció firmemente el derecho a la propiedad privada sin establecer límites 
éticos a la misma (Roll: 41). Esto marcaría vías de evolución del pensamiento económico 
ya que “mientras Aristóteles se convirtió en el filósofo de la Edad Media y en una de las 
fuentes del derecho canónico”, el derecho romano servirá más tarde “de base importante a 
las doctrinas legales del capitalismo (Roll: 41). 
En la sociedad europea de la Edad Media el propio desarrollo del comercio y del préstamo 
de dinero llevó a atemperar la postura de inspiración judeo-cristiana y aristotélica que 
condenaba las prácticas del comercio y la usura; así, a lo largo de los siglos se fue 
adecuando poco a poco el dogma ético-económico del cristianismo -“nullus christianus 
 12
debet esse mercator” - a la realidad que en regiones de Europa occidental atestiguaba la 1
existencia de un comercio en expansión en los burgos y en las comarcas. Tomás de Aquino, 
considerado el más grande de los pensadores escolásticos (que conjugaron la razón y la fe, 
la filosofía y la teología) juzgaba en el siglo XIII al comercio y al préstamo como 
actividades antinaturales que llevaban a “perder la gracia de dios” pero, al mismo tiempo, 
de manera pragmática postulaba la necesidad de regular la práctica del préstamo de dinero a 
cambio del pago de intereses (Reale y Antiseri, : ; Roll: 47). 
El debate escolástico sobre el “precio justo” en el comercio buscaba también regular 
éticamente el enriquecimiento de los comerciantes. Tomás de Aquino (Summa Theologica) 
indicaba cuatro reglas o preceptos: “El mercado se encargará”; “Solo cobro lo que el 
mercado admite”; “No hay que interferir en el mercado”; “Todos tenemos derecho a un 
justo precio de mercado” (citado por Galbraith, : ). Ese precio, sin embargo, no se llega a 
precisar en sus determinantes, más allá de decir que es el que beneficia a vendedor y 
comprador y tiene un efecto positivo en la comunidad (Roll: 47 y ss.). 
En la tardía Edad Media y los albores del Estado Absolutista se estudiaron algunos aspectos 
relativos al dinero metálico. Nicolás de Oresme, en la primera mitad del siglo XIV, además 
de retomar a Aristóteles en la explicación del origen del dinero, discute el uso de los 
metales en el comercio; indica que el acuñar moneda es prerrogativa del Príncipe (es decir 
del poder político) y condena la adulteración de las monedas como un impuesto que 
empobrece a los súbditos (Roll: 54). En el mismo sentido Gabriel Biel estudia esos 
aspectos y enfatiza la necesidad de la existencia de normas acerca de la emisión de dinero 
metálico, así como de un control de su contenido en oro o plata por parte del monarca a fin 
de no degradar el valor de la moneda (ver Anexo 1.1). 
Al revisar los antecedentes del pensamiento económico es notorio el que, aparte de Europa, 
no existan en otras civilizaciones y culturas, no existan más que muy esporádicas 
reflexiones al respecto de la vida económica, las cuales están muy lejos de dar lugar a un 
 “Ningún cristiano debe ser mercader” (citado por Roll, 1942: )1
 13
pensamiento sistemático ni a escuelas o corrientes definidas. Hasta donde lo permiten los 
descubrimientos actuales de la historia, se sabe que hubo algunas formulaciones preclaras 
sobre la oferta y la demanda de bienes desde el siglo VII a.c. en China, con las obras de 
Guan Zhong, y que algo semejante se puede observar durante los siglos XI y XII de nuestra 
era en el mundo islámico, con los trabajos de Abu Hamid al-Ghazali e Ibn Khaldun, 
respectivamente. En el caso del autor (o quizá coautores) chino(s) su obra parece escapar de 
una visión meramente administrativa y está separada claramente del pensamiento religioso, 
mientras que en los autores árabes la cuestión de la coordinación de la división del trabajo 
mediante la acción del mercado, así como el crítico tránsito de una sociedad nómada a una 
sociedad que se convierte en agrícola, comercial y sedentaria, son analizados en el marco 
ético religioso de El Corán (Landreth y Colander 2006: ; Brue y Grant). 
Ante este panorama de lo que Landreth y Colander (2006: ) consideran el “preclásico 
temprano” del pensamiento económico, cabe hacer la siguiente pregunta: ¿por qué fue tan 
escaso su avance a lo largo de tantos siglos? 
La respuesta es una clave para tener una visión clara del objeto de estudio de la economía. 
Las actividades básicas de recolección de frutos, caza de animales, curtido de pieles, 
elaboración de tejidos y cestería, así como elaboración de armas y herramientas de hueso y 
piedra, existen desde los albores de la humanidad. El comercio aparece desde que la 
agricultura (Diamond: 2007) y la revolución neolítica hicieron posible la generación de 
excedentes económicos de manera regular en los pueblos y comunidades que iniciaban 
procesos civilizatorios. La compra y venta de productos de todo tipo, incluidos los 
prisioneros de guerra o de saqueos convertidos en esclavos, el uso del dinero, el comercio a 
distancias de productos como la seda, la sal, las especies (llamados productos “exóticos”, 
precisamente por su carácter extraordinario, su uso fuera de lo común), el uso del crédito en 
las operaciones comerciales, etcétera, son actividades que existen desde las primeras 
 14
civilizaciones en en el Nilo, en el Yang Tsé y el Huang Ho, en la Media Luna, en la Cuenca 
del Anáhuac, así como en otras civilizaciones de América, África y Asia . 2
Si todas esas actividades existen desde hace miles de años, ¿por qué el pensamiento 
económico como tal, diferente de la ética, separado de la religión e independiente de la 
filosofía, surgió apenas a fines de la Edad Media e inicios del Mundo Moderno? ¿Por qué a 
partir de este período comienza a cobrar forma un cuerpo de reflexiones teóricas 
sistemáticas en torno a lo que podrían denominarse “los fenómenos económicos”? ¿Por qué 
por vez primera se ve a la sociedad como un sistema “regido por leyes propias, de acuerdo 
con las cuales podrían hacerse cálculos y predicciones de los acontecimientos” (Dobb, 
1974: 30). 
Después de más de dos mil años de que los pensadores atenienses “descubrieran” al zoon 
politikon (animal político) y de que los rabinos hebreos especularan sobre el papel del ser 
humano en la historia, se descubrió al homo economicus (actor económico). Sin duda este 
“rezago” tiene una explicación: “los hombres no pueden empezar a construir teorías sobre 
el proceso económico mientras éste sea tan sencillo que no necesite una explicación 
especial” (Roll, 1942:25). 
1.2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado 
¿Qué aconteció en el transcurso del nacimiento del mundo moderno que dio lugar al 
surgimiento de la economía como una disciplina específica del pensamiento social? 
Para responder se requiere considerar los trascendentales procesos económicos, sociales, 
políticos y culturales que tuvieron lugar en el pequeño rincón del noroeste de Europa 
(Francia, Holanda, Bélgica, Gran Bretaña) a lo largo de los siglos XVI-XIX. Son al menos 
cuatro los cambios fundamentales que conducen a través del largo pasaje del mundo 
medieval-feudal al mundo moderno-capitalista: 
 Para remontarse a los orígenes del comercio y el dinero en la historia de la humanidad Cfr. Weatherford 2
(1997).
 15
1) Difusión de las relaciones de mercado en campos y ciudades; 
2) Aparición y propagación del trabajo asalariado rural y urbano; 
3) Surgimiento de “países”, es decir entidades políticas nacionales; 
4) Formación incipiente de un mercado mundial y de una economía internacional; 
A continuación una breve descripción de tales procesos. 
Las relaciones de mercado implican que la produccióny el consumo de los bienes y 
servicios se realicen mediante la compra y venta de los insumos necesarios para 
producirlos, así como de la compra y venta de los productos finales elaborados. Pero antes 
de la aparición de las “economías de mercado”, las relaciones basadas en el intercambio de 
dinero por bienes estaban circunscritas a solo algunas actividades, o bien presentes tan solo 
entre comunidades y grupos que comerciaban con otras regiones del mundo, como los 
fenicios en el Mediterráneo, las comunidades judías en las diásporas, los pueblos de la Ruta 
de la Seda que conectaba a China con Europa, etcétera. 
Durante milenios la gran mayoría de lo producido por los seres humanos se ha destinado, 
por el contrario, al autoconsumo o bien al pago de tributos a otros seres humanos. Durante 
milenios, en lo fundamental, la gran mayoría de las actividades económicas realizadas por 
los distintos pueblos y colectividades en los cinco continentes habitados han estado 
gobernadas por las diferentes tradiciones familiares-grupales, por la autoridad de un poder 
político con capacidad de organización y administración, o bien por una combinación de 
ambas formas, la tradición y la autoridad (Heilbroner, 1972: cap. 1). 
Pero durante los siglos XV y XVII en Europa tuvo lugar un cambio histórico fundamental 
en las formas de organización social para producir y consumir. Las palabras de un 
historiador lo describen certeramente: “en el siglo XV, una gran parte de los habitantes de 
Europa casi no manejaban dinero, por ejemplo, un agricultor podía conservar su casa y su 
granja heredadas sin pagar renta, con solo trabajar las tierras del señor, podía tener derecho 
a recoger leña en los bosques de su señor, solía pagar al molinero que molía su trigo con 
 16
una parte del grano; contribuía a la iglesia dándole diezmos de sus productos. Hacia finales 
del siglo XVII, gran parte de la población, especialmente la urbana, de Inglaterra, Holanda 
y Francia vivía dentro de una economía basada en los ingresos” (Clark, 1963: 182). 
En estos siglos se extiende el uso del dinero y las relaciones de mercado se propagan hasta 
abarcar la compra de fuerza de trabajo, es decir la contratación de trabajadores a cambio de 
una retribución monetaria, el salario (salarium: la sal era el producto con que se pagaba a 
los legionarios romanos). En la base de esta nueva forma de producción se encuentra una 
doble condición del trabajador: libre de facto y de jure, es decir libre –carente- de medios 
propios de producción y de vida, y libre también como individuo para poder desplazarse y 
contratarse según su voluntad y condiciones. 
A esta doble condición social de los individuos se llegó en Europa occidental durante los 
siglos XV-XVIII mediante un proceso conocido como la “acumulación originaria” (Marx: 
T. I., cap. XXIII) replicado posteriormente en otros países y regiones del mundo, 
consistente básicamente en “separar” al productor –campesino, artesano- de sus medios de 
producción y de vida, de modo que tuviera que vendar su capacidad laboral con el fin de 
adquirir los medios de vida y sustento necesarios. 
El tercer gran cambio de esta época es de orden político y consiste en la conformación de 
los primeros Estados –Nación (Portugal, Francia, España, Holanda, Inglaterra). En esa 
época los regímenes absolutistas correspondientes a la última etapa de la sociedad feudal, 
llevaron a cabo una centralización del poder político y del excedente económico. Se 
derribaron los muros de burgos y feudos, se integraron mercados locales y regionales en los 
llamados mercados internos, se unificaron administraciones y regulaciones públicas, 
desaparecieron alcabalas y aduanas internas, se unificaron sistemas de pesas, medidas y 
monedas, surgieron empresas estatales dedicadas a la producción de flotas navales, armas, 
materias primas y artículos de lujo, surgieron las finanzas públicas y la emisión de deuda 
pública, se formularon las primeras políticas comerciales proteccionistas, así como las 
primeras regulaciones bancarias, algunos países nacionalizaron su comercio exterior 
(Dabat, 1997:). 
 17
La expansión de las relaciones de mercado, el avance del capitalismo así como la 
unificación política de los estados da lugar a la conformación de las primeras economías 
nacionales con mercados internos, regulaciones públicas, sistemas bancarios y monedas 
propias. De hecho el término de Economía Política con el que se bautiza inicialmente a la 
economía significaba economía de las naciones. La estadística aplicada a los censos, 
mediciones, registros contables de esos jóvenes estados sería llamada en ese entonces 
“aritmética política”, por William Petty (1692) quien propone el uso de los datos y las cifras 
para la medición de los procesos que hoy llamaríamos macroeconómicos; actualmente las 
llamadas “Cuentas Nacionales” son precisamente las estadísticas económicas de las 
naciones. 
El cuarto gran cambio de época fue resultado de la conquista de América y de vastas 
regiones de Asia y África por parte de las potencias europeas de la época, lo que va a dar 
lugar al surgimiento de una economía internacional y a la formación de un incipiente 
mercado mundial en rápida expansión. Las exploraciones geográficas y las conquistas 
europeas fueron producto en principio de una seria de mejoras y progresos en los métodos 
de navegación que dieron a las flotas navales de Europa una superioridad decisiva frente a 
las flotas árabes que habían dominado el comercio mediterráneo y las rutas comerciales del 
Océano Índico desde el siglo VII d.c. 
En los principales puertos de lo que llegarían a ser posteriormente Italia, España, Portugal, 
Francia, Holanda, Inglaterra, surgieron poderosas burguesías comerciales; entre ellas se 
estableció una intensa competencia comercial, diplomática y militar a fin alcanzar el mayor 
dominio marítimo posible y asegurarse el control exclusivo de los nacientes mercados 
coloniales. Entre las primeras mercancías que dieron paso a la existencia del mercado 
mundial se encontraban los metales preciosos -el oro y la plata- extraídos de América, el 
azúcar producida en el Caribe y los esclavos capturados en África. 
Recapitulando lo hasta aquí expuesto: en esos siglos en Europa tiene lugar el surgimiento y 
expansión de nuevas y complejas dimensiones de la actividad económica (dineraria, 
mercantil, salarial, estatal, internacional), que se encuentran lejanas de las prácticas 
 18
autárquicas, sencillas y conocidas por siglos, establecidas por la tradición y la autoridad 
religiosa o por la coerción. “El feudalismo con sus feudos autosuficientes desde el punto de 
vista económico, social y político estaba dejando paso a un creciente comercio, al auge de 
las ciudades…y a la expansión del estado nación…La producción de bienes para el 
mercado estaba cobrando más importancia y la tierra, el trabajo y el capital comenzaban a 
comprarse y venderse en los mercados.” (Landreth y Colander, 2006: 43) 
Ante esta nueva realidad la ética y la filosofía políticas reunidas en el pensamiento 
escolástico medieval no bastaban para dar cuenta de lo que eran los mercados, el precio de 
los bienes y de los factores de la producción, el comercio internacional, la inflación, los 
movimientos en los tipos de cambio, las deudas de los estados, las balanzas comerciales. Se 
sientan las bases para que el pensamiento religioso se retire del campo de las actividades 
económicas. Comenzará a surgir la ciencia económica, es decir el pensamiento económico, 
“la economía” . 3
1.3 Mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior 
La primera corriente de pensamiento económico no tuvo, en su época, un nombre propio y 
fue bautizada posteriormente con el término de mercantilismo por su crítico más famoso: 
Adam Smith. Se trata de una corriente de pensamiento poco integrada aún, con poca 
“coherencia interna” puesto que sefue conformando a partir de las ideas de hombres de 
negocios, abogados, eruditos y políticos que en determinados momentos de sus vidas 
escribieron folletos y panfletos, pronunciaron discursos en cámaras y parlamentos, o bien 
publicaron artículos en diversos periódicos y revistas de Inglaterra, Escocia, Francia y 
Estados Unidos de América, todo ello durante el transcurso de más de ciento cincuenta 
años, aproximadamente desde inicios del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII. Los 
 En el idioma inglés existe la diferencia entre el objeto de estudio – economy- y la teoría –economics. No es 3
así en el español. En este libro utilizaremos indistintamente los términos de teoría(s) económica(s), de 
pensamiento económico y de economía, siempre en el sentido de conjunto diverso de corrientes, escuelas y 
“doctrinas” teóricas. Hasta los años ochenta del siglo pasado en las licenciaturas de economía se solía 
utilizar el término “doctrinas económicas” y no el de “pensamiento económico” como hoy día. 
 19
más conocidos representantes de este “enfoque disperso” generado por cientos de autores, 
son Thomas Mun, William Petty, David Hume y Richard Cantillon, aunque los tres últimos, 
mercantilistas tardíos, son considerados también precursores de la escuela clásica. 
Lo mas característico del mercantilismo es su idea acerca de la riqueza. Concibe el origen 
de la misma en el comercio exterior, específicamente en las exportaciones que realiza un 
país por sobre sus importaciones. El comercio interior solo redistribuye la riqueza al 
interior de un país. Por el contrario el acrecentamiento de la riqueza por parte de una nación 
se logra solo con la obtención de metales preciosos –oro y plata- mediante el excedente de 
las exportaciones sobre las importaciones, lo cual se expresa como una balanza comercial 
positiva. 
En este sentido es que el segundo rasgo peculiar del mercantilismo es concebir a la riqueza 
como igual a los metales preciosos que ingresan a la economía de una nación. Se dice que 
el mercantilismo, al menos en sus primeros exponentes, confunde a la riqueza con su 
equivalente general, es decir el dinero, en este caso con el oro y la plata, metales utilizados 
como dinero en las transacciones comerciales. 
Este primer enfoque sobre lo que constituye la “riqueza”, conocido como metalismo, 
proponía como eje de la política económica no exportar dichos metales preciosos sino 
exportar muchas mercancías e importar pocas. Esto alimentó, por supuesto, las políticas 
proteccionistas y colonialistas orientadas a acrecentar vía el comercio exterior la riqueza y 
el poder de las respectivas metrópolis europeas, asegurando la importación de materias 
primas baratas y la existencia de mercados para sus bienes manufacturados de exportación. 
Un aspecto central estudiado por los autores mercantilistas fue el dinero. Con motivo de la 
inflación ocurrida en Europa durante el siglo XVI a raíz del ingreso de metales 
provenientes de las colonias españolas en América, tuvieron lugar las primeras reflexiones 
respecto del papel de la moneda en las actividades económicas. Dos profesores de la 
Universidad de Salamanca, España, Martín Azpilcueta a mediados del siglo XVI y Luis de 
 20
Molina, a fines del mismo, hicieron notar que existía un vínculo entre sobreabundancia de 
metales e inflación (Landreth y Colander, : ) 
Pero fue el filósofo político Jean Bodino quien en 1569 argumentaría y demostraría con 
ejemplos históricos que la inflación era resultado de la sobreabundancia de metales, es 
decir que el incremento en el nivel general de precios de una economía es consecuencia de 
un exceso de dinero circulante. Bodino tiene el honor de ser conocido como el fundador 4
de la llamada teoría cuantitativa del dinero y los precios (ver más adelante, capítulo 9) 
Otros primeros mercantilistas compararon el dinero con la sangre y a la economía de la 
nación con un organismo vivo. Consideraron así que el dinero era un elemento que 
impulsaba la actividad económica antes que un factor que elevara los precios. Lo 
recomendable incluso era tener niveles de precios altos producto del ingreso constante de 
metales preciosos. Al estudiar el fenómeno del dinero y el comercio internacional los 
mercantilistas fueron pioneros, por supuesto, en el estudio de una de las cuestiones más 
complejas de la economía, el tipo de cambio, es decir el precio o cotización de una moneda 
expresada en otra moneda. 
En una primera etapa en esta corriente lo que predominó fue el metalismo y la idea de 
atesoramiento pero más tarde se impuso el antimetalismo que enfatizaba la utilidad del 
dinero para activar la economía y que en general tenía una visión más amplia de la riqueza, 
no reduciéndola a los metales preciosos. Aun cuando en general en el mercantilismo 
predominó una visión de suma-cero del comercio internacional, es decir que lo que ganaba 
una nación lo perdía otra u otras, en su etapa final esta escuela comenzó a transitar hacia 
ideas liberales en torno al comercio exterior. 
El multifacético William Petty adoptó el punto de partida mercantilista de estudiar 
primeramente las finanzas públicas y la moneda pero su obra, dispersa en algunos breves 
escritos aparecidos como folletos y la mayoría de manera póstuma, también abordó con 
 Indicaba también entre sus causas las prácticas monopólicas, el excesivo gasto del rey y su corte, la 4
adulteración de la moneda, además de la escasez de bienes provocada por las exportaciones.
 21
especial lucidez las cuestiones de la riqueza, el trabajo, la división del trabajo, la teoría del 
valor del trabajo, la renta de la tierra, el capital, el interés y la velocidad de la circulación 
del dinero. Quien fuera marino, cocinero, vendedor ambulante, hombre de negocios y 
finalmente terrateniente, es el autor de la frase “la tierra es la madre y el trabajo el padre de 
la riqueza”; él ha sido considerado, a su vez, como el “padre de la economía” por algunos 
economistas posteriores . 5
En su escrito Aritmética Política William Petty señala la necesidad de que los estudios 
económicos se apoyen en datos, cifras, medidas, es decir, insiste en la necesidad de 
cuantificar los datos y las variables para dar solidez a los debates en economía. Por eso es 
que Petty, además de ser considerado un precursor del clasicismo, es visto también como un 
pionero en el uso de las estadísticas para analizar y debatir en torno a los procesos y teorías 
económicas. Su análisis de la división del trabajo y su teoría del trabajo como medida del 
valor de intercambio de los bienes serán retomados, en su esencia, por Adam Smith más de 
un siglo después. 
Por su parte el filósofo escocés David Hume afirmó que “las mercancías no son un medio 
para obtener metales sino la riqueza en sí”. Este autor es un estudioso de las relaciones 
existentes entre tipo de cambio, dinero metálico, balanza comercial y reservas 
internacionales. En un interesante problema teórico que formuló en 1741 se pregunta acerca 
de lo que sucedería si Inglaterra perdiera de golpe 4/5 partes de sus metales. Respondía que 
los precios de sus mercancías bajarían en la misma proporción, se abaratarían frente a la 
competencia internacional generándose con ello mayores exportaciones que ingresarían 
metales preciosos a la economía inglesa, con lo que a la larga ésta volvería a recuperar su 
riqueza metálica original. 
Hume es en particular un crítico de la idea de que un país podría mantener 
permanentemente una balanza comercial positiva, con lo cual cuestiona la noción misma de 
obtener riqueza a largo plazo a través del comercio internacional. 
 Es la opinión, por ejemplo, de K. Marx. (1857) 5
 22
El estudio por parte de la economía política de las relaciones existentes entre dinero, 
inflación y tipo de cambio se retomara en el capítulo 3 al considerar la obra de David 
Ricardo. Podemos resumir aquí que las aportaciones del mercantilismoal pensamiento 
económico son las siguientes: comenzar a ver a la economía de una nación como un 
“problema” (es decir un conjunto de problemas) a estudiar, considerándola como un 
sistema en el que existen cierto tipo de interrelaciones. Asimismo, los mercantilistas son los 
pioneros en el estudio del llamado sector externo y del sector monetario, explorando 
exhaustivamente los principales vínculos entre ambos: balanza comercial, dinero, inflación 
y tipo de cambio y formulando así las primeras teorías al respecto. 
En términos generales y acorde con los rasgos autoritarios de los estados absolutistas, el 
mercantilismo postulaba en el plano económico la subordinación del individuo y de la 
mayoría de la población al poder y el engrandecimiento del estado: argumentaba a favor de 
la aplicación de políticas de salario máximo, de criminalización del vagabundaje, al igual 
que de fomento al crecimiento de la población a fin de contar con oferta abundante y barata 
de trabajadores, lo cual, de acuerdo a su enfoque, permitiría a la nación competir 
internacionalmente con bajos costos salariales y de insumos frente a otras naciones. La 
riqueza de una nación consiste en contar con una multitud de pobres, escribió crudamente 
William Petty. 
1.4 La Fisiocracia: el producto neto y el primer modelo económico 
Esta primera escuela francesa de pensamiento económico destaca especialmente también 
por su noción de la riqueza, su énfasis en el producto neto o excedente y sobre todo por su 
visión de conjunto –agregada- del sistema económico. La fisiocracia es contemporánea del 
movimiento de La Ilustración, es partidaria del liberalismo económico y su principal 
contribución radica en haber ofrecido a la teoría económica una primera explicación del 
excedente económico y haber elaborado el primer modelo en forma de diagrama de flujo 
para representar el funcionamiento interdependiente del sistema económico. 
 23
Los representantes de esta corriente “suponían que el sistema de intercambio de mercado, al 
cual tenían como objetivo principal de análisis, estaba sujeto a ciertas leyes económicas 
objetivas, que funcionaban independiente de la voluntad del hombre y eran susceptibles de 
ser descubiertas a la luz de la razón. Estas leyes gobernaban la forma y el movimiento del 
orden económico y, por tanto, …la forma y el movimiento del orden social en su 
totalidad” (Meek: 16 ) 
El término fisiocracia significa ¨poder de la tierra” en griego antiguo (Fisios: tierra; Kratos: 
poder). Se trata del rasgo distintivo de esta escuela: la idea de que la agricultura constituye 
la única actividad creadora de riqueza, capaz de arrojar un excedente, o producto neto, 
sobre los costos de producción. Se trata, por supuesto, de una idea surgida claramente de 
una observación de claro corte naturalista sobre la germinación de las plantas: la semilla 
sembrada inicialmente en la tierra, la aparición de la planta que brota, crece y da por último 
sus frutos. La actividad de la agricultura es la que crea el producto neto o excedente. Es la 
actividad productiva creadora de la riqueza. 
Como principio general esta escuela sostenía que la riqueza material surge de la actividad 
humana sobre la naturaleza (se podría incluir a la minería, la ganadería, la pesca y demás 
actividades primarias); las demás actividades económicas (industriales, comerciales,) 
únicamente transforman, hacen circular o procesan esa riqueza originaria convirtiéndola en 
alimentos, en insumos y en bienes manufacturados. Por esa razón todo aquello “que 
incremente (el) producto neto provocará una expansión de la actividad económica y 
cualquier cosa que lo reduzca provocará una contracción” (Meek: 17). 
El concepto de producto neto es fundamental para esta escuela y, no obstante las 
limitaciones “naturalistas” de su enfoque, se trata de una de las aportaciones más 
importantes en la evolución inicial del pensamiento económico. 
Hacia mediados del siglo XVIII era evidente el contraste entre la agriculturas capitalistas de 
Inglaterra y del norte de Francia frente a la agricultura tradicional del resto de Francia (y 
Europa). Los fisiócratas estudiaban este contraste y formularon propuestas de política 
 24
económica a fin de promover la agricultura moderna en el resto de Francia, donde 
predominaba la producción a partir de pequeñas parcelas, se aplicaban técnicas medievales, 
existía un control de la tierra por parte del clero y de la nobleza terrateniente, a la vez que el 
campesinado se encontraba sometido y sumido en la pobreza . 6
Francois Quesnay, médico de la corte de Luis XIV, un estudioso de la circulación 
sanguínea y quien también podría ser considerado como un precursor de la neurología, es el 
más destacado de esta corriente teórica, a la cual se suman otros enciclopedistas franceses 
como Mirabeau, Turgot y P.S. du Pont. Turgot fue Primer Ministro del monarca Luis XIV y 
promovió políticas de reformas al Ancién Regime, de acuerdo a lo que se conoce como un 
proceso de “despotismo ilustrado”, es decir intentando que el Rey francés encabezara una 
modernización “desde arriba” de las rezagadas estructuras económicas y políticas del 
feudalismo, orientándolas decididamente en un sentido capitalista. Muy probablemente el 
fracaso de esos intentos reformistas es uno de los elementos concurrentes en el estallido de 
la Revolución Francesa de 1789. 
Quesnay es quien –en contra de los principios absolutistas- formuló la frase “laissez faire, 
laissez passer; le monde va lui-meme” (“dejar hacer, dejar pasar; el mundo va por sí 
mismo”), sin duda la más distintiva del liberalismo económico. Él escribe los artículos “Le 
granes” y “Le Fermieres” en la Enciclopedia, y subraya en ellos la superioridad productiva 
de la empresa capitalista en la agricultura. Se considera, sin duda, que su obra principal 
aportación a la economía es su obra Le Tableau Èconomique publicada en 
En este libro se realiza la primera idea-representación de sistema económico como un 
organismo económico y social: se considera que se trata del primer modelo 
macroeconómico elaborado a partir de la idea de “agregar”, es decir agrupar en amplios 
conglomerados, en este caso económico-sociales, al conjunto de los “agentes económicos”; 
de esta manera se hace posible estudiar las interrelaciones establecidas a través de la 
 A diferencia de Meek ( ), de Roll, de Brue y Grant ( ), así como de Landreth y Colander ( ), Galbraith 6
(2011) considera a la escuela fisiócrata como una corriente defensora de los terratenientes y en general 
opuesta al progreso manufacturero.
 25
circulación de los ingresos de dichos agregados a la par de la circulación del dinero 
mediante los procesos de compra y venta de bienes. Quesnay considera la existencia de tres 
grandes sectores de acuerdo a lo que es su respectivo papel en la creación, transformación y 
consumo de la riqueza social total, y en correspondencia con las clases sociales de los 
agricultores (la clase “productiva”), los manufactureros (la clase “estéril”) y los 
terratenientes (clase improductiva). (Ver figura 1). 
Como sucederá en adelante con los modelos económicos, la Tabla de Quesnay está 
elaborada a partir de una serie de supuestos que necesariamente simplifican la realidad y 
muestran o “recortan” solo una parte o una “dimensión” particular de la misma. En el caso 
de la Tabla los supuestos son la no existencia de una dinámica de crecimiento del producto 
total (hay una “reproducción simple del sistema”), la ausencia de un estado o gobierno que 
participe en la actividad económica y por ende la ausencia tambièn de los impuestos así 
como del gasto público, para no hablar de la emisión monetaria u otro tipo de políticas 
económicas; no se contempla, asimismo, la existencia del comercio exterior con lo que se 
dejan a un lado los consiguientes ingresos y egresos de mercancías y metales en el “sistema 
económico”.Con estos supuestos Quesnay estudia y representa esquemáticamente la cuestión de la 
distribución del producto social (lo que llamaríamos grosso modo Producto Interno Bruto) 
en sus tres componentes fundamentales: salario de los trabajadores, ganancia de los 
empresarios y renta de los terratenientes, considerando la circulación o flujo agregado de 
esas tres fuentes del ingreso total. Esta es una aportación relevante y en el siguiente capítulo 
se observará que esta cuestión distributiva será abordada por la escuela clásica desde una 
perspectiva orientada a estudiar los componentes que son determinantes en la formación de 
los precios de los bienes producidos. 
Adicionalmente La Tabla Económica destaca por abordar de forma pionera, en una visión 
de conjunto y sistémica, los aspectos relativos al consumo productivo y al consumo 
personal, la depreciación del capital que es invertido en maquinaria y equipo, así como los 
 26
“adelantos de capital”, es decir inversiones requeridas para mejorar el rendimiento de las 
tierras de cultivo. 
Anexo 1.1 
Extractos de Tratado acerca del poder y la utilidad de las monedas de Gabriel Biel. 
Libro vI, cap. XVII. 
El uso del dinero se creó a partir de una necesidad 
Para entender lo que sigue, en primer lugar es importante advertir lo que dice 
Aristóteles en el libro cinco capítulo nueve de la Ética y en el libro uno de la política : 
“EL uso del dinero se creó a partir de una necesidad” . Puesto que los bienes no 
podían ser intercambiados de forma recíproca e inmediata, y además los hombres no 
podían sustentarse sin el intercambio de esos bienes (porque no todas las cosas 
necesarias abundan para todos los hombres, especialmente para una cantidad tan 
grande de hombres). Sea por la distancia de los lugares en los que estaban los bienes 
que era necesario intercambiar, y por lo difícil que resultaba transportarlos; sea por el 
largo intervalo de tiempo durante el cual los productos no se pueden conservar sin que 
se deterioren; sea a causa de las diversas carencias de los hombres, por las que es 
necesario que un bien intercambiable sea divisible en muchas cosas, de manera 
que… :s ; sea a causa de la carencia de algunas cosas intercambiables e indivisibles 
que son de una gran utilidad y valor para el hombre, como son los caballos, las casas 
etc. 
El dinero es un medio apto de medida de las cosas intercambiables 
Por tanto fue necesario crear un medio 1 de pequeño tamaño, para que pudiera 
pesarse fácilmente en caso de que se hubiera dado una reducción y pudiera ser 
transportada de un lugar a otro la imagen grabada del príncipe o del que estuviera 
investido de autoridad, para que si cualquier otro acuñara monedas el precio de éstas 
variara y no se falsificaran o confundieran con las del príncipe. Y que por esta razón la 
igualdad en las transacciones no se pudiera conservar. 2. De un peso determinado, 
para que tuviera un precio determinado y duradero y sin presentar deterioro, de 
manera que sirviera también en el futuro. 3 de un material precioso, para que un gran 
valor pudiera colocarse en un lugar pequeño y ser transportado fácilmente de un lugar 
otro y divisible de acuerdo a su valor en unidades menores a causa de los que carecen 
 27
de muchos bienes de poco valor. Así surgió el dinero, ya sea por su naturaleza propia 
o por la determinación de los hombres relativa a la carencia humana. Entre más 
grande es la carencia de un producto más alto es su valor y mayor su precio. Por este 
motivo, de acuerdo con la relación entre el dinero y los bienes intercambiables, el 
dinero es una medida determinada de todos los productos intercambiables y 
comerciables en consideración de la carencia humana. 
En segundo lugar es importante señalar que la moneda puede ser falsificada de tres 
maneras en relación con su materia, esto es en su composición metálica, en la 
cantidad de su peso y en su forma conocida./ Como dice Panormitano en el capítulo 
cuarto acerca del juramento. Esto también se encuentra en el comentario del mismo 
capítulo/. Y en cualquiera de estas tres se puede cometer una falsificación. En cuanto a 
la materia porque no se conserva la liga legitima (La liga es una especie de mezcla 
[de un material precioso con un metal super x) de cantidad de metal) a causa de una 
mezcla de un material más barato o porque el material que suelen utilizar está en 
cantidad excesiva. En cuanto al peso, porque no tiene un peso legítimo. A este 
respecto es importante señalar que el peso de una moneda debe ser igual al del 
material a partir de la cual la moneda ha sido creada, después de deducir los gastos y 
el trabajo. 
(Traducción del latín: Rogelio Toledo Martin) 
 28
• Puntos para reflexionar y profundizar: 
✓ Busca ejemplos de actividades económicas que han sido o son guiadas por la 
tradición y en su caso, por la decisión de autoridades y planificadores. 
✓ Discutir qué es un “modelo económico”. ¿Es una especie de ´mapa´ descriptivo, o es 
un tipo de ´plano arquitectónico´? ¿Por qué se dice que en general los modelos en 
economía son una “metáfora gráfica” de la realidad? 
✓ Cotejar (figura 1) La vieja Tabla Económica de Quesnay y el moderno Modelo de 
Flujo Circular del Ingreso. ¿En qué se parecen? ¿En qué son distintos? 
✓ Cotejar la idea general de la Tabla Económica de Quesnay con la del modelo de 
insumo-producto de Wassily Leontief. ¿En qué se asemejan? ¿Qué relación 
guardan? 
✓ Investigar por qué se considera que en las experiencias de desarrollo asiático – 
Japón, Corea del Sur, China- se han puesto en práctica políticas o estrategias 
“mercantilistas”. 
 29
Figura 1.1 
A 
Le Tableau Economique 
 
✓ 
✓ 
✓ 
✓
✓
✓ 
✓
✓ 
Fuente: Tomado de Newman, Ph. Ch. (1963) 
 30
T
M
A
B 
! 
 31
Capítulo 2 
La Economía Política Clásica: Adam Smith 
1. El contexto del pensamiento liberal; 2. “La Riqueza de las Naciones”; 3. División 
del trabajo y productividad; 4. La mano invisible del mercado; 5. Teorías del valor-
trabajo y de costos de producción; 6. Precios naturales y de mercado; 7. 
Acumulación y crecimiento económico. 
2.1 Contexto 
El período de la Economía Política Clásica abarca aproximadamente de1776 a 1870. En el 
lapso de casi un siglo tuvo lugar la Revolución Industrial en Inglaterra y Escocia, para 
propagarse rápidamente por Europa occidental y Norteamérica con la maquinización de las 
manufacturas textiles, el tendido de vías de ferrocarril, la construcción de canales y 
caminos, y en general de la expansión económica vía la industrialización. Es la época del 
nacimiento del proletariado y de las agrupaciones obreras. Es también, por supuesto, la era 
decisiva que –grosso modo- corresponde a la etapa de ascenso al poder político de las 
burguesías estadounidense y francesa, al igual que las de otros países de Europa . 7
En el plano intelectual este es un período de predominio de la filosofía del liberalismo, 
tanto en su vertiente política proveniente del iusnaturalismo y de la obra de John Locke, 
como en su vertiente económica, nacida de las obras de David Hume, William Petty, 
Benjamín Franklin en los Estados Unidos y, a la cabeza de todos, Adam Smith. Es también 
la época de oro del pensamiento de la Ilustración, “un movimiento en cuya base se 
 La Revolución Industrial tiene su cuna en Inglaterra y Escocia con la maquinización de la industria textil, el 7
uso de la máquina de vapor, la invención de los ferrocarriles y la creación de canales fluviales para transporte 
( Hobsbawm s/f : cap. 2; Ashton, 1973; Derry y Williams: 1997 : T. II) La cronología del ascenso político de 
las burguesías es la siguiente: la Revolución Americana (independencia de los Estados Unidos, 1776), la 
Revolución Francesa (1789-1793) y las Revoluciones Europeas (1848-1850). En el caso inglés el cambio tuvo 
lugar tempranamente durante la Glorius Revolution (1688-1689). (
 32
encuentra la confianza en la razón humana, una filosofía humanistaque se esfuerza y 
trabaja por el progreso” (Reale y Antiseri: 1988). 
Bajo la influencia decisiva de la revolución científica newtoniana del último tercio del 
siglo XVII, Francis Bacon ( ) y René Descartes ( ) establecieron los fundamentos de 
la llamada Filosofía de la Razón en el pensamiento europeo. En ese marco las tres “Ideas-
Fuerza” que orientan al pensamiento occidental en la época de la Economía Política Clásica 
son las de la Razón como herramienta infalible para entender y dominar el mundo mediante 
el conocimiento de sus leyes naturales; la de la Libertad como derecho inalienable del 
individuo en sociedad, y; la del Progreso como el rumbo o sentido hacia el que avanza el 
futuro de la humanidad. Constituye un rasgo consustancial al liberalismo -tanto político 
como económico- la idea de la existencia de una “libertad natural” o inherente al ser 
humano y ante la cual es incompatible la injerencia del monarca, del estado. 
En este doble marco económico e intelectual, la Economía Política proporciona por vez 
primera una visión completa del sistema económico. Analiza en su sentido más amplio los 
procesos de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios; aborda 
temas que van desde la cuestión de los precios y el valor de las mercancías, pasando por la 
acumulación de capital, el ciclo económico, el empleo, la tasa de beneficios, el salario y la 
renta, hasta cuestiones como el crecimiento económico, el comercio internacional e incluso 
las perspectivas a futuro del capitalismo. 
En un primer nivel, de acuerdo a la trascendencia de sus obras, se ubican las ideas de Adam 
Smith y David Ricardo. En un segundo nivel se encuentran las de Robert Malthus, Jean 
Baptiste Say y John Stuart Mill. Hay un tercer grupo de autores más amplio con 
aportaciones puntuales. (O’Brian, 1999: cap. 1). Este capítulo y el siguiente exponen los 
principales planteamientos de Smith y Ricardo, respectivamente, y en el capítulo dedicado 
a este último se alude brevemente a los planteamientos de Malthus, Say y Sismondi 
 33
2.2 La “Riqueza de las Naciones” 
“An Inquiry into the nature and causes of the Wealth of Nations” es el título de la obra 
más importante en la historia del pensamiento económico. “La Riqueza de las Naciones”, 
como se le conoce de manera abreviada, fue publicada en 1776, constituye la obra 
fundacional de la economía, representa el libro por excelencia del liberalismo económico y 
su autor, el escocés Adam Smith, es considerado el “padre de la economía”. 
Adam Smith fue profesor de filosofía en la Universidad de Glasgow, Escocia. En ella 
impartió los cursos de filosofía moral que abarcaban, según las notas de clase tomadas por 
un alumno y que son conocidas como las “Lecciones de Glasgow”, cuatro grandes 
unidades: 1. Teología natural (que aborda temas como el Ser, Dios, la religión; 2. Ética; 3. 
Justicia (que considera principalmente cuestiones en torno a la propiedad privada); 4 
Reglamentaciones estatales (dedicado a políticas comerciales y financieras). 
De acuerdo a esos “apuntes” la concepción filosófica de Smith era el “deísmo ilustrado”, el 
cual combinaba la creencia en la existencia de un dios creador del universo con las ideas de 
naturaleza naturalista y racionalista que sostenían que el mundo está regido conforme a 
leyes naturales a ser descubiertas por el hombre. Se trata de una concepción del mundo en 
la que Dios es bondad y quiere como fin supremo la felicidad del hombre de acuerdo a las 
leyes de un universo que funciona como un organismo perfecto. 
En 1687 Isaac Newton (Philosophiae naturis principia mathematica) había expuesto las 
leyes o principios que regían el movimiento de los cuerpos celestes en el universo. La 
Economía Política buscaba algo similar en su campo de estudio y partía de la creencia en 
un mecanismo mediante el cual la acción colectiva de los individuos en libertad conducía 
no al caos sino al bien común y la armonía. 
Con base en la segunda parte de las Notas de Glasgow, Justicia, Adam Smith 
posteriormente escribirá el libro Teoría de los Sentimientos Morales, publicado en 1759, 
mientras que de la cuarta parte, Reglamentaciones estatales, desprenderá más tarde su gran 
obra La Riqueza de las Naciones (escrita durante los años de 1770-1776). Merece 
 34
destacar que un acontecimiento muy importante en la vida de Adam Smith fue su viaje a 
Francia en 1759, ya que ahí entra en contacto personal con los fisiócratas y otros 
pensadores de la Ilustración. 
La Riqueza de las Naciones está compuesta por los siguientes libros: 
 I. División del trabajo, valor, dinero y distribución (salarios, ganancia, renta) 
 II. Capital y moneda 
 III. Estudio histórico sobre el crecimiento económico 
 IV. Mercantilismo y Fisiocracia 
 V. Ingresos del Estado 8
Para responder a la cuestión central de su obra, las causas de la riqueza de las naciones, el 
planteamiento de Smith es vasto y al mismo tiempo sencillo: la riqueza depende de la 
productividad y de la cantidad de población ocupada en trabajos productivos. Al análisis de 
la productividad dedicará el libro I y el Libro II dedicado al estudio de la acumulación 
abordará la cuestión del trabajo productivo. 
2.3 División del trabajo, productividad y riqueza 
Adam Smith no tiene como marco de referencia de su análisis el comercio internacional, 
como los mercantilistas, o las actividades de la agricultura, al modo de la fisiocracia, sino la 
manufactura inglesa y escocesa, de las más avanzadas del mundo en su momento. Se trata 
de la manufactura previa a la revolución industrial, en la que no existe aún la presencia 
generalizada de la máquina en los procesos productivos; estos son, por el contrario, 
intensivos en el uso del factor trabajo pero, al mismo tiempo, como sucede en el ejemplo de 
 Galbraith hace notar la paradoja de que la obra fundacional de la economía tenga una estructura tan 8
desordenada y carezca de lo que se llamaría propiamente un método de exposición (Galbraith, : ). 
 35
Smith con la manufactura de alfileres, se encuentran organizados ya bajo criterios 
capitalistas. 
Smith afirma que en la división del trabajo se encuentra la causa de la riqueza de las 
naciones. En el proceso de elaboración de un bien tan sencillo como lo es un alfiler, Adam 
Smith observó que la división del trabajo incrementa la productividad: dividiendo entre los 
obreros las distintas tareas que implica hacer un alfiler, aquellos producen una mayor 
cantidad. En el ejemplo tomado muy probablemente de la vida real la producción de 10 9
obreros pasó de 20 alfileres por trabajador al día sin división del trabajo, a la cifra de 4 
800 (¡!) con una división de tareas entre los trabajadores (Smith, : ) . 10
Adam Smith distingue tres causas por las cuales aumenta la productividad con la división 
del trabajo: 1) el obrero adquiere mayor destreza en el desempeño de las tareas ejecutadas; 
2) hay un ahorro de tiempo en la elaboración de los bienes ya que se reducen los ´tiempos 
muertos¨ que implica para un mismo trabajador el pasar de una tarea a otra distinta; 2) el 
trabajador se especializa en una tarea adquiriendo así mayores habilidades o destrezas en la 
misma y, por último; 3) la especialización y simplificación de las tareas facilita ya sea la 
invención de maquinaria o el mejoramiento de la misma por parte de los propios 
trabajadores. 
La división del trabajo genera abundancia de bienes y propicia el bienestar de la población; 
en palabras de Smith la división del trabajo da lugar a “esa opulencia universal que se 
derrama hasta las clases inferiores del pueblo” (14). “Sin la asistencia y la cooperación de 
millares de seres humanos” que implica la división del trabajo, “la persona más humilde en 
 En el pueblo pesquero en el que nació y transcurrió la infancia de Adam Smith existía una fábrica de 9
alfileres. Otro hecho fundamental de su niñez y quesin duda influyó en su personalidad fue el haber sido 
secuestrado unos días por una banda de gitanos.
 Un siglo antes William Petty había expuesto un ejemplo similar de división del trabajo en la manufactura 10
de relojes. Es un dato revelador del paréntesis teórico que implicó la visión aristotélica y judeo-cristiana, que 
el tema de la división del trabajo haya tardado más de dos milenios en ser de nuevo estudiado luego de que 
Platón lo hiciera deforma pionera. Es revelador también que mientras éste tuvo como punto de referencia la 
existencia de la ciudad, Petty y Smith hayan partido del funcionamiento de la fábrica o el taller.
 36
un país civilizado no podría disponer de aquellas cosas que se consideran las más 
indispensables y necesarias.” (15) 
El factor o “principio” que motiva la existencia de una división del trabajo, según Smith, no 
tiene que ver con “la sabiduría humana” sino que es inherente a la condición humana: “es la 
consecuencia gradual, necesaria aunque lenta de una cierta propensión de la naturaleza 
humana a (...) la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra” (16) . Cabe 11
observar que Adam smith no hace la distinción entre la división del trabajo que tiene lugar 
en una fábrica y cuya coordinación no está mediada por el intercambio sino por la 
organización técnica del proceso productivo, por una parte, y la división del trabajo que es 
mediada por la compra y venta de los productos, por otra. A la primera se le suele llamar 
división fabril (o técnica) del trabajo y a la otra división social del trabajo. 
La tendencia a permutar está fundada en el interés individual, personal, no social ni 
colectivo. En uno de los más conocidos párrafos de La Riqueza de las Naciones Adam 
Smith escribió realistamente: “No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del 
panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No 
invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras 
necesidades sino de sus ventajas.” (17) 
De hecho la misma división del trabajo está motivada por el interés propio –el egoísmo- 
dado que de ese modo los individuos obtienen para sí una mayor cantidad de bienes que si 
cada uno los produjera por sí mismo. (17) Adam Smith indica que la división del trabajo da 
lugar a diferencias entre las capacidades de los hombres que superan con mucho las 
diferencias naturales de aptitudes que existen entre ellos. Su efecto, incluso, no se limita al 
plano del invididuo sino de toda la especie puesto que tal diversidad o diferencia de 
 Smith agrega que no discutirá si esta propensión es un “principio innato” del ser humano “o si, como 11
parece más probable, es consecuencia de facultades discursivas y del lenguaje”; cuestión de suma actualidad 
hoy día en las neurociencias. Estudios recientes indican que el lenguaje apareció en el ser humano entre un 
millón doscientos mil años y cuatrocientos mil años a. c. Por su parte la propensión a intercambiar solo puede 
aparecer cuando existen dos condiciones: excedentes sobre el consumo indispensable y un régimen de 
propiedad privada sobre los bienes; simplemente no se puede intercambiar lo que resulta indispensable para 
sobrevivir ni tampoco lo que no pertenece a uno en propiedad. Esto reduce el lapso en que surge tal tendencia 
a permutar quizá a unos 8 000/10 000 años antes de nuestra era.
 37
habilidades de las personas es útil colectivamente: “entre los hombres (a diferencia de otras 
especies animales) los talentos más dispares se caracterizan por su mutua utilidad, ya que 
los respectivos productos de sus aptitudes se aportan a un fondo común, en virtud de esa 
disposición general para el cambio, la permuta o el trueque, y tal circunstancia permite a 
cada uno de ellos comprar la parte que necesitan de la producción ajena” (19). 
2.4 El mercado: la “mano invisible” 
División del trabajo e intercambio se condicionan mutuamente: “Así como la facultad de 
cambiar motiva la división del trabajo, la amplitud de esta división se halla limitada por la 
extensión de aquella facultad o, para decirlo en otras palabras, por la extensión del 
mercado”. (20) A mayor población agrupada en ciudades y entre mejores vías de 
comunicación existan en una región o zona geográfica, la división del trabajo y el mercado 
tenderán a ser mayores. 
Para Adam Smith el mercado es la “mano invisible” que da equilibrio y armonía al sistema 
económico. El mercado cohesiona (articula) los múltiples actos individuales de los agentes 
económicos en un gran agregado social. Gracias al mercado el caos de todos se traduce en 
un orden. “La libre interacción de los individuos produce no el caos sino un patrón 
ordenado” (Shaikh, 2015: 327). El deísmo ilustrado de Smith cobra vigencia en él: así 
como existe un orden y no caos en el universo, así también el mercado establece un orden 
económico. 
El origen del mercado radica en la naturaleza egoísta del ser humano, es decir en su 
proclividad a obtener beneficios o ganancias materiales. El interés individual y no el 
altruismo o la solidaridad para con los demás es lo que motiva a los agentes económicos a 
dedicarse a tal o cual actividad y a satisfacer, así, las necesidades de los otros. El mercado 
permite conjugar los intereses egoístas de las personas y transformarlos en un bien común. 
Se podría decir, en la jerga de los economistas, que en el mercado los egos de los agentes 
económicos arrojan externalidades positivas (es decir, tienen efectos positivos). 
 38
Adam Smith considera que el alma humana es egoísta y altruista a la vez y en proporciones 
variables y que ambas son parte del mecanismo creado por dios para alcanzar la felicidad. 
En relación a lo que se denominará posteriormente homo economicus, es decir el 
comportamiento de los individuos en tanto “agentes económicos”, Smith retoma ideas 
previas de mercantilistas y fisiócratas y enfatiza que el beneficio personal, la búsqueda de 
acrecentar la riqueza, el “afán de lucro” es lo que motiva su comportamiento. 
A fin de que el mecanismo del mercado funcione correctamente se requiere la existencia de 
una libre competencia entre los productores, un sistema económico que opere sin la 
intromisión del estado y sin la presencia de monopolios que dificulten o atrofien el 
movimiento de esa “mano invisible” que regula y da orden. Únicamente en condiciones de 
libre competencia entre productores y consumidores los precios establecidos por el 
mercado constituyen un mecanismo adecuado para orientar correctamente las decisiones de 
los productores y consumidores y, consecuentemente, para llevar a cabo una asignación 
eficiente de los recursos productivos. El mercado es el mecanismo que da lugar a una 
adecuada división del trabajo en la sociedad. 
2.5 Las teorías del valor de cambio 
Luego de argumentar que la división del trabajo conduce al intercambio y éste, por 
necesidades prácticas, conlleva al uso del dinero, Smith expone sus planteamientos sobre el 
valor de las mercancías. El punto de partida o advertencia inicial es considerar que todo 
bien tiene dos valores distintos: en su propio uso (o lo que es su utilidad) al cual se 
denominaba hace dos siglos y medio valor en uso, y un valor en su intercambio con otro 
bien o por dinero, al que se denominaba en aquel entonces valor en cambio. Asociada a 
esta distinción Smith formula la llamada “paradoja del valor”: la existencia de bienes con 
una gran utilidad para los humanos (vitales de hecho) como por ejemplo el aire y –en ese 
tiempo- el agua, y que carecen de valor económico, así como la existencia, en el otro 
extremo, de bienes con poca o escasa utilidad como los diamantes, pero que sin embargo 
 39
poseen un alto valor. En el capítulo 5 de este libro se verá la respuesta-solución de la 
escuela marginalista (Tabla de Menger) a esta paradoja. 
De inicio Adam Smith define la riqueza, en una sociedadcon división del trabajo, como la 
capacidad de trabajo ajeno que se puede adquirir mediante el intercambio de bienes. El 
valor de cambio de cualquier bien es igual a la cantidad de trabajo de otro(s) productor(es), 
que permite adquirir o disponer a quien es su propietario, ya sea esto bajo la forma de otros 
bienes -operación de trueque-, ya sea bajo la forma de dinero -venta del bien para adquirir 
otro(s) bienes-. El valor de cambio de cualquier bien “es igual a la cantidad de trabajo que 
pueda adquirir o de que pueda disponer (su propietario) por mediación suya. El trabajo…es 
la medida real del valor en cambio..” (31) La riqueza es el poder de disponer “de trabajo 
ajeno o de su producto”. En este sentido es que el valor de una mercancía es el trabajo que 
ella permite adquirir, ordenar o comandar (32). El trabajo, y no el oro o la plata, es la 
“medida universal y más exacta del valor, la única regla que nos permite comparar los 
valores de las diferentes mercancías en distintos tiempos y lugares”. (37) 
El trabajo es en un sentido histórico el precio primitivo, originario, de todas las cosas. Es 
también el precio real de todo bien, no la cantidad de metales preciosos o de trigo por el 
que se pueda intercambiar. “El precio real de cualquier cosa, lo que realmente le cuesta al 
hombre que quiere adquirirla, son las penas y fatigas que su adquisición supone…Lo que se 
compra con dinero o con otros bienes, se adquiere con el trabajo” (31). Pero el valor por lo 
general no se puede medir en trabajo debido a las diferencias de “ingenio y esfuerzo” en las 
labores realizadas para obtener los bienes. Resulta más fácil utilizar las unidades 
monetarias como medida del valor de los bienes . Este precio expresado en dinero es el 12
precio nominal. 
 Ver al final de la primera parte el anexo 1.12
 40
Smith establece la diferencia tajante entre dos tipos de sociedades: la “primitiva y ruda” y 
cuya existencia es previa a la acumulación de capital y a un régimen de propiedad privada 
sobre la tierra, de una parte, y una sociedad de tipo capitalista con ambos elementos, capital 
y propiedad privada, de otra parte. 
En las sociedades precapitalistas el trabajo que se necesita para producir los bienes es la 
única “norma” –medida- para el valor; el ejemplo de Smith es el de la caza del ciervo y del 
castor: “Si en una nación de cazadores cuesta usualmente doble trabajo matar un castor que 
un ciervo, el castor, se cambiará por o valdrá dos ciervos” (47). En esta sociedad, reconoce 
Smith, “el producto íntegro del trabajo pertenece al trabajador y la cantidad de trabajo 
comúnmente empleado en adquirir o producir una mercancía es la única circunstancia que 
puede regular la cantidad de trabajo ajeno que con ella se puede adquirir, permutar o 
disponer.” (47) 
Hasta este punto Smith establece los fundamentos de una teoría del valor-trabajo, ya sea 
desde la perspectiva del trabajo incorporado en la mercancía o desde la perspectiva del 
trabajo que ella permite adquirir. Si se supone, como lo hace Smith, un intercambio de 
equivalentes entre dos mercancías al cotejarse en el mercado el trabajo incorporado y el 
trabajo comandado por definición son la misma magnitud. Desde esta perspectiva los 
planteamientos sobre el trabajo incorporado y el trabajo “comandado” u ordenado no son 
opuestos sino las dos caras de una misma fundamentación acerca de la naturaleza del valor 
en cambio.. Pero a continuación relativiza la vigencia de dicha teoría en las condiciones del 
capitalismo y la convierte en una teoría de los componentes del precio a partir de las 
retribuciones a los tres factores que concurren en la producción: trabajo, capital y tierra. 
En la sociedad capitalista la cantidad de trabajo ya no será la única norma o medida del 
valor, pues “el trabajador tiene que compartir el producto de su trabajo con el capitalista 
que lo emplea”. En este caso “la cantidad de trabajo que se gasta en adquirir o producir una 
mercancía no es la única circunstancia que regula la cantidad susceptible de adquirirse con 
ella, permutarse o cambiarse”. Evidentemente, dice Smith, hay una cantidad adicional que 
corresponde a los beneficios del capital empleado en adelantar los salarios y suministrar los 
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materiales de la empresa” y que, aclara, no tiene relación alguna con los trabajos de 
administración y supervisión del propietario del capital (49). Si además se considera la 
propiedad privada sobre la tierra, la renta que percibe el terrateniente constituye otra 
cantidad adicional que regula el valor de los bienes. 
Aquí se argumenta una teoría del valor a partir de las retribuciones a los llamados factores 
de la producción, trabajo, capital y tierra, y que son el salario, el beneficio (ganancia) y la 
renta. Se formula así una teoría basada en los costos factoriales de producción como 
determinantes del precio de los bienes: “..el precio de cualquier mercancía se resuelve en 
una u otra de esas partes, o en las tres a un tiempo, y…las tres entran en el precio de casi 
todos los bienes”(50). 
Este enfoque sobre el valor es la base de una teoría de la distribución del producto social: 
“Salarios, beneficio y renta son las tres fuentes originarias de toda clase de ingreso y de 
todo valor de cambio”. El interés se considera como una parte deducible del beneficio y 
corresponde al prestatario del dinero necesario para el capitalista. 
Se puede afirmar que Adam Smith expone dos teorías del valor en cambio; una está basada 
en el trabajo que contiene un bien o que permite adquirir ese bien, y la otra está fundada en 
la retribución a los factores de la producción. Ambas conducen a sendas teóricas 
divergentes. Con la primera Adam Smith sienta las bases de la teoría del valor trabajo que 
desarrollarán Ricardo y Marx, mientras que con la segunda establece los fundamentos de la 
teoría de los costes de producción que retomará la escuela marginalista. 
 42
2.6 Precios de mercado, oferta y demanda 
Smith distingue entre el precio natural de una mercancía y su(s) precio(s) de mercado. El 
primero se establece de acuerdo a las condiciones de producción del bien y es el precio 
central en torno al cual, en sus movimientos de alza y baja, “oscilan” o “gravitan” 
continuamente los precios de mercado, sujetos siempre a una constante variación, de un 
momento a otro y de un lugar a otro, por efecto de las cambiantes fuerzas de la oferta y la 
demanda. 
En términos generales, cuando la oferta excede a la demanda de un bien el precio de 
mercado es menor al precio natural, mientras que en el caso de que la demanda exceda a la 
oferta estará por arriba de él. Cuando la cantidad de oferta y demanda del bien coinciden el 
precio de mercado convergerá con el precio natural del bien. De este modo la actividad 
económica necesaria para producir un bien, dice Smith, se adapta a su demanda efectiva 
aunque la oferta del mismo varíe constantemente (55-57). 
En el caso de la renta, sin embargo, Smith advirtió que su comportamiento es distinto al de 
los salarios y beneficios: los altos y bajos salarios y beneficios son causa de altos y bajos 
precios de las mercancías producidas, mientras que la renta es alta o baja como 
consecuencia de esos altos o bajos precios de los bienes. Ella es la variable dependiente del 
comportamiento de salarios y beneficios. La renta “es naturalmente un precio de 
monopolio” (51, 122 y ss.). Volveremos a esta cuestión de la renta de la tierra en el 
siguiente capítulo. 
 43
2.7 Acumulación, trabajo productivo y crecimiento 
El gran tema objetivo de La Riqueza de las Naciones es, como su título completo lo 
expresa, el estudio de las causas del progreso de las economías nacionales. 
En el “estado primitivo de la sociedad”, dice Smith, no existe división del trabajo. Se 
produce para el autoconsumo y no se necesita por tanto capital. La división del trabajo hace 
necesario acumular insumos,

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