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Historia Mínima del Pensamiento Económico -Del Antiguo Testamento a la Nueva Economía Clásica- Alejandro Toledo Patiño ! Licenciatura de Economía Departamento de Economía División de Ciencias Sociales y Humanidades Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa 2016 1 Contenido Primera Parte La Economía Política Unidad 1 El surgimiento de la economía: mercantilismo y fisiocracia …………….…….. 1. Antecedentes 2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado 1.3 Mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior 1.4 La Fisiocracia y el primer modelo económico Anexo: Gabriel Biel y la acuñación de moneda Unidad 2 La Economía Política Clásica: Adam Smith ………………………………….. 2.1 Contexto 2.2 La “Riqueza de las Naciones” 2.3 División del trabajo y productividad 2.4 El mercado: la mano invisible 2.5 Teorías del valor 2.6 Precio de mercado: oferta y demanda 2.7 Acumulación y crecimiento Unidad 3 La Economía Política Clásica: David Ricardo ………...……………………… 3.1 Las Corn Laws y los Principios de Ricardo 3.2 Teoría del valor 3.3 Renta diferencial 2 3.4 Acumulación y distribución a largo plazo 3.5 La Ley de Say y la imposibilidad de las crisis 3.6 El salario 3.7 La ventaja comparativa y el comercio internacional 3.8 Papel moneda e inflación Unidad 4 La crítica marxista de la Economía Política ………………………………….. 4.1 Antecedentes: historia, socialismo y proletariado 4.2 Mercancía, trabajo y valor 4.3 El plusvalor 4.4 Acumulación, salarios, cambio técnico y desempleo 4.5 Tasa de ganancia y crisis Anexo 4.1: ¿Por qué existe el dinero? Segunda Parte La Escuela Neoclásica Unidad 5 El enfoque marginalista ……………………………………………………….. 5.1 La visión microeconómica 42 5.2 La teoría subjetiva del valor 45 5.3 Utilidad marginal 48 5.4 La productividad marginal 50 5.5 Costo de oportunidad 53 Unidad 6 Alfred Marshall y la síntesis neoclásica …………….………………………… 6.1 Economics 6.2 El excedente del consumidor 6.3 La “teoría de las tijeras” 3 6.4 La teoría de la distribución 6.5 Elasticidades de la demanda 6.6 Equilibrio Parcial y General 6.7 Competencias dinámica e imperfecta Unidad 7 Institucionalismo y evolucionismo ……………...……………………...……… 7.1 Dos enfoques heterodoxos 7.2 La crítica de Veblen 7.3 La perspectiva schumpeteriana Tercera Parte La Macroeconomía moderna Unidad 8 El Paradigma keynesiano …………………………………...…………………. 8.1 La crisis de 1929 y la “General Theory” 8.2 Demanda y Propensión al consumo 8.3 La Eficacia Marginal del Capital 8.4 Interés y Preferencia por la Liquidez 8.5 El multiplicador de la inversión 8.6 Empleo, salarios y precios 8.7 Políticas anti cíclicas 8.8 El modelo IS-LM Unidad 9 La Escuela de Chicago …………………………………..…………………….. 9.1 La crisis de los años setenta y el agotamiento keynesiano 9.2 Milton Friedman y el monetarismo 9.3 “El dinero importa” 9.4 La Curva vertical de Phillips 9.5 Lucas y la Nueva Economía Clásica 4 Conclusiones ……………………………………………………………………………151 Introducción I Este libro es una breve historia de la evolución del pensamiento económico. Comprende desde sus antecedentes judeocristianos y aristotélicos hasta la nueva economía clásica del siglo XX. Es un texto eminentemente introductor en lo que se refiere a su contenido y de divulgación y docencia en cuanto a sus propósitos y alcances. Al escribir este libro se ha tenido en mente hacer una exposición didáctica y “amigable”, pretendiendo que los temas abordados sean comprensibles para quien desee contar con una guía inicial, lo más clara y sencilla posible, sobre la trayectoria seguida por el pensamiento occidental sobre la economía. Cada capítulo, a excepción del último dedicado a las conclusiones, expone lo esencial de cada escuela o corriente teórica y es acompañado de temas de reflexión. En algunos capítulos se presentan anexos que profundizan determinados aspectos. Quienes son ya iniciados en esta disciplina -estudiantes de licenciatura y de maestría en economía, así como de otras ciencias sociales, conocedores de algunas temáticas aquí expuestas- este libro les será de utilidad para entender, recordar y quizá visualizar de una manera diferente lo aprendido. Sus páginas tienen la intención de proporcionar una perspectiva lo más articulada posible de temas que usualmente se estudian en libros y salones de clase de una manera aislada e inconexa, al margen por completo de lo que son sus antecedentes y de lo que fueron sus contextos intelectuales e históricos, 5 enseñadas las más de las veces como dogmas y verdades incuestionables de uno u otro signo teórico, sin ser cuestionadas con la más mínima referencia crítica. En tan solo nueve capítulos se ponen de relieve las aportaciones y fundamentos de las teorías, se destacan algunos de los límites y puntos débiles de cada escuela o autor, al tiempo que a cada una/o se le presenta de la manera más imparcial y objetiva posible, sin tomar partido por ninguna, ni tampoco con la intención de sembrar prejuicios en contra o a favor de alguna o algunas de ellas. Como se muestra a lo largo de los capítulos siguientes, las formulaciones y planteamientos de las diferentes escuelas y corrientes han estado decisivamente inspirados por los hechos y acontecimientos económicos más relevantes de su momento, así como por la atmósfera intelectual prevaleciente, el denominado “espíritu de la época”. Este libro pretende ser así una pequeña muestra de la pluralidad de enfoques de las teorías que forman las principales ramas o vertientes del pensamiento económico. Sus capítulos ofrecen una visión representativa –aunque por supuesto incompleta- del amplio e incluso contradictorio abanico de corrientes que conforman dicho pensamiento. Al escribir este libro se ha tenido en mente el propósito de que al considerar la trayectoria general seguida por el pensamiento económico el/la lector/a pueda apreciar que los rasgos teóricos de cada escuela, la singularidad de los argumentos y de los enfoques utilizados, lo mismo que las particulares ideas de cada autor, adquieren un significado más profundo, tanto en sus alcances como en sus limitaciones, al ser vistas como parte de un todo más amplio. Corresponde al lector/a sacar sus propias conclusiones y opiniones respecto a cada una de ella así como profundizar en los temas que le resulten de mayor interés. II En los planes de estudio de licenciatura y maestría en economía las materias dedicadas a la historia del pensamiento económico han ocupado en el transcurso de las últimas décadas un espacio marginal y parecen estar en proceso de extinción. En la formación profesional de 6 las actuales generaciones de estudiantes de economía el conocimiento de la evolución de la disciplina constituye algo muy ajeno a las preocupaciones intelectuales y muy alejado del tronco central del contenido curricular; es un conocimiento que se relega en el mejor de los casos a materias optativas. Esto es resultado de una orientación tecnocráta e ingenuamente pretensiosa de la economía frente a otras ciencias sociales; orientación que va en contra de una visión histórica de la misma -y por lo mismo más modesta- así como del propio reconocimiento, que debería ser obvio, de que la economía es ante todo una disciplina social, aunque mantenga orgullosamente el atributo de ser “la más dura de las ciencias blandas”. El contenido de este libro, por supuesto, busca promover una visión menos rígida y más interdisciplinaria de laeconomía, una que abra los horizontes del lector y del estudiante a las dimensiones filosóficas, psicológicas, éticas, religiosas, políticas e ideológicas que impregnan desde su origen hasta la actualidad al pensamiento económico. III El libro se divide en tres partes. La primera -que comprende de los capítulos 1 al 4- aborda el surgimiento de la Economía. Lo hace desde sus primeros antecedentes éticos y filosóficos en el pensamiento de la antigua Palestina y de la Grecia Clásica, hasta su relación con el surgimiento las economías de mercado y el capitalismo. En esta parte se aborda centralmente la escuela de la Economía Política, siglos XVII-XIX, desde la corriente del mercantilismo hasta los planteamientos de Karl Marx, pasando por el liberalismo clásico de Adam Smith y David Ricardo. La segunda parte abarca, en los capítulos 5 y 6, el pensamiento económico del último tercio del siglo XIX en el que asciende el nuevo paradigma del marginalismo representado por Jevons, Menger y Walras, así como el de la llamada síntesis neoclásica de Marshall, constituida desde entonces como la corriente principal, ortodoxa o dominante del pensamiento económico (main stream); adicionalmente en el capítulo 7, esta parte considera las contra propuestas heterodoxas del institucionalismo y del evolucionismo 7 tecnológico, formuladas grosso modo durante el transcurso de la primera mitad del siglo XX en oposición a ese neoclasicismo. La tercera parte -capítulos 8 y 9- aborda la etapa moderna de la economía, es decir la que tiene lugar durante el siglo XX y que se expresa fundamentalmente en el pensamiento Keynesiano y en la Escuela de Chicago o monetarista. Un décimo capítulo destinado a la exposición de las conclusiones intenta presentar al lector un paquete de reflexiones sobre aspectos relevantes de la cientificidad, la historicidad, las rupturas paradigmáticas, los alcances y límites de las teorías que conforman el pensamiento económico. 8 Primera Parte La Economía Política ! I. El surgimiento de la Economía: Mercantilismo y Fisiocracia II.La Escuela Clásica: Adam Smith III.La Escuela Clásica: David Ricardo IV.La crítica marxista de la Economía Política 9 Capítulo 1 El surgimiento de la economía: mercantilismo y fisiocracia 1. Antecedentes. 2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado. 3. El mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior. 4. La fisiocracia: el producto neto y el primer modelo económico. 1.1.Antecedentes Los más antiguos escritos en torno a aspectos y temas de lo que se denomina hoy en día ´economía´, se remontan en el mundo occidental a religiosos judíos y a filósofos griegos. Sus reflexiones están fundadas en preceptos de contenido religioso y ético. En el Antiguo Testamento, escrito entre los siglos a.c., se hace una condena de la práctica de préstamo de dinero y el consiguiente pago de intereses desde el punto de vista de sus implicaciones éticas y de mayor diferenciación social al interior de la comunidad étnico religiosa judía (Johnson: ). Esta visión del crédito (“usura”) “como una forma de extorsión que los más afortunados infligían a los infortunados, necios o empobrecidos, urgidos por necesidad y obligaciones superiores a sus medios” (Galbraith, : 39) formará parte del cuerpo de doctrina del cristianismo y estará vigente hasta la Edad Media. Los pensadores griegos, en las obras de Hesiodo (Teogonía) –siglo VII a.c.- y de Jenofonte (Los Trabajos y los Días) -siglo V a.c.- abordan la cuestión de la eficiencia en las labores agrícolas de la comunidad; este último autor escribe Oeconomicus –origen de la palabra economía- para referirse a la gestión del hogar. En los escritos de Demócrito –el filósofo atomista- existen las primeras reflexiones sobre la propiedad privada y su capacidad para incentivar la actividad económica, mientras que en La República de Platón -siglo V a.c- aparecen las primeras explicaciones sobre la división del trabajo en el origen y razón de ser de la polis (ciudad-estado). La existencia misma de la ciudad (y por extensión de la civilización) es un resultado de la división del trabajo, entendida como la conjunción entre 10 las diversas capacidades y las diferentes necesidades humanas. “El origen de la ciudad se encuentra en el hecho de que nosotros no satisfacemos nuestras propias necesidades, por lo cual carecemos de muchas cosas”; de ahí la necesidad, argumenta, de congregar a las personas en un lugar y así “entre un hombre y otro hay un intercambio de dar, y si eso sucede, de tomar cada quien, porque cada uno supone que eso es lo mejor para si mismo” “… Al interior de la ciudad los hombres “comparten los productos de su trabajo… obviamente comprando y vendiendo” “Un mercado (“market place”), entonces, y el dinero como símbolo con el propósito del intercambio. (Plato, 1937: 148-149 y 155). Estos pasajes constituyen un remoto antecedente del análisis del mercado desde la perspectiva de la confluencia de ofertas y demandas de bienes y servicios por las personas, así como del dinero como medio de circulación. Sin embargo Platón no establece una relación entre el tamaño del mercado y el grado de desarrollo de la división del trabajo, en este caso el tamaño de la polis, como lo esbozaría posteriormente su discípulo Aristóteles y como lo haría claramente Adam Smith más de dos mil años después. Un rasgo distintivo de la ciudad ideal esbozada en La República es la existencia de una propiedad comunista entre la clase gobernante de los filósofos, condición precautoria a fin de evitar la corrupción en la élite intelectual dirigente. En la obra de Aristóteles ( ) -siglo V a.c.- en cambio, se encuentra una defensa de la propiedad privada frente a la propiedad comunitaria, basada en los argumentos de los incentivos o estímulos que aquella promueve entre los individuos. También existen las primeras reflexiones sobre la ´economía´, entendida como la administración de la unidad doméstica, diferente de la actividad del “arte del aprovisionamiento”, es decir el comercio. La administración de la casa es valorada como una actividad natural mientras que el comercio se considera antinatural. Ambas actividades son comprendidas dentro del estudio de la conducta humana, tanto en lo que se refiere a nivel del individuo (ética) como en lo relativo a la comunidad (política). De este modo, por ejemplo, la acumulación de riquezas se considera una falsa fuente de felicidad para el individuo; a su vez, conforme a la virtud 11 de la justicia – la que poseía mayor valoración en la polis griega- Aristóteles resalta la importancia de la distribución justa de los bienes y las ganancias (Reale y Antiseri:). En Aristóteles se encuentra un primer antecedente de la distinción entre valor de uso (utilidad) y valor de un bien, al decir que las cosas sirven para dos cosas: para usarlas de acuerdo a lo que son (su uso propio) y para intercambiarlas unas por otras (uso impropio); existe también un primer intento por discernir qué es lo que hace comparables a bienes diferentes y en qué proporción debe ser su intercambio de acuerdo al trabajo, costo de elaboración y necesidades humanas. Existe también un primer análisis del dinero, destacando tres de sus funciones: medio de circulación (una función natural), medio para acrecentarse a sí mismo (una función antinatural dado que el dinero es en si mismo algo “estéril”) y, por último, una unidad contable (Roll, 1942: 36-38). El imperio romano no aportó gran cosa a las ideas económicas provenientes de Palestina y Atenas y, en general, “fue incapaz de producir grandes pensadores sociales” destacando por “la parquedad de la especulación filosófica” (Roll: 39). En todo caso habría que recordar, como a una de las más ilustres excepciones, a Plinio, gran observador y estudioso de la naturaleza, quien expusiera enel siglo I de nuestra era, las razones del por qué el oro es el metal que cumple con una serie de características que lo hacen ser el medio de circulación privilegiado. Por su parte, la legislación romana se nutrió de las experiencias comerciales del imperio y estableció firmemente el derecho a la propiedad privada sin establecer límites éticos a la misma (Roll: 41). Esto marcaría vías de evolución del pensamiento económico ya que “mientras Aristóteles se convirtió en el filósofo de la Edad Media y en una de las fuentes del derecho canónico”, el derecho romano servirá más tarde “de base importante a las doctrinas legales del capitalismo (Roll: 41). En la sociedad europea de la Edad Media el propio desarrollo del comercio y del préstamo de dinero llevó a atemperar la postura de inspiración judeo-cristiana y aristotélica que condenaba las prácticas del comercio y la usura; así, a lo largo de los siglos se fue adecuando poco a poco el dogma ético-económico del cristianismo -“nullus christianus 12 debet esse mercator” - a la realidad que en regiones de Europa occidental atestiguaba la 1 existencia de un comercio en expansión en los burgos y en las comarcas. Tomás de Aquino, considerado el más grande de los pensadores escolásticos (que conjugaron la razón y la fe, la filosofía y la teología) juzgaba en el siglo XIII al comercio y al préstamo como actividades antinaturales que llevaban a “perder la gracia de dios” pero, al mismo tiempo, de manera pragmática postulaba la necesidad de regular la práctica del préstamo de dinero a cambio del pago de intereses (Reale y Antiseri, : ; Roll: 47). El debate escolástico sobre el “precio justo” en el comercio buscaba también regular éticamente el enriquecimiento de los comerciantes. Tomás de Aquino (Summa Theologica) indicaba cuatro reglas o preceptos: “El mercado se encargará”; “Solo cobro lo que el mercado admite”; “No hay que interferir en el mercado”; “Todos tenemos derecho a un justo precio de mercado” (citado por Galbraith, : ). Ese precio, sin embargo, no se llega a precisar en sus determinantes, más allá de decir que es el que beneficia a vendedor y comprador y tiene un efecto positivo en la comunidad (Roll: 47 y ss.). En la tardía Edad Media y los albores del Estado Absolutista se estudiaron algunos aspectos relativos al dinero metálico. Nicolás de Oresme, en la primera mitad del siglo XIV, además de retomar a Aristóteles en la explicación del origen del dinero, discute el uso de los metales en el comercio; indica que el acuñar moneda es prerrogativa del Príncipe (es decir del poder político) y condena la adulteración de las monedas como un impuesto que empobrece a los súbditos (Roll: 54). En el mismo sentido Gabriel Biel estudia esos aspectos y enfatiza la necesidad de la existencia de normas acerca de la emisión de dinero metálico, así como de un control de su contenido en oro o plata por parte del monarca a fin de no degradar el valor de la moneda (ver Anexo 1.1). Al revisar los antecedentes del pensamiento económico es notorio el que, aparte de Europa, no existan en otras civilizaciones y culturas, no existan más que muy esporádicas reflexiones al respecto de la vida económica, las cuales están muy lejos de dar lugar a un “Ningún cristiano debe ser mercader” (citado por Roll, 1942: )1 13 pensamiento sistemático ni a escuelas o corrientes definidas. Hasta donde lo permiten los descubrimientos actuales de la historia, se sabe que hubo algunas formulaciones preclaras sobre la oferta y la demanda de bienes desde el siglo VII a.c. en China, con las obras de Guan Zhong, y que algo semejante se puede observar durante los siglos XI y XII de nuestra era en el mundo islámico, con los trabajos de Abu Hamid al-Ghazali e Ibn Khaldun, respectivamente. En el caso del autor (o quizá coautores) chino(s) su obra parece escapar de una visión meramente administrativa y está separada claramente del pensamiento religioso, mientras que en los autores árabes la cuestión de la coordinación de la división del trabajo mediante la acción del mercado, así como el crítico tránsito de una sociedad nómada a una sociedad que se convierte en agrícola, comercial y sedentaria, son analizados en el marco ético religioso de El Corán (Landreth y Colander 2006: ; Brue y Grant). Ante este panorama de lo que Landreth y Colander (2006: ) consideran el “preclásico temprano” del pensamiento económico, cabe hacer la siguiente pregunta: ¿por qué fue tan escaso su avance a lo largo de tantos siglos? La respuesta es una clave para tener una visión clara del objeto de estudio de la economía. Las actividades básicas de recolección de frutos, caza de animales, curtido de pieles, elaboración de tejidos y cestería, así como elaboración de armas y herramientas de hueso y piedra, existen desde los albores de la humanidad. El comercio aparece desde que la agricultura (Diamond: 2007) y la revolución neolítica hicieron posible la generación de excedentes económicos de manera regular en los pueblos y comunidades que iniciaban procesos civilizatorios. La compra y venta de productos de todo tipo, incluidos los prisioneros de guerra o de saqueos convertidos en esclavos, el uso del dinero, el comercio a distancias de productos como la seda, la sal, las especies (llamados productos “exóticos”, precisamente por su carácter extraordinario, su uso fuera de lo común), el uso del crédito en las operaciones comerciales, etcétera, son actividades que existen desde las primeras 14 civilizaciones en en el Nilo, en el Yang Tsé y el Huang Ho, en la Media Luna, en la Cuenca del Anáhuac, así como en otras civilizaciones de América, África y Asia . 2 Si todas esas actividades existen desde hace miles de años, ¿por qué el pensamiento económico como tal, diferente de la ética, separado de la religión e independiente de la filosofía, surgió apenas a fines de la Edad Media e inicios del Mundo Moderno? ¿Por qué a partir de este período comienza a cobrar forma un cuerpo de reflexiones teóricas sistemáticas en torno a lo que podrían denominarse “los fenómenos económicos”? ¿Por qué por vez primera se ve a la sociedad como un sistema “regido por leyes propias, de acuerdo con las cuales podrían hacerse cálculos y predicciones de los acontecimientos” (Dobb, 1974: 30). Después de más de dos mil años de que los pensadores atenienses “descubrieran” al zoon politikon (animal político) y de que los rabinos hebreos especularan sobre el papel del ser humano en la historia, se descubrió al homo economicus (actor económico). Sin duda este “rezago” tiene una explicación: “los hombres no pueden empezar a construir teorías sobre el proceso económico mientras éste sea tan sencillo que no necesite una explicación especial” (Roll, 1942:25). 1.2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado ¿Qué aconteció en el transcurso del nacimiento del mundo moderno que dio lugar al surgimiento de la economía como una disciplina específica del pensamiento social? Para responder se requiere considerar los trascendentales procesos económicos, sociales, políticos y culturales que tuvieron lugar en el pequeño rincón del noroeste de Europa (Francia, Holanda, Bélgica, Gran Bretaña) a lo largo de los siglos XVI-XIX. Son al menos cuatro los cambios fundamentales que conducen a través del largo pasaje del mundo medieval-feudal al mundo moderno-capitalista: Para remontarse a los orígenes del comercio y el dinero en la historia de la humanidad Cfr. Weatherford 2 (1997). 15 1) Difusión de las relaciones de mercado en campos y ciudades; 2) Aparición y propagación del trabajo asalariado rural y urbano; 3) Surgimiento de “países”, es decir entidades políticas nacionales; 4) Formación incipiente de un mercado mundial y de una economía internacional; A continuación una breve descripción de tales procesos. Las relaciones de mercado implican que la produccióny el consumo de los bienes y servicios se realicen mediante la compra y venta de los insumos necesarios para producirlos, así como de la compra y venta de los productos finales elaborados. Pero antes de la aparición de las “economías de mercado”, las relaciones basadas en el intercambio de dinero por bienes estaban circunscritas a solo algunas actividades, o bien presentes tan solo entre comunidades y grupos que comerciaban con otras regiones del mundo, como los fenicios en el Mediterráneo, las comunidades judías en las diásporas, los pueblos de la Ruta de la Seda que conectaba a China con Europa, etcétera. Durante milenios la gran mayoría de lo producido por los seres humanos se ha destinado, por el contrario, al autoconsumo o bien al pago de tributos a otros seres humanos. Durante milenios, en lo fundamental, la gran mayoría de las actividades económicas realizadas por los distintos pueblos y colectividades en los cinco continentes habitados han estado gobernadas por las diferentes tradiciones familiares-grupales, por la autoridad de un poder político con capacidad de organización y administración, o bien por una combinación de ambas formas, la tradición y la autoridad (Heilbroner, 1972: cap. 1). Pero durante los siglos XV y XVII en Europa tuvo lugar un cambio histórico fundamental en las formas de organización social para producir y consumir. Las palabras de un historiador lo describen certeramente: “en el siglo XV, una gran parte de los habitantes de Europa casi no manejaban dinero, por ejemplo, un agricultor podía conservar su casa y su granja heredadas sin pagar renta, con solo trabajar las tierras del señor, podía tener derecho a recoger leña en los bosques de su señor, solía pagar al molinero que molía su trigo con 16 una parte del grano; contribuía a la iglesia dándole diezmos de sus productos. Hacia finales del siglo XVII, gran parte de la población, especialmente la urbana, de Inglaterra, Holanda y Francia vivía dentro de una economía basada en los ingresos” (Clark, 1963: 182). En estos siglos se extiende el uso del dinero y las relaciones de mercado se propagan hasta abarcar la compra de fuerza de trabajo, es decir la contratación de trabajadores a cambio de una retribución monetaria, el salario (salarium: la sal era el producto con que se pagaba a los legionarios romanos). En la base de esta nueva forma de producción se encuentra una doble condición del trabajador: libre de facto y de jure, es decir libre –carente- de medios propios de producción y de vida, y libre también como individuo para poder desplazarse y contratarse según su voluntad y condiciones. A esta doble condición social de los individuos se llegó en Europa occidental durante los siglos XV-XVIII mediante un proceso conocido como la “acumulación originaria” (Marx: T. I., cap. XXIII) replicado posteriormente en otros países y regiones del mundo, consistente básicamente en “separar” al productor –campesino, artesano- de sus medios de producción y de vida, de modo que tuviera que vendar su capacidad laboral con el fin de adquirir los medios de vida y sustento necesarios. El tercer gran cambio de esta época es de orden político y consiste en la conformación de los primeros Estados –Nación (Portugal, Francia, España, Holanda, Inglaterra). En esa época los regímenes absolutistas correspondientes a la última etapa de la sociedad feudal, llevaron a cabo una centralización del poder político y del excedente económico. Se derribaron los muros de burgos y feudos, se integraron mercados locales y regionales en los llamados mercados internos, se unificaron administraciones y regulaciones públicas, desaparecieron alcabalas y aduanas internas, se unificaron sistemas de pesas, medidas y monedas, surgieron empresas estatales dedicadas a la producción de flotas navales, armas, materias primas y artículos de lujo, surgieron las finanzas públicas y la emisión de deuda pública, se formularon las primeras políticas comerciales proteccionistas, así como las primeras regulaciones bancarias, algunos países nacionalizaron su comercio exterior (Dabat, 1997:). 17 La expansión de las relaciones de mercado, el avance del capitalismo así como la unificación política de los estados da lugar a la conformación de las primeras economías nacionales con mercados internos, regulaciones públicas, sistemas bancarios y monedas propias. De hecho el término de Economía Política con el que se bautiza inicialmente a la economía significaba economía de las naciones. La estadística aplicada a los censos, mediciones, registros contables de esos jóvenes estados sería llamada en ese entonces “aritmética política”, por William Petty (1692) quien propone el uso de los datos y las cifras para la medición de los procesos que hoy llamaríamos macroeconómicos; actualmente las llamadas “Cuentas Nacionales” son precisamente las estadísticas económicas de las naciones. El cuarto gran cambio de época fue resultado de la conquista de América y de vastas regiones de Asia y África por parte de las potencias europeas de la época, lo que va a dar lugar al surgimiento de una economía internacional y a la formación de un incipiente mercado mundial en rápida expansión. Las exploraciones geográficas y las conquistas europeas fueron producto en principio de una seria de mejoras y progresos en los métodos de navegación que dieron a las flotas navales de Europa una superioridad decisiva frente a las flotas árabes que habían dominado el comercio mediterráneo y las rutas comerciales del Océano Índico desde el siglo VII d.c. En los principales puertos de lo que llegarían a ser posteriormente Italia, España, Portugal, Francia, Holanda, Inglaterra, surgieron poderosas burguesías comerciales; entre ellas se estableció una intensa competencia comercial, diplomática y militar a fin alcanzar el mayor dominio marítimo posible y asegurarse el control exclusivo de los nacientes mercados coloniales. Entre las primeras mercancías que dieron paso a la existencia del mercado mundial se encontraban los metales preciosos -el oro y la plata- extraídos de América, el azúcar producida en el Caribe y los esclavos capturados en África. Recapitulando lo hasta aquí expuesto: en esos siglos en Europa tiene lugar el surgimiento y expansión de nuevas y complejas dimensiones de la actividad económica (dineraria, mercantil, salarial, estatal, internacional), que se encuentran lejanas de las prácticas 18 autárquicas, sencillas y conocidas por siglos, establecidas por la tradición y la autoridad religiosa o por la coerción. “El feudalismo con sus feudos autosuficientes desde el punto de vista económico, social y político estaba dejando paso a un creciente comercio, al auge de las ciudades…y a la expansión del estado nación…La producción de bienes para el mercado estaba cobrando más importancia y la tierra, el trabajo y el capital comenzaban a comprarse y venderse en los mercados.” (Landreth y Colander, 2006: 43) Ante esta nueva realidad la ética y la filosofía políticas reunidas en el pensamiento escolástico medieval no bastaban para dar cuenta de lo que eran los mercados, el precio de los bienes y de los factores de la producción, el comercio internacional, la inflación, los movimientos en los tipos de cambio, las deudas de los estados, las balanzas comerciales. Se sientan las bases para que el pensamiento religioso se retire del campo de las actividades económicas. Comenzará a surgir la ciencia económica, es decir el pensamiento económico, “la economía” . 3 1.3 Mercantilismo: riqueza, dinero y comercio exterior La primera corriente de pensamiento económico no tuvo, en su época, un nombre propio y fue bautizada posteriormente con el término de mercantilismo por su crítico más famoso: Adam Smith. Se trata de una corriente de pensamiento poco integrada aún, con poca “coherencia interna” puesto que sefue conformando a partir de las ideas de hombres de negocios, abogados, eruditos y políticos que en determinados momentos de sus vidas escribieron folletos y panfletos, pronunciaron discursos en cámaras y parlamentos, o bien publicaron artículos en diversos periódicos y revistas de Inglaterra, Escocia, Francia y Estados Unidos de América, todo ello durante el transcurso de más de ciento cincuenta años, aproximadamente desde inicios del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII. Los En el idioma inglés existe la diferencia entre el objeto de estudio – economy- y la teoría –economics. No es 3 así en el español. En este libro utilizaremos indistintamente los términos de teoría(s) económica(s), de pensamiento económico y de economía, siempre en el sentido de conjunto diverso de corrientes, escuelas y “doctrinas” teóricas. Hasta los años ochenta del siglo pasado en las licenciaturas de economía se solía utilizar el término “doctrinas económicas” y no el de “pensamiento económico” como hoy día. 19 más conocidos representantes de este “enfoque disperso” generado por cientos de autores, son Thomas Mun, William Petty, David Hume y Richard Cantillon, aunque los tres últimos, mercantilistas tardíos, son considerados también precursores de la escuela clásica. Lo mas característico del mercantilismo es su idea acerca de la riqueza. Concibe el origen de la misma en el comercio exterior, específicamente en las exportaciones que realiza un país por sobre sus importaciones. El comercio interior solo redistribuye la riqueza al interior de un país. Por el contrario el acrecentamiento de la riqueza por parte de una nación se logra solo con la obtención de metales preciosos –oro y plata- mediante el excedente de las exportaciones sobre las importaciones, lo cual se expresa como una balanza comercial positiva. En este sentido es que el segundo rasgo peculiar del mercantilismo es concebir a la riqueza como igual a los metales preciosos que ingresan a la economía de una nación. Se dice que el mercantilismo, al menos en sus primeros exponentes, confunde a la riqueza con su equivalente general, es decir el dinero, en este caso con el oro y la plata, metales utilizados como dinero en las transacciones comerciales. Este primer enfoque sobre lo que constituye la “riqueza”, conocido como metalismo, proponía como eje de la política económica no exportar dichos metales preciosos sino exportar muchas mercancías e importar pocas. Esto alimentó, por supuesto, las políticas proteccionistas y colonialistas orientadas a acrecentar vía el comercio exterior la riqueza y el poder de las respectivas metrópolis europeas, asegurando la importación de materias primas baratas y la existencia de mercados para sus bienes manufacturados de exportación. Un aspecto central estudiado por los autores mercantilistas fue el dinero. Con motivo de la inflación ocurrida en Europa durante el siglo XVI a raíz del ingreso de metales provenientes de las colonias españolas en América, tuvieron lugar las primeras reflexiones respecto del papel de la moneda en las actividades económicas. Dos profesores de la Universidad de Salamanca, España, Martín Azpilcueta a mediados del siglo XVI y Luis de 20 Molina, a fines del mismo, hicieron notar que existía un vínculo entre sobreabundancia de metales e inflación (Landreth y Colander, : ) Pero fue el filósofo político Jean Bodino quien en 1569 argumentaría y demostraría con ejemplos históricos que la inflación era resultado de la sobreabundancia de metales, es decir que el incremento en el nivel general de precios de una economía es consecuencia de un exceso de dinero circulante. Bodino tiene el honor de ser conocido como el fundador 4 de la llamada teoría cuantitativa del dinero y los precios (ver más adelante, capítulo 9) Otros primeros mercantilistas compararon el dinero con la sangre y a la economía de la nación con un organismo vivo. Consideraron así que el dinero era un elemento que impulsaba la actividad económica antes que un factor que elevara los precios. Lo recomendable incluso era tener niveles de precios altos producto del ingreso constante de metales preciosos. Al estudiar el fenómeno del dinero y el comercio internacional los mercantilistas fueron pioneros, por supuesto, en el estudio de una de las cuestiones más complejas de la economía, el tipo de cambio, es decir el precio o cotización de una moneda expresada en otra moneda. En una primera etapa en esta corriente lo que predominó fue el metalismo y la idea de atesoramiento pero más tarde se impuso el antimetalismo que enfatizaba la utilidad del dinero para activar la economía y que en general tenía una visión más amplia de la riqueza, no reduciéndola a los metales preciosos. Aun cuando en general en el mercantilismo predominó una visión de suma-cero del comercio internacional, es decir que lo que ganaba una nación lo perdía otra u otras, en su etapa final esta escuela comenzó a transitar hacia ideas liberales en torno al comercio exterior. El multifacético William Petty adoptó el punto de partida mercantilista de estudiar primeramente las finanzas públicas y la moneda pero su obra, dispersa en algunos breves escritos aparecidos como folletos y la mayoría de manera póstuma, también abordó con Indicaba también entre sus causas las prácticas monopólicas, el excesivo gasto del rey y su corte, la 4 adulteración de la moneda, además de la escasez de bienes provocada por las exportaciones. 21 especial lucidez las cuestiones de la riqueza, el trabajo, la división del trabajo, la teoría del valor del trabajo, la renta de la tierra, el capital, el interés y la velocidad de la circulación del dinero. Quien fuera marino, cocinero, vendedor ambulante, hombre de negocios y finalmente terrateniente, es el autor de la frase “la tierra es la madre y el trabajo el padre de la riqueza”; él ha sido considerado, a su vez, como el “padre de la economía” por algunos economistas posteriores . 5 En su escrito Aritmética Política William Petty señala la necesidad de que los estudios económicos se apoyen en datos, cifras, medidas, es decir, insiste en la necesidad de cuantificar los datos y las variables para dar solidez a los debates en economía. Por eso es que Petty, además de ser considerado un precursor del clasicismo, es visto también como un pionero en el uso de las estadísticas para analizar y debatir en torno a los procesos y teorías económicas. Su análisis de la división del trabajo y su teoría del trabajo como medida del valor de intercambio de los bienes serán retomados, en su esencia, por Adam Smith más de un siglo después. Por su parte el filósofo escocés David Hume afirmó que “las mercancías no son un medio para obtener metales sino la riqueza en sí”. Este autor es un estudioso de las relaciones existentes entre tipo de cambio, dinero metálico, balanza comercial y reservas internacionales. En un interesante problema teórico que formuló en 1741 se pregunta acerca de lo que sucedería si Inglaterra perdiera de golpe 4/5 partes de sus metales. Respondía que los precios de sus mercancías bajarían en la misma proporción, se abaratarían frente a la competencia internacional generándose con ello mayores exportaciones que ingresarían metales preciosos a la economía inglesa, con lo que a la larga ésta volvería a recuperar su riqueza metálica original. Hume es en particular un crítico de la idea de que un país podría mantener permanentemente una balanza comercial positiva, con lo cual cuestiona la noción misma de obtener riqueza a largo plazo a través del comercio internacional. Es la opinión, por ejemplo, de K. Marx. (1857) 5 22 El estudio por parte de la economía política de las relaciones existentes entre dinero, inflación y tipo de cambio se retomara en el capítulo 3 al considerar la obra de David Ricardo. Podemos resumir aquí que las aportaciones del mercantilismoal pensamiento económico son las siguientes: comenzar a ver a la economía de una nación como un “problema” (es decir un conjunto de problemas) a estudiar, considerándola como un sistema en el que existen cierto tipo de interrelaciones. Asimismo, los mercantilistas son los pioneros en el estudio del llamado sector externo y del sector monetario, explorando exhaustivamente los principales vínculos entre ambos: balanza comercial, dinero, inflación y tipo de cambio y formulando así las primeras teorías al respecto. En términos generales y acorde con los rasgos autoritarios de los estados absolutistas, el mercantilismo postulaba en el plano económico la subordinación del individuo y de la mayoría de la población al poder y el engrandecimiento del estado: argumentaba a favor de la aplicación de políticas de salario máximo, de criminalización del vagabundaje, al igual que de fomento al crecimiento de la población a fin de contar con oferta abundante y barata de trabajadores, lo cual, de acuerdo a su enfoque, permitiría a la nación competir internacionalmente con bajos costos salariales y de insumos frente a otras naciones. La riqueza de una nación consiste en contar con una multitud de pobres, escribió crudamente William Petty. 1.4 La Fisiocracia: el producto neto y el primer modelo económico Esta primera escuela francesa de pensamiento económico destaca especialmente también por su noción de la riqueza, su énfasis en el producto neto o excedente y sobre todo por su visión de conjunto –agregada- del sistema económico. La fisiocracia es contemporánea del movimiento de La Ilustración, es partidaria del liberalismo económico y su principal contribución radica en haber ofrecido a la teoría económica una primera explicación del excedente económico y haber elaborado el primer modelo en forma de diagrama de flujo para representar el funcionamiento interdependiente del sistema económico. 23 Los representantes de esta corriente “suponían que el sistema de intercambio de mercado, al cual tenían como objetivo principal de análisis, estaba sujeto a ciertas leyes económicas objetivas, que funcionaban independiente de la voluntad del hombre y eran susceptibles de ser descubiertas a la luz de la razón. Estas leyes gobernaban la forma y el movimiento del orden económico y, por tanto, …la forma y el movimiento del orden social en su totalidad” (Meek: 16 ) El término fisiocracia significa ¨poder de la tierra” en griego antiguo (Fisios: tierra; Kratos: poder). Se trata del rasgo distintivo de esta escuela: la idea de que la agricultura constituye la única actividad creadora de riqueza, capaz de arrojar un excedente, o producto neto, sobre los costos de producción. Se trata, por supuesto, de una idea surgida claramente de una observación de claro corte naturalista sobre la germinación de las plantas: la semilla sembrada inicialmente en la tierra, la aparición de la planta que brota, crece y da por último sus frutos. La actividad de la agricultura es la que crea el producto neto o excedente. Es la actividad productiva creadora de la riqueza. Como principio general esta escuela sostenía que la riqueza material surge de la actividad humana sobre la naturaleza (se podría incluir a la minería, la ganadería, la pesca y demás actividades primarias); las demás actividades económicas (industriales, comerciales,) únicamente transforman, hacen circular o procesan esa riqueza originaria convirtiéndola en alimentos, en insumos y en bienes manufacturados. Por esa razón todo aquello “que incremente (el) producto neto provocará una expansión de la actividad económica y cualquier cosa que lo reduzca provocará una contracción” (Meek: 17). El concepto de producto neto es fundamental para esta escuela y, no obstante las limitaciones “naturalistas” de su enfoque, se trata de una de las aportaciones más importantes en la evolución inicial del pensamiento económico. Hacia mediados del siglo XVIII era evidente el contraste entre la agriculturas capitalistas de Inglaterra y del norte de Francia frente a la agricultura tradicional del resto de Francia (y Europa). Los fisiócratas estudiaban este contraste y formularon propuestas de política 24 económica a fin de promover la agricultura moderna en el resto de Francia, donde predominaba la producción a partir de pequeñas parcelas, se aplicaban técnicas medievales, existía un control de la tierra por parte del clero y de la nobleza terrateniente, a la vez que el campesinado se encontraba sometido y sumido en la pobreza . 6 Francois Quesnay, médico de la corte de Luis XIV, un estudioso de la circulación sanguínea y quien también podría ser considerado como un precursor de la neurología, es el más destacado de esta corriente teórica, a la cual se suman otros enciclopedistas franceses como Mirabeau, Turgot y P.S. du Pont. Turgot fue Primer Ministro del monarca Luis XIV y promovió políticas de reformas al Ancién Regime, de acuerdo a lo que se conoce como un proceso de “despotismo ilustrado”, es decir intentando que el Rey francés encabezara una modernización “desde arriba” de las rezagadas estructuras económicas y políticas del feudalismo, orientándolas decididamente en un sentido capitalista. Muy probablemente el fracaso de esos intentos reformistas es uno de los elementos concurrentes en el estallido de la Revolución Francesa de 1789. Quesnay es quien –en contra de los principios absolutistas- formuló la frase “laissez faire, laissez passer; le monde va lui-meme” (“dejar hacer, dejar pasar; el mundo va por sí mismo”), sin duda la más distintiva del liberalismo económico. Él escribe los artículos “Le granes” y “Le Fermieres” en la Enciclopedia, y subraya en ellos la superioridad productiva de la empresa capitalista en la agricultura. Se considera, sin duda, que su obra principal aportación a la economía es su obra Le Tableau Èconomique publicada en En este libro se realiza la primera idea-representación de sistema económico como un organismo económico y social: se considera que se trata del primer modelo macroeconómico elaborado a partir de la idea de “agregar”, es decir agrupar en amplios conglomerados, en este caso económico-sociales, al conjunto de los “agentes económicos”; de esta manera se hace posible estudiar las interrelaciones establecidas a través de la A diferencia de Meek ( ), de Roll, de Brue y Grant ( ), así como de Landreth y Colander ( ), Galbraith 6 (2011) considera a la escuela fisiócrata como una corriente defensora de los terratenientes y en general opuesta al progreso manufacturero. 25 circulación de los ingresos de dichos agregados a la par de la circulación del dinero mediante los procesos de compra y venta de bienes. Quesnay considera la existencia de tres grandes sectores de acuerdo a lo que es su respectivo papel en la creación, transformación y consumo de la riqueza social total, y en correspondencia con las clases sociales de los agricultores (la clase “productiva”), los manufactureros (la clase “estéril”) y los terratenientes (clase improductiva). (Ver figura 1). Como sucederá en adelante con los modelos económicos, la Tabla de Quesnay está elaborada a partir de una serie de supuestos que necesariamente simplifican la realidad y muestran o “recortan” solo una parte o una “dimensión” particular de la misma. En el caso de la Tabla los supuestos son la no existencia de una dinámica de crecimiento del producto total (hay una “reproducción simple del sistema”), la ausencia de un estado o gobierno que participe en la actividad económica y por ende la ausencia tambièn de los impuestos así como del gasto público, para no hablar de la emisión monetaria u otro tipo de políticas económicas; no se contempla, asimismo, la existencia del comercio exterior con lo que se dejan a un lado los consiguientes ingresos y egresos de mercancías y metales en el “sistema económico”.Con estos supuestos Quesnay estudia y representa esquemáticamente la cuestión de la distribución del producto social (lo que llamaríamos grosso modo Producto Interno Bruto) en sus tres componentes fundamentales: salario de los trabajadores, ganancia de los empresarios y renta de los terratenientes, considerando la circulación o flujo agregado de esas tres fuentes del ingreso total. Esta es una aportación relevante y en el siguiente capítulo se observará que esta cuestión distributiva será abordada por la escuela clásica desde una perspectiva orientada a estudiar los componentes que son determinantes en la formación de los precios de los bienes producidos. Adicionalmente La Tabla Económica destaca por abordar de forma pionera, en una visión de conjunto y sistémica, los aspectos relativos al consumo productivo y al consumo personal, la depreciación del capital que es invertido en maquinaria y equipo, así como los 26 “adelantos de capital”, es decir inversiones requeridas para mejorar el rendimiento de las tierras de cultivo. Anexo 1.1 Extractos de Tratado acerca del poder y la utilidad de las monedas de Gabriel Biel. Libro vI, cap. XVII. El uso del dinero se creó a partir de una necesidad Para entender lo que sigue, en primer lugar es importante advertir lo que dice Aristóteles en el libro cinco capítulo nueve de la Ética y en el libro uno de la política : “EL uso del dinero se creó a partir de una necesidad” . Puesto que los bienes no podían ser intercambiados de forma recíproca e inmediata, y además los hombres no podían sustentarse sin el intercambio de esos bienes (porque no todas las cosas necesarias abundan para todos los hombres, especialmente para una cantidad tan grande de hombres). Sea por la distancia de los lugares en los que estaban los bienes que era necesario intercambiar, y por lo difícil que resultaba transportarlos; sea por el largo intervalo de tiempo durante el cual los productos no se pueden conservar sin que se deterioren; sea a causa de las diversas carencias de los hombres, por las que es necesario que un bien intercambiable sea divisible en muchas cosas, de manera que… :s ; sea a causa de la carencia de algunas cosas intercambiables e indivisibles que son de una gran utilidad y valor para el hombre, como son los caballos, las casas etc. El dinero es un medio apto de medida de las cosas intercambiables Por tanto fue necesario crear un medio 1 de pequeño tamaño, para que pudiera pesarse fácilmente en caso de que se hubiera dado una reducción y pudiera ser transportada de un lugar a otro la imagen grabada del príncipe o del que estuviera investido de autoridad, para que si cualquier otro acuñara monedas el precio de éstas variara y no se falsificaran o confundieran con las del príncipe. Y que por esta razón la igualdad en las transacciones no se pudiera conservar. 2. De un peso determinado, para que tuviera un precio determinado y duradero y sin presentar deterioro, de manera que sirviera también en el futuro. 3 de un material precioso, para que un gran valor pudiera colocarse en un lugar pequeño y ser transportado fácilmente de un lugar otro y divisible de acuerdo a su valor en unidades menores a causa de los que carecen 27 de muchos bienes de poco valor. Así surgió el dinero, ya sea por su naturaleza propia o por la determinación de los hombres relativa a la carencia humana. Entre más grande es la carencia de un producto más alto es su valor y mayor su precio. Por este motivo, de acuerdo con la relación entre el dinero y los bienes intercambiables, el dinero es una medida determinada de todos los productos intercambiables y comerciables en consideración de la carencia humana. En segundo lugar es importante señalar que la moneda puede ser falsificada de tres maneras en relación con su materia, esto es en su composición metálica, en la cantidad de su peso y en su forma conocida./ Como dice Panormitano en el capítulo cuarto acerca del juramento. Esto también se encuentra en el comentario del mismo capítulo/. Y en cualquiera de estas tres se puede cometer una falsificación. En cuanto a la materia porque no se conserva la liga legitima (La liga es una especie de mezcla [de un material precioso con un metal super x) de cantidad de metal) a causa de una mezcla de un material más barato o porque el material que suelen utilizar está en cantidad excesiva. En cuanto al peso, porque no tiene un peso legítimo. A este respecto es importante señalar que el peso de una moneda debe ser igual al del material a partir de la cual la moneda ha sido creada, después de deducir los gastos y el trabajo. (Traducción del latín: Rogelio Toledo Martin) 28 • Puntos para reflexionar y profundizar: ✓ Busca ejemplos de actividades económicas que han sido o son guiadas por la tradición y en su caso, por la decisión de autoridades y planificadores. ✓ Discutir qué es un “modelo económico”. ¿Es una especie de ´mapa´ descriptivo, o es un tipo de ´plano arquitectónico´? ¿Por qué se dice que en general los modelos en economía son una “metáfora gráfica” de la realidad? ✓ Cotejar (figura 1) La vieja Tabla Económica de Quesnay y el moderno Modelo de Flujo Circular del Ingreso. ¿En qué se parecen? ¿En qué son distintos? ✓ Cotejar la idea general de la Tabla Económica de Quesnay con la del modelo de insumo-producto de Wassily Leontief. ¿En qué se asemejan? ¿Qué relación guardan? ✓ Investigar por qué se considera que en las experiencias de desarrollo asiático – Japón, Corea del Sur, China- se han puesto en práctica políticas o estrategias “mercantilistas”. 29 Figura 1.1 A Le Tableau Economique ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ ✓ Fuente: Tomado de Newman, Ph. Ch. (1963) 30 T M A B ! 31 Capítulo 2 La Economía Política Clásica: Adam Smith 1. El contexto del pensamiento liberal; 2. “La Riqueza de las Naciones”; 3. División del trabajo y productividad; 4. La mano invisible del mercado; 5. Teorías del valor- trabajo y de costos de producción; 6. Precios naturales y de mercado; 7. Acumulación y crecimiento económico. 2.1 Contexto El período de la Economía Política Clásica abarca aproximadamente de1776 a 1870. En el lapso de casi un siglo tuvo lugar la Revolución Industrial en Inglaterra y Escocia, para propagarse rápidamente por Europa occidental y Norteamérica con la maquinización de las manufacturas textiles, el tendido de vías de ferrocarril, la construcción de canales y caminos, y en general de la expansión económica vía la industrialización. Es la época del nacimiento del proletariado y de las agrupaciones obreras. Es también, por supuesto, la era decisiva que –grosso modo- corresponde a la etapa de ascenso al poder político de las burguesías estadounidense y francesa, al igual que las de otros países de Europa . 7 En el plano intelectual este es un período de predominio de la filosofía del liberalismo, tanto en su vertiente política proveniente del iusnaturalismo y de la obra de John Locke, como en su vertiente económica, nacida de las obras de David Hume, William Petty, Benjamín Franklin en los Estados Unidos y, a la cabeza de todos, Adam Smith. Es también la época de oro del pensamiento de la Ilustración, “un movimiento en cuya base se La Revolución Industrial tiene su cuna en Inglaterra y Escocia con la maquinización de la industria textil, el 7 uso de la máquina de vapor, la invención de los ferrocarriles y la creación de canales fluviales para transporte ( Hobsbawm s/f : cap. 2; Ashton, 1973; Derry y Williams: 1997 : T. II) La cronología del ascenso político de las burguesías es la siguiente: la Revolución Americana (independencia de los Estados Unidos, 1776), la Revolución Francesa (1789-1793) y las Revoluciones Europeas (1848-1850). En el caso inglés el cambio tuvo lugar tempranamente durante la Glorius Revolution (1688-1689). ( 32 encuentra la confianza en la razón humana, una filosofía humanistaque se esfuerza y trabaja por el progreso” (Reale y Antiseri: 1988). Bajo la influencia decisiva de la revolución científica newtoniana del último tercio del siglo XVII, Francis Bacon ( ) y René Descartes ( ) establecieron los fundamentos de la llamada Filosofía de la Razón en el pensamiento europeo. En ese marco las tres “Ideas- Fuerza” que orientan al pensamiento occidental en la época de la Economía Política Clásica son las de la Razón como herramienta infalible para entender y dominar el mundo mediante el conocimiento de sus leyes naturales; la de la Libertad como derecho inalienable del individuo en sociedad, y; la del Progreso como el rumbo o sentido hacia el que avanza el futuro de la humanidad. Constituye un rasgo consustancial al liberalismo -tanto político como económico- la idea de la existencia de una “libertad natural” o inherente al ser humano y ante la cual es incompatible la injerencia del monarca, del estado. En este doble marco económico e intelectual, la Economía Política proporciona por vez primera una visión completa del sistema económico. Analiza en su sentido más amplio los procesos de producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios; aborda temas que van desde la cuestión de los precios y el valor de las mercancías, pasando por la acumulación de capital, el ciclo económico, el empleo, la tasa de beneficios, el salario y la renta, hasta cuestiones como el crecimiento económico, el comercio internacional e incluso las perspectivas a futuro del capitalismo. En un primer nivel, de acuerdo a la trascendencia de sus obras, se ubican las ideas de Adam Smith y David Ricardo. En un segundo nivel se encuentran las de Robert Malthus, Jean Baptiste Say y John Stuart Mill. Hay un tercer grupo de autores más amplio con aportaciones puntuales. (O’Brian, 1999: cap. 1). Este capítulo y el siguiente exponen los principales planteamientos de Smith y Ricardo, respectivamente, y en el capítulo dedicado a este último se alude brevemente a los planteamientos de Malthus, Say y Sismondi 33 2.2 La “Riqueza de las Naciones” “An Inquiry into the nature and causes of the Wealth of Nations” es el título de la obra más importante en la historia del pensamiento económico. “La Riqueza de las Naciones”, como se le conoce de manera abreviada, fue publicada en 1776, constituye la obra fundacional de la economía, representa el libro por excelencia del liberalismo económico y su autor, el escocés Adam Smith, es considerado el “padre de la economía”. Adam Smith fue profesor de filosofía en la Universidad de Glasgow, Escocia. En ella impartió los cursos de filosofía moral que abarcaban, según las notas de clase tomadas por un alumno y que son conocidas como las “Lecciones de Glasgow”, cuatro grandes unidades: 1. Teología natural (que aborda temas como el Ser, Dios, la religión; 2. Ética; 3. Justicia (que considera principalmente cuestiones en torno a la propiedad privada); 4 Reglamentaciones estatales (dedicado a políticas comerciales y financieras). De acuerdo a esos “apuntes” la concepción filosófica de Smith era el “deísmo ilustrado”, el cual combinaba la creencia en la existencia de un dios creador del universo con las ideas de naturaleza naturalista y racionalista que sostenían que el mundo está regido conforme a leyes naturales a ser descubiertas por el hombre. Se trata de una concepción del mundo en la que Dios es bondad y quiere como fin supremo la felicidad del hombre de acuerdo a las leyes de un universo que funciona como un organismo perfecto. En 1687 Isaac Newton (Philosophiae naturis principia mathematica) había expuesto las leyes o principios que regían el movimiento de los cuerpos celestes en el universo. La Economía Política buscaba algo similar en su campo de estudio y partía de la creencia en un mecanismo mediante el cual la acción colectiva de los individuos en libertad conducía no al caos sino al bien común y la armonía. Con base en la segunda parte de las Notas de Glasgow, Justicia, Adam Smith posteriormente escribirá el libro Teoría de los Sentimientos Morales, publicado en 1759, mientras que de la cuarta parte, Reglamentaciones estatales, desprenderá más tarde su gran obra La Riqueza de las Naciones (escrita durante los años de 1770-1776). Merece 34 destacar que un acontecimiento muy importante en la vida de Adam Smith fue su viaje a Francia en 1759, ya que ahí entra en contacto personal con los fisiócratas y otros pensadores de la Ilustración. La Riqueza de las Naciones está compuesta por los siguientes libros: I. División del trabajo, valor, dinero y distribución (salarios, ganancia, renta) II. Capital y moneda III. Estudio histórico sobre el crecimiento económico IV. Mercantilismo y Fisiocracia V. Ingresos del Estado 8 Para responder a la cuestión central de su obra, las causas de la riqueza de las naciones, el planteamiento de Smith es vasto y al mismo tiempo sencillo: la riqueza depende de la productividad y de la cantidad de población ocupada en trabajos productivos. Al análisis de la productividad dedicará el libro I y el Libro II dedicado al estudio de la acumulación abordará la cuestión del trabajo productivo. 2.3 División del trabajo, productividad y riqueza Adam Smith no tiene como marco de referencia de su análisis el comercio internacional, como los mercantilistas, o las actividades de la agricultura, al modo de la fisiocracia, sino la manufactura inglesa y escocesa, de las más avanzadas del mundo en su momento. Se trata de la manufactura previa a la revolución industrial, en la que no existe aún la presencia generalizada de la máquina en los procesos productivos; estos son, por el contrario, intensivos en el uso del factor trabajo pero, al mismo tiempo, como sucede en el ejemplo de Galbraith hace notar la paradoja de que la obra fundacional de la economía tenga una estructura tan 8 desordenada y carezca de lo que se llamaría propiamente un método de exposición (Galbraith, : ). 35 Smith con la manufactura de alfileres, se encuentran organizados ya bajo criterios capitalistas. Smith afirma que en la división del trabajo se encuentra la causa de la riqueza de las naciones. En el proceso de elaboración de un bien tan sencillo como lo es un alfiler, Adam Smith observó que la división del trabajo incrementa la productividad: dividiendo entre los obreros las distintas tareas que implica hacer un alfiler, aquellos producen una mayor cantidad. En el ejemplo tomado muy probablemente de la vida real la producción de 10 9 obreros pasó de 20 alfileres por trabajador al día sin división del trabajo, a la cifra de 4 800 (¡!) con una división de tareas entre los trabajadores (Smith, : ) . 10 Adam Smith distingue tres causas por las cuales aumenta la productividad con la división del trabajo: 1) el obrero adquiere mayor destreza en el desempeño de las tareas ejecutadas; 2) hay un ahorro de tiempo en la elaboración de los bienes ya que se reducen los ´tiempos muertos¨ que implica para un mismo trabajador el pasar de una tarea a otra distinta; 2) el trabajador se especializa en una tarea adquiriendo así mayores habilidades o destrezas en la misma y, por último; 3) la especialización y simplificación de las tareas facilita ya sea la invención de maquinaria o el mejoramiento de la misma por parte de los propios trabajadores. La división del trabajo genera abundancia de bienes y propicia el bienestar de la población; en palabras de Smith la división del trabajo da lugar a “esa opulencia universal que se derrama hasta las clases inferiores del pueblo” (14). “Sin la asistencia y la cooperación de millares de seres humanos” que implica la división del trabajo, “la persona más humilde en En el pueblo pesquero en el que nació y transcurrió la infancia de Adam Smith existía una fábrica de 9 alfileres. Otro hecho fundamental de su niñez y quesin duda influyó en su personalidad fue el haber sido secuestrado unos días por una banda de gitanos. Un siglo antes William Petty había expuesto un ejemplo similar de división del trabajo en la manufactura 10 de relojes. Es un dato revelador del paréntesis teórico que implicó la visión aristotélica y judeo-cristiana, que el tema de la división del trabajo haya tardado más de dos milenios en ser de nuevo estudiado luego de que Platón lo hiciera deforma pionera. Es revelador también que mientras éste tuvo como punto de referencia la existencia de la ciudad, Petty y Smith hayan partido del funcionamiento de la fábrica o el taller. 36 un país civilizado no podría disponer de aquellas cosas que se consideran las más indispensables y necesarias.” (15) El factor o “principio” que motiva la existencia de una división del trabajo, según Smith, no tiene que ver con “la sabiduría humana” sino que es inherente a la condición humana: “es la consecuencia gradual, necesaria aunque lenta de una cierta propensión de la naturaleza humana a (...) la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra” (16) . Cabe 11 observar que Adam smith no hace la distinción entre la división del trabajo que tiene lugar en una fábrica y cuya coordinación no está mediada por el intercambio sino por la organización técnica del proceso productivo, por una parte, y la división del trabajo que es mediada por la compra y venta de los productos, por otra. A la primera se le suele llamar división fabril (o técnica) del trabajo y a la otra división social del trabajo. La tendencia a permutar está fundada en el interés individual, personal, no social ni colectivo. En uno de los más conocidos párrafos de La Riqueza de las Naciones Adam Smith escribió realistamente: “No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas.” (17) De hecho la misma división del trabajo está motivada por el interés propio –el egoísmo- dado que de ese modo los individuos obtienen para sí una mayor cantidad de bienes que si cada uno los produjera por sí mismo. (17) Adam Smith indica que la división del trabajo da lugar a diferencias entre las capacidades de los hombres que superan con mucho las diferencias naturales de aptitudes que existen entre ellos. Su efecto, incluso, no se limita al plano del invididuo sino de toda la especie puesto que tal diversidad o diferencia de Smith agrega que no discutirá si esta propensión es un “principio innato” del ser humano “o si, como 11 parece más probable, es consecuencia de facultades discursivas y del lenguaje”; cuestión de suma actualidad hoy día en las neurociencias. Estudios recientes indican que el lenguaje apareció en el ser humano entre un millón doscientos mil años y cuatrocientos mil años a. c. Por su parte la propensión a intercambiar solo puede aparecer cuando existen dos condiciones: excedentes sobre el consumo indispensable y un régimen de propiedad privada sobre los bienes; simplemente no se puede intercambiar lo que resulta indispensable para sobrevivir ni tampoco lo que no pertenece a uno en propiedad. Esto reduce el lapso en que surge tal tendencia a permutar quizá a unos 8 000/10 000 años antes de nuestra era. 37 habilidades de las personas es útil colectivamente: “entre los hombres (a diferencia de otras especies animales) los talentos más dispares se caracterizan por su mutua utilidad, ya que los respectivos productos de sus aptitudes se aportan a un fondo común, en virtud de esa disposición general para el cambio, la permuta o el trueque, y tal circunstancia permite a cada uno de ellos comprar la parte que necesitan de la producción ajena” (19). 2.4 El mercado: la “mano invisible” División del trabajo e intercambio se condicionan mutuamente: “Así como la facultad de cambiar motiva la división del trabajo, la amplitud de esta división se halla limitada por la extensión de aquella facultad o, para decirlo en otras palabras, por la extensión del mercado”. (20) A mayor población agrupada en ciudades y entre mejores vías de comunicación existan en una región o zona geográfica, la división del trabajo y el mercado tenderán a ser mayores. Para Adam Smith el mercado es la “mano invisible” que da equilibrio y armonía al sistema económico. El mercado cohesiona (articula) los múltiples actos individuales de los agentes económicos en un gran agregado social. Gracias al mercado el caos de todos se traduce en un orden. “La libre interacción de los individuos produce no el caos sino un patrón ordenado” (Shaikh, 2015: 327). El deísmo ilustrado de Smith cobra vigencia en él: así como existe un orden y no caos en el universo, así también el mercado establece un orden económico. El origen del mercado radica en la naturaleza egoísta del ser humano, es decir en su proclividad a obtener beneficios o ganancias materiales. El interés individual y no el altruismo o la solidaridad para con los demás es lo que motiva a los agentes económicos a dedicarse a tal o cual actividad y a satisfacer, así, las necesidades de los otros. El mercado permite conjugar los intereses egoístas de las personas y transformarlos en un bien común. Se podría decir, en la jerga de los economistas, que en el mercado los egos de los agentes económicos arrojan externalidades positivas (es decir, tienen efectos positivos). 38 Adam Smith considera que el alma humana es egoísta y altruista a la vez y en proporciones variables y que ambas son parte del mecanismo creado por dios para alcanzar la felicidad. En relación a lo que se denominará posteriormente homo economicus, es decir el comportamiento de los individuos en tanto “agentes económicos”, Smith retoma ideas previas de mercantilistas y fisiócratas y enfatiza que el beneficio personal, la búsqueda de acrecentar la riqueza, el “afán de lucro” es lo que motiva su comportamiento. A fin de que el mecanismo del mercado funcione correctamente se requiere la existencia de una libre competencia entre los productores, un sistema económico que opere sin la intromisión del estado y sin la presencia de monopolios que dificulten o atrofien el movimiento de esa “mano invisible” que regula y da orden. Únicamente en condiciones de libre competencia entre productores y consumidores los precios establecidos por el mercado constituyen un mecanismo adecuado para orientar correctamente las decisiones de los productores y consumidores y, consecuentemente, para llevar a cabo una asignación eficiente de los recursos productivos. El mercado es el mecanismo que da lugar a una adecuada división del trabajo en la sociedad. 2.5 Las teorías del valor de cambio Luego de argumentar que la división del trabajo conduce al intercambio y éste, por necesidades prácticas, conlleva al uso del dinero, Smith expone sus planteamientos sobre el valor de las mercancías. El punto de partida o advertencia inicial es considerar que todo bien tiene dos valores distintos: en su propio uso (o lo que es su utilidad) al cual se denominaba hace dos siglos y medio valor en uso, y un valor en su intercambio con otro bien o por dinero, al que se denominaba en aquel entonces valor en cambio. Asociada a esta distinción Smith formula la llamada “paradoja del valor”: la existencia de bienes con una gran utilidad para los humanos (vitales de hecho) como por ejemplo el aire y –en ese tiempo- el agua, y que carecen de valor económico, así como la existencia, en el otro extremo, de bienes con poca o escasa utilidad como los diamantes, pero que sin embargo 39 poseen un alto valor. En el capítulo 5 de este libro se verá la respuesta-solución de la escuela marginalista (Tabla de Menger) a esta paradoja. De inicio Adam Smith define la riqueza, en una sociedadcon división del trabajo, como la capacidad de trabajo ajeno que se puede adquirir mediante el intercambio de bienes. El valor de cambio de cualquier bien es igual a la cantidad de trabajo de otro(s) productor(es), que permite adquirir o disponer a quien es su propietario, ya sea esto bajo la forma de otros bienes -operación de trueque-, ya sea bajo la forma de dinero -venta del bien para adquirir otro(s) bienes-. El valor de cambio de cualquier bien “es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer (su propietario) por mediación suya. El trabajo…es la medida real del valor en cambio..” (31) La riqueza es el poder de disponer “de trabajo ajeno o de su producto”. En este sentido es que el valor de una mercancía es el trabajo que ella permite adquirir, ordenar o comandar (32). El trabajo, y no el oro o la plata, es la “medida universal y más exacta del valor, la única regla que nos permite comparar los valores de las diferentes mercancías en distintos tiempos y lugares”. (37) El trabajo es en un sentido histórico el precio primitivo, originario, de todas las cosas. Es también el precio real de todo bien, no la cantidad de metales preciosos o de trigo por el que se pueda intercambiar. “El precio real de cualquier cosa, lo que realmente le cuesta al hombre que quiere adquirirla, son las penas y fatigas que su adquisición supone…Lo que se compra con dinero o con otros bienes, se adquiere con el trabajo” (31). Pero el valor por lo general no se puede medir en trabajo debido a las diferencias de “ingenio y esfuerzo” en las labores realizadas para obtener los bienes. Resulta más fácil utilizar las unidades monetarias como medida del valor de los bienes . Este precio expresado en dinero es el 12 precio nominal. Ver al final de la primera parte el anexo 1.12 40 Smith establece la diferencia tajante entre dos tipos de sociedades: la “primitiva y ruda” y cuya existencia es previa a la acumulación de capital y a un régimen de propiedad privada sobre la tierra, de una parte, y una sociedad de tipo capitalista con ambos elementos, capital y propiedad privada, de otra parte. En las sociedades precapitalistas el trabajo que se necesita para producir los bienes es la única “norma” –medida- para el valor; el ejemplo de Smith es el de la caza del ciervo y del castor: “Si en una nación de cazadores cuesta usualmente doble trabajo matar un castor que un ciervo, el castor, se cambiará por o valdrá dos ciervos” (47). En esta sociedad, reconoce Smith, “el producto íntegro del trabajo pertenece al trabajador y la cantidad de trabajo comúnmente empleado en adquirir o producir una mercancía es la única circunstancia que puede regular la cantidad de trabajo ajeno que con ella se puede adquirir, permutar o disponer.” (47) Hasta este punto Smith establece los fundamentos de una teoría del valor-trabajo, ya sea desde la perspectiva del trabajo incorporado en la mercancía o desde la perspectiva del trabajo que ella permite adquirir. Si se supone, como lo hace Smith, un intercambio de equivalentes entre dos mercancías al cotejarse en el mercado el trabajo incorporado y el trabajo comandado por definición son la misma magnitud. Desde esta perspectiva los planteamientos sobre el trabajo incorporado y el trabajo “comandado” u ordenado no son opuestos sino las dos caras de una misma fundamentación acerca de la naturaleza del valor en cambio.. Pero a continuación relativiza la vigencia de dicha teoría en las condiciones del capitalismo y la convierte en una teoría de los componentes del precio a partir de las retribuciones a los tres factores que concurren en la producción: trabajo, capital y tierra. En la sociedad capitalista la cantidad de trabajo ya no será la única norma o medida del valor, pues “el trabajador tiene que compartir el producto de su trabajo con el capitalista que lo emplea”. En este caso “la cantidad de trabajo que se gasta en adquirir o producir una mercancía no es la única circunstancia que regula la cantidad susceptible de adquirirse con ella, permutarse o cambiarse”. Evidentemente, dice Smith, hay una cantidad adicional que corresponde a los beneficios del capital empleado en adelantar los salarios y suministrar los 41 materiales de la empresa” y que, aclara, no tiene relación alguna con los trabajos de administración y supervisión del propietario del capital (49). Si además se considera la propiedad privada sobre la tierra, la renta que percibe el terrateniente constituye otra cantidad adicional que regula el valor de los bienes. Aquí se argumenta una teoría del valor a partir de las retribuciones a los llamados factores de la producción, trabajo, capital y tierra, y que son el salario, el beneficio (ganancia) y la renta. Se formula así una teoría basada en los costos factoriales de producción como determinantes del precio de los bienes: “..el precio de cualquier mercancía se resuelve en una u otra de esas partes, o en las tres a un tiempo, y…las tres entran en el precio de casi todos los bienes”(50). Este enfoque sobre el valor es la base de una teoría de la distribución del producto social: “Salarios, beneficio y renta son las tres fuentes originarias de toda clase de ingreso y de todo valor de cambio”. El interés se considera como una parte deducible del beneficio y corresponde al prestatario del dinero necesario para el capitalista. Se puede afirmar que Adam Smith expone dos teorías del valor en cambio; una está basada en el trabajo que contiene un bien o que permite adquirir ese bien, y la otra está fundada en la retribución a los factores de la producción. Ambas conducen a sendas teóricas divergentes. Con la primera Adam Smith sienta las bases de la teoría del valor trabajo que desarrollarán Ricardo y Marx, mientras que con la segunda establece los fundamentos de la teoría de los costes de producción que retomará la escuela marginalista. 42 2.6 Precios de mercado, oferta y demanda Smith distingue entre el precio natural de una mercancía y su(s) precio(s) de mercado. El primero se establece de acuerdo a las condiciones de producción del bien y es el precio central en torno al cual, en sus movimientos de alza y baja, “oscilan” o “gravitan” continuamente los precios de mercado, sujetos siempre a una constante variación, de un momento a otro y de un lugar a otro, por efecto de las cambiantes fuerzas de la oferta y la demanda. En términos generales, cuando la oferta excede a la demanda de un bien el precio de mercado es menor al precio natural, mientras que en el caso de que la demanda exceda a la oferta estará por arriba de él. Cuando la cantidad de oferta y demanda del bien coinciden el precio de mercado convergerá con el precio natural del bien. De este modo la actividad económica necesaria para producir un bien, dice Smith, se adapta a su demanda efectiva aunque la oferta del mismo varíe constantemente (55-57). En el caso de la renta, sin embargo, Smith advirtió que su comportamiento es distinto al de los salarios y beneficios: los altos y bajos salarios y beneficios son causa de altos y bajos precios de las mercancías producidas, mientras que la renta es alta o baja como consecuencia de esos altos o bajos precios de los bienes. Ella es la variable dependiente del comportamiento de salarios y beneficios. La renta “es naturalmente un precio de monopolio” (51, 122 y ss.). Volveremos a esta cuestión de la renta de la tierra en el siguiente capítulo. 43 2.7 Acumulación, trabajo productivo y crecimiento El gran tema objetivo de La Riqueza de las Naciones es, como su título completo lo expresa, el estudio de las causas del progreso de las economías nacionales. En el “estado primitivo de la sociedad”, dice Smith, no existe división del trabajo. Se produce para el autoconsumo y no se necesita por tanto capital. La división del trabajo hace necesario acumular insumos,
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