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Martínez González Héctor Samuel Martínez González Lic. María Dolores Hernández Rdz. Textos Hispanoamericanos I 23 de Junio 2003 Breve análisis de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz I. Introducción .- Hablar de una poetisa actualmente no reviste gran sorpresa, a pesar que todavía son escasas, pero que esa poetisa sea del siglo XVI, sí es extraordinario. Básicamente porque el mundo cultural de esa época estaba vedado para el género femenino. Las universidades sólo aceptaban hombres. Una anécdota de Sor Juana cuenta que ella le pidió a su madre que la inscribiera en la universidad, a lo que la madre le respondió que únicamente hombres podían estudiar ahí. Sor Juana contestó: “entonces vístame de hombre”. Cierto o falso, lo interesante es su espíritu de superación, su amor al estudio y su carácter resolutivo que, finalmente, la llevó a lograr su cometido sino en la universidad, sí de manera autodidacta. Desde otro ángulo, y ese nada extraño, Sor Juana como mujer muestra una sensibilidad lírica inigualable. Y mencionamos que nada extraño porque la mujer, es bien sabido, posee mejor apreciación de los sentimientos y las emociones que el hombre; y ella supo explotar esa vena. Sor Juana fue una mujer decidida, de carácter, tenaz, muy inteligente, en una palabra: sabia. Es el propósito de este sencillo estudio hacer un breve análisis de su obra, particularmente desde el punto de vista de la técnica lírica, así como ubicarla en la dimensión del tiempo y del espacio a fin de valorar mejor su gran obra. 1 1 Martínez González II. Marco histórico y cultural de la época.- La corona española fue una institución que supo sacar mucho provecho al descubrimiento de América. Su maquinada intervención fue básicamente rectora, controladora y recaudadora. Los conquistadores eran prácticamente “empresarios” que financiaban sus viajes y pagaban tributo en función de sus logros materiales. De tal forma que la corona obtenía recursos para aplicar, en los mismos territorios conquistados, las estructuras políticas y religiosas que le interesaban. La Iglesia católica, como institución, tenía grandes influencias en las esferas de gobierno en España, de tal forma que esta intervención resultó natural en tierras americanas. La vinculación entre España y la Nueva España fue producto de los sistemas de gobierno acostumbrados en España en aquellas épocas, amén de las características propias de los nuevos dominios como lo eran: la distancia, las formas locales de cultura, etc. Los asentamientos de colonos hispanos hicieron nacer una clase denominada los peninsulares. Esta clase era la clase gobernante y su relación con la metrópoli era de subordinación total. Sin embargo, a pesar de la carencia de autonomía, los fundamentos de su existencia eran más bien los de un reino como los de Castilla, Aragón o Navarra. Esto le daba una fisonomía distinta a la de una colonia en el sentido tradicional. La sociedad que se fue conformando, quedó integrada por distintos grupos: españoles peninsulares, criollos (hijos de españoles nacidos en América), mestizos (hijos de español e india), castizos (hijos de española y mestizo), indios (nativos), mulatos (hijos de español y negra), etc. Cada uno de éstos estaba regido por leyes particulares, de tal suerte que se generaba un pluralismo social. Ahora bien, estas jerarquías estaban 2 2 Martínez González extrapoladas a las áreas políticas, económicas y sociales de manera tal que los españoles peninsulares tenían el control total. La propiedad de la tierra estaba dividida entre los encomendados, el clero y los comuneros indígenas. La mayor parte la tenían los primeros dos, siendo el clero poseedor de la mitad de las tierras. Este poder económico estaba supervisado de cerca por la corona pues no deseaba que la aristocracia criolla se saliera de control. Era una visión muy acertada pues, finalmente, quienes incitaron a la independencia fueron precisamente los criollos; ya que, cuando España pierde a su rey ante los franceses, la Nueva España siente un vacío de poder, el cual aprovechan éstos para tomar el mando de gobierno. El dominio impuesto por la corona tenía la más amplia cobertura pues mantenía el monopolio del comercio y la producción – a estos monopolios mercantilistas, Weber los llama dominación patrimonial -, regía a las fuerzas militares y por supuesto controlaba el gobierno y la política. El virrey, nombrado por el rey, originalmente por tiempo indefinido y luego por períodos de tres años, a pesar de ostentar los títulos y funciones de Gobernador, Capitán General y Presidente de la Real Audiencia, tenía acotado el poder mediante mecanismos de control, tanto explícitos como implícitos. Unos de los órganos que hacían este contrapeso era la Real Audiencia y los visitadores (especie de auditor real). Otra limitación para los virreyes era el impedimento de traer a la Nueva España a sus hijos, yernos o nueras; evitando la probable formación de cotos de poder familiar. Por último, cuando el período de gobierno terminaba (la reelección era prerrogativa del rey) el virrey era sometido a un juicio llamado “de residencia” donde era evaluada su 3 3 Martínez González función en la medida que hubiese cumplido las instrucciones dadas por el soberano a inicio de su gestión. Recapitulando: tenemos que la Nueva España fue, de facto, un reino dependiente, patrimonialista y que mantuvo un equilibrio en sus fuerzas de gobierno, con una sociedad pluralista y un sistema mercantilista que incluya el latifundio, el ejido y las corporaciones. En el aspecto cultural, la literatura estaba influenciada de manera abrumadora por la teología, la cual era la principal protagonista del drama cultural americano. En dicho contexto, la creatividad era expresada no sólo de manera escrita sino también, y de manera notoria, verbalmente. El púlpito destacaba como lugar de sermones aleccionadores, que bien podrían equivaler a los ensayos de hoy en día. Sin pretender rivalizar, pero haciendo buen papel, las cortes estaban convertidas en sitios culturales a través de sus acostumbradas tertulias. Los cortesanos se retaban mutuamente a través de acertijos poéticos y concursos de creación lírica. Las formas poéticas más gustadas eran los sonetos y las décimas. Utilizaban lenguaje cerrado con símbolos dominados únicamente por los miembros de la elitista sociedad cortesana. La literatura novohispana importó las directrices, estilo, tendencias y conceptos de España, lo cual era lógico y frecuente en cualquier actividad. No obstante, los creadores novomundistas no era los mismos y ello marcó las diferencias. Las distintas concepciones en función de sus orígenes y experiencias de vida, dieron el rostro que define nuestra literatura colonial. En algunos campos para bien, en otros con resultados mejorables. La literatura en la Nueva España era marcadamente masculina (con la irónica e insólita excepción de Sor Juana Inés de la Cruz); era además, docta, 4 4 Martínez González académica, impregnada de religiosidad, dogmática, poco creativa, hermética y aristocrática. Los locutorios de los conventos y los recintos palaciegos constituían los espacios culturales por excelencia. El alumnado de las universidades lo formaban solamente hombres, pues había prohibición para aceptar mujeres en su seno. Interesante es hacer referencia al desconocimiento que existió en esa época de la literatura prehispánica. No se le comprendía ni se le valoraba. Habríamos de esperar hasta la llegada de los románticos europeos para que la poesía indígena fuera redescubierta y “descifrada”. Sin embargo, Sor Juana en algunos de sus poemas toma vocablos en náhuatl, tal vez como homenaje a la grandeza de las culturas prehispánicas mesoamericanas. La poesía colonial puede contemplarse en tres vertientes: la culta, la popular y la edificante. La culta influida por las corrientesitalianas del cada momento como el renacentismo, el manierismo y finalmente el barroco. La popular con tendencias renacentistas como algunos romances, sonetos, canciones devotas, tercetos neoplatónicos, poemas pastorales, etcétera y la edificante al servicio de la evangelización de los indios. Semejante escenario le tocó vivir a la décima musa: Sor Juana Inés de la Cruz. III. Semblanza de Sor Juana Inés de la Cruz.- Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco y madre mexicana. Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; a los ocho compuso una loa 5 5 Martínez González al Santísimo Sacramento, y a los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice Karl Vossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmente en versada en todos los géneros y métricas de la literatura española". Bastáronle veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar el latín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde los dieciséis años (inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua y posteriormente en el de San Gerónimo) en el claustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivos asuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento y declinó dos veces el puesto de Abadesa, que le fue ofrecido. Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Mancera. En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca ("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695. Algunas de sus obras son: Los Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Autos Sacramentales, etc., etc. han circulado 6 6 Martínez González intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas otras se han perdido. Un Compendio de Armonía Musical. "El Caracol". Su obra no tiene exclusivamente reflejos gongorinos, pues particularmente a su teatro se le señalan notables influencias del dramaturgo Calderón de la Barca, y aún de Moreto. De ella ha dicho Marcelino Menéndez y Pelayo "No se juzgue a Sor Juana por sus símbolos y jeroglíficos, por su Neptuno Alegórico... por los innumerables rasgos de poesía trivial y casera de que están llenos los romances décimas con que amenizaba los saraos de los virreyes Marqués de Mancera y Conde de Paredes. Todo esto no es más que un curioso documento para la historia de las costumbres coloniales y un claro testimonio de cómo la tiranía del medio ambiente puede llegar a pervertir las naturalezas más privilegiadas"... "lo que más interesa en sus obras es el rarísimo fenómeno psicológico que ofrece la persona de su autora"..."hay acentos de sus versos que no pueden venir de la imitación literaria"... "los versos de amor profano de Sor Juana son de los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer". Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha bautizado: 'La Décima Musa","Fénix de México" y "La Monja Mexicana". IV. Comparación entre el barroco español y el novohispano.-El barroco español siguió la corriente europea del estilo pero con tendencia hacia el conceptismo y el culteranismo, representado por Góngora. Figuran en el barroco abundancia de adornos y figuras retóricas con el propósito de asombrar y maravillar al lector. Entre los rasgos del verso barroco tenemos los ecos (palabras seguidas con terminación igual en la última sílaba a manera de rima), acrósticos, aliteraciones, 7 7 Martínez González centones (poemas elaborados con versos de otro poeta), juegos de palabras, paronomasias y poemas que podían ser leídos de arriba para abajo o de abajo para arriba. En la Nueva España, la poesía barroca fue un trasplante de la Española, a la cual imitaba. Góngora se convirtió en el modelo a seguir; sin embargo, no fue el único al que se trató de emular, ya que Lope de Vega, Quevedo y Calderón también fueron vistos como paradigmas. Esta tendencia mimética podemos llamarla barroquismo. Por otra parte, el barroco fue expresado en el México colonial de singular manera debido a la condición de los criollos. Éstos fueron especialmente sensibles dados sus deseos de manifestar su inconformidad y su inseguridad psíquica. Octavio Paz llama “criollismo” a esa concepción incubada en los criollos originada por su duda existencial respecto a su patria. De tal suerte que este ingrediente viene a proporcionarle al barroco de la Nueva España un sabor especial que lo singulariza. Pero además, el barroco de la Nueva España se alimentó de un sinnúmero de objetos “extraños” para Europa que fueron de gran utilidad para el estilo, pues se podía contar con una fauna y flora más variada, costumbres singulares y toda una “exótica” civilización para recrearse con relaciones y metáforas que no podía utilizar el barroco español. El barroco mexicano exagera sus modelos españoles, podríamos decir que es el barroco del barroco V. Análisis de dos sonetos de Sor Juana Inés de la Cruz. A continuación se presentan dos sonetos con el fin de analizar: a) esquema métrico rítmico; b) Lenguaje, estilo e interpretación; c) relación de figuras retóricas utilizadas. Para dicho análisis se escogieron los sonetos titulados: a) La sentencia del Justo, y b) A una rosa. 8 8 Martínez González SIMBOLOGÍA: Sílabas separadas con guión y contadas al final del verso; sinalefas subrayadas; acentos en rojo, aliteración en azul y; cesura con diagonal. Título: La sentencia del justo No. de sílabas 1.-Fir-ma- Pi-la-tos/- la- que- juz-ga a-je-na 11 2.-sen-ten-cia, y es- la- su-ya. /- ¡ Oh - ca-so- fuer-te! 11 3.-¿Quién- cree-rá- que/,- fir-man-do a-je-na muer-te, 11 4.-el- mis-mo- juez-/ en- e-lla- se- con-de-na? 11 5.-La am-bi-ción- de- sí, /- tan-to- le e-na-je-na, 11 6.-que- con- el- vil- te-mor,- / cie-go,- no ad-vier-te 11 7.-que- car-ga- so-bre- sí/- la in-fau-sta- suer-te 11 8.-quien- al- Jus-to- sen-ten-cia/ a in-jus-ta- pe-na. 11 9.-¡Jue-ces- del- mun-do, /- de-ten-ed- la- ma-no! 11 10.-¡Aún- no- fir-méis! /- Mi-rad- si- son- vio-len-cias 11 11.-las- que os- pue-den- mo-ver, /- de o-dio- in-hu-ma-no. 11 12.-Ex – a-min-ad- pri-me-ro/- las- con-cien-cias: 11 13.-¡mi-rad- no ha-ga el- Juez/- rec-to y- so-ver-a-no 11 14.-que, en- la a-je-na, /- fir-méis- vues-tras- sen-ten-cias! 11 9 9 Martínez González RIMA: 1-4 , 2-3 , 5-8 , 6-7 , 9-11-13, 10-12-14. (tipo: ABBA ABBA y CDC DCD) Valor conceptual: Advierte a los jueces ser objetivos y conscientes al sentenciar. Valor afectivo: Se conmueve por los sentenciados injustamente como Jesucristo. Figuras retóricas: metáforas en versos 6 – “Ciego, no advierte”, 7 – “carga sobre sí la infausta suerte”. Aliteración, verso 8: “quien al justo sentencia a injusta muerte”. Elipsis: verso 14: “... que, en la ajena*, firméis vuestras sentencias! *(suprime sentencia) Estilo: Clásico, no se aprecian signos de manierismo ni de barroco. ¿Quién habla en el poema?: A los jueces¿A quién habla el poema?: La poetisa, Sor Juana. ¿De qué recursos se vales el poema para expresarse?: Sólo de la metáfora. ¿De qué trata el poema?: Del llamado que hace a los jueces para que tengan conciencia de sus sentencias, no sea que les suceda lo que le aconteció a Pilatos cuando juzgó a Jesucristo. Título: A Una rosa No. de sílabas 1.-Ro-sa- di-vi-na/- que en- gen-til- cul-tu-ra 11 2.-e-res, / con- tu- fra-gan-te- su-ti-le-za, 11 3.-ma-gis-te-rio- pur-pú-reo en/- la- be-lle-za, 11 4.-en-se-ñan-za- ne-va-da a/ la- her-mo-su-ra. 11 5.-A-ma-go/ de- la hu-ma-na ar-qui-tec-tu-ra, 11 6.-e-jem-plo/- de- la- va-na- gen-ti-le-za, 11 10 10 Martínez González 7.-en- cu-yo- ser/- u-nió- na-tu-ra-le-za 11 8.-la- cu-na a-le-gre y/- tris-te- se-pul-tu-ra. 11 9.-¡Cuán- al-ti-va en/- tu- pom-pa,- pre-su-mi-da, 11 10.-so-ber-bia el/ ries-go- de- mo-rir- des-de-ñas, 11 11.-y- lue-go- des-ma-ya-da/- y en-co-gi-da 11 12.-de- tu- ca-du-co- ser/- das- mus-tias- se-ñas, 11 13.-con- que- con- doc-ta- muer-te y/- ne-cia- vi-da, 11 14.-vi-vien-do en-ga-ñas/- y- mur-ien-do en-se-ñas! 11 RIMA: 1-4 , 2-3 , 5-8 , 6-7 , 9-11-13 , 10-12-14. (tipo: ABBA ABBA y CDC DCD) Valor conceptual: Mensaje de humildad a la rosa para extrapolar a los hombres. Valor afectivo: sensibilidad a la humildad. Figuras retóricas: En realidad, todo el poema es metafórico, pues trata a la rosa como persona, queriendo así humanizar el ejemplo. Hay metáforas en los versos: 3 - “magisterio purpúreo” , 4 - “enseñanza nevada”, 5 - “humana arquitectura” - 7 y 8-“...unió naturaleza la cuna alegre y la triste sepultura”. Hay epítetos en la primera parte de alabanza a la rosa: rosa divina, fragante sutileza, magisterio purpúreo. Paradoja: ... con docta muerte y necia vida; viviendo engañas y muriendo enseñas. Estilo: Barroco. Por las figuras que utiliza y lo críptico del lenguaje. ¿Quién habla en el poema? La poetisa, Sor Juana ¿A quién habla el poema?: a la rosa. 11 11 Martínez González ¿De qué recursos se vales el poema para expresarse? Metáfora. ¿De qué trata el poema? De la forma de vivir con humildad y sin soberbia para que así la vida sea provechosa y ejemplar, y no que por vivir con poses de grandeza y vanidad, sea la muerte la que dé la lección de cómo se debió haber vivido. VI. Conclusiones.- Sor Juana vivió una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso. Dicha práctica, por la estilización que imprimían a sus obras, terminaba produciendo composiciones que constituían verdaderos acertijos al intelecto: ” se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar endesnudarla” . Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado". La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por su sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos. Hay quienes piensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: que únicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condiciones de cultura ni talento". VII. Anexo.- Glosario de términos. Loa: Poema dramático compuesto para celebrar algún acontecimiento notable o alguna persona ilustre, su principall propósito es la alabanza. 12 12 Martínez González Quintilla: Estrofas de cinco versos octosílabos cuya rima, consonante, se combina de diversas maneras (ababa, abbab, abaab, aabba). Redondilla: Composición poética que está formada por versos octosílabos con rima consonante abrazada, abba, o cruzada, abab. Seguidilla: Alternancia de heptasílabos sueltos y pentasílabos con rima asonante o consonante, que abarca algunas variantes. Silva: Combinación métrica que permite ciertas libertades al poeta. Soneto: Palabra de origen italiano (diminutivo de sonus, 'tono', 'sonido') o incorporada en Italia por influencia del provenzal sonet, nombre de una melodía breve y ligera, una cancioncilla. En la literatura italiana antigua llegó a tener el sentido más amplio de canción. La forma canónica del soneto consiste en catorce versos endecasílabos divididos en dos cuartetos —rima ABBA ABBA— y dos tercetos, que pueden tener dos rimas (variantes CDC DCD, CDC CDC, CDD DCC) o tres (variantes CDE CDE; CDE DCE; CDE DEC; CDE EDC). Las dos fuentes clásicas del soneto son el italiano o petrarquista y el inglés o shakespeariano. En el siglo XVII español se destacan los sonetos de Cervantes, Góngora, Quevedo, Calderón y Lope de Vega. Después de una escasa utilización en el siglo XVIII y en el XIX, el soneto resurge con los poetas modernistas hispanoamericanos y españoles. Villancico: Género polifónico de carácter profano que surgió a finales del siglo XV en España. También se denomina así una canción religiosa popular que acostumbra a cantarse en Navidad. 13 13 Martínez González El villancico es una canción estrófica en la que todos los versos tienen la misma música. Consta de un estribillo que alterna con una o más estrofas de versos octosílabos; tanto la rima como el número de versos son variables. Este tipo de composiciones se han recogido en cancioneros durante los siglos XV y XVI, y aunque tratan de temas muy variados, predomina lo religioso, en especial todo aquello relacionado con la Navidad. En Latinoamérica el villancico encontró a sus máximos representantes en las figuras de la poetisa sor Juana Inés de la Cruz. 14 14 Martínez González Bibliografía. 1.-Cruz, Juana Inés de la. Obras completas. México. Ed. Porrúa. 1975. 2.- Paz, Octavio. Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México. F.C.E. 2003. 3.- Secretaría de Educación. Enciclopedia de México. México. 1987. 15 15 Héctor Samuel Martínez González Breve análisis de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz
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