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Devenir_de_una_des_ilusion_Reflexiones_s

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Devenir de una (des)ilusión 
(Reflexiones sobre el imaginario psicoanalítico 
y el discurso político en Sigmund Freud) 
 
 por Gazir Sued1 
 
...poco antes de publicar este libro leí una conferencia del filósofo Wittgenstein, (quien, de hecho 
y nota aparte, no guardaba simpatías con la obra de Freud), de la que saqué un fragmento de texto 
y convertí en epígrafe del prólogo, escrito al menos dos años antes de la publicación. Lee así: 
 
“Mi trabajo consta de dos partes: la expuesta en él, mas todo lo que no he escrito. 
Y esa segunda parte, la no escrita, es realmente la importante.” 
 
Dejaré estas palabras suspendidas como telón de fondo para el acto de esta noche. Sépase 
que la intención principal de esta actividad no es presentar un libro como de manera habitual y 
ritual se acostumbra, sino en el acto convertirlo en pretexto para abrir espacios de reflexión teórica, 
ética y política sobre los temas tanto puntuales como marginales que en él se tratan y, claro, 
abordarlos como objetos de sospecha o complicidad, de simpatías, ataques o críticas. Para lo que 
a mi parte corresponde -como escritor y presentador de mi propia obra- me limitaré, -aunque con 
una que otra variación en mi discurso- a repetirme. 
 
Del contexto del libro 
 
...pero no sin antes tocar algunos puntos que me parecen relevantes destacar aquí, aunque 
someramente, pues de cierto modo condicionan las suertes porvenir de este libro, como el de 
tantos otros, si es que de los propios autores depende el grueso de la edición, financiamiento, 
promoción y distribución de sus obras, como es mi caso. Debo confesar que al día de hoy ni 
siquiera he encontrado a alguien que le interese aventurarse a presentar este libro y, con razones o 
sin ellas, es éste un signo de augurio para su porvenir inmediato, por lo que no guardo ingenuas 
expectativas sobre su suerte... Tampoco encontré quién se interesara en publicarlo y sí negativas a 
hacerlo: diré -y para que valga al tiempo esta denuncia- que cierta editorial, de las que por nombre 
teme a las alturas, (Ediciones Vértigo), a quienes hice el primer acercamiento formal, y tras 
preguntarles la razón del rechazo se limitaron a responder: “como política editorial nos reservamos 
el derecho a dar razones”. Será. Por mi parte ya había tomado la decisión de sacar a la calle este 
 
1 Sued, Gazir; Ponencia para la presentación del libro Devenir de una (des)ilusión: Reflexiones sobre el imaginario psicoanalítico 
y el discurso político en Sigmund Freud’; Editorial La Grieta, San Juan, 2004; en la sala de conferencias de la Biblioteca 
Lázaro, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, a las 7:00pm, el miércoles 25 de mayo de 2005. 
*El libro en conjunto es la tesis doctoral del autor, y las quince partes en que está dividido reproducen su 
contenido original, tal cual fue sometido, defendido y aprobado en marzo de 2004, para el Doctorado en Filosofía en 
el Programa de Filosofía Práctica del Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política (Ética y Sociología), de 
la Universidad Complutense, Madrid. Una 2da edición (reimpresión) se realizó en 2016 (740 páginas) 
*La mayor parte del texto de esta ponencia corresponde a la presentación-defensa de tesis doctoral en la 
UCM, el 25 de febrero de 2004. 
 
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inmenso trabajo y firme en mi habitual terquedad, bajo La Grieta, monté, edité y financié ésta, a 
duras penas, mi quinta publicación. 
Con igual suerte me he tropezado en la Universidad, pues he tenido hasta que pedir 
permiso, como si de un favor se tratara, a los administradores de las bibliotecas, para pegar la 
promoción de esta actividad, y ni siquiera en este mismo lugar se me ha sido permitido. Aquí en la 
biblioteca pública nacional, Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico, no se permite a un 
profesor universitario publicitar la presentación de un libro que, irónicamente, sería presentado 
dentro de la misma biblioteca. Al parecer, si tuviera dinero para hacer carteles podría encontrársele 
un lugar privilegiado, como los que cuelgan de la entrada principal... En el departamento de 
psicología no duró un día la publicidad y en muchos tablones de expresión no pasaron horas cando 
ya estaban forrados de anuncios comerciales... No digo que mucha más gente asistiría a este tipo 
de actividades de carácter académico por el sólo hecho de contar con una publicidad efectiva, pues 
el interés por los temas y la participación dependen de infinidad de otras razones. Lo cierto es que 
la Universidad, y particularmente sus bibliotecas, deberían reservar un espacio atractivo y céntrico 
para que los universitarios anuncien, sin caprichosos estorbos ni arbitrarias negativas, sus trabajos 
de investigación, sus proyectos, informes o libros... 
Pero valgan para otra ocasión los lamentos, y con buen ánimo o sin pesar por falta de ello, 
valga este tiempo más aún por ser un tiempo de intentos... 
El libro que hoy presento es mi Tesis doctoral, y desde que la defendí hace poco más de 
un año no he dejado de pensar que resulta un fenómeno de la condición (pos)moderna el hecho 
de que el Tribunal que la juzgó la hubiera aprobado unánimemente y evaluado como sobresaliente. 
Mis razones tengo para pensar que en otro contexto histórico me hubieran colgado, y lo digo 
literalmente. En la actual condición de época bajo el signo de lo universitario se hace muy común 
reconocer que – parafraseando la canción- “la tolerancia sigue siendo la pasión de los inquisidores”. 
No pude dejar de sentir que algunos miembros del Tribunal como otros lectores afines, 
particularmente filósofos, psicoanalistas o aspirantes a serlo, se mordían los labios cuando sus 
voces decían un halago formal. Pero en lo inmediato también este tema puede resultar una 
reflexión inoportuna o impertinente… 
 
A propósito de la presentación 
 
Antes de entrarle de lleno a lo que estimo más prudente para la ocasión, que es dar paso a 
la lectura de una sinopsis del libro, quisiera destacar algunas breves consideraciones sobre esta 
incómoda tarea. En primer lugar, esta ponencia –como advertía ya- no será más que parafraseo y 
repetición, re-citación de mi defensa de Tesis. 
...condensar en tan apretado espacio de tiempo un trabajo tan complejo como éste, y al 
que tanto esfuerzo he dedicado, enfrenta entre sus riesgos el de simplificar en demasía eso que a 
mi entender es quizá su cualidad más significativa: su carácter reflexivo. Además, este escrito en su 
conjunto es un trabajo particularmente difícil, pues su contenido está atravesado y sostenido desde 
una perspectiva, o más bien, desde una práctica teórica transdisciplinaria, construida desde una 
postura intelectual situada; políticamente comprometida. Y aunque de cierto modo no deja de 
pertenecer al género abierto, difuso y ambiguo, de la reflexión filosófica en general, diré que pienso 
este haber como un ejercicio ético y político, primordialmente problematizador, y que no comulgo 
con las tendencias dominantes en el mercado de saberes de la (pos)modernidad, que procuran 
hacer de esta práctica intelectual un recetario de fórmulas ideológicas consoladoras; acomodaticias 
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o mediocres; embrutecedoras; idiotizantes... Por eso el carácter radicalmente crítico y permanente 
e incisivamente reflexivo ha sido un requerimiento ético y político que me he impuesto en todo 
momento... 
He procurado ser lo más preciso posible en cada uno de los temas desenvueltos, algunos 
con mayor extensión que otros, mas no por ello más o menos pertinentes dentro del conjunto de 
la obra. No repetiré aquí definiciones conceptuales ni justificaré los vínculos que estrechan sus 
relaciones con los tópicos centrales que he tratado, pues ya está puesto todo en su debido lugar, y 
hacerlo resultaría en exceso agobiante para lo que ahora corresponde rendir cuenta. Seré, en 
adelante, lo más breve y conciso posible, sin pecarde la ingenua pretensión de decir en tan pocas 
palabras lo que me ha tomado tanto esfuerzo y dedicación articular, organizar, estructurar... 
escribir. Dejando en suspenso este preámbulo, diré sólo que mi escrito lo ha sido en la intensidad 
del esfuerzo propio de una escritura ética y políticamente comprometida, es decir, responsable del 
darse en el acto a una tarea que no puede menos que calificarse –por usar una categoría de 
Kierkegaard- de edificante; o de Nietzsche- creadora... 
Quiero antes hacer dos comentarios, a propósito del estilo del autor y de la extensión del 
libro. De primera intención este tema pareciera remitir al registro del gusto personal del lector, 
pero, sin negarlo, creo que debería reconocerse que estos gustos, que dominan la cultura de lo 
intelectual, por cierto, guardan estrecha relación con la progresiva reorientación ideológica de las 
universidades en el contexto global del capitalismo (pos)moderno. En este escenario a la escritura 
más leída le va de la mano el cultivo de la simplicidad en el lenguaje como si esto se tratara de una 
virtud en propiedad. Entre estos escritos sobresalen los que exaltan el reinado de la brevedad con 
la corona enmohecida de la pereza intelectual, tan de moda en estos días, y no menos aún en la 
Universidad -estatal o privada-, que apunta a convertirse en un refugio institucional de la 
mediocridad bien instruida y titulada. Podría decirse que es un rasgo característico de la 
(pos)modernidad la tendencia a favorecer el compendio, el resumen, lo breve y lo simple; lo 
superficial; lo fácil; lo mediocre. Demasiada prisa por terminar sin antes saber para qué tanta prisa. 
Y aunque sabido es que a la extensión por sí misma no le corresponde un contenido profundo, 
ciertamente tampoco sucede con una estructura literaria corta. Creo que la lectura de un trabajo 
de investigación y reflexión teórica y filosófica atenta y seria requiere de la disposición anímica para 
enfrentar la carga de la complejidad que implica y la voluntad intelectual para dedicar el tiempo en 
esfuerzo que requiera la obra para su comprensión. Para algunos, pues, mi libro les resulta 
excesivamente voluminoso, demasiado grande para sus gustos y ánimos. Pienso que en todo caso 
el problema no es en realidad el de la cantidad de páginas que tiene el libro, sino el de la actitud 
ante ellas de para quien la cantidad de páginas de un libro le resulta problemática... 
En estrecha relación al comentario anterior, debo decir que hay también quienes reprochan 
la supuesta densidad del lenguaje, y recriminan la dificultad que enfrentan para comprender lo que 
escribo; incluso hay para quienes el estilo de mi escritura le resulta simplemente impenetrable, 
incomprensible, y su lectura, cuando poco, tediosa. A mí también me pasa lo mismo con mucha 
gente, es verdad, pero, ¿qué se le va a hacer? Lo cierto es que no escribo por el mero placer de 
hacerlo ni mucho menos porque no tenga nada mejor que hacer. Nada me interesa entretener a 
nadie, y mi estilo –si es acaso que hubiera algo así como un estilo- tiene su función dentro del 
contexto en el que escribo y está montado en función de los objetivos estratégicos que me he 
trazado. 
Además, ¿qué mejor manera de zafarse de la pesada carga y arriesgada tarea de pensar por 
sí mismo que decir que es muy largo el libro o que no se entiende? 
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 Sé que la honestidad intelectual sigue teniendo un alto precio a pagar en estos días, que 
sigue siendo siempre un riesgo para un autor poner en tela de juicio con franqueza los soportes 
ideológicos de una sociedad autoritaria como la nuestra, de una cultura democrática cada vez más 
amistosamente fascista. Mi escritura toda es posición asumida ante ello, razón por la cual muy 
posiblemente le parecerá una impostura o un exceso para quien tenga su saber puesto en un altar: 
cualquier puesta en duda le resultará una intolerable irreverencia. Para la mirada de cualquier 
autoridad ensimismada no es de extrañar que toda crítica radical le parezca una insolencia 
arrogante. Y es verdad, este libro es, para todos los efectos, una crítica radical, y como su autor, 
insolente y arrogante... 
Mi Tesis doctoral, ahora convertida en libro, es un escrito situado desde una perspectiva 
dinámica y consciente de la condición irremediablemente compleja de su objeto. ¿Que podría 
haber sido más breve? Quizá. ¿Que podría haberse escrito en otras palabras? Tal vez. Pero 
entonces, muy posiblemente no sería yo quien estuviera aquí y ahora, leyéndome, releyéndome... 
 
Sinopsis de la Tesis-Libro 
 
Hace tiempo ya que perdí la cuenta de cuántas veces me he leído, y puedo afirmar, sin 
reserva alguna, que todo cuanto anuncié que trataría así lo he hecho. Por mi parte, mi promesa ha 
sido cumplida y esta Tesis-Libro en su conjunto es la mejor defensa de la que dispongo como 
evidencia. Los lineamientos generales que expondré a continuación ya han sido condensados en el 
prólogo, por lo que no haré, como ya anuncié, sino repetirme. Ahora entraré de lleno a la estructura 
y contenido teórico del libro. En términos generales, he desarrollado y sostenido una sospecha que 
me inquietaba intelectualmente y que ya había tratado con excesiva liviandad en mi primer libro 
Violencias de Ley: reflexiones sobre el imaginario jurídico-penal moderno y el derecho estatal a castigar, publicado 
en 2001: que el discurso psicoanalítico adviene, desde sus comienzos y por voluntad política de su 
inventor, al orden de las tecnologías modernas de normalización, control y dominación social; y 
que ha operado, desde sus inicios, como dispositivo refinado de subyugación ideológica, en leal 
complicidad con la hegemonía del poderío estatal y en abierta promesa de compromiso por 
preservar, reforzar, expandir y perpetuar sus dominios sobre la vida social y cultural, durante todo 
el siglo XX hasta el contexto de la actual condición de época. Condición ésta que he tratado a lo 
largo de la Tesis teniendo como referencia inmediata las investigaciones realizadas para mi tesis de 
Maestría en Sociología –defendida en 1998 y publicada en 2001 bajo el título: Utopía Democrática: 
reflexiones sobre el imaginario político (pos)moderno y el discurso democrático. 
Siguiendo este horizonte –laberíntico, por cierto- he explorado e identificado, entre la 
inmensa diversidad de textos vinculados al psicoanálisis –principalmente en la obra de Freud- los 
que aparecen ejerciendo, de modos muy precisos, la tarea de servir de soporte a toda una ideología 
política vinculada a las prácticas estatales y culturales de regulación, domesticación y coerción 
social. He sostenido, como premisa medular, que la obra teórica de Freud, así como la mayor parte 
de las modalidades de las prácticas psicoanalíticas que de ésta se desprendieron, pueden ser 
interpretadas como pertenecientes a las tradiciones de pensamiento vinculadas a la filosofía política 
y, consecuentemente, como parte de un refinamiento ideológico del proyecto político-
normalizador de la modernidad. 
La referencia bibliográfica no incluye todo cuanto sobre el tema he leído o revisado sino 
los textos que he estimado pertinentes citar como soporte y evidencia de mis argumentos. La tarea 
de exclusión ha sido parte integral del trabajo y aunque suela pasar inadvertido, entre las líneas 
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escritas también hay horas largas de revisión en librerías y bibliotecas decidiendo qué no tratar; 
días de escudriñar y descartar en la cuesta de libreros en la calle Moyano, al pie de la calle del Ángel 
Caído en el Parque del Retiro; entre las heladas lecturas durante los vaivenes climáticos del invierno 
y los tiempos a la sombra de sus imponentes árboles en los hermosos e infernales días de verano; 
días de lectura en incómodos equilibrios de extremo a extremo en alguna línea del Metro o de 
buscar sin saber qué entre los maltratados libros que por azar aparecen en algún recoveco del 
Rastro, fuera de circulación comercial pero ahí, como esperando a ser redescubiertospara lo que 
pueda valer. Así mismo he pasado tiempos extenuantes en los cafés de Internet, buscando y 
revisando las páginas que circulan esa parte del mundo-privilegiado conectado en la Red, sobre 
todo las publicaciones más recientes en inglés y que no han sido traducidas aún, las reseñas en 
prensa, escritos vinculados al tema, pero circunscritos en otros sitios temáticos de la Web. Además, 
he omitido otras corrientes literarias, y otras modalidades representacionales donde lo 
psicoanalítico tiene reservado sus precisos lugares, como el mundo del teatro, la industria del cine, 
las comedias, las novelas, etc... Y válgame reconocer, o más bien advertir, que en su momento 
decidí posponer la integración de autores clave y temas que no podrían agotarse aquí, por más 
pretenciosa y acaparadora que pudiera ser esta empresa intelectual, académica... 
He rastreado las mutaciones teórico-políticas más significativas que han operado dentro 
del discurso del psicoanálisis a lo largo del siglo XX y extienden, multiplican e hibridan sus 
tensiones hasta recién entrado el siglo XXI. A propósito de las que vale destacar como referencias 
los cursos que tomé con el profesor José Miguel Marinas, El contexto del psicoanálisis y Psicoanálisis y 
Semiología: el problema de la interpretación, que aunque he guardado una distancia crítica sobre sus 
lineamientos teóricos, ciertamente me han servido para los temas tratados en la primera parte de 
la Tesis (Espectros de Freud: consideraciones teóricas sobre la ilusión del retorno y la imaginería biográfica) y la 
decimocuarta parte (De la retórica política del discurso psicoanalítico, la semiología y la hermenéutica 
deconstructiva de la teoría del Sujeto: reflexiones teóricas y filosóficas sobre los límites del lenguaje, la estrategia 
retórica del psicoanálisis y otras consideraciones éticas y políticas) 
Aunque asigno particular pertinencia a la identificación de los puntos de ruptura con 
relación a la racionalidad originaria del psicoanálisis, a las resistencias que se activan con respecto 
del poderío de los saberes dominantes, a las diferencias puntuales de perspectiva, sus respectivas 
reservas morales y consecuentes posturas políticas, me ha parecido más relevante aún la 
identificación de las líneas de continuidad que permanecen intactas en su devenir, y lo vinculan 
estrechamente a la voluntad de poder que, desde su aparición histórica, lo atraviesa, lo soporta y 
mantiene aún en movimiento en el devenir de época... 
Consecuentemente rastreo cómo se (re)presenta el psicoanálisis “a sí mismo” 
(principalmente desde la obra de Freud), qué relación sostiene con el discurso de la Historia, con 
la Filosofía, la Moral, la Ciencia y, sobre todo, con la Verdad, la Razón y –con mayor énfasis aún- 
con el discurso de la Ley. De manera simultánea registro las tensiones éticas y políticas que se 
desprenden e hibridan de entre estas relaciones y sus respectivas prácticas representacionales. La 
estructura organizativa y las consideraciones metodológicas de este trabajo responden, por 
supuesto, a los objetivos específicos que ocupan mis sospechas, críticas y reflexiones, situadas en 
su debido contexto en cada parte. 
Como hilo conductor he identificado categorías-clave que regulan el polisémico discurso 
psicoanalítico (tales como interpretación, experiencia, descubrimiento, conocimiento, 
representación, construcción, conciencia, voluntad, autonomía, sujeto, etc.); el lugar que ocupan y 
su función precisa con relación al juego estratégico que encadena al conjunto de sus movimientos. 
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Una aproximación crítica y reflexiva ha resultado fuerza suficiente para hacerme incluir las 
consideraciones técnicas de su lenguaje, sus principios teóricos, sus fundamentos, sus definiciones 
conceptuales, sus nociones generales, el orden de su epistemología y su correlativo vínculo con el 
arte de la retórica política. 
El libro está dividido en quince partes que, a su vez, las he organizado en subtemas que 
sirven más como guías generales y, en lo posible, para facilitar la integración de ciertas 
consideraciones teóricas que he estimado pertinentes traer a colación. Cada parte guarda en sí 
misma cierta autonomía con respecto a las otras, por lo que el orden formal no determina o afecta 
la coherencia general del escrito. Hasta la quinta parte, que podría ser asumida quizá como una 
unidad temática, concentro mi atención en el montaje de la racionalidad clínica, poniendo en 
evidencia esta modalidad del discurso psicoanalítico en relación con las prácticas ideológico-
normalizadoras de la modernidad. La séptima parte (El imaginario político del psicoanálisis: reflexiones 
sobre las retóricas legitimadoras del discurso estadista moderno y del poderío domesticador de la Cultura en Freud) 
y la décima parte (Límites de la representación psicoanalítica y el Gran Relato de la Historia: consideraciones 
teóricas y filosóficas sobre la relación entre el discurso histórico, el lenguaje y la ideología) se concentran en los 
modos como el discurso psicoanalítico fundamenta sus vínculos con la Teoría Social más allá de 
la situación clínica y se fusiona en el acto con las tradiciones reguladoras de las filosofías políticas 
de corte estadista. 
Uno de los objetivos cardinales de mi trabajo consiste en identificar, de una parte, cómo 
el discurso psicoanalítico participa de un modo muy particular de imaginar y representar al Sujeto 
humano como Objeto de análisis, conocimiento e intervención; y, de otra, en detectar cómo 
pretende incidir esta práctica teórica (registrada como una interpretación, producto de la experiencia 
investigativa del psicoanálisis) sobre la subjetividad del Sujeto. En otras palabras, destaco la 
compleja relación que se da entre el saber psicoanalítico y lo político, es decir, la relación del 
discurso del psicoanálisis con el Sujeto humano en el devenir de su existencia en la vida social. Para 
ello identifico, primeramente, las relaciones que inciden, condicionan y determinan la aparición 
histórica del discurso del psicoanálisis, las relaciones de poder que ponen de inmediato en juego 
los procesos de ordenamiento interior y estructuración de su práctica teórica y, consecuentemente, 
lo soportan y lo mueven hacia la progresiva consolidación del imaginario psicoanalítico. Acto 
seguido identifico y someto a juicio crítico los modos como estas relaciones inciden (o pretenden 
incidir) sobre la existencia humana, someten al sujeto a sus regímenes de verdad y a sus respectivas 
relaciones de poder. 
Además de las primeras cinco partes -como ya he señalado- destaco y pongo como 
evidencia estas relaciones en la decimotercera parte, con relación a cuestiones de género en De los 
privilegios del patriarca y la teoría de la sumisión: reflexiones teóricas y políticas sobre las críticas, tensiones y 
complicidades entre el discurso feminista y el psicoanálisis freudiano); en la novena parte (Espectros de Marx: 
(des)ilusiones de la revolución psicoanalítica) –destaco el vínculo indisoluble entre la práctica 
interpretativa y lo político-; en la duodécima parte (¿Más allá del psicoanálisis?: consideraciones ético 
políticas sobre cuestiones de guerra, de Violencia y de Ley, desde la teoría psicoanalítica de Freud), en estrecha 
relación con la octava parte (Freud y la complicidad psicoanalítica con el poderío judicial y penal del Estado) 
Parte ésta que a su vez me ha servido como referente específico a otros trabajos -algunos inéditos 
aún- y que he desarrollado paralelamente al tiempo de la Tesis: el primero, Aporías del Derecho: entre 
el Deseo y la Ley: reflexiones sobre la imaginería psicoanalítica, el discurso criminológico y el derecho penal en el 
Estado de Ley; y el segundo, recientemente publicado: El Espectro Criminal: reflexiones teóricas, éticas y 
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políticas sobre la imaginería prohibicionista, las alternativas (des)penalizadoras y el Derecho en el Estado de Ley, 
que presentaré la semana próxima. 
Precisamente porel carácter crítico y reflexivo en el que he querido englobar este trabajo, 
no lo inscribo estrictamente bajo ningún registro teórico o filosófico dado de antemano, aunque 
ciertamente está entrecruzado por fuertes coincidencias e influencias muy próximas al espíritu del 
pensamiento de la sospecha en la obra de Friedrich Nietzsche y sostenido, en alguna medida, por 
la lectura y aplicación que hago del modelo estratégico-político en la obra de Michel Foucault, de 
quien he tomado varios conceptos clave, tales como la noción de discurso y poder, su análisis 
sobre las relaciones entre la verdad, el saber y el poder, etc. Guardando distancias precisas y 
puntuales que explicito en su debido contexto, pueden reconocerse otras cercanías teóricas con, 
por ejemplo, la crítica ideológica del signo y la teoría semiológica de Roland Barthes; con la crítica 
al dominio imperial del logos occidental y la deconstrucción en Derrida; con específicas críticas 
filosóficas y políticas en los trabajos de Deleuze y Guattari, de Althusser, Thomas Szasz, Judith 
Butler, entre otros. Pero ciertamente, en el devenir de este trabajo, resaltan las influencias 
(proximidades y distanciamientos) con la propia obra de Freud, que es el objeto central (texto y a 
la vez pretexto), aunque no exclusivo, de mis reflexiones teóricas y políticas. 
La pertinencia actual de este trabajo, su relevancia para la consideración e interés intelectual 
-contextualizada en el curso de mis reflexiones- está relacionada con la indiscutible y marcada 
presencia del discurso psicoanalítico, más que en el orden del lenguaje académico, o entre algunas 
sectas de “profesionales de la conducta humana” o de alguna presumida élite intelectual, sobre 
todo, en los más diversos registros de la imaginería social contemporánea. La apuesta singular que 
ha animado este escrito ha sido a que -a partir de las reflexiones teóricas y filosóficas críticas, éticas 
y políticas, que lo constituyen- sería posible retomar, resignificar o reconfigurar ciertos aspectos 
sensibles del andamiaje teórico diseñado y estructurado en la obra de Freud y, entrecruzando el 
propio imaginario psicoanalítico, articular alternativas a los modos de su tradicional puesta en 
práctica; es decir, más allá de sus complicidades políticas habituales, pienso que sería posible hacer 
incursionar alguna parte significativa del discurso psicoanalítico en otro registro de ilusiones 
vinculadas, radical y subversivamente, a un imaginario político emancipador... 
Con estas palabras a continuación cerré hace un año mi defensa de Tesis y las re-cito, pues 
guardan aún entera pertinencia: Sé que es muy posible que después de hoy esta Tesis no tenga otra 
suerte que la de acumularse entre las otras tantas que se amontonan en el teatro académico, y se 
pierda entre los demás libretos que alguna vez participaron de sus movimientos escénicos y, en fin, 
que se empolve arrinconada en alguna estantería del sistema, en la biblioteca de la Facultad o en 
copia en los anaqueles de algún amigo que algún día quisiera que hubiera para poder leerla... 
Si por mi fuera quisiera que, sin embargo, lo que he escrito contribuyese a ensanchar los 
reducidos espacios actuales de reflexión crítica que, a mi entender, deberían atravesar todas las 
prácticas de teorización social -que incluyen, sin duda, la filosofía política y el psicoanálisis, en fin, 
las ciencias -todas sociales- como las humanidades-; y aportar en lo posible a los debates 
intelectuales que tantean aquí y allá entre ilusiones emancipadoras, confrontando tanto las 
modalidades más evidentes como las más escurridizas en que las prácticas de la dominación se 
materializan en la actual condición de época... 
 
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Es con este ánimo que he publicado este libro y procurado, a duras penas, hacer accesible a quien 
pudiera interesar... Lo doy ya por presentado y, agradecido por sus atenciones, cedo la palabra a 
mi amigo Bernat Tort, profesor de Filosofía de la Ciencia, que ha tenido buen ánimo para aceptar 
la invitación y el interés de aportar y compartir sus reflexiones sobre algunas de las temáticas 
tratadas. Acto seguido abrimos el espacio a preguntas y comentarios...

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