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€!!)véase TARGETEDTHERAPY (TRATAMIENTO DIRIGIDO), disponible en www.studentconsult.com Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos ÍNDICE DEL CAPÍTULO Hueso 797 Estructura básica y función del hueso 797 Motriz 797 Osteonecrosis (necrosis avascular) 806 Osteomielitis 806 Tumores y lesiones seudotumorales articulares 826 Osteomielitis piógenas 806 Ganglión y quistes sinoviales 826 Células 797 Desarrollo 798 Osteomielitis por micobocterias 807 Tumores y lesiones seudotumorales Tumor de células gigantes tenosinovial 826 Tumores de tejidos blandos 827 Tumores de tejido adiposo 828 Lipoma 828 del hueso 808 Homeostasis y remodelación 799 Malformaciones congénitas del hueso y el cartílago 799 Acondroplasia 800 Displasia tanatofórica 800 Enfermedades del colágeno de tipo / Tumores formadores de hueso 808 Tumores formadores de cartaago 8 1 O Tumores de origen desconocido 81 2 Lesiones que simulan neoplasias Liposarcoma 828 Tumores fibrosos 828 Fascitis nodular 828 (osteogenia imperfecta) 800 Osteopetrosis 800 Enfermedades metabólicas del hueso 801 Osteopenia y osteoporosis 80 I primarias 814 Tumores metastósicos 81 6 Articulaciones 817 Artritis 817 Artrosis 81 7 Artritis reumatoide 8 I 8 Fibromatosis 828 Tumores de músculo esquelético 830 Rabdomiosarcoma 830 Tumores de músculo liso 830 Leiomioma 830 Leiomiosarcoma 831 Raquitismo y osteomalacia 802 Hiperparatiroidismo 802 Enfermedad de Paget ósea (osteítis deformante) 803 Fracturas 805 Artritis idiopática juvenil 821 Espondiloartropatías seronegativas 822 Artritis infecciosa 82 2 Tumores de origen incierto 83 1 Sarcoma sinovial 83 I Sarcoma pleomorfo indiferenciado 831 Artritis de Lyme 822 Cicatrización de las fracturas 805 Artritis inducida por cristales 823 Hueso ESTRUCTURA BÁSICA Y FUNCIÓN DEL HUESO Las funciones del hueso incluyen soporte mecánico, transmisión de las fuerzas generadas por los músculos, protección de las vísceras, homeostasis mineral y formación de un nicho para la producción de células sanguíneas. Los elementos que constitu- yen el hueso son la mah·iz extracelular y células especializadas que se encargan de la producción y mantenimiento de la mah·iz. Matriz La matriz ósea está constituida por un componente orgánico llamado osteoide (35%) y un componente mineral (65%). En el seno de la mah·iz ósea, se encuentran diversas células óseas, entre las que se incluyen los osteocitos que depositan el hueso y los osteoclastos que lo reabsorben. Estas dos células mantienen la homeostasis del hueso. El osteoide corresponde principal- mente a colágeno de tipo I con menor cantidad de glucosa.mino- © 2018. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos glucanos y otras proteínas. La característica única de la mah·iz ósea, que es su dureza, viene condicionada por una molécula inorgánica, la hidroxiapatita (Ca10[PO4)6[OH)i). La matTiz ósea se sintetiza en una de dos formas histológicas, trenzada o laminar (fig. 21.1). El hueso h·enzado se produce con rapidez, como ocw·re durante el desarrollo fetal o la reparación de las fracturas, pero la disposición al azar de las fibras de colágeno le dota de menos integridad estructural que la que se obtiene con las fibras de colágeno paralelas presentes en el hueso laminar de produc- ción más lenta. En el adulto siempre es anormal que exista hueso h·enzado, pero no es específico de ninguna enfermedad ósea concreta. Un corte transversal de w1 hueso largo típico muestra w1a cortical densa extensa y w1a médula cenh·al constituida por h·abéculas óseas separadas por médula. Células En el hueso, hay h·es tipos de células fundamentales: • Osteoblastos, localizados en la superficie de la matriz y que se encargan de la síntesis, el transporte y el ensamblaje de 797 CA P Í TU LO 2 1 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos Figura 21 . 1 El hueso trenzado (A) es más celular y desorganizado que el hueso laminar (B). la matriz ósea y regulan su mineralización (fig. 21.2A). Derivan de unas células madre mesenquimatosas, locali- zadas por debajo del periostio del hueso en desarrollo y, además, durante fases posteriores de la vida en el espacio medular. Figura 2 1.2 (A) Osteoblastos activos que sintetizan la matriz ósea. Las células fusiformes que rodean a estas células corresponden a células osteo- progenitoras. (B) Dos osteoclastos que reabsorben e l hueso. • Osteocitos, localizados denh·o del hueso y que se encuentran interconectados por una intrincada red de prolongaciones citoplásmicas a través de unos túneles llamados canalí- culos. Los osteocitos contribuyen a controlar las concen- traciones de calcio y fosfato, detectar las fuerzas mecánicas y convertirlas en actividad biológica, en un proceso que se llama mecanotransducción. • Osteoclastos, localizados en la superficie del hueso y que corresponden a macrófagos multinucleados especializados, derivados de los monocitos circulantes y responsables de la resorción del hueso (fig. 21.2B). Los osteoclastos se ligan a la mah·iz ósea a través de unas integrinas en la superficie celular y crean una h"inchera extracelular sellada (fosita de resorción). Las células secretan proteasas ácidas y neutras (sobre todo metaloproteinasas de matriz [MMP]) hacia la fosita, y estas enzimas reabsorben el hueso. Desarrollo Durante la embriogenia, el desarrollo de los huesos largos ocurre a partir de un molde de cartílago por un proceso de osificación endocondral. Se sintetiza un molde de cartílago (primordio) por las células precursoras mesenquimatosas. Hacia las 8 semanas de gestación, se reabsorbe la parte central de este molde y se crea el canal medular. De forma simultá- nea, en el tercio medio del hueso (diáfisis) los osteoblastos comienzan a depositar la corteza por debajo del periostio y producen el centro de osificación primaria y el hueso empie- za a crecer en sentido radial. En cada extremo longitudinal (epífisis), la osificación endocondral avanza en sentido cen- h·ífugo (centro de osificación secundaria). Al final una lámina de cartílago, queda ah·apada entre los dos centros de osificación en expansión y se forma lafisis o placa de crecimiento (fig. 21.3). Los condrocitos de esta placa de crecimiento proliferan, se hipertrofian y sufren apoptosis de forma secuencial. En la región de apoptosis, la mah·iz se mineraliza y es invadida por capilares, que apor tan nutrientes para los osteoblastos, que sintetizan el osteoide. Este proceso determina el crecimiento longitudinal del hueso. Por el contrario, la osificación intramembranosa permite el desarrollo de los huesos planos. Por ejemplo, los huesos del cráneo se forman por los osteoblas tos directamente a partir de una capa de tejido fibroso, sin un molde de cartílago. § Figura 21.3 Placa de crecimiento activa con osificación endocondral en evolución. 1, zona de reserva. 2, zona de proliferación. 3, zona de hipertrofia. 4, zona de mineralización. 5, esponjosa primaria. El aumento de tamaño de los huesos planos se produce por el depósito de hueso nuevo sobre una superficie preexistente. Homeostasis y remodelación El esqueleto del adulto parece estático, pero en realidad se recambia de forma constante a través de un proceso estre- chamente regulado, que se llama remodelación. La remode- lación sucede en un lugar microscópico que se llama unidad multicelular ósea o básica (UMB), que corresponde a una w-tidad de la actividad acoplada de osteoblasto y osteoclasto en la superficie ósea. Los acontecimientos que ocurren en la UMB se regu- lan por interacciones intercelulares y citocinas (fig. 21.4). Una importante vía de transmisión de señales que controla la rernodelación implica a tres factores: 1) el activador del receptor transmembrana de NF-KB (RANK), que se expresa en los precursores de los osteoclastos; 2) el ligando de RANK (RANKL), que se expresa en los osteoblastos y las células estromales medulares, y 3)la osteoprotegerina (OPG), un receptor de «desintegración» secretado, elaborado por los osteoblastos y que puede bloquear la interacción entre RANK y RANKL. La transmisión de señales por RANK activa al factor de transcripción NF-KB, esencial para la generación y la supervivencia de los osteoclastos. Otra vía importante es el factor estimulador de las colonias de monocitos (M-CSF), producido por los osteoblastos. Las proteínas WNT, elabo- radas por diversas células, se unen a los receptores LRPS y LRP6 de los osteoblastos y estimulan la producción de OPG. La importancia de estas vías se pone de manifiesto en las infrecuentes, aunque muy informativas, mutaciones en la línea germinal de los genes OPG, RANK, RANKL y LRP5, que ocasionan graves trastornos en el metabolismo óseo (v. más adelante). La resorción o la formación de hueso se favorecen por cam- bios del cociente RANK-OPG. Entre los factores sistémicos que in.fluyen sobre este equilibrio se encuentran las hormonas, Malformaciones congénitas del hueso y el cartílago la vitamina D, las citocinas inflamatorias (como IL-1) y los factores de crecimiento (como los factores morfógenos óseos). Los mecanismos son complejos, pero la hormona para tiroidea (PTH), la IL-1 y los glucocorticoides favorecen la diferen- ciación de los ostcoclastos y el recambio óseo, mientras que las BMP y las hormonas sexuales (estrógenos, testosterona) suelen bloquear la diferenciación y la actividad de los osteo- clastos porque favorecen la expresión de OPG. La máxima masa ósea se alcanza en los primeros años adultos tras la interrupción del crecimiento esquelético. Su valor predeterminado depende de muchos factores, como los polimorfismos de los receptores de la vitamina D y LRPS/6, la nutrición y la actividad física. A par tir de la cuarta déca- da, la resorción supera a la formación y esto se traduce en una reducción de la masa esquelética. MALFORMACIONES CONGÉNITAS DEL HUESO Y EL CARTÍLAGO Las malformaciones esqueléticas congénitas se suelen deber a mutaciones hereditarias y debutan en los estadios precoces Osteoprotegen {bloquea la interacción RANK-ligando de RANK) PRECURSOR DE OSTEOCLASTOS OSTEOCLASTO HUESO Figura 21.4 Mecanismos moleculares paracrinos que regulan la fo rmación y la función de los osteoclastos. Los osteoclastos derivan de las mismas células mononucleares que se diferencian e n macrófagos. RAN KL unido a la mem- brana de los osteoblascos/células escro males se une a su receptor RANK localizado en la superficie celular de los precursores de los osteoclastos. Esta interacción en presencia de factor estimulante de las colonias de macrófagos (M-CSF) determina que las células precursoras se conviertan en osteoclas- tos funcionales. Las células estromales también secretan osteoprotegerina (OPG), que se comporta como un receptor de «desintegración» para RANKL, evitando su unión al receptor RANK en los precursores de los osceoclastos. En consecuencia, la OPG evita la reabsorción ósea porque inhibe la diferenciación de los osteoclastos. C A P Í T U LO 2 1 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos de la formación ósea. El espectro de lesiones de este grupo es amplio y el sistema de clasificación no está estandarizado. A continuación, se analizan las principales enfermedades en función de la patogenia conocida. Las malformaciones congénitas pueden deberse a alte- raciones localizadas en la migración y la condensación del mesénquima (disostosis) o a una desorganización global del hueso y/o el cartílago (displasia). Las disostosis se deben a defectos en la formación de las condensaciones mesen- q uimatosas y su diferenciación a un molde cartilaginoso. Las formas más frecuentes son la ausencia completa de un hueso o dedo (aplasia), la presencia de huesos o dedos adi- cionales (dedo supernumerario) y las fusiones anormales de los huesos (p. ej., sindactilia y craneosinostosis). En las disostosis, es frecuente encontrar alteraciones genéticas en los genes de homeocaja, las citocinas y los receptores de las citocinas. Por el contrario, las displasias se deben a mutaciones en los genes que controlan el desarrollo o la remodelación de todo el esqueleto. Es importante recordar que, igual que sucede en las malformaciones de otros tejidos, el término displasia implica un crecimiento anormal en lugar de una lesión premaligna, como s ucede cuando se emplea este término en el contexto de las neoplasias (v. capítulo 6). Se han descrito más de 350 disostosis y displasias esque- lé ticas, la mayor parte de ellas muy poco frecuentes. A conti- nuación, se a nalizan algunos ejemplos de enfermedades con alteraciones genéticas definidas. Observe que diversas muta- ciones puntuales en un mismo gen (p. ej., COL2A1) pueden ocasionar diferentes fenotipos, mientras que mutaciones en genes distintos (p. ej., LRPS, RANKL) pueden causar fenotipos clú1icos muy pru·ecidos. Acondroplasia La acondroplasia, la displasia esquelética más frecuente y una causa importante de enanismo, es un trastorno auto- sómico dominante debido a un retraso del crecimiento del cartílago. La enfermedad se p roduce por mutaciones con ganancia de función del receptor del factor de crecimiento de fibroblastos 3 (FGFR3). Normalmente, el FGF inhibe el crecimiento endocondral. La mutació n de FGFR3 determina una activación constitutiva del receptor, lo que exagera su efecto y suprime el crecimiento. Aproximadamente un 90% de los casos se producen por mutaciones nuevas, casi todas e llas en el alelo paterno. Los individuos afectados tienen un acortamiento de las extremidades proximales, con un h·onco de longitud relativamente normal y una cabeza grande con una llamativa frente y una depresión cons tante de la raíz nasal. Las alteraciones esqueléticas no se suelen asociar a cambios en la longevidad, la inteligencia o la capacidad reproductora. Displasia tanatofórica La displasia tanatofórica, que es la variante de enanismo mortal más frecuente, se debe a una menor proliferación de los condrocitos con desorganización de la zona d e proliferación. Se debe también a mutaciones con ganancia de func ión de FGFR3, pero distintas de las que provoca la acondroplasia. Afecta a 1 de cada 20.000 nacidos vivos. Los individuos afectados tienen un acortamiento micromélico de los miembros, abombamien to frontal, macrocefalia relativa, una cavidad torácica pequeña y un abdomen en forma de campana. El escaso desarrollo de la cavidad torácica causa una insuficiencia respiratoria y estos pacientes suelen fallecer al nacer o poco después. Enfermedades del colágeno de tipo 1 (osteogenia imperfecta) La osteogenia imperfecta (01), el trastorno hereditario más frecuente del tejido conjuntivo, es una enfermedad variada desde un punto de vista fenotípico y causada por deficiencias en la síntesis del colágeno de tipo l. La 01 afecta principalmente al hueso y otros tejidos ricos en colágeno de tipo l (articulaciones, ojos, orejas, dientes y piel). Suele deberse a mutaciones autosómicas dominantes en los genes que codifican las cadenas cxl y cx2 del colágeno de tipo l. Estos defectos producen un mal plegamiento de los polipéptidos de colágeno mutados e interfieren en el correcto ensambla- je de las cadenas de colágeno de tipo salvaje (una pérdida de función dominante negativa). La alteración fundamental de la 01 es la escasez de hueso, que determina una extrema fragilidad del esqueleto. Otros hallazgos son escleróticas azules por la reducción del conte- nido de colágeno, que hace que la esclerótica sea traslúcida y permita la visualización parcial de la coroides subyacente; p érdida de audición, por una deficiencia neurosensitiva y h·astornos de la conducción por alteración en los huesos del oído medio; e imperfecciones dentales (dientes pequeños, de morfología anormal y de color amarillento azulado), por deficiencia de dentina. La 01 puede clasificarse en muchos subtipos clínicos, cuya gravedades muy variable. La vru·iante de tipo 2 es un extremo del espectro y siempre resulta mortal inh·aútero o d urante e l período perinatal. Por e l contrario, los pacientes con el tipo 1 suelen tener una supervivencia normal, aunque con tendencia a las fracturas, sobre todo durante la infancia. O steopetrosis La osteopetrosis, llamada también enfermedad de los hue- sos marmóreos, corresponde a un grupo de enfermedades genéticas poco frecuentes caracterizado por una reducción de la resorción ósea y una esclerosis simétrica difusa del esqueleto por una alteración en la formación o la función de los osteoclastos. El término osteopetrosis alude a la calidad péh·ea de los huesos, pero en realidad se trata de huesos frá- giles y que se fracturan con faci lidad como si fueran tizas. La osteopetrosis se clasifica en variantes en función del tipo de herencia y la gravedad de los hallazgos clínicos. La mayor prute de las mutaciones asociadas a la osteope- trosis interfieren en e l proceso de acidificación de la fosita de resorción de los osteoclastos, necesaria para la disolución de la hidroxiapatita cálcica dentro de la matriz. Entre ellas se incluyen mutaciones autosómicas recesivas en la enzima anhidrasa carbónica 2 (CA2) o mutaciones en el gen TCIRG1, que codifica w1 componente de la ATPasa vacuolru· que ayuda a mantener el pH ácido en los osteoclastos, esencial para la degradación del hueso. Los huesos afectados por osteopeh·osis no tienen un canal medular y los extremos de los h uesos lru·gos son bulbosos (deformidad en matraz de Erlenmeyer) y de forma anormal. Los agujeros de conjunción son pequeños y comprimen los nervios q ue salen. La esponjosa primaria, que normalmente se elimina d urru1te el crecimien to, persiste y llena la cavidad medular, sin dejru· espacio para la médula hematopoyética. La osteopetrosis grave del lactante es autosómica recesiva y s uele producir la muerte por leucopenia, a pesar de una hematopoyesis extramedular extensa que puede asociarse a una hepatoesplenomegalia llamativa. La variante autosómica dominante leve puede no detectarse hasta la adolescencia o la edad adulta y se descubre al realizar estudios radiológicos por las fracturas de repetición. Estos individuos pueden tener leves defectos en los nervios craneales y anemia. Las alteraciones de un solo hueso o un grupo localizado de huesos se denominan disostosis y aparecen por defectos en fa migración y la condensación del mesénquima. Pueden cursar como falta de huesos, huesos supernumerarios o huesos con fusiones anormales. Las desorganizaciones globales de hueso y/o cartllago se llaman dispfasias. Las malformaciones congénitas pueden clasificarse en función del defecto genético al que se asocian: • Las mutaciones de FGFR3 son responsables de la acondroplasia y la disp)asia tanatofórica, causas ambas de enanismo. • Las mutaciones de los genes del colágeno de tipo I son la base de la mayor parte de los tipos de osteogenia imperfecta (enferme- dad de los huesos frágiles), que se caracterizan por un defecto en la formación ósea con fragilidad esquelética. • Las mutaciones de CA2 y TC/RG I provocan osteopetrosis ( con huesos duros, pero frágiles) y acidosis tubular renal. ENFERMEDADES METABÓLICAS DEL HUESO O steopenia y osteoporosis El término osteopenia se refiere a una reducción de la masa ósea, mientras que osteoporosis alude a una osteopenia de suficiente gravedad como para aumentar de forma significa- tiva el riesgo de fractura. Radiológicamente, la osteoporosis se define como una reducción de la masa ósea al menos 2,5 desviaciones estándar por debajo de la masa ósea máxima media, mientras que la osteopenia se define con valores de entre 1 y 2,5 veces la desviación estándar por debajo de la media. El trastorno puede ser localizado o generalizado (que afecta a todo el esqueleto). Aunque la osteoporosis puede ser secundaria a trastornos endocrinos (p. ej., 1:úpertiroidismo), digestivos (p. ej., malnutrición) o fármacos (p. ej., corticoeste- roides), la mayoría de los casos de osteoporosis son primarios. Las formas más frecuentes de osteoporosis son la senil y la posmenopáusica. El siguiente análisis se centra principal- mente en estos tipos de osteoporosis. Patogenia La masa ósea máxima se alcanza durante los primeros años adultos. Su valor viene condicionado por factores hereditarios, sobre todo polimorfismos en los genes que influyen sobre el metabolismo óseo (comentados más adelante), aunque también intervienen la actividad física, la potencia muscular, la dieta y el estado hormonal. Cuando se alcanza la masa esquelética ~ máxima, el recambio óseo persiste y se genera una deficiencia -~ neta de formación, que se traduce en w,a pérdida promedio del ~ 0,7% de la masa ósea cada año. Aunque todavía falta mucho .¡ por aprender, los descubrimientos acerca de la biología mole- -~ cular de la formación y la resorción óseas han aportado nuevos P.. conocimientos sobre la patogenia de la osteoporosis (fig. 21.5): .f • Cambios relacionados con la edad. Los osteoblastos de los - ancianos tienen una menor capacidad proliferativa y biosintética y w,a menor respuesta a los factores de cre- cimiento en comparación con los de adultos jóvenes. El resultado neto es una menor capacidad de elaborar hueso. Enfermedades metabólicas del hueso Factores genéticos Actividad física MENOPAUSIA • Reducción de los estrógenos séricos • Aumento de las concentraciones de IL-1, IL-6, TNF • Aumento de la expresión de RANK, RANKL • Aumento de la actividad Nutrición ENVEJECIMIENTO • Reducción de la actividad replicativa de las células osteoprogenitoras • Menor actividad sintética de los osteoblastos • Menor actividad biológica de los factores de crecimiento ligados a la matriz • Menor actividad física de los osteoclastos ~-0-S_T_E_O_P_O_R_O_S_IS---,,í l Figura 21.S Fisiopatologla de la osteoporosis posmenopáusica y senil (v. texto). Esta variante de osteoporosis, que se denomina osteoporosis senil, se clasifica dentro de las osteoporosis por bajo recambio. • Reducción de la actividad física. La menor actividad física asociada al envejecimiento normal contribuye también a la osteoporosis senil. Las fuerzas mecánicas estinmlan la remodelación normal del hueso, como se puede comprobar por la pérdida de hueso de las extremidades inmovilizadas o paralizadas. El tipo de ejercicio es importante, dado que la magnitud de la carga influye más sobre la densidad ósea que el número de ciclos de carga. Por eso, los ejercicios de resistencia, como el levantamiento de peso, son más eficaces para aumentar la masa ósea que las actividades de resistencia repetitivas, como el ciclismo. • Factores genéticos. Los defectos monogénicos (p. ej., muta- ciones de LRPS) solo explican un pequeño porcentaje de los casos de osteoporosis. Los polimorfismos de otros genes se han vinculado con la osteoporosis en estudios de asociación pangenómicos, destacando los de la vía de transmisión de señales Wnt. • Estado nutricional del calcio. Los adolescentes (sobre todo las cl:úcas) suelen ingerir poco calcio en la dieta, un factor que limita la masa ósea máxima. La deficiencia de calcio, el aumento de las concentraciones de P1H y la menor concen- h·ación de vitamina D también influyen sobre la aparición de osteoporosis senil. • Factores hormonales. En la década siguiente a la menopausia, la reducción anual de la masa ósea puede alcanzar un 2% del hueso cortical y un 9% del medular. La deficiencia de estrógenos es el principal factor que causa este fenómeno y casi un 40% de las mujeres posmenopáusicas sufren osteo- porosis. La reducción de las concentraciones de estrógenos tras la menopausia aumenta la resorción y la formación de hueso, aunque esta última se produce a un menor ritmo que la primera, lo que explica una osteoporosis de alto recambio. La reducción de los estrógenos puede aumentru: la secreción de citocinasinflamatorias por los monocitos. Estas citocinas estimulan el reclutamiento y la actividad de los osteoclastos porque incrementan las concentraciones de RANKL, reducen la expresión de OPG, disminuyen la proliferación de los osteoclastos y evitan la apoptosis de los mismos. Algunas citocinas, como la IL-6, el TNF-a. y la IL-1, también se han vinculado con la osteoporosis posmenopáusica, tanto de forma independiente como en calidad de mediadores distales de la h·ansmisión de señales de los esh·ógenos. C A P Í TU LO 21 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos Figura 21.6 Cuerpo vertebral osteoporótico (derecha) acortado por fracturas de compresión en comparación con un cuerpo vertebral normal (izquierda). Obsérvese que las vértebras osteoporóticas presentan una pér- dida característica de las trabéculas horizontales y un engrosamiento de las trabéculas verticales. La característica de la osteoporosis es un hueso normal histológicamente, pero en menor cantidad. Todo el esque- leto se afecta en la osteoporosis senil y posmenopáusica, pero algunos huesos se suelen afectar más. En la posmenopáusica, el aumento de la actividad osteoclástica suele afectar sobre todo a los huesos o partes de los mismos con una gran superficie, como el compartimento trabecular de los cuerpos vertebrales (fig. 2 1.6). Las láminas trabeculares se perforan. adelgazan y pierden sus interconexiones (fig. 2 1.7), lo que provoca microfracturas pro- gresivas y culmina en el colapso vertebral. Curso clínico Las manifestaciones clínicas de la osteoporosis dependen de los huesos afectados. Las fracturas vertebrales que aparecen en las regiones torácica y lumbar son dolorosas y, cuando son múltiples, pueden traducirse en una reducción significativa de la talla y diversas deformidades, como la lordosis lumbar y la cifoescoliosis. La inmovilidad asociada a las fracturas del cuello femoral, la pelvis o la columna se puede seguir de Figura 21. 7 En la osteoporosis avanzada se observa un adelgazamiento marcado del hueso trabecular medular (abajo) y cortical (arriba). complicaciones, como la embolia pulmonar y la neumonía, responsables de 40.000-50.000 muertes anuales. La osteoporosis no se puede identificar con fiabilidad en las radiografías simples hasta que se pierde un 30-40% de la masa ósea, y la determinación de las concentraciones de calcio, fósforo y fosfatasa alcalina en la sangre no permite el diagnóstico. Por tanto, es difícil realizar una detección selectiva de la osteoporosis en personas asintomáticas. Las mejores estimaciones de la pérdida de hueso, además de la biopsia (que no se suele realizar con este fin), son la absorciometría de rayos X de energía doble y la tomografía computarizada cuantitativa, técnicas que miden la densi- dad ósea. La prevención y el tratamiento de la osteoporosis senil y posmenopáusica incluyen ejercicio, ingesta adecuada de calcio y vitamina D y fármacos que reducen la resorción ósea (bisfosfonatos). Los bisfosfonatos reducen la actividad de los osteoclastos e inducen la apoptosis de los mismos. El denosu- mab, un anticuerpo frente a RAN.KL que bloquea la activación de los osteoclastos, ha obtenido prometedores resultados en algunas variantes de osteoporosis posmenopáusica. El principal reto de la farmacoterapia de la osteoporosis ha sido la incapacidad de desacoplar la formación y la resorción de hueso. Se están realizando ensayos clínicos con fármacos nuevos que tratan de superar esta limitación. Aunque se ha empleado el tratamiento hormonal de la menopausia para prevenir las fracturas, las complicaciones, sobre todo la trombosis venosa profunda y el accidente cerebrovasculai~ han llevado a buscar otros moduladores de los receptores de estrógenos más selectivos. Raquitismo y osteomalacia El raquitismo y la osteomalacia son manifestaciones de la deficiencia de vitamina Do su metabolismo anormal (v. ca- pítulo 8). El raquitismo es un trastorno de niños, en los que se altera el depósito de hueso en las placas de crecimiento. La osteomalacia es la variante adulta, en la cual el hueso que se forma durante la remodelación está poco mineralizado, con la consiguiente predisposición a las fracturas. El defecto funda- mental es un trastorno de la mineralización y la consiguiente acumulación de mah-iz no mineralizada. Hiperparatiroidismo Una producción y actividad excesivas de la PTH se traduce en un aumento de la actividad osteoclástica, con resorción del hueso y osteopenia. Atmque se afecta todo el esqueleto, la osteopenia es más llamativa radiológicamente en algunos hue- sos (p. ej., falanges). El hiperparatiroidismo aislado alcanza la frecuencia máxima en los adultos de mediana edad y algo más pronto cuando forma parte de un sindrome de neoplasia endocrina múltiple (MEN de tipos I y IIA). Patogenia Como se comentó en el capítulo 20, la PTH juega un papel . central en la homeostasis del calcio por los siguientes efectos: Activación de los osteoclastos, con aumento de la resorción ósea y movilización del calcio. La PTH media este efecto de forma indirecta por un aumento de la expresión de RANKL en los osteoblastos. • Aumento de la reabsorción de calcio en los tú bulos renales. • Aumento de la excreción urinaria de fosfatos. • Aumento de la sintesis de vitamina D activa, 1,25(OH)rD, por los riñones, lo que aumenta la absorción de calcio en el intestino y moviliza el calcio óseo porque induce RANKL en los osteoblastos. El resultado neto de las acciones de PTH es una eleva- ción del calcio sérico, que en condiciones normales inhibe la producción de PTH. Sin embargo, se pueden producir unas concentraciones excesivas o inadecuadas de PTH por una secreción autónoma de las glándulas paratiroideas (hiperpa- ratiroidismo primario) o en presencia de una enfermedad renal de base (hiperparatiroidismo secundario) (v. capitulo 20). La PTH es responsable de los cambios óseos en el hiperparatiroidismo primario. Las alteraciones secundarias a la insuficiencia renal crónica y que contribuyen a la enfermedad ósea en el hiper- paratiroidismo secundario incluyen síntesis inadecuada de 1,25-(0Hh-D, hiperfosfaternia, acidosis metabólica y depósito de aluminio en el hueso (en pacientes en diálisis renal). El hiperparatiroidismo primario sintomático sin tratamiento se manifiesta con tres alteraciones esqueléticas interrelacionadas: osteoporosis, tumores pardos y osteítis fibrosa quística. La osteoporosis es generalizada, pero resulta más grave en las falanges, las vértebras y la parte proximal del fémur. Los osteoclas- tos pueden disecar un túnel y alcanzar la parte central del hueso siguiendo la longitud de las trabéculas, lo que determina la apari- ción de unos trayectos parecidos a unas vías de tren y ocasiona el proceso conocido como osteítis disecante {fig. 2 1.8}. Los espacios medulares que rodean las superficies afectadas se sustituyen por un tejido fibrovascular. El hallazgo radiológico que se correlaciona con estos cambios es una reducción de la densidad ósea. La pérdida de hueso predispone a las microfracturas y hemo- rragias secundarias, lo que determina la afluencia de macrófagos y el crecimiento de un tejido fibroso de reparación, que genera una masa de tejido reactivo, denominado tumor pardo {fig. 21 .9). El color pardo es consecuencia de la vascularización, la hemorragia y el depósito de hemosiderina. Estas lesiones suelen sufrir una degeneración quística. La combinación de aumento de la actividad de las células óseas, fibrosis peritrabecular y tumores pardos quís- ticos es la característica del hiperparatiroidismo grave y se conoce como osteítis fibrosa quística generalizada. •. , ,.., .)._ •"!PI ' . ' r' ,,. ., -- . Figura 2 1.8 Hiperparatiroidismo con osteoclastos que penetran hacia el centro de la trabécula a modo de una vía de tren (osteítis disecante). Enfermedad de Paget ósea (osteítis deformante) Figura 21. 9 Costilla resecada en la que se reconoceun tumor pardo expan- sivo adyacente al cartílago costal. Curso clínico Conforme disminuye la masa ósea, los pacientes afectados muestran un riesgo creciente de sufrir fracturas, deformación ósea y problemas articulares. Actualmente es poco frecuente encontrar una osteítis fibrosa quística, porque el hiperpa- ratiroidismo se suele diagnosticar en un estudio analítico convencional y es tratado de forma precoz. La normalización de las concentraciones de PTH permite revertir por completo los cambios óseos. El hiperparatiroidismo secundario no suele ser tan grave ni prolongado como el primario, por lo que los trastornos esqueléticos suelen ser más leves. ' RESUMEN itt4ii•1•iit•Hiiiit+i:t•)■B•H•1i•=M4i•- ºsteopenia y osteoporosis indican un hueso histológica- mente normal, pero en menor cantidad. En la osteoporosis, la pérdida de hueso es lo bastante grave como para aumentar de forma significativa e l riesgo de fracturas. La enfermedad es muy frecuente y se asocia a una morbimortalidad elevada por las fracturas. En su patogenia, intervienen múltiples factores, como la masa ósea máxima, la edad, la actividad, la genética, la nutrición y factores hormonales. • La osteomalacia se caracteriza por un hueso mineralizado de forma insuficiente. En el esqueleto en desarrollo, las manifes- taciones se caracterizan por un cuadro llamado raquitismo. El hiperparatiroidismo se debe a una hipersecreción autóno- ma o compensadora de PTH y puede determinar osteoporosis, tumores pardos y osteítis fibrosa quística. Sin embargo, en los países desarrollados no se suelen encontrar estos síntomas, porque el diagnóstico se suele establecer de forma precoz. ENFERMEDAD DE PAGET ÓSEA (OSTEiTIS DEFORMANTE) La enfermedad de Paget es un trastorno caracterizado por un aumento de la cantidad de hueso, pero desordenado y estructuralmente inapropiado. Este proceso esquelético único se puede dividu· en tres fases secuenciales: 1) un estadio osteo- lítico inicial; 2) un estadio mixto osteoclástico-osteoblástico, que termina con un predominio de la actividad osteoblástica y que evoluciona a 3) un estadio final osteoesclerótico quies- cente quemado (fig. 21.10). CA P Í TU LO 21 Hues~s, articulaciones y tumores de tejidos blandos Formación Osteoclastos Osteoblas tos de nuevo hueso FASE MIXTA Osteoblastos FASE OSTEOESCLERÓTICA Figura 2 1.1 O Representación en un diagrama de la enfe rmedad de Paget ósea en el que se recogen las tres fases de evolución de la enfermedad. La enfermedad de Paget suele comenzar en adultos mayo- res. Se estima q ue un 1 % de la población norteamericana mayor de 40 años está afectada. Un aspecto sorprendente es la llamativa variabilidad geográfica de la prevalencia. La enfermedad de Paget es relativamente frecuen te entre los pacientes de raza blanca de Inglaterra, Francia, Austria, algunas regiones de Alemania, Aush·alia, Nueva Zelanda y EE.UU. Por el conh·ario, la enfermedad es poco frecuente en nativos de Escandinavia, Chma, Japón y África. Patogenia Las evidencias actuales sugieren causas tanto genéticas como ambientales de la enfermedad de Paget. Aproximadamente w1 50% de los casos de enfermedad de Paget familiar y un 10% de los casos esporádicos tienen mutaciones del gen SQSTMl . Estas mutaciones aumentan la actividad de NF-KB, que a su vez incremen ta la actividad de los osteoclastos. Las mutacio- nes activadoras de RANK y las mutaciones inactivadoras de OPG explican algunos casos de enfermedad de Paget juvenil. La dish'ibución geográfica sugiere alguna i.túluencia ambien- tal. En ese sentido, es importante recordai· que los estudios de cultivos celulares han demostrado que la infección de los precursores de los osteoclastos por algunos virus, como el del sarampión u otros virus ARN, altera la sensibilidad a la vitami.t1a D y la secreción de IL-6, factores ambos que aumentan la resorción ósea. La enfermedad de Paget muestra una notable variabilidad his- tológica a lo largo del tiempo y en función de la localización. La característica de la fase esclerótica es un patrón en mosai- co del hueso laminar (fig. 2 1. 11 ). El aspecto en puzle se debe a unas líneas de cemento anormalmente prominentes, que unen unas unidades de hueso laminar orientadas al azar. En la fase esclerótica, el hueso está engrosado, pero no tiene estabilidad estructural, lo que hace que sea susceptible de deformaciones y fracturas. Los hallazgos en las demás fases son menos específicos. La fase lítica inicial se caracteriza por numerosos osteoclastos y fositas de resorción grandes. Los osteoclastos pueden tener 100 núcleos o más. Estos osteoclastos persisten en la fase mixta, pero muchas de las superficies óseas se revisten también por osteo- blastos prominentes. Curso clínico La enfermedad de Paget es monostótica aproximadamente en un 15% de los casos y poliostótica en los demás. El esqueleto axial o el fémur proximal se afectan hasta en un 80% de los casos. La mayoría de los pacientes son asmtomáticos y se des- cubren de forma i.t1cidental en una radiografía. Es frecuente el dolor limitado al hueso afectado. Este dolor se debe a micro- fracturas o sobrecrecimiento óseo, con compresión de las raíces nerviosas raquídeas o craneales. El aumento de tamaño del esqueleto craneofacial puede producir una leontiasis ósea (cara leonina) y el cráneo pesa tanto que el pacien te tiene dificul tades para mantener la cabeza erguida. El hueso de Paget debilitado puede permitir que se invagi.t1e la base del cráneo (platibasia), con compresión de la fosa posterior. La carga de peso provoca un abombamiento anterior de los Figura 21. 1 1 Patrón en mosaico del hueso laminar patognomónico de la enfermedad de Paget. fémures y las tibias, con dis torsión de la cabeza femoral y desarrollo de una artrosis secundaria grave. Oh·a complicación frecuente son las fracturas en trozo de tiza, que suelen afectar a los huesos largos de las extremidades inferiores. Las fracturas por compresión de In columna vertebral provocan lesiones medulares y cifosis. El diagnóstico se suele establecer a partir de los hallazgos radiológicos. Muchos pacientes afectados tienen un aumento de la concentración de fosfatasa alcalina sérica, con unas concentraciones de calcio y fósforo séricos normales. El hueso pagético puede desarrollar una serie de tumores y lesiones seudotumorales. Se produce un osteosarcoma secundario en menos del 1 % de todos los individuos con enfermedad de Paget, pero en un S-10% de los que sufren una variante poliostótica grave de la enfermedad. Salvo que se malignice, la enfermedad de Paget no suele ser un h·astorno grave ni con riesgo vital. La mayor parte de los pacien tes tienen síntomas leves, que se suprimen con facilidad con calcitonina y bisfosfonatos. FRACTURAS La fractura se define como una pérdida de la integridad ósea como consecuencia de una lesión mecánica y/o reducción de la resistencia ósea. Las fracturas son los procesos patológicos más frecuentes del hueso. Los siguientes términos describen los tipos de fractura y condicionan el tratamiento: • Simple: la piel suprayacente está intacta. • Compuesta: el hueso se comunica con la superficie. • Conminuta: el hueso está fragmentado. • Desplazada: los extremos del hueso no se encuentran ali- neados en el foco de la fractura. • Por estrés: fractura de desarrollo lento tras un período de aumento de actividad física durante el cual se somete al hueso a cargas repetitivas. • En tallo verde: solo se extiende parcialmente a h·avés del hueso, frecuente en lactantes cuyos huesos son blandos. • Patológica: afecta a un hueso debilitado por un proceso patológico de base, como un tumor. Cicatrización de las fracturas La reparación de las fracturas se basa en la expresión regulada de múltiples genes y se puede separar en estadios solapados con unos rasgos moleculares, bioquímicos, his tológicos y biomecánicos definidos. Inmediatamen te después de la fractura,la rotura de los vasos determina un hematoma, que ocupa el agujero de la fractura y rodea la zona de lesión ósea (fig. 21.12). La sangre coagulada aporta una h·ama de fibrina, que sella el lecho de fractura y genera un andamiaje para la afluencia de células inflamatorias y el crecimiento de fibroblastos y nuevos capi- lares. De forma simultánea, las plaquetas desgranuladas y ~ las células ilú lamatorias que migran liberan PDGF, TGF-~, :9 FGF y oh·os factores, que activan a las células osteoprogeni- -~ toras del periostio, la cavidad medular y los tejidos blandos ~ circundantes y estimulan la actividad osteoblástica y osteo- "' -~ elástica. Al final de la primera semana, una masa de tejido -~ no calcificado, llamado callo blando o procallo, sirve de anclaje - entre los extremos de los huesos fracturados. Pasadas unas j 2 semanas, el callo blando se h·ansforma en un callo óseo. Las células osteoprogenitoras activadas depositan hueso trenzado. En algunos casos, las células mesenquimatosas activadas de los tejidos blandos y el hueso que rodean a la línea de fractura se diferencian también en condrocitos, que elaboran 0-1 día: hematoma en organización Fracturas Reabsorción Activación Proliferación 0-2 semanas: callo blando 2-3 semanas: callo óseo 1 ! ' ' ' ' '1 1 111 1 I 1 ,1 ,, 1 1 1 I 1" 1 ! ,, ' ' ' 3 semanas-meses: callo óseo Figura 21 .1 2 La reacción frente a la fractura comienza con un hematoma e n o rganización. A las 2 semanas, los dos extremos de l hueso son unidos por una t rama de fibrina en la que se dife rencian osteoclastos, osteoblastos y con- drocitos a partir de las células precursoras. Estas células elaboran cart ílago y matriz ósea, que, con una inmovilización adecuada, se re modela para generar hueso laminar no rmal. CAPÍTULO 21 Hues~s, articulaciones y tumores de tejidos blandos fibrocartílago y cartílago hialino. El cartílago neoformado a lo largo de la línea de fractura sufre un proceso de osificación endocondral, formando una red contigua de hueso con trabé- culas óseas recién depositadas en la méd ula y por debajo del periostio. Así se consigue crear un puente entre los exh·emos fracturados (v. fig. 21.12). Conforme madura el callo y se somete a fuerzas de carga, las regiones que no se someten a estrés físico se reabsorben. Esta remodelación reduce el tamaño del callo has ta que se recuperan la forma y el perfil del hueso fracturado en forma de hueso laminar. El proceso de cicatrización se completa cuan- do se recupera la cavidad medular. La secuencia de acon tecimientos en la curación de una fractura se puede bloquear o dificultar con facilidad. Las frac- turas desplazadas o comninutas suelen producir cierto grado de deformidad. La inmovilización inadecuada permite el movimien to del callo e impide su maduración normal, lo que se traduce en un retraso de la consolidación en la falta de consolidación. Cuando persiste esta falta de consolidación, el callo mal formado sufre un proceso de degeneración quística y la superficie luminal puede revestirse por células parecidas a las sinoviales, generando una falsa articulación o seudoartrosis. La infección del sitio de fractura, que es más frecuente en las fracturas abiertas, es un grave obstáculo para la cicah'ización. La malnutrición y la displasia esquelética también dificultan la curación de las fracturas. OSTEONECROSIS (NECROSIS AVASCULAR) La osteonecrosis es un infarto (necrosis isquémica) del hueso y la médula. Una ser ie de trastornos predisp one a la isque1nia ósea, incluida la lesión vascular (p. ej., trauma- tismos, vasculitis), los fármacos (p. ej., corticoesteroides), enfermedades sistémicas (crisis drepan ocítica) y la radiación. La causa se desconoce aproximadamente en un 25% de los casos. Los tres mecanismos que se sospecha que pueden ser la causa d e la osteonecrosis son la alteración mecánica de los vasos, la oclusión trombótica y la compresión extravas- cular. La osteonecrosis puede aparecer en una amplia gama de edades, pero llega al máximo entre la cuarta y la sexta décadas y es la causa de un 10% de las cirugías de recambio de cadera en EE.UU. Independientemente de la etiología, los infartos medulares son geográficos y afectan al hueso trabecular y la médula. La cortical no se suele afectar porque tiene flujo colateral. En los infartos subcondrales, se produce la necrosis de un segmento triangular o cuneiforme de tejido cuya base se corresponde con la lámina de hueso subcondral. El cartílago articular suprayacente sigue siendo viable, dado que puede acceder a los nutrientes presentes en el liquido sinovial. Microscópicamente, el hueso muerto se reco- noce por la presencia de lagunas vacías rodeadas por adipocitos necróticos, que con frecuencia se rompen. En la respuesta de cicatrización, los osteoclastos reabsorben las trabéculas necróticas. Las trabéculas que persisten se comportan como un andamiaje para el depósito de nuevo hueso, en un proceso que se denomina sustitución progresiva. En los infartos subcondrales, la velocidad de sustitución es demasiado lenta para ser eficaz, de forma que el hueso necrótico se colapsa y distorsiona, con fractura e incluso despegamiento del cartllago articular (fig. 2 1.13). Figura 2 1. 13 Cabeza femoral con un área t riangular amarillenta pálida subcondral de osteonecrosis (flecho). El espacio entre el cartílago articular suprayacente y el hueso se debe a fracturas por compresión trabecular sin reparación. Curso cl ínico Los síntomas dependen de la localización y la extensión del infarto. Típicamente, los infartos subcondrales ocasionan dolor, que inicialmente solo aparece con la actividad, pero lue- go se vuelve constante. Los üúartos subcondrales a menudo se colapsan y pueden ocasionar una artrosis secundaria grave. El tratamiento va desde medidas conservadoras (limitación de la carga de peso, imnovilización) a la cirugía. OSTEOMIELITIS La osteomielitis es una inflamación del hueso y la médula, casi siempre secundaria a una infección. La osteomielitis puede ser w1a complicación de cualquier infección sisté1nica, aunque con frecuencia se manifiesta como un foco solita- rio primario de enfermedad. Todos los tipos de gérmenes, incluidos los virus, los parásitos, los hongos y las bacterias, pueden prod ucir osteomielitis, pero las itú ecciones causadas por algunas bacter ias piógenas y micobacterias son las más frecuentes. Osteomielit is piógenas La osteomielitis piógena casi siempre se debe a bacterias y, con menos frecuencia, hongos. Los gérmenes pueden llegar al hueso mediante: 1) siembra hematógena; 2) extensión desde un foco contiguo, y 3) implantación d ü·ecta tras una fractw·a compuesta o mtervención ortopédica . En los niños sanos, la mayor parte de las osteomielitis son de origen hematógeno y se desarrollan sobre los huesos largos. Sin embargo, en los adultos la osteomielitis suele ser una complicación de las fracturas abiertas, las intervencion es quirúrgicas o las 111.fecciones de los pies en d iabéticos. Staphylococcus aureus es responsable de un 80-90% de las osteomielitis piógenas. Estos gérmenes expresan proteínas de la pared celulru~ que se unen a componentes de la mah·iz del hueso, como el colágeno, facilitando su adherencia al hueso. Escherichia coli, Pseudomonas y Klebsiella se aíslan con más frecuencia en pacientes con ilúecciones genitourinarias o que consumen drogas por vía iI1travenosa. Las infecciones bacte- rianas mixtas aparecen por diseminación directa, inoculación de gérmenes durnnte una ciI'ugía o en las fracturas abiertas. En el período neonatal, Haemophilus influenzae y los estrepto- cocos del grupo B son patógenos frecuentes y los pacientes con drepanocitosis muestran tendencia a las infecciones por Salmonella. Casi en un 50% de los casos sospechosos no se consigue aislar ningún germen. La circulación vascular ósea, que varía con la edad, deter- mina la localización de la infecciónen la mayoría de los huesos largos. En los adultos y los lactantes, la comunicación vascular permite la diseminación de la iruección enh·e la metáfisis y la epífisis. Por el contrario, la placa de crecimiento avascular del niño interrumpe la diseminación de la infección entre la metáfisis y la epífisis. MORFOLOGÍA Los cambios asociados a la osteomielitis dependen del estadio (agudo, subagudo o crónico) y de la localización de la infección. En la fase aguda, las bacterias proliferan e inducen una reacción inflamatoria neutrófila. En las primeras 48 h, se produce necrosis de las células óseas y la médula. Las bacterias y la inflamación se diseminan longitudinal y radialmente por los sistemas de Ha- vers hasta llegar al periostio. En los niños, el periostio está unido de forma laxa a la cortical. Por eso, se pueden formar abscesos subperiósticos de un tamaño suficiente que disecan grandes dis- tancias sobre la superficie ósea. La elevación del periostio altera todavía más la irrigación de la región afectada, contribuyendo a la necrosis. El hueso muerto se llama secuestro. La rotura del periostio ocasiona un absceso de los tejidos blandos, que se puede comunicar con la piel, mediante un seno de drenaje. En ocasiones, el secuestro se fragmenta y libera fragmentos que salen por el trayecto sinusal. En los lactantes (y con menos frecuencia en los adultos), la infección de las epífisis puede diseminarse por la superficie arti- cular o siguiendo las inserciones capsulares y tendoligamentosas hacia la articulación, ocasionando una artritis séptica o supurativa, que puede provocar una destrucción del cartílago articular con discapacidad permanente. Una vez superada la primera semana, las células inflamatorias crónicas liberan citocinas, que estimulan la resorción del hueso por los osteoclastos. el crecimiento de tejido fibroso y el depó- sito de hueso reactivo en la periferia. El hueso recién depositado puede formar una cápsula de tejido vivo, que se llama involu- cro, alrededor del segmento de hueso infectado desvitalizado (fig. 2 1. 14). Los hallazgos histológicos en la osteomielitis crónica son más variados, pero típicamente incluyen fibrosis medular, secuestro y un infiltrado inflamatorio de linfocitos y células plasmáticas. Curso clínico La osteomielitis hematógena se manifiesta en ocasiones como una enÍermedad sistémica aguda con malestar, fiebre, escalofríos, leucocitosis y un intenso dolor pulsátil en la región afectada. En otros casos, la presentación es sutil con fiebre no explicada (sobre todo en lactantes) o con un dolor localizado (sobre todo en adultos). El diagnóstico se debe sosp echar por la iden tificación radiológica de un típico foco lítico de des trucción ósea rodeado por una zona de esclerosis. Se deben realizar una biopsia y cultivo del hueso para identificar el patógeno en la mayor parte de los casos. La combinación de antibióticos y drenaje quirúrgico suele ser curativa. En un 5-25% de los casos la osteomielitis aguda no se resuelve y persiste como una inÍección crónica. Las inÍecciones Osteomielitis Figura 21.14 Fémur resecado en un paciente con una osteomielitis con dre- naje. El trayecto de dre naje en la cubierta subperióstica de hueso neoformado viable (involucro) muestra una corteza interna nativa necrótica (secuestro). crónicas pueden aparecer por un retraso en el diagnóstico, cuando la necrosis del hueso es extensa, cuando se emplea un tratamiento antibiótico o un desbridamiento quirúrgico inade- cuados o en pacientes con defensas debilitadas. La evolución de las iruecciones crónicas puede presentar brotes agudos, que suelen ser espontáneos y pueden aparecer tras años de inactividad. Otras complicaciones de la osteomielitis crónica incluyen las fracturas patológicas, la amiloidosis secundaria, la endocarditis, la sepsis y la aparición de un carcinoma epi- dermoide en el trayecto del seno de drenaje o de un sarcoma en el hueso iruectado. Osteomielitis por micobacterias La incidencia de la osteomielitis por micobacterias, que era históricamente un problema en los países en vías de desarro- llo, ha aumentado en los países desarrollados por los pah·ones de inmigración y la inmunodepresión. En general, aproxi- madamente un 1-3% de los individuos con una tuberculosis pulmonar o exh·apulmonar muestran una inÍección ósea. Los gérmenes se suelen transmitir por la sangre y se originan en un foco de eruermedad visceral activa durante los estadios iniciales de la infección primaria. También se puede producir una extensión directa (p. ej., desde un foco pulmonar hasta una costilla o de los ganglios traqueobron- quiales a las vértebras adyacentes). La iruección ósea puede persistir durante años antes de ser reconocida. Es típico que los pacientes afectados refieran dolor localizado, febrícula, escalofríos y pérdida de peso. La itúección suele ser solitaria, salvo en inmunodeprimidos. Los hallazgos histológicos, que son típicamente necrosis caseosa y granulomas, son típicos de la tuberculosis. Las osteomielitis por micobacterias suelen ser más desh·uctivas y resistentes al conh·ol que las osteomielitis piógenas. La espondilitis tuberculosa (enfermedad de Pott) es una infección vertebral destructiva. La columna vertebral se afec- ta en un 40% de los casos de osteomielitis por mico bacterias. La it1fección ah·aviesa los discos intervertebrales y afecta a múltiples vértebras con extensión a los tejidos blandos. La destrucción de los discos y las vértebras suele causar frac- turas por com presión permanentes, que causan escoliosis o C A P Í T U LO 21 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos cifosis y deficiencias neurológicas secundarias a la compresión medular y nerviosa. TUMORES Y LESIONES SEUDOTUMORALES DEL HUESO La poca frecuencia de los tumores óseos primarios y la nece- sidad de cirugía que a menudo produce desfiguración en el tratamiento de los tumores óseos malignos hacen que este grupo de trastornos plantee retos especiales. En EE. UU., se diagnostican unos 2.400 sarcomas óseos primarios al año. El tratamiento trata de optimizar la supervivencia al tiempo que se conserva la función de las partes del cuerpo afectadas. La predilección de algunos tipos específicos de tumores por determinados grupos de edad y localizaciones anatómicas concretas aporta importantes datos diagnósticos. Por ejem- plo, la frecuencia del osteosarcoma es máxima durante la adolescencia y suele afectar a la rodilla, mientras que el con- drosarcoma afecta a adultos ancianos y se localiza en la pelvis y las extremidades proximales. Los tumores óseos pueden presentarse de varias formas. Las lesiones benignas más frecuentes suelen ser hallazgos incidentales en pacientes asintomáticos. Sin embargo, muchos tumores producen dolor o una masa de lento crecimiento. En algunos casos, la primera pista sobre la existencia de un tumor es una fractura patológica. La radiología es importante para diagnosticar estas lesiones. Además de indicar la localización exacta y la extensión del tumm~ el estudio radiológico puede identificar características que acotan las opciones diagnósticas. En casi todos los casos, se necesita una biopsia para establecer el diagnóstico definitivo. Si es posible, se deberían clasificar los tumores óseos en función de la célula normal o la matriz que producen. Tabla 21.1 Clasificación de a lgunos tumores óseos primarios Las lesiones que carecen de un equivalente tisular normal se agrupan en función de sus rasgos clínico-patológicos (tabla 21.1). Los tumores benignos son mucho más frecuentes que los malignos y aparecen principalmente en las tres primeras décadas de la vida. En los ancianos, los tumores óseos tienen más probabilidad de ser malignos. Tumores formadores de hueso Los tumores de este grupo producen todos osteoide no mine- ralizado o hueso h·enzado mineralizado. Osteoma osteoide y osteoblastoma El osteoma osteoide y el osteoblastoma sontumores produc- tores de hueso benignos, con rasgos histológicos similares, pero que muestran diferencias clínicas y radiológicas. Los osteomas osteoides miden por definición menos de 2 cm de diámetro y son más frecuentes en hombres jóvenes. Aproxi- madamente un 50% de los casos afectan al fémur o la tibia, donde se originan típicamente en la cortical. En general, se observa un grueso ribete de hueso cortical reactivo que puede ser la única pista orientativa radiológicamente. A pesar de su pequeño tamaño, producen un intenso dolor nocturno, que se alivia con ácido acetilsalicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos. El dolor posiblemente se deba a la producción de prostaglandina ~ por los osteoblastos. El osteoblastoma mide más de 2 cm y afecta a los componentes posteriores de las vértebras (láminas y pedículos) principalmente. El dolor no responde al ácido acetilsalicílico y el tumor no suele inducir una reacción ósea notable. El osteoma osteoide se suele h·atar mediante ablación con radiofrecuencia, mientras que el osteoblastoma se legra o reseca. La transformación maligna es infrecuente. Localizaciones Categoría Comportamiento Tipo tumoral frecuentes Edad (al'ios) Morfo logia Formadores Benigno Osteocondroma Metáfisi s de huesos 10-30 Excrecencia ósea con cubierta de cartílago largos de cartllago Condroma Huesos pequeños 30-50 Nódulo delimitado de cartílago de manos y pies hialino en la medular Maligno Condrosarcoma Pelvis, hombro 40-60 Se extiende desde la médula (convencional) hasta la corteza hacia los tejidos blandos. con aumento de la celularidad y la atipia de los condrocitos Formadores Benigno Osteoma osteoide Metáfisis de los huesos 10-20 Cortical, microtrabéculas de hueso largos entrelazadas de hueso trenzado Osteoblastoma Columna vertebral 10-20 Elementos posteriores de la vértebra, histología parecida a la del osteoma osteoide Maligno Osteosarcoma Metáfisis del fémur 10-20 Se extiende desde la médula distal, tibia proximal hacia el periostio, que se eleva, células malignas que producen hueso trenzado - -Origen Benigno Tumor de células Epífisis de huesos 20-40 Destruye la médula y la corteza, desconocido gigantes largos sábanas de osteoclastos Quiste óseo Tibia proximal, fémur 10-20 Cuerpo vertebral, espacios aneurismático distal, vértebras hemorrágicos separados por tabiques, fibrosis celulares Maligno Sarcoma de Ewing Diáfisis de los huesos 10-20 Sábanas de células pequeñas largos y redondas primitivas Adaptado de Unni KK, lnwards CY: Dohlin's Bone Tumors, ed 6. Philadelphia, 20 1 O, Lippincott-Williams & Wilkins; con autorización de la Mayo Foundation. ,g ~ e " t e :9 ~ ·¡:; B " "' ·á 1il ·¡;_ ~ & MORFOLOGIA El osteoma osteoide y e l osteoblastoma son masas re dondas a ovaladas de tejido pardo hemorrágico. Están bie n delimitadas y constituidas por trabéculas de hueso trenzado delicadas, que se entrecruzan al azar y que están revestidas por prominentes osteoblastos en una sola capa (fig. 21.15). El estroma que rodea al hueso neoplásico es tejido conjuntivo laxo que contiene muchos capilares dilatados y congestivos. Las características citológicas benignas de los osteoblastos, el pequeño tamaño y los márgenes bien definidos permiten diferenciar e stas lesiones del osteosar- coma. Los osteomas osteoides determinan la formación de gran cantidad de hueso reactivo, que rodea la lesión. Osteosarcoma El osteosarcoma es un tumor maligno que elabora matriz osteoide o hueso mineralizado. Si se excluyen los tumores hematopoyéticos (mieloma y linfoma), el osteosarcoma es el tumor primario maligno más frecuente del hueso. El osteo- sarcoma tiene una distribución por edad bimodal; un 75% ocurren en personas menores de 20 años y el segundo pico, de menor importancia, afecta a ancianos, que suelen tener algún trastorno de base que predispone al desarrollo de este tumor, como enfermedad de Paget, infartos óseos o antecedentes de radioterapia. Estas lesiones se llaman osteosru·comas secunda- rios. En general, los hombres se afectan más que las mujeres (1,6:1). La localización más frecuente en adolescentes es la mctáfisis del fémur distal y la tibia proximal. Los osteosarcomas debutan como masas dolorosas que aumentan de tamaño de forma progresiva. En ocasiones, se identifican tras una fractura patológica. Las radiografías suelen mostrar una gran masa mixta lítica y esclerótica des- tructiva, con márgenes infilh·antes (fig. 21.16). El tumor suele romper la cortical y elevar el periostio, con la consiguiente for- mación de hueso reactivo subperióstico. La sombra triangulru· que se forma entre la cortical y los extremos sobreelevados del periostio, que en radiología se denomina triángulo de Codman, sugiere un tumor agresivo, aunque no es patognomónica del osteosru·coma. Patogenia Aproximadamente un 70% de los osteosarcomas presen- tan alteraciones genéticas adquiridas, como aberraciones ~ Figura 21.15 Osteoma osteoide compuesto por trabéculas de hueso tren- -~ zado interconectadas de forma aleatoria y que se revisten por una hilera de ¡¡¡ osteoblastos prominentes. Los espacios intertrabeculares están llenos de teji- @ do conjuntivo laxo vascularizado. Tumores y lesiones seudotumorales del hueso Figura 2 1. 16 Osteosarcoma del fémur distal con abundante formación de hueso que se extiende hacia los tejidos blandos. El periostio, que se ha levantado, ha depositado una cubierta triangular de hueso reactivo conocido como triángulo de Codman (flecha). estructurales y numéricas de los cromosomas. Los estudios moleculares han demosh·ado que estos tumores suelen tener mutaciones en genes supresores de tumores y oncogenes bien conocidos: • RB es un regulador negativo clave del ciclo celular. Los pacientes con mutaciones en la línea germinal de este gen tienen un riesgo 1.000 veces mayor de osteosarcoma y hasta un 70% de los osteosarcomas esporádicos tienen mutaciones somáticas de RB. • TP53 es un gen cuyo producto actúa como guardián de la integridad del genoma porque fomenta la repru·ación del ADN y la apoptosis de las células con lesiones irreversibles. Los pacientes con el síndrome de Li-Fraumeni, que tienen mutaciones del gen TP53 en la línea germinal, tienen una incidencia muy aumentada de osteosarcoma y las altera- ciones que interfieren en la función de p53 son frecuentes en los tumores esporádicos. • CDKN2A se encuentra inactivado en muchos osteosarco- mas. Este gen codifica dos supresores de tumores, p16 (un regulador negativo de las cinasas dependientes de ciclina) y p14 (aumenta la función de p53). • MDM2 y CDK4, que son reguladores del ciclo e inhiben la función de p53 y RB, respectivamente, se encuen- tran sobreexpresados en muchos osteosarcomas de bajo grado. · También merece la pena recordar que los osteosru·comas alcanzan su máxima incidencia en el momento en que se produce el brote de crecimiento en la adolescencia y suelen originarse en la región de la placa de crecimiento de los huesos de crecimiento más rápido. El aumento de la proli- feración en estas zonas puede predisponer a la aparición de este tumor. CA P Í TU LO 21 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos MORFOLOGiA Los osteosarcomas son tumores voluminosos, arenosos, blanco grisáceo y suelen contener áreas de hemorragia y degeneración qulstlca (flg. 21.17). Con frecuencia, destruyen las corticales cir- cundantes y ocasionan masas en los tejidos blandos. Se diseminan de forma extensa por el canal medular, inflltrando y sustituyendo la médula. Es menos frecuente que penetren la placa epifisaria o entren en la articulación. La formación de matriz osteoide o hueso mineraliza- do por las células tumorales malignas es diagnóstica de osteosarcoma (fig. 21.18). El hueso neoplásico tiene una mor- fología delicada a modo de red, pero también puede depositarse en sábanas extensas o formar trabéculas primitivas. Las células tumorales tienen variabilidadde tamaño y forma (pleomorfas) y suelen tener núcleos grandes hipercromáticos. Es frecuente encontrar células tumorales gigantes de formas muy irregulares, invasión vascular y necrosis. La actividad mitótica es elevada e incluye formas anormales (p. ej., mitosis tripolares). Figura 21.17 Osteosarcoma de la tibia proximal. Este tumor de color pardo- blanco rellena la mayor parte de la cavidad medular metafisaria y la diáfisis proximal. Ha infiltrado la corteza, elevado el periostio y formado masas de tejidos blandos a ambos lados del hueso. Figura 21.18 Patrón fino en enrejado de hueso neoplásico producido por las células tumorales malignas anaplásicas en un osteosarcoma. Obsérvese una figura de mitosis anormal (flecha). Curso clínico El osteosarcoma se trata con un tratamiento combinado que incluye: 1) quimioterapia neoadyuvante; 2) cirugía, y 3) quimioterapia. El porcentaje de necrosis inducida por la quimioterapia en la pieza de resección quirúrgica es un importante factor pronóstico. Se trata de tumores agresivos, que metastatizan por vía hematógena al pulmón. Aunque el pronóstico ha mejorado mucho con la quimioterapia y se describen supervivencias a los 5 años del 60-70% en los pacientes sin metástasis al diagnóstico, el pronóstico de los pacientes con metástasis, recidivas u osteosarcomas secundarios sigue siendo malo. Tumores formadores de cartílago Estos tumores se caracterizan por la formación de cartílago hialino. Las lesiones cartilaginosas benignas son mucho más frecuentes que las malignas. Osteocondroma El osteocondroma, que clínicamente se denomina exostosis, es un tumor benigno con un capuchón de cartílago, que está unido al esqueleto por un tallo óseo. Aproximadamente un 85% son solitarios y el resto aparecen como parte del sín- drome de exostosis múltiples hereditario (v. más adelante). Los osteocondromas solitarios se suelen diagnosticar al final de la adolescencia o en los primeros años adultos, pero los osteo- condromas múltiples debutan durante la infancia. Los hom- bres se afectan tres veces más que las mujeres. Estas lesiones se desarrollan en huesos de origen endocondral y aparecen en las metáfisis próximas a las placas de crecimiento de los huesos tubulares largos, especialmente cerca de la rodilla (fig. 21.19). Debutan como masas de crecimiento lento, que pueden causar dolor si comprimen un nervio o se fractura el tallo. En muchos casos, se trata de hallazgos incidentales. En las exostosis múltiples hereditarias, los huesos subyacentes pueden estar arqueados y acortados, lo que refleja un tras- torno asociado en el crecimiento epifisario. Patogenia Las exostosis hereditarias se asocian a mutaciones con pérdida de función en la línea germinal de los genes EXTl o EXT2 y la consiguiente pérdida del alelo de tipo salvaje persistente en los condrocitos de la placa de crecimiento. Se ha descrito también una menor expresión de EXTl o EXT2 en los osteo- condromas esporádicos. Estos genes codifican enzimas que sintetizan glucosaminoglucanos como el sulfato de heparnno. Esta reducción o alteración de los glucosarninoglucanos puede impedir la difusión normal de los factores Hedgehog, que son reguladores locales del crecimiento del cartílago, lo que se traduce en una alteración de la diferenciación de los con- drocitos y el desarrollo esquelético. Los osteocondromas pueden ser sésiles o pediculados y su tamaño oscila entre I y 20 cm. El capuchón está constituido por cartllago hialino benigno (fig. 2 1.20) y está cubierto en la periferia por pericondrio. El cartílago recuerda a una placa de crecimiento desorganizada y sufre una osificación endocondral, de forma que el hueso recién sintetizado se forma en la parte interna de la cabeza y el tallo. La cortical del tallo se continúa con la del hueso huésped, lo que explica la continuidad entre la médula del osteocondroma y el hueso de origen. Tumores y lesiones seudotumorales del hueso Cartílago Hueso Médula ósea Figura 2 1.19 Desarrollo de un osteocondroma. que comienza con una evaginació n del cartílago epifisario. Curso clínico Los osteocondromas suelen dejar de crecer cuando se cierra la placa de crecimiento. Los tumores sintomáticos se curan con una resección simple. Los osteocondromas pueden evolucio- nar a condrosarcoma en casos infrecuentes de tipo esporádico y con una frecuencia superior en los pacientes con exostosis hereditarias múltiples (5-20% ). Condroma Los condromas son tumores benignos del cartílago hialino, que suelen afectar a los huesos de origen encondral. Se ori- ginan en el interior de la cavidad medular (encondroma) o en la superficie cortical (condroma yuxtacortical). Los encondromas se suelen diagnosticar en pacientes de 20-50 años y aparecen como lesiones metafisarias solitarias en los huesos tubulares de las manos y los pies. Los rasgos radiológicos incluyen una masa lúcida delimitada con calcificaciones irregulares, un ribete de esclerosis y una cortical intacta (fig. 21.21). La enfermedad de Ollíer y el síndrome de Maffucci son trastornos caracterizados por encondromas múltiples (encondromatosis). El síndrome de Maffucci se asocia también a otros tumores infrecuentes. La mayor parte de los encondromas de los huesos lar- gos son asintomáticos y se detectan de forma incidental. A veces son dolorosos y producen una fractura patológica. Los tumores de la encondromatosis pueden ser numerosos y gran- des y ocasionar deformidades graves, sobre todo en los dedos. Figura 21.21 Encondroma de la falange proximal. El nódulo radiotrans• parente de cartílago con calcificación central adelgaza la corteza, sin atravesarla. CA PÍTU LO 21 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos Patogenia Se han identificado mutaciones heterocigóticas con ganan- cia de función de los genes IDHI e IDH2, que codifican las enzimas isocitrato deshidrogenasas, en los condrocitos de los encondromas solitarios y sindrómicos. Los pacientes con sindromes de encondroma son mosaicos, portadores de muta- ciones de IDH en un pequeño conjunto de células normales de su organismo. Estas mutaciones confieren una nueva acti- vidad enzimática a las proteínas illH que permite la síntesis de 2-hidroxiglutarato. Como se comentó en el capítulo 6, este denominado «oncometabolito» interfiere en la regulación de la metilación del ADN y también está implicado en algunos tumores gliales y un subgrupo de leucemias agudas mieloides. MORFOLOG(A Los encondromas suelen medir menos de 3 cm y son traslúcidos y de colo r gris-azul. Están constituidos por nódulos bien delimi- tados de cartílago hialino, que contienen condrocitos benignos (fig. 2 1.22). La parte perifé rica de los nódulos puede presentar una osificación endocondral y el centro puede calcificarse y sufrir infarto. Los encondro mas sindrómicos pueden ser más celulares y tener más atipia que los esporádicos. Curso clínico Los condromas tienen un potencial de crecimiento limitado. El tratamiento depende de la situación clínica y suele incluir observación o legrado. Es raro que los condromas solitarios se h·ansformen en sarcomas, pero este fenómeno es frecuente en las variantes de encondromatosis. Los pacientes con sindrome de Maffucci también tienen riesgo de sufrir otras neoplasias, incluidos gliomas cerebrales. Condrosarcoma Los condrosarcomas son tumores malignos productores de cartílago. Se subclasifican en variantes convencionnl (producto- ra de cartílago hialino), desdiferenciado, de célulns clams y mesen- quimatoso. Aproximadamente un 90% de los condrosarcomas se incluyen dentro del tipo convencional. La frecuencia de este tumor es aproximadamente la mitad que la del osteosarcoma. Los pacientes con condrosarcoma convencional suelen tener 40 años o más, y esta lesión es dos veces más frecuente en Figura 21.22 Encondroma constituido por un nódulo de cartllago hialino rodeado por una delgada capa de hueso reactivo. los hombres que en las mujeres.La variante de células claras y sobre todo la mesenquimatosa afectan a niños y adultos jóvenes. Los condrosarcomas se suelen originar en el esque- leto axial, sobre todo en la pelvis, el hombro y las costillas. A diferencia de lo que sucede en el encondroma benigno, las extremidades distales no suelen afectarse. La radiología muestra un cartílago calcificado como focos de densidades floculentas que pueden destruir la cortical y formar una masa de tejidos blandos. Aproximadamente un 15% de los con- drosarcomas convencionales son secundarios y aparecen sobre un encondroma u osteocondroma de base. Patogenia Aunque los condrosarcomas son heterogéneos genéticamente, se han descrito w1as pocas alteraciones reproducibles. Los con- drosarcomas originados en pacientes con sindrome del osteo- condroma múltiple tienen mutaciones en los genes EXTy los condrosarcomas asociados a la condromatosis o esporádicos pueden tener mutaciones de IDHl e IDH2. La mutación del gen del colágeno COL2A1 y el silenciamiento del gen supresor de tumores CD KN2A por metilación del ADN son alteraciones relativamente frecuentes en las formas esporádicas de tumor. Los condrosarcomas convencionales son grandes tumores voluminosos constit uidos por nódulos de cartílago gris-blanco brillante y traslúcido, con áreas mixoides o gelatinosas (fig. 2 1.23A). Es típico encontrar calcificaciones dispersas y la necrosis central puede generar espacios qulsticos. El tumor crece por la cortical hacia e l músculo o la grasa circundante. Histológicamente, e l cartl- lago infiltra el espacio medular y atrapa trabéculas óseas normales (fig. 2 1.23B). Los tumores muestran un grado variable de celulari- dad, atipia citológica y actividad mitótica y se gradan entre I y 3. Los tumores de grado I tienen relativamente poca celularidad y los condrocitos muestran núcleos vesiculosos redondeados con pequeños nucléolos. Por e l contrario, los condrosarcomas de grado 3 se caracterizan por una alta celularidad, pleomorfismo marcado con células gigantes anómalas y mitosis. Curso clínico Los condrosarcomas suelen debutar como masas dolorosas que aumentan de tamaño de forma progresiva. El grado deter- mina el pronóstico, que va desde un 80% de supervivencia a los 5 años para los tumores de grado 1 al 43% parn los de grado 3. Los condrosarcomas de grado 1 no suelen producir metástasis, en conh·aste con un 70% de los de grado 3, que se diseminan por vía hematógena, sobre todo a los pulmones. El h·atamiento del condmsarcoma convencional es una resección quirúrgica amplia. Los tumores mesenquimatosos y des- diferenciados también se resecan y, además, se administra quimioterapia porque su comportamiento es más agresivo. Tumores de origen desconocido --------------- Sarcoma de Ewing El sarcoma de Ewing es un tumor maligno constituido por células redondas primitivas con grados variables de diferenciación neuroectodérmica y una firma molecu- lar característica (v. más adelante). Los términos tumor neuroectodénnico primitivo (PNET) y tumor de Askin se han incluido denh·o de la categoría única de sarcoma de Ewing. Tumores y lesiones seudotumorales del hueso Figura 21 .'.23 Condrosarco'.11ª· (A) Nódulos _de_ cartílago hialino y mixoide que penetran en la cavidad medular, crecen a través de la corteza y forman una masa de te¡1dos blandos relativamente bien dehm1tada. (B) El condrosarcoma convencional atrapa hueso laminar nativo como una masa confluente de cartílago. El sarcoma de Ewing representa aproximadamente un 10% de todos los tumores óseos malignos primarios y es el segundo sarcoma óseo más frecuente en niños tras el osteosarcoma. De todos los sarcomas óseos, el sarcoma de Ewing es el que debuta en edades más tempranas (el 80% son menores de 20 años). Afecta algo más a los hombres que a las mujeres y muestra predilección por la raza blanca. Este tumor suele originarse en la diáfisis de los huesos tubulares largos, aunque un 20% son extraesqueléticos. Debuta como una masa dolorosa que aumenta de tamaño y la zona es hipersensible, con aumento de temperatura y tumefacción. Las radiografías simples revelan un tumor destructivo lítico con márgenes infiltrantes que se extiende a los tejidos blandos que lo rodean. La reacción perióstica típica produce capas de tejido óseo reactivo, que adopta un patrón en hojas de cebolla. Patogenia La inmensa mayoría de los sarcomas de Ewing (85%) tienen una h·anslocación equilibrada (11;22) (q24;q12), que determina la fusión del gen EWSRl en el cromosoma 22 con el gen FLll en el cromosoma 11. Algunas translocaciones distintas fusio- nan EWSRl con otros miembros de la familia de factores de transcripción ETS. No se ha determinado cómo contribuyen las proteínas de fusión EWS a la transformación, aunque se han propuesto efectos sobre la transcripción, el corte y empalme del ARN y la maquinaria del ciclo celular. Tampoco se ha conseguido identificar la célula de origen, aunque los principales candidatos son las células madre mesenquimato- sas y las células neuroectodérmicas primitivas. MORFOLOG(A El sarcoma de Ewing se origina en la cavidad medular y suele invadir la cortical, el periostio y los tejidos blandos. Se trata de tumores blandos, de color pardo-blanco y que con frecuencia contienen áreas de hemorragia y necrosis. Se trata de uno de los tumores de células pequeñas, azules y redondas de los niños (v. capítulo ?). Igual que sucede con otros tumores de este grupo, está constituido por sábanas de células pequeñas redondas y uni- formes, algo más grandes y cohesivas que los linfocitos (fig. 21.24). Tiene escaso citoplasma, que puede parecer claro porque contiene mucho glucógeno. Pueden aparecer rosetas de Homer-Wright (agrupaciones de células redondeadas con un núcleo fibrilar cen- tral), lo que indica un mayor grado de diferenciación neuroecto- dérmica. Las células tumorales no producen hueso ni cartílago. Figura 21.24 Sarcoma de Ewing constituido por láminas de células redondas y pequeñas con escasa cantidad de citoplasma claro. Curso clínico Los sarcomas de Ewing son tumores malignos agresivos y tras la quimioterapia neoadyuvante se deben extirpar qui- rúrgicamente seguido o no de radioterapia. La quimioterapia consigue una supervivencia a los 5 años del 75% y son posi- bles curaciones a largo plazo en un 50% de los casos. Tumor de células gigantes El tumor de células gigantes debe su nombre a las célu- las gigantes multinucleadas de tipo osteoclástico que predominan en el estudio histológico. Se trata de una neoplasia localmente agresiva, que afecta de forma casi exclusiva a adultos. Los tumores de células gigantes se originan en las epífisis de los huesos largos, sobre todo el fémur distal y la tibia proximal. La localización típica de estas lesiones cerca de las articulaciones suele producir síntomas parecidos a la artritis, aunque a veces debutan como fracturas patológicas. Patogenia La evidencia experimental sugiere que las células neoplásicas son precursoras de los osteoblastos, que representan una minoría de las células de la lesión. Estas expresan RANKL en gran cantidad, lo que fomenta la proliferación y diferenciación de los precursores de los osteoclastos normales a osteoclastos. Estos son los responsables, a su vez, de producir una resorción localizada, pero muy destructiva del hueso. C A P f TU LO 21 Huesos, articulaciones y tumores de tejidos blandos MORFOLOGIA Los tumores de células gigantes destruyen la cortical que los recubre, ocasionando una masa de tejidos blandos protruyen- ces que se recubre por una delgada cubierta de hueso reactivo (fig. 21 .25). Macroscópicamente, se reconocen masas de color pardo-rojizo, que con frecuencia sufren una degeneración quística. Microscópicamente, es típica la ausencia de cartílago o hueso en la neoplasia, que está constituida por numerosas células gigantes de tipo osteoclástico con 100 núcleos o más y presencia entre ellas de células tumorales
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