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Beatriz Sarlo2 doc

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Beatriz Sarlo: La imaginación técnica. Sueños modernos de la cultura argentina.
Introducción: La mezcla de hechos posibles e invenciones es característica no sólo del discurso literario sino
también de los diarios de gran circulación. Se trata del impacto de la técnica como núcleo que irradia configuraciones ideales
de imágenes y desencadena procesos de construcciones imaginarias y de adquisición de saberes probados.
La técnica tiene una doble función: modernización cultural y la compensación de diferencias culturales. Todo es
verosímil en una mezcolanza de ciencia, vulgarización, invención, instrucciones para hacer, explicaciones simples y
simplificadoras, perfiles de inventores, imágenes del futuro, del más allá, etc. Quizás el interés por la ciencia y la tecnología
tiene que ver con esa fascinación por lo nuevo.
Los sectores populares realizaron operaciones complejas y más o menos exitosas de incorporación a una ¨cultura
común¨. La nueva cultura técnica que atraviesa un período de expansión y despliegue espectacular, impacta allí donde la
porosidad cultural es más evidente y donde nadie está seguro de que haya un pasado que defender de la oleada progresista. El
lugar que los folletines sentimentales ocupaban como motores de una ensoñación relativamente legitimada, también pudo
ocuparlo una imaginación tecnológica.
Este proceso acompaña a cambios tecnológicos que tienen muy fuerte resonancia cultural: los medios de
comunicación eléctricos a distancia se implantan en la Argentina casi al mismo tiempo que en los países avanzados de
Occidente. La radio es una revolución cultural por lo que representa como medio de comunicación y como espacio de una
cultura industrial massmediática que florecerá en los años treinta, pero también como milagro técnico: el recurso material de
hacer posible lo imposible.
La figura misma del inventor como tipo moderno se implanta en la imaginación de los periodistas, los comerciantes,
etc. El invento presenta un modelo de ascenso social basado sobre destrezas no tradicionales.
Horacio Quiroga y la hipótesis técnico-científica: Encontramos pasiones técnicas en Quiroga. Las máquinas
ejercían sobre él una atracción singular. Sus habitaciones se convirtieron en laboratorios. Entre las nuevas pasiones
encontramos a la galvanoplastia y la electrólisis. Una pasión que tiene tanto de estético como de técnico, porque está fundada
sobre la transformación de la materia y sobre su enriquecimiento: los metales menos atractivos se convierten en materias
brillantes y pulidas. Quiroga se relaciona activamente con la técnica. Representa algo nuevo. Se trata del puente, establecido
por sobre los libros y las revistas técnicas que leía, con un saber hacer, que no tenía prestigio intelectual ni tradiciones locales
en las élites letradas. Modernidad, tecnología, dandysmo son características que conducen al culto del cine. Es sabido que las
primeras películas no despertaron el interés unánime de los intelectuales y los artistas, con lo que la pasión de Quiroga lo
coloca en condición de pionero.
El cine, para decirlo en la poética de Quiroga, funda en un desarrollo técnico, posibilidades imaginarias
desconocidas hasta entonces. El cine rearma el imaginario sentimental y configura de modo radicalmente nuevo el erotismo.
La narración de Quiroga opera como si fuera posible que el cine, técnicamente, pudiera realizar la fantasía de sus
espectadores (o de sus protagonistas): mezclarse con la vida, continuar en la escena real de las pasiones de la escena filmada.
Quiroga también se fascina con los habilidosos que poseen la destreza manual propia de la artesanía, pero intentan
aplicarla a la máquina. Quiroga es uno de ellos. Trabaja sobre la madera, la cerámica y el metal. Los técnicos primitivos son
bricoleurs, porque ni los materiales, ni las partes de máquinas que emplean se adecuan a la función que deberían cumplir en
las invenciones de nuevos procesos que imitan los procesos industriales normales. El resultado final siempre exhibe su
humillante diferencia respecto de la idea inicial. Inventores y reproductores de inventos son los que aparecen citados con
frecuencia cada vez mayor en los diarios de gran tirada del período. La posibilidad de un éxito económico no estaba ausente
de estas fantasías técnicas.
Quiroga da una vuelta por la “ciencia” y extrae pocas novedades literarias, pero la necesita como fondo. La ciencia
es remota, la técnica está próxima: por eso mismo, la ciencia tiene una autoridad a la que la técnica tiene que remitirse.
Del otro lado de los inventores autodidactas están los que fueron a la universidad, los médicos que pasean por la
literatura que se define a sí misma como objetiva: la ciencia. Quiroga ironiza sobre la objetividad de esa mirada, pero al
mismo tiempo, algo de esa mirada está en algunos de sus relatos.
¿Qué le da la ciencia a la literatura? ¿En qué piensa la literatura cuando nombra a la ciencia? Una cientificidad de la
forma: lo dicho se certifica por la forma que lo presenta. La literatura no piensa como la ciencia, sino cómo cree que la
ciencia piensa. La “voz de la ciencia” libera al relato de límites morales; a la ciencia le asiste el derecho de decir incluso
aquello que ofende a las conveniencias sociales.
Arlt: la técnica en la ciudad
La ciudad imaginada: Arlt fija su mirada en las cosas que no podían ver los escritores contemporáneos. Construyó su
literatura con materiales que acababa de descubrir en la ciudad moderna. Discursos ajenos al campo de los escritores,
fragmentos de ciudad que ellos conocían menos, saberes sin prestigio: cómo encontrar oro o ganar dinero fuera de la oscura
rutina del trabajo, como combinar el saber técnico con la fabulación. Arlt hablaba de lo que no se hablaba en la literatura
argentina. Excluido de los saberes prestigiosos de la élite intelectual, exhibe su resentimiento en el prólogo de Los
lanzallamas. Simplemente hablaba de otra cosa y eso lo volvía difícil, poco dócil. Había en el una perturbadora continuidad
con el mundo de los pobres que no se basaba ni en la simpatía ideológica ni en la preocupación moral, sino en un territorio de
cultura que constituía un piso común. Ve en la Buenos Aires del ´30 lo que va a ser la ciudad de los ´40 y ´50.
La ciudad y la técnica obsesionan la imaginación de Arlt: ambas lo empujan a construir una forma y un ideal de
belleza. En el itinerario por la ciudad moderna, el escritor encuentra a la técnica; en su relación con la técnica aprende a ver
una ciudad nueva para la literatura. Arlt literalmente proyecta una ciudad porque Buenos Aires es tanto una representación
como una hipótesis.
Arlt carece de sentimiento nostálgico respecto al pasado; para la significación del futuro, el presente es un borrador.
La valoración del presente excluye la preocupación por traicionar una historia de la que no forma parte.
Lo que Arlt ve en Buenos Aires es lo que Borges no ve. A los rosa pastel del primer Borges, Arlt opone una
coloración sin blancos, expresionistas y contrastada. Sus contemporáneos ven una ciudad que se está perdiendo: para Arlt,
Buenos Aires no fue sino que será. Arlt descubre en el escenario urbano la belleza de lo público y del vicio. En el centro, la
ciudad exhibe la belleza desestabilizada de sus construcciones nuevas y se rompe el cerco monótono de las casitas de barrio,
carentes de atractivo técnico y de ímpetu futurista.
Acosta inventará un edificio, el city-block. Frente al desorden oscuro y sucio, el orden racionalista de una vida
regimentada por la tecnología y la arquitectura. El city-block organiza las actividades y el tránsito por la ciudad
contradiciendo la circulación tradicional a ras del suelo. Los city-block integrales ya hablaban de la ciudad del futuro y no de
la incrustación del futuro en la ciudad presente. El mismo anuncia en un ideal integrado de trabajo y ocio, producción y
servicios, esfera privada y esfera pública, espacio construido y naturaleza, luz y protección del clima. Sin embargo, el
reformismo de Acosta se separa de la tensión estéticaque atraviesa el deseo urbano de Arlt. Para Arlt, la belleza ciudadana
surge de una crítica a la rutinización visual de la pequeña burguesía y de una fantasía cultural cuyos materiales provienen de
la técnica, el cine y la fotografía.
Arlt está predestinado a lo nuevo, porque es un argentino sin raíces y su impulso estético debe encontrar en lo nuevo
su fundamento. Ve el futuro sin pasado, pronostica el futuro en el presente.
La novela actual carece de aventuras porque el novelista profesional carece de profesión. Arlt cambia el vocabulario
de la literatura, bajo el impacto de imágenes que provienen de las noticias de la 1º Guerra Mundial. Nunca se había hablado
así en la Argentina. No puede entenderse la escritura de Arlt, ni los deseos de sus personajes si no se hace referencia a saberes
aprendidos en diarios, revistas y manuales baratos, en bibliotecas populares. Son los “saberes del pobre” los que cumplen la
doble función de mito de ascenso y compensación de la pobreza de capital simbólico e inseguridad sobre el capital escolar.
Arlt aprende a usar los libros para construir una prueba y para armar la representación de un mundo hipotético. La
felicidad de la humanidad sólo puede apoyarse en la mentira metafísica. Privándole de la misma, recae en las ilusiones de
carácter económico. Los únicos que podían devolverle a la humanidad el paraíso perdido eran los Rockefeller, los Ford.
Llegará un momento en que la humanidad se pondrá tan furiosa que será necesario matarla. Será la poda del árbol humano
que sólo los millonarios, con la ciencia a su servicio, podrán realizar.
Arlt escribe un capítulo de la estética industrial que tiene posibilidades mortíferas pero produce identificaciones y
fantasías poéticas. Erdosain sueña un sueño tecnológico donde la destrucción y la belleza se enlazan en una ambigua relación
de necesidad. La ensoñación es monstruosa en su radicalidad y hermosa en su representación: la estetización de una hipótesis
que anuncia Hiroshima. Los siete locos y Los lanzallamas, son narraciones de ciencia ficción cuyas hipótesis no representan
sino que fantasean una ciudad futura. En lugar de narrarla y describirla en presente, lo hacen en potencial: si tales condiciones
de cumplen, la sociedad futura tendrá una organización de tal tipo.
En 1934, Arlt recibe la patente de invención de “Medias con punteras y talón reforzado con caucho o derivados”. La
fantasía técnica es una de las formas del ensueño en tanto para los pioneros exitosos como para los pobres en busca de
reconocimiento. La alegría del inventor es un tópico. La ensoñación transporta al inventor desde la miseria y la oscuridad a la
riqueza y la fama.

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