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Técnica, estética y mercado: del cinematógrafo al cine JORGE RIVERA: “Reynaud, el inventor de sueños” Tanto el praxinoscopio de Reynaud como el cinematógrafo de los Lumière se proponían la proyección de imágenes en movimiento, pero mientras el praxinoscopio se inscribía en una tradición popular de funambulismo visual (uso social ilusionista), el registro documental de distintas escenas de la vida burguesa de los primeros films de experimentación de los Lumière inscribía su invento en un contexto positivista. Esto permite hablar de dos opciones paralelas y contemporáneas frente a la reproducción cinética de imágenes, lo que no significa necesariamente un destiempo tecnológico. Con Viaje a la luna (1902) el ilusionista de circo George Méliès introdujo la ficción y demostró que el cinematógrafo de Lumière tenía gran plasticidad para reproducir los espectáculos funambulescos de Reynaud. Por eso algunos llamaron “traidor” a Méliès: porque estéticamente era más cercano a Reynaud y a sus trucos ilusionistas que al realismo burgués de los Lumière, más interesados en la captación fotográfica de los obreros al salir de una fábrica o en la llegada de un tren. En 1915, El Nacimiento de una Nación, de Griffit, introdujo la narrativa al cine. Es así que el cine fue conformándose como una compleja amalgama de tiempos tecnológicos, elecciones estéticas y tradiciones imaginarias que posibilitaron el surgimiento de un nuevo espacio narrativo para la representación artística. ANTONIO COSTA: capítulos de Saber ver el cine Inscripto en el positivismo y la belle époque, el cinematógrafo inventado por los hermanos Lumière en 1895 fue un símbolo del progreso científico. Más que el nacimiento de un nuevo arte, la primera etapa fue una fase de experimentación y búsqueda de una técnica y un lenguaje para reproducir acontecimientos. Los filmes de esta época no son arte ni narración, sino una curiosidad científico-tecnológica. Algunos atribuyen a Méliès el mérito de haber saltado del cinematógrafo al cine, al haber incorporado la ficción y haber aprovechado las posibilidades técnicas del nuevo dispositivo para reproducir espectáculos ilusionistas. Sin embargo es Griffit quien dio forma a los procedimientos técnicos y organizó la lógica narrativa de los planos: la inserción del primer plano en la trama narrativa por ejemplo. Los años ’20 constituyen una época de apogeo del cine mudo y de la afirmación de la supremacía de Hollywood en el mercado cinematográfico mundial. Hollywood había desarrollado una forma de integración vertical, donde una sola sociedad controlaba los tres sectores sobre los que se articula la industria cinematográfica: producción, distribución y exhibición. El vigor económico de la producción hollywoodense se basó en tres factores: un sistema de estudios cinamtográficos que concentraban todas las instancias de producción organizadas mediante un método taylorista de división del trabajo (studio system), un sistema de actores-estrella como instrumento de promoción de filmes (star system) y un sistema de géneros para diferenciar sus productos y segmentar el mercado. En los años ’20 el mercado cinematográfico estaba conformado mayormente por un sistema de pocos grandes estudios como la Paramount o la 20th Century Fox que segmentaban sus públicos clasificando sus películas en distintos géneros como comedia sentimental, melodrama, western o slip-stick comedy y promocionándolas con los actores más carismáticos (“las estrellas de Hollywood”). Hasta hoy, el cine mudo está fuertemente asociado a las comedias de Charles Chaplin (slip-stick comedy) que conquistaron al público popular de todos los continentes y que incluyó el imaginario tragicómico del hombre contemporáneo. Procedían de formas de espectáculo como el burlesque, el vaudeville y el music hall y se basaba en persecuciones, batallas de tartas y policías torpes. La llegada del sonido al cine permitió potenciar los efectos realistas de los films para llegar al público. El advenimiento del cine sonoro fue determinante en el creciente éxito que tuvieron los dibujos animados de Walt Disney. ROBERT STAM: capítulos de Teorías del cine Desde los inicios del cine, los escritores, que comenzaban a analizarlo teóricamente como medio y como arte, buscaron sus rasgos distintivos, su esencia. Pero la cuestión de la especificidad cinematográfica puede abordarse en cuanto a la maquinaria necesaria para su producción (tecnológicamente), en cuanto a las materias de expresión (lingüísticamente), en cuanto a sus orígenes (históricamente), en cuanto a sus procesos de producción (institucionalmente) y en cuanto a sus procesos de recepción. De todas formas, el abordaje teórico posibilitó legitimar a un medio de comunicación joven y posicionarlo junto al resto de las artes. Comprometidos con la modernización cultural de la URSS, los teóricos soviéticos del montaje cinematográfico como Pudovkin, Eisenstein y Vertov comenzaron a interesarse por la construcción de una industria cinematográfica socialista que reconciliase la creatividad de los autores, la eficacia política y la popularidad de las masas. Para ellos, el plano fílmico era una entidad carente de significado intrínseco hasta que era situada en la estructura del montaje. El plano sólo tiene sentido en relación con otros (estructuralismo), por lo que el montaje es la unidad del lenguaje cinematográfico. El montaje genera emociones que van más allá de los distintos planos. Para Kuleschov el éxito norteamericano se debía a una narrativa clara y veloz. Para ciertas vanguardias europeas de la misma época, como el surrealismo por ejemplo, el cine podía liberar al oprimido y mezclar lo cotidiano con lo maravilloso.
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