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3 Normalmente, la contractilidad miocárdica se ubica en un rango de 1,5 a 3 longitudes de músculo/seg. Un corazón con falla se define como aquél en el cual la máxima velocidad de acortamiento de la fibra es menor a 1 longitud muscular/seg. Mediciones muy precisas de este parámetro pueden efectuarse con una mínima invasión del organismo. Sólo se tiene que colocar dentro del ventrículo izquierdo (VI) un micromanómetro en la punta de un catéter y registrar la presión (P) desde el interior de esa cámara. A partir de la curva de presión, se computa la primera derivada de la presión con relación al tiempo (dP/dt). Dividiendo la dP/dt por la P (y una constante que representa la rigidez miocárdica) durante el período de contracción isovolumétrica, se puede generar una curva que puede ser extrapolada a ese parámetro a carga 0. La intercepción de tal curva sobre el eje de la ordenada o eje de las Y (que representa la velocidad), corresponde a la máxima velocidad de acortamiento (Vmáx.) de la fibra a una carga 0 (la contractilidad miocárdica). Las catecolaminas, las cuales son conocidas como agentes inotrópicos positivos, incrementan la Vmáx., mientras que la mayoría de los estados morbosos, o los agentes inotrópicos negativos disminuyen la Vmáx. La falla cardiaca también puede identificarse y la magnitud y el grado de su falla cuantificarse mediante el análisis de la curva longitud pasiva-tensión activa, llamada también, la curva de Frank-Starling. Tal curva se genera llenando al VI con más y más sangre durante sucesivas diástoles y midiendo la tensión activa generada (o el volumen de eyección, o la potencia del latido, o el gasto cardiaco, o el pico de la presión sistólica, o el dP/dt máximo) durante latidos sucesivos. Mientras mayor sea el volumen de sangre en el ventrículo durante el final de la diástole, mayor será la fuerza de la sístole. A este volumen también se le denomina precarga. De allí que incrementos en la precarga producen incrementos en la fuerza de contracción. De hecho, en corazones normales, a partir de una determinada precarga, la fuerza de contracción generada puede predecirse dentro de límites razonablemente pequeños. Se dice que un corazón entra en falla cuando, para una determinada precarga, la fuerza de contracción es menor a la esperada.
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