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La representación de los personajes femeninos en la ‘ola exuberante’ del cine de la Nueva Ola Checoslovaca Nora Barathova Unzurrunzaga Tutor: Manuel Garín Boronat Curs: 2022/2023 Trabajos de fin de máster de los programas de postgrado del Departamento de Comunicación Departamento de Comunicación Universitat Pompeu Fabra 2 Resumen: En el marco de la Nueva Ola Checoslovaca (1962-1970) surgió un cine estética y narrativamente exuberante que contó con la aparición de obras vanguardistas únicas como Sedmikrásky (Las margaritas, 1966) de Věra Chytilová o Vtać̌kovia, siroty a blaźni (Pájaros, huérfanos y locos, 1969) de Juraj Jakubisko, entre otras. En las atmósferas oníricas, absurdas y repletas de detalles de estas películas surgen personajes femeninos singulares, subversivos y con características emancipadoras. Esta investigación pretende aproximarse a esta representación femenina a partir de tres ópticas: la naturaleza, el hambre y el humor. Se trata de tres vías que abrirán camino a la exploración, el debate y la construcción de mapas visuales alrededor de la representación de los personajes femeninos de lo que hemos denominado “la ola exuberante”. Palabras clave: Cine, Nueva Ola Checoslovaca, Representación Femenina 3 ÍNDICE 0. Introducción Delimitación del objeto de estudio: una aproximación a la representación femenina en cierto tipo de cine checoeslovaco de los años 60 – Contexto histórico – Definición del concepto de la ola exuberante – Objetivos e hipótesis – Estado de la cuestión 1. Femenino y feminista: antecedentes y retos metodológicos Marco teórico – Lo femenino y lo feminista – Aproximaciones hápticas y corpóreas a la representación femenina – Puntos de partida para el análisis, estudiar los personajes femeninos en cuanto a su relación con: la naturaleza, el hambre (o el alimento) y el uso del humor 2. La naturaleza La relación entre mujer y vegetal – El motivo visual del pecado original a partir de lo femenino y lo vegetal – Desde una perspectiva ecofeminista 3. El hambre El festín y la profanación – La política del hambre femenina – El sacrificio y la emancipación del deseo 4. El humor Las muñecas antisistema – Cuerpos anárquicos fuera de control – El carnaval de Jakubisko y Fellini Conclusiones Bibliografía Filmografía 4 Introducción Un momento tan prolífico de creación fílmica como lo fue la Nueva Ola Checoslovaca contó con una construcción de personajes complejos, estilizados y con cierta carga simbólica, debida en parte al propio contexto en el que surge y a los referentes artísticos y culturales del mismo. Dentro del movimiento cinematográfico surge la división estilística entre las películas con tendencia al realismo, de cineastas como Miloš Forman, Jiří Menzel e Ivan Passer, y el universo del absurdo y lo onírico de Věra Chytilová, Jan Němec, Pavel Juráček, Juraj Jakubisko, Jaromil Jireš y Jan Schmidt (Hames, 2005). Esta segunda tendencia será en la que se centrará esta investigación. Abarca obras que cuentan con una fuerte exuberancia estética, con influencias del expresionismo, el surrealismo, el manierismo, la tradición vanguardista y la psicodelia, además de un uso subversivo del humor y la sátira. Es la tendencia que denominaremos la ola exuberante de la Nueva Ola Checoslovaca. A través de la creación de atmósferas únicas, los personajes de la ola exuberante toman forma dentro de un contexto que a su vez se traslada a cuestiones históricas y sociales del momento – y actuales. Para este estudio, el foco estará en las mujeres y sus representaciones en pantalla, partiendo de la hipótesis de que la mujer es en muchos de estos casos quien guía la acción, el sujeto – en lugar de una mera herramienta narrativa para el desarrollo de la trama. Podría decirse que hay incluso cierta tendencia de dominancia femenina en algunas obras, con personajes como las dos Maries de Sedmikrásky (Las margaritas, 1966) y Eva en Ovoce stromu rajských jíme (Fruto del paraíso, 1969), ambas de Věra Chytilová, o Valerie en Valerie a týden divů (Valerie y su semana de maravillas, 1970) de Jaromil Jireš. Tanto en estas como en las películas en las que la mujer no tiene un papel protagonista visible, interesará estudiar su representación y analizar hasta qué punto se la muestra como sujeto independiente, si la trama está liderada por un personaje masculino. Para realizar este análisis se reflexionará en torno a tres elementos principales que servirán como puntos de partida y focos de atención para trabajar la cuestión de la representación femenina: la naturaleza – y su relación con la mujer en este cine –, el hambre – y cómo toma forma e importancia en un contexto de lo femenino, lo exuberante y lo político – y el humor – y cómo en muchas ocasiones funciona como herramienta subversiva para la mujer representada. A pesar de centrarse en la representación de lo femenino, resulta de igual importancia la cuestión de la agencia, en este caso de la mujer sobre sí misma dentro del retrato que se hace de ella. La palabra “exuberancia” – que se definirá en detalle más adelante – será el nexo entre todas estas cuestiones a tratar. 5 Esta investigación tiene, por tanto, los siguientes objetivos: analizar los personajes femeninos de películas concretas de la Nová Vlna categorizadas como “exuberantes” y ver cómo estos personajes dialogan con otros de otros cines y otras épocas (1), tomar los elementos concretos de la naturaleza, el hambre y el humor como puntos de partida para el análisis de la representación femenina de este cine (2), poner en relación la cuestión estética, que en este caso toma la forma de “exuberancia”, con la narrativa; la construcción de personajes femeninos dentro de una atmósfera concreta y cómo estos dos aspectos dialogan entre ellos (3). Para indagar mejor en las cuestiones que se van a tratar, cabe explicar brevemente el contexto histórico que da pie a esta creación prolífica de películas. La Nueva Ola Checoslovaca – Československá Nová Vlna – fue un movimiento cinematográfico que se desarrolló en los años 60. El principio y el final lo marcan dos momentos clave: empieza en 1962, con el estreno de la película Slnko v sieti (El sol en la red) del eslovaco Stefan Uher, pues es la primera que introduce un lenguaje cinematográfico crítico con el gobierno Checoslovaco, y termina con la invasión soviética del final de la Primavera de Praga, en agosto de 1968. Algunas películas de la Nová Vlna están datadas en 1970 porque tras la invasión soviética se permitió seguir rodando las películas que ya se habían empezado. La Primavera de Praga fue un momento sociopolítico clave para el desarrollo cultural e identitario del país, gracias al cual florecieron cuestiones importantes como la libertad de expresión y creación y la recepción de inputs ajenos al bloque soviético, gracias a la libertad de circulación – que hasta entonces estaba restringida a los países pertenecientes al Pacto de Varsovia. El gobierno de Alexander Dubček impulsó el llamado “socialismo con rostro humano” y a raíz de esta visión política y de las inquietudes sociales del país se dio el breve periodo de libertad de la Primavera de Praga, desde enero hasta agosto de 1968. La invasión soviética del 21 de agosto terminó con esta etapa de democratización y dio lugar al inicio de lo que se llamó la “normalización”, es decir; la reinstauración del socialismo anterior a 1968. La Nová Vlna fue sintomática de esta situación sociopolítica y se desarrolló a lo largo de la década de los 60, culminando en la Primavera de Praga, que, en parte, reflejó las inquietudes y críticas al gobierno de los cineastas. Algunos de los cineastas más reconocidos de la Nová Vlna fueron Miloš Forman, Jiří Menzel, JanNěmec, Evald Schorm, Jaromil Jireš y Věra Chytilová, casi todos ellos estudiantes de la FAMU, la escuela de cine de Praga, fundada en 1947. Esta formación les permitió tener acceso a las vanguardias europeas y a nuevas olas de cine de otros países europeos como la Nouvelle Vague y el neorrealismo italiano. Esto, además de un deseo de alejarse del realismo 6 socialista imperante en los países del Pacto de Varsovia y el descontento político cada vez mayor en la sociedad, influyó en la aparición de un movimiento cinematográfico crítico y de vanguardia en el país. Para la producción “libre” que hubo en la época también fue importante un cambio respecto a la normativa de la censura del cine y es que, en el XII Congreso del Partido Comunista Checoslovaco en 1961 se modificó esta ley, haciendo que la prohibición de la distribución se ciñera al guion. Esto supuso una gran flexibilidad creativa, pues lo que figuraba en el guion no solía reflejarse en el resultado final de la obra. Esta década fue considerada la edad dorada del cine checoslovaco, “el milagro del cine checoslovaco”, pues el cine de ambas naciones comienza a entrar en la esfera global, al obtener siete premios en festivales internacionales, con Chytilová, Forman y Němec entre los galardonados, además de dos premios Oscar por Obchod na korze (La tienda de la calle mayor) de Ján Kádar y Elmar Klos en 1965 y Ostře sledované vlaky (Trenes rigurosamente vigilados) de Jiří Menzel en 1966. La ola exuberante En la lengua castellana, se llama exuberante a algo muy abundante y copioso, que sobresale. Del latin exubĕrans, -antis, el prefijo ex significa hacia fuera y el verbo uberare es sinónimo de “ser rico” o “ser fértil”. Comunmente se utiliza para hablar de la naturaleza – concretamente de entornos selváticos en los que abunda la vegetación variada. En inglés, el adjetivo exuberant es definido por el diccionario de Oxford de varias maneras, siendo una de ellas “se caracteriza por un estilo artístico vigorosamente imaginativo”1. Es un uso de la palabra que, aunque no aparezca como definición en la RAE, también se hace en el castellano. Lo exuberante es muchas veces cercano a lo extravagante o lo artísticamente “desenfrenado”. Al pensar en exuberancia, la estética que puede venir a la mente es, más que una selva tropical, una imagen del barroco, abarrotada de detalles y visualmente llamativa. La concepción de lo exuberante que se tendrá en cuenta en esta investigación tendrá en cuenta los siguientes aspectos: la abundancia – de detalles, de significados y de influencias –, la intensidad visual y estética y la utilización de un lenguaje narrativo complejo. Al despojar a los acontecimientos de su excesivo sentido común, se libera al espectador de la necesidad de juzgar, acercándolo a la emoción poética. En consecuencia, existe en las películas un conflicto 1 Las otras dos definiciones son: “lleno de energía, entusiasmo y alegría” y, de misma forma que en el castellano, “crecer abundante o profusamente”. 7 entre el argumento y la poesía. Si el argumento es demasiado interesante, todo pasa como en una novela: uno quisiera saltarse las descripciones. Si la película se ha hecho con la intención de mostrarnos una verdad moral, se convierte en algo tan malo como un poema didáctico. Maurois continúa diciendo que, para mantener el elemento “poético” en un film argumental, su acción propiamente dicha debería estar precedida por imágenes que creen una atmósfera (Kracauer, 1989: 225-226, citando a Maurois, 1927: 34-35). Kracauer cita a Maurois para hablar de los dos tipos de películas; las que tienen argumento y las que no lo tienen; el cine experimental y el narrativo. Para este caso de estudio lo interesante es tomar las películas en las que colisionan ambos tipos, cuando una película puede ser experimental sin necesidad de no tener argumento. Y para ello resulta primordial lo que Kracauer toma de Maurois acerca de “mantener el elemento poético en un film argumental” y crear una atmósfera. Esto está relacionado con lo que Pasolini definió como ‘cine-poesía’. Para el director, el cine-poesía es una expresión cinematográfica enraizada en el lenguaje y la imaginería poética, utilizada por el cine para transmitir ideas complejas y abstractas. El “cine de poesía” — tal y como se presenta a algunos años de su nacimiento — por consiguiente, tiene en común la característica de producir films de doble naturaleza. El film que se ve y se acepta normalmente es una “subjetiva libre indirecta”, a veces irregular y aproximativa — muy libre, a fin de cuentas: debida al hecho de que el autor se vale del “estado de ánimo psicológico dominante en el film”, que es el de un protagonista enfermo, anormal, para hacer de él una continua mímesis — que le permite mucha libertad estilística anómala y provocadora. Bajo este film, transcurre otro film— el que el autor habría hecho incluso sin el pretexto de la mímesis visiva de su protagonista: un film total y libremente de carácter expresivo–expresionista (Pasolini, 1976: 36). Pasolini consideraba al cine-poesía distinto de otras formas de cine, que le parecían demasiado centradas en la narración y el entretenimiento. Para él, el cine-poesía es una forma más seria y experimental de hacer cine, preocupada por explorar cuestiones filosóficas y existenciales a través de la metáfora, el simbolismo y las estructuras narrativas no lineales. Sus películas, como Accattone (1961) y Il Vangelo secondo Matteo (1964), se citan a menudo como ejemplos de cine poético (Keating, 2001: 13). Estas películas se caracterizan por un uso poético del lenguaje, sus estilizadas imágenes visuales y sus técnicas narrativas poco convencionales. El concepto de cine-poesía de Pasolini puede representar un rechazo de los modos tradicionales de narración 8 en el cine y una aceptación de las posibilidades más experimentales y vanguardistas del medio. Las películas de la Nueva Ola Checoslovaca que podrían agruparse bajo la categoría de ‘exuberantes’ tienen mucho que ver con estas dos cuestiones; la experimentalidad y lo poético. Tanto Maurois y Kracauer como Pasolini hablan de dos momentos pertenecientes a vanguardias y el interés en el desarrollo de un cine experimental, alejado del MRI. La Nová Vlná, aunque en ocasiones respete la linealidad de las narraciones, introduce elementos de subjetividad, capas de significado – el otro film de Pasolini, liberado de carácter expresivo- expresionista – y en el caso, de las películas de la ola exuberante, atmósferas poéticas y oníricas. Esta exuberancia en la Nová Vlná aparece a veces acompañada de elementos propios del cine de terror, siendo el ejemplo más claro la película Spalovač mrtvol (El incinerador de cadáveres, 1969) de Juraj Herz, donde lo onírico se vuelve oscuro y pesadillesco. La trama en sí ya es despiadada, teniendo de protagonista a un personaje oscuro y complejo, que termina siendo incinerador de cadáveres en un campo de exterminio nazi, a lo que la atmósfera solo añade tetricidad. La película mantiene aún así otros elementos típicos de la ola exuberante, como el uso del humor absurdo y el significado político de este. Otro caso en el que la exuberancia convive con el terror es Valerie a týden divů (Valerie y su semana de maravillas, 1970), una adaptación de la novela negra con mismo título de Vítězslav Nezval del 1935, donde, en forma de alegoría del fin de la inocencia, una niña de trece años comienza a tener pensamientos obscenos y terroríficos. La atmósfera, de todas formas, conserva la forma de ensoñación fantástica, que contrasta con la oscuridad de la subjetividad de la niña. En otros casos, la exuberancia aparece como pretexto para la creación de escenarios cercanos al surrealismo que permiten el desarrollo de narraciones a simple vista incoherentes y totalmente pertenecientes al plano de la experimentalidad. Sirviéndose de la fuerza iconográfica y el ingeniosouso del absurdo, Chytilová parece dominar este aspecto en sus películas Sedmikrásky (Las margaritas, 1966) y Ovoce stromu rajských jíme (Fruto del paraíso, 1969), donde, en ambos casos, trabaja la colisión entre lo experimental y lo argumental. Sedmikrásky es completamente experimental, desde el punto de vista de Kracauer y Maurois; “despoja a los acontecimientos de su excesivo sentido común, libera al espectador de la necesidad de juzgar, acercándolo a la emoción poética”. Tiene un argumento, pero a la vez no necesariamente lo sigue, resulta una de las obras clave para comprender lo que estamos definiendo como la ola exuberante de la Nová Vlna. La película está repleta de representaciones hiperestilizadas de un mundo reconocible, pero también 9 absurdo, surrealista y ridículo, construido mediante las distorsiones de los gestos de las protagonistas, el habla y sus extrañas interacciones con los objetos cotidianos de su mundo. Lo único en lo que coincide la crítica sobre esta película es en que trata de algo ambiguo. Es una obra cargada de simbolismo, absurdo, imágenes surrealistas y psicodélicas, contradicción, intertextualidad, experimentación y ambigüedad. Sin embargo, al mismo tiempo, consigue dar cierta sensación de coherencia, haciendo que el espectador no se sienta totalmente perdido durante su visionado (Hames, 2005: 202). La última película que Chytilová hizo antes del final de este movimiento cinematográfico fue Ovoce stromu rajských jíme, donde culminan los elementos que Kracauer, Maurois y Pasolini considerarían idóneos en una película argumental que pretende ser poética – que resulta además muy pasoliniana. Se crea una atmósfera onírica que transporta al espectador al jardín del Edén planteado – o a los dos diferentes paraísos que se proponen, el primer “Edén distorsionado” de su prólogo y el segundo Edén “aparentemente ordenado”2. Esta confluencia entre la experimentalidad y el argumento es el claro ejemplo de lo que significa lo exuberante: un “estilo artístico vigorosamente imaginativo” pero a su vez abundante, con detalles visuales y narrativos complejos y variados. Relación de lo exuberante con otras categorías Otras categorías que se pueden relacionar y tener en cuenta a la hora de trabajar acerca de lo exuberante son lo intenso y lo sublime. Ambas relacionadas con la recepción del espectador y con la cantidad de emoción que suscitan en él, resulta interesante reparar brevemente en ellas para entender mejor a qué se refiere esta investigación con la exuberancia. Lo intenso Eisenstein, en El sentido del cine (1942), desarrolla el concepto del montaje de atracciones, cierta dinámica que deben crear las películas. Los diferentes niveles de atracción colaboran para producir la forma y la función de la película con la intención de cautivar al espectador. El resultado de esta dinámica es la intensidad, conformada por los movimientos y flujos de la obra. Es un concepto relacionado con la forma de la película y con los efectos que esta produce en el espectador. 2 La obra constituye una alegoría de los primeros capítulos del Genésis y podría considerarse una parábola de la pérdida de la inocencia y la búsqueda de la verdad. Se divide en dos partes, con puestas en escena marcadamente distintas y personajes diferentes, contando con algunos elementos comunes. Contiene un primer prólogo — compuesto por imágenes visualmente llamativas y distorsionadas — y la posterior historia que realiza ciertas alusiones al prólogo, pero se desarrolla de forma distinta. 10 La intensidad vincula el interior y el exterior, la intencionalidad y la proyección y su producción está vinculada a la capacidad de crear alternativas a la comunicación convencional. La intensidad requiere la presencia de la alteridad respecto a la norma. La diferencia y la intensidad son aspectos imprescindibles del cine artístico en general y del cine de autor en particular, siendo ambos distintos del discurso común y la sencillez de las formas de comunicación estándares (Bertetto, 2020: 267). La intensidad es, por tanto, el resultado de “cómo contar algo de una forma no convencional y atrayente”. Acerca de este cruce entre los conceptos de lo intenso y lo diferente, Deleuze escribe “La expresión ‘diferencia de intensidad’ es una tautología… Toda intensidad es diferencial, por sí misma una diferencia” (Deleuze, 1994: 222). La intensidad es un dinamismo polifacético que concierne a la sensación y que impregna la obra, la convierte en acción. Subyace tanto a las entidades diferenciales como a su transformabilidad y, por tanto, implica devenir más que estabilidad, rigidez, fijeza, eterna mismidad. Así pues, la intensidad no excluye el exceso y la desmesura, pero tampoco los implica. En su manifestación más sofisticada y sutil, la intensidad implica movimiento frente a quietitud (Bertetto, 2020: 268). El cineasta que toma Bertetto como referencia para trabajar el concepto de la intensidad es Fellini: La intensidad es una clave importante para reflexionar sobre las películas de Fellini. Fellini es uno de esos autores que, con gran intencionalidad, construyen sus películas como variados y polifacéticos viajes de atracción que pretenden producir sensaciones y cautivar al espectador, recurriendo también a las seducciones de otras formas populares (ib.) 3. Tomando sus dos películas La dolce vita e Il Casanova di Federico Fellini como ejemplos, Bertetto llega a una serie de conclusiones acerca de la intensidad: hacer que lo cuidadosamente construido aparezca como casualidad, añade tensión a los acontecimientos narrados y asegura una intensidad invisible y aparentemente inexplicable, aunque muy poderosa; las diferencias ambientales, de comportamientos y de personajes distribuyen y articulan la intensidad; y por último, la fuerza de la intensidad se crea en la intersección entre el vértigo, la nada y el caos desatado por fabricaciones, estímulos visuales, figuras imaginarias y atracciones. Lo intenso guarda relación con lo exuberante por el carácter constructivo de ambas categorías. La intensidad está relacionada con la construcción de un dinamismo concreto dentro de una película, mientras que la exuberancia es 3 Todas las citas originalmente en inglés han sido traducidas por la autora de la investigación. 11 fundamental para construir un tipo de atmósfera concreta; la resultante de la mezcla entre argumento y poética en una película. Es una relación vinculada a la recepción de una obra y el análisis cuantitativo de los efectos de esta sobre el espectador. Lo sublime En Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1764) Kant desarrolla por primera vez el problema estético, centrándose en los conceptos de lo bello y lo sublime. Mientras que lo bello encanta, lo sublime conmueve, lo bello gusta y lo sublime atrae. Así, lo bello es una tranquila contemplación, un acto reposado, mientras que la experiencia de lo sublime agita y mueve el espíritu, causa temor. Para Kant lo sublime está relacionado con la naturaleza, es el sentimiento surgido ante una determinada percepción de esta como algo infinito, inabarcable o de un poder que supera al ser humano – se puede pensar en la naturaleza como infinita, pero no se puede llegar a conocer por completo nunca4. En el carácter nacional, que contiene en sí la expresión de lo sublime, este es ya del género terrible, un poco inclinado a lo extravagante, ya un sentimiento por lo noble, ya por lo magnífico (Kant, 1764: 66). Esta relación de lo sublime con lo extravagante, lo terrible o lo magnífico, además de su carácter cuantitativo – el infinito representado por la naturaleza inabarcable – hacen de lo sublime un concepto fácilmente relacionable con lo exuberante, pues ambos adjetivos califican el exceso visual y numérico. Estado de la cuestión Acerca de lo que a esta investigación concierne hay una serie de publicaciones que resultande interés. En lo que se refiere al tema, quizás más general y contextual, de las implicaciones de la cultura patriarcal en el socialismo está el libro The Politics of Gender Culture under State Socialism: An expropriated voice (2014) con Hana Havelková y Libora Oates-Indruchová como editoras, que se centra en la transformación de la cultura de género durante el socialismo en Checoslovaquia (1948-1989). Mientras tanto, en relación a lo femenino interactuando con las vanguardias y lo exuberante está el capítulo Film, Feminism, and the Avant Garde de Visual and other pleasures (1989) de Laura Mulvey. 4 En Crítica del juicio (1790) Kant desarrolla una teoría de lo sublime donde distingue varios tipos de sublime (el matemático y el dinámico), pero para este ensayo no interesa profundizar tanto y lo que se mencione de lo sublime se ceñirá a lo que se desarrolla en Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1764). 12 El libro The Cinematic Bodies of Eastern Europe and Russia (2018) editado por Ewa Mazierska, Matilda Mroz, y Elżbieta Ostrowska reune una serie de enfoques críticos que analizan las representaciones del cuerpo en el cine de Europa del Este y Rusia después de la Segunda Guerra Mundial. Se centra en tres áreas: el cuerpo traumatizado, el cuerpo como lugar de placer erótico y la relación entre cuerpo e historia. La representación femenina está muy relacionada con la corporeidad, por lo que esta publicación resulta muy interesante para la investigación, especialmente el capítulo dedicado a la Nueva Ola Checoslovaca de David Sorfa, The Touch of History: A Phenomenological Approach to 1960s Czech Cinema. En cuanto a cuestiones más concretas, relacionadas con la autoría de Chytilová y su trabajo estético, se tendrán en cuenta especialmente los siguientes artículos: Věra Chytilova's The Fruit of Paradise: A Tale of a Feminine Aesthetic, Dancing Color and a Doll Who Kills the Devil (2014) de Iveta Jusová and Dan Reyes, In search of authenticity: Věra Chytilová's films from two eras (2018) de Jan Čulík y Věra Chytilová’s The Fruit of Paradise [Ovoce stromů rajských jíme, 1969]: radical aura and the international avant-garde (2019) de Felicity Gee. Estas tres publicaciones trabajan la cuestión de la exuberancia en el cine de Chytilová e introducen conceptos interesantes relacionados con cuestiones que se desarrollarán también en esta investigación, con relación a la película Ovoce stromů rajských jíme. La cuestión del hambre femenina también ha sido estudiada a partir de la obra de Chytilová en la publicación Banquet of Profanities: Food and Subversion in Věra Chytilová’s ‘Daisies’ (1998) de Katarina Soukup, que será interesante tener en cuenta más adelante. La tesis doctoral de Albert Elduque Del hambre al vómito: Imágenes del consumo en el cine moderno (UPF, 2014) trabaja sobre cuestiones relativas a la política del hambre y el consumo, y también se tendrá en cuenta en el corpus teórico de esta investigación. Por último, las publicaciones relativas al humor que incluyen algunas de las cuestiones que se pretenderá trabajar en esta investigación son: Spectres of Slapsticks & Silent Film Comediennes (2018) de Maggie Hennefeld, Abjection Incorporated: Mediating the Politics of Pleasure and Violence (2020) de Maggie Hennefeld y Nicholas Sammond y Cut-ups: Jacobs, Chytilova and the Politics of Slapstick Modernism (2018) de Bill Solomon. Todas ellas incluyen cuestiones relativas a la relación del humor, del slap-stick, con lo femenino y la representación femenina. 13 CAPÍTULO I – Femenino y feminista: antecedentes y retos metodológicos La colisión entre feminismo y cine forma parte de un encuentro explosivo más amplio entre feminismo y cultura patriarcal. Desde muy pronto, el Movimiento Feminista llamó la atención sobre el significado político de la cultura: sobre la ausencia de las mujeres en la creación del arte y la literatura dominantes como un aspecto integral de la opresión. A partir de esta percepción, otros debates sobre política y estética adquirieron nueva vida. Fue (no exclusivamente, pero sí en gran medida) el feminismo el que dio una nueva urgencia a la política de la cultura y centró la atención en las conexiones entre la opresión y el dominio del lenguaje. En gran medida excluidas de las tradiciones creativas, sometidas a la ideología patriarcal dentro de la literatura, las artes populares y la representación visual, las mujeres tuvieron que formular una oposición al sexismo cultural y descubrir un medio de expresión que rompiera con un arte que había dependido, para su existencia, de un concepto exclusivamente masculino de la creatividad (Mulvey, 1989: 111). Esta cita de Laura Mulvey sirve como punto de partida para reflexionar acerca del interés en poner el foco sobre la representación femenina y cómo esta interactua con dos cuestiones fundamentales: lo femenino y lo feminista. Podría decirse que lo femenino es un concepto mucho más relacionado con la semiótica y la forma en la que algo es representado, mientras que lo feminista constituye más bien la forma en la que se mira, investiga o analiza algo; la óptica. Julia Kristéva, en su obra sobre la poética modernista, ha vinculado la crisis que produjo el lenguaje del modernismo con "lo femenino". Para ella, lo femenino es lo reprimido en el orden patriarcal. La tradición es transgredida por una erupción de exceso lingüístico, y opone lo femenino directamente al lenguaje lógico y la represión endémica del patriarcado. Kristéva propone la semiótica como herramienta discursiva que supere la definición patriarcal de lo femenino para que las propias mujeres puedan apropiarse de la definición (o las diversas definiciones). La ruptura con el pasado tiene que funcionar a través de los propios medios de creación de significado, subvirtiendo sus normas y rechazando su totalidad, por lo demás imperturbable. Aquí, por extensión, aparece plenamente la importancia del sector cinematográfico independiente para el feminismo: es fuera de las limitaciones del cine comercial, en debate con el lenguaje del contra-cine, donde puede tener lugar la experimentación feminista. La semiótica pone en primer plano el lenguaje y subraya tanto la importancia 14 crucial del significante (durante mucho tiempo pasado por alto y subordinado al significado) como la naturaleza dual del signo, sugiriendo así el beneficio estético que puede obtenerse jugando con la separación entre sus dos aspectos. Para el feminismo, esta división tiene un triple atractivo: la fascinación estética por las discontinuidades; el placer de perturbar la unidad tradicional del signo; y el avance teórico que supone investigar el lenguaje y la producción de significado (Kristéva, 2006: 121-122). Históricamente, el auge del cine de vanguardia y del cine experimental a finales de los años 60 y principios de los 70 supuso la circulación de más películas producidas por mujeres que nunca, que gracias a los requisitos técnicos más humildes que este tipo de cine requería pudieron realizar sus primeros acercamientos a la creación audiovisual. Aunque algunas mujeres cineastas habían obtenido buenos resultados en los festivales, destacando entre estos el Festival de Cine Experimental de Knokke-le-Zoute, situado en Bélgica, no recibieron ni la consideración de la crítica ni los puestos de trabajo que la acompañaban, y el campo del cine de vanguardia se institucionalizó como uno completamente masculino. Como respuesta a esto, surgen en los años 70 los primeros festivales de cine de mujeres y las primeras publicaciones centradas en ellas. En 1972 apareció el primero de los siete números de la revista feminista Women and Film, junto con números especiales sobre el tema en Film Library Quarterly y Take One. En junio de 1972 se celebró en Nueva York el Primer Festival Internacional de Cine de Mujeres, al que siguió, dos meses más tarde, ‘TheWomen's Event’ en el Festival Internacional de Cine de Edimburgo. También fue cuando académicas como Claire Johnston y Laura Mulvey comenzaron a publicar sus primeras ideas sobre el cine femenino. Estas primeras publicaciones plantearon una serie de preguntas como: ¿Existen valores “específicamente femeninos” que surjan del trabajo de las directoras? ¿Deben las directoras rechazar totalmente los valores masculinos e inventar algo totalmente distinto? O, a la inversa, ¿qué función tiene la crítica femenina de la ideología? Esta última cuestión fue la más controvertida. La conclusión de que las películas eran influyentes y perjudiciales para las mujeres, en la medida en que estaban estructuradas mediante un montaje invisible para satisfacer el deseo masculino de dominio visual y literal desplazó la atención de las estudiosas feministas de las películas de mujeres a las películas sobre mujeres (Blaetz, 2007: 4). Así, la mirada feminista empezó a fijarse también en cómo se representaba lo femenino y a revisitar la historia del cine desde esta perspectiva feminista. Si traemos estos conceptos primigenios a la actualidad del feminismo interseccional hay una serie de cuestiones que quedan obsoletas o que se 15 afrontan de forma diferente. El inicio de la teoría queer, en los años 90 con Teresa de Lauretis como primera pensadora en acuñar este término, y adoptada rápidamente por otras referentes como Gloria Anzaldúa, Eve Kosofsky Sedgwick, Judith Butler, José Esteban Muñoz y Paul B. Preciado, supone la llegada de un nuevo enfoque teórico en cuanto a la noción de género. Cuestiones como lo femenino y lo masculino, planteadas por pensadoras feministas como Kristéva o Mulvey quedan quizás obsoletas ante la llegada de lo queer, que replantea el binarismo de género y la heteronormatividad. De todas formas, al revisitar un pasado en el que estas cuestiones aún no estaban vigentes y la representación en pantalla en escasas ocasiones superaba el binarismo socialmente impuesto, fijarse en las representaciones de lo femenino cobra sentido, teniendo por supuesto en cuenta la realidad actualizada de estas nociones. Además, tener presente la teoría queer supone también una visión más completa y crítica a la hora de aproximarnos al retrato de lo femenino, haciendo, por tanto, de este nuevo planteamiento una forma complementaria de abordar esta. Aproximaciones corpóreas y hápticas La cuestión del cuerpo femenino y de cómo se muestra en pantalla es central a la hora de realizar una investigación acerca de la representación femenina en cierto tipo de cine. Al ser el objeto de estudio un cine de vanguardia perteneciente a un estado socialista, esta corporeidad es trabajada de forma diferente y novedosa. Por supuesto que la mirada cis-hetero-patriarcal sobre los cuerpos femeninos sigue predominando en ocasiones, pero podría considerarse que se manifiesta de formas diferentes al resto de vanguardias de la época o cercanas a ella. Por ejemplo, en la Nouvelle Vague, el cuerpo femenino constituye generalmente un mero objeto de deseo5, que de forma parecida que en Hollywood, fascina al hombre protagonista. Bajo la falsa ilusión de “liberación femenina”, la Nouvelle Vague mostraba a mujeres canónicamente bellas que en sus diálogos demostraban un alto grado de inteligencia o inquietudes intelectuales, representadas por actrices talentosas, a la vez que su cuerpo o belleza representaba su principal atractivo y estas actrices, como Brigitte Bardot o Anna Karina, pasarían a la historia como iconos de belleza antes que por sus habilidades de interpretación, cosificadas por la mirada masculina. Laura Romero Sánchez reflexiona acerca de esta cuestión en su vídeo-ensayo The French New Wave: A Free Woman Under the Male Gaze (2022). En las películas de la Nueva Ola Checoslovaca la corporeidad femenina parece tomar una forma mucho más política frente a su previo rol completamente estético. Por supuesto que aún hay reminisciencias 5 Esto no significa que en la Nouvelle Vague no hubiera cineastas como Agnès Varda, o herederas del movimiento como Chantal Akerman, que pudieron aportar una mirada femenina distinta de la canónica, revolucionaria para la época. 16 de la carga estética, el peso de lo bello y la mirada masculina, pero son replanteadas. El cuerpo humano se sitúa en la intersección de la necesidad histórica y la libertad individual, superando la visión plenamente histórico- política del realismo soviético y llevándola a un cruce con lo que podría parecer su antítesis, en cuanto a nuestro objeto de estudio. David Sorfa considera que la Nová Vlna consigue destacar la pantalla como objeto de percepción en sí, pero también otorgar un peso moral a la representación del cuerpo humano (2016: 187-206). Este peso trasciende al género del personaje mostrado y, al contrario que en la Nouvelle Vague, dota al cuerpo femenino de una carga profundamente política que no es completamente eclipsada por el factor estético. Herbert Eagle afirma: “Los personajes representan claramente sus sistemas de valores, y los conflictos se ven en términos inequívocos (…) El sistema realista socialista oficial (…) fomentó la producción de representaciones groseramente distorsionadas de la vida real y de la historia real” (citado en Hames 2005: 30). Como reacción a estas “distorsiones”, está claro que durante la liberalización de la política y la estética en la Checoslovaquia de los años sesenta, los cineastas mostraron un interés especial por lo “real”, acompañado de la sensación de que la representación de la realidad o la verdad no era algo fácil o sencillo de conseguir. El cuerpo humano individual se convierte en el centro del significado de cada película y se erige como expresión de una historia más amplia, pero también como lugar de resistencia a la fuerza totalizadora de esta historia. El cuerpo del individuo, y por extensión su mente, es a la vez resultado y rechazo de la historia (ib., 2016: 188). Aunque Sorfa hable en este caso del cine realista de la Nová Vlna, esto se puede aplicar también a la ola exuberante, pues los cuerpos representados siguen constituyendo ‘un resultado a la vez que un rechazo de la historia’. En lugar de responder a la distrosión del realismo soviético con otra forma de representar lo real, la ola exuberante busca ‘distorsionar la distorsión’, es decir, mediante herramientas estéticas y narrativas como lo onírico y el absurdo, este cine sigue funcionando como respuesta coherente al sistema realista soviético. La noción del ‘cuerpo individual como expresión de una historia más amplia, pero también como lugar de resistencia a la fuerza totalizadora de la historia’ se resignifica dentro de este cine, pasando a ser un elemento simbólico más dentro del total de la película. A pesar de no tener pretensiones realistas en su representación, el cuerpo toma una dimensión propia dentro de la narración y estética que se muestra. No se busca la verosimilitud en los gestos de los personajes ni la actuación fidedigna al comportamiento humano real, sino más bien la hiperbolización de las acciones 17 humanas, el absurdo y el sinsentido. Y esto tiene, por supuesto, toda la fuerza política (o incluso más) de lo que plantea Sorfa sobre el realismo de la Nueva Ola Checoslovaca, solo que, partiendo desde una estructura mucho menos fenomenológica y más ligada al subconsciente y a lo subtextual. Aplicando todo esto a los cuerpos femeninos, el peso político es mayor, pues no sólo se carga con la historia política de una nación al representar a un individuo, sino que también con el significado que tiene ser una mujer dentro de esta historia. El cuerpo femenino se convierte en un recipiente donde confluyen el componente histórico con el identitario. Esto se sugiere de forma sutil mediante una aparente lejanía frente a lo realista que, al contextualizarse y fijarse detenidamente, sigue manteniendo un fuerte componente de realismo– implícitamente oculto bajo las capas de significación. En cualquier consideración sobre las películas “experimentales” o “fantásticas” de la Nueva Ola checoslovaca, la influencia de la literatura de preguerra es fácilmente evidente. Existen vínculos bastante obvios con la obra de Kafka, Vančura, Nezval y la tradición poética/surrealista (...). En el sinóptico sobre la prosa contemporánea, celebrado en enero de 1963, se atacaron las restricciones del realismo socialista y se favoreció el establecimiento de nuevos vínculos con la literatura moderna (…). Por consiguiente, el reencuentro con Kafka no fue únicamente un intento de ponerse al nivel de los intelectuales occidentales, sino también una importante experiencia nacional ligada a acontecimientos tanto culturales como políticos (Hames, 2005: 139). Tal como apunta Hames, esta reacción al realismo soviético, construida de forma tan simbólica, responde también a una fuerte tradición literaria checoslovaca. La corporeidad exuberante es por tanto fruto de esta resistencia al realismo socialista y de la herencia narrativa y estética de la literatura simbolicista de su nación – además de por supuesto, la tradición vanguardista global. Valerie a týden divů (1970) de Jaromil Jireš, adaptación de la obra homónima de Vítězslav Nezval, trata de la primera menstruación de una chica de 13 años y su despertar sexual – cuestiones específicamente corporales – que la película muestra mediante ensoñaciones, fantasías y pesadillas. Las fantasías contienen connotaciones sexuales – o lo son explícitamente – y a menudo son espeluznantes, pero, a lo largo de la película, la imagen de Valerie es la de una belleza, una inocencia y una ligereza inmutables. La conciencia sexual no perturba su serenidad y ella permanece intacta ante sus horribles visiones (Hames, 2005: 203). Esta forma de transmitir los cambios orgánicos del cuerpo femenino resulta increíblemente realista – pese al “surrealismo” que caracteriza a la obra – pues la consciencia corporal que trae consigo el despertar sexual y 18 la primera menstruación se muestran como cosas que, aunque alteren los pensamientos de Valerie, suceden y ya. El mito alrededor de la menstruación como momento en el que “se pasa a ser una mujer” y la demonización del deseo sexual femenino, a pesar de tener una fuerte presencia en la obra, forman tan solo parte de lo conceptual, pues en última instancia, Valerie se mantiene imperturbada, estas pesadillas no se materializan. El cuerpo femenino, a pesar de haberse desarrollado, se mantiene sereno y no sucumbe al punitivismo clásico que se lanza contra él. Otra noción a destacar en relación a lo corpóreo es la de lo táctil, y concretamente lo háptico – la sinestesia vista-tacto que define Aloïs Riegl en 1966. En este sentido, los cuerpos se pueden analizar en cuanto a cómo interactúan entre ellos – el roce/tacto entre dos o más cuerpos – o por cómo se plasman las texturas de la imagen y cómo esto crea una estrecha relación espectador-obra. Uno de los efectos de lo que podríamos llamar el estilo háptico- fenomenológico es poner en primer plano no solo la supuesta realidad corporal de los personajes diegéticos, sino también llamar la atención sobre el proceso de visionado de la película (Sorfa, 2016: 189). La fenomenología utiliza la idea del tacto como metáfora de la comunicación directa entre la realidad y los seres humanos. El tacto es un símbolo de la verdadera aprehensión. En El “mundo natural” y la fenomenología6 (1989), el filósofo Jan Patočka escribe que la “principal orientación dentro de la región táctil, sin embargo, es la que consiste en la subjetividad del tacto: que en él sentimos tanto la cosa como a nosotros mismos, nuestro cuerpo” (1989: 254). Patočka destaca la doble naturaleza del tacto, de modo que cuando tocamos algo o a alguien no solo sentimos aquello que tocamos, sino que también experimentamos que nos tocamos a nosotros mismos (Sorfa, 2016: 192). Esto se relaciona con la representación corporal femenina por la dimensión háptica que toma la misma y concretamente con la ola exuberante por la subjetividad que esta plantea en sus obras. Lo háptico es por tanto síntoma de este encuentro entre subjetividad y cuerpo femenino. En su libro El sentido olvidado: Ensayos sobre el tacto (2015), Pablo Maurette argumenta que lo háptico está relacionado con lo afectivo: “se puede decir entonces que, el tacto es el único sentido realmente irreductible. Pero si todas estas formas complementarias de percepción del cuerpo propio7 se asocian con el tacto 6 Texto publicado en la recopilación de textos del autor Jan Patočka: Philosophy and Selected Writings (1989) editado por Erazim Kohák, de la mano de University of Chicago Press. 7 Previamente a lo aquí citado, Maurette define cuatro ‘epifenómenos de lo háptico’: la exterocepción (el contacto epidérmico superficial), la interocepción (percepción del interior del cuerpo), la propiocepción (percepción del movimiento de las distintas partes del cuerpo en relación de unas con otras y la sensación de equilibrio) y la cinestesia (capacidad de moverse y percepción del movimiento). 19 antes que con cualquiera de los otros sentidos, es porque son, como este, de naturaleza afectiva” (2015: 59). Lo háptico nace de lo afectivo y se manifiesta en diferentes formas y lugares, siendo el cuerpo humano y la experiencia de este su orígen. Teniendo en cuenta el peso que cobra el concepto de la afectividad al hablar de lo femenino – un peso más bien político y estructural – lo háptico se reconfigura y se relaciona con una sensibilidad no solo táctil sino también emocional. Esta cuestión emocional es trabajada en los cines experimentales o de vanguardia mediante la construcción de extremos; lo que no se hiperboliza se minimaliza y viceversa. El rol femenino tradicional de mujer afectiva, cuidadora y cuidadosa se difumina, dando pie a nuevas representaciones. El cuerpo es nuevamente el punto de partida de estas, pues las emociones y los afectos se transforman en gestos corporales exagerados o minimizados. En Sedmikrásky, cuando las dos protagonistas desean mostrar cualquier emoción, esta es completamente estilizada e hiperbólica, mientras que en Ovoce stromu rajských jíme la expresividad se minimiza y se ralentiza, pero el factor háptico no desaparece del todo, pues la emoción, lo sensible, se mantiene. Aspectos a observar Como se ha señalado en la introducción, con el objetivo de aproximarse a la representación femenina en el cine de la Nueva Ola Checoslovaca, esta investigación partirá de tres ópticas o caminos: la naturaleza, el hambre y el humor. Estos tres aspectos están presentes en distintas películas de la ola exuberante, de distintas formas. La naturaleza es quizás el concepto que más se relaciona con lo háptico y plantea reflexiones alrededor de la poética del espacio con relación al cuerpo femenino, la transformación y representación de este y cómo se relaciona con su entorno. El hambre, en forma de festín o banquete, o con su ausencia, funciona como agente político de la representación femenina. En el contexto de la Nová Vlna también es un elemento catalizador a la crítica tanto del exceso capitalista, como de la hipocresía del partido comunista nacional. Por último, el humor es más bien una vía, una forma de representar, pero con una gran fuerza narrativa al formar parte de la representación de la mujer. La subversión mediante el absurdo es algo por lo que la Nueva Ola Checoslovaca se caracteriza. La puesta en escena de personajes femeninos que se presentan mediante el humor se utiliza a menudo para desafiar las normas de género y presentar a las mujeres de manera más compleja y realista. Los personajes femeninos se presentan como rebeldes, ingeniosos y capaces de tomar sus propias decisiones, lo que en su momento reflejaba los cambios sociales y políticos que estaban ocurriendo en Checoslovaquia enla época. 20 CAPÍTULO II – La naturaleza La relación entre mujer y vegetal La secuencia de preludio de Ovoce stromu rajských jíme (1969) de Věra Chytilová – lo que en la introducción de esta investigación se ha denominado la representación del Edén distorsionado –, compuesta por imágenes de árboles, frutas y hojas superpuestas sobre ellos, en colores vívidos, conforma una atmósfera onírica. Mientras se ven estas imágenes se escucha un coro8 que, de manera tenebrosa, canta el pasaje bíblico, añadiendo más o menos intensidad a cada parte (Gn. 3). La introducción a la película mediante esta secuencia, reconstruyendo el pecado original, con su peculiar puesta escena y la construcción de un paisaje sonoro lúgubre, define la misma como alegoría, mito con mensaje ético (Čulík, 2018: 208). La naturaleza en esta secuencia es reconocible, pero a su vez abstracta, lejana e irreal. Se asemeja a la sensación de estar en un sueño, donde te encuentras con elementos identificables y a la vez ajenos, un “estado de confusión en el supuesto orden de la naturaleza” (Gee, 2019: 5). La superposición de imágenes de vegetación con los cuerpos desnudos de un hombre y una mujer sin ningún tipo de características propias (Adán y Eva) construyen este paraíso tan singular. Figuras 1 y 2, Adán y Eva caminando por la naturaleza. Adán y Eva bañándose Figuras 3 y 4, Eva cubriéndose los pechos. Eva mirando hacia un lado. 8 La música es compuesta por Zdeněk Liška e interpretada por el Filmový Simfonický Orchestr. 21 A lo largo de la secuencia se muestra cómo es Eva quien domina la acción; Eva camina primera, Eva guía a Adán mientras “bailan” en el agua – porque Eva es quien cae en la tentación del pecado original y Eva es quien realmente va a protagonizar esta película. Sobre el argumento de la obra, la siguiente cita de Hames ofrece una explicación concisa: En esta película, el tema o la historia, que nunca ha sido la principal preocupación de Chytilová, se presenta con toda la ambigüedad que cabría esperar. Una estilizada introducción simboliza la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Eva está casada con Josef (Adán), y se les muestra al principio de la película bajo un árbol, del que cae una manzana. En el jardín acecha Robert (el Diablo/Serpiente), que espera para tentarlos. Resulta que Robert es un asesino que ha matado a seis mujeres. Robert persigue a Eva, su víctima prevista, pero la historia tiene un giro inusual: es ella quien lo mata. Este es el origen de la historia concebida por la guionista Ester Krumbachová, pero, como en el caso de Sedmikrásky, solo sirve de trampolín para lo que sigue. A diferencia de la película anterior, Ovoce stromu rajských jíme no tiene el mismo enfoque crítico y apasionado, y encuentra su justificación en la búsqueda de la belleza formal y visual por derecho propio. Si bien es una belleza que deriva de la ambigüedad, surge de un proceso de improvisación, más que de la estética intelectual controlada (Hames, 2005: 197). Las imágenes de las Figuras 3 y 4 que la cámara dedica exclusivamente a la mujer – la mujer ocultando su desnudo y la mujer mirando a otro lado, superpuesta por la vegetación – son de donde parte este análisis. La Figura 3 se identifica con un primer concepto que se ha acuñado “la puesta en relación de la mujer con la vegetación” y la Figura 4 con un segundo concepto llamado “la superposición de la vegetación sobre la mujer”. Este primer concepto, la mujer como vegetación – la mujer como flor o como parte de la naturaleza, en muchas ocasiones representada así en las artes9 – puede recordar a dos imágenes de Man Ray en su Emak Bakia (1926): cuando se muestra el rostro de una mujer y a continuación, una flor. Las influencias de la vanguardia, concretamente el dadaísmo y el surrealismo, son muy visibles en las imágenes de esta secuencia de Chytilová y pueden relacionarse directamente con este tipo de piezas de uno de los primeros cines experimentales. 9 Algunos ejemplos: El cuadro La mujer-flor (1949) de Picasso o la Ophelia (1851) de John Everett Millais, esta segunda como representación de “mujer como parte de la naturaleza”. 22 Figuras 5 y 6, Rostro femenino en ‘Emak Bakia’ (1926). Flor en ‘Emak Bakia’ (1926) Maya Deren también es una cineasta de vanguardia a la que Chytilová evoca con esta secuencia. Concretamente, Meshes of the afternoon (1943) tiene una imagen pregnante en relación con esta segunda cuestión de la superposición de la vegetación sobre la mujer. En este caso, la mujer se encuentra tras una ventana a la que mediante la luz se le superponen las ramas de un árbol, creando esta ilusión visual de recubrimiento vegetal. Figura 7, Fotograma de Meshes of the afternoon (1943) El devenir vegetal femenino resulta, por tanto, una cuestión tratada con frecuencia en el cine experimental, pero también se puede observar su aparición en el cine primitivo. Lo vegetal se relaciona también con el movimiento; cómo el viento mueve las hojas de un árbol o cómo las propias plantas realizan pequeños gestos de crecimiento y, por consecuencia, transformación. Una planta crece, aflora, a veces da un fruto y en otoño deja caer sus hojas y cambia de color, repitiendo este proceso cíclicamente hasta su muerte, creando una ilusión visual que, observada atentamente, puede parecer un baile. La película de Segundo de Chomón de 1902 que muestra a una bailarina realizando el baile serpentino de Loie Fuller recuerda a esta danza vegetal (Figura 8). 23 Figura 8, Fotograma de Loie Fuller (1902) Figura 9, Fotograma de Lyrisch Nitraat (1990) La compilación de fragmentos de películas datadas entre 1905 y 1915, realizada por Peter Delpeut en 1990, muestra estas imágenes en los colores originales de las películas, manipulando sutilmente la velocidad de las mismas dependiendo de lo que le inspire cada imagen. Esta oda al cine primitivo y al material fílmico muestra un momento de devenir vegetal femenino (véase Figura 9), donde una mujer cubierta por flores y rodeada de naturaleza parece estar recogiendo un fruto de un árbol – evocando la imagen bíblica de Eva, tal como lo hace el inicio de Ovoce. Cualquier vida, para desplegarse, necesita pasar por una multiplicidad irreductible de formas, un pueblo de cuerpos que asume y del que se desprende con la misma facilidad con la que cambia de vestuario dependiendo de la estación del año. (…) Considerar la relación entre dicha multiplicidad de formas en términos de metamorfosis, y no de evolución, (…) significa también, y sobre todo, que cada una de esas formas tiene el mismo peso, la misma importancia, el mismo valor: la metamorfosis es el principio de equivalencia entre todas las naturalezas y el proceso que permite producir dicha equivalencia (Coccia, 2021: 13). Partiendo de Las metamorfosis de Ovidio, Emanuele Coccia teoriza en su ensayo Metamorfosis: La fascinante continuidad de la vida acerca de esta cuestión de la vida única que se ha transmitido durante siglos entre todos los seres vivos. La “danza vegetal” y los procesos de transformación de las plantas vinculados a lo femenino son unas muestras más de lo que plantea Coccia, pues se plantean como elementos alterantes dentro del relato. En Ovidio, algunas de las diferentes metamorfosis terminan con los personajes convertidos en flores: Narciso se transforma en su flor homónima (libro III, versos 341 a 510), Clítie en girasol (libro IV, versos 190 a 270), Dríope en flor de loto (libro IX, versos 324 a 393), Jacinto en su flor homónima (libro X, versos 162 a 219) y Adonis en anémona (libro X, versos 705 a 739). Coccia desarrolla su idea de metamorfosis más allá de esta concepción de conversión de un ser en otro ser y añade: “Llamamos ‘metamorfosis’ a esta doble evidencia: todo 24 viviente es, en sí mismo, una pluralidadde formas – simultáneamente presentes y sucesivas – pero, en realidad, ninguna de ellas existe de manera autónoma, separada, ya que la forma se define en continuidad inmediata con una infinidad de otras formas, que están antes y después de ella. La metamorfosis es a la vez, por una parte, la fuerza que permite que todo viviente se despliegue en varias formas de manera simultánea y sucesiva y, por otra, el aliento que permite que estas formas se conecten entre sí, que pasen de una a otra” (ib.). En este sentido, el prólogo de Ovoce y el posterior desarrollo del relato se atienen a la tesis de Coccia, pues la película encarna esta idea de la pluralidad de formas. El prólogo y el resto de la obra están estética y narrativamente diferenciados, pero siguen manteniendo elementos comunes – la simbología del pecado original y los personajes del mismo, Eva controlando la acción y la ubicación del jardín/bosque. El relato completo se define en la continuidad de estas dos formas que lo conforman – además de por supuesto una infinidad de otras formas que evoca la película y que nacen de su visionado, como por ejemplo el recorrido que se ha realizado al principio de este capítulo de imágenes en relación con el concepto de mujer-vegetal – simultáneamente presentes y sucesivas pero incapaces de existir de manera autónoma, ya que la forma, en este caso el relato, se define por la continuidad y el total de sus elementos. En otras palabras, la película de Chytilová resulta un ejercicio de metamorfosis por su manera de plantear dos posibles acercamientos sucesivos al mito del pecado original, pero que a la vez son uno solo. El siguiente apartado del capítulo se centrará en explorar el valor simbólico que toma el pecado original en esta película, realizando un análisis iconográfico que tendrá en cuenta diversos ejemplos visuales. El pecado original El mito del pecado original está presente a lo largo de toda la película de Chytilová y está intrínsecamente relacionado con la representación femenina y la cuestión de la naturaleza y la mujer. Como se ha mencionado al inicio de este apartado, el preludio muestra planos sugerentes que apuntan a la mujer como quien “controla la acción” – Eva camina primero y parece que guía a Adán (véanse Figuras 1 y 2, página 20), porque será ella quien “caiga en la tentación” y quien realmente protagoniza tanto la película como el pasaje bíblico. 25 Figura 10, Eva, Lucien Lévy-Dhurmer, 1896, Figura 3 (repetida, página 20) pastel y goauche, colección Michel Périnet, París Este control de la acción por parte de la mujer y las consecuencias que esto trae a posteriori – el castigo divino –, hacen de ella un sujeto con aptitudes reflexivas, complejo y con su propia capacidad de toma de decisiones. Esta Eva recuerda a la que retrató el pintor Lévy-Dhurmer (Figura 10), donde, más que rechazar o huir del bíblico reptil, parece dialogar con él mientras lo mira turbadoramente (Bornay, 2020: 143). En el prólogo de Ovoce stromu ̊ rajských jíme hay un plano que recuerda a la composición pictórica de este cuadro (Figura 3), poniendo así a estas dos Evas en relación, no solo en un plano conceptual, sino también en uno pictórico. Ambas aparecen con los brazos entrelazados y rodeadas de vegetación. La Eva de Lévy-Dhurmer dirige su mirada a la serpiente que está a su lado y la de Chytilová al espectador, convirtiéndolo en sujeto de negociación o cómplice, en el equivalente a la serpiente del cuadro. Es casi como si Eva asegurara al espectador que sabe lo que hace, que no es inocente – otra vez, es quien “controla la acción”. El jardín Figuras 11 y 12, Eva tumbada sobre Josef con la manzana en la mano, después de que este rechace comer de ella y Adán y Eva, Edvard Munch, 1908, óleo, Kommunes Kunstalinger, Oslo 26 De la misma forma que en algunas relecturas de la Biblia, en las que antes de la Eva final hubo varias, Chytilová introduce dos Evas diferentes en su película: una primera en el prólogo y una segunda en el resto de la película, cuando realmente transcurre la narración. La primera Eva forma parte de un jardín del Edén distorsionado y desordenado y la segunda (Figura 11) se encuentra en un jardín aparentemente ordenado en el que el desorden empieza una vez se introduce a Robert (el Diablo), quien la intriga y atrae fuertemente. Este orden aparente también aparece en la representación de Edvard Munch (Figura 12), quien viste a Adán y Eva con ropa contemporánea a su época y los coloca junto a un árbol campestre, pudiendo tratarse la obra de dos campesinos aleatorios. La verdadera complejidad de ambos personajes se entiende una vez quien admira el cuadro lee el nombre que el pintor le ha dado y comprende el mito al que se está aludiendo. En las reinterpretaciones de Adán y Eva en el jardín del Edén de Chytilová y Munch se puede ver una vez más a Eva como motor de la acción y a Adán (Josef) como subordinado a esta. También sucede en Eva und die Zukunft de Max Klinger, una serie de grabados que ofrecen la concepción de la mujer como fuerza primigenia que, junto al imperativo del deseo sexual, dominará al primer hombre. En uno de los grabados de esta serie, del mismo título (Figura 13), se puede ver a Eva pensativa, decidida y planeando algo, en primer plano, rodeada de vegetación, y a Adán detrás, descansando a la sombra de un árbol. De nuevo, el Edén aparece como escenario de las acciones iniciadas por Eva. El jardín como espacio de reflexión y acción femenina es un motivo recurrente en las artes10 y podría considerarse el pecado original como origen de esta representación. Figura 13, Eva und die Zukunft, Max Klinger, 1880, grabado, Kunsthalle, Hamburgo 10 Algunos ejemplos: Femmes au jardin (1866) y La Dame en blanc au jardin (1867) de Claude Monet y distintas películas de época como Pride and Prejudice (2005), The Favourite (2018) y Marie Antoinette (2005). 27 Reflexión, búsqueda de la verdad y éxtasis Figuras 14 y 15, Robert diciéndole a Eva que todo es mentira y Eva huyendo de la escena del crímen La intención de Eva al tomar la manzana no es otra que conocer la verdad. La búsqueda de la verdad es el motor de la acción principal en el relato del pecado original y así lo es en la narración de Ovoce stromů rajských jíme, donde la protagonista solo desea obtener la verdad sobre quién es Robert. La frase řekni mi pravdu (“dime la verdad”) se repite a lo largo de la película, concluyendo con un final en el que Eva se enfrenta a Robert – se enfrenta a conocer la verdad – pero este le responde que “todo es mentira” y ella lo mata. Después sale corriendo de la escena del crimen – mientras un ominoso coro canta ¡dime la verdad! de fondo – y llega hasta donde está su marido, a quien le dice que no trate de encontrar la verdad, que ya no le interesa conocerla, ofreciéndole una rosa roja. Eva huye de la tentación que era Robert y vuelve a los brazos de su marido. Para concluir, vuelven a sonar los cantos del libro del Génesis (que ya habían sonado al principio de la película): Y sabían que estaban desnudos, y entonces escucharon a Dios, se escondieron de sus ojos, se escondieron tras los árboles del jardín. Aunque en este relato Eva acabe renunciando al conocimiento de la verdad, el deseo de obtenerla ha sido el motor que ha guiado todas sus acciones. El resultado de la obtención de la verdad es la pérdida de la inocencia y esta está vigente a lo largo de toda la narración de la película y del relato bíblico, se vea desde la concupiscencia o no. Pérdida de la inocencia La idea de que el pecado original es un relato de la búsqueda de la verdad implica que también lo sea de la pérdida de la inocencia, el encuentro con la verdad anhelada. Esta se puede ver desde tres puntos de vista, los tres interesantes para el motivo del pecado original: la obtención de un conocimiento que antes estabaoculto, la culpa – la no-inocencia más jurídica 28 – y el despertar sexual – relacionado con lo naif y la infancia, cuando aún se es “inocente” y “virginal” porque no se han tenido pensamientos obscenos. En primer lugar, la pérdida de la inocencia como obtención de la verdad, desde el prisma del pecado original, resulta algo negativo y que ha de ser castigado, pero en otros contextos religiosos es premiado. Existe un término muy relacionado con estas acepciones del paso del desconocimiento al conocimiento que es el éxtasis. Consiste en “un instante de iluminación mística o de claridad espiritual”, es decir, un breve momento de conocimiento de la verdad, de encuentro con Dios. Por lo tanto, si el pecado original es la búsqueda de la verdad, el éxtasis es un breve encuentro con esta. Pero al igual que la pérdida de la inocencia, el éxtasis también tiene un fuerte componente sexual y así ha sido representado en las artes. Figura 16, Éxtasis de Santa Teresa, Bernini, 1652 Incluso en representaciones religiosas del éxtasis, como la más conocida de todas, el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, este instante de iluminación divina se personaliza de forma cuasi-orgásmica, convirtiendo una representación del saber en una del placer. Esto se puede relacionar directamente con el relato del pecado original y el punto de vista concupiscente del mismo – la tentación, lo prohibido es, en realidad, el sexo por placer, sin fines reproductivos – y en concreto, el placer femenino. Una película que causó un gran revuelo con relación al placer femenino fue Extáse (1933) del también checo Gustav Machatý, donde se mostró, por primera vez en la historia del cine, un orgasmo femenino. Escogiendo un título que en un principio tiene un significado religioso y aportándole este significado de lo carnal, Machatý estableció una relación directa entre placer femenino y pecado católico. La película también resulta interesante a la hora de estudiar 29 Ovoce stromu ̊ rajských jíme, pues podría considerarse precursora de la misma en varios sentidos; los personajes principales también se llaman Eva y Adán y la protagonista, tras bañarse en un lago, pierde la ropa que había dejado sobre su caballo, y tiene que perseguir desnuda al animal – desnuda, rodeada de vegetación. De hecho, esta será la ocasión en la que Adán la vea por primera vez. No solo se alude al pecado original desde la cuestión del éxtasis como “encuentro con la verdad”, sino que también incluye referencias más directas al Génesis. Por supuesto, la cuestión de lo vegetal está muy presente – especialmente en la escena mencionada – y no sería de extrañar que Chytilová tuviera en cuenta esta secuencia a la hora de hacer su película. Es quizás símbolo de una tradición naturista centroeuropea, vinculada a una desinhibición propia. Figura 17. Extáse, 1933 Figura 18, Éxtasis en el prólogo de Ovoce stromů rajských jíme Figura 19, Éxtasis en Benedetta, 2021 30 Históricamente, la inocencia ha sido algo que se asocia a y se espera principalmente de las mujeres. La figura de Benedetta, llevada al cine por Paul Verhoeven en 2021, conforma una sátira de la beatificación – el mayor rango celestial posible de obtener como mortal. Basada en la historia de la monja lesbiana Benedetta del siglo XVII, que afirmaba tener visiones religiosas mientras se acostaba con otra monja de su convento, construye un relato que desmantela la retórica de la inocencia femenina y se mofa de ella. El éxtasis conforma nuevamente la dicotomía entre “momento de iluminación divina” – cuando Dios “se le aparece” a Benedetta – e instante del clímax sexual femenino – cuando Benedetta mantiene relaciones con la novicia Bartolomea. En la película de Chytilová el éxtasis se muestra en el prólogo (Figura 18), señalando el “encuentro con la verdad” tras cometer el pecado – que, de nuevo, se sugiere como carnal. Resulta una imagen muy apropiada para cerrar el círculo alrededor del que ha tratado este apartado: el cuestionamiento o la toma de consciencia (de sí misma, de sus capacidades) del sujeto femenino, la negociación con el sujeto masculino, la búsqueda de la verdad, el (breve) encuentro con esta o momento de éxtasis, la pérdida de la inocencia y nuevamente la toma de consciencia (de su nueva realidad). Desde una perspectiva ecofeminista Hablar del devenir vegetal femenino implica tener en cuenta las teorías ecofeministas, que exploran las relaciones existentes entre la subordinación de las mujeres y otras minorías con la sobreexplotación de los recursos naturales (Puleo, 2011: 29-85). Para este caso, volviendo a lo que se proponía al principio de este capítulo – la noción de la mujer-vegetal y la metamorfosis –, resulta interesante partir desde Donna Haraway y sus teorías críticas con el antropocentrismo. Tanto la relación que establece la autora entre lo humano y lo animal como lo humano y lo tecnológico dan pie a consideraciones del estilo desde el punto de vista vegetal. Prudence Gibson y Monica Gagliano teorizan en 2017 acerca del “nenúfar como planta feminista”, tomando las teorías de Haraway sobre lo animal y lo humano – la noción de “especies compañeras”, que estas autoras amplian también a las plantas – y el trabajo de Luce Irigaray centrado en esta planta como puntos de partida. En su libro Passions élémentaires (1982), Irigaray habla del nenúfar como símbolo de la encarnación y expresión femenina. Asocia el nenúfar con la fluidez, la sensualidad y la conexión con las profundidades del inconsciente. Sugiere que las mujeres pueden inspirarse en la capacidad del nenúfar para florecer en medio del agua, representando una forma de autocreación y autoexpresión. Además, la autora explora el nenúfar como símbolo del deseo y la búsqueda de la subjetividad y examina el proceso de crecimiento de la flor, 31 que emerge del barro, se eleva por encima de la superficie del agua y despliega sus pétalos hacia el sol. Considera este viaje una metáfora de la búsqueda de la mujer por liberar sus deseos y establecer su propia subjetividad dentro de una sociedad patriarcal. Esta flor simboliza un camino hacia la autonomía, la personificación y la reivindicación de la voz y la agencia de las mujeres. Prudence Gibson y Monica Gagliano toman esta idea metafórica de Irigaray y la llevan a una perspectiva más directamente relacionada con la ecología y la vida vegetal. El nenúfar flota sobre la superficie fluidamente femenina y se reproduce asexualmente con la ayuda de insectos que transportan la semilla de la antera al estigma. El nenúfar, por tanto, no depende necesariamente de ningún macho, no se ata y necesita la ayuda de toda una comunidad ecológica para prosperar. Sin duda, se trata de un importante modelo de vida (Gibson y Gagliano, 2017: 143). Gibson y Gagliano pretenden subvertir la idea de la mujer tradicionalmente relacionada con la naturaleza por los atributos de fertilidad y belleza de esta, tomando el nenúfar como ejemplo. En este sentido, el nenúfar no es simplemente un “modelo de vida” por su naturaleza de reproducción asexual, sino que está fuertemente vinculado a la realidad femenina por el doble significado simbólico que se le ha atribuido: por un lado, es “idealizado” y venerado por su valor icónico y, por otro, su verdadera esencia terrenal, su plasticidad y versatilidad sexual se mantienen “planas”, inmóviles y estáticas como un cuadro. Culturalmente, las mujeres han experimentado lo mismo: en la cultura occidental, el estatus icónico fue exclusivo de los hombres durante mucho tiempo y se “extendió” a las mujeres (como diosas, estrellas o divinidades) solo en siglos posteriores. Las mujeres han sido “idealizadas” y veneradas como iconos, sí, pero su esencia femenina y su versatilidad sexual también se han mantenido “planas” dentro de esta trampa cultural-social,al igual que con el nenúfar (ib., 129). Al abordar la naturaleza feminista del nenúfar, las autoras pretenden desarrollar una conexión entre la biología vegetal y la imaginación de modelos para la práctica cultural, la vida ética y una mejor comprensión de las plantas, a través de una perspectiva feminista. Resulta una visión teórica muy interesante para el análisis fílmico que se proponía en la primera parte de este capítulo de relacionar a la mujer con lo vegetal, añadiendo una nueva capa de significado a este vínculo: no se trata de una mera comparación estética, sino que también alberga un significado político, identitario, histórico y crítico profundo. El devenir vegetal femenino adquiere mediante el ejemplo del nenúfar una nueva dimensión simbólica. En el caso de Ovoce stromu rajských jíme, la imaginería vegetal femenina que se 32 muestra en el prólogo – en el que hemos denominado “Edén distorsionado” – se relaciona más claramente con el nenúfar y con el concepto de “especies compañeras” de Donna Haraway. Figuras 20 y 21. Adán y Eva en Ovoce stromu rajských jíme y flor en la misma película En la secuencia se muestra a Adán y Eva nadando en un lago, parece que a punto de cometer un acto sexual, rodeados y cubiertos de vegetación. Al igual que el nenúfar, flotan en el agua y aunque son un hombre y una mujer, como se ha indicado al inicio del capítulo, es la mujer quien está guiando la acción. La Eva del prólogo de la película de Chytilová no cumple con el requisito de la reproducción asexual del nenúfar, pero sí que “flota sobre la superficie fluidamente femenina”, guiando al hombre a su propio placer. Por otro lado, al terminar esta secuencia aparecen en pantalla diferentes motivos vegetales; imágenes de flores como la de la Figura 20 e imágenes de árboles y hojas de diferentes colores. Esta muestra de un ecosistema en el que las plantas cobran una importancia semejante a la del ser humano es trasladable al concepto teórico de las “especies compañeras” que Donna Haraway acuñó a los animales. Como se ha mencionado, Gibson y Gagliano amplían esta acepción a los vegetales. La secuencia completa del prólogo y su peculiar construcción visual, basada en la superposición de motivos vegetales sobre los personajes e interrupciones que muestran imágenes fijas de la naturaleza, refuerzan esta idea que también aparece en cuanto al nenúfar; “necesita la ayuda de toda una comunidad ecológica para prosperar”. Tanto la mujer como la naturaleza – ejemplificada en este caso con el nenúfar – necesitan de su entorno, necesitan de sus especies compañeras para prosperar. Mujer y vegetal son uno en cuanto a su desarrollo vital. 33 CAPÍTULO III – El hambre Figura 22, Fotograma de Sedmikrásky (1966) y Figura 23, Fotograma de O slavnosti a hostech (1966) El festín y la profanación El hambre – la política del alimento – respecto a la representación femenina constituye una cuestión interesante a explorar a partir de las películas exuberantes de la Nueva Ola Checoslovaca. El máximo exponente de ello se da en Sedmikrásky (Las margaritas, 1966) de Věra Chytilová, en el “banquete de profanidades”, definido por Katarina Soukup, que plantea esta película. La película no tiene una estructura lineal, pero está organizada en torno a la comida en tres actos: en primer lugar, están las citas con señores mayores que tiene una de las protagonistas – después de las cuales estos esperan recibir favores sexuales – pero que la otra protagonista interrumpe sentándose con ellos, pidiendo mucha comida y engulléndola hasta que llega la hora en que cada hombre tenía previsto marcharse, alargando así la comida hasta el punto en que la ilusión del posterior favor sexual desaparece. En el segundo acto, las dos protagonistas se encuentran en su habitación y reciben una llamada de un hombre que está enamorado de una de ellas. Mientras él habla sobre lo mucho que la ama, ellas dejan la llamada sonando de fondo a la vez que cortan alimentos con claras formas fálicas (salchichas, huevos cocidos, panecillos, pepinillos y plátanos) en muchos pedazos y se los comen. En el último acto se encuentran el gran banquete final. Dentro de un edificio en el que se cuelan encuentran una mesa enorme repleta de comida preparada para un festín que los altos mandos del partido comunista iban a celebrar. Las dos protagonistas empiezan a engullirlo todo, creando un caos absoluto en la habitación. Al rato, comienzan a lanzarse la comida entre ellas y a balancearse en la lámpara de araña que hay encima de la mesa. El candelabro se derrumba y la película muestra a las dos chicas zambulléndose en un lago. Tenía que acabar así…, se lee en la pantalla: ¿Podrán repararse los daños? Las protagonistas gritan: ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Necesitamos ayuda porque estamos completamente estropeadas! ¡No queremos estarlo más!; Incluso si se les diera una oportunidad… se vería algo como esto… En una secuencia en blanco y 34 negro, se muestra cómo intentan arreglar el desastre – totalmente imposible de arreglar – que han causado, mediante movimientos cuasi-robóticos, pegando trozos de platos entre ellos, volviendo a poner la comida tirada por la habitación en sus fuentes originales y repitiendo una y otra vez lo buenas y trabajadoras que van a ser a partir de ahora. Cuando quedan satisfechas con el “orden” se alegran y lo comentan entre ellas, y de pronto les cae la enorme lámpara de araña encima. Los rótulos finales dicen así: Dedicado a todos aquellos cuya indignación se limita a una ensalada destrozada. Parece que el verdadero desastre solo ocurre cuando las chicas deciden ser “buenas” ciudadanas. Según la interpretación de Hames, la conformidad con cualquier ideología “oficial” (ya sean estereotipos femeninos o actitudes socialistas correctas) “basada en la apatía y la falta de convicción, es en última instancia más destructiva que cualquiera de los estúpidos excesos de las chicas” (Soukup, 1998: 49). Por otro lado, O slavnosti a hostech (La fiesta y los invitados, 1966) de Jan Němec también construye su película en torno a una celebración, en la que el punto de encuentro de los personajes es en torno a una mesa, un banquete. La película, minimalista y única, puede leerse de muchas maneras diferentes – principalmente como una alegoría política sobre los mecanismos de poder, disfrazados de diversas formas, que liquidan a todos los que se niegan a participar en la “fiesta comunal” del régimen. Para Hames, aunque el diálogo en sí mismo no posea un código secreto, sí adquiere significado a través de su interacción con la caracterización y la presentación visual. La película analiza de forma precisa los comportamientos que se imponían a la gente, alentados por los “chicos” de la policía secreta y respaldados por un ejército de ocupación. Němec no pretendía en ningún sentido que la película fuera un panfleto político, sino que intentaba presentar una tragedia universal de forma casi coreografiada. El tipo de relaciones representadas no se limitan a la política de Checoslovaquia, se dan en cualquier lugar en el que la gente busca el ascenso personal, la influencia, el poder directo y las comodidades cotidianas. Sin embargo, la relevancia del tema en la situación política del país hizo que los paralelismos fueran demasiado estrechos como para no recordar a la coyuntura sociopolítica (Hames, 2005: 172). De forma parecida al banquete final que plantea Chytilová en Sedmikrásky, Němec articula una celebración en la que se establecen unas claras dinámicas de poder entre el anfitrión, sus cómplices más cercanos y el resto de asistentes – paralelas a la concentración del poder político en los altos mandos del partido comunista. Las conversaciones banales y aburguesadas de los asistentes refuerzan aún así la idea de que todos están en una situación de privilegio. Tanto en Sedmikrásky como en esta película, estas ideas