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Psicología Política, Nº 24, 2002, 31-44 LA PSICOLOGÍA POLÍTICA. AUSENCIA DE PROYECTOS POLÍTICOS Y LA CRISIS DE LAS CIENCIAS SOCIALES Alexandre Dorna Universidad de Caen. Francia RESUMEN La modernidad se encuentra en un gran "impasse": la ausencia de proyecto co- lectivo. Así, un análisis de la producción científica en las ciencias sociales de- muestra la debilidad de las micro-teorías frente a la necesidad actual de explica- ciones sociales. Desde la Psicología Po- lítica se rescatan tres fuentes integrantes del análisis de la sociedad contemporá- nea: la construcción de las percepciones colectivas, el análisis de los antecedentes de la conducta sociable (incluyendo las variables históricas y temporales) y las contingencias de expectativas. El retorno del sujeto como parte de la problemática sociológica actual constituye una seria advertencia sobre la necesidad de refor- mular las transformaciones tecnológicas y las reflexiones sobre la política. La Psicología Política se puede ver como una posibilidad de reintegración y de re- definición de las ciencias sociales, bajo la antigua apelación de ciencias humanas. ABSTRACT Modernity is in a great impasse: the absence of collective project. Thus, an analysis of the scientific production in social sciences demonstrates the weak- ness of the micro-theories as opposed to the present necessity of social explana- tions. From political psychology three integral sources of the analysis of the contemporary society are rescued: the construction of the collective percep- tions, the analysis of the antecedents of the social behaviour (including the his- torical and temporal variables) and the contingencies of expectations. The return of the subject as a part of the actual so- ciological problematic constitutes a seri- ous warning on the necessity to reformu- late the technological transformations and the reflections on the policy. Political psychology is a possible reintegration and redefinition of social sciences, under the old name of human sciences. Key words: political psychology, science, crisis La reflexión que inspira este trabajo se resume de la manera siguiente: el retorno de la Psicología Política puede permitir una salida a las conse- cuencias de la crisis de los modelos de la ciencia (social en particular) y la ausencia de proyectos políticos alternativos. Los bloqueos sociales y epis- temológicos obedecen a un efecto perverso de la ciencia y de la idea tradi- 32 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 cional del progreso. En el seno de la Psicología Social pueden observarse tales efectos a través de la proliferación del síndrome de las micro-teorías. A fin de comentar estas afirmaciones hemos estructurado este texto en tres grandes apartados: a) El impasse de la fragmentación de la realidad so- cial, b) la Psicología Social y la fragmentación teórica de la sociedad, c) hasta qué punto puede la Psicología Política proponer una alternativa. La modernidad en crisis y la fragmentación de la realidad social La crisis actual no es una novedad. Desde hace más de dos siglos de manera recurrente los síntomas aparecen, luego se reducen, para de nuevo reaparecer algunos años más tarde. Podemos hablar de una larga crisis agó- nica. El marco de referencia es el triunfo de la modernidad contra el ancien regime, es decir la tradición. La modernidad se impone con un motor a dos tiempos: la ciencia y la noción irresistible del progreso. Pero su crisis es una acumulación de síntomas que permiten hablar de una crisis de civiliza- ción, compleja, crónica y solapada, cuyo diagnóstico sociológico fue pro- puesto por un especialista a fines del siglo XX. Durkheim hablo de anomia social, a lo cual hay que agregar una anomia ideológica y política, en con- secuencia un conformismo generalizado y un statu quo frustrante. En esta crisis generalizada hay algo que sobrepasa los estados de ánimo individuales. Hoy la desazón y la ansiedad, la incertidumbre y las dudas, se han vuelto un modo de vida. La crisis anímica de la sociedad moderna se encuentra instalada en el interior mismo de la actividad científica. Peor aun, el mismo saber científico ha criado sus propios cuervos. La ciencia se proponía hace tres siglos un ideal: organizar científica- mente la humanidad, comprender y modificar racionalmente la naturaleza, incluyendo la humana. Hoy ese optimismo ha dejado su lugar a un escepti- cismo que en algunos casos se confunde con la resignación y en otros con el nihilismo. En todo caso la verdad científica se encuentra cuestionada. Si la ciencia hace unos siglos fue ensalzada como fuerza objetiva de verdad, la realidad presente es otra. La duda metafísica se ha introducido en la epis- temología moderna. Las grandes catedrales de la filosofía de la historia se encuentran cu- biertas de polvo y cenizas (Vico, Hegel, Marx, Toynbee) han dejado de fascinar, las críticas se han acumulado (Burke, Nietzche, Pareto, Spencer) y progresivamente en las últimos decenios, en su lugar han aparecido una multitud de micro-teorías que forman una nueva nebulosa. Algunos pensa- dores neoliberales actuales (Fukuyama) han llegado a proclamar con mucho ruido mediatizo el fin de la historia. Y así la visión colectiva se ha vuelto gris y monótona. La psicología política: ausencia de ... 33 Y en medio de curioso paralelismo el que hacer científico languidece en su rutina. La ciencia se vuelve una empresa cuyos objetivos son la ren- tabilidad y la producción de soluciones tecnológicas. El espíritu de la inves- tigación se aleja de las grandes utopías y los científicos se acomodan bien y mal en una actividad de profesionales, cuyo saber se fragmenta cada vez más, hasta transformarse en diminutas parcelas de conocimiento sin alma, ni voluntad de síntesis. Ninguna audacia, ningún heroísmo, ningún descu- brimiento extraordinario. El mundo imago, optimista y racional del hombre renacentista, artista y científico, cuyo modelo está personificado por Leonardo de Vinci, se ha desfigurado y se ha vuelto una caricatura tecnocrática: funcionarios y ope- radores de computadoras inteligentes forman la elite del poder. Tal vez la causa se encuentra en la perdida de memoria cultural, la falta de gusto esté- tico y el retraimiento psicológico delante las cuestiones históricas, sea por omisión u olvido, sea por vanidad o ignorancia. Probablemente la poderosa burocracia tecnocrática y la presencia de una tecnocultura uniforme han destruido los puentes que antes unían las fuerzas creadoras, los sueños de grandeza, las cualidades espirituales y la búsqueda científica de un mundo mejor para los hombres del futuro. En la medida que las actividades científicas se atomizan, la tradicional separación entre ciencias "duras" y ciencias blandas" se agudiza. Así los acuerdos metodológicos de base se pierden bajo la proliferación de nuevos contenidos teóricos (micros) y nuevas técnicas omnipresentes. Peor aún, los lazos entre científicos de un mismo dominio se quiebran y los caminos se bifurcan. La falta de un marco de referencia común se hace cada vez más evidente. Estamos en presencia de una balkanización de la ciencia moderna y de una verdadera epidemia de micro-teorías, especial- mente en el campo de las ciencias sociales. La competencia entre ellas es ruda y la voluntad de supervivencia las vuelve agresivas, dogmáticas y conflictivas. En definitiva, son pequeñas ideologías con intereses propios que pululan en los campus universitarios y cuya finalidad consiste en re- producirse. La historia reciente de la Psicología –y de la Psicología Social, en parti- cular– lo ilustra perfectamente. Reflexionar sobre este caso puede vitalizar la búsqueda de una alternativa. La Psicología social y la fragmentación teórica de la sociedad. Los psicólogos sociales experimentan una gran insatisfacción. Por ello hace falta retomar un poco nuestra propia historia en tanto disciplinauni- versitaria. La Psicología Social se ha desarrollado durante todo el siglo XX 34 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 bajo la tutela del enfoque experimental, tanto conductista como cognitivis- ta, y ha elaborado un conjunto complejo y muchas veces confuso de proce- dimientos, teorías, y técnicas. A primera vista, los resultados parecen es- pectaculares. Hay departamentos de Psicología en todas las universidades del mundo, la profesión se desarrolla y se dignifica. Pero el precio a pagar por ese éxito es alto. Se han abandonado los objetivos iniciales: utilizar el conocimiento para cambiar las condiciones de vida y buscar directamente la solución a los problemas concretos de la sociedad. Esta modificación ha sido lenta y bajo la forma de una acumulación de efectos perversos que escapan al control. Los efectos perversos de las micro-teorías Existe un verdadero síndrome epistemológico. La mayor parte de los investigadores pasan su tiempo buscando la prueba del valor empírico de sus hipótesis de laboratorio, a través de experiencias que engendran otras experiencias, cada vez más finas y especializadas. Y así de hipótesis en hipótesis los hombres de laboratorio pasan sus mejores años en laberintos artificiales. Unos laberintos que se transforman en círculos viciosos autó- nomos, hasta que por la usura del tiempo y a veces por la desaparición físi- ca de sus creadores, los resultados y la serie de micro-teorías, tan difícil- mente estructuradas dejan paso a otra micro-teoría que será propuesta como paradigma de referencia. Las tensiones internas metodológicas y epistemologías no se formulan abiertamente. Los conflictos existen, pero sin debate de fondo. Cierto, aquí y allá se viven las pequeñas luchas entre los partidarios de unas u otras micro-teorías y del uso de los métodos cuantitativos y los que prefieren los cualitativos. Pero pocos son los que se atreven a proponer alternativas fren- te al statu quo. En cambio, otros muchos adoptan un perfil bajo y estrate- gias individuales de evitación que remedan la famosa política del avestruz. ¿Qué podemos decir de todo esto? En primer lugar, re-pensar(nos) y reflexionar en una saludable apertura al debate público. Lo peor es permanecer dentro del círculo cerrado de las imposturas. Luego plantearse seriamente las cuatro necesidades imperativas para salir del impasse: En primer lugar, la necesidad de una re-evaluación crítica del enfoque científico clásico. En segundo, la necesidad de volcarse al estudio de las perversiones que paralizan la sociedad humana, incluyendo los sectores que nos son más cercanos. En tercero, la necesidad de tomar una posición frente a la auto-reproducción de las micro-teorías psicosocia- les. Por último, la necesidad de observar nuevamente la problemática social concreta. La psicología política: ausencia de ... 35 El estancamiento de los modelos de la Psicología Social En sus orígenes, a comienzos del siglo XX, la Psicología Social se planteó una doble inspiración: individualista y colectiva. Pero en los años 30, bajo la tutela norteamericana, estas tendencias se desarrollaron de ma- nera desigual. La posición colectivista, la más antigua cronológicamente, y de origen europeo, había postulado la existencia de una supra-individualidad. Ross (1908) lo dice de la manera siguiente: "las ideas convergentes de los miem- bros de un grupo se transforman y devienen una estructura espiritual. La individualidad del grupo reemplaza a la personalidad individual". También lo afirma Le Bon: “las masas son el punto de partida de una Psicología Política”. Y otros muchos expresan opiniones semejantes: basta recordar a H.Berr, Michels, Halbwachs. La segunda posición, individualista, mucho más reciente, desplaza la primera gracias al formidable impulso dado por los trabajos experimentales iniciados en los años 40 por los universitarios norteamericanos. Allport lo dice de manera perentoria: "no existe una psicología de grupos que no sea una psicología individual". De hecho los autores plantean que los compor- tamientos individuales son sociales únicamente porque responden a estímu- los institucionales. Por cierto, entre ambas corrientes extremas se sitúan una serie de auto- res que juzgan duramente la oposición entre individuo y sociedad, indivi- dualidad y colectividad. Esta tercera posición es la de Sherif (1936) quien lo expresa claramente; "la psicología individual es Psicología Social y vi- ceversa. No hay dos psicologías, sino una sola". Otros como Mead y Linton desarrollan una argumentación más amplia para insistir sobre el carácter cultural de la relación entre personalidad y sociedad. Sin embargo, veremos mas adelante que la aceptación de una posición intermediaria no logra re- solver los problemas epistemológicos planteados hace un siglo. Nunca las terceras vías han abierto los callejones sin salida, pues solo sirven para aliviar el peso del statu quo. Progresivamente la investigación experimental de laboratorio se apode- ra prácticamente de la totalidad del espacio académico de la Psicología Social universitaria y su influencia se extiende fuera de las fronteras de los EE.UU., una vez terminada la 2ª guerra mundial. Los europeos se incorpo- ran, por la "force des choses", primero lentamente y luego de manera acele- rada, mientras que los universitarios de los otros continentes serán influidos de manera directa. La adhesión a los enfoques teóricos y a los métodos de trabajo de la psicología experimental norteamericana se vuelve hegemóni- ca. 36 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 El enfoque cuantitativo gana así credibilidad y se expande al resto de las universidades del mundo occidental. En los años 60 la nueva ola de investigaciones experimentales perpetúa la supremacía de los enfoques norteamericanos. El conductismo y luego los cognitivismos inauguran la era de las micro-teorías en Psicología Social. La teoría del equilibrio cogni- tivo de Heider dará origen a una gran variedad de trabajos experimentales sobre la coherencia, la congruencia y la persistencia de patrones socio- cognitivos. Posteriormente es el turno a la teoría de la disonancia cognitiva de Festinger (discípulo de Lewin) que marca profundamente la investiga- ción de laboratorio. Numerosas teorías vendrán mas adelante. Kelley expli- ca la mediación de los mecanismos cognitivos en las situaciones de racio- namiento y juicio social. Kiesler aporta la teoría del compromiso según la cual nuestros propios actos (en lugar de ideas o sentimientos) son los que nos hacen adherirnos psicológicamente a una acción. Otros enfoques se suceden: la teoría de la internalidad-externalidad y el locus de control pro- puestos por Rotter. Y muchas, pero por razones de tiempo las pasaremos por alto. Mientras tanto, en Europa, Tajfel y otros promueven un enfoque sobre la categorización social, que reformula en términos cognitivos los estudios sobre los prejuicios, los estereotipos y el sociocentrismo (Tajfel, 1981). Una micro-teoría parcial de la identidad comienza a ganar audiencia dentro del medio académico anglo-americano. Por su parte en Francia, Moscovici y sus seguidores buscan un puente entre la tradición europea y la experi- mentación norteamericana. Se trata de un esfuerzo original por reorientar la epistemología psicosociológica. Sin embargo, la vorágine experimental constriñe su reflexión teórica original y se transforma en una escuela de pensamiento a través de un arsenal de métodos, cada vez más sofisticados (con una fuerte dosis de retórica estadística) para justificar y evaluar las hipótesis de la (micro) teoría de las representaciones sociales. Hasta aquí esta descripción rápida del síndrome de la formación de las micro-teorías. Veremos ahora lo sustancial de la crítica, que espero sea entendida como constructiva. La proliferación de las micro-teorías, estimulada por la astucia y la in- geniosidad de los procedimientosde laboratorio, ha hecho perder de vista la utilidad social del conocimiento psicológico y ha estructurado a su alrede- dor un verdadero sistema de "pequeñas mafias" académicas. La laboriosa actividad experimental provoca un enorme entusiasmo, y una expansión institucional. Es decir, la formación de discípulos. Los resultados empíricos forman un formidable y multicolor fuego de artificios que ilumina el cielo de la investigación psicosocial. Toda virtud posee defectos. En este caso, la luminosidad localizada de las micro-teorías nubla la visión del conjunto de La psicología política: ausencia de ... 37 la realidad. Al mismo tiempo los recuerdos históricos se debilita y los as- pectos culturales son omitidos. Lo virtual reemplaza lo real. Lo importante deja de ser la predicción generalizable de los hallazgos significativos. Lo urgente cubre el horizonte académico: es la carrera de obstáculos para pro- ducir publicaciones y obtener las primas de investigación. En definitiva, la notoriedad se vuelve efímera, pero terriblemente atractiva. La proliferación de congresos nacionales, regionales y mundiales están en proporción dire- cta con la proliferación de las micro-teorías. Paradójicamente, nunca las ciencias sociales habían conocido un nivel de incomunicación inter- disciplinaria como el existente. Los macro-congresos son ferias donde cada cual muestra sus artesanías científicas, pero las grandes cuestiones de de- bate permanecen ocultas. Algunas observaciones críticas sobre los hallazgos de las micro-teorías en Psicología Social Primera observación crítica. La formulación de leyes generales se en- cuentra en un impasse. Matalon (1988), uno de los mejores metodólogos en ciencias sociales, en Francia, lo escribe en forma lapidaria: "no existe un cuerpo de conocimientos que sea aceptado por todos los investigadores de una misma disciplina". Se trata entonces de un serio bloqueo teórico del conjunto de las ciencias sociales. En un registro más irónico, Bem y McConnell, decían hace algún tiem- po: "en el momento actual la elección de una (u otra) de las teorías, se re- duce a una cuestión de gusto o de estética". Segunda observación crítica. Las micro-teorías se reproducen a través de conductas ritualistas de los estudiantes y discípulos así como del proseli- tismo de los maestros. Las investigaciones se repiten en forma canónica para así hacer perdurar las hipótesis primitivas y producir los efectos de audiencia. Tercera observación crítica. Cuando algunos tratan de buscarle aplica- ciones prácticas a las micro-teorías, la formula de Zimbardo et al (1997) sirve de coartada: "la mayoría de técnicas estudiadas nunca han sido proba- das en la realidad, y en consecuencia puede que no funcionen". En resu- men, la magia del laboratorio hace que su secreto se exprese en dos pala- bras: "todo depende..." Cuarta observación crítica. El enfoque liberal (individualismo metodo- lógico) ha acentuado tres rasgos típicos de la Psicología de nuestro tiempo: su carácter ahistórico, su postura acultural y la omisión de los elementos emocionales en la formación de los comportamientos sociales complejos. 38 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 Quinta observación crítica: las muestras experimentales en la investi- gación de laboratorio sufren de varios sesgos anti-científicos: el número limitado de sujetos, su poca representatividad (estudiantes), la simplifica- ción de los protocolos, las condiciones artificiales de manipulación de las variables. Sin anotar la infinita variedad de aspectos culturales, ideológicos, e históricos que generalmente no son tomados en cuenta. Sexta observación crítica: la notoriedad de algunas micro-teorías obe- dece más a sus efectos de encanto que a sus reales competencias científicas. Las redes de influencia hacen que la verdad científica se haya vuelto demo- crática. El número de partidarios cuenta. Un clima de endogamia domina las eventuales infidelidades teóricas o metodológicas, y una actitud de des- confianza (al exogrupo) reina frente a los otros grupos de investigación. Los laboratorios recuerdan esos viejos torreones feudales, en torno a ciertas figuras intelectuales fuertes que administran la carrera de sus investigadores (generalmente antiguos estudiantes) y determinan los temas de investiga- ción de los nuevos. Séptima observación crítica: el mundo exterior poco influye en las pro- blemáticas teóricas. Hay muchas teorías pequeñas, pero ninguna verdade- ramente aplicable a una escala social. La ciencia se hace en medio de lu- chas abiertas que transforman los campus en zonas de conflictos y de en- frentamientos para imponerse dentro del mercado del conocimiento. La multiplicación de encuentros, congresos, seminarios y coloquios permiten la difusión planetaria de las micro-teorías y la construcción de redes inter- nacionales. Octava observación crítica: utilizando una metáfora, podríamos decir que los investigadores se han convertido en topos de jardín, cuya laboriosa y rutinaria actividad consiste en construir galerías subterráneas cada vez mas intrincadas y de difícil acceso. Y que de tanto vivir en la oscuridad se han vuelto miopes y torpes. Hasta tal punto que al salir a la superficie y a la luz del día son incapaces de reconocer sus verdaderos objetos de trabajo y sus utilidades sociales. En fin, vale una vez mas preguntarse: ¿Qué (nos) pasó? ¿En qué mo- mento la brújula de la investigación social dejó de funcionar? ¿Para qué sirven los artefactos de la investigación? Las respuestas hay que buscarlas en múltiples direcciones: La excesiva especialización con sus efectos perversos de rigidez inte- lectual y celotipias de grupos. La decepción provocada por las grandes teorías históricas: Hegel y Marx, Spencer y Toynbee, etc. La influencia del pensamiento único impuesto por la ideología tecno- crático-liberal. La psicología política: ausencia de ... 39 La presión de los lobbies en el seno de las universidades y las institu- ciones de tutela. La racionalización en exceso, a la que la realidad virtual de laboratorio no es ajena. La tendencia a formalizar (matematizar dirían los ortodoxos) la investi- gación, que si bien es una aspiración legítima de las ciencias duras, se ha transformado en una suerte de fetichismo estadístico, cuya utilización sirve de justificación y de seriedad científica en las ciencias blandas La irrupción en las universidades de la mentalidad gestionaría que hacen de la "producción ciencia" una actividad asimilable a una producción industrial. ¿La Psicología Política contiene una alternativa heurística y metodoló- gica? ¿Psicología Social o Psicología Política? Algunos piensan que entre la Psicología Política y la Psicología Social (experimental) existe una rivalidad de fondo. Otros hablan de un verdadero pleonasmo. Es un error de perspectiva histórica. Para clarificar estas inter- pretaciones vale la pena recordar tres hechos básicos que deben ser reincor- porados a la perspectiva común: Primer hecho histórico. Contrariamente a una creencia impuesta por el pensamiento dominante académico, la Psicología Social no es la madre de la Psicología Política. Los hechos muestran mas bien lo contrario. La razón de este equivoco tiene sus antecedentes ideológicos: la Psicología Política tiene un origen popular, tumultuoso y a veces hasta irascible. En efecto ninguno de sus principales representantes formaba parte del mundo acadé- mico establecido: ni Lebon, ni Tarde, tampoco Sighele, mucho menos Hamon, cuyo romanticismo libertario lo ubica fuera de las normas de la época. Comentario similar merecen otros pensadores cercanos: Sorel, Ca- netti, Rossi, Draghichesco y otros que han sido enterrados en las arenas del olvido. El rasgo común de estos pioneros es escuchar sin filtros institucionales los dolores y las pulsaciones de la sociedad. Su virtud: poseer una mirada penetrante y un pensamiento refractario alas modas teóricas de la época. Otro elemento común es que hacen cohabitar sin jerarquía, las diversas disciplinas que componían las llamadas ciencias humanas: la historia, la moral, literatura, el derecho, la sociología, la economía política, la antropo- logía y la psicología general. Probablemente estas características determi- naron la singular marginalidad del enfoque psicopolítico. Pero, paradójica- mente, la marginalidad de ayer esta más cerca de la realidad presente. 40 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 Segundo hecho histórico. La investigación en Psicología Social se ha contentado con explorar los comportamientos individuales. Mientras que la Psicología Colectiva de los pioneros ha perdido formalmente vigencia. Los procedimientos de laboratorio se han extendido como un inmenso lago artificial alimentado por las lluvias de la demanda social y la crecida de los ríos académicos, pero pese a su extensión considerable solo tiene unos cuantos centímetros de profundidad. Tercer hecho histórico. La metodología psicopolítica en sus orígenes contiene un sello indeleble: la transversalidad metodológica y la pluralidad teórica. En consecuencia, una de las tareas de los psicosociólogos actuales consiste en rescatar el legado cultural común. La Psicología Política tiene sobradas razones para exigir una mayor autonomía y proponer un diálogo (intra y extra científico) para poder hacer frente a los grandes desafíos de la sociedad contemporánea. Es evidente que prolongar la polémica entre Psicología Política o Psico- logía Social es una discusión bizantina. El retorno del sujeto: una re-lectura psicopolítica del hombre en sociedad. La Psicología Política se puede convertir en el centro de reintegración de las ciencias sociales. No se trata del regreso de la hija prodiga. Al contrario se trata de saber dejar atrás lo que causa obstáculo. Pero eso no quiere decir olvidar ni des- truir, sino integrar. La Psicología Política posee una larga vida anterior –y también las herramientas intelectuales– como para retomar su lugar dentro del conjunto de las ciencias sociales. Por su pasado, la Psicología Política es portadora de un método toleran- te donde lo cuantitativo conlleva lo cualitativo, mientras que la visión transversal le permite recomponer el puzzle problemático de la realidad humana tanto en su dimensión global e individual. Permítanme introducir un paréntesis epistemológico, que a mi juicio se impone como hipótesis histórica, para explicar la importancia de la Psico- logía Política y justificar su papel en la cultura occidental. Se trata de resca- tar una evidencia que se pierde en la noche de los tiempos. Debemos recor- dar con Aristóteles que el hombre es un animal social que llega ha trans- formarse en un ser político. Su transformación es el producto de una expe- riencia cuyo epicentro es su propia relación subjetiva con la realidad exter- na a través del tiempo. Y en su dimensión práctica es el creador de una cultura que lo trasforma a su vez. De esa acción nace la invención del suje- to y la creación de la naturaleza humana. Paso a paso los hombres acumu- lan un saber positivo y una cierta idea de la trascendencia de la especie humana, así como una cierta idea de la necesidad de lo colectivo, y más La psicología política: ausencia de ... 41 adelante de la autonomía individual pese a la compleja madeja de relacio- nes afectivas y utilitarias. En consecuencia, no nos parece exagerado decir que la primera matriz epistemológica construida por el hombre es de inspiración profundamente emocional. La psiquis tiene un papel fundamental. Así, el hombre se piensa y piensa el mundo en términos psicológicos. Los usos culturales son poste- riores a la elaboración de creencias y representaciones colectivas. Puesto que la cultura es la consolidación de las habilidades comunes. De hecho la política tal cual la entendemos hoy, es una invención psico- lógica, que se manifiesta en el seno de la cultura griega en un momento dado de su evolución. Se trata de una herramienta de mediación entre los hombres frente a sus propias violencias. Luego de un largo proceso de en- sayos y errores la colectividad construye una lógica y una racionalidad (el logos de los griegos donde lo emocional y lo racional forman un todo), para proponer una realidad humana alternativa con otras reglas de convivencia, que aquella realidad impuesta por la naturaleza. En consecuencia, también la psicología colectiva constituye una media- ción y un puente entre los múltiples mundos posibles (almas individuales) para formar un conjunto de reglas comunes. Hipótesis (in)verosímil dirán algunos. Probablemente, pero plausible si recordamos la significación remota de las palabras de Protágoras: "el hom- bre es la medida de todas cosas", las cuales tuvieron un alcance heurísticos para la Psicología Política de ayer y su proyección futura. La cuestión permanece evidentemente abierta al debate contradictorio. A modo de síntesis, les propongo un esquema sobre el cual nos detendre- mos solo unos instantes, puesto que nuestro objetivo era hablar más de la Psicología Social que de la Psicología Política. Sin embargo, puesto que de reflexión en reflexión hemos avanzado algunos pasos, tal vez la esquemati- zación permita dar una visión rápida del conjunto (ver Cuadro 1). La percepción ocupa un lugar central en la perspectiva que hemos de- nominado Psicología Política. Se trata de una cuestión capital, pues detrás de cada hecho hay una construcción individual y colectiva en base a los mecanismos sociales de la percepción, al mismo tiempo que una normali- zación de lo percibido dentro y fuera del marco de la situación. Otros ele- mentos importantes concurren en la formación de percepciones: los antece- dentes lejanos y cercanos (la historia y sus memorias) y las consecuencias de los actos posibles (las expectativas) dentro de una situación cultural. Habría que agregar una explicación sobre los mecanismos de cohesión, pero nos es el caso de hacerlo en este contexto. Solo haré notar que todo 42 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 diagnóstico político exige plantearse los elementos que mantienen la cohe- sión y dan coherencia a las acciones. Cuadro 1 Esquema heurístico de la Psicología política La reflexión de I. Meyerson, historiador de la psicología, (Parot, 1996) juega un papel de primer plano en nuestra demostración. Merece la pena señalar ahora algunas de sus principales tesis: La paradoja humana: el hombre, contrariamente a otros animales, con- cede un enorme valor a una serie de actividades superfluas a la luz de la actividad fundamental común: la supervivencia. Una enorme energía es empleada para producir, conservar, transmitir y transformar la naturaleza y La psicología política: ausencia de ... 43 cambiar las conductas humanas. Nace así el arte, el derecho, las religiones, la guerra, la ciencia, la especulación, y evidentemente la política. Resulta conveniente entonces interrogarse cómo los seres humanos invierten tanto esfuerzo en proyectos colectivos que van mas allá de la pura supervivencia. Lo humano se empapa de sus obras. El mundo del hombre es el mundo de sus obras: la civilización es la obra. Por esta razón, es tendencioso que- rer comprender lo psicológico sin comprender la significación de las obras humanas. La memoria juega aquí un papel irremplazable. La Psicología Política se alimenta del recuerdo. Los psicólogos sociales han demostrado en forma ejemplar que la per- cepción es selectiva, construida y cultural. Meyerson se adelanta a todos ellos cuando muestra lo ambiguo de la realidad humana. La cuestión de las obras permite encontrar un nexo de continuidad, puesto que son ellas las que justifican la existencia humana, no solo porque prueban su continuidad, sino porque forman una sólida estructura de referencia. Así, el hombre es historia en la medidaque actualiza sus recuerdos. La memoria como la percepción se forman y se transmiten socialmente. El mundo humano se humanizó con la mediación de los sistemas de signos que la técnica ha permitido conservar y transmitir: desde el alfabeto a la computadora, pasando por la imprenta. Axioma: la obra humana –colectiva, por definición– no es susceptible de ser disecada en laboratorio. Otro rasgo del hombre: su preocupación por el devenir. Mas aún, su tendencia a proyectarse en el futuro tanto en lo personal como en lo social. Todas sus obras se hacen en relación a una percepción del yo en el tiempo. Los proyectos colectivos que los hombres conciben (por ejemplo el proyec- to de la modernidad), refuerzan esta orientación de expectativa. He aquí el zócalo histórico que nos ayuda a comprender algunos aspectos de la inter- acción social, y evidentemente de la política. Los actos tienen necesidad de una justificación colectiva. A modo de conclusión Desde el interior de la Psicología Social hemos asistido al impasse de la disciplina en este comienzo de siglo. Al mismo tiempo hemos presentado la pertinencia de la Psicología Política. Para cerrar estas reflexiones, merece la pena destacar tres elementos que me parecen claves: La crisis de la modernidad se refleja en todos los planos intelectuales, y en particular en la espiritualidad y en la ciencia. La Psicología vive los excesos de la ciencia y del reduccionismo racionalista que se apodero de ella. 44 Psicología Política, Nº 24 Mayo, 2002 La Psicología Política postula su vocación científica sin caer en el cir- culo vicioso de las micro-teorías y de sus practicas institucionales. Al mis- mo tiempo, permite revisar los postulados impuestos por la psicología indi- vidualista, la ideología liberal, para retomar contacto con el conjunto de la realidad, incluyendo los fenómenos afectivos, dentro de una perspectiva metodológica transversal. Reconstituir la Psicología Política consiste en proponer un modelo heu- rístico abierto y un pluralismo metodológico, capaz de incorporar el estudio de la cultura y de la historia en un lugar central, única manera de pensar en una coherencia global (razón y emoción, universalidad y particularidad) en la cual los sujetos y la realidad percibida formen una nueva síntesis. Referencias Parot F. (1996): Pour une psychologie historique. Hommage à I. Meyerson. París: PUF. Matalon B. (1988) : Décrire, expliquer, prévoir. París : Colin. Ross,E. (1908): Social psychology: an outline and source book. Nueva York: Macmillan. Sherif ,M.(1936): The psychology social. Nueva York: Harper Tajfel,H.(1981): Human Groups and Social Categories. Studies in Social Psychology. Cam- bridge. Cambridge University Press. Zimbardo P. Ebbenson E., Maslach C. ( 1997) : Influencing attitudes and changing behavior. Nueva York: Addisson-Wesley. Alexandre Dorna es Catedrático de Psicología Social en La Univer- sidad de Caen. Presidente de la Asociación francesa de psicología política (AFPP). Responsable del seminario de investigación de Psi- cología política contemporánea (MRSH-Caen). Sus áreas de investi- gación y docencia son la psicología política, persuasión y discurso político, carisma y populismo, cambio organizacional. Entre sus recientes libros destacan Les grandes figures du radicalisme, 2001. Le Populisme, 1999. Département de Psychologie. Université de Caen. Esplanade de la paix. 14032 Caen. Cedex.
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