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Gobernanza Territorial de Ciudades Intermedias y Cadenas de Valor en América Latina. El ciclo de auge y crisis del proyecto Vaca Muerta en la Región Metropolitana de la Confluencia. Aprendizajes sobre la construcción de capacidades territoriales para gestionar los impactos de proyectos de gran impacto insertos en las cadenas globales. Pablo Sebastian Lumerman Sirote . Palabras clave: Gobernanza, territorio, cadena de valor global, transformación de conflictos, diálogo, desarrollo sustentable, derechos humanos, región metropolitana, ciudades intermedias, fracking, hidrocarburos no convencionales, democracia, gestión de impactos socioambientales, Comahue Vaca Muerta Resumen Este documento, elaborado originalmente para el primer foro de Ciudades Intermedias realizado en la Universidad Nacional de Arequipa en el Perú en el mes de busca poner en escena y problematizar la gobernanza territorial de regiones cuyos recursos naturales son insumos de cadenas de valor globales desde una perspectiva que procura ampliar los márgenes de maniobra de la institucionalidad local en relación a los procesos de toma de decisión sobre el territorio en cuestión pero giran en torno a sus conflictos y procesos colaborativos en el pasado, presente y futuro. La ponencia hace una propuesta para pensar el territorio y su “gobierno”, pensándolo desde la teoría de la gobernanza aplicada a dos campos en profunda tensión, los territorios (pueblos y ecosistemas) y las cadenas globales de valor (por sector, producto o tecnología). La cuestión central, es comprender para actuar mejor, sobre las circunstancias que viven las regiones metropolitanas como la Confluencia en relación al desarrollo de Vaca Muerta, un depósito de gas y petróleo no convencional de nivel global cuyo desarrollo es a la vez un afán y conflicto. La pregunta es práctica y se focaliza en el quehacer de una estrategia territorial en el contexto del desarrollo de un enclave tecnológico y extractivo vinculado a la explotación de hidrocarburos. ¿Como posible para la política local o territorial, el Estado y sus políticas públicas, así como el entramado productivo pyme y la sociedad civil,regular, incidir y orientar las actividades propias de una cadena de valor global como la del fracking y evitar ser convertidos en enclave centrado en un actividad primaria, sin mayor cuidado a su sustentabilidad social ambiental? En este sentido, se trata de retomar reflexiones propias de fin de siglo XX planteadas por Borja y Castells, para dar cuenta de las tensiones de poder entre los territorios y sus sistemas soporte de vida y los flujos de capital, por naturaleza desterritorializado, con foco en la conflictividad política contemporánea. La propuesta entonces es la siguiente; pensar en cómo se administra, coordina, regula y gestiona el acumulado de impactos generados por las empresas, actividades y proyectos asociados a la cadena de valor global en un territorio determinado. Cuál es la relación entre dicho régimen o modelo con el cumplimiento o no de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas. En este sentido, se identificarán parámetros basados en los ODS para un modelo de gobernanza cuyos mecanismos sean adecuados para gestionar estos impactos y transformarlos en impulso de desarrollo sustentable y no una mera administración rentística de los mismos. En este último modelo, el propósito compartido sería capturar mayor renta con una debilidad institucional crónica para salvaguardar los derechos humanos de comunidades, trabajadores y otros actores afectados Introducción Este artículo, busca introducirá modo de ponencia, alguna ideas basadas en la propia experiencia como facilitador de procesos colaborativos orientados a la resolución de disputas y la transformación democrática de conflictos vinculados a los modelos de aprovechamiento de los recursos naturales Los destinatarios intencionados de este escrito, son académicos y profesionales que están interesados en pensar y trabajar sobre los procesos urbanos, tanto económicos, sociales, políticos, en particular aquellos en los que intervienen proyectos económicos de gran porte e impacto cuyos impactos masivos afectan de forma directa al territorio en cuestión pero sus centros de decisión están fuera del territorio e incluso del país anfitrión. Se busca compartir estas preguntas a los efectos de reflexionar sobre los desafíos que enfrentan quienes, conduciendo una provincia o un municipio, una asociación comunitaria, la gerencia de relaciones institucionales de una empresa o una institución educativa, necesitan reflexionar sobre los fenómenos para intervenir mejor sobre ellos, con una actitud comprometida con los tiempos en que toca vivir. Voy directo al grano y la pregunta rectora para este escrito es la siguiente ¿Cómo alcanzar, con base en la organización política de los territorios urbanos o metropolitanos. configurados en relación a proyectos económicos que hacen parte de eslabones locales de cadenas de valor globales cuyos principales centros de toma de decisión están sustraídos a la influencia de las comunidades y de la ciudadanía para construir modelos de desarrollo más regenerativos, inclusivos y sostenibles, resguardando el buen vivir para las poblaciones en ecosistemas recuperados. ¿Cómo construir capacidad política, estatal y social para proteger derechos y promover procesos de desarrollo sustentable? ¿Qué métodos o procesos permiten aumentar la capacidad de agencia, participación, interlocución e incidencia hacia los ods a nivel territorial sobre las cadenas de valor que desarrollan actividades de extracción de recursos naturales en un territorio en función de un contexto de crisis global de sustentabilidad? Para responder, me concentraré en cadenas de valor cuyos proyectos de inversión y desarrollo constituyen eslabones cuyo principal propósito es la extracción de recursos naturales así como su procesamiento inicial. En algunos casos latinoamericanos, presentaré algunos patrones y buenas prácticas en la gestión territorial de sus impactos, prestando atención a proyectos y desarrollos que operan en función de la producción de commodities cuyas variables de inversión están definidas a nivel global (precio, orientación) en regiones cuyo poblamiento urbano crece de forma acelerada y contaminante ( degradante), en velocidades mucho mayores de las capacidades estatales y no estatales de planificación y gestión territorial, y por lo tanto retroalimentando dinámicas que afectan de forma creciente sobre los derechos humanos de comunidades y trabajadores de forma directa y mediata. Tratare de poner el foco del análisis en la Región Metropolitana de la Confluencia, ubicada en Región Norpatagónica del Comahue intergada por las provinicas de Neuquen y Rio Negro. Una región que atraviesa una crisis inserta en un contexto global, luego de al menos 8 años de crecimiento acelerado asociado a un gran dinamismo de Vaca Muerta, un “play” que recibió inversiones para la extracción de hidrocarburos no convencional cuyo ciclo de auge y caída por su segunda vuelta, esta vez potenciada por una crisis global de efectos masivos y duración incierta. El propósito de política de fomento de inversiones en este proyecto común es hacer crecer la actividad extractiva, en un primer momento, para lograr un objetivo de soberanía energética y en un segundo momento, para expandir su actividad y potenciar su perfil exportador. En ninguna de las dos etapas, este proyecto contempló desde sus mecanismos públicos y privados, suficientemente, como la búsqueda de escalar proyectos y lograr eficiencias en la cadena, debe respetar los derechos humanos de las comunidades y los trabajadores para que tengan un resultado social y ambiental aceptable. En otras palabras, la cadena de valor en sus procedimientos y gobernanza (regímenes y marcos de incentivos reales) no incorpora en su entendimiento los impactos territoriales de su accionar, de forma que permita la prevención de los conflictos y la generación de procesos de desarrolloendógeno. Si así fuera, los procesos de desarrollo serían más similares a cuencas productivas con una institucionalidad más avanzada y por lo tanto la capacidad de producir mucha infraestructura para generar mejor calidad de vida en la población sin degradar los ecosistemas. Este trabajo busca así contribuir en lo posible con la promoción de enfoques y experiencias que pueden echar luz sobre los problemas de fondo para el desarrollo democrático de nuestras sociedades,y que en particular, que puedan servir a los territorios y sus habitantes, para que estos puedan ser más capaces de construir modelos propios, democráticos y sustentables, contribuyendo así al desarrollo nacional y regional. Me centraré en algunas lecciones aprendidas y desafíos analizados en regiones compuestas por ciudades intermedias que son escenario de despliegue e impacto territorial de cadenas de valor que hacen a su matriz productiva o económica y cuya gobernanza, ejemplo, la gobernanza de las industrias extractivas, habitualmente no es amigable al territorio que la aloja y le proporciona los principales factores para su funcionamiento (servicios ambientales, fuerza de trabajo, recursos naturales, recursos públicos) Pretendo hacer uso de una ecléctica perspectiva que combina la ciencia política, el derecho, la economía y los estudios urbanos mirando el modelo de relacionamiento y conflicto entre el Estado, la sociedad y las empresas. Esto no solo se produce en momentos de contracción por falta de precio internacional o de competitividad local sino también de expansión cuya evolución configura y configura no solo el paisaje urbano, sino el desarrollo de suelo, la distribución de los recursos y el acceso a la justicia, así como la capacidad de gestión sostenible de los servicios públicos fundamentales para el desarrollo sustentable. El problema de la gobernanza territorial y las cadenas de valor global ¿Qué es la gobernanza y por qué aplicarla a lo territorial? El problema central que nos ocupa es la difícil y asimétrica relación entre los territorios, su organización social y su institucionalidad con los procesos de decisión y gestión de los sectores económicos o cadenas de valor que se ubican en el centro de su matriz productiva. A partir de la perspectiva de la gobernanza en el sentido de buscar entender mejor quiénes y cómo se toman las decisiones que definen el presente y futuro de un territorio, para entender mejor el contexto en el que las viejas peleas entre elites locales, extra territoriales y elites nacionales, se ven movilizadas por una dinamización exógena de sectores y actores económicos transnacionales, que por razones financieras o productivas, se instalan en el territorio sin perder una lógica global pero poseen grandes impactos locales. Trataremos el problema del desarrollo local, poniendo atención a la escena territorial y su relación con la conflictividad interna y externa propia de la cadena de valor en cuestión. En una cadena de valor, los eslabones consisten en las distintas actividades que la empresa u organización debe llevar a cabo para lograr producir y vender un bien o servicio. El término global se refiere a que las etapas de la cadena de valor no se realizan en un solo país o localidad geográfica sino que se reparten en distintos países para luego completar el producto final. En el documento Prospectiva de talento del sector energía se define la cadena de valor de los hidrocarburos como “la colección de segmentos, procesos y subprocesos que describen las operaciones upstream, midstream y downstream a través del ciclo de vida del petróleo y gas. Para comprender los desafíos que presenta para lograr procesos de gobernanza territorial efectiva en regiones que sufren de una combinación entre la debilidad de la institucionalidad pública y en particular de las capacidades estatales de ejercer gobernabilidad en su jurisdicción, lugar de ocurrencia de procesos de desarrollo de eslabones de alto impacto de distintas cadenas de valor, en este caso en particular, la cadena de valor de la energía en la Argentina. En sus Tres formas de coordinación social, Norbert Lechner plantea que la modernización conlleva un acelerado proceso de diferenciación funcional y estructural que incrementa el dinamismo de la sociedad, pero que también agudiza los fenómenos de disgregación y fragmentación. En este trabajo seminal el profesor Lechner plantea distintos problemas para la gestión de las políticas públicas y en particular de los territorios El primer problema identificado estaba vinculado a la debilidad o impotencia Estatal. Lechner los llama problemas de implementación: las instancias estatales no logran ejecutar adecuadamente los programas políticos, ya sea porque 1)las estructuras institucionales no son aptas, ya sea porque 2)las instancias intermedias distorsionan la comunicación o porque 3) la falta de base de sustentacion o diretamente legitmidad o respaldo social amplio le quita toda capaciad de impacto directamente la inviabiliza. En todo caso, la impotencia de las política pública, se demuestra en la incapacidad que la política provoque transformación constructiva en el problema común que se busca resolver en un territorio o país, sea este de gran complejidad como la inflación, o la restricción externa de divisas o más localizados como la gestión sustentable ( regenerativa) de residuos sólidos Un enfoque “rio arriba” para entender los problemas de implementación de las políticas públicas, directrices o principios rectores pone la atención en la falta de involucramiento o la directa resistencia de los sectores afectados e involucrados en la política, ya sea por indiferencia o rechazo a sus objetivos percibidos. Los actores sociales, que son afectados o colaboradores necesarios en la política deben estar involucrados de forma temprana, ya que los mismos, sean estas comunidades, organizaciones públicas, sociales o privadas son el resultado de procesos que tienen la expectativa de que sus derecho al diálogo “la interlocución”. Muchas veces por no ser tenidos en cuenta según sus expectativas, se rehúsan a colaborar o directamente boicotean el proceso de construcción. Los actores sociales demandan mayor poder relativo así como reputación o dignidad en muchos casos. En este sentido, aquí aparece no sólo la legitimidad procedimental sino la capacidad que tenga la política en el Estado de generar marcos y reglas sobre los como (debido proceso) para la generación territorial de valor económico, social y cultural que motive a los actores a no objetar y mejor aun, acompañar los procesos o programas propuestos en aras de lograr metas de mejor vivir en la ciudadanía.. Un tercer orden de problemas que tienen los responsables de impulsar programas o políticas públicas es su conocimiento o saber sobre el contexto, lo que otros llaman mapa de complejidad. Es decir, la construcción de conocimiento ( información e interpretación) acerca de los contextos, tipo de actores intervinientes, desde las distintas escalas y dinámicas de poder existentes, las capacidades propias y la complejidad del entorno. También hay problemas de conocimiento sobre metodologías y enfoques apropiados para la intervención y el desarrollo de políticas. A raíz de la creciente diferenciación y complejidad de la realidad social, la transformacion de las estructuras de decision e implementacion piramidales y sectoriales, a una basada en redes, con multiples centralidades, en un contexto de emergencia de sustentabildiad en el sentido de los impactos de la crisis climatica En definitiva, una escena donde se multiplican los actores y subjetividades intervinientes, así como el cambio tecnológico que se está desarrollando en la economía y en la sociedad de la mano de la inteligencia artificial y su penetración en la vida urbana y en los procesos productivos. Es claro que ante esta situación el instrumental político disponible resulta ineficiente. En este contexto se inserta el reciente y promisorio auge de las propuestas de coordinación medianteredes o lo que otros llaman gobernanza horizontal. En términos generales, ésta se entiende como la coordinación horizontal entre diferentes actores interesados en un mismo asunto con el fin de negociar y acordar una solución. Dirk Messner (1995) especifica así lo que constituye una red: i) Es una invención institucional que responde a las peculiaridades de una sociedad policéntrica; i) Combina la comunicación vertical y la horizontal, pero es un tipo específico de coordinación, diferente a las formas de coordinación jerarquica o coordinación por el mercado i) Vincula diferentes organizaciones, estableciendo una interacción entre sus representantes (no se refiere a las relaciones al interior de una sola organización); iv) Es política en tanto reúne autoridades estatales (que pueden ser diferentes instancias en conflicto entre sí) y/o partidos políticos con actores económicos y sociales; v) Las relaciones en ella tienden a ser más informales que formales (no implica necesariamente ni an initio, la formación de una nueva organización) ; vi) Hay dependencia recíproca entre los participantes en ella (ninguno tiene, por sí solo, todos los recursos necesarios -información, recursos financieros, implementación legal- para resolver el proble- ma y depende, por tanto, de la cooperación de los demás); vii) Su objetivo es el de formular y llevar a cabo decisiones colectivas en torno a determinado tema compartido (es decir, los participantes se hacen cargo de ejecutar debidamente las decisiones tomadas y, por lo tanto, son corresponsables en la solución del problema; en el momento en que ésta se logra se disuelve la red en tanto vinculación limitada en el tiempo); viii) Su punto de partida es un conflicto o una diversidad de intereses que ella encauza mediante una cooperación competitiva (cada actor defiende sus intereses propios a la vez que colabora en decidir una solución compartida). Estos parámetros que definen el modelo de gobernanza horizontal tiene mucho para aportar en general a la hechura de políticas públicas en tiempos de complejidad e incertidumbre, reduciendo los problemas antes mencionados de implementación, motivación e ye conocimiento que explican en parte la impotencia de los Estados y en particular de las agencias públicas a la hora de encontrar efectividades conducentes en sus formulaciones y determinaciones de gobierno. Veremos cómo esto es particularmente cierto cuando los territorios se encuentran con el desafío de gestionar estratégicamente sus procesos de desarrollo en el marco de actividades y proyectos económicos cuyas principales variables no se controlan desde lo local, ya que sus centros de decisión son extralocales así como lo son, así como la distribución de la riqueza generada por dichas actividades tienen en el Estado el principal actor de redistribución y en las operadoras nacionales los principales actores que realizan inversiones y canalizan las ganancias. Esto es particularmente cierto, cuando estos proyectos de gran escala afectan y compiten con muchas actividades tradicionales en el territorio, generan controversia social, procesos de desigualdad socioeconómica y debilitamiento de la institucionalidad pública. La gobernanza de los recursos naturales La escuela de la gobernanza de los recursos naturales todavía está en construcción pero es deudora de las contribuciones en materia de convenios y metodologías de planificación y gestión del desarrollo a diversos organismos internacionales y académicos entre los que se destaca la FAO, la CEPAL el PNUMA, la UICN y el PNUD entre otros. La gobernanza de los recursos naturales puede ser entendida desde el enfoque de Elinor Ostrom, es decir, cómo estamos manejando los bienes comunes a todos los involucrados. En el mundo contemporáneo, singularmente integrado por una globalización aumentada por el vertiginoso cambio tecnológico que alteró de forma definitiva los modos de ser y hacer en el mundo. La pregunta sobre el manejo de los recursos naturales en tanto bienes comunes, es potente porque nos permite trabajar desde un enfoque un tanto geopolítico y otro más bien ecosistémico. Es decir, un enfoque que pone el foco en los procesos decisionales que hacen a proyectos estratégicos en un territorio y otro que pone el foco en los impactos directos e indirectos de estos proyectos. Las regiones y territorios siguen distintos modelos de desarrollo dependiendo de su relación con la economía regional y global. Donde haya comunidades humanas, encontraremos, en tanto mecanismos de soporte de vida, distintos modelos de extracción y procesamiento de recursos naturales para fines de alimentación, vestimenta, infraestructura y energía para la comunidad o sociedad. Si prestamos atención al mapa de poder, veremos una crónica debilidad en los actores locales para formular y usar marcos de gobernanza territorial (regulatorios) y obligan a los actores locales y a todos aquellos que toman decisiones que afectan a reflexionar sobre su práctica y las necesidades de fortalecer la institucionalidad y los esquemas de gobernanza de los recursos naturales de forma tal que se puedan prevenir y transformar de forma democrática y sustentable los conflictos que naturalmente se producen en el territorio. Esto implica pensar no solo desde la política pública sino también problematizando siguiendo a Zygmunt Bauman la relación entre el capitalismo y la democracia en territorios donde muchas veces la presencia del Estado es débil o casi inexistente. Es en estos casos, donde la empresa se constituye como el principal actor cliente proveedor y regulador en el territorio. Los países de América Latina y el Caribe, en su diversidad, comparten la exigibilidad de conducta democrática es multidireccional y funciona como control horizontal y vertical de la calidad de los gobiernos. Sin embargo, esto se ve comprometido en la realidad por cooptación política y fundamentalmente por las asimetrías de poder entre empresas, actores sociales y comunitarios y el propio Estado. Esta asimetría compromete las chances de la calidad en la interacción (validación mutua de ser interlocutores) y a la vez, se agrava en el marco de una crisis de credibilidad interinstitucional que por una parte genera contextos políticos propicios para la emergencia de soluciones autoritarias y degradantes del juego democrático y el Estado de Derecho. A su vez, otorga un carácter estratégico a la ya madura discusión sobre las “instituciones del desarrollo” que siguiendo a North (1990) podemos entender como reglas de juego que determinan las restricciones y los incentivos a la interacción económica, política y social que permiten o promueven procesos de desarrollo. Finalmente proponemos pensar el desarrollo en el sentido que refiere Amartya Sen en tanto aumento de las capacidades y libertades reales que disfrutan los individuos” (2000). Cadenas de Valor y Territorios en la Escena Latinoamericana En América Latina, las comunidades que crecen sobre valles, costas, llanuras, montañas y estepas, son ricas en recursos naturales. Gran parte de ellas, hoy se encuentran en un proceso de urbanización creciente, conviviendo a veces desde su nacimiento con sectores económicos transnacionalizados que traen consigo proyectos de inversión de gran porte que tocan a su puerta con requerimientos de mano de obra, infraestructura y mucha atención. A su vez, en los procesos de urbanización mencionados, se presentan desafíos de gestión urbana novedosos para los Estados que muchas veces no tienen capacidad, conocimientos y experiencia para manejar las nuevas complejidades del ser ciudad o metrópoli y recaen en fórmulas conocidas pero ineficaces. Por otra parte, los niveles de conocimiento y ordenamiento territorial de la región se encuentran con una historia de conflictos por la ocupación y el uso del territorio en la que las ciudades se desarrollan son bajos, y actualmente se encuentran atravesados por reclamos y propuestas de explotación de los servicios ambientales contrapuesta con proyectos e intereses orientadosa la conservación ambiental así como a reclamos comunitarios de poblaciones campesinas o indígenas que también buscan un tratamiento basado en el reconocimiento de su preexistencia e introducen un nuevo eje de conflictividad que aumenta su complejidad. En América Latina los pueblos se encuentran en permanente situación de encrucijadas y conflictos asociados al modelo de desarrollo y esto se traduce numerosamente en crisis económicas y políticas Un indicador muy adecuado para evaluar la calidad de la gobernanza territorial de los recursos naturales y los procesos de cambio hacia el paradigma de la sustentabilidad, es la relación que establecen y los procesos y conflictos que protagonizan en el territorio, los complejos industriales o empresas particulares de gran porte pertenecientes a distintas cadenas de valor, algunas orientadas hacia el mercado interior y otras hacia el mercado exterior, con las comunidades, trabajadores y el Estado en sus distintos organismos de política y regulación. Estos problemas y conflictos han conllevado a la afectación negativa de derechos de trabajadores, comunidades y ecosistemas, o movilidad. socioeconómica ascendente de su población al tiempo que junto al agotamiento de la popularidad de los gobiernos. En estos últimos 15 años, la región ha asistido a una primarización de la economía basada en la exportación de commodities y al mismo tiempo a un salto tecnológico en materia de gestión de procesos y comunicación social. Los países en América Latina y el Caribe, ya sea por la energía fósil o renovable, la forestoindustria o producción de alimentos, se encuentran con el desafío de manejar su crecimiento asociado a variables de la economía internacional no controladas y a relacionarse de forma estratégica con actores multinacionales cuya lógica de reproducción tiene grandes diferencias y asimetrías con los países anfitriones. La Corporación Andina de Fomento describe cómo los alimentos, los minerales, las fibras y la energía han pasado a explicar del 40% al 60% del total de las exportaciones desde el 2000 al 2011 (CAF, OCDE y CEPAL, 2009). En este sentido, todos los países, en mayor o menor medida, dependen de flujos de oferta y demanda que trascienden su capacidad de incidencia y los desafía de gran manera a encontrar mecanismos para aumentar sus márgenes de maniobra en un mercado altamente volátil. Desde el comienzo de la década hasta el año 2011, América Latina y el Caribe ha recibido grandes flujos de capital en forma de proyectos de extracción de recursos naturales (con una retracción durante el 2008 y 2009 debido a la crisis de los créditos subprime del año 2008). Estos booms y contracciones de los flujos de inversión en la economía global, asociados a los precios de los commodities y a la situación más general del comercio y el dinamismo de la economía mundo y a la cultura predominante en las empresas multinacionales, contrasta con las vulnerabilidades y dinámicas propias de ciudades con baja calidad institucional y capacidad de gestión territorial y contribuyen directamente al desarrollo de una conflictividad compleja, que se monta sobre una historia social e institucional que reducen la capacidad del Estado de dar respuesta y protección a los derechos humanos y propender al desarrollo sustentable. Los países en América Latina y el Caribe, cuando apelan a su abono natural para el desarrollo, ya sea por la energía fósil o renovable, foresto industria o producción de alimentos, se encuentran con el desafío de identificar por un lado como estas actividades contribuyen al desarrollo de regiones sustentables. En este sentido, hay un doble juego de gobernanza pública del sector en cuestión, como puede ser la gobernanza del sector de las industrias extractivas en general, con la necesidad de establecer regulaciones que resguarden el interés común, los derechos humanos así como generan suficiente competitividad como para que el sector contribuya al desarrollo nacional. En este sentido, el desafío es la regulación sectorial. EN otras palabras, a los decisores públicos y a la sociedad civil se le presenta el doble desafío de gobernanza sectorial de la cadena de valor buscando ponerla en sentido amplio en sintonía con parámetros de contribución a general al desarrollo sustentable (reducción de emisiones de carbono, generación de empleo de calidad, protección de derechos humanos de comunidades y consumidores en toda la cadena) Por otro lado, desde otra perspectiva más territorial, es importante generar capacidades horizontales de gestión en las agencias locales, a cargo de regular el crecimiento y desarrollo sustentable local, en el que se asegure que la cadena de valor no generará un crecimiento económico de lógica exógena y por lo tanto, que en la medida en que las condiciones internacionales se modifiquen puede abandonar el espacio sin dejar más que nostalgia y decadencia económica. Este segundo punto hace foco en la construcción de capacidades para la gobernanza territorial y esto incluye a todos los mecanismos de gobierno local. El territorio como escenario de crisis, conflicto y colaboración. La primera reflexión es sobre la importancia de la noción de Territorio. ¿Cuál es el territorio y cómo se organiza? El mapeo de la complejidad del territorio implica registrar su dimensión ecosistémica, socioeconómica e institucional. Para dar un ejemplo, en la región metropolitana de la Confluencia viven 700.000 habitantes a lo largo y ancho de 120 kilómetros de valle irrigado por los ríos Limay, Neuquén y Negro. Inserta en la macro región de la norpatagonia o Comahue, que después del a cuenca del plata, es la más importante de la Argentina y la menos densamente poblada, muy rica en recursos naturales, principal sumidero de la matriz energética nacional que tiene al depósito de gas y petróleo no convencional más relevante fuera de Estados Unidos, denominado Vaca Muerta. Este proyecto es hoy piedra angular de la política energética nacional y como tal presenta desafíos superlativos para la gobernanza territorial desde las ciudades pequeñas e intermedias que hacen a esta región metropolitana. Es posible que algunos aprendizajes y procesos ocurridos en esta geografía sean útiles para otros casos donde la combinación de regiones no centrales, cuya identidad local se distinga así como la abundancia de recursos naturales y que por su historia de explotación y capacidad instalada resulte atractiva para el desarrollo de cadenas de valor internacionalizadas. ¿Quién y cómo están tomando decisiones en este lugar? Aquí toma relevancia un concepto central que es el de gobernanza. El concepto de gobernanza pone el foco en quien y como toman las decisiones buscando ir más allá de lo que indica el marco normativo estatal vigente y buscando incorporar al análisis la formas y modos reales en los que los actores intervienen y condicionan dicho proceso. Es particularmente relevante mirar cómo actúan los actores políticos y empresariales, así como en escalas que van más allá de los territorial pero que presentan escenarios de toma de decisiones que afectan al territorio en cuestión. Entonces podremos evaluar en particular de la gobernanza territorial, es decir quienes son y cómo toman las decisiones que afectan de forma directa la organización del territorio, la forma en que se planifica, gestiona el territorio en el marco de las tensiones propias de las pujas por el dominio y usos contradictorios del territorio. Más allá de lo institucional formal legal, se torna importante asumir un enfoque más fenomenológico que de juicio valorativo, respecto a la naturaleza y el funcionamiento de la red interdependiente de intereses y flujos que operan y definen, con grandes asimetrías de poder y visiones contrapuestas,el futuro para el lugar en cuestión. ¿Cuál es la historia territorial que explica el presente? La tercera cuestión a definir es la sensibilidad al conflicto histórico del territorio, directamente relacionada con la conciencia de estar insertos en contextos de gran complejidaden el que la interdependencia provoca una conflictividad de base cuyo desconocimiento provoca frustración y profundización de la fragmentación local. En este sentido, poder identificar los patrones históricos de ocupación del territorio, los grupos protagonistas, sus concepciones de poder y desarrollo, los actores extraterritoriales que han estado presentes en las distintas etapas de la historia, la configuración de la identidad local así como sus conflictos históricos. En este sentido, se torna fundamental, ser consciente de la historia de la conflictividad territorial, los actores locales y sus clivajes, cuyas relaciones de conflicto y colaboración dan cuenta de las trayectorias del territorio, sus enfrentamientos y trampas, su actualidad y su proyección en el tiempo espacio, todo esto es fundamental para hacer política de desarrollo territorial con aspiración a ser exitosa. ¿Cuáles son los impactos directos o indirectos de las Cadenas de Valor que operan en el territorio en cuestión? Las cadenas de valor que se desarrollan en locaciones específicas, suelen impactar de forma integral y manifiesta sobre la organización territorial y presenta desafíos particulares para la incidencia y gobernanza territorial a las autoridades subnacionales en particular, desafío que le cabe a las élites locales políticas y económicas. cuyas variables definitorias son producidas de forma extraterritorial (exógenas) y se convierten en dinámicas rectoras del crecimiento y organización territorial. La actividad de enclave se convierte en el centro ordenador de las dinámicas territoriales y de las estrategias de los actores. Esta centralidad, asociada a su condición de fuente de renta y dinamismo económico, desempeña el entramado territorial y genera un esquema de incentivos perversos al rentismo y al extractivismo. En este escenario, el Estado se convierte en un promotor de inversiones y un administrador de la cuota del derrame que puede generar la renta extractiva, y desde allí, un gestor de recursos y soluciones en favor de la sociedad Las ciudades intermedias no están aisladas del contexto y las cadenas de valor globales cuyos eslabones de suministro se insertan en el territorio y son factores que dependiendo de su situación económica dinamizan su desarrollo y aceleran su decadencia. Muchas ciudades como Tucumán o Arequipa encontraron en las famosas rutas de la plata o de la lana, cadenas de valor que explican su desarrollo superlativo en materia industrial y cultural, así como su decadencia explica la pérdida de sus hegemonías. El desafío que poseen los territorios en los que se desarrolla una cadena de valor internacionalizada, cuyos eslabones fundamentales, financiación y comercialización ocurren fuera de su área de influencia es mayúsculo. Las ciudades cuyas élites y población sean conscientes de la misma, lograrán reconfigurar sus matrices a tiempo para responder a este desafío, más allá de comprenderlo desde su contexto, su historia, su presente y sus escenarios futuros. Como, a sabiendas de las trayectorias históricas, el territorio puede aprender de su historia, transformar patrones de dependencia o impotencia a la hora de definir su crecimiento y aumenta los márgenes de maniobra locales para abordar problemas de crecimiento, movilidad, hábitat, exclusión, afectación ambiental o caída de la actividad económica de un lugar. ¿Qué procesos permiten a un territorio ganar margen de maniobra en relación a la lógica de los flujos desterritorializados? Qué enfoques y métodos permiten a la dirigencia política social y económica de un lugar, transformar conflictos históricos por la tierra y la identidad, como recuperar potestades de autogobierno local, de las manos el lugar de los procesos colaborativos en la construcción de poder territorial más allá de los sectores y las identidades en pugna, que permitan impulsar procesos de desarrollo endógeno y de gestión positiva o transformación de conflictos asociados a su desarrollo. Las ciudades intermedias no solo tienen el desafío de la incidencia sobre la política regulatoria del gobierno central sino que tiene dificultades estructurales para interactuar e incidir en la forma en que la cadena de valor se organiza en el territorio, convirtiéndose en invitado de piedra en proceso de decisión sobre inversiones o relocalización de recursos cuyos impactos territoriales son en gran parte cargados a cuenta de la institucionalidad local. Como sucede con el departamento de Arauca, en Colombia, por no tener grandes porciones de población ni representación en el senado, sufren una ley de regalías que reporta un porcentaje irrisorio de renta a lo que se extrae del lugar. ¿Qué sentido tiene hablar de institucionalidad metropolitana y adonde apunta su tratamiento? La pregunta sobre la institucionalidad metropolitana construida deliberadamente por parte de las autoridades políticas para dar respuesta a los problemas que trascienden la frontera de las jurisdicciones territoriales, está centrada en la preocupación sobre la coordinación sociopolítica de los organismos a cargo de la gestión territorial. Focaliza en la pregunta, quiénes y cómo toman las decisiones que resultan en la coordinación y gestión asociada de políticas metropolitanas. Existen diversas visiones sobre cómo debería organizarse un espacio de coordinación social orientado a generar política pública para una nueva organización político territorial. Estas visiones dependen del nivel de involucramiento relativo que se visualice para cada organismo interviniente pero comparten una aproximación si se quiere pragmática que focaliza en las capacidades institucionales, importancia del proceso así como de los resultados concretos. En la Argentina el desarrollo institucional de las área metropolitanas, en particular las interprovinciales está estimulado por la constitución nacional del 1994a partir de la propuesta de Federalismo de Concertación, es decir, un acuerdo de las instituciones político-sociales constituidas, las Provincias y la Ciudad de Buenos Aires, el Gobierno Federal y los Municipios para generar regiones, y celebrar acuerdos para el desarrollo económico y social (art. 124 de la Constitución Nacional). A partir de esto es posible ponerse de acuerdo para coordinar lo regulatorio y los recursos. Por lo tanto, el gobierno que se puede conseguir es por acuerdo para dar cuenta y solución a una determinada problemática”. ¿Cuál es el sentido de la construcción de un espacio metropolitano de articulación estratégica para gestionar de forma asociada los impactos de las cadenas de valor? Un proceso de construcción de región metropolitana constituye una estrategia válida para empoderar a las ciudades intermedias en su capacidad de ejercer gobernanza efectiva sobre el territorio en el que se localizan. En este sentido,la experiencia de la región metropolitana de la Confluencia ya que permite un proceso gradual de construcción institucional, basada en el establecimiento de “contratos sectoriales”, que establezcan no solo las acciones de gestión metropolitana y los acuerdos de cooperación alcanzada, sino también la responsabilidad asumida por cada una de las partes en torno a las competencias delegadas y al sostenimiento financiero de las iniciativas promovidas. En la medida en que los términos de estos acuerdos puedan ser cumplidos, brindarán a los gobiernos locales nuevas herramientas de gestión para abordar los problemas cotidianos que exceden los límites locales. Asimismo, funcionarán como una base sólida desde donde proyectar instancias de articulación y compromiso más ambiciosas en la gestión de los temas metropolitanos Para construir una institucionalidad metropolitana primero hay que tener en cuenta que los temas son intersectoriales. Por ejemplo, el transporte involucra los medios de transporte, las localizaciones residenciales, los circuitos laborales, las infraestructuras de conexión, etc. En segundo lugar, en las áreas metropolitanas se desarrollan cadenas de valor internacionalizadas cuyos actorescentrales, toman decisiones con una relativa independencia y capacidad de afectación de bienes comunes, impactos sociales, ambientales y en derechos humanos así como de condicionamiento de las decisiones tomadas por los niveles municipales o locales. En tercer lugar, los temas se gestionan en diferentes escalas de la administración pública: hay competencias de los municipios, de las provincias, de la nación. Nuevamente en el transporte, las concesiones para el transporte de pasajeros pueden corresponder a diferentes administraciones en función de los recorridos. Cuarto, los temas son complejos y controversiales, ya que suelen provocar tensiones en términos de prioridades, formas, responsables, recursos, etc. También está presente la tensión entre áreas sectoriales de gestión en las provincias y los municipios y problemáticas territoriales que requieren abordajes desde múltiples sectores administrativos y profesiones. También es necesario considerar el peso específico de los gobiernos locales, sus asimetrías en función de su tamaño y centralidad regional, así como el mencionado peso relativo de actores privados y sociales de fuerte incidencia en el territorio. En todos los casos, existen condiciones de posibilidad, dadas por los liderazgos personales y/o institucionales, de construcción y legitimación de las instancias de gobernanza territorial metropolitana, promoción de foros permanentes de discusión y difusión, ¿Cuál es la importancia del diálogo territorial interinstitucional de calidad para la construcción de acuerdos políticos operativos y de impacto? Estas iniciativas requieren una fuerte vinculación entre las partes, cuyo alcance dependerá de la calidad de las relaciones de confianza política construida, el grado de madurez en la comprensión acerca de la necesidad de un abordaje común de determinados temas y el acuerdo para gestionarlo de manera diferente así como los incentivos existentes a nivel federal para propiciar la articulación multinivel y multisectorial. Los acuerdos generan derechos y obligaciones a las partes, con distribución de competencias, responsabilidades y presupuestos acordados. Y siempre implica que algo se cede desde la perspectiva particular, para sumarse a un esquema general. La institucionalidad metropolitana se convierte en una construcción cuyo alcance dependerá siempre de la voluntad de las partes, de sus capacidades para afrontar dificultades y de la decisión de sostener en el tiempo ese camino elegido. No es conveniente iniciar este proceso sino se está convencido y dispuesto a planificar y gestionar conjuntamente.Requiere un esfuerzo de cooperación intermunicipal y provincial que involucra acuerdos presupuestarios y coordinación de acciones. Y apela al consenso y entendimiento de los protagonistas en temas comunes, en los que se van estableciendo umbrales de responsabilidades que, mediante el aprendizaje y la experiencia adquirida, se irán formalizando en nuevas creaciones institucionales, ordenanzas, leyes, etc. Se trata de una construcción de abajo-arriba y no de la copia de recetas o modelos descontextualizados. ¿Por qué importa mucho establecer lineamientos estratégicos en los procesos de construcción de región metropolitana? Según consideraciones emanadas de la experiencia internacional, los lineamientos estratégicos apuntan a la construcción progresiva de instancias de articulación metropolitana en función de: las necesidades detectadas en matrices temáticas específicas que exceden los límites de las localidades, y el grado de compromiso asumido por actores territoriales para la actuación conjunta. En este sentido, se trata de identificar y definir áreas donde “lo metropolitano” se considera una realidad ineludible para los municipios, en la medida en que se enfrentan a problemas que rebasan sus capacidades locales, aún cuando cuentan con competencias para abordarlos. A la vez, las instancias de articulación adoptarán diversas modalidades: establecimiento de normativas, pautas u ordenamiento común, acuerdos de cooperación, creación de entes, etc. Disponer de instancias de gobernabilidad metropolitana mejorará la calidad de la gestión local de cada uno de los municipios que conforman la región, al ofrecerles instancias permanentes de encuentro con localidades vecinas para discutir y negociar problemáticas y situaciones de naturaleza regional. Se instituyen canales de comunicación y diálogo permanente entre los distintos niveles de gobierno, local, provincial, nacional. Los costos políticos tenderán a disminuir al contar con un marco más amplio que legitima la adopción de determinados lineamientos políticos. También, se ampliará el abanico de herramientas de índole económica, política, cultural, social, etc. A disposición de los municipios para impulsar sus estrategias de desarrollo. Además, contará con mecanismos institucionales consensuados, lo que redundará en una intervención conjunta más eficiente, reforzando los lazos de solidaridad, identidad y pertenencia a la Región Metropolitana. ¿Cuál es el sentido de invertir tiempo y recursos en la construcción y fortalecimiento institucional de los mecanismos de gobernanza territorial? La construcción progresiva de instituciones metropolitanas y el fortalecimiento de las herramientas de gestión con que cuentan los municipios es una tarea fundamental en el fortalecimiento institucional de la región metropolitana. Tiene particular relevancia para ello, el fortalecimiento de los esquemas e instancias de articulación metropolitana, en particular aquellas que articulan distintas jurisdicciones, sectores y tipo de actores sociales. Siempre es necesario un primer diseño provisorio de baja complejidad para la articulación general y lentamente dejar evolucionar la institucionalidad hacia funciones más ejecutivas endógenas . Se identifican actores sociales clave por fuera de los poderes ejecutivos municipales, provinciales y nacional , los protagonistas iniciales de la construcción institucional a la hora de dotar de respaldo político, técnico y social al proceso de construcción metropolitana. En este sentido, es importante superar la lógica estadocéntrica que asumen estos procesos e involucrar actores del poder legislativo ( legislaturas y concejos deliberantes) , cámaras empresarias, en particular que integran o representan a las principales cadenas de valor y empresas que operan en la región. Las Universidades y el sistema local de ciencia y tecnología son claves para contribuir con estudios de base, así como evaluación de impacto socioambiental de los proyectos así como para asistir a la gestión y manejo de los distintos proyectos de desarrollo de infraestructuras para el desarrollo. Los colegios profesionales en función de los sectores abordados ( Ingenieros, Arquitectos, abogados, profesionales del ambiente, salud, ciencia política) así como los Sindicatos en particular el petrolero, la construcción y el de la fruta entre otros. Vaca Muerta como enclave y sus impactos sobre la región metropolitana de la Confluencia. Como la organización territorial del estado y la sociedad vía la planificación y gestión territorial colaborativa puede enfrentar los desafíos del extractivismo Vaca Muerta entonces presenta un gran desafío para la gestión territorial y la sustentabilidad social y ambiental de una región que se constituye como centralidad de producción energética y a la vez, habitacional, administrativa, logística y de servicios de toda la norpatagonia. Esta región, ha crecido sobre un proyecto ya centenario de oasis irrigado ( el valle) en la que su población creció de forma significativa asociado al desarrollo del Estado y los servicios públicos, la producción de frutas de pepita, la construcción de grandes represas así como al oscilante pero creciente protagonismo de la industria de los hidrocarburos. Los municipios tienen muchos impactos positivos y negativos asociados al desarrollo económico inducido por la inversión en Vaca Muerta. Los impactos se ven en los flujos de movilidad y el modelode producción de suelo vía crecimiento demográfico o especulación. Otro de los impactos negativos que pueden y suelen verse en el marco del desarrollo de proyectos extractivos de gran escala es la pérdida de competitividad de sectores tradicionales de la economía regional y la reducción del tamaño y empobrecimiento de la matriz productiva territorial . Estos municipios algunos de los cuales tienen menos de 15 mil habitantes, y otros más de 350.000 les sería dificultoso acceder por sí mismo a instancias de interlocución sostenida de alto nivel con organismos de gobierno provincial o nacional así como gerencias o directorios corporativos. Esta organización o articulación de autoridades territoriales, permite construir una institucionalidad preliminar que tiene la potencia de ejercer una suerte de incidencia transversal y potente,capaz de persuadir de forma más efectiva sobre la pertinencia de reconocer su autoridad y abrir hacer un planteo integrado por sí mismos, y su acceso a las instancias decisorias de organismos nacionales o de gerencias corporativas son bajas, en este sentido, dependen tradicionalmente de las intermediaciones que con sus limitaciones de agregación e intereses propios que tienen las provincias.El diseño del instrumento de promoción de desarrollo de áreas metropolitanas del interior, con el apoyo económico del BID establece incentivos claros y efectivos para el diálogo territorial y la articulación metropolitana entre municipios, lease intendentes, y organismos provinciales interesados ya que se condiciona el apoyo económico a la elaboración y gestión asociada de proyectos metropolitanos Durante el año 2017 y como resultado de un proceso de diálogo y construcción de consenso político e institucional territorial facilitado por el programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior, las autoridades involucradas decidieron construir un acuerdo de trabajo y construcción institucional para el establecimiento de una plataforma común orientada a solucionar problemas metropolitanos comunes a todas las jurisdicciones,. Cada una de las partes implicadas entendió a lo largo del proceso, que existen problemáticas que nadie puede resolver solo, pero que pueden tener caminos de resolución al trabajar en conjunto. Este proceso, orientado a la elaboración del Plan Ejecutivo Metropolitano de la Región, fue promovido y facilitado por el programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior (DAMI) con apoyo y financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el caso de la Región Metropolitana de la Confluencia, y frente al desafío de articulación biprovincial se constituyeron mecanismos innovadores de gobernanza y construcción de consensos, claves para el éxito político institucional y sustentabilidad de la iniciativa. El proceso de construcción de consensos y acuerdos implicó el recorrido de un camino crítico de diálogo territorial que a lo largo de las distintas etapas; 1) construcción de confianza, 2) Elaboración de agenda de problemas críticos,3) Elaboración de alternativas de solución y abordaje, priorización de proyectos metropolitanos y 4) Formalización de los acuerdos de cara a la gestión 2018-2019 de los proyectos priorizados. En paralelo el proceso fue generando un espacio de articulación que más allá de la implementación de los proyectos priorizados permite el abordaje de una agenda amplia de cuestiones de interés territorial compartido : En función de ello, como corolario del trabajo realizado durante el año 2017, los municipios y provincias constituyeron una Mesa de Acuerdos Metropolitanos que tendrá la tarea de conducir este proceso a lo largo de la próxima etapa de trabajo. Su propósito fue el de integrar las miradas y expectativas de los técnicos y responsables institucionales de los 12 municipios involucrados en este primer ciclo., que junto con las áreas de planeamiento y las unidades ejecutoras de las provincias de Río Negro y Neuquén y la apoyatura técnica y financiera de la Unidad Ejecutora Central de Ministerio del Interior de la Nación Argentina desarrollaron una secuencia facilitadora de talleres y formalización de acuerdos, que concluye con la firma de un documento que institucionaliza su compromiso en una agenda de 5 grandes proyectos.Este proceso constituye un primer paso de un proceso de desarrollo institucional que en la medida que se vayan concretando las acciones, permitirá consolidar nuevas instancias de gobernanza metropolitana. Gracias a la implementación de esfuerzos de construcción de confianza y mecanismos facilitados de colaboración, el Estado en sus distintos sectores y niveles pudo aumentar su capacidad de abordar problemas territoriales metropolitanos que de otra manera quedarían insolubles desde la acción particular y sectorial. Agenda de problemas críticos en la institucionalidad de la región metropolitana de la Confluencia Conscientes de las problemáticas comunes y como resultado de las gestiones de los gobiernos de las provincias de Neuquén y Río Negro y de 12 municipios que se encuentran en las cercanías de la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, el día 14 de junio de 2017 las autoridades de los distintos distritos firmaron un acta conformando la Región de la Confluencia. A partir de ese momento, se desarrollaron una serie de talleres de diagnóstico y priorización de líneas de acción en los que participaron las provincias y los municipios firmantes, para la discusión de los problemas centrales del área metropolitana, a partir de la evolución de tres matrices: 1. Ambiental, 2. Productiva y 3. Movilidad y Crecimiento. Se partió del supuesto que en estas matrices se ven reflejados los procesos de transformación que experimenta el territorio como efecto del desarrollo de diferentes dinámicas: cambio en los patrones de comportamiento de la sociedad, cambio de las condiciones económicas de contexto, e irrupción de nuevos procesos económicos y sociales que tienden a introducir cambios en el comportamiento de la región. La observación se centró, por lo tanto, sobre el comportamiento de estas matrices, de los que se desprenden problemas vinculados con los dispositivos institucionales implementados para el gobernanza del territorio metropolitano La propuesta metodológica del programa de Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior sobre los antecedentes y resultados concretos de proyectos anteriores así como las lecciones aprendidas de experiencias previas de proyectos articulación horizontal territorial entre gobiernos locales, han establecido una serie de claridades e incentivos virtuosos para la colaboración entre intendentes, equipos técnicos y funcionarios de nivel provincial y nacional en torno a un propósito compartido:estructuró de tal manera de solo financiar procesos y proyectos metropolitanos o de impacto metropolitano, construir una agenda metropolitana orientada a la acción y a los resultados concretos. Este giro pragmático que configuró este proceso para lidiar con las complejidades que implica la articulación de tres niveles de gobierno y 14 jurisdicciones con distintos organismos sectoriales intervinientes y distintos colores políticos (4 agrupamientos, entre partidos nacionales, provinciales y locales) Metodología de trabajo en la construcción de la Región Metropolitana de la Confluencia. El mecanismo de facilitación de los procesos colaborativos para la gestión estratégica Dados los desafíos de la articulación multiactoral que requería este proceso, por entendimiento y solicitud de las unidades de ejecución provincial (UEPs) de Río Negro y Neuquén, el programa DAMI a través de la UEC contrató los servicios de un facilitador externo, legítimo para las distintas partes, que pueda coadyuvar juntamente con la gestión de procesos colaborativo ( convocatoria, sistematizacion de informacion, elaboracion de documentos de insumo) al abordaje constructivo de los desafíos del proceso y a la moderación y facilitación de los talleres participativos con autoridades, técnicos y otros actores participantes.Según el enfoque de diseño y facilitación del proceso, una clave para el éxito del mismo, es el reconocimiento de la complejidad interna y externa de la iniciativa y la búsqueda de un abordaje integral y colaborativo. Reconocer la complejidad del entorno implica desarrollar un mapa de complejidad colocando a los actores intervinientes y a sus relaciones en el marco del”ecosistema territorial” del área metropolitana. El enfoque sensible a la complejidad y al conflicto, implicó reconocer la diversidad de colores partidarios ( 6 partidos entre vecinales, provinciales y nacionales distintos involucrados) en los gobiernos tanto a nivel municipal y provincial.En este sentido se tomaron en cuenta la diferencia de tamaños y ubicaciones de cada municipio en el sistema metropolitano. Trabajar a través de consensos horizontales, basados en la evidencia y la información legítima, impidiendo que ningún protagonista ocupa una centralidad excluyente o permanente, y en el que cada actor interviniente puede poner en encontrar “socios de un problema” y juntos buscar soluciones Los protagonistas del proceso fueron las autoridades locales y para resguardar el clima constructivo y la confianza se tomaron recaudos para el favorecimiento del trabajo grupal buscando activamente “hacer circular la palabra y la iniciativa” y prevenir que se concentre la comunicación o localía, en algún municipio determinado. Es por esto que los distintos encuentros de construcción de acuerdos, fueron alojados por todos los municipios involucrados evitando así la captura del proceso por los municipios más grandes o aquellos pertenecientes a la provincia más referente. Para lograr los objetivos se consolidó un equipo interjurisdiccional de gestión asociada del proceso. Esto quiere decir, procurar institucionalizar la función y convertirla en responsabilidad compartida por todos los integrantes del espacio de coordinación de la iniciativa, acordando roles y funciones a tal efecto en las reuniones de los equipos de planificación y ejecución de la iniciativa DAMI en Neuquén y Río Negro. El proceso traicionó funciones colaborativas dentro del grupo de trabajo que articuló capacidades de convocatoria, logística, promoción, comunicación, registro, gestión institucional y producción de contenidos, soporte clave para el desarrollo de la mesa de acuerdos metropolitanos. Conclusiones La idea central es que a diferencias de una perspectiva estructuralista o centradas en el individuo, la perspectiva territorial pone valga la redundancia al territorio en primer lugar y por lo tanto propone la integración de distintos lentes económicos, sociales, ecológicos y culturales en lo territorial como un marco integrador. Esto quiere decir, presenta una escala para la reflexión y la intervención distinta y por lo tanto, de tratamiento particular. Esto nos lleva a que a la hora de pensar la política, el lugar del territorio como espacio de conflicto y despliegue de los procesos sociales y políticos así como en la es central ya que presenta el escenario de la política, en tensión con otras lógicas de reproducción extra territoriales y por lo tanto centradas en la lógica de la ganancia o en la subordinación. Es clave tener presente un enfoque territorial ampliado, la historia ecológica del lugar. En este sentido, la UICN propone un concepto, “Pueblos en la Naturaleza”. La perspectiva territorial podrá tener potencia si integra de forma cabal todos los bienes comunes naturales y humanos. En este sentido y focalizando en la dimensión ecosistémica, la gestión tiene que integrar lo que la ecología llama, los sistemas soportes de vida que se mal sintetizan en la idea de lo servicios ambientales (aire puro, agua limpia, tierra fértil) que permiten el desarrollo sustentable y saludable de un territorio determinado. La negación de esta dimensión de la gobernanza, no solo es fórmula de degradación ambiental ,contaminación de aguas por ejemplo, sino que tiene el riesgo de echar a perder patrimonio cultural y ambiental local como puede ser un suelo fértil por desertification o urbanización no planificada, factores fundamentales para sostener el desarrollo endógeno más allá de las oportunidades generadas para un producto determinado por el mercado internacional. Donde la política basada en el diálogo democrático, la articulación interinstitucional, la intervención en conflictos con la aplicación preventiva de salvaguardas socioambientales así como mecanismos de debida diligencia a la hora de evaluar los impactos de los proyectos así como instalar mecanismos de reclamación adecuados a nivel de las operaciones así como de la cadena en sí misma. Estos son instrumentos que están en el menú jurídico internacional y en muchos países de la región pero que muchas veces no están a disposición de los actores territoriales que por otra parte, ocupan gran parte de su tiempo en la gestión de los conflictos de poder local. Este juego de poder local, provoca a su vez, la dificultad de visualizar los desafíos generales que presenta el desarrollo de cadenas de valor internacionalizadas en el territorio. Donde el diseño de procesos de construcción de acuerdos territoriales, basados en planes de largo aliento, construidos con una base científica, con el compromiso del sistema de ciencia y tecnológica local, multisectorial, participativo y dialógico, es tan importante. La construcción de visiones compartidas y planificación estratégica funcionan como mecanismos a ser utilizados pero estos deben ir en sintonía con mecanismos de acceso a la justicia capaces de procesar conflictos de grandes asimetrías de poder resguardando los derechos humanos. La construcción de capacidades en los Estados para priorizar este tipo de dinámicas, por sobre otras lógicas más adaptativas, propias de su insuficiencia fiscal y tributaria así como de una sobrecarga de demandas de una sociedad atravesada por los traumas de cambio territorial, que padece la falta de infraestructuras y accesos. Los procesos de articulación y colaboración para el desarrollo sustentable requieren marcos publico privados convocantes legítimos, que puedan procesar internamente la complejidad del tejido interinstitucional a ser convocado, y obliga a comenzar colaborando entre los actores responsables de la gestión de la ciudad. En este sentido, cuando se piensan procesos de intervención, es clave pensar muy bien los objetivos en el sentido que estos puedan conectarse con visiones de largo plazo, a propósito que estos esfuerzos implican procesos sostenidos en el tiempo. Esto no solo es asi de abajo hacia arriba con organizaciones de la sociedad civil o desde la academia que anime a la dirigencia local a abocarse a ejercicios conducentes de planificación colaborativa y establecimiento de acuerdos para la gestión de conflictos locales, sino también es oportuno para procesos de estímulo y financiación del desarrollo territorial provenientes de niveles nacionales o internacionales. El caso de la Confluencia sirve para ver porque una política de desarrollo de regiones o áreas metropolitanas del interior es en lo embrionario una política de desarrollo urbano sustentable en la región, que pone a las ciudadanas intermedias en un lugar clave y destinatario de la articulación de políticas públicas.En este sentido, la inserción estratégica de las ciudades en un contexto territorial de cadena de valor como puede ser aquellos sectores basados en la explotación de recursos naturales como puede ser la agroganadería y la foresto industria, la minería a gran escala, la producción de energía basada en hidrocarburos o renovables, la pesca en los litorales, o el turismo para nombrar algunos sectores cuyas cadenas de valor por un lado están totalmente globalizadas y muchas veces sus variables fundamentales, como son el precio y los términos de intercambio no son controlables por los actores locales. En el caso de la Región Metropolitana de la Confluencia el sector petrolero juega en el centro de la escena y es en torno a sus externalidades que elterritorio evoluciona. Si las instituciones de gobernanza territorial funcionan, serán capaces de administrar e invertir las rentas , sabiendo cuidarse de las externalidades e impactos generadores de efectos enclave. Si estas no funcionan adecuadamente, y se entregan a administrar las cíclicas subidas y bajadas de precio sin capacidad de planificación y gestión estratégico, los riesgos de enclave y degradación territorial, fórmula asociada al crecimiento de la desigualdad y la violencia social.así como a la in sustentabilidad en el desarrollo y los destructivos ciclos de auge y descenso de los precios de las materias primas. Las capacidades estatales y públicas no estatales para orientar el desarrollo del sector extractivo son fundamentales y con las debidas excepciones, no están a la altura de la circunstancia. Como consecuencia de la fragmentación y debilidad del campo de la planificación, lo público y lo territorial corre desde atrás y sin aire a la locomotora extractiva. Falta insertar marco COVID 19 y sus impactos