Meditaciones Metafísicas (IV)

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Meditaciones Metafísicas
Rene Descartes
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Meditación cuarta
De lo verdadero y de lo falso
Cuando el pensamiento puro, liberado de toda influencia de los sentidos, conduce al conocimiento de Dios, el hombre también puede, mediante la consideración de este ser perfecto, conocer las demás cosas. 
Dios le ha otorgado al hombre la capacidad de juzgar y, si se aplica correctamente, no puede inducir al engaño. 
Sin embargo, el hombre está sujeto a muchos errores porque, además de la idea positiva de Dios, también es afectado por la idea negativa de la nada. 
El hombre es un término medio entre Dios y la nada, entiéndase, entre el ser supremo y el no ser. 
Los errores surgen de la acción simultánea del entendimiento y la voluntad. 
La facultad de juzgar forma parte de la imperfección humana y puede, naturalmente, conducir a realizar una conclusión errónea. 
La capacidad de comprensión del hombre es limitada e imperfecta, pero, al mismo tiempo, tiene la idea de una capacidad de comprensión ilimitada e infinita que pertenece a la naturaleza de Dios. 
Es distinto al tratarse de la voluntad – la libertad de elección –, la cual encaja perfecta con el hombre al existir únicamente para afirmar o negar algo.
La indecisión, la fuente de error, surge durante el proceso de determinar un juicio.
Esta deficiencia radica en el uso del libre albedrío, no en la libertad de elección misma. 
El hombre solo puede protegerse del error al abstenerse de realizar cualquier juicio pertinente a materias dudosas.