Meditaciones Metafísicas (III)

Vista previa del material en texto

Meditaciones Metafísicas
Rene Descartes
▲▲▲▲▲
Meditación tercera
De Dios; que existe
La existencia de las cosas no cuenta con el respaldo de una certeza absoluta, dado que un Dios engañador podría simularlas. 
Esto lleva a las dudas que podrían definir toda certeza: ¿Existe un Dios? Y, de ser así… ¿Podría este Dios estar engañándonos? 
Distinguir los tipos de conciencia según sus cualidades, adjudicándoles la calidad de fuentes de verdad o falsedad, conduce a la distinción entre expresiones de voluntad y de juicios. 
Solo los juicios pueden ser fuentes de error y/o falsedad. 
Respecto a las ideas, algunas de ellas serán innatas, otras parecen venir de afuera y otras más, elaboradas por uno mismo.
Todo efecto adquiere su realidad de una causa, por lo que en la causa debe haber tanta realidad como en el efecto. 
No hay realidad que surja de la nada, puesto que toda idea debe basarse en un arquetipo en el que todo lo que le pertenece ya existe
Si la realidad de una idea es tan grande que no puede estar implícita en mí, debe haber una causa de esta idea fuera de mí.
Solo la idea de Dios no puede estar contenida en el sujeto pensante y debe venir del exterior. 
La esencia de Dios se define como substancia infinita. 
Puesto que el Yo humano es finito, la idea de una substancia infinita debe provenir de una substancia infinita, ya que contiene más realidad que lo finito. 
La idea de un ser perfecto e infinito es verdadera porque representa algo real. 
El hombre, como ser finito, no puede comprender el infinito, pero en la conciencia de esta deficiencia, la idea de un Dios perfecto es la más verdadera, clara y distinta de todas. 
Por consiguiente, la idea de un ser perfecto debe haber sido causada por este mismo ser.
Solo Dios tiene el poder de existir por sí mismo y sin causa adicional. 
La comprensión de la propia incapacidad para entender la infinidad de Dios es suficiente para tener una idea de Dios verdadera, clara y distinta.