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Meditaciones Metafísicas (II)

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Meditaciones Metafísicas
Rene Descartes
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Meditación segunda
De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil de conocer que el cuerpo
Mientras piense, soy. 
La proposición “yo soy, yo existo” es, por tanto, necesariamente verdadera. 
Con esto se establece la primera certeza inquebrantable, la del Yo.
El cuerpo se impone a la conciencia como un objeto perceptible y capaz de movimiento. 
Sin embargo, esta percepción también podría resultar ser un sueño. 
Lo único que no puede separarse del Yo es el pensamiento, el cual es la base inamovible de toda la existencia conocida.
El Yo es la cosa pensante que comprende espíritu, alma, entendimiento y razón. 
La imaginación no ayuda al conocimiento del Yo porque solo se refiere a la naturaleza corpórea, no a la espiritual. 
Por eso, el espíritu debe apartarse de ella si quiere ser claramente consciente de su propia naturaleza. 
Sin embargo, la imaginación es parte de la conciencia y las cosas corpóreas que ella reconoce parecen percibirse aún más claramente que el propio Yo. 
Las innumerables formas de un pedazo de cera, por ejemplo, no pueden haberse formado en la imaginación, sino solo por medio de las impresiones de los sentidos y el entendimiento que juzga estas impresiones. 
Las impresiones de los sentidos son una prueba de la propia existencia, porque si veo la cera, se deduce que yo existo porque la veo. 
Sin embargo, incluso si todo lo percibido fuese un engaño, el sujeto que lo percibe existe. 
La percepción de las cosas no prueba su existencia, pero sí la existencia del sujeto que las percibe.

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