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1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 1 AGRONEGOCIOS, EMPRESARIOS Y ELITES RURALES EN LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA Carla Gras 1 INTRODUCCION Nadie dudaría en afirmar que los grandes terratenientes pampeanos, clase dominante y figura paradigmática del modelo agroexportador - que caracterizó la organización del sector agropecuario y la dinámica económica del conjunto nacional entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX -, constituyeron una verdadera elite. En efecto, además de conformar la clase económicamente más poderosa a partir de la propiedad de grandes extensiones de tierra en la fértil llanura pampeana, y del control de la renta agraria, así como de su dinamismo empresarial y carácter “modernizante”, estos grupos ostentaron el poder político, desarrollando una influencia determinante en los asuntos e instituciones públicas. Lazos sociales y familiares comunes, estilos de vida semejantes, le fueron dando una particular cohesión y consistencia interna. Aún cuando los grandes propietarios también tuvieron inversiones importantes en otros sectores de la economía (como las finanzas, el comercio de exportación o incluso la industria), su auto percepción como grupo superior y privilegiado se sostenía centralmente en su condición de terratenientes y empresarios agropecuarios (Hora, 2002). En consonancia con ello, desplegaron una visión común sobre la Argentina como un país agrario, sobre la cual la nación se desarrollaría y participaría de una economía mundial en expansión. Esta elite tuvo en la Sociedad Rural Argentina (SRA), creada en 1866, su principal expresión institucional. La evolución posterior de esta clase social estuvo marcada, por un lado, por los cambios en la dinámica del sector agropecuario y las transformaciones en la estructura social agraria – que alcanzó una mayor heterogeneidad social, productiva y regional – así como por la relación de la actividad respecto de otros núcleos dinámicos de la economía (la industria, el sector financiero). Sin embargo, aún cuando la posición del agro se debilitara en tanto eje dinámico de los procesos de acumulación, el sector retuvo 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 2 un papel clave: el de ser la principal fuente de exportaciones y en consecuencia de divisas. En términos sociopolíticos, la elite rural no solo se vería enfrentada a partir de 1912 (Ley Sáenz Peña) con la mayor permeabilidad del régimen político a las demandas de los grupos subalternos, sino también a un creciente cuestionamiento de su enorme riqueza, particularmente al hecho de que ella deviniera de la propiedad de la tierra (Hora, 2005). Con la irrupción del peronismo, la pérdida de gravitación social y política de los grandes terratenientes se profundizó; sin embargo, dada su posición en la estructura económica, retuvieron para sí capacidad de negociar y presionar al Estado para obtener ventajas y/o no ser perjudicadas en sus intereses. Los grandes terratenientes seguirían siendo una elite, en el sentido de una minoría que detentaba ciertos privilegios, pero su papel había cambiado. La gran propiedad siguió caracterizando al agro argentino, pero ello no supone en modo alguno afirmar la estabilidad de sus integrantes: las tradicionales familias “patricias” enfrentaron en algunos casos procesos de fragmentación territorial entre sus descendientes; en otros, mantuvieron su control sobre la propiedad, pero se desentendieron de la gestión de sus empresas agropecuarias. Asimismo, ingresaron capitales de origen extra agrario al sector, y, aunque en menor medida, también se verificaría la expansión de algunas franjas de los sectores medios agrarios. En las últimas décadas, el papel de los grandes productores vuelve a ser objeto de análisis y debate, retomando una rica tradición historiográfica. El espectacular desempeño que han tenido las actividades de base agropecuaria, básicamente la producción de commodities para el mercado internacional, ha sido analizado no sólo como fenómeno sectorial sino también en su relación con la economía y sociedad más amplias. En ese marco, y fundamentalmente a partir del conflicto en torno a las retenciones a las exportaciones (reinstauradas en 2002, luego de su eliminación durante la década de 1990), la pregunta sobre los rasgos de la cúpula del sector y los procesos que la han conformado cobró un renovado interés, así como también el interrogante sobre el carácter de su presencia pública (Gras y Hernández, 2009). En efecto, sin entrar en la discusión pormenorizada sobre dicho conflicto, cabe señalar que ese hito reciente 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 3 hizo visible un conjunto de aspectos vinculados a las capacidades y virtudes que los actores agrarios reclamaron detentar para construir la legitimidad de sus demandas: su contribución a la salida de la profunda crisis de 2001, su aporte fundamental al crecimiento económico posterior y particularmente a la dinamización del interior del país, y principalmente el hecho que la expansión productiva que habían propiciado era resultado de la transformación tecnológica y ya no de la mera posesión de la tierra (Gras, 2010). Estos fenómenos invitan a reflexionar sobre los procesos de formación y acción de las elites rurales en la Argentina contemporánea, en particular, aquellas que se posicionan en el campo de poder económico – político a partir de principios de distinción basados sobre el conocimiento experto y la innovación tecnológica, y ya no (o no sólo o predominantemente) sobre el poderío económico. La aproximación que aquí realizamos a estas cuestiones parte de una hipótesis: el gran cambio estructural que atravesó el agro argentino y configuró un nuevo modelo agrario (Gras y Hernández, 2009), dio visibilidad y potenció la presencia de una franja de grandes propietarios que desde la década de 1960 pugnaba por retener su condición de elite no sobre la base de “privilegios” meramente (y en tal sentido, replegada sobre sí misma, conservadora y concentrada en acciones defensivas) sino sobre su superioridad técnica y empresarial, lo que implicaba aunar la condición de elite con una vocación de liderazgo. La hipótesis plantea así que la creación de esa elite es tanto un engranaje como un producto del proceso agrario reciente, en tanto sus rasgos y posicionamientos iniciales se fueron reconfigurando en el tiempo. Esta hipótesis retoma así un tema central de la sociología de las elites referida a la relación entre estos grupos y los procesos de cambio social (Waldmann, 2007). Nos centraremos aquí en un dispositivo específico que nos permite recortar empíricamente el proceso bajo estudio: una asociación profesional cuyos orígenes se remontan a 1957, la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA) 2 . Esta organización es a la vez un indicio de la recomposición del mapa institucional y de las formas de presencia pública que las elites rurales han ido privilegiando. Al mismo tiempo, los cambios en su composición social 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 4 reflejan las transformaciones que en el plano estructural han conocido las capas altas del sector agrario, tanto en lo que refiere a sus rasgos específicos como a los procesos de movilidad,incluyendo aquí el ingreso de agentes no agrarios. Las asociaciones profesionales – entre las que podemos señalar también a la más reciente Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) – conforman en la actualidad actores importantes para el estudio de los canales de construcción y articulación de los intereses dominantes, así como también para la construcción de la legitimidad de sus posiciones y del modelo socio productivo que promueven. LOS ORÍGENES DE AACREA: CAMBIO Y TRADICIÓN Los orígenes de AACREA (nombre que tomaría unas décadas después) se remontan a la creación en 1957 de lo que se constituiría como el primer Consorcio Regional de Experimentación Agrícola. Según puede rastrearse en distintos documentos institucionales, ese primer grupo se conformó a partir de la convocatoria que dos productores pampeanos, Pablo Hary y Enrique Capelle, cuyas “estancias” se situaban en Henderson y Daireaux, en el oeste de la provincia de Buenos Aires, hicieron a otros once amigos y conocidos, también productores de la zona, para proponerles intercambiar diagnósticos y soluciones para sus explotaciones agropecuarias. En sus viajes a Francia, Hary había conocido la modalidad de trabajo de grupos franceses de tecnificación agrícola – los CETA (Centre d´Etudes de Tecniques Agricoles) −, de los cuales Capelle también había tenido noticias a través de una publicación francesa, y cuya modalidad de trabajo quisieron retomar. La idea era sencilla: buscar en conjunto la forma de resolver problemas que los preocupaban, y que referían al deterioro de los suelos y la poca estabilidad de sus estancias frente a los vaivenes climáticos y las políticas hacia el agro, que definían como erráticas. En poco tiempo, se conformaron nuevos grupos sobre la base de redes de amistad y familiares de los primeros integrantes. “Yo lo conocí a Pablo ahí por temas si se quiere medio familiares, la familia de mi mujer, ellos son de ascendencia francesa y Pablo también de ascendencia francesa y se conocían las familias. Y un hermano de la mujer de Hary, me dice “mirá tenemos que 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 5 hablar una cosa interesante, ahí don Pablo trajo una idea de Francia de los grupos CETA”, me explicó un poco lo que eran, grupos de productores de la zona y se reunían para trabajar temas técnicos, “pensando en que lo importante era preservar la fertilidad del suelo, el capital del país, se conocen los vecinos”, los vecinos no nos conocíamos, no había ningún interés de intercambio de ideas, nada. “Y te puedo decir que Pablo ya formó dos grupos interesantísimos, y creo que es una oportunidad bárbara para mejorar en todos los sentidos, técnicamente, mejorar las producciones, producir más, etc.”. (E.P., entrevista, 2008). Tal como destacaron varios de los integrantes de los primeros grupos que entrevistamos, la actividad se centraba en la discusión de aspectos técnicos, lo que constituía, según se resalta en las entrevistas, toda una novedad: “En ese momento le puedo decir que éramos los primeros que a nivel zonal hacíamos revisación, tanto de las vacas, o dos meses después de haber retirado los toros, en junio hacíamos las revisaciones de las vacas. Iban veterinarios para hacer la revisación nos aconsejaban, en fin. Desde el punto de vista veterinario, había un cierto contacto muy, muy liviano como quien dice. Teníamos la estación experimental del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) (pero) estaba recién empezando. - O sea que hablar de manejo técnicos en esa época… Poco y nada…o nada y nada me atrevo a decir. Había todo una inercia, había quien se le volaba el campo y se preocupaba y otro que se le volaba el campo y lo dejaba volar hasta que los yuyos lo tapaban. - ¿Y la Sociedad Rural Argentina no tenía…? Sí tenía, pero se había vuelto más gremial. Desde el punto de vista técnico, creo, siempre pensé que era una de las falencias, digo falencias porque era un área que la Rural podía tener cabida, en ese sentido. El INTA nació un año antes que AACREA. Entonces, ¿por qué nació el INTA? Y porque había una falencia, ¿Por qué tuvo éxito AACREA, y tiene? Y porque en su momento creció tratando de llenar un hueco de una falencia. Y el INTA tuvo el desarrollo tecnológico, llamémoslo así, de laboratorio y de extensión y los grandes extensionistas a campo haciéndose eco de los adelantos o de la tecnología que podía brindar el INTA, lo hizo AACREA. Si en esa época no había 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 6 ingenieros agrónomos. La carrera de ingenieros agrónomos terminaba en funcionarios en los gobiernos provinciales y en el gobierno nacional, y terminaban de…dicho mal y pronto de burócratas de oficina. Alguien tenía que llenar ese hueco” (E.P. Entrevista, 2008). La cuestión técnica estaba así en el centro de la distinción que esta entidad buscó trazar en las prácticas de los grandes productores y que evolucionaría hacia la construcción material y simbólica de un nuevo tipo de terrateniente: el “empresario”. La importancia de esta distinción adquiere cabal dimensión si se considera el contexto histórico en que se planteaba: el del llamado estancamiento pampeano. Este período es del auge de modelo de industrialización sustitutiva (ISI), en el cual el agro perdió su rol de eje central del proceso de acumulación, si bien manteniendo una importancia clave como proveedor de divisas y a la vez de alimentos para los sectores urbanos y asalariados. El comportamiento de la producción y la productividad en esas décadas perdió el dinamismo previo, y ello fue objeto de intensos debates. En efecto, la evolución de los indicadores agropecuarios, que marcaban la caída de la rentabilidad agrícola, el estancamiento de la producción de granos y en menor medida de la ganadería vacuna, serían atribuidos por algunos analistas a la consecuencia (directa) de las políticas aplicadas de transferencia de renta del sector agrario al sector industrial – a través de de los impuestos a los productores agropecuarios – y al trabajo – vía los precios de los bienes salarios – (Obschatko, 2003). Pero también, desde otras posiciones, el debate haría énfasis en el comportamiento de los grandes productores de agroexportables, y en su condición de “clase oligárquica, latifundista, visión asentada en la efectiva existencia de enormes extensiones de tierra poseídas por pocas familias, a las que la renta de las décadas pasadas había permitido niveles de vida altísimos” (op.cit., pág. 20). En pocas palabras, la incipiente organización de un puñado de “estancieros” en torno a preocupaciones técnicas tenía un escenario mayor, marcado por la pérdida de importancia del sector agropecuario en términos de su aporte al desarrollo económico y por la visión que un variado arco de sectores de la sociedad y la política tenía sobre la clase terrateniente como parte fundamental del problema. Estas dos cuestiones son 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 7 retomadas activamente en los principios y propósitos que orientaron la conformación de los grupos CREA: el progreso técnico y organizativo, basado en la aplicación del conocimiento científico, de un lado, y el intercambio en equipos de trabajo, del otro. La difusión de estas ideas tuvo en Pablo Hary, el primer presidente de la Asociación creada en 1960 3 al principal promotor, y a los grupos como espacios de una intensa socialización. Es interesantedestacar en ese sentido los discursos que Hary preparaba para distintas ocasiones de encuentro con los integrantes de los grupos, los cuales son todavía hoy recordados y retomados por sus actuales miembros; más aún, han sido recopilados en una publicación institucional editada en años relativamente recientes 4 . “El primer CREA, fundado en 1957, y también los que vinieron después, estuvieron centrados sobre algunos principios optimistas y conquistadores. Frente al hecho de la degradación del poder adquisitivo de los productos de la tierra, se nos ofrecían dos caminos: o recurrir al Estado, esgrimiendo el eslogan de una imposible paridad de precios, o bien atacar, resueltamente y por nuestra cuenta por el camino de la productividad, de la calidad, de la producción eficiente. Elegimos esta última solución” (P. Hary, conferencia de clausura, Los CREA y la revolución agrícola, 1962, p. 19). En la convocatoria a sus pares a sumarse a AACREA, Hary enfatizaba repetidamente estas ideas - fuerza: el cambio tecnológico, como una exigencia de los tiempos, debía incluir necesariamente un “cambio intelectual” para reponer el lugar de la clase terrateniente en la sociedad. El llamado a “cambiar las mentalidades” refleja los primeros indicios de modificaciones en la ideología asociada a la actividad económica de estos grandes productores. Esa ideología – en el sentido que lo señalan Boltanski y Chiapello (2002), esto es, creencias compartidas, inscriptas en instituciones y comprometidas con la acción – revisaba el lugar que estos actores debían buscar en una sociedad que les discutía el rol que históricamente se habían arrogado. Y lo hacía ubicándose para ello en el centro del núcleo ideológico de la propia clase terrateniente, organizado en torno a la libertad de los mercados, la subsidiariedad del Estado y la salvaguarda de la propiedad privada. Estos elementos – articulados con apelaciones generales a la defensa del “campo” como una unidad y a su rol 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 8 preponderante para el conjunto de la nación - conformaban un sistema coherente de ideas. Fortalecido en la segunda posguerra, por la oposición al peronismo, el universo ideológico de la clase terrateniente y de su portavoz principal, la SRA, quedó estrechamente asociada al anti peronismo y a la condena de toda forma de populismo (Heredia, 2003). Frente a ello, AACREA ponía en juego la necesidad de nuevos modos de acción, de nuevas exigencias normativas para la clase terrateniente, que permitieran responder a la crítica sobre su papel y desempeño. En rigor, los ejes sobre los cuales AACREA buscaba reconstituir la legitimidad de la elite agraria retomaban su antiguo carácter modernizante y la vocación dirigente que había encarnado SRA (Hora, 2009); sus apelaciones eran críticas de la eficacia de la acción corporativa tradicional. Lo que debía cambiar también era la “mentalidad” de esa elite propietaria, que había quedado atrapada en la reacción antiperonista, ubicando en la intervención del Estado populista la raíz de todos los males. “Permanecer al margen de la revolución técnica, indiferentes, es condenarse a desaparecer. Y esto no podemos admitirlo […] Teniendo presente que quienes tienen poder de resolver son los jefes de empresa, es decir, nosotros, y vista la responsabilidad que ello implica conviene meditar lo que sigue: el dilema es o permanecemos estáticos, rutinarios, sobreviviendo en una mediocridad gris, a la zaga del progreso, en el furgón de cola de las naciones, o bien atacamos resueltamente por el camino de la técnica y de la donación de nosotros mismos. Trabajar y producir con mentalidad y métodos subdesarrollados, y pretender, al mismo tiempo, gozar de los beneficios de las naciones de primera línea, es imposible. Y si fuera posible, sería inmoral”. (P. Hary, conferencia de clausura, Los CREA y la revolución agrícola, p. 20) Retomamos a continuación el tramo de una entrevista realizada con uno de los primeros colaboradores técnicos de la Asociación que retrata las diferentes formas de acción al interior de la elite rural en el particular contexto que hemos señalado y los conflictos generados en torno a las transformaciones requeridas para preservar las condiciones que le habían dado históricamente existencia. 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 9 “Había como una desvalorización en un momento de la gente con respecto a CREA. CREA era como…para la gente de la Rural en su momento ¿no? - después cambia completamente- comunistas éramos, nos decían ustedes son comunistas. La vieja aristocracia, en buen sentido, yo no soy peyorativo para nada… Y había una cosa así, como diciéndole que (si) se ocupa del cambio es porque evidentemente no está con la tradición y con todo lo que fue el campo argentino y qué se yo. Y don Pablo fue extraordinario porque él, digamos, desde el punto de vista social, él era de ellos, y pudo decir cosas que para ellos eran veneno, veneno... - ¿Qué les decía? Y directamente que eran unos haraganes, unos…ahora no me acuerdo bien pero hay unos escritos de él, que deben estar por acá, pero él decía que eran gente… ¿Cómo era que decía?… Resistentes totalmente, incapaces de poder comunicarse, incapaces de poder asociarse, y entonces decía una palabra, que ahora ya me la voy a acordar seguro, decía una palabra que los destrozaba, eh. El decía el cambio pero no por una cuestión solamente política o ideológica sino porque realmente partía de la base, de la que todos sabemos, que en los años 50 la agricultura argentina estaba estancada, completamente estancada, entonces había que hacer un cambio, él partía de ahí, del estancamiento de la producción argentina, pero era el estancamiento físico pero también el estancamiento mental, decía él, la gente que no quería cambiar” (M.F., entrevista, 2008). En la primera década de vida de la entidad puede observarse en los discursos de sus líderes y en los temas tratados en congresos y reuniones, la insistencia en el rol que podía cumplir un sector agropecuario que hiciera del avance tecnológico uno de sus pilares fundamentales, en consonancia con las transformaciones que se daban en el mercado internacional. Cabe recordar en tal sentido, la importancia que ya en la década de 1960 cobraba la expansión de los insumos de origen industrial y las innovaciones asociadas a la Revolución Verde como parte de los procesos en curso de globalización agroalimentaria. Al mismo tiempo, reposicionarse en un escenario nacional en el cual la industria profundizaba el proceso de transnacionalización y la burguesía industrial nacional no parecía tener la capacidad para liderar un proceso de desarrollo endógeno, requería así diferenciarse de la tradicional elite rural (representada por la SRA), de sus 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 10 posiciones sociales heredadas, y del pasado desde el que reclamaban fuera reconocida y aceptada su influencia. La necesidad de retener el liderazgo de los grandes propietarios tenía también otros interlocutores: el peronismo así como el contexto internacional de la época marcado por las ideas que dieron lugar a los grandes proyectos de desarrollo rural integrado, las cuales enfatizaban la importancia de las reformas agrarias como vía para la modernización capitalista, y que tanto el peronismo como la izquierda retenían en sus posiciones y críticas a la clase terrateniente. “¿Cómo llegó a esasideas? Yo no podría decirlo, lo que pasa es que don Pablo era un gran lector, un tipo muy inspirado, distinto de lo que es el productor agropecuario normal argentino, tanto mediano, como grande como chico, que es un hombre con poca instrucción que no lee mucho ¿no? Pueden tener buenos modales, muy buenas referencias de lo que es el mundo, París y qué se yo, pero no es un tipo… Don Pablo leía, leía a los clásicos griegos… entonces el tipo dijo, esto es un estancamiento, hay que producir un cambio porque sino los otros van a producir el cambio, como diciendo la zurda, de alguna manera había algo nuevo pero se dejaba ver que había un trasfondo político, don Pablo era…pese a que era un hombre revolucionario en el fondo era una conservador, dentro de lo que sería socialmente, ¿no? Sus ideas políticas, era un señor feudal… no comulgaba ni con el peronismo, ni con…era bastante reacio a los partidos políticos” (M.F., entrevista, 2008). En esa diferenciación, este grupo que va a ir construyéndose como un “empresariado”, recurría a otros principios de legitimación y distinción social: el conocimiento experto y la autoridad moral. El primero tiene que ver con la importancia dada en todas las prácticas y acciones de la entidad a lo “técnico-científico”, como base de vinculación entre los miembros y de legitimidad de sus posiciones. El segundo elemento se vincula con la posición que adoptarían frente al Estado frente a la disputa entre liberales y populistas, la cual como ha señalado Sikkink (1991) impedía el anclaje de las teorías de desarrollo que otras elites económicas y políticas en países como Brasil habían apoyado. Cabe señalar que no encontramos en los documentos institucionales ni en las manifestaciones públicas de sus dirigentes e integrantes desde su surgimiento, 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 11 alusiones u opiniones institucionales referidas a las políticas económicas y centralmente a la intervención del Estado en la economía. Precisamente el no hacer eje en la intervención del Estado como factor explicativo del estancamiento, los empresarios CREA hablaban de su superioridad moral, desde la cual se hacían “cargo del “desafío” de cumplir con el “destino de la nación”, proveyendo alimentos a un mundo en crecimiento (“El porvenir depende de nuestro esfuerzo”, 10º aniversario de AACREA, 1970). AACREA optaba por una suerte de “invisibilidad pública” en lo que atañe a sus posiciones políticas en este sentido, a partir de la continua afirmación en su “carácter técnico”. El mismo la convertiría en una organización “legítima” – por ejemplo, en la interlocución con el Estado – en vez de “políticamente controvertida”. Sin embargo, ello no debe soslayar la activa orientación de la entidad a la generación de la institucionalidad requerida por la organización de la “nueva agricultura” que propiciaba. El carácter técnico permitiría generar un ámbito de acción que podía ser sustraído fácilmente de la discusión y el escrutinio político, legitimado por el conocimiento experto. Ejemplo de ello son su presencia e influencia en instituciones como el INTA o la propia Secretaría de Agricultura. En la actualidad, AACREA integra a cerca de 160 grupos, que incluyen a 1.800 productores aproximadamente, cuyas empresas superan, en promedio, 6500 hectáreas 5 . Su desarrollo organizativo fue acentuando el perfil técnico, lo que le permitió constituirse en un actor influyente, posicionándose como un agente de cambio. Así, impulsó un modelo de organización socio productivo en el agro argentino, en el cual las diversas formas de producción existentes y actores se subordinan a su propia lógica productiva y económica. En ese proceso, la composición y rasgos de aquella elite inicial se reconfigurarían – originalmente, predominaban los productores ganaderos (y entre ellos, de invernada), actualmente, ese perfil ha cambiado, integrando entre sus filas a los productores sojeros más importantes del país - así como sus vínculos e interdependencias con otros agentes, lo que se reflejó en la dinámica y constitución de la entidad. En los dos apartados que siguen profundizamos en ejes significativos para comprender la creación y formación de una elite que bajo la idea de un “nuevo 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 12 empresariado” ha basado su distinción en el conocimiento experto y la innovación tecnológica. El carácter de este nuevo empresariado se advierte, como veremos, en un sentido bien preciso: la valorización del conocimiento como recurso productivo. En su sentido común, su posición en el agro argentino no estaría ya determinada por la magnitud de la propiedad controlada ni por la apropiación de renta diferencial, sino por una nueva forma de producción de valor. Es interesante resaltar, en este sentido, que en los documentos analizados no se hace prácticamente referencia a identificaciones que remitan a la escala de las explotaciones o a otros atributos que aludan a las relaciones que inscriben a los actores en un espacio de disputa por la distribución de la riqueza (propietarios/no propietarios, terratenientes capitalistas/chacareros). La constitución de esta “elite técnica” se basa sobre un espectro social más amplio que el inicial - incorpora a franjas de la mediana empresa –, al cual integra sobre las bases de la organización socio productiva que promueven, reservándoles un lugar consistente con la jerarquía y posición social de los grandes productores. LA TÉCNICA COMO CAMPO DE CONSTITUCIÓN DE LA ELITE Como se ha señalado, la preocupación por el avance tecnológico y por la modernización ha ocupado un lugar central en las acciones, líneas de trabajo y propuestas de AACREA. De la mano de esa preocupación, la entidad fue definiendo una suerte de ideología sobre el progreso, al sostener que la tecnología debía estar al servicio de una nueva agricultura. En la idea de sus fundadores, ello implicaba pensar, abrigar, un nuevo sujeto: el empresariado agrícola. Un puñado de hombres se planteaban así ser la “punta de flecha” de ese cambio fundamental. En sus propias palabras, buscaban ser la “levadura que anima y mueve la masa” (Encuentro conmemorativo de los treinta años de AACREA, p. 75), los propulsores de “formas de realización de la empresa de gran envergadura” (VII Congreso CREA, 1974, p. 64, nuestro subrayado). El centro de la tarea ha sido y es los grupos CREA, pensados como “pools de ideas y experiencias”, esto es, como enlaces entre los avances agronómicos y de gestión 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 13 económica y organizativa desarrollados en los laboratorios (las universidades y centros de investigación, nacionales y del extranjero) y su incorporación en las explotaciones a través de planes de experimentación. La metodología de trabajo supone reuniones periódicas de cada grupo con su asesor técnico donde se establecen, a partir del análisis de problemas, el plan de trabajo de cada empresa, que combina la experimentación y la medición de resultados. Los grupos son uno de los principales espacios de conocimiento de los nuevos avances tecnológicos, y a la vez la base de una suerte de fuerte espíritu de cuerpo. Como mencionamos anteriormente, el problema inicial que en términos agronómicos convocó a los primeros grupos tenía que ver con los suelos y el manejo adecuado de la ganadería. En esa primera tarea, estuvieron presentes articulaciones que AACREAdesarrollaría como una de sus principales características: se vinculan con investigadores universitarios, organizando visitas a campo para ver los resultados de la experimentación de nuevas formas de manejo. De este modo, se comienza a trabajar en la organización de “sistemas de producción” que permitieron la incorporación o expansión de la agricultura en los campos mayoritariamente ganaderos de los miembros CREA. Unos pocos años después de la conformación de AACREA, la preocupación por la eficiencia en el manejo agronómico se extiende a la gestión de resultados y comienzan a medirse productividades por hectárea de manera comparativa. La cuestión de la gestión sería de vital importancia en el desarrollo del proceso de profesionalización de la actividad agropecuaria 6 . Los resultados productivos y económicos que los productores CREA alcanzaban 7 fueron posicionando a los empresarios miembros como actores dinámicos que “saben qué hacer y cómo”. La incorporación del saber experto como rasgo central de la profesionalización de la actividad agropecuaria, es también el principal basamento sobre el que AACREA reclamará hablar en nombre de un nuevo perfil de actor agrario, el cual se destacaría por características propias de un capitalista moderno: anticipación, control del riesgo, en fin la subordinación de los ciclos agrarios al control científico – técnico. 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 14 Así, la noción de “empresario” que AACREA fue construyendo – y el abandono de nominaciones previas como terratenientes, propietarios, o incluso la forma en que inicialmente P. Hary se refería a sí mismo y a sus pares, “jefes de estancia” – subraya dos rasgos principales: su carácter innovador, de “locomotora” del progreso tecnológico, y su condición de “marcadores de rumbo”. Referir a las prácticas que fueron significando a los empresarios agrícolas implica también contemplar su construcción como elite tanto productora como intelectual, que legitima sus valores en un nuevo campo de interacción social –el del conocimiento y el saber experto– y que busca desde ese campo someter a su dirección la dinámica del cambio social. Es interesante, en este sentido, volver una vez más a uno de los discursos de Hary: “Cambios va a haber de todos modos […] De nosotros depende que los cambios se hagan con nosotros y según nuestra filosofía y no contra nosotros” (IV Jornada CREA, 1966, p. 39). La racionalidad técnica se erige como la principal cualidad que esgrimen estos grupos que se piensan a sí mismos – y son exitosos en lograr ese reconocimiento por parte del resto de los agentes participantes del espacio agrario – como una nueva elite rural. La racionalidad técnica es también, en esa construcción, un principio de selección que se pone en juego: adoptando las conductas requeridas se puede acceder a la elite. Ya no sería necesario disponer de grandes volúmenes de capital. Rememorando a Bourdieu, la lógica del privilegio heredado es invisibilizada y legitimada como lógica del mérito individual (2003). “No es un problema de escala, es un problema de actitud, digo yo. Sobre todo en las zonas marginales, en el norte, vos podés ver empresas grandes de 10.000, 20.000, 30.000 hectáreas que hacen agricultura y hacen ganadería y podés ver en zonas de la provincia de Buenos Aires empresas chicas de 300 y 400 hectáreas que alquilan y siembran afuera y hacen agricultura y hacen ganadería en esa superficie. No es un problema de escala, es un problema de actitud: medir, ensayar, probar…lo mismo hacerlo en gran escala que en maceta, como digo yo” (O.W., entrevista, 2008). Hacia fines de la década de 1970 y principios de los años ´80, se observará la promoción, desde los propios grupos, de la adopción de los cultivos híbridos y de las 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 15 nuevas técnicas de siembra (la labranza cero). Estas innovaciones fueron hitos muy significativos en el proceso de agriculturización que el agro argentino conoció desde esos años y que se profundizó en las décadas siguientes. Por entonces, los congresos nacionales comenzaban a tomar otro perfil, ya que intelectuales e ideólogos –algunos invitados extranjeros– empezaron a figurar entre los asistentes 8 . A través de los contactos de sus miembros 9 , AACREA también haría punta en la introducción del sistema de siembra directa (SD), que según constatamos en las entrevistas fue rápidamente adoptado entre los miembros CREA. En el ámbito de la innovación tecnológica, AACREA - como también luego su par AAPRESID, surgido de las propias filas de AACREA - trabajó como contraparte del aparato estatal de ciencia y técnica, y promovió activamente la difusión de los cultivos transgénicos. Cabe señalar la articulación entre la siembra directa y la adopción de las biotecnologías (semillas transgénicas, biocidas), elemento fundamental en la configuración del modelo de agricultura actualmente hegemónico. La propagación de este paquete tecnológico implicó la intensificación de los niveles de capitalización en las explotaciones agropecuarias. Demandó también nuevas modalidades de organización del trabajo, que se caracterizaron por la puesta en juego de modalidades particulares de acceso a los distintos recursos (tierra, capital financiero, insumos, etc.) 10 . Los grupos AACREA fueron ámbitos fundamentales para el conocimiento e implementación de estas formas organizativas. Cabe resaltar, en este sentido, la importancia asignada por los asesores así como por las capacitaciones a la gestión, dada la centralidad que adquiere la coordinación de las distintas operaciones. Los grupos han sido a la vez también espacios de generación de un lenguaje nuevo - el del management y el agronegocio 11 - configurando verdaderas tramas de sentido donde los agentes significaban las transformaciones que están en la base del proceso de concentración que viene conociendo el agro argentino. Los “empresarios CREA” se fueron constituyendo así en una elite que adquiría una forma distinta que en el pasado, al ser parte de sus integrantes los que más exitosamente adoptaron las formas flexibles demandadas. Asimismo, esta entidad desarrollaría una activa participación en la formación de ingenieros agrónomos en la Universidad de Buenos Aires. Como nos refería un 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 16 integrante de la entidad, los primeros técnicos con los que contaron los grupos, estaban también en cátedras de la facultad de agronomía, desde las cuales se convertirían en “inspiradores de alguna manera de todas las ideas tecnológicas de CREA en la universidad. Eso fue muy interesante porque en la Universidad de Buenos Aires en la Facultad de Agronomía, había una cátedra que de alguna manera vinculaba todo lo que era la tecnología, la mentalidad CREA, en cuanto a cómo manejar los campos, cómo imaginar la agronomía, cómo imaginar la agricultura, la ganadería, y todo eso. Y eso fue importante porque prácticamente todos los ingenieros de una época, de alguna manera tenían su bautismo ahí. (…) Bueno había una universidad que ayudaba a formar esta isla, a formar a los chicos” (M.F., entrevista, 2008) Todos estos ámbitos fueron fundamentales para la construcción de un ambiente económico y político que favoreció la puesta en marcha de cambios importantes para la instauración del nuevo patrón de acumulación agraria. Cabe insistir, una vez más, en la doble dimensión deesos cambios – uso de biotecnología, y desarrollo de un tipo de gestión y comportamiento empresarial – y su relación con la construcción de liderazgo de este nuevo empresariado rural 12 . En definitiva, las distintas transformaciones tecnológicas que se registran en el agro encontraron en las prácticas y esquemas de acción promovidos por AACREA y sus integrantes un anclaje específico. Lo que hemos intentado puntear aquí son los modos en que un grupo perteneciente a la vieja elite terrateniente encontró en el dispositivo técnico la forma de persistir como tal, creando un contexto renovado para la centralidad de la gran empresa en el agro argentino. Al mismo tiempo, ello se relaciona con su propia recomposición y transformación en lo que refiere a la magnitud de recursos que detentan, el modo en que controlan y organizan dichos recursos, a su origen social y trayectorias previas 13 . En tal sentido, la recomposición de las elites rurales en términos de su posición en la estructura agraria implicó tanto una nueva dinámica de acumulación como la redefinición de principios de integración y distinción social, de la que da cuenta la noción de “empresarios” con la que se auto representan. 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 17 LOS CÍRCULOS DE SOCIABILIDAD En este último apartado, retomamos algunas cuestiones significativas para comprender los procesos hasta aquí analizados. Nos referiremos así a la identidad social de los agentes que se referencian en AACREA, considerando las transformaciones antes mencionadas respecto a las características y composición social del empresariado rural. Para ello, será necesario profundizar en el círculo de sociabilidad que ofrecen los grupos CREA, en tanto espacios en los que se configuran esquemas de percepción y significación de experiencias, así como valores, ideas y creencias sobre sí mismos y sobre su lugar y funciones. Como mencionamos anteriormente, la inscripción social de los fundadores y de los integrantes de los primeros grupos que dieron origen a AACREA remitía claramente a las clases privilegiadas de la época. Pertenecientes a familias propietarias de grandes extensiones de tierras en la región pampeana, acomodadas, formaban parte también de la elite cultural de la época –Pablo Hary por ejemplo, estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se recibió de arquitecto y, en su educación, los viajes y las estadías en la tierra de sus padres (Francia) fueron frecuentes–, en algunos casos con inversiones o experiencias en la conducción de empresas industriales. A mediados de los años 60 había ya alrededor de treinta grupos afiliados a AACREA, que posteriormente se ampliaron con la incorporación de grupos en las provincias de Santa Fe y Córdoba, territorios propio de la cultura chacarera. Estos últimos surgieron por convenios con las provincias, que aportaron recursos para su conformación. De este modo, como señalaba un asesor entrevistado, el perfil social de la entidad fue cambiando: “AACREA era aristocrática y luego se fue democratizando, fueron surgiendo dirigentes de otras extracciones sociales” (A.L., entrevista, 2007). Una década después, hacia 1975, había aproximadamente 122 grupos afiliados, y la organización puso en juego la regionalización de su estructura, aumentando la cantidad de grupos de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, además de la extensión a Chaco y Formosa, siendo esto último indicador del proceso de agriculturización en ciernes. Este proceso de expansión del Movimiento CREA, mediante la “apertura” a otros sectores sociales – aquellos chacareros que históricamente habían conformado su 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 18 identidad social y política en una relación de antagonismo con los grandes terratenientes – constituye un punto de inflexión no solo en la organización interna de la asociación sino también en las identidades colectivas de unos y otros, y en las relaciones que mantenían, las cuales reproducían determinados tipos de intercambio y de distinción social. Cabe señalar en este sentido que la vocación inicial de los fundadores de AACREA era ser la “punta de flecha” de una nueva agricultura. Señalaba, al respecto, Pablo Hary en 1962: “En cada visita a un CREA […] encuentro hombres capaces, muy capaces, pero que están aislados, que no brillan porque no se les dio la oportunidad para que brillaran. Esto, señores, este material humano extraordinario, esta clase dirigente en potencia, vale tanto como la fertilidad del suelo, tanto y más que cualquier cosa”. (Jornada Anual de los CREA, 1966, p. 26) AACREA sería así la trama organizativa y comunicativa que permitiría conectar a esos hombres entre sí. La preocupación de Hary y otros fundadores no era que esa trama creciera cuantitativamente (es decir, integrara a un número mayor de adherentes) sino, más bien, convocar a una suerte de elegidos entre los privilegiados. En este sentido, el siguiente discurso de Pablo Hary no dejaba lugar a dudas: “[los principios de CREA son] como el fiel de la balanza, y la vara para medir, juzgar y decidir si una persona están bien en el CREA, si sería mejor que se fuera, para decidir si un CREA está bien en la Federación o sería mejor separarlo. Cuando la respuesta resulte negativa, o sencillamente dudosa, no hay que titubear. Recuerden que CREA no es un movimiento de masa” (Jornada Anual de los CREA, 1966, p. 27, nuestro subrayado). Retomamos nuevamente las reflexiones de un activo participante de esos años, que refleja las tensiones implicadas en la incorporación de sectores sociales diferentes y antagónicos. “Don Pablo decía… la elite. Hablaba de las elites, y la gente entendía, el resto de los productores rurales cuando todavía AACREA era de los estancieros, entendían por 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 19 elite a la aristocracia de Rodríguez Peña y Callao y don Pablo, cuando él decía elite, lo hablaba por los mejores, la elite como en los griegos, eran los mejores, podía ser un tipo de…un campesino de Goya, de Corrientes con dos hectáreas ¿no? Pero él hablaba de las elites. Y eso le hizo mucho daño a AACREA, mucho daño, porque la gente no lo entendió. Claro, hablaba de las elites, hablaba que la materia gris no se puede juntar con pala de buey, y toda esas cosas, entonces la gente consideraba que AACREA era…era así, era duro él. Y bueno, pero claro, ayudó mucho a crear ese emblema, eran banderas que se levantaban. Yo creo que lo retrasó mucho (…) Lógicamente la gente de AACREA de la primera época cuando escuchaban hablar a J.P. (el impulsor del primer convenio, con la provincia de Santa Fe, proveniente de una tradicional familia de grandes terratenientes) temblaban” (M.F., entrevista, 2008) Luego de un intenso debate interno, promovido también por el segundo presidente de AACREA, él también miembro de una tradicional familia terrateniente, se logró firmar el convenio: “Forman, entonces, la idea de firmar un convenio para promover los CREA de productores y chacareros. Que no eran pequeños productores, eran productores de 100, 150, 200 hectáreas, según la zona. Pero él sobre todo (J.P) empujaba a los tipos de los dedos gordos, la marca blanca acá del sombrero, trabajan arriba del caballo, del tractor… Y eso fue extraordinario, para mí fue extraordinario. Evidentemente hubo una resistencia, porque la gente CREA, no es porque fuera reaccionaria contra eso pero tenían miedode que de repente el movimiento CREA perdiera totalmente sus marcas, es decir, había una cierta base social que hacía que todos se entendieran, que todos se comprendieran” (M.F., entrevista, 2008). La integración de esos otros, y luego con el tiempo, de nuevos miembros provenientes de sectores urbanos profesionales, sectores industriales, etc., tuvo en la actividad de los grupos un anclaje fundamental. Es en su actividad cotidiana donde las distinciones y fronteras sociales se fueron reconfigurando. En efecto, en las reuniones de los grupos, en el compromiso que cada miembro asume con el resto del grupo respecto de la incorporación de nuevas prácticas productivas, comerciales o de gestión, se generó un lenguaje común y modos compartidos de practicar y llevar adelante la 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 20 actividad agropecuaria. Los grupos devinieron así un mecanismo socializador donde las disposiciones adquiridas en contextos y posiciones sociales diferentes se resignificaron; bajo los valores fundantes de la ideología CREA – grupos de avanzada -, los modos de “ser” productor que portaban grupos diferentes fueron perdiendo consistencia. “Nosotros de esas reuniones de empresarios lo que hacemos es análisis de casos, eso es común en todos los CREA, si hoy toca la reunión en tu empresa vos presentas al resto tu caso. Y hay un nivel de profundidad en el análisis que depende de la confianza del sentido de pertenencia, de cómo se ha venido trabajando en el grupo en los últimos años. Pero para que se den una idea, muchas de esas reuniones, tienen poco de tecnológico, tienen mucho de empresarial e incluso de personal. En estas reuniones se discute, se aporta sobre cómo se está planteando el pasaje generacional dentro de la empresa (…) Se plantea cuál es la visión que tiene el empresario, cuáles son sus planes, desde cuestiones económicas que puede ser un presupuesto financiero hasta cuestiones hasta problemáticas de empresas familiares donde el tipo desnuda, en alguna reunión, un problema que tiene algún socio, que es el hermano de él. Y el grupo le aporta desde su propia experiencia, desde el sentido común, desde ese punto (...) A ver… es un proceso, yo no sé si es premeditado o seguramente unas personas, como en todos grupos humanos, tienen una visión de anticipación y ven cosas y contagian a otros de esa visión y eso después se va enriqueciendo con el aporte de todos, son líderes, transmiten algo que después el resto lo toma como propio, y no siente que al seguir la idea de esa persona este siguiendo a otro sino que dice, me está ayudando a ir hacia mi propia idea” (M.T., entrevista, 2008). Es en esa dinámica, que, entendemos, las diferencias objetivas en el acceso y participación desigual a la tierra y el capital, o a las oportunidades de acumulación son reconstituidas, dando lugar a nuevos modos de conceptualizarlas (Lamont y Molnár, 2002). En tal sentido, en los grupos tiene lugar una producción de sentidos y recursos simbólicos que no impugnaron sustantivamente aquella marca de origen, facilitando compresiones comunes. La adopción del “imperativo” del cambio tecnológico y la profesionalización conformó un sustrato básico de las nuevas identidades. Llama en tal sentido la atención la homogeneidad que registramos en las diferentes entrevistas realizadas en estos años en el vocabulario, expresiones y perspectivas de los integrantes 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 21 de AACREA. En efecto, no solo se verifica una homogeneización en las prácticas productivas sino también la movilización de un imaginario común (respecto de la innovación, la gestión, etc.) que no cuestiona la concentración económica y productiva. En sintonía con ello, aquella denominación con que los primeros miembros se referenciaban, una elite, aquella que, como decía uno de los entrevistados citados “retrasó mucho”, dio lugar a la más amplia pero no por ello menos significante, la de “empresario” o “emprendedor”. Esta categoría es prototípica de las nuevas ideas asociadas al paradigma del “agronegocio”, el cual amplía los ámbitos de incumbencia del productor: la explotación será, de ahora en más, una parte de un sistema de negocios más amplio, el de la producción de alimentos. Como analiza Hernández (2009), “la Argentina que quisieran para sus hijos no es tanto aquella caracterizada como “granero del mundo” –exportador de materias primas– sino más bien un país destacado entre los grandes “supermercados del mundo”, en tanto exportador de alimentos” (pág. 41). Los cambios implicados en esta renovada forma de entender y llevar adelante su actividad - además de promover transformaciones en la estructura organizativa de las empresas - tienen consecuencias en términos de las relaciones con otras esferas de la vida económica y en las pautas culturales que los caracterizan. “Como consecuencia, en el empresariado se instalará una nueva pauta cultural: el gusto por la innovación –en el modo de gestión del capital social, en tecnología, en constitución jurídica, etc. – que transformará la clásica ventaja comparativa de la pampa argentina en una ventaja competitiva de las empresas de agronegocios” (Hernández, 2009: 46). Tal innovación empresarial demanda, una vez más, una “revolución de las mentalidades”. Si bien ha sido apropiada en distintos grados por los propios empresarios (ejemplos notables de su adopción más acabada son empresas como El Tejar o Los Grobo), constituye sin dudas un horizonte al que llegar. Los grupos y los activos intercambios que en ellos tienen lugar constituyen en ese sentido un ámbito donde se tramitan las tensiones que la permanente innovación genera entre los propios protagonistas. El seguimiento y análisis de esta dimensión es fundamental para la comprensión de los procesos de recomposición de las capas altas de la estructura agraria así como también de formación de elites. 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 22 Las prácticas sociales de estos empresarios incluyen también otros ámbitos además del estrictamente productivo y de negocios. En los grupos se fueron gestando ideas y prácticas sociales vinculadas con el papel de estos empresarios en la sociedad más amplia, que son retomados en proyectos institucionales como el programa de apoyo a escuelas (EduCREA) o de formación de líderes. “Y después el foco de la empresa empezó hacia la persona bueno, la empresa está bárbara pero cómo hago para tener una persona que no haya desarrollado sus habilidades. Y se empezaron a desarrollar temas que tenían que ver con cosas mucho más blandas visión, misión, objetivos pero desde lo personal, y empezar a ver a la empresa como el medio para que yo logre finalmente alcanzar mis propios objetivos como persona (…) Y en algún momento, yo te voy a decir cuando, me parece que fue paulatino, se empieza a mirar al entorno, ya sea por una cuestión filantrópica, humanista o, no sé si son los términos más apropiados, o economicistas, egoístas pero por los dos caminos yo llego a lo mismo, es decir, no me alcanza con que me salve yo solo, porque si yo estoy muy bien peor todo mi entorno está muy mal, yo lo puedo ver desde una visión más altruista de decir yo no puedo disfrutar mi bienestar viendo toda la gente que está mal, o puedo tener una visión más utilitaria y si se quiere egoísta y decir, pero esto dura muy poquito, cuando todos estos que son muchos más me vean que el único que estábien soy yo, probablemente lo mío tampoco va a durar. Pero me parece que se empezó a lograr desde los grupos y desde esta institución en, no podemos mirar únicamente, aún pensando en nuestras propias empresas, no podemos mirar nada más que nuestras propias empresas y ni siquiera a nuestro propio sector” (M.T., entrevista, 2008). Estas prácticas sociales reactualizan valores tradicionales de la vieja elite – vinculadas a la autoridad que da el prestigio, el liderazgo moral de los ilustrados - a la vez que son compatibles con los nuevos estilos, propios del moderno management – el entreprenuership, la valoración de los logros personales - . En el plano simbólico e ideológico, estos empresarios ponen de manifiesto una llamativa unidad en lo que atañe a sus representaciones sobre sus actividades y los procesos de transformación que dinamizan. Estas representaciones sustentan sus 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 23 prácticas, y están inscriptas en formas institucionales novedosas. Retomando a Boltanski y Chiapello (2002), es posible plantear que implican también una lógica de la justificación que ha contribuido a mantener los modos de acción y disposiciones coherentes con un cierto orden, conformando lo que los autores denominan una ideología dominante, en tanto alcanza también a grupos ubicados en posiciones diferentes que, sin embargo, se apoyan en los mismos esquemas para representarse el funcionamiento del orden social, sus ventajas y desventajas. NOTAS 1. Socióloga. Investigadora Independiente CONICET, Universidad Nacional de Gral. Sarmiento. 2. Retomamos y profundizamos un articulo previo sobre esta asociación profesional y los núcleos de su identidad institucional (Véase Gras, 2009). 3. En 1960 se funda la Federación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (FAACREA) que, en 1967, cambiaría su denominación por la actual de AACREA. 4. Pablo Hary, Pensamiento y obra, Buenos Aires, AACREA, 1996. 5. Esta cifra incluye tanto a las explotaciones con las que los titulares participan en grupos CREA como a aquellas que, perteneciendo a los mismos titulares, no están integradas a dichos grupos. Fuente: Censo CREA – 2009 – Movimiento CREA. 6. AACREA fue generando distintas herramientas para promover la circulación de información entre los distintos grupos: en 1967 se edita la primera revista donde se publicaban análisis técnicos y económicos realizados en los campos de los asociados y se comunicaban tanto las actividades de los asesores como las decisiones tomadas en las reuniones de la comisión directiva. En 1964 comienzan los primeros cursos de formación técnica y, un año después, se pone en marcha la Comisión Técnica Inter CREA, con el objetivo de difundir entre los grupos las tecnologías organizativas. En todas estas acciones se tejen vinculaciones con el INTA y con las universidades. Por 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 24 esos años, comienzan a organizarse los congresos AACREA, reuniones anuales del movimiento donde se discutían las perspectivas del sector y de la organización. 7. Ellos son constantemente mencionados en los congresos y las jornadas de la institución, así como también en sus encuentros con funcionarios. 8. Entre ellos, un entrevistado recuerda especialmente a Guy Sorman, Norman Boulang (premio Nobel de la Paz en 1970 y promotor de la “revolución verde”), oradores invitados durante los años 80, o a Federico Leloir, asistente al congreso de 1980. 9. Por ejemplo, Jorge Cazenave, por esos años agregado agrícola en la Embajada argentina en Washington, tomaría contacto con las nuevas técnicas en Estados Unidos; por su mediación Sihirley Phillips, “inventor” de la labranza cero, visitó varios grupos y fue transmitiendo los avances que luego terminarían en el sistema de SD. 10. En efecto, el nuevo modelo productivo introduce la separación entre la propiedad de la tierra y el desarrollo de la producción, a la vez que se profundiza la tercerización, alcanzando a una parte sustantiva de las operaciones implicadas en la producción. 11. La noción de agronegocio es buena medida un resultado de la apropiación local elaborada y puesta en circulación por las maestrías de agronegocios, la prensa especializada, de las más tempranas formulaciones realizadas por autores como Davis y Goldberg (1957) en torno del concepto de “agribusiness”. 12. Es interesante en este sentido señalar, en contrataste con lo ocurrido con Brasil, el escaso cuestionamiento público y conflictividad respecto de la centralidad de las biotecnologías (Newell, 2009). La relativamente marginal discusión en torno del modelo sojero puede también explicarse por la efectiva construcción de un imaginario – construcción en la que las asociaciones profesionales han jugado un rol central – de continuidad de la Argentina como país agrario, donde el agro vuelve a ofrecer posibilidades de crecimiento y desarrollo. 13. El aumento de la escala en las unidades de producción agropecuaria que se verifica en las últimas décadas – proceso relacionado con la creciente transnacionalización de las cadenas agroalimentarias – produjo un corte en los estratos empresariales, con la emergencia de lo que Murmis (1998) llamó las “megaempresas”, cuyos volúmenes de 1º REUNIÓN INTERNACIONAL SOBRE FORMACIÓN DE LAS ELITES “La Formación de las elites: nuevas investigaciones y desafíos contemporáneos” Buenos Aires, 28 y 29 de Octubre de 2010. 25 actividad los diferencian sustantivamente del conjunto de las unidades de tipo empresarial. Son estas megaempresas las que expresan a cabalidad la nueva lógica de gestión y organización productiva, a partir de la cual gerencian miles de hectáreas, expandiéndose en años recientes a países como Bolivia, Paraguay y Uruguay. Un entrevistado – gerente de una semillera internacional - nos comentaba en tal sentido, que la magnitud de hectáreas que concentran es tal que ni siquiera podía ser imaginado diez años atrás, inclusive para alguien que como él forma parte de la estructura de un jugador global del mercado agroalimentario. Ejemplos de estas megaempresas son Los Grobo, El Tejar, o Adeocagro, entre otros pocos que integran la actual cúpula del agro argentino, y que manejan extensiones totales superiores a las 200.000 hectáreas. Por debajo de esta cúpula, cabe destacar la existencia de grandes empresas superiores a las 10.000 hectáreas, que forman parte de los grupos CREA. Considerando que el volumen de tierras operadas entre los socios de esta entidad alcanza en promedio las 6500 hectáreas, observamos que según el Censo Nacional Agropecuario de 2002, – que no permite ver empresas sino unidades productivas -, las explotaciones de más de 5000 hectáreas representaban el 2% del total de explotaciones agropecuarias y controlaban casi el 50% de la superficie cultivada. Si se tiene en cuenta el origen y las trayectorias de los miembros CREA, la recomposición refiere a un doble proceso: el ingreso de agentes extra agrarios a la actividad (profesionales urbanos, diversificación empresarial de grupos económicos no agrarios) por un lado y por otro la reconversión del perfil de los descendientes de la vieja oligarquía. Tampoco debería descartarse la movilidad social ascendente registrada en las franjas superiores de la agricultura familiar pampeana. BIBLIOGRAFÍA BOLTANSKI, L. y E. CHIAPPELLO (2002) El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal. 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