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História de Islandia

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ISLANDIA
HISTORIA
Algunos monjes irlandeses llegaron a Islandia antes del 800 d.C., pero la isla estuvo básicamente sin colonizar hasta el 870. El vikingo noruego Ingolfr Arnalson y su mujer fueron los primeros colonizadores permanentes, estableciéndose en Reykjavík en el 874. Durante los siguientes 60 años, otros colonizadores llegaron a la isla principalmente desde Noruega, pero también de otros países nórdicos y de las islas Británicas. Hacia el 930, y paralela a la independencia, se desarrolló el Althing, asamblea de hombres libres, que actuó como órgano de gobierno.
ESTADO ACÉFALO
El régimen establecido carecía de autoridad ejecutiva o jefe de Estado. Los poderes legislativo y judicial eran ejercidos por el Althing, pero la aplicación era responsabilidad de la parte agraviada, a veces asistido por los godi, poderosos jefes religiosos que en la práctica constituían la clase dirigente. Sin embargo, el Estado prosperó durante más de 300 años. El terreno tenía recursos abundantes de pesca, focas y aves, y suficiente terreno de cultivo. Los comerciantes islandeses mantuvieron relaciones comerciales con Escandinavia, el continente europeo y las Islas Británicas, y la cultura floreció en una edad de oro que produjo el gran conjunto de literatura medieval islandesa. A finales del siglo X los islandeses colonizaron Groenlandia, y a comienzos del siglo XI, según la tradición, Leif Ericson, llegó al continente americano, denominando Vinland a las costas avistadas, pero el intento de colonización se frustró.
El cristianismo fue adoptado en el siglo X y en el 1000 d.C., el Althing decidió la conversión forzosa de todos los islandeses. Esta aparición de la Iglesia desestabilizó la autoridad secular; en primer lugar, socavó la antigua estructura de poder dominada por el Althing y además supuso la irrupción de potencias extranjeras que apoyaron a la Iglesia en su pugna con los poderes seculares. Islandia estuvo bajo la archidiócesis de Nidaros (hoy Trondheim), en Noruega y en 1262 el rey Haakon IV el Viejo de Noruega se aprovechó de la situación interna del país y fue reconocido como rey por los islandeses.
DECADENCIA
El dominio noruego trajo consigo una fuerte decadencia de las fortunas islandesas, tendencia que se mantuvo cuando Islandia (entonces dependencia noruega), acompañó a ésta en su unión en 1380 a Dinamarca, que buscaba expandir su navegación y comercio, y no quiso que el lucrativo comercio de pescado islandés tuviera como destino Inglaterra o Alemania, los dos países que tenían el mayor interés en la isla. De forma gradual, la corona danesa redujo sus actividades comerciales en Islandia, y hacia mediados del siglo XVI había expulsado a casi todos los comerciantes extranjeros. Al mismo tiempo, Dinamarca interfirió progresivamente en otras esferas de la vida islandesa. Desde 1540 se impuso el luteranismo en la isla, a pesar de la fuerte resistencia, que se mantuvo hasta la ejecución sin juicio del obispo católico, Jón Arason, y dos de sus hijos en 1550. En 1602 se estableció el monopolio danés sobre el comercio de Islandia. Desde esa fecha hasta 1787, se permitió el comercio con Islandia sólo a los comerciantes con licencia, la cual era concedida exclusivamente por la corona. Como consecuencia, los precios de los artículos de primera necesidad, como grano, madera y productos de metal subieron vertiginosamente, mientras los productos islandeses (en su mayoría pesca y lana) eran infravalorados a causa de que sus precios eran fijados por los mismos comerciantes. A largo plazo, el sistema de opresión económica redujo a Islandia a la miseria.
AUTOCRACIA
En 1661, el rey Federico III implantó la monarquía absoluta en Dinamarca y Noruega; al año siguiente los dirigentes islandeses se vieron forzados, bajo amenaza de intervención armada, a aceptar tal régimen. Se sucedieron con rapidez la derogación de los poderes legislativos del Althing y la supresión de su función judicial. El país quedó despojado de todo poder político.
Durante el siglo XVIII, Islandia alcanzó el umbral de su decadencia. Se estima que al final de la época de colonización, en el 930, vivían entre 60.000 y 90.000 personas en el país; en los primeros años del siglo XVIII, cuando se realizó el primer censo nacional, la población había descendido a 50.000 habitantes. Una serie de desastres (entre las que se cuentan una epidemia de viruela entre 1707 y 1709, las hambrunas de mediados de siglo y la erupción del volcán Laki en 1783) redujo la población a unos 35.000 habitantes, la mayor parte empobrecidos. Dinamarca contempló seriamente la posibilidad de evacuar a los islandeses supervivientes a las tierras baldías de la península de Jutlandia.
MOMENTO CRUCIAL
Desde mediados del siglo XVIII, sin embargo, la situación empezó a cambiar. Poco después de mitad del siglo un funcionario islandés estableció algunas industrias domésticas en Reykjavík, que por aquel entonces sólo estaba constituido por un grupo de cabañas. Aunque su esfuerzo fracasó finalmente, inspiró otros intentos que mejoraron las condiciones del país. El primer signo tangible de tal evolución fue la modificación del monopolio comercial en 1787, al permitirse el comercio con cualquier súbdito danés.
Aunque el siglo XIX comenzó con la supresión de funciones del Althing, finalmente se convirtió en la edad del resurgimiento islandés. Los movimientos revolucionarios en el continente europeo forzaron a un cambio político en Dinamarca, y pronto los islandeses también empezaron a exigir con fuerza sus derechos nacionales. En este conflicto tuvo un papel destacado el político Jón Sigurdsson, hoy venerado como héroe nacional. El Althing fue restablecido en 1843, el comercio quedó abierto a todas las naciones en 1854, y 20 años después se promulgó una Constitución, que otorgaba al Althing el control parcial sobre la economía nacional.
PROGRESO RÁPIDO
Hasta este momento la economía islandesa había seguido siendo básicamente medieval, pero con la autoridad financiera establecida dentro del país, empezó a modernizarse a un paso relativamente rápido. Al mismo tiempo, el conflicto por la independencia continuaba; en 1904 Islandia alcanzó el autogobierno, y en 1918 fue finalmente reconocida como un Estado independiente, solo unido nominalmente a la corona danesa, aunque Dinamarca conservara de hecho el control de la política exterior. Según este Tratado de Unión, cualquiera de los dos Estados tenía el derecho a revocar el acuerdo transcurridos 25 años. Durante el periodo de entreguerras nacieron los modernos partidos políticos y se hicieron progresos significativos, a pesar de los años de escasez que supuso la Gran Depresión, durante la década de 1930, que también afectó a Islandia.
Cuando Dinamarca fue ocupada por la Alemania nacionalsocialista en 1940, Islandia quedó aislada. Un mes después la isla fue ocupada, en esta ocasión por las tropas británicas. En mayo de 1941 el gobierno islandés nombró a Sveinn Bjornsson, un antiguo ministro islandés en Dinamarca, como regente.
El Tratado de Unión finalizó en 1943 y, ante la imposibilidad de renegociarlo, los islandeses decidieron actuar unilateralmente para no renovarlo.

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