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Fundamentos da Logoterapia

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Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
1 
Fundamentos fi losóficos de la Logoterapia 
Dr. Roberto Almada 1 
 
Estos apuntes pretenden ser de ayuda para aquellos que se 
encuentran por primera vez con la obra de Viktor Frankl y su 
Logoterapia. Acceder, aunque sea someramente, a las fuentes 
filosóficas que constantemente usa este autor allana el camino para 
una comprensión completa y correcta de su obra y evita frecuentes 
equívocos. Los psicólogos y los médicos en general, no estamos 
entrenados para el uso del lenguaje filosófico y, por consiguiente, 
tienen dificultad para entender, en una primera lectura los ya 
complejos conceptos frankleanos. 
Cuando estaba redactando la tesis de especialización en Psiquiatría 
sobre los aspectos religiosos en la vivencia de los enfermos 
psiquiátricos, me encontré con la Logoterapia de Frankl. Confieso que 
dediqué mucho tiempo a buscar pistas en textos y diccionarios 
filosóficos para comprender mejor su libro La presencia ignorada de 
Dios. Finalmente, los conceptos de ese texto resultaron 
fundamentales para esa tesis. No fue fácil entender algunos 
neologismos frankleanos teniendo sólo como base mis estudios de 
medicina y psiquiatría y mis nociones de psicoterapia aplicada. En mi 
“desesperación” por no perderme detalle de la Logoterapia, retomé 
la Universidad para hacer una licenciatura en Filosofía. De todas 
maneras, ese estudio fue también una fuente de gozo. La filosofía 
 
1 Dirección e-mail: robalmada@gmail.com Página web: www.robertoalmada.it 
Dr. Roberto Almada 
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pudo darme el placer de un pensamiento gratuito, purificando mi 
pragmatismo médico. Y al final alcancé lo buscado; con el tiempo la 
Logoterapia se fue haciendo cada vez más transparente para mi 
entendimiento, pero aún me quedan espacios desconocidos para 
seguir andando. 
Desde esta experiencia, se comprenderá el deseo de ahorrar a los 
que se inician en la Logoterapia mis fatigas. Con estos apuntes se 
invita al lector a recorrer brevemente algunos tramos importantes de 
la historia de las ideas; especialmente aquellos en donde podemos 
descubrir las fuentes filosóficas de la Logoterapia de Viktor Frankl. 
El creador de la Logoterapia es un ejemplo de la fecundidad teórica 
que ofrece a la psicoterapia el uso de los conceptos filosóficos. Es un 
antecedente inevitable del “counseling filosófico” que tanta difusión 
está teniendo en occidente. 
Frankl insiste reiteradamente en la base filosófica y antropológica de 
la Logoterapia. Pertenece a la rara categoría del psiquiatra filósofo. El 
siglo XX tuvo un florecer de este tipo de psiquiatras que 
enriquecieron la historia de la ciencia: Jaspers, Allers, Ey, Binswanger, 
Minkowski, etc. El pensamiento común de estos autores es la 
existencia de un peligro de filosofía inadvertida que lleva a los 
expertos en salud mental a una falta de comprensión de los 
pacientes y sus situaciones. Karl Jaspers advertía sobre el riesgo de 
una psiquiatría indiferente a la filosofía. 
Jaspers hace notar que entre los psicopatólogos (expertos en 
enfermedades mentales) surgen, de tiempo en tiempo, movimientos 
intelectuales que intentan imponer un saber total a través de un 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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grandioso esquema teórico y con ello pretenden dar un 
conocimiento absoluto del mundo psico-espiritual del hombre. 
Concretamente, describía estas teorías como 
construcciones particulares, medios auxiliares limitados de la 
explicación, y (presentados) como construcciones totales, con la 
pretensión de un valor propio, en verdad (se presentaban como) 
filosofías. Se vistieron, correspondiendo al carácter positivista del 
pasado siglo (el XIX), con ropaje científico-natural y psicológico, 
metódicamente, todas se redujeron a un poder de interpretación de 
la realidad, escaparon a todas las alternativas de la decisión, no 
pudieron por tanto ser probadas ni refutadas2. 
Las filosofías inadvertidas no pueden ser demostradas ni 
impugnadas y esto les niega la pretensión de ser una ciencia 
demostrada. 
La indiferencia filosófica no fue nunca un pecado de Viktor Frankl. 
El maestro fue “literalmente” atrapado por la filosofía, ya en su 
adolescencia. Por aquellos años participaba de un grupo de trabajo 
filosófico y con dieciséis años pronunció su conferencia inicial sobre 
el sentido de la vida. En sus memorias recuerda que con esa edad 
había ya desarrollado dos de sus pensamientos fundamentales: el 
primero, que nosotros en realidad no debemos preguntar por el 
sentido de la vida porque más bien somos nosotros los que 
venimos interrogados. Y el segundo, que el sentido último 
trasciende la capacidad de comprensión; en él sólo se puede creer 
 
2JASPERS K., Psicopatología general, Fondo de cultura económica, México, 
1993, p. 851. 
Dr. Roberto Almada 
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y siempre se cree, aun si se trata de una fe inconsciente3. Los 
adolescentes son metafísicos por naturaleza, pero no se le puede 
negar a Frankl una gran precocidad. 
Ya psicoterapeuta, y todavía miembro de la Asociación de 
Psicología Individual de Alfred Adler (1927), la lectura de Max 
Scheler lo sacude y despierta de lo que él mismo llama su propio 
“sueño psicologísta”. Frankl cuenta que llevaba como una Biblia el 
libro Formalismo de la Ética de este autor. 
Si en el siglo pasado el peligro de la indiferencia filosófica 
denunciado por importantes pensadores era consciente, en el 
nuevo milenio el reto es todavía mayor pues hemos perdido el 
sentido del riesgo. La fragmentación de las ciencias en esta etapa 
post-moderna nos lleva hacia una gran confusión epistemológica, 
que hasta podría llegar a detener el progreso de lo científico. Para 
superarla hay que dar un paso necesario y urgente: el que va del 
fenómeno al fundamento; de los distintos saberes y ciencias a la 
metafísica o sabiduría. 
Hay también razones deontológicas para insistir en esto. La 
psicoterapia pretende ser un método de tratamiento basado en el 
encuentro entre profesional y paciente y en el desarrollo de un 
diálogo entre ellos, en un ambiente aséptico de cualquier visión de 
mundo ética o religiosa. Nuevamente, la sabiduría de Jaspers nos 
auxilia para comprender el alcance del desafío de esta labor 
 
3 Cfr., FRANKL, V., Lo que no está escrito en mis libros. Memorias, San Pablo, 
Buenos Aires, 1997, pp. 45-46. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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aparentemente inocua. El psiquiatra alemán se pregunta en forma 
provocativa: 
¿Quién puede atreverse a iluminar el alma individual hasta en sus 
fundamentos, cuando no sabe de antemano si el individuo puede estar 
parado sobre sí mismo autónomamente, (…) o si frente a la impotencia 
humana, los medios de la gracia de una instancia objetiva pueden ayudarle 
y son bienvenidos? (…) Aquí donde la razón filosófica tiene la dirección, 
depende todo de la personalidad del médico y de su concepción del 
mundo4. 
Con el método psicoterapéutico la ciencia psiquiátrica se atiene a una 
objetividad hipotética y no sabe si la realidad que tiene delante, el 
hombre doliente, se adecua a su idea. Por eso Jaspers hace un apelo, 
casi una provocación, a los profesionales: “Los médicos y los 
psiquiatras tienen que empezar a pensar”5. 
Para Viktor Frankl el ser espiritual es lo “no pensado” en 
psicoterapia: 
Pero quien hable de la persona espiritual como si ésta fuera meramente 
una cosa, dice el padre de la Logoterapia, demuestra no entenderla, ya 
que la persona se sustrae a la objetivación. La existencia personal no se 
deja objetivar íntegramente. Nunca estará la existencia ante mí, ante mi 
vista, como objeto, sino que está siempre detrás de mi pensamiento, 
detrás de mí como sujeto. Así la existencia es en última instancia, un 
misterio6. 
La necesidadde un pensamiento abarcativo, de una comprensión 
completa del hombre, de la sabiduría resulta evidente para quien 
 
4 JASPERS, K., op. cit., p. 917. 
5 JASPERS, K., Autobiografía filosófica, Morano, Napoli, 1969, p. 29. 
6 FRANKL, V., Homo patiens, Plantin, Buenos Aires, 1955, p. 26. 
Dr. Roberto Almada 
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quiera verdaderamente servir a las personas con la tarea 
psicoterapéutica. Y esto aun a costa de dejar de lado saberes 
parciales. En esto la Filosofía es una herramienta ineludible. 
Existen elementos de conexión entre la Logoterapia y la Filosofía. 
La Logoterapia es una filosofía. Y por ello decimos que las raíces de 
la Logoterapia ahondan (y afondan) en la gran historia de las ideas 
(desde el siglo IV aC. hasta nuestros días) y no sólo en el 
positivismo científico del ochocientos. Se darán cuatro razones: 
1. La Logoterapia funciona como una cosmovisión filosófica; 
es decir, representa un estilo de vida que toma sus 
principios de la gran filosofía griega. Logos, nous, destino 
son palabras rescatadas por Frankl en esa tradición para 
integrarlas en una visión completa de la vida y de la 
persona humana. Y, obviamente, para después ser usadas 
como remedio a los males de la época contemporánea. 
2. Es también una crítica a los reduccionismos psicológicos, 
sociológicos y espiritualistas. “Dime con quién polemizas y 
te diré quién eres”. Esta crítica se desarrolla dentro de las 
corrientes filosóficas contemporáneas de la 
Fenomenología, el Existencialismo y el Personalismo. Frankl 
sigue a autores de estas corrientes como Scheler, Hartman, 
Heidegger, etc… 
3. Es una terapia a partir de la Filosofía. Es la aplicación de 
conceptos filosóficos a la tarea psicoterapéutica. En ese 
sentido, es un antecedente del “counseling filosófico”. Esta 
corriente prefiere distanciarse de la psicoterapia; en 
cambio, Frankl, hombre de diálogo, se encuentra bien en la 
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tradición filosófica sin renunciar a la medicina y a la 
psicoterapia. 
4. La psicopatología viene usada como fuente de análisis 
cultural y filosófico de la época presente. Las neurosis de 
falta de sentido, neurosis noógenas descriptas por Frankl 
ofrecen una plataforma para el estudio de la sociedad post-
moderna en donde la falta de sentido adquiere 
dimensiones sociales con desajustes específicos para los 
distintos grupos etarios (depresión en los ancianos, tóxico 
dependencia y violencia juvenil, etc.…) 
Este trabajo se limitará a la enucleación del primer punto. Los otros 
podrán ser analizados durante el estudio de la teoría 
logoterapéutica. Por lo tanto, se recorrerá la historia de la Filosofía 
subrayando aquellas palabras y conceptos que, se piensa, Frankl 
tenía en mente cuando sus ideas se iban configurando en su 
espíritu. Generalmente, él no menciona directamente al autor o a 
la corriente filosófica a la cual se refiere. Esta omisión es porque 
simplemente da por descontado conocimientos básicos de Filosofía 
en los lectores. Le resultaría entonces una falta de respeto dar 
referencias sobre algo que supone un conocimiento obvio. 
En estas páginas, nos atrevimos a agregar a nuestras disquisiciones 
filósofos que no fueron leídos por el fundador de la Logoterapia, 
como es el caso de Karol Wojtyla con la intención de enriquecer el 
discurso teórico. 
Se debe empezar por la palabra que representa a toda la teoría, 
aquella que Frankl eligió para dar nombre a su psicoterapia, a la 
que llamó Logoterapia, una terapia centrada en el sentido. Sin duda 
Dr. Roberto Almada 
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el primer concepto filosófico, la primera palabra, el alfa, debería ser 
Logos. 
Logos 
Logoterapia: terapia centrada en el sentido. Logos se traduce como 
razón, sentido y es importante subrayar que desde el comienzo del 
pensamiento filosófico griego indique el dejar hablar a las cosas sin 
imponerles un sentido extraño, más bien dejando que se 
manifiesten, que se impongan. Frankl propone una psicoterapia 
que promueve el Logos de la existencia; o sea el factor espiritual en 
el que se custodia el significado de la vida. ¿Quiénes de los filósofos 
griegos desarrollaron este concepto? ¿Con qué connotaciones fue 
pensado? 
Para los filósofos griegos la palabra Logos sirve para diferenciar su 
forma de pensar del Mito; por lo tanto, además de razón, significa 
orden y, más precisamente, orden en el discurso. 
 
El Logos y Heráclito 
Entre los primeros que usaron la palabra Logos con un sentido 
preciso se encuentra el gran sabio Heráclito . Habitaba la ciudad de 
Éfeso y vivió entre el VI y el V siglo. Lo llamaban “el oscuro” porque 
su lenguaje era difícil, intuitivo y escribía a través de aforismos. Su 
obra Sobre la naturaleza es de hecho, un conjunto de aforismos 
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recopilados en forma de libro. Las citas del filósofo que seguirán 
pertenecen a esta recopilación7. 
Su misteriosa manera de escribir era intencional, con ello evitaba 
ser leído por quien pudiera criticarlo por ignorancia. Sólo los 
iniciados podían entenderlo. Su carácter era altanero, esquivo y 
huraño. Todo esto lo lleva a ser un escritor singular con ideas 
revolucionarias para la época. 
Se podría colgar en la puerta de un consultorio su afirmación 
acerca del alma: “Ni aun recorriendo todos los caminos llegarás a 
encontrar los límites del alma; tan profundo es su logos” (22 B 45 
Diels – Kranz). Recordar cotidianamente esta máxima sirve para 
acercarnos a nuestros pacientes con respeto y reverencia, sin 
pretender comprender todo de ellos. 
Para Heráclito, el Logos es el principio de todas las cosas, la ley que 
gobierna el andar del mundo. El principio fue buscado por los 
filósofos precedentes, llamados naturalistas, en los elementos de la 
naturaleza. Este Logos no sólo rige el devenir del mundo, sino que 
 
7 A los presocráticos se los cita siguiendo la obra fundamental de Diels en 
la revisión de Kranz: Die Fragmente der Vorsokratiker, 6 ed. por W. KRANZ, 
3 vol., Berlín 1960 (Dublín 1968). Esta ha servido de base para ed. más 
breves en otros idiomas, que suelen seguir su numeración; está ordenada 
por los filósofos presocráticos, a cada uno de los cuales corresponde un 
número (a Heráclito el 22); dentro de cada filósofo hay dos apartados: A, 
que recoge doxógrafos referentes a ese filósofo, numerados 
correlativamente; B, que recoge los fragmentos de ese filósofo, también 
numerados correlativamente; se suele citar indicando esos datos, por 
ejemplo: Heráclito, 22 B 18 Diels – Kranz. Citaremos a Heráclito con ese 
criterio en base a una edición italiana: BRODERO, E., Eraclito. 
Testimonianze e frammenti, Fratelli Bocca Editori, Torino, 1910. 
Dr. Roberto Almada 
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le habla, con signos, al hombre, si bien la mayoría de las personas 
“no sabe escuchar ni hablar” (22 B 19 Diels – Kranz). El orden real 
coincide con el de la razón, una “armonía invisible, mejor que la 
visible” (22 B 54 Diels – Kranz). De todas maneras, Heráclito se 
lamenta de que una buena parte de los humanos viva relegada en 
su propio mundo, incapaz de ver el real: “Es necesario seguir lo 
común, y a pesar de que el Logos es común , muchos viven como si 
tuvieran una sabiduría propia y privada” (22 B 133 Diels – Kranz). Se 
refiere al pensamiento mítico visto como pluralidad de mitos y, por 
lo tanto, de diversos grupos humanos contrapuestos. 
Si el Logos es la verdad, el conocimiento y la sabiduría consisten en 
acceder a él. Por ende el sabio, el filósofo, no es quien conoce un 
gran número de cosas, sino quien sigue la ley de Dios como se 
manifiesta en el Logos. En Heráclito Logos no quiere decir 
simplemente razón o sentido, sino que es más bien la regla por la 
cual todo se realiza y la ley común a todo; justamente por ello 
gobierna todas las cosas. Por lo tanto,si se traduce Logos como 
razón impersonal y totalizante estamos en su misma pista. 
Hay también una novedad en la visión del Logos del alma: el mismo 
posee en sí una fuerza de crecimiento. Heráclito afirma: “Hay un 
logos del alma que crece en sí mismo” (22 B 115 Diels – Kranz). En 
los poemas homéricos los cambios del alma se daban por acciones 
externas (los dioses) y, por lo tanto, no cabría responsabilidad en 
las acciones del hombre. Esta opinión viene tajantemente negada 
por Heráclito, ya que afirma que el hombre debe buscarse a sí 
mismo y que su destino está determinado únicamente por su 
carácter, lo que implica que es responsable de sus actos y no el 
producto de poderes caprichosos (destino, dioses). 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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Antecedentes de conceptos frankleanos en Heráclito: 
1. Reflejos del “alma sin confines”, encontramos en la tesis 
frankleana de la presencia ignorada de Dios. 
2. Heráclito recuerda que el hombre debe escuchar el Logos. 
Frankl indica que es la vida misma la que ofrece un sentido 
al hombre, al que éste debe responder. 
3. En Heráclito está claro la relación vital entre palabra y 
ética: “La sophia (sabiduría) consiste en decir cosas que son 
verdad y en hacerlas ” (22 B 112 Diels – Kranz). No sólo la 
conciencia del sentido, sino también la voluntad de sentido 
explican una vida completa para hombre en la Logoterapia. 
4. La Logoterapia puede ser vista como una psicoterapia que 
despierta la conciencia para que se superen formas 
individualistas de concebir el propio mundo. Ya Heráclito lo 
afirmaba: “Hay que seguir el común, el Logos, porque deja 
que las cosas se manifiesten sobre la sabiduría propia para 
que los hombres vivan despiertos y no dormidos” (22 B 2; 
73 Diels – Kranz). 
5. Para Heráclito el Logos es común. A la palabra “común” le 
damos un cierto sentido de “ordinario”. Esta interpretación 
está de acuerdo con la idea de Frankl de que el Logos es 
poseído por el hombre común, el de la calle, que sabe con 
una comprensión pre-lógica y no explicita, la verdad de que 
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la persona se realiza sólo cuando se olvida de sí8. Se volverá 
sobre esta idea en la Fenomenología. 
El Logos y el estoicismo 
El gran maestro Zenón se encontraba con sus discípulos bajo un 
pórtico (stoà) de Atenas. Era de origen semita, y por no ser 
ciudadano ateniense no podía adquirir un edificio para su escuela 
de Filosofía. No parecía ser un problema para Zenón, también la 
sombra del pórtico podía albergarla. Por ello sus discípulos fueron 
llamados estoicos que significa precisamente “Los del pórtico”. 
Estamos al final del siglo IV aC., la escuela de “Los del pórtico” es 
contemporánea a la llamada “Del Jardín” de Epicúreo. Éste y Zenón 
compartían la crítica al trascendentalismo platónico y, por esto, 
adherían a un cierto pensamiento materialista, pero el fundador 
del estoicismo era contrario a pensar el hombre como un simple 
conjunto de átomos y a la identificación del bien con el placer. Y 
existía otra diferencia con Epicuro, en la escuela de Zenón se 
aceptaban las críticas al pensamiento del maestro, las revisiones, 
profundizaciones y hasta la posibilidad de cambiar las ideas ya 
establecidas. Esto produjo el gran desarrollo del estoicismo; 
mientras que el epicureísmo quedó fosilizado en las enseñanzas 
canónicas del maestro aceptadas en forma dogmática. Quien 
piensa que las cosas rígidas se conservan por más tiempo se 
 
8 Un logoterapéuta argentino, Francisco Brentones, tituló por esta razón 
un libro suyo La Logoterapia es obvia (BRENTONES, F., La Logoterapia es 
obvia, San Pablo, Buenos Aires, 1995). 
 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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equivoca; las cosas rígidas se rompen fácilmente. Lo sabía Frankl 
cuando hablaba de la necesidad de “degurificar” a la Logoterapia. 
En la época de Zenón se distribuía el estudio de la Filosofía en tres 
partes: la lógica, la física y la ética. La imagen que perfectamente 
explicaba esta tripartición era la de un recinto de árboles frutales. 
La lógica era representada por el muro que circunscribía el jardín; 
los árboles eran la física y la ética adquiría su significación en los 
frutos. La Lógica era la estructura del razonamiento, la Física la 
materia y la ética el “para qué” de todo el conjunto: hacer feliz al 
hombre a través de sus acciones. 
Para los estoicos el Logos es el principio unitario, el cual con sus 
tres distintas valencias genera las tres partes de la Filosofía. El 
Logos es la fuerza divina que todo produce y gobierna, la razón 
seminal, por tanto, origen de todas las cosas. Es el principio del ser 
y la verdad. Es razón, cosmos y consciencia. 
Por ende, desde la Lógica, el Logos es principio de verdad; con sus 
leyes de razonamiento y conocimiento constituye el objeto 
específico de la Lógica. Es asimismo el objeto constitutivo del ser 
del cosmos; luego, objeto de la Física como origen material y 
sustrato de todo lo que existe. Por último, el Logos es principio 
final; o sea, determina el sentido de todas las cosas, además el 
“deber ser” del hombre. Es también el objeto de la ética. 
Es importante para el estudio de la Logoterapia y para comprender 
los escritos autobiográficos de Viktor Frankl tener claro el concepto 
de “destino”. Éste nace con la sabiduría estoica y tiene que ver con 
el Logos. 
Dr. Roberto Almada 
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El destino es para los estoicos la serie irreversible de las causas, 
como el orden natural y necesario de todas las cosas. Es un 
entretejido indisoluble que une a todos los seres. Es el Logos por el 
cual las cosas que fueron, fueron; las que advienen, advienen y las 
que llegarán, llegarán. Y como todo depende del Logos también las 
cosas más insignificantes son necesarias. Zenón llamaba al destino 
la fuerza motriz de la materia y lo identificaba con la providencia y 
la naturaleza. Contrariamente, los epicúreos pensaban que las 
cosas eran fortuitas. Claramente para los estoicos nada es casual, 
todo es providencia. 
El Logos, la razón del mundo, guía todas las cosas que son 
absolutamente racionales y no pueden ser diversas de como son. 
Todo se dirige hacia el fin que le fue asignado. La libertad del sabio 
consiste en el querer lo que el Logos quiere. 
Estamos ante una visión teológica de la realidad. No se debe olvidar 
que Zenón era judío y posiblemente recibió de su tradición 
espiritual algunas ideas como la de la Providencia, interpretada en 
forma no trascendente y, por consiguiente, asociada a un cierto 
fatalismo, presente en los pueblos orientales. 
Dentro de esta concepción se debe abordar el tema de la libertad 
humana . Si hasta la caída de un cabello está determinada, qué 
sentido tiene hablar de responsabilidad y, por ende, de consciencia 
ética. 
Los estoicos dirán que la verdadera libertad del sabio consiste en 
uniformarse al propio destino. El destino es el Logos y querer el 
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destino es querer el Logos. La libertad consiste en construir la vida 
en sintonía con el Logos. 
Séneca, autor estoico romano, al inicio de nuestra era dirá en 
forma lapidaria: “Fata volentem ducunt, nolentem trahunt” (el 
destino conduce al que se somete y arrastra al que se resiste). 
Acompañar al destino quería decir comprender sus razones, sus 
leyes íntimas y entonces sintonizarse con él. 
Frankl sigue la misma línea y distingue los hechos que no pueden 
modificarse de los que sí. Estos últimos llaman a la respuesta libre. 
Por eso dice “Llamamos destino, en efecto, a lo que se sustrae 
esencialmente a la libertad del hombre, lo que no se halla en su 
poder ni es de ello responsable”9. De todas maneras, siempre 
existe en la persona, aun en las situaciones más condicionantes, la 
posibilidad de elegir una actitud con la que responder a la situación 
inmodificable. A esta formade libertad se la llama libertad interior. 
Frankl, a través de sus notas autobiográficas, explica su actitud 
frente al destino. En principio Frankl describe una actitud fatalista 
en el prisionero del campo de concentración: 
El prisionero de un campo de concentración temía tener que tomar 
una decisión o cualquier otra iniciativa. Esto era resultado de un 
sentimiento muy fuerte que consideraba al destino dueño de uno y 
creía que, bajo ningún concepto, se debía influir en él. Estaba 
además aquella apatía que, en buena parte, contribuía a los 
sentimientos del prisionero. A veces era preciso tomar decisiones 
 
9 FRANKL, V., Psicoanálisis y Existencialismo, Fondo de Cultura Económica, 
Méjico, 1978, p. 132. 
Dr. Roberto Almada 
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precipitadas que, sin embargo, podían significar la vida o la muerte. 
El prisionero hubiera preferido dejar que el destino eligiera por él10. 
Posteriormente, cuenta su propia experiencia: 
Y ahora se disponía por segunda vez el transporte al campo de 
reposo. Y también ahora se desconocía si era una estratagema 
para aprovecharse de los enfermos hasta su último aliento, aun 
cuando sólo fuera durante catorce días o si su destino serian las 
cámaras de gas o un campo de reposo verdadero. El médico jefe, 
que me había tomado cierto apego, me dijo furtivamente una 
noche a las diez menos cuarto: “He hecho saber en el cuarto de 
mando que todavía se puede borrar su nombre de la lista; tiene de 
tiempo hasta las diez”. Le dije que eso no iba conmigo; que yo 
había aprendido a dejar que el destino siguiera su curso: “prefiero 
quedarme con mis amigos”, le contesté. Sus ojos tenían una 
expresión de piedad, como si comprendiera... Estrechó mi mano en 
silencio, a modo de adiós, no para la vida, sino desde la vida. 
Despacio, volví a mi barracón y allí encontré a un buen amigo 
esperándome: “¿De verdad quieres irte con ellos?” me dijo con 
tristeza. “Si, voy a ir”. Se le saltaron las lágrimas y yo traté de 
consolarle. Todavía me quedaba algo por hacer, expresarle mi 
última voluntad. “Otto, escucha, en caso de que yo no regrese a 
casa junto a mi mujer y en caso de que la vuelvas a ver, dile que yo 
hablaba de ella a diario, continuamente. Recuérdalo. En segundo 
lugar, que la he amado más que a nadie. En tercer lugar, que el 
breve tiempo que estuve casado con ella tiene más valor que nada, 
 
10 FRANKL, V., El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona, 1991, p. 
63. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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que pesa en mi más incluso que todo lo que hemos pasado aquí...11.
 
Se comprende su apego al destino como valor ético, y por lo tanto, 
libre; es lo que se deja traslucir en ese “prefiero quedarme con mis 
amigos”. Lo vemos también dueño de cada uno de esos dramáticos 
momentos en el mensaje póstumo a su esposa. 
Luego de estos párrafos sobre el destino, se retoma el tema del 
Logos, visto ahora como fundamento de la ética. 
Para los estoicos se vive para alcanzar la felicidad y para ello el 
eslogan propuesto es: “vivir conforme a la naturaleza”. Por 
naturaleza entendemos cosmos y también razón humana. El logos 
del hombre es un momento del Logos cósmico. La característica 
específica del hombre consiste en ser dotado de razón. Séneca 
dice: 
¿Cuál es la natura específica del hombre? La razón, que cuando es 
recta y perfecta da al hombre la plenitud de la felicidad. De 
consecuencia, si cada cosa cuando realiza perfectamente su fin 
específico, es digna de alabanza y alcanza su fin natural, y si el bien 
específico del hombre es la razón, entonces, una vez que la haya 
plenamente realizada será digno de alabanza y habrá alcanzado su 
fin natural. Esa razón perfecta toma el nombre de virtud y no es 
otra cosa que la coherencia moral. Por lo tanto, sólo esto en el 
hombre es el bien, porque uno solo es su bien específico12. 
 
11 FRANKL, V., El hombre en busca de sentido, op. cit, p. 62. 
12 SENECA, Carta, 76,9. 
Dr. Roberto Almada 
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 Cicerón dirá que la sabiduría de vivir según la razón es similar a la 
danza o al arte escénico, porque el actor y el bailarín deben seguir 
un estilo de vida bien determinado, coherente y conveniente. El fin 
de la danza está dentro de sí misma, el fin de la danza es la propia 
perfección. Y es por ello que se asemeja a la virtud. Estas 
consideraciones llevan a los estoicos a pensar que la virtud tiene 
valor en sí misma y es autosuficiente. 
Luego de estas consideraciones quedan pocas dudas acerca de la 
filiación estoica del fundador de la Logoterapia. Cicerón y Frankl 
acuerdan en su concepción del pasado como tiempo humano. El 
sabio antiguo dice: “Todas las cosas verdaderas son, pues, 
necesarias en el pasado, porque son inmutables y no pueden 
convertirse de verdaderas en falsas”. Frankl expresa el mismo 
concepto: “el haber sido es una forma de ser, la más segura”13. Esta 
coincidencia no parece casual. 
 
Sócrates, el primer logoterapeuta 
Frankl sostiene que el significado de la vida se encuentra en nuestro 
interior y que el terapeuta solamente estimula con su presencia el 
descubrimiento de esta realidad inconsciente. Nadie puede prescribir 
a otro el significado de la propia vida. 
Según Cicerón, “Sócrates hizo que la filosofía bajara del cielo a la 
tierra y la dejó morar en las ciudades y la introdujo en las casas 
obligando a los seres humanos a pensar en la vida, en las buenas 
 
13 FRANKL V., El hombre en busca de sentido, op. cit, p. 121. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
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costumbres, en el bien y en el mal”14. Frankl tiene mucho de 
socrático: fundamentar su enseñanza en la propia coherencia moral; 
el estilo pobre y austero de su vida; el humorismo y la no 
prescripción de la verdad a lo que se corresponde con una fe 
incondicionada en el hombre como generador de verdad y de 
sentido. 
Casi todos los libros que afrontan el tema de la Logoterapia aplicada 
mencionan como una de las técnicas de esta escuela el diálogo 
socrático. Es más un arte que una técnica; escuchemos como su 
creador lo describe según Platón: 
 El oficio de partear tal como yo lo desempeño, se parece en todo lo 
demás al de las matronas, pero difiere en que yo lo ejerzo sobre los 
hombres y no sobre la mujeres, y en que asisten al alumbramiento, 
no los cuerpos, sino las almas. La gran ventaja es que me pone en 
estado de discernir con seguridad, si lo que el alma de un joven 
siente es un fantasma, una quimera o un fruto real. Por otra parte, yo 
tengo de común con las parteras que soy estéril en punto a sabiduría, 
y en cuanto a lo que muchos me han echado en cara diciendo que 
interrogo a los demás y que no respondo a ninguna de las cuestiones 
que se me proponen, porque yo nada sé, este cargo no carece de 
fundamento. Pero he aquí por qué obro de esta manera. El Dios me 
impone el deber de ayudar a los demás a parir, y al mismo tiempo no 
permite que yo mismo produzca nada. Ésta es la causa de que no 
esté versado en la sabiduría y de que no pueda alabarme en ningún 
descubrimiento que sea una producción de mi alma. En 
compensación, los que conversan conmigo, si bien algunos de ellos 
 
14 CICERÓN, Tusculanae Disputationes, V, 4, 10. De Viktor Frankl podríamos 
hacer el mismo elogio; y otras semejanzas se suceden según quienes han 
sido sus discípulos. 
Dr. Roberto Almada 
20 
se muestran muy ignorantes al principio, hacen maravillosos 
progresos a medida que me tratan, y todos se sorprenden de este 
resultado, y es porque el Dios quiere fecundarlos. Y se ve claramente 
que ellos nada han aprendido de mí, y que han encontrado en sí 
mismos los numerosos y bellos conocimientosque han adquirido, no 
habiendo hecho yo otra cosa que contribuir con el Dios a hacerles 
concebir15. 
Aquel que crea que la psicoterapia nació en el siglo XIX la empobrece 
y le quita una de sus herencias más redituables. Cualquier trabajo se 
vuelve insignificante sin sus antecedentes más nobles y, de alguna 
manera, los más heroicos. 
El diálogo socrático presenta las siguientes características: 
1. La verdad no viene del exterior, sino que está dentro del 
individuo. Se la alcanza a través del diálogo en el que se 
realiza un proceso de interiorización para buscarla y 
encontrarla. 
2. El diálogo no crea la verdad, sino que la revela. 
3. Esta revelación se da en un proceso de reflexión, a partir de 
las respuestas a las preguntas que Sócrates propone. 
4. Sócrates busca adaptarse a su interlocutor, presentando 
como tema de diálogo un asunto que sea de su interés e 
intentando encontrar, como punto de partida, un elemento 
común que suscite un acuerdo entre ambos. 
 
15 PLATÓN, Teeteto en PLATÓN, Diálogos, Editorial Porrúa, p. 301. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
21 
5. Para desarrollar la cuestión, antes de comenzar se acuerda 
una metodología. 
6. Al inicio, las ideas presentadas por el interlocutor son 
generales e imperfectas. Sócrates no las refuta ni las niega de 
forma directa e inmediata. Procura, al contrario, examinarlas 
y perfeccionarlas progresivamente, por etapas, a través de 
reflexiones, confrontándolas y comparándolas con datos de 
la experiencia. La psicoterapia es del paciente. 
7. La intención que tiene con su método inductivo es la de 
separar del concepto aquello que no le pertenece, a fin de 
enunciarlo en forma más precisa y clara buscando lo que es 
en él universal e inmutable, esto es, lo que él tiene de 
esencial. 
8. Como meta final, busca una solución al diálogo, decir lo que 
la cosa es, definirla, presentando las características que le 
son esenciales y que la diferencian de todas las otras cosas 
que no son ella. 
La aplicación de estos principios al coloquio psicoterapéutico que en 
la línea frankleana tiene como objetivo develar el sentido del ser y de 
las situaciones, es lo que se considera “diálogo socrático” aplicado a 
la Logoterapia. 
Dr. Roberto Almada 
22 
Es también socrático el concepto de libertad interior16. Hasta él, la 
libertad era externa es decir jurídica o política. Con Sócrates la 
libertad asume un significado moral de dominio de la razón y el 
conocimiento sobre las emociones. 
Aristóteles y el Nous 
Dimensión noética, neurosis noógena, noodinámica, son algunos de 
los neologismos acuñados por Frankl usando como raíz la palabra 
griega nous, que significa intelecto, espíritu. En esta sección nos 
interesa el carácter espiritual del nous. Que sea una forma espiritual, 
y por lo tanto su imposibilidad de enfermar, es un baluarte de la tesis 
frankleana. El origen de este concepto es aristotélico. 
Así se refiere el gran Aristóteles cuando habla del nous en el libro 
dedicado justamente a este tema, Acerca del alma: 
“Así pues, el denominado intelecto del alma -me refiero al intelecto con que 
el alma razona y enjuicia- no es en acto ninguno de los entes antes de 
inteligir. De ahí que sería igualmente ilógico que estuviera mezclado con el 
cuerpo: y es que en tal caso poseería alguna cualidad, sería frío o caliente y 
tendría un órgano como lo tiene la facultad sensitiva, pero no lo tiene 
realmente. Por lo tanto, dicen bien los que dicen que el alma es el lugar de 
las formas, si exceptuamos que no lo es toda ella, sino sólo la intelectiva y 
que no es las formas en acto, sino en potencia... Y es que la facultad sensible 
no se da sin el cuerpo, mientras que el intelecto es separable"17. 
Baluarte de la Logoterapia es también este último concepto 
aristotélico: la separabilidad. Para Frankl existe una frontera clara y 
 
16 Sobre esta realidad conviene leer el testimonio de Frankl en el capítulo La 
libertad interior en FRANKL, V., El hombre en busca de sentido, op. cit., pp. 
70-73. 
17 ARISTOTELES, De Anima, Libro 3, cap. 4, nn. 20-25. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
23 
precisa (separable) del espíritu con respecto a la materialidad 
psicofísica. 
En síntesis el nous aristotélico presenta estas características: está 
separado de la materia, no mezclado con ella, impasible (no sufre), 
inmutable y eterno. Es el lugar de la ciencia y de la ciencia suprema, 
la Filosofía, obviamente. Por lo tanto es aquello que hay de “divino” 
en el hombre, porque la actividad propia del Dios es justamente la 
contemplación perfecta e ininterrumpida de la verdad. 
Aristóteles quiere alejarse de Platón, el mundo de las ideas le parece 
muy abstracto y piensa que la ciencia se construye desde lo que se 
ve, no en un espacio sobrenatural. De todas maneras termina 
llevando el espacio sobrenatural al interior del hombre, en su 
intelecto-nous. Y como nos pasa a menudo, que vivimos alejándonos 
y luego acercándonos, Aristóteles vuelve a su maestro cuando 
reconoce una no materialidad al mundo del nous justamente como 
capaz de intelegir el mundo de las ideas. 
El concepto del nous nos muestra un Frankl aristotélico: “Mientras la 
frontera entre lo consciente y lo inconsciente se nos presenta porosa 
(…), será poco en cambio todo cuanto digamos de la neta línea 
divisoria que separa lo espiritual de lo impulsivo”18. 
La consecuencia es que las enfermedades psicofísicas no pueden 
destruir el ser espiritual. El desorden fruto de la enfermedad puede 
enturbiar la manifestación del ser espiritual pero no más de esto. 
 
18 FRANKL, V., La presencia ignorada de Dios, Herder, Barcelona, 1991, p. 23. 
Dr. Roberto Almada 
24 
 
La tridimensionalidad del ser en Agustín de Hipona 
 
La tridimensionalidad del ser así como Frankl nos la presenta no 
resulta una novedad en la evolución de las ideas. Para hacer un 
diagnóstico es necesario distinguir la dimensión originaria de la 
enfermedad: física, psicológica o espiritual. Un autor del V siglo, 
Agustín de Hipona (San Agustín), expresaba con una narración esta 
necesidad. Del escrito surge la realidad de las distintas dimensiones 
de la verdad, algunas más fenoménicas y otras fundamentales. Para 
este autor cristiano, el Logos estoico, como razón cósmica de la 
evolución, se explicita como “la voluntad de Dios” o “Ley suprema de 
la justicia”. Con una mirada penetrante descubriremos en el relato 
causas fisiológicas (médicas), causas psicológicas y causas de sentido. 
Podremos también ver en este texto una descripción del Burn out en 
el siglo V. 
Vayamos al texto: 
“Imaginemos un sabio cuya alma razonable sea ya partícipe de la inmutable y 
eterna verdad, que la consulta acerca de todas las acciones y no haga 
absolutamente nada que no haya visto tenerse que hacer en ella, para actuar 
virtuosamente en la sumisión y en la obediencia a ella. Y supongamos que 
este hombre, después de haber interrogado la ley suprema de la justicia 
divina, oída misteriosamente con los oídos de su corazón, y por mandato de 
ella, agotase su cuerpo en alguna obra de misericordia y contraiga una 
enfermedad y, consultados a los médicos, sienta al uno diagnosticar como 
causa de la enfermedad la falta de humor en el cuerpo, el otro el exceso de 
humores; el uno de ellos indicaría la verdadera causa, el otro se equivocaría, 
pero sea el uno que el otro indicarían causas próximas, o sea las corpóreas. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
25 
Pero si se buscara la causa de aquel agotamiento y se encontrara que es la 
fatiga voluntaria, ya se habría llegado a una causa superior, procedente del 
alma que gobierna el cuerpo e influye sobre de él. Pero tampoco ésta sería la 
causa primera. Esta causaprimera es para identificarse sin duda en la misma 
sabiduría inmutable, que el alma de este sabio sirvió por amor, y a cuyos 
mandatos misteriosos obedeció en el emprender la fatiga voluntaria; y por lo 
tanto se descubrirá con absoluta exactitud la causa primera de aquella 
enfermedad que estaría en la voluntad de Dios”19. 
 
Para Frankl existen dos leyes de la tridimensionalidad del ser: 
La primera, una misma cosa proyectada desde su propia dimensión a 
otras distintas inferiores, se dibuja de manera que las figuras se 
contradicen. Y la segunda: distintas cosas proyectadas desde su 
dimensión a una misma dimensión que sea inferir, se dibujan de tal 
manera, que son polivalentes20. 
En nuestro ejemplo agustiniano podríamos inferir que los médicos 
usando sólo la dimensión corpórea discutieron la causa de la 
enfermedad sin comprender que se trataba de un sabio que agotó su 
cuerpo en una obra de misericordia a la cual se ofreció siguiendo la 
voluntad de Dios. 
Y con esta mirada reductiva arriesgamos de concluir que todos los 
agotamientos son iguales; el agotamiento de nuestro sabio tanto 
como él de un cocainómano que sufre un trastorno de dependencia 
al juego. Pero es evidente que uniformar así los pacientes elimina las 
 
19 Cfr. SANT’AGOSTINO, De Trinitate, III-3, en In cammino verso la Patria, 
Città Nuova, Roma, 1993, p. 144. 
20 Cfr. FRANKL, V., Senso e valori per l’esistenza, Cittá Nuova, Roma, 1998, 
pp. 38-40. En español, FRANKL, V., Fundamentos y aplicaciones de la 
Logoterapia, San Pablo, Buenos Aires, 2005. 
Dr. Roberto Almada 
26 
condiciones de tratamiento eficaz. El accionar médico necesita 
distinguir para ofrecer una ayuda adecuada, que será diversa para 
cada caso. “El médico que trató a dos neuróticos de la misma 
manera, se equivocó al menos con uno”, advertía Jaspers. 
Unidad y totalidad de la persona es un concepto omnipresente en los 
escritos frankleanos. Es como si Frankl tuviese miedo de que la 
“tridimensionalidad del ser” permitiera pensar un hombre a estratos, 
a capas. Conviene recordar en este momento un paso de Teoría y 
terapia de las neurosis: 
“No deben considerarse lo somático y lo psíquico como escalones o estratos 
existentes por sí mismos, sino precisamente como dimensiones del ser 
unitario y totalitario que es el hombre. Sólo entonces puede comprenderse 
de una manera antropológica adecuada esta unidad y totalidad. Sólo 
entonces puede comprenderse la compatibilidad de lo inconmensurable, o 
sea, la unidad del ser que es el hombre, a pesar de la multiplicidad de sus 
dimensiones que lo constituyen”21. 
 
Es el ser espiritual que constituye esta unidad. “Allí” se encuentra lo 
específicamente humano y por lo tanto sólo podríamos llamar 
acciones humanas a aquéllas que surgen desde esa dimensión. 
Continuando nuestro viaje por la historia de las ideas que influyeron 
a la Logoterapia, llegamos al siglo XIII y a la fundación de las 
universidades, busquemos en esas aulas parisinas a los grandes 
maestros… 
 
 
21 FRANKL, V., Teoría y terapia de las neurosis, Herder, Barcelona, 1992, p 
68. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
27 
Las acciones humanas en Tomás de Aquino 
Veamos en una página brillante de la escolástica, el cómo la acción 
humana surge de lo específico humano: el ser espiritual. Nos viene 
desde un gran autor medieval: Tomás de Aquino. Se trata de una 
página trascendental para la ética filosófica de todos los tiempos, y 
que llegó hasta la Logoterapia de Viktor Frankl que la incorpora 
plenamente. Basta traducir algunos términos medievales al lenguaje 
frankleano y sentiremos la Logoterapia latiendo ya en el siglo XIII. 
“De entre las acciones que el hombre realiza, sólo pueden considerarse 
propiamente humanas aquellas que son propias del hombre en cuanto que 
es hombre. El hombre se diferencia de las criaturas irracionales en que es 
dueño de sus actos. Por eso, sólo aquellas acciones de las que el hombre es 
dueño pueden llamarse propiamente humanas. El hombre es dueño de sus 
actos mediante la razón y la voluntad; así, se define el libre albedrío 
como facultad de la voluntad y de la razón. Llamamos, por tanto, acciones 
propiamente humanas a las que proceden de una voluntad deliberada. Las 
demás acciones que se atribuyen al hombre pueden llamarse del 
hombre, pero no propiamente humanas, pues no pertenecen al hombre en 
cuanto que es hombre”22. 
El hombre “dueño” de sus actos sugiere el tema de la libertad de 
voluntad. La libertad se sostiene con la razón (Logos) y la voluntad. 
Por lo tanto las acciones humanas son libres, razonadas y puestas en 
acto por la voluntad. 
“Ahora bien, todas las acciones que proceden de una potencia son causadas 
por ella en razón de su objeto. Pero el objeto de la voluntad es el bien y el 
fin. Luego es necesario que todas las acciones humanas sean por un fin”23. 
 
22 SANTO TOMAS, Suma Teológica, I-II, q. 1, a. 1. 
23 Ibid. 
Dr. Roberto Almada 
28 
La voluntad se orienta al fin. Y aquí reconocemos la idea frankleana 
de la voluntad de sentido. Los tres pilares de la Logoterapia: libertad 
de la voluntad (como libre albedrío), voluntad de sentido (como 
voluntad deliberada) y sentido de la vida (como bien-fin) están 
presentes en esta antigua página de la Suma teológica del Doctor 
Angélico. La genialidad de Frankl está en el llevar la filosofía clásica 
(dormida en los tratados de las grandes bibliotecas) a la praxis 
psicoterapéutica. Al fundador de la Logoterapia tenemos que 
agradecerle el llevar las grandes ideas filosóficas que de por sí poseen 
una fuerza inagotable, al hombre de la calle, al psicólogo en su tarea, 
al médico invadido por la tecnología con el riesgo de ofrecer una cura 
sin la certeza de que sea un acto humano. 
Frankl llama noodinámica a 
“ la dinámica espiritual dentro de un campo de tensión bipolar en el cual un 
polo viene representado por el significado que debe cumplirse (el fin) y el 
otro polo por el hombre que debe cumplirlo (con su voluntad deliberada)”24. 
Por lo tanto la noodinámica (con terminología tomista) es la dinámica 
de las acciones humanas. 
Frankl culmina su tarea de escritor, ya en los últimos años de su vida, 
revisando y reeditando en inglés el libro ya citado La presencia 
ignorada de Dios. En esa revisión cambia el título de este libro por 
Man’s search for ultimate meaning25, Hombre en busca de sentido 
 
24 FRANKL, V., El hombre en busca de sentido, op. cit., p. 104. 
25 FRANKL, V., Man’s search for ultimate meaning, Perseus, Cambridge, 
2000; en español, FRANKL, V., El hombre en busca de sentido último, Paidos, 
Barcelona, 1999. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
29 
último. Una nueva “coincidencia” de Frankl con Tomás de Aquino 
quien también afronta con ese mismo término la cuestión del sentido 
de la perfección del hombre. Veamos como lo explica el santo 
medieval en su Suma Teológica: 
“El fin último puede considerarse de dos modos: uno, refiriéndonos a lo 
esencial del fin último; y otro, a aquello en lo que se encuentra este fin. Pues 
bien, en el primer caso, todos coinciden en desear el fin último, porque todos 
desean alcanzar su propia perfección, y esto es lo esencial del fin último, 
como ya se dijo. 
Pero en cuanto a aquello en lo que se encuentra el fin último no coinciden 
todos los hombres, pues unos desean las riquezas como bien perfecto, otros 
los placeres, y otros cualquier otra cosa. Del mismo modo que lo dulce es 
agradable a todos los gustos, pero unos prefieren la dulzura del vino, otros la 
de la miel, otros la de cualquier otra cosa. Sin embargo, se debe considerar 
propiamente como dulzura más agradable la que satisface al gusto más 
refinado. De igualmodo se debe considerar como bien más perfecto el 
deseado como fin último por quien tiene el afecto bien dispuesto”26. 
Simplificando, podemos decir que todos coincidimos en el deseo de 
un fin último: nuestra perfección, nuestra realización plena, nuestra 
felicidad. Conscientes o no, buscamos nuestra plenitud. 
Pero si nos preguntamos en donde encontrar esa plenitud la 
respuesta será distinta en cada uno de nosotros. Precisamente, como 
enseña Frankl, el sentido es único e irrepetible para cada uno. Y 
siguiendo a Santo Tomás tendríamos que agregar que en esa 
diversidad existe una diferencia jerárquica, hay “bienes más 
perfectos”. La cuestión de cuál es la mayor perfección se resuelve en 
 
 
26 SANTO TOMAS, Suma Teológica, I-II, q. 1, a. 7. 
Dr. Roberto Almada 
30 
“aquella deseada por el sabio” (recordemos cuanto en el Medioevo 
viene respetada la persona madura y con autoridad). 
Frankl debe resolver la cuestión en pleno modernismo. Por lo tanto 
se apela a la conciencia individual responsable: 
“Así pues existen situaciones en las que el hombre se ve confrontado con 
una pluralidad de valores entre los que tiene que elegir, es decir, ha de 
escoger entre principios que se contradicen unos a otros. 
Si dicha elección no ha de hacerse arbitrariamente sino responsablemente, 
de nuevo hay que referirlo y remitirlo a la conciencia, única que hace que el 
hombre tome su decisión con libertad, pero no arbitrariamente sino 
responsablemente”27. 
 
El sabio medieval, modelo para muchos, pasa la posta a la conciencia 
responsable de cada uno como criterio de valor. Frankl completa el 
pensamiento clásico medieval introduciendo el elemento de la 
consciencia personal y corrige el pensamiento moderno con una 
libertad no arbitraria sino que responsable. 
 
El positivismo 
Dejemos pasar los años y acompañando al gran acontecimiento 
político social de la Revolución Francesa encontramos el surgir de un 
movimiento crítico al Logos como razón universal y a la posibilidad 
que tiene el hombre de conocerlo. Estamos en la edad moderna de la 
historia de las ideas. El positivismo es una corriente o escuela 
filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el 
conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede 
 
27 FRANKL, V., La presencia..., op. cit., p. 105. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
31 
surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del método 
científico (monismo metodológico). 
En síntesis el Positivismo reivindica el primado de las ciencias 
naturales como único método de conocimiento; también para el 
estudio de las realidades sociales y culturales. La ciencia resolverá 
con el paso del tiempo todos los problemas humanos y sociales. El 
Positivismo está impregnado de un optimismo general y una fe 
segura en el progreso fruto de la capacidad, ingenio y laboriosidad 
del hombre. El Positivismo es una crítica al dogmatismo idealista, al 
espiritualismo y al inmiscuirse de la teología en la resolución de 
problemáticas humanas y sociales. 
Pronto el Positivismo mostró sus puntos débiles. En principio, se vio 
la incapacidad que posee el método de las ciencias naturales para 
conocer la sociedad, el hombre, la cultura, etc..., los cuales tienen 
propiedades como la intencionalidad, la auto-reflexión y la creación 
de significado que son imposibles de medir. Por otro lado, buscando 
leyes generales se pierde el conocimiento de aquello que no puede 
ser generalizado (por ejemplo la persona). 
Y lo más dramático, el progreso tecnológico científico no pudo 
resolver el problema humano, lamentablemente en muchos casos lo 
agravó (generó el industrialismo con un abismal aumento de las 
desigualdades sociales y de las injusticias, gracias a los adelantos 
científicos se construyeron instrumentos capaces de masacrar 
poblaciones enteras, la contaminación de la naturaleza que lleva al 
desastre ecológico, etc…). 
Dr. Roberto Almada 
32 
Frankl conduce una aguerrida crítica al positivismo. Su desaprobación 
de los reduccionismos “científicos”28 es claramente un discurso anti-
positivista. 
Coherentemente, Frankl adhirió, a su manera, a las tres más 
importantes corrientes filosóficas contemporáneas que comparten la 
crítica al Positivismo: la Fenomenología, el Personalismo y el 
Existencialismo . Veamos, como Frankl tomó los ideales de cada una 
de éstas escuelas de pensamiento. No fue un discípulo dócil, la 
utilización de los elementos propios de estas escuelas se dio siempre 
en forma original, y por esta razón pudo dar un aporte enriquecedor 
a las mismas. En el estudio de estas corrientes veremos cuanto 
están emparentadas y la dificultad que existe para distinguirlas. 
La Fenomenología 
La descripción sintética que haremos de la Fenomenología tiene el 
solo objetivo de ser una base para examinar la aproximación 
fenomenológica frankleana. Es por lo tanto muy somera. Remito al 
lector interesado a las diversas fuentes existentes para encarar la 
fenomenología. 
Esta escuela, fundada por Edmund Husserl (1859-1938), se 
caracteriza por estudiar y analizar los fenómenos que llegan a la 
conciencia y por ello pretende comprender la esencia de las cosas. 
Estudia la relación entre los fenómenos y el ámbito en que se hacen 
presente, la conciencia. Para ello pone entre paréntesis la presunción 
de la existencia del mundo exterior y los aspectos subjetivos (sin 
esencia) de cómo nos es dado el objeto. Va a las cosas es el lema 
 
28 Ver FRANKL, V., El hombre doliente, Herder, Barcelona, 2006. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
33 
husserliano. El método de poner entre paréntesis objetividad y 
subjetividad viene llamado: epoché 
Antes de indagar cuanto y como Frankl toma de la fenomenología 
husserliana para su Logoterapia, veamos el significado que tuvo el 
advenimiento de la Fenomenología para la psicología y la psiquiatría 
en general. Husserl en sus Meditaciones Cartesianas, indica que la 
Fenomenología es para la psicología un cambio constitutivo; un 
cambio en el cual la psicología deja de lado la explicación naturalista 
de la vida humana, derivada del método científico (se note el anti-
positivismo), para dirigirse a la comprensión trascendental del 
hombre29. 
Comprenderemos mejor esta afirmación de Husserl con el testimonio 
de algunos psiquiatras. Recurrimos en primer lugar a Henri Ey, 
psiquiatra francés, experto en historia de la psiquiatría: 
“La aparición de las Ideen (1913) de Husserl, fue según J. P. Sartre, el 
acontecimiento más grande de la filosofía en los comienzos de siglo. La 
fenomenología, destacando la necesidad lógica de una vuelta a la experiencia 
humana como objeto de una descripción de las esencias, debía (con Jaspers y 
Heidegger en Alemania, y con J. P. Sartre y Merleau-Ponty en Francia) 
renovar profundamente la psicología de la conciencia humana, dado que 
ésta no era ya considerada como un campo de subjetividad, sino como el 
acto por el cual el sujeto se abre al mundo y lo constituye. De tal manera que 
la vida psíquica se realiza en cada uno de sus instantes como una manera de 
estar en el mundo (Dasein), y particularmente en el mundo de la 
coexistencia, de la intersubjetividad de las relaciones con los otros. La 
comprensión de estas relaciones, vehiculizada por el lenguaje, su sintaxis, sus 
metáforas, su coeficiente de creación personal, constituyen el método por 
excelencia de este conocimiento intuitivo y profundo. En esta perspectiva, la 
 
29 Cfr. HUSSERL, E., Meditazioni cartesiane, Bompiani, Milano, 1960, p. 160. 
Dr. Roberto Almada 
34 
vida de relación deja de ser unaserie de funciones que ligan el mundo 
exterior al sujeto, para ser la organización del Yo y de su Mundo, la existencia 
en tanto que se despliega, en el mundo geográfico de la naturaleza y el 
mundo “antropológico” de la coexistencia intersubjetiva, como una red de 
ideas, comportamiento y lenguaje que realiza la trama real de nuestra 
vida”30. 
Karl Jaspers concuerda con Ey definiendo los métodos de exploración 
de la relación médico paciente en su Psicopatología general, 
rindiendo tributo a la Fenomenología: 
“La fenomenología nos da una serie de fragmentos de lo psíquico realmente 
vivenciado. (…) Para eludir ambigüedades, empleamos la expresión 
«comprender» siempre para la visión de lo psíquico desde dentro. Al hecho 
de conocer relaciones causales objetivas, que sólo es visto desde afuera, no 
lo llamamos nunca comprender sino siempre «explicar». Comprender y 
explicar tiene, pues, una significación firme”31. 
La Fenomenología es, como testimonia un anciano y venerable 
maestro de la psiquiatría italiana, Bruno Callieri, “algo que nos 
consciente vibrar con ‘quien’ tenemos de frente, en un cara a cara 
cuya dimensión supera la prevista por el setting, la inscripta en los 
estatutos de toda metapsicología y la prescripta por la objetividad del 
proceso científico”32. 
La descripción de algunas ideas y autores de la Fenomenología 
psiquiátrica permiten enumerar a Frankl entre esta especie de 
científicos. Veamos de que manera Frankl adhiere a la 
Fenomenología desde su propia pluma: “La fenomenología tal como 
 
30 EY, H., BERNARD, P., BRISSET, CH., op. cit., pp. 40-41. 
31 JASPERS, K., Psicopatología general, cit., pp. 35-36. 
32 CALLIERI, B., MALDONADO, M., DI PETTA, G., op. cit., p. 15. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
35 
yo la entiendo, habla más bien del lenguaje de la autocomprensión 
humana prereflexiva que no interpreta un determinado fenómeno 
según pautas preconcebidas”33. 
La previa lectura de Ey, Jaspers y Callieri nos ayudan a comprender la 
fenomenología de Frankl. Frankl pretende una comprensión 
inmediata, intuitiva, sin prejuicios científicos, en red, de la 
Logoterapia a partir del hombre común. La verdad se manifiesta 
“clara y distinta” si escuchamos al hombre de la calle “vibrando” en 
el vínculo con éste. 
Un comentario, si la verdad camina por las calles donde no hay 
pensamientos preconcebidos podríamos concluir que cierta literatura 
divulgativa psicológica, que abundantemente encontramos en los 
medios de difusión, perjudica el esclarecimiento de la verdad. 
Cuando el ser del hombre común se ve afectado constantemente por 
razonamientos que emparchan su vida desde afuera, que le dicen lo 
que es correcto pensar desde la ciencia, se vuelve sordo a su voz 
interior donde el logos es capaz de expresar sus verdades. Volvamos 
a las cosas, a las personas comunes y sencillas, volvamos a la 
inmediatez de las relaciones, volvamos a comprender desde la 
intuición. En este sentido la Logoterapia es Fenomenología. 
Max Scheler 
Pero existen otros elementos fenomenológicos que llegan a Frankl: 
se trata de la fenomenología de los valores. La Fenomenología llega a 
Frankl a través de un discípulo de Husserl: Max Scheler. Cuenta 
 
33 FRANKL, V., Psicoanálisis y existencialismo. De la psicoterapia a la 
Logoterapia, Fondo de Cultura Económica, Méjico DF, 1966, p. 18. 
Dr. Roberto Almada 
36 
Frankl “en esa época (se refiere al 1927, cuando deja 
definitivamente la Psicología individual adleriana) reconocí 
definitivamente mi propio psicologismo. Fui sacudido y despertado 
totalmente por Max Sheler, cuyo Formalismo en la ética llevaba 
conmigo como una biblia. Era hora para semejante autocrítica del 
propio psicologismo”34. Claramente Scheler confirma a Frankl la 
necesidad de superar todo tipo de psicologismo y lo define y 
distingue de la psicología individual de Adler. 
¿Cuáles son los elementos de la ética scheleriana que influyeron en la 
Logoterapia? 
Scheler se centró en el estudio de la ética oponiéndose tenazmente 
al formalismo kantiano que rechazaba la felicidad y las realidades 
concretas como motivo válido para la acción moral (el único motivo 
kantiano aceptable era el deber) y le opuso una ética material de los 
valores, es decir, una ética con contenidos específicos y estructurada 
alrededor de la idea de valor. 
Scheler reflexionó sobre la intencionalidad (idea de su maestro 
Husserl) de las emociones y sus objetos intencionales (los valores). 
Menciona que hay un cosmos objetivo de valores al que sólo se 
puede acceder por la intuición emocional; la razón es ciega para el 
valor. Encontramos este concepto en la obra frankleana35. 
 
34 FRANKL V., Lo que no está escrito en mis libros, San Pablo, Buenos Aires, 
1997, p. 51. 
35 Ver los capítulos II y III de FRANKL, V., La presencia…, op. cit. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
37 
Esta nueva noción de “valor”, que surgía del análisis fenomenológico 
de la experiencia moral de la persona hacía ver con claridad que el 
hombre encontraba frente a sí valores que motivaban la acción. 
Por otro lado, Scheler se opone a la pretensión nietzscheana de crear 
valores, puesto que los valores son siempre los mismos, no cambian, 
lo que cambia es nuestra percepción de ellos. Cada época, cada 
cultura, descubre distintos valores e ignora otros. Los valores como 
indica Frankl, son universales. 
En los valores, encuentra Scheler un fundamento objetivo, material y 
a priori de la ética: los valores no pueden ser confundidos ni con 
cosas ni con bienes, entendidos éstos como propiedades de las cosas. 
Las cosas son buenas en la medida que ellas realizan y cumplen en 
alguna medida un determinado valor o cualidad valiosa (aquí la 
diferencia con Kant). Los valores no son “valiosos” porque los 
deseamos o estimamos como tales, sino todo lo contrario: los 
estimamos y deseamos porque son de suyo, valiosos. El buen actuar 
(la moral) consistirá en la realización de los valores de acuerdo con su 
naturaleza, orden y jerarquía. 
De lo que se trata es de vivir en armonía. No hay que optar por unos 
valores y renunciar a otros. Para ello hay que vivir los valores 
inferiores de un modo tal que se encuentren ordenados a los 
superiores. De esta manera, cada vez que obremos bien en lo más 
simple y cotidiano estaremos alabando a Dios, ya que los valores 
religiosos se encuentran en la cúspide de la pirámide (El hombre en 
busca del sentido último). 
Dr. Roberto Almada 
38 
Scheler en su libro El puesto del hombre en el cosmos36, define su 
antropología filosófica. Es evidente que toda esta doctrina de los 
valores es incompatible con una teoría naturalista del hombre. La 
antropología scheleriana es decididamente personalista. 
Scheler se cuestiona sobre: ¿qué es el hombre? Y ¿cuál es su puesto 
en el ser? Ve la necesidad de una nueva antropología que examine la 
esencia del hombre, en su relación con el animal y con la planta. 
Menciona que la palabra hombre aparece con un doble sentido: 
primero, indica “los caracteres morfológicos distintos que posee el 
hombre como subgrupo de los vertebrados y de los mamíferos” y en 
segundo lugar, “un conjunto de cosas que se oponen al concepto de 
animal en general”. Frankl siempre nos recordará que la esencia del 
hombre va buscada en aquello que lo diferencia y no en aquello que 
lo acomuna con los animales. 
Se trata de averiguar qué es aquello que da un puesto singular al 
hombre, diversísimo e incomparable con el puesto que ocupan los 
demás seres vivos. Dicho de otra manera se trata de conocer que es 
lo que diferencia al hombre del resto de los animales, si es que hay 
algo, y qué grado de legitimidad tiene el conceder al hombre un 
puesto singular en el cosmos. 
Es así como Scheler recorrea la serie gradual de las fuerzas y 
facultades psíquicas, las que coinciden con el límite de la vida en 
general, línea fronteriza entre el sustrato material y el fenómeno de 
los “seres vivos”. 
 
36 SCHELER M., El puesto del hombre en el cosmos, Editorial Losada, Buenos 
Aires, 2003. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
39 
El grado ínfimo de lo Psíquico, es decir de lo que se presenta 
objetivamente como “ser vivo” y subjetivamente como “alma” es el 
impulso afectivo (la planta) sin conciencia, ni sensación, ni 
representación. Una mera “dirección hacia” y “desviación de”, son 
los dos únicos estados de este impulso. Pero este impulso afectivo no 
sólo pertenece a la planta, sino también a todo el restante mundo 
vivo superior. La segunda forma psíquica es el “instinto”. 
Scheler menciona que una conducta instintiva debe tener, en primer 
lugar, relación de sentido, es decir, debe tender a un fin 
relativamente conocido para el ser viviente como un todo. Una 
segunda características de la conducta instintiva consiste en que sólo 
responde a situaciones que se repiten de un modo típico y son 
significativas para la vida de la especie como tal, no para la 
experiencia particular del individuo. De esto se desprende que los 
instintos son innatos y hereditarios. 
Entonces se pregunta: ¿Acaso existe algo más que no sea una mera 
diferencia de grado entre el hombre y el animal? ¿Existe entonces 
una diferencia esencial? ¿O es que hay en el hombre algo totalmente 
distinto, superior a los grados esenciales tratados hasta aquí, algo 
que corresponda específicamente a él solo? 
Scheler afirma que la esencia del hombre y lo que se puede llamar su 
puesto particular, está muy por encima de la inteligencia. Es decir 
fuera de las esferas antes señaladas: impulso afectivo, instinto, 
memoria asociativa, inteligencia y elección; dominios más bien, de la 
biología y la psicología. Incluso este nuevo principio se encontraría 
fuera de todo lo que llamamos “vida”. Lo que hace de un hombre, un 
Dr. Roberto Almada 
40 
Hombre, “es un principio que se opone a toda la vida en general, 
incluso a la vida que habita en el hombre” concluye Scheler. 
Como ya hemos visto, los griegos llamaron a este principio “razón” 
(logos), pero Scheler prefiere usar un concepto más amplio no sólo 
referido a la razón y al pensar ideas; un concepto que comprenda 
también la intuición y una determinada clase de actos volitivos y 
emocionales tales como la bondad, el amor, el arrepentimiento, la 
veneración, el asombro, el deleite, la desesperación y el libre 
albedrío. Tal concepto será el de “espíritu” (nous). 
Pero ¿qué es este “espíritu” para Max Scheler? Si damos al espíritu 
una función particular, entonces la determinación básica de un ser 
espiritual consistiría en su “emancipación” existencial de todo lo 
orgánico, su “libertad”. Este ser espiritual ya no estaría atado a sus 
impulsos ni al mundo circundante, sino que estaríamos libres del 
mundo circunstante, abiertos al mundo. Y tenemos mundo porque 
somos capaces de objetivar este mundo (la función de “dar nombre” 
a las cosas). Este actuar del hombre tiene su base en lo que Scheler 
define como “recogimiento” cuyo fin es la “conciencia de sí”. El 
animal no tiene conciencia de sí. 
El hombre es, por tanto, el único que, en cuanto persona, puede 
elevarse por encima de sí mismo –como ser vivo– y convertirlo todo, 
incluso a sí mismo, en un objeto de conocimiento. Scheler habla de 
un hombre que puede liberarse, distanciarse del mundo a través de 
la objetivación realizada por el espíritu. El mundo se nos “contra-
pone” y nos pide hospitalidad. Es el estar abierto al mundo, es la 
libertad humana entendida en su más puro sentido, en su sentido 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
41 
filosófico: como “apertura”. Pero no como una apertura ingenua sino 
como deseo de constatar cual es el verdadero Ser de las cosas. 
Frankl recurrirá más de una vez a esta dinámica scheleriana usándola 
como fuerza terapéutica y llamándola con expresiones como la 
fuerza indómita del espíritu, antagonismo psico espiritual, etc... 
Pienso que también el concepto de auto-distanciamiento tenga un 
origen scheleriano. 
El Personalismo 
El personalismo no es sólo una crítica al positivismo sino que también 
es una reacción a dos modelos opuestos: el individualismo y el 
totalitarismo (representados por el capitalismo, el nazismo y el 
comunismo). El capitalismo por su parte, proclama la libertad del 
individuo y su derecho a la propiedad privada sin establecer 
mecanismos solidarios entre los sujetos, cada uno debía resolver sus 
problemas con sus propias fuerzas y recursos. 
Como respuesta al capitalismo, el marxismo, en cambio, ofrecía un 
enfrentamiento con el opresor a través de la lucha de clases para 
reapropiarse de los medios de producción que habían usurpado los 
explotadores. El hombre estaba subordinado a la humanidad total y a 
su historia. 
El siglo pasado también dio a luz un movimiento totalitario de 
nefastas consecuencias con una concepción de la persona muy 
particular: el nazismo. Propugnaba la supremacía de una raza sobre 
todas las demás y de ahí deduce su derecho a dominar sobre todos 
los pueblos. Para Frankl la causa del nazismo se encuentra en el 
desarrollo de algunas filosofías totalizantes. El idealismo hegeliano 
Dr. Roberto Almada 
42 
definía al hombre como un momento o una manifestación concreta 
que adopta el Espíritu absoluto que es lo que permanece y al cual 
todo, incluso la persona, debe ponerse a su servicio. 
El Personalismo no es una corriente de pensamiento unitaria y 
sistemática. Jacques Maritain decía que no hay una doctrina 
personalista, si no aspiraciones personalistas y una buena docena de 
doctrinas personalistas. Las doctrinas personalistas fueron perdiendo 
fuerza, quizás al mismo tiempo que morían los sistemas contra los 
cuales habían nacido y ya Ricoer en 1983, podía escribir: “muerto el 
personalismo, retorna la persona”. 
¿Cuál es entonces el centro de estas aspiraciones y la doctrina común 
a las diversas corrientes del personalismo? Volver a que la persona 
sea el centro. Es una corriente de pensamiento que tiene como 
centro a la persona. Considera al hombre como un ser subsistente y 
autónomo pero esencialmente social y comunitario, un ser libre pero 
no aislado, un ser trascendente con un valor en sí mismo que le 
impide convertirse en un mero objeto. Un ser moral, capaz de amar, 
de moverse en función de una actualización de sus potencias y 
finalmente de definirse a sí mismo, sin negar la naturaleza que lo 
determina. 
El personalismo en Frankl llega a su ápice con las 10 tesis sobre la 
persona. Retomemos sus tesis aunque si soy consciente que estamos 
repitiendo algunos conceptos37. En una conferencia en Salzburgo en 
1949, Viktor Frankl despliega sus ya clásicas 10 tesis sobre la 
 
37 Me gusta pensar que la Logoterapia se aprende no en forma lineal sino 
que espiralada. Volvemos a pasar por elementos conocidos pero vistos 
desde diferentes perspectivas. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
43 
persona38. Para la Logoterapia el hombre es una unidad, un todo 
psico-fisico-espiritual: un ser caracterizado por su singularidad 
individual, su totalidad , su irrepetibilidad u originalidad , su 
relacionalidad y su finitud . Pero la esencia de esta existencia se 
encuentra en su autotrascendencia : ser hombre quiere decir estar 
siempre volcado hacia algo o hacia alguien. En esta proyección pasa 
por encima de sí mismo y alcanza el mundo, un mundo denso de 
seres para encontrar y de significados para realizar. La existencia 
humana no es auténtica si no es vista en el sentido de la 
autotrascendencia. Este aspecto es el perno de los tres pilares de la 
visión antropológica frankleana: lalibertad de la voluntad , la 
voluntad de significado y el significado de la vida . 
El personalismo comunitario de Karol Wojtyla 
Personalmente creo que algunas intuiciones del filósofo personalista 
Karol Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II, podrían enriquecer 
a la Logoterapia llevándola al desarrollo de un sentido más pleno. Por 
circunstancias que no nos toca a nosotros dilucidar, en el 
personalismo frankleano el elemento comunitario no viene 
completamente desarrollado, si bien las premisas son claras para 
alcanzarlo e invitan y orientan la reflexión en ese sentido. 
Un estudio comparativo entre Frankl y Wojtyla no nos tendría que 
sorprender, el mismo Frankl sentía que su Logoterapia “agregaba” a 
las teorías ya existentes (por ejemplo, el inconsciente espiritual no 
sustituye el inconsciente freudiano) y propiciaba un continuo caminar 
de la Logoterapia hacia nuevos horizontes, sin cambiar obviamente el 
fundamento; con humildad decía “mientras no nos es accesible la 
 
38 FRANKL V., La voluntad de sentido, Herder, Barcelona, 1991, pp. 107-115. 
Dr. Roberto Almada 
44 
verdad absoluta, debemos conformarnos con las verdades relativas 
que se corrigen mutuamente”39. 
El personalismo de Wojtyla visto desde la doctrina social 
Wojtyla se refiere a menudo a aquello a lo que él llama “la verdad 
sobre el hombre”, y que responde a la concepción antropológica 
cristiana. Podríamos citar muchos escritos de Juan Pablo II, elegí para 
este capítulo exponer la antropología cristiana tomando como base 
la Carta Encíclica Centesimus annus40, por tratarse de un texto 
eminentemente social. Es necesario también recordar que la 
antropología cristiana pertenece en cierto sentido a la teología moral 
y, al mismo tiempo, necesita de la mediación racional de una 
antropología filosófica, que para el papa polaco, coincide con el 
personalismo. 
Juan Pablo II considera que lo que constituye la trama de toda la 
doctrina social de la Iglesia, es la correcta concepción de la persona 
humana y de su valor único, porque “el hombre... en la tierra es la 
sola criatura que Dios ha querido por sí misma. En él ha impreso su 
imagen y semejanza, confiriéndole una dignidad incomparable” (CA, 
n. 11). Entonces podemos decir que el punto fundamental de la 
antropología cristiana es el hecho de que el hombre es persona -es 
decir imago Dei-, y por esta razón goza de una altísima dignidad. 
De ahí que la encíclica afirme “con sencillez y energía que todo 
hombre -sean cuales sean sus convicciones personales- lleva dentro 
de sí la imagen de Dios y, por tanto, merece respeto” (Ibid, n. 22). La 
antropología cristiana, que reconoce en el hombre -en todo hombre- 
 
39 FRANKL V., Lo que no está escrito en mis libros, op. cit., p. 116. 
40 De aquí en mas abreviada: CA. 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
45 
una dignidad tan alta, tiene en cuenta una realidad de significado 
opuesto: frecuentemente el hombre traiciona esta dignidad con el 
pecado. “El hombre tiende hacia el bien, pero es también capaz del 
mal; puede trascender su interés inmediato y, sin embargo, 
permanecer vinculado a él” (Ibid, n. 25). 
Muchas veces han acusado a los logoterapeutas de demasiado 
optimistas, casi ingenuos, con respecto a las posibilidades de la 
persona humana. Por ello es valioso comprender la realidad de la 
persona humana desde este realismo que nos dice que si bien 
estamos llamados a encontrar sentido a nuestras vidas y esto es 
magnífico, también podemos boicotearlo. Y de allí el valor de las 
técnicas de confrontación en psicoterapia. 
Este realismo que no cierra los ojos frente al problema del mal, lleva 
también a la toma de conciencia que el hombre, a pesar de sus 
miserias y debilidades, es un ser llamado a una existencia plena. En 
otras palabras, esta llamada se traduce en una vocación. Usamos 
muy frecuentemente en Logoterapia el concepto del “apelar de la 
vida”. 
Crecer en la dignidad personal significa crecer en la “capacidad de 
responder a la propia vocación y, por tanto, a la llamada de Dios. El 
punto culminante del desarrollo conlleva al ejercicio del derecho-
deber de buscar a Dios, conocerlo y vivir según tal conocimiento” 
(CA, n. 29). Se vea el paralelo con el Sentido último de Frankl. Juan 
Pablo II insiste en una visión de la persona humana cuya estructura 
esencial es de apertura hacia Dios y hacia los demás. En la realización 
de la trascendencia metafísica de la persona -es decir, en el real 
trascenderse a sí mismo- se cumple la vocación del hombre: 
Dr. Roberto Almada 
46 
“el hombre, cuando no reconoce el valor y la grandeza de la persona en sí 
mismo y en el otro, se priva de hecho de la posibilidad de gozar de la propia 
humanidad y de establecer una relación de solidaridad y comunión con los 
demás hombres, para lo cual fue creado por Dios. En efecto, es mediante la 
propia donación libre como el hombre se realiza auténticamente a sí mismo, 
y esta donación es posible gracias a la esencial “capacidad de trascendencia” 
de la persona humana” (CA, n. 41). 
Aquí sorprendente la similitud en la definición de autrotrascendencia 
entre Wojtyla y Frankl que se encuentra hasta en la estructura 
sintáctica de la frase. Pero sigamos leyendo y encontraremos una 
diversidad enriquecedora. 
“El hombre no puede darse a un proyecto solamente humano de la realidad, 
a un ideal abstracto, ni a falsas utopías. En cuanto persona, puede darse a 
otra persona o a otras personas y, por último, a Dios, que es el autor de su 
ser y el único que puede acoger plenamente su donación. Se aliena el 
hombre que rechaza trascenderse a sí mismo y vivir la experiencia de la 
autodonación y de la formación de una auténtica comunidad humana, 
orientada a su destino último que es Dios” (CA, n. 41). 
Si el hombre es apertura hacia los otros y se realiza solo donándose, 
esta entrega ha de ser libre. En la libertad el hombre se realiza a sí 
mismo, y por eso la Iglesia 
“al ratificar constantemente la trascendente dignidad de la persona, utiliza 
como método propio el respeto de la libertad. La libertad, no obstante, es 
valorizada en pleno solamente por la aceptación de la verdad. En un mundo 
sin verdad la libertad pierde su consistencia y el hombre queda expuesto a la 
violencia de las pasiones y a condicionamientos patentes o encubiertos” (CA, 
n. 46). 
Quizás la relación libertad-verdad sea una de las claves para entender 
la gran diversidad que existe entre la ética social liberal y la ética 
 Fundamentos filosóficos de la Logoterapia 
47 
social cristiana. La encíclica Veritatis splendor, particularmente en el 
segundo capítulo, afronta el problema de la relación entre libertad y 
verdad. 
Para Wojtyla la participación y la solidaridad son las virtudes claves 
para la vida social. Participación es la acción que toda persona 
cumple en unión con otros semejantes, alcanzando objetivos que 
solo mediante la acción común son alcanzables. Es una visión 
comunitaria de los valores creativos frankleanos. La acción es 
personal y el resultado común. 
“Esto supone una antropología por la cual el hombre se realiza a través del 
otro hombre y no separándose de él y en la que, por lo tanto, la comunidad 
es una dimensión constitutiva de la autorrealización personal”41. 
Wojtyla utiliza un concepto marxista, el de alienación, para indicar la 
antítesis de la participación. Escribe en el 1976: 
“Como antítesis a la participación, la alienación contribuye o (según cuál sea 
el factor alienante) hace que surja la ocasión para que el hombre se le prive, 
en algún ámbito, de la posibilidad de realizarse en comunidad, tanto en lo 
social del <nosotros>, como en lo interpersonal del <yo-tu>. La alienación, en 
efecto, puede darse, y muchas veces se da en ambas dimensiones de la 
comunidad. Si se trata de la dimensión

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