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Etica En Los Negocios-páginas-13

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1� PRinciPios básicos
La globalización ha permitido que las naciones se especialicen en producir y exportar 
aquellos bienes y servicios que producen de manera más eficiente, y que compren los bie-
nes para los cuales no tienen tanta habilidad de producción. India se especializa en produc-
ción de software; Francia e Italia en el diseño de modas y zapatos; Alemania en producción 
química; Estados Unidos en computadoras y hardware; México en ensamble de televisio-
nes, y muchas regiones en desarrollo como América Central y el Sureste Asiático se han 
especializado en ropa, zapatos y otras operaciones de ensamble de baja capacitación. Esta 
especialización ha aumentado la productividad global del mundo, lo que a su vez significa 
que todas las naciones participantes están mejor que si cada nación tratara de producir 
todo por sí misma. Muchos estudios han mostrado que el crecimiento se correlaciona con 
la apertura a la globalización. Cuanto más dispuesta está una nación a disminuir sus ba-
rreras comerciales y a permitir el libre comercio con otras naciones, más alta es su tasa de 
crecimiento. Por otro lado, las naciones que cierran sus fronteras al comercio con otras 
naciones tienden a tener economías con crecimiento más lento.
Pero también se culpa a la globalización de infligir daños significativos en el mundo. 
Al tiempo que la globalización ha sido especialmente benéfica para los países desarrollados 
que tienen un alto volumen de productos que vender (como productos de alta tecnología), 
los críticos argumentan que se ha dejado atrás a muchos países pobres en África y la antes 
Unión Soviética porque sólo cuentan con bienes de bajo costo para comercializar. Más 
aún, el Banco Mundial reporta que al propagarse la globalización, la desigualdad ha au-
mentado tanto entre las naciones como dentro de ellas.
También se culpa a la globalización de dar a las multinacionales demasiada libertad. 
Las multinacionales ahora son libres de cambiar sus operaciones de un país a otro que 
ofrezca mano de obra de menor costo, menos restricciones legales o menores impuestos. 
Esta habilidad de cambiar operaciones de una nación a otra, aseguran los críticos, per-
mite a la multinacional poner a un país en contra de otro y evitar cualesquiera controles 
sociales que una nación trate de imponer sobre ella. Por ejemplo, si la multinacional no 
acepta las leyes ambientales o de mano de obra de un país, podría moverse o amenazar 
con moverse a un país que no tenga esas leyes. El resultado es una “competencia hacia el 
fondo”: un deterioro global de los estándares de mano de obra, ambientales y salariales. 
Los críticos afirman que las compañías que han establecido operaciones de ensamble en 
países en desarrollo, por ejemplo, han introducido condiciones de trabajo de esclavitud y 
salarios de explotación. Todavía más, conforme estas compañías cambian sus operaciones 
de manufactura a otros países en busca de mano de obra más barata y estándares menos rí-
gidos, cierran fábricas en sus países de origen, dejando a miles de trabajadores sin empleo. 
Por ejemplo, muchas multinacionales han sacado sus operaciones de Estados Unidos de-
bido a sus estrictas leyes ambientales, de mano de obra e impuestos, y las han establecido 
en China, donde los estándares ambientales son bajos, los derechos de los trabajadores 
no se cumplen y los impuestos son laxos. Entonces, la globalización pone de manifiesto 
cuestionamientos éticos importantes para las multinacionales: ¿Cuáles son sus obligacio-
nes con los trabajadores despedidos en su país de origen? ¿Tienen las multinacionales la 
obligación de intentar mejorar los estándares de mano de obra, ambiente y salario en los 
países donde se localizan? ¿Tienen alguna obligación de abstenerse de explotar a traba-
jadores en otros países o deben simplemente ver cómo bajan sus costos de mano de obra 
por cualquier medio?
Los críticos también aseguran que algunas veces las multinacionales transfieren tecno-
logías o productos a las naciones en desarrollo que no están listas para asimilarlos. Algunas 
corporaciones químicas, por ejemplo, han comercializado pesticidas tóxicos en países en 
desarrollo, donde los campesinos no conocen o no tienen la oportunidad de protegerse 
contra las lesiones que los químicos causarían en su salud. Las campañas publicitarias de 
ciertas compañías de alimentos han convencido a las nuevas madres en naciones pobres 
que deben gastar su escaso presupuesto de comida en fórmula en polvo para bebés. Pero 
en los países en desarrollo en donde se carece de suministro de agua con los requisitos sa-
nitarios, las nuevas madres se ven forzadas a mezclar la fórmula con agua no saludable que 
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 ética y negocios 1�
ocasiona diarreas y la muerte de sus recién nacidos. Otros publicistas han sido acusados de 
hacer fuertes campañas para la venta de cigarros en países en desarrollo cuyas poblaciones 
no tienen un buen entendimiento del costo a largo plazo en la salud que representa fumar. 
¿Tienen las multinacionales alguna obligación de estar seguras de que los usuarios de sus 
tecnologías en otros países se puedan proteger contra los riesgos que significan ésta y otras 
tecnologías?
Por último, como la multinacional opera en naciones que tienen diferentes culturas 
y estándares, los críticos afirman que en ocasiones se involucran secretamente en prácti-
cas que violan las normas y los estándares que debemos respetar. La compañía petrolera 
estadounidense Unocal, por ejemplo, ha sido acusada de buscar el apoyo de las fuerzas 
militares de Burma que, por lo general, usan trabajo forzado o esclavitud para limpiar ca-
rreteras y construir edificios para Unocal. La compañía alemana Lahmeyer International, 
la compañía candiense Acres, y la francesa Schneider Electric se dejaron convencer de dar 
sobornos a funcionarios del gobierno en Sudáfrica, donde, de hecho, los sobornos son 
comunes. Monsanto, una compañía estadounidense, Unilever, una compañía inglesa-ale-
mana, y Syngenta, una compañía suiza, todas han sido acusadas de seguir la práctica local 
común de usar trabajo infantil para procesar semillas de algodón en India, pagando salarios 
menores, exponiéndolos a pesticidas y manteniéndolos fuera de la escuela. ¿Cómo deben 
comportarse las multinacionales cuando operan en otras culturas? ¿Deben sólo aceptar las 
normas de cualquier país en que se encuentren? ¿Existen estándares morales universales 
que todas las multinacionales deben seguir sin importar dónde operen, tal como los dere-
chos humanos universales?
Este último aspecto ético —el problema de manejar diferentes estándares morales en 
otras partes del mundo— es especialmente difícil para compañías que operan en un mundo 
globalizado. Es un problema que merece un análisis especial.
Ética en los negocios 
y diferencias culturales
Cuando se enfrenta el hecho de que diferentes culturas tienen estándares morales diferen-
tes, los administradores de algunas multinacionales han adoptado la teoría del relativismo 
ético. El relativismo ético es la teoría de que debido a que diferentes sociedades tienen 
diferentes creencias éticas, no existe una manera racional de determinar si una acción es 
moralmente correcta o incorrecta. En otras palabras: el relativismo ético establece que 
no existen estándares éticos que sean absolutamente verdaderos y que deban aplicarse a 
las compañías y a las personas de todas las sociedades. En su lugar, el relativismo sostiene 
que algo es correcto para las personas y las compañías en una sociedad específica si está 
de acuerdo con sus estándares morales y es incorrecto si los viola. Las personas de ciertas 
sociedades árabes, por ejemplo, sostienen que el soborno en los negocios es moralmente 
aceptable, aunque los estadounidenses piensan que es inmoral. El relativismo ético con-
cluirá que, aunque está mal para una multinacional estadounidense sobornar en Estados 
Unidos, no es incorrecto para los árabes o sus compañías hacerlo en supropia sociedad. 
Entonces, la compañía o la persona de negocios multinacionales que opera en varios paí-
ses y que encuentra sociedades con muchos estándares morales diferentes es aconsejada 
de la siguiente manera: en el razonamiento moral propio, uno debe siempre seguir los 
estándares morales que prevalecen en la sociedad en la que uno se encuentra. Después 
de todo, como los estándares morales difieren y no hay otro criterio de lo correcto y lo 
incorrecto, lo mejor que podría hacer una compañía es seguir el viejo refrán: “a la tierra 
que fueres haz lo que vieres”. Sin embargo, ¿el relativismo ético es razonable como para 
seguirlo?
Es claro que existen numerosas prácticas que se juzgan inmorales en algunas socieda-
des y que en otras se ven como moralmente aceptables, incluyendo poligamia, aborto, in-
fanticidio, esclavitud, homosexualidad, discriminación racial y sexual, genocidio, parricidio 
y tortura de animales. Pero los críticos del relativismo ético señalan que no se deduce que 
relativismo ético Una 
teoría que dice que no 
existen estándares éticos 
que sean absolutamente 
válidos y que se apliquen o 
deban aplicarse a las com-
pañías y personas de todas 
las sociedades.
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