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Etica En Los Negocios-páginas-18

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Oficinas generales de WorldCom en Ashburn, Virginia, en 2002.
Manifestantes afuera de Federal Hall, en el distrito financiero 
de Nueva York, protestan contra un posible arreglo entre 
WorldCom y los reguladores de valores en junio de 2003.
de Worldcom y les informó lo que estaba pasando. El 
25 de junio, los directores de Worldcom anunciaron 
que la compañía había inflado sus ganancias en más 
de 3,800 millones de dólares —cantidad que después 
se elevó a 9 mil millones—, en el fraude contable más 
grande de la historia. sullivan y Myers fueron arresta-
dos; los accionistas de Worldcom perdieron 3 mil mi-
llones; 17,000 empleados de Worldcom perdieron sus 
trabajos, y Arthur Andersen fue clausurado por destruir 
evidencias de otros fraudes en otras empresas. Actual-
mente, muchos administradores y empleados de Worl-
dcom no le hablan y ella a veces llora. cooper dice: 
“Hay un precio que pagar. [Pero] todo se reduce a los 
valores y la ética que aprendes... El miedo de perder 
mi trabajo era secundario respecto a la obligación que 
sentía”.
Denunciante de WorldCom
A
L
 
M
A
R
G
E
N
en marzo de 2002, cuando Worldcom luchaba por 
coordinar e integrar la compleja maraña creada 
por las 65 compañías que había adquirido, el 
altamente respetado director financiero de Worldcom, 
scott sullivan, transfirió 400 millones de dólares de 
una cuenta de reserva y los registró como “ingresos” 
en los informes financieros públicos (de accionistas) de 
la compañía. Habiéndolo detectado, cynthia cooper, la 
perfeccionista jefa del departamento de auditoría in-
terna, comenzó a examinar los libros de la compañía 
por la noche, en secreto. Pronto descubrió que scott 
sullivan (nombrado “mejor director financiero” por 
CFO Magazine en 1998) y David Myers, el contralor de 
Worldcom, por años habían reportado miles de millo-
nes de dólares como “gastos de capital”, cuando en 
realidad eran costos de operación, ignoraban las cuen-
tas por cobrar no cobrables, reportaban como “ingre-
sos” lo que en realidad eran fondos de reserva, y hacían 
todo esto con la ayuda de Arthur Andersen, la empresa 
de auditoría y contabilidad que prestaba sus servicios 
a la compañía. Aunque fue amenazada por un enojado 
sullivan y corría el riesgo de perder su trabajo, el 20 de 
junio de 2002, una aprehensiva cooper, con valentía, se 
reunió con el comité de auditores del consejo directivo 
�.	 ¿Qué nos enseña la experiencia de World-
com acerca de las acciones corporativas in-
correctas?
2.	 ¿Qué nos enseña la experiencia de cynthia 
cooper sobre la valentía?
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30 PRinciPios básicos
Sin embargo, la teoría de Kohlberg ha sido sujeta a numerosas críticas.30 Primero, 
se criticó a Kohlberg por asegurar que las etapas más altas son moralmente preferibles a 
las primeras. Esta crítica sin duda es correcta. Aunque los niveles altos de Kohlberg in-
corporan perspectivas más amplias y justificaciones considerablemente aceptadas, no es 
concluyente que estas perspectivas sean moralmente mejores que las de niveles más bajos. 
Establecer que las etapas altas son moralmente mejores requiere más argumentos de los 
que proporciona Kohlberg. En capítulos posteriores, se verán los tipos de razones que po-
drían darse para el punto de vista de que las perspectivas y justificaciones de los principios 
morales característicos de las últimas etapas de Kohlberg son moralmente preferibles a los 
de las primeras etapas.
Una segunda crítica significativa para Kohlberg surge del trabajo de Carol Gilligan, 
una psicóloga. Ella sugiere que, aunque la teoría de Kohlberg identifica correctamente las 
etapas por las que pasa el hombre al desarrollarse, no identifica el patrón de desarrollo de 
la mujer.31 Debido a que la mayoría de los sujetos de Kohlberg eran hombres, Gilligan 
argumenta que su teoría no toma en cuenta los patrones del pensamiento moral de la 
mujer.
Existen, dice Gilligan, dos maneras diferentes de enfocar los aspectos morales. Pri-
mero, se tiene el enfoque del “hombre” que enfatiza la teoría de Kohlberg. Según Gilli-
gan, los hombres tienden a manejar los aspectos morales en términos de reglas morales 
impersonales, imparciales y abstractas, exactamente el tipo de enfoque ejemplificado por 
los principios de justicia y derechos que Kohlberg dice son característicos del pensamiento 
posconvencional. No obstante, asegura Gilligan, existe un segundo enfoque de “mujer” 
de los aspectos morales que Kohlberg no reconoce. Las mujeres, dice Gilligan, tienden a 
verse a sí mismas como parte de una “red” de relaciones de familiares y amigos; cuando 
las mujeres encuentran aspectos morales, se preocupan por sostener sus relaciones, evi-
tando herir a los otros en ellas y cuidando el bienestar. Para las mujeres, la moralidad es 
principalmente un asunto de “cuidado” y “responsabilidad” para con otros, con quienes 
mantienen relaciones personales, y no un asunto de adherencia a reglas imparciales e 
impersonales. Además de definir este nuevo enfoque “femenino”, Gilligan asegura que 
la mujer que sigue este enfoque de la moralidad sigue etapas un poco diferentes cuando 
madura y desarrolla sus puntos de vista. El desarrollo moral de la mujer está marcado por 
el progreso hacia formas más adecuadas del cuidado y la responsabilidad de sí misma y de 
otros. En su teoría, el primer nivel, el preconvencional, del desarrollo moral de la mujer 
está marcado por el cuidado de sí misma. Las mujeres se mueven a un segundo nivel, el 
convencional, cuando internalizan normas convencionales acerca del cuidado de otros y, 
al hacerlo, llegan a descuidarse a sí mismas. Sin embargo, cuando las mujeres avanzan al 
nivel más maduro o posconvencional, se vuelven críticas de las normas convencionales 
que antes aceptaban, y llegan a lograr un equilibrio entre cuidar de otros y cuidar de sí 
mismas.
¿Está Gilligan en lo correcto? Aunque la investigación adicional ha demostrado que el 
desarrollo moral de hombres y mujeres no difiere de la manera que sugirió Gilligan origi-
nalmente, esa misma investigación confirma que su argumento identificó una perspectiva 
hacia los aspectos morales que difiere del enfoque de Kohlberg.32 Los aspectos morales se 
pueden manejar desde una perspectiva de imparcialidad impersonal o desde la perspectiva 
del cuidado por las personas y las relaciones, y ambos enfoques son distintos. Sin embargo, 
tanto las mujeres como los hombres en ocasiones ven la cuestión moral desde una perspec-
tiva u otra.33 Aunque la investigación sobre la perspectiva que describe Gilligan todavía es 
incipiente, es claro que se trata de una perspectiva moral importante que tanto hombres 
como mujeres deben tomar en cuenta. En el siguiente capítulo, se estudiará cuidadosa-
mente esta nueva e interesante perspectiva y se evaluará su relevancia para la ética en los 
negocios.
Para los propósitos de este libro, lo importante en este punto es notar que tanto Ko-
hlberg como Gilligan están de acuerdo en que existen etapas de crecimiento en nuestro 
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