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Etica En Los Negocios-páginas-23

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ética y negocios 3�
estudios han observado el desempeño en el mercado de valores de las empresas social-
mente responsables y han concluido que las compañías éticas proporcionan rendimientos 
más altos que las otras.51 Juntos, estos estudios sugieren que, por mucho, la ética no es-
torba a las ganancias y parece contribuir a ellas.
¿Existen otras razones para que la ética deba introducirse a los negocios? Considere 
el argumento basado en el dilema del prisionero.52 El dilema del prisionero es una situa-
ción en la que dos partes deben elegir entre dos opciones: cooperar con la otra parte o no 
cooperar.53 Si ambas partes cooperan, las dos obtienen algunos beneficios. Si optan por no 
cooperar, ninguna se beneficia. Si una coopera y la otra no, la que coopera sufre pérdidas 
y la que no coopera obtiene ciertos beneficios.54 La historia que da nombre al dilema del 
prisionero es una buena ilustración de esta disyuntiva. Dos hombres arrestados por robar 
una tienda acuerdan en secreto que ninguno de los dos confesará que cometió el crimen. 
El comisionado de policía separa a los dos hombres y dice a cada prisionero lo mismo. Si 
ninguno admite que los dos robaron la tienda, se quedarán un año en la cárcel. Si los dos 
confiesan que robaron la tienda, cada uno estará dos años en prisión. Si uno calla y el otro 
confiesa, el que calla tendrá tres años de cárcel y el otro saldrá libre. Las opciones se resu-
men en la figura 1.2.
Desde el punto de vista conjunto de las partes que intervienen, el mejor resultado 
del dilema del prisionero es cooperar en su acuerdo. Con la cooperación mutua ambos 
tendrán lo mejor (sólo un año de cárcel), a diferencia de que ninguno coopere (dos años 
de cárcel). Sin embargo, si las partes que enfrentan el dilema son racionales y buscan el 
interés personal, será inevitable que elijan no cooperar. Una parte interesada en sí misma 
razonará de la siguiente forma: “La otra parte tiene sólo dos opciones, cooperar o no 
cooperar. Supongo que elige cooperar. Entonces yo saldré ganando si no coopero. Su-
pongo que elige no cooperar. De nuevo es claro que es mejor para mí no cooperar. En-
tonces, en cualquier caso, es mejor para mí no cooperar”. Como ambas partes razonarán 
de esta manera, ambos acabarán por no cooperar (y los dos estarán dos años en la cárcel). 
En resumen, cuando dos personas deben elegir entre cooperar o no dentro de las reglas 
de un acuerdo, y cuando cada una tiene más que ganar al no cooperar, el razonamiento 
de interés personal sugiere que no deben cooperar y no deben respetar las reglas o los 
acuerdos.
dilema del prisione-
ro Una situación en la 
que dos partes deben 
elegir entre cooperar o 
no, y donde ambos ganan 
cuando ambos cooperan; 
si sólo coopera una parte, 
la otra gana más, mientras 
que si ambas partes no co-
operan, ambas pierden.
Figura	�.2
Prisionero B
coopera con
prisionero A
Prisionero B
no coopera con
prisionero A
Prisionero A
no coopera con
prisionero B
Prisionero A
coopera con
prisionero B
A obtiene 1 año
B obtiene 1 año
A obtiene 3 años
B sale libre
A sale libre
B obtiene 3 años
A obtiene 2 años
B obtiene 2 años
Vela�squez 01.indd 39 24/5/06 08:38:14
�0 PRinciPios básicos
Si usted se toma un momento para pensar en esto, es claro que encontramos el dilema 
del prisionero en todos los ámbitos de nuestra vida. De hecho, siempre que hay acuerdos 
o expectativas mutuas, competencias o juegos, reglas o normas, existe un dilema del pri-
sionero. Nuestras vidas están llenas de situaciones en las que podemos cooperar con otros 
y en su lugar tratamos de obtener una ventaja sobre la otra parte, rompiendo el acuerdo o 
la regla. En esos casos, el razonamiento y el interés personal parecen decir que podemos 
obtener una ventaja al no cooperar y que, en consecuencia, es mejor no hacerlo.
Gran parte de la ética, por supuesto, consiste en reglas que cada uno de nosotros 
debe seguir o no, y de esta manera la ética también crea un dilema del prisionero. Si 
todos cooperan al cumplir las reglas éticas —no robar, no mentir, no lesionar, cumplir 
las promesas, no hacer trampa— todos estaremos mejor. Muchas veces, debido a que 
una persona puede obtener ventajas sobre otros quebrantando las reglas de ética (como 
robando o haciendo trampa), parece que es más racional no cooperar que hacerlo. En-
tonces, el dilema del prisionero parece demostrar que el razonamiento de la persona 
egoísta debe ser no ético en los negocios, cuando hay algo que ganar a través del com-
portamiento no ético.
Sin embargo, esta conclusión se basa en una suposición falsa. Hasta ahora, se ha su-
puesto que las situaciones del dilema del prisionero son interacciones aisladas entre perso-
nas que no vuelven a tener contacto. En la vida real, los individuos tienen que tratar unos 
con otros en repetidas situaciones de este tipo y tienen relaciones duraderas. Cuando las 
personas tienen que hacer tratos en varias situaciones del dilema del prisionero y un indivi-
duo se aprovecha del otro, la víctima puede desquitarse haciendo lo mismo en la siguiente 
interacción.55 Esta amenaza de un futuro desquite hace más racional la idea de que las 
partes cooperen en una serie de intercambios, en lugar de intentar obtener ventajas uno de 
otro. A través de la cooperación las partes obtendrán las ventajas conferidas por las acti-
vidades con beneficios mutuos, mientras que no cooperar llevará a una serie de conflictos 
costosos. La lección más importante del dilema del prisionero es, entonces, que cuando la 
gente convive entre sí repetidamente, de manera que más adelante una de las partes pueda 
tomar represalias contra la otra parte o recompensarla, la cooperación es más recomenda-
ble que siempre intentar sacar ventaja de los demás. 
El análisis de la ética del dilema del prisionero tiene implicaciones significativas para la 
ética en los negocios. Las interacciones de negocios con empleados, clientes, proveedores 
y acreedores son repetitivas y duraderas. Si un negocio se aprovecha de ellos mediante un 
comportamiento no ético, es probable que más adelante encuentren la manera de desqui-
tarse cuando se vuelvan a encontrar. El desquite puede tomar una forma sencilla, como re-
husarse a comprarle, rehusarse a trabajar para él o a hacer negocios con una parte no ética. 
O puede ser más complejo, como sabotaje, convencer a otros para que boicoteen a la parte 
no ética o vengarse causando otros tipos de costos para el negocio. Un negocio algunas, o 
muchas, veces puede conseguir sus propósitos con un comportamiento no ético. Pero a la 
larga, si se repiten las interacciones y el desquite es una amenaza real, ese comportamiento 
tiende a imponer costos sobre el negocio, mientras que el comportamiento ético puede 
establecer interacciones ventajosas mutuas con partes cooperativas.
El argumento del dilema del prisionero implica, entonces que, a largo plazo y en su 
mayoría, es mejor actuar con ética en los negocios que no hacerlo. Aunque no ser ético 
con otra parte en los negocios puede ser beneficioso algunas veces, a la larga el comporta-
miento no ético en los negocios tiende a ser una proposición para perder, porque a largo 
plazo deteriora las relaciones cooperativas con clientes, empleados y miembros de la comu-
nidad de los que, en última instancia, depende el éxito del negocio.
Debe observarse que el argumento del dilema del prisionero es criticado porque su-
pone que las personas son individuos aislados motivados sólo por el interés personal.56 
Esta crítica es correcta, pero pierde de vista la idea central del argumento que trata de 
demostrar que aun cuando las personas estuvieran motivadas de manera individualista, sólo por 
el interés personal, todavía tendrían una buena razón para ser éticos en los negocios. En la 
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