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2 Letreros clásicos de un camino Principios éticos en los negocios ¿Cuál es la pregunta central planteada por el enfoque utilitario para la evaluación de la moral? ¿Cómo se aplica a los negocios el concepto “correcto”? ¿Qué es la “justicia”? ¿Cuál es el concepto clave que fundamenta la “ética del cuidado”? ¿Es posible integrar los diferentes enfoques de la evaluación de la moral? ¿Qué papel tiene la personalidad en la moralidad? ¿Cuáles son los retos especiales al aplicar la ética en los negocios en un contexto internacional? 57 Vela�squez 02.indd 57 24/5/06 08:39:44 58 PrinciPios básicos Eran mediados del siglo pasado, 1948, cuando el Partido Nacional de Sólo Blancos ob- tuvo por primera vez el control del gobierno de Sudáfrica y aprobó la primera legislación del apartheid. Estas leyes establecían la supremacía de los blancos, que constituían el 20% de la población, sobre los negros, que formaban el otro 80%. El sistema del apartheid pri- vaba al total de la población negra de todo derecho político: no podían votar, ni ocupar un puesto político ni sindicalizarse, y no tenían derecho a la libertad de reunión. Los negros debían vivir en áreas segregadas racialmente, recibían salarios discriminatorios, no podían casarse con blancos, ni ser jefes de ellos, debían asistir a escuelas separadas e inferiores, debían usar baños separados, entradas diferentes, debían comer en restaurantes diferentes y se les prohibía socializar con blancos. Al pasar los años, conforme los negros hacían repetidas manifestaciones contra un régimen cada vez más cruel, el gobierno blanco de Sudáfrica respondía con una fuerte represión, matanzas y arrestos. El gobierno blanco mató a cientos de jóvenes activistas negros y encarceló a miles de ellos. Nelson Mandela, el carismático y valiente hijo de un jefe tribal negro, estaba entre los encarcelados. Los partidos políticos de la oposición negra eran ilegales y sus líderes también eran encarce- lados. Las políticas del cruel gobierno del apartheid se mantuvieron hasta principios de la década de 1990. Durante la década de 1980, en la cúspide del régimen del apartheid, Caltex, una com- pañía petrolera estadounidense, operaba varias refinerías en Sudáfrica. De propiedad con- junta entre Texaco y Standard Oil, Caltex había ampliado varias veces sus operaciones de refinería, dando al gobierno de Sudáfrica mayor acceso al petróleo que tanto necesitaba. La economía de Sudáfrica dependía del petróleo para el 25% de sus necesidades energéticas y las leyes de Sudáfrica requerían que las refinerías separaran parte del petróleo para el gobierno. Además, los rígidos impuestos corporativos aseguraban que un alto porcentaje de los ingresos anuales de Caltex quedara en el gobierno. Muchos accionistas de Texaco y Standard Oil se opusieron con fuerza a que Caltex continuara sus operaciones de refinería en Sudáfrica. En 1983, 1984 y 1985, se intro- dujeron resoluciones que requerían que Caltex rompiera relaciones con el gobierno de Sudáfrica o bien que saliera de Sudáfrica por completo.1 Un líder de los accionistas disi- dentes había declarado por qué Caltex y otras compañías estadounidenses debían salir de Sudáfrica: Los no blancos en Sudáfrica son personas sin derechos en la tierra donde nacie- ron. [El negro de Sudáfrica] no tiene derechos en las “áreas blancas”. No puede votar ni poseer tierras y ni tener a su familia con él a menos que tenga permiso del gobierno. [...] Los dos partidos políticos más importantes están vedados y cientos de personas son detenidas por ofensas políticas, [...] las huelgas de sudafricanos y los acuerdos colectivos significativos se declaran ilegales. [...] Al invertir en Su- dáfrica, las compañías norteamericanas dan fuerza, de manera inevitable, al status quo de la supremacía blanca. [...] Rentar una computadora, establecer una nueva planta, vender suministros a los militares, en todo hay implicaciones políticas. [...] Entre la comunidad blanca del país la meta dominante de la política es mantener el control blanco. En las palabras del primer ministro John Vorster, “Estamos construyendo una nación únicamente de blancos”.2 La administración de Caltex, sin embargo, no sentía que debía dejar de vender pro- ductos de petróleo al gobierno de Sudáfrica ni que debía salir de ahí. La compañía reco- noció que sus operaciones proporcionaban recursos estratégicos al gobierno racista. Pero de todas formas, la compañía aseguró que sus operaciones, en última instancia, ayudaban a los negros de Sudáfrica, en particular a los propios trabajadores negros de la compañía con quienes tenía responsabilidades especiales. En una de las primeras declaraciones que se oponía a una de las muchas resoluciones que los accionistas una y otra vez tomaron durante esos años, los administradores de Caltex pusieron en claro su posición: I N T R O D U C C I Ó N Vela�squez 02.indd 58 24/5/06 08:39:44 PrinciPios éticos en los negocios 59 Texaco piensa que la continuación de las operaciones de Caltex en Sudáfrica cum- ple con los mejores intereses de todas las razas de Sudáfrica. [...] En la opinión de la administración, si Caltex se saliera de Sudáfrica en un intento por lograr cambios políticos en ese país, como lo proponen los directores, [...] ese retiro pondría en peligro prospectos para el futuro de todos los empleados de Caltex en Sudáfrica, sin importar su raza. Estamos convencidos de que la dislocación y las tribulaciones caerían más que nada en las comunidades no blancas. A este respecto, y contrario a las implicaciones de la declaración de los accionistas, las políticas de empleo de Caltex incluyen el mismo salario por el mismo trabajo y el mismo nivel de beneficios para todos los empleados al igual que un programa continuo y exitoso para promover a los empleados a puestos de responsabilidad con base en su habilidad, y no en su raza.3 Los administradores de Caltex argumentaban que las corporaciones extranjeras en Sudá- frica habían ayudado a elevar el ingreso de los negros en más del 150% durante la década de 1970. Más aún, las corporaciones estadounidenses afirmaban que con sus propias po- líticas internas de “a igual trabajo igual salario” habían ayudado a disminuir significativa- mente la brecha entre los ingresos de blancos y negros. Entre quienes apoyaban con vigor las resoluciones que pedían que las compañías es- tadounidenses salieran de Sudáfrica estaba Desmond Tutu, un honesto obispo anglicano que ganó el premio Nobel de la Paz en 1984. Descrito como un hombre de fe, modesto y alegre, con una gran pasión por la justicia, Tutu abogaba por una oposición no violenta al apartheid y dirigía muchas protestas, marchas y boicots contra el régimen racista. Aunque su vida estaba en constante peligro, con valor, Tutu hizo un llamado a las compañías mul- tinacionales para ejercer presión económica sobre el gobierno blanco de Sudáfrica amena- zando con salir y no regresar hasta que el régimen apartheid terminara. Decir que las com- pañías estadounidenses debían quedarse en Sudáfrica porque pagaban salarios más altos y proporcionaban otros beneficios económicos, dijo Tutu, era “intentar pulir mis cadenas y hacerlas cómodas. Yo quiero cortar mis cadenas y arrojarlas muy lejos”. El debate sobre si Caltex debía continuar operando en Sudáfrica era un debate moral. No se trataba de lo que requería la ley de Sudáfrica, los requerimientos de la ley estaban claros. Más bien, el debate se centraba en si estas leyes eran moralmente ade- cuadas y si las compañías debían operar en una nación cuyo gobierno las apoyaba. Los argumentos de ambos lados apelaban a consideraciones morales. Reclamaban, de hecho, cuatro tipos básicos de estándares morales: utilitarismo, derechos, justicia y cuidado. Además, en varios puntos el debate se refería al carácter moral de las personas implicadas en esta situación. Quienes alegaban que Caltex debía dejar Sudáfrica, por ejemplo, decían que la com- pañía estaba apoyandode manera activa políticas que eran injustas porque colocaban sobre los negros toda la carga que los blancos no querían soportar. También argüían que estas políticas violaban los derechos civiles y políticos de los negros. Estos argumentos apelaban a dos tipos de principios morales. Los juicios sobre justicia se basan en principios morales que identifican maneras justas de distribuir los beneficios y las responsabilidades entre los miembros de una sociedad. Los juicios sobre violaciones de los derechos de las personas se basan en principios morales que indican las áreas en las que el derecho a la libertad y el bienestar deben respetarse. Los argumentos de los administradores de Caltex también apelaban a consideracio- nes morales. Ellos afirmaban que si la compañía se quedaba en Sudáfrica, el bienestar de negros y blancos mejoraría, pero si la compañía se iba, los negros sufrirían mucho. Estos argumentos eran un llamado implícito a lo que se conoce como estándar utilitario de moralidad, es decir, un principio moral que asegura que algo está bien en el grado en que disminuye los costos sociales y aumenta los beneficios. Los administradores de Cal- tex también afirmaban que ellos tenían un cuidado especial de sus trabajadores negros y Vela�squez 02.indd 59 24/5/06 08:39:45
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