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Etica En Los Negocios-páginas-46

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90	 PrinciPios	básicos
el mismo derecho a los bienes de una sociedad.72 Según el igualitarismo, esto implica que 
los bienes deben asignarse a las personas en partes iguales.
La igualdad se ha propuesto como un principio de justicia no sólo por sociedades ente-
ras sino también dentro de grupos más pequeños y organizaciones. Dentro de una familia, 
por ejemplo, con frecuencia se supone que los niños deben, en el curso de sus vidas, recibir 
partes iguales de los bienes que los padres les procuran. En algunas compañías y en algunos 
grupos de trabajo, en particular cuando el grupo tiene un fuerte sentimiento de solidaridad 
y trabaja en tareas que requieren cooperación, los trabajadores piensan que todos deben 
recibir la misma compensación por el trabajo que hacen. Es interesante que cuando los tra-
bajadores de un grupo reciben la misma compensación, tienden a cooperar más entre sí y a 
sentir mayor solidaridad entre ellos.73 También es de interés que los trabajadores en países 
como Japón, que se distingue por tener una cultura más colectivista, prefieren el principio 
de igualdad más que los trabajadores en países como Estados Unidos, que se destaca por 
tener una cultura más individualista.74
Por supuesto, la igualdad es para muchos un ideal social atractivo, y la desigualdad un 
defecto. “Todos lo hombres fueron creados iguales”, dice la Declaración de Independencia 
de Estados Unidos, y el ideal de igualdad fue la fuerza que impulsó la emancipación de los 
esclavos; la prohibición del servilismo obligado por contrato, la eliminación de los requeri-
mientos de raza, sexo y propiedad para votar y tener un puesto político, y la institución de 
la educación pública gratuita. Los estadounidenses se enorgullecen de la falta de concien-
cia de clases en sus relaciones sociales.
A pesar de su popularidad, los puntos de vista igualitarios han estado sujetos a fuertes 
críticas. Una línea de ataque se centra en la afirmación igualitaria de que todos los seres hu-
manos son iguales en algún aspecto fundamental.75 Los críticos aseguran que no existe una 
cualidad que posean todos los seres humanos precisamente en el mismo grado. Los seres 
humanos difieren en sus habilidades, inteligencia, virtudes, necesidades, deseos y todas 
las demás características físicas y mentales. Si esto es así, entonces, los seres humanos son 
diferentes en todos los aspectos.
Un segundo conjunto de críticas argumenta que el igualitarismo ignora algunas carac-
terísticas que deben tomarse en cuenta al distribuir los bienes tanto en la sociedad como 
en grupos más pequeños: necesidad, habilidad y esfuerzo.76 Si se da a todos exactamente lo 
mismo, dicen lo críticos, entonces la persona enferma recibirá sólo tanto como la persona 
sana, aunque la persona enferma necesite más. Si todos reciben justo lo mismo, la persona 
discapacitada tendrá que hacer tanto como las personas capacitadas, aunque el discapaci-
tado tenga menos habilidades. Si todos reciben exactamente lo mismo, entonces los indivi-
duos no tendrán incentivos para hacer un esfuerzo mayor en su trabajo. Como resultado, la 
productividad y la eficiencia de la sociedad declinaría.77 Debido a que la fórmula igualitaria 
ignora todos estos hechos, y como está claro que deben tomarse en cuenta, alegan los crí-
ticos, el igualitarismo debe estar equivocado.
Algunos defensores del igualitarismo han intentado fortalecer su posición con la dis-
tinción de dos tipos de igualdad: política y económica.78 La igualdad política se refiere 
a una participación igual en, e igual tratamiento de, los medios para controlar y dirigir el 
sistema político. Esto incluye derechos iguales para participar en el proceso legislativo, 
libertades civiles iguales y derechos iguales al proceso debido. La igualdad económica se 
refiere a la igualdad de ingreso y riqueza y la igualdad de oportunidad. Las críticas contra 
la igualdad, según algunos igualitarios, sólo se aplican a la igualdad económica y no a la 
igualdad política. Aunque todos estarán de acuerdo en que las diferencias de necesidad, 
habilidad y esfuerzo justifican algunas desigualdades en la distribución del ingreso y la 
riqueza, también todos estarán de acuerdo en que los derechos y las libertades políticas no 
deben distribuirse en forma desigual. Así, la posición igualitaria es correcta respecto a la 
igualdad política incluso si está equivocada en cuanto a la igualdad económica.
Otros partidarios del igualitarismo han asegurado que incluso la igualdad económica 
es defendible si se limita de manera adecuada. Argumentan que toda persona tiene derecho 
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a un estándar de vida mínimo y que el ingreso y la riqueza deben distribuirse por igual 
hasta que ese estándar se logre para todos.79 El excedente económico después de que todos 
logran el estándar de vida mínimo se podrá distribuir entonces con diferencias según las 
necesidades, el esfuerzo, etcétera. Una dificultad importante que debe enfrentar este tipo 
de igualitarismo económico limitado es especificar qué significa estándar de vida mínimo. 
Las diferentes sociedades y culturas tienen puntos de vista distintos sobre qué constituye el 
mínimo necesario para vivir. Una economía relativamente primitiva colocará el mínimo en 
un punto más bajo que una relativamente abundante. De cualquier forma, la mayoría de la 
gente estará de acuerdo en que la justicia requiere que las sociedades acaudaladas satisfagan 
al menos las necesidades básicas de sus miembros y no los dejen morir de hambre, frío o 
calor, o enfermedades.
Justicia basada en la contribución: 
Justicia capitalista
Algunos autores argumentan que los beneficios de una sociedad deben distribuirse en pro-
porción con lo que cada individuo contribuye a esa sociedad o grupo. Cuanto más con-
tribuya una persona a la reserva de bienes económicos de una sociedad, tanto más podrá 
tomar de la reserva; si un individuo contribuye menos, podrá retirar menos de la reserva. 
Cuanto más contribuya un trabajador a un proyecto, más deberá pagarse a ese trabajador. 
De acuerdo con esta perspectiva capitalista, cuando las personas participan en los inter-
cambios económicos entre ellas, lo que una persona obtiene del intercambio debe ser al 
menos igual en valor a lo que contribuyó. La justicia requiere, entonces, que los beneficios 
que recibe una persona sean proporcionales al valor de su contribución. De modo más 
sencillo:
Los beneficios deben distribuirse de acuerdo con el valor de la contribución que 
hace un individuo a una sociedad, una tarea, un grupo o un intercambio.
El principio de contribución es quizás el principio de la equidad más usado para es-
tablecer salarios y sueldos en las compañías estadounidenses. En los grupos de trabajo, en 
especial cuando las relaciones entre sus miembros son impersonales y el producto de cada 
trabajador es independiente de los esfuerzos de otros, los trabajadores tienden a sentir que 
deben pagarles en proporción al trabajo con el que contribuyen.80 El personal de ventas 
que viaja, por ejemplo, o los trabajadores en máquinas de coser independientes que elabo-
ran prendas individuales o hacen otros trabajos por pieza sienten que deben pagarles en 
proporción a la cantidad de bienes que cada uno hizo o vendió. Es interesante que cuando 
se paga a los trabajadores de acuerdo con el principio de contribución, tiende a promover 
entre ellos la no cooperación e incluso una atmósfera competitiva en la que no compartir 
recursos o información y donde surgen diferencias de estatus.81 Los trabajadores en los 
países que se caracterizan por tener una cultura más individualista, como Estados Unidos, 
prefieren el principio de contribución más que los trabajadores en países que tienen cultu-
ras más colectivistas, como Japón.82
La pregunta principalque surge con el principio de contribución de la justicia distri-
butiva es cómo debe medirse el “valor de la contribución” de cada individuo. Una tradición 
antigua sostiene que las contribuciones deben medirse en términos de esfuerzo en el trabajo. 
Cuanto más esfuerzo haga una persona en su trabajo, mayor será la participación de los 
beneficios a los cuales tienen derecho. Cuanto más duro se trabaje, más será lo que se 
merece. Ésta es la suposición de la ética puritana, que sostiene que los individuos tienen 
una obligación religiosa de trabajar duro en su vocación (la carrera que Dios asigna a cada 
individuo) y que Dios recompensa justamente el trabajo duro con riqueza y éxito, al tiempo 
que con justicia Él también castiga la flojera con pobreza y fracaso.83 En Estados Unidos, 
ética puritana Punto	
de	vista	de	que	todo	
individuo	tiene	una	obliga-
ción	religiosa	de	trabajar	
duro	en	su	vocación	(la	
carrera	que	Dios	asigna	a	
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