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104 PrinciPios básicos sorprende robando cosas de la compañía. ¿Debe ella delatar a su amiga, como lo requiere la política de la compañía, o debe no reportarla para proteger su amistad? Segundo, suponga que una administradora supervisa a varias personas, una de las cuales es una amiga cercana. Suponga que ella debe recomendar a uno de estos subordinados para una promoción a un puesto en particular deseable. ¿Debe recomendar a su amiga sólo por ser su amiga o debe ser imparcial y seguir la política de la compañía recomendando al subordinado más cali- ficado, aun cuando esto signifique dejar a su amiga sin promoción? Es claro que en cada caso, la justicia requiere que la administradora favorezca a su amiga. Las demandas de una ética del cuidado parecen requerir que la administradora favorezca a su amiga por el bien de la amistad. ¿Cómo deben resolverse los conflictos de este tipo? Primero observe que no existe una regla fija capaz de resolver todos estos conflictos. Uno podría imaginar situaciones en las cuales las obligaciones de justicia de la administra- dora hacia la compañía serían claramente más fuertes que las obligaciones que tiene con su amiga. (Imagine que su amiga robó varios millones de dólares y se preparaba para robar otros más). Uno también podría imaginar situaciones en las que las obligaciones con su amiga son más importantes que las obligaciones con la compañía. (Imagine, por ejemplo, que lo que robaba su amiga era insignificante, que ella necesitaba con desesperación lo que robó y que la reacción de la compañía será imponer un castigo excesivamente duro para su amiga). Aunque no hay una regla fija para resolver todos los conflictos entre las demandas del cuidado y los requerimientos de la justicia, de todas maneras algunas guías ayudarán para encontrar una solución. Considere que cuando contrataron a la administradora, volun- tariamente aceptó la gerencia junto con las obligaciones y los privilegios que definen su puesto. Entre las obligaciones prometió llevar a cabo su deber de proteger los recursos de la compañía y acatar las políticas de la misma. Por lo tanto, la administradora traiciona su relación con las personas a quienes hizo estas promesas si ahora muestra favoritismos hacia su amiga en violación de las políticas de la empresa que voluntariamente aceptó apoyar. Entonces, las obligaciones institucionales que aceptamos y a las que nos comprometemos de manera voluntaria requerirán que seamos imparciales hacia nuestros amigos y que pon- gamos más atención a las demandas de la justicia imparcial que a las demandas de la ética del cuidado. ¿Qué ocurre con las situaciones en las que existe un conflicto entre nuestras obligaciones institucionales y las demandas de una relación que está por encima de esas obligaciones institucionales? Entonces, la moralidad parece requerir que renunciemos al papel institucional que voluntariamente aceptamos. Así, la administradora que se siente obligada a favorecer a su amiga y que no puede ser imparcial como acordó por voluntad propia cuando aceptó el cargo debe renunciar a él. De otra manera, la administradora es- tará, de hecho, viviendo una mentira: si conserva su trabajo mientras favorece a su amiga, su implicación sería que cumple con su acuerdo voluntario de imparcialidad cuando en realidad es parcial hacia su amistad. Se observó que el enfoque de la ética del cuidado fue desarrollado principalmente por los éticos feministas. El enfoque del cuidado, de hecho, se originó según afirma la psicó- loga Carol Gilligan de que las mujeres y los hombres manejan los aspectos morales desde dos perspectivas diferentes: los hombres abordan los aspectos morales desde un punto de vista individualista sobre los derechos y la justicia, mientras que las mujeres enfocan los aspectos morales desde una perspectiva no individualista sobre relaciones y cuidado. Sin embargo, la investigación empírica ha mostrado que esta afirmación en su mayor parte está equivocada, aunque existen algunas diferencias evidentes en la manera en que los hombres y las mujeres responden a los dilemas morales.121 Casi todos los estudiosos de la ética han abandonado la perspectiva de que una ética del cuidado es sólo para las mujeres y han ar- gumentado, en lugar de esto, que igual que las mujeres deben reconocer las demandas de la justicia y la imparcialidad, también los hombres deben reconocer las demandas del cuidado y la parcialidad.122 El cuidado no es una tarea de las mujeres, sin un imperativo moral para ambos, hombres y mujeres. Vela�squez 02.indd 104 24/5/06 08:40:07 PrinciPios éticos en los negocios 105 Objeciones al cuidado El enfoque del cuidado a la ética se ha criticado por varias razones. Primero, se asegura que una ética del cuidado podría degenerar en favoritismos injustos.123 Actuar de la forma par- cial, por ejemplo, hacia los miembros del grupo étnico propio, una red sexista de ex alum- nos, los miembros de la propia raza o nación, puede en todos los casos ser injusto. No obs- tante, quienes proponen una ética del cuidado responderán que aunque las demandas de la parcialidad estén en conflicto con otras demandas de moralidad, esto es cierto para todos los enfoques de la ética. La moralidad consiste en un amplio espectro de consideraciones morales que podrían estar en conflicto entre sí. Tal vez las consideraciones utilitarias estén en conflicto con consideraciones de la justicia, y éstas con consideraciones de derechos morales. De la misma manera, es posible que las demandas de parcialidad y cuidado tam- bién estén en conflicto con las demandas de utilidad, justicia y derechos. Lo que requiere la moralidad no es que se eliminen todos los conflictos morales, sino que aprendamos a ponderar las consideraciones morales y a equilibrar sus diferentes demandas en situaciones específicas. Entonces, el hecho de que el cuidado, algunas veces, esté en conflicto con la justicia no hace a la ética del cuidado menos adecuada que otros enfoques de la ética, sim- plemente señala la necesidad de ponderar y equilibrar la importancia relativa del cuidado contra la justicia en situaciones específicas. Una segunda crítica importante de una ética del cuidado es que sus demandas podrían conducir a un “desgaste”. Al demandar que las personas tengan cuidado de hijos, padres, hermanos, esposas, amantes, amigos y otros miembros de la comunidad, la ética del cui- dado parece demandar que las personas sacrifiquen sus propias necesidades y deseos para cuidar del bienestar de otros. Sin embargo, quienes proponen el cuidado responderían que un punto de vista adecuado equilibra el cuidado por quien lo provee con el cuidado por otros.124 La ventaja de una ética del cuidado es que nos fuerza a centrarnos en el valor moral de ser parciales hacia esas personas concretas con quienes tenemos relaciones especia- les y valiosas, y la importancia moral de responderles como individuos en particular con características que requieren una respuesta para ellos que no se extiende a otros. En este respecto, una ética del cuidado proporciona un correctivo importante para los otros enfoques de la ética que se han examinado, los cuales resaltan la imparcialidad y la universalidad. Una ética del cuidado, con su punto central en la parcialidad y la particu- laridad, es un recordatorio importante de un aspecto de la moralidad que es imposible de ignorar. 2.5 Integración de utilidad, derechos, justicia y cuidado Las últimas tres secciones han descrito los cuatro tipos principales de estándares morales que hoy son la base de casi todos nuestros juicios morales y que nos fuerzan a incluir con- sideraciones de distintos tipos en nuestro razonamiento moral. Los estándares utilitarios deben usarse cuando no se tienen recursos para lograr los objetivos de todos, por lo que estamos forzados a considerar los beneficios y los costos sociales netos consecuentes a las acciones (o políticas o instituciones) mediante los cuales se logran estosobjetivos. Cuando se emplean estas consideraciones utilitarias, la persona debe incluir en el razonamiento moral mediciones, estimaciones y comparaciones de los costos y los beneficios relevantes. Esas mediciones, estimaciones y comparaciones constituyen la información en la que se basa el juicio del utilitarismo moral. Nuestros juicios morales también se basan parcialmente en los estándares que espe- cifican cómo deben tratarse y respetarse los individuos. Estos tipos de estándares deben Repaso breve 2.11 Objeciones al enfoque de la ética del cuidado • Cargo: La ética del cui- dado podría degenerar en favoritismo • Respuesta: Las deman- das morales en conflicto son una característica inherente de las opciones morales • Cargo: La ética del cui- dado podría conducir al desgaste • Respuesta: La compren- sión adecuada de la ética del cuidado se refiere a la necesidad de cuidar de quien proporciona el cuidado Vela�squez 02.indd 105 24/5/06 08:40:07
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