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Etica En Los Negocios-páginas-76

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154 El mERcAdo y los nEgocios
ingreso del 10% inferior, mientras que en Suecia la razón es de 7 veces, en Alemania es 7 
veces y en Japón es 10 veces. Aunque la desigualdad en Estados Unidos es relativamente 
alta, la productividad, hasta hace poco, tenía una declinación comparativa. En términos 
del pib per cápita, Japón, Suecia, Suiza, Dinamarca, Noruega y Alemania han rebasado 
periódicamente a Estados Unidos. Aunque el desempleo con frecuencia ha sido más alto 
en este último país que en esas otras naciones, la inflación promedio también ha sido más 
alta. En la actualidad, por supuesto, el desempeño de Estados Unidos es superior al de casi 
todas las demás naciones.
Aunque estas breves comparaciones no cuentan la historia completa, al menos indican 
que una economía mixta tiene ciertas ventajas. Más aún, si comparamos el desempeño de la 
economía de Estados Unidos en distintos periodos de su historia, se obtiene la misma con-
clusión. Antes de la introducción de las regulaciones del gobierno y de los programas de 
asistencia social, la tasa más alta de crecimiento per cápita del pib que experimentó el país 
durante una década fue del 22% en el periodo comprendido entre 1900 y 1910. Durante 
la década de los 40, cuando la economía de Estados Unidos se manejó como una economía 
de guerra, la tasa de crecimiento per cápita del pib llegó al 36% (la más alta de la historia); 
durante los 60, cuando Estados Unidos puso en marcha sus programas de asistencia social 
más importantes, la tasa de crecimiento fue del 30%. De nuevo, estas comparaciones no 
cuentan la historia completa, pero hacen una sugerencia firme de que la economía mixta 
no es del todo mala.
La conveniencia de las políticas de una economía mixta también sigue sujeta a los 
mismos debates concentrados alrededor de los conceptos de mercado libre, propiedad pri-
vada e intervención del gobierno. Desde la década de 1980, estos debates han tendido a 
centrarse en la “crisis de productividad” que Estados Unidos todavía tiene que vencer al 
competir con otras naciones en los mercados globales.82 Entre 1948 y 1968, la producción 
por trabajador por hora aumentó a una tasa anual del 3.2%; luego, entre 1968 y 1973, la 
tasa anual de incremento bajó al 1.9%; y de 1970 a principios de los 90, tuvo un prome-
dio cercano al 0.5%.83 Así, el crecimiento de la productividad en Estados Unidos siguió 
rezagado hasta mediados de los 90, cuando de nuevo mejoró. Algunos culpan de la crisis 
de productividad a las intervenciones excesivas del gobierno en los mercados. Según estos 
críticos, la legislación ambiental y las leyes de salud de los trabajadores fuerzan a las com-
pañías a hacer inversiones fuertes en equipo de control de la contaminación no productivo 
y en programas de seguridad para el trabajador, y con ello desvían el capital que debe-
ría emplearse para actualizar o reemplazar plantas y máquinas ineficientes. Otros afirman 
que gran parte del problema reside en las estrategias a corto plazo de los administradores 
de negocios renuentes a invertir en programas riesgosos de investigación y desarrollo, así 
como en equipo nuevo, por temor a reducir sus ganancias en el corto plazo; además, estos 
administradores se han interesado más en ampliar sus compañías con fusiones y adquisicio-
nes que no generan valor nuevo.84
Sistemas de propiedad y nuevas tecnologías
Los debates también versan sobre el equilibrio adecuado entre los sistemas de propiedad 
que resaltan las nociones de Locke de la propiedad privada individual y los conceptos so-
cialistas que enfatizan la propiedad colectiva de los recursos. Este debate nunca ha sido más 
agudo que en el campo de las nuevas formas de propiedad intelectual que la tecnología 
moderna —como la informática y la ingeniería genética— ha creado. La propiedad inte-
lectual se ejerce sobre un objeto abstracto no físico, como un programa de software, una 
canción, una idea, un invento, una receta, un imagen o sonido digital, un código gené-
tico o cualquier otro tipo de información. A diferencia de lo que sucede con los objetos 
físicos, la propiedad intelectual no es exclusiva. Esto es, en contraste con lo que pasa con 
los objetos físicos, el uso que hace una persona de una propiedad intelectual no excluye 
propiedad intelectual  
la propiedad consiste en 
un objeto abstracto y no 
físico.
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 eL sistema de negocios: gobierno, mercados y comercio internacionaL 155
el uso simultáneo por parte de otras personas de esa misma propiedad. Un objeto físico, 
como una casa, una pizza, un auto o un metro cuadrado de tierra, sólo lo puede utilizar una 
persona o unas cuantas al mismo tiempo, y lo que una de ellas usa o consume del objeto, no 
lo podrá utilizar ni consumir otra. Por el contrario, en el caso de la propiedad intelectual, 
como una canción, una idea o alguna información, varios individuos tienen la posibilidad 
de copiar, usar o consumir esa creación al mismo tiempo. Si usted diseña un programa o 
una imagen digital y los guarda en su computadora, otros podrán venir y hacer millones de 
copias de ese programa o imagen, que operan y se ven exactamente igual que su original. 
Millones de personas podrán usar y disfrutar esos millones de copias exactas sin limitar la 
habilidad del inventor de usar o disfrutar su original.
¿Qué tipo de sistemas de propiedad deberían adoptar las sociedades para determinar 
los derechos de propiedad sobre las creaciones intelectuales? Por un lado están quienes 
toman el punto de vista de Locke o la visión utilitaria de que la propiedad intelectual 
debe tratarse como propiedad privada. Argumentan que si una persona desarrolla un pro-
grama de software o compone una canción, entonces debe considerarse como la propiedad 
privada de esa persona por el simple hecho de que es un producto de su trabajo mental. 
Entonces si alguien trata de usar o copiar ese programa o canción sin permiso del autor, 
debe verse como una violación a los derechos de propiedad de éste. Los utilitarios tam-
bién defienden la propiedad intelectual, pero por otras razones; afirman que la propiedad 
privada sobre una creación intelectual constituye un incentivo necesario para que las per-
sonas trabajen con ahínco en la generación de nuevas obras intelectuales. Requiere mucho 
trabajo que una compañía como Microsoft cree un programa de procesamiento de texto 
o que un músico componga una pieza musical original. Las compañías y los individuos no 
harían el esfuerzo ni la inversión que se requiere si no obtuvieran ganancias a partir de sus 
obras mediante los derechos de propiedad, que les otorgan el derecho exclusivo de copiar 
sus creaciones y que previenen que otros lo hagan sin su permiso. Sin esos derechos de 
propiedad privada, las creaciones intelectuales dejarían de existir.
En el otro lado de este debate están quienes toman una posición marxista o socialista 
que apoya la propiedad colectiva o común de las creaciones intelectuales. Al igual que 
Marx, muchos críticos modernos de la propiedad privada de las creaciones intelectuales 
aseguran que la creatividad no requiere los incentivos financieros de un sistema de pro-
piedad privada. Antes del periodo moderno de la historia, se consideraba que las histo-
rias, los poemas, las canciones y la información que la gente comunicaba se convertían 
en propiedad común que cualquiera tenía derecho a utilizar o reproducir. A pesar de la 
falta de una recompensa financiera, estos artistas, escritores y pensadores continuaron con 
su trabajo. Incluso hoy muchas personas desarrollan software o componen música y los 
ponen a la libre disposición de otros —en Internet bajo el lema “¡la información quiere 
ser libre!”— a pesar de no recibir incentivos financieros por su creatividad. De hecho, 
existe un importante grupo de desarrolladores de software que promueven el “software de 
código abierto”, como el sistema operativo Linux, que es software que cualquiera puede 
copiar, usar o cambiar con toda libertad. Otrosargumentan que el bien común de la so-
ciedad se sirve mejor si las creaciones intelectuales se manejan como propiedad pública 
o comunal con disponibilidad libre para que otros las usen para desarrollar nuevos pro-
ductos intelectuales o con la finalidad de generar beneficios para la sociedad. Los nuevos 
descubrimientos científicos o los nuevos desarrollos de ingeniería no deben atesorarse 
o esconderse bajo el disfraz de propiedad privada, sino que deben estar disponibles para 
beneficiar a la sociedad. Ésta es la posición de muchos países en desarrollo, donde la 
propiedad intelectual se concibe como propiedad común. El ético Paul Steidlmeir, por 
ejemplo, escribe que los “países en desarrollo defienden que los reclamos individuales 
sobre la propiedad intelectual están subordinados a afirmaciones más fundamentales del 
bien social [... y] que mientras las personas tengan derecho al fruto de su trabajo, tienen 
una obligación de compensar a la sociedad que posibilita esa fertilidad del trabajo”.85 No 
es de sorprender que la “piratería” de software prevalezca en muchos países en desarrollo 
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