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la ética y El Entorno natural 227 empresas. Por ejemplo, las actividades de los fabricantes de sombreros de felpa de castor en Europa durante el siglo xviii llevaron al exterminio de los castores en Estados Unidos, lo que a la vez provocó que se secaran innumerables terrenos pantanosos que habían creado las presas de los castores.87 A menos que los negocios reconozcan las interrelaciones e in- terdependencias de los sistemas ecológicos en los que operan y a menos que aseguren que sus actividades no lesionarán seriamente estos sistemas, no hay esperanza de poder manejar el problema de la contaminación. El hecho de que somos sólo una parte de un sistema ecológico más grande ha llevado a muchos escritores a insistir en que debemos reconocer nuestro deber moral de proteger el bienestar no sólo de los seres humanos sino de otras partes no humanas de este sistema.88 Esta insistencia sobre lo que algunas veces se llama ética ecológica o ecología profunda no se basa en la idea de que el entorno debe protegerse por el bien de los seres humanos. Más bien, la ética ecológica se basa en la idea de que las partes no humanas del entorno mere- cen ser preservadas por su propio bien, sin importar si esto beneficia a los seres humanos. Varios defensores de este enfoque han formulado sus puntos de vista en una plataforma que consiste en las siguientes afirmaciones: 1. El bienestar y florecimiento de la vida humana y no humana en la Tierra tie- nen valor por sí mismos. [...] Estos valores son independientes de la utilidad del mundo no humano para los propósitos humanos. 2. La riqueza y diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos valores y también son valores en sí mismos. 3. Los humanos no tienen derecho a reducir esta riqueza y diversidad excepto para satisfacer necesidades vitales. 4. El florecimiento de la vida y de las culturas humanas es compatible con un decrecimiento sustancial de la población humana. El florecimiento de la vida no humana requiere ese decrecimiento. 5. La interferencia humana actual con el mundo no humano es excesiva y esta situación empeora con rapidez. 6. Por lo tanto, las políticas deben cambiar. Los cambios en las políticas afectan las estructuras económica, tecnológica e ideológica básicas. El estado resul- tante será profundamente diferente del actual. 7. El cambio ideológico consiste principalmente en apreciar la calidad de vida [...] en lugar de aferrarse a un estándar de vida cada vez más alto. 8. Quienes se adhieren a los puntos anteriores tienen una obligación directa o indirecta de participar en el intento de implementar los cambios necesa- rios.89 Una ética ecológica es entonces una ética que afirma que el bienestar de al menos algo de lo no humano tiene valor intrínseco y que, en virtud de este valor intrínseco, los hu- manos tenemos la obligación de respetarlo y preservarlo. Estas afirmaciones éticas tienen implicaciones significativas para las actividades de negocios que afectan el ambiente. En junio de 1990, por ejemplo, los ambientalistas solicitaron con éxito al Servicio de Peces y Vida Silvestre de Estados Unidos que prohibieran a la industria maderera que cortaran los bosques de árboles viejos potencialmente lucrativos del norte de California para salvar el hábitat de las lechuzas pintas, una especie en peligro.90 Se estima que este movimiento costó a la industria maderera millones de dólares, la pérdida de hasta 36,000 empleos y causó que subieran los precios al consumidor de productos de madera finos como muebles e instrumentos musicales. Los miembros de la Sea Shepherd Conservation Society han saboteado plantas de procesamiento de ballenas, han hundido varios barcos y de varias maneras han provocado gastos a la industria ballenera.91 Los miembros de Earth First! han colocado clavos en árboles seleccionados al azar en las áreas forestales programadas para ética ecológica El punto de vista de que las partes no humanas del entrono merecen ser preservadas por su propio bien, sin importar si esto beneficia a los seres humanos. Vela�squez 05.indd 227 24/5/06 08:44:38 228 Los nEgocios y sus inTERcAmbios ExTERnos: EcoLogíA y consumidoREs talar con la finalidad de destruir las sierras mecánicas. Quienes apoyan el punto de vista de que los animales tienen valor intrínseco también han ocasionado gastos sustanciales a ganaderos, mataderos, granjas, compañías de pieles y corporaciones farmacéuticas y de cosméticos que usan animales en las pruebas de químicos. Existen diversas posturas de ética ecológica, algunas más radicales y con mayor alcance que otras. Quizá la versión más generalizada asegura que, además de los seres humanos, otras especies animales tienen valor intrínseco y merecen nuestro respeto y protección. Algunos utilitarios afirman, por ejemplo, que el dolor es un mal ya sea que se provoque en un ser humano o en los miembros de otras especies animales. El dolor de un animal debe considerarse igual que un dolor humano comparable y es una forma de prejuicio de especie (afín con el racismo o el sexismo contra los miembros de otra raza o sexo) pensar que la obligación de evitar el dolor a miembros de otras especies es diferente a la obligación de evitar un dolor comparable en miembros de nuestra propia especie.92 Algunos no utilitarios han llegado a conclusiones similares por una ruta diferente. Aseguran que la vida de todo animal “tiene valor en sí” aparte de los intereses de los seres humanos. En virtud del valor intrínseco de esta vida, cada animal tiene ciertos derechos morales, en particular el derecho a ser tratado con respeto.93 Los humanos tienen la obli- gación de respetar este derecho, aunque en algunos casos un derecho humano podría so- brepasar el derecho del animal. Ambos argumentos, el utilitario y el de derechos, que apoyan las obligaciones huma- nas hacia los animales implican que es incorrecto criar animales para alimento en circuns- tancias de hacinamiento y dolor como las que prevalecen en las empresas ganaderas que crían vacas, cerdos y pollos. También implican que es incorrecto usar animales en procedi- mientos de pruebas dolorosas que aplican ciertas empresas (como las pruebas de toxicidad de cosméticos).94 Versiones más amplias de la ética ecológica extienden nuestras obligaciones más allá del mundo animal para incluir a las plantas. Así, algunos éticos han asegurado que es arbi- trario y hedonístico confinar nuestras obligaciones a criaturas capaces de sentir dolor. En su lugar, consideran que deberíamos reconocer que todos los seres vivos incluyendo las plantas tienen “interés en permanecer vivos” y que, en consecuencia, merecen considera- ción moral por su propio bien.95 Otros autores aseguran que no sólo los seres vivos sino también cualquier especie natural —un lago, un río, una montaña e incluso una “comu- nidad biótica”— tiene derecho a conservar su “integridad, estabilidad y belleza”.96 Si son correctos, estos puntos de vista tienen implicaciones importantes para los negocios que trabajan en operaciones de minería o de la industria maderera. Algunas versiones de la ética ecológica dejan de hablar de deberes y obligaciones y apremian un enfoque hacia la naturaleza que se relaciona más con las nociones de virtud y carácter. Una versión temprana de este enfoque fue publicada por Albert Schweitzer, quien al viajar por un río en África escribió: “En el momento de la puesta de Sol nos movíamos entre una manada de hipopótamos, ahí cruzó por mi mente, sin preverla ni buscarla, la frase, ‘Reverencia por la vida’”.97 Como después aclaró, una persona que tiene reverencia por la vida ve la vida misma, y todas sus formas, con un valor inherente, un valor que ins- pira una falta de voluntad para destruirla y un deseo de preservarla. El hombre que se ha convertido en un ser pensante siente la compulsión de otor- gar a toda voluntad de vivir la misma reverencia por la vida que da a la suya. Ex- perimenta que otra vida es la suya propia.Acepta que ser bueno consiste en pre- servar la vida, promoverla y elevarla al valor más alto que es capaz de desarrollar; y considera que ser malo es destruir la vida, dañarla y reprimir la vida que es capaz de desarrollarse. Éste es el principio fundamental y absoluto de la moral.98 Más recientemente, el filósofo Paul Taylor promovió un enfoque similar al escribir: “Los rasgos del carácter son moralmente buenos en virtud de su expresión o personifica- ción de cierta actitud moral fundamental, que yo llamo respeto por la naturaleza”.99 Este Vela�squez 05.indd 228 24/5/06 08:44:38
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