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Etica En Los Negocios-páginas-143

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La ética de la 
discriminación 
en el trabajo
¿Qué distinciones podrían hacer las 
compañías, de manera razonable, 
entre los solicitantes de un empleo sin 
cometer discriminación?
¿Qué tan amplia es la discriminación 
en el trabajo?
¿Por qué es incorrecto discriminar?
¿Qué es acción afirmativa y por qué es 
tan controversial?
La diversidad entre los ejecutivos de negocios 
ha aumentado debido a los crecientes esfuerzos 
de muchas compañías por establecer una fuerza 
de trabajo más diversa.
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304 Los nEgocios y sus REPREsEnTAcionEs inTERnAs
Cuando se negó la entrada a Bárbara Grutter, una mujer blanca, a la Escuela de Leyes de 
la Universidad de Michigan, ella demandó a la universidad y a Lee Bollinger, presidente 
de la universidad en ese momento (Grutter vs. Bollinger). Muchas compañías tomaron nota. 
Grutter reclamaba que el programa de acción afirmativa de la universidad había dado 
preferencia, injustamente, a estudiantes de minorías con “méritos similares” a los suyos. 
Su caso fue escuchado en el invierno de 2001 por la Corte de Distrito de Estados Unidos 
para el Distrito Este de Michigan. El 27 de marzo de 2001, la Corte estuvo de acuerdo 
con Bárbara Grutter y dictaminó que la Universidad de Michigan estaba implicada en 
una forma de discriminación racial al mostrar preferencia por estudiantes miembros de 
minorías violando así el derecho de Grutter a un tratamiento igual. La universidad de 
Michigan apeló la determinación de la Corte de Distrito en la Corte de Apelaciones del 
Sexto Circuito. Con una decisión dividida, el 14 de mayo de 2002, los jueces cambiaron 
el veredicto de la Corte de Distrito. La Corte de Apelaciones sostenía que el programa 
preferencial de la Universidad de Michigan era justo y constitucional en la medida en que 
buscaba “diversidad”; es decir, una población de estudiantes poseedora de una variedad de 
edades, etnias, géneros, razas, talentos, experiencias y otras cualidades humanas significa-
tivas. Bárbara Grutter no estaba satisfecha con esta decisión y llevó su caso a la corte más 
alta, la Suprema Corte. Ésta, en otro caso (Gratz vs. Bollinger) había dictaminado que un 
plan de acción afirmativa usado por la Universidad de Michigan en los programas de licen-
ciatura era anticonstitucional porque no estaba “diseñado con detalle” y daba demasiada 
importancia a la raza. ¿Rechazaría la Corte también el programa de acción afirmativa en 
la Escuela de Leyes? El 23 de junio de 2003, la Suprema Corte llegó a una decisión: es justo 
y constitucional, sostuvo, que una universidad muestre preferencia por las minorías en la 
admisión, si su objetivo es lograr la “diversidad” de manera que esté “diseñada con detalle” 
para lograrlo, y el programa de la Escuela de Leyes de la Universidad de Michigan cumplía 
con este criterio.
La diversidad del cuerpo de estudiantes es un interés apremiante del Estado que 
justifica el uso de la raza en la admisión a la universidad... Importantes nego-
cios estadounidenses hacen evidente que las habilidades necesarias en el creciente 
mercado global actual se desarrollan sólo mediante la exposición a una amplia 
variedad de personas, culturas, ideas y puntos de vista... Más aún, puesto que las 
universidades y, en particular, las escuelas de leyes, representan la base de capaci-
tación para un gran número de naciones líderes, la trayectoria hacia el liderazgo 
debe ser visiblemente abierta a individuos calificados y con talento de todas las 
razas y etnias. Así, la Escuela de Leyes tiene un gran interés en lograr un cuerpo 
de estudiantes diverso. El programa de admisión a la Escuela de Leyes apoya los 
estándares de un plan diseñado con detalle... Las universidades no pueden esta-
blecer cuotas para los miembros de ciertos grupos étnicos o raciales o colocarlos 
en un grupo de admisión separado... El programa de admisión de la Escuela de 
Leyes [sin embargo]... es lo suficientemente flexible para asegurar que cada can-
didato se evalúa como un individuo y no de manera que la raza o la etnia sean las 
características definitivas de la solicitud.1
Antes, más de cinco docenas de corporaciones estadounidenses importantes apremia-
ron a las cortes a proteger la meta de la Universidad de Michigan de lograr la diversidad 
mediante su programa de acción afirmativa. En un resumen “amistoso”, las compañías, que 
incluían a 3M, Intel, Microsoft, Hewlett-Packard, Nike, Coca-Cola, Shell, Ernst & Young, 
Kellogg, Procter & Gamble, General Motors y otras 50, argumentaron:
En la experiencia de [estas compañías], es más probable que los individuos que 
han recibido educación en un medio diverso tengan éxito, porque hacen con-
tribuciones valiosas a la fuerza de trabajo de distintas maneras importantes y 
concretas. Primero, un grupo diverso de individuos educados en un entorno 
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intercultural tiene la habilidad de proporcionar enfoques únicos y creativos a la 
solución de los problemas que surgen de la integración de perspectivas diferentes. 
Segundo, tales individuos desarrollan mejor productos y servicios que atraen a 
una variedad de consumidores y comercializan la oferta de maneras más atrayen-
tes. Tercero, un grupo diverso de administradores con experiencia intercultural 
es más capaz para trabajar con socios, empleados y clientes en Estados Unidos y 
el mundo entero. Cuarto, es probable los individuos educados en un entorno di-
verso contribuyan con un ambiente de trabajo positivo, disminuyendo incidentes 
de discriminación y estereotipos. En resumen, un entorno educativo que asegura 
la participación de personas, puntos de vista e ideas diversos ayudará a producir la 
fuerza de trabajo más talentosa.2
Si bien muchos jueces de la Suprema Corte están de acuerdo con estas compañías y sus 
afirmaciones sobre la importancia de la diversidad, su decisión no es unánime. Igual que 
los jueces que antes discreparon en el caso Grutter, los jueces en la Suprema Corte estaban 
divididos acerca de la justicia de los programas de acción afirmativa y de la legitimidad de 
buscar la diversidad. Aunque cinco jueces, de los nueve de la Suprema Corte, sostenían que 
la acción afirmativa era justa y no una forma anticonstitucional de “discriminación”, cuatro 
de ellos, incluyendo a Clarence Thomas, un hombre negro, hacían una fuerte crítica de esa 
opinión. Thomas aseguró que mostrar preferencia por las minorías era una “discrimina-
ción racial” dañina:
Pienso que detrás de la decisión de la Corte hoy están las nociones oscuras de que 
alguien tiene la posibilidad de decir cuándo la discriminación racial beneficia (más 
que dañar) a los grupos minoritarios y cuándo la discriminación racial se considera 
necesaria para remediar enfermedades sociales y generales. [...] Es evidente que la 
mayoría aún no acepta el principio de que las clasificaciones raciales son dañinas 
por sí mismas, y que casi ninguna cantidad de beneficios en términos de quien los 
recibe justifica esas clasificaciones... Esta discriminación genera actitudes de supe-
rioridad o, de manera alternativa, provoca resentimiento entre quienes creen que 
fueron perjudicados por el uso que el gobierno hace de la raza. Estos programas 
marcan a las minorías con una etiqueta de inferioridad y ocasionan que desarro-
llen dependencias o adopten una actitud de “tener derecho” a preferencias.3
La decisión de la Suprema Corte no terminó la controversia. Después que la Suprema 
Corte anunció su dictamen, la legislatura del estado de Michigan comenzó un debate divi-
dido y rencoroso sobre si aprobar o no la ley para retener los fondos del estado asignados a 
las universidades públicas, incluyendo la Universidad de Michigan, que usaban programas 
de acción afirmativa. Este debate era tan acalorado y beligerante que llegaron a un pleito 
a golpes en el salón de la legislatura entre oponentes y defensores de las medidas. Alfinal, 
una legislatura profundamente dividida aprobó la ley. Incluso entonces el asunto no ter-
minó. En 2004, un grupo de residentes de Michigan comenzó un movimiento en apoyo de 
un voto en todo el estado sobre una medida que haría ilegal que las universidades y otras 
instituciones públicas de Michigan usaran programas de acción afirmativa. California ya 
había aprobado la ley.
Como pone en evidencia el caso de la Escuela de Leyes de Michigan, Estados Unidos 
hoy permanece dividido en cuanto al legado de la discriminación y la justicia para mane-
jar los efectos de la discriminación del pasado a través de programas de acción afirmativa. 
Muchos negocios, como las compañías del Fortune 500 que apoyaban la meta de diversidad, 
creen que ésta es la clave para competir en la rápida globalización, porque como lo declaró 
la Suprema Corte, “las habilidades necesarias en el creciente mercado global de hoy sólo se 
desarrollan mediante la exposición a personas, culturas, ideas y puntos de vista ampliamente 
diversos”. Muchos, sin embargo, piensan que los intentos por lograr la diversidad a través de 
programas de acción afirmativa son en sí formas injustas de “discriminación inversa”.
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