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EL ESPIRITUALISMO 1. RESEÑA HISTÓRICA El espiritualismo es una teoría idealista que tiene como primera base del mundo al espíritu, estos consideran que el alma existe independientemente del cuerpo. Siendo el fundador del Espiritualismo Platón (428-348 a.C.) Luego sus mayores representantes fueron San Agustín, San buenaventura, Descartes, Berkeley, Leibniz y Fichte. En el siglo XIV surge Tomás de Aquino con su doctrina filosófica teleológica, quien alcanzó un mayor reconocimiento en distintas escuelas de la oren dominica. En la época del renacimiento, tuvo como continuador más reconocido a Tomás de Vio. En el periodo de reforma, las primeras revoluciones burguesas que motivaron la pérdida del predominio de la Iglesia Católica, lo cual produjo la renovación del tomismo, dando lugar al Neotomismo a mediados del siglo XIX. León XXII declaró que Neotomismo era única filosofía verdadera en concordancia con los dogmas cristianos. 2. EL NEOTOMISMO O LA NEO-ESCOLÁSTICA En el diccionario filosófico de Razinkov (1984) encontramos que: ‘’El neotomismo es forma teológica del idealismo objetivo moderno. Los neo-tomistas opinan que la realidad superior es el “ser puro”, el cual entienden como principio primario espiritual divino. Para tratar de demostrar los dogmas religiosos, los neo-tomistas recurren ampliamente a las falsificadas categorías aristotélicas de la forma y la materia, de la potencia y el acto (posibilidad y realidad), de la existencia y la esencia. ‘’ El neotomismo llegó a ser una doctrina filosófica oficial de la iglesia católica, teniendo base en la doctrina de Tomás de Aquino. Cuando la encíclica del papa León XIII (1879) reconoció el neotomismo como única filosofía verdadera, correspondiente a los dogmas cristianos, declarándose que el Neotomismo era la única filosofía verdadera, porque tenía concordancia con los dogmas cristianos. En 1889, se funda el Instituto Superior de Filosofía (Lovaina, Bélgica), que hasta nuestros días es el centro internacional del neotomismo, difundido ampliamente en los países de religión católica a través del mundo (Francia, Italia, RFA, EE.UU., países latinoamericanos). Los representantes del neotomismo son: ‘’Maritain, E. Gilson (Francia), K. Rahner (Bélgica), J. de Vries, Van Steenberghen (RFA), G. Wetter (Austria), J. Bochenski y otros.’’ (Razinkov, 1984: 312). La filosofía neo-tomista constituye el pilar ideológico del clericalismo. La base de la doctrina neo-tomista es el principio, considerándola como una sirvienta de la teología debido a que son las bases para poder estudiar lo concerniente a Dios. El neotomismo es forma teológica del idealismo objetivo moderno. Los neo-tomistas opinan que la realidad superior es el “ser puro”, el cual entienden como principio primario espiritual divino. El resultado de las propuestas neo-tomistas es el reconocimiento de Dios como causa primera del ser y la base primaria de todas las categorías filosóficas. En el neotomismo ocupa un lugar considerable la interpretación religiosa de las teorías modernas de las ciencias naturales. Después del II Concilio Vaticano (1962-65) se esbozó una nueva orientación del neotomismo, la de incorporarlo a la filosofía contemporánea mediante la síntesis de los principios tomistas con algunos postulados del existencialismo, la fenomenología, la antropología filosófica y otras corrientes del idealismo filosófico moderno. Desde el punto de vista del neotomismo, el proceso histórico depende de fuerzas sobrenaturales, que predeterminan la conducta de cada individuo. Esto descarta de hecho la posibilidad de que el hombre influya sobre la marcha de la historia mundial. La sociología neo-tomista se basa en la idea utópica de una sociedad ideal con la iglesia en el poder. 3. EL NEO-IDEALISMO A. Benedeto Croce Uno de los representantes del Neo-idealismo tenemos a Benedeto Croce con su obra ‘’Hazañas de la Libertad, donde plantea y defiende como debe ser, el plano de la actividad espiritual y debido a ello realza la doctrina teológica de la obediencia a Dios. ‘’Para el idealista absoluto que era Croce, nada existía fuera del espíritu. La historia es el desenvolvimiento del espíritu’’ (Rosental & Iudun 1959:98) Así sostiene: “Todas las formas de la actividad espiritual, con sus obras de verdad, obras de belleza, obras de utilidad práctica; promueven la vida. Gracias a ellas se contempla y comprende la realidad, y la tierra se cubre de campos de cultivo e industrias, se forman familias, se fundan Estados, se combate, se vierte sangre, se vence y se progresa” (Croce, 1942:59) B. Charles Renouvier Filósofo francés, nacido en Montpellier y muerto en Prades (Pirineos Orientales), en cuyo pensamiento se pueden distinguir dos fases: la neocriticista, inspirada en Kant, y la personalista, influida por J. Lequier. Lo que caracteriza su pensamiento y constituye su originalidad es el intento de conjugar el nuevo espíritu iluminista con el kantismo. se trata de un neokantismo totalmente personal que, además de abolir el concepto de cosa en sí, reduce el mundo fenoménico a la categoría de "relación". “Dios es concebido no como un monarca absoluto, sino como inspirador de un orden moral cuya realización es tarea de los hombres.’’ (CCG, 2015) De ahí su polémica con el catolicismo y demás religiones positivas, en nombre de una religión filosófica. Además, nos plantea que el ser humano vive en un constante luchar por el poder, pero al conseguirlo se encuentra con la idea y voluntad de otros grupos de igual representatividad produciéndose una controversia de poderes. Entre sus principales obras son: Essais de critique générale (cuatro vols., 1854- 64), Manuel de philosophie moderne (1842), Manuel de philosophie ancienne (1844), Esquisse d'une classification systématique des systèmes philosophiques (dos vols., 1885-86), La nouvelle monadologie (1898), Les dilemmes de la métaphysique pure (1901), Le personnalisme (1903). “La anarquía de los pueblos es tan fatal para su seguridad y para su bienestar como la tan temida anarquía de los ciudadanos lo es para sus goces y su reposo. Lo cual nos indica que su sentido idealista no sostiene la idea de la anarquía porque en su pensamiento se encuentra la supremacía de un guía espiritual: Dios, por lo que no puede admitir la libertad del hombre” (Charles, 1945: 261) 4. EL ESPIRITUALISMO Derivado del griego: “spiritus”, espíritu. El espiritualismo es la denominación común de la filosofía idealista por oposición al materialismo. “El espiritualista o idealista cree en una sustancia espiritual de la fuerza, es decir, una sustancia ilusoria, inexplicada”. (Rosental & Iudun,1959). Los espiritualistas consideran el alma, el espíritu, como primera sustancia; el cuerpo, en cambio, lo conciben como producto del alma. Los partidarios decididos del espiritualismo ridiculizan los múltiples refinamientos gnoseológicos con que toda clase de escuelas, tendencias y corrientes idealistas tratan de argumentar “científicamente” sus concepciones, en el fondo anticientíficas. Los espiritualistas reconocen abiertamente que no tienen nada de común con la ciencia, que todo idealismo niega la existencia objetiva e independiente de la materia respecto a la conciencia; refuta el conocimiento de la materia, colocando en su lugar la fe en el espíritu. El espiritualismo está vinculado de la manera más íntima con la religión y la mística, así como con el espiritismo. A. Maurice Blondel Blonde, menciona que el espíritu tiene una vitalidad práctica que implica una primacía de la acción sobre el conocimiento. Como el mismo Blondel indicó, «la acción me parecía ser este ‘lazo sustancial’ que constituye la unidad concreta de cada ser asegurando su comunión con todos». Blondel, afirma que existe algún plus que se evade a la pura razón; y precisamente es la acción que implica o compromete a todo el hombre.De esta manera, lo originario es la voluntad que quiere siempre en oposición o contraste con su resultado efectivo, es decir, con la voluntad querida o la “acción queridad”; en otros términos, siempre la voluntad es insatisfacción, pues nunca logra lo querido y esta insatisfacción y tensión AD INFINITUM es la misma naturaleza de la acción. Como lo cita Caturelli (1977), en su libro La Filosofía, Blondel concluye que “topándome con la suprema necesidad de la voluntad, yo tengo que determinar lo que quiero a fin de que pueda, en toda plenitud, querer, querer”. “Y si para llegar a él estas sombras de ser son un fundamento sólido, es porque él mismo se ha hecho el invisible apoyo. Por eso, este querer, esta acción, implica en nosotros el ser y la acción del único necesario, Dios; así pues, el orden sobrenatural desde su misma inmanencia exige el paso a la explícita afirmación del orden sobrenatural; pero solamente en cuanto se reconoce la insuficiencia de la naturaleza que pone al hombre ante la necesidad de reconocer lo sobrenatural y dócilmente recibirlo’’ (p. 534) No hacerlo es rechazar nuestra misma naturaleza, que es deseo ineficaz, de lo sobrenatural; entonces se puede notar claramente que la filosofía de Blondel no es solamente una filosofía cristiana, sino explícitamente, una filosofía católica. B. Maine de Biran. Este filósofo consideraba que no había conocimiento ni idea intelectual que no estuviesen originariamente ligados a una acción de la voluntad. En ella estaba misteriosamente inscrita la acogida de la revelación, como dos piezas que esperan encajar independientemente de las evidencias o demostraciones históricas o racionales. La acción se mostraba como aquel vínculo que años antes le había atraído en sus estudios sobre Leibniz y que era capaz de unificar el pensamiento y la realidad, la inmanencia y la trascendencia. Sin duda, y así lo vivió, un auténtico apostolado en el contexto en el que se encontraba. 5. FENOMENOLOGÍA La fenomenología es la corriente filosófica nacida de Edmund Husserl (1859-1938) a comienzos del siglo XX, y que ha influenciado amplia y profundamente a casi toda la filosofía continental europea desde esa época. Donde se concentraron un grupo de filósofos jóvenes, y otros grandes pensadores individuales de la talla de Martin Heidegger (1889-1976) y muchos otros, recibiendo el influjo de Husserl, también tras su muerte mediante su impresionante legado póstumo. El Diccionario Filosófico Abreviado (1959), de Rosental M & Iudun P menciona que: ‘’Husserl definió la fenomenología como la ciencia filosófica fundamental, que trata de los fenómenos de la conciencia en su relación con los objetos. Por “conciencia”, esta teoría entiende no la conciencia social real, ni siquiera la conciencia real de un individuo pensante, sino una conciencia trascendental “pura”, separada del hombre, de su actividad psíquica y con mayor razón, del medio social. Por “objetos”, entiende no las cosas reales, concretas, y sus reflejos en la conciencia, sino los objetos “ideales”, extraños al mundo material, a las cosas sensibles, concretas’’ Como afirman sus partidarios, la fenomenología es una ciencia sin premisas, independiente de la experiencia sensible y anterior a las nociones lógicas, y se funda en la descripción y el análisis de los “datos inmediatos” de la conciencia pura, en una intuición intelectual que permite “revelar la esencia” de los objetos ideales. Tales son el objeto y el método anticientífico de la fenomenología, que da rienda suelta a prestidigitaciones verbales absolutamente escolásticas y vacías de sentido. El objeto principal de esta filosofía decadente es el de provocar confusión en la mente humana, para apartarla de los problemas candentes de la vida y de la ciencia, de los métodos sensatos y fecundos del pensamiento teórico. A. Franz Brentano Brentano, pertenece a esa clase de filósofos que tuvieron mayor influjo que fama, más importancia posterior que contemporánea. Es de justicia reconocerle el mérito y éxito de sus esfuerzos por renovar la filosofía del último cuarto del siglo XIX, especialmente en Alemania. Los frutos de ello se percibieron tanto en el nuevo interés por la metafísica aristotélica como —sobre todo y ya en pleno siglo XX― la fenomenología y los inicios de la filosofía analítica del lenguaje. Si en algo coincidían los discípulos de Brentano, era sin duda en el rigor y claridad de las exposiciones de su maestro (rasgos que ahormaron precisamente la fenomenología y la filosofía analítica lingüística), así como en su excelente conocimiento de la historia de la filosofía. El estudio de los escritos de Brentano enseña filosofía y enseña a filosofar, y proporciona además de modo único las claves de comprensión de buena parte del pensamiento filosófico del siglo XX. ‘’El objeto principal de sus investigaciones fue la psicología; en esta rama del saber, basándose en la psicología empírica, creó la doctrina idealista acerca de la «intencionalidad» de los fenómenos psíquicos’’ (Rosental & Iudun, 1959). Según dicha teoría, el objeto existe únicamente como punto de referencia de la «intención» del sujeto, como objeto de las vivencias del sujeto. Las concepciones de Brentano ejercieron gran influencia sobre el pensamiento de Husserl y otros filósofos burgueses. Brentano es considerado como uno de los que han fundado la teoría idealista de los valores en la filosofía austríaca. Bretano, “En su método para observar un fenómeno, se toma un solo caso y se busca que es lo esencial, aquello en que consiste, sin lo cual no es; así se obtiene la esencia del fenómeno, por tanto, se puede decir de ello que los actos psíquicos no son generalmente intencionales, sino que los son esencialmente. Brentano intuye la esencia de un fenómeno. Este método depurado y perfeccionado por Husserl, es la Fenomenología. B. Edmundo Husserl (1859-1938): Edmund Husserl fue iniciador del movimiento fenomenológico alemán en Gotinga, donde enseño a partir de 1901, durante este periodo publica dos de sus obras principales, a saber: investigaciones lógicas e ideas que marcaron el ritmo y giro de su fenomenología, lo cual significa, en un sentido sistemático de su fenomenología la etapa descriptiva intencional y psicológica, en el caso de la primera, y lo eidético trascendental, en el de la segunda, periodo al cual mucho críticos de su obra han denominado como ‘’primero Husserl’’. La otra etapa de su ora, el ‘’segundo Husserl’’, se da en Friburgo de 1916 a 1928. Husserl se coloca en las antípodas del empirismo. Este sostiene que el valor de todo saber posee su fundamento en la infinidad de las sensaciones; ‘’Husserl, por el contrario, coloca el valor del conocimiento en la intuición o visión de las esencias, las cuales, no obstante, no disfrutan de existencia particular en contra del modelo platónico.’’ (Octavi, 2000: 132) a) La ausencia de presupuestos Husserl es cada vez más consciente del carácter de ciencia fundante de la fenomenología. Así lo manifiesta claramente en 1913 en el primer volumen de Ideas y en el discurso de toma de posesión de su cátedra en la Universidad de Friburgo en Abril de 1916. En este orden de cosas, una de ‘’las tareas principales de esta ciencia fundante es desvelar aquellos supuestos metafísicos y epistemológicos asumidos acríticamente por las ciencias positivas y por la actitud en la que éstas se desenvuelven, la llamada “actitud natural” (Crespo, 2011). El supuesto más fundamental de las ciencias positivas es la creencia implícita en la existencia de una realidad independiente de la mente, de la experiencia. Este supuesto no sólo está presente en las ciencias positivas, sino también en nuestra vida pre-teórica. Ahora bien, si nuestra investigación ha de ser auténticamente radical, si lo que pretendemos es buscar un nuevo punto arquimédicodesde el cual reflexionar filosóficamente con seguridad, es necesario prescindir de cualquier supuesto y, por ende, del principal de todos, a saber, la creencia en la existencia del mundo. De lo que se trata es de concentrarnos en aquello que se nos da en el modo en el que se nos da. Así, Husserl enuncia en el § 24 de Ideas I el célebre principio de todos los principios: «toda intuición en que se da algo originariamente es un fundamento de derecho del conocimiento; (…) todo lo que se nos brinda originariamente (…) en la ‘intuición’, hay que tomarlo simplemente como se da, pero también sólo dentro de los límites en que se da». b) La reducción fenomenológica ‘’Si el objetivo último que Husserl busca es la clarificación y fundamentación de todo conocimiento y si la filosofía es concebida como una ciencia fundada absolutamente, este comienzo tiene que ser absolutamente evidente, indubitable, claro.’’ (Crespo, 2011). Por tanto, es necesario un método que nos permita buscar un conocimiento o evidencia absolutos. El primer paso para buscar este punto es la “desconexión” (Husserl habla también de “puesta entre paréntesis”, “abstención de juzgar”, “puesta fuera de juego”, etc.) de la creencia en la existencia del mundo (como estando ahí delante) que constituye la tesis general de la actitud natural. A esta desconexión es a lo que Husserl denomina epoché o reducción fenomenológica. Esta se constituye en el «primer y fundamental componente del método de la teoría del conocimiento», en el «método para efectuar la purificación radical del campo fenomenológico de la conciencia de todas las intromisiones de las realidades objetivas» Ahora bien, si todo conocimiento del mundo trascendente no es aceptado como válido, ¿permanece algún conocimiento como válido? Husserl responde afirmativamente a esta cuestión: permanece el cogito, la conciencia, del que filosofa. De este modo, ésta queda como “residuo” fenomenológico. Sin embargo, el cogito porta intencionalmente, y en este sentido inmanentemente, el mundo todo como un cogitatum [Husserl, Ideas I (Hua III: § 49)]. Aunque el mundo y su contenido entero han sido suspendidos como válidos por el filósofo, sin embargo, este mundo continúa existiendo para él, pero ya no en su validez original, sino meramente como cogitatum qua cogitatum, esto es, como fenómeno, como correlato de mi conciencia. En cualquier caso, es importante no perder de vista que la reducción fenomenológica no consiste en una negación de la existencia del mundo o en una suerte de reformulación del esse est percipi de Berkeley. Se trata simplemente de neutralizar la tesis fundamental de la actitud natural con la que nos enfrentamos a la realidad y adoptar una nueva actitud, la fenomenológica, la cual se centra en los objetos en cuanto tales, en cuanto fenómenos. c) La reducción eidética ‘’La reducción fenomenológica constituye la puerta de acceso a un nuevo modo —el fenomenológico— de estudio de la conciencia. No se trata de un estudio empírico como el que lleva a cabo una ciencia empírica, fáctica, como la psicología. Se trata de otro tipo de investigación. Husserl denomina a ésta “investigación eidética”, “ciencia de esencias”, “ciencia pura”.’’ (Crespo, 2011). El objetivo de ésta es permitir que las estructuras esenciales a priori o eide de nuestra conciencia y de sus contenidos intencionales se manifiesten ellos mismos. La ciencia perseguida es, por consiguiente, una eidética de la conciencia pura. De la misma forma que el matemático se abstiene de cualquier juicio acerca de la actualidad real, el fenomenólogo que busca estas estructuras invariantes prescinde de las consideraciones fácticas de los hechos concretos en aras de la identificación de las posibilidades ideales y de sus leyes. Para ello lleva a cabo lo que Husserl denomina “libre variación imaginativa”. A través de la imaginación llevamos a cabo una serie de actos mentales consistentes en el intento de eliminación de determinados rasgos de un objeto no-sensible, ideal, a fin de saber cuáles de estos rasgos son “esenciales” y cuáles no. De esta forma, se pretende identificar los rasgos invariantes, de la forma general necesaria, sin la cual algo semejante a esa cosa, sería absolutamente impensable como ejemplo de su especie. Se prescinde, por tanto, de la existencia del objeto individual y de todos aquellos momentos individuales del objeto de la experiencia que no pertenecen a él “como tal”, sino sólo como este o aquel caso individual de la esencia dada. El objetivo último es el estudio de la percepción en cuanto tal, de la volición en cuanto tal, de la empatía en cuanto tal, etc. o, lo que es lo mismo, de sus eide. d) La intencionalidad Una vez que, con la ayuda de la reducción fenomenológica y de la reducción eidética, hemos ingresado al vasto campo de la conciencia y de sus vivencias, Husserl se encuentra con que ésta está formada por una serie de momentos denominados vivencias. Son estos momentos los que la fenomenología describe en términos de sus estructuras eidéticas. Una de las características fundamentales de estas vivencias es su dirección intencional, esto es, su referirse a “algos” diferentes de ellas mismas. La intencionalidad de la conciencia constituye, pues, uno de sus rasgos fundamentales. Desde un punto de vista histórico, Husserl retoma críticamente la distinción realizada por su maestro Brentano entre fenómenos físicos y fenómenos psíquicos. La principal diferencia entre ambos es justamente la intencionalidad de los segundos. Toda audición es audición de algo, toda visión lo es de algo, toda volición apunta a algo querido, etc. Por su parte, Husserl insiste en que ‘’la diferencia de referencias intencionales no se funda en los diferentes tipos de objetos intencionales, sino exclusivamente en la estructura del acto intencional y en que la intencionalidad no es simplemente un rasgo de nuestra conciencia de objetos actualmente existentes.’’ (Crespo, 2011). Como Zahavi señala, ‘’la interpretación husserliana de la intencionalidad de la conciencia no es ni una interpretación objetivista ni una interpretación subjetivista. La primera de estas interpretaciones sostendría que una vivencia está dirigida a un objeto si y sólo si es influenciada causalmente por este.’’ (Crespo, 2011). Pero, si esta interpretación fuera correcta, ello significaría que mis vivencias sólo podrían referirse a objetos existentes, capaces de obrar causalmente sobre mi conciencia. Evidentemente, no sucede así. La intencionalidad de nuestras vivencias no depende de la existencia de sus objetos. Se trata de un rasgo intrínseco de aquellas. También puedo referirme a objetos ausentes, no existentes o incluso imposibles sin que por ello mis vivencias de referirme a ellos dejen de ser intencionales. La interpretación subjetivista de la intencionalidad surge como alternativa a la anteriormente descrita y plantearía que, dado que pudiera darse el caso que el objeto intencional no existiera, la relación de intencionalidad habría de ser entendía como una relación con un objeto intramental, inmanente a la conciencia. Sin embargo, admitir esta interpretación llevaría, en última instancia, a anular la distinción entre acto y objeto. Por su parte, Husserl sostiene que nuestras vivencias intencionales están dirigidas a sus objetos, sean reales o no, directamente, sin la mediación de representaciones mentales algunas. Como escribe el propio Husserl: «Si me represento a Dios o a un ángel, a un ser inteligible, o una cosa física, o un rectángulo redondo, etc., esto aquí nombrado y trascendente es lo mentado, o con otras palabras, el objeto intencional; siendo indiferente que este objeto exista, o sea fingido, o absurdo. El objeto es ‘meramente intencional’, no significa naturalmente que existe, pero sólo enla intentio y por ende, como parte integrante real de ésta, ni que exista en ella ni una sombra de él. Significa que existe la intención, el mentar un objeto de estas cualidades; pero no el objeto. Si existe el objeto intencional, no existe meramente la intención, el mentar, sino también lo mentado» [Husserl, Investigaciones lógicas, (Hua XIX: 425)]. En resumen, la intencionalidad muestra que hay vivencias que se refieren o están dirigidas a objetos trascendentes a ellas mismas sin que ello suponga que esos objetos sean realmente trascendentes. Lo importante, según Husserl, es que son mentados como trascendentes. La fenomenología tiene que ver, precisamente, en gran parte con el esclarecimiento de este como. C. Max Scheler Max Scheler fue sin duda uno de los pensadores más sobresalientes de la Europa del primer tercio del siglo XX. A su muerte dijo Heidegger de él que era «la potencia filosófica más fuerte en la Alemania de hoy; no, en la Europa actual e incluso en la filosofía del presente en general…». Es muy difícil pensar en gran parte de la Ética, de la Psicología o de la Antropología del siglo XX sin el influjo de Scheler; también en Sociología, en Filosofía de la religión, y hasta en Teología moral las aportaciones de este autor fueron decisivas. Sin embargo, hay rasgos de la persona y obra de Scheler que suscitan a veces cierta incomodidad. Quizá los más relevantes sean ‘’su falta de sistematicidad y lo que podría llamarse su rebeldía. Quien se acerca a sus escritos enseguida advierte que su desbordante genialidad le lleva a saltar de un tema a otro, dejando sin desarrollar algunas tesis o enzarzándose en la discusión de otras. En segundo lugar, resalta su carácter polémico: sea en lo referente a las ideas, lo que le lleva a extremar las posiciones en liza; sea con respecto a la tradición religiosa, sobre todo hacia el final de su vida. Con todo, es innegable que estamos ante uno de los más grandes y decisivos filósofos del siglo XX. a) Fenomenología Scheler, en un primer inicio de su vida abarca casi ‘’toda su producción y cuya preocupación es moral, el punto focal y clave de bóveda del pensamiento de Scheler es la persona, como la doctrina del seguimiento hace patente.’’ (Sánchez, 2007) Por ello, no extraña que el subtítulo de Ética rece: Nuevo ensayo de fundamentación de un personalismo ético. Y descansa esa doctrina moral en la persona como sujeto libre y unitario. Libre porque se comprende a sí mismo como autor responsable de su propia aventura moral. Con una libertad que es comprensible por motivos, no explicable por causas. Y unitario porque, aunque encuentra en sí tendencias contrapuestas, posee la energía suficiente para poder (o al menos intentar) dominar y encauzar las diversas dimensiones de su ser. Además, ‘’la tesis de que cada persona posee una determinación individual, un prototipo ideal personal, subraya la individualidad irrepetible de cada ser humano.’’ (Sánchez, 2007). De cuya supervivencia tras la muerte, por lo demás, tampoco duda, como sostiene en Muerte y supervivencia. Por otra parte, se trata de una individualidad que no excluye la honda consideración de lo colectivo o social, como muestra bien la importancia y riqueza con que el autor concibe la noción de solidaridad y de persona colectiva y social. Este modelo antropológico se ve reforzado por un teísmo igualmente personal. Las reflexiones en torno a lo divino y a Dios, recogidas en De lo eterno en el hombre, constituyen la base de una auténtica Filosofía de la religión. Allí se sientan las bases (y se promete un desarrollo que nunca llegó) de cuestiones como la esencia de la religión y de la esfera de lo divino, los modos de fundar verdades últimas, el puesto de la religión en la estructura total de la razón humana, las leyes del origen de toda religión auténtica o la estructura y orden de las fuentes de los actos religiosos. Las líneas de fuerza del pensamiento de Scheler en este terreno y época son: ‘’el origen de la reflexión en la experiencia esencial de lo divino (sin que esto implique subjetivismo), la religión como un saber propio, originario e irreductible, la religión como necesidad esencial del espíritu humano y la concepción de Dios como un Ser personal.’’ (Sánchez, 2007) Sin embargo, no todo es claridad en esta concepción antropológica de Scheler. Oscuridad que es el precio que termina pagando por buscar una nueva idea de persona. A Scheler le parecían estrechos los moldes antropológicos tradicionales: el actualismo y el sustancialismo. Al ser la persona fundamentalmente amor, y al apuntar la tarea ética a transformar el propio modo de amar, Scheler busca sortear esas dos posturas. La primera, abanderada por el asociacionismo, que concibe al ser humano como haz de actos, no deja lugar a la identidad del sujeto moral; la segunda, que él ve en quienes entienden la persona como sustancia, impide su transformación radical. Por ello, en Ética ofrece la siguiente definición: «la persona es la unidad de ser concreta y esencial de actos de la esencia más diversa» (Sánchez, 2007) Unidad e identidad no sustancial, sino un alguien que vive únicamente en la realización de sus actos: tal es el difícil equilibrio de Scheler. Posición criticada por algunos como imposible y por otros como innecesaria, por suponer una injusta visión del sustancialismo. Esto último parece desde luego claro; por ejemplo, cuando dice: «En cuanto que esa teoría actualista de la persona niega que la persona sea una “cosa” o una “sustancia” que realiza actos en el sentido de una causalidad sustancial, tiene, desde luego, toda la razón. (…) la persona existe y se vive únicamente como ser realizador de actos, y de ningún modo se halla “tras de éstos”, o “sobre ellos”, ni es tampoco algo que, como un punto en reposo, estuviera “por cima” de la realización y el curso de sus actos». Hasta tal punto la persona es y vive en sus actos, que esa actualidad le es esencial. Por eso, es de la esencia de la persona no poder tornarse nunca objeto de un acto de reflexión. Y con ello distingue la persona espiritual —no objetivable, sí amable— del yo estudiado por la Psicología. Además, advierte que la actividad espiritual de la persona no es sólo la intelectual, sino también y de no menor rango la afectiva y amorosa. ‘’El esfuerzo del fenomenólogo, más o menos acertado, es comprender la persona como autor de su propia aventura y esencia morales. En esta etapa la consideración ontológica era secundaria.’’ (Sánchez, 2007) Max Scheler sostiene que hay una intuición no racional de los valores. “En otras palabras el espíritu tiene un contenido que no es solamente racional, como aparece en Husserl sino total, incluyendo de la dimensión sentimental y afectiva del hombre, pues entonces no hay puras esencias racionales, sino un mundo no racional inalcanzable para la razón, y todo en la vida emocional del hombre. Este es el campo de la investigación de Max Scheler” (Caturelli, 1997:177) D. Nicolai Hartmann Según el diccionario filosófico (1959), Hartmann es un: Filósofo idealista alemán, profesor en varias universidades, entre ellas las de Marburgo y Berlín. Muy próximo a la escuela neokantiana de Marburgo, se separó de ella por disconformidad con el racionalismo idealista subjetivo de la misma. Desarrolló la teoría idealista subjetiva del ser, de las categorías del ser y de las categorías del conocimiento. En el centro de la denominada “ontología crítica” de Hartmann, figura la doctrina acerca de los estratos del ser: inorgánico, orgánico, alma y espíritu. En su filosofía afloran notas de irracionalismo y de agnosticismo, dado que las formas básicas del ser que penetran en todos sus estratos se declaran misteriosas e incognoscibles. Sobre la base de su ontología, Hartmann estructuró su filosofía natural, la filosofíadel espíritu objetivo, la ética junto con la teoría de los “valores”, la estética y la teoría del conocimiento. Trabajos fundamentales: Ética (1925), Para la fundamentación de la ontología (1935), Filosofía de la naturaleza (1950), Estética(1953) (p. 210) http://www.filosofia.org/enc/ros/marb.htm#v3 6. CONCEPCIÓN ANTROPOLÓGICA DEL ESPIRITUALISMO FILOSÓFICO Visualiza un hombre a salvo de los hechos de los diferentes momentos históricos. Se imagina un hombre total, definitivo, meta-histórico, capaz de no pasar de moda y ser modelo monádico del género humano. Un tipo de hombre para toda época es el ideal, y de allí también el hecho de que se le llama Hombre intemporal. Aportes al campo pedagógico “Se consideran principalmente tres tesis centrales: - La espiritualidad y eternidad del proceso educativo. - La concepción del acto pedagógico como síntesis a priori. - La individualidad del método y la identificación de la pedagogía con la filosofía y la historia” (Nassif, 1968:105) Además, tenemos a Gentile Giovanie, quien menciona que la educación para él es la “formación desenvolvimiento o devenir del espíritu, mejor aún, quien dice educación, dice espíritu y nada más”. Perdiendo la educación pierde así su autonomía, y la pedagogía también al identificarla con la filosofía. Gentile en su afán de superar todas las antinomias y dualidades en la pedagogía ‘’suprime también todas las clásicas diferenciaciones de educación e instrucción, así como las divisiones de aquella en cuanto al educando y al educador y respecto a la educación física, intelectual o artística para él todo es espíritu y la educación es puramente espiritual’’ (Lázaro, 2013: 133). Ante ello considera al estado como una entidad suprema encarnación de la idea y del espíritu y todo debe subordinarse a él, incluso naturalmente la educación, coincidiendo en esto con la idea del fascismo. Referencias bibliográficas Caturelli A. (1977) “La Filosofía”. Editorial Gredos. S.A. Madrid, España CCG. (2015). Charles Renouvier. 2019, de La Web de Bibliografías Sitio web: https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=renouvier-charles Charles R. (1945). “Ucrania: la Utopía en la Historia”. Editorial Lozada S.A. Madrid Crespo M, (2011) Edmund Husserl, (2019) en Fernández Labastida, Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2011/voces/husserl/Husserl.html Croce B. (1942) “La Historia como Hazaña de la Libertad”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México. Nassif R. (1968). “Pedagogía General”. Editorial Kapeluz. Buenos Aires. Octavi F. (2000). Filosofía de la Educación. Madrid: EDITORIAL SÍNTESIS, S. A. Razinkov O. (1984). Diccionario de filosofía. Moscú: Editorial Progreso. Rosental M & Iudun P. (1959) Diccionario filosófico abreviado. Montevideo. Ediciones Pueblos Unidos. Sánchez-Migallón G. (2007) Max Scheler, en Fernández Labastida, F. – Mercado, J. A. (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2007/voces/scheler/Scheler.html Linkografía Diccionario de filosofía: http://www.filosofia.org/enc/ros/ne13.htm Diccionario filosófico abreviado: http://www.filosofia.org/enc/ros/croce.htm https://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=renouvier-charles http://www.philosophica.info/archivo/2011/voces/husserl/Husserl.html http://www.philosophica.info/archivo/2007/voces/scheler/Scheler.html http://www.filosofia.org/enc/ros/ne13.htm http://www.filosofia.org/enc/ros/croce.htm
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