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Aristoteles Retorica-páginas-98

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II 25 163
Puesto que los entimemas se dicen a partir de cuatro lu­
gares y estos cuatro lugares son: [a] la verosimilitud, [b] el is 
ejemplo, [c] el argumento concluyente, [d] el indicio; unos 
entimemas [a] se sacan tomando de las cosas verosímiles 
que la mayoría de las veces son verdad o lo parecen;
[6] otros son por inducción por la semejanza de uno o de 
más, cuando tomando lo general después se llega por razo­
namiento a lo particular mediante el ejemplo; [c] otros se 20 
consiguen por lo necesario y lo que siempre es (191), median­
te argumento concluyente; [d] los que por lo universal o por 
lo que es real en particular, sea verdadero o no, por indicios.
[a] Lo verosímil no es lo que es siempre, sino lo que 
es por lo general, y es evidente que estos entimemas se pue­
den refutar aduciendo una objeción, mas la refutación es 
aparente, y no siempre verdadera, pues el que hace obje­
ción no refuta que sea verosímil, sino que no es verdad ne- 25 
cesariamente. Por eso tiene siempre ventaja el que defiende 
sobre el que acusa, por este paralogismo, puesto que el uno 
al acusar demuestra mediante cosas verosímiles (192) (y no 
es lo mismo refutar que no es verosímil y que no es necesa­
rio, pues admite siempre objeción lo que ocurre la mayoría 30 
de las veces, ya que no sería en cuanto ocurre por lo gene­
ral verosímil, sino que sería algo que sucede siempre y ne­
cesariamente); el juez cree, si así se refuta, que o el he­
cho no es verosímil, o no le corresponde a él juzgarlo, en lo 
cual comete paralogismo, como decíamos (193), porque no 
le corresponde solamente juzgar a partir de lo que es vero­
símil, pues esto es juzgar «con la mejor conciencia» (194); por 35 
eso no es suficiente refutar que no es necesario, sino que es 
necesario refutar demostrando que no es verosímil. Y esto 
acaecerá si la objeción consiste sobre todo en lo que es por 
lo general (194 a). Y cabe que sea tal de dos maneras, o por 
el tiempo o por los hechos, y más fuerte es si es por el uno 
y los otros, porque cuantos más sean y más veces así, tanto nos a, 
más verosímil es ello.
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[6 ] Se pueden refutar los indicios y los entimemas que 
se dicen por los indicios, aun cuando sean hechos reales, 
como ya se dijo en el primer libro [1356 a 35 ss.]; que todo s 
indicio es inadecuado para el silogismo, ya lo sabemos cla­
ro por los Analíticos [pr. II 27]. .
[c] Contra los entimemas basados en el ejemplo hay 
la misma refutación que contra las cosas verosímiles; y si 
disponemos de un solo caso que no sea así, ya no valen, 
porque no es proposición necesaria, si las más o muchas 
veces es de otro modo; mas si ocurre la mayoría de las ve­
ces o muchas así, hay que luchar diciendo que o el caso 10 
presente no es semejante, o no es semejante en su modo o 
tiene alguna diferencia.
[d] Los argumentos concluyentes y los entimemas ba­
sados en ellos, en cuanto que no dependen del razonamien­
to, no se podrán refutar (y esto también lo sabemos por 
los Analíticos [pr. II 27, 72 a ss.]); queda como argumento 
que no se puede demostrar el caso alegado. Mas si es evi­
dente que el hecho existe y que es un argumento conclu- 15 
yente, es completamente irrefutable y todo se convierte 
en demostración completamente evidente.
N o t a s o b r e l a a m p l i f i c a c i ó n y a t e n u a c i ó n r e t ó r i c a . 26
Amplificar y atenuar, no cabe como elemento (195) de 
entimema, y llamo lo mismo «elemento» que «lugar», pues es 
elemento y lugar clase donde vienen a comprenderse'mu­
chos entimemas. El amplificar y atenuar son para mostrar 20 
que algo es grande o pequeño, como también que es bueno 
o malo, o justo o injusto, o cualquier cualidad de las otras. 
Estas son todas las cosas acerca de las que caben silogismos 
o entimemas, de manera que si cada una de ellas no es 
un lugar de entimema, tampoco lo será amplificar o ate­
nuar. Tampoco los argumentos que refutan son especie dis­
tin ta del entimema, porque es claro que refuta o el que de-
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muestra o el que aporta una objeción; y así prueba en 
contra lo contrario; por ejemplo, si se ha mostrado que algo 
sucedió, el otro probará que no sucedió, mas si que no 
sucedió, el contrario, que sucedió. De manera que ésta no ^ 
sería la diferencia, porque tanto la una como la otra parte 
se sirven de los mismos argumentos: sobre que algo no es 
o es aducen entimemas; la objeción no es un entimema, sino 
que, como en los Tópicos decíamos (196), es enunciar una 
opinión»de la que resultará claro que el adversario no ha 
hecho silogismo o que en él ha dado cabida a algo falso.
Puesto que tres son las cosas que hay que tra tar acerca 
del discurso: los ejemplos, máximas y entimemas, y en ge- 35 
neral todo lo que se refiere a la inteligencia (197), de dónde 
hemos de sacarlos y cómo los refutaremos, terminemos de 1403 fc 
hablar aquí; réstanos tra tar acerca de la dicción (198) y 
composición.
Armauirumque 
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