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',!)bru ,1 estado atlu,! de la BOTANICA y DE LA A GRICUIJT URA, V SODR Il m.1I1tiguel QIoL1lt~it·.o, ,xio de la A-.~otll:;a de r,¡en,.él nóiU,c.'" ! Art,; d, B: :¡IQ~~. " BARCELONA IMI'RI!NT.\ DR .\. BR\lSl. 1842 ,- sobre el estado actual de la J B O T A N I e A y DE L AA H R I e u LT U R A, y SOBRE EL ORDEN -DE -HA~ERIAS QUE PROPONE SEGmR EN su ENSEÑANZA lD. 1llligutl Qtolmtiro, -~ócic Oc .fa ol\"CMelMia Oc ~ .. CÍ<l.1 .. at~ ~ ~ Oc "'!!'atcefou.a , etc. Quien en cumplimiento del programa publicado por la Ilustra Junta de Comereio de Cataluña la le8m en su oJXIsicion a la catedra vacante_ . d~Wp\- d. 20 Jc. t1¡;~¿ ___ / c,r-.q-.2-- ~ -c:C --~.~~ ---... _-- .::..........- BARCELONA, IMPRENTA DE A. BRUSl. 184~ Cada uno de los opositores presenta rá ..... c un;¡ men:¡oria quc VClfe. ¡ 1.°· sobre c}\ Il§tado actual dc la Agricultura y Botánica ; y 2. ° so bre el órden de las materias, que se proponga seguir. 'p' con la debida cspecificacioD. Programa de las oposicio"nes. AUNQ6E la Agricultura y la Botánica tengan. jlwba á los vegetales p<>r objeto di6eren mucho en el PlOUO de considerarlos. }1;studiados por la Botánica como sel'e~ vivientes, cuya organizacion y fenómenos le cOUlp~te escudl'iñar, los clasifica, los denomina , los descrihe ~ f:n fin , losdá á conocer; y para complemento de sus iu vestí IPlciones exaD iua la i ntlucncia, que cada localida,d, que cada Vai') ejerce sobl'e la vegetacioll , y aun se remonta á los tiem pos antc~históricos, })orque no satisfech.. con observa l' los vegetales distribuidos en la superficie del globo los busca en las capas terrestres" y halla sepnltadas muchas especies, que son otras tantas medallas , que conservan la memoria .de las s'randes revoluciones de que fueron vlctimas : lá Botánica considera por consis'uiente á los vegetales bajo un punto de vista puramente cien tífico en tanto que no presta conocimientos ú otras ramas del saber, (Iue .se ocupan mas ó menos directamente en la satisfaccion de las necesidades del hombre. De eUas es la A.gl·icnltura la que mas le pide, porque sin el con{) cimiento de las plantas , sin el de su organizacion y - II- fenómenos, sin él de las influencias á que se hallaa sugetos careceria de base al estudio de los cuidados que necesitan las plantas que utiliza el hombre : y hé aqui considerados los vegetales bajo un punto de vista práctico. Siendo, pue~, la Botánic~ y la Agricul tura ciencias tan diversas, -siendo pQr otra parte esta la aplicacion de aquella, como de otras, al cultivo de las plantas, no solo . debe examinarse separadamente el estado á que cada una ha llegado, sino que debe hacerse comenzando por la Botánica, porque este es cl órden lógico, que consi deraciones de otro género habrán ·hecho invertir en el programa, cuyas exigencias se procuran aqui satisfacer. La Botánica y la Agricultura tienen tambien un órden peculia.,r, difiriendo tanto por él, como pOI' la manera de considerar los seres, <JUe fOl'man su objeto; asi es que despues de presentado un cuadro metódico de las materias, que en el dia abraza cada una de estas ciencias, poco habrá que añadir respecto al órden, que uno deba pro ponerse seguir en su esposicion sucesiva y no simultánea, porque aunque se toquen en muchos puntos la Botánica y la Agricultura no podria hacel'se una completa fusion de ambas. Tales son los principios que se han tenido pi'csent~s al reda~tar esta memoria en la que manifestando los progresos, que principalmente en nuestro siglo condujt" ron á su estado actual una y otra ciencia se ha tomado en cuenta con especialidad todo lo l'elativo á nuestro pals. Barcelona, Julio de 1842. JJ~igllel Col,nei'l·tI. ,",, : ':. . . ~ .. " ~ , PROGRESOS DE LA ~N ' ÉL SIGLO ACTUAL, Y ESTADO' EN QUE' SE ENCUENTRA, EN GENERAL; Y PARTICULARMENTE EN ESPAÑA, La reunion de la Botánica propiamente dicha y de la Anato~ mía y Fisiolo-gía vegetales caracteriza el estado actual de la eiencia de las plantas, A pesar de los grandes progresos, que en el últi mo ~iglo habián hecho aisladamente J no podia ocultarse por mas tiempo, que si bien su sepáraclon no se opusiera á ellos tampoco los favorecif. Las clasificácione,s botánicas, como las zoológicas, exigen para estar fundadas en la naturaleza tener por base la analogía de organizacion: las que habian dominado' eran mas Ó menos artificiales : porque ál formarlas no habian partido sus ahtorés de tan sólido principio: sus discípulos no veian por con siguiente al estudiarlas la necesidad de examinar escrupulosa mente la 'estrü(ftura de los vegetales, y por su parte los anatómi cos y fisióiogos habian cuidado poco de hacer comparaciones, que rlebieran dar por resultado la aproximacion de las especies segun .sus afinidaues. Aparecieran los Jussieu antes de terminarse un siglo' fecundo en' descubrimientos, un siglo, que habia comenzado bajo la intluencia de Tournefort. y concluia bajo la de Linneo., y aunque ' por entonces el método natUral cbocó con la doctrina -6 dominante hasta los entusiastas no tardaron en conbcer, que era la realizacion de los deseos, que el sabio legislador de la Botáni ca habia espresado, y aun ensayarlo satisfacer. En fin, el méto do natural triunfó y conducido á la perfcccion aseguró su esta bilidad siendo desde luego aplicado á obras considerables, como la Flora. del imperio francés (1805) Y la de Nueva-Holanda (1810), Y ya antes se babia n apodel'ado de él los médicos con vencidos de que la cJasificacion de las plantas-segun sus afinidades orgánicas es, en general, la cJasificacion de las plantas segun sus ,'irLudes. Tuvieron, pues, las obseJ'vaciones anatómicas y fisio lógicas una necesaria aplicacion al mejoramiento del método na tnral, y este tí. su vez ejel'ció sobre ellas una beneficiosa in/luencia_ \ De aqui el que se haya visto á los botánicos descriptores hacer notables descubrimientos en el terreno de los anatómicos y fisió logos, mientras que estos eran guiados en Jo suyos por una lu minosa cJasificacion. Asi e que las observaciones no se repiten ya inútilmente, porque cuando se mul tiplican es en especies de diferentes familias, logmndo de este modo formar ideas tan exac tas como generales sobre la organizacion y funciones de los vege tales; y asi es tambien que las aplicaciones de la Química dán mas fruto en menos tiempo. La investigacion de las leyes que rigen la forma de los seres orgánicos en general y de los vegetales en particulal' es igualmen te obra de nuestt'a época. Reconocida la simetría como principio se han procurado esplicar todas las aberraciones aparentes atri buyéndolas á la soldadura, al aborto, á la multiplicacion de los órganos, y en fin á sus tl'ansformacíones . 6 metamórfosi , que ya babian ocupado á Linneo y al poeta Gmtbe, cuya brillante imaginacion no deslumbró su espíritu observador y comparador. El grande número de yegetales, que se habian estudiado en las diferentes regiones del globo y los pocos que se habian visto crecer tí. un tiempo en paises distantes dil'igíeron la atencion de -7- iús botánicos Mcía un punto. impo.rtante : la distribucio.n de lo.s vegetales en la superficie de la tierra se hizo o.bjeto. de sus medi tacio.nes y la Geo.grafía bo.tánica fué erigida en ciencia. La Bo.tánica llamada al ausilio. de la Geo.lo.gía no. pudo. pres társelo. co.n buen éxito. hasta que ambas ciencias ayanzaro.n y cam biaro.n de faz: la Geo.lo.gía fundándo.se en la o.hservacio.n y la Bo. tánica abalildo.nando. lo.s sistemas artificiales, que dificultaban la compai'acien de seres análo.gos y reuniendo. el co.no.cimiento. de la mayer ·parte de las especies y¡".ientes entre ellas principalmente las de I@s paises cálido.s. La descnpcio.n de lo.s vegetales fósiles, que antes 'habia ocupado. á po.co.s (Antonio. de Jussieu, Scheuch zer etc. ), hizo. progreso.s desde la nueva épo.ca y ya se cono.cen muc:has -de ,las plantas, que ,dejawn de 'habitar elglo.bo.. 'Véase, pues, que 'aUJ:Ique ,de'ban á lo.s bo.támco.s dél siglo. XYlIt, les tIe} sigto. "KIX (Ia~ bases de sus do.ctrinas á estGS co.mpete la glo. ria de halbar hecho ,lacieneia mas estensa y mas ·filo.sófica. Ya no. hay -razo.n 'para que la Bo.táriica sea tenida pGr un mero. estudio. ele flo.mbres: tiene sus 'teo.rías 'y SIlS hecho.s, sus hipótesis y sus -leyes, co.mo. 'las dema~ 'ciencia's, 'Y a:} hacer nueyas investigacio.nes 'se pll'rte po.r -(lo.nSi~iente de principios. 'P<lr esto, mas que nun ta, se ocupan en su estudio rhGmbros eminentes, J lo.s pro.gresos 0.11. l'lÍpiao.s. , ''Pdl medo. de ver, .f!ales 'a-delantamientos estendiendo. -los limftes de 'lu 'msto.rin <ntláí,-¡iíl 'tIeilas 'P1antas 'hicieran mas 'I'leoesar,ia la cla IficadionAle os ·8ifepentes ramos, que so.n como. 'o.t¡;as tantas cien iro"cuyo elnijlm'te :forma 'una 'So.la. '!Pertenecen "á ella, segun Be :Can-flo\lle, ~o.mo. : psrtés t'liuELámenta'les 'la Organografía I la F iti()7orfía, ) 'la 'M etollologia·; co.mo. ·pm·tes aeceso.t-ias la Botá41.ica geogt'á'fica, la iJ)ofqñica JO'Iiir:toZogica I y ,la Botánica 'hiistorica; y eomo1a'pncaéiones la Botanica 'agr.i:cola, la Botánica médica, y ]a "Bo'trlní(ca ct:on'dmica. L'I!. 'ÜrganO'graf1a, la Fisiología'Y PatQlogia vegetales en u.nio.n -8- con la Geografía botánica, han sido comprendidas por algunos hajo el nombre de Física vege/,{!¡ló Botánica orgánica; miel;ltras que la ~Metodología (Glosología, Fitografía, comprendida la Si nonimía, y Taxonomía) forma segun los mismos la Botánica propiamente dicha. Todas las ciencias fitológicas deben mucho á nuestro siglo, y [llgunas, como hemos visto, hasta suci'eacion. Sin que preten damos presentm' un cuadro minuciosamente detallado de los ade lantamientos de cada una vamos á recorrerlas ordenadamente, y al mismo tiempo que hagamos yer su obj~to y sus límites, indi caremos los resultados mas notables ó de mas trascendencia, que fueron el fruto de las investigaciones de nuestros contemporáneos. La Organogrctfía ó Anatomía vegetal no solo examina los ór ganos de las plantas para analizar su estructura Íntima, descom poniéndolos en sus elementos anatómicos, sino que al describir los órganos manifiesta sus diversos caractéres, prestando asi fun damento á la descripcion y clasificacion de las especies. Por lo mismo es de necesidad que este ramo de la Botánica preceda á los demas, pues que sin el conocimiento de los órganos y de sus modificaciones no se puede llegar al de los fenómenos y al de la~ relaciones, que presentan los vegetales como todos los seres vi vientes; y de esta base se parte en las obras modernas mas apre ciadas. - Los órganos elementales, antes denominados similares, no há mucho {)cuparon á Meyen, Adolfo Brongniart, Bischoff y Mirbel, y sus ti'abajos unidos á los de otros dieron alguna mas claridad á esre punto dificil y oscuro. Reconocidos generalmente las células y los vasos como órganos primitivos, ó, si se quiere, solo la células, reina aun discrepancia acerca de las especies' de vasos que existen. De Candolle distingue cinco, Meyen habla so lo de las tráqueas, y con ellas y las células compone los órganos, Lindley considera los vasos moniliformes como células modifica das, y describe cuatro especies de v.asos, que divide en tráqueas -9- Y vasos conductores etc: 1,a org~nlzacjon particular de las ha'" queas era punte tambien dudoso; par~ce demostrado, despues de las observaciones de Bischoff y Meyen, que los filamel1toS-cespirales que las f.orman son sólidos; pero no se está de acuerdo respecto á una membrana que uniese los anillos de la esp¡rª ó los envol viese, ni todos las admiten en las (aices, bien que Mirbellas rió y Meyen las figura en su FitotomÍa .-Lasdemas especies de vasos y los resultados inmediatos de la posicion telati·va de todos ellos y de las células, ofrecen tambien puntos de algp.qa divergencia, y no es estraño aun despues de muchas observ,aci.o,nes.- La estruc tura del tallo de las plantas. monocotiledóneas, que primero ha bian esplicado Desfontaines y Du Petit-Thquars ha sido estudiada de nuevo por Mohl en la rica coleccion de troncos que trajo Mar tius del Brasil, y segun sus imestigaciones las fibras no son. para lelas en toda su longitud, porque no salen las nuevamente formadas del.centro del tronco como se creia; al contrario se cru zan, porque .partiendode la supel'ficie deL tronco desde su base, se dirigen poco ú P9CO hácia dentro para luego encorvándose hácia fuem penetrar en las hojas. - Adolfo Brongniart estudió la 01' ganizacion de las hojas y Braun, reflexionando sobre la disposicion espiral de ellas al rededor del talle, tuvo la originalidad de repre sentada por medio de una fraccion cuyo numerador es el número de vueltas, que dá la espira, para que llegue á ser 'cubierta la primera hoja por otra, y el denominador el número de hojas que compone cada espira; y aun ha llevado mas adelante sus conside raciones aritméticas y geométricas aplicadas á la Botánica. - La adherencia, ausencia y degeneracion y la multiplicacion de los ól'ganos fl.or.a.les ocuparon á De-Candolle, como otros puntos de la jJforfologia, ciencia querecientemente trató A. Saint-Hilaire. Los órganos sexuales de los yegetales han sido ohjeto de nuevas investigaciones en que tomal'onpal'te Treyiranus, Purl<inje, Fritzche, Roherto BrO\vn, Mil'bel, Adolfo Brongniart, Guillemin, \ ; II~ 1: ,1' l' li. .'. -10 - Dutrochet, Saint-Hilaire, Turpin, Amici etc, y la estructura y desarrollo del polen y de los huevecillos estan ya muy bien co nocidos, - La ol'ganizacion de los f('Utos y su clasificacion pasa I'on mas adelante de donde las habia dejado Grertner, Las plantas cl'iptógamas fuel'(j) I1 sometidas al microscopio de los modernos lo misma que las fanerogamas, Finalmente la Organog-rafia hizo mu cllas adquisíeíoJles, y aunque deba aguardarse que nuevas obser vaciones y una crítica severa pongan en su lugar algunas de las generalmente admitidas como hechos, no hallamos razonable que Raspail las cornbatn tan poco mesuradamente al -intentar estable cel' su teoría organogenésica, que designa bajo el nombre de teorta espiro-vest'cular, fundamento de su teoría de las funciones y de su ' clasificacfon. La Fisiología ó Fis'ica vegetal , (Jomo an~ de ahora se deno minó, Organofisia que llama Raspail, Organodinamia segun la nombl'ó De-Candolle en sus loooiones, Ó Biología , siguiendo á Tre,'iranus, estudia, como lo indica la etimología de los difel'entes nomb¡'es que ha recibido, todos los fenómenos á que da lugar la 01'ganizacion de los vegetales, dejando á la Q1timica o1'gánica el exámen de los muchos productos inmediatos cuyo modo de elabo racion entra en el número de los fenómenos de ' la vida vegetal. Pocos y poco empleados son los caractéres que suministI'a la Fi siología á ,la Botánica descriptiva y bajo Otl'OS puntos de vista es como debe Sel' mi-I'ada para caloularsu impOl'tancia, La Fisiología nos rev la I mecnnísmo de las acciones de tan numerosos, como interesantes sel'es, las infllJencias, quo ojero,en sobre los demas ' las que de estos J'eciben , sin cuyo conocimiento ni la historia fe nomenal de la natul'aleza seria completa , ni tampoco el hombre supiera -hallél' los útiles oomo seres "ivos. E l cultivo de las plantas debe estar de acuerdo oon la :Fisiología, ,y aunque rutina riamente se pueda llegar al fin , muchas pl'ácticas desapareoen al difundirse la luz que la ciencia denama y son ventajosamen!c -11- sustituidas por otras fundadas en prín,cipios. Así es que fué la Física de los vegetales.objetó de numerosas investigaciones espe cialmente en el ,siglo pasado. tomando parte los fíS'jcas, ,los quí micos, los fisiólogos, y tambien Ids ,agrónomos; perQ ~~ ptectso confesar fIue' sus esfuerzo!> reunidos á los de los sábios de nuéstl'é\ época, . no ban elévado ,aun la cie.ncia· al grado de perfeccion que es de desear. bien que otro tanto sucede'Coa todas las que ti~nen por destino el penetrar los misterios de la vida; sin embargo no poco se ba adelantado. Lo mas principal de las funciones nutritivas se conoce bastante bien. Está cQnJitmad'o que la savia sube, por el cuerpo leñosó, aunque. á :pesal' de los esperimontos de ~iscboff, puéda dudarse que los meatos iQ;tel'~lulal'es sean sus conductores y mayor Íncertidumbre reiria acerca de las ca\lsas que determinpn su ascension, pues ni la capilaridq.d, ni la ,endosm.osis y exos mosis nos evitan echar mano dél último recUf,SO, de la vida., par~ esplicar este fenómeno. - Abandonada la , teorÍa .de JalO fibFa& des cendentes, y en su luglll' admitida la existencia de.jugG~descen dentes, ó 'nutritivos, particularmente en virtud de los esperimentos de Pollini y Iüiight 'j y ~dl11itidQ, .tambien que sean producto de la modificacion, que ¡lor la' accion ,atmosférica sufre la savia, en las hojas .• órganos especiales de la respil'acioFl de los vegetales, pa rece que no se debe disentir de la opinion de muchos fisiólogos , que creen que el cambinm baja por las capas jóvenes de la corteza y del cuerpo leñoso, es decir, por el liber y, la ~lhuraj y de las tres opiniones emitidas sobre la formacion de las capas leñosas, y corticales, la de que se aumentan independientemente es la sos tenida por Mirbel, Dutrochet y De-Candolle. Este célebre pro fesor compara á la sangre la goma. pues presume que sea el jugo nutriti,'o tle los vegetales en estado de pureza, y considera igualmente como nutritivos otros productos bid,ro-carbonados. De los segregados' muchos sobre-bidrogenados SOl1 esctetados y otros -depositados (jugos propios) en caviOades interiores circulando - 12- mas 6 menos; y los demas sobre-oxigenados, azoados etc. no se hallan aislados en cantidad notable: Existen tambien en las plantas mater'ias minerales, vegeto-minerales y gaseosas; segun BischQff sirven estas para modificar la savia. - Los sexos y fecun dacion de las plantas fanel:ogamas columbrados por los antiguos fu~ron demost!"ados en el último siglo á pesar de los esperimentos de SpaJlanzani contradichos 'por VoHa y repetidos por nuestro Mal'tí , que hi"zo ver cuan falaces eran por ser dificil asegurarse de la absoluta' falta ' de éstllmbres; no obstante Lecoq los repitió ue nuevo poco há y, si lo hizo con exactitud, resulta que en el reino vágetal se verifica algunas veces la generacion sin fecunda .cion. pero esto nunca será cierto de un modo general. ¿ Y cómo negar la 'fecundacion al ver tales movimientos en los estambres, y aun en los estilos y estigmas de muchos vegetales, que pu dieran cbmpararse en este acto á ' los de los animales 'que recípro camente se buscan? Las precauciones que la . naturaleza toma para que el polen no sea inutilizaoo por la accion del" agua mani fiestan su necesidad paú la conservacion de las ' especies, y en ninguna son mas admirables que en la Vallisneria spt'ralis objeto de una hemlOsa descripcion de Castel (1). El aumento de temperatura Pl'oducido al fOI'marse ácido carbónico en el tiempo (1 ) Le Rhone impétueux SOllS son onde éeumante, Dúrant dix mois eÍltiers, nOU5 dérobe une plante Dont la lige s ' alongc en la saisqn d' amour, 110nte.8u dcssu, eles nots , et brille aUl, yc~x du jour. Les males, jllSqll' alol"s deas le fOllrl 1Il0lobiles, De lellrs liens trhp COllrts briscntles nreuds d~biles , Voguent yers le\1\" amante eL Iihres dans leurs fem Lui forment sur le n¡¡nve un cortege. nornbrelu :, On diroit d' une fete Ol! le dieu d' hymenéc Promenc sur les Dols 58 pompe fortunée. lI1iis le t.cmps de. VCJ1l1S unc fois 8ccornplis, 1,a tige se retire en rapprochant ses plis . Ell'a mt'u-ir ' sous l' enu sa SCIllCllce fécondc. ~13-.. de la fecundacion que observó primeramente Lamarek en el Arum ttalicum comienza segun De-Candolle á las tres de la tarde. llega á su maximum á las cinco y termina á las siete, fenómeno dig no de atencion, que no es peculiar de esta especie y que Raspail y Dunal comparan á lo que pasa en la germinacion. Esta rué es.,. tudiada tomando en euenta todas las circunstancias, que en ella pueden influir y su duracion lo ha sido por De-Candolle. hijo, en muchas espeeies en el jardin botánico de Ginebra y por La..,. Sagra en él · de la Habana . .,-- Otros fenómenos de la vf;!getacion ban ocupado á los fisiólogos contemporáneos: las soldaduras na -turales y artificiales (injertos). la direccion de las plantas, su movimiento, t.emperatura, fosforescencia. coloracion etc. ete. deben algo á las observaciones modernas y los esperimentos qU!l se han hecho sobre los envenenamientos de .que son susceptibles los vegetales, prueban mas que gozan de una especie de vida y enseñan precauciones para no atacarla. La Patología vegetal pertenece menos á la Botánica que á la ~Agricultura, que clasifica. describe. y combate las enfermedades de las plantas, dejando tan solo á la Botánica el remontarse al principio de las alteraciones. que sobrevienen durante la vegeta cion. La simplicidai:l d'e 1a ol'ganizacion de las plantas, lo limitado de sus funciones · no per.rriiten que sea grande el número de las causas que tienden á su destruccion y están casi reducidas á los agentes esteriores que la rodean tales como: la mala natur.aleza del suelo, la falta: ó esceso de humedad ó de calor. In privacion de la luz • el desarr.ollo deparasitas fal~as ó verdaderas, los ata ... :ques de los animales etc. - Dé-Candoll8 emitió la opinion de que la vida de los vegetales es indefinida, que su muerte es un acon,.. teci'miento estra·po á su organiz¡¡eion efecto dé accidentes inde pendientes' de lá edad; en' fin que no mueren de vejez. Esta teor-Ía iácilmenté aplicable á las plantas policat'pianas lo es tambien á las . monocarpianas teniendo en cuenta que · su organizí;lcion mas déhil 11 1,: 1- -14- no puede resistir sino Una ó pocas veces al accidente, que resulfa de la produccion de las semillas, pues atraida fuertemente la sa 'Via hácia ellas las yemas no se desarrollan y las raices perecen, y .par: eso se úlarga la vida de algunas plantas cuando no flore cen, ó cuando alguna causa les impide fruotificar. ~ POI' diferen tes que sean bajo tales puntos 'de vista los vegetales de lós ani~ males han sido lransportadosá la Patología vegetal nombres y clasificaciones que solo pueden tener lugar tratándose de los ani~ males superiores. Eysfarth, Forsyth, Plenk, Re escribieron antes de ahOl!a obras especiale.s sobre las enfermedades de las plantas y Haselbon nos dejó unos aforismos; los insectos dañosos á las plan tas ocuparon á muchos entomólogos; y en fin, en las obras agro nómicas de nuestros tiempos se halla compilado todo lo interesan te de estas materias. ta JletoMlógía botánica considerando los vegetales colno séres distintos los clasifica, nombra los grupos que forma, establece los términos y los signos' destinados á espresar sus c?ractéres >- los des'cribe\ los figura y esplica. los demas medios de hacerlós cono- 001'. La Taxollomw; la Glosolog'ía. y la Fitografía; son 'tres sec.,. ciones en que se haUan distribuidos . estos' diferentes ramos de la Botánwa propiamente dicha. Su teoría debe los 'primeros funda mentos á Linneo cuya Filosofía botánica bastaria por sí sala para inmortalizade; pero el nuevo giro que tomó la ciencia hizo nece sarias consideraciones, que no tienen un lugar correspondiente en los escritos del naturalista sueco, Y' siR embargo es admirable. que pocas ideas se han emitid<il, cuyo géroien no se encuentre en ellos. Por otra parte el estilo aforÍstÍ'co por Sl'lS inconvenientes fué abandonado en época p'Oco lejana de la nuestra, y era necesario líacer una esposicion razonada, que a'l mismo tiempo que fúese fácilmente comprensilille, desenvol~iesé Los principios domin~ntes. El célebre De·Cand<ilUe J cuya reciente pérdida llora la oiencia, lo consiguió en su Teoría elemental de la Botánica. que llamó -15 - elemental, porque considera en ella los elementosque la consti-. tuyen. - Dividiuas las clasificaciones en empíricas y racionales y estas en usuales, artificiales y naturales, no es dudosa ya la elec-. cion, si la hacemos como botánicos. A tientas, ó por comparacion. general se formaron las primeras clasificaciones naturales, pero los Jussieu tuvieron la gloria de subordinar los caractéres , y el desarrollo de sus principios es la parte principal de la Taxonomia ó Taxologia. La importancia relativa ue los órganos y la de los diversos aspectos bajo los cuales son susceptibles de ser conside.,. rados determinan la importancia de los caractéres, cuya gerarquía es.tá de acuerdo con las bases de la cla ificacion generalmente ad-. mitida, aunque no puedan subordinarse los caractéres con exac titud, ni aun emplearse la palabra subordinacion segun A. Saint~. Hilaire en su Botánica compamda. El número relativo de los, caractéres comunes y diferentes y su valor, en tanto que se puede fijar, determinan los grados de semejanza y de asociacion de los, vegetales, cuyos grupos muestran afinidades y analogías unos con otros como nadie mejor que Linneo lo es.presó: Plantre omnes utrinque aOinUateDl monstrailt uti t,erl"UOIOiuDI in Dlapl)3 geo;;raphicao - Desde este grande hombre parte de principios fiJOS 'la nomencla., tma y terminología botánicas y en el dia se halla reunido bajo el nombre de Glosología touo lo que tiene relacíon con cllas. Hay que nombrar en Botánica los grupos de individuos y. de espeCies, los órganos y sus modificaciones, las funciones, ): en fin, las estaciones y habitaoiones : sin reglas adoptadas de co-, mun acuerdo la ciencia seria pOI' consiguiente un celos. - Los, medios de hacer conocer las plantas pertenecen á la Fitogm{ía y sonlo, á la vez que resultados, las colecciones y las obras. J~os. jardines botánicos, los herbarios, las bibliotecas, y demas colec riones están sujetas á sus principios j pero son principalmente objeto de la Fitografía las obras. Su idioma, su estilo, la forma- '- 16 - (~or1d'e las frases y déscripciones, la sinoúimÍu, las abreviaciones, y signos empleados, las láminas que deben acompañarlas, estu diado todo de un modo general, es luego aplicado á la redaccion de las monografías de especies ó de órganos, á la de las floras, á la de descripciones ó catálogos de plantas cultivadas en determi nados jardines, á la de las memorias', disel;taciones etc. , y final"7 mente á la de las obras generales, sean genlJ'w, species, ó simples catálogos. Los escritos destinados á la esposicion de la' ciencia de un modo elemental, 6 no, entran tambíen en el dominio de esta parte de la lIfetodologia. La Geografía botánú:a ó Botánica geográfica exainina la dislri bucion de los vegetales sobre el globo. La natural.eza del lugar y su posicion geográfica, es decir, la estacion y la habitacion son modos de considerar el lugar natal de cada planta que aplica tam bien á los grupos; y al hacerlo puede partir de datos físicos ó geográficos, y determinar que vegetales crecen en una estacion ó en un pais; ó bien en vista de una planta ó de un grupo de ellas examinar su estacion y su habitacion, Ya sea el punto de partida topográfico ó geográfico, ya sea botánico, tienen lugar en parte unas mismas consideraciones, porque la organizacion de las plan tas exige mas ó menos ciertas circunstancias esteriores; y en efec to esto esplica la diversidad de estaciones y aun la de habitaciones. Interesante es la distribucion topográfica de los vegetales, pero lo es mas la distribucion geográfica', y así es que desde que se ha examinado y comparado la vegetacion de muchas regiones lejanas se ha heého objeto de un estudio especial que ocupó princi pa'lmente á Humboldt, De~Candolle, Roberto Brown, Schouw, Meyer etc. Sus resullados, segun los -espone De-Candolle, hijo, son relativos al número de individuos, especies, géneros y fami lias, que hay en diYel~sos paises; á la proporcion de las especies de las diferentes clases tamhien "en ,diversos paises; á la estension de la habitacion, ó sea al area de las especies, géneros y familias; d - 17- 'Y ála aproximacion ó alejamiento geográficos de vegetales imálo gas. La distincion de regiones botánicas, yel exámen de las causas de la diversidad de habitaciones completan la Geogra{m botánica. La Botánica Onctol6g'ica, ,6 sea el estudio de los vegetales fósiles apenas llamó la atencionde los botánicos hasta el último siglo, pero principalmente en el 'actual se aumentó considerablemennte la Flora subten'ánea por los trabajos ' de Schl0theim, Sternberg, A8o'lfo Brongniart, Lindley y W. Huttón. La Bolanica historica ó Historia de la Botánica forma el com plemento de la ciencia revelándonos elcamíno, que siguió para elevarse á su actual estado, y paga justp tributo á ÍlDdos los que á él la condugeron. Lo mas estimable, que en este généi'o se conoce es h Historia ,'ei herbarim de Sprengel, pero no comprende nues tro siglo, ni la Botánica española ocupa en ella tanto lugal' como merece: el amor patrio nos ha, inducido á redactar en compendio las noticias que sobre ella pudimos reunir_~ . La Botánica aplicada, finalmente, estudia lás planfas como mediesde'satisfa'cer las necesidades del hombre sin lo c"Úalla,ciencia seria esteril,' ó ál menos 'n.o; pr.opol·cionaria otros goces que los in telectuales.La Botánica médica, agrícola y económica abrazando todas las aplicaciones destinadas á satisfacer las necesidades físicas del hombre' contestan sobradament.e al tan repetido ¿c1ti bono? zpara qué sirve? Desde principios del actual siglo se 'haHa dividida la ciencia de las plantas en los diferentes ramos, que acabames de reconer. El aislamiento en que por entonces se hallaban los pueblos civilizados por efecto de la guerra. dificultó los viages durante bastantes años, y el examen de las plantas exóticas permaneció algun tiempo esta cionari'o; pero en cambio la atencion de los botánicos se dil'ijió á 'profundizar el estudio de la 'organizacion -de .os vegetales, y á perfeccionar -ias' teorías botánicas. De este modo Juego que pu dieron ' emprender nuevas espediciones lo hicieron . con ~ayores -18 - vCJltajas que sus predeceso.res, y han .aparecido. vari i;\"S flo.ras tales co.mo l~s de las l\faluinas, .de N o.rfo.lk, de Senegambia, del Era sil, d,e Ja v' y Sumatra, .de la.s CapUI'jas. qe la Mader/!, de la 4lllér~ca ªrc~iqa, . , ., tooas al nivel de la c!'ellei/! . Las 'nUeyafi Ilo.ras eurJlpeas pt!blicada.s en Alemania, Italia, Francia elc. partiqipan .<l.e igu.¡¡j pel'ÍeQGiQn, entre ellas la: francesjl de De-Candollé y Duvy y )íl ® Jª isla ¡tle Zañte por Marget y Reuter, que publicé lam bien un escelente catálogo. de las plantqs ,va$llQlares de lps alrede dQ 'es ele Gil¡l.ebra. En fin, el deseo. de completa!' la B lo1'a ewropea p.e hi~Q g~p..e!'~I, ~' E&p.aña CQ.llle meIJ.o.s estudiada }la II¡:¡made la iJ.t§l}fiQ,Q el.e 'arios estnmgero.s e!1tl'e ·IQs que se distinguen Webb, )loj~ iel' _y Re.uter, y el segundo. ademas estUJlia actualmente las pJillltíll! Qrieqtllles. ~erií\ ~a~1,ga la enJJJneliacioJl de las mo.nQg¡'a[ias y o.tras obra,~ d,:e :ipti~ps, que lit¡} d{}hen á Io's bo.táQicó$ mo.derno.s; pero. nQ prescindimo.s de dar algmVls llQt'Ícii;\1j a..cexPtl de lílfi o.bras genellales de ma~ iq:flpenci.a., I ~J $p.ecies plqRtar¡¡m de Linneo. fué en su tiempo. la o.bra ge- BfifilJ PJ!r Il§.cru i¡¡ ~n lo tocante á la parte descriptivq de la Bo táni.cª. lt~if}ha}.'d bizü de ella ,una flu.6va edicj@n aUp1!3ntada que ~o.rnen~º 4 !lQbli9af en el mismo. añp en que falleció Linneo. t1778) y d~pU(l,5 hn &idq ,c.opiaJla, IUo.dificadl\ y ¡,¡ume!lt~da d~ nuevo. po.r o.tro.s mucho.s ent¡'e ello.s 'Villdeno.\v, Rcemer y S:chu!tes.. Spren ~l al&. y fl! Rnch "'wion de PellSOQn es una edicion Q@table PCU' su lWqlJ~í1Q. v$)J Ú,lne!l q\le Il! ha hecho QllJY ap!'eCiildíl . -Sus~~uido '" el' )étctlk! n~~p;!:'!l J. (,ll ~S:4Jlfu1 ,$j)A{fu1\ /¡lra- necesi1ria I,I.P¡l o.bra qu~ cont1¡lv\(l$...e todfi~ la:) plantª-s,co oGidas cl<l.sj6Gudas y da ~f'itas. s6{Wn lps nue\'ps PlliJlGiVio&, El Geller~ de J ussieu abriera el' t a J,IÚ¡;(o (178.9.) Y D~-qa!ldo.tJe ~jgu¡éndol~ llegó á em,p¡.ender ('1818.) el RIf9.IlJÍ. vegeta bilis System,a 9i,a[¡¡' l'ale, 'o.bra c@lo~1,I! de que desistió conv~ooido de la impo.sibilidad de co.ncluirla, aun,que viviese mucho., y pafa tener prebabilidad de llevarla á cabo. la Co.menzó o.tra vez =1~- é 1824) de"üña marí'éra i}brevlada fon 61 tfliúlt de prif;];f6.riíllS, qire sin emBárge' dejó" iríC6mpleto' á su muerte' ~ 1~841). Stibem'os qtlíe su li'i,Ío" uno dé sus cotaliol'a~dór.és, s~ QCu:pfi en' lá contitnjéfCi'on y no ofidatrJos qüe; satisfará lo~ deseos dé It>s' botchmros. ~ Síen'dó ya el 'Prod1'omu§ ¡m á' oHr-á~ inrl1spensal)h:i Coífl'é úinlca: er.l su gén'el'o, y por otra' 'pá~,tG dlj: gráh()e' in'nuénda~ én la. ll,okínita' t;- sé h'c\'Ge ne'GesaFié' ~üe demos algu'ni} • Irías noiliáá de éf 'j una" .idea de su clasificaci6b.; (!¡iJé', ,llífnqUtl es' rfJ()8iftca'eionr de hr de Jussieu',o difrere ba'stánie1 y n5s iñtcl'~Sa !lI'as';' que Ia.s d'e t:ofsel'eur.rDeslong chá'n'ips y :M:rahjúÍs, oe X. Riéháfef el¿. , pol'ésf{a~r múy gefieral mente ádoptadá. bicy.ii.]iihj~ las plahtas en FA:NJjlROGAMAS ó V NSeBL~RES'y en" CftIPl1'O'GNMAS iVCELUtOSNS, fórÍlfarr ~a p¡fimera clase del ·reif:l0 Yegetal, la~ DiG-Qq¡ILID])"o'NEA'B'éE",oGEN~S ~ súbd:ivioiclas 'en Jlatamífl'Ohüf, Oali:éiflorrl"; CfJT'OUf/6ras 9 M<ffiodd: midea.s), lá segunda l adWoN 0'€OTiirEiJONE1 s -ó ENDÓ~ÉNXS ~ la \ tercera las ETEOGMtlA'S' lf>~ $EMI":VÁSOtJLARES ', y la"CtlaltUi las AN::' FIGA'MA1S ó CE'aJtÁI\)tS': Estál\ pública'd'a~ tQdáS laS"fáJ'híllé\'S anle riOl'és' á lús G@¡!ci1ln\5i'as, qÚfl p'asan dti cient6" 'f fáltáñ pocas. ínenoS<tln cuyó ri6mél!0 'sé' bal/íHf las criptogamirs"; biél»eS verdad' que 'eñtJ'e 'l1íspüoliG1fu1(S-' se balla11 bastant.es famiUa's de Ia's HU:' mm'osas. ~Redricidás á tipos mas regulares pres-entan ' modifica-' ciones igualmente notables, ya en su diYision pOI' tribus, ya en lo que respecta á ·105 géneros, todo de acuerdo con el estado de la ciencia, de modo que será sensible se retarde demasiado la con c111sion del resto, y es de desear que apªl'ez{;an suplementos, que contengan las especies, que se descubrieroil despues de ¡la ' impre sion de los tomos publicados.-~Iientras tanto ún aleman conocido no solo por sus escritos botánicos', sino pOI' otros de eruclicion publicó (1836-1840) un Genera plantarum, que sUcede dig namente al de Jússieu cuyo bija Adriano no aceptó la mision de poner al nivel de la ciencia la ' o'bl'a 'deim padre p'OI' hallarse ocupado en trabajos de otra natl!lraleza. El Genera de Enlicher contiene - 20- todos los publicados hasta 1840, Y en suplementos sucesivos apa-· recen las novedades. Despues de los caractéres genéricos presenta, el autor varias indicaciones importantes j y la sinonimia y desig nacion de las 0bras que traen las mejores descripciones ó figuras completan un trabajo que exigia la época (1). En las obras-catá logos de Steudel y Loudon se encuentran adamas de los. nombres genéricos los específicos facilitando el conocimiento de los sinóni mos y el-de las obras en' que se hallan las descripciones. Fáltanos aun hablar de otras obras generales, de las destinadas á la esposicion de la ciencia. De-CandoBe publicó diferentes es CI'itos, que componen un Cwrso de Botánica detallado segun su estado actual, qué su hijo comprendió en el Tratado elemental que-forma parte de las Suites á: Buffon, teniendo á la vista lo.pu_ blieado recientemente. En fin las obras de A .. Richard, de Lindley, de Kunth y de A. de Saint-Hilaire son de las mas estimadas entr.e las innumerables, que-apªrecieron y aparecen. Hé aqui eJ cuadro animado que en Europa presenta la Botánica. y aunque corramos el peligro de que bosquejándole en seguida aparezca descolorido el que-corresponde, á la España de nuestro siglo no reusaremos el hacerlo, porque procuramos reuniF noticias interesantes., y no· bastante conocidas. que le av,ivan algun tanto; '( 1) La clasificacion de Eillicher difiere de la del P1'odromus : la siguiento tabla dará una idea de ella: . Talofitas. rp~otofit~s. ) (Algas, Líquenes, Hongos) .. 1: HIsterolfitas. j, . . ~ Acrohrias.... (Musgos, Hepalicas, Helechos, . E'1\lisetaceas etc., Zumíeas, Rizantéas). Cormofitas. Aufibrias ..... (Jl1 onocotiledOfUlas). . Acranfibrias. ( Giumospermas_. . . Apetalas. (Incotdedoneas). Gomopetalas. Dialipetalas. y si aun con esto al aproximarnos á· nuestros' di·as la eomparacion fueré demasiado desventajosa, podrá al menos escitando una no ble pasi'on conducir á que sean mas los españoles que dejando de constituirse en meros recitadores ó trasladadores de las doctrinas concebidas aHende de los Pirineos aspiren á OCupar un lugar en trelos sabios. Botánica española del siglo XIX 6 d~-,te la época de Cavanilles á la de La-Gasea, y estado actual. Comenzó la Botánica española del actual· siglo bajO' buenos auspicios. Cavauilles estuvo á la cabeza de ella en sus cuatro pri meros años sin que los cuidados de la enseñanza minorasen la . actividad y el celo que antes habia mostrado com() escritor; y que comunicaba á los demas; asi es que la falta de su inOuencia hizo que poco despues de su muerte ( 1804) se dejasen de publicar los Anales de ciencias naturales en donde los, profesores españoles y sus discípulos consignaban los resultados de investigaciones diri gidas especialmente al conocimiento dél pais.: Sucedióle Zéa. cu yos escritos sOQ mas notables pOI' su elegancia que por su valor científico; y 'puesto bajo su direccion (1805) el Senwnm'io de Agricultura (1) que 'se publicaba desde fines del siglo pasado tu viet'on tambien lugar trabajos de otros botáni~os y á la vez' agró nomos distinguidos. Los dos hel'manos Boutelou contínuaron ' escribiendo en él y se les agregó Clemebte, que ,como García, La Gasca y Rodriguez era éontado entre los discípulos de Cavanilles, que mas frutos podian ofrecer á la ciencia, y en efecto de todos ellos habia comenzado á recibirlos y siguió recibiéndolos por largo tiempo de algunos de ellos. (1) En:l802 se babian iuserlado en esta obra periódica unos Principios de Botánica en cartas á una señora. :0...=: ' 22 ~ f Loslloutelou 'fÉstévon y Claadio r dedicados teMica y pracei~' caméhl~ desde: -rus mas tierR"es afies; a{ estiud10 de Iá· Agl'icuJtura , y Hormculturi\ quc ' }labiai1 profesada -sus, antép'aSa'des (ESteva-n f.laudi'e. Estévan, y Publo) d'/rigiendo éóIDó' elles el cultivo en' las'posesiones reales, contriHuyeron nOfu,bl(ffi)éRte-al ádélaawmiooto de tan importantes ciencias con sus muchos y variadas' escritos de los que algunos no dejan de interesal' tí la Botánica. En el Sema nm'w de Agl/"icnlt?t1'a reun iero!') ( 1797) los 110lnbl1eS c:astéHanos. ingleses y franceses de las plantas de que se componen los prados artificiales de Inglaterra y publicaron (1801) una noticia de los árboles exóticos, que prevalecian en .A:l'añjuez, y otra de los in digenas; en IQS Anales de C"iencia,s na.turales insertaron- tambien ( 1801, ) lina raZOn de las espedes mas rams de árboles y arbustos cultr~'a'dos en Aranjuez '; y el uno de ellos (Claudio) publicó (18Ó2) una especie nueva de Jacinto, y postériormente ~806) designó en eL Seman(J¡/'w de Agric~tltura , varias plantas bar¡:lIlet'as de la Manclía,. El otl'(;) hermano (1i:stevan) hadendo en, 1803-un viage agl:bnémreo-poi\ España estudiÓ las especies y. variedades d'e pillos que se crian-en la siena de encnlla y 101; puoIlti61( fíl069 en el Semanario, de AgriC'Ult?wa. La descripcion COft los nolflbres -de las diferentes esp.ecies de uva que se cultivan eH los viñeuos de Ocañada: hal)ia .inserrado en el mismo' pej}iódioe el aM\mitoriol'; y s(!)bre~la~. var¡~dnd'es de'tl~igos, cebadas y centenos', cu~o cultivo ha:bili1sidoJensa-y'ado.en Allanjuez( 1 ') esCl'ibi6 en eJ:siguiénte (1807) un artícule' én.qué las designo. por.sus nemores vulgares, .&I ·()c'u parsa en el mismo ario en la aclimatacÍon de los árboles de la América septentrional indicó los que lo están en España, ndm brándolos científica y vulgarmente. El -estudio de las variedades cultivadas llamó con mas particu- (1') Tnmbiell'ien-17!)i,'sC -habían hecho ensayos an(¡logos en 1115 inrncdía.ciones de Zaragoza por el DculI Hcrnandez de Lurren, segun Asso, Sel'i'íl Ag\'. 1i99; m ~ 23 latidad la a.tencion de Clemente a~ viajar por España y en lln ar tí:cqJo qUe in~ertó (1806) en el Sen~UJn(Lri(} de Ayricult1¿1'q, sobre ~n centeno cijltivado en Talial manifestó s11 modo Qe ~ens¡tT y dem,osLró qlle los botánico.s nO debia,p mirarlas ~on ir¡diferencia lI!lv1}Jlo~ 9~ ¡;¡!;le eran obra del bplúbre, NQ dej¡} ~n teoría eli~o~ prin~ipjos > p*§. al oñ.;¡ sigui!ln~e pl.!b)icó su Ensayo sobré las va Tiedades de lá vid ~omun. que vejetan eh Aiulab,¡.cül" , obteniendó tan general aGept.acipn, que ftW estractildo y tradu~ido en 'parte en mucbos idjoffiJls y totQlm nte en francés, En el ja'l'dill e¡;peri lllental y de uclimªt,!cion 'esta,bJe.cido en San Luca,r de ~a¡\rameda ~uiti"9 rpll(~bílS d~ e~ta~ vayiedqde,s y posteriormente volviÓ á tra tal' dc ellas y de las casta,1 de 1).\';1 JI sus adiciones á la Agr-icul tUI'p, de Jlet11'W,U, y el) la miSfllt\ Se. /la!l ítn otras sobre 'las· castas de ol!"p (¡) y sO~I:e lat> ruWl;nj¡¡S ); lil\10o~ de A..ndalucía, que fua :01) redaQtadas ~lHJfOJ;rHe ª l/¡,S l!º~icias ql}~ ,~~ spl11inistEó, t9s nlgod9nep, J~¡; Y\lfi,edade.s Q~" fl:e,~~, ¡:iatatay jQlieI).to, ,tambien le oClJpa!'on, p~r@ ,g}¡J.s las O¡l,~,w..s uña trigo , sol:¡re31l$.: ql}.e :Yersa . otra de ~UJi adicjq!1e} á la ,mi¡;ma obn¡, Sin ~mbargo s~u\1 el mi~n!o (dlemente (Ayr, llerl', t~~8:PYfT 71. afl,) la i4e9' de ~- ' t~!dinr I~~ ~~pecie¡; y "\\'~ried'!9~% ,d. trig9. fqé d~\lip:a ~-,La-Gp~ca (~.).; ambos y García obserV?foll eMleCiCfi ' '110 'de¡;critl!5',,,X les .tI:ql~ajos qu,e CJemeflt~ , Y La-Qílsqa 'ell!prem\!erol} q~'c9~no 9~sqe 1815 d:í'~roJil.9ríg~Jl: á la .a.9ic~~1'\ \l'~qa ~;e. f~cb,a r po¡;tel'iOl: ~ la de! . G-~nem ct spe~ie~ d r.J-Qa,l?Y~ e.!l. ,gue ,publ¡'~ó l,a~ ~{Ilev s ' esp~q,ies: de trigo, ~qs 'dQ on,til;l1.l~!}9n g!3~PS ,re13l)}.epqo..: ~~tHriq.l~p ~g~m el OBJ~O ~fi\' .fq!mar UQí\ CO¡;és.~pct'¡CQla., que con 'algunas láminas a~iertas se ' conse,l;van ~n el jardín hqtárP <?o de Madrid, ~ 1Iam Lien las plapta.s que no participaij de los cuidado~ ' del ~ombl'e (+)- Sohrc las de "l\-nd¡¡-Iucía pul¡licó l\fartinez Rohles un-Ensayo. Umlrid 1833. (2 ) Lo contrario se afirmó en la Gaceta de 27 de marlO 18'27,. -- 24 ~ fueron objeto ,de las il1Yestigaciones del célebre Clemente y las criptógamas tuvi-eron e1l él uno de lbS mejores conocedores. Habia tenido parte 'en la lntroduccion á la Crtptogamia española publi cada en los Anales de ciencias naturales (1802) con su -nombre unido á los de García y ta-Gasea, trabajo interesante en que se hallan descritos muchos de los helechos y musgos de España; al fin -de Sil Ensayo sobre las va'f.tedades de la vid colocó tres listas de plantas sevillanas, algunas nuevas, que caracterizó; y se yé que los helechos, liquenes, y algas le merecieron cierta prefe rencia ( 1 ) - Clemente nos hubierad'ejado muchos mas trabajos botánicos si una muerte prematUl"é'i no se lo hubiese impedido. Instruido en España, pe..reccionado en el estrangero y poseedor de conocimientos especialmente en los idiomas antiguos y mo dernos, que realzaban los que le colocartln entre nuestros natu ralistas mas distinguidos, 'prometia mucho á la ciencia y al pais. Habia recorrido unas veces como Clemente y otras como Mahamet Ben-AJi nuestras playas meridionales uesde el puntal dei Pinar al de la 'Sagra ·y 'las sierras de Granada y de ,Ronda reGogiendo da tos p'ara formar ·1ina Historia natural de Granada, pero algtlnos los perdió en Sevilla, y otros permanecen :aun inéditos. Su her bal'Ío se conserva en el jardin de Madrid. La-Gasca y Rodriguez colocados al lado de CavanilIes se die ron á conocer muy pronta por los escritos, que publicaron en los Anales de ciencias naturales. Describieron juntos (1801) algunas plantas del jardin botánico -de Madrid y -des pues (1802) otras que habia -colectado Thalacker en Siena-Nevada, é indicaron (1803) (as localidades españolas de muchas de las plantas africanas, que 'habia recogido y acababa de publicar Broussonet. En 1803 fue ron encargados de viajar pOi' España con el objeto de recoger (1) Su amigo Lalluve sobresalia tambien por este tiempo en el conocimiento de los IiqueDes.· = - 25- materiales, para la formacion de la Flora española l' y RodrigU'cz, como Clemente, se dirigió al mediodía, mientras que La-Gasea fué al norte. El pI'imer descubrimiento, que se debe á estas espe"' diciones es el que hizo La-Gasea del Liquen islándico en las mon tañas de Asturias (Gaceta de 29 julio 1803), pues aunque Neé lo habia visto antes (1785) cerca de RoncesvalIes, esto no habia tenido consecuencia; y por el contrario desde que se supo lo a}mn dante que se hallaba tan útil medicamento no solo en las monta ñas de Asturias, sino en las de Leon y de otras partes, ya no se pensÓ mas en importade del estrangero. La coleccion de plantas español.as del jardin de Madrid fué aumentada considerablemente y La-Gasea, poco despues de su v~elta. publicó ( 1805) algunas de ellas con otras exótieasen las Var-iedades de ctencias, lil,eratura y Q.1'tes, No habia obtenido aun en España el método natural la prefe fencia que ya merecia en otfas partes, ni estaba tampoco bastante generalizado su conocimiento. Adoptándolo La-Gasea en las lec ciones de Botánica médica. que dió en el jardin de Madrid el año 1808, contribuyó al logro de ambos objetos y mas cumplidamente JO hubiera becbo si no hubiese hallado obstáculos la publicacion ue unos Elementos de Botánica, que tenia f.ormados desde 1806. La guerra vino á interrumpir los cuidados que le debía la ense_ ñanza, pero le proporcionó el viajar de nuevo y recoger mas da los para la Flora española que meJitaba. Rechazando las ofertas del gobierno íntruso se fugó al ejército en el que sirvió como médico y á pesar de esta ocupacion y de las fatigas de la guerra hizo nu merosas hefborizaéiones, que le produjeron una rica coleccion de plantas españolas, que unida á la que ya tenia acrecentó consi uerablemente los materiales que exijia sv obra favorita. En Ori huela publicó (1811) el primer número de las Amenidades natu t'ales de las Españas I notable porque en él se halla establecido el órden de las Chametlltophone, que reconoció en las compuestas - 26- antes que De-Candolle, que le denominó (1813) de las Labial!~ ¡tonE, Contiene tambien una Lista de plantas de la China, del Ja pon, AmboÍlw, jl'lalaba·r y Filipinas connaturalizadas en Espa'ña 6 cultivadas al 'raso en Sl¿S jardines con sus nombres sistemáticos y vulgares, y ademqs una descripcion del Panizo negro ó de Dai nuel, que en seguida es considerado agronómica y económicamente, Restituido á ~ladrid y ú la enseñanza emprendió interesantes tra I-)ajos entre los que se cuenta su Dt'spositio umbelli{erarmn car pologica, que pl'ecedida de una disel'tacion ·Ieida (1815) por su discípulo Vela en el jardin de Madrid forma el objeto del segundo !l úme 1'0, de las Amenidades publicado mucho des pues (1821), El E[¡mqhu~ de[ Jardin que imprimió en 18.16 ha sido citado como· mo;delo. y es notable que haya incluido en él tambien los líquenes, En el mismo año con el nombre de Genera el species plantarurn, qure aut Mvre s.unt (tut nond1¿m reGte cognos~'u,du,' publicó un esti mado. opúsctdo que contiene gran número de plantas espontáneas en España J.:eeogidas por el mismo, ' Ia mayor parte y algunas por Pozo, por Rodriguez (entre ellas Ja CM'Vía satl¿rejre{olia Rodr. ) (!lOI' Clemente, pOl' Cabrera de Cádiz, por Hrenseler de Málaga etc. (1) Y tambien las. nuevas especies de trigo, primer resultado público de los' estudiosemprendidos en el jaJ!din de Madrid sobre tan útiles plantas. Otro fruto de los viages de La-Gasea ha. sido su Memoria soln;e las plantas .ban-illeras rf&. España (1817) que J :e~ produjQ era una adidQn á. la Agricultnra de Hen'en~ ( 1818) r otras. hizo. ¡Í¡ la. misma obra mas ó menos' interesantes bajo el as pecto botánico. Contamosentceellas las que versan sobre las pro piedades de muchas. plantas, y de sus, prolluctos..; dos listas de ,'egetales harinosos silvestres, cuyo. fruLo ó rlliz contiene, ó no, llll: pniDCiph;) aCl:e; y otra. de plantas útiles, para pRdos y forrages, r (1 ) De las plantas dedicadas por La-Gasea ha)' UDa ( Lapiedra MaI'/Í1lOzii) que lo eSJá á una discfp"la de Clemente, n - 27- M lá's inútiles ó dañosas á los ganados, que en gran parte habia observado e11 Lean. - La contrarevolucion de 1823 interrumpió las tareas de La-Gasea y le hizó abandonar una patria en CU)iO Jlien hahia emplc'ado ' todo su tiempe·, ya como hambre científico, y ya:com() ciudadano. Al dirigirse aon el Góbierno á Cádiz, una nueva desgracia aumentó el cúmulo de las que iban á pesar sobre la desafortunada España. Un numeroso herbario y muchos ma nuscritos , frutos inestimables de tantos desvelos, . fueron víctimas del alboroto escitado en Sevilla para asesinar á los fugitivos. La importancia de esta pérdida y el efecto que produciria en La Gasea p\:led~ caleulat'se sabiendo que no rué eseeptua~o de ella lo relativo á la FlOTa española. En Inglaterra halló algun consuelo en las muestras de aprecio'y distineion que le prodigaron los 'mas célebres 110tán.iCOS de aquel pais y en él contmuó sus observacio nes sobre las cereales y las umbelíferas, que cultivó en el jardin de Chelsea. Publicó en Lóndres algunos escritos ínsertos en los Ocios de los españoles emigrados de los que meyecen, particular atenóion sus Observacicm.es sobre las aparasoladas; y en p,1 Ga·rde ner' s }fagazÍt¡e un Bosquejo del estado de la jardtner1a en España. Con el nombre de Hortus siccus lund'i-nenSÍ5 emprendió la publi cacion 4e un herharia de las cercanías de Lóndres, que no con cluyó ocupado en otros trabajos que interesaban á su patria. Rehacía algunos sobre la Flora española y describia numerosas eereales de que hizo sacar ciento cuarenta dibujos iluminados. que debian sen-ir para la Ceres, no ya española tan solo. sino uni versal. Ademas tradujo la Teoría elemental de De-Candolle (1) enriquec.iéndola con interesantes notas y escribió un nuevo Cn1'so elenwntal que acompañó de caterce estampas gravadas; pero nin guna d~estas obras vió aun la luz pública. Suministró tambien (1 ) En '1828 comenzó á puhlicar I.arra en lladl'ili una Lraduccion que no concluyó. - 28- muchas noticias botánicas á otros escritores: en el tomo 6. 0 de las leones de Cavanilles le pertenecen dos nuevas gramineas jen' el Diccionm'w de Medicina y Cirugia de BalluDO el artículo ve getal; en el Diccionario tngl3s-español y español-ingles de Seoano los nombres de plantas; y finalmente suministró á De-Candolle· muchas descripciones y ejemplares, especialmente de crucíferas y cistineas españolas y de otras plantas americanas. La-Gasea ha terminado sus dias á poco de haberle recobrado su patria.-Aun debia esperarse mucho de él, porque ni sus desgracias, ni sus achaques habian podido mas que' su amor á la ciencia. Uno de sus mejores discípulos, el jóven Carreño recien temente arrebatado á ella, fué el primero, cuya pluma pagó un justó tributo á la memoria del célebre botánico español de nuestros dias publicando en Paris (1) su elogio histórico; la Academia de ciencias naturales de Barcelona araba de hacerlo. per medio de uno de sus miembros, que mas la honran; y ya no nos seria dado decir algo nuevo que ensalzas6. un nombre de recuerdos tan gratos por mas que lo deseáramos, pues que nos inspiró el gusto por su ciencia y dirigió en el'la nuestros primeros pasos. Al I.'ecorrer In historia de la Botánica española se observa qUE7 la parte descriptiva fué mirada con cierta preferencia y esto quizá sea debido á la multitud de plantas nuevas que, no solo en. las. ~" ."'""-.---~ posesio~es ultrámarinas sino en la PénÍnsu!a misma. reclamarEm la aten~'ion rde kls que en nuestro pais se dedicaron á la Botánica. No obstante tarnbien los domas ramos de . ella fueron objeto de sus tareas. García Hernandez defendió (1767) una de las hipótesis imaginadas para esplicar la fecundacion, sosteniéndola contra la opinion del autor de la Palestra crítico-médica (2) Rui~ estudió _ ( 1) Annal.¡¡,s de sciene.e~ nQ.turJ!ll~s. Septcl1!b¡'e 1840. - Notice s..YT;l,g vie et les eerits du botaniste espagnol D, 1I1a'ria,no La-Ga,sea par M, Carreño. (2) Yo digo (contesta á este escelente eseritor) que este corpúsculo con todas sus partes , orgaoizacion y testura le produce el generante en su semilla > - 29- los órganos reproductores del Fúcus natUllS ;. Cavanilles hizo varias observaciones organográficas espeeialmenté en los helechos y dis currió acerca de los sexos y fecundacion de las plantas; - pero sobre este punto mas se distinguió Martí, cuyos esperimentos y obser vaciones de·mostraron el poco fundamento que tenia n las conse cuencias deducidas de los que habia hechoSpallanzani ,. y es sen sible no hayan llegado á publicarse los resultados de otros espe rimentos que ocuparon largos años á tan modesto como sabio naturalista; La-Gasea examinó la estructura del fruto de los cu curbitaceas é hizo otras investigaciones que permanecen inédItas en su CU1'SO elemental de Botánica; La-Sagra en ·la isla de Cuba ohservó la· duracion de la geI'minacion en varias especies; Yañe2i en Barcelona bizo observaciones sobi'e la germinacion del Tama ri'ndus occidentalis y sobre la influencia· de la temperatura at~ mosférica en el desarrollo y florescencia de las plantas. En el siglo pasado fué mas afortunada la Botánica española que en el actual, que comenzó favorablemente, es verdad, porque aun seguia progresando á impulso de la · decidida proteccion que habia recibido; pero que bien pronto continuó casi solamente entregada á sus propias fuerzas por efecto de las desgracias, que anígieron nuestro pais, y aunque hayan cesado en parte, fija la atencion en la política, poco se dirige á las ciencias.. Asi es que los españoles no solo no pudieron hacer en este siglo espediciones botánicas; que aumentasen la celebridad que les . dieron las del anteribr ,. sino que dejan en olvido lós preciosos materiales, que produjeron estas, perdiendo una gloria que esbraños adquiri~ rán al menos en parte, Aunque la Flora de Filipinas publica da (1837) en Manila por Blanco (Fr, Manuel) demuestre un laudyble celo, no podemos citarla como arreglada al estado de la y Que aJli reside hasta que mediando el amplexo, si es recundo, se iutroduce rn el huevo. - 30- ciencia y la Hist{)1'ia '/wtural de la isla de Cuba, aunque a'ctúal mente deba cuidad.)s á un célebre español, no es obra enter.a mente española j pero antes de ahora puhlieó La-Sag¡'a una lista de las plantas usuales de los cubanos ( 1) con los nombres bo tánicos en cO\~respondencia de los vulgares en su Historia econo mico-política y estadística de la isla de Cuba,' y en los A'nales de ciencias. publrcadas en 'la Habana algunos artículos botánicos y agronómicos. Cataluña, que viera florecer á los Salvadores, y produjo Jos Minuait, Barnades , Palan y otros botánicos distinguidos llamados á propagar la ciencia en el resto de España, participó de la suerte general del pais. La escuela botánica establecida en Barcelona pareció entrar en una era feliz cuando en 1814 se abrió de nueyo la enseñanza, y aun mas desde que.se comenzó (18f5) ¡Í¡ publi car bajo la prof.eccien de la .Junta de 'Camereio -una coleeeion periódiéa,de memorias en la que el profesor Babí y otros ('onsig naban loS resultados de sus investigaciones. Menos interesantes estos á la B0~ánica que á la Agricultura no haremos aqui men cion especiaL de otros. que del Discursode lJfirambeU sobre la s¡embm del mezclad'izo (1818), porque la 'nomenclatura catalana de los granos, que pone en corresponde:ncia de la castellana , y demas noticias que reune pueden' ser útiles ar estudio de la Cere.~ española. Bahí s010 habia publicado antes (1802) una traducoion de los, Elementa lerminologiaJ botanicre de Plenk con a'lgl1nas adi ciones entre ellffS la lnslruccion para el arreglo de un jardt'1t bo tánico escFita por Gim'bel'l1at (Carlos.) Apesar de tales elementos I'a prosperidad del jardin botánico de Barcelona no fué tal, que no hubiese podido ser objeto de agria crítica allende de los Piri neos, pero crítica, sin emhargo, que c(imsideramos exagerada. Si (i) Los españoles Osa y Monteverde le comunicaron noticias para ello, y habian publicado algnnas respecto á los árboles PalT3 y Calleja. E • - - 31- creyésemos· á Bentham, apenas contendria en 1825 quinientas~ plantas, y en verdad que no sabemos con que fundamento atri bu)'ó esto á que «jamas goz6 de las ventaias de un ,botánico celoso, . ó de un capital consülera.ble» ( 1) pues estamos persuadidos de lo contrario. Corno quiera na fiJeron muchos los botánieos que se formáron en estil escuela :. cuénta;nse entre ellos' el profesor GraelIs. que .recorrió gran parte de Cataluña solo y acompaña.do de &str¡mgeros estudiando la vegetacion del pais. Publicó un Ca lendarw de Flora seg.un el cUma de JJanelona, y hubiera hec,ho alros trabajúsvsi la Zoologia no le ocupase dé preferencia. Call1p derá publicó una jjfonog1'qfía de los Humex fi'u(o de sus estudios en 'lVlontpeller, pero contI'ibuyel'On á su trabajo con ejemplares sus compatriotas Pagés, Folch,. y Cacferas. Véase, pues, el e~tadopoco lisonjero, que actualmente presenta en España la Botánica, y en efecto 00 solo se piensa poco en el examen d~ llis. plant!}s del pais (2 ), . sino que 'ni siql1iera se, escri-· ben obra}; elementales, que dén á COl1ÓCer la ciencia con la corres pondiente estensiou y tal .como se balla. Tradúcciones mas ó menos bien hechas, sucedieron á ltls esccitos orij.inales; p,ero no en gr.an l1!Ímero ~Chalimeton. Chamberet ~ et Poiret ;. Richárd.; .Salacroux c~c.) pOJ.!q¡ue aunque la Botánica haya participatÍ<f en esto del con- . tagio geñeral, no llama taIit0 la- 8lteuciorr como otras ciencias pata que~ealÍ trasladadas á nues,t\'oidioma muchaslobl:aS. Un .distiuguido· prOfe&Ol: de .n~rcelQna habia impreso hace bastanties años (em 1820) un apreciali>.le, eompeodiri dé . IllistoEÍa natutah;. y l1e<;ientem:ente otJl0 ele·:vad'Óí 'ep l\:ládri4 'á' taol categoría, presumiendo hacer UB tl'ábajo. análogo al nivel de los conocimientos del dia, dió lugarr á q~li,e se pueda juzg~J' éou fundamento " que la. ciencia ha llegado· (1 ). Calalog.ue des píanles illdigen~s'des . Pyrenees. Paris 1826. (2) Los nombres )'I¡]gares de m~chas se hallan en la Nom¡mcla!l/.ra (a'rma cé'urica de Jimenez (1826) qne' los reunió tomándolos de las o))ras anteriores. ~ 32 -- entre nosotros él estado aUÍl mas decadente que el que acabamos d'e pintar. El Tratado elemental de Botánica que publicó Blanco (A,nlonio) en Valencia á pesar de haber aparecido en 1834 dista mucho de corresponder á la época y á lo que del autor podria es perarse, si hiciese una nueva edicion, de modo que es evidente la necesidad de una obra española que manifiesle la ciencia en su estado. De desear es que alguno ta satisfaga, 'y sobre este punto pudieran pensar nuestras academias de ciencias naturales, -si es que no se entregan á trabajos mas dignos de su atencion, y de mayor- interes botánico . .Mientras tanto no es posible dejar de recurrir á los escritos de los cstrangeros, ni se generalizará entre nosotros lo bastante la ciencia. para que nos sea dado decir, que 110 necesitamos que eUos vengan á examinar las producciones de nuestro suelo, y lejos de eso debemos agradecérselo. , Algunos se han ocupado en nuestros dias en el estudio de las plantas españolas, y las portuguesas llamaron tambien de nuevo la atencion de los botánicos propios y estraños. Dufour, Ti baud, Dumeril, Link, Hoffmansegg, Bory de Saint-Vincent, Sibtborp, Rambur, Salzmann, Rayneval, y algunos otros, han contribuido algo, directa ó indirectamente, al conocimiento de la Flora, espa~la. Bentham en compailÍa de Walker-Arnott, Requien, y Audibert, recorrió los Pirineos y parte de Cataluña, y publicó un catálogo de las plantas (1826). Durieu viajó por Asturias y con Gay hizo el estudio de las plantas que colectó; Webb examinó nuestras costas del MeditelTáneo y parte de Por tugal, y despues de publicar un lter hispaniense (1838) en que dió una breve noticia de las plantas recogidas por él, emprendió una obra mayor con el título de Otía hispánica (1839). - Boissier recorrió el mediodia de España y descubrió mas de cien plantas nuevas de las que dió á conocer primeramente (1838) algunas en el Prodromus del célebre De-Candolle y en la BibliotMgne universelle de Ginebra y las demas en su Elenclms plantarum no- tJarum mtnusque cognüarurn, quas in itinere 'hispanico legit j y despues con el nombre de l'oyage botaníque dans le midi de l' Es pagne (1839-1842) publicó una flórula del antiguo reino de Granada (1) en cuyas obras se ven especies y noticias comunicadas por Hrenseler y Prolongo de Málaga, y por Carreño respecto de algu nas plantas que crecen tambien en Madrid. Reuter, en fin, examinó la vegetacion de Castilla la nueva y parte de la vieja, y actualmente se ocupa en la publicaciou de los resultados de sus espediciones, cuyo estudio hjzo en union de Boissier', y por de pronto acaban de dar á luz ambos las Diagnoses de unas cincuenta especies nuevas en la Bihliotheque universelle de Ginebra. - Las plantas de Portu gal, que completan la Flom peninsular, ocuparon especialmente á Vandelli, Brotero, Hoffmansegg y Link I y tambien á Welwitsch. La Beira meridional y. Estremadura fueron ' examinadas por Van delli, que publicó un opúsculo calificado de pauperrimo por Bro tero; pero este en cambio dió á luz (1801-1804) una Phylo graphia y una Flom lusitánicas muy apreciables I y Hoffmansegg y Link comenZaron (1806) la publicacion de ~na escelente Flora portuguesa. Ahora, que hemos visto el estado de la, Betániea en la España de nuestros dias es el momento de fijar nuevamente 1a ateneion en el cuadro de los adelantamientos de es~a ciencia, que antes hemos presentado. Tristes consideraeiones se ofrecerán al que lo haga, si ama á su pais, ,y nosotros que le ama.mos como el que mas, solo hallamos c_onsuelo en la esperanza de que la Botánica, asi como las demas ciencias naturales, ha de participar muy luego del-mo vimiento que en la actualidad se nota en esta nacion de épocas gloriosas. (:l) La Ac-ademia de ciencias naturales de Barcelona dispuso fuese iaserto en Sil Roletin (núm. 14) un análisis Que hicimos de los escritos de Webb y Boissier que aqui citamos. • - 34- QUE RECLAMA EL ESTADO ACTUAL DE LA BOTÁNICA. Habiendo presentado un metódico cuadro de la Botánica, si no con minuciosos detalles al menos con los bastantes para formar idea del estado á que ha llegado en nuestra época, poco tenernos que decir ¡'especto al órden, que deba seguirse en el estudio de las materias que abraza y por consiguie·nte en su esposicion, En efecto, tiene que hallarse · de acuerdo con el estado actual de la ciencia, pues que ella ITÚsma es el conjunto metódico de todo lo que se ha reunido durante· el transcurro de los siglos, cuyo co nocimiento no podria ser bien comunicado, sino en el mismo 61' den, que las . nuevas adquisiciones han hecho· necesario. Enhora buena, que en la mayor parte de nuestras escuelas ·se esplique aUIJ la Botánica de un modo que seria mas propio de la épo«a lineana, que de la· actual: nosotros respetamos las doctrinas y las personas que las profesan ; pero no por eso dejaremos de seguir el impulso de nuestro convencimiento t procurando marchar con la ciencia, y no permanecer estacionados, ni aun s¡'qui~adar lugar á que se nos juzgu.e tales, consideralldo de· va.lor un fúñi¡t pretesto, ~ue aun. vemos prevalecer. Nada hay difícil para 105 principiantes, si se presenta con ó¡'den, .y conducidos por esta máxima no desisbiríalOos de seguir 61 que exige ei estado de la ciencia, aunque concediéramos que fuera mas fácil ha.cerla com prander ai principio esplicándola como lo· haríamos si nos hallá~ semos en los primeros años del siglo. Asi creemos que solo des pues de haber recorrido la Organografía y la Fisiología de los vegetales se puede enseñar con fruto la teoría de las clasificacio nes t y examin:¡r las inventadas para luego deducir cual sea la qúc E • - 35- estár mas de acuer.do con la natara,leza; y que ventajas presentan las. dinnas. Espllesto e'l mecanismo deflas, prin~ipal'es" de aqudLas que mas inHuencia egeltcieron 6' egercen en la ciencia, y habiende manif~stado las regiaS' á que. !fe ha¡ sugetado el lenguage b0tánico, y hilS medios cl'al hacer C@tl0CeI' las phrntas ,_ entre, les que se cuen tan las' 0bras. descnipti"'as r ei ya tiempo de que pueda el discípulo llegar' con faci.l.ídad. re cleteIlminál" el lugar que- cualquiera planta OCGpa. en. las difel'lmtes cla!fificacÑmes , y dehe insistirse en esto ,_ porque de poco. le servirían tos conocimientos teól',icos adquiridos, sino l0S I'Obusteéiese por .lit practica; Pl'efiriendo' siempre el' mé lodo de familias no debe tllvidarse el sexual, por que él dominó la ciencia muchos años, y fué el fundamento de sus ulteriores adelantos, y arregladas á él existen obras preciosas, que jamás dejarán de manejarse. Son ,pues, estas dos clasificaciones con las modificaciones que sufrieron, las que deben hacérse familiares ól discípulo, de modo <lue. le sea indiferente valerse de una, Ó de otra para llegar al conocimiento de las especies. El tiempo podrá dividirse entonces erÍlre estos egércicios yesplicaciones que versen sobre la distribucion geográfica de Jos vegetales, sobre Jos que existen en e5~ado fósil, y finalmente sobre la historia de la ciencia, pues, a~nque s~an estos conocimientos accesorios, no SQn menos necesarios ~ara completar el estu_dio fundamental de la Botánica. Sus aplicaciones, aunque no, le pertenezcan esencialmente, podrán tener lúgar en el decurso de las esplicaciones, procurando asi amenizarlas, é irispirar interes aun á aquellos, que no estimen los conocimientos científicos, sino por su utilidad práctica. Por lo demas nosotros considerando ahora la Botánica como uno de tantos estudios preliminares que exigen otras ciencias, á estas de- ,jamos el saca l' todo el partido de aquella. Esto hace la MeJi?ina; y esto hace la Agricultura. Fáltanos tocar otro punto". Convencidos como estamos de que "el nombre de botánico ... solo debe concederse al que instruido en - 36- la teorica de esta ciencia observa por sí mismo las plantas en sus luga'res nativos." (Quer), no podemos menos de considerar como necesario hacer algunas herbol'izaciones con los discípulos, ó al menos con aquellos que hayan dado muestras de que sabrán sacar fruto de ellas. Estas espediciones les animarian á emprender otras por sí, J' multiplicándose de este modo el número de los que ob servan las producciones vegetales de nuestro suelo no tardaríamos en tener por resultado una completa Flora del pais. i Qué no pueda decirse de nosotros lo: que dijo Plinio de los botánicos de otro tiempo: Sedrffe m scholis gmtius e'l"at quam ire prff solitudi nes, et qurerere herba.s va1'iis diebus anni 1 PROGRESOS 'DE LA .AGRICULTURA y su ESTADO ACTUAL ESPEClA.L1\:lENTE EN ESPAÑA. La Agricultura cúenta tan antiguo origen como [a necesidad que pesa sobre el hombre de procurarse las cosas mas indispen sables á su vida, y á su comodidad; porque. si un tiempo pudo satisfacerla no exigiendo de' naturaleza mas dones, que lo~ que espontáneamente le presentaba, muy pronto debió hallarlos in suficientes, y habrá cultivado cuando menos aquellas plantas, que proveyesen á su subsistencia. La Agricultura fué la primera ci vili zadora del género humano, que distribuido' en sociedades la tuvo al principio por úniéa ocupacion, ocupacion santa, que suavizó. las costumbres, y es aun manantial de vIrtud, que compensa la corrupcion de que son foco las grandes poblaciones. En el seno de las primeras sociedades agrícolas nacieron J' comenzaron á desar rollarse muchas artes y ciencias, que progresando en lo sucesivo ú - 37- impulso de nuevas necesidades, contribuyeron á la perfeccion de la Agricultura. pagándole asi la deuda de su eXIStencia. Sin em bargo, los conocimientos y prácticas rurales no llegaron á cons tituir un cuerpo de doctrina, ni una verdadera ciencia. hasta el tiempo de los griegos. que conservaron y aumentaron los que habian recibido de los pueblos mas antiguos. Hesiodo fué el pri.,. mel"O que escribió de Agricultura, y lo hizo en verso, como entonces era costumbre. y despues sobresalieron Demócrito de AbdeJ'a, Xenofonte, Archytas Tarentino y Aristóteles. cuyo dis cípulo Teofrasto trató científicamente de las plantas. haciendo aplicaciones á la A,gricultura, como' vemos en sus obras de méri~ to aun. atendida la época en que fuéron escritas. El cartuginéS Magon. famoso general, escribió veinte y ocho tomos sobre Agri cultuJ'a, que el Senado romano mandó traducir en latin, y tal fué la importancia, que en sus mejores épocas dió la belicosa Roma á la mas pacífica de 'Ias profesiones, que senadores ilustres, generales célebres dejaron' el ~rado para ocuparse en los negocios de la república. ó aumentar sus dominios. y volvieron á tomarle luego que pudieron hacerlo. Caton el Censor, general que habia hecho varias conquistas, fué el primer romano que eséribió sobre el arte dé labrar la tierra; Varron corripuso una obra análoga -; Virgilio ilustró y amenizó en S~IS Ge6rgicas lo qué habian dicho Hesiodo, Magon y Varrou j en {in, apareció en Cádiz el célebre Columela, el verdadero padre' de la Agt'icultura, que escribió una voluminosa cIDra, pero solo llegaron á nosotros doce de sus libros, el décimo en ·verso. Traducidos en los principales idiomas de Eu- ~. ropa lo file ron ' por la vez primera hace algunos años (en 1824) en español por Ah;arez de Sotomayol', habiépdose pasado muchos sin que se hiciese hahlar en el idioma 'moderno de sus compatrio-. tas al que tan honrado se veia por los estraños. Despues del agró nomo gaditano fOl'mó Plinio ' su inmensa compilacion en que dió lugar á la Agricultura, que tenemos traducida desde principios - 38- del sIglo XVII por Huerta; y fué el último de los rorn1l'OOS, que sobre 'esta ciencia escribió Paladio Rutilio, 'cuyas obras, sino tan elegantes Gomo las de sus antecesores, son muyinstl'Uctivas por contené las múximas y preceptos de' todas ellas. Desdé que los romanos abandonaron el sistema patr{a:rcal, que tanto habia hecho floJ.1ecer la Agrrcultura, que la ñabia elevado hasta el grado de ser la ocupacion eón que se hinra6an, los ciu dadanos mas condecorados, como lo espresa elegantemente Plinio , diciendo" Gaudente terra vomere laureaÚJ el triumphali aratore". desd'e entonces lahrados los campos por esclavos, cuyo estímulo era el castigo, la escena cambió enteramente y el resultaao de este modo de cultivar, que los economistas apellidan sistema 1'0- mano, fué la -decadencia, la disminucion de la produccion. La Agricultura como ciencia participó con las demas de la os curidad, que por tanto tiempo sumió en la mayor ignorancia á toda. Rurapa. Ni la Compilacion geoponica de Casiano Baso, cuyos ocho últin~os libros imprimió nuestro Laguna en Colonia (1M3), ni los Orígenes ó Etimologías de San Isidoro de Sevilla añadjeron algo de nuevo L y solo cuando mas tarde los' ¡frabes dominaron en España se ha vuelto á ver estudiada. y aplicadas sus doctrinas al cultivo, llegó á producir 10s mas ventajosos resultados. Mien tras tanto en el resto de Europa yacia aun olvidada sin que exis tiesen escritores. ni hubiese otrosindicios de su prosperidad. En' España por el contrario muchos sabios árabes se ocuparon en di rigir á los cultivadores, y nos dejaron consignada su ciencia en numerosos manuscritos, que se conservan en la bibliote'ca del Escorial. De ellos está traducido é impreso el del sevillano Ebn el Awam desde 1802 por Banqueri, y lo habian sido en 1751 -dos de sus capítulos pCI' Casiriy Rodriguez Campomanes. Aunque se hubiesen perdido estos monumentos del sabar de los agrónomos , árabe-españoles, otros conservarian la memoria del estado flore ciente á que habia sido conducida la Agricultura. Las grandes - 39' - obra-s, 'que constl'u~'eron en España para recoger las aguas y dis-· tnbuirlas á los campos atestiguan sus conocimientos, y aun hoy influyen en la riqueza de varias provincias, especialmente Valen cia y Granada. Por la espulsion de los árabes y, por las continuas .guerras deca;yó en España notablemente la Agricultura. El carác ter de los españoles de aquellos tiempos en que nada era noble sino empuñar las armas no se avenia con la Índole de una ocu pacion, que no les podia proporcionar el género de glorias que ellos ansiaban. La Agricultura renaoió con los demas ramos del saber y Pedro Crecentino fué el 'primero qae escribió un tratado de ella. En los siglos xv y XVI aparecieron en Europa varios otros escritos, frutos de la meditacion de sabios', que formaron los cimientos de la cien cia agraria; pero entre todos descolló nuestro Herrera, que en 1513 publicó su Obra de Agricultura ( 1 ), y desde entonces puede decirse Slue parte la verdadera restauracíon y solidez de la ciencia. Herrel'a . despues de h~bér leido lo qlie escxibieron )0S griegos, latinos y arabes > ,y demas que le 'habian ,precedido ; y despuoes ele babel' viajado mucho 'por España é Italia, emprendió la formacion de su tratad0 clestiEladp á los labrado~es -de su pátria, no admi~ tiendo !lada que ¡;¡o habiese ooftlpr@bu(to por ·Ia es.pet·iencia y ma nifestando siempl1e una exacta lógica y una severa crítica .. Es aún . la obra de Herrer.a sumamente aJ3reciable, apesar de su antigüe u.ad, y es ademas un modelo de castiza lenguage, r la ediciolil que de ella hizo en 1818.la S-oy.i~ad econóiniG'a de Madrid reunewl , (1) llé. aqui ulla lisIa de las edioi.ollcs y traducoiones de la Agricullura de Berrera: Alca'lá de Henares Hii3, :IIl:i2¡, 1039; Toledo 1020, 1024, 1.'l46, 1351; ,I.ogr-oño 11528; Valladolid 1ii63; Mediua del Campo 11569; 1084; Madrid 1iS98 i dos edic'¡ones), ,W11> (dos edicioncs), 1620, 1(l43, i6~6, 1677,1768 (un com pcndio) 1T17. 1790, 1818 (con las adiciones de la sociedad cQonómica); Pam plona 1601S; - TraducciC?n latirJá: Vcnecia'11S07; Traduccion italiana: VCllccia j{i'38, 11S!J2, 1633. testo prmlltlYO las muchas é interesantes ;adiciones que hicieron Boutelou, Clemente, La-Gasea, Arias y otros profesores distin~ guidos, poniéndola asi al nivel de la época. Durante el siglo XVI continuó "floreciendo entre nosotros la Agricultura ,como las demas ciencias, pero COIJ ellas decayó nue vamente en el siglo XVII, El Despertado1' ~e Arrieta apareció en 1578, Y despues vurios otros escritos de nIayor ó menor interes, entre ellos el Libro del Prior del Temple del Rosellon y la Agri cultura p1'áctica de Gilabert. La Cronología y reperto1'io de la nt zon de los tt'empos que escribió Rodrigo Zamorano mel'ece una menCIOn e~pecial por I.a utilidad que ofrece al labrador, ~fient['as que en toda Europa la Agricultura y li! Economía rural llamaban mu} particulal'mellte la atencion de los gobiemos y mientras que multitud de escritores ras dirigian á su perfeccion, reformando las prácticas, y estendiendo ideas útiles, permanecian en la Península sin impulso, que las hiciese marchar al igual que en las demas .naciones civilizadas, Hácia mediados del siglo X.VIII comenzó á salir España de su letargo y no tardÓ en hacerse sentir el influjo beneficioso del saber aunado con el poder, Se establecie ron escuelas públicas de AgI'icu!tura y las sociedades económicas, que la iniraron con particular predileccion contI'ibuyendo mu cho á su adelantamiento, y,pronto tomaron parte tamhien en promoverlo varias juntas de comercio, la de Cataluña ll!uy particularmente, Comenzó, pues, en aquellos tiempos una nueva era para la Agricultul'U española, era que proLongada hasta nuestros dias, ya con _mas, ya con menos prosperidad, condujo la ciencia al estado en que la tenemos, Las doctri llas de nuestros antiguos geopónicos, y las de los que flore cian en el estrangero, se generalizaron desde luego, y entonces, y en lo sucesivo tambien, aparecieron entre nosotros varios escri tores dignos de colocarse entre los mas distinguidos, Tull, Duha mel, Guillemborg, Vallemont, Carballo, Toaldo, Coelho, Dau- - 41- bellton, Kirwan, Rozier y otros nos hablaron en español, y d~ sus trauuctores se hicieron notables Gomez-Ortega, Gonzalez · y Alvarez-Guerra, por lo que ilusb'aron los originales. Yalcaree\. publicó en 1791 su Ag1'icultum geneml en Valencia, cuyo reino recorrió Cavanilles haciendo observaciones agronómicas, que con otras reunió en la escelente obra que dió á luz de 1795 á 1797, Y algunos oh'os escritos se deben ~ este botánico eminente, que interesan á la Agricultura. Los viages de Asso por Al'agon tampoco fueron infructuosos, y ya antes (1785) habia publicado en Amster daro una memoria sobre la langosta de cuya Historia natural y mo do de destruirla en España escribió despues Bowles, y algun otro. Sobre los fl'Utos y riego de la vega de Lorca habia escrito ~Iartinez Yllescas, y en el último tercio del siglo pasado ilustraron tambien varios puntos de Agricultura y Economía rural Suarez, Fuenti dueña , Canals y Martí, Navano, Garcia de lá Huerta, Garcia de la Leña, ósea Medina Conde, Consul Jove, Sampil, TorreS-, Ta bares de Ulloa , Echeandia., ... y ell fin los autores del Semanm'io de Ag'ricultura y Artes. En esta ohra periódica publicada desde 1797, Y que continuó hasta 1808 se insertaron interesantes y variados artículos, pero llaman mas particularmente la atencion los de los Boutelou y los de Clemente, que escribió para .ella desde (lue en 1805 fueron encargados de su redaccion los pl'Ofesores del jardin botánico de Madrid. Por otra parte en 1803 comenzaron á publicarse las Variedades de áencias, literatura y artes entre las que tuvieron lugar algunos escritos agronómicos de Alvarez-Guerra, muchas soc~edades económicas continuaron imprimiendo y pre miando importantes memorias, y se procuró aumentar el número dejas escuelas, que tanto habia ansiado nuestro Columela. Véase, pues, que á principios del siglo actual la ciencia agra ria contaba entre nosotros elementos de prosperidad y tenia quie nes le sacrificasen sus desvelos, y con mucho fruto. Los hermanos Boutelou, ademas de los escritos que insertaron en el Semanario -42 de Agrícultura, publicaron otros no menos importantes, tares como el tratado de la huerta, y el de las llores. El uno de ellos (Estevan) viajó por España haciendo observaciones agronómicas que sil'vieron de base á. algunos do sus trabajos,. pero una tem prana muerte le arrebató ii la ciencia, que profesaba en el jardin de Madrid y que tanto aun esperaba de éL. El otro (Claudio) , que la enseñó en Alicant,~, hizo nuevas ediciones de los tratados de la huerta y de las /lores, publicó algunos otros escritos y fué' uno de los principales adicionadores de la Agricultura de Herrera'. El estudio de las variedades cultivadas..ocupó á Boutelou (Estevan), pero mas particularmente á otro bot.1:nico-agrónomo tambien al' rebatado á la ciencia antes de tiempo. Clemente las mil'ó con pre dileccion y llenó muchas páginas del Semanario de Agricultura con su escelente Ensayo sobre las variedades de la vid,comun que vegetan en Andalucía, obra que me\'eció inmediatamente los ho nores de ser traducida y estl!actada en varios idiomas. En el mis mo periódico publicó otros trabajos importantes y en sus adiciones · á
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