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',!)bru ,1 estado atlu,! de la 
BOTANICA y DE LA A GRICUIJT URA, 
V SODR Il 
m.1I1tiguel QIoL1lt~it·.o, 
,xio de la A-.~otll:;a de r,¡en,.él nóiU,c.'" ! Art,; 
d, B: :¡IQ~~. " 
BARCELONA 
IMI'RI!NT.\ DR .\. BR\lSl. 
1842 
,-
sobre el estado actual de la 
J 
B O T A N I e A y DE L AA H R I e u LT U R A, 
y SOBRE 
EL ORDEN -DE -HA~ERIAS 
QUE 
PROPONE SEGmR EN su ENSEÑANZA 
lD. 1llligutl Qtolmtiro, 
-~ócic Oc .fa ol\"CMelMia Oc ~ .. CÍ<l.1 .. at~ ~ ~ 
Oc "'!!'atcefou.a , etc. 
Quien en cumplimiento del programa publicado por la 
Ilustra Junta de Comereio de Cataluña la le8m en su oJXIsicion 
a la catedra vacante_ . 
d~Wp\- d. 20 Jc. t1¡;~¿ 
___ / c,r-.q-.2-- ~ 
-c:C --~.~~ ---... _-- .::..........-
BARCELONA, 
IMPRENTA DE A. BRUSl. 
184~ 
Cada uno de los opositores presenta rá ..... 
c un;¡ men:¡oria quc VClfe. ¡ 1.°· sobre c}\ Il§tado 
actual dc la Agricultura y Botánica ; y 2. ° so­
bre el órden de las materias, que se proponga 
seguir. 'p' con la debida cspecificacioD. 
Programa de las oposicio"nes. 
AUNQ6E la Agricultura y la Botánica tengan. jlwba á 
los vegetales p<>r objeto di6eren mucho en el PlOUO de 
considerarlos. }1;studiados por la Botánica como sel'e~ 
vivientes, cuya organizacion y fenómenos le cOUlp~te 
escudl'iñar, los clasifica, los denomina , los descrihe ~ f:n 
fin , losdá á conocer; y para complemento de sus iu­
vestí IPlciones exaD iua la i ntlucncia, que cada localida,d, 
que cada Vai') ejerce sobl'e la vegetacioll , y aun se remonta 
á los tiem pos antc~históricos, })orque no satisfech.. con 
observa l' los vegetales distribuidos en la superficie del 
globo los busca en las capas terrestres" y halla sepnltadas 
muchas especies, que son otras tantas medallas , que 
conservan la memoria .de las s'randes revoluciones de que 
fueron vlctimas : lá Botánica considera por consis'uiente 
á los vegetales bajo un punto de vista puramente cien­
tífico en tanto que no presta conocimientos ú otras ramas 
del saber, (Iue .se ocupan mas ó menos directamente en 
la satisfaccion de las necesidades del hombre. De eUas es 
la A.gl·icnltura la que mas le pide, porque sin el con{)­
cimiento de las plantas , sin el de su organizacion y 
- II-
fenómenos, sin él de las influencias á que se hallaa 
sugetos careceria de base al estudio de los cuidados que 
necesitan las plantas que utiliza el hombre : y hé aqui 
considerados los vegetales bajo un punto de vista práctico. 
Siendo, pue~, la Botánic~ y la Agricul tura ciencias tan 
diversas, -siendo pQr otra parte esta la aplicacion de 
aquella, como de otras, al cultivo de las plantas, no solo 
. debe examinarse separadamente el estado á que cada 
una ha llegado, sino que debe hacerse comenzando por 
la Botánica, porque este es cl órden lógico, que consi­
deraciones de otro género habrán ·hecho invertir en el 
programa, cuyas exigencias se procuran aqui satisfacer. 
La Botánica y la Agricultura tienen tambien un órden 
peculia.,r, difiriendo tanto por él, como pOI' la manera 
de considerar los seres, <JUe fOl'man su objeto; asi es que 
despues de presentado un cuadro metódico de las materias, 
que en el dia abraza cada una de estas ciencias, poco 
habrá que añadir respecto al órden, que uno deba pro­
ponerse seguir en su esposicion sucesiva y no simultánea, 
porque aunque se toquen en muchos puntos la Botánica 
y la Agricultura no podria hacel'se una completa fusion 
de ambas. 
Tales son los principios que se han tenido pi'csent~s 
al reda~tar esta memoria en la que manifestando los 
progresos, que principalmente en nuestro siglo condujt"­
ron á su estado actual una y otra ciencia se ha tomado 
en cuenta con especialidad todo lo l'elativo á nuestro pals. 
Barcelona, Julio de 1842. 
JJ~igllel Col,nei'l·tI. 
,",, : ':. . . ~ .. " ~ , 
PROGRESOS 
DE LA 
~N ' ÉL SIGLO ACTUAL, Y ESTADO' EN QUE' SE ENCUENTRA, EN GENERAL; 
Y PARTICULARMENTE EN ESPAÑA, 
La reunion de la Botánica propiamente dicha y de la Anato~ 
mía y Fisiolo-gía vegetales caracteriza el estado actual de la eiencia 
de las plantas, A pesar de los grandes progresos, que en el últi­
mo ~iglo habián hecho aisladamente J no podia ocultarse por mas 
tiempo, que si bien su sepáraclon no se opusiera á ellos tampoco 
los favorecif. Las clasificácione,s botánicas, como las zoológicas, 
exigen para estar fundadas en la naturaleza tener por base la 
analogía de organizacion: las que habian dominado' eran mas Ó 
menos artificiales : porque ál formarlas no habian partido sus 
ahtorés de tan sólido principio: sus discípulos no veian por con­
siguiente al estudiarlas la necesidad de examinar escrupulosa­
mente la 'estrü(ftura de los vegetales, y por su parte los anatómi­
cos y fisióiogos habian cuidado poco de hacer comparaciones, que 
rlebieran dar por resultado la aproximacion de las especies segun 
.sus afinidaues. Aparecieran los Jussieu antes de terminarse un 
siglo' fecundo en' descubrimientos, un siglo, que habia comenzado 
bajo la intluencia de Tournefort. y concluia bajo la de Linneo., 
y aunque ' por entonces el método natUral cbocó con la doctrina 
-6 
dominante hasta los entusiastas no tardaron en conbcer, que era 
la realizacion de los deseos, que el sabio legislador de la Botáni­
ca habia espresado, y aun ensayarlo satisfacer. En fin, el méto­
do natural triunfó y conducido á la perfcccion aseguró su esta­
bilidad siendo desde luego aplicado á obras considerables, como 
la Flora. del imperio francés (1805) Y la de Nueva-Holanda 
(1810), Y ya antes se babia n apodel'ado de él los médicos con­
vencidos de que la cJasificacion de las plantas-segun sus afinidades 
orgánicas es, en general, la cJasificacion de las plantas segun sus 
,'irLudes. Tuvieron, pues, las obseJ'vaciones anatómicas y fisio­
lógicas una necesaria aplicacion al mejoramiento del método na­
tnral, y este tí. su vez ejel'ció sobre ellas una beneficiosa in/luencia_ 
\ De aqui el que se haya visto á los botánicos descriptores hacer 
notables descubrimientos en el terreno de los anatómicos y fisió­
logos, mientras que estos eran guiados en Jo suyos por una lu­
minosa cJasificacion. Asi e que las observaciones no se repiten 
ya inútilmente, porque cuando se mul tiplican es en especies de 
diferentes familias, logmndo de este modo formar ideas tan exac­
tas como generales sobre la organizacion y funciones de los vege­
tales; y asi es tambien que las aplicaciones de la Química dán 
mas fruto en menos tiempo. 
La investigacion de las leyes que rigen la forma de los seres 
orgánicos en general y de los vegetales en particulal' es igualmen­
te obra de nuestt'a época. Reconocida la simetría como principio 
se han procurado esplicar todas las aberraciones aparentes atri­
buyéndolas á la soldadura, al aborto, á la multiplicacion de los 
órganos, y en fin á sus tl'ansformacíones . 6 metamórfosi , que 
ya babian ocupado á Linneo y al poeta Gmtbe, cuya brillante 
imaginacion no deslumbró su espíritu observador y comparador. 
El grande número de yegetales, que se habian estudiado en 
las diferentes regiones del globo y los pocos que se habian visto 
crecer tí. un tiempo en paises distantes dil'igíeron la atencion de 
-7-
iús botánicos Mcía un punto. impo.rtante : la distribucio.n de lo.s 
vegetales en la superficie de la tierra se hizo o.bjeto. de sus medi­
tacio.nes y la Geo.grafía bo.tánica fué erigida en ciencia. 
La Bo.tánica llamada al ausilio. de la Geo.lo.gía no. pudo. pres­
társelo. co.n buen éxito. hasta que ambas ciencias ayanzaro.n y cam­
biaro.n de faz: la Geo.lo.gía fundándo.se en la o.hservacio.n y la Bo.­
tánica abalildo.nando. lo.s sistemas artificiales, que dificultaban la 
compai'acien de seres análo.gos y reuniendo. el co.no.cimiento. de la 
mayer ·parte de las especies y¡".ientes entre ellas principalmente 
las de I@s paises cálido.s. La descnpcio.n de lo.s vegetales fósiles, 
que antes 'habia ocupado. á po.co.s (Antonio. de Jussieu, Scheuch­
zer etc. ), hizo. progreso.s desde la nueva épo.ca y ya se cono.cen 
muc:has -de ,las plantas, que ,dejawn de 'habitar elglo.bo.. 
'Véase, pues, que 'aUJ:Ique ,de'ban á lo.s bo.támco.s dél siglo. XYlIt, 
les tIe} sigto. "KIX (Ia~ bases de sus do.ctrinas á estGS co.mpete la glo.­
ria de halbar hecho ,lacieneia mas estensa y mas ·filo.sófica. Ya no. 
hay -razo.n 'para que la Bo.táriica sea tenida pGr un mero. estudio. 
ele flo.mbres: tiene sus 'teo.rías 'y SIlS hecho.s, sus hipótesis y sus 
-leyes, co.mo. 'las dema~ 'ciencia's, 'Y a:} hacer nueyas investigacio.nes 
'se pll'rte po.r -(lo.nSi~iente de principios. 'P<lr esto, mas que nun­
ta, se ocupan en su estudio rhGmbros eminentes, J lo.s pro.gresos 
0.11. l'lÍpiao.s. 
, ''Pdl medo. de ver, .f!ales 'a-delantamientos estendiendo. -los limftes 
de 'lu 'msto.rin <ntláí,-¡iíl 'tIeilas 'P1antas 'hicieran mas 'I'leoesar,ia la cla­
IficadionAle os ·8ifepentes ramos, que so.n como. 'o.t¡;as tantas 
cien iro"cuyo elnijlm'te :forma 'una 'So.la. '!Pertenecen "á ella, segun 
Be :Can-flo\lle, ~o.mo. : psrtés t'liuELámenta'les 'la Organografía I la 
F iti()7orfía, ) 'la 'M etollologia·; co.mo. ·pm·tes aeceso.t-ias la Botá41.ica 
geogt'á'fica, la iJ)ofqñica JO'Iiir:toZogica I y ,la Botánica 'hiistorica; y 
eomo1a'pncaéiones la Botanica 'agr.i:cola, la Botánica médica, y ]a 
"Bo'trlní(ca ct:on'dmica. 
L'I!. 'ÜrganO'graf1a, la Fisiología'Y PatQlogia vegetales en u.nio.n 
-8-
con la Geografía botánica, han sido comprendidas por algunos 
hajo el nombre de Física vege/,{!¡ló Botánica orgánica; miel;ltras 
que la ~Metodología (Glosología, Fitografía, comprendida la Si­
nonimía, y Taxonomía) forma segun los mismos la Botánica 
propiamente dicha. 
Todas las ciencias fitológicas deben mucho á nuestro siglo, y 
[llgunas, como hemos visto, hasta suci'eacion. Sin que preten­
damos presentm' un cuadro minuciosamente detallado de los ade­
lantamientos de cada una vamos á recorrerlas ordenadamente, y 
al mismo tiempo que hagamos yer su obj~to y sus límites, indi­
caremos los resultados mas notables ó de mas trascendencia, que 
fueron el fruto de las investigaciones de nuestros contemporáneos. 
La Organogrctfía ó Anatomía vegetal no solo examina los ór­
ganos de las plantas para analizar su estructura Íntima, descom­
poniéndolos en sus elementos anatómicos, sino que al describir 
los órganos manifiesta sus diversos caractéres, prestando asi fun­
damento á la descripcion y clasificacion de las especies. Por lo 
mismo es de necesidad que este ramo de la Botánica preceda á 
los demas, pues que sin el conocimiento de los órganos y de sus 
modificaciones no se puede llegar al de los fenómenos y al de la~ 
relaciones, que presentan los vegetales como todos los seres vi­
vientes; y de esta base se parte en las obras modernas mas apre­
ciadas. - Los órganos elementales, antes denominados similares, 
no há mucho {)cuparon á Meyen, Adolfo Brongniart, Bischoff y 
Mirbel, y sus ti'abajos unidos á los de otros dieron alguna mas 
claridad á esre punto dificil y oscuro. Reconocidos generalmente 
las células y los vasos como órganos primitivos, ó, si se quiere, 
solo la células, reina aun discrepancia acerca de las especies' de 
vasos que existen. De Candolle distingue cinco, Meyen habla so­
lo de las tráqueas, y con ellas y las células compone los órganos, 
Lindley considera los vasos moniliformes como células modifica­
das, y describe cuatro especies de v.asos, que divide en tráqueas 
-9-
Y vasos conductores etc: 1,a org~nlzacjon particular de las ha'" 
queas era punte tambien dudoso; par~ce demostrado, despues de 
las observaciones de Bischoff y Meyen, que los filamel1toS-cespirales 
que las f.orman son sólidos; pero no se está de acuerdo respecto 
á una membrana que uniese los anillos de la esp¡rª ó los envol­
viese, ni todos las admiten en las (aices, bien que Mirbellas rió 
y Meyen las figura en su FitotomÍa .-Lasdemas especies de vasos 
y los resultados inmediatos de la posicion telati·va de todos ellos 
y de las células, ofrecen tambien puntos de algp.qa divergencia, y 
no es estraño aun despues de muchas observ,aci.o,nes.- La estruc­
tura del tallo de las plantas. monocotiledóneas, que primero ha­
bian esplicado Desfontaines y Du Petit-Thquars ha sido estudiada 
de nuevo por Mohl en la rica coleccion de troncos que trajo Mar­
tius del Brasil, y segun sus imestigaciones las fibras no son. para­
lelas en toda su longitud, porque no salen las nuevamente 
formadas del.centro del tronco como se creia; al contrario se cru­
zan, porque .partiendode la supel'ficie deL tronco desde su base, 
se dirigen poco ú P9CO hácia dentro para luego encorvándose hácia 
fuem penetrar en las hojas. - Adolfo Brongniart estudió la 01'­
ganizacion de las hojas y Braun, reflexionando sobre la disposicion 
espiral de ellas al rededor del talle, tuvo la originalidad de repre­
sentada por medio de una fraccion cuyo numerador es el número 
de vueltas, que dá la espira, para que llegue á ser 'cubierta la 
primera hoja por otra, y el denominador el número de hojas que 
compone cada espira; y aun ha llevado mas adelante sus conside­
raciones aritméticas y geométricas aplicadas á la Botánica. - La 
adherencia, ausencia y degeneracion y la multiplicacion de los 
ól'ganos fl.or.a.les ocuparon á De-Candolle, como otros puntos de 
la jJforfologia, ciencia querecientemente trató A. Saint-Hilaire.­
Los órganos sexuales de los yegetales han sido ohjeto de nuevas 
investigaciones en que tomal'onpal'te Treyiranus, Purl<inje, 
Fritzche, Roherto BrO\vn, Mil'bel, Adolfo Brongniart, Guillemin, 
\ ; 
II~ 
1: 
,1' 
l' 
li. 
.'. 
-10 -
Dutrochet, Saint-Hilaire, Turpin, Amici etc, y la estructura y 
desarrollo del polen y de los huevecillos estan ya muy bien co­
nocidos, - La ol'ganizacion de los f('Utos y su clasificacion pasa­
I'on mas adelante de donde las habia dejado Grertner, Las plantas 
cl'iptógamas fuel'(j) I1 sometidas al microscopio de los modernos lo 
misma que las fanerogamas, Finalmente la Organog-rafia hizo mu­
cllas adquisíeíoJles, y aunque deba aguardarse que nuevas obser­
vaciones y una crítica severa pongan en su lugar algunas de las 
generalmente admitidas como hechos, no hallamos razonable que 
Raspail las cornbatn tan poco mesuradamente al -intentar estable­
cel' su teoría organogenésica, que designa bajo el nombre de 
teorta espiro-vest'cular, fundamento de su teoría de las funciones 
y de su ' clasificacfon. 
La Fisiología ó Fis'ica vegetal , (Jomo an~ de ahora se deno­
minó, Organofisia que llama Raspail, Organodinamia segun la 
nombl'ó De-Candolle en sus loooiones, Ó Biología , siguiendo á 
Tre,'iranus, estudia, como lo indica la etimología de los difel'entes 
nomb¡'es que ha recibido, todos los fenómenos á que da lugar la 
01'ganizacion de los vegetales, dejando á la Q1timica o1'gánica el 
exámen de los muchos productos inmediatos cuyo modo de elabo­
racion entra en el número de los fenómenos de ' la vida vegetal. 
Pocos y poco empleados son los caractéres que suministI'a la Fi­
siología á ,la Botánica descriptiva y bajo Otl'OS puntos de vista es 
como debe Sel' mi-I'ada para caloularsu impOl'tancia, La Fisiología 
nos rev la I mecnnísmo de las acciones de tan numerosos, como 
interesantes sel'es, las infllJencias, quo ojero,en sobre los demas ' 
las que de estos J'eciben , sin cuyo conocimiento ni la historia fe­
nomenal de la natul'aleza seria completa , ni tampoco el hombre 
supiera -hallél' los útiles oomo seres "ivos. E l cultivo de las 
plantas debe estar de acuerdo oon la :Fisiología, ,y aunque rutina­
riamente se pueda llegar al fin , muchas pl'ácticas desapareoen al 
difundirse la luz que la ciencia denama y son ventajosamen!c 
-11-
sustituidas por otras fundadas en prín,cipios. Así es que fué la 
Física de los vegetales.objetó de numerosas investigaciones espe­
cialmente en el ,siglo pasado. tomando parte los fíS'jcas, ,los quí­
micos, los fisiólogos, y tambien Ids ,agrónomos; perQ ~~ ptectso 
confesar fIue' sus esfuerzo!> reunidos á los de los sábios de nuéstl'é\ 
época, . no ban elévado ,aun la cie.ncia· al grado de perfeccion que 
es de desear. bien que otro tanto sucede'Coa todas las que ti~nen 
por destino el penetrar los misterios de la vida; sin embargo no 
poco se ba adelantado. Lo mas principal de las funciones nutritivas 
se conoce bastante bien. Está cQnJitmad'o que la savia sube, por 
el cuerpo leñosó, aunque. á :pesal' de los esperimontos de ~iscboff, 
puéda dudarse que los meatos iQ;tel'~lulal'es sean sus conductores 
y mayor Íncertidumbre reiria acerca de las ca\lsas que determinpn 
su ascension, pues ni la capilaridq.d, ni la ,endosm.osis y exos­
mosis nos evitan echar mano dél último recUf,SO, de la vida., par~ 
esplicar este fenómeno. - Abandonada la , teorÍa .de JalO fibFa& des­
cendentes, y en su luglll' admitida la existencia de.jugG~descen­
dentes, ó 'nutritivos, particularmente en virtud de los esperimentos 
de Pollini y Iüiight 'j y ~dl11itidQ, .tambien que sean producto de la 
modificacion, que ¡lor la' accion ,atmosférica sufre la savia, en las 
hojas .• órganos especiales de la respil'acioFl de los vegetales, pa­
rece que no se debe disentir de la opinion de muchos fisiólogos 
, que creen que el cambinm baja por las capas jóvenes de la corteza 
y del cuerpo leñoso, es decir, por el liber y, la ~lhuraj y de las 
tres opiniones emitidas sobre la formacion de las capas leñosas, y 
corticales, la de que se aumentan independientemente es la sos­
tenida por Mirbel, Dutrochet y De-Candolle. Este célebre pro­
fesor compara á la sangre la goma. pues presume que sea el 
jugo nutriti,'o tle los vegetales en estado de pureza, y considera 
igualmente como nutritivos otros productos bid,ro-carbonados. De 
los segregados' muchos sobre-bidrogenados SOl1 esctetados y otros 
-depositados (jugos propios) en caviOades interiores circulando 
- 12-
mas 6 menos; y los demas sobre-oxigenados, azoados etc. no 
se hallan aislados en cantidad notable: Existen tambien en las 
plantas mater'ias minerales, vegeto-minerales y gaseosas; segun 
BischQff sirven estas para modificar la savia. - Los sexos y fecun­
dacion de las plantas fanel:ogamas columbrados por los antiguos 
fu~ron demost!"ados en el último siglo á pesar de los esperimentos 
de SpaJlanzani contradichos 'por VoHa y repetidos por nuestro 
Mal'tí , que hi"zo ver cuan falaces eran por ser dificil asegurarse 
de la absoluta' falta ' de éstllmbres; no obstante Lecoq los repitió 
ue nuevo poco há y, si lo hizo con exactitud, resulta que en el 
reino vágetal se verifica algunas veces la generacion sin fecunda­
.cion. pero esto nunca será cierto de un modo general. ¿ Y cómo 
negar la 'fecundacion al ver tales movimientos en los estambres, 
y aun en los estilos y estigmas de muchos vegetales, que pu­
dieran cbmpararse en este acto á ' los de los animales 'que recípro­
camente se buscan? Las precauciones que la . naturaleza toma 
para que el polen no sea inutilizaoo por la accion del" agua mani­
fiestan su necesidad paú la conservacion de las ' especies, y en 
ninguna son mas admirables que en la Vallisneria spt'ralis objeto 
de una hemlOsa descripcion de Castel (1). El aumento de 
temperatura Pl'oducido al fOI'marse ácido carbónico en el tiempo 
(1 ) Le Rhone impétueux SOllS son onde éeumante, 
Dúrant dix mois eÍltiers, nOU5 dérobe une plante 
Dont la lige s ' alongc en la saisqn d' amour, 
110nte.8u dcssu, eles nots , et brille aUl, yc~x du jour. 
Les males, jllSqll' alol"s deas le fOllrl 1Il0lobiles, 
De lellrs liens trhp COllrts briscntles nreuds d~biles , 
Voguent yers le\1\" amante eL Iihres dans leurs fem 
Lui forment sur le n¡¡nve un cortege. nornbrelu :, 
On diroit d' une fete Ol! le dieu d' hymenéc 
Promenc sur les Dols 58 pompe fortunée. 
lI1iis le t.cmps de. VCJ1l1S unc fois 8ccornplis, 
1,a tige se retire en rapprochant ses plis . 
Ell'a mt'u-ir ' sous l' enu sa SCIllCllce fécondc. 
~13-.. 
de la fecundacion que observó primeramente Lamarek en el 
Arum ttalicum comienza segun De-Candolle á las tres de la tarde. 
llega á su maximum á las cinco y termina á las siete, fenómeno dig­
no de atencion, que no es peculiar de esta especie y que Raspail y 
Dunal comparan á lo que pasa en la germinacion. Esta rué es.,. 
tudiada tomando en euenta todas las circunstancias, que en ella 
pueden influir y su duracion lo ha sido por De-Candolle. hijo, 
en muchas espeeies en el jardin botánico de Ginebra y por La..,. 
Sagra en él · de la Habana . .,-- Otros fenómenos de la vf;!getacion 
ban ocupado á los fisiólogos contemporáneos: las soldaduras na­
-turales y artificiales (injertos). la direccion de las plantas, su 
movimiento, t.emperatura, fosforescencia. coloracion etc. ete. 
deben algo á las observaciones modernas y los esperimentos qU!l 
se han hecho sobre los envenenamientos de .que son susceptibles 
los vegetales, prueban mas que gozan de una especie de vida y 
enseñan precauciones para no atacarla. 
La Patología vegetal pertenece menos á la Botánica que á la 
~Agricultura, que clasifica. describe. y combate las enfermedades 
de las plantas, dejando tan solo á la Botánica el remontarse al 
principio de las alteraciones. que sobrevienen durante la vegeta­
cion. La simplicidai:l d'e 1a ol'ganizacion de las plantas, lo limitado 
de sus funciones · no per.rriiten que sea grande el número de las 
causas que tienden á su destruccion y están casi reducidas á los 
agentes esteriores que la rodean tales como: la mala natur.aleza 
del suelo, la falta: ó esceso de humedad ó de calor. In privacion 
de la luz • el desarr.ollo deparasitas fal~as ó verdaderas, los ata ... 
:ques de los animales etc. - Dé-Candoll8 emitió la opinion de que 
la vida de los vegetales es indefinida, que su muerte es un acon,.. 
teci'miento estra·po á su organiz¡¡eion efecto dé accidentes inde­
pendientes' de lá edad; en' fin que no mueren de vejez. Esta teor-Ía 
iácilmenté aplicable á las plantas policat'pianas lo es tambien á las 
. monocarpianas teniendo en cuenta que · su organizí;lcion mas déhil 
11 
1,: 
1-
-14-
no puede resistir sino Una ó pocas veces al accidente, que resulfa 
de la produccion de las semillas, pues atraida fuertemente la sa­
'Via hácia ellas las yemas no se desarrollan y las raices perecen, 
y .par: eso se úlarga la vida de algunas plantas cuando no flore­
cen, ó cuando alguna causa les impide fruotificar. ~ POI' diferen­
tes que sean bajo tales puntos 'de vista los vegetales de lós ani~ 
males han sido lransportadosá la Patología vegetal nombres y 
clasificaciones que solo pueden tener lugar tratándose de los ani~ 
males superiores. Eysfarth, Forsyth, Plenk, Re escribieron antes 
de ahOl!a obras especiale.s sobre las enfermedades de las plantas y 
Haselbon nos dejó unos aforismos; los insectos dañosos á las plan­
tas ocuparon á muchos entomólogos; y en fin, en las obras agro­
nómicas de nuestros tiempos se halla compilado todo lo interesan­
te de estas materias. 
ta JletoMlógía botánica considerando los vegetales colno séres 
distintos los clasifica, nombra los grupos que forma, establece 
los términos y los signos' destinados á espresar sus c?ractéres >- los 
des'cribe\ los figura y esplica. los demas medios de hacerlós cono-
001'. La Taxollomw; la Glosolog'ía. y la Fitografía; son 'tres sec.,. 
ciones en que se haUan distribuidos . estos' diferentes ramos de la 
Botánwa propiamente dicha. Su teoría debe los 'primeros funda­
mentos á Linneo cuya Filosofía botánica bastaria por sí sala para 
inmortalizade; pero el nuevo giro que tomó la ciencia hizo nece­
sarias consideraciones, que no tienen un lugar correspondiente en 
los escritos del naturalista sueco, Y' siR embargo es admirable. que 
pocas ideas se han emitid<il, cuyo géroien no se encuentre en 
ellos. Por otra parte el estilo aforÍstÍ'co por Sl'lS inconvenientes fué 
abandonado en época p'Oco lejana de la nuestra, y era necesario 
líacer una esposicion razonada, que a'l mismo tiempo que fúese 
fácilmente comprensilille, desenvol~iesé Los principios domin~ntes. 
El célebre De·Cand<ilUe J cuya reciente pérdida llora la oiencia, 
lo consiguió en su Teoría elemental de la Botánica. que llamó 
-15 -
elemental, porque considera en ella los elementosque la consti-. 
tuyen. - Dividiuas las clasificaciones en empíricas y racionales y 
estas en usuales, artificiales y naturales, no es dudosa ya la elec-. 
cion, si la hacemos como botánicos. A tientas, ó por comparacion. 
general se formaron las primeras clasificaciones naturales, pero 
los Jussieu tuvieron la gloria de subordinar los caractéres , y el 
desarrollo de sus principios es la parte principal de la Taxonomia 
ó Taxologia. La importancia relativa ue los órganos y la de los 
diversos aspectos bajo los cuales son susceptibles de ser conside.,. 
rados determinan la importancia de los caractéres, cuya gerarquía 
es.tá de acuerdo con las bases de la cla ificacion generalmente ad-. 
mitida, aunque no puedan subordinarse los caractéres con exac­
titud, ni aun emplearse la palabra subordinacion segun A. Saint~. 
Hilaire en su Botánica compamda. El número relativo de los, 
caractéres comunes y diferentes y su valor, en tanto que se puede 
fijar, determinan los grados de semejanza y de asociacion de los, 
vegetales, cuyos grupos muestran afinidades y analogías unos con 
otros como nadie mejor que Linneo lo es.presó: Plantre 
omnes utrinque aOinUateDl monstrailt uti 
t,erl"UOIOiuDI in Dlapl)3 geo;;raphicao - Desde 
este grande hombre parte de principios fiJOS 'la nomencla., 
tma y terminología botánicas y en el dia se halla reunido 
bajo el nombre de Glosología touo lo que tiene relacíon con 
cllas. Hay que nombrar en Botánica los grupos de individuos y. 
de espeCies, los órganos y sus modificaciones, las funciones, ): 
en fin, las estaciones y habitaoiones : sin reglas adoptadas de co-, 
mun acuerdo la ciencia seria pOI' consiguiente un celos. - Los, 
medios de hacer conocer las plantas pertenecen á la Fitogm{ía y 
sonlo, á la vez que resultados, las colecciones y las obras. J~os. 
jardines botánicos, los herbarios, las bibliotecas, y demas colec­
riones están sujetas á sus principios j pero son principalmente 
objeto de la Fitografía las obras. Su idioma, su estilo, la forma-
'- 16 -
(~or1d'e las frases y déscripciones, la sinoúimÍu, las abreviaciones, 
y signos empleados, las láminas que deben acompañarlas, estu­
diado todo de un modo general, es luego aplicado á la redaccion 
de las monografías de especies ó de órganos, á la de las floras, á 
la de descripciones ó catálogos de plantas cultivadas en determi­
nados jardines, á la de las memorias', disel;taciones etc. , y final"7 
mente á la de las obras generales, sean genlJ'w, species, ó simples 
catálogos. Los escritos destinados á la esposicion de la' ciencia de 
un modo elemental, 6 no, entran tambíen en el dominio de 
esta parte de la lIfetodologia. 
La Geografía botánú:a ó Botánica geográfica exainina la dislri­
bucion de los vegetales sobre el globo. La natural.eza del lugar y 
su posicion geográfica, es decir, la estacion y la habitacion son 
modos de considerar el lugar natal de cada planta que aplica tam­
bien á los grupos; y al hacerlo puede partir de datos físicos ó 
geográficos, y determinar que vegetales crecen en una estacion ó 
en un pais; ó bien en vista de una planta ó de un grupo de ellas 
examinar su estacion y su habitacion, Ya sea el punto de partida 
topográfico ó geográfico, ya sea botánico, tienen lugar en parte 
unas mismas consideraciones, porque la organizacion de las plan­
tas exige mas ó menos ciertas circunstancias esteriores; y en efec­
to esto esplica la diversidad de estaciones y aun la de habitaciones. 
Interesante es la distribucion topográfica de los vegetales, pero lo 
es mas la distribucion geográfica', y así es que desde que se ha 
examinado y comparado la vegetacion de muchas regiones lejanas 
se ha heého objeto de un estudio especial que ocupó princi­
pa'lmente á Humboldt, De~Candolle, Roberto Brown, Schouw, 
Meyer etc. Sus resullados, segun los -espone De-Candolle, hijo, 
son relativos al número de individuos, especies, géneros y fami­
lias, que hay en diYel~sos paises; á la proporcion de las especies 
de las diferentes clases tamhien "en ,diversos paises; á la estension 
de la habitacion, ó sea al area de las especies, géneros y familias; 
d 
- 17-
'Y ála aproximacion ó alejamiento geográficos de vegetales imálo­
gas. La distincion de regiones botánicas, yel exámen de las causas 
de la diversidad de habitaciones completan la Geogra{m botánica. 
La Botánica Onctol6g'ica, ,6 sea el estudio de los vegetales fósiles 
apenas llamó la atencionde los botánicos hasta el último siglo, 
pero principalmente en el 'actual se aumentó considerablemennte 
la Flora subten'ánea por los trabajos ' de Schl0theim, Sternberg, 
A8o'lfo Brongniart, Lindley y W. Huttón. 
La Bolanica historica ó Historia de la Botánica forma el com­
plemento de la ciencia revelándonos elcamíno, que siguió para 
elevarse á su actual estado, y paga justp tributo á ÍlDdos los que á 
él la condugeron. Lo mas estimable, que en este généi'o se conoce 
es h Historia ,'ei herbarim de Sprengel, pero no comprende nues­
tro siglo, ni la Botánica española ocupa en ella tanto lugal' como 
merece: el amor patrio nos ha, inducido á redactar en compendio 
las noticias que sobre ella pudimos reunir_~ . 
La Botánica aplicada, finalmente, estudia lás planfas como 
mediesde'satisfa'cer las necesidades del hombre sin lo c"Úalla,ciencia 
seria esteril,' ó ál menos 'n.o; pr.opol·cionaria otros goces que los in­
telectuales.La Botánica médica, agrícola y económica abrazando 
todas las aplicaciones destinadas á satisfacer las necesidades físicas 
del hombre' contestan sobradament.e al tan repetido ¿c1ti bono? 
zpara qué sirve? 
Desde principios del actual siglo se 'haHa dividida la ciencia de 
las plantas en los diferentes ramos, que acabames de reconer. El 
aislamiento en que por entonces se hallaban los pueblos civilizados 
por efecto de la guerra. dificultó los viages durante bastantes años, 
y el examen de las plantas exóticas permaneció algun tiempo esta­
cionari'o; pero en cambio la atencion de los botánicos se dil'ijió á 
'profundizar el estudio de la 'organizacion -de .os vegetales, y á 
perfeccionar -ias' teorías botánicas. De este modo Juego que pu­
dieron ' emprender nuevas espediciones lo hicieron . con ~ayores 
-18 -
vCJltajas que sus predeceso.res, y han .aparecido. vari i;\"S flo.ras tales 
co.mo l~s de las l\faluinas, .de N o.rfo.lk, de Senegambia, del Era­
sil, d,e Ja v' y Sumatra, .de la.s CapUI'jas. qe la Mader/!, de la 
4lllér~ca ªrc~iqa, . , ., tooas al nivel de la c!'ellei/! . Las 'nUeyafi Ilo.ras 
eurJlpeas pt!blicada.s en Alemania, Italia, Francia elc. partiqipan 
.<l.e igu.¡¡j pel'ÍeQGiQn, entre ellas la: francesjl de De-Candollé y Duvy 
y )íl ® Jª isla ¡tle Zañte por Marget y Reuter, que publicé lam­
bien un escelente catálogo. de las plantqs ,va$llQlares de lps alrede­
dQ 'es ele Gil¡l.ebra. En fin, el deseo. de completa!' la B lo1'a ewropea 
p.e hi~Q g~p..e!'~I, ~' E&p.aña CQ.llle meIJ.o.s estudiada }la II¡:¡made la 
iJ.t§l}fiQ,Q el.e 'arios estnmgero.s e!1tl'e ·IQs que se distinguen Webb, 
)loj~ iel' _y Re.uter, y el segundo. ademas estUJlia actualmente las 
pJillltíll! Qrieqtllles. 
~erií\ ~a~1,ga la enJJJneliacioJl de las mo.nQg¡'a[ias y o.tras obra,~ 
d,:e :ipti~ps, que lit¡} d{}hen á Io's bo.táQicó$ mo.derno.s; pero. nQ 
prescindimo.s de dar algmVls llQt'Ícii;\1j a..cexPtl de lílfi o.bras genellales 
de ma~ iq:flpenci.a., 
I 
~J $p.ecies plqRtar¡¡m de Linneo. fué en su tiempo. la o.bra ge-
BfifilJ PJ!r Il§.cru i¡¡ ~n lo tocante á la parte descriptivq de la Bo­
táni.cª. lt~if}ha}.'d bizü de ella ,una flu.6va edicj@n aUp1!3ntada que 
~o.rnen~º 4 !lQbli9af en el mismo. añp en que falleció Linneo. t1778) 
y d~pU(l,5 hn &idq ,c.opiaJla, IUo.dificadl\ y ¡,¡ume!lt~da d~ nuevo. po.r 
o.tro.s mucho.s ent¡'e ello.s 'Villdeno.\v, Rcemer y S:chu!tes.. Spren­
~l al&. y fl! Rnch "'wion de PellSOQn es una edicion Q@table PCU' su 
lWqlJ~í1Q. v$)J Ú,lne!l q\le Il! ha hecho QllJY ap!'eCiildíl . -Sus~~uido 
'" el' )étctlk! n~~p;!:'!l J. (,ll ~S:4Jlfu1 ,$j)A{fu1\ /¡lra- necesi1ria I,I.P¡l o.bra 
qu~ cont1¡lv\(l$...e todfi~ la:) plantª-s,co oGidas cl<l.sj6Gudas y da ~f'itas. 
s6{Wn lps nue\'ps PlliJlGiVio&, El Geller~ de J ussieu abriera el' t a­
J,IÚ¡;(o (178.9.) Y D~-qa!ldo.tJe ~jgu¡éndol~ llegó á em,p¡.ender ('1818.) 
el RIf9.IlJÍ. vegeta bilis System,a 9i,a[¡¡' l'ale, 'o.bra c@lo~1,I! de que desistió 
conv~ooido de la impo.sibilidad de co.ncluirla, aun,que viviese mucho., 
y pafa tener prebabilidad de llevarla á cabo. la Co.menzó o.tra vez 
=1~-
é 1824) de"üña marí'éra i}brevlada fon 61 tfliúlt de prif;];f6.riíllS, qire 
sin emBárge' dejó" iríC6mpleto' á su muerte' ~ 1~841). Stibem'os qtlíe 
su li'i,Ío" uno dé sus cotaliol'a~dór.és, s~ QCu:pfi en' lá contitnjéfCi'on y 
no ofidatrJos qüe; satisfará lo~ deseos dé It>s' botchmros. ~ Síen'dó ya 
el 'Prod1'omu§ ¡m á' oHr-á~ inrl1spensal)h:i Coífl'é úinlca: er.l su gén'el'o, 
y por otra' 'pá~,tG dlj: gráh()e' in'nuénda~ én la. ll,okínita' t;- sé h'c\'Ge 
ne'GesaFié' ~üe demos algu'ni} • Irías noiliáá de éf 'j una" .idea de su 
clasificaci6b.; (!¡iJé', ,llífnqUtl es' rfJ()8iftca'eionr de hr de Jussieu',o difrere 
ba'stánie1 y n5s iñtcl'~Sa !lI'as';' que Ia.s d'e t:ofsel'eur.rDeslong­
chá'n'ips y :M:rahjúÍs, oe X. Riéháfef el¿. , pol'ésf{a~r múy gefieral­
mente ádoptadá. bicy.ii.]iihj~ las plahtas en FA:NJjlROGAMAS ó 
V NSeBL~RES'y en" CftIPl1'O'GNMAS iVCELUtOSNS, fórÍlfarr 
~a p¡fimera clase del ·reif:l0 Yegetal, la~ DiG-Qq¡ILID])"o'NEA'B'éE",oGEN~S 
~ súbd:ivioiclas 'en Jlatamífl'Ohüf, Oali:éiflorrl"; CfJT'OUf/6ras 9 M<ffiodd:­
midea.s), lá segunda l adWoN 0'€OTiirEiJONE1 s -ó ENDÓ~ÉNXS ~ la \ 
tercera las ETEOGMtlA'S' lf>~ $EMI":VÁSOtJLARES ', y la"CtlaltUi las AN::' 
FIGA'MA1S ó CE'aJtÁI\)tS': Estál\ pública'd'a~ tQdáS laS"fáJ'híllé\'S anle­
riOl'és' á lús G@¡!ci1ln\5i'as, qÚfl p'asan dti cient6" 'f fáltáñ pocas. 
ínenoS<tln cuyó ri6mél!0 'sé' bal/íHf las criptogamirs"; biél»eS verdad' 
que 'eñtJ'e 'l1íspüoliG1fu1(S-' se balla11 bastant.es famiUa's de Ia's HU:' 
mm'osas. ~Redricidás á tipos mas regulares pres-entan ' modifica-' 
ciones igualmente notables, ya en su diYision pOI' tribus, ya en 
lo que respecta á ·105 géneros, todo de acuerdo con el estado de la 
ciencia, de modo que será sensible se retarde demasiado la con­
c111sion del resto, y es de desear que apªl'ez{;an suplementos, que 
contengan las especies, que se descubrieroil despues de ¡la ' impre­
sion de los tomos publicados.-~Iientras tanto ún aleman conocido 
no solo por sus escritos botánicos', sino pOI' otros de eruclicion 
publicó (1836-1840) un Genera plantarum, que sUcede dig­
namente al de Jússieu cuyo bija Adriano no aceptó la mision de 
poner al nivel de la ciencia la ' o'bl'a 'deim padre p'OI' hallarse ocupado 
en trabajos de otra natl!lraleza. El Genera de Enlicher contiene 
- 20-
todos los publicados hasta 1840, Y en suplementos sucesivos apa-· 
recen las novedades. Despues de los caractéres genéricos presenta, 
el autor varias indicaciones importantes j y la sinonimia y desig­
nacion de las 0bras que traen las mejores descripciones ó figuras 
completan un trabajo que exigia la época (1). En las obras-catá­
logos de Steudel y Loudon se encuentran adamas de los. nombres 
genéricos los específicos facilitando el conocimiento de los sinóni­
mos y el-de las obras en' que se hallan las descripciones. 
Fáltanos aun hablar de otras obras generales, de las destinadas 
á la esposicion de la ciencia. De-CandoBe publicó diferentes es­
CI'itos, que componen un Cwrso de Botánica detallado segun su 
estado actual, qué su hijo comprendió en el Tratado elemental 
que-forma parte de las Suites á: Buffon, teniendo á la vista lo.pu_ 
blieado recientemente. En fin las obras de A .. Richard, de Lindley, 
de Kunth y de A. de Saint-Hilaire son de las mas estimadas entr.e 
las innumerables, que-apªrecieron y aparecen. 
Hé aqui eJ cuadro animado que en Europa presenta la Botánica. 
y aunque corramos el peligro de que bosquejándole en seguida 
aparezca descolorido el que-corresponde, á la España de nuestro 
siglo no reusaremos el hacerlo, porque procuramos reuniF noticias 
interesantes., y no· bastante conocidas. que le av,ivan algun tanto; 
'( 1) La clasificacion de Eillicher difiere de la del P1'odromus : la siguiento 
tabla dará una idea de ella: . 
Talofitas. rp~otofit~s. ) (Algas, Líquenes, Hongos) .. 1: HIsterolfitas. j, . . ~ 
Acrohrias.... (Musgos, Hepalicas, Helechos, . 
E'1\lisetaceas etc., Zumíeas, 
Rizantéas). 
Cormofitas. Aufibrias ..... (Jl1 onocotiledOfUlas). . 
Acranfibrias. (
Giumospermas_. 
. . Apetalas. 
(Incotdedoneas). Gomopetalas. 
Dialipetalas. 
y si aun con esto al aproximarnos á· nuestros' di·as la eomparacion 
fueré demasiado desventajosa, podrá al menos escitando una no­
ble pasi'on conducir á que sean mas los españoles que dejando de 
constituirse en meros recitadores ó trasladadores de las doctrinas 
concebidas aHende de los Pirineos aspiren á OCupar un lugar en­
trelos sabios. 
Botánica española del siglo XIX 6 d~-,te la época de Cavanilles 
á la de La-Gasea, y estado actual. 
Comenzó la Botánica española del actual· siglo bajO' buenos 
auspicios. Cavauilles estuvo á la cabeza de ella en sus cuatro pri­
meros años sin que los cuidados de la enseñanza minorasen la 
. actividad y el celo que antes habia mostrado com() escritor; y que 
comunicaba á los demas; asi es que la falta de su inOuencia hizo 
que poco despues de su muerte ( 1804) se dejasen de publicar los 
Anales de ciencias naturales en donde los, profesores españoles y 
sus discípulos consignaban los resultados de investigaciones diri­
gidas especialmente al conocimiento dél pais.: Sucedióle Zéa. cu­
yos escritos sOQ mas notables pOI' su elegancia que por su valor 
científico; y 'puesto bajo su direccion (1805) el Senwnm'io de 
Agricultura (1) que 'se publicaba desde fines del siglo pasado tu­
viet'on tambien lugar trabajos de otros botáni~os y á la vez' agró­
nomos distinguidos. Los dos hel'manos Boutelou contínuaron ' 
escribiendo en él y se les agregó Clemebte, que ,como García, La­
Gasca y Rodriguez era éontado entre los discípulos de Cavanilles, 
que mas frutos podian ofrecer á la ciencia, y en efecto de todos 
ellos habia comenzado á recibirlos y siguió recibiéndolos por largo 
tiempo de algunos de ellos. 
(1) En:l802 se babian iuserlado en esta obra periódica unos Principios de 
Botánica en cartas á una señora. 
:0...=: ' 22 ~ 
f Loslloutelou 'fÉstévon y Claadio r dedicados teMica y pracei~' 
caméhl~ desde: -rus mas tierR"es afies; a{ estiud10 de Iá· Agl'icuJtura 
, y Hormculturi\ quc ' }labiai1 profesada -sus, antép'aSa'des (ESteva-n­
f.laudi'e. Estévan, y Publo) d'/rigiendo éóIDó' elles el cultivo en' 
las'posesiones reales, contriHuyeron nOfu,bl(ffi)éRte-al ádélaawmiooto 
de tan importantes ciencias con sus muchos y variadas' escritos de 
los que algunos no dejan de interesal' tí la Botánica. En el Sema­
nm'w de Agl/"icnlt?t1'a reun iero!') ( 1797) los 110lnbl1eS c:astéHanos. 
ingleses y franceses de las plantas de que se componen los prados 
artificiales de Inglaterra y publicaron (1801) una noticia de los 
árboles exóticos, que prevalecian en .A:l'añjuez, y otra de los in­
digenas; en IQS Anales de C"iencia,s na.turales insertaron- tambien 
( 1801, ) lina raZOn de las espedes mas rams de árboles y arbustos 
cultr~'a'dos en Aranjuez '; y el uno de ellos (Claudio) publicó (18Ó2) 
una especie nueva de Jacinto, y postériormente ~806) designó 
en eL Seman(J¡/'w de Agric~tltura , varias plantas bar¡:lIlet'as de la 
Manclía,. El otl'(;) hermano (1i:stevan) hadendo en, 1803-un viage 
agl:bnémreo-poi\ España estudiÓ las especies y. variedades d'e pillos 
que se crian-en la siena de encnlla y 101; puoIlti61( fíl069 en el 
Semanario, de AgriC'Ult?wa. La descripcion COft los nolflbres -de 
las diferentes esp.ecies de uva que se cultivan eH los viñeuos de 
Ocañada: hal)ia .inserrado en el mismo' pej}iódioe el aM\mitoriol'; 
y s(!)bre~la~. var¡~dnd'es de'tl~igos, cebadas y centenos', cu~o cultivo 
ha:bili1sidoJensa-y'ado.en Allanjuez( 1 ') esCl'ibi6 en eJ:siguiénte (1807) 
un artícule' én.qué las designo. por.sus nemores vulgares, .&I ·()c'u­
parsa en el mismo ario en la aclimatacÍon de los árboles de la 
América septentrional indicó los que lo están en España, ndm­
brándolos científica y vulgarmente. 
El -estudio de las variedades cultivadas llamó con mas particu-
(1') Tnmbiell'ien-17!)i,'sC -habían hecho ensayos an(¡logos en 1115 inrncdía.ciones 
de Zaragoza por el DculI Hcrnandez de Lurren, segun Asso, Sel'i'íl Ag\'. 1i99; 
m 
~ 23 
latidad la a.tencion de Clemente a~ viajar por España y en lln ar­
tí:cqJo qUe in~ertó (1806) en el Sen~UJn(Lri(} de Ayricult1¿1'q, sobre 
~n centeno cijltivado en Talial manifestó s11 modo Qe ~ens¡tT y 
dem,osLró qlle los botánico.s nO debia,p mirarlas ~on ir¡diferencia 
lI!lv1}Jlo~ 9~ ¡;¡!;le eran obra del bplúbre, NQ dej¡} ~n teoría eli~o~ 
prin~ipjos > p*§. al oñ.;¡ sigui!ln~e pl.!b)icó su Ensayo sobré las va­
Tiedades de lá vid ~omun. que vejetan eh Aiulab,¡.cül" , obteniendó 
tan general aGept.acipn, que ftW estractildo y tradu~ido en 'parte 
en mucbos idjoffiJls y totQlm nte en francés, En el ja'l'dill e¡;peri­
lllental y de uclimªt,!cion 'esta,bJe.cido en San Luca,r de ~a¡\rameda 
~uiti"9 rpll(~bílS d~ e~ta~ vayiedqde,s y posteriormente volviÓ á tra­
tal' dc ellas y de las casta,1 de 1).\';1 JI sus adiciones á la Agr-icul­
tUI'p, de Jlet11'W,U, y el) la miSfllt\ Se. /la!l ítn otras sobre 'las· castas 
de ol!"p (¡) y sO~I:e lat> ruWl;nj¡¡S ); lil\10o~ de A..ndalucía, que 
fua :01) redaQtadas ~lHJfOJ;rHe ª l/¡,S l!º~icias ql}~ ,~~ spl11inistEó, t9s 
nlgod9nep, J~¡; Y\lfi,edade.s Q~" fl:e,~~, ¡:iatatay jQlieI).to, ,tambien 
le oClJpa!'on, p~r@ ,g}¡J.s las O¡l,~,w..s uña trigo , sol:¡re31l$.: ql}.e :Yersa 
. otra de ~UJi adicjq!1e} á la ,mi¡;ma obn¡, Sin ~mbargo s~u\1 el 
mi~n!o (dlemente (Ayr, llerl', t~~8:PYfT 71. afl,) la i4e9' de ~- ' 
t~!dinr I~~ ~~pecie¡; y "\\'~ried'!9~% ,d. trig9. fqé d~\lip:a ~-,La-Gp~ca (~.).; 
ambos y García obserV?foll eMleCiCfi ' '110 'de¡;critl!5',,,X les .tI:ql~ajos 
qu,e CJemeflt~ , Y La-Qílsqa 'ell!prem\!erol} q~'c9~no 9~sqe 1815 
d:í'~roJil.9ríg~Jl: á la .a.9ic~~1'\ \l'~qa ~;e. f~cb,a r po¡;tel'iOl: ~ la de! . G-~nem 
ct spe~ie~ d r.J-Qa,l?Y~ e.!l. ,gue ,publ¡'~ó l,a~ ~{Ilev s ' esp~q,ies: de 
trigo, ~qs 'dQ on,til;l1.l~!}9n g!3~PS ,re13l)}.epqo..: ~~tHriq.l~p ~g~m el 
OBJ~O ~fi\' .fq!mar UQí\ CO¡;és.~pct'¡CQla., que con 'algunas láminas 
a~iertas se ' conse,l;van ~n el jardín hqtárP <?o de Madrid, ~ 1Iam­
Lien las plapta.s que no participaij de los cuidado~ ' del ~ombl'e 
(+)- Sohrc las de "l\-nd¡¡-Iucía pul¡licó l\fartinez Rohles un-Ensayo. Umlrid 
1833. 
(2 ) Lo contrario se afirmó en la Gaceta de 27 de marlO 18'27,. 
-- 24 ~ 
fueron objeto ,de las il1Yestigaciones del célebre Clemente y las 
criptógamas tuvi-eron e1l él uno de lbS mejores conocedores. Habia 
tenido parte 'en la lntroduccion á la Crtptogamia española publi­
cada en los Anales de ciencias naturales (1802) con su -nombre 
unido á los de García y ta-Gasea, trabajo interesante en que se 
hallan descritos muchos de los helechos y musgos de España; al 
fin -de Sil Ensayo sobre las va'f.tedades de la vid colocó tres listas 
de plantas sevillanas, algunas nuevas, que caracterizó; y se yé 
que los helechos, liquenes, y algas le merecieron cierta prefe­
rencia ( 1 ) - Clemente nos hubierad'ejado muchos mas trabajos 
botánicos si una muerte prematUl"é'i no se lo hubiese impedido. 
Instruido en España, pe..reccionado en el estrangero y poseedor 
de conocimientos especialmente en los idiomas antiguos y mo­
dernos, que realzaban los que le colocartln entre nuestros natu­
ralistas mas distinguidos, 'prometia mucho á la ciencia y al pais. 
Habia recorrido unas veces como Clemente y otras como Mahamet 
Ben-AJi nuestras playas meridionales uesde el puntal dei Pinar al 
de la 'Sagra ·y 'las sierras de Granada y de ,Ronda reGogiendo da­
tos p'ara formar ·1ina Historia natural de Granada, pero algtlnos 
los perdió en Sevilla, y otros permanecen :aun inéditos. Su her­
bal'Ío se conserva en el jardin de Madrid. 
La-Gasca y Rodriguez colocados al lado de CavanilIes se die­
ron á conocer muy pronta por los escritos, que publicaron en los 
Anales de ciencias naturales. Describieron juntos (1801) algunas 
plantas del jardin botánico -de Madrid y -des pues (1802) otras que 
habia -colectado Thalacker en Siena-Nevada, é indicaron (1803) 
(as localidades españolas de muchas de las plantas africanas, que 
'habia recogido y acababa de publicar Broussonet. En 1803 fue­
ron encargados de viajar pOi' España con el objeto de recoger 
(1) Su amigo Lalluve sobresalia tambien por este tiempo en el conocimiento 
de los IiqueDes.· 
= 
- 25-
materiales, para la formacion de la Flora española l' y RodrigU'cz, 
como Clemente, se dirigió al mediodía, mientras que La-Gasea 
fué al norte. El pI'imer descubrimiento, que se debe á estas espe"'­
diciones es el que hizo La-Gasea del Liquen islándico en las mon­
tañas de Asturias (Gaceta de 29 julio 1803), pues aunque Neé 
lo habia visto antes (1785) cerca de RoncesvalIes, esto no habia 
tenido consecuencia; y por el contrario desde que se supo lo a}mn­
dante que se hallaba tan útil medicamento no solo en las monta­
ñas de Asturias, sino en las de Leon y de otras partes, ya no se 
pensÓ mas en importade del estrangero. La coleccion de plantas 
español.as del jardin de Madrid fué aumentada considerablemente 
y La-Gasea, poco despues de su v~elta. publicó ( 1805) algunas 
de ellas con otras exótieasen las Var-iedades de ctencias, lil,eratura 
y Q.1'tes, 
No habia obtenido aun en España el método natural la prefe­
fencia que ya merecia en otfas partes, ni estaba tampoco bastante 
generalizado su conocimiento. Adoptándolo La-Gasea en las lec­
ciones de Botánica médica. que dió en el jardin de Madrid el año 
1808, contribuyó al logro de ambos objetos y mas cumplidamente 
JO hubiera becbo si no hubiese hallado obstáculos la publicacion 
ue unos Elementos de Botánica, que tenia f.ormados desde 1806. 
La guerra vino á interrumpir los cuidados que le debía la ense_ 
ñanza, pero le proporcionó el viajar de nuevo y recoger mas da los 
para la Flora española que meJitaba. Rechazando las ofertas del 
gobierno íntruso se fugó al ejército en el que sirvió como médico 
y á pesar de esta ocupacion y de las fatigas de la guerra hizo nu­
merosas hefborizaéiones, que le produjeron una rica coleccion de 
plantas españolas, que unida á la que ya tenia acrecentó consi­
uerablemente los materiales que exijia sv obra favorita. En Ori­
huela publicó (1811) el primer número de las Amenidades natu­
t'ales de las Españas I notable porque en él se halla establecido 
el órden de las Chametlltophone, que reconoció en las compuestas 
- 26-
antes que De-Candolle, que le denominó (1813) de las Labial!~ 
¡tonE, Contiene tambien una Lista de plantas de la China, del Ja­
pon, AmboÍlw, jl'lalaba·r y Filipinas connaturalizadas en Espa'ña 
6 cultivadas al 'raso en Sl¿S jardines con sus nombres sistemáticos 
y vulgares, y ademqs una descripcion del Panizo negro ó de Dai­
nuel, que en seguida es considerado agronómica y económicamente, 
Restituido á ~ladrid y ú la enseñanza emprendió interesantes tra­
I-)ajos entre los que se cuenta su Dt'spositio umbelli{erarmn car­
pologica, que pl'ecedida de una disel'tacion ·Ieida (1815) por su 
discípulo Vela en el jardin de Madrid forma el objeto del segundo 
!l úme 1'0, de las Amenidades publicado mucho des pues (1821), El 
E[¡mqhu~ de[ Jardin que imprimió en 18.16 ha sido citado como· 
mo;delo. y es notable que haya incluido en él tambien los líquenes, 
En el mismo año con el nombre de Genera el species plantarurn, 
qure aut Mvre s.unt (tut nond1¿m reGte cognos~'u,du,' publicó un esti­
mado. opúsctdo que contiene gran número de plantas espontáneas 
en España J.:eeogidas por el mismo, ' Ia mayor parte y algunas por 
Pozo, por Rodriguez (entre ellas Ja CM'Vía satl¿rejre{olia Rodr. ) 
(!lOI' Clemente, pOl' Cabrera de Cádiz, por Hrenseler de Málaga 
etc. (1) Y tambien las. nuevas especies de trigo, primer resultado 
público de los' estudiosemprendidos en el jaJ!din de Madrid sobre 
tan útiles plantas. Otro fruto de los viages de La-Gasea ha. sido su 
Memoria soln;e las plantas .ban-illeras rf&. España (1817) que J :e~ 
produjQ era una adidQn á. la Agricultnra de Hen'en~ ( 1818) r 
otras. hizo. ¡Í¡ la. misma obra mas ó menos' interesantes bajo el as­
pecto botánico. Contamosentceellas las que versan sobre las pro­
piedades de muchas. plantas, y de sus, prolluctos..; dos listas de 
,'egetales harinosos silvestres, cuyo. fruLo ó rlliz contiene, ó no, llll: 
pniDCiph;) aCl:e; y otra. de plantas útiles, para pRdos y forrages, r 
(1 ) De las plantas dedicadas por La-Gasea ha)' UDa ( Lapiedra MaI'/Í1lOzii) 
que lo eSJá á una discfp"la de Clemente, 
n 
- 27-
M lá's inútiles ó dañosas á los ganados, que en gran parte habia 
observado e11 Lean. - La contrarevolucion de 1823 interrumpió 
las tareas de La-Gasea y le hizó abandonar una patria en CU)iO 
Jlien hahia emplc'ado ' todo su tiempe·, ya como hambre científico, 
y ya:com() ciudadano. Al dirigirse aon el Góbierno á Cádiz, una 
nueva desgracia aumentó el cúmulo de las que iban á pesar sobre 
la desafortunada España. Un numeroso herbario y muchos ma­
nuscritos , frutos inestimables de tantos desvelos, . fueron víctimas 
del alboroto escitado en Sevilla para asesinar á los fugitivos. La 
importancia de esta pérdida y el efecto que produciria en La­
Gasea p\:led~ caleulat'se sabiendo que no rué eseeptua~o de ella lo 
relativo á la FlOTa española. En Inglaterra halló algun consuelo 
en las muestras de aprecio'y distineion que le prodigaron los 'mas 
célebres 110tán.iCOS de aquel pais y en él contmuó sus observacio­
nes sobre las cereales y las umbelíferas, que cultivó en el jardin 
de Chelsea. Publicó en Lóndres algunos escritos ínsertos en los 
Ocios de los españoles emigrados de los que meyecen, particular 
atenóion sus Observacicm.es sobre las aparasoladas; y en p,1 Ga·rde­
ner' s }fagazÍt¡e un Bosquejo del estado de la jardtner1a en España. 
Con el nombre de Hortus siccus lund'i-nenSÍ5 emprendió la publi­
cacion 4e un herharia de las cercanías de Lóndres, que no con­
cluyó ocupado en otros trabajos que interesaban á su patria. 
Rehacía algunos sobre la Flora española y describia numerosas 
eereales de que hizo sacar ciento cuarenta dibujos iluminados. 
que debian sen-ir para la Ceres, no ya española tan solo. sino uni­
versal. Ademas tradujo la Teoría elemental de De-Candolle (1) 
enriquec.iéndola con interesantes notas y escribió un nuevo Cn1'so 
elenwntal que acompañó de caterce estampas gravadas; pero nin­
guna d~estas obras vió aun la luz pública. Suministró tambien 
(1 ) En '1828 comenzó á puhlicar I.arra en lladl'ili una Lraduccion que no 
concluyó. 
- 28-
muchas noticias botánicas á otros escritores: en el tomo 6. 0 de 
las leones de Cavanilles le pertenecen dos nuevas gramineas jen' el 
Diccionm'w de Medicina y Cirugia de BalluDO el artículo ve­
getal; en el Diccionario tngl3s-español y español-ingles de Seoano 
los nombres de plantas; y finalmente suministró á De-Candolle· 
muchas descripciones y ejemplares, especialmente de crucíferas y 
cistineas españolas y de otras plantas americanas. 
La-Gasea ha terminado sus dias á poco de haberle recobrado 
su patria.-Aun debia esperarse mucho de él, porque ni sus 
desgracias, ni sus achaques habian podido mas que' su amor á la 
ciencia. Uno de sus mejores discípulos, el jóven Carreño recien­
temente arrebatado á ella, fué el primero, cuya pluma pagó un 
justó tributo á la memoria del célebre botánico español de nuestros 
dias publicando en Paris (1) su elogio histórico; la Academia de 
ciencias naturales de Barcelona araba de hacerlo. per medio de 
uno de sus miembros, que mas la honran; y ya no nos seria dado­
decir algo nuevo que ensalzas6. un nombre de recuerdos tan gratos 
por mas que lo deseáramos, pues que nos inspiró el gusto por 
su ciencia y dirigió en el'la nuestros primeros pasos. 
Al I.'ecorrer In historia de la Botánica española se observa qUE7 
la parte descriptiva fué mirada con cierta preferencia y esto quizá 
sea debido á la multitud de plantas nuevas que, no solo en. las. 
~" ."'""-.---~ 
posesio~es ultrámarinas sino en la PénÍnsu!a misma. reclamarEm 
la aten~'ion rde kls que en nuestro pais se dedicaron á la Botánica. 
No obstante tarnbien los domas ramos de . ella fueron objeto de 
sus tareas. García Hernandez defendió (1767) una de las hipótesis 
imaginadas para esplicar la fecundacion, sosteniéndola contra la 
opinion del autor de la Palestra crítico-médica (2) Rui~ estudió 
_ ( 1) Annal.¡¡,s de sciene.e~ nQ.turJ!ll~s. Septcl1!b¡'e 1840. - Notice s..YT;l,g vie et 
les eerits du botaniste espagnol D, 1I1a'ria,no La-Ga,sea par M, Carreño. 
(2) Yo digo (contesta á este escelente eseritor) que este corpúsculo con 
todas sus partes , orgaoizacion y testura le produce el generante en su semilla 
> 
- 29-
los órganos reproductores del Fúcus natUllS ;. Cavanilles hizo varias 
observaciones organográficas espeeialmenté en los helechos y dis­
currió acerca de los sexos y fecundacion de las plantas; - pero sobre 
este punto mas se distinguió Martí, cuyos esperimentos y obser­
vaciones de·mostraron el poco fundamento que tenia n las conse­
cuencias deducidas de los que habia hechoSpallanzani ,. y es sen­
sible no hayan llegado á publicarse los resultados de otros espe­
rimentos que ocuparon largos años á tan modesto como sabio 
naturalista; La-Gasea examinó la estructura del fruto de los cu­
curbitaceas é hizo otras investigaciones que permanecen inédItas 
en su CU1'SO elemental de Botánica; La-Sagra en ·la isla de Cuba 
ohservó la· duracion de la geI'minacion en varias especies; Yañe2i 
en Barcelona bizo observaciones sobi'e la germinacion del Tama­
ri'ndus occidentalis y sobre la influencia· de la temperatura at~ 
mosférica en el desarrollo y florescencia de las plantas. 
En el siglo pasado fué mas afortunada la Botánica española que 
en el actual, que comenzó favorablemente, es verdad, porque 
aun seguia progresando á impulso de la · decidida proteccion que 
habia recibido; pero que bien pronto continuó casi solamente 
entregada á sus propias fuerzas por efecto de las desgracias, que 
anígieron nuestro pais, y aunque hayan cesado en parte, fija la 
atencion en la política, poco se dirige á las ciencias.. Asi es que 
los españoles no solo no pudieron hacer en este siglo espediciones 
botánicas; que aumentasen la celebridad que les . dieron las del 
anteribr ,. sino que dejan en olvido lós preciosos materiales, que 
produjeron estas, perdiendo una gloria que esbraños adquiri~ 
rán al menos en parte, Aunque la Flora de Filipinas publica­
da (1837) en Manila por Blanco (Fr, Manuel) demuestre un 
laudyble celo, no podemos citarla como arreglada al estado de la 
y Que aJli reside hasta que mediando el amplexo, si es recundo, se iutroduce rn 
el huevo. 
- 30-
ciencia y la Hist{)1'ia '/wtural de la isla de Cuba, aunque a'ctúal­
mente deba cuidad.)s á un célebre español, no es obra enter.a­
mente española j pero antes de ahora puhlieó La-Sag¡'a una lista 
de las plantas usuales de los cubanos ( 1) con los nombres bo­
tánicos en cO\~respondencia de los vulgares en su Historia econo­
mico-política y estadística de la isla de Cuba,' y en los A'nales de 
ciencias. publrcadas en 'la Habana algunos artículos botánicos y 
agronómicos. 
Cataluña, que viera florecer á los Salvadores, y produjo Jos 
Minuait, Barnades , Palan y otros botánicos distinguidos llamados 
á propagar la ciencia en el resto de España, participó de la suerte 
general del pais. La escuela botánica establecida en Barcelona 
pareció entrar en una era feliz cuando en 1814 se abrió de nueyo 
la enseñanza, y aun mas desde que.se comenzó (18f5) ¡Í¡ publi­
car bajo la prof.eccien de la .Junta de 'Camereio -una coleeeion 
periódiéa,de memorias en la que el profesor Babí y otros ('onsig­
naban loS resultados de sus investigaciones. Menos interesantes 
estos á la B0~ánica que á la Agricultura no haremos aqui men­
cion especiaL de otros. que del Discursode lJfirambeU sobre la 
s¡embm del mezclad'izo (1818), porque la 'nomenclatura catalana 
de los granos, que pone en corresponde:ncia de la castellana , y 
demas noticias que reune pueden' ser útiles ar estudio de la Cere.~ 
española. Bahí s010 habia publicado antes (1802) una traducoion 
de los, Elementa lerminologiaJ botanicre de Plenk con a'lgl1nas adi­
ciones entre ellffS la lnslruccion para el arreglo de un jardt'1t bo­
tánico escFita por Gim'bel'l1at (Carlos.) Apesar de tales elementos 
I'a prosperidad del jardin botánico de Barcelona no fué tal, que 
no hubiese podido ser objeto de agria crítica allende de los Piri­
neos, pero crítica, sin emhargo, que c(imsideramos exagerada. Si 
(i) Los españoles Osa y Monteverde le comunicaron noticias para ello, y 
habian publicado algnnas respecto á los árboles PalT3 y Calleja. 
E 
• 
-
- 31-
creyésemos· á Bentham, apenas contendria en 1825 quinientas~ 
plantas, y en verdad que no sabemos con que fundamento atri­
bu)'ó esto á que «jamas goz6 de las ventaias de un ,botánico celoso, . 
ó de un capital consülera.ble» ( 1) pues estamos persuadidos de 
lo contrario. Corno quiera na fiJeron muchos los botánieos que 
se formáron en estil escuela :. cuénta;nse entre ellos' el profesor 
GraelIs. que .recorrió gran parte de Cataluña solo y acompaña.do 
de &str¡mgeros estudiando la vegetacion del pais. Publicó un Ca­
lendarw de Flora seg.un el cUma de JJanelona, y hubiera hec,ho 
alros trabajúsvsi la Zoologia no le ocupase dé preferencia. Call1p­
derá publicó una jjfonog1'qfía de los Humex fi'u(o de sus estudios 
en 'lVlontpeller, pero contI'ibuyel'On á su trabajo con ejemplares 
sus compatriotas Pagés, Folch,. y Cacferas. 
Véase, pues, el e~tadopoco lisonjero, que actualmente presenta 
en España la Botánica, y en efecto 00 solo se piensa poco en el 
examen d~ llis. plant!}s del pais (2 ), . sino que 'ni siql1iera se, escri-· 
ben obra}; elementales, que dén á COl1ÓCer la ciencia con la corres­
pondiente estensiou y tal .como se balla. Tradúcciones mas ó menos 
bien hechas, sucedieron á ltls esccitos orij.inales; p,ero no en gr.an 
l1!Ímero ~Chalimeton. Chamberet ~ et Poiret ;. Richárd.; .Salacroux 
c~c.) pOJ.!q¡ue aunque la Botánica haya participatÍ<f en esto del con-
. tagio geñeral, no llama taIit0 la- 8lteuciorr como otras ciencias pata 
que~ealÍ trasladadas á nues,t\'oidioma muchaslobl:aS. Un .distiuguido· 
prOfe&Ol: de .n~rcelQna habia impreso hace bastanties años (em 1820) 
un apreciali>.le, eompeodiri dé . IllistoEÍa natutah;. y l1e<;ientem:ente 
otJl0 ele·:vad'Óí 'ep l\:ládri4 'á' taol categoría, presumiendo hacer UB 
tl'ábajo. análogo al nivel de los conocimientos del dia, dió lugarr á 
q~li,e se pueda juzg~J' éou fundamento " que la. ciencia ha llegado· 
(1 ). Calalog.ue des píanles illdigen~s'des . Pyrenees. Paris 1826. 
(2) Los nombres )'I¡]gares de m~chas se hallan en la Nom¡mcla!l/.ra (a'rma­
cé'urica de Jimenez (1826) qne' los reunió tomándolos de las o))ras anteriores. 
~ 32 --
entre nosotros él estado aUÍl mas decadente que el que acabamos d'e 
pintar. El Tratado elemental de Botánica que publicó Blanco 
(A,nlonio) en Valencia á pesar de haber aparecido en 1834 dista 
mucho de corresponder á la época y á lo que del autor podria es­
perarse, si hiciese una nueva edicion, de modo que es evidente la 
necesidad de una obra española que manifiesle la ciencia en su 
estado. De desear es que alguno ta satisfaga, 'y sobre este punto 
pudieran pensar nuestras academias de ciencias naturales, -si es 
que no se entregan á trabajos mas dignos de su atencion, y de 
mayor- interes botánico . .Mientras tanto no es posible dejar de 
recurrir á los escritos de los cstrangeros, ni se generalizará entre 
nosotros lo bastante la ciencia. para que nos sea dado decir, que 
110 necesitamos que eUos vengan á examinar las producciones de 
nuestro suelo, y lejos de eso debemos agradecérselo. 
, Algunos se han ocupado en nuestros dias en el estudio de las 
plantas españolas, y las portuguesas llamaron tambien de nuevo 
la atencion de los botánicos propios y estraños. Dufour, Ti­
baud, Dumeril, Link, Hoffmansegg, Bory de Saint-Vincent, 
Sibtborp, Rambur, Salzmann, Rayneval, y algunos otros, 
han contribuido algo, directa ó indirectamente, al conocimiento 
de la Flora, espa~la. Bentham en compailÍa de Walker-Arnott, 
Requien, y Audibert, recorrió los Pirineos y parte de Cataluña, 
y publicó un catálogo de las plantas (1826). Durieu viajó por 
Asturias y con Gay hizo el estudio de las plantas que colectó; 
Webb examinó nuestras costas del MeditelTáneo y parte de Por­
tugal, y despues de publicar un lter hispaniense (1838) en que 
dió una breve noticia de las plantas recogidas por él, emprendió 
una obra mayor con el título de Otía hispánica (1839). - Boissier 
recorrió el mediodia de España y descubrió mas de cien plantas 
nuevas de las que dió á conocer primeramente (1838) algunas 
en el Prodromus del célebre De-Candolle y en la BibliotMgne 
universelle de Ginebra y las demas en su Elenclms plantarum no-
tJarum mtnusque cognüarurn, quas in itinere 'hispanico legit j y 
despues con el nombre de l'oyage botaníque dans le midi de l' Es­
pagne (1839-1842) publicó una flórula del antiguo reino de 
Granada (1) en cuyas obras se ven especies y noticias comunicadas 
por Hrenseler y Prolongo de Málaga, y por Carreño respecto de algu­
nas plantas que crecen tambien en Madrid. Reuter, en fin, examinó 
la vegetacion de Castilla la nueva y parte de la vieja, y actualmente 
se ocupa en la publicaciou de los resultados de sus espediciones, 
cuyo estudio hjzo en union de Boissier', y por de pronto acaban de 
dar á luz ambos las Diagnoses de unas cincuenta especies nuevas 
en la Bihliotheque universelle de Ginebra. - Las plantas de Portu­
gal, que completan la Flom peninsular, ocuparon especialmente 
á Vandelli, Brotero, Hoffmansegg y Link I y tambien á Welwitsch. 
La Beira meridional y. Estremadura fueron ' examinadas por Van­
delli, que publicó un opúsculo calificado de pauperrimo por Bro­
tero; pero este en cambio dió á luz (1801-1804) una Phylo­
graphia y una Flom lusitánicas muy apreciables I y Hoffmansegg 
y Link comenZaron (1806) la publicacion de ~na escelente Flora 
portuguesa. 
Ahora, que hemos visto el estado de la, Betániea en la España 
de nuestros dias es el momento de fijar nuevamente 1a ateneion en 
el cuadro de los adelantamientos de es~a ciencia, que antes hemos 
presentado. Tristes consideraeiones se ofrecerán al que lo haga, 
si ama á su pais, ,y nosotros que le ama.mos como el que mas, solo 
hallamos c_onsuelo en la esperanza de que la Botánica, asi como 
las demas ciencias naturales, ha de participar muy luego del-mo­
vimiento que en la actualidad se nota en esta nacion de épocas 
gloriosas. 
(:l) La Ac-ademia de ciencias naturales de Barcelona dispuso fuese iaserto en 
Sil Roletin (núm. 14) un análisis Que hicimos de los escritos de Webb y Boissier 
que aqui citamos. 
• 
- 34-
QUE RECLAMA EL ESTADO ACTUAL 
DE LA BOTÁNICA. 
Habiendo presentado un metódico cuadro de la Botánica, si 
no con minuciosos detalles al menos con los bastantes para formar 
idea del estado á que ha llegado en nuestra época, poco tenernos 
que decir ¡'especto al órden, que deba seguirse en el estudio de 
las materias que abraza y por consiguie·nte en su esposicion, En 
efecto, tiene que hallarse · de acuerdo con el estado actual de la 
ciencia, pues que ella ITÚsma es el conjunto metódico de todo lo 
que se ha reunido durante· el transcurro de los siglos, cuyo co­
nocimiento no podria ser bien comunicado, sino en el mismo 61'­
den, que las . nuevas adquisiciones han hecho· necesario. Enhora­
buena, que en la mayor parte de nuestras escuelas ·se esplique 
aUIJ la Botánica de un modo que seria mas propio de la épo«a 
lineana, que de la· actual: nosotros respetamos las doctrinas y las 
personas que las profesan ; pero no por eso dejaremos de seguir 
el impulso de nuestro convencimiento t procurando marchar con 
la ciencia, y no permanecer estacionados, ni aun s¡'qui~adar 
lugar á que se nos juzgu.e tales, consideralldo de· va.lor un fúñi¡t 
pretesto, ~ue aun. vemos prevalecer. Nada hay difícil para 105 
principiantes, si se presenta con ó¡'den, .y conducidos por esta 
máxima no desisbiríalOos de seguir 61 que exige ei estado de la 
ciencia, aunque concediéramos que fuera mas fácil ha.cerla com­
prander ai principio esplicándola como lo· haríamos si nos hallá~ 
semos en los primeros años del siglo. Asi creemos que solo des­
pues de haber recorrido la Organografía y la Fisiología de los 
vegetales se puede enseñar con fruto la teoría de las clasificacio­
nes t y examin:¡r las inventadas para luego deducir cual sea la qúc 
E 
• 
- 35-
estár mas de acuer.do con la natara,leza; y que ventajas presentan 
las. dinnas. Espllesto e'l mecanismo deflas, prin~ipal'es" de aqudLas 
que mas inHuencia egeltcieron 6' egercen en la ciencia, y habiende 
manif~stado las regiaS' á que. !fe ha¡ sugetado el lenguage b0tánico, 
y hilS medios cl'al hacer C@tl0CeI' las phrntas ,_ entre, les que se cuen­
tan las' 0bras. descnipti"'as r ei ya tiempo de que pueda el discípulo 
llegar' con faci.l.ídad. re cleteIlminál" el lugar que- cualquiera planta 
OCGpa. en. las difel'lmtes cla!fificacÑmes , y dehe insistirse en esto ,_ 
porque de poco. le servirían tos conocimientos teól',icos adquiridos, 
sino l0S I'Obusteéiese por .lit practica; Pl'efiriendo' siempre el' mé­
lodo de familias no debe tllvidarse el sexual, por que él dominó 
la ciencia muchos años, y fué el fundamento de sus ulteriores 
adelantos, y arregladas á él existen obras preciosas, que jamás 
dejarán de manejarse. Son ,pues, estas dos clasificaciones con las 
modificaciones que sufrieron, las que deben hacérse familiares ól 
discípulo, de modo <lue. le sea indiferente valerse de una, Ó de 
otra para llegar al conocimiento de las especies. El tiempo podrá 
dividirse entonces erÍlre estos egércicios yesplicaciones que versen 
sobre la distribucion geográfica de Jos vegetales, sobre Jos que 
existen en e5~ado fósil, y finalmente sobre la historia de la ciencia, 
pues, a~nque s~an estos conocimientos accesorios, no SQn menos 
necesarios ~ara completar el estu_dio fundamental de la Botánica. 
Sus aplicaciones, aunque no, le pertenezcan esencialmente, podrán 
tener lúgar en el decurso de las esplicaciones, procurando asi 
amenizarlas, é irispirar interes aun á aquellos, que no estimen 
los conocimientos científicos, sino por su utilidad práctica. Por 
lo demas nosotros considerando ahora la Botánica como uno de 
tantos estudios preliminares que exigen otras ciencias, á estas de-
,jamos el saca l' todo el partido de aquella. Esto hace la MeJi?ina; 
y esto hace la Agricultura. 
Fáltanos tocar otro punto". Convencidos como estamos de que 
"el nombre de botánico ... solo debe concederse al que instruido en 
- 36-
la teorica de esta ciencia observa por sí mismo las plantas en sus 
luga'res nativos." (Quer), no podemos menos de considerar como 
necesario hacer algunas herbol'izaciones con los discípulos, ó al 
menos con aquellos que hayan dado muestras de que sabrán sacar 
fruto de ellas. Estas espediciones les animarian á emprender otras 
por sí, J' multiplicándose de este modo el número de los que ob­
servan las producciones vegetales de nuestro suelo no tardaríamos 
en tener por resultado una completa Flora del pais. i Qué no 
pueda decirse de nosotros lo: que dijo Plinio de los botánicos de 
otro tiempo: Sedrffe m scholis gmtius e'l"at quam ire prff solitudi­
nes, et qurerere herba.s va1'iis diebus anni 1 
PROGRESOS 'DE LA .AGRICULTURA 
y su ESTADO ACTUAL 
ESPEClA.L1\:lENTE EN ESPAÑA. 
La Agricultura cúenta tan antiguo origen como [a necesidad 
que pesa sobre el hombre de procurarse las cosas mas indispen­
sables á su vida, y á su comodidad; porque. si un tiempo pudo 
satisfacerla no exigiendo de' naturaleza mas dones, que lo~ que 
espontáneamente le presentaba, muy pronto debió hallarlos in­
suficientes, y habrá cultivado cuando menos aquellas plantas, que 
proveyesen á su subsistencia. La Agricultura fué la primera ci vili­
zadora del género humano, que distribuido' en sociedades la tuvo 
al principio por úniéa ocupacion, ocupacion santa, que suavizó. 
las costumbres, y es aun manantial de vIrtud, que compensa la 
corrupcion de que son foco las grandes poblaciones. En el seno de 
las primeras sociedades agrícolas nacieron J' comenzaron á desar­
rollarse muchas artes y ciencias, que progresando en lo sucesivo ú 
- 37-
impulso de nuevas necesidades, contribuyeron á la perfeccion de 
la Agricultura. pagándole asi la deuda de su eXIStencia. Sin em­
bargo, los conocimientos y prácticas rurales no llegaron á cons­
tituir un cuerpo de doctrina, ni una verdadera ciencia. hasta el 
tiempo de los griegos. que conservaron y aumentaron los que 
habian recibido de los pueblos mas antiguos. Hesiodo fué el pri.,. 
mel"O que escribió de Agricultura, y lo hizo en verso, como 
entonces era costumbre. y despues sobresalieron Demócrito de 
AbdeJ'a, Xenofonte, Archytas Tarentino y Aristóteles. cuyo dis­
cípulo Teofrasto trató científicamente de las plantas. haciendo 
aplicaciones á la A,gricultura, como' vemos en sus obras de méri~ 
to aun. atendida la época en que fuéron escritas. El cartuginéS 
Magon. famoso general, escribió veinte y ocho tomos sobre Agri­
cultuJ'a, que el Senado romano mandó traducir en latin, y tal 
fué la importancia, que en sus mejores épocas dió la belicosa 
Roma á la mas pacífica de 'Ias profesiones, que senadores ilustres, 
generales célebres dejaron' el ~rado para ocuparse en los negocios 
de la república. ó aumentar sus dominios. y volvieron á tomarle 
luego que pudieron hacerlo. Caton el Censor, general que habia 
hecho varias conquistas, fué el primer romano que eséribió sobre 
el arte dé labrar la tierra; Varron corripuso una obra análoga -; 
Virgilio ilustró y amenizó en S~IS Ge6rgicas lo qué habian dicho 
Hesiodo, Magon y Varrou j en {in, apareció en Cádiz el célebre 
Columela, el verdadero padre' de la Agt'icultura, que escribió una 
voluminosa cIDra, pero solo llegaron á nosotros doce de sus libros, 
el décimo en ·verso. Traducidos en los principales idiomas de Eu-
~. ropa lo file ron ' por la vez primera hace algunos años (en 1824) 
en español por Ah;arez de Sotomayol', habiépdose pasado muchos 
sin que se hiciese hahlar en el idioma 'moderno de sus compatrio-.­
tas al que tan honrado se veia por los estraños. Despues del agró­
nomo gaditano fOl'mó Plinio ' su inmensa compilacion en que dió 
lugar á la Agricultura, que tenemos traducida desde principios 
- 38-
del sIglo XVII por Huerta; y fué el último de los rorn1l'OOS, que 
sobre 'esta ciencia escribió Paladio Rutilio, 'cuyas obras, sino 
tan elegantes Gomo las de sus antecesores, son muyinstl'Uctivas 
por contené las múximas y preceptos de' todas ellas. 
Desdé que los romanos abandonaron el sistema patr{a:rcal, que 
tanto habia hecho floJ.1ecer la Agrrcultura, que la ñabia elevado 
hasta el grado de ser la ocupacion eón que se hinra6an, los ciu­
dadanos mas condecorados, como lo espresa elegantemente Plinio 
, diciendo" Gaudente terra vomere laureaÚJ el triumphali aratore". 
desd'e entonces lahrados los campos por esclavos, cuyo estímulo 
era el castigo, la escena cambió enteramente y el resultaao de 
este modo de cultivar, que los economistas apellidan sistema 1'0-
mano, fué la -decadencia, la disminucion de la produccion. 
La Agricultura como ciencia participó con las demas de la os­
curidad, que por tanto tiempo sumió en la mayor ignorancia á 
toda. Rurapa. Ni la Compilacion geoponica de Casiano Baso, cuyos 
ocho últin~os libros imprimió nuestro Laguna en Colonia (1M3), 
ni los Orígenes ó Etimologías de San Isidoro de Sevilla añadjeron 
algo de nuevo L y solo cuando mas tarde los' ¡frabes dominaron en 
España se ha vuelto á ver estudiada. y aplicadas sus doctrinas 
al cultivo, llegó á producir 10s mas ventajosos resultados. Mien­
tras tanto en el resto de Europa yacia aun olvidada sin que exis­
tiesen escritores. ni hubiese otrosindicios de su prosperidad. En' 
España por el contrario muchos sabios árabes se ocuparon en di­
rigir á los cultivadores, y nos dejaron consignada su ciencia en 
numerosos manuscritos, que se conservan en la bibliote'ca del 
Escorial. De ellos está traducido é impreso el del sevillano Ebn 
el Awam desde 1802 por Banqueri, y lo habian sido en 1751 
-dos de sus capítulos pCI' Casiriy Rodriguez Campomanes. Aunque 
se hubiesen perdido estos monumentos del sabar de los agrónomos 
, árabe-españoles, otros conservarian la memoria del estado flore­
ciente á que habia sido conducida la Agricultura. Las grandes 
- 39' -
obra-s, 'que constl'u~'eron en España para recoger las aguas y dis-· 
tnbuirlas á los campos atestiguan sus conocimientos, y aun hoy 
influyen en la riqueza de varias provincias, especialmente Valen­
cia y Granada. Por la espulsion de los árabes y, por las continuas­
.guerras deca;yó en España notablemente la Agricultura. El carác­
ter de los españoles de aquellos tiempos en que nada era noble 
sino empuñar las armas no se avenia con la Índole de una ocu­
pacion, que no les podia proporcionar el género de glorias que 
ellos ansiaban. 
La Agricultura renaoió con los demas ramos del saber y Pedro 
Crecentino fué el 'primero qae escribió un tratado de ella. En los 
siglos xv y XVI aparecieron en Europa varios otros escritos, frutos 
de la meditacion de sabios', que formaron los cimientos de la cien­
cia agraria; pero entre todos descolló nuestro Herrera, que en 
1513 publicó su Obra de Agricultura ( 1 ), y desde entonces puede 
decirse Slue parte la verdadera restauracíon y solidez de la ciencia. 
Herrel'a . despues de h~bér leido lo qlie escxibieron )0S griegos, 
latinos y arabes > ,y demas que le 'habian ,precedido ; y despuoes ele 
babel' viajado mucho 'por España é Italia, emprendió la formacion 
de su tratad0 clestiEladp á los labrado~es -de su pátria, no admi~ 
tiendo !lada que ¡;¡o habiese ooftlpr@bu(to por ·Ia es.pet·iencia y ma­
nifestando siempl1e una exacta lógica y una severa crítica .. Es aún 
. la obra de Herrer.a sumamente aJ3reciable, apesar de su antigüe­
u.ad, y es ademas un modelo de castiza lenguage, r la ediciolil que 
de ella hizo en 1818.la S-oy.i~ad econóiniG'a de Madrid reunewl , 
(1) llé. aqui ulla lisIa de las edioi.ollcs y traducoiones de la Agricullura de 
Berrera: Alca'lá de Henares Hii3, :IIl:i2¡, 1039; Toledo 1020, 1024, 1.'l46, 1351; 
,I.ogr-oño 11528; Valladolid 1ii63; Mediua del Campo 11569; 1084; Madrid 1iS98 
i dos edic'¡ones), ,W11> (dos edicioncs), 1620, 1(l43, i6~6, 1677,1768 (un com­
pcndio) 1T17. 1790, 1818 (con las adiciones de la sociedad cQonómica); Pam­
plona 1601S; - TraducciC?n latirJá: Vcnecia'11S07; Traduccion italiana: VCllccia 
j{i'38, 11S!J2, 1633. 
testo prmlltlYO las muchas é interesantes ;adiciones que hicieron 
Boutelou, Clemente, La-Gasea, Arias y otros profesores distin~ 
guidos, poniéndola asi al nivel de la época. 
Durante el siglo XVI continuó "floreciendo entre nosotros la 
Agricultura ,como las demas ciencias, pero COIJ ellas decayó nue­
vamente en el siglo XVII, El Despertado1' ~e Arrieta apareció en 
1578, Y despues vurios otros escritos de nIayor ó menor interes, 
entre ellos el Libro del Prior del Temple del Rosellon y la Agri­
cultura p1'áctica de Gilabert. La Cronología y reperto1'io de la nt­
zon de los tt'empos que escribió Rodrigo Zamorano mel'ece una 
menCIOn e~pecial por I.a utilidad que ofrece al labrador, 
~fient['as que en toda Europa la Agricultura y li! Economía 
rural llamaban mu} particulal'mellte la atencion de los gobiemos 
y mientras que multitud de escritores ras dirigian á su perfeccion, 
reformando las prácticas, y estendiendo ideas útiles, permanecian 
en la Península sin impulso, que las hiciese marchar al igual que 
en las demas .naciones civilizadas, Hácia mediados del siglo X.VIII 
comenzó á salir España de su letargo y no tardÓ en hacerse sentir 
el influjo beneficioso del saber aunado con el poder, Se establecie­
ron escuelas públicas de AgI'icu!tura y las sociedades económicas, 
que la iniraron con particular predileccion contI'ibuyendo mu­
cho á su adelantamiento, y,pronto tomaron parte tamhien en 
promoverlo varias juntas de comercio, la de Cataluña ll!uy 
particularmente, Comenzó, pues, en aquellos tiempos una 
nueva era para la Agricultul'U española, era que proLongada 
hasta nuestros dias, ya con _mas, ya con menos prosperidad, 
condujo la ciencia al estado en que la tenemos, Las doctri­
llas de nuestros antiguos geopónicos, y las de los que flore­
cian en el estrangero, se generalizaron desde luego, y entonces, 
y en lo sucesivo tambien, aparecieron entre nosotros varios escri­
tores dignos de colocarse entre los mas distinguidos, Tull, Duha­
mel, Guillemborg, Vallemont, Carballo, Toaldo, Coelho, Dau-
- 41-
bellton, Kirwan, Rozier y otros nos hablaron en español, y d~ 
sus trauuctores se hicieron notables Gomez-Ortega, Gonzalez · y 
Alvarez-Guerra, por lo que ilusb'aron los originales. Yalcaree\. 
publicó en 1791 su Ag1'icultum geneml en Valencia, cuyo reino 
recorrió Cavanilles haciendo observaciones agronómicas, que con 
otras reunió en la escelente obra que dió á luz de 1795 á 1797, 
Y algunos oh'os escritos se deben ~ este botánico eminente, que 
interesan á la Agricultura. Los viages de Asso por Al'agon tampoco 
fueron infructuosos, y ya antes (1785) habia publicado en Amster­
daro una memoria sobre la langosta de cuya Historia natural y mo­
do de destruirla en España escribió despues Bowles, y algun otro. 
Sobre los fl'Utos y riego de la vega de Lorca habia escrito ~Iartinez 
Yllescas, y en el último tercio del siglo pasado ilustraron tambien 
varios puntos de Agricultura y Economía rural Suarez, Fuenti­
dueña , Canals y Martí, Navano, Garcia de lá Huerta, Garcia de 
la Leña, ósea Medina Conde, Consul Jove, Sampil, TorreS-, Ta­
bares de Ulloa , Echeandia., ... y ell fin los autores del Semanm'io 
de Ag'ricultura y Artes. En esta ohra periódica publicada desde 
1797, Y que continuó hasta 1808 se insertaron interesantes y 
variados artículos, pero llaman mas particularmente la atencion 
los de los Boutelou y los de Clemente, que escribió para .ella desde 
(lue en 1805 fueron encargados de su redaccion los pl'Ofesores del 
jardin botánico de Madrid. Por otra parte en 1803 comenzaron á 
publicarse las Variedades de áencias, literatura y artes entre las 
que tuvieron lugar algunos escritos agronómicos de Alvarez-Guerra, 
muchas soc~edades económicas continuaron imprimiendo y pre­
miando importantes memorias, y se procuró aumentar el número 
dejas escuelas, que tanto habia ansiado nuestro Columela. 
Véase, pues, que á principios del siglo actual la ciencia agra­
ria contaba entre nosotros elementos de prosperidad y tenia quie­
nes le sacrificasen sus desvelos, y con mucho fruto. Los hermanos 
Boutelou, ademas de los escritos que insertaron en el Semanario 
-42 
de Agrícultura, publicaron otros no menos importantes, tares 
como el tratado de la huerta, y el de las llores. El uno de ellos 
(Estevan) viajó por España haciendo observaciones agronómicas 
que sil'vieron de base á. algunos do sus trabajos,. pero una tem­
prana muerte le arrebató ii la ciencia, que profesaba en el jardin 
de Madrid y que tanto aun esperaba de éL. El otro (Claudio) , 
que la enseñó en Alicant,~, hizo nuevas ediciones de los tratados 
de la huerta y de las /lores, publicó algunos otros escritos y fué' 
uno de los principales adicionadores de la Agricultura de Herrera'. 
El estudio de las variedades cultivadas..ocupó á Boutelou (Estevan), 
pero mas particularmente á otro bot.1:nico-agrónomo tambien al'­
rebatado á la ciencia antes de tiempo. Clemente las mil'ó con pre­
dileccion y llenó muchas páginas del Semanario de Agricultura 
con su escelente Ensayo sobre las variedades de la vid,comun que 
vegetan en Andalucía, obra que me\'eció inmediatamente los ho­
nores de ser traducida y estl!actada en varios idiomas. En el mis­
mo periódico publicó otros trabajos importantes y en sus adiciones · 
á

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