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PABLO MUÑOZ PÉREZ HEGEL Y LA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA: EL INSTRUMENTO O MEDIO, EL ARTEFACTO TÉCNICO, LA HERRAMIENTA Y LA TECNOCIENCIA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía Bogotá D. C., 28 de febrero de 2018 HEGEL Y LA FILOSOFÍA DE LA TECNOLOGÍA: EL INSTRUMENTO O MEDIO, EL ARTEFACTO TÉCNICO, LA HERRAMIENTA Y LA TECNOCIENCIA Trabajo de Grado presentado por Pablo Muñoz Pérez, bajo la dirección del profesor Mario Roberto Solarte Rodríguez, como requisito parcial para optar al título de Filósofo PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía Bogotá D. C., 28 de febrero de 2018 Bogotá, D. C., 28 de febrero de 2018 Profesor DIEGO PINEDA RIVERA Decano Facultad de Filosofía Ciudad Estimado Diego: Un cordial saludo. Me permito poner a consideración de la Facultad de Filosofía, por intermedio suyo, el Trabajo de Grado del estudiante de la carrera de Filosofía PABLO MUÑOZ PÉREZ, titulado “Hegel y la Filosofía de la Tecnología: el instrumento o medio, el artefacto técnico, la herramienta y la tecnociencia”. Pablo se interesó en la filosofía de Hegel y buscó establecer las relaciones con la otra carrera que estudia en la Universidad, Diseño Industrial. Para este trabajo, además de los cursos que tomó en la Universidad, aprovechó su estancia de un semestre en Heidelberg, Alemania, donde exploró la bibliografía más pertinente y actual para el problema que quería investigar. El resultado es un trabajo novedoso y valioso, que ofrece una interpretación de aspectos de la obra de Hegel que suelen pasar desapercibidos. Considero que este Trabajo cumple los requisitos filosóficos y metodológicos para un grado de esta naturaleza. Atentamente, Roberto Solarte Rodríguez Profesor TABLA DE CONTENIDOS CARTA DEL PROFESOR DIRECTOR ........................................................................... 3 INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 6 1. LA TÉCNICA EN EL SISTEMA DE HEGEL COMO NARRACIÓN DE LA CULTURA ....................................................................................................................... 10 1.1 El problema del aislamiento natural ....................................................................... 10 1.2 La negación del inmaterialismo ............................................................................. 12 1.3 La negación del materialismo ................................................................................ 14 2. LA INGENIERÍA COMO LA TÉCNICA DE COMPRENSIÓN DE LA REALIDAD EN UN SISTEMA RACIONAL...................................................................................... 28 2.1 El diseño como la comprensión de la realidad en un sistema racional .................. 28 2.2 La ingeniería como la actividad que produce el diseño ......................................... 28 2.3 La ingeniería como la realización de artefactos técnicos ....................................... 39 2.4 El origen del artefacto técnico en la perspectiva proyectista de la relación medio- fin subjetivo .................................................................................................................. 43 2.5 La artificialidad como independencia del artefacto técnico ................................... 50 3. LA CONTRADICCIÓN DE LA TÉCNICA DEL SISTEMA SOCIO TÉCNICO DE LA SOCIEDAD CIVIL ................................................................................................... 68 3.1 El sistema de las necesidades como momento de la sociedad civil que contiene la técnica .......................................................................................................................... 68 3.2 La sociedad civil como sistema sociotécnico......................................................... 74 3.3 El sistema de las necesidades como relación de la técnica con la sociedad .......... 83 3.3.1. El consumismo como transformación de los fines subjetivos en necesidades sociales ..................................................................................................................... 83 3.3.2 El industrialismo como diversificación de los medios de trabajo para alcanzar las necesidades sociales de la sociedad civil ............................................................ 89 3.3.3 La estratificación social como resultado del descontrol de la tecnología ....... 98 3.4. La tecnociencia como sistema concreto .............................................................. 105 CONCLUSIONES ......................................................................................................... 110 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................... 116 INTRODUCCIÓN La filosofía de Hegel tiene como fin comprender el carácter contradictorio de la realidad. En efecto, Ph. J. Kain afirma: “para Hegel, veremos, toda la particularidad, toda la diferencia es diferencia dentro de una comunidad. En últimas, tenemos diferencias dentro del absoluto” (2005, p. 27)1 . Por esta razón, esta filosofía se basa en cuatro afirmaciones fundamentales. La primera de ellas es que esta filosofía, asumida como el pensamiento libre, comprende la realidad como un sistema, porque los elementos que conforman la realidad se conectan unos a otros para producir una realidad diferente a la que constituye cada uno por sí solo. En efecto, escribe Hegel: El pensamiento libre y verdadero es en sí mismo concreto y de este modo es él idea y, en su total universalidad, la idea o lo absoluto. La ciencia de éste es esencialmente sistema, porque lo verdadero sólo es desarrollándose dentro de sí como concreto y tomándose y reteniéndose [todo] junto en unidad, es decir, sólo como totalidad; y solamente mediante la diversificación y determinación de sus distinciones puede ser la necesidad de ellas y la libertad del todo (ENC §14, p. 117)2. Pero este sistema no es cerrado o limitado, sino absoluto; esta característica de ser absoluto consiste en que es la conexión de los elementos de una realidad, pero produce un fin superior, excluyendo a otros elementos de participar en este fin. Esto hace que cree una relación de tensión con los elementos excluidos hasta el punto en que éstos terminan 1 “For Hegel, we shall see, all particularity, all difference, is difference within a commonality. Ultimately, we have differences within the absolute” (Kain, 2005, p. 27). 2 Para citar la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, utilizamos la edición de Ramón Valls Plana: Hegel, G. W. F. (1997). Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio. Edición, traducción y notas de Ramón Valls Plana. Madrid, España: Alianza Editorial. La nomenclatura que utilizamos de esta obra es “ENC”. 7 rompiéndolo y obligándolo a generar una nueva conexión: “cada parte de la filosofía es un todo filosófico, un círculo que se cierra en sí mismo, pero la idea filosófica se contiene allí [en las partes] bajo una determinidad particular o elemento. Y porque el círculo singular es en sí mismo totalidad, rompe también los límites de su elemento y funda una esfera ulterior” (ENC §15, p. 117). Esta es, entonces, la segunda afirmación fundamental: el sistema es un sistema absoluto. Esta comprensión de la realidad, a pesar de que excluya, también genera reconciliación, porque, también es capaz de romper este círculo cerrado y permitir que estos elementos excluidos se unan al fin del sistema cambiándolo. Poresta razón, el contenido de la filosofía no es un pensamiento que cierre el sistema del pensamiento como algo acabado y cerrado. Por el contrario, el contenido de la filosofía es lo actual, es decir, la conexión cada vez nueva de los elementos de la realidad: Por otra parte, es igualmente importante que la filosofía se entere de que su contenido no es otro que aquel haber que [fue] originariamente producido y [continuamente] se produce en el campo del espíritu viviente; haber que se ha hecho mundo, mundo exterior y [mundo] interior de la conciencia; [es importante de que la filosofía se entere de que] su contenido es realidad efectiva” (ENC §6, p. 105). Por lo tanto, la tercera afirmación fundamental consiste en que el sistema es abierto, es decir, está siempre interactuando con su ambiente. Si en un primer momento la filosofía, al comprender la realidad puede exponer sus contradicciones hasta un nivel que puede tender a la misma ruptura de esos vínculos, en un segundo momento, reconoce los vínculos de sus partes incluidas con sus partes excluidas y reconcilia esas contradicciones, entonces la filosofía es esta praxis concreta de exponer las contradicciones y, al mismo tiempo, reconciliar esa realidad por medio de la comprensión sistemática. Por eso, la filosofía es un pensar que concibe, pues la actuación sistemática de articular y al mismo tiempo, mantener las contradicciones como tales, en un proceso continuo de transformación: Como sea que el reflexionar en general contiene en primer lugar el principio de la filosofía (también en el sentido de comienzo) y después de que este principio haya florecido en los 8 tiempos modernos con su [propia] autosuficiencia (después de la reforma luterana), en tanto desde su comienzo mismo no ha sido sostenido de manera meramente abstracta como [habría ocurrido] en los comienzos filosóficos de los griegos, sino que en seguida se ha arrojado sobre la materia aparentemente desmedida del mundo fenoménico, ha venido a darse el nombre de filosofía a todos los saberes que se ocupan del conocimiento de la medida estable y universal dentro del océano de las singularidades empíricas, y [que se ocupan también] de lo necesario de las leyes dentro del aparente desorden de la multitud infinita de lo contingente; de esta manera [la filosofía] ha tomado al mismo tiempo su contenido de su propia intuición y percepción de lo externo e interno; de la naturaleza presente, e igualmente del espíritu presente y del pecho de los seres humanos (ENC § 7, 107-108). En nuestro trabajo de grado estudiamos cuál es el papel de la técnica o tecnología3 en la filosofía de Hegel. En consecuencia, establecemos, por medio de las construcciones filosóficas que ha permitido hacer la tecnología, cuál es la contribución que hace la técnica a una filosofía definida como la comprensión de la realidad. Esto hace que nuestro estudio se divida en tres pasos. El primero de ellos es comprender el lugar racional de la técnica en el sistema hegeliano. Esta técnica es la narración de la cultura. Por lo tanto, nuestro trabajo –en este paso que se encuentra consignado en el primer capítulo– es mostrar por qué la técnica en Hegel es el trabajo de narrar la cultura. El segundo paso es mostrar el carácter contradictorio de la realidad en su tendencia a un fin sistemático. Debido a que la técnica establece fines, tratamos del diseño o teleología. Por eso, vemos aquí como al conectar los distintos elementos técnicos de la realidad –el artefacto, el medio y la herramienta– terminamos descubriendo sus profundas contradicciones. El tercer paso reconstruye la unidad de esas contradicciones, manteniéndolas como tales. Aquí vemos, por un lado, a la realidad violentada por medio de la tecnología. Esta realidad violentada por medio de la técnica la contiene el sistema de las necesidades sociales de la sociedad civil. Por el otro lado, vemos como la realidad se recupera de esta violencia y la 3 No me parece que haya una distinción sustancial entre la filosofía de la técnica y la filosofía de la tecnología. En efecto, mientras en inglés y en español esta rama de la filosofía se conoce como Philosophy of technology y Filosofía de la tecnología, en alemán se llama Technikphilosophie. Por lo tanto, en este trabajo de grado sobre la Filosofía de la técnica, los términos técnica y tecnología son siempre intercambiables. 9 supera en un progreso concreto de la técnica humana. Este progreso concreto de la técnica es la tecnociencia. Este es el proceso que ha hecho Hegel para filosofar desde la técnica. Sin embargo, si nosotros solo lo mostramos así, dejamos un sistema cerrado. Por eso, también reflexionamos y mostramos esos puntos donde se abre y se destruye por medio de la técnica misma, pero no lo cerramos, es decir, no agotamos las preguntas iniciales, porque sería no filosofar tras las huellas de Hegel, porque, para filosofar de modo que sigamos esta filosofía, hay que tomar distancia de ella. Comenzamos, entonces, con el primer paso: constituir el sistema de la realidad por medio de la técnica de Hegel. Vamos, primero, a mostrar cuál es esta técnica y en segundo lugar a aplicarla para constituir el sistema de la realidad. 1. LA TÉCNICA EN EL SISTEMA DE HEGEL COMO NARRACIÓN DE LA CULTURA 1.1 El problema del aislamiento natural El problema del aislamiento natural consiste en que el hombre, debido al desarrollo tecnológico, se encuentra aislado de la naturaleza. En otras palabras, el problema del aislamiento natural establece que la tecnología es un factor de la cultura o vida humana por medio del cual el hombre se separa de la naturaleza. Esta concepción de la tecnología se basa en una perspectiva reduccionista de la cultura humana, la cual afirma que las prácticas culturales humanas, entre las cuales se encuentra la tecnología, son algo separado de la naturaleza: El impresionante desarrollo de las técnicas durante el curso de los últimos siglos no ha sido acompañado por un mejor entendimiento de lo que la actividad técnica implica. Mientras Aristóteles veía en ella una ‘imitación de la naturaleza’, el pensamiento moderno la ilustraba sin reparos como el poder de un demiurgo: el poder de ‘hacerse uno mismo señor y dueño de la naturaleza’ (Descartes), de capturarla o ‘enmarcarla’ (Heidegger), incluso a veces de destruirla. Aunque un Samuel Butler y un André Leroi-Gourhan no tuvieron problema al mostrar que cada técnica, antigua o moderna, es una extensión del organismo viviente, el punto de vista opuesto tiende a prevalecer. La sabiduría convencional ya no sitúa al hombre dentro de la naturaleza, sino cara-a-cara contra ella, el autor de su propia esencia y capaz de remodelarla cuando quiere, reemplazando su esencia natural, para bien o para mal, con un mundo completamente artificial. Este punto de vista fue adoptado por el joven Marx, elaborado por los filósofos existencialistas e incluso sancionado por cierta antropología la cual, reviviendo la vieja distinción entre nomos y phusis, establece una oposición entre ‘cultura’ como la totalidad de las creaciones específicamente humanas y la ‘naturaleza’ concebida como una realidad alienada (Scubla, 2009, p. 311)4. 4 “The impressive development of techniques over the course of the last few centuries has not been accompanied by a better understanding of what technical activity entails. Whereas Aristotle saw in it an “imitation of nature,” modern thought readily pictures it as a demiurgic power: the power to “make oneself master and possessor of nature” (Descartes), to capture or “enframe” it (Heidegger), sometimes even to destroy it. Although a Samuel Butler or an André Leroi-Gourhan hadno trouble showing that every technique, ancient or modern, is a natural extension of the living organism, the opposite view 11 Las perspectivas reduccionistas son dos. La primera de ellas, llamada la perspectiva inmaterialista o el inmaterialismo, sostiene que la cultura humana está conformada únicamente por los productos inmateriales de la razón y del pensamiento humanos, los cuales trascienden la naturaleza: esta perspectiva “ve a la cultura como el final resultante de mentes racionales que divisan planes para trascender la naturaleza” (Selinger, 2009a, p. 298)5. Esta es la postura de la antropología social, la cual “eleva las instituciones sociales al estatus de puros productos de la razón humana” (Scubla, 2009, p. 311) 6 . La segunda de estas perspectivas es la materialista o el materialismo, la cual ve a la naturaleza como pura materia dominada por el hombre y a la cultura como la transformación de las condiciones materiales humanas (Scubla, 2009, p. 311). Por lo tanto, ve a la cultura humana como la acción de trascender a la naturaleza a través de la dominación de esta naturaleza (Wolff, 2017). Nos dice E. Selinger que esta perspectiva, seguida por K. Marx, “ve la cultura como surgiendo de una base material en un modo completamente determinado” (Selinger, 2009a, p. 298)7. También lo confirma L. Scubla: el materialismo “reduce los rasgos más originales de la cultura (la religión, la política, la ley, etc.) a meros reflejos de la producción material” (2009, p. 311)8. En la Fenomenología del espíritu9 (desde ahora la llamamos solo Fenomenología), Hegel niega estas dos perspectivas reduccionistas y nos muestra, por tanto, que la cultura humana, también llamada consciencia cultural, y su dimensión espiritual, conocida también como consciencia absoluta, son desarrolladas por las condiciones naturales humanas o consciencia individual y, a la vez, desarrollan estas condiciones naturales, pues la condición natural humana está mediada por una comunidad de otros seres humanos, es decir, está constituida tends to prevail. Conventional wisdom no longer places man within nature, but face-to-face with it, the author of his own essence and able to reshape it at will, replacing it, for better or worse, with a wholly artificial world. This vision was embraced by the young Marx, elaborated by existentialist philosophers, and even sanctioned by a certain anthropology which, reviving the old distinction between nomos and phusis, sets up an opposition between “Culture” as the totality of specifically human creations and “Nature” conceived as an alien reality” (Scubla, 2007, p. 311). 5 “View culture as the end result of rational minds devising plans for transcending nature” (Selinger, 2009a p. 298). 6 “Elevating human institutions to the status of pure products of the human mind” (Scubla, 2009, p. 311). 7 “View culture as arising from a material base in a wholly determinate manner” (Selinger, 2009a, p. 298). 8 “Marx reduced the most original features of culture (religion, politics, law, etc.) to mere reflections of material production” (Scubla, 2009, p. 311). 9 La edición que citamos de la Fenomenología del espíritu de ahora en adelante es la traducción de Antonio Gómez Ramos: Hegel, G. W. F. (2010) Fenomenología del espíritu. Madrid, España: Universidad Autónoma de Madrid. La nomenclatura que utilizamos para esta obra es “FE”. 12 por el deseo. Esto lo corrobora el comentarista Ph. J. Kain: “el desarrollo de la consciencia individual está fundamentalmente ligado, produce y es producido por el desarrollo de la consciencia cultural y también de la consciencia religiosa” (2005, p. 3)10. 1.2 La negación del inmaterialismo En la Introducción de la Fenomenología, Hegel expone su negación de la perspectiva reduccionista inmaterialista. Hemos visto que esta perspectiva afirma que la cultura consiste únicamente en los productos inmateriales humanos, estos son, los productos del pensamiento o razón humana. Por lo tanto, identifica a la inmaterialidad con la cultura. Para afirmar esta identificación del espíritu o razón humana con la cultura, el inmaterialismo parte del principio de que los medios materiales naturales o instrumentos modifican aquello que alcanzan y que, por consiguiente, si nosotros humanos accediéramos a nuestra razón o inmaterialidad por medio de algo diferente a nuestra razón o inmaterialidad misma, esto es, los instrumentos o la materialidad, no accederíamos a nuestra razón como lo que es en verdad, sino solo como algo modificado por el instrumento que empleamos para acceder a ella. Esta condición del instrumento de modificar aquello que alcanza, de acuerdo con el inmaterialismo, lo vemos al emplear un instrumento, como, por ejemplo, el conocimiento o las facultades humanas naturales: “si el conocimiento es el instrumento para apoderarse de la esencia absoluta, salta enseguida a la vista que la aplicación de un instrumento a una Cosa no la deja tal como ella es para sí, sino que más bien la moldea y transforma” (FE, p. 143). No es correcto para el inmaterialismo el planteamiento que afirma que el hombre podría separar la razón del instrumento utilizado para alcanzarla, pues, al hacer esta separación, volveríamos al punto inicial en el que estábamos antes de alcanzar nuestra razón, por lo que el instrumento no serviría de nada: Parece, por cierto, que este inconveniente pudiera remediarse conociendo el modo en que actúa el instrumento, pues ello haría posible deducir en el resultado final la parte que pertenece al instrumento en la representación de lo absoluto obtenida por él, y obtener así lo verdadero puro. 10 “The development of individual consciousness is fundamentally tied up with, produces, and is produced by the development of cultural consciousness and also religious consciousness” (Kain, 2005, p. 3). 13 Sólo que, de hecho, esta mejora nos devolvería al lugar donde estábamos. Si de una cosa modelada volvemos a quitar lo que el instrumento ha hecho en ella, entonces la cosa –en este caso, el absoluto– vuelve a ser para nosotros exactamente tanto como antes de este esfuerzo, que resulta así superfluo (FE, p. 143). Tampoco es correcto el planteamiento que afirma que el hombre podría diseñar un instrumento que no alterara la razón alcanzada por él, porque lo alcanzado podría cambiar su forma por sí mismo y no mostrarse como verdaderamente es: “y si el instrumento fuera de tal guisa que tan solo nos acercara lo absoluto sin alterar nada de él, como hace, por ejemplo, la vara enviscada con el pájaro, bien pudiera ser que lo absoluto, en y para sí, si es que no estuviera ya donde nosotros y quisiera estarlo, se burlara de esta astucia (FE, p. 143)”. Por lo tanto, la razón o las producciones inmateriales humanas no son algo diferente a la cultura porque, si hay un medio material o instrumento a través del cual la alcanzamos, no accederíamos a la razón como tal, sino solo modificada por el instrumento. Para Hegel, esta identificación de la razón o inmaterialidad humana con la cultura, es decir, la afirmación de que la razón produce a la cultura sin un instrumento, conduce a la perspectiva inmaterialista a una aporía. O. Müller nos confirma que, en la Introducción, Hegel muestra esta dificultad metodológica, o esta aporía, del acceso al absoluto o a la razón humana, cuando el inmaterialismo establece que este acceso no está mediado por un instrumento: “en la introducción de la Fenomenología del Espíritu él discute las dificultades metodológicas (methodischen) de conocer el Absoluto y elige presentar la primera aporía de los campos conceptuales del instrumento y del medio” (Müller, 2014, p. 59)11. La aporía que señala Hegel consiste en que, por un lado, la perspectiva inmaterialista afirmala existencia de la razón o el absoluto, pero, por el otro, afirma también que es imposible acceder o producir esta razón por algo diferente a la razón misma, es decir, por un medio material natural o un instrumento, pues solo quien está en la razón puede desarrollarla, y que, por tanto, es imposible que la realidad material del ser humano produzca esta razón y pensamiento: “esta preocupación tendrá incluso que transformarse en la convicción de que toda la empresa de que la consciencia, por medio del conocimiento, llegue a adquirir aquello que es en-sí debe 11 “In der Einleitung in die Phänomenologie des Geistes setzt er sich mit den methodischen Schwierigkeiten auseinander, das Absolute zu erkennen und wählt dafür das Begriffsfeld des Werkzeugs und des Mittels um erste Aporien aufzuweisen” (Müller, 2014, p. 59). 14 ser un contrasentido en su mismo concepto, y que entre el conocimiento y lo absoluto se alza una frontera que, simple y llanamente, los separa” (FE, p. 143). En otras palabras, la aporía consiste en que el pensamiento o razón humanas solo pueden originarse por la causa de algo sobrenatural o totalmente inmaterial, es decir, de una realidad no-humana, pues el ser humano tiene una realidad material, y, en consecuencia, es imposible que los humanos, por medio de su realidad material, produzcan esta razón o pensamiento. Por consiguiente, la solución a la aporía consiste en establecer que sí es necesario un instrumento para producir la inmaterialidad. La razón de esto es que parte de la inmaterialidad o razón humana es material. En palabras de Hegel, “pero la ciencia, por el hecho de entrar en escena, es ella misma una aparición” (FE, p. 147). Por lo tanto, la inmaterialidad de la razón humana no hace una separación entre la materialidad natural y la humanidad, sino que muestra que parte del proceso de producción de esta inmaterialidad humana es la propia materialidad del ser humano. Así, el inmaterialismo es negado por Hegel, quien, al hacer esta negación, coincide con Scubla: En la realidad, el hombre objetiva sus potencialidades en sus herramientas (la materialidad) no menos que en sus palabras (la inmaterialidad) y, si el lenguaje es el lugar preeminente de la reflexión, un rasgo sin duda determinante del pensamiento humano, no es el único, pues, justo, así como las palabras son usadas para hablar de otras palabras, las herramientas son usadas para fabricar otras herramientas (2009, p. 312)12. Por ejemplo, Cien Años de Soledad no es solo una obra originada por la cultura inmaterial literaria del autor García Márquez, sino también por el dominio alcanzado por este autor de las técnicas de la escritura sobre papel, la imprenta y la producción de libros, es decir, de los instrumentos o condiciones materiales de la cultura humana. 1.3 La negación del materialismo 12 In reality, man objectifies his potentialities in his tools no less than in his words, and if language is the pre- eminent locus of reflexivity, doubtless a defining feature of human thought, it is not the only one, for, just as words are used to speak of other words, so tools are used to manufacture other tools (Scubla, 2009, p. 311). 15 En la sección La verdad de la certeza de sí mismo, Hegel afirma que la consciencia humana, en su proceso de realizarse como consciencia humana, pasa de ser una consciencia natural o individual que tiene una relación solamente teórica con el mundo, donde todo lo que experimenta son fenómenos producidos por las facultades mentales de esta consciencia, también llamadas facultades del conocimiento natural, estas son, sensación, percepción y entendimiento, a una relación práctica, donde interactúa con otras consciencias independientes o individuales, también llamadas autoconsciencias. En palabras de Hegel: En los modos de certeza expuestos hasta aquí, lo verdadero le es a la consciencia algo otro de ella misma. Pero el concepto de esto verdadero desaparece en la experiencia de ello; el objeto, tal como era inmediatamente en sí –lo ente de la certeza sensorial, la cosa concreta de la percepción, la fuerza del entendimiento–, muestra, más bien, que no es en verdad, sino que eso en-sí resulta ser un modo en el que él, el objeto, es para otro; el concepto de lo que es en sí se cancela y asume ante el objeto efectivamente real, o bien, la primera representación inmediata se cancela y asume dentro de la experiencia, y la certeza se pierde dentro de la verdad (FE, p. 245). Antes de realizarse como consciencia humana, la consciencia solo tenía experiencia de fenómenos del mundo y de las categorías cognitivas naturales de la sensación, la percepción y el entendimiento que introducía en ellos para construirlos, es decir, solo se relacionaba con el mundo de modo teórico. Ahora, al ser una consciencia efectivamente humana, se encuentra con una consciencia independiente a estas categorías de su conocimiento natural y, por tanto, a los fenómenos producidos por estas categorías, es decir, su relación con el mundo es práctica. De acuerdo con R. Stern: La transición de la consciencia a la autoconsciencia no es un cambio del realismo al idealismo, sino de la teoría a la práctica, donde en la teoría tenemos una visión ‘desligada’ del mundo y, así, nos abstraemos de nuestra posición como sujetos en el mundo, mientras que en la actividad práctica actuamos en el mundo y así nos ponemos a nosotros mismos como sujetos en el centro de las cosas (2002, p. 67)13. En otros términos, la autoconsciencia ya no se relaciona con objetos dependientes a su conocimiento o facultades mentales naturales sino con otras autoconsciencias. De acuerdo con C. Hubig: 13 The transition from consciousness to self-consciousness is not a shift from realism to idealism, but from theory to practice, where in theorizing we have a ‘detached’ view of the world, and so abstract our position as subjects in the world, whereas in practical activity we act on the world and so put ourselves as subjects at the center of things (Stern, 2002, p. 67). 16 la reflexión tiene que devenir dialéctica. Pues, si no, nos quedamos detenidos en una plana <<técnica a través del entendimiento>> (Schiller, Brief an Körner, 206f), en un entendimiento el cual puede constituir el sistema de sus reglas (hoy hablamos de los paradigmas) de esta o de otra manera, en tanto no lo somete en su trabajo a criterios de consecuencias prácticas (Hubig, 2006, p. 75)14. Pero esta condición de la autoconsciencia de estar situada en un mundo donde tiene que interactuar con otras autoconsciencias independientes al conocimiento natural de esta primera autoconsciencia entra en contradicción con su carácter de consciencia teórica, pues este carácter ha afirmado que todo el mundo es lo que ella construye por medio de sus categorías mentales, sensación, percepción y entendimiento. A esta contradicción se refiere Kain: La ley moral nos prohíbe tratar a las personas como cosas, como objetos, como meros medios para ser usados en nuestros fines. Pero ¿qué implica la razón teórica si no es que Yo he construido toda la experiencia, que esta experiencia es mi objeto? Y, si es mi objeto, ¿cuál objeción legítima puede haber para tratar a esta experiencia como mi objeto, como meros medios para mis fines? (2005, p. 40)15. Para Kant, esta contradicción se soluciona porque la autoconsciencia supone la existencia de dos reinos: el reino de la experiencia o reino fenoménico y el reino de los fines o reino nouménico. El reino de la experiencia está constituido por los fenómenos construidos por la consciencia teórica. El reino de los fines construido por la consciencia práctica o autoconsciencia, en cambio,está constituido por noúmenos, cosas-en-sí, o autoconsciencias, por lo tanto, en él, la autoconsciencia no trata a estas otras autoconsciencias como objetos dependientes de su consciencia individual natural, sino como seres independientes que son fines en sí mismos, es decir, las trata como lo que son en verdad: autoconsciencias independientes (Kain, 2005, p 40). De acuerdo con Kain, Hegel establece que esta solución no funciona, porque ambos reinos son una construcción de la consciencia natural y, por lo tanto, si el reino nouménico es una 14 Die Reflexion muss dialektisch werden. Denn sonst bleiben wir eben einer >>Technik durch Verstand<< verhaftet (Schiller, Brief an Körner, 206f), eines Verstandes, der das System seiner Regeln (heute sprechen wir von Paradigmen) so oder auch anders konstituieren kann, so lange er sich nicht unter Kriterien eines praktischen Erfolgreichseins in der Arbeit stellt (Hubig, 2006, p. 75). 15 The moral law prohibits us from treating persons as things, as objects, as mere means to be used toward our ends. But was does theoretical reason imply if not that I have constructed all experience, that it is my object? And if it is my object, what legitimate objection can there possibly be to treating it as my object, as a mere means to my ends? (Kain, 2005, p. 40). 17 construcción, es parte de la consciencia individual natural o consciencia teórica. En efecto, dice: “la cosa-en-sí es tanto nuestra construcción como lo es el mundo fenoménico de la apariencia” (Kain, 2005, p. 40)16. Esta contradicción entre la condición de la autoconsciencia de tener que relacionarse con otras autoconsciencias, es decir, de actuar prácticamente, y el impulso natural (Trieb) de esta misma autoconsciencia a ser una consciencia solo teórica que trata a toda la realidad como una construcción de ella misma constituye la existencia de la autoconsciencia viva, también llamada por Hegel vida. Nos dice Hegel: “pero el objeto, que es lo negativo para la autoconsciencia, por su parte, para nosotros o en sí, ha retornado hacia dentro de sí, en la misma medida en que la consciencia lo ha hecho por la suya. A través de esta reflexión hacia dentro de sí, el objeto ha llegado a ser vida” (FE, p. 247). Por lo tanto, para Hegel, la vida consiste en una contradicción en la cual la autoconsciencia trata al mundo o realidad como si fuera un objeto dependiente o pura materia, de acuerdo con su carácter teórico o conocimiento natural, pero también como un mundo habitado por más autoconsciencias, de acuerdo con su carácter práctico. En consecuencia, el acto de vivir es la lucha entre el carácter teórico de la autoconsciencia, consistente en el impulso a devorar el mundo y, por tanto, a hacerlo todo parte de mí, a definir mi existencia como una consciencia teórica, y el carácter práctico de la autoconsciencia, consistente en relacionarme con otras autoconsciencias como fines o autoconsciencias, es decir, en actuar prácticamente (ENC §428, p. 77). La diferencia entre la vida de otras formas naturales y la vida específicamente humana es que las autoconsciencias humanas reconocen que su existencia consiste en esta lucha entre el impulso natural a hacer al mundo dependiente de la consciencia individual y, así, devorarlo, y la existencia en este mundo de otras autoconsciencias independientes. Mejor dicho, la vida humana consiste en reconocer que el impulso a devorar el mundo no es una acción de una consciencia individual, sino que es una acción mediada por otros seres humanos, pues estos seres humanos son partes de este mundo que la consciencia individual devora. Este reconocimiento de que en el mundo que quiero devorar, que quiero hacer todo dependiente de mí, también hay otras autoconsciencias independientes lo llama Hegel el deseo (Begierde). 16 “The thing-in-it-self is as much our construction as is the phenomenal world of appearance” (Kain, 2005, p. 40). 18 En efecto, Kain dice: “el deseo desea la existencia del otro tanto como su negación. El deseo, entonces, le muestra a la autoconsciencia que hay otro y que este otro tiene una independencia que no puede ser fácilmente eliminada” (2005, p. 46)17. Por lo tanto, la cultura humana, es decir, el carácter específico que distingue a la autoconsciencia humana de otras autoconsciencias vivas es que sus impulsos o necesidades naturales son deseos, es decir, impulsos mediados por otros seres humanos. En efecto, Hegel dice en la Propedéutica filosófica: “El impulso es una autodeterminación natural, que se basa en sentimientos limitados y que tiene una finalidad limitada, más allá de la cual no pasa, o sea que es la facultad apetitiva inferior, inmediata, no-libre, según la cual el ser humano, como ser natural que es, se comporta. –Mediante la reflexión el ser humano va más allá del impulso y de sus límites” (PF, número 5, p. 7)18. Por lo tanto, la cultura humana consiste en que, al encontrarme con otro humano, reconozco que soy una autoconsciencia deseante, porque mi impulso natural a hacer el mundo mi mundo, a hacer al mundo dependiente de mí, se encuentra siempre con otra autoconsciencia humana, es decir, está mediado por otro ser humano. Las palabras que utiliza Hegel en la Fenomenología para expresar esta realidad son las siguientes: “lo que a continuación llegará para la consciencia es la experiencia de lo que el espíritu es, esa substancia absoluta que, en la libertad y autonomía perfectas de la oposición de ellas, a saber, de autoconsciencias diversas que son para sí, es la unidad de las mismas; yo que es nosotros, y nosotros que es yo” (FE, p. 255). Este reconocimiento del impulso natural de la autoconsciencia como deseo conduce a la autoconsciencia a una lucha con otra autoconsciencia. La razón de esto es que una autoconsciencia tiene que negar la independencia de otra autoconsciencia para poder satisfacer su deseo de hacer al mundo dependiente de ella y, así, reconocerse como autoconsciencia independiente, pero, a la vez, esta otra autoconsciencia también busca negar la independencia de esta primera autoconsciencia para poder también satisfacer su deseo de reconocerse como autoconsciencia independiente. En otras palabras, hay una lucha entre dos 17 “Desire desires the existence of the other as much as its negation. Desire, then, shows self-consciousness that there is an other and that this other has an independence that cannot easily be negated” (Kain, 2005, p. 46). 18 Utilizamos la edición de Laura Mues de Schrenk: G. W. F. Hegel (1984), Propedéutica filosófica: Teoría del derecho, de la moral y de la religión (1810). Prólogo, traducción y notas de Laura Mues de Schrenk. México: Universidad Autónoma de México. La nomenclatura que utilizamos para esta obra es “PF”. 19 autoconsciencias porque ambas quieren hacer dependientes a las otras autoconsciencias y, así, afirmarse a sí mismas como autoconsciencias independientes. De acuerdo con Hegel: “esta actividad, por tanto, no solo tiene doble sentido en la medida en que es una actividad tanto frente a sí como frente a la otra, sino también en la medida en que, inseparablemente, es tanto la actividad de una como de la otra (FE, p. 259). L. Krasnoff sostiene que, para Hegel, la autoconsciencia, al hacer el siguiente juicio, finaliza la lucha con la otra autoconsciencia: “la acción basada en el deseo es incoherente sin una comprensión que implique una referencia a otros agentes racionales como fuentes de reconocimiento” (Krasnoff, 2002, p. 99)19. Mejor dicho, para Krasnoff, la lucha se concluye con el hecho de que una autoconsciencia reconoce racionalmente que ella debe someterse o hacerse dependiente de la otra autoconsciencia, porque la única manera de que hayauna autoconsciencia independiente es que haya otra que decida por sí misma hacerse dependiente de esta autoconsciencia independiente y, así, reconozca a esta autoconsciencia independiente como efectivamente independiente. Para nosotros, Hegel establece que esta interpretación falla. La razón de esto es que la autoconsciencia, para satisfacer su deseo de independencia, necesita que otra autoconsciencia independiente sea la que reconozca a esta primera autoconsciencia como independiente, pues el deseo, al estar mediado por otras autoconsciencias independientes, como ya vimos, solo se satisface de esta forma. Pero, si Yo me someto a la otra autoconsciencia, no podré reconocerla como independiente, porque ella no estará tratando con una autoconsciencia libre o independiente, sino con una sometida. Por eso, la esclavitud, a diferencia de lo que piensa Krasnoff (2002, pp. 103-104), no es una relación donde un hombre no es libre porque no se le ha dado la posibilidad de admitir racionalmente su sumisión a otro, sino porque, en ella, un hombre, el dominante, causa las acciones de otro, el esclavo, es decir, no hay una relación entre múltiples autoconsciencias independientes. La lucha de una autoconsciencia con otra, entonces, no se soluciona con un juicio racional. En cambio, esta lucha se transforma en una lucha a vida o muerte. La razón de esto es que Yo quiero ser autoconsciencia, por lo tanto, quiero negar toda la independencia que exista en 19 “Desire-based action is incoherent without an understanding that itself implies a reference to other rational agents as sources of recognition” (Krasnoff, 2002, p. 99) 20 el mundo, quiero ver el mundo como construido solo por mí. En otras palabras, Yo quiero matar al otro, es decir, negarle totalmente su independencia. Igualmente, el otro quiere ser autoconsciencia, por lo tanto, quiere matarme o negarme completamente. En consecuencia, no solo quiero matar al otro, sino también evitar que el otro me mate. La descripción que hace Hegel de esta lucha a muerte la podemos ver en el siguiente pasaje: En la medida en que es una actividad del otro, cada uno va, entonces, a por la muerte del otro. Pero también está presente en esto la segunda actividad, la actividad por sí mismo; pues la primera actividad conlleva poner la propia vida en ello. La relación de estas dos autoconsciencias está pues determinada de tal manera que ellas se ponen a prueba a sí mismas y a la otra por medio de la lucha a vida o muerte (FE, 261). No obstante, si mato al otro, mi deseo quedará insatisfecho, porque ya no habrá en el mundo más autoconsciencias que me reconozcan como autoconsciencia independiente o autónomo, es decir, que medien mi deseo. En efecto, Hegel dice: Pero este ponerse a prueba a través de la muerte cancela tanto la verdad que debiera brotar de ello como también, por tanto, la certeza de sí mismo en general; pues, así como la vida es la posición natural de la consciencia, la autonomía sin la negatividad absoluta, la muerte es la negación natural de la vida, la negación sin la autonomía, la cual, por tanto, se queda sin el significado de reconocimiento que estaba exigiendo (FE, p. 263). Consecuentemente, las autoconsciencias luchadoras paran de luchar, porque caen en la cuenta de que, si matan a la otra, no habrá nunca más otras autoconsciencias que reconozcan la independencia de esta primera autoconsciencia. Por lo tanto, se dan cuenta de que lo que requieren en verdad es que haya una autoconsciencia que se someta a la otra y, así, preserve la vida necesaria para el reconocimiento de la libertad o independencia, pero también reconozca a esta otra autoconsciencia su independencia efectiva. Esta relación de sumisión es la relación del amo con el esclavo, donde el amo o señor es esa autoconsciencia a la cual la otra autoconsciencia le reconoce su libertad y donde el esclavo o siervo es esa otra autoconsciencia que prefiere vivir y ser sometida para que el reconocimiento de la libertad sea posible y para reconocer efectivamente la libertad de la autoconsciencia señor: “Ambos momentos son esenciales; – como primero están puestos de modo desigual y contrapuesto, y su reflexión no ha resultado en la unidad, son en cuanto dos figuras contrapuestas de la consciencia; una, la autónoma, a la que la esencia es el ser-para-sí; otra, la no autónoma, a la 21 que la esencia le es la vida o el ser para otro; aquélla es el señor, ésta es el siervo” (FE, p. 265). Hemos visto que el materialismo establece que la cultura humana es la dominación de la naturaleza. También, hemos visto que la cultura humana, al ser creada por medio del encuentro con otro humano, el cual me revela que mi independencia o libertad es mediada por él, pasa por cuatro momentos: el primero de ellos es un encuentro con otra autoconsciencia. El segundo de ellos es una lucha a muerte, pues, solo en la medida en que mato al otro, puedo satisfacer mi deseo de independencia. El tercero de ellos es una tregua, porque si mato a la otra autoconsciencia, no habrá nadie que me reconozca esta independencia. El cuarto es el paso de la lucha a muerte a la preservación de la vida, preservación que se expresa en la relación de dominio del amo con el esclavo, donde el esclavo prefiere vivir para poder otorgar el reconocimiento de la independencia del otro y, por tanto, ser dominado, y el amo logra ser dominador o libre, pues la autoconsciencia siervo reconoce la libertad de esta autoconsciencia señor. Por lo tanto, si los seres humanos establecen relaciones de dominación y la cultura es la dominación de la naturaleza, la cultura humana consiste en una relación entre una autoconsciencia independiente o libre, que solo sigue sus fines, esta es, la autoconsciencia humana, y una autoconsciencia dependiente, que solo es tratada por la autoconsciencia independiente como un medio para cumplir los fines de esta autoconsciencia libre, esta es, la naturaleza tratada como materia. Por esta razón, desde el punto de vista materialista, debido a que el desarrollo de la cultura humana es esta relación amo-esclavo, señor-siervo, la naturaleza dominada o materia se identifica con el siervo, pues es lo dominado y que sirve para fines de otro. Esto nos lo confirma R. Berger, quien defiende el materialismo: “Hegel diferencia en ‘Dominación y Servidumbre’ por un lado aquel, cuya relación con el mundo del Objeto es puramente subjetiva - su relación con el mundo es la del disfrute y del deseo, ellos son los señores de la sociedad feudal - y por otro lado ese, cuya relación con el mundo es determinada de manera sufriente a través del trabajo, los siervos” (1991, p. 45)20. 20 Hegel unterscheidet nun in ‘Herrschaft und Knechtschaft’ einerseits diejenigen, deren Verhältnis zur Welt der Objekte rein subjektiv ist - ihre Beziehung zur Welt ist die des Genusses und der Begierde, sie sind die Herren in der Feudalgesellschaft - und andererseits in jene, deren Beziehung zur Welt leidvoll durch Arbeit bestimmt ist, die Knechte (Berger, 1991, p. 45). 22 Nosotros interpretamos que Hegel, en Dominación y servidumbre, niega esta postura materialista. Para hacer esta negación, introduce un elemento que la postura materialista olvida, este es, el instrumento o Cosa. Hegel, en efecto, establece que, en la cultura humana, la naturaleza no es lo dominado o la materia y, por lo tanto, su dominio no produce la humanidad o cultura humana. En cambio, en el trabajo, que es la actividad de satisfacer el deseo, la comunidad humana emplea a la naturaleza como un medio o instrumento, es decir, como una Cosa para satisfacer sus deseos. Por consiguiente, en Dominación y servidumbre, Hegel establece que la naturaleza no es solamente un medio dependiente de los fineshumanos, pura materia, sino que es el medio o instrumento mediante el cual el ser humano realiza su actividad de trabajo y, por tanto, de satisfacción de sus deseos. En otras palabras, en Dominación y servidumbre, Hegel sostiene que la naturaleza es el medio del cual dependen los seres humanos para realizar su actividad de trabajo y, así, satisfacer sus deseos. Esto lo vemos en las cuatro actividades que componen a la relación de trabajo del amo con el esclavo, estas son, el consumo, el servicio, la inhibición y el cultivo. En el caso del consumo o disfrute (Genuβ), la Cosa o instrumento hace dependiente al esclavo del amo, pues desarrolla en el amo unos apetitos por unos bienes que este amo no puede conseguir por sí mismo, sino que antes necesita que otra autoconsciencia los produzca para que el amo los pueda negar: Al señor, en cambio, por esta mediación le adviene la referencia inmediata en cuanto negación pura de la cosa, o dicho en otros términos, el disfrute. Lo que el deseo no lograra, lo logra él: acabar con la cosa y satisfacerse en el goce. El deseo no lo lograba a causa de la autonomía de la cosa; pero el señor, que ha intercalado al siervo entre la cosa y él, se concatena, gracias a esto, con la no autonomía de la cosa, y puramente la disfruta; el lado de la autonomía se lo deja al siervo, que la trabaja (FE, p. 265). Por ejemplo, el amo se aburre, debido a su cuerpo, que es su instrumento natural, de la carne cruda y, ahora, exige carne asada. El consumo de la carne asada solo es posible si antes un esclavo ha cazado al animal, ha generado una fuente de calor para asar la carne y la ha asado. Por lo tanto, el consumo muestra que el ser humano esclavo logra serle útil al ser humano amo por medio del instrumento natural, pues, al emplear este instrumento, hace que el amo quiera las cosas que solo el esclavo puede hacer. 23 En el caso del servicio o de la consciencia servil (knechtliche Bewuβtsein), la Cosa hace dependiente al esclavo del amo, pues el cuerpo del esclavo, que es el instrumento natural de este siervo, le desencadena al esclavo el miedo a morir y, por tanto, hace que este esclavo prefiera salvar su vida y ponerse a trabajar para el amo, para que este amo no lo mate por serle inútil. En efecto, Hegel dice: Al sentirlo, se ha disuelto interiormente, se ha estremecido en sí misma de medio a medio, y ha sacudido todo lo que de fijo y firme hubiera en ella. Mas este puro movimiento universal, el absoluto fluidificarse de toda subsistencia es la esencia simple de la autoconsciencia, la negatividad absoluta, el puro ser para sí que está, por lo tanto, en esta consciencia. Este momento del puro ser para-sí es también para ella, pues, en el señor, ella es su objeto. Además, no sólo es esta disolución universal como tal, sino que, al servir, la consuma efectivamente; y al consumarla, cancela en todos los momentos singulares su apegamiento a la existencia natural, y la elimina trabajando (FE, p. 267). Por lo tanto, el servicio muestra que el ser humano amo logra hacer que el ser humano esclavo trabaje para este amo por medio del instrumento natural, pues, al emplear este instrumento, que en este caso es el miedo natural a morir o instinto de supervivencia existente en el cuerpo del esclavo, el amo hace que el esclavo tema morir y que, por tanto, se ponga a trabajar para satisfacer los deseos del amo y, así, salve su vida. En el caso de la inhibición (Hemmung), la naturaleza hace posible que el consumo se de siempre. La inhibición consiste en cohibir o aplazar el deseo de devorar (gehemmte Begierde), de modo que siempre se mantenga algo lo cual los seres humanos puedan devorar. En efecto, Hegel dice: “el trabajo, en cambio, es deseo inhibido, retiene ese desaparecer, o dicho en otros términos, el trabajo forma y cultiva. La referencia negativa al objeto se convierte en la forma de éste, y en algo que permanece; porque precisamente es a ojos del que trabaja que el objeto tiene autonomía” (FE, p. 269). Si yo consumo todo lo que hay, lo agotaré y ya no podré consumir más. Por consiguiente, en el trabajo, la Cosa muestra el carácter instrumental de la naturaleza de solo satisfacer al ser humano si este ser humano obedece sus leyes, si la conserva y no la acaba, es decir, si la emplea como un medio o instrumento del cual es dependiente la existencia de este ser humano. Por ejemplo, si construyo una represa de un río para generar energía, pero lo hago de modo que erosiono los bordes del río, el río se desborda y ya no habrá energía hidráulica. En consecuencia, en el trabajo, se muestra que el fin humano depende del medio natural para siempre satisfacer su impulso natural de consumir o devorar. 24 En el caso del cultivo (Zucht), la naturaleza hace posible que el servicio exista siempre. El cultivo consiste en sentir siempre la dificultad de utilizar la naturaleza, de conocer muy bien sus leyes para que esta naturaleza nos pueda satisfacer a nosotros humanos, es decir, en sentir siempre el miedo de que la naturaleza nos pueda desconcertar, si disciplinadamente no la conocemos y trabajamos bien. Este desconcierto puede venir en forma de desastre natural, por ejemplo. Yo planto una semilla de tomate y labro y riego la tierra para que germine esta semilla y se vuelva el fruto comestible, pero, a la vez, tengo que temer que la naturaleza desencadene una sequía que me impida alimentarme, por lo que, tengo que saber cuándo viene la temporada seca de la naturaleza. Por lo tanto, en el cultivo, la Cosa atemoriza a la persona humana y, por lo tanto, la obliga a que siempre tenga que estar conociendo las necesidades cambiantes de los cuerpos de los amos, mejor dicho, de las condiciones naturales en las cuales está inmersa la actividad de satisfacer los deseos humanos. Así, le garantiza al esclavo que siempre le pueda servir a este amo. En efecto, “sin la disciplina del servicio y la obediencia, el temor se queda estancado en lo formal, y no se difunde por la efectiva realidad consciente de la existencia” (FE, p. 271). Así, el cultivo muestra que la supervivencia humana por medio del servicio depende siempre del medio o instrumento natural, de la Cosa, pues depende de que esta Cosa esté atemorizando al esclavo constantemente y, en consecuencia, dándole la posibilidad de servir al amo. De este modo, las cuatro actividades de la relación de trabajo amo-esclavo nos muestran que la naturaleza tiene que ser una Cosa, es decir, un medio natural o instrumento, para que los humanos puedan trabajar en la satisfacción de sus deseos y, en consecuencia, puedan producir su cultura o su vida específicamente humana. Por lo tanto, Hegel, al mostrar, en Dominación y servidumbre, que, en el trabajo humano, es indispensable que la naturaleza sea un medio o instrumento de satisfacer los deseos humanos y crear su cultura, niega la postura materialista, pues muestra que esta satisfacción, en la cual consiste la cultura, no es una relación de dominio sobre la naturaleza, es decir, no es la transformación de la naturaleza en materia, esto es, en un medio que es únicamente dependiente del fin, sino una relación con un medio, esta es, la Cosa, del cual dependen los deseos humanos para su satisfacción. La cultura humana consiste, por tanto, en que los fines dependan de los medios. Kain también defiende esta interpretación de que la satisfacción del deseo humano consiste en que el fin 25 humano dependa del medio natural: “Yo soy dependiente de este otro para mi reconocimiento. Soy solo una autoconsciencia para-otro. Sin el otro no puedo existir como un Yo sólido. El otro, entonces, es parte de mi esencia. El Yo que constituye toda la realidad, en pocas palabras, no puede existir sin el otro” (p. 42)21. Hubig también confirma esto “como cosa misma y no puramente como objeto le aparece su Actividad, como unidad entre la contingenciacondicionada exteriormente del resultado y la relación con aquello que está subordinado a fines” (2015, p. 209)22. La diferencia entre las interpretaciones de Kain y Hubig es que, mientras, para Kain, la sección de Dominación y servidumbre caracteriza la relación entre el amo y el esclavo como una relación que no expresa la verdadera satisfacción del deseo humano, la creación de la verdadera cultura humana, porque el trabajo del esclavo es caracterizado por esta sección como una actividad de sometimiento del amo al esclavo y del esclavo a la naturaleza, es decir, como un dominio de la materia y, por tanto, como una actividad donde el medio solo es dependiente del fin (2005, p. 50), para Hubig, esta sección sí expresa este verdadero modo de satisfacción del deseo humano, porque, como ya vimos, esta sección muestra también la dependencia del fin al medio, la dependencia del esclavo y del amo al medio natural o instrumento (2015, pp. 208-209). La razón de esto es que el planteamiento de Kain de que la relación amo-esclavo solo es una relación, donde el medio depende del fin y el fin no del medio, se basa en su división de la Fenomenología, donde la relación entre el amo y el esclavo todavía pertenece a la sección de la consciencia individual, que busca satisfacer sus impulsos mediante el sometimiento de otra autoconsciencia y, por tanto, de la naturaleza. Para Kain, solo hasta la sección de la consciencia absoluta o religiosa, Hegel establece el verdadero modo de satisfacción del deseo (2005, p. 2). Pero, como hemos visto, nos parece mejor afirmar que Hegel no necesita secciones posteriores a Dominación y servidumbre para establecer el verdadero modo de satisfacción del deseo humano, como lo diría Kain. Lo que ocurre en las secciones posteriores a la 21 I am dependent on this other for recognition. I am only a self-consciousness for-another. Without the other I could not exist as a solid self. The other, then, is part of my essence. The self that constitutes all of reality, in short, could not exist without the other (Kain, 2005, p. 42) 22 “Als Sache selbst und eben nicht als Ding erscheint ihm sein Tun als Einheit zwischen der äuβerlich bedingten Zufälligkeit des Resultats und dem Bezug zu diesem, der unter Zwecken steht” (Hubig, 2015, p. 209). 26 exposición de la relación amo-esclavo es la descripción de la formación y el desarrollo de una cultura humana específica, de la satisfacción de un deseo humano específico, esta es, la cultura occidental, el deseo occidental. Esto nos lo confirma Hubig, pues, por un lado, afirma que el proceso para satisfacer el deseo “es determinado en el capítulo “Dominación y Servidumbre” de momento solo formalmente” (Hubig, 2000, p. 3)23. Y, por el otro, sostiene que los capítulos posteriores de la Fenomenología van a mostrar la determinación específica de este proceso de satisfacción del deseo humano en la cultura occidental, es decir, cómo ha ocurrido este proceso en el transcurrir de la historia occidental: “la Fenomenología muestra en los pasajes posteriores, cómo este proceso siempre se perpetúa (desde la “observación de lo orgánico” con su reflexión sobre la “naturaleza”, a través del “reino espiritual animal” con la reflexión del “medio” y del “fin”, hasta la “religión artesanal” con la reflexión de “la figura animada del espíritu”)” (Hubig, s. f. p. 3)24. Hasta este punto vemos, entonces, que la realización de la actividad filosófica de constituir a la realidad como un sistema, es decir, como una unión entre sus diferentes elementos produce un fin diferente a los cuales tienen estos elementos en su existencia separada, no consiste en aislar los elementos naturales-materiales de esta realidad de los elementos inmateriales del intelecto humano, también llamados elementos inmateriales, sino en integrar a estas dos clases de elementos por medio de una técnica narrativa que niega las perspectivas reduccionista que realizan este aislamientos, estas son, las perspectivas materialista e inmaterialista, y que muestra que la integración de la naturaleza con el ser humano por medio del trabajo realizado por medio de instrumentos es el fundamento de la cultura humana y, por tanto, de todas las actividades humanas, actividades entre las cuales se encuentra la filosofía. Por lo tanto, ya que hemos realizado el primer paso de la actividad filosófica consistente en ascender al nivel de sistema por medio de la técnica que narra la integración entre ser humano y naturaleza por medio del trabajo instrumental para la realización de su cultura, podemos pasar a conformar un sistema contradictorio de la realidad por medio también del empleo de 23 “im Kapitel “Herrschaft und Knechtschaft” zunächst nur formal bestimmt” (Hubig, s. f, p. 3) 24 “zeigt die Phänomenologie in den späteren Passagen, wie sich jener Prozeβ der Differenzbildung höherstufig immer dort perpetuiert (von der “Beobachtung des Organischen” mit ihrer Reflexion von “Natur” über das “geistige Tierreich” mit der Reflexion von “Mittel” und “Zweck” bis hin zur “Werkmeisterreligion” mit der Reflexion “beseelter Gestalt des Geistes”)” (Hubig, 2000, p. 3). 27 la técnica. Esto lo hacemos en la sección sobre la Lógica, pues, como vemos en esta sección, la actividad teleológica, al ser aplicada por la técnica para comprender a la realidad como un sistema libre u orientado a un fin, revela el carácter contradictorio de esta realidad. 28 2. LA INGENIERÍA COMO LA TÉCNICA DE COMPRENSIÓN DE LA REALIDAD EN UN SISTEMA RACIONAL 2.1 El diseño como la comprensión de la realidad en un sistema racional La Lógica, también llamada Metafísica, es la comprensión del movimiento de la realidad como un sistema circular o racional (Dupuy, 2009, p. 216). La Ciencia de la Lógica de Hegel describe este sistema necesario o racional como la Lógica comprende el movimiento de la realidad. Esto nos lo confirma Carlson: “de acuerdo con Hegel, la Lógica viaja a través de un camino estrictamente necesario” (Carlson, 2007, p.2)25. Por lo tanto, si el segundo paso de la actividad filosófica del filósofo de Stuttgart consiste en comprender la realidad como un sistema racional o circular, este paso consiste en realizar la Lógica. Como nuestro trabajo de grado consiste en responder cuál es el papel de la tecnología en la filosofía de Hegel, nuestro trabajo en esta segunda sección que describe el segundo paso de la actividad filosófica del filósofo de Stuttgart consiste en ver cuál es la actividad de la técnica en la comprensión de la realidad como un sistema racional, es decir, en ver cuál es la actividad de la técnica en la Lógica. 2.2 La ingeniería como la actividad que produce el diseño La teleología es la fase del desenvolvimiento de la Lógica donde el movimiento de la realidad es descrito por esta Lógica como un movimiento que produce fines. Un fin es una causa que hace que un elemento real se transforme en una parte de un sistema racional o intelecto, es decir, en una parte de un conjunto de elementos cuya unión produce un fin 25 “According to Hegel, the Logic travels a strictly necessary path” (Carslon, 2007, p. 2). 29 distinto al que tienen estos elementos en su existencia separada: “donde se percibe una finalidad, se admite un intelecto como su autor; por lo tanto, se requiere para el fin, una verdadera y propia existencia libre del concepto” (CL, p. 444)26. Una de las preguntas que busca resolver la filosofía de la técnica consiste en la pregunta de cuál es la relación entre la técnica y el diseño (Franssen, Lokhorst y van de Poel, 2015). El diseño es la teleología o la producción de fines: “lateleología de cualquier clase siempre envuelve el diseño, en el sentido de un fin” (Winfield, 2012, p. 288). Por consiguiente, al describir al diseño o teleología en la sección Teleología de la Ciencia de la Lógica, Hegel muestra cuál es el papel de la técnica en el segundo paso de su filosofía, paso que consiste en la descripción de la realidad como un sistema racional. Así, si queremos saber cuál es este papel, debemos describir a la teleología o actividad teleológica consignada en esta sección de la Teleología. La sección de la Teleología comienza con el problema de la finalidad del mundo. Este problema establece que hay dos perspectivas contrarias que responden a la pregunta de si el mundo tiene una finalidad o no. Estas dos perspectivas son la determinista-mecanicista o Mecanismo y la teleológica o Teleología. La determinista-mecanicista establece que el mundo no tiene una finalidad o una causa final, pues lo único que lo mueve son causas eficientes, es decir, causas que no unen al efecto con la causa de manera que este efecto y esta causa compongan un intelecto o un sistema racional, es decir, un conjunto de elementos que, al unirse, producen un fin distinto al cual poseen cuando están separados. La teleológica, por el contrario, establece que el mundo sí tiene una finalidad, porque es movido por un intelecto que determina que cada uno de los elementos del mundo hacen parte de un sistema racional que determina sus propios fines, es decir, de un sistema libre. En efecto, dice Hegel: La teleología se contrapone, sobre todo, al mecanismo, donde la determinación, puesta en el objeto, es esencialmente, como extrínseca, una determinación tal que en ella no se manifiesta ninguna autodeterminación. La oposición entre causae efficientes y causae finales, es decir, entre las causas que actúan meramente y las causas finales, se refiere a aquella diferencia, a la cual, considerada en forma concreta, se reduce también la indagación acerca del problema de si la esencia absoluta del mundo tenga que entenderse como un ciego mecanismo natural, o bien corno un intelecto que se determina según fines. La antinomia entre el fatalismo con su determinismo, 26 Nosotros usamos la traducción de Augusta y Rodolfo Mondolfo. Hegel, G. W. F. (1982). Ciencia de la Lógica. Traducción de Augusta y Rodolfo Mondolfo. Ediciones Solar. La nomenclatura que utilizamos para esta obra es “CL”. 30 y la libertad, se refiere igualmente a la oposición del mecanismo y la teleología; en efecto lo libre es el concepto en su existencia (CL, p. 445). Para Hegel, la metafísica, al estudiar el mundo, se ha encontrado con este problema de estas perspectivas contrarias y ha intentado solucionarlo por medio de establecer que a veces hay criterios para afirmar que el mundo es libre, luego tiene un fin en sí mismo, pero a veces hay criterios para afirmar que el mundo no es libre, de modo que no tiene un fin en sí mismo. Esta afirmación de Hegel la vemos en el siguiente pasaje: “una vez que esto se haya establecido por sí, el mundo objetivo puede ofrecer causas mecánicas y causas finales; no es la existencia de ellas la norma de lo verdadero, sino lo verdadero es más bien el criterio, para juzgar cuál de estas existencias es la verdadera” (CL, pp. 445-446). No obstante, la solución a este problema para Hegel no consiste en establecer en cuál momento es más verdadero comprender el mundo de manera teleológica, es decir, como un mundo libre, y en cuál momento es más verdadero comprender el mundo de manera determinista, es decir, como un mundo no-libre. Para Hegel, en cambio, la solución está en establecer que el mecanismo y el quimismo, es decir, las leyes mecánicas y químicas que dictan que los elementos del mundo se mueven por fines puestos por causas externas al mundo, es decir, por causas eficientes, producen la perspectiva teleológica del mundo. En otras palabras, para Hegel la perspectiva determinista-mecanicista del mundo conduce a la perspectiva teleológica: “mientras Hegel opta por la libertad, esto no es decir que en la filosofía no hay lugar para la causalidad mecanicista. La verdad del Mecanismo, sin embargo, está más completamente expresada en la más alta noción de la Teleología” (Carlson, 2007. p. 547)27. En palabras de Hegel, “la relación de finalidad, sin embargo, se ha demostrado como la que constituye la verdad del mecanismo” (CL, p. 446). La perspectiva determinista-mecanicista del mundo se origina en la intención humana, propia de las ciencias naturales, de no atribuirle fines a la naturaleza distintos a los que la naturaleza misma establece, como lo hace la teleología de la devoción religiosa. Esto nos lo confirma Carlson: “el Fin debe encontrarse en la naturaleza, no en algo incognoscible más 27 While Hegel opts for freedom, this is not to say there is no place in philosophy for mechanistic causation. The truth of the Mechanism, however, is more fully expressed in the higher truth of Teleology” (Carlson, 2007, p. 547). 31 allá. La Piedad favorece la conexión entre la Teleología con un ‘intelecto extramundano’ (735) un sesgo tendiente a separarse de la investigación natural” (2007, p. 548)28. La razón de esto es que, para esta postura determinista de las ciencias naturales, la teleología de la devoción religiosa o piedad está procediendo de manera injustificada al atribuirle fines diferentes a los naturales a la naturaleza para explicar a esta naturaleza, porque está utilizando elementos adicionales o heterogéneos a los del mundo para explicar al mundo mismo, es decir, está procediendo de manera no-inmanente: Como el fin es el concepto mismo en su existencia, puede parecer singular que el conocimiento de los objetos se origina de su concepto, aparezca más bien como un traspaso injustificado en un elemento heterogéneo, mientras al contrario el mecanismo, para el cual la determinación de un objeto queda como una determinación puesta en él de manera extrínseca y por medio de un otro, valga como una visión más inmanente que la teleología (CL, p. 447). El problema de la postura determinista-mecanicista es que, en su intento de no apelar a fines sobrenaturales para explicar el mundo, termina apelando a ellos, mejor dicho, se contradice. La razón de esto es que el mundo es la naturaleza infinita. Por lo tanto, la utilización de fines naturales finitos es insuficiente para explicar algo infinito, por lo que la investigación de las ciencias naturales, en su intento de explicar el mundo, termina necesitando emplear fines sobrenaturales o infinitos: Pero, aunque no quieran superar lo finito, y remitan para los fenómenos sólo a causas finitas, que requieren ellas mismas que se siga adelante, sin embargo ellos se ensanchan al mismo tiempo por un lado hacia la totalidad formal en los conceptos de fuerza, causa y otras determinaciones semejantes propias de la reflexión, que tienen que designar una originariedad; por otro lado, en cambio, se ensanchan por medio de la universalidad abstracta de un todo de las fuerzas, de una totalidad de causas recíprocas (CL, p. 447). Por ejemplo, cuando se le pregunta al científico natural qué había antes del universo, es decir, del mundo, dice que el Big Bang. Pero, cuando se le pregunta qué había antes del Big Bang, dice que antes del Big Bang solo había energía, es decir, algo infinito. También, el científico natural puede responder que el universo siempre ha existido y que antes del Big Bang estaba concentrado en un volumen menor al que tiene ahora. Pero, si el universo ha existido siempre, es entonces un ser infinito y, por lo tanto, el científico utiliza un fin infinito, este es, el 28 Piety favors linking Teleology with an “extramundaneintelligence” (735), a bias tending to separate itself from the investigation of nature (Carlson, 2007, p. 548). 32 universo, para explicar los fines finitos, estos son, los seres naturales. Por consiguiente, en ambos casos, el científico, dada la insuficiencia de los fines finitos para explicar un fin infinito como lo es el universo o mundo, termina empleando fines infinitos, como, por ejemplo, la inmortalidad del universo o de la energía. Por el contrario, la perspectiva teleológica del mundo se origina en la intención de atribuirle fines al mundo distintos de los atribuidos por la causalidad natural. La razón debido a la cual la perspectiva teleológica le atribuye fines sobrenaturales al mundo es que, si las cosas no tienen un fin en sí mismo, sino solo uno externo dado por la causalidad natural, no tendrían contenido, es decir, no tendrían nada en sí mismas que sustente su existencia: “al contrario, en la teleología, el contenido se vuelve importante, porque la teleología presupone un concepto, un determinado en sí y por sí, y por consiguiente un autodeterminante; y por lo tanto ha distinguido respecto a la relación de las diferencias y a su ser determinado recíprocamente, es decir, a la forma, la unidad reflejada en sí, un determinado en sí y por sí y, por lo tanto, un contenido” (CL, p. 448). Pero, la Teleología también tiene un problema. Este problema consiste en que, si cada cosa determina por sí misma su fin y, por tanto, no está solamente sujeta a la causalidad natural, el mundo está preso en estos fines finitos y no puede tener un fin infinito: “sin embargo, si éste es un contenido finito e insignificante, contradice lo que tiene que ser, pues el fin es, de acuerdo con su forma, una totalidad infinita en sí—especialmente cuando aquel actuar opera según fines se considera como voluntad e intelecto absolutos” (CL, p. 448). Dicho en otros términos, si cada elemento del mundo tiene un fin que este mismo elemento ha determinado, el mundo no puede tener más fines que aquellos que ya han determinado sus elementos y, por consiguiente, queda capturado en estos fines. Esto lleva a la Teleología a hacer aseveraciones como que el fin de los árboles de caucho es hacer tapones y el fin del tamaño de la nariz humana es sostener las gafas, porque esos son los fines que nosotros humanos hemos descubierto en estos elementos del mundo y, por lo tanto, no pueden ser otros29. Por esta razón, dice Carlson “el mero fin finito, sin embargo, parece externo y por lo 29 Aquí me refiero a la nota 397 de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas que establece que Hegel, en el tratamiento al problema de la Teleología, se está refiriendo a estas burlas. Ver páginas 278-279 de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas. 33 tanto poco creíble” 30 (2007, p. 548). Por esta razón también, para Hegel, así como la Teleología es la salida al problema del Determinismo-mecanicismo de tener que apelar a fines infinitos sin quererlo, este Determinismo es la solución al problema de esta Teleología, pues esta perspectiva mecanicista-determinista libera al mundo de sus fines finitos insignificantes al introducir la causalidad infinita natural: “por consiguiente, este principio, en su conexión de necesidad exterior da la conciencia de una infinita libertad, en contra de la teleología, que erige las pequeñeces y también las naderías de su contenido como algo absoluto, en que el pensamiento más universal se siente sólo infinitamente oprimido y puede hasta sentirse disgustado” (CL, p. 448). Por lo tanto, esta arbitrariedad de la Teleología de capturar al mundo bajo fines finitos muestra la desventaja que tiene esta perspectiva con respecto al Determinismo-mecanicismo, pues, como indica Hegel, al comprobarse que estos fines atribuidos por esta perspectiva teleológica o diseño son contingentes o accidentales, genera disgusto al intelecto. Por ejemplo, el hueco de la tapa del esfero Bic está diseñado para que los niños no se ahoguen; esto genera disgusto porque el padre le puede no dar un esfero al niño y así el problema queda solucionado sin necesitar de diseño. Mejor dicho, todo lo que hace la Teleología o Diseño parece fútil. Esto lo confirma Hegel: La desventaja formal, en que esta teleología misma se halla, en primer lugar, es que sólo alcanza la finalidad extrínseca. Por cuanto con eso, el concepto está puesto como algo formal, para esa teleología el contenido es también algo dado al concepto de manera extrínseca en la multiplicidad del mundo objetivo —dado precisamente en aquellas determinaciones, que son también el contenido del mecanismo, pero como algo extrínseco y accidental (CL, pp. 448-449). Esto es lo que lleva a decir que el diseño es todo y no es nada, porque a la larga todas las cosas se pueden ver desde el fin contingente que creemos que tienen, es decir, el fin que le atribuimos mediante la actividad del diseño, o desde el que de verdad tienen. Por eso, el diseño tiene un significado vacío: “una comprensión del diseño nunca podrá ser segura teóricamente, simplemente porque el diseño se configura de maneras muy diferentes en la relación con los variados discursos de su práctica, presentación e intercambio económico” 30 “Mere finite end, however, seems external and therefore unbelievable” (Carlson, 2007, p. 548). 34 (Fry, 1999, p. 4)31. Esto lo podemos ver en conceptos como diseño curricular, diseño de políticas públicas, diseño de sonrisa, diseño industrial, diseño de la máquina, diseño conceptual; todas son acciones muy distintas, en las cuales no se sabe qué es eso que tienen en común llamado “diseño”. En todas estas actividades pareciera que hay una atribución de un fin a una cosa, pero no estamos seguros de cuál es ese fin y si de verdad la cosa lo tiene. ¿Qué es lo “diseñado” en una sonrisa? ¿el que sea brillante la dentadura? Eso, más bien, es un procedimiento cosmético, no de diseño. Así, podemos seguir preguntando y nunca daremos con la respuesta de lo que constituye el “diseño” en la sonrisa. Por lo tanto, esta incapacidad de definir el diseño es la desventaja de la Teleología y, por lo tanto, lo que genera disgusto en esta perspectiva. Sin embargo, esta desventaja muestra que la esencia del diseño o teleología porta la libertad conceptual, es decir, la libertad humana de introducirle fines a los elementos de la realidad. Por consiguiente, la teleología nos permite ver que los conceptos o fines intelectuales humanos nunca están fijados para siempre; los conceptos cambian infinitamente. Esto nos lo confirma Hegel: “—la teleología tiene en general el principio superior, es decir, el concepto en su existencia, concepto que es en sí y por sí lo infinito y lo absoluto —esto es un principio de libertad consciente en absoluto de su autodeterminación, que está sustraído en absoluto al ser determinado extrínseco del mecanismo” (CL, p. 449). En otras palabras, la Teleología genera más perfectamente la libertad que el Determinismo-mecanicismo, porque, pueda que el Determinismo niegue los fines finitos, pero es incapaz de establecer por sí mismo fines. En cambio, la Teleología o Diseño si tiene en sí misma el poder de la libertad humana, porque, a pesar de atrapar a las cosas en fines finitos, puede por sí misma atribuir fines. Siguiendo el ejemplo de la definición del diseño, puede que las ciencias mecánicas y físicas nieguen los fines finitos y arbitrarios del diseño, pero solo el diseño tiene la capacidad de poner fines a las cosas, es decir, de ser libre. Por lo tanto, al mostrar que tanto la perspectiva teleológica como la perspectiva determinista-mecanicista son perspectivas verdaderas, porque la perspectiva determinista- 31 “An understanding