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J. M. Paysás, “Las artes marciales en el Antiguo Egipto: el bastón de combate y sus diversos usos”, Aegyptus Antiqua 13 (2012), pp. 28-49 + lam. 1-5 ISSN 0327-4004. 
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LAS ARTES MARCIALES EN EL ANTIGUO EGIPTO: EL BASTÓN DE COMBATE Y SUS DIVERSOS USOS* Javier M. Paysás** Se han escrito y se siguen escribiendo libros sobre la guerra en el Antiguo Egipto. En general la mayoría trata sobre las armas que se utilizaban, las fortificaciones tanto del sur como del norte, algunas batallas de las que tenemos ciertas referencias (Meggido, Kadesh y la batalla naval en el delta contra los Pueblos del Mar), las carreras militares de algunos famosos personajes e incluso de familias enteras dedicadas a la guerra y a escalar posiciones en la carrera estatal (diríamos el cursus honorum del Antiguo Egipto) pero, sin embargo, en la gran mayoría de ellos, por no decir en todos, existe una gran ausencia: las Artes Marciales. Por Artes Marciales entendemos todas aquellas técnicas que se practicaban con el fin de ser mejores soldados, tanto a manos vacías como con variados elementos, tales como bastón, maza, hacha, espada, puñal, honda, lanza, boomerang, arco y carro con caballos (éste último sólo a partir del Reino Nuevo)1. 
 (*) Quiero agradecer a mi maestro y amigo, Sensei Enrique Salvador Muñíz, 5º Dan de Aikido de la Asociación Dôjô Kobukan y fundador del Ban Dôjô, por tener la amabilidad de permitirme publicar aquí este artículo, con modificaciones y agregados, que fuera escrito originalmente para su obra sobre Aikido. Mi agradecimiento también a mi querido colega y director de tesis, el Dr. Marcelo Campagno (UBA-CONICET), por su constante aliento y apoyo en cuanto a mis investigaciones sobre el Antiguo Egipto y las Artes Marciales. De igual modo agradezco a mis queridos colegas del CEEMO, Juan Vicente Estigarribia y Diego M. Santos por sus oportunos comentarios y observaciones sobre el presente artículo: a Diego le estoy especialmente agradecido por su sugerencia de incluir los kanji de las técnicas de Aikido y a Adriana Miyagi por haber tenido la amabilidad de confeccionarlos. (**)CEEMO y Escuela de Estudios Orientales, Universidad del Salvador. 1º Dan de Aikido de la Asociación Dôjô Kobukan, Buenos Aires, Argentina. 
1 Como dato curioso, el Diccionario de la Real Academia Española en el apartado “artes marciales” menciona lo siguiente: “Conjunto de antiguas técnicas de lucha de Extremo Oriente, que hoy se practican como deporte”, Diccionario de la Real Academia Española, 21ª Edición, Tomo I, pág. 203, Madrid, Real Academia Española, 1992. Según esta definición, estas artes son algún tipo de lucha que sólo se practica en el Lejano Oriente, por lo cual el Próximo Oriente parece no haberlas conocido; sin embargo, ya veremos que esto no es así y que las Artes Marciales surgieron con anterioridad, no sólo siglos sino hasta milenios, en el Cercano Oriente Antiguo. Incluso, el comentario de que hoy son una especie de deporte, no 
 Si bien no tenemos textos (hallados hasta el momento) que específicamente nos hablen de estas prácticas para la guerra, tenemos una gran cantidad de ejemplos iconográficos que sí nos “hablan” de las mismas2. Aquí nos 
 dejaría de dibujar una sonrisa en aquellos estudiosos de las Artes Marciales, pues no nos imaginamos que un maestro de 居合道 Iaidō (el arte del desenvaine de la 刀 katana o espada japonesa) o de una de las varias escuelas de 剣術 Kenjutsu (esgrima japonesa tradicional, no el 剣道 Kendō) o de muchas otras Artes Marciales tradicionales (llamadas 古流 Koryū en contraposición a las modernas denominadas 現代武道 Gendai budō) que aún hoy en día existen en Japón, consideren su maestría un “deporte” o mera competencia moderna, sino una preparación para la guerra y un camino espiritual y de vida (Do). Lamentablemente, se confunden aquí aquellas Artes Marciales que compiten incluso olímpicamente, como el Judo y el Taekwondo, con la totalidad de las mismas. Aún así, estas dos Artes Marciales en su versión no competitiva, tienen una enseñanza distinta de la olímpica. Pues, y esto hay que decirlo, las Artes Marciales no se crearon para competir deportivamente sino para la guerra, para el combate, sea éste real o ritual. Al final del artículo intentaremos dar una nueva definición de este concepto. 2 Es muy probable que estas técnicas se pasaran oralmente de un maestro marcial a otro o que se escribieran en papiros, de las cuales no nos ha llegado noticia alguna aún. En este artículo, trabajaremos específicamente con la iconografía, es decir, con la interpretación de las imágenes a partir de lo que nos muestran y del lugar en el que se hallan. En una segunda etapa, estudiaremos también los textos que las acompañan. Es necesario aclarar que, cuando hablemos de técnicas de defensa o ataque con bastón, estaremos haciendo una especie de “paralelo etnográfico” entre las artes marciales que “vemos” en las tumbas y templos egipcios con las técnicas marciales actuales, lo cual, creemos, es un “paralelo” más acotado que el habitual, pues aquí no se trata de comparar objetos parecidos y a partir de su forma establecer su sentido, como lo hace la arqueología y que trae no pocas discusiones, sino que estamos dentro de un ámbito sagrado en el cual se representan combates “reales”(escenas de combate cuerpo a cuerpo o de asaltos a fortalezas) o “rituales” (escenas con parejas de combatientes, tanto a manos vacías como con armas, casi siempre en tumbas de particulares importantes o debajo o cerca de la “Ventana de las Apariciones” en el Templo de Millones de Años de un faraón) y por lo tanto nos hallamos dentro de un mismo ámbito bélico aunque se trate de un plano simbólico y ritual. En cuanto a los términos que utilizaremos para establecer, donde correspondan, las comparaciones de las técnicas de defensa y ataque antiguas con las actuales, las haremos de acuerdo con lo aprendido y practicado en nuestra escuela de Aikido, la Asociación Dōjō Kobukan (ADK-Buenos Aires), cuyos maestros actuales son: Sensei José S. Guajardo (Shihan Dai) y Sensei Daniel 
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centraremos en un elemento prácticamente ausente de los textos que tratan sobre la guerra: el bastón de combate y sus diversos usos. La imagen del bastón, más largo o más corto, es una constante en el arte del Antiguo Egipto. Este elemento aparece tanto en la mano de los dioses y del faraón así como en la de los nobles y siempre denotando poder, rango social o victoria sobre el enemigo. No debemos olvidar que en esta civilización mostrarse poderoso o victorioso no era cuestión de soberbia ni de mera fuerza humana, sino que implicaba el triunfo del cosmos sobre el caos; la victoria del orden sobre el desorden, es decir, un símbolo de claro sentido de equilibrio cósmico o Maat. En el caso de las divinidades, adoptaba varias formas de cetros largos, como por ejemplo, el cetro was que significa “estabilidad” (eterna). Estas imágenes se hallan pintadas o grabadas en relieve en las paredes de piedra en tumbas y templos. Debemos recordar que los antiguos egipcios sólo construían en piedra los recintos destinados a la eternidad: es por esto que la simbología representada en estos ámbitos tenía carácter sacro y, por lo tanto, los sacerdotes no podían representar cualquier signo ni imagen en esos sitios sagrados. Veamos ahora cuáles son las primeras representaciones y tipología que se conocen hasta el momento del bastón de combate y cómo se lo continuó representando en el transcurso de esta civilización. Las primeras imágenes que tenemos del uso del bastón o de algún tipo del mismo, las hallamos en los tiempos anteriores a la unificación del Alto y del Bajo Egipto, es decir, antes del c. 3150 a.C.3. En la localidad de Hieracómpolis4, al sur de Egipto, se halló una tumba muy importante (c. 3400 a.C.), denominada Nº 100 (Figura1)5: en ella tenemos, 
 A. Muñíz (5º Dan y Maestro Técnico a cargo de la Escuela). Sensei Enrique S. Muñíz (5º Dan), antiguo Secretario Administrativo de la ADK, es actualmente Director del Bandôjô. Nuestra escuela es heredera directa de la Aikido Schools of Ueshiba (ASU), cuya cabeza es Mitsugi Saotome Shihan (Washington D.C.), que fuera uchideshi (alumno interno) de Morihei Ueshiba (O´Sensei), fundador del Aikido, el cual abrevó en varias artes marciales antes de fundar el Aikido tal como lo conocemos actualmente. 3 Seguimos aquí la cronología utilizada por Nicolás Grimal, en su Historia del Antiguo Egipto, Madrid, Akal, 2004, pp.501 a 520. 4 Hieracómpolis fue una ciudad muy importante en los orígenes de la monarquía egipcia, anterior a la unificación de los dos reinos. 5 Imagen tomada de Cervelló Autuori, J., Egipto y África. Origen de la civilización y la monarquía faraónicas en su contexto africano, Barcelona, Ed. Ausa, 1996, pág. 301, fig. 29. 
hasta ahora, el primer ejemplo de pintura funeraria en el Antiguo Egipto. Dado que en las demás tumbas del cementerio no se halló otra representación de este tipo, realizada al estuco y luego decorada, se supone que pertenecería a alguien muy importante, a un jefe tribal quizás, pues todavía no se puede hablar de reyes o faraones, es decir, de una sola cabeza que gobernase todo el territorio conocido como Egipto. En esta imagen aparecen varios elementos interesantes, pero vamos a detenernos sólo en unos pocos: abajo a la derecha de la imagen se ven dos hombres combatiendo; mientras uno de ellos lo hace con dos bastones, uno más largo y otro más corto, el otro lo hace con uno solo y con una especie de escudo y a la derecha de los mismos se puede apreciar una escena parecida pero donde uno de ellos ha sido vencido o muerto pues se halla cabeza abajo6. Según los colores originales de esta pintura, el que ha “sido vencido” es totalmente rojo en tanto que el “vencedor” apenas presenta ese color y tiene, en cambio, puntos negros en el tronco. Respecto de los colores que presentan ambos, un autor expone lo siguiente: “La pintura mural de la tumba SD 63 de Hieracómpolis muestra a los negros autóctonos sometiendo a los elementos extranjeros que se habían infiltrado en el valle, si hemos de creer la interpretación de Petrie:”Abajo se encuentra la barca negra de Hieracómpolis que pertenece a los hombres negros que están a punto de vencer a los hombres rojos”7. Cervelló Autuori, hablando de estas imágenes refiere que:”Otro tema de las pinturas de la tumba de Nején (Hieracómpolis), el de los duelistas armados, 
 6 Ver Strouhal, E., La vida en el Antiguo Egipto, Barcelona, Folio, 2005, pág. 201. 7 Anta Diop, Ch., Origen de los antiguos egipcios, en Historia General de África, Vol. II, Antiguas Civilizaciones de África, Salamanca, Tecnos/UNESCO, 1983, Cap. 1, pág.47. Este autor, gran defensor de lo negro-africano a ultranza, reutiliza las palabras de Flinders Petrie y le cambia el sentido, significando el triunfo de los negros sobre otros pueblos que aparentemente están invadiendo el valle del Nilo. Esta interpretación de defensa extrema de lo negro-africano así como la de Flinders Petrie de una raza dinástica invasora, no pueden ser tenidas en cuenta, pero lo verdaderamente importante de esto son los colores que representa cada uno, pues el negro simboliza la tierra fértil, Kemet, la (tierra) negra, la cual se identifica con Osiris y el rojo el desierto, lo estéril, que se asocia con el dios Seth, divinidad también de la confusión y el caos. Respecto del nombre de la tumba en cuestión, este autor en lugar de hablar de la Tumba 100 de Hieracómpolis, es decir, de acuerdo al orden en que fue encontrada tal como lo hace la mayoría de los autores, la identifica teniendo en cuenta la cronología secuencial establecida por Petrie: Sequence Date 63, pero se trata del mismo enterramiento. 
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(…) coincide con los signos determinativos de la forma jeroglífica de la palabra rejuy, “Los Dos Combatientes” que, en principio, se refiere a combatientes humanos pero que con otros determinativos puede designar igualmente a Horus y Set”8. En este sentido, podríamos inferir, siguiendo a Mircea Eliade, que estamos frente a la representación de una lucha de carácter ritual:”Finalmente, conviene señalar además en este contexto una costumbre: la lucha entre el verano y el invierno, episodio dramático que consiste en lucha entre representantes de estas dos estaciones, (…). (…) Liungman ha recogido un número considerable de variantes (…) y cree que conviene identificar el arquetipo mítico con la lucha entre Tiamat y Marduk, que era conmemorada ritualmente al comienzo de cada año. Compartimos las conclusiones del sabio sueco en lo que se refiere al prototipo mítico (al que él añade la lucha de la divinidad de la vegetación con su adversario la sequía: Osiris-Set en Egipto, (…), pues como hemos tenido ocasión de ilustrarlo muchas veces en la presente obra, cada ritual no es sino la repetición de un gesto primordial que tuvo lugar in illo tempore. (…) Volvemos a encontrar las luchas ceremoniales en numerosísimas religiones arcaicas, por ejemplo en las más antiguas capas del culto agrario osiriano (…)9”. En el caso que nos ocupa, el combate y el triunfo de uno de los guerreros también puede y debe interpretarse como el triunfo de Maat, del equilibrio cósmico, del cual será responsable, más adelante, el propio faraón. Si bien los textos que hablan de la instauración de Maat en Egipto son posteriores, podemos suponer que ya en este período de Nagada se encuentra el embrión de este concepto tan importante. Pero el hecho de que veamos aquí una lucha ritual, no implica que no podamos encontrar una imagen muy clara de los dos momentos de un combate: el enfrentamiento de los participantes y el triunfo de uno de ellos. E incluso, poder discriminar el tipo de armamento utilizado, tal como nos dice Gautier respecto de esta tumba Nº 100:”Los combates podrían ser sólo rituales; pero parecería que no lo son si se considera el duelo representado en dos fases de la zona inferior 
 8 Cervelló Autuori, J., op.cit., pp. 202-203. 9 Eliade, M., Tratado de Historia de las Religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Madrid, Ed. Cristiandad, 2009, pp.460-462. Quiero agradecer aquí al Dr. Josep Cervelló Autuori, de la Universidad Autónoma de Barcelona, por la amabilidad y excelente predisposición que siempre presenta para aquel que lo consulta pues él me indicó, en comunicación personal del 25/09/2010, la temática de la lucha ritual en esta obra del gran maestro Mircea Eliade. 
derecha. Uno de los hombres tiene un escudo de piel tendida sobre un armazón; el otro porta cierta protección sobre el cuerpo; en la segunda fase, el escudo ha desaparecido y su propietario, cabeza abajo, vencido. De qué manera se podría representar mejor la superioridad de una técnica nueva? El procedimiento por simple que parezca, no sería sin duda rechazado por un publicista moderno10. Y respecto a los dos momentos del combate, este mismo autor afirma:”Existe, no obstante, una figura que desarrolla un mismo espacio según dos tiempos diferentes: es la del Duelo; no se trata aquí de narración, sino solamente de la exposición semiótica de la consecuencia de un armamento defensivo superado. (…) en el caso del Duelo los dos tiempos son evolutivos y no superponibles”11. Si bien los dibujos son bastante esquemáticos para hacer mayores precisiones, tenemos aquí uno de los primeros ejemplos referido a las Artes Marciales en un ámbito sagrado egipcio y específicamente al uso de bastones de combate en tiempos remotos. Otro hermoso ejemplo de este período nagadiense, es el famoso mango de marfil del cuchillo de hoja de sílex de Dyebel el-Araq12: en una de sus caras (Figura 2) se ven tres filas de combatientes, una barca parecida a las contemporáneasde la Mesopotamia y debajo de todo se ven cadáveres de vencidos y debajo de éstos, tres pequeñas naves de tipo nilótico. Lo interesante de este relieve es que se ven distintos tipos de armas: mazas, cuchillos curvos y bastones. Todos los guerreros presentan estuche fálico y algunos de ellos llevan una trenza, sobre la cual Cervelló Autuori expresa: “Señalemos que el tocado a base de una larga trenza lateral (líbica) caracterizaba ya a los componentes de 
 10 Gautier, P., Analyse de l´espace figuratif par dipôles. La tombe decorée Nº 100 de Hiérakonpolis, en Archeo-Nil Nº 3, 1993, pág.42. Existen dos aspectos interesantes que resalta este autor: la mención de una técnica superior a otra, lo cual apuntaría a una nueva técnica marcial (interesante propuesta aunque difícil de afirmar rotundamente) y la existencia de una protección en el cuerpo del combatiente triunfante. Esto es probablemente así pues veremos, más adelante, imágenes en las cuales se ven claramente estas protecciones corporales. 11 Ibid, pág. 45. Notemos aquí, nuevamente, el comentario respecto de una técnica marcial superada por otra. Pero también es interesante la inferencia de que pierde el que está a la defensiva, con un bastón y escudo frente al que ataca con dos bastones. Este uso de dos bastones lo veremos en otras representaciones posteriores y con mayor claridad aún. También aparecerá en la iconografía futura la repetición de los dos momentos del combate: la lucha y la victoria, como en el ejemplo de Amarna (Figura Nº 22) y de Medinet Habu (Figura Nº 31) 12 Actualmente en el Museo del Louvre. 
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uno de los grupos de combatientes del recto del mango de cuchillo de Dyebel el Arak”13. Esto es muy interesante pues si parte de los guerreros pueden identificarse como libios, los otros podrían ser nilóticos, por lo cual veríamos otra vez el enfrentamiento entre los “rojos” (libios) y los “negros” (nilóticos). Pero además vemos también el uso de bastones, uno recto y el otro un poco curvado. Creemos que una manufactura tan delicada sólo puede haber pertenecido a alguien importante pues, incluso en el reverso del mango se ha tallado otra imagen simbólica muy importante: el “Señor de las Bestias” que domina a leones, y debajo aparecen una serie de animales bellamente trabajados14. En ambos casos se pone de manifiesto, a nuestro entender, la misma idea: el restablecimiento del equilibrio, ya sea por medio del combate o del poder del personaje barbado, de clara influencia mesopotámica, evidenciada en el ropaje y tocado. Un tercer ejemplo del uso de bastones en este período, lo tenemos en una serie de seis vasijas que se hallan dispersas en varios museos15 y que son interesantes pues presentan tempranos ejemplos de bastones curvos y rectos, también en un ámbito ritual, pero de difícil interpretación (Figuras 3a-3e)16. Según Smith:”La figura masculina se halla extremadamente estandarizada. Las distintas posturas si bien se hallan ilustradas por otra serie de vasos, éstas sólo se distinguen a partir del objeto que la mano toca o sostiene. El hombre tiene el torso de frente pero los brazos, pies, el estuche fálico y los atributos están de perfil. Esta forma de representación está cerca de aquellas que encontramos en otros soportes: paletas (paleta de la caza, paleta del Rey Narmer) o mangos de puñales decorados (cuchillo de Gebel el-Araq) que prefiguran aquellas del Egipto histórico. 
 13 Cervelló Autuori, op.cit., pág. 208, cita 146. 14 Para ver este reverso, entre otros, Aldred, C., Egypt to the end of the Old Kingdom, Londres, Thames & Hudson, 1978, pág. 35, fig.23 y para un dibujo del mismo, ver Cervelló Autuori, J., op.cit., pág. 302, fig.30. 15 Smith, A.L., Identification d´un potier prédynastique, en Archeo-Nil, Nº 3, 1993, pp. 23-33. Los museos que poseen estos vasos son: el Ashmolean Museum, los Musées Royaux d´Art et d´Histoire de Bruxelles, el Museo Egipcio de El Cairo, el British Museum y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. De las seis vasijas aquí estudiadas, sólo dos provienen de excavaciones claramente identificadas, dos de alguna tumba de la región de Abidos y dos de origen desconocido, aunque aquí no importa tanto el origen geográfico preciso, pues pertenecen sin duda al período de Nagada. 16 Las imágenes fueron tomadas de Smith, op.cit., pp. 25 y 30. 
 En cuanto a la que nos ocupa, la figura masculina presenta trazos particulares. (…) La mano derecha, en contacto con una figura o un atributo, no se representa jamás. Los atributos posibles son: el bastón curvo simple, el largo bastón recto y el remo”17. Si bien aquí no tenemos un combate, como en los casos anteriores, sí tenemos los dos tipos de bastones que volveremos a encontrar, por ejemplo, en las tumbas de Beni Hasan. Lo interesante de estas imágenes es que se hallan dentro de un ámbito ritual, donde aparecen las famosas “danzantes”, las barcas (que sí se hallan en los otros dos ejemplos), los cérvidos y en un caso se ve un terreno montañoso. Si bien no podemos interpretar estas escenas, pues daría para mucho y todo bastante hipotético, sí podemos afirmar que el bastón aparece representando un claro símbolo de poder. Volviendo brevemente a nuestro primer ejemplo, la Tumba 100 de Hieracómpolis (Figura 1), en el otro extremo a la izquierda, vemos a un guerrero con un bastón o una maza, a punto de asestarle un golpe en la cabeza a tres prisioneros atados: esta representación con la figura del faraón partiendo la cabeza del enemigo con una maza, se repetirá desde los comienzos de la historia egipcia (Dinastía I) hasta las últimas representaciones reales egipcias bajo la dinastía macedonia de los Ptolomeos. A la derecha de esta imagen, aparecen dos personajes con unos bastones curvados en la parte superior y uno de ellos tiene como una bifurcación en la parte inferior, al estilo de los cetros divinos ya mencionados al principio. Haciendo uso de la imaginación, pareciera como si estos dos personajes realizaran un acto de saludo ritual o mágico hacia la masacre del enemigo vencido, la cual restablece el orden cósmico, si tenemos en cuenta su interpretación posterior. Es decir, que ya desde los tiempos anteriores al primer rey de todo Egipto, posiblemente Menes/Narmer (c. 3200/3150 a.C.), el bastón, bajo dos o tres formas distintas, aparece asociado a la guerra y al ritual y quizás también a algún tipo de jefatura la cual, en tiempos históricos, se convertirá en monárquica. Lo que importa en este ejemplo puntual, más allá de la interpretación, es que el bastón aparece en una escena claramente de combate y de poder mágico pero dentro de una tumba18, es decir, en un espacio sagrado de 
 17 Smith, op.cit., pág.24. 18 Recordemos que los otros objetos, tanto el cuchillo como las vasijas, también formaron parte de un ajuar funerario y por lo tanto su presencia en dicho ámbito no es casual. 
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eternidad: esto se repetirá, cada vez más, en la posterior historia egipcia19. En una etiqueta de marfil perteneciente al rey Den (c. 3050 a.C.), de la Dinastía I (Figura 4)20, aparece este monarca masacrando al enemigo: en la diestra porta la maza piriforme mientras que con la izquierda sostiene la cabeza del enemigo asiático por el cabello y, al mismo tiempo, con esa misma mano, sostiene un bastón largo con una especie de cuerda trenzada que sale del mismo. Esta misma escena del bastón y los cabellos de los vencidos, se verá en las futuras iconografías regias. Podemos ver la misma escena en el relieve del rey Sejemjet (c. 2650 a.C.)(Figura 5)21, realizado en un relieve del Wadi Maghara (Península del Sinaí). Pero en este relieve 
 19 Recientemente se ha publicado una obra en castellano sobre la guerra en el Antiguo Egipto: Alonso García, José F., Los hombres del faraón. El ejército a finales del Reino Nuevo enel Antiguo Egipto, Bilbao, Universidad de Deusto, 2009. Si bien es una obra interesante, y la citaremos nuevamente más adelante, que trata en general sobre la guerra a lo largo de la historia de Egipto pero sobre todo del desarrollo de ciertas familias en el ámbito militar y su ascenso como funcionarios estatales a fines del Reino Nuevo, en la pág. 22, fig.1, y relacionado con el tema que estamos tratando, el acápite de la misma menciona: “Tumba 100 de Hierakompolis. En la parte inferior izquierda se puede observar una escena de combate”. Aquí debemos disentir con el autor pues ese hombre con bastón curvo se halla frente a la escena de sacrificio de los tres prisioneros atados a los cuales otro personaje de la izquierda, con una maza en la mano, pareciera que va a eliminarlos; esto obviamente nos recuerda las escenas de siglos posteriores de la “masacre del enemigo” por parte del faraón. Por eso es que creemos que se ha deslizado un error de interpretación pues si nos referimos al combate en sí mismo, tenemos que pensar en la imagen del margen inferior derecho donde se ven los “dos duelistas”. A favor del autor debemos destacar, no obstante, que utiliza una imagen tomada por él en el Museo Egipcio de El Cairo, donde el sector de los prisioneros atados no aparece; lo cual no invalida el hecho de que al escribir un libro sobre este tema debería conocer la reconstrucción completa que se ha hecho de la misma. Para ver una excelente reconstrucción en colores y a gran escala, de las imágenes de esta tumba ver la página web de Francesco Raffaele: http://xoomer.virgilio.it/francescoraf/hesyra/Hierakonpolis-tomb100.htm. En general, esta página es excelente para ver magníficas y abundantes reproducciones de elementos del período de Nagada, así como de las primeras dinastías egipcias. 20 Imagen tomada de Pirenne, J., Historia del Antiguo Egipto, Barcelona, Ed. Océano, 2002, Tomo I, pág. 90. Ver también Damiano, M., Origen y desarrollo del arte de los faraones, Barcelona, Folio, 2006, pág. 24. 21 Imagen tomada de Aldred, C., op.cit., pág. 64, fig. 54. Respecto de la grafía del nombre de este faraón, en lugar de la “kh”, utilizamos las dos veces la “j” pues seguimos aquí lo planteado por Padró i Parcerisa, J., en La transcripción castellana de los nombres propios egipcios, Aula Orientalis 5, 1987, pp.107-124. 
podemos ver algo más: a la derecha de la escena de sacrificio, el rey aparece dos veces, una con la corona roja del Bajo Egipto y otra con la blanca del Alto Egipto y porta en cada mano símbolos de poder: en la derecha podría ser una maza o un bastón corto pero en la izquierda porta el cetro shm, cuya palabra quiere decir “tener poder”22. Incluso este cetro shm forma parte del determinativo de la palabra hrp que quiere decir “estar a la cabeza de” o “controlar”23, es decir, ser el jefe de algo, dirigir. Y no hay duda que si alguien cumplía la función de dirigir en la antigua civilización egipcia era el faraón mismo. En la mayoría de las mastabas del Reino Antiguo (2700-2200 a.C.), aparece la imagen del dueño de cada una de ellas con un bastón de diversa longitud en la mano, ya sea de pie o sentado, como por ejemplo en la mastaba de Mereruka, en Sakkara, donde se ve a este noble dos veces, mirando hacia la entrada, en la parte exterior de la tumba (Figura 6)24. Incluso en el interior de esta misma mastaba, aparece el propietario repetidas veces con bastón, ya como joven, ya como anciano (Figura 7)25 y mirando dichos relieves hacia la estatua del ka, mientras que otros están orientados hacia el exterior de la tumba: en varias de estas imágenes, tanto del exterior como del interior, Mereruka porta también el cetro de poder shm, del cual ya hablamos. Podemos mencionar ejemplos similares hasta el hartazgo, pero baste con mencionar otro hermoso ejemplo de relieve, anterior en el tiempo, hallado en la tumba del visir Ptahhotep (Figura 8)26, en el cual podemos ver a este importante personaje, quizás el autor de las famosas máximas morales, pasando revista 
 22 Ver Gardiner, Sir Alan, Egyptian Grammar, Londres, Oxford University Press, 1973, Third Edition, Revised, pág. 509. 23 Íbid, pág. 509. 24 Imagen tomada de Dodson, A. e Ikram, S., The tomb in Ancient Egypt, Londres, Thames and Hudson, 2008, pág.78, fig. 77. 25 Imagen tomada de Leclant, J. et al, Los faraones. Los tiempos de las pirámides, Madrid, Aguilar, 1978, El Universo de las Formas, pág.107, fig. 111 y ver también Dodson e Ikram, op.cit., pág. 83, figuras 82 y 83. La mastaba de Mereruka es la más grande de su tipo en la necrópolis de Sakkara. Este alto personaje, casado con la hija del faraón, tuvo muchos cargos importantes hasta que finalmente llegó a ser “visir” (tyati), es decir, la mano derecha del faraón Teti, primer rey de la Dinastía VI (2460-2200 a.C.). Notemos, como mero dato curioso y no filiatorio, que la postura tanto de Mereruka como de los demás notables con el bastón delante del cuerpo es casi idéntica a la posición de “Sankaku” que adoptamos en Aiki-Jô. 26 Imagen tomada de Dodson e Ikram, op.cit., pág. 78, fig. 76. Ptahhotep fue “visir” del faraón Dyedkaré-Isesi, de la Dinastía V (2510-2460 a.C.) 
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en el Más Allá y por toda la eternidad, a sus pertenencias rurales (ganado, volátiles, etc.) así como diversas escenas acuáticas y terrestres, donde no faltan las danzas y las escenas de lucha a mano vacía, representadas en los registros superior izquierdo y derecho. Fijémonos particularmente en el registro superior izquierdo, la segunda línea de imágenes comenzando desde arriba y bien a la derecha, junto a la columna de jeroglíficos, y veremos a dos combatientes, desnudos, luchando con dos bastones cada uno. Esta imagen, por un lado, nos recuerda la que ya vimos en la Tumba Nº 100 de Hieracómpolis (Figura 1) pero también anuncia el modelo que veremos, más de mil años más tarde, en la tumba de Jeruef (Figura 24): quizás tengamos, en esta tumba de Ptahhotep, la primera iconografía egipcia “clásica” conocida de lucha con dos bastones27. Pero no sólo tenemos en este relieve la lucha con bastón sino también con manos vacías28, lo cual se puede ver justo a la izquierda de la escena de los bastones y en el registro superior derecho29 e igualmente podemos observar, en el registro más bajo del lado izquierdo, una verdadera “naumaquia” o batalla naval entre boteros que se atacan con las pértigas que usan para impulsar los botes, intentando 
 27 De acuerdo con la proporción que presentan estos bastones en el relieve, podríamos pensar que se trata del antepasado del 短棒 tanbō, bastón corto de 30 a 50 cm de largo, que se utiliza en 合気道 Aikidō y en otras artes marciales. Esto indicaría, de acuerdo con las imágenes que estamos analizando, que ya los antiguos egipcios utilizaron los prototipos del 棒 bō, del 杖 jō y del tanbō para la lucha cuerpo a cuerpo en las artes marciales, pues el bastón que usa Ptahhotep en sus dos representaciones de gran tamaño se asemeja al jō por su longitud y las pértigas que usan los boteros, en el registro inferior izquierdo, por su dimensión, se asemejan a la del bō. Notemos, como dato interesante, que en el mismo registro de los que luchan con bastones, a la izquierda y un poco más arriba, hay otros dos jóvenes sentados con las piernas cruzadas, mirando dicho combate. Si hiciéramos una comparación con la práctica marcial en Aikidō, casi diríamos que estos dos personajes están en seiza 正座 (postura perfecta) esperando para competir o descansando luego de haber competido. Según Norman de Garis Davies, estos jóvenes estarían haciendo alguna especie de juego de lanzar venablos al suelo en honor de Shesemu (?), quizás divinidad de la vendimia (The Mastaba of Ptahhetep and Akhethetep at Saqqarah, Part I, Londres, Egypt Exploration Fund, 1900, pág. 9); pero el mismo autor lo plantea dubitativamente. 28 El combate a manos vacías será objeto de futuras investigaciones y publicaciones; aquí sólo nosdetendremos en el uso marcial del bastón. 29 Incluso, hasta podríamos ver, a la izquierda de los que luchan con bastones, dos que están “elongando”, es decir, aflojando los músculos al tocarse la punta de los pies con los dedos de la mano, tal como se hace hoy en día antes y después de la práctica marcial. 
tirar al agua al oponente del otro bote30. Esto significa que en la tumba de este visir del Reino Antiguo, el período formativo de la antigua civilización egipcia, ya tenemos ejemplos de Artes Marciales y combates con manos vacías y con bastones de distinta longitud. También puede aparecer el dueño de la tumba en una escena acuática sosteniendo el bastón sobre un bote como en el caso de la tumba de Ti, durante la cacería del hipopótamo o en la tumba de Sabni en Qubbet el Hawa o en la tumba de Niankhkhnum y Khnumhotep, todas estas también del Reino Antiguo31. También en los otros períodos de la historia egipcia aparece el poseedor de la tumba portando un bastón, ya de pie o sentado debajo de un baldaquino, contando el ganado u observando escenas bucólicas32. También se han hallado estatuas de nobles y de reyes con bastones o báculos, como el caso de la maravillosa estatua de Ka-Aper, de madera33 o la de Sepa, realizada en caliza, en la cual sostiene el bastón con la mano izquierda pegada sobre el abdomen34, o la conocida y hermosa imagen del rey Pepi I, realizada en cobre batido35, todas éstas del Reino Antiguo o la famosa estatua del rey Sesostris I con cayado, del Reino Medio36. 
 30 Si pensáramos en las técnicas de Aikidō de nuestra escuela, diríamos que el luchador del bote de la izquierda está haciendo una especie de 大上段 dai jōdan (guardia alta, ver Figura 12) con un bō y el del bote del medio, estaría comenzando el 杖素振りJō Suburi Nº 12, pero en vez de jō con bō. Para un detalle de la imagen de la tumba de Ptahhotep, ver Strouhal, op.cit., figura 132, pág. 123. Ver también lo que dice al respecto Walker, M., “Historia del Antiguo Egipto”, Madrid, Edimat Libros S.A., 1999, pág. 433 y Pirenne, J., op.cit., Tomo I, pág.154, epígrafe de la fotografía del combate de los bateleros. 31 Para las imágenes de estas tumbas ver Dodson e Ikram, op.cit., pp.84, 87 y 90. 32 Por ejemplo, del Reino Nuevo o Imperio (1552 – 1069 a.C.) tenemos las tumbas de Paheri, Nakht, Sennefer, Menena o Senet-Inyotefjiqer, donde estos nobles aparecen sentados o de pie con bastón y también podemos mencionar las tumbas de los faraones Tutmosis III, Seti I, Ramsés VI entre otras, donde muchas divinidades aparecen con cetros en la mano. Para ver numerosos ejemplos de este tipo, ver Dodson e Ikram, op.cit.. 33 Ver Damiano, M., op.cit., pág. 79. Actualmente se halla en el Museo Egipcio de El Cairo. 34 Ver Damiano, M., op.cit., pág. 33. 35 Esta bella estatua de 1,78 m de altura del rey Pepi I (c. 2400 a.C.), hallada en las excavaciones arqueológicas de las ruinas del templo de Hieracómpolis, lleva un hermoso bastón en su mano izquierda y se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo; ver Leclant, et al, op.cit., pág. 203, fig. 201 36 Ver Daumas, F., La civilización del Egipto Faraónico, Barcelona, Ed. Juventud, 1972, figura 30. Esta estatua, aunque más pequeña en tamaño (58 cm) y realizada en 
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 Esto demuestra que el bastón, sea cual sea su tamaño o forma, era distintivo de poder en este mundo y en el otro. Pero también tenemos ejemplos de bastones en el ámbito militar, que se utilizaban tanto para el entrenamiento marcial como para los combates propiamente dichos, junto con el hacha y la maza. Encontramos magníficos ejemplos de esto en las tumbas de algunos nomarcas o gobernadores de la provincia del Oryx37, durante el Reino Medio (2040-1633 a.C.), en la actual localidad de Beni Hasan, Egipto Medio. En el registro inferior de la pared del este de la cámara principal de la tumba del nomarca Baqt III (Figura 9)38, se ven una serie de soldados, en pleno combate, portando lanzas, escudos y hachas pero también un curioso bastón curvado en la punta. A la izquierda aparecen cuatro soldados, dos de ellos portando lanza y bastón curvado en la punta o dos bastones, uno largo y el otro curvo; luego uno de los soldados es apaleado en el suelo con los bastones combados pero el otro soldado que está frente a éste al cual están apaleando, presenta una rara posición del bastón que nos recuerda un ataque que se realiza con Jô (bastón mediano) en Aikido (Figura 10)39 ; a su derecha otros dos comienzan un combate y uno de ellos se protege del ataque del otro40 
 madera estucada y pintada, nos recuerda la estatua de cobre de Pepi I. 37 Especie de gacela, que era el símbolo que representaba a este nomo o provincia; ver Strouhal, op.cit., pág. 207. 38 Quiero agradecer muy especialmente al Dr. Chris Naunton, Director de la Egypt Exploration Society de Londres, por la amabilidad y generosidad que tuvo al enviarme las copias facsimilares que le había solicitado, de las imágenes de los libros sobre las tumbas de Beni Hasan, publicadas por esa prestigiosa Institución entre 1893 y 1894, por Griffith, F.L. y Newberry, P.E., bajo el título de The Rock Tombs of Beni Hasan, 4 volúmenes. Mencionemos, como dato curioso, que el Dr. Ian Shaw, en su obra Egyptian Warfare and Weapons, Buckinghamshire, Shire Publications LTD, 1991, no menciona los bastones como armas utilizadas también en la guerra a pesar de que menciona los frescos de Beni Hasan. 39 Esta técnica se llama 返し突き Kaeshi Tsuki: imagen tomada de Sánchez, T. y Prat, J.M., Aikijo. El arte del bastón corto japonés, Barcelona, Ed. Alas, 1981, pág. 80, fig. 52a. Agradezco a mi maestro, Sensei Enrique S. Muñíz, por haberme obsequiado esta obra sobre el jō. 40 Se podría decir, haciendo una comparación con Aikido, que efectúa la defensa Yoko Jodan o defensa alta, que se utiliza en 合気剣 Aiki-Ken y合気杖 Aiki-Jō. Aiki-Ken son las técnicas hechas con sable de madera (木剣 Bokken) y Aiki-Jō son las técnicas hechas con bastón mediano (jō) dentro de algunas escuelas de Aikidō. Aunque el fundador del Aikidō, Morihei Ueshiba (O`Sensei) utilizó ambos tipos de técnicas al igual que las de manos vacías, actualmente muchas escuelas no utilizan estas armas en su entrenamiento. 
mientras que a la derecha de éstos, uno le toma, con una mano, el bastón al oponente para poder golpearlo con el hacha, en tanto otro, siguiendo a la diestra, se protege o ataca con una pequeña lanza o bastón41 del ataque del bastón curvo: nótese la similitud, en caso de que se estuviera defendiendo, con la defensa mencionada en la cita 40 en la práctica del Jô en Aikido (Figuras 11a y 11b)42; en caso de que se tratara de un ataque, podría ser el mismo que se reproduce en la Figura 10. Luego hay otras tres parejas, dos de ellas atacándose con los bastones43: en la primera de éstas, el soldado de la derecha eleva por encima de su cabeza los dos brazos con el bastón, similar a una guardia de Aikijo y de Aikiken (Figura 12)44. En la segunda pareja, el de la izquierda sostiene la punta del bastón un poco más arriba del pecho, con la mano y la pierna izquierdas adelantadas, lo cual se asemeja a la guardia a la altura del pecho de Aikijo (Figura 13)45. Por último, dos guerreros toman al unísono el bastón del otro, para evitar el golpe. No quedan dudas de que son bastones pues si fueran armas con filo no las podrían asir de esa manera. Luego de éstos últimos, viene otro guerrero, con bandas cruzadas sobre el pecho, que enarbola en su diestra un bastón (oculto por la línea divisoria de escenas) defendiéndose de otro contendiente con bastón y con escudo. Y más a la derecha de esa escena, aparece otro 
 41 La postura de la lanza o bastón y la de los brazos nuevamente nos recuerda la defensa Yoko Jodan, mencionada en la cita anterior. 42 Defensa Yoko Jodan. La imagen 11a fue tomada de Sánchez, T. Y Prat., J.M..op.cit., pág. 84. figura 67 yla 11b de Saotome, M., Los Principios del Aikido, Barcelona, Ed. Paidotribo, 2001, pág. 52, primer cuadro arriba a la izquierda. 43 Los gestos nos recuerdan posturas de defensa y ataque en Aiki-jô y Aiki-ken: Shômenuchi (golpe recto a la cabeza), Chudan Hidari (defensa con el arma hacia delante y el pié y mano izquierda adelantados) y Dai Jodan (guardia alta). 44 Es la guardia Dai Jodan o guardia alta. La imagen fue tomada de Sánchez, T. y Prat, J.M., op.cit., pág.74, figura 29. 45 Conocida como Chudan Hidari (guardia a la altura del pecho con pierna y brazo izquierdos adelantados). Imagen tomada de Sánchez, T. y Prat, J.M., op.cit., pág.71, figura 17a. En el caso de la foto el maestro adelanta pierna y brazos derechos (Migi) pero es igual del otro lado. Queremos dejar en claro que no es nuestra intención sugerir que las técnicas con armas de algunas escuelas de Jôjutsu y de Aikido provengan directamente del Antiguo Egipto (en ese caso seríamos ultradifusionistas) sino demostrar que las formas con bastones que se ven en las paredes de las tumbas y templos egipcios no son accidentales ni inspiración fortuita del artista (lo cual tampoco sería posible) sino que responden a la biomecánica de las Artes Marciales. 
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guerrero con bastón y escudo que se acerca al combate. No quedan dudas de que el bastón sí era utilizado también en combate y no sólo en la práctica marcial de los cuarteles. A este respecto, Alonso García comenta, refiriéndose a la efectividad del tiro del arco en batalla:”En cuanto a su capacidad letal, si no era mortal al primer impacto, sí permitía obstaculizar el libre movimiento del enemigo, por las heridas recibidas, para rematarlo posteriormente con armas más contundentes como mazas, palos, hachas y espadas de combate. Así ocurrió con los soldados hallados en Deir-el-Bahari”46 Sobre esta misma pared, pero más a la derecha, (Figura 14) aparecen más guerreros blandiendo bastones e incluso golpeándose con ellos en la cabeza al unísono, recordándonos la escena que veremos mucho más adelante en el templo funerario de Ramsés III en Medinet Habu (Figura 30). En el registro siguiente, en el centro y hacia la derecha, aparecen de nuevo escenas de combate con bastones. En el nivel inferior, los últimos tres o cuatro guerreros portan este elemento: incluso el último por su atuendo podría ser un oficial, igual que los otros mencionados más arriba. Los cuerpos negros que se ven apilados más arriba son cadáveres y en el de más arriba se ve a un soldado rematando a otro de un bastonazo en la cabeza e inmediatamente debajo, dos hombres están luchando y tironeando de un mismo bastón47. Luego otro soldado toma con la mano la lanza de un enemigo y se apresta a darle un golpe de bastón. Más a la derecha aparece un soldado que sostiene por el cabello a un vencido y se prepara a partirle la cabeza con un bastonazo, rememorando la acción del faraón sobre sus enemigos (Figura 4) y los dos últimos de esta fila, ambos con escudo de cuero vacuno, portan en sus diestras un bastón de manera amenazante enfrentándose, seguramente, con el de la lanza larga. 
 46 Alonso García, J.F., op.cit., pág. 76. Se refiere al hallazgo de los cuerpos de los soldados de la época de Nebhepetre Mentuhotep II, descubiertos por Herbert Winlock en 1923. Llama la atención que, aunque este autor menciona las heridas de los soldados de Mentuhotep y los posibles implementos con que se hicieron las mismas (en lugar de bastón utiliza la palabra “palo”), ni él ni los otros autores hagan referencia a los frescos de Beni Hasan y a sus imágenes, como si no existieran, y es justamente en ellas donde vemos el uso extensivo que se hace del bastón de combate. 47 Recordemos esta escena pues volveremos a hablar de ella cuando hagamos referencia a una curiosa imagen dibujada en un ostraca del Reino Nuevo. 
 Otra imagen de esta misma tumba (Figura 15)48 nos muestra en el registro inferior dos imágenes muy interesantes: hacia la izquierda, dos guerreros combaten entre sí con dos bastones cada uno, siendo uno bastante más largo que el otro y a la derecha del mismo nivel se ven otros dos guerreros con unos curiosos y grandes bastones curvados que nos recuerdan los que vimos en los ejemplos predinásticos (Figura 3). Probablemente, en el registro superior, extremo derecho, el combatiente porte también un bastón recto. También en Beni Hasan, en la Tumba de Jety49 (Figura 16), otro nomarca del nomo del Oryx, se ve en el registro inferior la lucha de otras dos parejas de combatientes con escudos y bastones50 y desde la izquierda se van acercando otros guerreros también con bastones curvos y escudos y con otras armas, tales como hachas, mazas y lanzas cortas. A la derecha de estas imágenes, en el registro superior (Figura 17), se acercan al combate soldados portando escudo y bastón curvo y en el registro inferior se ve a un guerrero rematando con un bastón a otro caído y hacia el final de la fila otro combatiente, con el mismo tipo de arma, se apresta a rematar a un contrincante tomándolo del cabello, tal como el modelo faraónico ya visto en la Figura 4. De la efectividad mortal de todas estas armas, dan clara prueba las numerosas heridas halladas en los cráneos de sesenta soldados de la Dinastía XI (2160-1991 a.C.) enterrados en una tumba colectiva cerca de la tumba del rey Nebhepetre Mentuhotep II51 en Deir el Bahari. 
 48 Imagen extraída de Pirenne, J., op.cit., Tomo I, pág. 351. Extrañamente, el epígrafe de la foto incurre en dos errores graves: primero refiere que la imagen es de la tumba del faraón Amenemhat II y segundo, que éstas son escenas de entrenamiento militar: la tumba corresponde al nomarca Baqt III y las imágenes pertenecen claramente a una escena bélica, identificada por la acumulación de los cadáveres en el extremo derecho de la pared este (Figura 14), cosa que no sucedería en una simple práctica militar. 49 En inglés el nombre es Khety pero siguiendo la transliteración propuesta por el Dr. Padró preferimos Jety. Ver cita 21. 50 También Strouhal, op.cit., pág. 204, sostiene que los egipcios utilizaban el bastón en la lucha cuerpo a cuerpo, aunque no especifica dónde se puede verificar, tal como lo hacemos nosotros. Nótese que incluso en medio del combate donde la muerte amenaza, se los ha representado haciendo como una especie de saludo o postura (kamae en japonés) previos al choque de las armas. A la derecha otros dos ya están combatiendo con bastones de distinta extensión y al extremo derecho se están acumulando los cadáveres. 51 Shaw, I., op.cit. pág. 15. Al lado de este templo, la reina Hatshepsut (Dinastía XVIII, Reino Nuevo) mandó construir su templo de Millones de Años, decorado con 
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 Durante el siguiente período de la historia egipcia, el llamado Reino Nuevo (1552-1069 a.C.) siguen apareciendo ejemplos de bastones asociados al ámbito militar y a la guerra en general. Respecto de esto último, tenemos el magnífico ejemplo de la danza de guerreros libios del templo funerario de la reina Hatshepsut (Figura 18)52. En ella se ven, a la izquierda, dos combatientes con un bastón curvo en cada mano, comenzando una especie de danza de guerra53 y cuyo ritmo se ve marcado por los otros libios que se hallan a la derecha, entrechocando entre sí los mismos bastones. Si bien esto parece ser claramente un baile de naturaleza bélica, también podría tratarse de la forma ritual del arte del combate con bastones de los libios54 pues la actitud de ambos 
 magníficos relieves, que aún hoy en día mantienen parte del color. Una de las escenas más impresionantes es la de la expedición al Punt, lugar sagrado para los egipcios, que estaría ubicado alrededor del actual país de Somalía. En uno de estos relieves, junto a un grupo de soldados aparece un oficial haciendo un gesto mágico con la mano derecha mientrasque en la izquierda porta un bastón. Esta imagen se halla en el pórtico de la segunda plataforma y el texto que la acompaña dice: “Llegada del mensajero real al palacio del dios, con su ejército que está detrás de él, ante los magnates de Oponé (Punt)”, en Daumas, op.cit., lámina 54, pág. 176. Ver también comentario cita 46 respecto de las heridas de los soldados y las imágenes de Beni Hasan. 52 Deseo agradecer, una vez más, la amabilidad del Dr. Josep Cervelló Autuori, quien no sólo me envió la imagen completa de la cual él publicó sólo una parte (Cervelló Autuori, J., op.cit., fig. 7b) sino que también me envió una serie de indicaciones a tener en cuenta sobre la interpretación de esta imagen aunque no ha dejado de parecerle interesante la posibilidad de que se trate de un combate con bastones (curvos y ¿arrojadizos?) si bien debe manejarse esta interpretación con cautela (Comunicación personal del 25/09/2010). La imagen original corresponde al artículo de Jéquier, G., La panthère dans l´Égypte ancienne, Revue d´Ethnographie et de Sociologie 4, 1913, pp. 353-372, fig. 23. Esta imagen, según indicación del Dr. Cervelló Autuori, se halla en la capilla de Hathor, entrando a la misma, segunda pared a la derecha (comunicación personal ya citada). 53 Jéquier, G., op.cit., pág. 367: « un tableau de la XVIIIe dynastie nous montre des Lybiens exécutant une danse de guerre parés de cet ornement » (fig.23). 54 El Dr. Cervelló Autuori, en su comunicación personal ya citada, nos dijo que hay que tener cuidado con esta imagen pues el texto jeroglífico que se halla entre los danzantes y los que marcan el ritmo, dice literalmente:”el danzar por los libios”: pero esto no impide pensar que el “danzar de los libios” sea precisamente una forma simbólica de combate característica de este pueblo del desierto. Como dato curioso y referido a esta misma imagen, Edda Bresciani dice:”(…), los libios, reconocibles por las tres plumas en la cabeza y que se identifican en los relieves de Deir el Bahari, ejecutaban danzas rituales parecidas a la moderna “danza de los bastones”, al ritmo que marcaban los golpes de dos bumerangs” (Bresciani, E., El Extranjero en Donadoni, S. (comp.)”El hombre egipcio”, Madrid, Alianza, 1991, pág. 263. Si bien Bresciani interpreta que son bumerangs en 
oponentes es claramente marcial: el de la derecha aunque da la espalda al de la izquierda gira la cabeza tratando de adivinar el próximo movimiento de su contrincante para así poder anticiparse al mismo. El siguiente ejemplo proviene de la tumba de Userhat55, un oficial del ejército de la época de Amenofis II56. En la pared sur de la cámara transversal aparece una interesante imagen donde se ve la llegada de nuevos reclutas (Figura 19) y los oficiales los reciben con bastones en la mano. En el tercer registro comenzando desde arriba, entre éstos y los recién llegados aparecen tres bastones un poco más largos que los que tiene el oficial en la mano, mientras la escena se desarrolla al aire libre, por lo cual podemos pensar que se trata de la entrega de bastones a cada soldado o del momento previo a la práctica. En los dos registros superiores, lo que parecen bastones largos en realidad sospechamos que se trata del perfil del muro que separa el exterior del interior del lugar de reclutamiento y en el primero de ellos, el oficial ante quién dos de los reclutas besan el suelo, podría ser el mismo Userhat. En la parte inferior se ve cómo le cortan el cabello a los recién llegados. Debemos recordar que estas imágenes no estaban hechas para que las vieran los vivos sino el ka del difunto que vivía en la tumba y la mejor imagen para el ka de un oficial del ejército, no podía ser otra que seguir realizando su tarea de recibir y entrenar nuevos reclutas, pero esta vez para toda la eternidad. Del reinado siguiente, bajo el faraón Tutmosis IV57, nos llega un interesante relieve de la tumba de Tyanuny58, un escriba del ejército. Recordemos que los oficiales del ejército egipcio, 
 lugar de bastones curvos arrojadizos, que sería casi lo mismo en cuanto al modo de uso y utilidad, lo interesante es su comparación con el actual baile del “tahtib” que para muchos no es una danza sino un Arte Marcial: sobre esto volveremos hacia el final del artículo en una nota a pié de página. También debemos acotar que en esta imagen no eran sólo dos bumerangs los que se golpeaban para dar el ritmo sino varios, tal como se observa en la figura 18. En el actual arte del Tahtib se utilizan, igualmente, instrumentos musicales que marcan el ritmo de los participantes. 55 Tumba Tebana Nº 56, ver Shaw, op.cit., pág.29. El título de Userhat era “Contador del Pan”, en clara alusión a su función de proveer dicho alimento a las tropas, pues no debemos olvidar que en el Antiguo Egipto no había dinero (tal como se conoció en el ámbito persa y luego en el grecorromano) y el pan era parte de la remuneración del soldado. 56 c. 1425-1401 a.C. 57 c. 1401-1390 a.C. 58 Tumba Tebana Nº 74, ver Shaw, op.cit., pág.29. El nombre en inglés es Tjanuny pero siguiendo lo propuesto en cita 21 preferimos escribirlo como sonaría, Tyanuny. 
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al menos en este período de su historia, antes de llegar a un alto rango militar debían ser escribas, para que de ese modo pudiesen anotar y contabilizar todos los pertrechos y hombres que eran necesarios para un campaña militar y luego debían registrar lo que se había utilizado y lo que quedaba, tanto de unos como de otros. Y por supuesto, además de esto, algunos de ellos debían conducir sus hombres a la batalla. Volviendo a Tyanuny (Figura 20)59, en su tumba aparece la imagen de un grupo de cinco soldados nubios60 marchando, vestidos con faldas de red y colas de leopardo colgando. Cuatro de ellos llevan un bastón en la mano derecha y el quinto lleva el estandarte del grupo, que presenta dos hombres luchando tomándose de las manos, lo cual hace una segunda referencia al tema de las Artes Marciales dentro de las fuerzas armadas y dentro de una misma escena61. Del período amarniano, tenemos tres interesantes ejemplos del bastón de combate. El primero de ellos es muy similar al de Tyanuny y es un talatat62 que se halla en el Museo Egipcio 
 59 Imagen tomada de Carroll, S.T., Wrestling in Ancient Nubia, Journal of Sport History, vol.15, nº 2 (Summer, 1988) (on line), pág. 123. 60 Tanto los nubios como los egipcios practicaban Artes Marciales a manos vacías y con bastón, aunque como ya hemos visto tenemos evidencias más antiguas en el propio territorio de Egipto. A este respecto ver Riddle, J. W., Ancient Egyptian Stick Fighting. Analysis and Reconstruction of the Sport, Journal of Combative Sport, Aug. 2007 (http://ejmas.com/jcs/2007jcs/jcsart_riddle_0807.html), sobre el cual volveremos más adelante. También ver Dell`Orto, P. y Punch, S., Martial Arts, Tailandia, Steve Jackson Games Inc., 2007 (on line). Como dato curioso, ambos autores reconocen que en el Antiguo Egipto ya existían las Artes Marciales e incluso el combate con bastón. Aún más: Dell`Orto y Punch, en la página 19, mencionan que la evidencia material más antigua de estas prácticas viene de Egipto y hace referencia a los frescos de Beni Hasan, con lo cual estamos de acuerdo, pero increíblemente sólo toman en cuenta el combate a manos vacías y no con bastones, a pesar de los muchos ejemplos que hemos presentado y señalado. Es más, Riddle, op.cit., menciona en la primera página de su artículo que, debido a que los que escribieron sobre la lucha con bastones no conocían o practicaban Artes Marciales con bastón, es que no pudieron reconocerlas como tales: irónicamente, como ya dijimos, no vio en los frescos de Beni Hasan magníficos ejemplos de esto. 61 Ver Shaw, op.cit., pág. 29. Para la incorporación de nubios al ejército egipcio en el Reino Nuevo ver también Montet, P., La Vida Cotidiana en Egipto en tiempos de Ramsés (siglos XIII-XII a.C.), Bs.As.,Hachette, 1964, pp. 248-9. 62 El Talatat es un bloque de construcción utilizado durante el período de Amarna, con un tamaño promedio de 52cm por 26cm por 24cm (Ver Freed, R.E. et al (ed), Pharaohs of the Sun. Akhenaten-Nefertiti-Tutankhamen, Boston, Museum of Fine Arts, 1999, Glossary, pág. 286. Estos pequeños bloques decorados formaban parte de los templos 
de El Cairo (Figura 21)63: aparecen aquí soldados marchando en fila (se ven sólo tres) y alguien con cierto rango adelante. Tanto el primero de la fila de varios como el de mayor graduación portan el bastón de guerra largo, a diferencia del ejemplo de Tyanuny en el cual son más cortos. La otra diferencia es que en este caso los soldados son egipcios y no nubios y el que encabeza la marcha lleva en su mano izquierda una especie de símbolo que parecerían tres plumas juntas. Es decir, aquí vemos un destacamento o pelotón de soldados egipcios que marchan portando el bastón largo de combate como su arma propia de guerra.64 También de este mismo período pero en la zona de Amarna, tenemos imágenes de combates cuerpo a cuerpo y con bastón. En la parte inferior del relieve conocido como la “Parada de los tributos extranjeros” (Figura 22)65 
 desmantelados de Ajenaton y fueron reutilizados como material de relleno en construcciones de faraones posteriores (Ver Reeves, N.,Akhenatón. Falso profeta de Egipto, Madrid, Oberon, 2002, pág. 121) 63 Imagen extraída de Alonso García, J.F.,op.cit., pág.37, fotografía del autor. 64 Existe otra imagen de bastones (bastante rara por cierto) de este período pero proveniente de Nubia. En ella aparecen dos nubios luchando a manos vacías mientras se acerca otro guerrero portando más que un bastón un auténtico garrote en tanto se ve, a la izquierda y de manera fragmentaria, otro guerrero sentado con un garrote apoyado en el piso. Debido a lo fragmentario de la imagen y que además, no se hallan combatiendo con dichas armas, es que hemos decidido no incluir aquí esa imagen. La misma puede verse en Carroll, S.T., op.cit. pág.124 y en Decker, W., Sports and Games of Ancient Egypt, New York, Vail-Ballou Press, 1991, pág.78, figura 45. Quiero agradecer, una vez más, al Dr. Josep Cervelló Autuori por haberme aconsejado, expresamente, la consulta de esta última y fundamental obra sobre el tema (con la cual disentiremos más adelante) y a mi querida colega, la Lic. Emilia Crescentino (EEO-CEEMO) y a su hijo, Ignacio Litardo, por haberme ayudado, ambos, a obtener el mencionado libro, lo cual no fue sencillo. 65 Pared este de la tumba de Meryre II, en N. de G. Davies, Rock Tombs of El Amarna, vol. II, Egypt Exploration Fund, 1905, Lámina XXXVIII. Cortesía de la Egypt Exploration Society. En la tumba de Panehesy, Servidor en Jefe del Atón en Ajetaton, Segundo Profeta del Señor de las Dos Tierras y Portador del Sello del Bajo Egipto, también en la zona norte de Amarna y que se halla en el mismo volumen de la obra de Davies, op.cit., existen otras dos imágenes donde aparecen soldados con bastones: en la sección oeste de la pared sur, registro inferior, soldados con bastones se inclinan ante Ajenaton, Nefertiti y las princesas cuando se muestran en la Ventana de Apariciones (Davies, op.cit., pp. 16-17, Lám.XI) y en la sección superior de la pared este, mientras el faraón y los nobles avanzan hacia el palacio real, un grupo de soldados corren en paralelo a los carros como protección con bastones en la mano (Davies, op.cit., pág. 18, Lám.XIII). Imágenes muy similares aparecen, igualmente, en la ya citada tumba de Meryre II (ver Davies, op.cit., pp.36-37, Lám. XXXIV y pp. 34-35, Lám. XXXI. 
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en el año 12 del reinado de Ajenaton, hallado en la tumba rupestre de Meryre II (c. 1355 a.C.), superintendente del palacio de la reina Nefertiti, el rey mismo recibe los tributos de Nubia. En dicha escena aparece una serie de guerreros luchando a manos vacías excepto dos de ellos que se hallan en el extremo derecho: uno aparece con el bastón y los brazos en alto, mostrando que ha ganado el combate mientras que el otro dobla la espalda y oculta su rostro con la mano, por la vergüenza de haber sido derrotado. Nótese que los que ganaron en el combate a manos vacías también levantan las manos en señal de triunfo, mientras que los vencidos aparecen caídos en el suelo. Evidentemente se acostumbraba, al menos en el Reino Nuevo y en determinados eventos oficiales importantes presentar guerreros realizando Artes Marciales tanto a manos vacías como con armas, en este caso, con bastones. Creemos que estas demostraciones marciales no sólo buscaban destacar la habilidad de los combatientes egipcios frente a los extranjeros sino que también era un ritual a través del cual Maat se restablecía en la tierra, al ser vencidos los nubios, libios y asiáticos66. El otro ejemplo amarniano corresponde a un relieve de la tumba de Mahu, (c. 1355 a.C.) (Figura 23)67, jefe de policía de Ajetaton, en el cual aparece este personaje entregando dos ladrones maniatados al visir: uno de los dos policías que están detrás de Mahu lleva el bastón con unas cuerdas enrolladas en el centro, como especie de agarraderas, tal como se ve en otro relieve posterior hallado en el Templo de Millones de Años de Ramsés II (1279-1213 a.C.) o Ramesseum (Figura 34) en Tebas Oeste68, 
 66 También tiene relación con el triunfo de Horus sobre Set: ver más adelante la relación de las imágenes de combatientes de la tumba de Jeruef con la erección del Pilar Dyed. No olvidemos que el faraón se identificaba con Horus y éste restablece a Maat al recuperar el trono de Egipto de las manos de su tío Set por medio del combate. Respecto de la iconografía, aquí hemos preferido colocar la imagen con el detalle de los combatientes con bastones pero en los dos registros inferiores de la representación completa de esta escena se ven tanto libios como egipcios inclinándose en señal de respeto hacia la pareja real, portando bastones de combate cortos y largos, tanto rectos como curvos (Ver Freed, R.E. et al, op.cit., pág. 89, fig. 60) 67 Imagen tomada de Desroches-Noblecourt, Ch., Vida y muerte de un faraón. Tutankhamen, Barcelona, Ed. Noguer S.A., 1963, pág. 157, fig. 94. 68 Ver Tyldesley, J.A., Egyptian games and sports, Buckinghamshire, Shire Publications Ltd., 2007, pp. 45-50. 69 Imagen tomada de Decker, W., op.cit.,pág. 87, figura 56. Este hipogeo, que corresponde a la Tumba Tebana Nº 192, presenta escenas de pugilato, lucha con manos vacías y tres 
del cual hablaremos más adelante. Esto implica, según la iconografía presentada, que las fuerzas policiales egipcias utilizaban habitualmente un tipo de bastón con cuerdas como eficaz arma defensiva y ofensiva. Nótese que también los altos dignatarios portan un bastón largo que representa su rango. Los bastones aparecen también en las tumbas relacionados, esta vez, con rituales religiosos. Veamos lo que dice Silverman al respecto: “Ciertas representaciones que podían pasar por competiciones deportivas y lúdicas, remiten en realidad a una serie de importantes ceremonias, relacionadas con el complejo universo mitológico de los antiguos egipcios. La tumba de Jeruef, (Figura 24)69 mayordomo de la reina Tiy (Tebas Oeste, Dinastía XVIII), contiene escenas de combate y lucha con bastones que, en realidad, se inscribían en una ceremonia ritual. Tanto las inscripciones jeroglíficas de dichas escenas como la similitud de éstas con algunas ceremonias fácilmente reconocibles como por ejemplo, la erección del Pilar Dyed70, proporcionan no poca información sobre el significado real de semejantes “encuentros deportivos”71. Según este mismo autor, las frases que acompañan las escenas, tales como “¡Horus ha prevalecido en la verdad!”, hacen referencia al famoso mito del combate entre el dios Seth y Horus, tío y sobrino respectivamente, que luchaban por el trono vacante de Osiris, asesinado por su propio hermano Seth72. Nohay duda de que las luchas, ya sea a mano vacía o con bastones u otro tipo de armas hacen referencia, en primera instancia, al triunfo del cosmos sobre el caos, a la victoria de Horus sobre Seth. “En las escenas de luchas con bastones (Figura 24), los participantes 
 parejas de guerreros con bastón. Se ve un cuarto luchador con bastón pero la pintura está incompleta. 69 Imagen tomada de Decker, W., op.cit.,pág. 87, figura 56. Este hipogeo, que corresponde a la Tumba Tebana Nº 192, presenta escenas de pugilato, lucha con manos vacías y tres parejas de guerreros con bastón. Se ve un cuarto luchador con bastón pero la pintura está incompleta. 70 Ritos ligados al mito de la resurrección del dios Osiris, asesinado por su hermano Seth y vuelto a la vida por su esposa y maga Isis. En la propia tumba de Jeruef, estas escenas de combate se hallan enmarcadas dentro de la fiesta de erección del Pilar Dyed de Osiris por parte del faraón Amenofis III, es decir, encontramos nuevamente a las Artes Marciales dentro de una festividad sagrada de gran importancia. En cuanto a la transliteración del nombre Dyed, seguimos lo propuesto en cita 21. 71 Silverman, D.P., El mundo de los faraones. Cultura y civilización en el Antiguo Egipto, Barcelona, Ed. Folio S.A., 2006, pág. 164. 72 Silverman, D.P.,op.cit., pág. 164. 
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portan escudos73 en forma de carrizo con una o dos flores y a dos de ellos se los menciona como “Hombres de Pe”; el antiguo centro de culto al noroeste del Delta. La naturaleza ritual de estas competiciones resulta aún más evidente si se tiene en cuenta las referencias a esta modalidad de combate contenidas en los Textos de las Pirámides74, de carácter funerario. En uno de ellos se hace referencia a los tallos que aparecen pintados en la tumba de Jeruef, similares a los cetros floridos con los que Horus derrotó a Seth, que había tomado la apariencia de un hipopótamo. En otro pasaje, que trata sobre la liturgia destinada a devolver la vida al faraón muerto, se dice que en los funerales de Osiris los hombres de Pe “entrechocaban los bastones” en honor al dios”75. Por último, recordemos que la forma en que se hallan representados estas dos parejas de guerreros tiene un antecedente en la Dinastía V, en el relieve ya analizado de la tumba del visir Ptahhotep (Figura 8). Como se sabe, casi todas las tumbas de los faraones fueron saqueadas en la misma antigüedad, excepto en el caso famoso del joven rey Tutanjamon, que se encontró prácticamente intacta. Respecto del tema que nos ocupa y en relación con este rey, nos dice T.G.H. James:”Los concursos de bastones, amistosos y apasionados, aún son muy habituales en los pueblos del Alto Egipto y hay pocos campesinos 
 73 Creemos que se trata de un error de traducción pues los combatientes tienen bastones hechos con carrizos de papiro pero no presentan escudos tal como lo muestra la Figura 24. 74 Según Tyldesley, J., op.cit., habría dos Alocuciones de los Textos de las Pirámides relacionadas con la lucha con bastones: una es la Nº 324, en la cual se hace referencia a uno de los dos bastones de combate de Horus, con el cual el faraón difunto mata al hipopótamo, animal emblemático de Seth, tío y enemigo de Horus respecto del trono de Egipto y la otra es la Nº 469, donde se habla de los guerreros con bastón de la ciudad de Letópolis: ver Tyldesley, op.cit., pág.47. 75 Silverman, D.P., op.cit., pág. 164. Respecto de estas imágenes de combate, Decker dice lo siguiente: “En la tumba de Kheruef los antagonistas son llamados la “gente de Pe” y la “gente de Dep”, dos ciudades que en tiempos muy remotos fueron relacionadas con la ciudad de Buto. Estos sitios tuvieron un papel muy importante en el Mito de Horus. Sobre todos los combatientes, incluidos los boxeadores, aparecen las palabras “¡sostente firme!” (en el sentido de “practica deportes de combate”) para que Horus Aparezca en Verdad (es decir, Amenofis III). De aquí se puede concluir que el modelo para la escena de culto (elevación del Pilar Dyed de Osiris) fue una mítica batalla del dios Horus” (Decker, W., op.cit.,pág. 86) (En estas últimas apreciaciones sobre el culto, Silverman y Decker coinciden aunque varían un poco en la traducción del texto jeroglífico). Este aspecto cultual se puede relacionar directamente con lo que dice Mircea Eliade sobre las batallas rituales (ver página 30, columna 1 y citas 9 y 66) 
que no lleven un grueso bastón que puede tener múltiples aplicaciones. Los “juegos” de bastones aparecen representados en ocasiones en las escenas funerarias y es evidente que los bastones eran unas posesiones personales muy importantes76. Howard Carter pensaba que Tutanjamon debía haber coleccionado bastones como afición, dada la cantidad que se encontró en la tumba. Muchos son sencillos pero otros tienen formas poco habituales y están decorados con figuras en tres dimensiones y ornamentados de modo que no se podían usar para ninguna actividad muy dinámica”77. Precisamente, algunos de estos bastones tenían, en su parte baja, cuerpos de negros, libios y asiáticos, siguiendo la curva del mismo, por lo cual no se podrían usar como cualquier bastón sino en algún tipo de ceremonia o como adorno: el hecho de representar a estos pueblos atados o saliendo del bastón, tenía el sentido de dominio y victoria, es decir, otra vez el concepto de lograr el orden sobre el caos, pues el orden mismo era Egipto y todos los pueblos que estaban fuera de Egipto(asiáticos, libios y nubios), representaban el caos y el faraón debía ordenarlos. El mismo rey aparece muchas veces apoyado en un bastón, como por ejemplo en la tapa de marfil de un cofre hallado en su tumba (Figura 25)78, donde el joven monarca se apoya en un bastón largo mientras su esposa, Anjesenamon le ofrece flores de loto para que él las huela. Lo que nos puede dar una idea de cuánto le gustaban al rey Tutanjamon los bastones y cuán importantes podían llegar a ser en la vida de un rey, es el hecho de que en su tumba se hallaron, entre la Antecámara y el Anexo, unos 130 bastones enteros y fragmentos de muchos otros79. Varios de éstos mostraban 
 76 Basta pensar en la maravillosa escena de la procesión funeraria de la tumba de Ramose, Dinastía XVIII, donde uno de los portadores lleva el bastón que denota el rango social de su señor. Para la imagen de este bastón ver Figura 42 y también Daumas, F., op.cit., figura 129. 77 James, T.G.H., Tutankhamon, Barcelona, Ed. Folio S.A., 2005, pág. 268. Es una pena que James hable de “juegos” de bastones, pues aumenta la confusión respecto de su verdadero sentido como Artes Marciales. 78 Imagen tomada de Daumas, F., op.cit., figura 210. 79 Reeves, N., The Complete Tutankhamon, Londres, Thames & Hudson, 2003, pág. 178. Muchos de estos bastones estaban recamados en oro o con incrustaciones de marfil y realizados y taraceados con maderas muy finas y los había para distintas finalidades: para caminar, ceremoniales, arrojadizos y de punta aguzada para la lucha, tal cual lo explica Tyldesley, op.cit., pág.48. El largo de los bastones hallados en esta tumba van desde los 93,5 cm hasta los 181,3 cm de longitud según Reeves, op.cit., pág.178. El que muestra la figura 14 casi tiene la misma extensión de un Jô o bastón mediano japonés. Agradezco a mi querida colega, la 
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signos de haber sido usados mientras que otros no. Incluso uno de ellos, de madera no muy fina, llamó la atención de Carter debido a sus ricos encastres de oro; la respuesta estaba escrita en el mismo bastón: “Una vara la cual Su Majestad cortó con su propia mano”80. Para que no queden dudas sobre el ámbito en el cual se utilizaban estos bastones, tenemos tres hermosos relieves de la tumba de Horemheb en Saqqara, antes de que llegara a ser faraón, y que se hallan actualmente en el Museo de Bolonia, Italia. En el primero de ellos(Figura 26)81, se ve una escena en la cual se está levantando un campamento militar y a la izquierda de la imagen, se ve a un oficial portando dos bastones con cuerdas y un pequeño remate redondo en la punta, probablemente para practicar. El segundo relieve (Figura 27)82 muestra a otro oficial interpelando a unos portadores de ánforas mientras porta en su mano izquierda dos bastones de otro tipo, distintos del anterior. Este último tipo de bastones bien podía ser el utilizado para controlar a los prisioneros de guerra que van a ser presentados ante el faraón, tal como lo muestra otro relieve de la misma tumba (Figura 28)83. Sin embargo, una de las imágenes más interesantes de una escena de combate con bastones, la encontramos en el Templo de Millones de Años del faraón Ramsés III en Medinet Habu, Tebas Occidental. Cerca de la “Ventana de Apariciones”, en un gran relieve (Figura 29)84, se ve al rey tomando por el cabello, 
 Lic. Susana Romero (EEO-CEEMO) el haberme facilitado el libro de Reeves para su consulta. Dentro de la tumba de Tutanjamon tenemos otros ejemplos donde aparece el joven faraón con bastón, como por ejemplo en una de las pinturas de la cámara funeraria, donde se halla de pie, delante de la diosa Nut, sosteniendo un bastón de madera oscura con anillos de oro y en la otra mano una maza. Las dos estatuas del rey que custodiaban el acceso a la cámara funeraria, también tienen en una mano un largo bastón dorado y una maza. Para ver imágenes de esto, Desroches-Noblecourt, Ch., op.cit., pág. 246, fig.150 y pág.256, fig. LIII. 80 Reeves, N., op.cit., pág. 178. 81 Imagen tomada de Pirenne, J., op.cit., Tomo II, pág. 640. 82 Imagen tomada de Pirenne, J., op.cit., Tomo II, pág. 671. 83 Imagen tomada de Pirenne, J., op.cit., Tomo II, pág. 606. Otro ejemplo similar a éste se halla en el templo de Ramsés II en Abu Simbel: ver Pirenne, J., op.cit., pág. 670. 84 Fotografía del autor. Recordemos, como en el ejemplo ya mencionado de Amarna, que la “Ventana de Apariciones” era el lugar del palacio o, en el caso de Ramsés III, en el Palacio/Templo de Millones de Años del faraón donde éste aparecía en determinadas fiestas oficiales para recibir el tributo de los pueblos dominados o entregar el “oro del valor”, es decir, la más alta recompensa militar concedida por el monarca. Por lo que sabemos hasta ahora, durante el 
con su mano izquierda, a sus enemigos tradicionales: un libio, un asiático y un nubio. En su mano derecha, alzada, sostiene una maza, con la cual procederá a partirles el cráneo, mostrando así su victoria, es decir, estableciendo el cosmos sobre el caos, Maat venciendo a Isefet85. Debajo de los pies del rey se pueden observar tres relieves de busto exento, que muestran las cabezas de cada uno de estos guerreros vencidos, lo cual reafirma el simbolismo ya mencionado86. Y tal como vimos en los relieves de los reyes Den y Sejemjet (Figuras 4 y 5) los cabellos de estos prisioneros se hallan atados a una especie de bastón que es el que sostiene el faraón con su mano izquierda. Es decir, que este elemento aparece nuevamente ligado al simbolismo de dominio y estabilidad. Debajo de este registro aparece otro que es el que nos interesa particularmente, referente al uso de bastones (Figura 30)87. Pierre Montet nos explica esta imagen: “El adiestramiento consistía en marchas de conjunto y también en combates cuerpo a cuerpo. Uno de los placeres del rey era asistir a las luchas y a los concursos instituidos entre los soldados mejor ejercitados, invitando a la corte. (…) Van a luchar príncipes de Egipto junto a extranjeros: sirios, negros, hititas, libios, y saludan al faraón al unísono: “Eres como Montu88, Faraón, Vida, Salud, Fuerza, nuestro Buen Señor. Amón ha sometido a los extranjeros que venían contra ti, malvados como son”. Los combatientes están en la arena: primero salen a pelear dos hombres armados con un palo (bastón) y vestidos con el taparrabos militar compuesto por un enorme delantal en forma triangular, con la punta hacia abajo. En el antebrazo izquierdo lleva una almilla89; la mano derecha está protegida por un 
 Reino Nuevo y en ambas situaciones, se realizaban demostraciones de Artes Marciales. 85 Ramsés III aparece varias veces realizando la misma acción en Medinet Habu. Esta misma imagen ya había sido hecha unos 250 años antes (c. 1450 a.C.) para el faraón Tutmosis III en el templo de Amón-Ra, en Karnak, en el muro sur del séptimo pílono; ver Leclant, J., et al., Los faraones. El Imperio de los Conquistadores, Madrid, Aguilar, 1972, El Universo de las Formas, pp.72-73 y fig. 57-58. Cabe acotar que casi todos los faraones aparecen cumpliendo este ritual ya desde la I Dinastía e incluso, quizás, antes de la unificación, como podría sospecharse en la Tumba 100 de Hieracómpolis (Figura 1). 86 Creemos que estas cabezas no representan a un individuo de cada pueblo sino a la totalidad de cada uno de ellos. 87 Fotografía del autor. 88 Divinidad tebana de la guerra, anterior en antigüedad e importancia al dios Amón pero que luego será eclipsado por éste último. 89 Especie de vestimenta acolchonada, así llamada en España, que cubría desde los hombros hasta la cintura y 
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guante de cuero, la barba y las mejillas por una venda gruesa que va atada a una venda frontal. Uno de los campeones se inclina hacia el príncipe real, gran jefe del ejército que lo alienta diciéndole:”A tu gusto, Oh combatiente!” y principia el combate. Los dos adversarios (Figura 31)90 se dan palos, protegiéndose la cara con el brazo izquierdo. Se lanzan desafíos:”Cuídate, voy a mostrarte lo que es la mano de un combatiente”91. Sin desmerecer la interpretación de este gran egiptólogo francés, podemos comparar esta escena con la que vimos en la tumba amarniana de Meryre II (Figura 22) en la cual el combatiente con la mano frente a la cara es el derrotado92 (por eso se cubre el rostro) y el que alza los brazos es el triunfante. Sin embargo, existe otro elemento interesante para destacar y es que la mano libre de los combatientes (que está protegida por una madera acolchada y atada al brazo), es decir, la izquierda, adopta la forma de tegatana o mano-espada, tan conocida por los practicantes de Aikido cuando se inicia una técnica con esta forma de ataque, es decir, usando la mano como si fuera una espada93. No obstante, hay que hacer otra salvedad importante en esta escena: es una de las primeras sino la primera iconografía que tenemos sobre elementos de protección del cuerpo en la práctica de un Arte Marcial con armas y esto es relevante pues demuestra la antigüedad de este tipo de indumentaria, la cual llega hasta nuestros días en la esgrima occidental y en el kendo japonés, ambas artes de combate, donde se utilizan armas que prolongan el alcance del 
 abarcaba sólo la mitad del brazo y que se colocaba debajo de la armadura en tiempos medievales y modernos (Ver Diccionario Real Academia, op.cit., tomo I, pág, 108) pero en este caso sólo se trata de una madera envuelta en tela o un tejido grueso que actuaría como la propia armadura. 90 Fotografía del autor. 91 Montet. P., op.cit., pp.249-250. 92 De la misma opinión es Tyldesley, J., op.cit., pág.48. 93 También se podría interpretar ese gesto como el saludo inicial antes del asalto, como cuando en esgrima occidental se dice “¡En Guardia!”, pero es incuestionable la similitud con la postura de “tegatana” y quizás se trate, luego del saludo, de un ataque con la mano protegida o como bloqueo ante el golpe del bastón del oponente. Alonso García, J.F., op.cit., en el acápite de estas imágenes de Medinet Habu (pág. 133, fig.53 y pág. 136, fig. 54) refiere que en la primera, altos funcionarios miran el “adiestramiento” de los soldados y en la segunda, menciona el “entrenamiento” de los guerreros. Creemos que en ambos casos, los cuales