Vista previa del material en texto
22 ARTES MARCIALES TRADICIONALES EUROPEAS:UNA NUEVA PERCEPCIÓN DE UNA VIEJA REALIDAD uando se habla de arte marcial, a casi todo el mundo se le viene a la cabeza la imagen de alguna tradición guerrera ori- ginaria del Lejano Oriente. O de manera errónea, multitud de sistemas de combate o deportes de contacto, que también son “metidos en el saco” de las artes marciales. Pocas son las personas que pensarían en artes marciales prac- ticadas en Europa, ya que a día de hoy hay pocos ejemplos de líneas tradicionales que se hayan mantenido vivas desde su creación y no se hayan deportivizado, perdiendo así su deno- minación de arte, de marcial, o ambas. sin embargo, el viejo continente ha sido durante cientos de años muy prolíico en la práctica de multitud de disciplinas marciales en las que se jugaban las ar- mas o se realizaban trabajos de mano vacía, que durante sus respectivas épocas doradas se elevaron a la categoría de arte e incluso llegaron a ser consideradas ciencia. Pero esto, como bien sabemos es cosa del pasado, ya que estas líneas de aprendizaje se perdieron o bien evolucionaron en diferentes deportes (Esgrima deportiva, boxeo, lucha olímpica, etc.) En el siglo xix con la inluencia del romanticismo y la idealización del sentido caballeresco y de las armas, hubo más de un experimento interesante de recuperación de estilos pretéritos. Hemos de tener en cuenta que la esgrima practicada en esos tiempos era una evolución de los estilos más antiguos, ya que las líneas maestro/alumno aun no se habían roto, sin embargo y salvo en los duelos o lances de honor, la esgrima del xix carecía del sentido práctico de, por ejemplo, la practicada en el siglo xvi. De todos modos y según tengo constancia, ninguna de esas experiencias de trabajo con armas históricas se prolongó de manera continuada más allá de principios del siglo XX. La investigación académica de los tratados de esgrima y lucha se siguió realizando y, de manera anecdótica, más de un Maestro de Armas de esgrima clásica, antecesora del actual deporte de la esgrima, se ha permi- tido investigar a título personal con los trabajos de los antiguos maestros. Fue a principio de la década de los 70 del pasado siglo cuando y, nunca mejor dicho, los estilos de combate históricos volvieron a salir a la palestra de la mano de los primeros grupos de recrea- ción histórica. He de explicar que la recreación histórica es una actividad que consiste en reprodu- cir momentos o periodos históricos mediante actividades de inmersión en las que sus participantes además de caracterizarse de manera adecuada, emulan la profesión y el estilo de vida del personaje histórico elegido. C texto Pedro Velasco fotos Julieta Prado 24 Dentro de la recreación histórica militar, fue donde diversos en- tusiastas de la misma con más o menos experiencia marcial previa, comenzaron el estudio de lo que hoy son conocidas como HEMA (Historical European Martial Arts). Después de un tiempo, el estu- dio de estas disciplinas no se dio solo en los grupos de recreación histórica, si no que diferentes especialistas del mundo académico, además de artistas marciales y deportistas de otros ámbitos, también se interesaron en su práctica y estudio, creando una serie de líneas de investigación totalmente autónomas, que no necesitaban del con- texto de una recreación histórica para su práctica. Eso no signiica que no haya una fuerte sinergia entre ambas actividades y que en muchos casos se practiquen de manera paralela. A día de hoy pode- mos encontrar grupos de practicantes de estos estilos por casi todo el mundo, aunque los lugares donde se da mayor concentración de los mismos son el continente europeo y EE.UU. Debido a que la línea de aprendizaje entre maestro y alumno se rompió hace varios siglos —el tiempo varía dependiendo de qué arma, escuela y época estemos hablando—, lo que nos encontramos hoy en una sala de armas actual no es lo mismo que se podía ver en una sala de armas contemporánea a la disciplina que se esté impar- tiendo. Los motivos son diversos y muchos de ellos extrapolables a lo que por poner un ejemplo, es un Dojo ahora y su homólogo en el siglo xviii. Pero no todo son desventajas, por fortuna hoy contamos con un equipo de protección muy superior al que tenían en la época, que nos permite poder combatir sin mucho estorbo y simular un enfrentamiento entre dos contendientes que no portasen armadura de manera mucho más segura que la que podrían entrenar en su tiempo, pudiendo profundizar en conceptos técnicos y de ejecución de acciones, que ellos solamente podrían desarrollar en combates reales. Como ejemplo puedo citar la libertad que tenemos a día de hoy a la hora de atacar puntos tan vitales como la cabeza o el cuello, en los que históricamente la seguridad en la práctica dependía del control de los esgrimidores para prevenir un accidente. También nuestro conocimiento del cuerpo humano, la biome- cánica del mismo y la aplicación de sistemas didácticos eicaces, es superior a la de tiempos pasados, pero todo esto no compensa las diicultades en la investigación, interpretación y práctica del mate- rial de estudio al que podemos acceder. Las fuentes de las que bebemos, son en su mayor parte textos es- critos por Maestros que en vida practicaban y transmitían el arte. Es por ello que entre otros problemas nos encontramos los siguientes: Si los textos son manuscritos como pasa en los más antiguos, se necesita la colaboración de un paleógrafo para la transcripción de los mismos. También es común que estén escritos en latín, versiones arcaicas del alemán, italiano, etc., por lo que se requiere el trabajo de un lin- güista para adaptar los escritos a un lenguaje contemporáneo. Como son textos técnicos, los lingüistas tienen que estar aseso- rados a su vez por gente que tenga conocimientos previos de estas artes marciales, ya que dichos tratados suelen tener un vocabulario propio, que de no conocerse, generaría una serie de traducciones incorrectas. Los dibujos y grabados que aparecen en los tratados más tempra- «NO HEMOS DE IDEALIZAR A LOS MAESTROS DE ANTAÑO, YA QUE LOS HABÍA BUENOS Y LOS HABÍA MALOS, ADEMÁS DE QUE FARSANTES NO FALTABAN —COMO A DÍA DE HOY—, ASÍ QUE SIN PODER VERLOS EN ACCIÓN IMPARTIENDO UNA CLASE, SOLO PODEMOS ESPECULAR SOBRE LA VERACIDAD DE SU ARTE, LEYENDO SU TEORÍA» artes marciales occidentales agosto/sept 2013 dkkd nos son a menudo bastante imaginativos, no correspondiéndose a posturas o movimientos reales. Hemos de recordar que el propósito de los tratados no era el au- toaprendizaje. Una persona que tuviera acceso a los mismos e in- terés por estudiarlos no era profano en la materia y buscaba en los libros una manera de reinar su arte o contrastar sus conocimientos y puntos de vista con los de otra escuela o maestro. De ahí que en pocos escritos (sobre todo en los bajomedievales) se muestren las bases biomecánicas como pueden ser los pasos y desplazamientos, puesto que era obvio que el lector ya los conocería y exponerlos era un desperdicio de papel y de tiempo del autor del tratado en cuestión. En la España del “Siglo de Oro”, hubo un cambio radical en la escritura de este tipo de manuales con el desarrollo de la “Verdadera Destreza de las armas”, en los que no se da nada por sentado y se explican de manera cientíica los más nimios detalles de cada una de las acciones que ellos consideran efectivas y por lo tanto verdaderas. Hay diferencias sustanciales a nivel cultural entre la didáctica medieval, la renacentista o la moderna, y todas estas con la actual, así que mientras más cercano a nuestros tiempos es el tratado a es- tudiar, más se diluyen los problemas anteriormente citados, ya que poco tiene que ver un tratado del siglo xiv con otro del siglo xvii. Sin embargo, y dependiendo de lo que queramos aprender, nos tene- mos que ir a uno u otro, ya que enel siglo xvii el martillo de lucerna no era un arma que se trabajase, así que tendríamos que recurrir a un texto del siglo xv para estudiar sus técnicas. Tampoco hemos de idealizar a los maestros de antaño, ya que los había buenos y los había malos, además de que farsantes no faltaban —como a día de hoy— así que sin poder verlos en acción impar- tiendo una clase, solo podemos especular sobre la veracidad de su arte, leyendo su teoría. Al tener acceso directo al material de estudio, muchos de los académicos que estudiaban los tratados empezaron a realizar interpretaciones en vivo de las técnicas que aparecen en los mismos, pero al carecer de experiencia marcial previa, los resultados de las mismas eran bastante pobres e inexactos a pesar de sus buenas intenciones. Posteriormente y con la difusión de tratados originales y sus traducciones mediante editoriales especializadas y como no, por internet, el campo evolucionó en un sentido distinto, yendo hacia el punto opuesto cuando artistas marciales provenientes de otros contextos tomaron dicho material sin contar con un asesoramiento histórico adecuado, creando así estilos de combate “neomedievales” que poco tienen que ver con esa realidad histórica a la que se quiere dar vida. A día de hoy nos encontramos con un panorama bastante diverso donde lamentablemente “todo vale”, ya que al no haber una serie de iguras de autoridad cuya maestría venga avalada por una línea tradicional establecida, bajo las HEMA o AMTE (Artes Marciales Tradicionales Europeas) los diferentes instructores o maestros reali- zan trabajos dispares de mayor o menor calidad. Afortunadamente poco a poco se empieza a vislumbrar alguna línea de trabajo rigu- rosa y con visos de crear nueva tradición, algunos enfocados a la búsqueda y recuperación de un arte marcial, mientras otros siguen una línea deportiva. Según mi opinión personal, creo que es imposible reconstruir un arte marcial tal y como era concebido en su tiempo. Como sistema de combate ha quedado obsoleto desde hace si- glos, y si no queremos que se convierta en otra actividad deportiva, no solo nos hemos de centrar en la parte física de la misma, si no en la ilosofía que ampara y la motiva. Información sobre códigos de honor y conducta a lo largo de nuestra historia, tenemos más que de sobra como para poder en caso de quererlo, implantarlos en uno de estos estilos. Sin embargo sería hacer un injerto en un árbol muerto. El proceso ha de ser el inverso, trabajar un sistema de combate en base a un código de honor y comportamiento. La única manera de dar sentido y rescatar estas tradiciones es 26 fundamentarlas en un código ético y de conducta, que haga que su práctica tenga un sentido que trascienda el propio juego de las armas, a partir de ahí la excelencia llegará con los años cuando el trabajo de varias generaciones de alumnos los haya convertido en maestros. Puede parecer con mis anteriores palabras, opine que el rescate de las artes marciales tradicionales europeas, sea una empresa casi imposible. Nada más lejos de la realidad. El reto que suponen todas las diicultades que presenta la re- construcción de las mismas es lo que hace interesante esta empre- sa para la cual, al igual que yo, mucha otra gente ha consagrado su vida en recuperar una parte importante de nuestro patrimonio cultural e histórico. Espero que este sea el primero de una serie de artículos donde pueda exponer las diferentes líneas de trabajo que realizamos en nuestra escuela, además de algún texto divulgativo de carácter his- tórico donde se expliquen los orígenes de las diferentes tradiciones marciales europeas. También puede parecer que dentro de nuestros estudios de recuperación, solamente nos centramos en estilos ligados a un arma, sin embargo y debido a la idiosincrasia de estas escuelas, las técnicas de lucha a mano vacía, eran modiicadas y usadas con y contra armas, por lo tanto un esgrimidor también tenía que cono- cer técnicas de lucha para poder sobrevivir a un combate. Por esta situación —que también se daba en otras tradiciones orientales— he omitido hacer demasiadas alusiones a la lucha, pugilato y otras variantes de combate sin armas. El contenido de este artículo ha sido muy general, con la única intención de poner en situación a los que desconocían de la exis- tencia de estos trabajos de estudio y recuperación de los estilos marciales de la vieja Europa. Además de esta información intro- ductoria, he vertido también opiniones personales respecto a la situación actual y futura que por supuesto están sujetas a mi per- cepción de este panorama marcial y, por lo tanto, son subjetivas. «FUE A PRINCIPIO DE LA DÉCADA DE LOS 70 DEL PASADO SIGLO CUANDO, Y NUNCA MEJOR DICHO, LOS ESTILOS DE COMBATE HISTÓRICOS VOLVIERON A SALIR A LA PALESTRA DE LA MANO DE LOS PRIMEROS GRUPOS DE RECREACIÓN HISTÓRICA» artes marciales occidentales